Resumen: Las personas ocupan distintos roles dentro del fenómeno de la violencia, con respecto a su ejercicio, recepción o atestiguamiento. Dadas las condiciones socioculturales de riesgo y desventaja de las mujeres en el mundo, mayormente se ha incentivado el estudio de su condición de víctimas. Se trabajó a través de la técnica de Redes Semánticas Naturales Modificadas con 239 mujeres y 232 varones estudiantes de 13 instituciones de educación superior públicas y privadas de la ciudad de Durango México, para conocer el significado psicológico que asignan al concepto de mujer violenta. Se identificaron los componentes: violencia física, verbal, psicológica, expresiones emocionales y adjetivos peyorativos. Palabras clave: Significado, Violencia, Agresora, Estudiantes universitarios. Introducción La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2012) define la violencia como el uso intencional de la fuerza física o amenazas, contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad y con consecuencias físicas, psicológicas, problemas de desarrollo o la muerte. Desde una perspectiva social, la violencia es una herramienta utilizada por el ser humano para obtener dominación, poder y control (Domínguez, Reyes-Lagunes y Muzquiz, 2003). En al ámbito de la violencia interpersonal, el rol de agresor lo ocupa la persona que va contra alguien con el propósito de producirle daño; en tanto la víctima es la persona que padece el daño como consecuencia de un acto infligido a sí misma o por alguien ajeno (Gonzales, 2016; Villareal, 2013). En la esfera de la pareja heterosexual, y en el orden del varón como víctima; Loinaz (2014) ha documentado en España, que pese a que las mujeres pueden cometer el mismo tipo de violencia contra la pareja y con motivaciones similares a los hombres; el conocimiento sobre el tratamiento de dichas agresoras es muy limitado y sin evidencias sobre su efectividad. En México, Trujano, Martínez y Camacho (2010) encontraron en varones adultos, que las modalidades de violencia ejercida en su contra, con mayor frecuencia incluyeron la psicológica, social y sexual. González y Fernández (2014) identificaron que 47.6% de los hombres jóvenes de un Estado del norte de México, reconoce haber sido víctima de algún tipo de violencia por parte de su pareja, siendo la violencia psicológica la más declarada. Asimismo, Hernández (2007) identificó en mujeres adolescentes y jóvenes mexicanas quienes ejercían violencia contra sus parejas, que en su mayoría lo realizaban por la vía verbal, siendo motivadas las discusiones por la actitud de desafío en las mujeres ante temas como dinero, amantes y tiempo de convivencia con los/las hijas. Otro escenario abordado por Vaca, Chaparro y Pérez (2006), al realizar un estudio de caso sobre la conducta de una mujer adulta, madre y cónyuge, identificada como generadora de actos violentos dentro de su núcleo familiar, se identificó que acudía a la violencia como forma de interacción y alternativa en la solución de conflictos al interior de su familia. Por lo tanto, es necesario enfatizar que la violencia que proviene de las mujeres no se reduce al contexto de pareja, sino puede ejercerse en distintos ambientes, tales como el maltrato a niños y niñas, contra las y los adultos mayores (Álvarez, 2009) o bien hacia sus pares mujeres en el entorno laboral, escolar, etc.