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EL CONCEPTO DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL IMAGINARIO
LATINOAMERICANO: ESTUDIO SOBRE LOS UNIVERSITARIOS
QUITEÑOS (2014)
Daniel Barredo Ibáñez
Investigador en el Proyecto Prometeo
Centro Internacional de Estudios de Comunicación para América Latina
(CIESPAL)
y Universidad Central del Ecuador
dbarredo@ciespal.net
María del Carmen Cevallos
Facultad de Comunicación, Lingüística y Literatura
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
mcevallos@ciespal.net
Belén Zurbano Berenguer
Facultad de Comunicación
Universidad de Sevilla
bzurbano@us.es
Resumen: Ecuador es uno de los países más afectados por la violencia de género en el mundo. Según
cifras oficiales, seis de cada diez ecuatorianas reconocen haber sufrido en algún momento de su vida
malos tratos, una cifra que subraya el sufrimiento generalizado de las mujeres ante la proliferación de
estas prácticas abusivas. El estudio presenta los avances de un proyecto desarrollado por investigadores
de España y de Ecuador, cuya finalidad es identificar, reconocer y analizar las actitudes y las
percepciones de una población referencial (los universitarios de la ciudad de Quito, Ecuador) sobre el
problema de la violencia de género. Los hallazgos pretenden aportar algunas claves para la comprensión
de las necesidades estratégicas a seguir para la erradicación de una lamentable realidad tanto andina como
latinoamericana: la violencia generalizada contra la mujer.
Palabras clave: Ecuador, violencia machista, violencia de género, América Latina
1. Introducción
Ecuador es un país interesante para el estudioso en temas de violencia de género: seis de
cada diez mujeres reconocen haber sufrido algún tipo de violencia, sea “física,
psicológica, sexual o patrimonial”, según datos oficiales publicados por el Instituto
Nacional de Estadística y Censos (2012). Y eso a pesar del temor que existe a la
denuncia o revelación de las agresiones, dado el conflicto personal, familiar, cultural y
social de las víctimas de esta lacra:
“La discriminación de género, el sexismo y la misoginia son problemas arraigados en el
Ecuador, lo cual se evidencia en los altos índices de violencia contra las mujeres existentes en el
país, aun cuando esta situación no siempre se denuncia” (Pontón, 2009: 8)
En las últimas décadas, el impacto de esta problemática en el contexto de las relaciones
interpersonales del país andino ha originado su inclusión en las agendas jurídicas,
516
políticas y mediáticas, en un intento de contrarrestar lo que podríamos denominar
como la “epidemia de la violencia de género” (OMS, 2013) en el Ecuador, tal y como
muestra el siguiente recorrido:
o En 1979 se crea en Ecuador la “Oficina Nacional de la Mujer”, dentro del
Ministerio de Bienestar Socialviii.
o A partir de los años ochenta, se han inaugurado Casas de Acogida o Refugio
para víctimas de la violencia en ciudades como Quito, Guayaquil, Sucumbíos,
Cuenca y Orellana.
o También en la década de los ochenta, diversas organizaciones de mujeres
comienzan a visibilizar la situación, con el fin de asentar sus reivindicaciones en
la agenda de los principales actores del país.
o En 1994 Ecuador ratifica la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la Violencia contra la mujer.
o También en 1994 se abre en Guayaquil el primer centro judicial -Comisaría de
la Mujer y la Familia- que promueve "sanción y penas legales", así como
acciones puntuales para prevenir los daños a mujeres y niños, como puntualizan
Camacho y Jácome (2008: 18). A principios de 2014, según datos oficiales del
Ministerio del Interior, había 36 Comisarías de la Mujer y la Familia repartidas
por todo el territorio ecuatorianoix; en ese mismo documento, observamos que en
ciudades como Quito o Guayaquil había hasta cuatro comisarías especializadas
en este tipo de delitos.
o En 2007 el presidente Rafael Correa firma el Decreto Número 620, con el cual el
Gobierno de la Revolución Ciudadana realiza un importante alegato institucional
para contrarrestar el avance de la problemática:
“Artículo 1.- Declarar como política de Estado con enfoque de Derechos Humanos para la
erradicación de la violencia de género hacia la niñez, adolescencia y mujeres, para lo cual se
elaborará un plan que permita generar e implementar acciones y medidas, que incluyan
mecanismos de coordinación y articulación interinstitucional en todos los niveles del Estado”x
Este decreto se instrumentaliza en el Plan nacional de erradicación de la violencia de
género, también en 2007. Fruto de la aprobación de este plan estratégico, el Gobierno
ecuatoriano activa multitud de iniciativas, como la campaña publicitaria Reacciona
Ecuador, el machismo es violencia, la cual se desarrolló entre 2009 y 2010.
517
FIG. 1. Fotogramas de la campaña Reacciona Ecuador, el machismo es violencia
Fuenteμ Salcedo, 2012μ η9
En las capturas anteriores se observa el afán pedagógico que vertebró esta campaña
televisiva: a través de la denuncia maniquea bicromática (rosa femenino, azul
masculino), y la confrontación simbólica (guantes de boxeo, boda; niñez,
ametralladora), los responsables gubernamentales no solo pretendieron concienciar, sino
que intentaron atajar algunos estereotipos asociados con la división de género. Un
análisis cualitativo señala las causas estructurales que denunciaron los 12 spots que
integraron “Reacciona Ecuador, el machismo es violencia”:
“El machismo es un problema estructural de nuestra sociedad y, por tanto, no debe atenderse
como una casuística ni como una relación mecánica de causas y efectos. Efectivamente, si las
piezas visuales emplazan a la misoginia, es porque el problema del machismo atiende no solo a
la reproducción ideológica, sino que tiene que ver con los espacios económicos, profesionales y
domésticos en los que la mujer tiene una posición subordinada y dependiente de la voluntad
masculina” (Estévez, Vega y Santiago, 2011: 112)
518
Si bien la campaña fue sostenida en el tiempo, no se tienen datos del impacto en
cuanto a los cambios logrados una vez finalizada la misma. El estudio realizado por
Estévez, Vega y Santiago (2011), de corte semiótico, nos da un panorama de la
construcción del discurso y la recepción del mismo, pero hubiese sido interesante
averiguar el cambio logrado en las conductas cotidianas.
o Con la aprobación de la Constitución de 2008, se introdujeron en el Estado
ecuatoriano una batería importante de derechos y garantías para proteger a las
víctimas de los malos tratos, pero también para reforzar importantes aspectos de
defensa como la prevención o la difusión informativa. Así, por ejemplo,
encontramos la prohibición a emitir publicidades sexistas o discriminatorias
(artículo 19), la garantía de prestación de atención prioritaria en el ámbito
doméstico o público (artículo 35), la garantía de protección estatal contra
violencia o maltrato, sea física (artículo 37.4) o a través de los medios de
comunicación (artículo 46.7), así como el reconocimiento a la llamada
"integridad personal", en la que se incluye una "vida libre de violencia" (artículo
66.3.b), según consta en este instrumento jurídico aprobado por la Asamblea
Constituyente (s. f.). Asimismo, en la Ley Orgánica de Comunicación, aprobada
en 2013, se promueve una activa capacitación de la equidad (artículo 32), con la
prohibición a emitir en los medios de comunicación contenidos relacionados con
los malos tratos (artículo 67), o de difundir publicidades discriminatorias o
sexistas (artículo 94), según el texto publicado por la Asamblea Nacional (2013,
25 de junio).
Todos los elementos que componen la cronología elaborada (cuyos datos han sido
extraídos fundamentalmente de Camacho y Jácome, 2008: 13; Ávila Jácome, 2012;
Alméras et al., 2002: 17; y Salcedo, 2012: 44) son apuntes significativos de la lucha
desencadenada desde el aparataje gubernamental para la protección de la mujer y la
lucha por la erradicación de la violencia de género.
Quito
En la capital ecuatoriana, en los últimos años, se han llevado a cabo multitud de
medidas para paliar la naturalización de los conflictos interpersonales, unas iniciativas
introducidas tanto por organizaciones municipales, como por organizaciones
internacionales. Se ha creado, por ejemplo, un Observatorio Municipal de Seguridad
Ciudadana, el cual establece entre sus objetivos fundacionales el monitoreo y la
transmisión de estudios relacionados con la violenciaxi. Desde 1990, existe en la capital
del Ecuador la Casa de Refugio Matilde, un centro habilitado para combatir “la
violencia intrafamiliar” (Ávila Jácome, 2012μ 29).
Desde el año 2000, ha aumentado considerablemente la “participación” de las mujeres
en las concejalías del distrito, como asegura Campaña (2010: 114). Es esta una
transformación interesante, porque la cocreación del imaginario de la equidad municipal
–como interpretamos a Campaña (2010)- se ha visto fuertemente influenciada por la
rápida incorporación de la mujer a las esferas de representación pública. En 2002,
mediante la Ordenanza Metropolitana Núm. 0073, se reformaron algunos artículos del
Código Municipal para transformar la Comisión de la Mujer y la Familia en una
novedosa “Comisión de Género y Equidad Social”xii, otro importante rasgo al introducir
519
un cambio tan significativo –de la familia, un concepto de raigambre tradicionalista e
incluso religioso, a la equidad social-, en la agenda política de la capital.
La activación del municipio en su búsqueda de una sociedad más compensada, se
visibiliza asimismo en algunas campañas mediáticas, como por ejemplo el acto y la
exposición que se celebró en 2012 –coordinado por ONU Mujeres, el Programa
Mundial de Alimentos y Unicef- para reconsiderar la situación de la mujer y los malos
tratos (Elcomercio.com, 2012, 12 de diciembre); la exhibición de mariposas en la
popular plaza San Francisco, en el mismo año, para conmemorar el Día de la No
Violencia contra la Mujer (Elcomercio.com, 2012, 26 de noviembre); o la campaña que
se desarrolló en 2013 –en colaboración con la Organización de Naciones Unidas y la
MTV- que bajo el lema “El valiente no es violento” pretendía concienciar sobre todo a
la población estudiada, los jóvenes quiteños (Elcomercio.com, 2013, 9 de julio).
2. Objetivos
Esta comunicación se ha fijado los siguientes objetivos:
Objetivo principal
Analizar las actitudes y las percepciones de los estudiantes universitarios quiteños sobre
la situación de la violencia de género en Ecuador.
Objetivos secundarios
1. Establecer el grado de conocimiento sobre la violencia de género de los universitarios
quiteños.
2. Identificar las opiniones y actitudes de este conjunto de universitarios sobre la
violencia de género.
3. Determinar el grado de eficacia de las medidas gubernamentales ecuatorianas con
respecto de las opiniones de una población referencial.
4. Formular algunas propuestas que permitan vislumbrar la disminución de la violencia
de género en el contexto ecuatoriano de los próximos años.
3. Metodología
El estudio, de corte cuantitativo, se ha basado en la técnica de la encuesta con el
objetivo de medir las percepciones y actitudes sobre la violencia de género por parte de
jóvenes universitarios de la ciudad de Quitoxiii. Los objetivos de este trabajo se han
instrumentalizado a partir de una encuesta, operada mediante el uso del cuestionario. Es
esta una técnica que permite obtener una perspectiva panorámica sobre un determinado
fenómeno, en tanto que identifica significados no mediados: “El cuestionario permite la
recolección de datos provenientes de fuentes primarias, es decir, de personas que poseen
la información que resulta de interés” (García Córdova, 2004: 29).
Se planteó, para ello, un cuestionario que contenía 24 variables distribuidas con
alternación de preguntas abiertas y cerradas, dado el sensible objeto de estudio, con el
fin de obtener una mayor riqueza significativa. La medición de las percepciones se ha
proyectado en función de una escala adaptada a partir del método Diferencial Semántico
descrito por Osgood, Suci y Tannenbaum (1957) y adaptado por Barredo (2013). Esta
520
escala, básicamente, consiste en separar unos pares contrarios mediante siete tramos,
los cuales identifican la intensidad de las respuestas; en la medida en que el entrevistado
posiciona la equis junto a uno u otro adjetivo, revela su grado de acuerdo con las
propuestas ofrecidas.
FIG. 2.Reconstrucción de la percepción grupal sobre la violencia de género
La violencia de género es un fenómeno…
Percepción 1
Percepción 2
HABITUAL
INFRECUENTE
ÍNTIMO
SOCIAL
INSIGNIFICANTE
IMPORTANTE
FÍSICO
PSICOLÓGICO
DE PUEBLO
DE CIUDAD
SENTIMENTAL
CULTURAL
PRIVADO
PÚBLICO
OCASIONAL
CRÓNICO
CON SOLUCIÓN ESTATAL
SIN SOLUCIÓN ESTATAL
Fuenteμ elaboración propia
Por otra parte, para la evaluación de las tendencias íntimas, se ha elaborado un
experimento en función del conocido test del tren explicado por Noelle–Neumann
(1995) y asimismo replicado por Barredo (2011; 2013). Este experimento, ideado por el
Instituto Demoscópico Allensbach, buscaba la confrontación de dos opiniones radicales,
en un diálogo ficticio entre dos usuarios relativamente anónimos. El objetivo de esta
prueba era averiguar la valoración íntima del encuestado, ya que:
“El entrevistado tenía que señalar con cuál de los dos contertulios se identificaba másν de esta
manera se favorecía la revelación de las valoraciones íntimas de los encuestados sin cargarles
con el peso ideológico de la tendencia mayoritaria, o sin enfrentarles con una pregunta directa
que hubiera podido filtrar algunos de los elementos que detienen el desarrollo social tales como
la timidez” (Barredo, 2013: 7 – 8)
La fase pretest –o el “cuestionario piloto” en palabras de Pardinas (200ημ 117)- se
realizó con un grupo de 15 estudiantes de varias universidades ecuatorianas, de
diferentes edades, fase durante la que se verificaron:
- El grado de entendimiento y la efectividad de los enunciados.
- El grado de precisión de las respuestas.
- El ordenamiento de los enunciados.
- La duración de la prueba.
Dado el carácter piloto de este experimento, se ha empleado un muestreo de
conveniencia también denominado como de “tipo estratégico” o “subjetivo por decisión
razonada” (Corbetta, 2007μ 288). Es esta una selección no probabilística que, según
advierte Hernández Rodríguez (2004μ 21), puede contener algún “sesgo”, por lo que los
resultados no deben ser generalizables. Se escogieron los encuestados en función de su
adscripción a la educación superior de grado; este método de selección suele ser
habitual en las encuestas de perfil sociológico, en las que se demanda una “conducta o
experiencia común” a los individuos interrogados según subrayan Campbell y Katona
(1992: 35). La recolección de datos se efectuó entre el 15 de enero y el 15 de febrero de
521
2014 mediante cuestionarios impresos en papel, para posteriormente proceder a su
volcado en una plantilla de SPSS versión 19xiv.
Descripción de la muestra
En total se han realizado 331 encuestas a estudiantes de grado radicados en tres
instituciones de la capital ecuatoriana: Universidad Central del Ecuador, Pontificia
Universidad Católica del Ecuador y Universidad Politécnica Salesianaxv. Se muestran a
continuación algunas características contextuales sobre la muestra utilizada:
- El 49,8% (n=165) de los encuestados eran mujeres, mientras que el 50,2% (n=166)
eran hombres.
- Se ha buscado integrar la diversidad habitual en las aulas ecuatorianas, si bien el grupo
más numeroso de los encuestados (con más del 80%) estaba entre los 19 y los 34 años.
El 62,5% (n=207) de los encuestados tenían entre 19 y 24 años, el 20,5% (n=68)
estaban entre los 25 y los 34 años, el 7,9% (n=26) contaban entre 35 y 49 años, un 6,6%
(n=22) rondaban los 18 años o menos, en tanto que solo un 2,4% (n=8) reconoció sumar
cincuenta años o más.
- El 73,7% (n=244) de los encuestados no tenía descendencia, aunque el 26,3% (n=87)
afirmaba tener uno o más hijos.
- El 98,8% (n=327) de los encuestados procedían de alguna de las regiones de Ecuador:
solo un 1,2% (n=4) se declaraba como nacido fuera del país andino. Los nacidos en la
ciudad de Quito, con el 46,8% (n=155) de la muestra, eran el grupo más numeroso,
seguidos por un 17,2% (n=57) de personas procedentes de Pichinchaxvi. Un 10,3%
(n=34) de los encuestados se declaraba oriundo de la región central del país (Cotopaxi,
Tungurahua, Chimborazo o Pastaza), un 6,9% (n=23) era originario de la zona 1
(Esmeraldas, Imbabura, Carchi o Sucumbíos), y un 6,3% (n=21) era de la zona 4
(Manabí, Santo Domingo de los Tsáchilas). En general, se registró una incidencia de
encuestados de al menos un 2% en cada una de las 9 zonas estratégicas propuestas por
la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES).
4. Resultados
Al examinar los ítems más puntuados en la lista de percepciones sobre violencia de
género, observamos que las opiniones de los entrevistados tienden a dividirse entre la
tendencia extremadamente y la tendencia neutra; recordemos que, en el transcurso de la
prueba, se solicitó a los estudiantes que evitaran en la medida de lo posible utilizar este
tramo, ya que aporta una escasa información sobre los contrarios ofrecidos en la figura
2 de este trabajo. El siguiente gráfico recoge las preferencias globales tanto de hombres
como de mujeres:
522
FIG. 3. Percepciones sobre la violencia de género de los estudiantes quiteños (2014)
La violencia de género en Quito es un fenómeno…
Fuenteμelaboración propia / Barredo, 2013
Las tendencias dominantes del grupo se sitúan en la opción extremadamente,
acompañada de las percepciones habitual, social, tradicional, importante, sentimental,
privado y crónico, las cuales ofrecen una reconstrucción reveladora sobre los
imaginarios de los estudiantes vinculados a este problema. Las siguientes percepciones
enuncian el significado de la violencia de género en función de los ítems más puntuados
globalmente bajo la etiqueta extremadamente:
FIG. 4. Percepciones extremas sobre violencia de género de los universitarios quiteños
desagregadas por sexo (2014)
Mujeres
Hombres
Percepción
%
N
%
N
Habitual
2θ,θ
88
22,4
74
Social
11,8
39
8,2
27
Tradicional
1θ,θ
ηη
1θ,9
ηθ
Importante
23,θ
78
18,1
θ0
Sentimental
9,7
32
10
33
Privado
7,9
2θ
10,θ
3η
Crónico
11,8
39
8,2
27
Fuenteμ elaboración propia
Según la tabla anterior, las mayores oscilaciones intersexuales se han registrado en las
percepciones que aluden a la temporalidad de la violencia de género: para las mujeres,
este problema, además de más importante, tiende a ser más habitual y más crónico (o
Tramo neutro
•NI FÍSICO, NI
PSICOLÓGICO
•NI DE PUEBLO, NI DE
CIUDAD
•NI CON SOLUCIÓN
ESTATAL, NI SIN
SOLUCIÓN ESTATAL
Extremadamente
•HABITUAL
•SOCIAL
•TRADICIONAL
•IMPORTANTE
•SENTIMENTAL
•PRIVADO
•CRÓNICO
523
prolongado) que para los hombres; y los hombres, por su parte, tienden a asociar la
violencia de género más como un fenómeno privado, que como un conflicto social.
Los estudiantes quiteños, al ser cuestionados desde un punto de vista general sobre las
descripciones que determinan la definición de la violencia de género, nos entregaron las
siguientes respuestas:
FIG. η.Opiniones de los estudiantes quiteños sobre la violencia de género (2014)
Mujeres
Hombres
Total
%
N
%
N
%
N
Todo tipo de violencia
(física, psíquica, sexual,
etc.) que se ejerce sobre
la pareja, sea hombre o
mujer
3
10
η,7
19
8,8
29
Cuando se ejerce
violencia física,
psicológica o de cualquier
otro tipo sobre una mujer
por el hecho de serlo
9,7
32
12,7
42
22,4
74
(Ex)maridos o (ex)novios
que pegan a sus
(ex)mujeres o (ex)novias
3η
11θ
29,9
99
65
215
No sabe / No contesta
2,1
7
1,8
θ
3,9
13
Fuenteμ elaboración propia
Al ser interrogados por la importancia de la violencia de género en el Ecuador, un
38,4% (n=127) de los encuestados lo consideran como un problema muy grave, de los
cuales un 19,6% (n=65) son mujeres y un 18,7% (n=62) son hombres. Un 24,8% (n=82)
se decanta por calificarlo como importante, siendo un 11,5% (n=38) mujeres y un
13,3% (n=44) hombres. Un 24,5% (n=81) lo subraya como grave, del cual un 13,6%
(n=45) son mujeres y un 10,9% (n=36) hombres; solo el 5,7% (n=19) reconocen que la
violencia de género es un fenómeno leve, de entre los cuales un 3,6% (n=12) son
hombres y un 2,1% (n=7) son mujeres. Y el 5,4% (n=18), por su parte, sostiene que la
violencia de género pasa desapercibida, en donde el 3% (n=10) son mujeres y el 2,4%
(n=8) hombres.
Es interesante destacar que la violencia de género es un conflicto que, para el 91,5%
(n=303) de los encuestados, puede suceder también fuera del ámbito de la pareja: así
opinan el 45% (n=149) de las mujeres y el 46,5% (n=154) de los hombres. Siendo a este
respecto interesante matizar que en leyes como la española (Ley Orgániza 1/2004) no se
reconoce así circunscribiendo este problema estructural a su dimensión afectiva y por
tanto protegiendo aquellas manifestaciones violentas que se encuadren en este ámbito
(Zurbano, Liberia y Campos, 2013).
Sin embargo, el reconocimiento de un contexto amplio de perpetración de esta violencia
no asegura una sensibilidad o formación adecuada sobre este problema de incidencia
especialmente alta en Ecuador. Es así que el 45,6% (n=151) de los estudiantes
universitarios de Quito asegura que la manera de vestir o el comportamiento de una
mujer son factores que pueden incitar a la violación, de los que el 25,1% (n=83) son
hombres y el 20,5% (n=68) mujeres.
524
La encuesta también ofrece datos interesantes sobre la incidencia de la violencia en
entornos universitarios que, como veremos, están lejos de las percepciones sobre
violencia que tienen los mismos universitarios quienes afirman que es un problema
propio de clases menos instruidas. Un 56,4% (n= 93) de las 165 mujeres encuestadas
reconoce haber sufrido algún tipo de agresión catalogada como violencia de género, si
bien solo el 44% (n=73) de los 166 hombres reconocieron haber sido agredidos. En
términos globales, la pareja es responsable del 15,4% (n=51) de las agresiones en
mujeres, frente al 10,3% (n=34) en opinión de los hombres. Los profesores o jefes del
trabajo tienden a maltratar más frecuentemente a los hombres: un 10,9% (n=36) de los
encuestados así lo reconoce, frente al 5,1% (n=17) de las mujeres. La familia es
responsable del 5,4% (n=18) de los malos tratos según las mujeres, frente al 2,7% (n=9)
de los hombres). Y, por último, un 4,5% (n=15) de los quiteños sostuvo que las
agresiones proceden de otros ámbitos, mientras que el 2,4% (n=8) de las quiteñas se
decantó por esta opción.
La otra cara de la moneda tiene que ver con el perfil del agresor. Un 28,4% (n=94) de
los encuestados reconocía haber ejercido algún tipo de violencia de género contra su
pareja, de los cuales el 14,8% (n=49) son hombres y el 13,6% (n=45) mujeres. Es este
un indicativo bastante negativo sobre el contexto ecuatoriano que señala la falta de
conocimiento y sensibilidad (si entendemos que a formación y concienciación van
unidas prácticas igualitarias y no violentas) de este fenómeno entre los estudiantes de la
educación superior en la capital de la República andina.
En la encuesta, también nos deteníamos sobre la conceptualización (en este caso
identificación de formas de violencia) ofreciendo a los participantes la posibilidad de
elegir entre una serie de actos catalogados como propios de la violencia de género; los
encuestados podían escoger tantas respuestas como considerasen oportunas:
FIG. θ. Actos considerados propios de la violencia de género, según los estudiantes
quiteños (2014)
Mujeres
Hombres
Total
%
N
%
N
%
N
Los cortes y los golpes
2θ
8θ
22,7
7η
48,6
161
La violación
32,θ
108
29,9
99
62,5
207
La ablación
12,4
41
10,9
3θ
23,3
77
La prostitución
17,4
η7
14,η
48
31,7
105
Los matrimonios forzados
20,8
θ9
14,2
47
35
116
El maltrato psicológico
(insultos, humillaciones,
etc.)
3θ,9
122
31,1
103
68
225
La discriminación en el
trabajo
2θ,θ
88
19,θ
θη
46,2
153
El acoso sexual en el
trabajo / estudios
30,8
102
22,7
7η
53,5
177
Las imágenes
pornográficas
12,4
41
10,9
3θ
23,3
77
Los silbidos, piropos e
insinuaciones sexuales
por la calle
21,8
72
1η,4
η1
37,2
123
No sabe / no contesta
0,θ
2
0,θ
2
1,2
4
Fuenteμ elaboración propia
525
Algunos conceptos -como la ablación- a pesar de su crudeza son ampliamente
ignorados por los universitarios quiteños: casi el 80% de los encuestados no marcaron
esta opción de entre las posibilidades múltiples, quizá porque no se da en el contexto
nacional ecuatoriano y, por consiguiente, el concepto está parcialmente excluido del
imaginario colectivo. Lo que nos lleva inevitablemente a inferir una falta de
conocimiento sobre la globalidad, estructuralidad y complejidad de la violencia de
género ligándose ésta con los contextos violentos particulares-locales y con el
entramado jurídico (Zurbano, Liberia y Campos, 2013).
En términos globales, las mujeres reconocen más frecuentemente cada uno de los
conceptos como propios de la violencia de género, según puede apreciarse en la tabla
anterior. En ninguno de los casos, la opinión de los hombres supera a la de las mujeres,
una prueba de que la conceptualización alrededor de la violencia de género está más
presente en el imaginario femenino que en el masculino; en ese sentido, destacan las
bajas puntuaciones –casi ocho puntos por debajo intersexualmente- registradas en casos
como el acoso sexual en el trabajo estudios:
FIG. 7. Principales actos considerados propios de la violencia de género, según los
estudiantes quiteños (2014)
Fuenteμ elaboración propia
Otra puntuación llamativa se ha verificado en el maltrato psicológico, en donde hay un
cinco por ciento más de mujeres que de hombres que consideran este caso como propio
de la violencia de género.
Al analizar los principales actores que determinan la construcción de los imaginarios
sobre violencia de género de los estudiantes universitarios quiteños, anotamos –según
los surtidores de información recogidos en la siguiente figura, la número 8- la existencia
de tres tipos de receptores:
26,6 26
32,6 36,9
30,8
19,6 22,7
29,9 31,1
22,7
0
5
10
15
20
25
30
35
40
La
discriminación
en el trabajo
Los cortes y los
golpes La violación El maltrato
psicológico
(insultos,
humillaciones,
etc.)
El acoso sexual
en el trabajo /
estudios
Mujeres
Hombres
526
- Quienes reciben información de perfil general, mediada simbólicamente por los
medios de comunicación: algo más del 70% de los encuestados. A nivel europeo es
parecido, los medios de comunicación se erigen en fuente primaria de información
sobre violencia de género (Ministerio de Igualdad, 2011).
- Quienes reciben información desde un punto de vista integral, sea a través de los
padres, de Internet, de los trabajos formativos-educativos en las aulas, etcétera. Este
estrato podría cifrarse en aproximadamente el 40% de los encuestados.
- Quienes no suelen recibir información sobre este problema, sea por desinterés del
propio encuestado, sea por factores socioculturales, como la falta de preocupación que
pueda ser inducida a partir del propio entorno social o familiar. Este estrato podría
cuantificarse en aproximadamente el 30% de los encuestados.
FIG. 8. Principales actores en la construcción de los imaginarios sobre violencia de género,
según los estudiantes quiteños (2014)
Mujeres
Hombres
Total
%
N
%
N
%
N
Internet
23
7θ
23,3
77
46,2
153
Medios de comunicación
3θ
119
3η
11θ
71
235
Explicaciones de los
profesores
21,1
70
20,η
θ8
41,7
138
Trabajos de clase
19
θ3
18,4
θ1
37,5
124
Las relaciones que he visto
en mi casa / familia
23
7θ
21,η
71
44,4
147
Charlas con los padres
21,η
71
22,7
7η
44,4
147
Charlas entre amigos
21,η
71
23,3
77
44,7
148
Experiencias en pareja
20,2
θ7
18,7
θ2
39
129
Fuenteμ elaboración propia
Al replicar el experimento del tren (explicado páginas atrás), nos encontramos con un
curioso reparto de la opinión. Si bien en el primer intento la mayor parte de los
encuestados –casi tres de cada diez- reconoce que la violencia de género es un problema
que se da sobre todo entre las clases populares, en el segundo intento hemos observado
las divergencias que mantienen los estudiantes quiteños sobre las políticas desarrolladas
por el Gobierno de la Revolución Ciudadana:
527
FIG. 9. Percepciones sobre la violencia de género de los estudiantes quiteños (2014)
Señor Rodríguez: El problema de la
violencia de género, en Ecuador, se da
sobre todo entre las clases populares.
Señor Pérez: No estoy de acuerdo. La
violencia de género es un problema que se da
en todos los ecuatorianos por igual.
Mujeres
Hombres
Total
Mujeres
Hombres
Total
%
N
%
N
%
N
%
N
%
N
%
N
10,9
36
12,1
40
23
76
39
129
38,1
126
77
255
23%
77%
Señor Rodríguez: El Gobierno de Rafael
Correa no está tomando las medidas
suficientes para solucionar la violencia de
género.
Señor Pérez: No estoy de acuerdo. El
Gobierno de Rafael Correa ha puesto en
marcha las medidas suficientes para
solucionar este problema.
Mujeres
Hombres
Total
Mujeres
Hombres
Total
%
N
%
N
%
N
%
N
%
N
%
N
21,1
70
25,1
83
46,2
153
28,7
95
25,1
83
53,8
178
46,2
53,8%
Fuenteμelaboraciónpropia / Barredo, 2013
Así, según se aprecia en la figura 9, casi cinco estudiantes de cada diez afirman que las
medidas puestas en práctica por el Gobierno del presidente Rafael Correa son
insuficientes.
Con respecto a la actuación individual, como ciudadanos, ante un caso de violencia de
género de tipo presencial, la opción mayoritaria es acudir a las fuerzas y cuerpos de
seguridad. Así, en caso de ser testigos de una agresión de género, el 51,7% (n=171) de
los encuestados reconoce que llamaría a la policía. Un dato relevante es que el nada
desdeñable 16% de los estudiantes universitarios no sabría qué hacer. Es este un dato
que apunta claramente a la falta de información/formación de los estudiantes para tomar
medidas ante estos casos:
FIG. 10. Actuaciones de los estudiantes quiteños ante un caso de violencia de género (2014)
Mujeres
Hombres
Total
%
N
%
N
%
N
Avisar a alguien de mi
entorno
9,1
30
4,8
1θ
13,9
46
Llamar a la policía
2θ,3
87
2η,4
84
51,7
171
Depende
4,2
14
3,θ
12
7,9
26
Acudir a la vivienda
donde oigo la agresión
1,8
θ
η,4
18
7,3
24
Nada
1,2
4
2,1
7
3,3
11
No lo sé
7,3
24
8,8
29
16
53
Fuenteμ elaboración propia
528
5. Conclusiones
El concepto de violencia de género de los estudiantes quiteños aparece revestido de un
tradicionalismo cultural machista que se ha percibido en datos como que casi cinco de
cada diez estudiantes quiteños admiten que la manera de vestir puede incitar a la
violación. Y eso a pesar de que Quito, como metrópoli ecuatoriana, introduce a sus
ciudadanos en posicionamientos simbólicos referenciales, como la retórica de las
grandes urbes o la demagogia del progreso capitalino frente al atraso rural. Lo cierto es
que los estudiantes encuestados sí que consideraron la violencia de género como un
asunto importante, pero en sus opiniones reconstruimos actitudes conservadoras, no
exentas de una evidente desinformación en cuestiones asociadas al problema que nos
ocupa. Solo desde este punto de vista podemos entender la cantidad de universitarios –
casi tres de cada diez- que reconocieron que la violencia de género es un fenómeno que
sucede fundamentalmente entre las clases populares o el desconocimiento de realidades
universales (agresiones de género vigentes y dramáticas) como la ablación.
También hemos anotado un descontento hacia las medidas gubernamentales que
señalábamos en la introducción de este trabajo. Quizá parte de esta insatisfacción tiene
que ver con la falta de asimilación de las iniciativas institucionales; recordemos que el
16% de los entrevistados ignoraban qué hacer al presenciar un caso de violencia de
género, un síntoma de las limitaciones de unas probables irregulares campañas de
prevención–como por ejemplo Reacciona Ecuador, aludida algunas páginas atrás- que
tienen una duración determinada y que –en el caso televisivo- compiten además con
otras temáticas, por lo que no consiguen el impacto esperado.
La erradicación de la violencia de género es un asunto complejo que necesita de la
colaboración de diferentes ámbitos, de entre los cuales Pontón (2009: 8) señala el
establecimiento de “mecanismos” de medición, de la observación de los tratamientos
informativos, y de una mayor explicación del problema en el colectivo. Los
encuestados, en ese sentido, consideran que el Estado no debe concentrar la mayor parte
de las medidas, sino que hay otros factores que deben ponderarse para lograr una
solución efectiva. La educación, el desarrollo de campañas informativas permanentes, la
constante lucha por visibilizar el problema, la explicación de las causas y de los efectos,
son algunas de las medidas que se aconsejan como necesarias para desmantelar un
imaginario que tiende a retroalimentar socialmente el fenómeno estudiado. Así como
realizar esfuerzos de sinergia y estrategia común y alianzas con los medios de
comunicación, cuyos tratamientos son modeladores de imaginarios, promotores
comportamentales (Vives-Cases et al., 2009) y, fundamentalmente, fuente de
información primaria.
En trabajos posteriores, quedará el reto por comprobar el impacto de lo rural en la
construcción del imaginario de los estudiantes, una tarea que ofrecerá interesantes
resultados, al situar esas causas que podrían considerarse distintivas de un contexto
particular, en este caso el de la República del Ecuador.
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1 Datos consultados de la web oficial del Ministerio del Interior el 27/02/2014 de:
http://dl.dropboxusercontent.com/u/44006743/documentos/genero/cmf%20DIRECCIONES.pdf
1 Consultado el 27/02/2014 de:
http://www.cepal.org/oig/doc/EcuDecreto620ErradicacionViolenciaMujeres.pdf
1 Según se ha consultado el 27/02/2014 de su página oficial: http://omsc.quito.gob.ec/
1 Según consta en la Ordenanza aludida, consultado el 05/03/2014 de:
http://www7.quito.gob.ec/mdmq_ordenanzas/Ordenanzas/ORDENANZAS%20A%C3%91OS%20ANTE
RIORES/ORDM-073%20-%20COMISION%20DE%20LA%20MUJER%20Y%20LA%20FAMILIA.pdf
1 El presente estudio es un avance de resultados; el proyecto ofrecerá resultados integrales de las siete
regiones ecuatorianas, los dos distritos metropolitanos y la comunidad de Galápagos.
1Se contó con la estimable ayuda de Kassandra Molina, pasante en el Centro Internacional de Estudios
Superiores de Comunicación para América Latina.
1 Los autores de esta ponencia agradecen expresamente la colaboración de las tres universidades aludidas:
Universidad Central del Ecuador, Pontificia Universidad Católica del Ecuador y Universidad Politécnica
Salesiana. Asimismo, este trabajo científico ha sido parcialmente financiado por el Proyecto Prometeo de
la Secretaría de Educación Superior de Ciencia, Tecnología e Innovación de la República del Ecuador.
1Es la región donde se encuentra la capital del Ecuador.
21 El enlace proporcionado no da acceso directo al informe indicado, ya que éste –que estaba disponible
en la web del ya extinto Ministerio de Igualdad– ha desaparecido de la web del actual Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Pero indicamos la dirección del blog Psicología y Criminología
donde pueden descargarse los gráficos del informe señalado.