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Procesamiento del guanaco en el s itio Campo Cerda 1 / 65
Procesamiento del guanaco en el sitio
Campo Cerda 1 (Piedra Parada,
Chubut, Argentina)
Pablo Marcelo Fernández*
Introducción
El guanaco (Lama guanicoe) es considerado como un recurso funda-
mental para los grupos cazadores-recolectores de Patagonia y Tierra del
Fuego (Mengoni Goñalons 1983, 1995; Miotti et al. 1988). Por consi-
guiente, las modalidades de su aprovechamiento y los posibles cambios en
las estrategias de su explotación son cuestiones tradicionalmente prioritarias
en las investigaciones zooarqueológicas de Patagonia (Borrero 1990;
Cardich y Miotti 1983; Mengoni Goñalons 1983; Mengoni y Silveira
1976; Miotti et al. 1988; Silveira 1979; entre otros). La discusión de
estos temas tiene un rol importante dentro del proyecto que se desarrolla en
el área de Piedra Parada (Chubut) del cual forman parte las investigaciones
que aquí se presentan.
El objetivo general de las investigaciones arqueofaunísticas en esa área es
contribuir a la identificación de las estrategias de subsistencia determinando
los patrones de aprovechamiento de los recursos faunísticos en los últimos
2.500 años. El objetivo particular de este trabajo es presentar el análisis de los
perfiles anatómicos y de las huellas de procesamiento presentes en los restos
óseos de guanaco del sitio Campo Cerda 1 (CCe 1).
Debido a que los agentes y procesos que operan sobre la formación de
los conjuntos óseos son múltiples y complejos (Behrensmeyer 1991;
Bonnichsen y Sorg 1989; Lyman 1994), el análisis de los procesos tafo-
nómicos de los conjuntos ha sido definido como un aspecto insoslayable
.*Becario del CONICET. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latino-
americano. E-mail: pfernand@mail.retina.ar
en el estudio de las arqueofaunas (Gifford 1981; Lyman 1987) y han sido
incorporados progresivamente en los trabajos arqueofaunísticos desarrollados
en Patagonia (Borrero 1988; Lanata 1995; Mena y Jackson 1991; Mengoni
Goñalons 1999; Muñoz 1997, entre otros). En el caso de CCe 1 el estudio
de la integridad de los conjuntos (sensu Binford 1981) constituyó el paso
previo a las consideraciones de carácter económico que aquí se presentan
(Fernández 1997 y 1999).
En este trabajo, las vías analíticas seleccionadas para el análisis eco-
nómico son los patrones de representación anatómica y los rastros que
dejan sobre la superficie de los huesos las herramientas empleadas en las
actividades vinculadas con el aprovechamiento de los productos que ofrece un
animal (Shipman 1981), los que serán interpretados en el marco del
procesamiento de las presas, este último definido como la creciente
desorganización del esqueleto y que abarca el trozamiento primario, el
secundario y el final o consumo (Binford 1978; Lyman 1994).
Campo Cerda 1
CCe 1 es un alero ubicado en el valle medio del río Chubut (42° 37'
latitud sur y 70° 17' longitud oeste, Figura 1), del cual se han excavado 15
m2. Presenta seis capas1 arqueológicas (0 a 5), de las cuales dos co-
rresponden a guano suelto y compacto (0 y 1 respectivamente). La capa 2-3
fue fechada en 580±60 años AP y la capa 5 en 1910±80 años AP y
2050±110 años AP (Bellelli 1994). La capa 4 tiene un sedimento compacto
y una extensión menor a las otras capas. Su origen ha sido relacionado con
un flujo hídrico instantáneo y/o con una acumulación de agua o
encharcamiento (Bellelli 1994; Fernández 1997; Morrás y Bellelli 1996).
Los restos arqueofaunísticos provienen de las unidades 2-3, 4 y 5. Se trata
de 7.166 huesos, de los cuales se han identificado 6.207 especímenes a
distintos niveles taxonómicos. El 87,8% corresponde a pequeños vertebrados,
mientras que el resto pertenece a guanaco (11,4%) y ñandú -Rbeidae-
(0,8%). En este trabajo se analiza sólo el subconjunto correspondiente a
guanaco, que sumando las tres unidades presenta 707 especímenes.
1Durante los análisis de integridad (Fernández 1997) éstos fueron reconocidos
como unidades de análisis discretas sobre la base de criterios sedimentológicos. Por
eso, cuando se hace referencia a los análisis faunísticos se utilizará el término unidad.
En los otros casos se mantiene la terminología propuesta por Bellelli (1994).
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Figura 1 : Ubicación del sitio Campo Cerda 1 en Patagonia.
Además de huesos, se recuperaron placas de coraza ósea de dasipódidos,
excrementos, pelos, plumas, cáscaras de huevo y el exoesqueleto de varios
insectos (estos últimos sólo en la unidad 5). Estas evidencias se encontraron
asociadas en la unidad 2-3 a 22 instrumentos líticos (4 puntas de proyectil, 6
filos naturales con rastros complementarios, 4 fragmentos de artefacto
bifacial, 1 fragmento de instrumento indiferenciado, 2 artefactos micro-
retocados, 1 artefacto con retoque en bisel oblicuo, 2 fragmentos de núcleo, 1
perforador y 1 mano de molino) y desechos de talla, 1 tiesto cerámico, 4
retocadores de hueso y restos vegetales dispuestos en camadas (Bellelli
1994 y com. pers.). En la unidad 5 se asocian a 15 instrumentos líticos (9
raspadores, 1 fragmento no diferenciado de artefacto, 1 filo natural con
rastros complementarios, 1 fragmento de raedera y 3 núcleos), desechos de
talla, 1 retocador de hueso y abundantes restos vegetales -incluidas
tecnofacturas vegetales y cestería- y cueros cosidos, cortados y con ojales
(Bellelli 1994).
La preservación de vestigios orgánicos es muy buena y en el caso de los
restos faunísticos, el estado de las superficies óseas hace que los conjuntos
recuperados resulten particularmente apropiados para discutir una amplia
variedad de modificaciones, entre ellas, las producidas por el aprovecha-
miento humano, el cual parece ser el principal agente involucrado en la
formación de los conjuntos de guanaco y ñandú (Fernández 1997 y 1999).
Metodología
Como medidas de abundancia taxonómica se utilizaron el NSP2 y el
MNI. Para este último se tomaron como criterios de discriminación el
estado de fusión del hueso y la lateralidad. En las estimaciones etarias se
consideraron dos categorías amplias, adultos y juveniles. Para definir esta
última se utilizaron los elementos no fusionados, siguiendo la metodología
descripta en Mengoni Goñalons (1999).
En la cuantificación de partes esqueletarias se calculó el MNE, el MAU y el
%MAU. El cálculo del MNE contempló las posibilidades de ensamblaje entre
especímenes de cada elemento. Para dar cuenta de la fragmentación se
utilizaron fracciones que representaban el porcentaje rela-
2NSP (total number of specimens, Grayson 1991: 487), incluye a los especímenes
que no pudieron ser adscriptos a un elemento determinado pero que sí fue posible adjudicar
a algún taxón.
68 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO
F
Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 / 69
tivo del hueso completo representado por cada espécimen. El valor de MNE
para cada elemento se obtuvo sumando estas fracciones. Este valor se presenta por
regiones anatómicas sobre la base del MNE estandarizado (Stiner 1991, 1994).3
Se han determinado seis regiones correspondientes a la cabeza (cráneo,
mandíbula e hioides), cuello (atlas, axis y cervicales), esqueleto axial (torácicas,
lumbares, costillas, esternebras, sacro y pelvis), pata delantera (escápula,
húmero, radioulna), pata trasera (fémur, tibia, astrágalo y calcáneo) y
autopodios (metapodios y falanges). El MNE esperado por individuo
completo de guanaco, según el criterio empleado aquí, es el resultado de la
suma de los subtotales por región anatómica: cabeza 4; cuello 7; esqueleto
axial 52, pata delantera 6, pata trasera 6, autopodios 28;4 en total 103
elementos.
La interpretación de los resultados obtenidos se realizó en el marco de los
modelos de transporte selectivo. A tal fin, la frecuencia relativa de partes
esqueletarias fue correlacionada con el índice de utilidad para el guanaco
calculado por Borrero (1990 modificado por Lyman 1992) para examinar si
las alternativas de transporte selectivo explican el patrón de representación
observado en las distintas unidades. Paralelamente, fue calculada la correlación
entre frecuencia relativa de partes y la densidad ósea, considerándose los
segmentos diafisiarios (Elkin 1995). En el caso de los huesos largos, su
frecuencia relativa fue correlacionada con el índice de médula, derivado de
los cálculos de la cavidad medular de estos huesos realizados por Mengoni
Goñalons (1996) para el guanaco. El objetivo es explorar las modalidades de
aprovechamiento de estos huesos en función de la médula y la carne que
proveen.
Las huellas5 culturales fueron relevadas tomando en cuenta los criterios
diagnósticos definidos en la bibliografía (Binford 1981; Blumenschine y
Selvaggio 1988; Bunn 1981; Shipman y Rose 1983, entre otros), que
contemplan su morfología, distribución y frecuencia. En su determi-
3Las regiones anatómicas consideradas difieren de las utilizadas por Stiner
(1991) y han sido adecuadas tanto a la especie considerada como a las
preguntas planteadas en este trabajo. Para un empleo similar del MNE
estandarizado en arqueofaunas de Patagonia ver Muñoz (1997).
4 En los autopodios no se consideran la rótula, los carpianos, los tarsianos
y los sesamoideos, mientras que la pelvis y la mandíbula, en la cabeza y en la región axial
respectivamente, se tomaron como huesos pares.
5En este trabajo se emplean dos categorías, corte y percusión. Éstas corresponderían a
las huellas corte y raspado y a las de machacado y percusión respectivamente (siguiendo
la terminología en castellano de Mengoni Goñalons 1999).
nación se utilizaron técnicas macro (ojo desnudo) y microscópicas (lupa de
mano de 10 aumentos y lupa binocular de 16 aumentos). Los resultados se
presentan a través del NSP (Grayson 1991) con y sin huellas.
Debido a que otras especies pueden constituir fuentes alternativas de
productos, especialmente de grasas (Muñoz 1997) los resultados obtenidos
en el análisis de los camélidos serán evaluados en relación con el
aprovechamiento de otros taxones. En este trabajo sólo serán considerados los
Rheidae, ya que el resto de la arqueofauna presente en el sitio,
mayoritariamente compuesta por pequeños vertebrados, es objeto de
estudios que están en curso.
Resultados
COMPOSICIÓN ANATÓMICA DE LOS CONJUNTOS DE GUANACO
La cantidad de elementos identificados es similar en las unidades 2-3 y
5, constituyendo muestras de tamaño comparable, a diferencia del conjunto de
la unidad 4 (Tabla 1). En todos los conjuntos se identificaron restos de
individuos adultos y juveniles. Los primeros predominan, a excepción de la
unidad 4, donde hay un individuo en cada categoría (Tabla 2). Todas las
unidades presentan más de un individuo.
En el conjunto de la unidad 2-3 se destacan las regiones anatómicas del
cuello y los autopodios, mientras que todas las demás se hallan representadas
en igual medida. En la unidad 4, se hallan sólo cuatro regiones: cuello, axial,
pata delantera y autopodios, todas con un muy bajo nivel de representación.
En cambio, en la unidad 5 dominan la cabeza y los autopodios, mientras que
el resto de las regiones tienen igual representación, a excepción del cuello
que es levemente menor (Figura 2).
En el caso de la unidad 4 es necesario considerar dos razones posible-
mente relacionadas entre si y que estarían incidiendo en este patrón de
representación: el tamaño de la muestra y la mayor resolución6 que presenta
la unidad 4 (Fernández 1997).
6 Se llegó a esta conclusión a partir del estudio de los procesos
sedimentarios involucrados en la formación de este depósito arqueológico
(Bellelli y Morrás 1997, Morrás y Bellelli 1996) y los resultados de los
análisis de integridad sobre el conjunto óseo de guanaco (Fernández 1997).
70 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO
Tabla 1: Número mínimo de elementos (MNE) de los conjuntos de guanaco de las
capas 2-3, 4 y 5 del sitio CCe 1.
MNE Capa 2-3 Capa 4 Capa 5
Cráneo 1 0 6
Mandíbula 1 0 1
Hioides 1 0 1
Atlas 1 0 0
Axis 0 0 0
Cervicales 8 1 3
Torácicas 5 1 14
Lumbares 5 2 12
Sacro 0 0 2
Caudales 0 0 1
Vértebras indet. 4 0 2
Costillas 3 0 2
Esternebras 0 0 1
Pelvis 1 1 2
Escápula 1 0 2
Húmero 1 1 2
Radioulna 2 0 1
Metacarpo 2 0 0
Carpianos 9 0 2
Fémur 1 0 1
Tibia 1 0 2
Astrágalo 0 0 0
Calcáneo 2 0 1
Rótula 0 0 0
Tarsianos 5 0 2
Metatarso 1 0 1
Metapodios 6 1 8
Sesamoideos 8 0 5
Falange 1 12 1 20
Falange 2 12 1 10
Falange 3 3 0 5
Falange indet. 1 0 4
Totales 97 9 113
En primer lugar, el conjunto de la unidad 4 es notablemente más pequeño que
el resto (NSP=14, frente a 360 y 333 de las unidades 2-3 y 5, respectivamente).
Segundo, éste conjunto estaría reflejando eventos mucho más discretos que los
conjuntos de las unidades 2-3 y 5 que, aun cuando presentan una alta integridad,
reflejan palimpsestos producto de sucesivas acumulaciones en un plazo más largo
de tiempo. En otras pala-
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Tabla 2: Clases de edad representadas en los conjuntos de guanaco del sitio CCe 1
Capa Adultos
MNI
juveniles Total
2-3 3 1 5
4112
5728
Totales 1 1 4 1 5
bras, las unidades 2-3 y 5 presentan la variabilidad intrínseca de distintos
episodios de predación (Stiner 1994: 231), reflejando un promedio de las
elecciones de las partes transportadas hacia los sitios considerados como el
destino final de las trayectorias de transporte (Stiner 1993). En consecuencia,
estos factores vuelven incomparable con el resto del sitio al conjunto de la unidad
4.
Teniendo en cuenta sólo los conjuntos que son pasibles de ser comparados, se
observa que todas las regiones anatómicas se hallan presen-
Figura 2: MNE estandarizado por regiones anatómicas. 1: cabeza, 2: cuello,
3: esqueleto axial, 4: pata delantera, 5: pata trasera, 6: autopodios.
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Pro cesami ento del g uanaco en e l sitio Campo Cerda 1 / 73
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tes aunque en distintas proporciones: en la unidad 2-3 domina el cuello
mientras que en la unidad 5 domina la cabeza. En ambas la representación de
metapodios y falanges (autopodios) es muy importante. Esta tendencia hacia
la representación de elementos con bajo valor de carne asociada es muy
significativa. En el caso del cuello, la situación es menos conclusiva, ya que
mientras que la parte superior (atlas y axis) tiene un bajo índice, las cervicales
presentan un índice de utilidad importante (Borrero 1990 modificado por
Lyman 1992).
Con la finalidad de comprobar si la anatomía económica habría influido en
el transporte de partes se correlacionaron las frecuencias relativas de elementos,
expresadas en %MAU, con el índice de utilidad de carne y en el caso de los
huesos largos también con el índice de médula. A la vez, fue calculada la
correlación entre %MAU y densidad mineral, incluyéndose los fragmentos
diafisiarios (Elkin 1995), con el objetivo de obtener una relación más
ajustada que contemplara la variabilidad que registran los distintos sectores de
los huesos con respecto a esta propiedad.
Las unidades 4 y 5 no presentan correlación en ninguna de las relaciones
consideradas (Tabla 3) por lo que no es posible explicar el perfil anatómico
de estos conjuntos en términos de conservación diferencial o de transporte
selectivo. En cambio, en la unidad 2- 3 la correlación con la densidad
mineral es estadísticamente significativa y de carácter positivo aunque la
fuerza de la relación es moderada. Con el índice de utilidad es igualmente
significativa y moderada pero negativa (Tabla 3). Los resultados de la unidad
2-3 plantean un problema de equifinalidad (clase 1 de Lyman 1994: Figura
7.13) que exige considerar otras líneas de evidencia, como la meteorización y
la actividad de los carnívoros.
Con respecto a la preservación diferencial mediada por la meteorización,
el análisis de integridad realizado lleva a descartar este factor, ya
Tabla 3: Coeficiente de correlación (Spearman) entre el %MAU y la densidad ósea
(Elkin 1995) y entre el %MAU y el índice de utilidad de carne de guanaco (Borrero
1990).
Capa
Valor crítico
p .05 ±0,30
Densidad ósea*
Valor crítico
p .05 ±0,31
Indice de utilidad**
2-3
4
5
0,45
-0,06
0,06
-0,43
-0,07
-0,02
* 31 puntos correlacionados ** 28 puntos correlacionados
que sólo el 9% de los especímenes supera el estadio 1 (Fernández 1997). En ese
trabajo se calculó la relación entre la representación de partes y la densidad
usando los valores de Elkin y Zanchetta (1991), que no tienen en cuenta las
diáfisis de los huesos largos, no constatándose correlación. Los resultados del
recálculo realizado a propósito de este trabajo estarían indicando que ciertos
procesos han actuado sobre el conjunto afectando diferencialmente a los
extremos articulares y a las diáfisis de los huesos largos.
En cuanto a la acción de carnívoros, es necesario tener en cuenta que ciertas
especies pueden producir conjuntos donde las epífisis aparecen
subrepresentadas en relación con las diálisis (Blumenschine 1988; Marean y
Spencer 1991). Sin embargo, los estudios actualísticos efectuados sobre los
principales carnívoros de Patagonia no dan cuenta de este fenómeno (Borrero
1990, Borrero y Martín 1996, Martín y Borrero 1997) por lo que no podría ser
invocado como la causa de la representación diferencial en la unidad 2-3. No
obstante, tampoco se ignora que las tasas y los patrones de daños no sólo
dependen de la especie involucrada sino también de las propiedades y relaciones
ecológicas presentes en cada región, las cuales varían temporalmente (Borrero
1990).
Otra posibilidad es que el desbalance entre extremos articulares y
diafisiarios sea el resultado de factores de procesamiento de los huesos largos.
Ésta es la hipótesis planteada por Mengoni Goñalons (1999) para un caso similar
de equifinalidad, la capa 3c del sitio Cerro de los Indios 1. El autor sugiere que la
correlación entre densidad mineral y representación de partes podría ser el
resultado de un proceso de fragmentación y destrucción importante (Mengoni
Goñalons 1999: 208). Esta hipótesis será retomada cuando se discutan las
huellas de procesamiento.
Al explorar en detalle el perfil anatómico que presentan los huesos largos se
observa que, al igual que en el conjunto general, la representación de partes de la
unidad 4 no presenta correlación significativa con ninguna de las tres variables
consideradas (Tabla 4), mientras que la unidad 2-3 presenta correlaciones
significativas en todos los casos: positiva y moderada entre el %MAU y la
densidad mineral, y negativa y muy alta entre el %MAU y el índice de carne y
el %MAU y el índice de médula (Tabla 4). La unidad 5 sólo presenta una
correlación significativa, negativa y alta con el índice de médula.
Con respecto a la correlación con la densidad de los huesos largos de la
unidad 2-3 caben las mismas consideraciones efectuadas para el conjunto
general. En cuanto al significado de las correlaciones negativas
Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 / 75
Tabla 4: Coeficiente de correlación (Spearman) entre el %MAU y la densidad ósea
-MO- (Elkin 1995) y entre el %MAU y el índice de utilidad de carne -IC- (Borrero
1990) y entre el %MAU y la cavidad medular CM (Mengoni Goñalons 1996, 1999) para
los huesos largos de guanaco.
Capa
%MAU-DO
Valor crítico
p.05±0,41
%MAU-IC
Valor crítico
p.05±0,73
%MAU-CM
Valor crítico
p.05±0,73
2-3 0,57p.05 -0,92 p.05 -0,92 p.05
4 -0,01 p.05 -0,43p.05 -0,52p.05
5 0,04p.05 -0,67p.05 -0,73 p.05
con los índices de carne y médula (unidad 2 - 3) y médula (unidad 5), de
acuerdo con Mengoni Goñalons y De Nigris (1999), éstas pueden ser
interpretadas como producto de una serie de situaciones alternativas. Se podría
estar frente a: 1) un acceso secundario a las carcasas; 2) un problema de
perspectiva de monitoreo (Thomas y Mayer 1983); 3) o que las
pendientes negativas sean el resultado de circunstancias vinculadas a fuertes
restricciones energéticas que habrían determinado el acarreo de partes de menor
utilidad, como metapodios y falanges (Mengoni Goñalons y De Nigris 1999).
La primera posibilidad puede descartarse sobre la base del elevado grado
de desorganización anatómica y la alta frecuencia de huellas (ver más adelante)
lo que permite sostener que ambos conjuntos estarían reflejando situaciones de
procesamiento y consumo final. La segunda se invalidaría ante la baja
proporción de especímenes con marcas de carnívoro y fundamentalmente la
distribución de éstas a lo largo del esqueleto.
La tercera situación, debe ser entendida en función del modelo de localización
y fluctuación de grasas en los mamíferos en general y en el guanaco en
particular. En los animales la grasa corporal está vinculada a ciclos de escasez
relacionados con varios factores, entre los que pueden citarse el estrés
estacional y las actividades reproductivas (Speth 1990) . Frente a estas
situaciones se produce la movilización de la grasa corporal que, en la mayoría de
los mamíferos, sigue una secuencia relativamente fija, disminuyendo primero la
grasa de la espalda, luego la de los depósitos corporales y finalmente la de las
cavidades medulares de las extremidades y de la mandíbula. Asimismo, en los
huesos largos también sigue una secuencia, empezando generalmente por la grasa
medular del húmero y del fémur para seguir progresivamente hacia las reservas
más dista-
76 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO
les de las extremidades (Speth 1990: 152). Sin embargo, también se deben
considerar otro tipo de tejidos grasos, los llamados estructurales. Éstos se
diferencian de la grasa metabolizable (sensu Stiner 1994) en que no se encuentran
sujetos a los ciclos de escasez antes mencionados y en que residen
principalmente en los órganos de la cabeza y en la médula espinal (Stiner
1994). Dentro de este modelo general el guanaco se caracteriza porque la grasa
corporal se ubica principalmente en los huesos largos siendo su carne muy
magra (Mengoni Goñalons 1996).
Volviendo a CCe 1, el predominio de elementos de "utilidad marginal"
puede ser interpretado como el reflejo de restricciones energéticas de tipo
estacional, hipótesis que daría cuenta no sólo de la representación por regiones
anatómicas (Figura 2) sino también de la relación entre las frecuencias
relativas de partes y el índice de utilidad y de médula en la unidad 2-3 y de
médula en la unidad 5, indicando la importancia de la obtención de grasas. Una
explicación similar proponen Mengoni Goñalons y De Nigris (1999) para el
conjunto de la capa 3e de Cerro de los Indios 1.
Por otra parte, el predominio del cuello en la unidad 2-3 podría ser
discutido en el marco del modelo de localización y fluctuación de grasas. La
importancia de esta región no sólo podría ser interpretada a partir del alto
contenido de carne asociado a las cervicales sino también en relación con el
aprovechamiento de la grasa estructural que posee la médula espinal (Stiner
1994). La obtención de estas grasas implica un mayor esfuerzo de
procesamiento y tecnología adecuada para acondicionarla al consumo humano
(Stiner 1994). En general, el aprovechamiento no parece ser directo, sino que se
lleva a cabo a través del hervido de las vértebras, lo que proporciona no sólo la
médula espinal sino también la grasa presente en el tejido trabecular de las
mismas (O' Connell et al. 1988, Yellen 1977; 1991).
Si bien la consideración de esta sugerencia implica una discusión más
amplia, que involucra líneas de evidencia y problemas que no serán de-
sarrollados en este trabajo (por ejemplo, las técnicas culinarias como fuente de
variabilidad en el registro arqueofaunístico, De Nigris com. pers.) cabe
mencionar que la presencia de cerámica en la unidad 2-3 estaría indicando la
disponibilidad potencial de implementos adecuados para este tipo de
procesamiento.
Proc esa mien to d el gu anaco en el sitio Campo Cerda 1 / 77
78 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO
Huellas de procesamiento
A continuación se analiza la presencia de huellas en cada uno de los
conjuntos de guanaco del sitio, explorándose las concordancias entre esta
información y la presentada precedentemente acerca de la composición de
los conjuntos. De acuerdo a lo planteado anteriormente se excluirá al
conjunto de la unidad 4.
En primer lugar, puede observarse que las unidades 2-3 y 5 presentan una
proporción importante de huesos con huellas indicando que una significativa
cantidad de especímenes registró daños durante el procesamiento (Tabla 5).
Asimismo, ambos conjuntos registran una correlación positiva y alta
entre el NISP y el NISP con huellas por elemento, indicando que la
frecuencia de especímenes con huellas covaría en función del tamaño de la
muestra (Lyman 1994). Esto quiere decir que a mayor NISP por elemento,
mayor NISP con huellas y viceversa. Para controlar si la correlación
observada estaba influida por la fragmentación, se correlacionó el MNE con
el NISP con huellas, obteniéndose un resultado similar. Por lo tanto, las
diferencias relativas de huellas entre elementos no pueden ser consideradas
independientemente de la cantidad de especímenes por elemento. Sin
embargo, es posible observar que, si se confecciona un ranking de
frecuencias relativas de especímenes con huellas por regiones anatómicas se
obtiene una escala ordinal prácticamente idéntica para las dos unidades: la
región con la frecuencia más alta es una de las dos patas (delantera en la
unidad 2-3 y trasera en la 5) seguida por el cuello, los autopodios, la región
axial y finalmente la cabeza.7 Esto estaría indicando que podría existir otra
explicación a la correlación observada, quizá producto de la modalidad de
procesamiento.
Por otra parte, en ambos conjuntos, la frecuencia relativa de especí-
menes con huellas de corte es más importante en las regiones anatómicas de
la cabeza, el cuello y esqueleto axial, mientras que en las patas domina la
combinación de huellas de corte y percusión. En los autopodios los
especímenes con huellas de percusión son los más frecuentes. Si
7 Hay que tener en cuenta que en la tabla se consideran elementos que tienen
muy pocas posibilidades de registrar marcas (como hioides, carpianos, tarsianos y
sesamoideos), lo cual tiende a disminuir los porcentajes de especímenes con huellas
en las regiones anatómicas de la cabeza y los autopodios. Sin embargo, aun cuando no
se los considere en los cálculos, el ranking de las regiones anatómicas no varía.
Tabla 5: Frecuencias absolutas y relativas de especímenes con huellas de procesamiento
en los conjuntos de guanaco del sitio CCe 1.
Reg ió n Ca p a 2 -3 Capa 4 Capa 5
E le m en t o NSP NSPH NSP NSPH NSP NSPH
Cabeza
Cráneo 10 3
(
30,0
)
00
(
0,0
)
22 5
(
22,7
)
Mandíbula 2 0
(
0,0
)
00
(
0,0
)
20
(
0,0
)
Hioides 1 0(0,0) 0 0(0,0) 1 0(0,0)
Subtotal 13 3 (23,1) 0 0(0,0) 25 5 ( 2 0 , 0 )
Cuello
Atlas 1 1 (100,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0)
Axis 0 0(0,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0)
Cervicales 20 11 (55,0) 1 0 (0, 0) 13 9( 69,2)
Subtotal 21 12
(
57,1
)
10
(
0,0
)
13 9
(
69,2
)
Axial
Torácicas 14 1 (7,1) 1 0(0,0) 20 8(40,0)
Lumbares 9 4
(
44,4
)
32
(
66,6
)
23 14
(
60,9
)
Sacro 0 0
(
0,0
)
00
(
0,0
)
21
(
50,0
)
Caudales 0 0(0,0 ) 0 0 ( 0 , 0) 1 0( 0 , 0)
Vértebra indeterminada 13 0
(
0,0
)
00
(
0,0
)
62
(
33,3
)
Costillas 7 4(57,1) 0 0(0,0) 17 9(52,9)
Esternebras 0 0
(
0,0
)
00
(
0,0
)
11
(
100,0
)
Pelvis 3 2(66,6) 1 0(0,0) 5 3(60,0)
Subtotal 46 11 (23,9) 5 2 (40,0) 75 38 (50,7)
Pata delantera
Escápula Hoja 2 1 (50,0) 0 0(0,0) 5 5(100,0)
Escá
p
ula Cav. Glenoidea 0 0
(
0
,
0
)
00
(
0
,
0
)
22
(
100
,
0
)
Húmero proximal 0 0(0,0) 0 0(0,0) 4 4(100,0)
Húmero diáfisis 2 1 (50,0) 2 2(100,0) 2 2(100,0)
Húmero distal 6 5
(
83,3
)
00
(
0,0
)
97
(
77,7
)
Radioulna proximal 6 6(100,0) 0 0(0,0) 1 1 (100,0)
Radioulna diáfisis 4 4
(
100
,
0
)
00
(
0
,
0
)
32
(
66
,
6
)
Radioulna distal 3 0 ( 0 , 0 ) 0 0( 0, 0 ) 0 0( 0 , 0 )
Subtotal 23 17 (73,9) 2 2 (100,0) 26 23 (88,5)
Pata trasera
Fémur
p
roximal 0 0 ( 0,0) 0 0(0,0) 9 9000,0)
Fémur diáfisis 1 1 (100,0) 0 0 (0, 0) 2 2 (100,0)
Fémur distal 0 0
(
0
,
0
)
00
(
0
,
0
)
11
(
100
,
0
)
Tibia proximal 4 3(75,0) 0 0(0,0) 6 6(100,0)
Tibia diáfisis 1 1
(
100,0
)
00
(
0,0
)
44
(
100,0
)
Tibia distal 3 1 (33,3) 0 0 (0,0 ) 3 3 (100,0)
Astrá
g
alo 0 0
(
0,0
)
00
(
0,0
)
00
(
0,0
)
Calcáneo 7 4(57,1) 0 0(0,0) 3 1 (33,3)
Subtotal 16 10
(
62,5
)
00
(
0,0
)
28 26 (92,8)
Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerd a1 / 79
Tabla 5: Continuación
Región Capa 2-3 Capa 4 Capa 5
Elemento NSP NSPH NSP NSPH NSP NSPH
Autopodios
Metacarpo proximal 9 6(66,6) 1 1 (100,0) 2 2(100,0)
Car
p
ianos 9 1
(
11,1
)
00
(
0,0
)
20
(
0,0
)
Metatarso
p
roximal 3 3
(
100,0
)
00
(
0,0
)
33
(
100,0
)
Tarsianos 7 1
(
14,2
)
00
(
0,0
)
20
(
0,0
)
Meta
p
odio
p
roximal 3 1
(
33,3
)
00
(
0,0
)
32
(
66,6
)
Metapodio diáfisis 23 14 (60,8) 1 1 (100,0) 22 17 (77,2)
Meta
p
odio distal 20 10
(
50,0
)
11
(
100,0
)
12 9
(
75,0
)
Sesamoideos 8 0
(
0,0
)
00
(
0,0
)
50
(
0,0
)
Falan
g
e1 28 7
(
25,0
)
20
(
0,0
)
45 38
(
84,4
)
Falange 2 18 6 (33,3) 1 0(0,0) 23 10 (43,4)
Falan
g
e3 3 0
(
0,0
)
00
(
0,0
)
80
(
0,0
)
Falange indeterminada 3 0(0,0) 0 0(0,0) 12 4(30,0)
Subtotal 134 49
(
36,6
)
63 (50,0) 139 85 (61,1)
Astillas no diagnósticas 100 29 (29,0) 00(0,0) 20 16 (80,0)
Total por capa 360 131 (36,4) 14 7(50,0) 333 202 (60.7)
se considera al esqueleto apendicular en su conjunto, el porcentaje de huellas de
percusión es casi el mismo en las dos unidades (79% en la 2-3 y 75% en la 5),
indicando una forma similar de procesamiento.
La frecuencia relativa de especímenes que registraron huellas durante el
procesamiento, la distribución de los tipos de huellas a lo largo del esqueleto y
el alto grado de desorganización anatómica asociado a una importante
fragmentación permiten sostener que los dos conjuntos habrían pasado por todos
los estadios de procesamiento.
Con respecto a las diferencias que presentan ambas unidades, es evidente que
los conjuntos se distinguen en la frecuencia relativa de especímenes con huellas
-se consideran estas diferencias significativas ya que son conjuntos de tamaño
comparable (Fernández 1997). La unidad 5 es la que registra un porcentaje mayor
(60%), lo que podría estar indicando una mayor intensidad en el procesamiento.
Al mismo tiempo, en esta unidad las huellas de percusión son importantes en
todas las regiones anatómicas, constituyendo el 75% de las huellas del esqueleto
apendicular (patas y autopodios) y el 52% de las huellas del esqueleto axial
(cabeza, cuello y axial) (Tabla 6). Una mayor intensidad en el procesamiento
llevaría a esperar un mayor grado de desorganización anatómica y una pérdida
relativa de identificabilidad en los especímenes. En ese sentido,
80 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO
Tabla 6: Frecuencias absolutas de especímenes por tipo de huella de procesamiento
por región anatómica. C= corte; P= percusión; P/C= ambos tipos en un mismo
espécimen.
C
2-3
PP/C C
4
PP/C C
5
PP/C
Cabeza
Cráneo 3 0 0 0 0 0 2 2 1
Mandíbula 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Hioides 00 0000000
Subtotales por región 30 0 00 02 2
1
Cuello
Atlas 10 0000
000
Axis 00 0000000
Cervicales 8 1 2 0 0 0 1 4 4
Subtotales por región 9 12000144
Axial
Torácicas 10 0 00 05 1 2
Lumbares 3 0 1 2 0 0 8 4 2
Sacro 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Caudales 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Vértebras indeterminadas 0 0 0 0 0 0 1 1 0
Costillas 4 0 0 0 0 0 6 0 3
Esternebras 0 0 0 0 0 0 0 1 0
Pelvis 1 0 1 00 0
201
Subtotales por región 9 0 2200227
9
Pata delantera
Escápula Hoja 01 0000230
Escápula Cav. Glenoidea 0 0 0 0 0 0 0 0 2
Húmero proximal 0 0 0 0 0 0 2 1 1
Húmero diáfisis 0 0 1 0 0 2 1 0 1
Húmero distal 2 0 3 0 0 0 1 0 6
Radioulna proximal 3 1 2 0 0 0 0 1 0
Radioulna diáfisis 1 0 3 0 0 0 0 0 2
Radioulna distal 0 0 0 0 0 0 0 00
Subtotales por región 62 90026 512
Pata trasera
Fémur proximal 00 0000
333
Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 / 79
2-3 4 5
CPP/C C
PP/C C P P/C
Fémur diáfisis 0 0 1 0 0 0 0 1 1
Fémur distal 0 0 0 0 0 0 1 0 0
Tibia proximal 1 0 2 0 0 0 1 1 4
Tibia diáfisis 0 0 1 0 0 0 1 1 2
Tibia distal 0 1 0 0 0 0 0 0 3
Calcáneo 130 000 001
Subtotales por región
Autopodios
244 000 6614
Metacarpo proximal 0 4 2 0 1 0 1 1 0
Carpianos 1 0 0 0 0 0 0 0 0
Metatarso proximal 0 0 3 0 0 0 1 1 1
Tarsianos 0 1 0 0 0 0 0 0 0
Metapodio proximal 0 1 0 0 0 0 0 1 1
Metapodio diáfisis 2 8 4 1 0 0 3 10 4
Metapodio distal 2 5 3 0 0 1 2 4 3
Falange 1 3 0 4 0 0 0 115 13
Falange 2 0 4 2 0 0 0 2 4 4
Falange 3 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Falange indeterminada 0 0 0 0 0 0 220
Subtotales por región 8 23 18 1 11 21 3826
Total general 37 30 35 3 1 3 58 62 66
resulta sugestivo que casi el 20% de los huesos indeterminados8 de esa unidad
presenten huellas culturales.
En la unidad 2-3 sólo el 36% de los especímenes registran huellas. Las
mayores diferencias con la unidad 5 se registran en las regiones axial, pata trasera
y autopodios que presentan frecuencias relativas menores (Tabla 5). Con
respecto a los tipos de huellas, la proporción de las de percusión -comparado con
la unidad 5-es mucho menor en el esqueleto axial (sólo hay dos fragmentos de
vértebra cervical con huellas de corte
8Si bien en el caso de los huesos indeterminados se pierde uno de los criterios para la
identificación de las huellas, ya que no se puede determinar su ubicación topográfica,
es posible aún contar con la morfología y con el patrón de distribución sobre la
superficie del hueso para lograr la determinación.
82 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO
y percusión, ver Tabla 6). Probablemente esta diferencia refleje distintas
modalidades de procesamiento de esas regiones anatómicas en las dos
unidades. En ese sentido, quizá pueda estar relacionado con la utilización de
recipientes para la cocción, los cuales permitirían una extracción más eficiente
de los productos animales. Al respecto, sólo en la unidad 2-3 se recuperó
cerámica. Paralelamente, es posible que el grado de desorganización
anatómica, si bien alto, sea menor que el que presenta la unidad 5. Si se
considera nuevamente el porcentaje de huesos indeterminados con huellas,
éstos llegan sólo al 9%, la mitad que en la unidad 5.
A pesar de las diferencias observadas entre los conjuntos de ambas
unidades, la información sobre huellas de procesamiento indica un fuerte
énfasis en la obtención de grasas. El interés por la obtención de este producto
parece ir más allá de los camélidos, tal como puede apreciarse al considerar los
datos acerca del procesamiento y representación anatómica de los Rheidae.
El análisis de este taxón (Fernández 1999) muestra una representación
mayoritaria de elementos de bajo contenido de carne, cuyo único atractivo es la
médula. Tanto en la unidad 2-3 como en la 5 los especímenes con huellas son
importantes (65% y 45% respectivamente) siendo los huesos distales de los
miembros posteriores los que monopolizan las trazas de origen cultural (Tabla
7), presentando mayoritariamente huellas de percusión. Esto ha sido
interpretado como una modalidad de procesamiento focalizada en el
aprovechamiento de la médula ósea (Fernández 1999).
Más allá de las variaciones esperables en función del tamaño y rendimiento
económico de ambos animales, tanto la información sobre huellas como sobre
la composición anatómica señalan la importancia que tuvo la obtención de
grasas, reforzando la imagen de un marco de fuertes restricciones energéticas
dentro del cual se habría dado la explotación de estas presas.
Conclusiones
El análisis de los perfiles anatómicos y las huellas de procesamiento en los
conjuntos de guanaco del sitio permiten establecer una serie de características
que comparten los conjuntos de las unidades 2-3 y 5. Éstas son:
Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 / 83
Tabla 7: Especímenes de Rheidae con huellas culturales.
Unidad 2-3 Unidad 4 Unidad 5
Elemento NSP NSP huellas NSP NSP huellas NSP NSP huellas
Mandíbula 10(0,0) 00(0,0 00(0,0)
Esternón 0 0(0,0) 0 0(0,0) 1 0(0,0)
Costilla 1 0(0,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0)
Tibia-tarso 16 14 (87,5) 0 0(0,0) 4 4(100,0)
Tarso-metatarso 5 4(80,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0)
Falange 1 3 1 (33,3) 0 0(0,0) 2 0(0,0)
Falange 2 1 0(0,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0)
Falange 3 4 1 (25,0) 0 0(0,0) 2 0(0,0)
Ast. no determinadas 12 9(75,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0)
Total 43 29 (67,4) 0 0(0,0) 94(44,4)
a) la presencia de todas las regiones anatómicas, pero con el predo-
minio de aquellas que poseen elementos importantes en cuanto a las
grasas que proporcionan;
b) un aprovechamiento de los huesos largos cuyo objetivo es la ob-
tención de grasas, indicando una fuerte restricción energética;
c) la falta de evidencias que permitan sustentar transporte selectivo;
d) el haber pasado por todos los estadios de procesamiento;
e) una frecuencia de especímenes con huellas atada al tamaño de la
muestra;
f) una mayor importancia de las huellas de corte en las regiones de la
cabeza, el cuello y axial, de la combinación de huellas de percu-
sión y corte en las patas y de las de percusión en los autopodios.
Por otra parte, la naturaleza de las diferencias que presentan los conjuntos
parece estar relacionada con distintas modalidades de procesamiento:
a) en la unidad 2-3, una modalidad caracterizada por una menor in-
tensidad en el procesamiento del esqueleto apendicular y una menor
pérdida relativa de identificabilidad, posiblemente asociada a la
disponibilidad de recipientes para cocción que permitirían una
extracción más eficiente de la grasa de la médula espinal y la del tejido
trabecular de las vértebras;
b) En la unidad 5, una modalidad de aprovechamiento caracterizado por un
procesamiento más intenso asociado a un mayor grado de pérdida
relativa de identificabilidad.
84 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO
Finalmente, la información proveniente de los Rbeidae refuerza la hipótesis
de que el aprovechamiento de las presas se habría realizado en el marco de
fuertes restricciones energéticas.
Una serie de tareas prioritarias se desprende de estas conclusiones. En
primer lugar, establecer la naturaleza de la restricción energética. Se deberán
explorar y desarrollar otras líneas de evidencia tendientes a contrastar la
hipótesis de que ésta sería de carácter estacional, como se sugiere para otros
conjuntos de Patagonia (Mengoni Goñalons y De Nigris 1999). Como
alternativa también deberá evaluarse si esta restricción no es la consecuencia de
un ambiente con una deficiencia crónica de grasas (Stiner 1994: 226). Puede
señalarse que una restricción de esta naturaleza explicaría el patrón observado
en los conjuntos de camélidos y ñandú durante el lapso de 1300 años que
comprenden las unidades 23 y 5. En segundo lugar, deberá determinarse los
alcances de los resultados obtenidos en CCe 1 a partir de la exploración de estas
tendencias en una escala regional y macro regional, incluyendo los distintos
ambientes presentes en Patagonia. Finalmente, la información arqueofaunística
deberá evaluarse a la luz de los resultados obtenidos en el análisis del resto de la
evidencia arqueológica del sitio, especialmente la tecnología. El desarrollo de
estas tareas permitirá confirmar o descartar las tendencias alcanzadas hasta el
momento, así como comenzar a concretar los objetivos de la investigación
faunística en el área, posibilitando la discusión de aspectos relacionados, como
la movilidad, las estrategias de uso del espacio y la estacionalidad, entre otros.
Agradecimientos
A los organizadores y participantes del Segundo Taller de Zooarqueología
de Camélidos y a las instituciones que directa o indirectamente contribuyeron
con la realización de este trabajo: Fundación Antorchas (a través la beca para
Estudiantes Universitarios Destacados en Ciencias y Humanidades 1994-1996),
CONICET (Beca Interna de Iniciación 1997-1999) e Instituto Nacional de
Antropología y Pensamiento Latinoamericano. También me encuentro en deuda
con A. Acosta, C. Bellelli, M. Carballido, M. De Nigris y V Scheinsohn,
quienes han realizado sugerencias y comentarios a distintas versiones de este
trabajo. No obstante, los conceptos aquí vertidos son de mi exclusiva responsa-
bilidad.
Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 / 8 5
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90 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO