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J. L. Sánchez hernández*, A. nicoLáS PeneLA*, J. L. ALonSo SAntoS* y L. Moro Gutiérrez**
* Departamento de Geografía. Universidad de Salamanca. Facultad de Geografía e Historia
** Departamento de Psicología Social y Antropología. Universidad de Salamanca. Facultad de Psicología
Regeneración urbana, innovación social
y prácticas económicas alternativas en ciudades medias:
el barrio del Oeste (Salamanca)1
reSuMen
En las ciudades españolas han proliferado formas alternativas de coor-
dinación económica y social durante la crisis económica. La proximi-
dad geográca entre los participantes propicia el surgimiento de estas
iniciativas. En el barrio del Oeste (Salamanca), la acción vecinal está
transformando un entramado urbano densicado en un espacio atrac-
tivo para las actividades económicas que incorporan valores sociales
y comunitarios.
réSuMé
Régénération urbaine, innovation sociale et pratiques économiques
alternatives dans les villes moyennes : le cas du quartier de l’Ouest
(Salamanque, Espagne).- Des formes alternatives de coordination éco-
nomique et sociale ont proliféré pendant la crise économique dans les
villes espagnoles. La proximité géographique des participants favorise
la naissance de ces initiatives. Dans le quartier de l’Ouest (Salamanque),
les initiatives citoyennes sont en train de réussir à transformer un tracé
urbain densié en un espace plus attrayant pour les activités écono-
miques qui incorporent des valeurs sociales et communautaires
AbStrAct
Urban renewal, social innovation and alternative economic practices
in intermediate cities: a case study from the Oeste district (Salamanca,
Spain).- Alternative forms of social and economic coordination have
ourished in Spanish cities during the economic downturn. Geographical
proximity among partners fosters the development of these initiatives. In
the Oeste district (Salamanca), grassroots action is reshaping a highly
densied environment into a more attractive area for economic activities
inected with social and community values.
PALAbrAS cLAve/MotS cLé/KeywordS
Regeneración urbana, innovación social, prácticas alternativas, Salamanca.
Régénération urbaine, innovation sociale, pratiques alternatives, Salamanque.
Urban renewal, social innovation, alternative practices, Salamanca.
Ería, 1 (nueva época), 2017, pp. 67-82
I. GEOGRAFÍA ECONÓMICA, PRÁCTICAS
ECONÓMICAS Y ECONOMÍAS DIFERENTES1
Hasta principios de la década de 1990, la Geografía
Económica se dedicó, de forma mayoritaria, al es-
tudio de fenómenos y procesos de gran envergadura re-
1 Este artículo se encuadra en el proyecto de investigación «Espacios y
prácticas económicas alternativas para la construcción de la resiliencia en las ciu-
dades españolas» (2016-2018). Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e
Innovación Orientada a los Retos de la Sociedad, nanciado por el Ministerio de
Economía y Competitividad y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (feder),
referencia CSO2015-65452-R (Mineco/feder). Entidades participantes: Instituto
de Ciencias Sociales (Universidad de Lisboa), Instituto de Economía, Geografía y
Demografía (cSic, Madrid), Universidad de Alicante, Universidad de Heidelberg
(Alemania), Universidad de León, Universidad Pablo de Olavide (Sevilla),
Universidad de Salamanca (coordinadora), Universidad de Sevilla, Universidad
de Valladolid y Universidad de Zaragoza.
lacionados con la distribución espacial de las actividades
de producción, distribución y consumo a escala interna-
cional, nacional o regional, así como al análisis del im-
pacto de las sucesivas transformaciones estructurales del
capitalismo sobre la morfología y articulación del espa-
cio económico (Sánchez, 2003). Solamente la escuela de
la economía política, vinculada a la corriente radical en
Geografía, puso el acento durante la década de 1970 en
las implicaciones sociales de tales transformaciones, con
especial referencia a su impacto en los espacios urbanos,
afectados en Europa y Estados Unidos por la desindus-
trialización, el desempleo, la segregación social y el de-
terioro ambiental.
Desde entonces, la Geografía Económica ha incorpo-
rado nuevos instrumentos teóricos y conceptuales que,
primero, permiten profundizar en sus preocupaciones tra-
68 ERÍA
dicionales desde perspectivas más comprensivas e inte-
gradoras y, segundo, facilitan la apertura a otros temas y
escalas de investigación. Concretamente, la corriente ins-
titucionalista y el amplio y multiforme giro cultural coin-
ciden en la necesidad de incorporar las normas, reglas,
valores, creencias, actitudes y convenciones sociales a la
explicación de la trayectoria emergente o declinante de
los territorios y de su desigual capacidad de adaptación a
los desafíos de la globalización económica. Existe al res-
pecto un amplio consenso académico, bien representado
en esta cita de James (2007, p. 393):
[…] resulta sencillamente imposible explicar la ventaja durade-
ra de unas economías regionales sobre otras sin tener en cuenta que
las actividades de las empresas están culturalmente conguradas.
En efecto, toda la geografía de la innovación, del
aprendizaje y del conocimiento, probablemente la línea
de investigación más prolíca en Geografía Económica
durante el último cuarto de siglo, insiste en relacionar el
éxito del Silicon Valley, el sudeste de Inglaterra (Cam-
bridge, Oxford, Motor Sport Valley), el sudoeste de Ale-
mania (Baviera, Baden-Württemberg), la Tercera Italia
(Emilia Romagna, Toscana, Véneto), o el País Vasco en
España, por no hablar del poderoso capitalismo asiático,
con factores culturales y con su entramado institucional,
tanto formal como informal. La literatura sobre las varie-
dades de capitalismo (Painter, 2000; Hall y Soskice, eds.,
2001) también recurre a estos elementos para extender
el argumento por encima de la escala regional y distin-
guir modalidades de coordinación económico-política
de rango internacional, como pueden ser el capitalismo
anglosajón, el capitalismo renano o el citado capitalismo
asiático.
Ahora bien, la consideración de estos mismos activos,
intangibles pero decisivos en la moderna economía del
conocimiento y en la sociedad-red teorizada por Castells
(1997), ha suscitado en la Geografía Económica contem-
poránea un interés inédito por desentrañar los procesos
básicos de la conducta de los sujetos económicos cultu-
ralmente constituidos (individuos, hogares, organizacio-
nes), y de la interacción entre ellos, a partir de los cuales
se construyen las regularidades de escala local que, agre-
gadas en un marco de proximidad geográca, justican la
diversidad de situaciones regionales. La perspectiva rela-
cional (Bathelt y Glückler, 2003) convierte al actor (eco-
nómico, pero también político o social) en protagonista
principal y piedra angular de una Geografía Económica
centrada en examinar las implicaciones espaciales de su
conducta y de las decisiones que adopta para alcanzar sus
objetivos. Este enfoque relacional recuerda, no obstante,
que individuos y organizaciones no actúan por intereses
exclusivamente económicos ni derivados de motivacio-
nes perfectamente racionales, sino que también entran
en juego factores subjetivos y, desde luego, inuencias
dependientes del contexto geográco e histórico de cada
lugar.
A partir de esta propuesta de escala micro se ha desa-
rrollado una línea de investigación sobre las «prácticas»
concretas y cotidianas (Tickell y otros, eds., 2007; Jones
y Murphy, 2011; Jones, 2014) que reproducen ese con-
texto cultural e institucional en la actividad económica y
condicionan su funcionamiento. Jones y Murphy (2011,
p. 367) denen las prácticas socioeconómicas como
[…] las acciones sociales consolidadas, rutinarias o improvi-
sadas que constituyen y reproducen el espacio económico, median-
te las cuales los diferentes actores (p. ej., empresarios, trabajado-
res, cuidadores, consumidores, empresas) y comunidades (p. ej.,
industrias, lugares, mercados, grupos culturales) organizan su en-
torno, producen, consumen y/o extraen un signicado del mundo
económico.
Y mencionan explícitamente (p. 374) a las economías
diferentes (diverse economies) como un terreno donde
este enfoque de las prácticas ha cobrado especial trascen-
dencia. La peculiar conguración organizativa de mu-
chas de las actividades que se agrupan bajo esta etiqueta,
la pluralidad de los valores que las informan, la amplitud
de los objetivos que persiguen y su escala predominan-
temente local y fácilmente abarcable para el investigador
las convierten en un objeto muy propicio para esta clase
de análisis en profundidad.
Ahora bien, esto no signica que las economías di-
ferentes fueran ignoradas en Geografía Económica antes
del giro relacional y su novedoso acento en las prácticas.
Julie Graham y Katharine Gibson, quizá las más desta-
cadas representantes del giro cultural en la disciplina,
venían prestando atención desde nales de la década de
1990 a las formas de coordinación económica situadas al
margen del mercado (autoabastecimiento, voluntariado,
trueque, cooperativismo, huertos comunitarios, mercados
de segunda mano, trabajo en el hogar, intercambio des-
interesado de objetos y favores…; ver Gibson-Graham,
2007 y 2008 y también Barnes y otros, 2007). Desde
una postura abiertamente crítica con el capitalismo y con
una estrategia de investigación participativa dirigida a la
construcción de alternativas comunitarias de ámbito lo-
cal, estas autoras propugnan una política del sujeto que,
en colaboración con los demás sujetos locales, identi-
que y aproveche todas las capacidades locales para cons-
REGENERACIÓN URBANA, INNOVACIÓN SOCIAL Y PRÁCTICAS ECONÓMICAS ALTERNATIVAS EN CIUDADES MEDIAS… 69
truir una red de intercambios que cubra las necesidades
de los hogares y familias.
El mismo énfasis, cercano a la Antropología Econó-
mica (Narotzky, 2004), en las prácticas materiales que
despliegan los activistas anticapitalistas para delimitar
espacios alternativos de (re)producción y resistencia
puede encontrarse en la revisión de Pickerill y Chatter-
ton (2006) sobre la noción de autonomía, en el análisis
de Bresnihan y Byrne (2015) sobre los centros sociales
autogestionados en Dublín, o en el estudio de Noterman
(2016) sobre la gestión comunal de una cooperativa de
viviendas prefabricadas en New Hampshire, por citar
solamente algunos ejemplos ilustrativos. Distintas re-
copilaciones (Leyshon y otros, eds., 2003; Fuller, Jonas
y Lee, eds., 2010; Zademach y Hildebrand, eds., 2013)
con capítulos sobre cooperativas de crédito, bancos de
tiempo, monedas locales, circuitos alimentarios de proxi-
midad, mercados de productores, empresas sociales o
experiencias de vivienda compartida, reconocen también
la contribución pionera de Gibson y Graham al estudio
de estas modalidades de satisfacción de las necesidades
materiales humanas y, sobre todo, insisten en su faceta
práctica u operativa, intentando demostrar que se trata
de actividades viables y con vocación duradera, aunque
amenazadas permanentemente por la acreditada capaci-
dad del capitalismo para absorber las nuevas formas de
coordinación económica y convertirlas en fuente de ren-
tabilidad a corto plazo.
Por tanto, exista o no un auténtico enfoque o escuela
de las prácticas en la Geografía Económica actual (cues-
tión que, por cierto, está generando cierto debate), parece
posible armar que la paulatina difusión del estudio con-
creto de las prácticas de los actores económicos (en un
amplio abanico que abarca desde los individuos a los Es-
tados) permite ubicar las investigaciones sobre esas eco-
nomías diferentes, diversas o alternativas en una posición
más centrada dentro del mapa de las preocupaciones de
la disciplina.
Ignoradas con frecuencia, minoritarias todavía en el
campo de las publicaciones, las prácticas económicas
alternativas están ganando entidad académica por moti-
vos no sólo relacionados con su propia expansión en el
mundo concreto y real, sino también porque pueden ser
estudiadas dentro de un marco teórico, conceptual y me-
todológico compatible con el resto de las cuestiones que
interesan a la Geografía Económica. En realidad, este ca-
mino desde la periferia (o la pura y simple marginalidad)
a la centralidad académica ya se ha transitado en el caso
de las redes alimentarias alternativas (Sánchez, 2009).
Los estudios sobre huertos urbanos, circuitos alimenta-
rios cortos y de proximidad, alimentos orgánicos, grupos
de consumo o mercados de productores y artesanos, por
no hablar del comercio justo o las indicaciones geográ-
cas de calidad, menudean, como es bien sabido, en las
bases de datos de artículos cientícos. Tales trabajos se
encuadran, además, en marcos teóricos plurales y se fun-
damentan en metodologías tanto cuantitativas como cua-
litativas, igual que sucede con los objetos tradicionales o
convencionales de la Geografía Económica. Cabe prever,
entonces, que suceda lo mismo con algunas de las moda-
lidades alternativas de coordinación económica, al me-
nos con aquellas que adquieran un determinado impacto
y signicado económico y social en los próximos años.
Proponer una denición cerrada de prácticas econó-
micas alternativas es una tarea ciertamente compleja,
tanto que la literatura especializada ni siquiera la aborda
de forma explícita. Se contenta, más bien, con englobar
bajo esa etiqueta un vasto conjunto de mecanismos eco-
nómicos (de producción, intercambio, consumo o nan-
ciación) que abarcan desde la economía informal que
opera al margen de la legislación (scal, laboral) hasta
las diferentes organizaciones encuadradas habitualmente
en la economía social (cooperativas, mutualidades) y el
llamado «tercer sector» (fundaciones, entidades no lu-
crativas), ya cercanas en ciertos aspectos a la economía
convencional de mercado con ánimo de lucro.
Méndez (2015) propone cuatro criterios principales
para la identicación empírica de estas prácticas:
• Se organizan en redes de colaboración horizontal
para producir y distribuir bienes, servicios, infor-
mación y conocimiento.
• Promueven la solidaridad, el bienestar social y la
justicia espacial.
• Se integran en una estrategia de innovación social.
• Construyen modalidades de producción, consumo
e intercambio que pretenden quebrar, reemplazar
o redenir las estructuras capitalistas dominantes.
A partir de estos elementos previos, las prácticas eco-
nómicas alternativas se podrían denir, a menos de forma
tentativa, como modalidades de coordinación económica
(producción, distribución, consumo, nanciación) cuyos
participantes se rigen por principios de autonomía, reci-
procidad y democracia, promueven valores no competi-
tivos (como la solidaridad, la sostenibilidad, la coope-
ración, la equidad o la inclusión), y pretenden eliminar,
transformar o superar la variedad de capitalismo hege-
mónica en su marco geográco de actuación. Adoptan
dos modelos de organización espacial. Por una parte, las
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prácticas que operan en un ámbito local con espacios fí-
sicos de encuentro colectivo entre los participantes. Por
otra, las prácticas que forman redes más extensas de es-
cala regional, nacional e incluso internacional y pueden
operar sin necesidad de contacto presencial entre sus in-
tegrantes.
Frente a concepciones más amplias que incorporan a
esta categoría la llamada «economía colaborativa» sus-
tentada en plataformas digitales (Uber, AirBnB, Couch-
surng, iniciativas de crowdfunding y crowdlending)
sin contacto personal directo entre los usuarios (Martin,
2015; Richardson, 2015; Gil, 2017), la incorporación de
la organización espacial como criterio metodológico de
identicación y clasicación de las prácticas económicas
alternativas (Méndez, 2015 y 2016) permite centrar la
investigación empírica en el análisis de procesos geográ-
cos como la inuencia de la densidad y la aglomeración
en el surgimiento de estas prácticas, su contribución a la
denición de identidades locales especícas y su viabili-
dad para alumbrar una economía de pequeña escala, más
horizontal y con una importante recirculación local de
los activos. Como ya armara Tobler en su primera ley
espacial (citado en Miller, 2004), todo está relacionado
con todo, pero los objetos próximos guardan más rela-
ción entre sí que con los objetos lejanos, de modo que
la cercanía entre los actores, en este caso, puede origi-
nar procesos complejos con efectos sobre la estructura y
morfología del espacio geográco. La innovación social
que impregna todas estas prácticas alternativas encuen-
tra en lo local y cercano su ámbito preferente de emer-
gencia, consolidación y generación de impactos más o
menos duraderos (Fontan y otros, 2004; Van der Have y
Rubalcaba, 2016).
Conforme a estos criterios, y según su función den-
tro del circuito económico, pueden distinguirse prácti-
cas vinculadas con la producción de bienes o servicios
(cooperativas de trabajo asociado, impresión 3D, huertos
urbanos…), con el intercambio (bancos de tiempo, redes
de trueque, mercados de productores…), con el consumo
(grupos de consumo agroecológico, cocinas comparti-
das…) o con la nanciación (moneda social, cooperati-
vas locales de crédito…). Con una perspectiva aún más
amplia que difumina las fronteras entre lo económico y
lo social, Conill y otros (2012) incluyen en este terreno
diferentes proyectos educativos, culturales, artísticos y
residenciales.
Como en tantos otros campos de la Geografía, el
estudio de las prácticas económicas alternativas puede
abordarse desde dos perspectivas: sectorial y territorial,
centradas respectivamente en el análisis en profundidad
de alguna de las modalidades reseñadas o en ciertos es-
pacios donde se observa una particular concentración e
interpenetración de varias de ellas como consecuencia de
las dinámicas de proximidad entre actores transforma-
dores. Este trabajo opta por la segunda posibilidad y se
dedica a examinar las transformaciones registradas en el
barrio del Oeste, en Salamanca, como consecuencia del
efecto combinado de la acción vecinal y las iniciativas
individuales que han proliferado al amparo de la nueva
imagen del mismo que se ha construido y difundido en
la ciudad.
Participa, por tanto, de una línea de investigación a
escala de vecindario que cuenta con algunos precedentes
cercanos, como el estudio de García y otros (2016) sobre
el casco norte de Sevilla o el de Herrera e Ibáñez (2016)
sobre el barrio madrileño de La Ventilla, y otros más dis-
tantes como el de Vanolo (2013) sobre el conocido barrio
alternativo de Christiania, en Copenhague. Es obligado
citar aquí el análisis de Spencer (2015) sobre las carac-
terísticas locacionales, morfológicas y funcionales de
los barrios especializados en industrias creativas en las
ciudades canadienses de Toronto, Montreal y Vancouver.
Los primeros se ubican en los bordes del centro comercial
y de negocios, en áreas densas, de construcción antigua,
accesibles en transporte público, donde empresas y em-
pleados pueden mantener contactos cara a cara con otros
negocios del sector y disfrutar de una mayor variedad de
servicios privados e instituciones culturales y educativas.
Estas condiciones de alta densidad de población, empre-
sas y edicaciones, junto con una trama urbana mucho
más na, con parcelas de pequeña supercie y más apta
para caminar por las calles, propician la proximidad entre
trabajo y residencia y los encuentros casuales entre per-
sonas con profesiones diferentes, bien dentro o fuera del
horario de trabajo. Constata también una menor presen-
cia relativa de franquicias y un correlativo predominio de
la hostelería y el comercio independientes, lo que dota
a los barrios creativos de una marcada identidad y, a su
vez, atrae visitantes de otros barrios durante la jornada
laboral y fuera de ella también, extendiendo en el tiempo
las oportunidades para la convivencia social2. También
Pérez y Marmolejo (2008) han relacionado la densidad
urbana con la conformación de microambientes de inno-
vación en la ciudad de Barcelona. Con las salvedades de-
2 El artículo de Spencer compara también los barrios especializados en in-
dustrias creativas con los barrios especializados en industrias cientícas, pero aquí
no se glosan los resultados de estos últimos por falta de espacio. Básicamente,
estos espacios cientícos se localizan en las afueras de las ciudades, junto a los
cinturones de autopistas, tienen una baja diversidad funcional y solamente alber-
gan áreas residenciales y empresariales de nueva construcción.
REGENERACIÓN URBANA, INNOVACIÓN SOCIAL Y PRÁCTICAS ECONÓMICAS ALTERNATIVAS EN CIUDADES MEDIAS… 71
rivadas del tamaño urbano, estas características se repro-
ducen con delidad en el caso estudiado en este trabajo.
II. EL BARRIO DEL OESTE
EN EL CONTEXTO URBANO DE SALAMANCA
La ciudad de Salamanca cuenta con 149.993 habitan-
tes empadronados en diciembre de 2015 (Observatorio
Urbano de Salamanca, en línea). Como es bien conocido,
su economía se basa de manera casi completa en el sector
terciario. Según los datos recopilados por el ine para la
base Urban Audit (ine, en línea), el 89,98 % de sus ocupa-
dos en 2014 trabajaban en el terciario frente a un ínmo
2,97 % en la industria, el undécimo porcentaje más bajo
de las ciudades cubiertas en España por esta base de da-
tos. Todo ello se enmarca en el contexto general de una
débil actividad económica, pues la tasa de actividad es
del 52,7 % (séptima más baja de España) y el 25,6 % de
la población tiene más de 65 años, para unos promedios
nacionales del 59,5 % y el 18,5 %, respectivamente (año
2015). Solamente el dato del porcentaje de población
entre 20 y 64 años sobre el total de activos favorece a
Salamanca, con un 82,4 % frente al 78,3 % del conjunto
urbano español, probablemente a causa del empleo a
tiempo parcial que desempeñan algunos estudiantes uni-
versitarios.
Dentro del heterogéneo conjunto de los servicios,
existe una acusada dependencia de aquellos vinculados
al sector público (Administración, sanidad, educación,
servicios sociales), que representaban en 2011 el 37,4 %
de los ocupados según el Censo de Población. El único
contrapeso relevante en términos de empleo procede de
las actividades derivadas del turismo, cuyo sostenido
auge en las últimas dos décadas (Cavaillès y otros, 2016)
se plasma en las 975.000 pernoctaciones registradas en
2014 según Urban Audit, solamente superadas por Ma-
drid, Sevilla, Granada, Córdoba y Santiago de Compos-
tela entre las ciudades no litorales de España.
Precisamente las iniciativas procedentes de estos dos
motores de la economía urbana —actividad universitaria
y turismo— han ido modelando ciertos espacios físicos
y contextos sociales relacionados con la creatividad y la
transformación en un sentido amplio. En el primer caso,
cuAdro i. Perl del barrio del Oeste y de Salamanca
Indicador Barrio del Oeste Salamanca % Barrio del Oeste/Salamanca
Población (2015) 8.808 147.993 5,6
Población (2007) 9.953 158.430 6,3
% extranjeros (2015) 5,4 5,8 5,5
% mayores de 64 años (2015) 40,4 27,6 8,7
% población 15-64 años (2014) 54,6 62,2 4,8
% hogares con 1 miembro (2014) 42,6 38,7 6,8
% hogares con 2 miembros (2014) 29,3 27,5 6,6
Suelo urbano consolidado (ha) 24,9 1.474,2 1,7
Habitantes por hectárea 353,4 100,4 –
Garajes colectivos y cocheras individuales (2012) 456 4.806 9,5
Turismos / 1.000 habitantes (2012) 451 406 –
Base imponible irPf (miles €, 2013) 151.791,1 1.916.261,5 7,9
Actividades empresariales, profesionales y artísticas (2014) 1.003 13.708 7,3
Actividades empresariales, profesionales y artísticas (2007) 1.709 22.886 7,5
Edicios totales (2012) 386 11.251 3,4
% edicios con una vivienda familiar (2012) 2,9 32,5 0,3
% edicios con varias viviendas familiares (2012) 5,7 8,3 2,3
% edicios con locales compartidos con alguna vivienda (2012) 89,1 36,3 8,4
% edicios con locales (2012) 2,3 22,9 0,4
Fuente: elaboración propia con datos del Observatorio Urbano de Salamanca.
La supercie de suelo urbano consolidado se ha tomado del PGou de 2007.
72 ERÍA
la Universidad de Salamanca programa con asiduidad ac-
tividades culturales y cientícas que no solo se celebran
en sus propias dependencias, sino que han comenzado
a extenderse a diferentes locales y barrios de la ciudad.
Alberga diversas asociaciones estudiantiles muy activas
que, en algunos casos, participan en otros movimientos
ciudadanos y críticos contra las actuales políticas ma-
croeconómicas de austeridad, por ejemplo. Y cuenta en
su plantilla con personas que, a título individual o me-
diante propuestas académicas institucionalizadas, impul-
san prácticas como los huertos escolares, la difusión del
conocimiento en formato abierto, los campos de energía
(grupos de apoyo a la Economía del Bien Común apadri-
nada por Christian Felber; ver Felber, 2015) o la investi-
gación crítica sobre el impacto de la burbuja inmobiliaria
en la ciudad y su alfoz, entre otras. En cuanto al sector
turístico, la búsqueda de nuevas experiencias que ofrecer
a los visitantes se traduce en la habilitación de espacios
en desuso y en un incipiente intento por redistribuir los
cuantiosos ujos de turistas hacia destinos menos habi-
tuales, incluso externos al recinto monumental recono-
cido como Patrimonio de la Humanidad.
En este contexto de atonía teñida de algunas tímidas
novedades, el barrio del Oeste ha emergido con fuerza
como epicentro de diversas acciones individuales y co-
lectivas que están transformando de forma radical su po-
sición y su función en el mapa mental de los habitantes de
Salamanca. El Cuadro I recoge algunos datos comparati-
vos con el conjunto de la ciudad. El barrio de Carmelitas-
Oeste, según la denominación ocial del Ayuntamiento
de Salamanca, se ubica al noroeste del recinto histórico,
separado del mismo por la ronda interior construida sobre
el antiguo perímetro amurallado (Fig. 1). Está delimitado
por la glorieta de la Unión Deportiva Salamanca, el pa-
seo de Torres Villarroel, la puerta de Zamora, el paseo de
Carmelitas y la avenida de Villamayor hasta su conuen-
cia con la avenida de Portugal, continuando después por
el trazado de esta vía hasta la citada glorieta. Su origen es
relativamente reciente, puesto que hasta 1917 estos terre-
nos apenas estaban ocupados, con el convento de los Car-
melitas Descalzos y el antiguo trazado del ferrocarril a
Portugal (sobre lo que hoy es avenida de Portugal) como
principales hitos urbanos, junto con dos pequeñas calles
junto al paseo de Torres Villarroel (Nicolás, 2015). A esta
localización, muy céntrica respecto al plano actual de la
ciudad, se suma una segunda característica distintiva, la
de su elevada densidad edicatoria y demográca. Con
sus 8.808 habitantes, el 5,6 % del total municipal, es el
segundo barrio más poblado de los 46 que integran la
ciudad y su densidad por hectárea es la más alta, con 353
habitantes (Fig. 2).
Predomina de forma abrumadora (89,1 %) la edica-
ción en bloque que combina locales comerciales y vivien-
das, con garajes individuales o colectivos a nivel de calle.
La frecuencia de puertas de garajes («cocheras», Fig. 3) es
muy elevada (456 accesos a garajes particulares, el 9,5 %
de la ciudad, casi el triple que el peso porcentual del ba-
rrio en cuanto a número de edicios) y se ha convertido
en un recurso para la regeneración física, como se explica
más adelante. Escasean, al contrario, las viviendas unifa-
miliares que han proliferado en la periferia de Salamanca
durante la etapa de la burbuja inmobiliaria y, en general,
faltan espacios abiertos. De los 34 parques y zonas verdes
que Gómez (2013) clasica como accesibles y disponi-
bles para el disfrute ciudadano en Salamanca, ninguno se
encuentra en este barrio. Solamente la plaza de los Car-
melitas, junto a la iglesia del antiguo convento, y la plaza
del Oeste, más los pequeños parterres de la calle Guten-
berg, rompen con la tónica general de calles estrechas y
compacidad edicatoria y ofrecen una oportunidad para
el esparcimiento de la población (Fig. 4).
La población del Oeste está envejecida (40,4 % de
mayores de 64 años), lo que explica también la elevada
proporción de hogares unipersonales (42,6 %); sumados
fiG. 1. Localización del barrio del Oeste en la ciudad de Salamanca.
Fuente: elaboración propia.
REGENERACIÓN URBANA, INNOVACIÓN SOCIAL Y PRÁCTICAS ECONÓMICAS ALTERNATIVAS EN CIUDADES MEDIAS… 73
éstos a los compuestos por dos personas, representarían
el 71,9 %, frente al 65,5 % del municipio. A través del
trabajo de campo y a las sucesivas entrevistas manteni-
das con la asociación de vecinos se ha podido constatar
la presencia de bastantes pisos alquilados por estudian-
tes universitarios que no están empadronados en Sala-
manca y rejuvenecen la composición social del barrio,
además de elevar su población de hecho hasta el entorno
de las 10.000 personas. Su doble proximidad al campus
universitario del centro histórico de Salamanca y al más
reciente campus Miguel de Unamuno explica este hecho,
reforzado en los últimos cursos a causa de la reputación
«moderna» adquirida por este sector de la ciudad.
La población empadronada es, eso sí, relativamente
acomodada, ya que concentra el 7,9 % de la base imponi-
ble del irPf de Salamanca, lo que corresponde a 16.187 €
por habitante para un promedio de 12.837 €; además, el
número de turismos por mil habitantes supera la media
municipal. Sin que quepa establecer una relación directa
con lo anterior, también los datos empresariales apuntan
a una concentración de actividades mayor que la espe-
rada en función de la demografía, máxime teniendo en
cuenta el alto envejecimiento. El 7,3 % de las actividades
empresariales, profesionales y artísticas de Salamanca se
localiza en este barrio. Predominan, como es lógico, las
encuadradas en los servicios (932 licencias) y, dentro de
ellas, el comercio minorista (307), los servicios nancie-
ros, jurídicos y empresariales (187), la hostelería (115),
los servicios personales (72) y los educativos, recreativos
y culturales (64). Dentro del apartado industrial, con 49
licencias, sólo la confección, las artes grácas y los ins-
trumentos de precisión adquieren algún signicado que
también se pondrá de relieve al analizar las dinámicas
transformadoras en curso.
Por lo tanto, las principales características que de-
nen a los barrios creativos según Spencer (2015), ex-
puestas en el apartado anterior, se concitan en el caso
del Oeste: proximidad al centro funcional y patrimonial
de Salamanca, entramado compacto de calles, densidad
demográca, diversidad de actividades económicas (sin
presencia de franquicias comerciales ni hosteleras, por
cierto), fácil acceso a pie o en transporte público gracias
a las importantes avenidas que lo demarcan, además de
la cercanía de la estación de autobuses, del hospital pri-
vado de la Santísima Trinidad y de los distintos campus
universitarios. Sobre estas bases urbanas, los actores lo-
cales han impulsado una serie de transformaciones que se
exponen a continuación.
III. PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN
FÍSICA, SOCIAL Y ECONÓMICA
EN EL BARRIO DEL OESTE
Durante los últimos cinco años, aproximadamente,
el barrio del Oeste ha pasado de ser uno más entre los
fiG. 2. Densidad de población
por barrios en Salamanca,
2014. Fuente: elaboración
propia con datos del Catastro
y del Observatorio Urbano de
Salamanca.
74 ERÍA
de Salamanca, sin ningún perl distintivo, a adquirir una
notable relevancia mediática y ciudadana. Se trata de un
proceso signicativo, por lo menos a escala local, por-
que la imagen pública de Salamanca siempre ha estado
asociada, hacia dentro y hacia afuera, con el conjunto
monumental articulado en torno a la Plaza Mayor, las
catedrales y la fachada de la Universidad. Sólo el tramo
meridional de la Gran Vía ha sido capaz de resultar atrac-
tivo para la población residente en toda la ciudad, en este
caso por su intensa especialización en locales de ocio
nocturno.
En la actualidad, este barrio es objeto de reportajes
laudatorios en televisión, en blogs especializados y en re-
vistas de ocio y viajes (ver enlaces en zoeS en los medios,
en línea), que recomiendan visitarlo por su ambiente a la
vez familiar y juvenil, como alternativa o complemento a
los abarrotados itinerarios habituales por Salamanca. Se
pueden citar tres factores que han impulsado esta trans-
formación: el esfuerzo de regeneración física, la apuesta
por la innovación social y, como consecuencia de ambas,
la implantación de algunas actividades que pueden encua-
drarse dentro de las prácticas económicas alternativas.
1. hAciA LA reGenerAción fíSicA deL bArrio deL oeSte
La reciente construcción del barrio, coincidente en su
inmensa mayoría con el período de menores inquietudes
estéticas en la producción de suelo residencial en España
(entre 1950 y 1990, Fig. 5), el predominio absoluto de
la edicación colectiva en manzana cerrada, con alturas
de entre tres y ocho plantas (incluso más en las avenidas
perimetrales, Fig. 6), unido a la compacta trama de las
calles, la infradotación de espacios verdes y abiertos y la
sobreabundancia de puertas de «cocheras», termina por
conformar un paisaje urbano muy poco atractivo y en ab-
soluto propicio para el encuentro ciudadano y el disfrute
colectivo del espacio público. Desde zoeS, la asociación
de vecinos (zoeS, en línea), se han promovido distintas
iniciativas para paliar esta herencia que legó la sustitu-
ción de las primeras casas bajas construidas en el barrio
en la década de 1920 por aprovechamientos residenciales
mucho más intensivos sobre un viario claramente inapro-
piado para soportar tal proceso de densicación.
La más relevante de tales iniciativas, por su capaci-
dad transformadora y por sus efectos sobre la imagen del
vecindario, es la Galería Urbana (en línea), que organiza
anualmente zoeS en colaboración con el colectivo artís-
tico Lemarte, integrado por licenciadas en Bellas Artes
por la Universidad de Salamanca. Consiste en permitir
que artistas jóvenes (entre 18 y 35 años) utilicen puertas
de cocheras, medianerías o fachadas de locales comercia-
les para pintar gratis y murales, previa selección de los
bocetos presentados entre los concursantes. El éxito de la
convocatoria, que ha cumplido en 2017 su sexta edición
y atrae ya propuestas de artistas foráneos, ha dotado a
estas calles de más de un centenar de obras en distintos
formatos que se han convertido en el más reciente atrac-
fiG. 3. Densidad de puertas de
acceso a garajes en el barrio del
Oeste, 2012. Fuente: elaboración
propia con datos de la Ocina
Técnica Vecinal de zoeS.
REGENERACIÓN URBANA, INNOVACIÓN SOCIAL Y PRÁCTICAS ECONÓMICAS ALTERNATIVAS EN CIUDADES MEDIAS… 75
tivo turístico de Salamanca. Tres edicios de viviendas
se han prestado a la decoración completa de sus fachadas
por artistas participantes en esta iniciativa. El portal mu-
nicipal de turismo recomienda de forma ocial la visita y
una agencia de viajes del barrio organiza recorridos guia-
dos a pie en los que participan turistas nacionales, pero
también europeos y norteamericanos. Para orientar al
visitante más independiente, se ha programado una app
para móviles y tabletas que geolocaliza todas las obras,
explica su signicado y propone itinerarios de distinta
duración.
En segundo lugar, zoeS en Verde aglutina a volun-
tarios, instituciones educativas (Centro Integrado de
Formación Profesional Lorenzo Milani, Ocina Verde
y Máster en Arquitectura y Diseño de Interior-MADin
de la Universidad de Salamanca) y empresas privadas
(oristerías, distribución comercial) para aumentar la
escasa presencia de vegetación. Se anima a los habitan-
tes a plantar pequeños jardines en parterres y alcorques
de los árboles, o bien a diseñar y construir instalaciones
vegetales imaginativas sobre estructuras metálicas o de
madera en las aceras o sobre papeleras y bolardos. El fes-
tival de microjardines participativos, los huertos urbanos
y los jardines verticales también contribuyen a romper
la imagen gris y monótona del barrio. Aunque muchas
intervenciones tienen un carácter efímero, otras son per-
manentes, como el Jardín del Tren construido en la ave-
nida de Portugal para recordar a los caminantes el pasado
ferroviario de esta arteria.
Sustituyendo la vegetación por piezas de punto, cro-
chet o ganchillo, la propuesta Quedamos y Punto reúne
a personas acionadas a estas labores (algunas gestio-
nan pequeños negocios de confección, ver apartado 2)
y tejen guras para decorar las calles durante las festi-
vidades (Halloween, Navidad, Semana Santa). También
los árboles de la plaza del Oeste, centro neurálgico de la
vida social, o bien los elementos del mobiliario urbano,
aparecen con frecuencia revestidos de estos materiales,
convertidos en otra seña de identidad del barrio.
La colaboración entre zoeS y algunos estudios de ar-
quitectura (poetaiglesias22arquitectos, por ejemplo) cu-
yos socios son también profesores en títulos propios de la
Universidad de Salamanca (el citado MADin o el Máster
en Regeneración Urbana, Rehabilitación y Diseño, MAR-
DUsal), se plasma en propuestas tanto de detalle como de
mayor envergadura que se están negociando con el Ayun-
tamiento. Entre las primeras hay que citar la demanda de
peatonalización de algunas calles y de la plaza del Oeste,
para aumentar la supercie dedicada a espacios de en-
cuentro social. Entre las segundas, todavía en discusión,
se pretende que zoeS tenga un papel intermediario entre
el Ayuntamiento y los propietarios particulares en la go-
bernanza del plan de rehabilitación de viviendas que el
consistorio pretende aplicar en toda la ciudad.
Sin embargo, hay que consignar también el fracaso de
la reivindicación de transformar los edicios abandona-
dos denominados «El Mirador» y «Diáspora», en la plaza
del Oeste, en un centro cívico y cultural. En particular,
fiG. 4. Densidad del arbolado
urbano en el barrio del Oeste,
2015. Fuente: elaboración propia
con datos de la Ocina Técnica
Vecinal de zoeS.
76 ERÍA
El Mirador se había convertido en el icono local tras una
intervención artística consistente en cubrir los vanos de
sus fachadas con retratos fotográcos de gran tamaño
tomados a vecinos del barrio. Su derribo en febrero de
2016 para la próxima construcción de viviendas motivó
la convocatoria de una despedida ciudadana que, en tono
lúdico, lamentaba la desaparición de esta referencia del
paisaje urbano y la pérdida de una oportunidad para me-
jorar las dotaciones comunitarias.
2. LA innovAción SociAL:
PArticiPAción ciudAdAnA y conStrucción de identidAd
Es evidente que la intervención ciudadana sobre el
espacio físico requiere la implicación personal de los
vecinos y una toma de conciencia compartida sobre los
objetivos que se pretende alcanzar y los medios que pue-
den emplearse para ello. El lema de zoeS no es otro que
«¡Haciendo Barrio, Haciendo Ciudad!», expresivo de su
voluntad de vincular a los vecinos con su entorno inme-
diato y generar, en consecuencia, un espacio social y no
un mero contenedor de viviendas y servicios elementales
de proximidad. Sería ahora muy prolijo enumerar todas
las acciones concretas que programa la asociación con
este propósito de fomentar la participación ciudadana en
la mejora del entorno físico y de los vínculos sociales
locales, pero pueden identicarse al menos cuatro ejes
de actuación.
Primero, iniciativas que construyen identidad. Ade-
más de la producción de un imaginario colectivo a tra-
vés de las acciones citadas en el epígrafe anterior, zoeS
mantiene una completa página web donde se sintetiza
la historia del barrio, se describen sus principales hitos
urbanos y se anuncian las variadas actividades progra-
madas para materializar su lema: mercados en la plaza,
estas de Carnaval o Navidad, o la September Fest, diri-
gida especícamente a dar la bienvenida a los estudian-
tes universitarios que eligen el Oeste para vivir durante
el curso académico. En diciembre de 2016 se celebró la
exposición Retorno al Oeste, compuesta por la obra es-
cultórica de un artista originario del barrio que desarrolló
su carrera en el extranjero y retorna con una muestra an-
tológica compuesta por piezas ubicadas en la calle y en
numerosos establecimientos comerciales y hosteleros del
Oeste. En ese mismo mes comenzó a emitir en formato
digital Radio Oeste (en línea), que fortalecerá este eje de
intervención mediante una programación centrada en la
actualidad social, económica y urbanística local y cuyos
contenidos se alimentan de la colaboración desinteresada
de profesionales de la comunicación, la arquitectura y la
vida académica y artística de Salamanca.
Segundo, iniciativas que estimulan la actividad eco-
nómica. Además de la campaña permanente (vía Face-
book) de concienciación sobre la importancia del co-
mercio local y las consiguientes ventajas colectivas de
que los vecinos compren en el barrio, se celebra un acto
de bienvenida a cada nueva empresa que se instala en la
fiG. 5. Antigüedad de la
edicación en el barrio del Oeste,
2015. Fuente: elaboración propia
con datos del Catastro.
REGENERACIÓN URBANA, INNOVACIÓN SOCIAL Y PRÁCTICAS ECONÓMICAS ALTERNATIVAS EN CIUDADES MEDIAS… 77
zona, a n de darla a conocer entre la población y facilitar
su puesta en funcionamiento. A propuesta del MADin, se
organizó en la primavera de 2016 el primer concurso de
escaparates entre los comerciantes del Oeste. Existe tam-
bién una asociación de comerciantes del barrio, ajena a
zoeS, pero que coopera en las cuestiones que son de su in-
terés, como los mercados trimestrales y las ferias temáti-
cas (Cásate en el Oeste, feria de la boda organizada en fe-
brero de 2017, o los cash-mob de los viernes por la tarde,
que prolongan el horario comercial). Los desayunos de
emprendedores son otra práctica trimestral impulsada
por zoeS para que los propietarios de los nuevos negocios
se conozcan entre sí y puedan alumbrar proyectos coope-
rativos y establecer relaciones de proveedor-cliente.
Tercero, iniciativas de integración social. zoeS presta
diferentes servicios gratuitos a los vecinos, como pueden
ser la atención psicológica, la mediación familiar, la ase-
soría jurídica o la consultoría técnica en materia de re-
habilitación de viviendas. Además, colabora con causas
solidarias difundiendo información a través de las redes
sociales y animando a los vecinos a participar en las acti-
vidades correspondientes. De hecho, uno de los impulsos
originarios al proceso de regeneración urbana tiene que
ver con la dicultad que las personas mayores que viven
en edicios sin ascensor tienen para salir a la calle.
Cuarto, iniciativas de formación y promoción cul-
tural. Como muchas otras asociaciones vecinales, zoeS
programa cursos de todo tipo (manualidades, cocina,
confección, fotografía, pintura, idiomas…), igual que
excursiones culturales o sesiones de cine en la calle.
Pero también promueve estilos de vida saludable y
compartida entre los vecinos del barrio a través de la
creación de grupos de práctica deportiva, como el ci-
clismo o el running, en colaboración con la asociación
de comerciantes y las federaciones deportivas locales.
En abril de 2017 se celebrará una feria de la salud para
consolidar esta faceta del barrio como espacio saluda-
ble y constituir una marca común (Oeste Saludable) a
todas las actividades empresariales relacionadas con el
bienestar (consultas médicas, farmacias, gimnasios, es-
tablecimientos de belleza y cuidado personal). Y se ha
aprovechado una cabina telefónica en desuso para ubicar
una pequeña colección de libros que los vecinos pue-
den tomar prestados y devolver con total libertad, ante la
falta de una biblioteca en el barrio.
3. nuevAS PrácticAS econóMicAS
En un espacio físico más atractivo y en un marco so-
cial más cohesionado, máxime teniendo en cuenta la es-
casa movilización ciudadana que caracteriza a la ciudad
de Salamanca, el trabajo de campo efectuado en el año
2016 da cuenta de la sostenida implantación de activi-
dades económicas que, en diferentes grados, dieren del
modelo competitivo convencional fundamentado en la
sociedad mercantil capitalista, el intercambio a través del
mercado, la competencia y el afán de lucro.
fiG. 6. Número de alturas en
supercie en el barrio del Oeste,
2015. Fuente: elaboración propia
con datos del Catastro.
78 ERÍA
Un primer conjunto de actividades se corresponde
con lo que Valenzuela y Molina (2013) denominan «em-
presas de base humana», que se distinguen por prestar
especial atención a las relaciones con y entre sus tra-
bajadores y a la función social de la compañía. Así, el
Centro Óptico Social (en línea), una cadena nacional de
ópticas y audífonos que facilita precios asequibles a per-
sonas con bajos recursos, ha elegido el barrio del Oeste
para la implantación de su franquicia en Salamanca. La
Salchichería, en la plaza del Oeste, es un espacio multi-
funcional que aloja un gastrobar, un espacio para expo-
siciones temporales y otro para conciertos. Durante su
primer año de funcionamiento acogió también un centro
de co-working (ARTyCO, en línea) con varias iniciativas
empresariales: investigación y consultoría, formación
digital, diseño gráco, fotografía… Todo el proyecto
ocupa un edicio racionalista de 1943 con tres alturas
sobre rasante que albergó un negocio de transformados
cárnicos y una vivienda particular y ha sido rehabilitado
en su integridad antes de su reapertura en 2014, lo cual ha
signicado una aportación decisiva a la preservación del
exiguo patrimonio histórico y arquitectónico del barrio.
Este mismo carácter creativo y de colaboración con el
proyecto comunitario impulsado por zoeS distingue tam-
bién a El Caradura (en línea), espacio de co-working para
artistas plásticos que ha abierto sus puertas en noviembre
de 2016 y que tiene la particularidad de haber sido pro-
movido por los responsables de otra propuesta cultural
innovadora situada en el casco histórico de la ciudad, La
Malhablada, especializada en la programación de fun-
ciones de microteatro. Algunos de los primeros artistas
instalados en El Caradura han disfrutado de becas con-
cedidas por la propia compañía fundadora para estimular
el arranque de este nuevo formato de creación pictórica
y escultórica. El estudio de sonido y ensayo musical Ar-
canePlanet (en línea) se ha trasladado también desde la
localidad de Aldeatejada, en la periferia urbana, a un lo-
cal en este barrio. Simultánea a El Caradura es la aper-
tura de la galería de arte La Calcografía (en línea), que
ofrece además formación en las técnicas de grabado y
cuya propietaria, procedente de otra ciudad española, re-
conoce expresamente que eligió asentarse en Salamanca
debido al ambiente creativo del barrio del Oeste, sugiere
que esta dinámica transformadora puede trascender los
límites locales.
En segundo lugar habría que mencionar algunos pe-
queños negocios cuya condición alternativa viene denida
por su modelo de propiedad y gestión (una cooperativa de
prestación de servicios sociales), por su compromiso am-
biental (tiendas de alimentos orgánicos y naturales, una
consultoría de proyectos medioambientales) o por la adi-
ción expresa de objetivos no lucrativos a su modelo de ne-
gocio, como pueden ser la promoción del ocio saludable
(dos centros de escapismo, los primeros de Salamanca) o
la lectura (una librería-café o la editorial Amarante).
El tercer grupo de actividades reviste un carácter más
alternativo por la importancia que se concede al contacto
directo entre productor/vendedor y clientes, por el sig-
nicado de su emplazamiento físico, por la limitación
de participación a establecimientos del barrio y por los
objetivos que persiguen algunas de ellas. Destacan en
este nivel los diferentes mercados que se celebran en la
plaza del Oeste, emblema del barrio y decorada habitual-
mente con piezas de ganchillo y patchwork. Se organizan
mercados de productos usados, mercados de productos
nuevos, elaborados por pequeños artesanos y creadores
(joyería, cosméticos, encuadernación, marroquinería, ali-
mentos, bebidas, ropa) o mercados de «verduras feas»
que descartan los comerciantes minoristas de alimentos,
además de mercados navideños y solidarios. Estos mer-
cados suelen ir acompañados de actuaciones musicales y
promociones especiales en los bares que rodean la plaza,
de modo que atraen visitantes y compradores del resto
de la ciudad.
No está de más recordar en este punto que el primer
rastro o mercado callejero dominical de Salamanca se
inició en la plaza del Oeste en 1979 a iniciativa de la en-
tonces recién fundada zoeS como instrumento de recau-
dación de fondos para su funcionamiento. Allí continuó
hasta su traslado a la ribera del Tormes en 1988, cuando
el número de vendedores superaba ya la capacidad de
acogida de la plaza.
A estas propuestas centradas en el intercambio di-
recto de bienes entre productores y usuarios se suman
otras como el Banco de Tiempo, cuya primera sede en
Salamanca se ubicó en el barrio del Oeste, aunque se tras-
ladó después a un local cercano, pero externo al mismo.
Este proyecto, a diferencia de otros en España, no ha sido
promovido o alentado desde el Ayuntamiento, sino que
es una iniciativa ciudadana que actualmente cuenta con
160 miembros que intercambian servicios empleando el
tiempo (una hora) como unidad de cuenta. El Banco de
Tiempo pretende, de forma explícita, articular una alter-
nativa a la sociedad de consumo donde las personas sean
valoradas por sus habilidades y su tiempo, igual para to-
dos, y no por sus propiedades, que son un factor de de-
sigualdad y exclusión.
El Centro Social Autogestionado La Perrera (en lí-
nea) se ubica en uno de los muchos garajes del barrio (ver
apartado II) y se autodene como «espacio liberado y au-
REGENERACIÓN URBANA, INNOVACIÓN SOCIAL Y PRÁCTICAS ECONÓMICAS ALTERNATIVAS EN CIUDADES MEDIAS… 79
togestionado, que surgió en Salamanca en septiembre del
2002, para colectivos y proyectos alternativos al sistema
establecido». Actúa como punto de encuentro de diversos
grupos promotores de la cultura libre, crítica y gratuita,
se coordina mediante una asamblea abierta y programa
actividades contraculturales y festivas, además de un co-
medor vegano semanal gratuito y colaborativo.
Como se ha indicado, el objetivo a corto plazo de zoeS
consiste en establecer puntos de encuentro e intercambio
de ideas entre estas iniciativas económicas para generar
proyectos de cooperación. Los citados desayunos trimes-
trales de emprendedores, en los que han podido participar
algunos de los autores de este trabajo, han dado lugar ya
a algunas acciones conjuntas y sirven, además, para esti-
mular la constitución de pequeños circuitos económicos
locales donde los servicios externos que contratan estas
empresas se adquieren, de forma preferente, a provee-
dores del propio barrio. Así, por ejemplo, en febrero de
2017 se programó una feria de la boda que pretende eri-
girse en alternativa al formato habitual de evento cerrado
promovido por hoteles y centros de convenciones, muy
extendido en Salamanca. Esta feria, como la prevista de
la salud, congrega a los establecimientos del barrio re-
lacionados con este tipo de actos sociales para divulgar
la oferta empresarial local, convertir la asistencia a estos
encuentros en una experiencia más grata y personalizada
para los asistentes, y delizarlos como clientela asidua.
IV. UNA PROPUESTA INTERPRETATIVA
SOBRE EL NUEVO BARRIO DEL OESTE
Voluntad transformadora, organización en red, inno-
vación social y sinergia local se conjugan en el barrio del
Oeste, que puede por tanto ser calicado como espacio
urbano alternativo, del mismo modo que guarda seme-
janzas patentes con el patrón urbano del barrio creativo
denido por Spencer (2015). Como se señalaba en el pri-
mer apartado, el estudio de un vecindario ha puesto de
relieve que la proximidad geográca, incluso la conges-
tión física, ha desencadenado un movimiento de reivin-
dicación vecinal capaz de perlar una identidad que se
concreta en la paulatina aparición de propuestas y prác-
ticas económicas sensibles al bienestar de la comunidad.
Si se acepta con Fontan y otros (2004) que la acción
socialmente innovadora nace de la voluntad colectiva de
resolver un problema o necesidad común, tiene una di-
mensión política porque implica con frecuencia una res-
puesta ciudadana a la falta de soluciones desde el sector
público, y necesita generar recursos económicos para ser
viable y ecaz, es preciso reconocer que en este barrio
existe una dinámica muy próxima a estos requisitos. Los
recursos materiales utilizados proceden, al menos hasta
ahora, de la propia acción local y ciudadana y en buena
medida se están generando a través de mecanismos co-
laborativos y ajenos al lucro y al mercado en el sentido
capitalista del término. Aunque en otras zonas de Sala-
manca también pueden encontrarse iniciativas alternati-
vas y las asociaciones vecinales trabajan igualmente por
sus convecinos, el Oeste destaca rotundamente por la
visibilidad y la concentración geográca de los resulta-
dos obtenidos en la triple vertiente urbanística, social y
económica.
Estos avances registrados en la regeneración física,
en la construcción de un imaginario estético e icónico
y en la denición de una cierta identidad distintiva a par-
tir de la movilización ciudadana en tan diversos frentes
no pueden ocultar, sin embargo, que la red de actores
involucrados en este amplio movimiento trasciende los
límites del barrio, como es fácilmente comprensible y
como se encargan de recordar Marshall y Staeheli (2015)
en su reexión metodológica sobre las escalas geográ-
cas en el análisis de redes sociales (Fig. 7).
Se observa, en este sentido, una división del trabajo
entre las iniciativas vecinales articuladas desde dentro
por zoeS en cumplimiento de sus objetivos institucionales
y el conocimiento formalizado que aportan desde fuera
los profesionales y organizaciones que colaboran desin-
teresadamente con la asociación dentro de un abanico
más amplio de proyectos y quehaceres. También aquí
pueden distinguirse tres niveles de relaciones y contri-
buciones: inmediata, local y extralocal. Las asociaciones
vecinales de los barrios limítrofes al Oeste cooperan en la
red Entretrés para abordar con el Ayuntamiento necesida-
des y demandas comunes. La Universidad de Salamanca,
a través del proyecto de investigación al que se adscribe
este artículo, aporta asesoramiento y documentación de
apoyo a la dinámica transformadora en curso y transfe-
rirá resultados a los actores implicados en la construc-
ción de propuestas urbanísticas, sociales y económicas
alternativas. Por último, entidades de tanto relieve como
la Fundación cotec, que ha incorporado la promoción y
apoyo a la innovación social como uno de sus nuevos co-
metidos institucionales, ha mostrado también su interés
por la evolución reciente del Oeste y parece dispuesta a
colaborar en su consolidación.
La indiscutible notoriedad adquirida por el barrio va a
requerir la progresiva conguración de mecanismos para-
institucionales de gobernanza para gestionar la relación
con las autoridades locales y la nueva inserción del barrio
80 ERÍA
en la ciudad de Salamanca. La vertiente propiamente ur-
banística tiene un marco regulador muy riguroso donde
el Ayuntamiento no puede mostrar favoritismo hacia nin-
gún espacio en particular; de hecho, el anunciado Plan
Integral de Rehabilitación, Regeneración y Renovación
Urbana de Salamanca responde, en realidad, a la trans-
mutación política de una propuesta concreta, planteada
desde y para el barrio del Oeste, en un instrumento que
pretende intervenir en 40.000 viviendas y otros catorce
barrios de la ciudad. Y la idea de la galería urbana co-
mienza a extenderse por otras zonas, sostenida ahora con
fondos municipales. La vertiente social, sin embargo,
es más susceptible de permanecer bajo el control de los
actores del barrio, que han demostrado en este terreno
una acreditada capacidad innovadora y aglutinadora. La
faceta económica, por último, es la menos evolucionada
y la más compleja de condicionar en el marco de una
economía de libre mercado. El fracasado intento de recu-
perar El Mirador para equipamiento colectivo así lo de-
muestra, del mismo modo que no existe garantía de que
las iniciativas empresariales venideras se ajusten al mo-
delo social, sostenible y micro que propugna zoeS, sobre
todo si su reciente marchamo de destino turístico ocial
desemboca en la proliferación de establecimientos hos-
teleros estandarizados y/o enfocados al ocio nocturno,
como ha sucedido en el casco norte de Sevilla (García
y otros, 2016). El debate sobre el riesgo de una posible
gentricación, de hecho, comienza a aorar a tenor de al-
gunos debates entre usuarios de las redes sociales. Todos
estos desafíos al crecimiento y desarrollo del proyecto
de transformación requerirán, a nuestro entender, una
aportación creciente del conocimiento y la experiencia
externos, dando por sentado que el impulso endógeno de
zoeS y su red de recursos más inmediata no da signos de
agotamiento a corto ni medio plazo.
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Nota: las líneas discontinuas
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Recibido: 1 de diciembre de 2016
Aceptado: 24 de marzo de 2017