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Jesús Antonio MADERA PACHECO Nohora GUZMÁN RAMÍREZ
Olivia María GARRAFA TORRES Hernán SALAS QUINTANAL
Coordinadores de la colección
I
MÉXICO RURAL ANTE LOS
RETOS DEL SIGLO XXI
ESTRATEGIAS E IDENTIDADES
PRODUCTIVAS CAMPESINAS
Elsa GUZMÁN GÓMEZ
Jesús Antonio MADERA PACHECO
Coordinadores
Tomo I
Tomo I
MÉXICO RURAL ANTE LOS
RETOS DEL SIGLO XXI
Jesús Antonio MADERA PACHECO Nohora GUZMÁN RAMÍREZ
Olivia María GARRAFA TORRES Hernán SALAS QUINTANAL
Coordinadores de la colección
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Enseñar la explotación de la tierra,
no la del hombre
México rural ante los retos del siglo XXI
Jesús Antonio Madera Pacheco
Nohora Beatriz Guzmán Ramírez
Olivia María Garrafa Torres
Hernán Salas Quintanal
Coordinadores de la colección
TOMO I EstratEgias E idEntidadEs productivas campEsinas
Elsa Guzmán Gómez
Jesús Antonio Madera Pacheco
Coordinadores
Primera edición, 2017
ISBN de la colección: 978-607-9293-24-6
ISBN del Tomo I: 978-607-9293-25-3
D.R. © 2017, Asociación Mexicana de Estudios Rurales, A.C.
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM
Circuito Mario de la Cueva s/n, Zona Cultural
Ciudad Universitaria, 04510, CDMX.
D.R. © 2017, Universidad Autónoma de Nayarit
Ciudad de la Cultura “Amado Nervo”, 63155, Tepic, Nay.
D.R. © 2017, Universidad Autónoma Chapingo
Km 38.5 carretera México - Texcoco, Chapingo, Estado de México.
D.R. © 2017, Universidad Autónoma Metropolitana -Azcapotzalco-
Avenida San Pablo 180, Col. Reynosa Tamaulipas, 02200, Delegación
Azcapotzalco, CDMX.
Este libro fue sometido a un proceso de dictaminación académica, de acuerdo con las
normas establecidas por el Consejo Editorial de la Asociación Mexicana de Estudios
Rurales, A.C. Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos
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Impreso en México/Printed in Mexico
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Capital cultural y estrategias
reproductivas en grupos
domésticos periurbanos
José Álvaro Hernández Flores1
a
Resumen
Las localidades rurales ubicadas en la periferia de las ciudades experimentan
cambios estructurales intensos y acelerados, resultado de la presencia inminente
del fenómeno urbano. En este contexto problemático, los grupos domésticos
instrumentan prácticas orientadas a modicar el volumen y composición de su
estructura de capital con la intención de mejorar su posición en el espacio social,
y por tanto, las condiciones bajo las cuales se lleva a cabo su reproducción
social. A partir de un estudio de caso, se analiza la forma en que los grupos
domésticos de una localidad periurbana con antecedentes rurales, modican sus
apuestas e inversiones en el campo cultural como respuesta a la incertidumbre
y a las condiciones cambiantes de su territorio. Tomando como base el enfoque
y categorías analíticas desarrolladas por Pierre Bourdieu, se profundiza en el
papel que desempeñan los procesos educativos formales –que se imparte en
la escuela– e informales –que se verica en el seno del grupo doméstico– en
las estrategias de reproducción de las familias, así como su articulación con
otras prácticas cotidianas que se despliegan en este espacio conictivo.
1 Catedrático Conacyt adscrito al Centro de Estudios Demográcos y Ambientales (CEDUA) de
El Colegio México. Correo electrónico: jalvaro@colmex.mx
JOSÉ ÁLVARO HERNÁNDEZ FLORES
Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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Introducción
En términos generales, el periurbano se dene como un espacio ubicado
en las periferias de las ciudades y de su exterior, el cual es escenario de
transformaciones profundas sobre los planos demográco, económico, social,
político y cultural. En su calidad de zona de contacto entre los mundos urbano
y rural, las áreas periurbanas, constituyen el escenario en el cual se desarrollan
complejos procesos territoriales y donde aparecen importantes conictos por
el uso del espacio (Ávila, 2006; Banzo, 2005). Por lo regular, el resultado de
la superposición de ambas lógicas espaciales deriva en la subordinación de
la agricultura a las lógicas de operación del desarrollo urbano, el cual avanza
inexorablemente sobre el espacio rural.
En este escenario heterogéneo y conictivo, plagado de incertidumbre,
los grupos domésticos modican sus prácticas productivas o sociales con
la intención de adaptarse a las condiciones cambiantes del territorio. En el
ámbito económico algunos apuestan por reconvertir sus unidades productivas,
insertar a algunos de sus miembros en el mercado de trabajo, o desarrollar
por cuenta propia nuevas actividades generadoras de ingreso. Otros más,
ante la escasez de oportunidades laborales, optan por migrar a otros países o
regiones. En el ámbito comunitario algunos grupos se inclinan por rearmar
su pertenencia a las redes sociales de tipo local, en tanto que otros vislumbran
mayores ventajas en la incorporación de esquemas anes al medio urbano. En
el ámbito familiar, por su parte, diversos estudios han documentado cambios
en los patrones de residencia, fecundidad, herencia y conyugalidad, como
respuesta a los contextos inseguros y restrictivos, propios de la condición
periurbana (Hernández, 2014). La emergencia de éstas y otras conductas
evidencia, una intención estratégica, por parte de los grupos domésticos, por
instrumentar prácticas que les permitan afrontar el periodo de transición en
condiciones menos desfavorables.
A partir de un estudio de caso, el presente trabajo analiza las distintas
prácticas sociales referidas al campo cultural que emprenden los grupos
domésticos de San Diego Cuachayotla, localidad perteneciente al municipio
de San Pedro Cholula, Puebla. Dicha localidad ha sido objeto en los últimos
años de transformaciones sociales y económicas, resultado de su proximidad
física con los centros urbanos de Puebla y Cholula. Para la construcción del
estudio de caso se seleccionó a partir de un muestreo de tipo intencional, un
total de 10 grupos domésticos, a los cuales fueron aplicadas igual número de
entrevistas a profundidad. La información obtenida mediante este instrumento
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Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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fue triangulada con datos estadísticos provenientes de fuentes secundarias y
con los recolectados a partir de la observación participante, con la intención
de determinar: 1) Cuál es el lugar que ocupan las prácticas de acumulación de
capital cultural dentro de las estrategias de reproducción familiar; 2) En qué
medida, cómo, y por qué dichas prácticas son incorporadas como un mecanismo
dirigido a asegurar el sostenimiento y reproducción familiar; y 3) Cuáles son
las posibilidades de fracaso o éxito de este tipo de estrategia. En este sentido,
el objetivo de este trabajo consiste en identicar las prácticas sociales que las
familias movilizan alrededor de la adquisición de capital cultural en cualquiera
de sus formas, y la manera en que éstas se relacionan con otros mecanismos
de reproducción social. Asimismo, se pretende determinar la forma en que
condiciones objetivas y simbólicas inuyen sobre las opciones y decisiones
que toman las familias en materia educativa.
1. Escuela y reproducción social
La perspectiva metodológica desarrollada por Pierre Bourdieu parte del
reconocimiento de una relación construida entre dos modos de existencia de lo
social: las estructuras sociales externas y las estructuras sociales internalizadas.
Tres son las nociones básicas que Bourdieu reconoce como parte de las
estructuras sociales externas: el espacio social, concebido como un sistema
de posiciones sociales que se denen las unas en relación con las otras; el
concepto de campo, denido como un espacio pluridimensional de posiciones
en el que los actores se distribuyen atendiendo al peso relativo de las diferentes
especies de capital que poseen, y el concepto de capital entendido como el
conjunto de bienes acumulados que se producen, se distribuyen, se consumen,
se invierten y se pierden (Gutiérrez, 2012), y que puede ser de cuatro especies:
económico, cultural, social y simbólico. Aunque son claramente distintas, las
diferentes especies de capital se encuentran vinculadas entre sí, y bajo ciertas
condiciones pueden transformarse unas en otras. Por ejemplo, el capital social o
cultural que movilizado puede transformarse en capital económico o viceversa.
En lo que concierne a las estructuras sociales internalizadas, destaca
el concepto de habitus, que en términos generales se puede entender como
el conjunto de disposiciones interiorizadas por el individuo a partir de la
posición que ocupa en el espacio social y a partir de su trayectoria, que lo
llevan a actuar, sentir, percibir, valorar y pensar más de una manera que de
otra (Bourdieu, 1980).
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Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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Cuando se habla de estrategias de reproducción se alude al conjunto de
prácticas sociales que emprenden los agentes o las familias con el objetivo de
mantener o mejorar su posición en el espacio social. Dado que las estrategias
dependen de las condiciones sociales de las cuales el habitus es producto
–es decir, de la condición y posición del individuo al seno de un campo
social determinado– éstas tienden a perpetuar su identidad, manteniendo
las separaciones, las distancias y las jerarquías, contribuyendo así de forma
práctica a la reproducción del sistema de diferencias constitutivas del orden
social. No obstante, es importante considerar que al ser el habitus un producto
de la historia, constituye un sistema abierto de disposiciones que se confronta
permanentemente con experiencias nuevas, y por lo mismo, es afectado también
permanentemente por ellas; lo que perla a este concepto como una pieza
clave para el análisis de las prácticas sociales que tienen lugar en contextos
complejos, sometidos a cambios y transformaciones constantes, tal y como
ocurre en los territorios periurbanos.
Para entender la reproducción social en relación con las prácticas culturales
y educativas, es necesario recuperar las nociones de “capital cultural” y “campo
escolar” propuestas por Pierre Bourdieu. Desde la perspectiva de Bourdieu, el
capital cultural es aquel que se encuentra ligado al conocimiento, las ciencias,
el arte (Gutiérrez, 2012). Constituye una especie de capital constituida por
un conjunto de bienes simbólicos que se presentan bajo tres modalidades:
a) en estado incorporado, bajo la forma de disposiciones durables ligadas a
determinado tipo de conocimiento, ideas, valores, habilidades y otras similares
(ser competente en tal o en cual campo del saber, ser cultivado, tener un buen
dominio del lenguaje y de la retórica, conocer y reconocerse en el mundo social
y sus códigos); b) en estado objetivado, bajo la forma de bienes culturales
como cuadros, libros, diccionarios, maquinaria e instrumentos diversos y
otras realizaciones materiales; y c) en estado institucionalizado, bajo la forma
de títulos escolares, diplomas, licencias o acreditaciones profesionales que
objetivan el reconocimiento de la sociedad y que presuponen la existencia
de instituciones particulares a las que se reconoce capacidad legítima para
administrar y dotar de ese bien (Gutiérrez, 2012; Chauviré y Fontaine, 2008;
Bourdieu, 1987). Por su parte, el campo escolar estaría conformado por
agentes sociales comprometidos con la acumulación de capital cultural en
estado institucionalizado, es decir, por aquellos que reconocen como valioso
el reconocimiento y la legitimación de conocimientos por parte del Estado y
que en consecuencia, comparten un interés relativo a la escuela y lo que ella
signica (Cervantes, et al., 2003).
JOSÉ ÁLVARO HERNÁNDEZ FLORES
Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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No es el objeto de esta breve revisión teórica profundizar en la descripción
acuciosa de la estructura, la dinámica y la lógica del campo escolar. No
obstante, resulta de interés para el presente trabajo rescatar el papel que
Bourdieu asigna a la institución escolar como mecanismo de reproducción del
capital cultural, y con ello, de la estructura del espacio social. De acuerdo con
Bourdieu, en las sociedades modernas las familias que poseen mayor cantidad
de capital cultural suelen ocupar posiciones de mayor privilegio, mismas que
se busca conservar o mejorar mediante el despliegue de estrategias orientadas
a la acumulación de capital cultural en estado institucionalizado (capital
escolar). Sin embargo, al igual que las instituciones económicas y su lógica
de funcionamiento favorecen a las familias que poseen capital económico, las
instituciones educativas tienden a favorecer a los estudiantes provenientes de
familias con capital cultural previo. De esta manera, si bien la escuela no es
el lugar en el cual se generan las diferencias de clase, sí es el lugar en el que
estas diferencias tienden a reproducirse.
La incorporación de las estrategias educativas a la teoría de la reproducción
supuso un avance importante en la comprensión de los mecanismos de
reproducción del mundo social al establecer que el volumen de capital del
grupo familiar, y por tanto, su posición en el espacio social, está determinada
no sólo por el capital económico, sino por el capital cultural que se obtiene a
través de la participación en el sistema escolar.
Al mismo tiempo logró explicar la lógica subyacente a la expansión del
sistema escolar en las sociedades occidentales contemporáneas y denir,
más allá de la hipótesis de la reproducción y de la homología entre el
espacio de posiciones en el campo escolar y el espacio social global, algunas
de sus principales repercusiones (sobreproducción y desvalorización de
títulos, incremento del tiempo de escolarización de las sucesivas cohortes,
desplazamiento de la selección de las etapas inferiores a las superiores de
escolaridad, etc.). Como veremos a continuación, estas nociones resultan
de gran utilidad para identicar los distintos factores que intervienen en el
despliegue de prácticas educativas en los contextos periurbanos, las distintas
modalidades a partir de las cuales estas prácticas se articulan con las estrategias
familiares en su conjunto, y sus posibilidades de éxito o de fracaso.
2. San Diego Cuachayotla, una localidad rural en
proceso de cambio
La junta auxiliar de San Diego Cuachayotla pertenece al municipio conurbado
de San Pedro Cholula, el cual colinda con la capital del estado de Puebla.
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Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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En esta localidad, cuya extensión aproximada es de 3 kilómetros cuadrados,
habita un total de 6 mil 697 personas (INEGI, 2010). El paisaje que predomina
en esta junta auxiliar constituye una mezcla de elementos tradicionales –que
remiten inevitablemente a un modo de vida apegado a la ruralidad–, y otros
de carácter “moderno” que rinden cuenta de las transformaciones recientes
que han sido inducidas por la cercanía con los centros urbanos.
Destacan como elementos paisajísticos vinculados a un modo de vida rural,
algunas porciones del territorio –esparcidas a modo de manchones a lo largo de
la localidad– destinadas a la agricultura de auto subsistencia; la conformación
de la vivienda tradicional campesina, que reserva el traspatio para el cultivo
del maíz y a la cría de animales; y la persistencia de actividades religiosas
y festivas sustentadas en instituciones comunitarias de origen campesino o
indígena, como la cooperación o el sistema de cargos. Por otra parte, entre los
elementos vinculados con los procesos de urbanización y modernización, se
podrían mencionar, en una primera instancia, la infraestructura y la dotación
de servicios públicos tales como alumbrado, seguridad, recolección de basura,
drenaje y pavimentación en el primer cuadro de la localidad y las calles
aledañas. Asimismo, resulta evidente a simple vista la alteración del paisaje
impuesta por la fabricación de ladrillo, actividad sumamente extendida en
la localidad, la cual requiere de construcciones especiales para su desarrollo
(galeras, hornos, depósitos, bodegas, etc.). Todos estos elementos le coneren
un ambiente característico a San Diego Cuachayotla, sobre todo porque se
ubican en los predios urbanos formando una sola unidad con las construcciones
de la casa-habitación y el traspatio.
Las estadísticas también rinden cuenta de ello. Los datos censales
disponibles
2
arrojan que el 69% de la población ocupada en la localidad labora
en el sector secundario, el 22% en el sector terciario, y el 8% en el sector
primario. Sin embargo, al analizar minuciosamente las diferentes categorías bajo
las cuales los habitantes de San Diego Cuachayotla se insertan al mercado de
trabajo, es posible concluir que la gran mayoría desarrollan su actividad laboral
dentro de la comunidad, trabajando por cuenta propia, tanto en la fabricación
de tabique, como en la agricultura (54.6%), o vendiendo su fuerza de trabajo
como jornalero o peón (20.3%), mientras que el resto (25.1%) se ocupa como
empleado u obrero en localidades aledañas. El carácter familiar, propio de las
actividades agrícolas y de la producción de ladrillo, se puede constatar en el
número de personas que trabajaban sin percibir ingresos (30.1%) o que recibían
2 El último censo en el que se registra la población ocupada por sector de actividad y situación en
el trabajo, desagregada a nivel de localidad, corresponde al año 2000.
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Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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menos de un salario mínimo mensual como retribución por su trabajo (16%).
También en el porcentaje de la población sin derechohabiencia a servicios de
salud, la cual alcanzaba poco más del 70% (INEGI, 2010).3 Así, tras el sesgo
industrial que muestran las estadísticas, se esconde el desarrollo de una actividad
cuyo proceso de organización y producción corre a cargo de las familias, y que
por tanto, no guarda similitud alguna con la pequeña empresa capitalista que
domina los escenarios urbanos. Asimismo se encubre o minimiza el peso de
la actividad agrícola, la cual, si bien ha perdido importancia relativa a lo largo
de las últimas décadas, continúa desarrollándose en San Diego Cuachayotla,
fundamentalmente a nivel de traspatio.
La zona donde se ubica San Diego Cuachayotla era, desde antes de la
llegada de los españoles, un importante centro agrícola. De acuerdo con los
testimonios de los habitantes de la región hasta mediados del siglo pasado
se sembraban y cosechaban, además de cultivos nativos como el maíz, el
maguey, el chile y el frijol, cultivos introducidos por los españoles como los
frutales y el trigo. Sin embargo, con el paso del tiempo, el carácter agrícola de
la localidad se ha ido transformando. Actualmente en San Diego Cuachayotla
solo se siembra maíz.
De acuerdo con el Consejo Municipal de Desarrollo Rural Sustentable
(CMDRS, 2008) se tienen identicados ocialmente 300 productores que
siembran maíz criollo en 60 hectáreas, es decir, cerca del 16% de la supercie
total de la localidad. En cuanto a la ganadería, se tiene registrado un total de
120 productores que en su conjunto cuentan con 400 cabezas de ganado vacuno
destinado a la producción de leche y sus derivados, tanto para el autoconsumo,
como para la comercialización en el mercado local; 150 productores que
poseen en su conjunto cerca de 450 cerdos; y 65 productores que se dedican
a la crianza de 500 cabezas de ganado ovino, los cuales se comercializan en
los mercados locales y regionales.
La condición de minifundio de las parcelas, la falta de irrigación, los
bajos rendimientos del maíz y la crisis estructural del sector agrícola, han
propiciado que la producción de ladrillo sea, desde hace ya varias décadas,
la principal actividad productiva de las familias de la región. Dicha actividad
cobró importancia en la región a mediados del siglo pasado, apoyada por
la demanda suscitada por el ritmo de urbanización de las grandes ciudades,
3 A partir de 1990 la localidad de San Diego Cuachayotla desaparece de las estadísticas ociales,
puesto que pasó de la categoría de “pueblo” a la de “colonia” adscrita a la cabecera municipal de
San Pedro Cholula. Para obtener los indicadores sociodemográcos de la localidad correspondientes
al último censo, fue necesario agregar la información estadística manzana por manzana.
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Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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especialmente la ciudad de México. El auge de la industria ladrillera –que tuvo
su apogeo a mediados de los años sesenta– y de los benecios económicos
derivados de esta actividad, tuvo como consecuencia directa que la mayor
parte de la población de San Diego Cuachayotla incursionara en la producción
de ladrillo. Así, en el curso de unos cuantos años los hornos se multiplicaron
en esta localidad de manera sorprendente. Actualmente se estima en más de
470 el número de familias dedicadas a esta actividad y se calcula que un 75%
de la población económicamente activa de la localidad depende directa o
indirectamente de la producción de ladrillo para su sobrevivencia. Asimismo
se tiene censado un total de 322 hornos, cada uno de los cuales produce un
promedio de 30 mil ladrillos al mes (Xamixtli, 2006).
El contexto económico en el cual tiene lugar hoy en día la producción
de ladrillo es sumamente precario. El encarecimiento de las materias primas,
aunada a la sobreoferta de producto en la región y la contracción del sector
construcción han cancelado la posibilidad de mejorar la posición de los grupos
domésticos en el espacio social través de la intensicación del trabajo familiar.
A las condiciones económicas desfavorables intrínsecas a la producción de
ladrillo, se suman otros factores como el crecimiento urbano y el incremento
de los ujos migratorios que han abierto el abanico de oportunidades para
que las generaciones más jóvenes incursionen en actividades laborales fuera
de la localidad, ya sea en la ciudad de Puebla, el Distrito Federal o incluso
fuera del país.
Ante este escenario los grupos domésticos de San Diego Cuachayotla han
diversicado sus estrategias, modicando sus apuestas e invirtiendo en el juego
social diversos tipos de capital con la intención de mejorar las condiciones
bajo las cuales se lleva actualmente a cabo su reproducción. Un caso particular
lo constituye el capital cultural, el cual analizaremos con detenimiento en los
apartados siguientes.
3. Estrategias de acumulación de capital cultural
en un contexto periurbano
Como se puede apreciar, San Diego Cuachayotla ha experimentado en un
periodo de tiempo relativamente corto cambios estructurales de magnitud
considerable. La velocidad con la que se han dado estas transformaciones
ha dado lugar a nuevas prácticas, resultado de los ajustes que se derivan del
proceso de adaptación de los habitus individuales a los cambios que acontecen
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Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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de manera drástica en las estructuras sociales externas. Una parte considerable
de estas prácticas son las que se vinculan a las inversiones y apuestas que
los grupos domésticos realizan en el campo cultural, es decir, aquellas que se
plantean como objetivo estratégico la transmisión, adquisición, incorporación y
acumulación de conocimiento que les permita mantener o mejorar su posición
en el espacio social. A continuación se analizan las prácticas que despliegan
los grupos domésticos en el campo cultural, en función de las tres modalidades
señaladas previamente.
3.1. Prácticas de acumulación de capital cultural
en estado incorporado
El capital cultural es una especie de capital que no puede ser delegada ni
trasmitida instantáneamente por el don, la transmisión hereditaria, la compra
o el intercambio; está ligada al cuerpo, y por tanto, supone un proceso de
incorporación por parte del agente con el objetivo de apropiárselo, de hacerlo
suyo. Por lo regular, el proceso de adquisición y asimilación de capital cultural
incorporado ocurre en etapas tempranas, a partir de la pedagogía familiar, de
manera totalmente encubierta e inconsciente.
En la localidad de estudio la transmisión y adquisición de capital cultural en
estado incorporado se puede apreciar, entre muchas otras cosas, en los procesos
de socialización vinculados al desarrollo de prácticas económico-productivas,
como la agricultura y la producción de ladrillo. La transmisión de este bagaje
de conocimientos, destrezas, y habilidades ocurre en el seno del propio grupo
doméstico. Esta forma de educación –también llamada “aprendizaje por
familiarización”– es uno de los modos típicos de constitución de los habitus
individuales a partir de los cuales se transmite el capital cultural. Se trata de
un mecanismo espontáneo e inconsciente, inltrado en todas las prácticas
sociales en las que participa el niño desde su más temprana edad, a partir del
cual se le introduce a las formas, movimientos, a las maneras correctas de
hacer las cosas (DeglInnocenti, 2008).
Si uno recorre los talleres de producción de ladrillo ubicados en la localidad
de San Diego Cuachayotla, podrá percatarse a simple vista de que se somete a
los niños a un aprendizaje muy temprano, haciéndolos participar activamente,
ya sea en tareas muy sencillas o en acciones especícas que contribuyen a
la realización de una tarea más compleja. Lo mismo sucede en los espacios
agrícolas, en donde el conocimiento se aprende y se transmite en el hacer
mismo cotidiano, de modo natural e inconsciente:
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Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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Aquí en San Diego, en lo de los ladrillos, a un niño de dos años o tres años,
tan pronto camina ya lo ponen a acarrear los ladrillos también, y ya uno
mismo les va enseñando el trabajo (Juventino Iccehuatl, 2011).
Aquí los niños que descansen no, ves hasta el chiquitito acarrear las mazorcas,
apenas empezó a andar, y ya va y viene con la mazorca, nosotros estamos,
este ahora sí que lo radicamos, y aquí lo limpiamos, y va y viene y lo carga
y lo echa en el patio (Adelina Almonte, 2011).
Esta forma particular en que el grupo doméstico genera y transmite
conocimientos técnicos, desempeña además un papel decisivo en la superación
de las restricciones que implica rigidez en la fuerza laboral familiar disponible,
aspecto que permite vincular las prácticas que se desarrollan en el campo
cultural, con otras mucho más asociadas a la acumulación de capital económico.
Adicionalmente, la acumulación de capital cultural en estado incorporado
contribuye a la reproducción de las estructuras externas de las cuales el habitus
es producto. En ese sentido, la pedagogía familiar contribuye a inculcar una
forma particular de percibir, valorar, y actuar en el mundo, misma que en el
caso de la localidad de estudio, posiciona a la agricultura como una actividad
preponderante, altamente apreciada, que forma parte fundamental de los
intereses genéricos ligados a la existencia misma del campo.
3.2. Prácticas de acumulación de capital cultural en estado objetivado
El aprendizaje por familiarización supone, entre otras cosas, el desarrollo
de la capacidad para apropiarse simbólicamente de los bienes culturales que
constituyen el capital cultural en estado objetivado. En el caso de San Diego
Cuachayotla dicha modalidad de capital se asocia con el uso de la maquinaria
e instrumentos necesarios para llevar a cabo tanto la actividad agrícola, como
la producción de ladrillo:
Aquí a los niños, ya desde niños les hacen su gaverita de dos tabiques, o sea,
desde niños ya les compran sus palitas, sus sombreritos, porque ésta es la
educación que nosotros tenemos (Luis Colex, 2011).
Cabe señalar que si bien las herramientas, maquinaria, medios de
producción, hornos de ladrillo, vehículos y aparejos para el campo, ejercen
por su sola existencia y presencia en el ambiente natal un efecto educativo, la
apropiación de esos bienes en sentido simbólico, sólo es posible a partir de los
conocimientos y las habilidades que forman parte del capital cultural incorporado.
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3.3. Prácticas de acumulación de capital cultural
en estado institucionalizado
En San Diego Cuachayotla la inversión de los grupos domésticos en capital
cultural institucionalizado se ha incrementado de manera signicativa durante
los últimos años. Cabe señalar que esta situación es radicalmente distinta a
la que prevaleció en dicha localidad en el pasado, cuando la escuela, y en
general las estrategias vinculadas al campo cultural, jugaron un papel marginal,
ya que las apuestas de las familias estaban orientadas al campo económico,
fundamentalmente a través de la producción de ladrillos y de las prácticas
agrícolas.
A principios de los años noventa sobrevino un periodo de crisis que
afectó considerablemente la rentabilidad económica de la industria ladrillera
de esta región (Hernández, 2014). Este periodo coincidió con la formación
de nuevos grupos domésticos y con el crecimiento acelerado de la ciudad y
de las opciones laborales que ésta ofrece.
El resultado fue un viraje notable en las estrategias de reproducción social
de los grupos domésticos, quienes paulatinamente reorientaron sus apuestas
hacia el campo cultural porque percibieron que la tasa de conversión entre el
capital económico y cultural, en su vertiente escolar, les resultaba más favorable
en este nuevo contexto. Actualmente, la adquisición de capital cultural en
estado institucionalizado se ha convertido en una prioridad para los grupos
domésticos de San Diego Cuachayotla los cuales perciben que la obtención
de un título que acredite un nivel de formación superior, garantiza a los hijos
el acceso en condiciones más favorables al mercado de trabajo, instrumento
de reproducción que ofrece hoy en día mayor rendimiento a sus inversiones:
[Me gustaría] más que nada, que mis hijos agarraran una profesión, aunque
hoy en día también las profesiones ya están muy saturadas, más que nada
[quisiera] que agarraran un buen trabajo (…) a mí sí me interesaría que
estudiaran porque hoy en día una gente preparada vale mucho (...) el ladrillo
es bonito, yo no digo que no, sí es bonito, pero es muy pesado, me entiendes,
y para poder tener una gran rentabilidad en esto pues hay que trabajar mucho
(Agustín Romero, 2011).
Las estadísticas conrman el cambio en las estrategias de los grupos
domésticos. De 2000 a 2010 el porcentaje de población de 6 a 14 años
(educación básica) que asistía a la escuela en San Diego Cuachayotla pasó
de 85% a 93.7%. En el año 2000 el porcentaje de población de 15 años y más
que carecía de instrucción era del 8%, el 23.9% tenía primaria incompleta, el
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42% primaria completa, 18.1% tenía instrucción secundaria y el 8% contaba
con instrucción media superior o superior. No obstante, para 2010, el 5.1%
de la población en este grupo de edad carecía de instrucción, el 14.5% tenía
primaria incompleta, el 43.6% tenía primaria completa, 26.3% tenía instrucción
secundaria y el 14.2% contaba con instrucción posbásica4. Es decir, hubo una
mejora en todos los rubros.
Gráca 1. Nivel de instrucción, población mayor a 15 años, 2000-2010.
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI (2010).
Los datos permiten armar que la inversión escolar de los grupos
domésticos de esta localidad se concentra en el nivel primario y secundario
de educación formal, en tanto que el porcentaje de individuos con educación
media superior y superior, si bien es signicativamente mayor al del resto
de las localidades analizadas, sigue siendo muy reducido, al menos para los
estándares educativos urbanos.5
Dado que la adquisición de capital escolar es un proceso que requiere de
una inversión considerable de tiempo, es difícil que las estadísticas reejen
4 La información del censo de 2010 para esta localidad se estimó mediante la agregación de la
información manzana por manzana. Asimismo, dado que la variable “Población de 15 años y más
con educación media o media superior” no se consideró en dicho censo, para nes de comparación
se usó en su lugar la variable “Población de 18 años y más con educación posbásica”.
5 En el 2010, por ejemplo, el 50.9% de la población de la capital del estado de Puebla contaba con
educación media superior o superior (posbásica).
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en el corto plazo los cambios que se han dado en los grupos domésticos esta
localidad, en términos de la importancia que actualmente otorgan a la educación
formal como parte de sus estrategias de reproducción. Sin embargo, a partir de
los testimonios de los jefes de familia de San Diego Cuachayotla es posible
constatar cómo a diferencia de sus grupos domésticos de origen, la mayor parte
de los grupos actuales apuestan e invierten en el campo escolar, sobre todo en
actividades capaces de incrementar el capital cultural encarnado socialmente
en estado institucionalizado, es decir, bajo la forma de títulos o acreditaciones.
De esta manera, la escuela, ha comenzado a gurar paulatinamente como
un elemento imprescindible en las estrategias familiares. En este sentido, es
notable la forma en que algunos grupos domésticos de San Diego Cuachayotla
han comenzado a invertir y utilizar de forma diferenciada sus conocimientos
(capital cultural incorporado), sus posiciones y relaciones (capital social),
pero sobre todo, sus recursos materiales (capital económico), en función de
la adquisición de capital escolar de algunos de sus integrantes:
El año que pasó, mi hija se graduó de la secundaria y ahora quiere estudiar una
carrera corta o una profesión de trabajo y yo la apoyo para que le eche ganas
(…) ellos tienen todo el apoyo de mí en la escuela, en útiles, uniformes, en
las juntas, y ahí vamos, entonces, pues les digo que le echen ganas (Adolfo
Almonte, 2011).
Este tipo de estrategia supone la instrumentación de una serie de prácticas y
representaciones asociadas: por un lado, el compromiso de los hijos de estudiar
y en la medida de sus posibilidades contribuir con las labores domésticas o
productivas; y por otro lado, el compromiso de los padres de satisfacer las
exigencias de una empresa de adquisición prolongada, como la que implica
toda trayectoria escolar (pagar colegiaturas, comprar libros, contribuir con las
cooperaciones escolares) y de proporcionar el mayor tiempo posible para la
adquisición de capital escolar, lo que implica liberarlos de las obligaciones
laborales que tradicionalmente desempeñan los niños y jóvenes en esa localidad:
Los niños no me ayudan, ellos quieren ayudarme, quieren aprender, me
dicen: papi llévame al horno. No, le digo, mejor apúrate a hacer la tarea, no
quiero que vayas. Ellos están ganosos e inquietos de saber el trabajo, pero
pues ahora son unos niños y no tendrían la noción de agarrar un trabajo así
pesado. Mejor que ayuden a su mami que los ponga a barrer aquí la casa o
juntar la basura, no sé, y a mi hija por ser mujer también, le digo quédate con
tu mama a ayudarle a la comida ayúdale con la ropa y yo me voy (Adolfo
Almonte, 2011).
JOSÉ ÁLVARO HERNÁNDEZ FLORES
Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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La importancia del capital cultural radica en que todas las inversiones o
apuestas que los agentes elaboran en torno a su adquisición o acumulación,
tienen como sustento su capacidad de reconversión en la especie de capital
dominante: la económica. En este sentido, se puede armar que las apuestas en
el campo escolar que han realizado en los últimos años los grupos domésticos
de San Diego Cuachayotla, forman parte de estrategias de reconversión, que
teniendo como fundamento el interés por mejorar o conservar la posición
social, favorecen la inversión de capital poseído bajo una particular especie
en otra distinta, con el objetivo de transformar la estructura patrimonial del
grupo doméstico en el largo plazo.
La mayor parte de los entrevistados señaló el acceso a niveles relativamente
superiores de educación formal o técnica, como una ventaja en el mercado
laboral. En este sentido es innegable que las nociones de ascenso social a partir
de los altos niveles educativos, de la justicia escolar, y de la distribución de
puestos en función de los títulos, están muy arraigadas en el imaginario de
los grupos domésticos.
Conviene recuperar en este punto las reexiones que hace el propio
Bourdieu, acerca de la importancia que tiene el capital cultural heredado
respecto al “éxito escolar”, es decir, los benecios especícos que los niños
de distintas clases y fracciones de clase pueden obtener del mercado escolar,
en relación a la distribución de capital cultural entre clases y fracciones de
clase. De acuerdo con Bourdieu (1987) el rendimiento de la acción escolar
depende del capital cultural invertido previamente por la familia y acumulado
a lo largo de varias generaciones. Asimismo, el rendimiento económico y
social del título escolar, depende del capital social, también heredado, y que
puede ponerse a su servicio.
En el caso de los grupos domésticos de San Diego Cuachayotla que han
empezado a incorporar la inversión escolar como parte de sus estrategias de
reproducción, resulta evidente la carencia de cierta especie de capital cultural
y social, que en el contexto de los nuevos instrumentos de reproducción
dominantes, pueda resultar útil (hablar otro idioma, manejar software
especializado, contar con experiencia laboral, tener algún contacto que facilite
la inserción al mercado de trabajo, dominar las formas apropiadas para el
desempeño social en contextos laborales urbanos, etc.).
Es decir, el hecho de que cada vez más grupos domésticos inviertan en
el campo escolar, no signica necesariamente que su trayectoria dentro de la
escuela nalice con éxito. Si atendemos a las estadísticas educativas, el grado
JOSÉ ÁLVARO HERNÁNDEZ FLORES
Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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promedio de escolaridad de San Diego Cuachayotla es de 6.6, inferior a la
escolaridad promedio registrada en la capital del estado de Puebla, la cual se
ubica en 10.3. Asimismo, el porcentaje de la población en edad laboral que
cuenta con educación posbásica sigue siendo muy bajo (14.2%) comparado
con el de las zonas urbanas (50.9%, en el caso de la capital del estado de
Puebla). Si bien el nivel de agregación y la falta de actualización de las
estadísticas impiden un análisis más detallado y preciso, los datos que ofrecen
son indicativos de la complejidad de las variables que median entre la inversión
del grupo doméstico en el campo escolar y el éxito relativo en la escuela.
Por otro lado, mayores niveles educativos tampoco garantizan una inserción
exitosa en el mercado laboral. Bourdieu señala que precisamente entre las
informaciones constitutivas del capital heredado, una de las que más valor tiene
es el conocimiento práctico o intelectual de las uctuaciones del mercado de
las titulaciones académicas, el sentido de la inversión que permite obtener el
mayor rendimiento en el mercado escolar o del capital escolar en el mercado
laboral, sabiendo, por ejemplo, abandonar las vías o carreras devaluadas
para orientarse hacía vías o carreras que ofrezcan un mayor rendimiento.
Dado que los benecios materiales y simbólicos garantizados por el título
escolar dependen también de su escasez, puede suceder que las inversiones
en tiempo y esfuerzo, sean menos rentables de lo esperado en el momento de
su denición, debido a que la tasa de convertibilidad del capital escolar y del
capital económico sufrió una modicación de facto.
Algunas de las entrevistas realizadas en San Diego Cuachayotla ilustran la
experiencia de agentes que optaron por una estrategia ncada en la inversión
escolar y no obtuvieron los resultados esperados. El siguiente testimonio
pertenece a un padre de familia cuyos tres hijos desarrollan actualmente
actividades distintas. El testimonio es muy revelador en términos de ilustrar
con claridad los rendimientos diferenciales que ofrecen las distintas opciones
de inserción laboral disponibles en San Diego Cuachayotla:
[Tengo tres hijos] uno me está ayudando [como ladrillero], el otro tiene trabajo
en el torno, y el otro tiene una profesión, pero lamentablemente esa profesión
está muy saturada y no hay mucho trabajo; él es químico industrial y abrió
un pequeño negocio de productos químicos, pero como le digo, siempre nos
absorben los impuestos, entonces cuando más bien le empezó a ir, luego,
luego llegaron los inspectores de Hacienda, y luego las rentas y la energía
eléctrica y todo eso, no, pues los echaron a correr de volada ¿Entonces de
qué sirve que haya profesionistas, si no hay trabajo? (…) [al que es ladrillero]
lógico, le está yendo mejor, tiene más tiempo, está más tranquilo. En cambio
el otro, el que tiene carrera, pues la verdad llegaba un momento en que no
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Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos
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tenía ni para sacar a pasear a la muchacha; (…) mi otro muchacho que está
trabajando en el torno tiene ya su lugarcito más o menos con su patrón, y
pues también él es responsable y le echa ganas, y entonces cada ocho días
ya tiene sus centavos, acá nosotros, por ejemplo, en la alfarería no, porque
si no quemamos [ladrillo] en un mes y no vendemos, pues no hay dinero
(Antonio Sierra, 2011).
Este tipo de situaciones evidencian que si bien las inversiones y apuestas
alrededor del capital cultural empiezan a ocupar un papel signicativo dentro
de las estrategias de reproducción social, los cambios en el espacio social,
derivados de este tipo de prácticas no siempre, ni en todos los casos, cumplen
con las expectativas de los grupos domésticos.
Conclusiones
Dada la condición de conicto y transición propia de los espacios periurbanos,
las prácticas asociadas a la acumulación de capital cultural en estado
institucionalizado se conguran como una de las principales opciones con
las que cuentan los grupos domésticos para hacer frente a los procesos de
reconguración territorial que ponen en riesgo su reproducción social. Dichas
prácticas resultan sumamente útiles para el análisis de las estrategias de
reproducción social en contextos de cambios estructurales, ya que a partir de
ellas es posible inferir el sentido del porvenir probable de los grupos domésticos,
y por tanto, de sus apuestas e inversiones.
En efecto, el trabajo pedagógico racional que imparten y legitiman las
instituciones educativas, juega un importante papel en las estrategias de los
grupos domésticos que pertenecen a los sectores más desposeídos de capital
económico y cultural. Para estos grupos la escuela constituye el único camino
para apropiarse de los bienes culturales, que dada su posición en el espacio
social, no han heredado. Asimismo, constituye una vía –la vía moderna, propia
de las sociedades urbanas e industrializadas– para ascender socialmente,
o por lo menos, para mantener una posición social en un escenario en el
que las condiciones objetivas y los instrumentos de reproducción se están
transformando.
En el caso analizado, la reciente incorporación de prácticas orientadas a la
acumulación de capital escolar resulta de un cuestionamiento generalizado a
las trayectorias ocupacionales tradicionales y de la preparación de los grupos
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domésticos para su incursión en escenarios urbanos. Llama la atención que a la
par de las estrategias de acumulación de capital escolar, los grupos domésticos
mantengan vigentes las prácticas orientadas a la transmisión de capital cultural
incorporado. Si bien ello es resultado, en buena medida, de las disposiciones
contenidas en el habitus, también evidencia una intención estratégica, por
parte de los grupos domésticos, para minimizar las consecuencias negativas
que podría acarrear una posible incursión fallida en el mercado laboral urbano.
Ante los cambios acaecidos en el mundo rural, resulta de interés explorar
en otros contextos y bajo otras condiciones, examinar cómo las familias rurales
integran las prácticas educativas a sus estrategias de reproducción, y analizar
si éstas, a su vez, contribuyen o no a mejorar su posición en el espacio social,
y por tanto, a modicar de manera favorable las condiciones bajo las cuales
se lleva a cabo su reproducción.
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