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¿Es la araña paraphidippus cf. Aurantius (ARANEAE: SALTICIDAE) depredadora o carroñera del colibrí corona violeta (AMAZILIA VIOLICEPS) (Gould, 1859) (Apodiformes: Trochilidae) en México?

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Abstract

RESUMEN. Aunque la depredación activa sobre una variedad depresas es el comportamiento general descrito de las arañas saltarinas, se han registrado otros comportamientos como el ser carroñeras. Las arañas han sido reportadas como depredadoras de aves. A pesar de que, en algunos casos, no está claro si es un evento de depredación o de carroñería. Este es el primer registro formal en México de la araña Paraphidippus cf. aurantius alimentándose del colibrí corona violeta(Amazilia violiceps).
(NUEVA SERIE) 33(2) 2017ISSN 0065-1737
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e ISSN 2448-8445
Los depredadores verdaderos cazan y consumen presas a
lo largo de su vida (Smith & Smith, 2007), tal es el caso
de las arañas, las cuales son los depredadores terrestres
más abundantes (Coddington & Levi, 1991). En las ara-
ñas saltarinas (Salticidae), la depredación activa sobre
una variedad de presas es el comportamiento de alimen-
tación más común y estudiado (ej. Richman & Jackson,
1992; Jackson & Pollard, 1996). Sin embargo, algunas
especies pueden alimentarse de presas muertas. Esto ha
sido demostrado en estudios de laboratorio para Salticus
scenicus (Clerck, 1757) (Wolff ,1986) y Phidippus audax
(Hentz, 1845) (Vickers et al., 2014).
Se sabe que las arañas generalmente capturan presas
de menor tamaño que su cuerpo (Nentwig, 1987). Sin
embargo, existe el registro de arañas grandes como ta-
rántulas (Theraphosidae) que se alimentan de aves (Ga-
llon, 2000) o de la araña tejedora Nephilengys cruentata
(Fabricius, 1775) de la espatulilla amarilla Todirostrum
cinereum (Linnaeus, 1766) (Peloso & Pereira, 2007). No
obstante, en este último caso no se observó el ataque ni
cómo N. cruentata mató al ave, sin embargo, sí se registró
a esta araña sobre el cadáver en una de las heridas alimen-
tándose de éste.
La distribución de las especies del género Paraphidi-
Domínguez-Laso, M. y Rosas-Espinoza, V. C. (2017). ¿Es la araña
Paraphidippus cf. aurantius (Araneae: Salticidae) depredadora o
carroñera del colibrí corona violeta (Amazilia violiceps) (Gould,
1859) (Apodiformes: Trochilidae) en México? Acta Zoológica
Mexicana (n.s.), 33(2), 382-385.
RESUMEN. Aunque la depredación activa sobre una variedad de
presas es el comportamiento general descrito de las arañas saltarinas,
se han registrado otros comportamientos como el ser carroñeras. Las
arañas han sido reportadas como depredadoras de aves. A pesar de
que, en algunos casos, no está claro si es un evento de depredación o
de carroñería. Este es el primer registro formal en México de la araña
Paraphidippus cf. aurantius alimentándose del colibrí corona violeta
(Amazilia violiceps).
Domínguez-Laso, M., & Rosas-Espinoza, V. C. (2017). Is the spi-
der Paraphidippus cf. aurantius (Araneae: Salticidae) predator or
scaveger of the Violet-crowned Hummingbird (Amazilia violi-
ceps) (Gould, 1859) (Apodiformes: Trochilidae) in Mexico? Acta
Zoológica Mexicana (n.s.), 33(2), 382-385.
ABSTRACT. Although the active predation upon a variety of prey
is the general described behavior of jumping spiders, it has been reg-
istered other behaviors like being scavengers. Spiders have been re-
ported as predator of birds. Even though, in some cases it is not clear if
there is a predator or scavenger event. This is the first formal record in
Mexico of a spider Paraphidippus cf. aurantius eating upon the Vio-
let-crowned Hummingbird (Amazilia violiceps).
Nota científica
(Short communication)
¿ES LA ARAÑA PARAPHIDIPPUS CF. AURANTIUS (ARANEAE: SALTICIDAE)
DEPREDADORA O CARROÑERA DEL COLIBRÍ CORONA VIOLETA (AMAZILIA VIOLICEPS)
(GOULD, 1859) (APODIFORMES: TROCHILIDAE) EN MÉXICO?
IS THE SPIDER PARAPHIDIPPUS CF. AURANTIUS (ARANEAE: SALTICIDAE) PREDATOR
OR SCAVEGER OF THE VIOLET-CROWNED HUMMINGBIRD (AMAZILIA VIOLICEPS)
(GOULD, 1859) (APODIFORMES: TROCHILIDAE) IN MEXICO?
Matías DOMÍNGUEZ-LASO1 y Verónica Carolina ROSAS-ESPINOZA2,*
1 UMA Coatzin. Prol. Piñón No. 39, Barrio de la Cruz, San Juan del Río, Querétaro, 76800, México.
2 Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, Km 15.5 carretera
Guadalajara-Nogales, Zapopan, Jalisco, C.P. 45110, México.
* Autor para correspondencia: <verorosas75@hotmail.com>.
Recibido: 04/01/2016; aceptado: 30/03/2017
Editor responsable: Guillermo Ibarra.
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ppus va del norte de EUA a México y hacia el sur hasta
Panamá, también están presentes en las Antillas Mayores
(World Spider Catalog, 2015). No existen estudios sobre
las presas de estas especies, pero se sabe que saltícidos
tropicales pueden depredar sobre artrópodos más grandes
y pesados que ellos (Robinson & Valerio, 1977).
Por otra parte, el colibrí corona violeta (Amazilia
violiceps) (Gould, 1859) (Trochilidae, Apodiformes) se
distribuye en Arizona y Nuevo México en los EUA y en
México, por la vertiente del Pacífico de Sonora a Oaxaca,
y por la Sierra Madre Occidental de Chihuahua hasta Du-
rango (Howell & Webb, 1995). Su reproducción ocurre
entre abril y agosto dependiendo de la región geográfi-
ca. Las hembras construyen el nido, incuban los huevos
y cuidan a los pollos. El nido tiene forma de taza y es de
material vegetal. Se ha registrado que la hembra pone dos
huevos (Arizmendi et al., 2010).
Las observaciones de depredación de A. violiceps se
realizaron en uno de los invernaderos de la Unidad de
Manejo Ambiental COATZIN (SEMARNAT-UMA-IN-
00045-QRO), en San Juan del Río, Querétaro (20º 14´ 9”
- 20º 21´55” N; 103º 57´09” - 104º 07´32” O, 1950 ms-
nm). La determinación de la araña fue hecha por los Bió-
logos D. Barrales y D. Guerrero-Fuentes y corroborada
por el Dr. O. F. Francke Ballvé, curador de la Colección
Nacional de Arácnidos, así como por el Dr. G. B. Edwards
curador de la colección de artrópodos de la Universidad
Estatal de Florida. La especie de colibrí se determinó me-
diante guías de campo (ej. Howell & Webb, 1995).
De agosto a octubre de 2010 se dio seguimiento a un
nido de A. violiceps desde su construcción y nacimiento
de dos polluelos hasta la muerte de estos y el consumo
de uno de los cadáveres por P. cf. aurantius. Del día 20
al 26 de agosto se registró la construcción del nido a una
altura aproximada de 170 cm del suelo en una enredadera
(Fig. 1a). El 26 de agosto se observaron dos huevos en el
nido, los cuales fueron incubados por la hembra durante
26 días. El 22 de septiembre se registró la eclosión del pri-
Figura 1. Consumo de un juvenil de Amazilia violiceps por Paraphidippus cf. aurantius, a) vista lateral del primero polluelo en eclosionar, b)
vista desde arriba del nido, c) colibrí colgando fuera del nido sostenido por hilos de telaraña, e) y d) araña consumiendo al colibrí (fotografías:
Matías Domínguez-Laso).
Domínguez-Laso & Rosas-Espinoza: ¿Es la araña depredadora o carroñera del colibrí?
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mero de los polluelos (Fig. 1b). Ambos juveniles fueron
alimentados de manera constante por la madre durante 12
días. Los juveniles parecían estar sanos (Fig. 1a y b) y
responder de forma activa a la madre. El 4 de octubre a
las 14 hrs se registró muerto un juvenil en el nido y el otro
agonizante colgando por hilos de telaraña (Fig. 1e) en una
rama de la misma planta, a una distancia de 37.2 cm del
nido (Fig. 1c). Se observó a una araña saltarina sobre el
cuerpo de este colibrí, la cual lo mordió en varias ocasio-
nes en la zona de garganta para después moverse y mor-
derlo en algunas otras partes del cuerpo. Posteriormente
posicionó su cavidad oral en algunas de las heridas de la
garganta y cerca de ella y permaneció por varios minutos
alimentándose del colibrí, el cual para entonces ya no se
movía (Fig. 1d y e). Este comportamiento fue registrado
durante aproximadamente 40 minutos. La araña presentó
un largo total de aproximadamente 1 cm (borde anterior
del prosoma al borde posterior del opistosoma) en tanto
que los colibríes aproximadamente 4 cm de la punta del
pico a la punta de la cola. No se observó ninguna otra ara-
ña de la misma u otra especie en las cercanías inmediatas
de esta escena, ni tampoco alguna otra telaraña caracterís-
tica de otras familias de arañas. La madre de los colibríes
se mantuvo a una distancia de 3 a 5 m del nido haciendo
chasquidos constantemente y volando de un lado a otro. A
las 18 hrs de este mismo día ya no se observó a la madre
ni a la araña, sólo quedaron los cadáveres de ambos coli-
bríes. Los cuales se tomaron y observaron con detalle, no
se encontró herida o daño físico que sugiriera que algún
ataque por algún vertebrado hubiese causado su muerte
previa a que la araña se alimentara de uno de ellos.
Brooks (2012), en una revisión de la literatura y de
publicaciones no formales en la internet referente a aves
atrapadas en telarañas, encontró 69 casos reportados re-
presentando a 54 especies de aves. Los géneros de arañas
tejedoras a los que pertenecían las telarañas fueron Nephi-
la, Argiope, Eriophora Nephilengys, Araneus, Neoscona
y Latrodectus sp. De las aves, los colibríes fueron los que
presentaban el mayor número de especies: Phaethornis
longirostris (Delattre, 1843), P. longuemareus (Lesson,
1832), Mellisuga minima (Linnaeus, 1758), Hylocharis
cyanus Vieillot, 1818, Amazilia tobaci (Gmelin, 1788), A.
tzacatl (De la Llave, 1833), Calypte anna (Lesson, 1829),
C.costae (Bourcier, 1839) y Archilochus colubris (Lin-
naeus, 1758) y los casos de mayor frecuencia de apari-
ción.
Particularmente, para México solo existe el registro
publicado de manera formal de A. colubris atrapado en
una telaraña de N. clavipes, sin embargo, el colibrí fue li-
berado de la telaraña por los observadores (Martínez-Sán-
chez et al., 2013). Esta araña es aparentemente incapaz de
hacer frente a presas grandes y agresivas (Sakai, 2007)
por lo que Martínez-Sánchez et al. (2013) argumentan
que no era probable que matara y comiera al colibrí.
No obstante, todos los registros antes mencionados
o algunos otros que se pueden encontrar en internet de
manera informal (ej. Scharpf, 2013), es común que el ob-
servador libere al colibrí de la telaraña y no existe una
documentación completa del hecho, existen varias po-
sibilidades de lo que podría suceder: a) el colibrí puede
escapar de la telaraña por sí mismo después de un tiempo
de luchar por liberarse, b) la araña libera al colibrí de la
telaraña cortando los hilos por no considerarlo presa ade-
cuada y c) la araña aprovecha la oportunidad para inyec-
tarle veneno, matarlo y consumirlo.
Las arañas saltarinas no construyen telarañas como es
el caso de las arañas tejedoras para atrapar presas ya que
tienen una muy buena visión y cazan a sus presas de ma-
nera activa (se acercan a la presa, brincan y la capturan)
(Jackson et al., 2001). No existe ningún estudio sobre la
dieta en vida silvestre de especies del género Paraphidi-
ppus pero se sabe que las arañas saltarinas se alimentan de
insectos y otros artrópodos (ej. Jackson & Pollard, 1996).
Sobre estas arañas depredando o consumiendo cadáveres
de aves, específicamente de colibríes (juveniles o adultos)
no existe ningún reporte. En este trabajo no se documentó
el evento desde su inicio, por lo que no es claro si los
juveniles del colibrí corona violeta murieron a causa del
veneno que la araña saltarina les pudo haber inyectado o
murieron de otra causa. Sin embargo, resulta muy intere-
sante que el cuerpo del colibrí que colgaba fuera del nido
no estaba atrapado en una telaraña compleja como las que
tejen las arañas tejedoras, sino que estaba sostenido por
hilos de telaraña. No se observó ninguna otra evidencia
que sugiriera que otro depredador los pudo matar.
Pueden existir dos posibilidades para explicar este
evento: en la primera, los colibríes estaban en una etapa
de su desarrollo muy vulnerable, en la cual no podían de-
fenderse y el ataque de la araña se dio en un momento que
la madre no estaba cuidando el nido. En la segunda, los
colibríes fueron muertos por otro depredador no obser-
vado y la araña solo se alimentó de uno de los cadáveres.
Respecto a esta última posibilidad, se ha sugerido para la
araña saltarina Phidippus audax (Hentz, 1845) que esta se
alimenta de cadáveres para complementar su dieta duran-
te periodos de escasez de presas (Vickers et al., 2014).
No es claro cómo uno de los polluelos terminó colgan-
do, sostenido por hilos de telaraña. Las arañas saltarinas
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no construyen una telaraña si no que solo dejan un hilo
de seguridad al desplazarse. No podemos argumentar si
ésta inyectó el veneno que mató a los colibríes ya que no
se les practicó autopsia, ni se sabe cuál es la potencia de
su veneno. Lo que sí es factible es que la araña inyectara
saliva con enzimas para la digestión extra oral ya que se
observó a la araña alimentándose del colibrí.
AGRADECIMIENTOS. En honor a Jorge Domínguez de Anda y
María Teresa Laso Roa. Agradecemos a Lizett Martínez González por
su apoyo en campo, a los determinadores de la araña, así como a dos
revisores anónimos y a Guillermo Ibarra Núñez.
LITERATURA CITADA
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Article
Full-text available
In this paper, vertebrate predation by jumping spiders (Salticidae) was revisited, taking into account incidents of this kind recently published in the scientific literature or on the internet. Our study revealed that vertebrate predation by salticids is more widespread than previously thought, geographically and taxonomically. Roughly ninety percent of all reported cases refer to predation on anurans (Hylidae and Ranixalidae) and lizards (Dactyloidae and Gekkonidae) by salticids from the subfamily Salticinae (Hyllus spp., Phidippus spp., and an unidentified species presumably related to Hasarius Simon, 1871). In the remaining cases, salticids from the subfamily Salticinae (Paraphidippus cf. aurantius (Lucas, 1833) and Phidippus audax (Hentz, 1845)) were observed attacking bird hatchlings (families Paridae and Trochilidae), weighing 46 times more than the spiders. In two instances, the spiders were observed biting the hatchlings, but only in one single case, a salticid was seen feeding on a hatchling.
Article
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Phidippus audax (Hentz 1845), a common North American jumping spider, is a visual predator that uses its highly developed eyesight to detect and forage actively for prey. We demonstrate that P. audax can survive throughout its life cycle as a scavenger. We separated 600 spiderlings into eight treatments examining all combinations of three different variables: live versus dead prey, substrate present versus substrate absent, and large versus small arenas. Over the course of the study, we recorded survival rates, instar durations, and carapace widths. Our results indicate that P. audax can survive solely on a diet of dead prey, but at significantly lower survival rates and with longer instar durations than spiders fed on live prey. Scavenging spiders, however, exhibited no significant difference in carapace widths when compared to predators. Choice tests conducted on adults indicate that spiders raised as either predators or scavengers exhibit no significant differences in prey choice when given the option of live or dead prey.
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Resumen Es inusual ver un ave atrapada en una telaraña. En la actualidad sólo se han documentado 69 registros a nivel mundial que incluyen 54 especies de aves distribuidas en 23 familias. La familia Trochilidae aporta la mayor diversidad de especies atrapadas en telaraña. El colibrí garganta rubí (Archilochus colubris) es la especie atrapada con más frecuencia en telarañas. Esta nota registra por vez primera para México el caso de una hembra de colibrí garganta rubí atrapada en una telaraña de la araña seda dorada (Nephila clavipes), en el Cañón del Novillo, Tamaulipas, México. Palabras claves: colibrí garganta rubí, araña de seda dorada, Trochilidae, Tamaulipas. First report for Mexico of a the hummingbird Archilochus colubris caught in a spider web of Nephila clavipes Abstract It is unusual to see a bird trapped in a spider web. Currently only 69 records have been documented worldwide, including 54 species of birds in 23 families. The family Trochilidae provides the greatest diversity of species caught in spider web. The Ruby-throated Hummingbird (Archilochus colubris) is the species most frequently caught spider webs. This note is the first report in Mexico of a record of a female ruby-throated hummingbird trapped in a web of the golden orb-spider (Nephila clavipes) in Novillo Canyon, Tamaulipas, Mexico.
Book
Recently another book on insect physiology was published. It was restricted to a few focal points as are many of these new insect physiology books, but there was considerable depth in its specialized point of view. We were dis­ cussing the structure of this book and of insect physiology books, in general, when Prof. Remmert asked me " . . . and what about books on spider physio­ logy?" Silence. Then I started to explain "oh yes, there is a congress pro­ ceedings volume on this topic and there is a group with excellent publica­ tions on another topic . . . ", but I felt that this answer was weak. One can no longer buy the proceedings volume in a bookshop and to read a series of publications on a given topic one must search in a library for a dozen journals. Why is there not a single book on spider physiology comparable with the many books on insect physiology? Are spiders a scientific ivory tower, far from public interest and commercial importance? I do not think so, although spiders are one of the many "forgotten" animal groups which always grew in the shadow of the insects. There are research groups working on spider physiology, there are fascinating phenomena in this animal group and there are plenty of exciting results. Spiders may have been always underresearch­ ed, but research is progressing. In the last few years, new books have been published, e. g.
Chapter
The range of prey theoretically available to a given species of spider is called its potential prey. It is usually determined by the method used to trap or catch all arthropods in the habitat in which the spider species lives. For methods, see Southwood (1978). The potential prey of epigeous spiders, for example, consists mainly of Collembola, Diptera (Brachycera), Coleoptera, Hymenoptera (Formicoidea), Araneae and, to a lesser extent, Hemiptera. Spiders hunting on vegetation have a potential prey spectrum of Hemiptera (Aphidina, Cicadina), Diptera, Coleoptera, Araneae and Collembola, but less Hymenoptera (mainly parasitic wasps). Diptera (Nematocera), Hemiptera (Aphidina, Cicadina), Hymenoptera (parasitic wasps) and Coleoptera, but less Collembola or Araneae (order according to decreasing abundance) are available to web-building spiders which filter their prey from the air (Nentwig 1981).
Article
Results of queries through public avian list-servers and a thorough literature search formed a data base to synthesize patterns of birds trapped in spider webs. Sixty-nine cases of birds, representing 54 species in 23 families, were reported trapped in webs. Hummingbirds were the most diverse family (9 species) and had the most cases of entrapment (n = 20). Archilochus colubris represented the species with the most cases of entrapment (n = 6). Mean mass and wing chord length of all species trapped were 11 g and 61 mm, respectively. Eighty-seven percent of all individuals had mass < 15 g and 88% had a wing chord <90 mm. Phaethornis longuemareus and Mellisuga minima represented the smallest species (mass = 2 g, wing chord = 37 mm), and Streptopelia senegalensis was the largest (mass = 80 g, wing chord = 138 mm). Thirty cases of birds were entrapped without human intervention: 22 died and eight not wrapped in silk freed themselves. Those wrapped in silk invariably died unless freed by a human observer. One-half of all reported spider webs were of the genus Nephila, and all were orb weavers except for a single Latrodectus. Nephila clavipes entrapped nine species representing 14 cases, ranging from Mellisuga minima (mass = 2 g, wing chord = 37 mm) to Catharus ustulatus (mass = 23 g, wing chord = 93 mm). Patterns, causes, and consequences of birds entrapped in spider webs are discussed, including orb weavers as opportunistic predators of birds trapped in webs, and spider webs as a natural environmental hazard to birds.