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Vivat Academia. Revista de Comunicación. 2017, junio-septiembre, nº 139, 83-94
ISSN: 1575-2844 https://doi.org/10.15178/va.2017.139.83-94
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INVESTIGACIÓN
OPINIÓN PÚBLICA E INFOXICACIÓN EN LAS REDES: LOS FUNDAMENTOS
DE LA POST-VERDAD
Public opinion and infoxication in the networks: fundamentals of post-truth
José Ignacio Niño González
1
: Universidad Complutense, España.
josenino@ccinf.ucm.es
Mario Barquero Cabrero: ESERP, campus de Madrid, España.
mariobarquero@eserp.com
Enrique García García: Periodista, España.
Garcicomunicacion@gmail.com
RESUMEN
“Post-verdad” es la palabra del año para el 2016 del diccionario Oxford, gracias a las
nuevas tecnologías, y a la forma en la que la propaganda política –y la política misma-
se ha estado sirviendo de ellas. Es una palabra que tiene connotación de falsedad
consciente e inconsciente, de manipulación y de revisionismo de la realidad misma. En
cierto modo, una evolución de lo que ha sido y es la publicidad y la propaganda
históricamente, pero abriendo con su existencia el esencial debate de hasta qué punto
la libertad de expresión protege la libertad para faltar a la verdad, y a las intenciones
benignas o interesadas que puedan existir detrás de todo ello.
PALABRAS CLAVE
Post Verdad - redes sociales – Trump -conceptos subjetivos -sobreinformación –
infoxicación – TIC
ABSTRACT
“Post-Truth” is the 2016 year’s Word of Oxford dictionary. Thanks to the new
communication technologies and the way in which political propaganda – and politics
itself – have been making use of them. It’s a word with a sense of conscious or
unconscious falseness, of manipulation and revisionism of reality. In some way, it is
an evolution of what advertising and propaganda have become historically, but
creating with its existence the essential debate about to what extent freedom of speech
protects the liberty to give false testimony, and in doing so, the good or interested
intentions that may exists behind all of it.
1
José Ignacio Niño González. Universidad Complutense, España.
josenino@ccinf.ucm.es
Recibido: 25/03/2017---Aceptado: 03/05/2017---Publicado: 15/06/2017
Niño Gonzalez, J. A.; Barquero Cabrero, M.; García García, E. Opinión pública e infoxicación en las redes:
los fundamentos de la post-verdad
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KEY WORDS
Post-truth - Social networks –Trump – subjective concepts – overinformation –
infoxication – ICTs
INTELIGÊNCIA EMOCIONAL E EDUCAÇÃO UNIVERSAL: UMA
APROXIMAÇÃO
RESUMO
Se busca estabelecer a importância e a atenção que se presta atualmente na educação
emocional nas instituições superiores: seu valor para a vida e formação dos alunos e
para seu êxito pessoal e profissional, assim como o esforço que estiveram fazendo nas
instituições educativas para potenciar este conjunto de habilidades. Igualmente nos
interessa a percepção das habilidades sociais de estes por parte dos agentes
acadêmicos e laborais. Antes de tudo, determinaremos a origem da inteligência
emocional como conceito e a evolução da percepção acadêmica de inteligência.
PALAVRAS CHAVE
Inteligência emocional – Universidade – Modelos de comunicação – gestão de
emoções - MEIS
Cómo citar el artículo
Niño Gonzalez, J. A.; Barquero Cabrero, M.; García García, E. (2017). Opinión pública e
infoxicación en las redes: los fundamentos de la post-verdad [Public opinion and
infoxication in the networks: fundamentals of post-truth] Vivat Academia, revista de
Comunicación, 139, 83-94 doi: 10.15178/va.2017.139.83-94 Recuperado de
http://www.vivatacademia.net/index.php/vivat/article/view/1083
1.- INTRODUCCIÓN
La política de la post-verdad es una cultura política en la que el discurso que se ofrece
al público se estructura fundamentalmente a base de apelar a las emociones, sin
referencias a los detalles concretos de las políticas (Jeffery, 2016), y mediante la
repetición de eslóganes o consignas que ignoran las refutaciones de hechos por parte
de la oposición (Davis, 2010). Aunque se ha descrito como un problema
contemporáneo, es posible que su tiempo de vida sea mayor, pero se haya visto
potenciado por la propagación de las TIC.
El término fue empleado por primera vez por el escritor serbio-americano Steve Tesich
que, en el diario “The Nation” alegaba en 1992 (Kreitner, 2016) que tras los últimos
grandes escándalos políticos de la nación norteamericana (refiriéndose, por este orden,
al Watergate, la condena de Oliver North y la cobertura de la Guerra del Golfo) se
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demostraba que “Nosotros, como pueblo libre, hemos decidido libremente que
queremos vivir en algún tipo de mundo Post-verdad” (Flood, 2016).
2.- OBJETIVOS
Nuestra hipótesis se basa en determinar la relación entre los fenómenos previos o
intermedios de la infoxicación y la comunicación en Redes sociales, y la polémica
realidad actual de la Post-verdad.
Los conceptos éticos y deontológicos sobre el nuevo modo de comunicación
electrónica, en la que la verdad y los hechos parecen haber perdido toda su
importancia se muestra en comunicaciones tanto provenientes del mundo político
como del mundo académico ya que este último ha tratado de explicar aquél.
Lo teóricos de la post-verdad nos servirán de guía para entender este fenómeno, cada
vez más implantado en el mundo de la comunicación ya que nuestro objetivo es
mostrar los pilares sobre los que se sustentan este tipo de discursos.
3.- METODOLOGÍA
El proceso inductivo-deductivo nos servirá como herramienta de análisispara este tipo
de mensaje que nos llega como receptores. La metodología heurística o de análisis de
fuentes, se complementará con los estudios de casos concretos que centran la
comunicación en Redes y en la política actual. La realidad dual de la post-verdad es
analizada como contenido (analítica textual) dentro del ámbito ético-deontológico
como fenómeno socio-comunicativo y como vehículo de mensajes de cualquier signo e
intencionalidad.
Los fundamentos que justifican esta investigación se basan en la trascendencia y
novedad del tema, ya que se aprecia un interés por el fenómeno de la post-verdad
como objeto de estudio académico y como necesidad de comprensión de los
cambiantes mecanismos de un mundo tendente a la toma de decisiones.
Se trata de una temática relacionada con la didáctica de los medios de comunicación y
la enseñanza en el análisis de los mismos. Se observa necesidad de ampliación de
contenidos y herramientas en este ámbito de estudio en relación a investigaciones
basadas en el análisis de los nuevos mensajes políticos a nivel internacional.
4.- DISCUSIÓN
No es un descubrimiento el que los medios tengan sesgos ideológicos: selección de
noticias e imágenes, redacción de titulares, edición de declaraciones y profesionalidad
selectiva en lo relativo a entrevistas.En Internet, la Pos-verdad viene siendo una
realidad en una escala variable: a pequeña escala en foros y webs de interrelación,
para ganar pequeños debates sobre toda una variedad de temas. El llamado fenómeno
“Troll” de Internet es un ejemplo, y ya aquí está presente el conflicto entre la mentira
evidente e interesada, y la comprobación de hechos. En el ámbito de la red, un troll es
un usuario que se dedica a publicar mensajes ofensivos o intencionadamente falsos,
apuntando a dañar a una comunidad virtual o simplemente a distorsionar la realidad.
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El concepto se aplica igualmente a los perfiles en línea falsos que se crean con el fin de
difundir información errónea bajo el manto del anonimato.
Comúnmente asociados a los foros de internet, se pueden dar en enciclopedias en
línea, blogs, grupos de noticias, secciones de comentarios e incluso en juegos online de
todo tipo. Se suele pensar que estos usuarios actúan movidos por la búsqueda de
atención, si bien un estudio más detenido llevado a cabo por Griffiths (2014) sugiere
que, desde un punto de vista psicológico, se trata de personas con perfiles sádicos,
psicópatas y maquiavélicos: “una manifestación del sadismo más cotidiano” (Buckels,
Trapnell & Paulhus, 2014).
Separados de la vertiente psicológica, un partido político o grupo de interés, puede –
perfectamente crear artificialmente trolls (en su acepción de perfiles falsos) para
publicar información adulterada o falsa sobre un rival, en un intento de que, con poca
inversión de recursos Internet magnifique el mensaje falaz en su beneficio.
El fenómeno tiene, desde luego, notables parecidos: tanto en el caso de los políticos
adeptos de la postverdad, como en el del “Trol” digital, la presentación consistente de
pruebas y hechos refutadores no parece surtir el efecto que debería. Más bien al
contrario, provoca una reacción comparable a la de arrojar agua a una sartén caliente:
el trol/postverdadista re-incide en su mentira, ampliándola en el mejor de los casos, o
combinándola con un ataque ad hominem contra quien ha presentado la
documentación comprometedora. La diferencia más importante es que el trol empieza
y termina su comunicación en soledad: con poco o ningún apoyo dentro de la
comunidad a la que ataca. El practicante de Postverdad juega con un esquema más
peligroso: mezcla la manipulación de los hechos y la explotación de la relatividad
nietzschiana con la tendencia natural de la audiencia a secundar ciegamente los
mensajes que son afines a sus creencias. El éxito de la política de la postverdad es fruto
en muy buena medida, de la negativa colectiva y social a guiarse en función de los
hechos antes que en función de las emociones: la generalización de este tipo de
contenido noticiable hace, más que nunca, que en el actual proceso creativo sea
decisiva la formación del receptor, no sólo por una forma determinada de estructurar
y ordenar la realidad, sino también, y especialmente, por los criterios de selección de
las fuentes atendiendo a su veracidad (Caldevilla, 2013): una mejora cualitativa de la
forma en que el ciudadano participa en la comunicación, ahora que cuantitativamente
tiene la capacidad de actuar y reaccionar sobre ella a un nivel global. De acuerdo con
Mut Camacho:
[…] en el siglo XXI la opinión pública ha cristalizado en un ente supranacional
con vida propia. La opinión pública se ha materializado en un movimiento
social a escala planetaria, donde jamás la humanidad y su opinión tuvieron
tanta presencia. Miles, millones de personas en todos los países, en los últimos
años, salen a la calle a manifestarse contra la guerra, contra los gobiernos,
contra medidas legislativas, contra la economía, etc. Estas acciones son la
concretizaron de la opinión pública latente. Una concretización que va
permaneciendo de forma continuada, mostrando al mundo que existen
unánimes actitudes frente a un tema social o político o económico. Por otra
parte, gracias a las nuevas tecnologías, ahora la opinión pública es capaz de
organizarse mejor y más rápidamente, además de anunciarse, y toda esta
situación significa el advenimiento de la población mundial al poder político de
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sus países (y de los demás países), y anuncia una reducción de los poderes
estatales mediante la incidencia directa en los asuntos públicos de la libre
discusión de los particulares a escala mundial. (Mut Camacho, 2012, pp. 3 y 4)
Joyanes (2000) habla directamente de la era de la Post-información, y de la necesidad
de una preparación no solamente tecnológica, sino también cultural para afrontar las
consecuencias de la mudanza colectiva a la aldea global de McLuhan.
Ampliando el concepto, Caldevilla habla de inteligencia colectiva y de cómo ésta se ha
visto potenciado por esta nueva realidad:
La verdadera revolución histórica que supone las TT.II.CC. para el posterior
desarrollo colectivo de la humanidad radica en las aportaciones colectivas, en
los esfuerzos comunes y, en definitiva, en la unificación de avances en una
dirección predeterminada. “La inteligencia colectiva es una forma de
inteligencia que surge de la colaboración y concurso de muchos individuos”.
Tal definición surge de los trabajos de Peter Russell (1983), Tom Atlee (1993),
Pierre Lévy (1997), Howard Bloom (1995), Francis Heylighen (1995), Douglas
Engelbart, Cliff Joslyn, Ron Dembo& Gottfried Mayer-Kress (2003) (Caldevilla,
2008, p. 139)
Pero como toda inteligencia, la inteligencia colectiva es susceptible a las emociones, y
precisa de información para sacar sus propias conclusiones. Si la información que se le
suministra está adulterada, o si la inteligencia colectiva se encuentra “infoxicada” con
datos contradictorios y/o sobreabundantes, no es razonable esperar que tome
decisiones acordes a su interés o su trasfondo cultural. Un ejemplo reciente de post-
verdad e infoxicación de la realidad lo tenemos en la polémica surgida en torno al
número de asistentes a la toma de posesión de Donald Trump como presidente de los
Estados Unidos:
Sean Spicer, nuevo jefe de prensa de la Casa Blanca, aseguró al ser preguntado
por la cifra de asistentes a la inauguración del presidente Trump que esta había
convocado "al mayor público en cualquier inauguración, punto, tanto en
persona como alrededor del mundo". Sin embargo, imágenes de diferentes
medios mostraron una audiencia significativamente menor a la de la asunción
de Obama, que además contrastó con las multitudinarias manifestaciones en
contra del presidente electo en varias ciudades de Estados Unidos. Spicer adujo
frente a los periodistas de la Casa Blanca que 420.000 personas tomaron el
metro de la ciudad ese día contra 317.000 en la inauguración de Barack Obama,
pero las cifras de la red de transportes citadas por The Washington Post, hablan
de 570.557 viajes del pasado viernes frente a 1,1 millones con Obama en 2009 y
782.000 en el día de la inauguración de su segundo mandato, en 2013.
La experta en encuestas y opinión pública Kellyane Conway, […] Cuestionada
por las cifras de asistentes, Conway -ahora investida como asesora presidencial-
respondió a un periodista que decir que la Casa Blanca había dado datos falsos
sobre la asistencia al evento era "exagerado" y que estos datos presentados por
Spicer eran "hechos alternativos a eso" (Bryan Smith para AFP, 2017).
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La sociedad tiene acceso a la información, pero carece colectivamente de la voluntad
para dedicarse a su comprobación. Al mismo tiempo, desconfía crónica, incremental e
incluso justificadamente de los profesionales y medios cuya labor es garantizar la
veracidad de la información y destapar el fraude. Errores de bulto, como la
magnificación artificial de la mal llamada “pandemia” de la Gripe A han contribuido
indudablemente a ello, según indica en sus conclusiones Costa-Sánchez (2011):
Los titulares empleados en los textos sobre la nueva gripe no se pueden
considerar mayoritariamente de tipo divulgativo. En primer lugar, hay un
amplio porcentaje de titulares apelativos (32,7%), que tienen como misión
principal la de atraer la atención de los lectores. En segundo lugar y aunque la
presencia de titulares de tipo informativo es mayoritaria, su finalidad se aleja de
la divulgación puesto que se corresponden con textos que anuncian la
expansión del virus y sus consecuencias en términos de muertes y afectados. A
nivel cualitativo, se refuerza la tesis de un estilo de redacción sensacional, en el
que el virus o la gripe se convierten en un protagonista que viaja a través del
mundo afectando a distintos países y causando numerosas víctimas. Esto da
lugar a lo que recogen las cabeceras como una especie de guerra del mundo
contra la gripe A, en la que debemos armarnos para luchar contra su
propagación. La prensa, por tanto, no deja de explotar lo sensacional […] en los
grupos de titulación. (Costa-Sánchez, 2011, p. 40)
Una realidad que nos lleva directamente a la preparación cultural de la que hablaba
Joyanes (2000). La propia Conway fue poco después protagonista de otro caso en el
que podríamos hablar bien de manipulación consciente de la información, o bien de
simple y llana falta de atención a la hora no ya de comprobarla sino de leerla en su
totalidad: en una entrevista ante la MSNBC justificó los decretos de veto migratorio
que el presidente Trump intentaba imponer contra diversos países musulmanes,
amparándose en que "Obama impuso un veto de seis meses al programa de
refugiados iraquíes después que dos iraquíes vinieran al país, se radicalizaran y fueran
ideólogos de la masacre de Bowling Green",añadiendo a continuación que dicha
masacre "nunca fue cubierta por la prensa" (AFP, 2017, p. 1).
La historia documentada, sin embargo, cuenta que esos dos ciudadanos iraquíes
fueron en efecto detenidos, bajo los cargos de intentar enviar armas y dinero a Irak, y
por haber empleado IED (Improvised Explosive Devices o Artefactos explosivos
Improvisados) contra fuerzas estadounidenses antes de salir del país árabe. Pero no
por ninguna masacre acaecida en la ciudad donde fueron detenidos (Bowling Green,
Kentucky) A raíz de ello Obama no suspendió el programa de refugiados iraquíes,
como afirmaba Conway, sino que simplemente endureció los controles de
antecedentes que ya se llevaban a cabo.
Estamos hablando de una de las principales estrategas informativas que han facilitado
el triunfo de Trump, y a la que la prensa ya ha apodado “Ministra de propaganda”.
White (2017) resume la situación que en la que se encuentra la comunicación pública
global del siguiente modo: La libre circulación de mentiras maliciosas, la inefectividad
de la comprobación de hechos, la resistencia demostrada por la propaganda populista,
racismo y sexismo y la emergencia de la así llamada post-verdad parece desafiar una
piedra angular del periodismo ético –el que los hechos importan para la democracia y
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que la gente quiere estar bien informada cuando se la llama a hacer decisiones de
calado. También desafía, en lo tocante a las nuevas tecnologías, las ideas de Villar
(2004) suscritas por Fombona y Pascual-Sevillano (2011) respecto a que “Internet
representa una escala hacia la alta autonomía y la certificación del pluriculturalismo
de la diferencia”.
Como señala Sánchez Leyva:
El nuevo capitalismo demanda y crea redes de interdependencia para las que
ordena que ejerzamos nuestras habilidades emocionales para identificarnos con
el punto de vista de otros anulando el conflicto social, nos pide que nos
construyamos una personalidad a la medida de los requerimientos socio-
económicos en una relectura del interés propio en términos de coaching
adaptativo como salud emocional. Fraguando vínculos solidarios entre
solitarios de los que quede al margen la justicia.
Se ha instaurado el reino del “yo mismo” que conlleva, entre otros aspectos, que
pensemos que nuestras emociones tienen validez por el simple hecho de que las
expresamos, que nuestras opiniones (que consideramos propias) tienen validez
porque son “nuestras” y proceden no ya de un saber sino de una experiencia
“propia” (poder y querer frente a saber y hacer). Y que la expresivización es
fruto de la espontaneidad. Se impone así una horizontalidad falsificada sin
autoridad ni criterio reconocido que equipara y nos separa. El “narcisismo”
complaciente contemporáneo que es ¿paradójicamente? un narcisismo de
masas, producido y promocionado por dispositivos de masas (moleculares, en
términos Deleuzianos) se acompaña pues de una expresivización que en
realidad imposibilita el diálogo o la confrontación social: enquistados en un
lenguaje sentimental ya consignado, además de “en lo que sentimos”, damos
vía libre a una “sinceridad” que sólo delata una sospecha de su interlocutor. La
“espontaneidad” que este proceso requiere aboca a la dramatización como
género discursivo. (Sánchez Leyva, 2015, p.254)
Lo que nos lleva al componente emocional del fenómeno de la post-verdad:
anunciantes comerciales y políticos basan sus propuestas en la presentación de
símbolos y valores comunes y universales, en vez de en contenidos y propuestas, que
son siempre discutibles. No solo en lo relativo al significado enteramente subjetivo
que puede darse a conceptos como “Dios” “Libertad” “Patria” o “Prosperidad” sino
en lo tocante a ejemplos de la otra orilla ideológica, como el mal entendido concepto
de la globalización (Díez Medrano).En su estudio “Consumo de medios de
comunicación y actitudes hacia la prensa por parte de los universitarios” Parrat
Fernández (2010) sostiene que Sólo un 4% (de los encuestados por ella) recurre a él (el
periódico) como complemento de otros medios, al contrario de la idea extendida de
que la función de este medio será cada vez más la de ampliar la información ofrecida
de antemano por los demás. A este respecto quizás cabría pensar que, incluso en el
caso de los universitarios interesados por estar al día de las últimas noticias, dicho
interés no es suficiente para llevarles a informarse por varios medios diferentes. De
hecho, casi son tantos los que ven el periódico como instrumento lúdico y didáctico
(44% entre ambos) como quienes lo conciben como medio informativo (47%).
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Finalmente, queremos recordar, a modo de colofón, un desiderándum que ya
expresara Caldevilla en 2010: “Hay que reconocer la necesidad de la ética en la
configuración de la sociedad y de la propia empresa, y proponerse fomentar su
estudio y puesta en práctica” (Caldevilla, 2010, p. 109)
5.- CONCLUSIONES
Los públicos se han convertido en participantes activos del proceso comunicativo. A
efectos prácticos, cada persona es potencialmente la editora y redactora de su propia
información, gracias a las facilidades que para ello crean las nuevas tecnologías y los
filtros de contenido personalizados.
Sin embargo, esta libertad no se traduce en un tratamiento más preciso de la
información, sino en un acercamiento más estrecho de esta a la forma de pensar de
cada receptor. Bloqueando en destino toda influencia que la información crítica con
determinados puntos de vista pueda tener en el público final. En otros casos, las
exigencias de la vida digital y de la inmediatez que conlleva hacen que no resulte una
actitud natural por parte de estos nuevos públicos-actores el comprobar las
informaciones: requiere demasiado tiempo, demasiado esfuerzo y demasiada atención
continuada, en unos tiempos en los que escasea hasta el tiempo para la hora de comer.
El hecho de que, además, el público general pueda producir su propio contenido
informativo con los mismos déficits de objetividad con que lo consume, lleva a la
generalización de la infoxicación: tanto en su vertiente de exceso de información, como
en la de informaciones total o severamente, voluntaria o involuntariamente
adulteradas. El público es editor de su propia información, y de su propia
desinformación: se convierte en herramienta de su propia manipulación por parte de
grupos de interés al dar eco a noticias e informaciones determinadas, de manera
incluso más eficiente y con menos margen de error de lo que supondría el enviarla a
los medios tradicionales.
Dichas informaciones, distribuidas a través de las redes sociales y aplicaciones de
dispositivos inteligentes (Por ejemplo: Whatsapp) con técnicas de SEO(destaque en
buscadores) y clickbait (cíber-anzuelo), son amplificadas y voceadas por personas
afines al contenido, que no se molestan en comprobar unos datos que, desde su punto
de vista, son creíbles. Posteriormente estos contenidos provocan comentarios y
distribución adicional por parte de usuarios de signo contrario que expresan su
desacuerdo. También por parte de medios tradicionales en busca de las audiencias
digitales y de información sensacional. Incluso su denuncia como bulos o
informaciones tóxicas se convierte en difusión positiva, porque en definitiva se ha
llegado a esos públicos que combinan falta de fe en los medios y la inclinación a creer
la noticia adulterada en primera instancia. Incluso si eso significa llegar también a
quienes, por razones diversas –ideológicas, éticas, pragmáticas, personales- rechazan
el mensaje.
Los medios digitales facilitan además llegar a públicos especializados con mensajes
personalizados: el “Micro-targeting” (híper segmentación de consumidores). Lo que
facilita que segmentos de la población que no comulgan con un mensaje determinado,
puedan igualmente adherirse a él por interés, atendiendo a las partes del mismo que
les incumben directamente y que podrían beneficiarles. La forma en que las
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necesidades económicas han moldeado y siguen moldeando la mentalidad individual
y colectiva lleva, aparentemente, a una circunstancia en la que la empatía hacia el
prójimo –entendido como el desconocido- comienza a ser menos y menos relevante en
la decisión del voto y en la asunción de mensajes sociales. De acuerdo con Leyva,
nuestros puntos de vista son válidos porque son nuestros, y la sinceridad ha quedado
reducida a la expresión desnuda, hiriente incluso, de sensaciones y percepciones.
Estamos, pues, ante un escenario preocupante en el mejor de los casos: aquel en el que
el público es manipulado a través del propio público, y de medios estrictamente
anónimos: los usuarios. En sus manos está, cada vez más, la selección final de
información, pero todo parece indicar que seguimos lejos del momento cultural en el
que el público sea capaz de ejercer esta función de forma crítica. Una realidad solo
empeorada por la dificultad intrínseca de procesar la creciente cantidad de
información contradictoria que recibimos, y la también ardua e ingrata tarea de
enfrentar los prejuicios individuales. El escenario de actuación necesaria para los
próximos años se ha ampliado desde el ámbito de la comunicación al de la educación
ciudadana. Es posible que en el futuro cercano tengamos que plantearnos un
imposible dilema entre la clase de hombre social que requieren los mercados, y el que
requiere la sociedad libre.
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AUTORES
José Ignacio Niño González
Profesor Asociado en el departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad II
de la Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense de Madrid,
impartiendo la asignatura "Investigación y Planificación de Medios". Magíster en
Gestión Publicitaria impartiendo la asignatura "El advergaming como nuevo medio
publicitario" en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad
Complutense de Madrid. Desde 2010, dirige "Global Digital Marketing". Sus
principales trabajos de investigación son los proyectos de Innovación y Mejora de la
Calidad Docente: "El aula virtual como escenario de mediación para la
interculturalidad y los derechos humanos" en la Universidad Complutense de Madrid.
http://orcid.org/0000-0003-2775-7241
Mario Barquero Cabrero:
Fue profesor titular de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y, desde hace más
de veinte años es Director General de ESERP Business School: Escuela Superior de
Ciencias Empresariales, Marketing y Relaciones Públicas en Madrid. Consultor en
comunicación y relaciones públicas, es autor de varios trabajos en disciplinas tan
interconectadas como el marketing, la empresa, finanzas, las relaciones públicas y la
comunicación.
https://scholar.google.es/citations?user=6TgLW4YAAAAJ&hl=es
Enrique García García:
Licenciado en Periodismo, Humanidades y CC. de la Información por la Universidad
San Pablo CEU. Máster CES en Periodismo Audiovisual. Director del Magazine
Niño Gonzalez, J. A.; Barquero Cabrero, M.; García García, E. Opinión pública e infoxicación en las redes:
los fundamentos de la post-verdad
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Vivat Academia. Revista de Comunicación. 15 Junio-15 sept., 2017, 139, pp. 83-94
"Cultura Pop", ha cubierto todo tipo de información en su paso por la prensa y la
radio: en el diario "el economista", deportes COPE y sociedad para Radio
Intercontinental. Ha participado en investigaciones como "Antonio Gramsci y las
raíces lejanas del Eurocomunismo: el precedente olvidado" y "Análisis de la
comunicación en las instituciones museísticas madrileñas"
http://orcid.org/0000-0002-1872-5013