Content uploaded by Andrés Musacchio
Author content
All content in this area was uploaded by Andrés Musacchio on Sep 06, 2017
Content may be subject to copyright.
RTÍCULOS
Fecha de recepción: 18 de junio de 2009. Fecha de aceptación: 8 de septiembre de 2009.
Las o s c i L a c i o n e s cí c L i c a s d e La e c o n o m í a
a r g e n t i n a en Las d o s ú Lt i m a s d é c a d a s 1
* Investigador del Instituto de Estudios Históricos, Económicos Sociales e Internacionales,
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Correo electrónico:
andresmusacchio@hotmail.com
1 Este artículo forma parte del proyecto UBACYT E-808. El autor agradece a Verónica Robert,
Pablo Lavarello y Miguel Zanabria por las discusiones en torno a una versión anterior del texto.
También a Noemí Brenta por sus precisos comentarios. Los problemas y errores del texto son,
como es habitual, responsabilidad exclusiva del autor.
Andrés Musacchio*
Resumen
El artículo se propone analizar de manera conjunta las brechas externa y fiscal,
tratando de evaluar la consistencia macroeconómica de las políticas argentinas en
las últimas dos décadas. La cuestión reviste gran importancia, pues para un país
como Argentina, con una alta deuda externa pública, existe una necesidad estruc-
tural de lograr superávit externos y fiscales que generen los recursos para el pago
del servicio de dicha deuda.
Así, se llega a la conclusión de que en tiempos del Plan de Convertibilidad, las
etapas expansivas generaban un déficit externo, mientras en las etapas recesivas
aparecía un déficit fiscal. De una u otra forma, la política se sostenía a costa de un
endeudamiento creciente.
Palabras clave: Argentina, brecha externa, brecha fiscal, consistencia macroeco-
nómica, endeudamiento externo.
144
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Abstract
The article proposes analyzing, in an integrated way, the external and fiscal gaps, try-
ing to evaluate the macroeconomic consistency of Argentina’s policies in the last two
decades. The question is of great importance, because for a country like Argentina,
with a high external public debt, a structural need exists to achieve external and fiscal
surpluses that generate resources to pay for the servicing of this debt.
It therefore comes concludes that at the time of the Convertibility Plan, the expansion-
ary stages generated an external deficit, while during the recessionary stages a fiscal
deficit appeared. In one way or another, the policy was sustained at the cost of a grow-
ing indebtedness.
Key words: Argentina, external gap, fiscal gap, macroeconomic consistency, external
indebtedness.
Résumé
L’article a pour propos d’analyser de manière conjointe les brèches externe et fiscale,
en essayant d’évaluer le bien fondé macroéconomique des politiques argentines durant
les deux dernières décennies. La question est très importante car un pays comme l’Ar-
gentine, ayant une dette publique externe élevée, est sujet à un besoin structurel d’ob-
tenir des excédents externes et fiscaux qui engendrent les ressources pour le paiement
du service de la dite dette.
On aboutit ainsi à la conclusion qu’à l’époque du Plan de Convertabilité, les étapes
expansives généraient un déficit externe, alors que pendant les étapes récessives apa-
raissait un déficit fiscal. D’une manière ou d’une autre, la politique était maintenue au
prix d’un endettement croissant.
Mots clés: Argentine, brèche externe, brèche fiscale, bien fondé macroéconomique, en-
dettement externe.
Resumo
O artigo se propõe analisar de maneira conjunta as brechas externa e fiscal, tratando
de avaliar a consistência macroeconômica das políticas argentinas nas últimas duas
décadas. A questão tem grande importância, pois para um país como a Argentina, com
uma alta dívida externa pública, existe uma necessidade estrutural de lograr superávits
externos e fiscais que gerem os recursos para o pagamento do serviço de tal dívida.
Assim, chega-se à conclusão de que nos tempos do Plano de Convertibilidade, as
etapas expansivas geravam um déficit externo, enquanto que nas etapas recessivas
aparecia um déficit fiscal. De uma forma ou de outra, a política se mantinha às custas
de um endividamento crescente.
Palavras-chave: Argentina, brecha externa, brecha fiscal, consistência macroeconômi-
ca, endividamento externo.
145
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Introducción
De la crisis interna a la crisis internacional
La crisis de 2001 es la peor de cuantas han asolado al país en toda su historia.
A diferencia de otros estallidos, se combinaron crisis en el orden político,
social y económico. En este último caso, no sólo se trató de una crisis
financiera, sino también abarcó la producción, las características de la inserción
internacional y las pautas normativas. Por eso se transformó en una bisagra que
separa dos etapas y permite, por un lado, ver los problemas del neoliberalismo y, por
el otro, observar una recuperación –impulsada mediante políticas heterodoxas– tan
sorprendente como la crisis precedente.
Una crisis tan amplia no puede responder a una causa única. Tal vez esa comple-
jidad ha transformado su análisis en un desafío plasmado en numerosos trabajos y
debates. En ellos, algunas posiciones intentan reducir la interpretación a una o dos
causales, mientras otros prefieren reconstruir una trama más matizada, aunque privi-
legien algunos argumentos2. Así, hay autores que enfatizan factores externos y, espe-
cialmente, los cambios en la liquidez de los mercados financieros3; pero la mayoría
acentúa el peso de los factores internos, pues las transformaciones externas fueron
iguales para todo el mundo y, salvo Turquía, ningún país tuvo un colapso tan severo.
El reconocimiento de lo interno como principal factor explicativo no significa un
acuerdo respecto de los disparadores y los encadenamientos. Para la visión ortodoxa,
la crisis se ciñó al abandono del régimen de convertibilidad sin la adopción de una
regla monetaria aún más severa, como la dolarización. El análisis pone énfasis en la
irresponsabilidad fiscal, al no bajar el gasto en el auge, generando complicaciones
cuando el mercado financiero global se volvió reticente a prestar a los países emer-
gentes. Como complemento, se critica el no haber privatizado oportunamente servi-
cios públicos como salud y educación, así como la falta de flexibilidad en el mercado
de trabajo4.
En las interpretaciones heterodoxas, los problemas estructurales tienen un des-
pliegue mucho más largo5, ya sea por la conformación de las estructuras que engen-
draron la crisis o por los ciclos que se repiten desde entonces, donde la última crisis
2 Para un análisis crítico de las diferentes posturas, cfr. Mario Rapoport et al., 2006.
3 Cfr. Calvo e Izquierdo, 2002.
4 Cfr. Rodríguez, 2000; Mussa, 2002; Artana, López Murphy y Navajas, 2004.
5 Muchos entienden, incluso, que la matriz del análisis debe incluir todo el periodo que se inicia
con la dictadura de 1976.
146
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
sería la más grave pero no la única6. La crisis combina aspectos financieros con un
debilitamiento productivo, y afecta al empleo, la distribución del ingreso y al proceso
de acumulación. Los análisis heterodoxos cuestionan las políticas públicas de manera
opuesta al planteamiento ortodoxo; la combinación de apertura comercial, libera-
lización financiera y retraso cambiario se habría sumado a la ausencia de políticas
activas para promover la producción y el empleo y a una intervención insuficiente
en la regulación de los mercados7. En este marco, se destacan aspectos específicos
como la crisis fiscal, el excesivo endeudamiento, las inconsistencias de la estrategia
de inserción internacional o las dificultades para mantener un régimen cambiario
como aspectos de un proceso complejo, que anuda la trama económica con los proce-
sos sociales e históricos8. Algunos trabajos enfatizan el sostenimiento de las políticas
que llevaron a la crisis como resultado del comportamiento de los grupos económicos
locales e internacionales y de las características del proceso de acumulación y fuga de
capitales9. También la dimensión que articula las políticas y los intereses internos con
grupos económicos, políticos y financieros externos, así como con los organismos
financieros internacionales, es una matriz que debe ser analizada con detenimiento al
desentrañar esta parte de la trama10.
Un aspecto de la crisis surge, sin embargo, de una inconsistencia técnica que
tornaba incompatibles en el largo plazo los equilibrios externo y fiscal, problema
que abordamos en el presente artículo. Esa inconsistencia podría anticipar el adve-
nimiento de la crisis desde el inicio mismo del Plan de Convertibilidad. Asimismo,
generaba una necesidad de financiar el déficit correspondiente a deuda pública, en
el caso fiscal, y a deuda externa, en el caso de la cuenta corriente. Por lo tanto, la
incompatibilidad solamente podía mantenerse a costa de un ingreso permanente de
capitales, que tornaba al modelo económico puesto en marcha absolutamente depen-
diente de la coyuntura externa.
En un país con un fuerte endeudamiento externo público, una política “susten-
table” debe lograr articular en el largo plazo un superávit en la balanza comercial
con excedente en el presupuesto. Se intentará mostrar que las políticas aplicadas
6 Cfr. Rapoport et al., 2006; Becker, 2003; o Vitelli, 2002.
7 Éstos son, por ejemplo, los lineamientos presentes en las principales aportaciones al Plan Fénix
(2002; 2003).
8 En Boyer y Neffa (2004), se compilan diversos trabajos que reflejan los puntos comunes y las
diferencias de las diversas vertientes heterodoxas.
9 Cfr. Basualdo, 2002; 2003.
10 Cfr. Rapoport et al., 2006; o Minsburg, 2003.
147
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
impidieron tal “principio de coherencia” y que, en función del momento del ciclo, el
superávit en una brecha invariablemente se conjugaba con déficit en la otra. Éstas son
las ideas que presentaremos en la primera parte de este artículo, con un modelo ana-
lítico que nos permita visualizar gráficamente las hipótesis expuestas. No buscamos
entender las “causas en última instancia” de la crisis ni explicar por qué, a pesar de las
inconsistencias, las políticas se mantuvieron inamovibles. No obstante, el problema
aquí analizado no carece de relevancia pues no sólo ayuda a comprender el desarrollo
de la crisis, sino permite analizar la consistencia de las políticas económicas actuales,
pues la restricción externa continúa vigente. Por lo tanto, de la habilidad para alterar
los parámetros fiscales y comerciales depende que la crisis no vuelva a repetirse.
La conjunción de brechas externa y fiscal discordantes fue revertida a partir de
2003. Desde entonces, se produjo un crecimiento acelerado con superávit comercial
y fiscal, que permitió cancelar gran parte de los servicios de la deuda reprograma-
dos, acumular reservas y mostrar un cuadro excepcionalmente sólido en las finanzas
públicas. ¿Fue ello el fruto de una transformación estructural o el resultado de una
coyuntura especial y de un par de medidas ingeniosas pero sin sustento en el largo
plazo? Los cambios y las razones que le dieron a la expansión de la década de 2000
una sustentabilidad ausente en la de 1990 y que evitaron tensiones explosivas en el
mercado financiero, en el endeudamiento o en las cuentas públicas, serán el eje de la
segunda parte de este trabajo.
La coyuntura actual reaviva la discusión, pues la crisis internacional alteró
las condiciones de liquidez financiera que había enmarcado la política interna
desde 2003. El tema de la deuda externa, que parecía superado luego de la rene-
gociación con los acreedores privados y de la cancelación de los pasivos con el FMI,
resurge con la súbita falta de liquidez internacional. De la misma forma, el derrumbe
de la demanda externa y la caída de los precios en las exportaciones afectan la sólida
posición de divisas que venía acumulándose en las arcas públicas. Esto hace suponer
que la espectacular recuperación esconde también algunas fragilidades, que remiten
a problemas estructurales no resueltos y que pueden frustrar la continuidad del cami-
no ascendente. Otra vez, el análisis de las brechas externa y fiscal da algunas pistas
respecto de la manera en que la crisis penetra en Argentina; asimismo, muestra la ne-
cesidad de impulsar una activa política de desarrollo si se pretende evitar que aquélla
corroa las bases de la recuperación.
148
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Un modelo de brechas externa y fiscal como formas de aproximación a la crisis
Un factor que permite entender la crisis de 2001 es la inconsistencia de la política
económica aplicada desde 1991. Esa situación refleja una inconsistencia aún más pro-
funda: la forma que asume la relación entre las estructuras financieras y productivas.
En una economía con una elevada deuda externa pública, como la argentina posterior
a la dictadura militar de 1976-1983, hay dos condiciones de consistencia para las po-
líticas económicas. En primer término, el pago de la deuda en moneda fuerte supone
la necesidad de lograr un superávit comercial que provea divisas genuinas para las
transferencias. En segundo término, la adquisición de las divisas por parte del sector
público supone la obtención de un superávit fiscal primario equivalente, a menos que
se recurra a una masiva emisión de dinero o de títulos públicos internos. Estas dos
restricciones pueden eludirse temporalmente con nuevas deudas o con inversiones
directas, o postergando pagos; pero, a largo plazo, la restricción es inflexible.
Tanto la restricción externa como la fiscal se enlazan por medio de la relación
que cada una tiene con la evolución del producto. Desde esa perspectiva, una política
consistente en el largo plazo busca que los parámetros que vinculan al sector externo
y a las cuentas públicas con el ingreso sean compatibles con las necesidades ma-
croeconómicas. Analicemos estos aspectos en detalle.
El saldo comercial de un país se encuentra determinado, obviamente, por la mag-
nitud de las exportaciones y la de las importaciones. Mientras en el mediano plazo
resulta muy difícil influir sobre el nivel de exportaciones, ya que éstas tienen que
ver con factores estructurales sobre los que se tiene poco control, como la deman-
da externa, la especialización comercial o el nivel de precios, las compras externas
guardan una estrecha relación con el nivel interno de actividad11. Para un país alta-
mente endeudado, y sin inversiones en el exterior que produzcan utilidades, el único
ingreso “genuino” de divisas se origina en un saldo comercial positivo. La atracción
de fondos desde el exterior, como muestra la experiencia de las tres últimas décadas,
requiere condiciones especiales que garanticen ganancias extraordinarias, a costa de
ruinosas consecuencias sobre el aparato productivo.
Las fluctuaciones del producto tienen una influencia importante sobre la balanza
comercial, ya que su crecimiento suele causar incrementos en la demanda de produc-
tos importados, ya sea destinados al consumo o al propio proceso productivo, como
11 Lo anterior no implica de ninguna manera sostener la imposibilidad de alterar el volumen de
exportaciones en el largo plazo por medio de políticas de promoción de las ventas externas o
de fortalecimiento de la producción interna.
149
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
insumos o bienes de capital. En cambio, las exportaciones no son impulsadas por el
crecimiento, y por lo tanto su variación es independiente de la variación del producto.
Por eso puede asumirse una relación inversa entre las variaciones de la producción
y el saldo comercial: cuando la economía crece se impulsan las importaciones y se
reduce el saldo comercial. Formalmente, podemos decir que
SBC = F(PBI); F’<0; donde SBC es el saldo de la balanza comercial.
Gráficamente, la relación adquiere la forma de la curva SC (véase ilustración 1).
La curva mencionada, de pendiente negativa, muestra la evolución del saldo comer-
cial a medida que se expande el PIB. La pendiente de la curva está influida por distin-
tos parámetros, como la sensibilidad de las importaciones a la variación del producto
(mucho mayor cuanto menos diversificada es la economía), la competitividad de las
exportaciones, el tipo de cambio, las restricciones al ingreso de productos importados
o del ingreso de productos propios a los mercados externos, etcétera. Así, aunque la
relación entre ambas variables sea negativa, la política económica tiene márgenes de
maniobra para modificar parcialmente el vínculo, alterando la pendiente de la curva o
incluso desplazándola, por ejemplo, con una política de sustitución de importaciones
o de menor diversificación productiva.
Por otra parte, las cuentas fiscales generalmente se comportan en el mismo senti-
do que el ingreso. Un aumento del producto no supone un aumento significativo del
gasto (aunque sí pueda observarse lo contrario), pero impacta positivamente sobre los
ingresos públicos. El mayor nivel de actividad genera un nivel creciente de ingresos
impositivos y de cargas sociales. Por el contrario, cuando el producto se contrae,
también lo hacen los ingresos públicos, deteriorando el equilibrio fiscal. Esto puede
formalizarse como
SF = G(PBI); G’>0; donde SF es el saldo fiscal.
Gráficamente, la relación se visualiza en la curva SF de la ilustración 1. De su
comportamiento se desprende que el superávit primario necesario para cubrir la se-
gunda restricción apuntada –un superávit suficiente para afrontar el servicio de la
deuda pública– sólo pueda alcanzarse con una expansión productiva sostenida.
Como señalamos, una política económica sustentable para un país que tiene un
alto grado de endeudamiento, debe combinar un superávit comercial y fiscal al me-
nos equivalentes al servicio de su deuda, como condición para poder sostenerse en
150
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
el tiempo sin generar un incremento paulatino y explosivo del endeudamiento. Esa
condición de coherencia, es decir, el monto del servicio de la deuda, es la recta SDX
de la ilustración.
La inconsistencia entre las dos brechas en la década de 1990 como causa de la crisis
Precisamente en esta cuestión puede encontrarse una inconsistencia mayor en la po-
lítica económica que llevó a la crisis de 2001, pues el resultado de la política eco-
nómica fue que las brechas externa y fiscal resultaran incompatibles. Por una parte,
el plan afectó negativamente diversos aspectos de la relación entre producto y saldo
comercial, provocando déficit a niveles menores del PIB que en la década de 1980.
Enseguida, se enlistan las principales causas:
• Con el retraso cambiario, las exportaciones perdieron competitividad, recuperada
sólo parcialmente con incrementos en la productividad.
• El retraso cambiario y la apertura abarataron articialmente las importaciones. Así,
muchas empresas reemplazaron bienes de capital e insumos nacionales por impor-
tados, y una parte importante del consumo se desvió hacia las importaciones.
• El incremento –inducido por la propia política económica– del precio relativo de
los servicios luego de las privatizaciones también restó competitividad a las expor-
taciones y a la producción local frente a los bienes importados.
• La política de tipo de cambio jo –llave del programa–, que mantuvo durante su pri-
mer tramo una tasa de inflación positiva relativamente alta, generó las condiciones
para promover las importaciones y desalentar las exportaciones.
Ilustración 1
Saldos comercial y fiscal y condición de coherencia
SF
SC
SDX
S
SC
F
151
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Gráfica 1
Evolución comparada del saldo comercial
y la actividad economica (izq.) y línea
SC (der.) 1993-2001
350 000
300 000
250 000
200 000
150 000
100 000
50 000
0
PIBSaldo
15 000
10 000
5 000
0
-5 000
-10 000
-15 000
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
10 000
5 000
0
-5 000
-10 000
saldo 1993-1997saldo 1998-2001
Fuente: Elaboración propia con base en información de INDEC.
La línea SC fue construida con datos trimestrales desestacionalizados.
• El paulatino aumento del costo nanciero, especialmente la diferencia creciente
entre la tasa de interés interna y la internacional, operó en el mismo sentido antes
apuntado.
• La gran volatilidad de los precios internacionales de las exportaciones le conere a
la relación misma un grado importante de volatilidad. En la década de 1990, luego
de una recuperación al comienzo, los términos del intercambio se estabilizaron,
volvieron a mejorar en 1996 y, a partir de entonces, comenzaron una curva descen-
dente hasta 2000.
Por esas razones, la política económica fue determinando un nivel mayor de im-
portaciones por unidad de producción o, lo que es lo mismo, que el equilibrio co-
mercial se alcanzara a niveles menores de producto que antes. Eso significó que los
periodos expansivos generaran importantes déficit comerciales, como 1992-1994 o
1996-1997, mientras que el equilibrio se aproximaba en momentos de recesión, como
en 1995 o a finales de esa década. La restricción de largo plazo tornaba incompatible
el equilibrio externo con un proceso de crecimiento sostenido.
En el recuadro izquierdo de la gráfica 1, puede verse que tanto el comportamiento
inverso de las tendencias del PIB y del saldo comercial, como sus cambios a lo largo
de la década muestran un comportamiento como el que acabamos de describir. Ade-
más, cabe señalar que el superávit comercial necesario para equilibrar el sector exter-
no se incrementó sin cesar a lo largo del periodo: el incremento del endeudamiento
y la elevación de las tasas de interés obligaban a desembolsos crecientes, de manera
que mientras la restricción externa se tornaba mas rígida, las necesidades de divisas
aumentaban paulatinamente.
152
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Por otra parte, las inversiones directas pronto incidieron negativamente en la
cuenta corriente por la transferencia de utilidades, mientras incrementaban más que
proporcionalmente la demanda de importaciones. A su vez, los problemas señalados
se agravaron continuamente. A lo anterior se sumó el paulatino efecto del Plan de
Convertibilidad sobre la actividad productiva, que tornó cada vez más sensible la va-
riación del saldo comercial en función de los cambios en el producto (véase recuadro
derecho, gráfica 1). Esa mayor sensibilidad se aprecia en una línea SC mucho más
vertical para el periodo 1998-2001 que la de 1993-1997.
Hay que considerar, además, el factor estructural de la función preponderante de
las finanzas, estrechamente vinculadas a un contexto altamente especulativo abonado
por un rasante crecimiento del endeudamiento externo, que intensificaba el patrón de
especialización de las exportaciones en un conjunto reducido de commodities12, es
decir, la existencia de una base exportadora reducida a un puñado de actividades ca-
paces de competir con las ganancias extraordinarias que ofrecía el sector financiero.
En cuanto a la brecha fiscal, es posible ver también la asociación, en este caso po-
sitiva, entre el saldo y el PIB, que permite explicar por qué en los años de crecimiento
la ecuación fiscal encontró un nivel razonable, mientras que en las recesiones se
convirtió en una fuente de problemas casi sin solución. Al igual que en el sector ex-
terno, la política económica afectó negativamente la relación entre cuentas públicas
y nivel de ingreso. Desde un punto de vista estático, he aquí algunos de los factores
que incidieron en ello:
• La privatización de los ingresos de la seguridad social desnanció por completo
el viejo sistema de jubilaciones y pensiones, que continuó a cargo del Estado. Por
eso, debió recurrirse masivamente al crédito que otorgaron los propios fondos de
pensión, con la paradoja de que el Estado continuaba recibiendo los fondos, pero
ahora con un elevado costo financiero y con la obligación de devolverlos en el
futuro, mientras que antes recibía transferencias sin costo financiero ni obligación
de devolución.
• La reducción de aportaciones patronales para que de esa manera el sector privado
recuperara la competitividad perdida por el retraso cambiario.
• La reforma impositiva que acentuaba la función de los impuestos indirectos, que
dependen del nivel de ingresos y se vieron afectados por la redistribución regresiva
del ingreso.
• El mantenimiento de fuertes subsidios a las empresas privatizadas, a pesar de que su
transferencia debía suponer, para el Estado, un menor nivel de gasto.
12 Cfr. Musacchio, 2004b.
153
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Gráfica 2
Evolución comparada del superávit primario
y la actividad económica (izq.) y curva
SF
(der.), 1994-2001
Fuente: Elaboración propia con base en información de INDEC.
350 000
300 000
250 000
200 000
150 000
100 000
50 000
0
PIB Superávit primario
2 500
2 000
1. 500
1. 000
500
0
-500
-1 000
-1 500
I-94
III-94
I-95
III-95
I-96
III-96
I-97
III-97
I-98
III-98
I-99
III-99
I-00
III-00
I-01
III-01
Superávit 1994-1997Superávit 1998-2001
3 000
2 000
1 000
0
-1 000
-2 000
230 000 250 000270 000290 000 310 000
Desde el punto de vista dinámico, la elevación del endeudamiento y el incre-
mento de las tasas de interés aumentaron paulatinamente el nivel del gasto por la
incidencia de los servicios de la deuda, de modo que el equilibrio fiscal demandó, con
el correr del tiempo, niveles crecientes de ingreso. Los ajustes introducidos en otras
partidas de gastos (que, además, fortalecieron la tendencia al crecimiento de la partici-
pación del pago de la deuda en el gasto total), no hicieron sino agravar la situación, por
su efecto recesivo que repercutía negativamente sobre los ingresos públicos.
Como puede verse en el recuadro izquierdo de la gráfica 2, al inicio de la década de
1990 se observa un deterioro del superávit en relación con una evolución más estable
del PIB, que nos indica un paulatino desplazamiento de la curva SF de la derecha.
El desplazamiento muestra una relación de baja sensibilidad en el primer tramo
del plan, pero aumenta con el transcurso del tiempo, lo que gráficamente se observa
en la mayor inclinación de la curva SF.
La evolución de ambas brechas permite observar que la política económica de la
década de 1990 estuvo lejos de garantizar la coherencia requerida para una sustenta-
bilidad del programa. Como puede verse en el cuadro 1, casi en ningún momento los
saldos comerciales y fiscales alcanzaron a satisfacer los pagos de intereses. De esa
forma, fueron acumulándose servicios impagos, cancelados con nuevas deudas, pero
que, a la postre, alejaban aún más a la economía del “punto de coherencia”.
154
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Bajo estas condiciones, pueden identificarse algunas características del modelo
de convertibilidad que contribuyeron a darle cuerpo a la crisis con la que se derrum-
bó el modelo. Como acabamos de señalar, una de sus características intrínsecas fue
el constante endeudamiento, clave para que el bache fiscal no se convirtiera en un
inmediato factor de quiebre del programa. A diferencia de lo que se plantea en los
estudios ortodoxos, el problema principal no era un Estado excesivamente dispen-
dioso. El gasto corriente tendió a mantenerse en niveles razonables, y fue insuficiente
para atender las necesidades de infraestructura o las crecientes demandas sociales que
generaba la pésima distribución del ingreso13. En todo caso, el problema del gasto fue
in crescendo con el galopante incremento de la deuda.
La insuficiencia fiscal estaba mucho más relacionada con una estructura contradic-
toria en materia de recaudación, pues mientras se buscaba sostener la competitividad y
las ganancias a costa de los salarios, la principal fuente de recaudación fueron los im-
puestos indirectos. La solución a la debilidad fiscal consistía, pues, en incrementar las
contribuciones directas o estimular una distribución progresiva del ingreso. Pero ambos
aspectos contradecían las características generales del modelo14. Por eso, no sorprende
13 Críticas a dicha interpretación pueden encontrarse en Damil, Frenkel y Juvenal, 2004; Gaggero,
2004.
14 Cfr. Musacchio, 2004.
Cuadro 1
Principales variables observadas (millones de pesos / *dólares)
I. PIB precios de mercado
II. Saldo comercial
III. Superávit primario total
IV. Superávit primario
sin privatización
V. Intereses
V-II. Déficit de divisas
V-IV. Déficit de recursos
fiscales
V-III. Déficit de recursos
fiscales con privatización
Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio de Economía.
En las tres últimas filas, los déficit tienen signo positivo.
El signo negativo implica exceso de recursos o divisas sobre las necesidades del pago de intereses
1993
1994 1995 1996 1997 19981999 2000 2001
236 504
-5 686
5 645
5 121
2 914
8 600
-2 207
-2 731
257 439
-7 924
2 864
2 132
3 150
11 074
1 019
286
258 031
-1 100
2 710
1 538
4 084
5 184
2 545
1 373
272 149
-1 822
-657
-1 281
4 608
6 430
5 889
5 264
292 858
-6 571
1 468
1 163
5 745
12 316
4 582
4 277
298 948
-7 613
2 587
2 491
6 660
14 273
4 170
4 074
283 523
-4 950
3 455
876
8 224
13 174
7 348
4 768
284 203
-1 801
2 864
2 720
9 656
11 457
6 936
6 792
268 696
3 543
1 455
1 395
10 175
6 632
8 780
8 719
155
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
que las medidas aplicadas agravaran los problemas estructurales existentes. Una alter-
nativa habría sido una mayor dinámica productiva y del empleo, pero los alicientes a la
inversión financiera o a una racionalización en los procesos productivos dejaban poco
margen para ello.
Otra característica del modelo procede de la necesidad insatisfecha de divisas
por medio del comercio exterior. El modelo que inspiraba la marcha de la economía
argentina fue el enfoque monetario de la balanza de pagos, inspirado en el modelo
Mundell-Flemming. Una de los planteamientos de dicho enfoque es que una econo-
mía abierta a los flujos de capital permite un ajuste de las tasas de interés internas
convergente con la tasa de interés internacional. Esto supone, empero, equilibrio en
la cuenta corriente o una sensibilidad extrema de los flujos de capital a las diferencias
entre ambas tasas de interés. La existencia de un desequilibrio permanente en la cuen-
ta corriente obligó a atraer fondos desde el exterior en forma de deudas o inversiones
directas. La sensibilidad de estos recursos fue bastante menor a lo esperado, por lo
que el equilibrio en la balanza de pagos se logró a expensas de una tasa de interés
muy elevada y el ofrecimiento de ganancias extraordinarias para las inversiones di-
rectas. Pero ambas formas traen como consecuencia un incremento de los egresos
futuros, de modo que sólo sirven si son usadas de manera puntual. Como política de
largo plazo, suponen un crecimiento incesante de la tasa de interés que, a la larga, se
vuelve explosivo15.
De allí que la crisis estaba en marcha prácticamente desde el momento en que co-
menzó a funcionar la convertibilidad, y se agravó con las medidas adoptadas para re-
forzar la competitividad y las ganancias. En consecuencia, se generaron condiciones
extremadamente precarias para gran parte de las actividades productivas y se gestó
una burbuja especulativa sin ningún sustento en la economía real; por ello mismo,
estaba destinada a explotar en cualquier momento.
Lo ocurrido con las brechas fiscal y externa puede ser descrito gráficamente como
se muestra en la ilustración 2.
El desplazamiento de ambas curvas, representado por las líneas enteras S-C y S-F, a
una posición como la resultante de las líneas punteadas S' -C' y S'-F', derivó en una si-
tuación en la que el punto de cruce de ambas brechas –informalmente, el punto de equi-
librio del modelo– se produjo con niveles significativos de déficit comercial y fiscal.
En este esquema, la posibilidad de atender simultáneamente a las dos restriccio-
nes no era más que ilusoria: un proceso de crecimiento que oxigenara las cuentas fis-
15 Cfr. Musacchio, 2002.
156
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
cales amplificaba el déficit comercial. Por el contrario, si se deseaba reequilibrar las
cuentas externas, la recesión que acompañaba al proceso afectaba el balance fiscal. Si
se siguen con atención las fases de la coyuntura entre 1991 y 2001, se podrá advertir
con facilidad que los momentos de calma fiscal coincidieron con turbulencias exter-
nas y viceversa, lo cual, según nuestro planteamiento, no es mera coincidencia, sino
el resultado previsible de la política económica aplicada, que conducía a un síndrome
de la manta corta: al tapar los pies, se destapa el cuerpo, y al contrario.
Lo destacado, empero, es que los desequilibrios externos y fiscales tendieron a agra-
varse el uno al otro, tensión que se resolvía recurriendo al mercado financiero, pero a
costa de aumentar la tasa de interés. Lejos de igualar la tasa de interés interna con la
internacional, la liberalización financiera tendió a ampliar su diferencia, estimulando
la especulación financiera e inhibiendo la actividad productiva. La crisis no fue, pues,
consecuencia de un relajamiento del Plan de Convertibilidad o de cierta lentitud y falta
de radicalidad en las reformas y en la liberalización de los mercados, sino, precisa-
mente, un derivado del esquema de políticas propuesto. Por lo tanto, la perduración
del plan durante una década no puede considerarse un mérito, sino una incomprensible
ceguera técnica ante conflictos y tensiones macroeconómicas y productivas, así como
políticas y sociales, cuyos efectos serán muy difíciles de erradicar. Indudablemente,
como muestran muchos momentos de la historia argentina, tal ceguera técnica se enlaza
con la aguda visión de grupos concentrados internos y extranjeros que se benefician de
tales políticas y las sostienen tanto como les permitan obtener réditos. Luego, tienden a
“socializar” las pérdidas, endosándoselas al Estado.
SF
SC
SDX
S
S’
S
S’
C
C’
F
F’
Ilustración 2
Evolución “estilizada”
157
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
El golpe de timón de 2002
La pregunta que surge inmediatamente es si las condiciones que se articularon a partir
de 2002 son suficientes para evitar que una crisis como la de entonces no se repita
o, más concretamente, si esta crisis revirtió la jerarquía de las formas institucionales
tanto como para resolver la inconsistencia de fondo que conducía a los recurrentes
desequilibrios externos e internos.
La crisis fue la muestra más clara de que el modelo resultaba insostenible. El
experimento de la convertibilidad como forma de conciliar los desequilibrios recu-
rrentes, lejos de ser efectivo, profundizó aún más las inconsistencias estructurales e
institucionales. Esto puso al descubierto la existencia de una tercera brecha implícita,
en la que el ahorro excedía al consumo y la inversión, deteriorando la base real de
la economía por la apreciación del tipo de cambio y promoviendo una tendencia
potencialmente contractiva, que generó las bases para la formación de una burbuja
especulativa y para la fuga de capitales al exterior y disparó las tensiones sociales que
confluyeron en el estallido de diciembre de 2001.
La violenta crisis obligó a ajustar las variables de manera forzosa y forzada. La
depresión interna liberó saldos exportables y, especialmente, comprimió de mane-
ra drástica las importaciones. Se lograba así reforzar el superávit comercial que ha-
bía aparecido con el inicio de la depresión. La reforma de los ingresos públicos y la
inflación con congelamiento de gastos nominales cristalizaron en un superávit fiscal
creciente. Por último, el default de parte de la deuda externa redujo la necesidad de
financiamiento de su servicio. En estas condiciones, la política se tornó más coherente
en el corto plazo y permitió volver a un sendero de crecimiento, aunque a costa de una
situación social que, en los primeros meses de 2002, fue de las más delicadas de la
historia argentina.
Un tema fundamental que alteró los parámetros de las brechas fiscal y externa de
manera simultánea fue la introducción de retenciones a las exportaciones. Con ellas
se reforzaron de manera ostensible las cuentas públicas. También, la introducción
del nuevo tributo elevó la relación recaudación-producto y morigeró el impacto de
la devaluación sobre los ingresos públicos al introducir un impuesto “dolarizado”.
Finalmente, empezó a tejer un lazo entre ambas brechas, pues cuando se incrementan
las exportaciones, también lo hace la nueva porción de la recaudación.
Por otra parte, el cese de pagos parcial y la posterior reestructuración de la deuda,
que postergó los pagos y convirtió en pesos una parte de los pasivos, redujeron las
necesidades de saldos fiscales y comerciales para equilibrar las brechas.
158
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Gráficamente, el primer impacto esperado de las nuevas condiciones de la política
económica asociadas a la devaluación y a la introducción de retenciones a las expor-
taciones puede interpretarse como un desplazamiento hacia la izquierda de la curva
SF, mientras se mantenía fija la relación comercio exterior-ingreso.
Ilustración 3
Impacto inicial
SF
SC
SDX
SDX’
S’
S’’
S’ C’
F’
F’’
Poco a poco, la recuperación de los salarios y el crecimiento económico sostenido
gestaron una precaria pero ostensible recuperación. Las nuevas condiciones reforza-
ron el panorama externo desde varios puntos de vista. En primer lugar, la devaluación
permitió mejorar la posición competitiva de la producción local, lo que alentó las
exportaciones y la sustitución de importaciones. A esto se le añadió un aumento de
los precios externos que incrementó el valor de las ventas externas.
Desde una perspectiva de mediano plazo, el efecto macroeconómico de estas nue-
vas circunstancias (plasmado en la ilustración 4) puede ser descrito así: los efectos
sobre el comercio exterior provocan un desplazamiento de la curva hacia afuera y
hacia la derecha, vinculando un mismo nivel de ingreso con un saldo comercial más
elevado. A su vez, la sustitución de importaciones trae como consecuencia que el
impacto del crecimiento sobre la demanda de productos provenientes del exterior sea
menor, es decir, reduce la elasticidad ingreso de las importaciones –las variaciones
porcentuales de las compras externas ante cambios en el nivel de ingreso–, de modo
que la pendiente de la curva S''C'' es menor que la de la curva S'C'.
159
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Si los movimientos esperados se plasmaran en la evolución real de las variables,
podría afirmarse que, desde la devaluación, la evolución contradictoria de las brechas
externa y fiscal debería haberse moderado notablemente, dando paso a una situación
de excedentes simultáneos en el frente externo y fiscal. Esta situación fue, efectiva-
mente, la que permitió retomar el servicio de la deuda externa con los acreedores
privados luego de una áspera renegociación y sostener el servicio de la deuda con los
organismos de crédito multilaterales, incluyendo la cancelación total anticipada de
los pasivos con el FMI. Aun así, las reservas de divisas del Banco Central se incre-
mentaron y el excedente fiscal permitió relajar el presupuesto que, inicialmente, ha-
bía sido congelado de manera estricta. De esa forma, el gobierno se permitió ciertas
“licencias”, como la recomposición de los salarios docentes o el relanzamiento tími-
do de la obra pública, que incrementaron el gasto sin hacer mella en la recaudación,
contradiciendo la prédica neoliberal que advertía el carácter inflacionario de tales me-
didas. En realidad, dado que el fisco registró sucesivos superávit, debería esperarse un
efecto deflacionario y no inflacionario, incluso si el gasto crece, pues el Estado retira
mas recursos de los que agrega y, por ende, retrae la demanda efectiva.
En el frente externo, la buena coyuntura permitió combinar un crecimiento de la
producción con un aumento del superávit comercial, mientras el retorno de algunas
inversiones directas o financieras desde el exterior oxigenó las cuentas restantes de la
balanza de pagos. La tensión insoportable sobre el mercado de divisas cedió y condu-
jo a una tensión a la baja del precio del dólar, sostenido sólo por la decisión del Banco
Central de la República Argentina y del Banco Nación con compras permanentes en
el mercado abierto.
Ilustración 4
Impacto de mediano plazo
SF
SC
SDX
SDX’
S’
S’’
S’’
S’ C’’
F’
F’’
160
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
En el caso del sector externo, las implicaciones del análisis planteado en la ilus-
tración 4 puede advertirse con singular claridad en la gráfica 3, donde se comprueba
el desplazamiento de la línea de tendencia hacia arriba y hacia afuera, señalando un
saldo comercial superior a igual nivel de PIB, así como una menor pendiente, es decir,
una menor sensibilidad del saldo ante variaciones del producto.
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Ministerio de Economía.
Gráfica 3
Relación entre el saldo comercial y el PIB, periodos 1998-2001 y 2002-2007
(millones de pesos corrientes)
25 000
20 000
15 000
10 000
5 000
0
-5 000
- 10 000
-15 000
1998-20012002-2007
250 000 300 000 350 000 400 000200 000
La comparación se ve sesgada por los cambios en la estructura de precios relati-
vos introducida por la devaluación y las alteraciones en los precios internacionales.
Pero precisamente la devaluación proponía tal cambio de la estructura de precios
como elemento central de la nueva política económica, de modo que no es un efecto
exógeno. Por eso, también juzgamos más relevante, en este contexto, la comparación
en precios corrientes como la expresada en la gráfica 3. En cambio, los aumentos de los
precios internacionales actúan como un shock externo positivo y deberían tomarse como
transitorios, especialmente ahora que la tendencia parece haber comenzado a revertirse.
En el caso de la brecha fiscal, aunque el efecto no fue tan marcado ni tan inmedia-
to como en el caso de la brecha externa, también las evidencias permiten sostener la
hipótesis que planteamos, como puede verse en la gráfica 4.
Se advierte una curva menos sensible y mucho más volátil para el periodo 2002-
2006 que para el cuatrienio previo. Esto denota, además, que más allá de algunas
modificaciones, una reforma estructural profunda de las cuentas públicas queda pen-
diente, a excepción de la introducción de retenciones a las exportaciones. Por lo tanto,
la recuperación fiscal se debió sobre todo al intenso crecimiento del PIB.
161
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
La evolución de las variables macroeconómicas luego de la devaluación y las
nuevas medidas tributarias, la reestructuración de la deuda y la nueva matriz externa
permiten afirmar que en el primer lustro posterior a la crisis, las brechas externa y
fiscal han logrado una trayectoria más armónica, compatible con los servicios de la
deuda. Esto redujo la necesidad de atraer recursos externos con aumentos de las tasas
de interés y la reevaluación del tipo de cambio real; de allí que no se recrearan las
bases para la aparición de burbujas financiero-especulativas tan proclives a estallar
en crisis incontenibles. Sin embargo, el interrogante es si la recuperación y el alcance
de los superávit externo y fiscal compatibles con las necesidades del servicio de la
deuda pueden mantenerse en el futuro, mientras se sostiene el proceso de crecimiento
económico y se atiende a las necesidades de mayor inversión y de una distribución
más equitativa del ingreso. En síntesis, la pregunta es si desde una perspectiva técnica
los cambios recientes bastan para afirmar que se encuentra en marcha un modelo de
desarrollo sustentable con un horizonte despejado en el largo plazo.
La devaluación y una política económica más activa contribuyeron a asentar al-
gunas bases más sólidas que las de la década de 1990 y cerraron muchos de los
desequilibrios macroeconómicos. También es cierto que el nuevo esquema surgió en
el contexto de una coyuntura internacional especialmente favorable, que permitió la
fuerte expansión de las exportaciones a partir de mayores volúmenes y, sobre todo,
precios más altos, con una mejora de más de 30% en los términos del intercambio
entre 2003 y 2007.
Gráfica 4
Relación entre el saldo fiscal y el PIB
,
periodos 1998-2001 y 2002-2006
(millones de pesos corrientes)
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Ministerio de Economía.
12 000
10 000
8 000
6 000
4 000
2 000
0
-2 000
- 4 000
300 000400 000500 000600 000 700 000800 000200 000
1998-20012002-2006
162
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Sobre esa coyuntura, fue posible aplicar nuevos tributos como las retenciones, que
derramaron parte de los beneficios de las condiciones externas extraordinarias sobre
las cuentas públicas, evitando además una mayor violencia de los efectos negativos
de la devaluación sobre la distribución del ingreso.
Sin embargo, el sector externo refleja un cambio estructural débil, por cuanto la
composición de las exportaciones no sufrió alteraciones significativas, y sirve como
ejemplo de la precariedad de algunas de las mejoras16. En ese sentido, es posible
afirmar que muchos de los conflictos preexistentes solamente fueron desplazados del
centro de la escena, mas no resueltos desde la raíz. Así, la ligera sustitución de im-
portaciones no llega a constituir aún un verdadero modelo de desarrollo económico y
social, pues no busca –ni se ha plasmado en– un cambio estructural apoyado por polí-
ticas activas. El gran avance de las exportaciones fue resultado de condiciones excep-
cionales de precios disparados por la presencia de una demanda china que no cesa de
crecer. Pero la concentración de las ventas externas en unos cuantos productos, que
se ha mantenido inamovible, también permite vislumbrar la fragilidad del superávit
comercial, que poco a poco, incluso antes del estallido de la crisis, ha sufrido algunos
16 Cfr. Musacchio, 2004b; Musacchio y Robert, 2006.
Cuadro 2
Principales variables observadas. En pesos corrientes, salvo * en dólares
I.
PIB
Precios de mercado
II. Saldo comercial*
III. Superávit primario total
IV. Superávit primario sin privatización
V. Intereses
En moneda local
En moneda extranjera
Tipo de cambio
VI. Intereses en moneda extranjera medidos en dólares*
VI. Déficit de divisas*
VIII. Déficit de recursos fiscales
IX. Déficit de recursos fiscales con privatización
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Ministerio de Economía.
En las tres últimas filas, los déficit son los que tienen signo positivo.
Signo negativo implica exceso de recursos o divisas sobre las necesidades del pago de intereses
312 580.00
17 178.00
2 260.20
2 255.70
6 809.50
981.40
5 828.10
3 090.40
1 885.89
15 291.61
4 553.80
4 549.30
375 909.00
16 805.00
8 688.10
8 676.90
6 882.80
1 882.90
4 999.90
2 949.10
1 695.38
15 109.22
-1 794.10
-1 805.30
447 643.00
13 265.00
17 360.80
17 332.70
5 703.00
1 872.80
3 830.20
2 941.50
1 302.14
11 962.46
-11 629.70
-11 657.80
531 939.00
13 087.00
19 661.20
19 622.60
10 243.10
3 123.40
7 119.70
2 923.30
2 435.49
10 651.17
-9 379.50
-9 418.10
654 39.00
13 958.00
23 164.80
23 157.90
11 541.80
3 744.40
7 797.40
3 074.00
2 536.57
11 421.73
-11 616.10
-11 623.00
812 456.00
13 255.00
25 718.60
25 670.10
16 422.50
5 813.10
10 609.40
3 115.40
3 405.50
9 849.60
-9 247.58
-9 296.08
2002
2003 2004200520062007
163
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
impactos de advertencia. Por ejemplo, el gran superávit con China, que se conside-
raba uno de los datos sobresalientes de los años venideros, se ha revertido a medida
que aquel país comenzó a colocar productos en Argentina, especialmente luego de un
convenio sobre el que oportunamente habíamos expuesto nuestras dudas17.
De la misma manera, la distribución del ingreso es otro problema postergado,
con algunas soluciones parciales para los sectores más necesitados, pero sin nuevas
fórmulas de regulación que contemplen pautas estables y generales. Tampoco se pro-
dujo una reforma tributaria que redujera los impuestos indirectos y cargara aún más
la recaudación sobre contribuciones directas, como parte de una nueva política
de ingresos. La crisis energética que padece el país es la punta del iceberg de un
problema más profundo: la falta de inversión pública en infraestructura básica.
El problema no es atribuible a las políticas recientes, sino que se arrastra por más de
tres décadas y mejoró ligeramente hace poco tiempo. Pero el esfuerzo necesario para
superar 30 años de deterioro es una carga que las cuentas fiscales, en las condiciones
actuales, no podrían sostener cæteris paribus. La manta sigue siendo aún muy corta
tanto por la estructura regresiva de la recaudación como por la insuficiente magnitud
de la riqueza creada.
Por otra parte, el cronograma de pagos de la deuda externa para la próxima década
indica que los superávit externo y fiscal deberán, como mínimo, mantenerse. Y ni
siquiera así alcanzan a cubrir el servicio de la deuda, por lo que obligan al gobierno
a recurrir moderada pero efectivamente al crédito para completar las transferencias.
Por lo tanto, el problema de la deuda permanece latente.
La tregua que ofreció la coyuntura posterior a 2003 permitió un panorama más
favorable para el quiebre del modelo neoliberal, sobre el cual comenzar a pensar en
un nuevo proyecto de desarrollo económico y social de largo plazo. Sin embargo, al-
gunos de los problemas fundamentales que afectan a la estructura económica del país
persisten y generan el interrogante sobre lo que ocurrirá con el derrame de la crisis
internacional. En el fondo, se trata de desentrañar qué cambió y qué se mantuvo de
las viejas estructuras económicas, sociales y productivas.
17 Cfr. Musacchio, Fiszbein y Braude, 2004.
164
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Los primeros avatares de la crisis
La crisis internacional supone una drástica transformación de la coyuntura sobre la
que se asienta el programa macroeconómico argentino. A diferencia de crisis inter-
nacionales anteriores, la inexistencia de una burbuja financiera especulativa y la inde-
pendencia de un endeudamiento externo creciente para sostener la política económi-
ca ha evitado las conocidas explosiones que Argentina sufría cada siete u ocho años.
El quiebre de las finanzas internacionales y la retracción de los flujos de capitales de
corto plazo no parecieron alterar drásticamente la coyuntura externa. Las reservas
acumuladas en los años previos permitieron hacer frente a una salida de capitales
que comenzó a insinuarse en el tercer trimestre de 2007 y se profundizó a lo largo de
2008, acumulando en ese periodo casi 12 000 millones de dólares.
La nueva situación pone de manifiesto la solidez macroeconómica al inicio de
la crisis, pero llama la atención sobre los futuros acervos de divisas y genera una
creciente presión sobre el tipo de cambio, que luego de estar sometido durante largo
tiempo a una presión bajista, muestra hoy la tendencia –estructural para Argentina–
hacia el alza del precio de las divisas. El alto acervo de reservas, junto con la política
de sostener el tipo de cambio en momentos de presión a la baja, han permitido hasta
el momento una devaluación “ordenada”, muy suave y paulatina, estilo crawling
peg, que contrasta con las maxidevaluaciones habituales de crisis anteriores y con las
fluctuaciones violentas que se vieron en el mundo desde el inicio de la debacle.
La política económica actual tiene su flanco más vulnerable en la balanza comer-
cial, pues es allí donde se encuentra la clave para evitar turbulencias en el sector ex-
terno y también una de las fuentes vitales de la recaudación. En ese sentido, el inicio
de 2009 presenta un cuadro contrastante. Si bien el saldo comercial se encuentra es-
tabilizado, el comercio exterior ha caído sostenidamente desde el último trimestre de
2008, y los datos comparativos del primer bimestre de 2009 frente al mismo periodo
del año anterior son preocupantes. Las exportaciones se contrajeron 24% con respec-
to al mismo mes de 2007, mientras las importaciones se redujeron 37 por ciento.
Contrariamente a lo que ocurrió en la fase de auge, la reducción del comercio
exterior en el primer bimestre de 2009 no tuvo como causa principal una dismi-
nución de los precios, sino de las cantidades; los términos del intercambio para el
país continúan en un nivel mejor que a principios de 2007. Lo que ocurre es que se
están desacelerando algunos sectores clave del comercio exterior argentino, como el
automotriz o el siderúrgico, con la caída de la demanda externa y los problemas de
algunos grupos transnacionales radicados en dichos sectores. Ello no implica, empe-
165
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
ro, que no exista la posibilidad de un paulatino empeoramiento de los términos del
intercambio, cuadro más acorde con las tendencias históricas y que pondría en tela
de juicio la euforia de precios reciente en los commodities agrícolas o de las materias
primas de origen mineral.
Ésa es la puerta de entrada de la crisis a la Argentina y, por lo tanto, inicialmen-
te habría de afectar a los complejos exportadores industriales –sector automotriz,
siderúrgico, químico– con una baja en la actividad, mientras que en el resto del sec-
tor exportador más bien debería percibirse una disminución de precios. Frente a las
nuevas condiciones, el gobierno ha reaccionado estimulando la demanda interna con
programas específicos para la compra de automotores o electrodomésticos, mientras
procura defender el saldo comercial con sutiles restricciones a las importaciones.
Por su parte, el principal golpe en las importaciones se refleja en las compras
de bienes de capital e insumos intermedios, que muestran un descenso de la tasa de
inversión y, por lo tanto, de las bases del crecimiento de largo plazo.
El elemento central para percibir si Argentina se dirige hacia un ajuste caótico o
hacia una desaceleración del crecimiento puede entenderse, una vez más, con el mo-
delo de doble brecha. Al parecer, lo que sucede, y que se agravaría con una caída de
precios, es que los niveles de recaudación y de superávit comercial serían más redu-
cidos, a igual nivel de producto, de la manera en que se ve en la ilustración 5. El nivel
de ese desplazamiento, cæteris paribus, dependerá de la reducción de los precios, de
la evolución de la demanda externa y de la caída consecuente de las retenciones.
El desplazamiento de la relación saldo fiscal-producto es consecuencia directa del
impacto en la recaudación del descenso de las exportaciones, que disminuye las reten-
ciones a las exportaciones. Los planes de asistencia a diferentes sectores, por medio de
subsidios o desgravaciones impositivas, tienen un impacto similar. En esta fase inicial,
los impactos negativos han sido compensados con la reestatización del sistema de jubi-
laciones y pensiones, que vuelve a poner en manos del Estado los recursos absorbidos
en los últimos años por las administradoras privadas.
En el caso del sector externo, los impactos cruzados de reducción de precios y de-
manda externa, por un lado, y la desaceleración del crecimiento, la caída de las compras
de bienes de inversión e insumos, por el otro, generan en el corto plazo un escenario
incierto, pero también complejo a largo plazo. Por lo pronto, tanto en el frente fiscal
como en el comercial, los saldos se mantienen superavitarios y esa tendencia aún no
parece estar en riesgo. Sin embargo, la consistencia macroeconómica de mediano plazo
todavía depende de que tales superávit sean suficientes para absorber el servicio de la
deuda externa. Por lo tanto, tan importante como la evolución de precios, la demanda
166
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
externa, la caída de las exportaciones agrícolas o del nivel de actividad interna resulta
el cronograma de vencimientos de la deuda.
La coyuntura, hasta el momento, no ha puesto en jaque la capacidad de pago, pues
los saldos permitirían cubrir las necesidades de financiamiento y, en dado caso, se po-
dría recurrir prudentemente a la utilización de las reservas. El cronograma inmediato
supone vencimientos que, en el nivel de PIB alcanzado, no parecen intolerables si se
conjuga una política de pagos parciales, refinanciación de algunos créditos y la toma
de alguna línea de créditos especial. En ese marco, las reservas pueden conjurar algún
apuro. Sin embargo, algunas señales del propio gobierno –como la posibilidad de recu-
rrir nuevamente a algún crédito del FMI o el acuerdo de compensación firmado recien-
temente con China– indican que las expectativas tampoco son del todo alentadoras.
Luego de siete años de abandono del modelo neoliberal, la crisis toma a Argentina
en una situación contradictoria. Por un lado, la menor dependencia de flujos externos
permite cubrir la etapa inicial de la crisis de una manera mucho más compacta y tran-
quila que en crisis anteriores. Pero, por otra parte, la inexistencia de un programa de
desarrollo y cambio estructural de largo plazo ha impedido transformar por completo
los parámetros de la economía y la sociedad. La extrema concentración sectorial de
las exportaciones con un sesgo marcado hacia la explotación de recursos naturales, y
la ausencia de una verdadera política de sustitución de importaciones fundada en una
orientación explícita hacia sectores prioritarios mantienen una estructura extremada-
mente vulnerable, aunque dicha vulnerabilidad sea de naturaleza muy distinta a la de
la década de 1990.
Ilustración 5
Las nuevas condiciones
SF
SC
SDX
S’
S
S
F
S
C’
C
167
La s o s c i L a c i o n e s c í c L i c a s d e La e c o n o m í a a r g e n t i n a
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Por eso, la crisis también se manifiesta de una manera muy diferente. No ocasiona
una ruptura explosiva como ocurrió en 1982, 1989 o 2001, sino una paulatina desace-
leración del crecimiento. Las nuevas condiciones harán más difícil el impulso de un
cambio estructural radical, dado que la capacidad de acumulación, de retención de los
excedentes y de captación de recursos por parte del Estado para realizar las grandes
obras de infraestructura que se requieren, se verá resentida. También hará más percepti-
bles los déficit en la estructura productiva y la necesidad de reforzar el mercado interno
ante la debilidad de los impulsos provenientes del exterior. Por lo tanto, en peores con-
diciones “técnicas”, un replanteamiento profundo del rumbo –pero no un retorno a los
noventa– se hará imprescindible.
Cuadro 3
Perfil de vencimientos de la deuda externa pública, 3er trimestre de 2008
Gobierno nacional
Principal
Intereses
Autoridades monetarias
Capital
Intereses
Servicio total
Capital
Intereses
Fuente: INDEC.
894.50
507.50
387.00
57.10
20.60
36.50
951.60
528.10
423.50
1 257.40
628.90
628.50
41.10
12.50
28.60
1 298.50
641.40
657.10
6 318.30
6 318.30
0.0
6 318.30
6 318.30
0.0
1 439.50
824.10
615.40
3796.80
3762.10
34.70
5 236.30
4586.20
650.10
2 095.80
1 621.30
474.50
36.00
0.00
36.00
2 131.80
1 621.30
510.50
2 137.70
1 078.70
1 059.00
295.30
245.60
49.70
2 433.00
1 324.30
1 108.70
3 290.00
2 255.00
1 035.00
26.60
17.60
9.00
3 316.60
2 272.60
1 044.00
8 1235.80
4 9680.20
3 1555.60
74.00
63.90
10.10
8 1309.80
4 9744.10
3 1565.70
4-6
7-9
Presente
trimestre
0-3 10-12 13-18 19-24
Un año o menos
(meses)
Uno a dos años
(meses)
Más de dos
años
168
André s Mu s A c c h i o
Vol. 40, núm. 159, octubre-diciembre / 2009
Artana, Daniel, Ricardo López Murphy y Fer-
nando Navajas, “La crisis económica ar-
gentina”, en Daniel Artana y James Dorn
(comps.), Crisis financieras internaciona-
les–¿Qué rol le corresponde al gobierno?,
Buenos Aires, FIEL, 2004.
Basualdo, Eduardo, “Las reformas estructura-
les y el Plan de Convertibilidad durante la
década de los noventa. El auge y la crisis de
la valorización financiera”, Realidad eco-
nómica, núm. 200, Buenos Aires, Instituto
Argentino para el Desarrollo Económico,
2003.
_______, Sistema político y modelo de acu-
mulación en la Argentina. Notas sobre el
transformismo argentino durante la va-
lorización financiera1976-2001, Buenos
Aires, Universidad Nacional de Quilmes–
FLACSO–IDEP, 2002.
Becker, Joachim, “La reciente crisis financiera
en Argentina, Brasil y Uruguay. Análisis
comparativo”, Documento de discusión
global D3E, Montevideo, 2003.
Boyer, Robert y Julio Neffa (coords.), La eco-
nomía argentina y su crisis (1976-2001).
Visiones institucionalistas y regulacionis-
tas, Buenos Aires, Miño y Dávila editores–
CEIL–PIETTE CONICET–CDC, 2004.
Calvo, Guillermo y A. Izquierdo, Sudden Stops,
the Real Exchange Rate and Fiscal Sustai-
nability: Argentina's Lessons, Washington
D.C., BID, 2002.
Damil, Mario, Roberto Frenkel y Luciana Juve-
nal, “Las cuentas públicas y la crisis de la
convertibilidad en Argentina”, en R. Boyer
y J. Neffa (coords.), La economía argentina
y su crisis (1976-2001). Visiones institucio-
nalistas y regulacionistas, Buenos Aires,
Miño y Dávila editores–CEIL–PIETTE CO-
NICET–CDC, 2004.
Gaggero, Jorge, “La cuestión fiscal, huella de la
historia política y económica”, en R. Boyer
y J. Neffa (coords.), La economía argentina
y su crisis (1976-2001). Visiones institucio-
nalistas y regulacionistas, Buenos Aires,
Miño y Dávila editores–CEIL–PIETTE CO-
NICET–CDC, 2004.
INDEC, www.mecon.gov.ar
Minsburg, Naum, Los guardianes del dinero:
las políticas del FMI en la Argentina, Bue-
nos Aires, Norma, 2003.
Musacchio, Andrés, “Ideología, tributación y
crisis fiscal: Sísifo también es argentino”,
en Mario Rapoport (ed.), Crónicas de la
Argentina sobreviviente. El presente en el
espejo de la historia, Buenos Aires, Norma,
2004a.
_______, “Debilidades de la inserción comer-
cial de Argentina, 1976-2003”, en R. Boyer
y J. Neffa, La economía Argentina y su cri-
sis (1976-2003). Visiones institucionalistas
y regulacionistas, Buenos Aires, Miño y
Dávila editores–CEIL–PIETTE CONICET–
CDC, 2004b.
_______, “La estrategia exportadora en Argen-
tina: ¿necesidad, objetivo o utopía?”, en
Julio Gambina (comp.), La globalización
económico-financiera: su impacto en Amé-
rica Latina, Buenos Aires, CLACSO, 2002.
Musacchio, Andrés, Martín Fiszbein y Hernán
Braude, “La expansión comercial con Asia.
¿Una estrategia novedosa o parche para el
viejo modelo?”, Informe económico IMA,
núm. XXVI, Buenos Aires, noviembre-di-
ciembre de 2004.
Musacchio, Andrés y Verónica Robert, “Opcio-
nes de inserción internacional y desarrollo
económico y social en la Argentina del si-
glo XXI: Rupturas y continuidades después
de la devaluación”, en Julio Neffa y Héctor
Cordone (comps.), Escenarios de salida de
la crisis y estrategias alternativas de de-
sarrollo para la Argentina, Buenos Aires,
CEIL–PIETTE CONICET, 2006.
Mussa, Michael, Argentina y el FMI. Del triunfo
a la tragedia, Buenos Aires, Planeta, 2002.
Plan Fénix, “Propuestas para el desarrollo con
equidad”, Enoikos. Revista de la Facultad
de Ciencias Económicas, año 10, núm. 20,
2003.
_______, Hacia el Plan Fénix. Una alterna-
tiva económica, Buenos Aires, Prometeo,
2002.
Rapoport, Mario et al., Historia económica, po-
lítica y social de la Argentina, 2ª ed., Bue-
nos Aires, Ariel, 2006.
Rodríguez, Carlos, Argentina en transición. La
recesión 1998-2000, Buenos Aires, Temas
GE, 2000.
Vitelli, Guillermo, “Las rupturas de la conver-
tibilidad y el plan real: la reiteración de una
misma historia”, en Ciclos en la historia, la
economía y la sociedad núm. 23, Buenos
Aires, Fundación de Investigaciones Histó-
ricas, Económicas y Sociales–UBA–IIHES,
2002.
Bibliografía