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JOSÉ LUIS PÉREZ MANTERO
Universitat de València
Facultad de Filología, Traducción y Comunicación
Avda. Blasco Ibáñez, 32
46010 Valencia
E-mail: jopemon4@alumni.uv.es
Tel. (+34) 96398 64279
EL DÉFICIT LINGÜÍSTICO EN PERSONAS CON
DEMENCIA DE TIPO ALZHÉIMER: BREVE
ESTADO DE LA CUESTIÓN
LINGUISTIC IMPAIRMENTS IN S UBJECTS
WITH DEMENTIA OF THE ALZHEIMER’S
TYPE: STATUS OF THE ISSUE
LE DEFICIT LINGUISTIQUE EN
PERSONNES AVEC DEMENCE DE TYPE
ALZHEIMER: BREF ETAT DE LA
QUESTION
RESUMEN: Las personas con
demencia de tipo alzhéimer sufren
alteraciones lingüísticas. Se han
llevado a cabo algunos estudios que
describen la naturaleza de este déficit.
Los resultados de estos trabajos
demuestran que los componentes
léxico-semántico y pragmático se
encuentran mucho más deteriorados
que los niveles fonético-fonológico y
morfosintáctico del lenguaje. Nuestro
propósito es elaborar un breve estado
de la cuestión que nos permita tener
una perspectiva global sobre el
proceso de deterioro comunicativo.
Además, enfatizamos la importancia
del análisis lingüístico a la hora de
diagnosticar la enfermedad de
Alzheimer, ya que se pueden
encontrar cambios en las habilidades
discursivas desde la etapa prodrómica
de la demencia. Finalmente,
proponemos la creación de protocolos
conversacionales que ayudarán a los
hablantes con demencia de tipo
alzhéimer y a sus interlocutores-clave
a mantener una buena interacción
comunicativa durante el mayor
tiempo posible.
ABSTRACT: Linguistic abilities
are impaired in subjects with
dementia of the Alzheimer’s type.
Some studies have been carried
out in order to describe the
nature of this deficit. The results
of these studies have shown that
the lexical-semantic and
pragmatic components are much
more damaged than phonetical,
phonological and
morphosyntactical aspects of
language. Our intention is to
elaborate a brief status of the
issue which permits us to have a
global outlook of the
communicative deterioration
process. It is also emphasized the
importance of linguistic analysis
when it comes to diagnosing
Alzheimer’s disease since
discourse changes can be found
in the preclinical stage of
dementia. Finally, we propose the
creation of conversational
protocols that will help subjects
with dementia of Alzheimer’s type
and their key conversational
partners to preserve good
communicative interactions for as
long as possible.
RÉSUMÉ: Les capacités
linguistiques de sujets atteints de
démence comme l’Alzheimer se
détériorent au fil du temps.
Certaines études on été faites
pour décrire la nature de ce
déficit. Les résultats de ces études
on montrés que les composants
lexico-sémantique et pragmatique
sont beaucoup plus touchés que
les aspects phonétiques,
phonologiques et
morphosyntaxiques du langage.
Notre but est d’élaborer une liste
de tous les aspects qu’ils peuvent
nous permettre d’avoir un regard
global sur le processus de
détérioration de la
communication. L’importance de
l’analyse linguistique quand il
s’agit de diagnostiques la maladie
d’Alzheimer est aussi mise en
avant, étant donné que les
difficultés de langage peuvent
survenir avant le stade clinique de
la maladie. Enfin, nous proposons
la création d’exercices de
conversation pour aider le patient
et leur entourage à préserver une
bonne communication pour aussi
longtemps que possible.
PALABRAS CLAVES: demencia;
alzhéimer; lingüística clínica; déficit
lingüístico; habilidades
comunicativas.
KEY WORDS: dementia;
alzheimer; clinical linguistics;
linguistic impairments;
communicative abilities.
MOTS CLÉS: démence; alzheimer;
linguistique clinique; déficit
linguistique; habilités
communicatives.
SUMARIO: 1. Introducción:
lenguaje y demencia. 2. Cuestiones
metodológicas. 3. Las Demencias
de tipo alzhéimer. 4. Conclusiones.
SUMMARY: 1. Introduction:
language and dementia. 2.
Methodological issues. 3.
Dementia of the Alzheimer’s
type. 4. Conclusion.
SOMMAIRE: 1. Introduction :
langage et démence. 2.
Questions méthodologiques. 3.
Les Démences de type
Alzheimer. 4. Conclusions.
Fecha de Recepción
14/04/2012
Fecha de Revisión
23/10/2012
Fecha de Aceptación
23/10/2012
Fecha de Publicación
01/12/2012
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JOSÉ LUIS PÉREZ MANTERO
1. INTRODUCCIÓN: LENGUAJE Y DEMENCIA
La investigación de los déficits lingüísticos es una de las áreas de
estudio más recientes de la Lingüística aplicada, cuyo desarrollo a través
de la Lingüística clínica ha atendido ya a una amplia lista de situaciones
patológicas con incidencia en la capacidad lingüística de las personas que
las sufren. En este artículo pretendemos recoger las principales
aportaciones que desde ámbitos tan alejados como la Neurología, la
Psicología o la Lingüística han contribuido a describir las alteraciones
lingüísticas en personas con demencias de tipo alzhéimer (DTA).
Este tipo de demencia neurodegenerativa no afecta únicamente a la
memoria –como normalmente se cree–, sino que produce el
desmantelamiento progresivo de todas las funciones cognitivas superiores,
entre las que se encuentra el lenguaje. Así, la importancia de la
investigación lingüística en personas con DTA reside en varios puntos. En
primer lugar, el análisis de las habilidades lingüísticas podría ser clave
para contribuir a diagnosticar la enfermedad de Alzheimer de forma
temprana (actualmente el diagnóstico está cambiando y no se basa solo en
pruebas clínicas, sino que presta cada vez mayor atención a la búsqueda
de marcadores en pruebas complementarias). En segundo lugar, la
descripción del deterioro lingüístico puede conducirnos a diferenciar
distintas etapas de la demencia y a comprender mejor las alteraciones
cerebrales que provoca la enfermedad. Finalmente, el análisis del lenguaje
de las personas con DTA nos permitiría crear protocolos de intervención
logopédica conversacional entre el hablante enfermo y sus interlocutores-
clave, específicamente diseñados para esta situación. Esto ayudaría, sin
duda, a que las personas demenciadas pudieran mantener su capacidad
de comunicación hasta un punto más avanzado de la enfermedad,
mejorando así su calidad de vida.
En la primera parte de nuestro trabajo desgranamos algunas cuestiones
referidas a la metodología de investigación seguida por los diversos
estudios sobre lenguaje y demencia que presentaremos más tarde. A
continuación, una vez hayamos definido las características principales de
las demencias, estableceremos una división de la enfermedad por etapas
dependiendo de las alteraciones lingüísticas. Por último, analizaremos los
déficits comunicativos que aparecen a causa de una DTA a partir de los
distintos componentes y destrezas del lenguaje.
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El déficit lingüístico en personas con demencia de tipo alzheimer: breve estado de la cuestión
JOSÉ LUIS PÉREZ MANTERO
2. CUESTIONES METODOLÓGICAS
Los modelos teóricos bajo los cuales se lleva a cabo cualquier
investigación han tenido y todavía tienen una gran importancia en los
estudios sobre patologías del lenguaje (Gallardo Paúls, 2006). Así, hasta la
eclosión del enfoque comunicativo en la Lingüística, las investigaciones
sobre el déficit lingüístico seguían predominantemente modelos teóricos de
tipo generativista, especialmente los de raigambre psicológica o
neuropsicológica, lo que tuvo claras consecuencias en el desarrollo de
disciplinas como la Neurolingüística, la Psicolingüística o la misma
Lingüística Clínica. Por ejemplo, el hecho de que se asumiera la
identificación entre gramática y lenguaje supuso una concepción estrecha
de la Lingüística y de las alteraciones lingüísticas que favorecía el estudio
de aquellas patologías, fundamentalmente la afasia, que conllevaban
alteraciones en los componentes fonético-fonológico, morfosintáctico y/o
léxico-semántico del lenguaje, minimizando el interés por los déficits de
alcance pragmático, más propios de situaciones como el Síndrome de
Williams, el Síndrome de Asperger o las DTA.
La adopción de una perspectiva pragmática en la Lingüística desde
los años 80 ha permitido, además, detectar que los tests tradicionales
examinaban el lenguaje potencial del hablante y no el uso lingüístico real.
Por ejemplo, mientras algunos afásicos puntuaban muy bajo en los tests
gramaticales, sus habilidades pragmáticas les permitían comunicarse;
paralelamente, los hablantes con DTA pueden conservar la gramática casi
intacta, pero muestran serios déficits de competencia pragmática que
dificultan la comunicación. El fallo de estos tests se debe,
fundamentalmente, a que las pruebas prescinden generalmente del
contexto en el que se sitúa toda comunicación humana:
El empleo de las baterías tradicionales encubre las dificultades que
experimentan estos pacientes para utilizar el lenguaje en contextos interactivos
y comunicativos, ya que estas pruebas miden habilidades lingüísticas de forma
aislada, y raramente aparecen como tal[es] en el contexto comunicativo de la
vida diaria (Muñoz y Melle, 2004: 854).
Además, si repasamos el grueso de los estudios existentes sobre
alteraciones lingüísticas en personas con DTA, llegamos a la conclusión de
que la gran mayoría de los trabajos que solo analizan las habilidades
gramaticales utilizan baterías de tests elaboradas originalmente para
diagnosticar casos de afasia (cfr. Appell et al., 1982; Murdoch et al., 1987;
Horner et al., 1992; Blair et al., 2007), sin tener en cuenta las
características distintivas de ambas enfermedades. Por un lado,
atendiendo al modo en que se ocasiona el daño, la diferencia estriba en
que las patologías focales, como la afasia, afectan predominantemente a
las funciones cognitivas asociadas a las zonas cerebrales que han sufrido
la lesión (y a algunas que se puedan ver contagiadas por contigüidad),
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mientras que en un proceso degenerativo las funciones cognitivas se
desmontan a partir de la pérdida de conexiones entre neuronas situadas
en puntos diversos del cerebro, por lo que las habilidades afectadas
variarán de acuerdo a cómo progrese el deterioro neuronal. Por otro lado,
las afasias suponen una alteración de la capacidad lingüística casi
únicamente; el sujeto afásico no muestra alteraciones destacables en otras
funciones intelectuales, más allá de las limitaciones derivadas del déficit
verbal. Sin embargo, en las demencias, el déficit lingüístico viene
provocado en gran medida por el deterioro de otras funciones, como la
memoria, la concentración o la capacidad de razonamiento. Esta es la
causa de que los sujetos con DTA puntúen extraordinariamente bajo en
pruebas que miden habilidades sintácticas y léxico-semánticas (Emery,
1985; Bates et al., 1995; Groves et al., 2004).
Es cierto, no obstante, que actualmente contamos con un número
creciente de trabajos basados en datos extraídos de corpus de
conversaciones o, en su defecto, de narraciones. Entre los primeros
destaca el estudio pionero de Hamilton (1994) en el que esta autora
presenta una investigación de tipo longitudinal a partir de catorce
conversaciones mantenidas con una informante con DTA durante cinco
años. Este trabajo condujo a la realización de otros (Rhys y Schmidt-
Renfree, 2000; Maclagan y Mason, 2005), si bien no conocemos un estudio
que englobe tantos aspectos como el de Hamilton. Más comunes han sido
los trabajos que recogían narraciones de vida (Ramanathan, 1997) y
relatos de cuentos tradicionales (Labos, 2002).
Pues bien, una vez hemos comentado los principales métodos de
investigación en Lingüística clínica, con una mención especial a algunos
estudios sobre lenguaje y demencia, nos iremos aproximando al meollo de
nuestro propósito inicial: realizar un repaso crítico por los trabajos que
han investigado las habilidades lingüísticas de las personas con DTA. Para
ello, comenzaremos detallando las características de la enfermedad y,
finalmente, expondremos de una manera más profunda los déficits
lingüísticos asociados.
3. LAS DEMENCIAS DE TIPO ALZHÉIMER
3.1. CARACTERÍSTICAS Y DIAGNÓSTICO DE LA ENFERMEDAD
La demencia, en general, puede definirse como “un deterioro adquirido
de varias funciones cognitivas, no necesariamente permanente ni
progresivo, y de una importancia tal que impide al paciente el correcto
desenvolvimiento de sus actividades sociolaborales” (Robles Bayón y
Vilariño Vilariño, 1998: 73). Esta sucinta caracterización de la demencia
nos descubre ciertos aspectos relacionados con la enfermedad que
debemos aclarar. En primer lugar, el hecho de que sea un deterioro
«adquirido» nos indica algo ya conocido: las demencias se producen en una
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El déficit lingüístico en personas con demencia de tipo alzheimer: breve estado de la cuestión
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edad adulta o en la vejez, cuando las funciones intelectuales ya se han
desarrollado. En segundo lugar, estas funciones mentales o cognitivas que
se ven alteradas en la demencia pueden serlo en un grado variable
dependiendo del tipo de demencia o de la gravedad de la misma. Como
recogen Robles Bayón y Vilariño Vilariño (1998: 73), las funciones
cognitivas comprenden fundamentalmente “la memoria, la gnosis, el
lenguaje, el cálculo, la praxia ideomotriz, la habilidad visuoconstructiva o
visuomotora, el pensamiento abstracto y la capacidad de razonamiento”.
De todas ellas, por supuesto, nos centraremos en el lenguaje, aunque sin
dejar de lado otras funciones (la memoria, la habilidad visuomotora, la
capacidad de razonamiento) que afectan tanto a la capacidad comunicativa
del hablante como a los resultados que obtienen en los tests de
habilidades lingüísticas. Por último, en la definición de demencia se afirma
que esta no es un trastorno necesariamente progresivo, ya que existen
algunos tipos de demencia (las subcorticales, por oposición a las de tipo
alzhéimer) que normalmente no se agravan con el paso del tiempo.
En cuanto a la etiología de la enfermedad, a lo largo de las últimas
décadas se han propuesto multitud de causas, ya que ninguna ha
demostrado ser el origen indiscutible de la demencia. No obstante, sí
parece cierto que varias de estas causas confluyen en su aparición; por
esta razón, podemos considerar la demencia como un «síndrome clínico
plurietiológico» (Alonso, et al., 2004: 6). Centrándonos en la DTA, cabe
recordar que todos los procesos degenerativos tienen un fondo genético,
donde determinados genes están alterados a causa de una mutación en el
propio enfermo o por culpa de un proceso hereditario.
No obstante, esta no es la única hipótesis que se ha esgrimido como
válida para caracterizar la etiología de las demencias. Algunos autores
hablan de microtraumatismos repetitivos o de la exposición a sustancias
tóxicas como los posibles motivos de la aparición de la demencia. Sin
embargo, las causas que normalmente se aducen para explicar este
proceso degenerativo son la pérdida de neuronas, sobre todo, en las zonas
del hipocampo y de la corteza cerebral (lo que provocaría la pérdida de
memoria y el deterioro de las funciones cognitivas) y la presencia de un
número muy elevado de placas neuríticas o seniles que no se corresponde
con la edad del paciente (Murillo, 1999).
Dejando de lado los aspectos neurológicos y anatómicos de la
enfermedad, el diagnóstico de la demencia suele hacerse a través de tests
neuropsicológicos que evalúan el deterioro cognitivo de los pacientes.
Algunas de las pruebas más utilizadas son el Mini Mental State
Examination (Folstein et al., 1975) y la Alzheimer’s Disease Assessment
Scale-Cognitive (Rosen, et al., 1984). Sin embargo, solo incluyen unos
pocos ítems relacionados con el lenguaje y la comunicación. Por el
contrario, otras escalas, como el Functional Linguistic Communication
Inventory (Bayles y Tomoeda, 1996) y la Severe Impairment Battery
Language Scale (Ferris et al., 2009), están específicamente diseñadas para
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analizar el lenguaje a partir de una serie de categorías: escritura, lectura,
comprensión, fluidez verbal, denominación, repetición y discurso.
De hecho, el examen de las habilidades comunicativas ha demostrado
ser muy importante para diagnosticar la aparición de una DTA, ya que en
el estado inicial de la enfermedad, esta es difícilmente distinguible de un
proceso de envejecimiento normal, caracterizado por una mengua en
muchas de las funciones cognitivas anteriormente mencionadas. Algunos
estudios indican que las alteraciones discursivas pueden ser uno de los
primeros signos de la DTA, a menudo identificables años antes de que el
déficit de memoria se haga evidente. Por ejemplo, Schröder et al. (2010)
compararon la producción discursiva de un grupo de personas que años
más tarde desarrollarían una DTA con la de otro grupo que tuvo una vejez
normal. Se constató que ya en la edad adulta las narraciones de ambos
grupos diferían en cuanto al contenido proposicional y a la complejidad
gramatical, siendo menor en los textos de los individuos a los que
posteriormente se les diagnosticaría una DTA. En concreto, parece ser que
el lenguaje de las personas que se encuentran en la fase preclínica de la
enfermedad se caracteriza por una menor informatividad, lo que se
traduciría en la producción de enunciados incompletos, incoherentes y
repeticiones de lo ya dicho (Murray, 2010).
3.2. RASGOS LINGÜÍSTICOS DE LAS DTA
En general, los estudios clínicos nos muestran que las alteraciones en
las DTA se sitúan en el componente semántico y en el componente
pragmático del lenguaje, al tiempo que los niveles fonético-fonológico y
morfosintáctico se encuentran relativamente preservados hasta la última
fase de la enfermedad. Como bien expresan Appell et al. (1982: 83), el
lenguaje espontáneo de los sujetos con alzhéimer se caracteriza de la
siguiente manera:
Fluent irrelevant speech, with well-preserved syntax and words, yet for
practical purposes the meaning is lost. In certain cases, some referential
relationship can be established, but this is rarely in response to the question
asked or the topic discussed. Nevertheless, the sentences are often complete
and more or less correct grammatically, without any phonemic disturbances or
articulatory problems.
Esto ocurre, básicamente, porque las habilidades pragmáticas y
semánticas requieren procesos más complejos que dependen de otras
funciones cognitivas deterioradas, como la memoria o la capacidad de
planificación y razonamiento. En cambio, no se registran problemas en
relación con la articulación de palabras ni con el reconocimiento de un
fonema determinado. Lo mismo ocurre con la concordancia gramatical, el
orden de palabras y otros aspectos propios del nivel morfosintáctico. El
motivo es que estos componentes lingüísticos están radicados en áreas
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El déficit lingüístico en personas con demencia de tipo alzheimer: breve estado de la cuestión
JOSÉ LUIS PÉREZ MANTERO
temporales y frontales del hemisferio cerebral dominante, normalmente el
izquierdo, y la DTA afecta a las zonas posteriores de la corteza cerebral.
Las investigaciones sobre el déficit lingüístico en las DTA han alternado
un estudio por componentes y por destrezas semióticas (expresión y
comprensión orales, denominación, repetición, lectura, escritura)
1
,
centrándose en un tipo o en otro. A nuestro modo de ver, la naturaleza de
las alteraciones lingüísticas en la demencia nos permite organizar su
análisis, en primer lugar, a partir de los cuatro componentes en los que
podemos dividir el estudio lingüístico: fonético-fonológico, morfosintáctico,
léxico-semántico y pragmático. Dentro de esta clasificación por
componentes podemos dedicar el espacio necesario a cada una de las
destrezas semióticas mencionadas, dotando, además, de un lugar
diferenciado a la descripción de las habilidades para la repetición y la
lectoescritura.
Sin embargo, al ser la DTA una patología de carácter progresivo, algo
que se manifiesta claramente en la evolución de las habilidades
comunicativas, el estudio de las alteraciones lingüísticas indefectiblemente
tiene que tomar un cariz temporal por el cual descubramos el proceso de
deterioro del lenguaje en estos individuos. Así, a partir de los estudios
realizados en informantes que se situaban en distintos estadios de la
enfermedad, Bayles (1984) y Obler y Albert (1984) proponen tres fases en
cuanto al deterioro comunicativo
2
:
1) La etapa inicial suele durar entre dos y cinco años. Las primeras
dificultades lingüísticas pueden tardar en aparecer algún tiempo, ya
que normalmente vienen precedidas por alteraciones de otras funciones
cognitivas, como la memoria episódica. Entre estas alteraciones
destacan los problemas de denominación y acceso a determinada
palabra (anomia); el lenguaje se vuelve impreciso y, a consecuencia de
ello, puede aparecer una ligera verbosidad o logorrea, ya que son
conscientes de su dificultad expresiva; la comprensión se encuentra
bastante preservada, al igual que ocurre con la sintaxis; en cuanto a las
habilidades pragmáticas, se describe generalmente una disminución en
la iniciativa del habla y una dificultad creciente para detectar recursos
humorísticos e irónicos.
1
La bibliografía sobre las alteraciones del lenguaje, quizás basándose en la clásica distinción
entre afasia de Broca y afasia de Wernicke, ha intentado dividir el estudio del lenguaje en una
serie de destrezas semióticas que se estudiaban de forma separada, como si se tratara de
procesos que no tienen relación entre ellos. Lo mismo podemos decir del estudio por
componentes.
2
Algunos autores (Murillo, 1999), en cambio, consideran una cuarta fase desgajada de la
tercera, el «estadio o etapa terminal», que duraría aproximadamente un año a partir de la
afectación del lóbulo temporal izquierdo. Se caracteriza por un estado de mutismo total. Otros
autores (Macoir y Turgeon, 2006) añaden una etapa prodrómica o preclínica en la que se
observan leves casos de anomia.
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2) La etapa moderada puede durar entre tres y cinco años,
aproximadamente. Todos los déficits comunicativos presentes en la fase
anterior se agravan en esta etapa: las alteraciones en el componente
semántico y la dificultad para recuperar la palabra adecuada al
contexto provocan que el individuo con DTA cree numerosos
neologismos, una situación que puede hacerse grave hasta el punto de
convertir su discurso en una jerga; otra consecuencia de este déficit son
las abundantes parafasias semánticas (sustitución de un término por
otro de significado similar o relacionado). Las construcciones sintácticas
suelen ser más breves y se caracterizan por la presencia de un buen
número de circunloquios motivados por la consabida dificultad para
encontrar las palabras que se buscan. Por esta razón, el discurso
normalmente se considera vacío de significado e incoherente. Los
problemas de comprensión verbal se hacen más evidentes en esta fase
de la enfermedad. Sin embargo, la repetición es una habilidad que se
conserva hasta un estado muy avanzado de la demencia. Finalmente,
en relación a la lectoescritura, parece ser que existen errores al escribir
(agrafias) debidos a la adición, sustitución y omisión de letras; la
capacidad para leer en voz alta, por su parte, no se encuentra muy
alterada, aunque esto no implica que comprendan todo lo que leen.
3) La etapa avanzada tiene una extensión muy variable en el tiempo.
En esta fase, la persona con DTA se instala en una situación de apatía
que resulta en un notable decrecimiento del lenguaje espontáneo. Los
errores de expresión se hacen muy frecuentes: la anomia está
generalizada y llegan a aparecer parafasias fonológicas. Si en etapas
anteriores la única destreza expresiva bien conservada era la repetición,
en esta fase la situación deriva en un tipo de discurso repleto de
ecolalias (repetición involuntaria del discurso ajeno) y glosomanías
(desarrollo exclusivo de los temas de conversación preferidos). La
sintaxis también se ve afectada por esta pobreza expresiva, dando lugar
a multitud de estereotipias (repetición involuntaria de cierta unidad
lingüística, ya sea un sintagma, un neologismo, etc.) La comprensión se
ve igualmente alterada, llegándose a un punto en el que la persona
demenciada no atiende a órdenes simples, algo que por otra parte
puede ser debido a la apatía o a la dificultad para participar en una
conversación de forma ágil. En referencia a las habilidades pragmáticas,
el hablante apenas muestra iniciativa comunicativa ni contesta la
mayoría de las veces a las preguntas que se le formulan, por lo que
podemos decir que el deterioro comunicativo es muy importante en este
punto. Finalmente, el hablante cae en un estado de mutismo.
Una vez hemos hecho un repaso por la evolución de las alteraciones
lingüísticas presentes en la enfermedad de Alzheimer, punto necesario
para entender el deterioro de la capacidad comunicativa que se da en estos
sujetos, nos centraremos en cada uno de los componentes lingüísticos y de
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El déficit lingüístico en personas con demencia de tipo alzheimer: breve estado de la cuestión
JOSÉ LUIS PÉREZ MANTERO
las destrezas semióticas que pueden verse afectados por la demencia. Para
ello, tomaremos como punto de partida los estudios existentes en esta
materia, tanto si se dedican a un aspecto concreto del lenguaje como si
buscan hacer una descripción global de la comunicación de este grupo de
población.
3.2.1. EL DÉFICIT FONÉTICO-FONOLÓGICO
A priori, ni la articulación ni la discriminación de fonemas son un
problema que debamos adscribir a las alteraciones lingüísticas que surgen
en una DTA. Por esta razón, los estudios encaminados a analizar las
manifestaciones lingüísticas en esta patología han prestado poca o nula
atención al componente fonético-fonológico. No obstante, algunos autores
sí mostraron interés por examinar estos aspectos, motivados sin duda por
los déficits de este tipo presentes en las afasias.
Así, utilizando baterías de tests estandarizadas para casos de afasia,
Price et al. (1993) encontraron que los sujetos con DTA no se ajustaban a
los perfiles de actuación de los afásicos en cuanto a las alteraciones
articulatorias. Murdoch et al. (1987) se suman a considerar que existe una
disociación en los sujetos con DTA entre los componentes fonológico y
sintáctico, por un lado, y los componentes semántico y pragmático, por
otro, ya que las personas demenciadas eran capaces de corregir errores de
fonología y de sintaxis incluso en un estadio avanzado del deterioro
cognitivo, algo que no conseguían hacer cuando se trataba de un error de
tipo semántico. Únicamente se han encontrado casos de alteraciones
fonológicas en tareas que piden repetir frases o pseudopalabras en
contextos experimentales (Glosser et al., 1997). Estas son pruebas cuyo
contenido no se asemeja a la comunicación coloquial y que, además,
requieren de una buena memoria a corto plazo.
No obstante, como sabemos, en la etapa avanzada de la demencia
suelen aparecer parafasias fonológicas (omisiones, sustituciones o
intercambio en la secuencia de fonemas de una palabra). Así, la mayoría
de los trabajos existentes recoge el hecho de que hasta esta fase, en la que
el deterioro lingüístico es muy acusado, no se presentan este tipo de
alteraciones
3
.
3.2.2. EL DÉFICIT MORFOSINTÁCTICO
3
En un estudio más reciente, Croot et al. (2000) describen una serie de individuos con DTA
que muestran alteraciones fonéticas y fonológicas en una etapa temprana de la enfermedad:
falsos comienzos, parafasias fonológicas y una capacidad articulatoria reducida. No obstante,
reconocen su extrañeza ante estos hechos y nos informan que los sujetos estudiados
presentaban lesiones en las áreas perisilvianas de la corteza cerebral, lo que nos puede llevar
a pensar que en realidad no estaban tratando con pacientes de alzhéimer que tuvieran una
evolución extraña del deterioro lingüístico, sino que eran personas con un tipo distinto de
demencia, la demencia frontotemporal.
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Las habilidades gramaticales se encuentran preservadas en la etapa
inicial y moderada de la demencia. De acuerdo con la hipótesis
predominante en los estudios de Lingüística Clínica, Appell et al. (1982)
confirmaron la buena actuación sintáctica de los individuos con DTA tras
ser sometidos a pruebas que tenían en cuenta aspectos como la longitud y
la estructura de las oraciones o el uso de conectores extraoracionales,
entre otros.
La gran mayoría de los trabajos que han evaluado la competencia
sintáctica de estos individuos se ha centrado en la producción de
estructuras sintácticas y no en su comprensión. Al ser la DTA una
patología lingüística de tipo fluente, es presumible que las personas que la
padecen no tengan excesivos problemas con la expresión. Sin embargo,
esto podría ser diferente en el plano de la comprensión. En un estudio de
Emery (1985) en el que se emplean el Test for Sintactic Complexity y el
Token Test los resultados fueron abrumadores a favor de que la
comprensión de la sintaxis se encontraba muy alterada. Sin embargo, lo
que Emery no tuvo en cuenta es que estos tests requieren habilidades
visuoespaciales, praxis, memoria y competencia semántica para ser
completados satisfactoriamente. Posteriormente, Rochon, et al. (1994)
observaron que las mayores dificultades se presentaban cuando las
oraciones constaban de varias proposiciones y en los casos en los que
todos los papeles temáticos posibles estaban cubiertos. No obstante, en
casi el 85% de las ocasiones las oraciones fueron entendidas
correctamente. De todos modos, debido al deterioro cognitivo y,
especialmente, de la memoria, la sintaxis se va simplificando a lo largo de
las distintas etapas de la demencia (Chapman y Ulatowska, 1997) hasta
que la fluidez verbal es tan reducida que impide toda comunicación por
parte del sujeto con DTA.
3.2.3. EL DÉFICIT LÉXICO-SEMÁNTICO
Al contrario de lo que ocurre con el componente fonético-fonológico y el
componente morfosintáctico, el nivel léxico-semántico está claramente
afectado en las demencias corticales posteriores. De hecho, los primeros
síntomas de tipo lingüístico que anuncian la existencia de la enfermedad
de Alzheimer se relacionan con una disminución del vocabulario y una
dificultad para recuperar la palabra buscada. La pronta y frecuente
aparición de estas alteraciones lingüísticas ha favorecido la realización de
numerosos estudios al respecto (Martin y Fedio, 1983; Huff et al., 1986;
Bayles y Tomoeda, 1990; Smith et al., 1995; Forbes-Mckay y Venneri,
2005).
El primer aspecto que debemos aclarar es el de la verdadera naturaleza
del déficit, dejando de lado, en un primer momento, las diferentes formas a
través de las cuales los hablantes tratan de compensar ese déficit. De
acuerdo con los diferentes modelos psicolingüísticos que tratan de explicar
230
El déficit lingüístico en personas con demencia de tipo alzheimer: breve estado de la cuestión
JOSÉ LUIS PÉREZ MANTERO
el proceso de la expresión lingüística, existirían tres niveles (semántico,
léxico y fonológico) en la producción oral
4
. En el nivel semántico se
encontrarían representados los conceptos, pero no como unidades, sino
como el conjunto de rasgos –semas– que caracterizan a cada concepto; en
el nivel léxico se localizan las representaciones de las palabras, y en el
nivel fonológico está representado cada uno de los fonemas de una lengua
(Cuetos, 2003).
De acuerdo con esta división por niveles, las posibles alteraciones en
cada uno de ellos puede ocasionar un tipo diferente de anomia; es decir, la
anomia semántica será el resultado de un fallo en el proceso de activación
conceptual, la anomia léxica estará provocada por un error en el acceso a
la palabra y la anomia fonológica será la consecuencia de no poder
recuperar los fonemas que constituyen una palabra. Los resultados de los
tests de denominación, fluencia verbal y categorización semántica sugieren
que existe un deterioro del conocimiento semántico en lugar de un déficit
en el acceso léxico
5
(Nakamura et al., 2000; Paganelli et al., 2003).
A continuación nos centraremos en los efectos que este déficit provoca
en el componente léxico-semántico y en el lenguaje de las personas con
demencia, en general. Los primeros problemas de denominación y de
fluidez verbal se manifiestan en la utilización excesiva de «palabras
ómnibus», como cosa o lugar. Esta situación, que se agrava con el tiempo,
es una de las causas de que el lenguaje de las personas con DTA sea
caracterizado como vago o impreciso. Otra de las claves que nos señalan el
déficit semántico de un sujeto es su utilización de palabras relacionadas,
pero no estrictamente sinónimas, en lugar de la palabra adecuada.
Normalmente, estas sustituciones se dan entre palabras que pertenecen al
mismo campo semántico (decir bicicleta en lugar de motocicleta) o que
están conectadas en la mente del hablante por alguna razón (decir circo
cuando se refiere a un león). Estas sustituciones de una palabra por otra
se denominan «parafasias semánticas». En el estudio de Huff et al. (1986),
estos investigadores comprobaron que los sujetos con DTA podían
nombrar bastantes objetos a partir de dibujos, pero que en una tarea de
nombrar el máximo de elementos posibles pertenecientes a una
determinada categoría semántica obtenían resultados muy bajos. Así, se
concluye que las personas con este tipo de demencia tienen graves
problemas para discriminar unidades dentro de una misma categoría, por
lo que las parafasias semánticas son constantes.
4
Otros modelos, como el de Levelt et al. (1999), sitúan un proceso intermedio entre el
semántico o conceptual y el léxico, al que denominan «lemma». En este nivel se encontraría la
información gramatical de las palabras: categoría gramatical, género, número, tiempo, modo,
persona, etc. Sin embargo, para muchos autores, esta información estaría incluida en el nivel
léxico, por lo que no contemplan hacer una distinción en este punto.
5
En cambio, los problemas de índole léxico-semántica en personas ancianas tendrían como
causa un déficit en el acceso léxico, lo que se traduce en una multitud de casos del fenómeno
de la «punta de la lengua».
pragmalingïüística
20 (2012) 220-238
231
Otras veces, las relaciones entre el objeto nombrado y la palabra que
efectivamente se expresa no son nada evidentes. Esta alteración, pocas
veces descrita, podemos encontrarla entre las características del discurso
de Elsie, la hablante estudiada por Hamilton (1994) durante cinco años.
En dos de sus conversaciones, separadas por seis meses, Elsie utiliza el
término dress en lugar de picture para referirse a un cuadro que está
colgado en la habitación. En la primera conversación, Elsie se da cuenta
de que esa no es la palabra que busca y la sustituye por otra, name, que
tampoco está relacionada con el término. En la segunda conversación, la
investigadora corrige a Elsie, que es capaz de repetir picture, pero
inmediatamente después utiliza un término genérico, thing, para referirse
al mismo objeto.
El hecho de que esta informante fuera capaz de autocorregirse en la
primera conversación y que aceptara una rectificación hecha por su
interlocutora en la segunda, nos indica que era consciente de su problema
semántico. Esta consciencia del déficit es propia de la primera etapa de la
demencia –más tarde se pierde– y uno de sus efectos es el uso de
constantes «circunloquios», bien sea para enmascarar su dificultad a la
hora de recuperar la palabra o bien porque es el recurso que da un mejor
resultado al demente.
A veces los errores semánticos dan lugar a palabras que no significan
nada, a puros «neologismos» incomprensibles para las personas que
conversan con el hablante demenciado. No ha sido uno de los fenómenos
más citados por los estudios. No obstante, Hamilton (1994: 50) afirma que
su informante sigue produciendo neologismos hasta etapas avanzadas de
la enfermedad. A este respecto, Elsie deja de utilizar bastante pronto los
circunloquios y las palabras relacionadas semánticamente. En cambio, los
neologismos, los términos genéricos o vacíos y las palabras con un
significado no relacionado perduran más tiempo. La explicación para este
comportamiento puede estar en que:
In lieu of the intended word, the use of a circumlocution of a semantically
related word indicates a greater other-orientation than does the use of a newly
coined word, an inexplicit word, or a completely unrelated word (Hamilton,
1994: 50).
Finalmente, la progresión del deterioro semántico alcanza un grado en
el que estos sujetos simplemente no responden a la petición de que
nombren un objeto o una persona determinados.
3.2.4. EL DÉFICIT PRAGMÁTICO
En el caso de las personas con demencia, las entrevistas de tipo
terapéutico han sido uno de los mecanismos más empleados para evaluar
sus capacidades comunicativas, una vez que el uso de una metodología
específicamente de tipo conversacional o discursivo ha sido bastante
escaso. Así, por ejemplo, algunos estudios parciales han analizado la falta
232
El déficit lingüístico en personas con demencia de tipo alzheimer: breve estado de la cuestión
JOSÉ LUIS PÉREZ MANTERO
de coherencia y la alta frecuencia de cambios de turno (Ripich y Terrell,
1988) o las dificultades con la gestión temática (Mentis et al., 1995),
aunque hay autores que reconocen que las habilidades comunicativas
podrían no parecer tan alteradas si las interacciones estudiadas se dieran
en un contexto natural y no en situaciones más formales (Moss et al.,
2002). El tipo de tareas planteadas y los temas de los que se pide hablar al
informante demenciado son, a menudo, poco propicios para que este
muestre todas sus habilidades comunicativas.
Dividiremos las habilidades pragmáticas en tres ámbitos o esferas
(Gallardo Paúls, 1996): la pragmática enunciativa, la pragmática textual y
la pragmática interactiva. Dentro de la pragmática enunciativa, centrada
en las categorías específicamente derivadas del hecho enunciativo, como
los actos de habla o las inferencias, Hutchinson y Jensen (1980)
descubrieron que los sujetos con demencia usaban más actos de habla
directivos (peticiones y preguntas) que los individuos sanos con edad
avanzada. En cambio, se ha comprobado la presencia de una menor
cantidad de actos asertivos, lo que podría significar que estas personas
utilizan los actos directivos como recursos para ganar tiempo mientras dan
con la respuesta adecuada. En contra del mantenimiento de la capacidad
para hacer preguntas está Bayles (1984), quien observa su deterioro en la
etapa moderada de la demencia.
Por otra parte, los sujetos con DTA parecen tener problemas desde el
principio con el reconocimiento de actos de habla indirectos, ya que, según
señalaron Appell et al. (1982), sus informantes no eran capaces de
establecer inferencias que les llevaran desde el significado literal al
significado figurado o implícito. En muchas ocasiones, este problema
puede observarse a partir de respuestas del tipo sí/no que estos hablantes
dan a preguntas que en realidad son peticiones de más información. Para
Hamilton (1994), este problema puede deberse, al igual que otros muchos
relacionados con las habilidades pragmáticas, a que la persona con DTA
no es capaz de ponerse en lugar de su interlocutor y, por tanto, no
entiende por qué emplea un recurso indirecto cuando podría explicarse de
forma directa.
Claramente relacionada con esta alteración pragmática se encuentra la
dificultad para entender las implicaturas conversacionales. Hays et al.
(2004) llevan a cabo un estudio en el que constatan que muchos de los
problemas que presentan las personas con DTA en la conversación están
relacionados con la transgresión de las máximas conversacionales. Así, la
producción de enunciados irrelevantes va en contra, como su propio
nombre indica, de la máxima de relevancia. Igualmente, aunque en los
primeros momentos de la enfermedad se observe un pequeño aumento en
la longitud de los enunciados, a lo largo de la progresión de la demencia
los hablantes tienden a hablar cada vez menos. Esta situación
normalmente viene acompañada de una disminución en la cantidad de
pragmalingïüística
20 (2012) 220-238
233
información (Hier, et al., 1985), lo que resulta en la violación de la máxima
de cantidad, por una parte, y de la máxima de cualidad, por otra.
Dentro de las categorías que incluimos en la pragmática textual se
encuentran aquellas que dan forma a las superestructuras textuales
(coherencia y cohesión) y la gestión temática. Muchas investigaciones
(Obler y Albert, 1984; Müller y Guendouzi, 2005) dan cuenta de la falta de
coherencia que muestran los textos producidos por las personas
demenciadas. Para que un discurso resulte coherente debe estar ordenado
y mantener el tema de discusión, entre otros aspectos. En los hablantes
con DTA la coherencia global se muestra mucho más alterada que la local,
es decir, los errores en la superestructura textual vendrían provocados no
tanto por las relaciones de significado entre conceptos contiguos en el
discurso como por la alteración de la capacidad para organizarlo.
Ripich y Terrell (1988), a partir de un estudio que comparaba las
habilidades discursivas de ancianos normales y personas con DTA,
demostraron que la cohesión estaba mucho más alterada en el segundo
grupo. Este problema, tal y como apuntan otros trabajos (Hamilton, 1994;
March et al., 2006) se debe principalmente al constante uso de
pronombres sin que se haya mencionado anteriormente a qué refieren. Por
último, en cuanto a la gestión del tema de conversación, ya hemos
mencionado las glosomanías que caracterizan la etapa más avanzada de la
enfermedad, en la que el hablante vuelve una y otra vez a sus temas
preferidos. Antes de llegar a este punto, estas personas tienen dificultades
con la introducción de un nuevo tema o de información nueva sobre el
tema de conversación. La consecuencia de ambas alteraciones es la
misma: el empobrecimiento de la capacidad discursiva.
La pragmática interactiva, finalmente, se basa en la naturaleza
conversacional del lenguaje, en considerar que todo acto de habla es la
respuesta a otro anterior. En muchos casos, el deterioro lingüístico se
manifiesta en una pequeña disminución de la iniciativa del habla. Sin
embargo, se ha probado que la capacidad para tomar el turno está
conservada en la etapa inicial y en la moderada de la demencia (Müller y
Guendouzi, 2005). También se han llevado a cabo algunos estudios que
comparan la cantidad de turnos y el número de enunciados por turno
empleados por sujetos con DTA y sujetos ancianos normales. Los
resultados han sido diversos. Por ejemplo, los primeros trabajos sobre este
asunto (Hutchinson y Jensen, 1980; Ripich y Terrell, 1988), basados en
conversaciones orientadas por los investigadores, recogían que las
personas con demencia producían menos enunciados por turno que las
personas ancianas, pero a su vez, emitían más turnos que ellos. Sin
embargo, en dos estudios de tipo conversacional, Sabat (1991a, b)
descubre que los hablantes con DTA y los investigadores producen un
número de turnos similar y que donde difieren es en el número de
enunciados por turno, que es mucho mayor en las personas con demencia.
Esto pudo deberse, no obstante, a que Sabat reconoce que no impuso
234
El déficit lingüístico en personas con demencia de tipo alzheimer: breve estado de la cuestión
JOSÉ LUIS PÉREZ MANTERO
ningún tema en sus conversaciones y que alteró su forma normal de tomar
el turno para permitir que sus informantes pudieran hablar todo lo que
quisieran. Volvemos a constatar, por tanto, la importancia de la
metodología de investigación en Lingüística clínica.
3.2.5. EL DÉFICIT EN ALGUNAS DESTREZAS SEMIÓTICAS
Con respecto a la repetición, desde los primeros trabajos que se
dedicaron al estudio del lenguaje en las personas con demencia se viene
diciendo una y otra vez que se encuentra conservada hasta la última etapa
del deterioro lingüístico. Sin embargo, en esta última fase la repetición se
produce de forma inconsciente, como reflejo de la pervivencia de las
funciones automáticas del lenguaje. El resultado es la presencia de
alteraciones que se caracterizan por la repetición de parte del discurso del
interlocutor (ecolalia) y por la repetición de unidades o sintagmas
producidos por el mismo individuo (perseverancia).
En las DTA la lectura en voz alta está preservada durante gran parte del
desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, una vez se comprueba el grado
de comprensión de lo que han leído, los resultados son mucho peores
(Cummings, et al., 1986). Esta disociación demuestra que los problemas
en las personas con DTA no son de tipo visual, sino que el déficit se
encuentra en el procesamiento semántico. Por otro lado, parece ser que la
habilidad para la escritura está más deteriorada que la lectura. Algunos
autores, como Rapcsak et al. (1989), propusieron que los fallos en la
escritura podrían servir para observar la evolución de la demencia, ya que
las alteraciones gráficas van en consonancia con la gravedad del deterioro
cognitivo. Así, al principio las alteraciones en la escritura estarían
relacionadas con una reducción en la cantidad de palabras y en la
complejidad de las oraciones que producen en una tarea de redacción
libre. Groves et al. (2004) también descubrieron alteraciones a nivel léxico
(sustitución de palabras de contenido, omisiones y perseveraciones).
Finalmente, la escritura se simplifica aún más y se producen alteraciones
en el orden de las grafías hasta que se llega a un punto en el que el sujeto
es incapaz de escribir nada.
4. CONCLUSIONES
Con este trabajo hemos pretendido establecer una panorámica de los
estudios que analizan el deterioro lingüístico en personas con la
enfermedad de Alzheimer. Nos parece que la especificidad de la mayoría de
estas investigaciones hacía necesario un trabajo recopilatorio en el que se
recogiesen las principales aportaciones que se han hecho al tema de
estudio desde diversas disciplinas científicas y con diferentes métodos de
investigación. Con respecto a este último asunto, nuestra postura se sitúa
junto a la de aquellos que abogan por el uso de datos recogidos en
pragmalingïüística
20 (2012) 220-238
235
contextos naturales pese a que, como hemos podido comprobar, son
mayoría los trabajos que no consideran la validez ecológica de los datos.
El repaso de la bibliografía existente sobre déficit lingüístico en DTA nos
demuestra la importancia de evaluar el lenguaje de estas personas a la
hora de diagnosticar la enfermedad y de establecer diferentes etapas. Del
mismo modo, cabe esperar que el análisis de los componentes lingüísticos
más deteriorados (en este caso, el nivel léxico-semántico y el pragmático)
nos permita crear protocolos de conversación con los que ayudar a mejorar
la calidad de vida de los pacientes y de sus familias.
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