Content uploaded by Claudia Calquin
Author content
All content in this area was uploaded by Claudia Calquin on Mar 25, 2018
Content may be subject to copyright.
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva, 2017, 11(1), 153-170
*Contacto: m.lefeuvre.orrego@gmail.com
ISSN: 0718-7378
www.rinace.net/rlei/
Recibido:
1ª Evaluación:
Aceptado:
10/10/2016
18/12/2016
20/01/2017
Representaciones de la Sexualidad en los Discursos de la
Diversidad Funcional Circulantes en Chile
Representations of Sexuality in Functional Diversity Discurses
Circulating in Chile
Milene Le Feuvre Orrego *
Claudia A. Calquín
Universidad Central de Chile
Se presentan los resultados de una investigación dirigida a conocer las
representaciones de la sexualidad de las personas con diversidad funcional en
algunos discursos de la diversidad funcional circulantes en Chile. Se utilizó la
perspectiva foucaultiana de análisis del discurso aplicado a un corpus documental
elaborado por materiales escritos como audiovisuales producidos en Chile como en
España. Los resultados señalan que las representaciones de la sexualidad de las
personas con diversidad funcional caben comprenderlas desde su multiplicidad,
vinculada a los formatos discursivos a través de los cuales es hablada y los
contextos geográficos de producción; también que su enunciación se realiza desde
ejes como dependencia-descontrol y vulnerabilidad- peligrosidad y que la falta de
información, la infantilización del cuerpo no normativo y la desexualización del
deseo, entre otras cuestiones, se constituyen en obstáculos para un ejercicio libre y
placentero de la sexualidad en tanto derecho humano.
Descriptores: Sexualidad, Educación de los inmigrantes, Diversidad cultural,
Educación.
The research presents the representations of sexuality in people with functional
diversity, through some speeches about functional diversity in Chile. The
documentary corpus consists in written and audiovisual material produced in Chile
and Spain. It is analyzed from the perspective of Foucault’s speech analysis. The
results show that representations about sexuality in people with functional
diversity are multiple, related to discursive formats from wich they are spoken, and
also geographic context of production. They also show that enunciation of this
discurses is made from the pairs dependence - uncontrol and vulnerability –
dangerousness. These aspects, added to the lack of information, the infantilization
of non- normative bodies and the desexualization of desire, among others, are
obstacles to achieve the human right for a free, pleasurable sexuality.
Keywords: Sexuality, Inmigrant education, Cultural diversity, Education.
M. Le Feuvre Orrego y C. Calquín
154
Introducción
Pese al énfasis gubernamental en torno al objetivo de la inclusión, las personas con
diversidad funcional1 se siguen constituyendo en gran parte, como un colectivo
invisibilizado y excluido de los procesos de construcción y ampliación de la ciudadanía.
Particularmente la sexualidad es un ejemplo de esta exclusión, en donde además la
escasez de saberes sobre este ámbito de la experiencia humana muestra un lugar de
marginalidad social, sobre todo teniendo en cuenta que la emergencia del dispositivo de
sexualidad se caracteriza por la proliferación de discursos en torno a este tema
(Foucault, 2009).
En este contexto es que este artículo presenta los resultados de una investigación
cualitativa dirigida a analizar las representaciones de la sexualidad de personas con
diversidad funcional en diferentes dispositivos discursivos que han hecho de la
sexualidad de este colectivo un objeto de atención y que se han formulado desde la voz
de los propios sujetos interrogados. Para ello se plantean interrogantes sobre la
construcción de la sexualidad de personas con diversidad funcional en los discursos que
circulan en nuestro país y cómo estos se relacionan con las posibilidades de inclusión
como una forma de aportar a visibilizar, reconstruir y problematizar las representaciones
de la sexualidad no normativas a la luz de las discusiones en torno al cuerpo, la exclusión
y la subjetividad.
Este material se analizó atendiendo al contexto histórico y social de producción de estos
discursos, a través del Análisis de Discurso Foucaultiano
1. Antecedentes
La emergencia los llamados Derechos Sexuales y Reproductivos (DDSSRR) durante la
década de los 90´s, expresa la importancia creciente de la sexualidad en los debates
acerca de la ciudadanía2, cuestión que en nuestro país se ha traducido en que la educación
sexual se ha tornado en uno de los objetivos del desarrollo del Milenio para Chile
(Gobierno de Chile, 2010a). Sin embargo, las dificultades en su implementación
muestran que la sexualidad sigue siendo un tema difícil de abordar.
1 En este trabajo nos situaremos desde el concepto de la diversidad funcional propuesto en el Foro de Vida
Independiente y Divertad (palabras compuesta formada por dignidad y libertad) en el año 2005. Cabe
destacar que el Foro es una organización con base comunitaria creado en España en el año 2001 cuyos
objetivos son el activismo y la lucha por los derechos de las personas con diversidad funcional. Promueven el
cambio de conceptualización de discapacidad a diversidad funcional como una manera de superar las visiones
bio-médicas de la anormalidad así como de ciertas lecturas sociológicas vinculadas al desviacionismo social.
Tal como desarrollaremos más adelante, la diversidad funcional sería algo inherente al ser humano y que, en
muchas ocasiones, puede ser de carácter transitorio o circunstancial, da cuenta del hecho de que hombres y
mujeres funcionan de manera diversa, en ese sentido se intenta reivindicar el valor de la diversidad humana
en un marco jurídico de respeto a los derechos humanos y un marco bioético de respeto a la dignidad
humana. (Ver Palacios y Romañach, 2007)
2 El debate sobre la consideración de los derechos sexuales y de reproducción como parte de los derechos
humanos fue abierto en el Cairo, durante la Conferencia Internacional de sobre Población y Desarrollo de
1994 y la Conferencia Internacional de la mujer de Bejing de 1995, en las cuales cambió el concepto de
sexualidad y se le reconoció como una actividad vital necesaria para la procreación y reproducción del ser
humano y como una actividad para establecer relaciones afectivas.
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
155
En el caso de las personas con diversidad funcional, se trata de un tema tabú y ausente
en la literatura especializada, o bien posicionado como objeto de control médico. Así, la
salud pública ha centrado su interés e intervención en los aspectos reproductivos
(esterilización, contracepción, fármacos para disminuir el deseo sexual) y patológicos
(enfermedades de transmisión sexual, “hipersexualidad”, abuso sexual), quedando fuera
cuestiones como el placer y el erotismo.
Foucault (2009) demostró que la sexualidad es un elemento clave para entender los
nuevos modos de gobierno que surgen con la modernidad, en tanto es en la sexualidad
en donde se concentran las posibilidades de control de la vida individual y de la especie a
través del control del cuerpo, sus usos y placeres y la reproducción. Si para Foucault la
implementación de lo que llamó el dispositivo sexual consistió en una multiplicación de
“discursos sobre el sexo”, que son el marco a través del cual se produce un saber positivo
que permita su regulación, la sexualidad de las personas con diversidad funcional
pareciera aún estar construida fuera de lo que se habla, condenada a su mutismo.
La ausencia de las personas con diversidad funcional como sujetos de discurso sobre la
sexualidad nos habla de su lugar de exclusión. Si bien la sexualidad se ha configurado
como dispositivo del control biomédico y jurídico ya sea desde la descripción minuciosa
de la desviación, así como desde la delimitación de lo permitido, los sujetos interpelados
por estos discursos muestran una posibilidad de ejercicio “legítimo” o “ilegítimo” de la
sexualidad y en ese sentido sus posibilidades de constituirse en sujetos.
Al parecer la omisión discursiva del ejercicio sexual de las personas con diversidad
funcional puede tener relación con la restricción generalizada de su reproducción,
objetivo central de la intervención en este ámbito. Así, el despliegue de la sexualidad de
las personas con diversidad funcional no aparece como algo que regular, sino
derechamente algo que anular. El uso de fármacos para disminuir la libido, la
esterilización forzada y los obstáculos para la crianza de los hijos/as son formas de
violencia explícita que se justifican en el argumento racional de la vulnerabilidad como
eufemismo de la incapacidad: incapacidad de defenderse frente a la amenaza constante
del abuso sexual, incapacidad de sostener una relación sexual o afectiva con otra persona,
incapacidad de cumplir con los cánones estéticos y sociales de deseabilidad (“gustar”),
incapacidad de criar, incapacidad de generar con su cuerpo un ser humano “normal”.
De esta manera, se configura un sujeto que ve restringidas sus posibilidades de ejercicio
sexual, de exploración sexual, de contacto íntimo, más allá de las limitaciones
funcionales que pueda tener debido a su situación de diversidad funcional. Se anulan sus
posibilidades de acceso al contacto íntimo y el placer, no sólo sexual sino también
afectivo y relacional; se niega su posicionamiento como sujetos de deseo, se cuestiona su
ser como persona, su identidad. En este sentido la idea de una sexualidad no hablada, en
el uso que le da Spivak3 (2009) al hecho de hablar, expresa cierta posición de
3 Para Spivak la posibilidad de hablar no hay que darla por sentado, por el contrario esa im/posibilidad es un
tropo que hay que interrogar. Y esa es la razón que le lleva a hacer la pregunta: ¿Pueden hablar los
subalternos?. Para la filósofa la respuesta es negativa, pues el lugar de subalternidad es la incapacidad no
tanto de hablar, como de que esa habla adquiere estatus dialógico, sea sancionado. Es decir, el subalterno no
es un sujeto que ocupa una posición discursiva desde la que puede hablar o responder. Como indica, es el
espacio en blanco entre las palabras, aunque el que se le silencie no significa que no exista pues es claro que
el/l subalterno/a no es un delirio o una ilusión. La pregunta y su consiguiente respuesta no deben ser
tomadas de manera literal, ya que el argumento en general apunta al silenciamiento estructural del
subalterno dentro de la narrativa histórica capitalista.
M. Le Feuvre Orrego y C. Calquín
156
subalternidad del sujeto de la diversidad funcional, una posición de un estar afuera que
entra en abierta contradicción con el discurso de “inclusión” de la política pública.
La progresiva visibilización de las necesidades y habilidades particulares de las personas
con diversidad funcional se ha traducido en un reconocimiento explícito de su calidad de
“sujetos de derecho”, a través de documentos como la Convención sobre los derechos de
las personas con discapacidad (Naciones Unidas, 2006) y la Ley 20.422 (Gobierno de
Chile, 2010b), los cuales establecen normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión
social. Sin embargo, observamos que la construcción jurídica del sujeto no garantiza el
reconocimiento social y cotidiano de su titularidad de “personas”. Si bien existe amplio
consenso en torno a la necesidad primordial de trabajar por la inclusión plena de las
personas con diversidad funcional, el mecanismo para lograr este objetivo va más allá del
campo jurídico y legal, adentrándose en las complejas tramas de la cultura.
Entre estas nuevas miradas el modelo social de la diversidad funcional (Palacios, 2008;
Palacios y Romañach, 2007; Victoria, 2013) sitúa los orígenes de la diversidad funcional
en la propia sociedad, organizada por y para gente sin diversidad funcional. Así se ha
puesto de relieve que la diversidad funcional no viene determinada tanto por las
insuficiencias o limitaciones individuales, como si por la forma de interpretar las
diferencias corporales o funcionales por parte del colectivo social. Esto condiciona las
interacciones sociales, dominadas con frecuencia por el prejuicio y la discriminación, así
como por las restricciones que impone un tipo de organización social basada en la
economía de mercado, que da primacía a la productividad y la competitividad (Victoria,
2013).
La diversidad funcional aparece así como una categoría social y política en donde la
experiencia de limitación tiene que ver con la construcción de un entorno social que no
está pensado para estas personas (Barton, 1998). Al respecto, Mike Oliver (en Barton,
1998) académico británico y activista por los derechos de las personas con diversidad
funcional, señala:
Todos los discapacitados experimentan su condición de tales como una limitación
social, sea que estas limitaciones se produzcan como consecuencia de los entornos
arquitectónicos inaccesibles, de las cuestionables ideas sobre inteligencia y
competencia social, de la incapacidad del público en general para usar el lenguaje de
signos, de la carencia de material de lectura en braille o de las actitudes públicas
hostiles hacia personas con deficiencias no visibles. (p. 43)
La diversidad funcional como otredad absoluta nos interpela respecto a la construcción
social de esta categoría, anclada al (supuesto) imperativo del cuerpo, de manera muy
similar a la forma en que se ha definido históricamente a las mujeres. La naturalización
de la femineidad en su rol reproductivo también se vinculó con el control de la
sexualidad femenina y la negación del placer sexual para las mujeres.
En este sentido, la omisión de la sexualidad de una categoría social como las personas
con diversidad funcional, no sólo resulta una forma de exclusión y opresión sobre este
colectivo, sino que a su vez aparece como una oportunidad de cuestionar los supuestos
sobre los cuales se funda la sexualidad como dispositivo de poder. La negación de la
sexualidad de personas que no calcen con la normalidad corporal reafirma la noción de
un modelo ideal de ser humano, en el cual la funcionalidad resulta clave. Desde este
punto de vista, la diversidad funcional es un sinónimo de la carencia que se espera
corregir: la idea de “capacitar para” poder funcionar en una determinada posición social.
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
157
M. Le Feuvre Orrego y C. Calquín
158
2. Metodologia
Para abordar los objetivos señalados hemos utilizado un análisis discursivo en la línea de
los trabajos de Michel Foucault, también conocido como Análisis del Discurso
Foucaultiano (ADF). Para Diaz-Bone, Bührmann, Gutiérrez, Schneider, Kendall y Tirado
(2007) el ADF debe ser pensando más como un campo que un paradigma o un método en
virtud de su extenso reconocimiento de las diferencias. Este análisis se basa en las ideas
de Foucault (2010, 2011) sobre el discurso, pensado como una realidad supra-individual
que se reactualiza en la práctica discursiva y en el que es posible identificar una relación
entre la construcción discursiva de los sujetos y la reproducción social de los discursos,
existiendo diferentes formas de interpretar los enunciados en función de sus relaciones
con otros enunciados y con la condición histórica de su aparición (Diaz-Bone et al., 2007;
Foucault, 2013; Navia, 2007).
De acuerdo a Diaz-Bone y colaboradores (2007) el análisis de discurso se enfoca en
cuatros niveles de análisis:
Cuestionamiento del objeto o área del conocimiento que es discursivamente
producido
Pregunta por la lógica con que está construida la terminología
Lugar de enunciación del discurso
Explicitación de los objetivos y estrategias políticas detrás del discurso
Para efectos de este trabajo se realizó un análisis que permitiera no sólo describir las
características de los discursos que construyen la representación de la sexualidad de
personas con diversidad funcional, sino también problematizar sus enunciados en
función de su inserción en la dinámica social del poder y la legitimidad política. Esta
labor critica se fundamenta en la consideración de la construcción de saber como
ejercicio de apropiación de mundo y producción social de la realidad (Díaz-Bone et al.,
2007).
Corpus documental
Se creó un corpus discursivo basado en tres tipos de criterios: 1) textos escritos u
hablados en lengua castellana, 2) formulados desde los relatos, perspectivas y
narraciones de las propias personas con diversidad funcional, familiares y/o cuidadores
dependiendo del nivel de diversidad funcional y 3) discursos circulantes en Chile.
La búsqueda arrojó dos tipos de materiales: audiovisuales y escritos. Así por ejemplo el
material audiovisual corresponde al documental Yes wefuck (2016) creado por el
colectivo español del mismo nombre y estrenado recientemente en un cine en Santiago
de Chile logrando una alta audiencia. Para Yes wefuck (2016) se intenta construir un
imaginario alternativo en torno a la sexualidad en personas con diversidad funcional.
El material escrito quedó conformado por dos textos de autores españoles del género
literario Manual especializado (Baldaro, Govigli y Valgimigli, 2002; López, 2002),
circulantes en las bibliotecas de Universidades chilenas así como en la Biblioteca
Nacional; un estudio oficial de diversidad funcional y sexualidad, realizado por el
Ministerio de Educación en el 2006 (Mineduc, 2006) y finalmente tres tesis elaboradas
por estudiantes de Universidad de Santiago de Chile (Ramírez y De Guevara, 2003;
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
159
Valenzuela, Salinas y Vrsalovic, 2003; Carlini, y Pozo, 2006), en donde se describen
contextos específicos de sexualidad y diversidad funcional.
3. Resultados
Los resultados del análisis de los documentos se muestran bajo un criterio geográfico:
representaciones producidas en materiales creados en Chile y España bajo la premisa de
que existirían diferencias en términos de sus contextos de producción.
3.1. Representación de la sexualidad de personas con diversidad funcional en Chile
3.1.1. Indagación por lo desconocido
Los textos producidos en Chile están vinculados a la investigación sobre la sexualidad de
personas con diversidad funcional desde la necesidad de explorar y educar en el tema, en
el marco de la promoción de los derechos humanos y el objetivo de la inclusión. La
realización por parte del Ministerio de Educación (2006) del primer estudio exploratorio
así lo explicita, repitiéndose en los trabajos de Tesis de pregrado la constatación de esta
necesidad y la escasez de información al respecto, tanto a nivel profesional como familiar
e individual.
Resulta interesante constatar que las tesis analizadas corresponden a las carreras de
obstetricia y psicología. En ambos casos, el levantamiento de información se realiza a
partir de un formato tipo taller-experiencial con personas con diversidad funcional y sus
familias, en el cual la conversación sobre sexualidad y diversidad funcional se abre a
partir de la entrega de ciertos contenidos informativos y la discusión grupal.
En este contexto, los estudios coinciden en el alto interés de las familias por participar
de los talleres y el deseo de conocer más sobre sexualidad, objetivo facilitado por la
interacción en el grupo, pues este permite que los y las participantes se involucren en el
proceso desde la puesta en circulación de diferentes tipos de saber: el saber experto que
se demanda hacia los profesionales y el saber experiencial de los/las participantes.
La importancia de la educación sexual para las madres y padres se relaciona entonces
con una mejor inserción social de sus hijos/as, en términos de realizar comportamientos
sexuales aprobados socialmente; menor riesgo de contraer enfermedades de transmisión
sexual y prevención del embarazo.
Frente a la conciencia del desconocimiento general de la temática, parte de la
investigación se aboca a la cuantificación del nivel de conocimiento de las personas sobre
ciertos aspectos específicos de la sexualidad. Así, el estudio de Carlini y Pozo (2006) en
jóvenes con diversidad funcional física muestra que estos jóvenes consideran tener un
conocimiento medio-alto sobre sexualidad y reproducción, un resultado similar al
estudio realizado por el Mineduc (2006) en jóvenes con diversidad funcional intelectual.
Por otra parte, en el mismo estudio (Carlini et al., 2006) se percibe un bajo conocimiento
sobre derechos sexuales y reproductivos, lo cual presentan como una dificultad para que
estos sean ejercidos y respetados.
En contraste, el estudio de Ramírez y De Guevara (2003) señala las divergencias entre la
percepción de conocimiento sobre sexualidad de los jóvenes con diversidad funcional y la
atribución de padres y profesores. 75% de los profesores y 50% de los padres piensan que
los jóvenes sí manejan conocimientos sobre sexualidad, mientras que menos de la mitad
M. Le Feuvre Orrego y C. Calquín
160
(43%) de los estudiantes maneja de forma muy general el significado de la palabra
“sexualidad”.
A este respecto, la sistematización de Ramírez et al (2003) y Valenzuela et al (2003)
refiere la dificultad de los padres y madres para enfrentar el desarrollo sexual de sus
hijos/as, señalando que ellos mismos tuvieron una educación sexual pobre, que sienten
temor y vergüenza para hablar de sexualidad y que les cuesta aceptar que sus hijos
necesitan autonomía para desarrollar habilidades sociales, así como espacios de
intimidad.
Estas dificultades se manifestaron de manera concreta en la experiencia del taller,
observándose que en un principio las personas entrevistadas (padres y madres) evitaban
utilizar palabras referentes al sexo, resistencia que se fue trabajando a lo largo del
proceso de taller (Valenzuela et al, 2003). Del mismo modo, estos autores destacan el
reconocimiento parental de la sobreprotección e infantilización hacia sus hijos, así como
el temor a que la entrega de información contribuya a su experimentación sexual
temprana.
En cuanto al embarazo, un 88% de los jóvenes con diversidad funcional intelectual leve
tiene conocimientos básicos, frente a un 29% de los jóvenes con diversidad funcional
intelectual moderada (Ramírez y De Guevara, 2003). En la misma línea, Carlini y
colaboradores (2006) refieren un interés importante de las jóvenes con diversidad
funcional física por la fertilidad, pero no hacen la relación con el ciclo menstrual, por el
cual muestran un nulo interés. Asimismo, existe escaso conocimiento sobre métodos
anticonceptivos: 41% en los jóvenes con diversidad funcional intelectual leve y 9% en los
jóvenes con diversidad funcional intelectual moderada.
En cuanto a las relaciones de pareja, el grado de conocimiento referido por los jóvenes
encuestados es alto en aquellos que tienen o han tenido pareja y medio alto en quienes
no la tienen. Para ambos grupos el interés en el tema es alto.
La autoestima aparece como una preocupación muy importante, sobre todo para las
mujeres, asociado para las autoras a los estereotipos sociales sobre el cuerpo femenino
(Carlini et al., 2006).
3.1.2. Representación y vivencia: Mito y represión
En relación al comportamiento sexual, en el estudio de Mineduc (2006) los jóvenes con
diversidad funcional intelectual fueron descritos como más desinhibidos en la
exploración de su cuerpo, con más dificultades para integrar racionalmente la
información que se les entrega y para establecer límites respecto a los tiempos y lugares
para esta exploración.
Ramírez y De Guevara (2003) refieren que un 25% de los profesores y un 46% de los
padres piensa que los jóvenes con diversidad funcional mental y/o Síndrome de Down
tienen una sexualidad exacerbada. Por otro lado, un 13% de los profesores y un 19% de
los padres consideran que estos jóvenes son sexualmente inactivos. Esto coincide con los
hallazgos del estudio de Mineduc (2006), en donde se constata la presencia a nivel
escuela y familia de estereotipos como la imagen del sujeto asexuado, justificando la
inconveniencia de abordar explícitamente estos temas.
A este respecto, resulta interesante el análisis de Ramírez y de Guevara (2003), quienes
señalan que al consultar al grupo de padres sobre las asociaciones realizadas al observar
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
161
una imagen de una pareja con diversidad funcional mental interactuando amorosamente,
éstos aluden a conceptos como ternura, amistad y amor, sin relacionar a los jóvenes de la
fotografía como una pareja, mientras que los jóvenes consultados si asocian conceptos
tales como pololeo, sexo y amor frente a la misma imagen.
La elaboración discursiva de una sexualidad exacerbada o nula da cuenta de la vigencia
de ansiedades e imaginarios que rodean el cuerpo del sujeto de la discapacidad. A esta
negación se corresponden que la sensación de riesgo frente a la vulnerabilidad de sus
hijos se vincula a la dificultad para establecer límites corporales. Aun así, se reconoce la
importancia de experimentar la sexualidad, construir relaciones afectivas y tener
experiencias sociales basadas en esos vínculos significativos. De manera similar,
Valenzuela y colaboradores (2003) señalan el temor de los familiares de jóvenes con
diversidad funcional a la posibilidad de abuso sexual, lo que se traduce en conductas de
infantilización y restricción de la autonomía.
3.1.3. La sexualidad permitida es solitaria
En cuanto a las prácticas sexuales, Ramírez y De Guevara (2003) señalan que si bien la
mayoría de los profesores y padres coincide en el derecho de los jóvenes con diversidad
funcional a vivir y expresar su sexualidad, sólo un 57% de los profesores y 49% de los
profesores aprueba el inicio de actividad sexual de estos jóvenes. Aun así, un 29% de los
jóvenes con diversidad funcional intelectual leve refiere haber tenido relaciones sexuales
consentidas, frente a un 1% de los jóvenes con diversidad funcional intelectual
moderada.
De este modo, la masturbación aparece como una práctica aceptada por los padres. En
contraste, un 35% de los jóvenes desconocía el significado de la palabra masturbación
(Ramírez y Guevara, 2003). En el estudio de Carlini (2006) con jóvenes con diversidad
funcional psíquica, la masturbación aparece como un tema ampliamente conocido, pero
de mayor interés para los varones que para las mujeres, lo cual interpretan como una
determinación social, ya que la masturbación masculina es más frecuente y menos
cuestionada que la femenina
3.1.4. La construcción del discurso de la sexualidad
A partir de los discursos analizados es posible identificar las diversas posiciones sujetos
que actúan como agentes autorizados del discurso de la sexualidad en la diversidad
funcional, apareciendo con fuerza la familia (principalmente las madres), los profesores y
ciertos profesionales de la salud, particularmente de la psicología y obstetricia (Carlini et
al., 2006; Ramírez y De Guevara, 2003; Valenzuela y colaboradores, 2006). A este
respecto, el estudio realizado por Mineduc (2006) habla del explícito reconocimiento por
parte de padres y profesores de su rol en el desarrollo psicosexual de los y las jóvenes
con diversidad funcional. Sin embargo, en el estudio de Ramírez y De Guevara (2003) la
mitad de los jóvenes encuestados aseguró no haber recibido ninguna información sobre
sexualidad de parte de sus padres. A pesar de la multiplicidad de posiciones sujetos que
emergen en el discurso es claro que este es construido desde una dimensión edípica-
familiar en que la voz autorizada es la de los/las adultos “normales” en detrimento o
exclusión de los grupos de pares. En ese sentido hay una estructura discursiva en que se
interseccionan lógicas de poder cruzados por cuestiones vinculadas a la diversidad
funcional pero también desde una lógica inter-generacional.
M. Le Feuvre Orrego y C. Calquín
162
3.2. Representación de la sexualidad de personas con diversidad funcional en
España
3.2.1. La búsqueda de comprensión y subversión de la experiencia hegémonica de la sexualidad
En el caso de España, los textos recogidos fueron dos libros sobre sexualidad de
personas con diversidad funcional, en los cuales la forma de abordar el tema es desde
cierta analítica de la experiencia; adoptan más la forma de un ensayo que intentan
visibilizar los derechos de las personas con diversidad funcional desde un argumento
crítico y sustentado en la realidad empírica del testimonio.
En ellos se explicita también la falta de información y las dificultades para abordar el
tema por parte de las familias e instituciones, pero en vez de ahondar en la descripción
de la ignorancia, profundiza en la vivencia de los actores y actrices involucrados/as,
emergiendo de ahí algunos subtemas respecto a la sexualidad de las personas que
experimentan algún tipo de diversidad funcional.
En la revisión de Baldaro, Govigli y Valgimigli (2002), la comprensión de la sexualidad
en diversidad funcional se estructura en relación a los tipos de diversidad funcional:
física o psíquica. En el primer caso enfatiza la vivencia de sentimientos de inferioridad y
sensación de rechazo por parte de los demás, dificultándose la interacción social. López
(2002) destaca que en este grupo puede estar afectada la respuesta sexual, pero tienen las
capacidades cognitivas para gestionar su propio placer.
En el segundo caso, el problema tiene que ver con el temor de los familiares a la
iniciación sexual de los jóvenes, asumiendo que esto implica un descontrol y un riesgo,
Frente a esta mirada, López (2002) enfatiza la necesidad natural de contacto e intimidad
afectiva y sexual, dificultada por la sobreprotección familiar, la escasez de entornos de
interacción con pares y el no reconocimiento de su necesidad de intimidad sexual
3.2.2. Práctica sexual alienada: La sobreprotección como forma de control
Entre las prácticas sexuales, se señala la masturbación, la contratación de servicios
sexuales y el desarrollo de relaciones sexuales intrafamiliares. Resulta interesante que
frente a la tolerancia de estas prácticas, la sexualidad experimentada con otro es
fuertemente reprimida:
Esto se explica por la responsabilidad percibida desde el mundo adulto por el cuidado y
protección de estos sujetos “vulnerables”. En ese sentido, la conducta familiar se asocia
con el proceso de aceptación de contar con una persona con diversidad funcional en ella.
Por lo general, esto se traduce en la reorganización de la familia en función de esta
persona, generándose una dependencia mutua entre la persona con diversidad funcional
y su cuidador/a.
A su vez, esta dinámica se relaciona con el progresivo aislamiento social que
experimentan los miembros de la familia que refuerzan asimismo la dependencia. De este
modo, la infantilización aparece como una estrategia coherente con la necesidad de
cuidado, pero que impacta negativamente en el concepto de sí mismo (Baldaro, Govigli y
Valgimigli, 2002).
La sobreprotección también se vincula al riesgo de ser abusadas. A este respecto, López
(2002) denuncia el uso de personas con diversidad funcional mental en prostitución,
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
163
además de recordar la mayor prevalencia de abusos sexuales en población con diversidad
funcional y sobre todo en mujeres.
Por lo mismo, la importancia de la educación sexual se relaciona con la protección frente
a los riesgos de la actividad sexual. En este ámbito, López (2002) distingue 3 modelos de
educación: un modelo de riesgos, enfocado en la prevención e información, un modelo
moral que pretende evitar toda manifestación sexual y un modelo “para la revolución
social y sexual”, que asume la importancia de esta dimensión en la vida de todas las
personas. Para la intervención, propone una metodología grupal que favorezca el
autoconocimiento y la reflexión bajo la idea de que la experiencia positiva de la
sexualidad modifica la autopercepción y vinculación con el medio.
Junto a la falta de información sobre sexualidad que recibe el/la adolescente con
diversidad funcional, y las dificultades para comprenderla debida al frecuente desfase
entre su desarrollo corporal y mental, la dependencia hacia los cuidadores es un
problema, pues limita las posibilidades de ejercicio sexual autónomo.
En el caso de los/las educadores, la naturalización de las conductas masturbatorias es
otra estrategia de evitación del tema, el cual no es necesario abordar. Del mismo modo,
los autores enfatizan la necesidad de que las personas que se dedican a la educación
sexual tengan una concepción flexible y no normativa de la relación sexual (López, 2002;
Baldaro, Govigli y Valgimigli, 2002). De hecho, se explicita el objetivo de
reconceptualizar la sexualidad misma a través del derribar los mitos en torno a la
sexualidad de personas con diversidad funcional (López, 2002)
3.2.3. La subversión en la imagen y circulación mediática. “Yes, wefuck”
Por último, el documento audiovisual Yes, wefuck escrito y dirigido por Antonio
Centeno y Raúl de la Morena (2015), expresa una visión de la sexualidad de personas
con diversidad funcional que aborda directamente las prácticas sexuales en su
especificidad conductual y en su vivencia subjetiva. Para ello, muestra varios casos de
personas con diversidad funcional quienes satisfacen su deseo sexual de diferentes
maneras.
Una mujer con diversidad funcional física casada con un hombre “normal”, que tiene
relaciones coitales con ella; un grupo de chicas con Síndrome de Down que comenta “lo
que las pone cachondas”; un hombre con diversidad funcional física que recurre a una
“asistente sexual”, figura que aparece en España como un posicionamiento político, en
que la sexualidad en palabras de una de las entrevistadas se erige como "una gran arma
de libertad"
Cada una de estas prácticas se relaciona con una concepción de la sexualidad desde la
diversidad y la búsqueda de placer. Al igual que las otros documentos gran parte de la
información recabada responde a la realización de un formato tipo taller, salvo que en
este caso el taller está enfocado a la experimentación y reconocimiento sexual corporal, a
través del contacto con otras personas en una forma de expresión sexual colectiva y cuyo
fin es la obtención de placer, tal como señalan las facilitadoras de este proceso: “Para mí
el sexo es juego, diversión, experimentación, política”. Para mi es diversidad,
imaginación, placer-saber” (Documental Yes, wefuck; min 9:30).
M. Le Feuvre Orrego y C. Calquín
164
4. Análisis
4.1. Contexto de producción de los imaginarios sobre sexualidad. De la
normalización a la reivindicación de lo marginal
En este trabajo partimos de la premisa de cierto silenciamiento de la sexualidad de las
personas con diversidad funcional en los dispositivos textuales de la diversidad funcional
cuestión que si bien es un hecho que se demuestra a partir de los pocos textos que
circulan en nuestro país, el análisis del discurso permitió indagar en los términos de
referencia a través de los cuales se construye este silencio, siendo el más frecuente la
presencia de prácticas discusivas asociadas a un imaginario de una sexualidad exacerbada
que se debe controlar.
En esta lógica, las posibilidades de la sexualidad y afectividad de las personas con
diversidad funcional se ven limitadas, estableciéndose una relación inversamente
proporcional y difícil de romper entre la necesidad de cuidado y la adquisición de
autonomía. En este sentido, resulta complejo conciliar los niveles de dependencia con el
ejercicio de la sexualidad, que se asume como una expresión de libertad. Como hemos
podido ver, los discursos de la sexualidad están estrechamente ligados a ciertas formas
de pensar al sujeto con diversidad funcional como ser inferior, dependiente y sujetado a
su deficiencia.
La falta de espacios de expresión de la sexualidad, así como las diferencias en la
comprensión e interpretación de esta vivencia, se retroalimenta con la falta de referentes
culturales en torno a este tema, en otras palabras a la ausencia de representaciones que
permitan la comprensión de la diversidad en sí misma. Es por eso que iniciativas como la
de Yes we fuck son un aporte a una ampliación de los marcos tradicionales y académicos,
pues aunque compartan el interés por el tema, la investigación científica muchas veces
está limitada por sus métodos, además de transitar en otros círculos de difusión.
Los elementos referentes a la sexualidad de personas con diversidad funcional descritos
previamente emergen a partir del interés social por esta temática, que motiva su
abordaje y exploración sistemática. Puede apreciarse que este interés se corresponde con
la pregunta acerca de los derechos humanos de las personas con diversidad funcional y
una concepción de la sexualidad como una experiencia humana que va más allá de la
reproducción. Ambos aspectos son coherentes con la importancia que han adquirido en
los últimos años tanto el estudio de la sexualidad como las políticas de inclusión social
de personas con diversidad funcional.
Como señala Foucault (2009), la emergencia del concepto mismo de sexualidad está en
directa relación con una nueva lógica de gobernabilidad política, propia de la
modernidad, cuyo mecanismo de funcionamiento es la administración de la vida. La
sexualidad aparece así como la “bisagra” que articula los dos ejes a lo largo de los cuales
se desarrolla la tecnología política de la vida: el disciplinamiento del cuerpo individual y
la regulación de la población. La supeditación del sexo a la reproducción se instituye a
través de la invisibilización y estigmatización de las prácticas sexuales que no puedan ser
subsumidas por la norma reproductiva y que en el caso de la diversidad disfuncional se
vuelve un eje de problematización pero también, un ámbito en donde el conflicto se
resuelve por medio de la violencia y el atropello a los derechos de libertad y autonomía.
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
165
La creciente crítica hacia la visión heteronormativa de la sexualidad construida por los
diversos dispositivos de poder, ha ido posicionando las sexualidades "otras" como
lugares de reivindicación de grupos sociales excluidos (homosexuales, lesbianas,
mujeres, ancianos). Es a partir de la acción política de estos movimientos que la
sexualidad se ha posicionado desde un lugar de enunciación que no solo trasciende el
objetivo reproductivo, sino que también se vuelve objeto de re-invención y
cuestionamiento constante. La posibilidad de un ejercicio efectivo de los derechos
sexuales y reproductivos, entre los que se destaca el derecho al placer, son frutos de esta
reconceptualización.
4.2. Las dificultades de la representación: Invisibilización, represión, ignorancia
El reconocimiento de las personas con diversidad funcional como sujetos de derechos
hace de su bienestar una obligación de los Estados a través de la creación de políticas
públicas que permitan garantizar el cumplimiento de los derechos estipulados por la ley.
Educación, vivienda, trabajo, cuidados, aparecen como los focos de preocupación
tradicionales. Adaptación curricular, inserción laboral, capacitación a las cuidadoras,
entre otras cuestiones son mecanismos de inclusión coherentes con la administración de
la vida individual en pro de un adecuado funcionamiento social.
En esta lógica, la preocupación por la vida sexual apunta a combatir los riesgos
asociados a ésta: abuso sexual, embarazo, enfermedades de transmisión sexual. Si bien
los discursos en torno a la diversidad sexual y a las múltiples posibilidades de acceso al
placer se han ido instalando en los imaginarios sociales, la emergencia en el discurso
social de las personas con diversidad funcional como colectivo social y político es
reciente, por lo que la representación de sus sexualidades sigue siendo un tema ignorado
y lleno de mitos.
De esta manera, los diversos discursos revisados dan cuenta de la permanencia de la
representación mítica de la sexualidad de personas con diversidad funcional en los
opuestos: exacerbación-descontrol vs negación de la sexualidad en una imagen de etérea
e infantil ingenuidad. De diferentes maneras, ambas representaciones justifican la
intervención política represiva, ya sea con la excusa del control o de la protección.
La ausencia de otras representaciones es indicativa de la invisibilización, la negación, la
evitación, la represión y también de ciertas ansiedades sociales de una práctica sexual
desconocida en tanto se escapa de las normas que construyen la sexualidad permitida y
conocida y que ha dificultado de forma dramática las posibilidades de la diversidad
funcional de la expresión de una dimensión sexual y más aún, de una búsqueda erótica.
En la práctica, la posibilidad de articular un discurso desde las mismas personas con
diversidad funcional se dificulta por las mismas condiciones de su diversidad.
4.3. La sexualidad como una característica de los sujetos. El problema de la
enunciación
La representación de la sexualidad la realizan principalmente sujetos otros distintos a
quienes la vivencian; la voz de éstos últimos se permite sólo para quienes menos se
alejan del sujeto “normal”. A este respecto, la sexualidad de las personas con diversidad
funcional, sobre todo en torno al placer sexual, nos interroga sobre la definición misma
de sujeto, siendo esta una construcción de la modernidad que históricamente ha
enfatizado la racionalidad, independencia, abstracción y voluntad.
M. Le Feuvre Orrego y C. Calquín
166
La sexualidad de las personas con diversidad funcional tensa este imaginario al
remitirnos a un estar en el mundo mediatizado por un desarrollo mental y/o corporal
divergente. La construcción de la sexualidad desde este lugar pone en entredicho
muchos de sus supuestos, apelando a una nueva articulación de los afectos, las relaciones
y las prácticas. De esta manera, por sobre la representación misma de la sexualidad de
las personas con diversidad funcional, es interesante la visibilización de las prácticas
permitidas, desde las cuales se conforma un tipo específico de relación de las personas
con diversidad funcional consigo mismos y con el mundo.
La preocupación en torno a la sexualidad de los sujetos aparece por lo general en la
pubertad, momento de despertar sexual que coincide con el desarrollo hacia la adultez y
la emancipación de los controles normativos, favorecida por la idea de la independencia
como valor. En la situación de dependencia, pareciera quedar sin solución la posibilidad
del crecimiento como metáfora del curso normal del ciclo vital.
Cabe la pegunta entonces de cómo integrar la diversidad funcional y la necesidad de
cuidados con el desarrollo de una vida sexual y afectiva autónoma y placentera. La
respuesta a esta pregunta es compleja debido a que la diversidad funcional misma es
diversa; no existe una identidad homogénea entre las personas con diversidad funcional,
presentando diferentes dificultades y potencialidades según cada condición de salud.
A este respecto, se observó que la masturbación es en general una práctica aceptada, así
como ocasionalmente la contratación de servicios sexuales e incluso el contacto sexual
con miembros cercanos de la familia. Esto expresa un problema en la conceptualización
del sujeto con diversidad funcional como actor social capaz de involucrarse de manera
sexual-afectiva con otras personas, bajo la premisa que esta interacción se daría
necesariamente desde la exposición al peligro, ya sea por irresponsabilidad e ignorancia,
o bien por su vulnerabilidad.
4.4. La sexualidad como una característica de los sujetos. El problema de la
autonomía
Así, si bien es cierto que el logro de un contacto íntimo con otro puede ser más difícil de
obtener, también se manifiesta en los discursos de padres y profesores la acción
consiente para que esto no suceda, en una forma de control y vigilancia que puede
ejercerse de manera mucho más intensiva y eficiente, considerando la relación de
dependencia que une a las personas con diversidad funcional con quienes las cuidan.
La exclusión de la dimensión sexual en la relación de cuidado muestra también una
concepción de la sexualidad como patrimonio del desarrollo adulto normal. Aquí se
establece una lógica de continuidad temporal entre el desarrollo mental y corporal, bajo
supuestos normativos que históricamente han estigmatizado las sexualidades no
reproductivas y no genitales. La sexualidad como espacio de intimidad, autoexploración
expresión afectiva y contacto con otros no es funcional a la lógica gubernamental ni
familiar, enfocadas en la protección del cuerpo más que en el goce de la vida.
Aun así, los diferentes discursos sobre sexualidades marginadas han logrado posicionar
este tema doblemente tabú en la lógica del acceso al placer. De este modo, el interés por
la sexualidad de las personas con diversidad funcional se ancla también a una visión de la
sexualidad que trasciende los objetivos de la reproducción.
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
167
4.5. El interés por la sexualidad en personas con diversidad funcional.
Racionalidad científica, ética y política
Al menos en Chile la investigación en esta área emana de dispositivos ligados al área de
la salud, siendo fundamental en sus planteamientos los conceptos de riesgo y adaptación,
como puede observarse tanto en los trabajos elaborados desde la obstetricia como desde
la psicología.
Pese a esta similitud, se observan diferencias metodológicas importantes en el
tratamiento de la información, tanto en su recogida como en su análisis. En el caso de
obstetricia, los datos que se considera relevantes provienen de la aplicación de encuestas
y cuestionarios cerrados, mientras que desde la psicología se plantean métodos de
entrevista individual y grupal menos estructurados y por ende más flexibles.
Esto influye en los resultados, ya que las preguntas cerradas dificultan la aparición de
temas diferentes a los que ya han sido pensados e instalados previamente por los equipos
de investigación. De este modo, las tesis en obstetricia describen y cuantifican lo ya
observado, a modo de comprobación. Sin embargo, no aportan mucho en términos de
comprender las maneras en que se articula el fenómeno de estudio.
Particularmente, desde la obstetricia el interés por la sexualidad se relaciona con la
necesidad de instalar ciertas prácticas de protección sexual, como el uso de métodos
anticonceptivos y de prevención de enfermedades de transmisión sexual. Los aspectos
psicológicos, afectivos y sociales relacionados se observan pero no son el foco de
atención, definido por el ideario ya construido de “salud sexual y reproductiva”.
De todas formas, se aprecia la ampliación de la sexualidad a las dimensiones afectiva,
lúdica e identitaria que tangencialmente abren posibilidades de una práctica sexual
“saludable” más allá de los aspectos reproductivos. Asimismo, la recogida de datos
cuantitativos contribuye a dimensionar el problema en términos empíricos y no
puramente especulativos.
Por otro lado, los trabajos realizados desde la psicología apuntan a la comprensión de las
lógicas a la base de las representaciones sobre sexualidad y diversidad funcional,
facilitando procesos de pensamiento y reflexión grupal, cuya práctica contribuye a la
desestigmatización del tema, favoreciendo su construcción en el pensamiento y el
lenguaje cotidiano.
A este respecto, las investigaciones que emanan desde la psicología plantean más
observaciones de carácter metodológico, dando importancia al contexto de realización de
la experiencia: quienes participan, en donde se realiza, etc. Pues esto nos entrega
información importante respecto a las dinámicas sociales y de poder en las cuales se
desarrolla la representación y vivencia de la sexualidad.
Así, el estudio de la sexualidad de personas con diversidad funcional se relaciona con su
bienestar psicosocial. Sin embargo, encuentra dificultades importantes para acceder a la
información, tratándose de una disciplina formada en la palabra, cuyas posibilidades de
interacción en muchos casos se limitan a esta fuente. La diversidad funcional como
manifestación de la diversidad radical representa en este sentido un desafío para la
psicología como disciplina que estudia al ser humano en su dimensión psíquica, al
exponernos a otras lógicas de interacción, comunicación y contacto. Nuevamente, esto
cuestiona la supremacía del sujeto universal racional y descarnado.
M. Le Feuvre Orrego y C. Calquín
168
Se consideró importante la incorporación de los discursos españoles debido no sólo a que
eran más en cantidad, sino también a su formato narrativo. Como se mencionó en los
resultados, aquí encontramos un estilo argumentativo que asume un lugar de
enunciación ya no sólo científico –descriptivo, sino que abiertamente político y crítico.
La utilización de los casos como recurso narrativo sitúa el problema en lo concreto,
instalando a su vez posturas de comprensión sociológicas que desmienten la
naturalización de las representaciones existentes, no así su presencia.
Además, los recursos bibliográficos de autores españoles encontrados, al ser libros y no
tesis dan cuenta de una mayor preocupación en el campo de la cultura sobre este tema,
interés que se manifiesta desde las editoriales que publican y difunden estos libros, a
diferencia de las tesis cuyo esfuerzo por lo general no es financiado y cuyos hallazgos no
encuentran mayor público que el de los profesionales de las áreas de estudio.
En este sentido, el documental Yes, wefuck constituye un aporte valiosísimo y un giro
en las tramas de los discursos sobre la sexualidad de personas con diversidad funcional,
al constituirse como recurso audiovisual que no sólo apunta a un público mucho más
heterogéneo, sino que además logra literalmente visibilizar, dar una imagen al oscuro y
muchas veces abyecto concepto de “personas con diversidad funcional”.
Adicionalmente, destaca su narrativa subversiva, cuya visión de la diversidad permite
problematizar la sexualidad más allá del concepto de “diversidad funcional” y su relación
semántica con la carencia o falta de capacidad. De hecho, desde este colectivo, se habla de
“diversidad funcional”, asumiendo una postura que horizontaliza la relación a partir de
conceptos como los derechos humanos y el acceso al placer.
La idea de hacer accesible el placer no sólo tiene que ver con el respeto a los derechos y
el bienestar de las personas; también está mediatizado por el control de los mercados y la
oferta de servicios que contribuyan a lograr este objetivo. En este sentido, el documental
ofrece también nuevas posibilidades de significación de viejas prácticas tales como la
contratación de servicios sexuales, que aparece como un tipo de relación comercial y
profesional, pero no por eso menos íntima o placentera.
Ofrece también nuevas opciones de práctica sexual, casi orgiásticas que no sólo abren el
abanico de posibilidades, sino que también invitan a una nueva concepción, más creativa
y permanentemente reconstructiva de la práctica sexual.
Referencias
Baldaro, J., Govigli, G. y Valgimigli, C. (2002). La sexualidad del deficiente. Barcelona: CEAC
Barton, L. (1998). Diversidad funcional y sociedad. Madrid: Morata
Carlini, P. y Soto, B. (2006). Necesidades percibidas en el ámbito de la salud sexual y reproductiva de los
adolescentes con discapacidad física pertenecientes al Centro Teletón. Tesis para optar al título de
médico. Universidad de Santiago de Chile.
Centeno, A. y de la Morena, R. (Productor) (2015). Yes we fuck. Barcelona.
Diaz-Bone, R, Bührmann, A., Gutiérrez, E., Schneider, W., Kendall, G. y Tirado, F. (2007). El
campo del análisis del discurso Foucaultiano. Características, desarrollos y perspectivas.
Forum: Qualitative Social Research (FQS). Recuperado de http://www.qualitative-
research.net/index.php/fqs/article/view/234/519
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
169
Foucault, M. (2009). Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber. Madrid: Siglo XXI
Foucault, M. (2010). La arqueología del saber. México: S.XXI
Foucault, M. (2011). El orden del discurso. Barcelona: Tusquet.
Foucault, M. (2013). El orden del discurso. Ciudad de México: Tusquets.
Gobierno de Chile. (2010a). Objetivos de desarrollo del milenio tercer informe del gobierno de Chile.
Recuperado de http://www.onu.cl/onu/objetivos-de-desarrollo-del-milenio-tercer-
informe-del-gobierno-de-chile-2/
Gobierno de Chile. (2010b). Ley 20422. Establece normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión
social de personas con diversidad funcional. Recuperado de
http://www.un.org/esa/socdev/enable/documents/tccconvs.pdf
López, F. (2002). Sexo y afecto en personas con discapacidad. Madrid: Biblioteca Nueva.
Ministerio de Educación. (2006). Una mirada exploratoria de las necesidades en educación de la
sexualidad, afectividad y género de niños, niñas y jóvenes con diversidad funcional intelectual.
Recuperado de http://portales.mineduc.cl/usuarios/mineduc/
Naciones Unidas. (2006). Convención sobre los derechos de las personas con diversidad funcional.
Recuperado de http://www.un.org/esa/socdev/enable/documents/tccconvs.pdf
Navia, C. (2007). El análisis del discurso de Foucault. Investigación Educativa, 6, 67-62
Palacios, A. (2008). El modelo social de discapacidad: orígenes, caracterización y plasmación en la
convención internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad. Madrid: CINCA.
Palacios, A. y Romañach, J. (2007). El modelo de la diversidad. La bioética y los derechos humanos
como herramientas para alcanzar la plena dignidad en la diversidad funcional. Valencia:
Diversitas
Ramírez, L. y De Guevara, C. (2003). Sexualidad en jóvenes con diversidad funcional mental y/o
síndrome de down de la escuela los cedros del líbano (según percepción de alumnos, padres y
profesores) (Tesis doctoral). Universidad de Santiago de Chile.
Spivak, G. (2009). ¿Pueden hablar los subalternos? Barcelona: Macba.
Valenzuela, V., Salinas, L. y Vrsalovic, V. (2003). Educación sexual para jóvenes con diversidad
funcional mental: Sistematización de una experiencia de trabajo con madres y padres (Tesis
doctoral). Universidad de Santiago de Chile
Victoria, J. (2013). El modelo social de la diversidad funcional: una cuestión de derechos
humanos. Boletín Mexicano de Derecho Comparado, 46(138), 1093-1109.
Yes wefuck. (2016). Sitio web. Recuperado de http:// www.yeswefuck.org
Breve CV de las autoras
Milene Le Feuvre Orrego
Psicóloga, estudiante de magister en Estudios de género y cultura Universidad de Chile.
Profesora Asistente Escuela de Psicología, Universidad Central de Chile. Email:
m.lefeuvre.orrego@gmail.com
M. Le Feuvre Orrego y C. Calquín
170
Claudia Alejandra Calquín Donoso
Psicóloga, Doctora em Ciudadanía y Derechos Humanos, Universidad de Barcelona.
Académica e Investigadora Escuela de Psicología Universidad Central de Chile. ORCID
ID: 0000-0002-4420-5927. Email: claudia.calquin@ucentral.cl