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UNIVERSIDAD DE LA HABANA
Facultad de Filosofía, Historia y Sociología
Departamento de Sociología
TESIS DE DIPLOMA
Autora: Deborah Betancourt Burón
Tutora: M.Sc. Aimée Gross Gutiérrez
Maternidad Transnacional:
La reconfiguración de la parentalidad en
familias cubanas fragmentadas.
La Habana, Mayo 2016
Agradecimientos.
Gracias le doy a Dios por la culminación de este proyecto de tesis, puesto que, a pesar de todas las
tribulaciones, tropiezos y oposiciones que tuve que enfrentar en el camino, fue la roca inamovible
que me dio fuerzas para llegar hasta el final.
Gracias doy a mi mamá, por siempre estar cuando la necesito y ser ese ángel hermoso que me
alienta todos los días a no darme por vencida.
Gracias doy a ni novio Maykel por su incondicionalidad, por su apoyo certero, por su aliento
renovador, y por su amor constante, puesto que sin ellos no hubiese podido mantenerme en pie, ni
ver materializado este hermoso proyecto.
Gracias doy a mi familia, la cual siempre me extendió la mano para que este sueño pudiese ser
realizado.
Gracias doy a mi tutora Aimée, la cual ha sido parte importante de mi formación investigativa y
profesional en la carrera de Sociología, retándome en cada proyecto, y convirtiéndose en esa mano
amiga que me ayudó a darle forma a esta valiosa investigación.
Gracias doy a todas las familias que formaron parte de la muestra de esta tesis, puesto que no solo
me abrieron las puertas de sus casas, sino que también me hicieron partícipe de sus historias, y me
dejaron entender aspectos sumamente sensibles de su intimidad familiar.
Gracias doy a todos los profesores del departamento que confiaron en esta tesis y prestaron su
experiencia y conocimientos para perfeccionarla.
Gracias a todos los que me ayudaron, a los que estuvieron a mi lado, a los que extendieron su mano
amiga, a los que me alentaron hasta el final, pero también gracias a los que nunca creyeron, y me
fueron de tropiezo, porque sin darse cuenta, me impulsaron a hacer las cosas mejor.
Resumen
La migración es un proceso que ha estado presente a largo de toda la historia de la humanidad,
impactando las sociedades desde el punto de vista social, demográfico, político, económico, y
cultural, aunque, es importante que se reconozca, que una de las principales consecuencias del
fenómeno migratorio se evidencian al interior del entorno familiar. El transnacionalismo es un
fenómeno contemporáneo que emerge evidenciando que la migración no implica necesariamente la
desconexión del migrante con el país de origen, sino que más bien, los «transmigrantes» conservan,
edifican y fortalecen múltiples lazos que les unen a sus lugares de origen. A partir de este concepto,
surgen las llamadas familias transnacionales, las cuales son entendidas como aquellos grupos
familiares en los que, a pesar de la distancia geográfica entre el migrante y su familia, las relaciones
no se fracturan, sino que se apuntalan, haciendo uso de dos elementos de suma importancia: los
medios de comunicación y las remesas. A pesar de los datos preliminares, es evidente que la
ausencia de un miembro de la familia, causa desarreglos importantes alrededor de ella, sobre todo si
la que migra es la figura materna. Es por esta razón que, como consecuencia de este proceso,
emerge una nueva forma de entender los roles maternos desde las migraciones, conocida como
maternidad transnacional, la cual permite llevar a cabo el cuidado y educación de los hijos, en base
a circuitos de comunicación, afecto y soporte financiero que transcienden las fronteras nacionales.
Abstract
Migration is a process that has been present during all human history, influencing the societies from
the social, demographic, political, economic, and cultural point of view. Although, it is important to
acknowledge that one of the main consequences of the migratory phenomenon is its impact to
family environment. Transnationalism is a contemporary emergent phenomenon, which makes
evident that migration does not necessarily imply migrant's disconnection with the origin country.
Actually, ―transmigrating" ones conserve, build and strengthen multiple ties that unite them to their
origin places. Starting from this concept, the so-called ―transnational families‖ arise; they are
understood as those family groups that in spite of geographical distance between the migrant and
their family, the relationships are not fractured, but reinforced. Such relationships are based on two
elements of great importance: the communication media and the remittances. Despite preliminary
data, it is evident that the absence of a member of the family causes important disorders around it,
mainly if the one that migrate is the mother. This is why because of this process a new form of
understanding maternal roles emerges, which is a transnational motherhood due to migrations.
Transnational maternity allows to carry out children's education and care, based on communication
circuits, affection and financial support that transcend the national frontiers.
Índice
Introducción
1
Capítulo 1: Un recorrido por la teoría
4
Epígrafe 1.1: Familia: espacio, tiempo y lugar en donde se vivencian las relaciones
humanas.
4
Epígrafe 1.1.2: La representación de la familia desde la perspectiva de género.
Una mirada desde la Sociología.
6
Epígrafe 1.2: El Cuidado Familiar desde un enfoque de género.
13
Epígrafe 1.3: Acercamiento teórico-conceptual al Fenómeno Migratorio.
16
Epígrafe 1.4: Acercamiento al fenómeno del Transnacionalismo.
20
Epígrafe 1.5: Familias Transnacionales. Relaciones y estrategias que trascienden
las fronteras.
24
Epígrafe 1.6: Feminización de las Migraciones. Particularidades del caso cubano.
26
Epígrafe 1.7: La Maternidad Transnacional. Una nueva forma de ser madre
desde la distancia.
31
Epígrafe 1.8: Reconfiguración de roles al interior de la familia transnacional,
transformaciones propias que desencadenan los procesos migratorios.
34
Epígrafe 1.9: Estado del Arte. Un acercamiento a las investigaciones sobre la
temática materna transnacional en América Latina, Cuba y el mundo.
36
Capítulo 2: Diseño Metodológico.
39
Epígrafe 2.1: Fundamentación de la investigación
39
Epígrafe 2.2: Diseño de investigación
41
Epígrafe 2.3: Estrategia Metodológica.
48
Capítulo 3: Análisis de los resultados
53
Epígrafe 3.1: La Familia cubana a través de fronteras nacionales. Perfil
sociodemográfico de las familias transnacionales del estudio.
53
Epígrafe 3.2: Madres desde la distancia. Análisis de los procesos migratorios de las
madres migrantes.
61
Epígrafe 3.3: ―Como si fuera su mamá‖. Transferencias de cuidado en las
familias transnacionales estudiadas.
69
Epígrafe 3.4: Reconfiguración de roles dentro del hogar.
75
Epígrafe 3.5: Una mirada al proceso migratorio desde tres direcciones.
86
Conclusiones
99
Recomendaciones
104
Bibliografía
105
Anexos
113
Introducción
En la contemporaneidad se está gestando un fenómeno incuestionable denominado: feminización de
las migraciones, un hecho que incluye la progresiva incorporación de las mujeres en los
movimientos migratorios internacionales. Tales datos indican que las féminas protagonizan hoy
dichos procesos en el mundo, constituyendo casi la mitad del total de migrantes (49,6 %), cuyos
desplazamientos se dirigen fundamentalmente hacia países desarrollados. (UNFPA 2006)
Es importante destacar que muchas de las mujeres que deciden salir del hogar en busca de mejores
oportunidades económicas, laborales y sociales, son en inmensidad de ocasiones madres que tienen
que dejar a sus hijos(as) a cargo de otros familiares que se encargarán de su cuidado mientras ellas
se ausentan. A partir de estas dispersiones en la familia producto de la migración, germina una
nueva forma de entender esta entidad social, designada familia transnacional, en donde los
miembros que lo integran harán innumerables esfuerzos para preservar y mantener sus relaciones a
través de las fronteras, logrando edificar y establecer lazos que sobrepasan obstáculos como la
presencia física y la co-residencia, pero que necesariamente tributa a una reconfiguración y arreglos
al interior de ella. El impacto de las migraciones en el ámbito familiar es un fenómeno complejo,
multidimensional; consecuencia de múltiples procesos económicos, políticos y sociales
interconectados.
Si bien es cierto que en muchas ocasiones los lazos familiares no se fracturan, sino que se apuntalan
de forma categórica, también es importante reconocer que las transformaciones que se dan en el
seno del hogar, producto de la migración internacional, son claramente visibles, así como también
consecuencias para los familiares e hijos que quedan en el país de origen. Esta realidad resulta una
cuestión importante, pues existen estereotipos que se han creado a partir de la visión androcéntrica y
patriarcal del mundo, en donde a la mujer se le ha asignado el rol de cuidadora dentro del hogar, y
el proceso migratorio, precisamente, exige que dichos patrones sean replanteados. La emergencia de
imágenes negativas sobre las madres migrantes, ha tenido efectos culpabilizadores tanto en los
países de origen como en los de destino, considerando, a las féminas entes ―que abandonan‖ sus
funciones en las familias, lo cual trae como consecuencia la reestructuración de las relaciones y la
organización del grupo doméstico ―abandonado‖. A pesar de la afirmación preliminar, resulta
indudable que la maternidad transnacional implica nuevas formas de ser madre desde la distancia,
como es el caso de las madres que migran hacia otros territorios y mantienen vínculos continuados
con sus familiares desde el exterior. es una clara muestra de la reconfiguración de roles que se
experimentan en el hogar producto de la migración, en donde entran a jugar papeles importantes las
abuelos(as), tíos(as) u otros familiares de confianza, así como los propios hijos(as) que conforman
el hogar.
La gestión de los vínculos familiares en el espacio transnacional y sus impactos van a depender,
principalmente, de la calidad de las redes familiares, así como del grado de comunicación que
tengan entre sí. (Parella y Cavalcanti, 2007), por lo que comprender la migración internacional a
partir de las redes, implica reconocer que la decisión de migrar no es un hecho individual, sino
también familiar y social (Mora, 2005; Herrera, 2002) en donde van a involucrarse diferentes
actores que van a convertirse en un apoyo fundamental para los padres migrantes como para los
hijos que quedan en el hogar.
El presente estudio tiene como objetivo general analizar la (re)configuración de las estrategias de
cuidado de hijos/as que se dan en un grupo de familias cubanas cuyas madres han emigrado.
Para ello, el estudio se centra en cinco familias cuya figura materna emigró fuera de Cuba dejando
a hijos/as comprendidos entre los 10 y 24 años a cargo de otros familiares y con los cuales
mantienen relaciones continuadas desde la distancia. Otros de los objetivos que se incluyeron dentro
de este estudio fueron la búsqueda de los patrones de transferencia del cuidado de los hijos/as, así
como también la reconfiguración de roles y dinámicas que se dan en el interior del hogar ante la
ausencia materna. Se entrelazaron en dicho análisis las variables de género, para comprobar si
existe una reproducción de los patrones patriarcales en las transferencias de cuidados y funciones de
los roles que, anteriormente, desempeñaba la madre migrante. De igual manera, se comprobó la
presencia dentro de la muestra de los efectos culpabilizadores sobre la madre migrante, así como la
valoración que los hijos/as, los/las tutores y las propias féminas, atribuyen al proceso migratorio.
Es importante destacar que esta investigación está estructurada en tres capítulos, en donde el
primero de ellos se enfoca en un bosquejo teórico que abarca las principales concepciones sobre la
familia, el cuidado, las migraciones y la transnacionalidad, abordando específicamente, los aspectos
sobre la familia y maternidad transnacional, en donde autores como Alejandro Portes, Nina Glick
Schiller, Jorge Duany, Peggy Levitt entre otros, fueron un referencial teórico importante para el
desarrollo de esta investigación.
El segundo capítulo aborda las principales concepciones metodológicas aplicadas en este estudio,
tratándose las técnicas y métodos fundamentales para la recolección de datos y en donde los
cuestionarios, el relato de vida único y el análisis documental, fueron los protagonistas de dicha
función. Resulta importante tener en cuenta, que dicha investigación constituye un estudio de caso
que permitió profundizar en las características y dinámicas que particularizan a estas familias, así
como la reconfiguración de roles que se produce ante la ausencia de la figura materna.
El tercero de los capítulos contiene el análisis de los principales resultados que arrojó la
investigación, el que, a su vez, se divide en cinco epígrafes en donde, cada uno, responde a los
objetivos planteados en el diseño de la investigación.
La bibliografía empleada para este estudio se encuentra en soportes físico y digital, aunque ésta
última representó la más cuantiosa y actualizada y con la cual se pudo realizar un bagaje
investigativo substancial sobre la temática en cuestión. Es importante destacar en este aspecto que,
en Cuba, han sido abordados las cuestiones referentes a la feminización de las migraciones, así
como a la temática de las familias transnacionales, aunque es evidente que se carece de material
investigativo sobre maternidades transnacionales en Cuba, así como de las reconfiguración de roles
que suceden en el hogar ante la ausencia de la figura materna.
Consideramos que esta investigación representa un aporte importante a las Ciencias Sociales, así
como a la producción científica en torno a los procesos migratorios cubanos y su vínculo con la
familia, esencialmente en el actual contexto de actualización del modelo económico y social, en
donde la mirada a las familias cubanas, a su diversidad en cuanto a composición, estructura y
vínculos que la caracterizan, ha de ser un tema ineludible.
Capítulo 1: Un recorrido desde la teoría.
Epígrafe 1.1: Familia: espacio, tiempo y lugar en donde se vivencian las relaciones humanas.
La Sociología de la Familia ha desarrollado diversos enfoques para acercarse al análisis de su objeto
de estudio. En ese sentido, se destacan dos tendencias fundamentales: la que concibe a la familia
como una institución básica de la sociedad –con una estructura y funciones determinadas– que a la
vez se relaciona con otras instituciones; y la que la considera como un grupo social –de hecho el
grupo social primario al que pertenece el individuo– con fuertes lazos relacionales a su interior y
entre éste y la sociedad. (Delgado 2010:6)
La Familia se despliega en la contemporaneidad en condiciones de una coexistencia de diversos
modelos teóricos y en otros se busca una fórmula integrativa y dialéctica que permita entenderla en
ambas dimensiones. (Fleitas 2012:4) El problema que siempre ha girado en torno al concepto de
familia ha sido su diversidad, tanto en conceptualizaciones, como en las diferentes formas en que ha
sido definida por las variadas orientaciones teóricas. De hecho, lograr una definición de la familia
se hace más difícil cuanto mejor se conocen las variaciones históricas y culturales, así como
también, la realidad contemporánea de formas familiares alternativas o acuerdos de vida
domésticos. Ante esta circunstancia, algunos autores han llegado a plantear que sería más correcto
referirse a ―las familias‖ y no a ―la familia‖. En la Sociología, intentando darle explicación a la
dinámica de la organización de la vida familiar va a aparecer en todo tiempo la reflexión sobre la
relación entre hombres y mujeres en el matrimonio, como unidad estructural básica de la familia,
así como el parentesco, aunque es válido destacar que la no existencia del matrimonio, no significa
que la familia desaparezca.
La presencia de ambos conceptos como definitorios de la familia derivan también del modelo de
pensamiento que determina el natural discurrir de un sociólogo: entender las unidades sociales en su
realidad diferenciada y en un marco histórico diverso, del cual las instituciones forman partes de un
todo: la sociedad general. La visión organicista para positivistas como Comte opera en la
representación de la familia como célula básica de la sociedad. (Fleitas 2012:2) En el siglo XIX, el
discurso científico se movía alrededor de dos tipos de familia: la gran familia extensa del pasado,
portadora de virtudes y que realizaba múltiples funciones; y la familia nuclear, perteneciente a la
contemporaneidad, que ha sido reducida, no solo en su tamaño, sino en sus funciones, las que han
sido asumidas por el Estado Providencia, razón por la cual se especula de su descomposición. Es
necesario por tanto dejar una puerta abierta ante las concepciones de familia que ya en la actualidad
no la conciben como una institución cerrada, estática e inmutable, y que además abren paso a las
múltiples diversidades de familias que emergen en los contextos globalizadores actuales, alejadas
de ese ideal de familia como modelo nuclear homogeneizante, en el cual solo hay cabida para la
armonía familiar y el orden.
En Sociología, familia, matrimonio, noviazgo y parentesco constituyen cuatro instituciones muy
íntimamente relacionadas. La institución del noviazgo tendría como función societaria asegurar una
correcta selección de los cónyuges; a la institución matrimonial correspondería esa importante
función que es legitimar la paternidad o garantizar al recién nacido un vínculo estable con ambos
padres. Ambas funciones resultan esenciales para una seria socialización de las nuevas generaciones
y, por eso, en casi todos los pueblos y culturas conocidos, son instituciones de una u otra forma
presentes. Por último, el parentesco, ayudaría a la consolidación de la familia y del matrimonio
pues, como institución social, establecería solidaridades, vínculos y obligaciones especiales entre
pequeños grupos de personas, distinguiéndolas entre sí del resto de la población. (Pastor 1988:1)
Se puede encontrar que la familia es una realidad particular que ha estado presente en toda la
historia a través de diferentes concepciones: (Donati 2003: 21):
• Según Lèvi-Strauss (Donati 2003: 22), la familia es el elemento fundante de la sociedad desde el
inicio de la historia humana, ―la sociedad nace cuando nace la familia y nace con ella en el mismo
momento y del mismo modo‖.
• Según Zimmerman (Donati 2003:22), en el curso de la evolución humana la familia es la matriz
fundamental del proceso de civilización, que se verifica en el hecho de que el ser humano para
estructurar una sociedad con sus respectivas estructuras, pero siempre recurre al arquetipo
simbólico de la familia, es decir, a aquellas características propias como la autoridad, la educación,
la socialización, la cooperación, las normas, que se traducen en estructuras concretas que buscan
replicar de algún modo la tarea y cumplir con la eficacia que se da en el grupo familiar.
• La familia elabora elementos centrales de la identidad simbólica de la persona, a medida que la
civilización transcurre, la familia se convierte en un ―sistema social‖ viviente que preside la
reproducción primaria de la sociedad mediante la norma de la reciprocidad entre un hombre y una
mujer, dándose el uno al otro como personas‖ (Donati 2003: 34).
Resulta significativo dentro del debate teórico señalar, que uno de los elementos que se ha
reproducido dentro de la familia es la división sexual del trabajo, en donde el hombre, como la
mujer, van a realizar roles diferenciados, y van a transmitir de generación en generación esas
especializaciones de tareas femeninas y masculinas. A partir de los análisis preliminares podemos
afirmar que, uno de los ejes transversales del análisis familiar es el enfoque de género, el cual
constituye la temática esencial del siguiente epígrafe.
Epígrafe 1.1.2: La representación de la familia desde la perspectiva de género. Una
mirada desde la Sociología.
La Sociología de la Familia ha definido a su objeto de estudio desde dos tendencias fundamentales,
la primera concepción versa alrededor de la familia como un grupo social, mientras que la segunda
tendencia concibe a la familia una institución básica de la sociedad, la cual presenta una estructura y
funciones determinadas que se relacionan, a su vez, con otras instituciones. Resulta significativo
destacar que los presupuestos fundamentales de la familia pueden ser analizados desde un enfoque
de género, puesto que al interior de ella están inmersas las relaciones que se han producido entre
hombres y mujeres a lo largo de su decursar histórico.
Dentro de la Sociología de la Familia podemos identificar dos líneas fundamentales de análisis con
respecto a sus autores más relevantes y las teorías que ellos desarrollaron, la primera de ellas versa
alrededor de un marcado pensamiento androcéntrico, mientras que la segunda se revela en contra de
la desigualdad y explotación histórica entre hombres y mujeres.
Dentro de la primera tendencia mencionada (la perspectiva androcéntrica), podemos mencionar al
distinguido filósofo social Fréderic Le Play (1806-1882) el cual hizo importantes aportes a la
Sociología de la Familia siendo calificado, por los autores contemporáneos, como uno de sus
principales paradigmas. Este autor, dentro de su obra: “La Organización de la familia” plantea que
la mujer es un miembro de la familia que mantiene una posición subordinada obedeciendo a otras
personas, como el padre y el esposo, pero siempre a un hombre, y en donde es enmarcada en los
cercos del hogar pues se entiende que al trabajar fuera de este, o sea, en la industria, aprendería
sobre independencia y promiscuidad incompatibles con el orden doméstico (Le Play 1996:125) Es
importante destacar que, dentro de esta obra, considerada la más importante de Le Play, él no
expone de forma explícita las posiciones que deben ocupar en la familia el hombre y la mujer, pero
deja expuestas una gama de ideas que evidencian su posición sobre las relaciones que deben
mantenerse entre uno y otro sexo.
Otros de los autores que conforman esta corriente de pensamiento androcéntrica lo constituyen
Augusto Comte (1798-1857) y Herbert Spencer (1820-1903). Al primero de ellos se le reconoce
como el padre de la Sociología de la Familia, y sus teorías muestran de manera explícita la
problemática de las relaciones sociales entre hombres y mujeres, así como la posición que debe
ocupar cada uno en la Sociedad.
Comte planteaba que la mujer se mantenía en un estado de infancia perpetua; la vida doméstica le
pertenecía en tanto era la guardiana de la moral desde sus diferentes condiciones de madre, esposa e
hija, mientras que el gobierno en la sociedad positiva pertenecía a los hombres (Fleitas 2003:124)
Este autor como fiel representante del positivismo naturalista, mantendrá la postura de que la mujer
debe mantenerse en el espacio privado del hogar, porque de esta manera responde a su naturaleza, la
cual es contraria al hombre el cual debe ocupar los espacios públicos y relacionarse en la sociedad.
En el caso de Spencer, como representante del enfoque positivista, plantea que el progreso familiar,
como social, se producen gracias a un tránsito evolutivo que tiene lugar en los matrimonios donde
existen condiciones legales de los hijos en la familia y mejoras en las condiciones para la mujer
(Fleitas 2003:133) Esta afirmación refuerza su perspectiva evolutiva, pero deja ver que la condición
de mejorar la situación de la mujer, no está expresada para liberarla de su inicua subordinación, sino
más bien para fortalecer esta posición.
Si la mujer, diría Spencer, se encargaba de realizar las labores en el plano doméstico, obtendría un
beneficio doble pues el trato del hombre hacia ella sería mejor y además se aliviaría de las «cargas
pesadas de la vida pública primitiva» concentrándose en las actividades propias de su sexo y se
mantendría una solidaridad y armonía familiar (Fleitas 2003:134) Este autor definitivamente, deja
ver su postura androcéntrica, en donde el hombre es considerado el sexo superior, mientras que la
mujer debe aceptar su condición de subordinación como algo natural e inquebrantable.
Resulta también importante hacer mención de uno de los principales paradigmas del positivismo
llamado Emile Durkheim (1858-1917), este autor va a dar un paso de avance en el análisis de los
fenómenos sociales, puesto que no se limitará a solamente estudiarlos desde el punto de vista
biológico, sino que también lo hará desde lo social. En su obra “La división del trabajo social”, va
a dejar en evidencia la desigual distribución existente dentro de la familia en donde la mujer realiza
los trabajos domésticos y funciones afectivas, mientras que el hombre se desempeñará en la esfera
pública y se dedicará a la vida intelectual. Pero esta desigualdad de roles no es asumido para él
como un elemento negativo, sino como algo funcional al sistema.
Durkheim plantearía: ―Hace tiempo la mujer se ha retirado de la guerra y de los asuntos públicos, y
que su vida se ha reconcentrado toda entera en el interior de la familia. (…)Se diría que las dos
grandes funciones de la vida psíquica se han como disociado, que uno de los sexos ha acaparado las
funciones afectivas y el otro las funciones intelectuales…‖ (Durkheim 1993:80)
Precisamente, que cada una de las partes asuma su rol diferenciado favorece una complementación
entre ellos, lo cual beneficia, según Durkheim, la solidaridad conyugal, elemento que es
imprescindible para lograr un equilibrio dentro de la familia y el bienestar psíquico de cada uno de
sus miembros. Es válido aclarar, que este autor hace evidente su postura androcéntrista, puesto que
el equilibrio ideal que debe lograr la familia para el óptimo funcionamiento de la Sociedad, depende
de la subordinación absoluta de la mujer a su esposo y del óptimo desempeño en el rol doméstico
dentro de la familia.
Un importante sociólogo alemán también debe ser incluido dentro de esta tendencia androcéntrista,
su nombre es Ferdinand Tönnies (1855-1935), el cual va a desarrollar y analizar dos conceptos
fundamentales: Comunidad y Sociedad que le van a servir para ubicar los roles que deben realizar
tanto hombres como mujeres en la estructura social. Según este autor, el hombre es asociado al
espacio de las relaciones sociales, y amplias oportunidades que es la Sociedad, mientras que la
mujer, por él considerarla el sexo débil, y portadora de un carácter naturalmente sentimental que
utiliza para el cuidado de los hijos, se le restringe al espacio de la Comunidad. No existe otro lugar
más ideal para la mujer que la vida doméstica, defendería Tönnies, puesto que no fue dotada de la
inteligencia para intervenir en los espacios públicos como sí lo fue el hombre. Es evidente que la
sociedad, según este autor, está perfectamente diseñada en roles específicos de lo femenino y lo
masculino, pero en donde, indisolublemente quienes rigen, dirigen y controlan las más altas
estructuras sociales son los hombres puesto que son los que, naturalmente, están más dotados para
ello.
A principio del siglo XX, como parte de las teorías interpretativas aparece George Herbert Mead
(1863-1931) uno de los principales exponentes de esta tendencia, el cual va a plantear que tanto
hombres como mujeres viven a la vez en un medio simbólico y físico donde se producen múltiples
relaciones. De manera que el individuo, poniéndose en la posición de los otros, lograría comprender
cómo debía actuar una mujer y cómo un hombre, conformándose, pues, una expectativa de rol con
respecto a cada uno de ellos. (Delgado 2010:11)
Se logra crear una identidad sexual personal a partir de las diferencias biológicas de hombres y
mujeres; pero además, se crea, pudiera decirse, una suerte de «identidad de rol» cuando aquellas
personas que deben cumplir con expectativas similares para con los demás comprenden las formas
en que deben actuar, sus derechos y obligaciones y reconocen que existen otras personas que se
encuentran en su misma situación. (Delgado 2010:11)
Uno de los prominentes representantes del estructural funcionalismo, Talcott Parsons (1902-
1979), se convertiría también en uno de los más importantes defensores de la postura androcéntrica,
puesto que su teoría alega que la funcionalidad de la familia moderna conyugal descansa sobre la
base de una eficaz separación entre el rol instrumental de los hombres y el expresivo de las
mujeres.
Este autor plantea que la reproducción de tales roles tiene lugar a través del proceso interactivo de
socialización del niño durante el cual se crea el sistema cultural que facilita la integración familiar.
(Fleitas 2003:139)
Es válido resaltar que esta división de tareas entre lo masculino y lo femenino tiene para Parsons
una función de complementación, lo que permite dentro de la familia una mejor funcionalidad y
funcionamiento, no solo para el hogar, sino para la Sociedad en general.
De las mujeres se esperaba que tuvieran hijos y los criaran, que cuidaran y atendieran a los adultos
y fueran afectuosas, ordenadas, tranquilas y bellas; de los hombres se esperaba la mantención
económica de la familia y se les favorecía la salida hacia el exterior. De esta forma, mientras los
hombres estaban ausentes del hogar durante la mayor parte del día ellas debían, además de cuidar
de la casa y los niños, realizar las labores domésticas y satisfacer a su esposo cuando este lo
requiriese. (Parsons 2008:45)
Es evidente el carácter androcéntrico que refleja Parsons en su teoría, puesto que para él no es algo
conflictivo que la mujer realice labores diferentes, inferiores y subordinadas al hombre, sino más
bien un aspecto positivo, funcional a la Sociedad, del cual debe velarse su reproducción continuada
en el sistema cultural de las siguientes generaciones.
Al analizar cada uno de los autores anteriormente mencionados, podemos percibir que disímiles son
las formas en que abordan la división sexual de roles entre hombres y mujeres, pero hay patrones
que entre ellos se mantienen constantes como su evidente postura a confinar a las féminas a las
labores domésticas, y a los espacios privados sin siquiera reconocer su valor como individuo
inteligente y competente. Hay también una marcada tendencia conservadora y sexista en donde los
hombres son los únicos capacitados para ocupar las más altas posiciones dentro de la estructura
social, siendo concebidos como el centro de toda Sociedad.
Pero, es importante que expliquemos, que esta postura androcéntrista no fue la única que permeó el
desarrollo teórico de la Sociología, sino que también encontramos autores y corrientes de
pensamiento que se convirtieron en defensoras de la explotación histórica de la mujer como
resultado del sistema patriarcal que tiene como base la división sexual del trabajo.
El marxismo fue un de las principales corrientes que comenzó a visualizar las desigualdades entre
hombres y mujeres como un aspecto negativo e injusto dentro de la Sociedad, incluso, los conceptos
que emplearon dentro de sus teorías para referirse a esta disparidad entre lo femenino y lo
masculino eran: hegemónicos y subordinados, explotados y explotadores. Los defensores de estas
posturas denunciaban el papel hegemónico del hombre, el cual sometía a la mujer a una posición
cada vez más inferior y subordinada, pero además hablaban sobre una posible igualdad entre la
mujer y el hombre, que solo se alcanzaría a través de un proceso revolucionario que sería el
catalizador de importantes modificaciones dentro de la Familia, y en la propia Sociedad.
Los principales paradigmas de esta corriente teórica fueron Karl Marx (1818-1883) y Federico
Engels (1820-1895), los cuales establecieron una relación entre lo económico y la explotación
femenina al ilustrar como el sistema patriarcal trajo transformaciones considerables e injustas para
la mujer como resultado de la posesión, por parte del hombre, de bienes, riquezas y medios de
producción, lo cual elevó el prestigio masculino y disminuyó el femenino, relegándola a un papel
subordinado dentro de la Sociedad. La independencia de la mujer solo sería posible como
consecuencia de una transformación en el orden económico, esta sería un planteamiento substancial
que defenderían los autores dentro de la postura marxista.
Federico Engels, para describir la explotación a la que es sometida la mujer dentro de la sociedad y
la familia diría: ―El hombre llevó el timón en la casa; la mujer fue envilecida, domeñada, trocose en
esclava de su placer y en simple instrumento de reproducción (…) Esta degradada condición de la
mujer (…) ha sido gradualmente retocada y disimulada, en ciertos sitios hasta revestida de formas
más suaves; pero de ningún modo se ha suprimido.‖ (Engels 1961:46) ―La familia individual
moderna se funda en la esclavitud doméstica franca o más o menos disimulada de la mujer, y la
sociedad moderna es una masa cuyas moléculas son las familias individuales‖. (Engels 2003:59)
Desde la óptica engelsiana, la mujer se convertía en esclava de los mandatos del hombre y de la
sociedad en general, la posición preponderante de él la mantenía en un irremediable estado de
inferioridad social. Ella asumiría el papel de proletario mientras que él representaba al burgués que
emite órdenes y explota, de manera que se presentaban las relaciones de género como una lucha
antagónica de clases. (Delgado 2010:14)
En el emblemático escrito del autor: “La situación de la clase obrera en Inglaterra‖, él analizaba la
masiva incorporación de la mujer al trabajo industrial como resultado de la sustitución de la mano
de obra masculina, por maquinarias que demandaban manos suaves y delicadas para hacer
funcionar las grandes hilanderías. En este libro, Engels se da cuenta que el hecho de que la mujer se
incorpore al trabajo, como lo hacía el hombre dentro de la Sociedad, no le garantizaba que
existieran relaciones equitativas de género, puesto que su fuerza de trabajo se vendía, por ser mujer,
a un precio muy ínfimo y degradante, comparado con el beneficio económico que recibía el hombre
por su jornada laboral.
Las desigualdades entre lo masculino y lo femenino se mantenían latentes tanto en el hogar y la
familia, como también en la vida pública y laboral de la Sociedad Capitalista.
Uno de los seguidores de las ideas marxistas fue Pierre Bourdieu (1930-2002), el cual se hace eco
de la crítica a la distribución desigual de roles entre hombres y mujeres, y de la cual va a emerger el
concepto de ―arbitrariedad‖ para definir estas desigualdades latentes dentro de la Sociedad.
Bourdieu plantea que existe ―una relación arbitraria de dominio de los hombres sobre las mujeres,
relación que se halla inscrita en la realidad en calidad de estructura fundamental del orden social‖
(Bourdieu 2008:8) este novedoso concepto el autor lo empleará para describir cómo el progreso
social hacía creer que la diferencia de los órganos sexuales era la justificación indiscutible de la
diferenciación en la construcción entre los sexos que permitiría la estabilidad social. (Ver Delgado
2010:15)
Una de las corrientes con mayor protagonismo en la búsqueda de la igualdad entre hombres y
mujeres lo constituye el Feminismo. Dichas teorías tienen su génesis en la inconformidad de un
grupo de mujeres con la estabilidad del orden social injusto e imperante que reafirmaba la
superioridad de los hombres y lo masculino sobre la inferiorización previa de las mujeres y lo
femenino. (Ver Fernández 2003:10) El patriarcado está cimentado en las desigualdades de
privilegios y poder existentes entre los sexos, por lo que ante la realidad de verse invisibilizadas
dentro de la Sociedad se comenzó a gestar un movimiento que velara y defendiera sus derechos.
Una de las particularidades que caracteriza a la corriente feminista, como movimiento social y
académico, es su diversidad en cuanto a posiciones políticas y teóricas pues no es ni académica ni
políticamente homogéneo. Destacan tendencias como las ideas socialistas utópicas francesas, el
feminismo liberal, el feminismo marxista, el feminismo radical, el feminismo psicoanalítico, el
feminismo existencialista, el feminismo socialista y el feminismo posmoderno, por nombrar sólo
algunas de las más sobresalientes. (Delgado 2010:16)
Es importante tener en cuenta que, a pesar de la multiplicidad de tendencias que ha permeado la
historia de la corriente feminista, ha sido el sueño de lograr una realidad más justa y equitativa, lo
que ha logrado que dicho movimiento realizara substanciales aportes a la Sociedad y la teoría.
Desde el punto de vista epistemológico resaltan dos importantes logros alcanzados por el
Feminismo, la primera de ellas está relacionada con su noción del patriarcado de la cual analizan la
relación entre los sexos, resaltando al elemento del Poder como una forma de oprimir y supeditar a
las mujeres. La noción de este concepto ha variado a lo largo de su historia, primero era concebido
como un sistema de familia, pero hoy, gracias a las aportaciones de estas corrientes defensoras de
los derechos femeninos, es comprendido como la estructura social que se basa en el poder de los
hombres y lo masculino.
Kate Millett, una de las representantes de esta corriente, denominó a estas relaciones «política
sexual», entendiéndola como el ejercicio del poder de los hombres sobre las mujeres y señalando
que la base de esas desigualdades se encontraba en factores sociales que luego se reproducían
perpetuando el sistema que denominó «patriarcado». (Astelarra 1998:7)
El segundo de los logros de la corriente feminista se encuentra en los conceptos de «género» y
sistema sexo-género, definiciones que han logrado establecer una separación entre las
características biológicas que diferencian lo masculino de lo femenino, de las características que el
sistema patriarcal les ha atribuido con respecto a lo social y lo cultural.
El «género» es un ―constructo social a partir de diferencias sexuales, que tienen una representación
subjetiva muy peculiar y se producen en el proceso de socialización diferenciada en hombres y
mujeres –incluso antes del nacimiento–, en la familia, en la escuela, currículo oculto, a través de los
medios de difusión masiva, y que nos llega también en el proceso de adquisición de la cultura a
través de objetos cuyo uso está muy identificado para uno y otro sexo.‖(Artiles de León 1998:3)
El análisis sobre el ser humano como producto de la cultura, la educación, la economía y la política
ha permitido al feminismo visualizar el intrincado sistema de dominación-subordinación al cual aún
son sometidas las mujeres, demostrando que no sólo se encuentra a escala social e institucional sino
también a escala de las relaciones de pareja o en la familia.(Delgado 2010:16)
Finalmente, se considera oportuno resaltar el papel trasgresor del feminismo como movimiento
teórico en la producción científica. Una de las implicaciones epistemológicas que ha presentado es
el enfrentamiento teórico-conceptual con los presupuestos defendidos tradicionalmente por las
ciencias sociales. En ese sentido se considera que el conocimiento sobre la realidad social debe ser
aplicado no sólo para incluir al sector históricamente «invisibilizado» sino también para
comprender mejor cómo ha funcionado y funciona la sociedad, de manera que sea posible redefinir
el orden y el conflicto social proponiendo nuevas formas más justas a partir de las cuales funcione
la misma en el futuro. (Delgado 2010:16)
Epígrafe 1.2: El Cuidado Familiar desde un enfoque de género.
El cuidado hace referencia fundamentalmente al que se brinda a los niños, las personas de edad, los
enfermos, las personas con discapacidad y otros miembros de la sociedad, y abarca la prestación de
servicios de salud, nutrición y educación, así como actividades tales como cocinar, lavar, limpiar y
el mantenimiento general del hogar. (Calderón 2013:41) Los Cuidados familiares son también
entendidos como la acción de cuidar un niño o una persona adulta o anciana dependiente para el
desarrollo y el bienestar de su vida cotidiana, es importante destacar, que si bien implica un trabajo
material, también se reconoce el aspecto afectivo y emocional que conlleva. La actividad puede ser
realizada en la familia o puede ser delegada a otras personas ajenas a ella y puede ser remunerada o
no. (Ver Aguirre, García y Carrasco 2005:27)
La forma en que la sociedad aborda los problemas relativos al cuidado tiene importantes
consecuencias para la igualdad de género, ya sea que se aumenten las capacidades y opciones de las
mujeres y los hombres, o se perpetúe el confinamiento de las mujeres a las funciones tradicionales
relacionadas con la feminidad y la maternidad. Al mismo tiempo, el criterio con que se responde al
cuidado está indisolublemente ligado a otras estructuras de desigualdad, en particular a los
conceptos de raza y clase social (Razavi, 2007).
El cuidado está mayoritariamente en manos de las mujeres, y su falta de reconocimiento en todos
los niveles es un aspecto central de los problemas que afectan al trabajo de las mujeres.
Resulta sugestivo hacer la aclaración de que, a pesar de los profundos, aunque no radicales, cambios
en la distribución sistémica del cuidado que han traído consigo las reformas previsionales, la
distribución social de responsabilidades de cuidado no ha sufrido alteración alguna. Por ello las
mujeres siguen siendo consideradas por las políticas públicas y las leyes previsionales como las
encargadas directas o indirectas de estas labores, y su ámbito de ciudadanización continúa siendo la
familia. (Ver Giménez 2003:6)
Durante las últimas décadas, el mercado laboral en América Latina, ha crecido sostenidamente y
junto con ello se han presentado fenómenos tales como la creciente incorporación de la mujer al
trabajo remunerado. El ritmo de inserción, ha sido superior en las mujeres que en los hombres, pero
éstas no han estado exentas de obstáculos frente a su permanencia en el mercado de trabajo y a la
igualdad de condiciones con respecto a los hombres (Abramo, 2006; Rico y Marco, 2006).
A lo anterior, se suma los hallazgos en múltiples investigaciones que han sugerido que la
participación femenina es susceptible de reproducir o reforzar una sobrecarga de actividades en ―la
mujer‖, encargada principalmente del cuidado de los hijos y del hogar, dando lugar a la denominada
doble jornada.
Las desigualdades de ingresos y las desigualdades de género, están estrechamente vinculadas con la
provisión desigual de cuidado familiar y social. Persiste en la región, muy baja participación
masculina en las tareas domésticas y de cuidado debido a la persistente división sexual del trabajo
que caracteriza al hombre proveedor, a cargo del ámbito socioeconómico; y a la mujer cuidadora, a
cargo del ámbito interno del hogar. Sin embargo, en la actualidad éstas han incorporado a este rol
una nueva actividad económica lo cual ha producido una sobrecarga de trabajo y demandas, en la
medida en que persiste su rol tradicional y naturalizado de cuidadoras, y se suma el nuevo papel que
ya desempeñan en la vida pública y laboral (CEPAL, 2009).
Nathalie Lamaute-Brisson señala que, debido a la liberalización, la globalización y el aumento de la
educación, las mujeres están entrando en el mercado de trabajo formal y tienen cada vez menos
tiempo para sus tareas de cuidado tradicionales. Así pues, es esencial redistribuir el trabajo total,
tanto el remunerado como el no remunerado, pero en particular el trabajo de cuidado no remunerado
que se realiza en el hogar, sobre todo por mujeres. En consecuencia, sería recomendable un papel
más activo por parte del Estado, el mercado y la sociedad, junto con la participación de los hombres
en el cuidado de las personas, como condiciones necesarias para progresar hacia una sociedad en la
que tanto los hombres como las mujeres sean proveedores de ingresos y prestadores de cuidados.
(Calderón 2013:40)
Como acabamos de constatar en los párrafos anteriores, a pesar de que la mujer ha salido del hogar
a desempeñar en la Sociedad roles sociales, y laborales, y como en el caso de este estudio, ha
tomado el protagonismo dentro de los procesos migratorios, aún continúa cargando sobre sus
hombros el rol de cuidadora dentro del hogar. Esta realidad familiar se ve afectada ante su partida
fuera de Cuba, pero, a pesar de estar lejos, las madres, en muchas ocasiones, delegarán su
responsabilidad de cuidado en otros miembros de la familia o conocidos cercanos, porque aún se
sienten comprometidas en que este rol se cubra de forma eficaz dentro del hogar.
Resulta interesante destacar, la emergencia del concepto de cadenas globales de cuidado, el cual
fue acuñado en 2002 por Hotchschild y Einsenstein en su libro Global Women, para referirse a la
migración femenina en varios corredores migratorios, en distintas regiones del mundo. Esta
definición plantea como muchas madres migrantes salen de sus países de origen dejando a sus
hijos/as a cargo de otras personas (mayoritariamente mujeres), para cuidar de otras personas (niños
o ancianos) en nuevas Sociedades receptoras. Gioconda Herrera (2011), en su artículo sobre
Género y migraciones, cita a Yeats (2005), el cual describe de forma magistral la cadena global de
cuidado prototípica: “Una hermana mayor de una familia de bajos recursos que cuida de sus
hermanas, mientras su madre trabaja como niñera cuidando a otro niños cuya madre a migrado y
quien, a su vez, cuida a los niños de una familia en un país rico.” (Herrera 2011:8)
Un elemento que no puede ser pasado por alto en el análisis sobre el cuidado, es la legalidad, desde
el punto de vista jurídico, que tiene la transferencia del cuidado de los hijos/as a terceras personas,
por parte de la madre migrante.
La tutela es una institución destinada al cuidado y dirección de los menores de edad que no están
sujetos a patria potestad, ya sea porque ambos padres han muerto, porque los menores son de
filiación desconocida, o porque aquellos han sido privados de la patria potestad. En estos casos
como el menor de edad no puede quedar en la desprotección, es decir, que no cuente con alguien
que dirija y se ocupe de los problemas atinentes a su persona y a sus bienes, es necesario designarle
tutor. Nuestro Código de Familia establece que la aceptación del cargo de tutor es voluntaria, pero
una vez aceptada no es renunciable. (Galiano 2011:5) El artículo 97 del Código de Familia plantea
también que, en virtud del ejercicio conjunto de la patria potestad, los progenitores en Cuba pueden
acordar, de forma extrajurídica, la guarda y cuidado de los hijos menores a cargo de tercero, pero
esta variante podría ser adoptada judicialmente, sólo cuando ambos padres están suspendidos o
privados de la patria potestad, porque, como expone el artículo 89, la guarda y cuidado de los hijos
menores está reservada en exclusiva a los progenitores que ostentan el ejercicio y la titularidad.
(Velazco 2006:4)
Como acabamos de constatar a través de los datos preliminares, el Código de Familia solo admite la
transferencia de cuidado a un tutor, cuando los padres del menor no cuentan con su patria potestad,
al mismo tiempo, este código vigente, no contempla las particularidades de las familias
transnacionales, así como tampoco las nuevas formas de ser padre y madre desde la distancia
(maternidad y paternidad transnacional).
En esta investigación por tanto, donde se analiza la maternidad transnacional y la reconfiguración
de roles que experimenta la familia cubana ante la ausencia materna, el concepto de cuidado, y su
accionar en la familia, constituye un elemento substancial en el estudio correspondiente. Nos
centraramos en indagar, si están presentes dentro de la muestra las cadenas globales de cuidado, así
como a quiénes se transfiere la guarda de los hijos/as cuando la madre está ausente, teniendo en
cuenta la legalidad de dichos procedimientos, y poniendo especial atención al enfoque de género, y
a la reproducción que puede existir, o no, de estereotipos sexistas y patriarcales en el momento de
delegar el cuidado de sus hijos.
Epígrafe 1.3: Acercamiento teórico-conceptual al Fenómeno Migratorio.
Cuando hacemos referencia a la palabra migraciones, tenemos que comenzar discutiendo sobre la
dificultad epistemológica que afrontan los estudios sobre este tema, debido a la complejidad
conceptual que sufre el término ―migración‖ producto de las diversas las posturas y formas en que
ha sido definido. Para explicar la afirmación anterior, nos remitiremos a diversas
conceptualizaciones que, sobre este fenómeno social, se han hecho:
La Enciclopedia Internacional de Ciencias Sociales la define como ―un permanente o
semipermanente cambio de residencia, sin restricción en cuanto a la distancia de desplazamiento o
en la naturaleza del acto voluntario o no del movimiento, y entre el tiempo de movimiento externo o
interno‖(Ramos 1996:15). Es importante que se tenga en cuenta al abordar las diferentes
terminologías, que algunos conceptos van a incluir la importancia del cambio de residencia habitual
y la reacomodación de la vida en los lugares de destino, así como también la aclaración que para
que haya un fenómeno migratorio, es necesario que exista un cruce de límites o fronteras en un
período de tiempo. Resulta necesario aclarar que la migración no se trata de cualquier movimiento
territorial pues los individuos están constantemente realizando desplazamientos a distintas áreas
geográficas con la finalidad de desarrollar diferentes actividades ya sean educacionales,
ocupacionales, recreativas, o personales, esta acción debe implicar un cambio de localidad (rural-
urbano), que se corresponden con las migraciones internas, o un traslado de país, que se
corresponden con las migraciones internacionales, ya sea por tiempo definido o para toda la vida.
El Diccionario de Sociología definirá a las migraciones como el movimiento relativamente
permanente de personas a una distancia significativa. Las estadísticas internacionales requieren que
ese movimiento entrañe una transferencia de residencia durante más de un año –o tres meses para el
caso de las migraciones de carácter temporales-. En la práctica, la distancia se ve sustituida por el
cruce de fronteras políticas o administrativas. En la medida en que modifican el tamaño y
estructura de las poblaciones de origen y destino, son uno de los tres componentes del cambio
demográfico, junto con los nacimientos y las defunciones; sin embargo, a diferencia de estos, no
constituye un acontecimiento inequívocamente biológico, sino una transición físico-social de
contornos. (Salvador, G.; Lamo de Espinosa, E. y Torres, C. 1998:490)
El fenómeno migratorio va a tener un carácter pluridimensional, lo que implica que para su total
interpretación o explicación, será necesario la combinación de múltiples perspectivas disciplinares y
de un sustantivo abordaje teórico. Desde el punto de vista teórico, la migración ha sido estudiada
desde diferentes perspectivas dejando en su devenir, una amplia gama de teorías que se han
desarrollado de forma aislada y segmentada por fronteras disciplinarias. Paradójicamente, los
estudios principales sobre esta temática se han desarrollado en los países receptores, trayendo como
consecuencia un déficit en el análisis de los intereses y perspectivas del país emisor. Los
argumentos anteriormente mencionados, son la explicación lógica de la dificultad que existe hoy
para localizar una teoría coherente y única sobre las migraciones internacionales.
Una primera ampliación necesaria de la reflexión científica en torno de los procesos migratorios,
consistió en abandonar la tendencia exclusiva o predominante a analizar en forma separada las
condiciones sociales, culturales, políticas y económicas de la región de procedencia y/o de la región
de llegada, para examinar las redes sociales y las «cadenas migratorias» dentro de «sistemas
migratorios» (Boyd; Faist) que, como canales de comunicación, desempeñan una función
articuladora de capital importancia entre las realidades de la vida en ambos espacios geográficos.
(Pries 1999:61)
El estudio del concepto de Migración se ha llevado a cabo hasta el período a partir de múltiples
tópicos y variables, que disímiles autores han integrado, en lo fundamental, en cuatro niveles: el
Nivel Macrosistémico: Derechos Humanos; Género; Globalización Económica; Migración y
Desarrollo; Régimen Internacional, Instituciones y Normas; Salud y Vulnerabilidad; Xenofobia y
Discriminación; Situación medio ambiental. El Nivel Exosistémico: Conflictos armados y
catástrofes naturales; Refugio y fronteras; Integración, comercio y mercados laborales; Integración,
asimilación, multiculturalismo, transnacionalismo e identidades; Sistemas de información. El Nivel
Micro: Comunidades y diásporas; Redes sociales, familia y remesas; Status migratorio y tipos de
movilidad; Tradición migratoria y el Nivel individual: Biografía del migrante; Calificación, Rasgos
sociodemográficos; Perfil psicosocial; Decisión individual y conjunto motivacional. (Aja 2005:10)
En el caso específico de este trabajo se hará una simbiosis entre el nivel Micro y Exosistémico,
debido a que las variables fundamentales de nuestro estudio se encuentran recogidas en ambas
perspectivas. El transnacionalismo, perteneciente al nivel Exosistémico y las redes sociales, la
familia, las remesas, el status migratorio, los tipos de movilidad, sumidos dentro del nivel de
análisis Micro, confluirán de manera articulada para darle explicación al argumento propuesto en
esta investigación.
A partir de los años 30´, va a haber un desplazamiento hacia los Estados Unidos del centro de
producción teórica en torno a las migraciones, en donde un grupo de sociólogos entre los que se
encuentran Robert E. Park y Ernest Burgess, representantes de la Escuela Ecologista Clásica de
Chicago, comienzan a realizar investigaciones en torno a los fenómenos que estaban aconteciendo
en la sociedad norteamericana producto de las oleadas migratorias que llegaban de cualquier parte
del mundo. Las aportaciones y centralidad de esta escuela en el análisis de los efectos sociales y
económicos generados por la nueva tecnología en las ciudades, la norteamericanización de los
inmigrantes y la desorganización social en la vida urbana, constituirían las hipótesis y el modelo
teórico más importante, tanto en la literatura sociológica norteamericana, como también en la
latinoamericana, hasta la década del 60´ y parte de los 70´. En el caso específico de América Latina,
uno de los enfoques más importantes que, desde la Sociología, analizaría la migración dentro de
este continente fue ―La Teoría de la Modernización‖ de Gino Germani, el cual concebiría las
migraciones como el eje o mecanismo principal del cambio de una sociedad tradicional a una
moderna, basándose en ―cierto‖ proceso de transición del desarrollo a partir de la asimilación del
modo de vida de las sociedades industriales capitalistas. Este autor apunta, por otra parte, que, para
el análisis de los movimientos migratorios, es necesario tener en cuenta tres niveles analíticos que
se encuentran íntimamente articulados
1
: El Nivel objetivo o ambiental donde se incluyen los
factores atractivos o expulsivos y las condiciones de accesibilidad, comunicación y contacto entre el
lugar de origen y el de destino, el Nivel normativo que comprende las normas, valores, pautas,
expectativas y roles que actúan como marco de referencia del migrante en la percepción y
evaluación de las condiciones objetivas y el Nivel psicosocial donde ubica las actitudes del
individuo frente al marco normativo así como el carácter del comportamiento individual. (Carassou
2004:78). Particularmente en este estudio nos apropiaremos del nivel objetivo o ambiental, para
1
El autor considera que estos tres niveles permitirían analizar los movimientos migratorios, pero resultaría necesario además,
tener en cuenta otros aspectos básicos, como la motivación para migrar a partir de las circunstancias de origen que estimulan el
proceso, las características de la población que migra y las circunstancias de traslado, así como la absorción de las migraciones
dentro del marco social y cultural de la nueva sociedad. Ver (Carassou 2004:78).
analizar las condiciones de accesibilidad, comunicación y contacto entre el lugar de origen, en
donde se ubicarían las familias objeto de estudio y el lugar de destino, en donde se encuentra
ubicada la madre migrante que viaja hacia otros territorios por disímiles causas que posteriormente
definiremos.
A partir de los años 90´, hay una profundización de las desigualdades estructurales entre centro y
periferia, que provocan una interrelación de las formas de dependencia y subordinación, así como
profundos cambios que se desatan en las tecnologías y las comunicaciones, todos estos elementos
acarrean la gestación de nuevas teorías en torno a la migración internacional. Las más relevantes,
por el protagonismo que tienen con esta investigación son: La Teoría de las redes, en donde se
plantea que la migración puede verse facilitada por el funcionamiento de redes migratorias, que son
conjuntos de relaciones interpersonales que vinculan a migrantes en el punto de destino con
familiares, amigos o coterráneos en el de origen, y que reducen los costes de todo tipo inherentes a
la migración (Bueno 2004:20) y la Teoría de los espacios sociales transnacionales. La teoría
transnacional nace, en gran medida, producto de lo insatisfactorio de las teorías predominantes en
los estudios de migración realizadas hasta la década de los ochenta, las que ponían marcado énfasis
en los aspectos económicos de las migraciones y en el hecho de que luego de un par de
generaciones se marchaba, inexorablemente, hacia la asimilación en la sociedad receptora. (Smith
2002:17). Los orígenes de esta perspectiva suelen situarse en el trabajo que publicaron Nina Glick
Schiller y sus colegas en 1992, quienes habían estado investigando a migrantes centroamericanos en
Nueva York. En su trabajo, las investigadoras pusieron el acento en los aspectos culturales, en la
manera en que los migrantes, lejos de asimilarse invariablemente a la sociedad huésped, mantenían
relaciones económicas, políticas y sociales con sus lugares de origen. En el centro de esta idea de
nuevas relaciones que se establecen entre las sociedades de origen y destino de los migrantes
descansa la propuesta de que éstas llegan a constituir comunidades transnacionales
2
. Esta teoría
anteriormente mencionada, representa el colofón para el surgimiento del concepto más
contemporáneo del Transnacionalismo, fenómeno migratorio cuyas prácticas han estado presentes
dentro de cada movimiento migratorio en el mundo, pero que han tenido un auge considerable
producto de los procesos de globalización y desarrollo de los medios de comunicación y del
transporte.
Dicho en otros términos, la migración internacional se concibe como un fenómeno social, que
provoca la aparición de realidades sociales cualitativamente nuevas, más allá de los acostumbrados
2
comunidad transnacional: un espacio social donde los vínculos entre migrantes y su país de origen se basan en la solidaridad,
"alcanzando un alto nivel de cohesión social y un repertorio común de representaciones simbólicas y colectivas" (Faist, 2000: 9).
arraigos espaciales de la región de llegada y de destino. De igual manera, variará cualitativamente:
de un acto de mudanza de la ubicación habitacional expresada en una fase temporal muy limitada y
transitoria, a una conversión en un estado y forma de vida en el migrante. De igual manera la
migración internacional pasa por una transición relevante, de un medio de cambio de lugar de
residencia, a un contenido de una nueva existencia y reproducciones sociales.(Ver Pries 1999:62).
Esa es la razón que puede hablarse de un medular proceso dentro de los procesos migratorios
denominado Transnacionalismo, el cual representa una de las variables esenciales dentro de este
estudio, y el cual tiene su cordial explicación en los epígrafes subsiguientes.
Epígrafe 1.4: Acercamiento al fenómeno del Transnacionalismo.
El Transnacionalismo constituye una paradoja interesante para el mundo de hoy, debido a su
establecimiento en el panorama mundial como un fenómeno migratorio tan antiguo como novedoso,
y tan practicado como poco entendido. La sociedad se ha desarrollado a lo largo de la historia y con
ella, ha habido un avance de las tecnologías tanto en el ámbito del transporte como en el de las
comunicaciones. Este desarrollo ha repercutido en la aparición, modulación y duración de los
movimientos migratorios internacionales, los cuales han abierto el camino hacia la aparición de la
nueva perspectiva o enfoque migratorio llamado transnacionalismo. Los movimientos y actividades
transnacionales, como las mismas migraciones en general, no constituyen hechos novedosos en la
historia de la humanidad; sin embargo, la transnacionalidad está emergiendo, en los últimos
tiempos, como un auténtico nuevo fenómeno social y justificada nueva materia de estudio, como
consecuencia del impacto e influencia de estas prácticas transnacionales, no solo en el migrante ,
sino también en toda la vida y realidad social del país de origen como en el país de destino.
El concepto inicial más famoso del término transnacional fue elaborado por las antropólogas Glick-
Schiller, Basch y Szanton-Blanc
3
, quienes, en un trabajo publicado en 1992, revelaban que la
3
Resulta importante aclarar que Nina Glick Schiller en su texto: “From Immigrant to Transmigrant: Theorizing Transnational
Migration» en: Anthropological Quarterly vol. 68 Nº 1, 1995, pp. 48-63., específicamente en la pág. 60, expresan que
Sutton/Makiesky-Barrow fueron los primeros autores que hablaron explícitamente de la existencia de un «sistema sociocultural y
político trasnacional».(Schiller 1995:60)
emergencia de espacios sociales transnacionales, que unen de forma especial las sociedades de
origen y de destino de los migrantes, simboliza un rompimiento con el pasado. La desconexión con
el origen no es necesaria, sino que más bien, en el mundo contemporáneo, los «transmigrantes»
conservan, edifican y fortalecen múltiples lazos que les unen a sus lugares de origen, creando, de
este modo, verdaderas ―comunidades desterritorializadas.
Podemos decir entonces que, el conjunto de actividades creadas por los migrantes transnacionales
que les permiten vivir de forma simultánea en dos comunidades diferenciadas se va considerar
como Transnacionalismo. El concepto de transmigrantes está, por tanto, relacionado con los
inmigrantes que cotidianamente viven dependiendo de las múltiples y constantes interconexiones a
través de las fronteras nacionales y cuyas identidades se configuran en relación con más de un
Estado-nación (Ver Glick-Schiller, Basch y Szanton-Blanc, 1995). Cuando se abordan las
migraciones internacionales desde la perspectiva transnacional es importante que se tenga en cuenta
la superación del "nacionalismo metodológico", en donde se plantea que el Estado–nación es el
contenedor natural y lógico en el cual transcurre la vida social. El transnacionalismo puede verse
como lo contrario de la noción ―canónica‖ de asimilación -proceso gradual, pero irreversible, de
aculturación e integración de los migrantes a la sociedad receptora-. En vez de esto, el
transnacionalismo evoca la imagen de un movimiento imparable de ida y venida entre países de
recepción y de origen, permitiéndole a los migrantes sostener una presencia en ambas sociedades y
ambas culturas y explotar las oportunidades económicas y políticas creadas por tales vidas duales.
(Portes 2006:5). Es importante destacar que las facilidades de las comunicaciones, añadidas a los
beneficios económicos, sociales y psicológicos de la transnacionalidad podrían convertir a estas
actividades en el patrón normativo de adaptación, al menos para ciertos grupos inmigrantes. De esta
forma, Portes, Guarnizo y Landlot indicaban que con el propósito de establecer un área de
investigación novedosa, era preferible delimitar el concepto a ocupaciones y a actividades que
requieren de contactos sociales habituales y sostenidos a través de las fronteras nacionales (Portes,
Guarnizo y Landlot 1999: 219). Portes, continuando sus estudios sobre la propia temática antes
mencionada, expondría en el texto “La sociología en el hemisferio: convergencias del pasado y
nueva agenda conceptual”, el cual fuere expuesto en la Conferencia sobre Sociología
Latinoamericana celebrada en la Universidad de la Florida, Gainesville, el 19-20 de abril de 2001,
cuatro tipos de transnacionalismo y sus respectivas consecuencias en los distintos escenarios en
donde se desarrolla. (Véase Figura 1)
Constituye por tanto demostrable, que el transnacionalismo trata de actividades individuales que los
migrantes realizan permanentemente a través del desplazamiento continuo entre las fronteras de los
países. (Moctezuma 2008:10) Esta es la razón por la que se reconoce que habitar en dos mundos no
solo implica la comunicación, el desplazamiento y la pertenencia permanente entre ellos, sino
también la necesidad de intervención simultánea en cada una de sus transformaciones.
Resulta substancial también tener en cuenta dentro de este debate sobre la transnacionalidad las
siguientes preguntas: ¿por qué los teóricos de la migración transnacional fueron capaces de liberarse
de algunos de los efectos del nacionalismo metodológico y no de otros?; así como ¿por qué trataron
en sus estudios los efectos globales de la reestructuración de capital, pero no fueron capaces de
situar de forma adecuada en el espacio y el tiempo las transformaciones correspondientes? Para
contestar a estas preguntas y para facilitar las cosas a futuros investigadores, es preciso recurrir a un
enfoque reflexivo que ubique histórica y geográficamente el paradigma de migración transnacional.
Solé, Parella y Cavalcanti, en su libro: ―Nuevos retos del transnacionalismo en el estudio de las
migraciones‖ entran en contradicción con ciertos planteamientos sobre el origen del fenómeno
Figura 1
Fuente: (Portes 2001:140)
transnacional esbozando que, aunque en un principio se contemplaba la migración transnacional
como un nuevo fenómeno que se creía precisaría de un nuevo enfoque capaz de reflejar los cambios
en las pautas migratorias, lo que en realidad estaba cambiando era el cristal a través del cual se veía
la inmigración. Sus planteamientos continúan alegando que el surgimiento de la migración
transnacional, a menudo atribuido al desarrollo de nuevas tecnologías, como el abaratamiento del
transporte aéreo y los avances en electrónica, carecen de base histórica, debido a que los
inmigrantes provenientes de diversos lugares de todo el mundo, que forjaron los sistemas
económicos del continente americano, establecieron redes transnacionales en el siglo XIX y primera
parte del XX y se sirvieron de ellas para el desempeño de sus actividades familiares, sociales,
culturales, económicas, religiosas y políticas. Al mismo tiempo, se reconocía ampliamente la
importancia de estas conexiones, acuñándose el término transnacionalismo para referirse a ellas. Sin
embargo, los flujos mundiales de capital y de personas se redujeron en el siglo XX durante el
periodo comprendido entre la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, y es en esa encrucijada
histórica cuando los inmigrantes pasan a ser considerados como personas desarraigadas que habían
roto (o debían romper) definitivamente sus lazos con su lugar de origen, lo que hizo florecer las
teorías y políticas asimilacionistas. Ante tales argumentos los autores concluyen categóricamente
que, el paradigma de migración transnacional que se hizo bastante popular en la década de 1990, así
como el subsiguiente debate sobre globalización, no estaban describiendo fenómenos nuevos
ocasionados por las nuevas tecnologías. Lo que estaba haciéndose evidente, en cambio, era una
reconfiguración de la formación del capital –el desarrollo de la acumulación flexible de capital,
propia del neoliberalismo–, de pautas de conexión transnacional que compartían similitudes y
diferencias con formas anteriores de conexión.(ver Solé y otros s/a:31)
Como acabamos de constatar con los argumentos anteriormente mencionados, el Transnacionalismo
es un fenómeno migratorio con diversidad de matices, así como disímiles posturas teóricas, los
cuales han sido defendidos por infinidad de autores a lo largo del mundo. Es por esta razón que el
acercamiento a este proceso transnacional resulta una variable tan importante dentro de nuestra
investigación, no solamente porque tributa al esclarecimiento de los objetivos trazados dentro del
estudio, sino porque su vigencia y actualidad puede constatarse de forma categórica dentro de la
actualidad cubana. Para el caso específico de este trabajo nos centramos en el transnacionalismo de
tipo económico, puesto que se profundizó en el transnacionalismo visto desde la perspectiva de la
familia. Al interior de esta entidad social se establecieron vínculos continuados entre el emigrante,
en nuestro caso la figura materna, y la familia que queda en el país de origen, en donde, a partir de
estas relaciones transnacionales, emergieron dos conceptos significativos para el desarrollo óptimo
de esta investigación: Familias transnacionales y Maternidad transnacional.
Epígrafe 1.5: Familias Transnacionales. Relaciones y estrategias que trascienden las distancias.
Para adentrarnos en el análisis del tema en cuestión es necesario plantear que el concepto de familia
transnacional hace alusión a un proceso migratorio, y a la persistencia de relaciones económicas,
familiares, sociales y de otros tipos que establecen los migrantes desde la sociedad de destino con la
sociedad y familia de origen. (Roca, s/a: 4) Han sido definidas también como: ―(…) unidades
sociales que trascienden fronteras, tienen conciencia de formar parte de la diáspora, hacen una
reproducción cultural híbrida y mantienen la pertenencia afectiva y emocional con el origen‖.
(Cerda 2014:80) Las familias transnacionales van a constituir por ende, grupos familiares en los
que, a pesar de la distancia geográfica entre el migrante y su familia, las relaciones no se fracturan,
al contrario, se apuntalan de distinta manera echando mano de dos elementos de suma importancia,
por su contribución como mecanismos de enlace: los medios de comunicación y las remesas. (Ver
Cerda, 2014:80).
En su replanteamiento sobre el conocimiento convencional sobre migración, Levitt y Glick Schiller
(2004) enfocan la vida de familia transnacional como la reproducción social que se da a través de
fronteras, ellos se basan en el planteamiento de Bryceson y Vuerela, quienes definen a las familias
transnacionales como aquellas cuyos miembros viven algo o la mayor parte del tiempo separados,
pero todavía se mantienen unidos y crean un sentimiento de bienestar colectivo y de unidad; un
proceso que llaman ―la familia a través de fronteras nacionales‖. Como otras familias, las familias
transnacionales no son unidades biológicas per se, sino construcciones sociales o ―comunidades
imaginadas‖, y como otras familias, las familias transnacionales deben mediar la desigualdad entre
sus miembros, incluyendo las diferencias al acceso a la movilidad, recursos, diferentes tipos de
capital y estilos de vida (Bryceson y Vuerela, 2002:3-7).
Esta definición va a favorecer la comprensión sobre nuevas formas de relaciones y vínculos entre la
familia, además de sacar a la luz la interrogante sobre dos elementos relevantes como la co-
residencia y la presencialidad, que constituyen aspectos esenciales en las tradicionales
conceptualizaciones de la familia.
La importancia atribuida al cuestionamiento sobre estos dos elementos descansa en el hecho de que
las relaciones que se establecen entre los miembros de las familias transnacionales, trascienden la
espacialidad y las fronteras físicas, cuestiones que generan formas distintas de comprender la
maternidad y la paternidad, así como la creación de nuevas modalidades de cuidado dentro de un
espacio transnacional. Las familias transnacionales hacen referencia también a complejas
interacciones entre hijos, padres, sociedad receptora y sociedad de origen. Ésta persiste más allá de
las fronteras nacionales, debido a que uno o varios de sus miembros se aparta de la unidad
doméstica, pero continúa formando parte de la familia, sólo que de un nuevo tipo de ella. (Cerda
2014:80) La perspectiva transnacional permite identificar como las familias van variando sus nexos
en el tiempo y en el espacio; Bryceson & Vuroela (2002) se refieren al concepto de ―parentalizar‖,
para referirse a los mecanismos que los individuos utilizan para mantener, cortar, fortalecer los
vínculos familiares. Los autores señalan que estás, las familias transnacionales, no pueden en cuanto
a estructura y dinámica ser igualmente comprendida que otras familias. Parella y Cavalcanti (2006)
afirman que ―sin lugar a dudas, uno de los tipos de práctica transnacional más relevante, con
mayores repercusiones en las vidas de los migrantes y sus familias, es la materialización de las
conexiones transnacionales a través de las remesas monetarias y sociales‖ (Parella & Cavalcanti,
2006: 251). Las familias transnacionales establecen intercambios económicos, sociales y culturales,
que les permiten mantener vínculos a través de las fronteras y hacer visibles los lazos que
mantienen el migrante o la migrante con su país de origen.
La paternidad y la maternidad transnacional configuran nuevas formas de ser ―padre‖ y ―madre‖, ya
que el distanciamiento físico implica que se acuda al trabajo de parentesco como una forma de
sustituir la co-residencia o residencia común, una de las cuatro funciones básicas —las otras tres
son: cooperación económica, reproducción, sexualidad— que hacen parte de las concepciones
tradicionales de familia (Guittins, 1986). Las características anteriores han sido criticadas porque se
pueden mantener vínculos afectivos sin necesidad de residir, como lo es el caso de las familias
transnacionales, que construyen nuevas formas de interacción que no requieren la co-presencia o
relación face to face como se ha planteado desde el interaccionismo simbólico (Ritzer, 1993, La
Rossa & Reitzes, 1993). El padre o la madre no sólo cumplen con su rol a través de las remesas
sociales y familiares, sino también a partir de la construcción de redes transfamiliares, las cuales
ayudan a garantizar las funciones parentales (maternidad y paternidad), tal como lo señala el
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD 2005)
Los lazos que mantienen unidas a las familias transnacionales tienen que ser más fuertes que las
fuerzas, tanto legales como físicas, que separan a los miembros de la familia individualmente.
Herrera Lima sostiene que las familias transnacionales, son apoyadas por extensas redes sociales,
permitiendo a las experiencias transnacionales formar un flujo continuo, más que una radical
división de la vida separada en dos mundos (Herrera 2001:91). Los miembros de la familia
dispersados, son reunidos en un espacio social por lazos emocionales y financieros, los cuales
siguen en contacto por modernos medios de comunicación y por ocasionales traslados físicos entre
las sociedades de origen y de destino.
Es por esta razón que, basándonos en las características de tales familias, y las consecuencias que
propone esa nueva forma de asumir la parentalidad, se hizo necesario para este estudio, el
acercamiento al fenómeno de la feminización de las migraciones, puesto que muchas de las mujeres
que migran son madres que dejaron a sus hijos bajo la responsabilidad y el cuidado de otros
miembros de la familia, elemento que constituye la base de una readaptación de roles maternos
identificados con el concepto de Maternidad Transnacional.
Epígrafe 1.6: Feminización de las Migraciones. Particularidades del caso cubano.
Durante muchos tiempo, las mujeres fueron excluidas del estudio de las migraciones, aunque han
sido, y siguen siendo, parte importante de estas. Desde hace algunos años, la tendencia dentro de las
migraciones internacionales ha sido hacia su feminización, lo que quiere decir que las mujeres han
tomado un enérgico protagonismo dentro de los desplazamientos poblacionales a lo largo de todo el
mundo, por lo que se han convertido en actoras fundamentales de los procesos migratorios,
aumentado en un número e independencia con respecto a los hombres.
La migración internacional a nivel mundial ha marcado, como tendencia desde fines del siglo XX y
mantenida durante el XXI, la superación en número de mujeres sobre hombres migrantes según
áreas geográficas. Esta tendencia, conocida como feminización de las migraciones internacionales,
es explicada desde la teoría según componentes cuantitativos y cualitativos. Desde el punto de vista
cuantitativo, se refiere a dicha supremacía en número; desde el análisis cualitativo se traduce en el
cambio de roles que ha implicado para las migrantes femeninas la acción de migrar. (Marrero
2011b:1)
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) plantea que actualmente en los flujos
migratorios internacionales ―interviene una mayor diversidad de grupos étnicos y culturales que
nunca antes, el número de mujeres que emigra hoy de manera independiente, o como cabeza de
familia, es considerablemente mayor‖.(OIM 2010:3) La representación de la mujer en los
contingentes de migrantes internacionales pasó del 44.2 % en 1960 al 48.1 % en 1980 y al 50.1 %
en 2010‖.(OIM 2010:10)
Se impone entonces esclarecer las causas que condicionan estas tendencias, las cuales están
asociadas con el fenómeno de la globalización, el cual ha creado y consolidado mercados de trabajo
internacionales que se encuentran divididos en sexos. Gregorio, C y Agrela, B. (2002) defenderían
la necesidad de realizar ―una mirada de género a la economía de mercado transnacionalizada para
observar la producción de desigualdades de género en estrecho vínculo con las de clase y etnia‖.
Precisamente los datos anteriores corroboran el hecho de que la incorporación de la fuerza de
trabajo femenina migrante, en los países hacia los cuales se desplazan, está vinculada
fundamentalmente al sector marginal e informal, en donde estas mujeres se dedican al área de los
servicios, del cuidado, al trabajo doméstico y al trabajo sexual, asegurando una fuerza laboral de
bajos salarios.
En suma, se podría afirmar que el proceso de globalización ha acelerado los flujos migratorios de
los países del sur hacia los países del norte, no sólo como consecuencia de la sobrepoblación, la
pobreza y el estancamiento económico, sino como una consecuencia de la nueva lógica de
acumulación donde los inmigrantes del sur prestan servicios especializados con bajos costos
asegurando de esta manera una mayor acumulación de los países del norte. (Marrero 2011ª:5)
La migración de las mujeres se ha abierto entonces, en parte como consecuencia de la demanda de
mano de obra barata para el trabajo doméstico, para algunas profesiones relacionadas con el
cuidado de personas (por ejemplo: enfermería) y para ciertos trabajos industriales (por ejemplo: las
maquiladoras mexicanas). Y, junto a la rígida división de trabajos disponibles por géneros, se ha
desarrollado un patrón basado según los países de origen. No obstante, resultaría erróneo restringir
el fenómeno de la feminización de las migraciones internacionales a las demandas del mercado
laboral internacional. Así, las personas desplazadas por los cambios producidos en el mercado y por
la implementación de políticas económicas neoliberales, en realidad tienen variadas y complejas
motivaciones para emigrar. (Marrero 2011ª:5)
El espacio invita al movimiento‖, sería una frase recurrente en los labios del escritor español Juan
Goytisolo, quién desde finales de los años 50 ha pasado la mayor parte de su vida en el exilio,
principalmente en París y Marrakech. Las mujeres y hombres pueden decidir moverse a cualquier
tierra que ―consideren apropiada‖, pero también pueden salir de su ―tierra natal‖ en busca de una
vida mejor, buscando libertad, ganar dinero, o por necesidad. Trasladarse temporalmente o
permanentemente a otra parte no significa necesariamente que el migrante se desvincule de las
relaciones sociales con aquello que han dejado atrás, al contrario, Goytisolo plantearía que,
―Muchos migrantes arriesgan sus vidas para alcanzar orillas prohibidas para tener la posibilidad de
cumplir con sus obligaciones familiares: proveer a las personas dependientes de ellos y hacer
posible la vida en sus hogares de origen‖ (Goytisolo, 2004).Tener en cuenta que tanto mujeres
como hombres emprenden la migración para realizar obligaciones de familia en sus hogares de
origen es una idea fundamental a la hora de argumentar las motivaciones para la migración de de
cualquier migrante.
En el caso cubano, la evidencia empírica que surge del estudio de los datos migratorios muestra que
las personas migrantes de Cuba comparten tres características sociodemográficas: la primera de
ellas es la elevada participación de la emigración femenina, fenómeno que ha venido en aumento en
los últimos años, llegando incluso a superar la emigración masculina. La segunda es la
concentración de los flujos migratorios en las edades laboralmente más productivas de inmigrantes
y emigrantes y la tercero, el nivel educacional, puesto que la educación hasta noveno grado es
obligatorio en el país.
La problemática migratoria cubana cobra un tinte particular por la influencia que en ella ejerce
desde 1959 el diferendo entre Cuba y Estados Unidos, que incluye las agresiones de todo tipo, las
presiones para provocar emigraciones masivas e ilegales y el bloqueo. Este diferendo también
influyó en el ―período especial‖ de los años noventa, que fueron años de crisis y reajustes en todas
las estructuras de la sociedad, que se produjeron ante la desaparición de la URSS y de los países
socialistas europeos y que pusieron a prueba el experimento socialista cubano. Todo esto ha
generado en buena parte las carencias en la sociedad cubana en los últimos años, las que motivan a
las personas que emigran en busca de mejores condiciones materiales de existencia. (Núñez 2007:4)
Los saldos migratorios externos de Cuba entre 1960 y 2003 muestran que la cantidad de mujeres
que emigraron es ligeramente superior a la de los hombres: de un saldo migratorio total de 1 millón
158 mil 665 personas, 583 mil 430 fueron mujeres, quienes representaron el 50.35% del total.(
Núñez 2007:8) En el caso de las salidas ilegales, en 1993, el 88% de los cubanos que realizan
salidas ilegales son hombres, y en 1994 estos representan el 80%, ello confirma una regularidad que
se manifiesta a escala internacional en las migraciones de carácter indocumentado, el hecho de que
sean selectivas por sexo, y en particular, en el caso cubano, la presencia de altos riesgos durante la
travesía hace disminuir la presencia femenina. (Ver de Urrutia 1995)
Por tanto, las diferencias entre las personas que salen ilegalmente y los que lo hacen por vías legales
en Cuba se manifiestan principalmente en relación al sexo, donde la proporción es inversa, en tanto
en los ilegales predominan los hombres y en los legales las mujeres.
La readaptación que, durante los noventa, enfrentaron las mujeres cubanas. Estos sucesos tienen una
notable repercusión al interior de las familias y en la sociedad en general, pues a la vez que se
acrecienta su firmeza para asumir nuevos retos y roles sociales, se madura su conciencia política y
liberadora para oponerse a abusos y sumisiones. Estos cambios que han atravesado y atraviesan las
mujeres cubanas han generado en ellas una mayor capacidad para reflexionar y decidir sobre
diversos aspectos de su vida y un ejemplo de esto se manifiesta en las estrategias que utilizan para
emigrar. (Marrero 2010ª:7)
En Cuba, la migración externa, desagregada por sexo, en el período 1998-2007 se caracteriza por:
Las mujeres en todos los años tienen un saldo migratorio externo superior al de los hombres.
El saldo migratorio externo de los hombres y mujeres en el año 2007 crece con relación a 1998, en
19,3% y 25% para cada caso. Sin embargo disminuye con respecto al 2006 para unos y otras, siendo
los decrecimientos de 8,8% y 5,5% respectivamente.
El crecimiento más alto del saldo migratorio externo se alcanza, tanto para hombres(28,9%) como
para mujeres (19,2%) en el año 2004. A partir de esa fecha el saldo total decrece levemente hasta
alcanzar en el 2007 cifra similar a la de 1999.
Como los datos de la migración externa responden a las estadísticas oficiales de las salidas legales
del país, puede estar sesgado en cuanto a la participación de los sexos, pues no se incluye la
migración ilegal de la cual no hay cifras disponibles. (Ver Figura 2)
Figura 2
Fuente: CEPDE-ONE, 2008. Anuario Demográfico de Cuba, 2007, La Habana
Otro tema relevante resulta el expuesto por Marta Núñez Sarmiento en su investigación (2007) en
donde además de plantear, que en el caso cubano, los saldos migratorios de las mujeres son
ligeramente superiores al de los hombres, convirtiéndose en uno de los rasgos de la feminización de
las migraciones internacionales contenidos en el informe del FNUAP, también expone que los
flujos migratorios de las cubanas y los cubanos se han dirigido históricamente hacia Estados
Unidos.
A pesar de esto, destacaría Núñez Sarmiento (2007), que si se toma en consideración los datos que
aportan los consulados de Cuba hasta inicios de 2005, la distribución de asentamientos cubanos por
regiones geográficas fuera de los Estados Unidos muestra los casos de Europa, más de 105 800
personas, América del Sur, más de 23 700 personas, Centroamérica más de 21 000 y el Caribe con
más de 5 700 personas. Las regiones de África y Asia agrupan a más de 2 800 personas. En
resumen, se reportan cubanos en 148 países, el 98% se concentra en 20 naciones, a saber: Estados
Unidos, España, Venezuela, México, República Dominicana, Costa Rica, Alemania, Italia, Canadá,
Colombia, Nicaragua, Francia, Chile, Argentina, Suecia, Suiza, Rusia, Ecuador, Panamá y Brasil.
No se cuenta con datos sobre la distribución por sexos de estos emigrados cubanos en 2005, pero,
considerando que esta ampliación del diapasón de países de destino se produjo a partir de la década
del noventa y en esos años los saldos migratorios de mujeres eran mayores que los de los hombres,
entonces podría estimarse que entre los emigrados y emigradas procedentes de Cuba se repite la
tendencia de la feminización que está presente en países latinoamericanos y caribeños, fuera de los
Estados Unidos.(Núnez 2007:10)
Al referirse a los cambios de roles que experimentan las mujeres cubanas durante el proceso
migratorio, Helen I. Safa plantea que la reestructuración económica en Cuba ha contribuido al
incremento de los hogares encabezados por mujeres en nuestro país, por lo tanto, contribuyó
también a debilitar el papel del hombre como proveedor. La autora le brinda al factor económico un
lugar privilegiado en las causas de la emigración en Cuba; plantea además que la emigración
incrementada resulta a menudo en fragmentación familiar y cambios en los papeles de género.
Sobre este particular existen fuertes contradicciones, aunque algunos autores señalan que la
migración de mujeres puede incrementar el papel social y económico que estas desempeñan en los
países de destino, otros plantean que en muchas ocasiones no pueden escapar de la sobrecarga de
trabajo o de una rígida limitación de los empleos a los que pueden acceder. Los mercados de trabajo
segregados por sexo influyen en las oportunidades laborales de las mujeres migrantes, en el dinero
que ganan y en los riesgos de ser explotadas. En el sector del trabajo no calificado, ellas
predominan en empleos aislados y por tanto están en mayor riesgo de sufrir explotación. (Marrero
2010ª:9)
La migración externa es un comportamiento legendario dentro de los movimientos poblacionales
internacionales que, por lo general, están asociados a mejoras en las condiciones de vida, según las
expectativas individuales.
Aún prevalecen en la sociedad cubana definiciones patriarcales de lo que significa ―ser hombre‖ y
―ser mujer‖, concepciones que inciden en el ámbito migratorio. No obstante, las conquistas de la
mujer cubana en el espacio público han influido en su poder de tomar decisiones. Lo anterior se
refleja en la esfera migratoria, donde cada vez más mujeres deciden migrar de forma independiente
y no como acompañantes dependientes del hombre migrante.(Marrero 2008)
Por otro lado, estudios cualitativos han demostrado que la mujer cubana tiende a perpetuar, en
mayor medida que el hombre, las tradiciones aprehendidas en Cuba una vez insertadas en las
sociedades receptoras. Por lo que, la feminización creciente de las migraciones internacionales en
Cuba puede incrementar la expansión de las tradiciones y costumbres de la Isla en los países de
destino. (Marrero 2009)
Desde el punto de vista demográfico, la feminización de las migraciones en Cuba es un signo de
alerta para el envejecimiento poblacional que sufre el país. La Oficina Nacional de Estadísticas
(ONE) muestra las bajas tasas de fecundidad y mortalidad como los principales factores que
condicionan el envejecimiento poblacional en Cuba. es preciso señalar que Cuba cuenta con los
niveles más bajos de fecundidad con respecto a América Latina. de las respuestas que ofrece la
ONE ante esta situación el incremento de la participación femenina en la fuerza laboral.
Acorde a los planteamientos de la ONE, el envejecimiento poblacional que se proyecta para Cuba
contribuirá a consolidar los cambios en la estructura y funciones de la familia, en su tamaño y
composición. Tal situación adjudica la importancia de profundizar en el estudio de la feminización
de las migraciones internacionales en Cuba
Aunque en los últimos años no ha variado el grado de participación de las mujeres en la migración
internacional, sí lo ha hecho la naturaleza de esa participación. Contrario a la perspectiva que
considera a las mujeres migrantes como acompañantes pasivas de los hombres en los procesos de
migración, las investigaciones muestran que las mujeres son actores claves e independientes en el
proceso, siendo muchas de ellas madres que deben asumir los roles maternos desde la distancia,
dando lugar al fenómeno denominado Maternidad transnacional.
Epígrafe 1.7: La Maternidad Transnacional. Una nueva forma de ser madre desde la
distancia.
En América Latina, teniendo en cuenta la definición de roles, se ha cristalizado el estereotipo de la
madre como aquella mujer que debe asegurar la reproducción y transmitir los valores culturales , la
cual, además debe cumplir con el rol de organizar, gestionar y asegurar la reproducción social del
grupo doméstico, es decir, la red de cuidados de niños y ancianos. Por lo tanto, adquirir capital
simbólico y prestigio social en las mujeres, generalmente, se realiza dentro del hogar en lo que se
denomina trabajo de parentesco, definido por Di Leonardo (1992: 248) como el conjunto de
actividades orientadas al mantenimiento de los lazos de parentesco dentro del grupo doméstico
(visitas, celebraciones rituales, llamadas telefónicas, regalos, etc.)
4
. Teniendo en cuenta los
anteriores postulados cobra sentido la interiorización que algunas madres hacen del rol tradicional,
negociado y reconocido social y culturalmente, su labor reproductiva, la cual responde a ciertas
representaciones de la maternidad asociado a procesos biológicos (embarazo, parto, lactancia, etc.)
y con una serie de prácticas de cuidado relacionadas (atención a la salud, alimentación, higiene,
afecto, etc.). Esta representación de rol materno desde la concepción tradicional, genera que
aquellas prácticas de la maternidad que se realizan desde la distancia, no sea sean concebidas en
ocasiones como cuidado, generando a su vez, sentimientos de culpabilidad y arrepentimiento en la
madre respecto a la decisión tomada.
En este contexto, las transformaciones en las formas de ejercer la maternidad aún no han generado
cambios profundos en los discursos, de modo que se modifican las formas más no la estructura
discursiva, que implican las relaciones de género y poder dentro de la familia. La maternidad, no es
una condición connatural en la mujer, sino una construcción subjetiva y social, a partir de la cual
una mujer es capaz de alojar a un hijo en su deseo y en virtud de ello, cumplir con las funciones de
protección, cuidado, afecto y formación. Sin embargo, son muchos los casos que evidencian que la
maternidad no es correlativa a la feminidad, es decir que no son dos condiciones biunívocas, debido
a que relaciones entre feminidad y maternidad responden a la singularidad de cada caso. Esto
porque en la construcción tanto de la feminidad como de la maternidad, se juegan las experiencias
singulares e históricas, en las que cada mujer se encuentra con modelos, discursos, prácticas e
ideales que le sirven de referentes para su propia construcción. (Jáuregui y otros 2014:12)
En este sentido, la emigración movilizará los referentes identificatorios, produciendo efectos en las
construcciones y prácticas de las mujeres tocadas por la experiencia migratoria: madres, hijas,
abuelas, tutoras. De este modo las categorías fijas, a partir de las cuales se clasifican a los hombres
y a las mujeres y los roles que se espera desempeñen, cambian. (Jáuregui y otros 2014:14)
4
Skrbiš (2008) aplica a la familia transnacional el término «trabajo emocional» (emotional labor), acuñado por
Hochschild (1983), para referirse al tipo de acciones que permiten el mantenimiento de la conexión afectiva a través
del espacio y del tiempo, que incluyen tanto a la persona migrante como a los miembros de la familia y a otros
integrantes de la familia extensa que permanecen en las zonas de origen.
En las últimas décadas, la feminización de la migración, ha generado transformaciones en los
vínculos que las mujeres establecen en los distintos ámbitos: de pareja, familiar, social, laboral.
Varios estudios muestran que la emigración de la madre y mujer, produjo transformaciones en las
prácticas sociales, poniendo a prueba los modos, roles y funciones dentro de la familia. A partir de
la emigración surgen modalidades, que a modo de estrategias de adaptación, consolidan un ejercicio
de la maternidad desde la distancia, fenómeno conocido como “maternidad transnacional” o
“globalización de la maternidad‖; nuevas formas de llevar a cabo el cuidado y educación de los
hijos en base a circuitos de comunicación, afecto y soporte financiero que transcienden las fronteras
nacionales (Hondagneu- Sotelo y Ávila; 1997) Así, la maternidad transnacional se configura como
una práctica social sustentada en redes sociales, conformada esencialmente por mujeres que suplen
a otras mujeres, construyéndose de este modo cadenas de cuidado, tanto en el lugar de destino como
en el lugar de origen. Son prácticas que generan y repiten discursos, donde se le asigna a la mujer el
rol de protectora, cuidadora y educadora de los miembros familiares más frágiles y dependientes;
discursos que a modo de construcciones colectivas, definen el rol, valor y lugar de la mujer dentro
de las estructuras sociales. En este contexto, las transformaciones en las formas de ejercer la
maternidad aún no han generado cambios profundos en los discursos, de modo que se modifican las
formas, mas no la estructura discursiva, que implican las relaciones de género y poder dentro de la
familia. La experiencia migratoria confronta a la mujer a cambios en dos dimensiones: la relación
con sus hijos (dimensión de la maternidad) y sus vínculos de pareja (dimensión de la feminidad), de
tal modo que la emigración implica el encuentro con nuevas instituciones, normas sociales e
ideologías en el país de destino, que generan cambios en la valoración de los aportes de las mujeres,
del posicionamiento en las relaciones de pareja y la renegociación de roles en el contexto familiar.
(Jáuregui y otros 2012:23) Es evidente que las mujeres migrantes se han convertido en el primer
eslabón de la cadena migratoria y han llevado a cabo complejos procesos de adaptación en torno al
ejercicio de la maternidad transnacional, rol cuestionado tanto en los lugares de origen como de
destino y en ámbitos tan diversos como los discursos políticos, religiosos y educativos. En dichos
espacios se va a promover una imagen positiva de la figura materna, pero en donde las madres
migrantes no siempre estarán incluidas.
Pero, en este contexto, es necesario enunciar que la migración de la figura materna siempre
implicará una serie de arreglos en su entorno familiar más inmediato, en donde se cubrirá su rol de
reproducción social durante su migración. Estas negociaciones dentro del hogar muchas veces
suponen una sobrecarga de tareas y responsabilidades para las mujeres del mismo grupo doméstico
y, en otros casos, se traslada hacia un cambio de rol ejercido por sus hijas e hijos mayores que se
convierten en jefas o jefes de hogar en plena etapa de la adolescencia. Los argumentos anteriores
constituyen la razón por la que puede afirmarse, que los procesos migratorios transnacionales no
sólo han generado cambios estructurales en el ejercicio de la maternidad y la paternidad, sino que
además, han dado lugar a nuevas formas de convivencia que conllevan la apropiación de roles
familiares, a partir de la fragmentación producida por la migración. (Pedone s/a: 9)
Ante tales condicionantes puede hablarse de la migración materna transnacional como un
catalizador para la reconfiguración de roles y dinámicas dentro de la familia, lo que hizo necesario
un acercamiento riguroso a estas transformaciones que se experimentan dentro del hogar, como
elementos consustanciales en el análisis de nuestra investigación.
Epígrafe 1.8: Reconfiguración de roles al interior de la familia transnacional,
transformaciones propias que desencadenan los procesos migratorios.
Los procesos migratorios que se dan alrededor de todo el mundo, tienen una fuerte repercusión, tanto
en el ámbito económico, político y cultural, sobre tres esferas esenciales: la sociedad receptora, el
grupo migrante y el país de origen. En la propia dinámica de esta última, se articula un actor
fundamental que es la familia, en donde los miembros que lo integran harán innumerables esfuerzos
para preservar y mantener sus relaciones a través de las fronteras. Esta es la razón por la que la
familia desempeña un papel fundamental en cada uno de los procesos migratorios, debido a que
logran edificar y establecer lazos que sobrepasan obstáculos como la presencia física y la co-
residencia, pero que necesariamente tributa a una reconfiguración y arreglos al interior de ella. Los
argumentos mencionados con anterioridad nos dejan claro la necesidad de comprender a la familia no
solo teniendo en cuenta el espacio nacional, sino también inmersa dentro de un contexto
transnacional, lo cual amerita comprender más profundamente el concepto de familia, tomando como
elementos importantes a la parte de sus integrantes que permanecen en el país de origen, para de esta
forma acercarnos a las transformaciones que sufre producto de la migración internacional.
Las mujeres son centrales en la organización socioespacial de la migración y, en definitiva, en la
asunción de los distintos rituales de socialización a fin de mantener la cohesión del grupo familiar. La
emigración de las mujeres transforma, reorienta e impacta en los hijos que permanecen en origen en
mayor medida que la masculina. (Alicea, 1999; Pedone, 2004)
En estos procesos migratorios se van a producir una redefinición de roles al interior de la familia, así
como la incorporación de nuevas figuras parentales que se van a encargar de las labores domésticas,
financieras y de protección. Estos nuevos roles lo asumirán los abuelos, abuelas, tíos, tías, así como
hermanos y hermanas mayores, en donde estos últimos asumirán tareas pertenecientes a sus padres,
aún en su etapa de adolescentes, como cuidar a sus hermanos pequeños, ocuparse del hogar y
administrar las remesas, entrando en un proceso denominado ―adultez precoz‖. Las familias
persisten como institución, adaptándose a la nueva realidad, buscando nuevas formas de mantener y
fortalecer los vínculos familiares en una nueva estructura transnacional, por lo que finalmente la
familia transnacional es una nueva forma de comprender la familia.
Esta parentalización generalmente adquirirá distintas matices según se trate de hijos o hijas mayores,
siendo la asignación de mayor responsabilidad hacia las hijas, las cuales se les asignarán
responsabilidades que antes tenía la madre. De esta forma, la migración influye sobre las relaciones
de género, ya sea consolidando y manteniendo las desigualdades y los roles tradicionales, como
transformando dichos roles. Pero el impacto de las migraciones en el ámbito familiar es un fenómeno
complejo y multidimensional, consecuencia de múltiples procesos económicos, políticos y sociales
interconectados, que tienen que ver tanto con el país emisor como con el de destino. A nivel más
micro, la gestión de los vínculos familiares en el espacio transnacional y sus impactos van a
depender, principalmente, de la calidad de las redes familiares, así como del grado de comunicación
que tengan entre sí. (Parella y Cavalcanti, 2007)
Comprender la migración internacional a partir de las redes implica reconocer que la decisión de
migrar no es un hecho individual, sino también familiar y social (Mora, 2005; Herrera, 2002) en
donde van a involucrarse diferentes actores —tíos (as), abuelos (as), hermanos (as) mayores, amigos
(as) o vecinos (as)— que van a convertirse en un apoyo fundamental para los padres migrantes como
para los hijos que quedan en el hogar. A este accionar propio de estas redes, varios autores lo han
renombrado como ―redes transfamiliares‖, debido a que se forman sobre la base de los vínculos de
parentesco, amistad, vecindad, aunque también suelen incluirse los lazos laborales y religiosos.
Podemos corroborar entonces que el objetivo de estas redes es el de suplantar por un tiempo
determinado el rol de la madre y el padre, los cuales delegan sus funciones esenciales en familiares o
personas de confianza para el cuidado y protección de sus hijos, elemento que juega un papel
importante en los procesos migratorios, puesto que ayudan a mitigar los golpes emocionales que se
generan en los hijos y atenuar el impacto de la separación y la ausencia física.
Como acabamos de presenciar en el tejido teórico expuesto en este trabajo, el proceso migratorio
internacional no necesariamente debe ser considerado como un proceso de ruptura, sino que su
vertiente transnacional admite dilucidar una amplia gama de alternativas que permiten al emigrante
perpetuar los lazos relacionales con su familia en el país de origen. No obstante, si bien es cierto que
en muchas ocasiones los lazos familiares no se fracturan, sino que se apuntalan de forma categórica,
también es importante reconocer que las transformaciones que se dan en el seno del hogar, producto
de la migración internacional, son claramente visibles, así como también sus consecuencias para los
familiares e hijos que quedan en el país de origen. La nueva manera de ser madre/padre desde la
distancia, como es el caso de los padres y madres que migran hacia otros territorios y mantienen
vínculos continuados con sus familiares desde el exterior (paternidad y maternidad transnacional) es
una clara muestra de la reconfiguración de roles que experimenta la familia producto de la migración,
en donde entran a jugar papeles importantes otros miembros del grupo familiar, esencialmente las
mujeres.
Epígrafe 1.9: Estado del Arte. Un acercamiento a las investigaciones sobre la temática materna
transnacional en América Latina, Cuba y el mundo.
En el caso específico de esta investigación, nos centramos en la migración de la figura materna en
Cuba, considerándola un actor de vital importancia dentro de las dinámicas reproductivas,
económicas y de cuidado dentro de la familia. Las consecuencias que tiene para el hogar la ausencia
de la madre, sobre todo para los hijos(as) adolescentes, fue nuestro foco de interés, así como las
transferencias de cuidado dentro de la familia cuando ésta emigra. Esta temática ha sido
ampliamente estudiada desde la perspectiva de los migrantes latinoamericanos de países como
Bolivia, Ecuador, Argentina entre otros, en donde investigadores de distintas partes del mundo se
han acercado al fenómeno materno transnacional como consecuencia de un proceso que se ha
venido tomando auge en la contemporaneidad conocido como ―la feminización de las migraciones‖.
A pesar de la concurrencia de tales investigaciones en el mundo, desde la perspectiva de los
emigrantes cubanos y sus familias residentes en Cuba, carecemos de un referente empírico-
investigativo considerable. Una de las causas que pudieran estar afectando el desarrollo de
investigaciones sobre esta temática en la Isla, lo constituye la particularidad del proceso migratorio
cubano, además de la disyuntiva existente entre algunos investigadores en considerar o no a Cuba
como un país transnacional.
A pesar de las afirmaciones anteriores, resulta substancial aludir que, desde la Educación Sexual,
como desde las diferentes ramas de las Ciencias Sociales como: la Sociología, la Psicología, y la
Demografía se han realizado estudios en Cuba que, a pesar de no abordar directamente ―la
maternidad transnacional y la reconfiguración de roles que se produce dentro de la familia”,
tienen en cuenta dentro de sus investigaciones variables trascendentes para nuestro trabajo como: la
femenización de las migraciones, la maternidad como representación social, las familias
transnacionales, las redes familiares, y las consecuencias de la migración para la familia. Teniendo
en cuenta las particularidades anteriores, señalamos como primer ejemplo la Tesis de Diploma en
Sociología realizada en 2005 por Yil A. Felipe Wood denominada: “Red Migratoria
Transfamiliar o sistema D.A.E.F”. Otro trabajo que resultó substancial dentro de esta
investigación fue la tesis de diploma de Denisse Delgado Vázquez, realizada en el 2010 y que
tiene como título: "Dinámica familiar, emigración y género. Un estudio de caso en familias del
Consejo Popular "El Carmelo" del municipio Plaza de la Revolución. De igual manera
podemos mencionar cinco excelentes trabajos realizados entre 2005-2007 por la prestigiosa
investigadora Consuelo Martín Fernández y otros colaboradores , nombrados: ―Familias y
emigración cubana: estrategias cotidianas en su contexto psicohistórico”, “Familia y
migración internacional: dinámica trasnacional y transfamiliar en la cotidianidad de los
países emisores”, “Transnacional y transfamiliar: prácticas cotidianas de la familia como
sujeto del proceso migratorio”, “Las migraciones internacionales: causas y efectos en las
familias desde un enfoque psicosocial” y “Prácticas transnacionales y transfamiliares en la
vida cotidiana de la familia como sujeto del proceso migratorio”. Asimismo resulta necesario
citar en este bosquejo la tesis de maestría de Livia Quintana Llanio realizada en el Centro Nacional
de Educación Sexual (CENESEX) titulada: “Representación social de la maternidad y de la
paternidad. Vínculo con el modelo parental”. Como acaba de corroborarse en la exposición
anterior, estamos en presencia de un bagaje investigativo que carece de esa mirada desde la
migración materna transnacional y las consecuencias que tal ausencia puede traer para la familia,
por lo que esta resulta la razón más poderosa para lograr un acercamiento a este fenómeno en Cuba
desde este trabajo, puesto que tendría muchas directrices de análisis, así como una riqueza colosal
de información para el conocimiento sociológico sobre los procesos migratorios y su relación con la
célula básica de toda sociedad, la familia.
No obstante, resulta sugestivo hacer mención de dos investigaciones hechas en la isla nombradas:
―Género y Migraciones Externas en Cuba entre 1985 y 2005” elaborada por Marta Núñez
Sarmiento y el CEDEM, así como" Feminización de las migraciones en Cuba. Un análisis desde
la perspectiva de género", que es un trabajo confeccionado por Gretel Marrero Peniche y el
CEMI. Dichas investigaciones han abordado el protagonismo de la mujer cubana dentro de los
procesos migratorios internacionales, las cuales llegan a constituir, en disímiles ocasiones, el mayor
porcentaje de migrantes legales dentro de la isla. Estos resultados a los que ambas investigadoras se
acercan, demuestran que la feminización de las migraciones es también un proceso recurrente en
Cuba, por lo que acercarnos en nuestro trabajo a la maternidad transnacional y la reconfiguración de
roles que experimenta la familia cuando la figura materna emigra, constituye la continuidad de
dichas investigaciones, y por tanto una amplia gama de información relevante para las ciencias
sociales.
Es trascendente también señalar dentro de este epígrafe, que las investigaciones que sobre
maternidad transnacional y sus consecuencias en la familia se han realizado en América Latina y el
mundo, tomaron mayoritariamente como muestra de análisis, a migrantes mujeres de origen latino,
las cuales han dejado tras de sí hijos y familiares con los cuales mantienen relaciones continuadas
de tipo económico y afectivas desde la distancia. Lo interesante que reflejan estos trabajos es que, a
pesar de que fueron realizados por diferentes autores los cuales analizaron sujetos y contextos
diversos, los objetivos de investigación son bastante similares. Puede destacarse el trabajo de Heike
Wagner: ―Maternidad transnacional: discursos, estereotipos y prácticas”, en donde realiza un
estudio a la situación de hijo/as de madres migrantes ecuatorianas para así contextualizar el discurso
y, luego investigar el muy difundido discurso de que la migración de madres lleva a la destrucción
de la vida de sus hijo/as en Ecuador, afirmándose que éstos son abandonados y que una variedad de
problemas son responsabilidad de las madres migrantes, las cuales son presentadas como culpables
de destruir la vida de sus hijo/as. También puede citarse el trabajo de Hornos, A. (2012)
“Maternidad Transnacional: Vivencias Migratorias de Madres e Hijos/as Adolescentes. Un
estudio cualitativo de las transformaciones en el vínculo madre-hijo/a adolescente a partir de
la emigración y/o retorno de las madres.”, realizado en Santa Cruz-Bolivia cuyo objetivo era
identificar un nuevo lenguaje que permitiera brindar otras significaciones y comprensiones a la
situación de la migración de las mujeres-madres, así como los efectos en la familia y la sociedad.
Dicha investigación constituye una propuesta que invita al lector a ir más allá de las
estigmatizaciones y estereotipos construidos por visiones sesgadas del fenómeno de la migración,
para así poder reflexionar y agenciar posibles soluciones considerando que no todo está dicho en las
concepciones sobre la migración materna. Otra de las investigaciones relevantes sobre esta temática
es la realizada por Parella y Cavalcanti denominada: “Dinámicas familiares transnacionales y
migración femenina: El caso de las migrantes bolivianas en España”, en donde se explora,
desde una perspectiva metodológica transnacional y desde la perspectiva de género, las prácticas y
la subjetividad que dan forma a las familias ―transnacionales‖ transformadas o generadas a través de
la migración femenina. De igual manera puede mencionarse el estudio de Adriana Zapata: ―Familia
transnacional y remesas: padres y madres migrantes”, el cual, a pesar de no analizar en
especificidad la migración materna como los trabajos anteriores, nos ofrece la posibilidad de
comprender los cambios que se dan en las familias a partir de la emigración y cómo se comporta la
recepción de remesas —sociales y familiares— por parte de los hijos y las hijas en la ciudad de
Pereira, Colombia. Como se acaba de presenciar en la exposición anterior, el impacto de la
migración materna, así como las disímiles lecturas sociales sobre el fenómeno y su impacto en la
familia, permanecen como una constante en cada uno de los trabajos, lo que viene aparejado con
enfoques y técnicas metodológicas que repiten su protagonismo en cada una de las investigaciones.
Resulta sugestivo señalar que dichos estudios se han realizado mayoritariamente desde un enfoque
cualitativo, en donde las principales técnicas de recolección de datos han sido: las entrevistas en
profundidad, y las historias de vida, en donde se privilegian los discursos y significados de los
actores, con el fin de comprender las experiencias y vivencias de las madres migrantes, así como de
los hijos (as) y cuidadores (as), ante la migración. Es también válido que se tenga en cuenta que
existe una tendencia a apoyarse en los análisis estadísticos para el procesamiento de los datos, lo
cual evidencia una triangulación entre los enfoques cualitativos y cuantitativos, aunque el primero
de ellos tenga un papel mucho más protagónico y preponderante.
Capítulo 2: Diseño Metodológico
Epígrafe 2.1: Fundamentación de la investigación.
Los procesos migratorios que se dan alrededor de todo el mundo tienen una fuerte repercusión en el
ámbito económico, político y cultural sobre tres esferas esenciales: la sociedad receptora, el grupo
migrante y el país de origen. En la propia dinámica de esta última se articula un actor fundamental
que es la familia, en donde los miembros que lo integran harán innumerables esfuerzos para
preservar y mantener sus relaciones a través de las fronteras. En la contemporaneidad se está
gestando de forma acelerada un fenómeno migratorio conocido como: la feminización de las
migraciones en donde las mujeres constituyen casi la mitad de la población migrante del mundo y
su número está yendo en aumento. Entre 1960 y 2005, el porcentaje de mujeres entre los migrantes
internacionales se incrementó en casi 3 puntos porcentuales, del 46,7% al 49,6%, hasta llegar a un
número total cercano a los 95 millones. Es importante también destacar que los mayores
crecimientos de migración femenina se observaron en: Oceanía (del 44% al 51%), América Latina y
el Caribe (del 45% al 50%), África (del 42% al 47%) y la ex Unión Soviética (del 48% al 58%), en
la única región donde se registró una disminución del porcentaje de mujeres migrantes fue Asia (del
46% al 43%). (OEI 2008:1)
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) plantea que actualmente en los flujos
migratorios internacionales ―interviene una mayor diversidad de grupos étnicos y culturales que
nunca antes, el número de mujeres que emigra hoy de manera independiente, o como cabeza de
familia, es considerablemente mayor‖.(OIM 2010:3) La representación de la mujer en los
contingentes de migrantes internacionales pasó del 44.2 % en 1960 al 48.1 % en 1980 y al 50.1 %
en 2010‖.(OIM 2010:10)
En el caso específico de Cuba, las características sociodemográficas del perfil de emigrantes
cubanos han variado en el tiempo, y aunque no es muy conocida la composición por sexo de las
migraciones internacionales de la isla debido a la existencia de escasas publicaciones al respecto,
las salidas por vía legal han mostrado una proporción equilibrada entre hombres y mujeres, 53% y
47% respectivamente. En el caso de las salidas ilegales este equilibrio se altera significativamente,
puesto que en 1993, el 88% de los cubanos que realizan salidas ilegales son hombres, y en 1994
estos representan el 80%. Ello confirma una regularidad que se manifiesta a escala internacional en
las migraciones de carácter indocumentado, el hecho de que sean selectivas por sexo, y en
particular, en el caso cubano, la presencia de altos riesgos durante la travesía hace disminuir la
presencia femenina. (Ver de Urrutia 1995)
A pesar de los datos anteriores, existe un aumento de la participación de mujeres como
protagonistas de las migraciones, en donde esa feminización migratoria va más allá del incremento
de la cantidad de migrantes, puesto que entraña su participación de manera sistemática, rompiendo
la tendencia tradicional que los agentes migratorios protagónicos de la migración sean
principalmente hombres.(Delgado 2014:2)
Es por esta causa que puede afirmarse que en el ámbito de las migraciones internacionales, se ha
evidenciado una ―feminización‖ de estas en nuestro país, la cual puede ser comprobada
estadísticamente pues, entre el año 1960 y el 2003 hay una proporción ligeramente superior de
mujeres que de hombres entre el total de emigrados. (ver Marrero 2010ª:7) En Cuba, la migración
externa, desagregada por sexo, en el período 1998-2007 se define por varias características, en
primer lugar las mujeres en todos los años tienen un saldo migratorio externo superior al de los
hombres y en segundo lugar el saldo migratorio externo de los hombres y mujeres en el año 2007
crece con relación a 1998, en 19,3% y 25% para cada caso. (OIM 2010:10)
Ante datos tan significativos como los anteriormente mencionados, pueden desprenderse una serie
de consecuencias que se producen en la familia ante tales tendencias migratorias. Una de las más
importantes, y que tributa como una variable relevante dentro de nuestro estudio, lo constituye la
reconfiguración de roles y dinámicas que se desencadenan dentro del hogar cuando la madre
emigra. Precisamente, la investigación realizada, tiene la notabilidad de pretender un acercamiento
a ese entorno microsocial que es la familia, visualizar prácticas, y dinámicas que sobrevienen o se
trastocan en su interior, así como las perspectivas que tienen tres sujetos diferentes (hijos(as),
cuidadores(as) y madres) sobre un mismo fenómeno: la maternidad transnacional.
La relevancia de este estudio, no descansa solamente en la actualidad del fenómeno y la importancia
que merita una profundización relevante sobre sus diversas directrices, sino también en la
posibilidad que brinda para la sociología producto de las pocas investigaciones que, desde esta
perspectiva, se han realizado en el contexto cubano.
Epígrafe 2.2 Diseño de investigación:
En relación a lo planteado anteriormente, nos planteamos el siguiente problema de investigación, y
sus consecuentes objetivos:
Problema: ¿Cómo se (re)configuran las estrategias familiares de cuidado de hijos/as en un grupo de
familias cubanas cuyas madres han emigrado?
Objetivo General: Analizar la (re)configuración de las estrategias familiares de cuidado de hijos/as
que se dan en un grupo de familias cubanas cuyas madres han emigrado.
Objetivos Específicos:
1. Caracterizar el perfil sociodemográfico de las familias cubanas transnacionales objeto de
estudio.
2. Caracterizar el proceso migratorio de las madres emigrantes que conforman la muestra del
estudio.
3. Identificar hacia quiénes se dirigen las transferencias de cuidado de los/as hijos/as ante la
migración materna en el grupo de familias analizadas.
4. Analizar la reconfiguración de roles que experimenta la familia luego de la partida de la figura
materna dentro de las estrategias de cuidado de los hijos/as que quedaron en el país.
5. Analizar las valoraciones que tienen los hijos/as, los tutores y las madres migrantes sobre el
proceso migratorio, teniendo en cuenta los vínculos económicos y afectivos que se establecen entre
ellos.
Preguntas al Problema:
1. ¿Cuál es el perfil sociodemográfico que caracteriza a las familias cubanas transnacionales objeto
de estudio?
2. ¿Cuáles son las particularidades que distinguen el proceso migratorio en que están inmersas las
madres migrantes que conforman la muestra de estudio?
3. ¿Hacia quiénes se dirigen las transferencias de cuidado en las familias analizadas luego de la
migración materna, teniendo en cuenta un enfoque de género?
4. ¿Cómo se (re)configuran los roles al interior de las familias analizadas, luego de la migración de
la figura materna?
5. ¿Cuáles son las estrategias de cuidado que asumen las familias objeto de estudio para la atención
de los hijos/as que quedaron en el país?
6. ¿Qué valoración tienen los hijos/as, los tutore y las madres migrantes sobre el proceso migratorio,
teniendo en cuenta los vínculos económicos y afectivos que se establecen entre ellos?
Definiciones Conceptuales:
o Migración: Constituye ―un permanente o semipermanente cambio de residencia, sin restricción en
cuanto a la distancia de desplazamiento o en la naturaleza del acto voluntario o no del movimiento, y
entre el tiempo de movimiento externo o interno‖ (Ramos 1996:15).
o Migración Transnacional: Evoca la imagen de un movimiento imparable de ida y venida entre países
de recepción y de origen, permitiéndole a los migrantes sostener una presencia en ambas sociedades
y ambas culturas y explotar las oportunidades económicas y políticas creadas por tales vidas duales
(Portes, 2006).Es el conjunto de actividades creadas por los migrantes transnacionales que les
permiten vivir de forma simultánea en dos comunidades diferenciadas.(Glick-Schiller, Basch y
Szanton-Blanc, 1992).
o Emigrada: Miembro de la Familia del sexo femenino que sale por razones diversas hacia otro Estado-
Nación.
o Familia: Es un sistema de parentesco, que no está marcado siempre por la residencialidad de sus
integrantes, puesto que es capaz de establecer vínculos económicos y afectivos, con aquella parte de
sus miembros que se encuentran residiendo fuera del hogar en una condición de emigrante.
Está marcada por relaciones de género y generaciones a su interior, en donde se establecen jerarquías
y roles en dependencia del status que se ocupa dentro del hogar, así como del sexo al cual se
pertenezca, y en donde se va a establecer un factor de reproducción que se socializa de generación en
generación. (Ver Díaz 2009: 47)
o Familia Transnacional: Aquella familia cuyos miembros viven una parte o la mayor parte del tiempo
separados los unos de los otros y que son capaces de crear vínculos que permiten que sus miembros
se sientan parte de una unidad y perciban su bienestar desde que mantienen vínculos estables con la
familia extensa que queda en origen, una dimensión colectiva, a pesar de la distancia física.‖
(Bryceron y Vuorela, 2002:2)
o Maternidad: Es el rol que en el seno de la familia desempeña la mujer a través de acciones como la
procreación, crianza y educación de los hijos. Culturalmente a ella se le asigna la responsabilidad de
cuidadora no sólo de los menores sino de todos sus miembros y del actor que lo desempeña se espera
un grado elevado de expresividad en su comportamiento como dadora y de sacrificio personal. Su
construcción simbólica y real lo han convertido en el rol central de la familia, eje de su equilibrio
total. Pero algunas de estas cualidades que la definen son susceptibles de cambio como ya empieza a
observarse en el seno de algunas familias modernas. (Fleitas s/a:67)
o Maternidad Transnacional: Nuevas formas de llevar a cabo el cuidado y educación de los hijos en
base a circuitos de comunicación, afecto y soporte financiero que transcienden las fronteras
nacionales (Hondagneu- Sotelo y Ávila; 1997) Se configura como una práctica social sustentada en
redes sociales, conformada esencialmente por mujeres que suplen a otras mujeres, construyéndose de
este modo cadenas de cuidado, tanto en el lugar de destino como en el lugar de origen.
o Composición Familiar: Caracteriza al tipo de familia teniendo en cuenta los sujetos que integran la
unidad familiar y los vínculos consanguíneos o afectivos que se establecen entre ellos.
o Estructura Familiar: Conjunto invisible de demandas funcionales que organizan la manera cómo
interactúan los miembros de una familia (Minuchin 1974). Es el soporte de todos los rasgos que
identifican a una familia, le dan identidad y distinguen a unas de otras, además contempla aspectos de
su organización como: subsistema, parentesco, tamaño, límites, roles y jerarquías los que se definen
en relación al parentesco, el género y las generaciones que la integran.
o Estrategias familiares de cuidado: Se le define como el conjunto de acciones encaminadas a cuidar un
niño o una persona adulta o anciana dependiente para el desarrollo y el bienestar de su vida cotidiana.
Si bien implica un trabajo material también se reconoce el aspecto afectivo y emocional que conlleva.
La actividad puede ser realizada en la familia o puede ser delegada a otras personas ajenas a ella y
puede ser remunerada o no.(Aguirre, García y Carrasco 2005)
o Roles
5
: Se refiere al conjunto de acciones que el grupo y la sociedad espera que se realice debido al
estatus. Es la puesta en acción, mediante la conducta, de las expectativas normadas atribuidas a esa
posición. Cada persona ocupa múltiples situaciones y para cada una de ellas hay un rol asociado.
Tiene que ver con la conducta socialmente exigida a los individuos en virtud de la posición o
situación social en que se encuentra. También con las funciones de la familia: proveer afecto,
alimento, cultura. Se relaciona con el conjunto de las actividades que en ella realizan sus miembros,
asociados a las actividades de dirección, cuidado, sostén económico, afectivo y comunicativo.
o Transferencia de cuidado: Constituye el traspaso de poderes y roles entre los adultos de la familia,
para el cuidado y protección de sus miembros dependientes, como los niños(as), adolescentes, y
ancianos(as)
o Juventud: La edad representa en la vida de cada sujeto una construcción biológica, psicológica y
social. Según la Organización de las Naciones Unidas la juventud comprende el rango de edad entre
los 10 y los 24 años; abarca la pubertad o adolescencia inicial —de 10 a 14 años—, la adolescencia
media o tardía —de 15 a 19 años— y la juventud plena —de 20 a 24 años. (OMS 2000)
Definiciones operacionales de las variables:
Operacionalización:
I. Familia Transnacional
1) Composición Familiar
Cantidad de Miembros que conforman la familia
o Familia nuclear
o Familia extensa
o Familia monoparental
o Familia ensamblada
2) Estructura Familiar
Distribución por roles
5
Este concepto fue sacado de la tesis de maestría del Lic. Edel J. Fresneda Camacho: Fresneda Camacho, E.(2007)
“Remesas, Familia y Mujer en la década de los noventa: Aproximación a una relación”, Universidad de La Habana, pp.9.
o Proveedor/a económico
o Jefe/a de Familia
o Cuidador/a
o Dependiente económico
Distribución por generaciones
o Abuelo/a
o Padre
o Madre
o Hijos/as
3) Estrategias familiares de cuidado de los hijos
Económicas
o Manutención
Simbólicas
o Afecto
Cuidado
o Alimentación
Garantizar desayuno, almuerzo, comida
o Salud
Cuidado hospitalario y medicamentos
Apoyo emocional
o Educación
Garantizar continuidad de estudio de los hijos
4) Reconfiguración de roles en la familia
o Miembros de la familia con Roles de Paternos
o Miembros de la familia con Roles Maternos
5) Transferencia de cuidado de los hijos
o Hacia Mujeres
o Hacia Hombres
6) Redes familiares o informales de apoyo al cuidado de los hijos
o Tamaño
o Distribución
o Funcionalidad
- Frecuencia de apoyo al tutor(a)
- Disponibilidad de apoyo al tutor(a)
II. Sujeto de transferencia del cuidado de los hijos
Sexo
Edad
Color de la Piel
Nivel de Escolaridad
Ocupación
Estado Civil
Parentesco
Presencia de hijos
Condiciones de vida materiales
o Alimentación
o Aseo
o Vivienda
o Otros ingresos
Ingresos salariales
Receptor de los bienes materiales
o Remesas
- Usos de las remesas
Alimentación del hogar
Mantenimiento del hogar
Compra o construcción de viviendas.
Compra de electrodomésticos para el hogar
Compra de ropa y calzado para los hijos(as) que quedaron a su
cargo.
Recreación
Cambios que vivenció en su vida con la emigración de este miembro de la familia.
Cambios que ha identificado o reconocido en los hijos(as) a raíz de la emigración
materna
III. Hijos
Sexo
Edad
Color de la Piel
Nivel de escolaridad vencido
Ocupación
Estado Civil
Lugar de residencia anterior a la migración materna
Lugar de residencia posterior a la migración materna.
IV. Valoración de los hijos sobre la migración materna
Opinión en torno a la partida de la madre
o Incluidos en la toma de decisión para la migración materna
o Comunicación con la madre posterior a la migración
o Vínculos afectivos y económicos con la madre posterior a la migración
o Contraste de la relación materna antes y después de la migración
Opinión en torno al cuidador
o Confianza
o Comunicación
o Apoyo sentimental, escolar, y económico
o Cuidado
Opinión en torno a la vida anterior a la migración materna
Opinión en torno a la vida actual
Cambios que vivenció en su vida con la emigración de la madre.
V. Madres Migrantes
Edad
Color de la Piel
Nivel de escolaridad terminado
Estado Civil (antes de emigrar y actual)
Ocupación anterior a la migración
Ocupación actual
Número de hijos en Cuba y en el país de destino
Lugar de residencia antes de la migración
Lugar de residencia actual
Tiempo de residencia en el exterior
Motivo de la migración
Vía de migración
o Legal
o Ilegal
Tipo de desplazamiento
o Temporal
o Definitivo
Status legal
VI. Vínculos entre madres e hijos
Económicas
o Envío de Remesas
o Envío de bienes
- Ropa, Calzado
- Equipos electrónicos
- Equipos electrodomésticos
Afectivas
o Comunicación
- Medios a través de los cuales se efectúa la comunicación
Teléfono (telefonía fija o móvil)
Correo electrónico
Redes sociales
Otras vías
Frecuencia de la comunicación
Temas de comunicación
Participación en la toma de decisiones
o Visitas bilaterales
- Visitas de la madre a Cuba
frecuencia
- Visitas de los hijos a la madre en el país de destino de la emigración
frecuencia
Epígrafe 2.3: Estrategia Metodológica
La investigación que merita este trabajo está clasificada como Descriptiva-Analítica, pues el
objetivo central del estudio fue medir cómo se manifiesta la reconfiguración de roles en familias
transnacionales en donde la figura materna emigra. Se evaluaron diversos aspectos de un novedoso
fenómeno que se está gestando en la actualidad denominada: Maternidad transnacional,
describiéndose y analizándose las consecuencias que produjo para los familiares que quedan a cargo
de la familia (abuelos/as, tíos/as, padre), así como para los hijos, la ausencia de la madre dentro del
hogar.
Según el alcance temporal esta investigación se clasificó como Longitudinal, pues se describió
cómo ha sido la evolución en el tiempo de esta familia transnacional antes y después de la
migración materna, con el objetivo de comparar los roles que cada miembro desempeñaba y lograr
analizar cómo se han transformado y reconfigurado producto de la ausencia de la madre dentro del
hogar.
Teniendo en cuenta la perspectiva teórica, el estudio se clasificó como Microsociológico, puesto
que nos enfocamos en la familia como unidad de análisis, centrándonos en sus dinámicas,
funcionamientos, y relaciones intrafamiliares para obtener como resultado las consecuencias que
produce el fenómeno de la maternidad transnacional dentro de la familia, y la reconfiguración de
roles que tienen lugar producto de la ausencia materna dentro de la vivienda.
El estudio que a continuación se presenta, según el tipo de diseño, fue clasificado como una
Investigación de Campo, debido a que trabajamos directamente con fuentes vivas, que en este caso
fueron los miembros de cada una de las familias transnacionales seleccionadas (abuelos/as, tíos/as,
padre, hijos), así como también con las madres migrantes que se encontraban fuera del territorio
nacional y con una que estaba de visita en Cuba, en el momento de la investigación.
Teniendo en cuenta el carácter de esta investigación, la clasificamos como un estudio Mixto, en
donde se implementaron técnicas Cualitativas y Cuantitativas para lograr una ampliada veracidad
y optimización de la información, puesto que no pretendimos solamente acumular y cuantificar
datos, sino también apropiarnos de los discursos de cada uno de los sujetos de estudio (miembros de
la familia transnacional y madre migrante), los cuales le imprimieron una fuerte carga subjetiva a la
información que se recogió en el trabajo de campo. Examinamos dentro de la familia, cómo se
daba el proceso de reconfiguración de roles ante la emigración materna, por lo que fue necesario ir
más allá de los datos cuantificables y cerrados, con el objetivo de ahondar con profundidad en las
implicaciones, tanto negativas como positivas, de la maternidad transnacional en la familia y sobre
todo en los hijos que quedan en el país de origen.
También es importante destacar, que esta investigación es un Estudio de Caso, pues estudiamos de
forma intensiva las características de estas familias seleccionadas, así como las interacciones entre
sus miembros al interior del hogar, y las relaciones que se establecen entre ellos con la madre
migrante. Fue un estudio profundo de estas unidades de observación, teniendo en cuenta las
características y las dinámicas que la componen, con el fin de lograr describir cómo se daba el
proceso de reconfiguración de roles ante la ausencia de la figura materna.
Métodos y técnicas empleadas en la investigación.
Las técnicas y los métodos que se emplearon para la recolección de datos en este estudio serán: la
revisión bibliográfica, el cuestionario y la historia de vida (desdoblado en el relato de vida único y
apoyado en el análisis de documentos)
La primera de las técnicas implementadas para la realización de este estudio fue el Análisis de
documentos, la cual es también una fuente importante, objetiva y barata de obtener información en
la realización de una investigación cualitativa. Puede tener diversos orígenes, como documentos
históricos, cartas, periódicos, autobiografías, diarios, historias clínicas, artículos, fotografías,
testamentos y otros. En el estudio de estos documentos deben utilizarse algunas técnicas de análisis
de contenido de carácter sistémico, donde se tenga en cuenta la descripción cuantitativa de los
mismos y la posibilidad de hacer inferencias posteriores, buscando la relevancia teórica y práctica
que puedan tener. Para tomar decisiones apoyadas en un análisis de documentos, es necesario
seleccionar el contenido, aplicar un sistema de clasificación y medidas, transformar o codificar los
datos en unidades que permitan la descripción del contenido y definir categorías para su agrupación.
Un buen análisis de documentos puede aportar una valiosa información a una investigación
cualitativa. (Hernández 2001:29)
Esta técnica fue aplicada durante todo el proceso de confección de la investigación, tanto desde el
levantamiento teórico que tutela la indagación sobre la temática en cuestión, como también para el
diseño metodológico y el análisis de los datos que representaron la culminación de los objetivos
trazados en este estudio. El cimiento que levantó esta técnica está basada fundamentalmente en los
artículos científicos sobre la temática migratoria transnacional, sobre las familias y sus dinámicas,
transformaciones y funcionamientos, posterior, al acto migratorio, así como de otras cuestiones que
complementaron los objetivos trazados en la exploración.
La segunda técnica a empleada fue el Cuestionario, que consistió en la confección de un conjunto
de preguntas respecto a una o más variables medir, (Sampieri 1998:276) Pertenece a la metodología
cuantitativa y es sumamente utilizada en las investigaciones para ofrecer una guía de obtención de
la información deseada, sobre todo a escala masiva. Brinda la posibilidad de conseguir tendencias
sociales de cualquier índole y de reunir efectivamente diferentes variables e indicadores que tienen
importancia en las condiciones y causalidades de los fenómenos investigados.
Es importante destacar que esta técnica se aplicó a las madres migrantes que constituyen entes
protagónicos de esta investigación, así como a los hijos(as) que residen en el país de origen luego de
que sus madres emigraran fuera de Cuba y a los cuidadores(as) que han quedado a cargo de los
hijos(as) a raíz de la emigración de la figura materna. El objetivo que persiguió dicha técnica fue
recoger la mayor cantidad de datos posible en un tiempo más corto, lo cual fue de sumo provecho
pues permitió el acceso a una información substancial y verídica del fenómeno, puesto que los
sujetos tuvieron la oportunidad de mostrar sus representaciones acerca de la maternidad
transnacional, así como de las dinámicas, roles y actividades que se desarrollan al interior de la
familia posterior a la migración.
La tercera técnica fue la Historia de Vida, la cual engloba, generalmente, las autobiografías y las
biografías. El término hace referencia no solo al relato en sí, sino a toda la información acumulada
sobre la vida objeto de estudio y a la labor de análisis realizada por el investigador. Además incluye
la aplicación de técnicas y metodologías tanto cualitativas como cuantitativas, apoyándose sobre
todo en la entrevista en profundidad, la observación participante y el análisis de documentos. (Ver
Sarabia 1985:173) Al interior del método historia de vida, se utilizó la Historia de vida de relato
único, las cuales son denominan así por la forma de su escritura: de un solo caso, a la que se puede
llegar no solo partiendo de autobiografías encargadas, sino a partir de relatos de vida producidos
mediante entrevistas en profundidad a una sola persona. Esta técnica culmina en la presentación de
una historia de vida en la que permite al lector reconocer el cuerpo entero del relato del sujeto. (Se
refiere a un caso único o varios casos individuales). (Sarabia 1985:176)
Este método fue substancial para la elaboración de este trabajo, pues se le administró a dos, de las
cinco madres migrantes analizadas. Es importante aclarar que se aplicó esta técnica a través de dos
vías, una de ellas fue el correo electrónico y en forma de cuestionario, puesto que una de estas
madres, estaba fuera del país en el momento de la aplicación de la técnica, y la segunda fue como
entrevista-cuestionario, puesto que dicha fémina estaba de visita en Cuba en el momento de la
investigación.
A través de este relato de vida se buscó obtener el discurso materno en torno a la separación
familiar, en donde se indagó, de forma medular, en sus motivaciones, intereses para migrar,
criterios de selección para elegir a quiénes se harían responsables de sus hijos ante su ausencia, así
como la perspectiva que defiende sobre la relación con sus hijos a pesar de la distancia. Fue una
mirada diferente, una desde aquella persona que, en sí misma, representa el agente desencadenante
de transformaciones y modulaciones al interior de la familia, y que en diversas investigaciones, han
sido estigmatizada negativamente como ―las que abandonan‖, debido a la construcción social que
sobre la madre se ha creado, la cual debe mantenerse en el hogar para velar de la protección y el
cuidado de la familia.
Otro de los puntos de relevancia dentro de estas técnicas, fue que se apoyaron en el Análisis de
documentos, pero en este caso para examinar videos, fotos, correos electrónicos, mensajes de texto
en celulares, y cartas, cuyos protagonistas fueron, fundamentalmente, madres, hijos(as), y
cuidadores(as), Es importante aclarar que, para la obtención de las fotos familiares, se hizo uso de
las redes sociales (Facebook), en donde los/las jóvenes objeto, permitieron a la autora de este
trabajo el acceso a esta información personal.
Muestra utilizada para la investigación:
En el presente estudio se profundizó en el fenómeno migratorio de la Maternidad Transnacional, así
como el análisis de la reconfiguración de roles que se produce en familias cubanas ante la ausencia
de la figura materna producto de la migración.
Se seleccionó una muestra no probabilística intencional conformada por cinco familias
habaneras, en disposición de colaborar con la investigación, cuya figura materna hubiera emigrado,
temporal o definitivamente, hacia otro Estado-nación dejando en el hogar a hijos/as comprendidos
en las edades de 10 a 24 años en el momento de su migración, y con los cuales mantuviesen
vínculos estrechos y continuados desde el país de destino.
Es importante destacar que en Cuba no se cuenta con datos estadísticos sobre migración materna, y
sobre familias que se fragmentan dejando en el país de origen a hijos/as menores de edad, cuestión
por la cual se dificultó la identificación de la población del estudio.
Resulta indispensable destacar además que la información que se recogió como resultado de esta
muestra, no es representativa dado que responde a un estudio de caso, por lo tanto las conclusiones
a las que se llegaron no pueden generalizarse a todas las familias en situaciones similares.
Capítulo 3: Análisis de los resultados
Epígrafe 3.1: La Familia cubana a través de fronteras nacionales. Perfil sociodemográfico de
las familias transnacionales del estudio.
La investigación que presentamos a continuación eligió para su estudio a cinco familias
transnacionales de Ciudad de La Habana, residentes en tres municipios de la capital: Playa, Plaza y
Centro Habana, de las cuales analizaremos su composición y estructura familiar, así como también
la distribución por roles que existía dentro del hogar antes y después de la partida materna.
Teniendo en cuenta la composición familiar de las familias que formaron parte del estudio,
examinaremos la cantidad de miembros que conforman los hogares estudiados -antes y después de
efectuarse la migración materna-, poniendo especial atención en las tipologías familiares en las que
pueden ubicarse cada una de ellas.
Los resultados arrojaron que, en cuanto a los miembros que integraban los hogares muestrales antes
del proceso migratorio, en un 40%, las madres migrantes vivían con sus cónyuges y los hijos de
dicho matrimonio, conformando las denominadas familias nucleares
6
. Un 20% lo representó la
madre migrante que vivía con sus dos hijos, dando lugar a la familia monoparental
7
. Otro 20% lo
representaba la madre migrante que vivía con su hija, y con su madre dentro del hogar, las cuales
también conformaban una familia nuclear monoparental pero más ampliada
8
. El último 20% estaba
representado por un hogar en donde convivía la madre migrante, su esposo, los dos hijos del
6
La familia nuclear es la familia conviviente formada por los miembros de un único núcleo familiar. Núcleo familiar es
el grupo formado por los miembros de una pareja y/o sus hijos. (Greif, Avner 2005: 23)
7
Se entiende por familia monoparental aquella familia nuclear que está compuesta por un solo progenitor (varón o
mujer) y uno o varios hijos. Este núcleo puede constituir por sí sólo una familia independiente (familia nuclear
monoparental). (Lehmann, Petra; Wirtz, Christine 2004: 45)
8
Familia monoparental ampliada: Es aquella conformada por un solo progenitor (madre o padre), sus hijos y otras
personas emparentadas. Por ejemplo, una madre (sin pareja) con dos hijos que viva con sus padres constituye un
núcleo monoparental en una familia más amplia. (Lehmann, Petra; Wirtz, Christine 2004: 45)
matrimonio y el padre de la migrante, conformando la llamada familia extensa
9
. Otro elemento
importante es la cantidad de miembros que integran dichas familias en donde, antes de la migración
materna, las familias de la muestra estaban compuestas por tres, cuatro y cinco personas, en donde
el hogar que contaba con tres y cuatro miembros representó un 40% en cada caso, mientras los
hogares con cinco personas constituyeron solo un 20% del total.
Lógicamente el proceso migratorio trastocó los indicadores anteriormente mencionados, puesto que
la cantidad de miembros por hogar se redujo de forma considerable después de la partida de la
figura materna. Posterior a la emigración de estas mujeres, el 40% de estas familias se componen
ahora por cuatro personas, mientras que un 20%, en cada caso, representan los hogares con una, dos
y tres personas dentro del núcleo familiar. Lo interesante de este proceso es que la distribución de
personas dentro de la casa varió considerablemente posterior a la migración materna, puesto que se
incorporaron dentro del hogar otros familiares, pero también se produjo un traslado de residencia
habitual de algunos de los hijos que quedaron en el país.
En el caso de las dos familias nucleares que conformaban la muestra de estudio, ambas se
reconstruyeron posterior al proceso migratorio, puesto que las hijas de las madres migrantes
tuvieron que trasladar su residencia habitual hacia las casas de las abuelas maternas, dando lugar a
la conformación de nuevos núcleos familiares. Otras de las familias que variaron considerablemente
fueron la extensa, la monoparental y la monoparental ampliada, puesto que cambiaron de forma
categórica su composición en el lugar de origen, así como la cantidad de personas que las
conformaban. La que antes era una familia extensa integrada por cinco individuos, ahora se
convirtió en una familia monoparental ampliada en donde convive el esposo de la migrante con el
hijo mayor del matrimonio, el suegro y la novia del joven. En el caso de la familia monoparental,
esta se convirtió en dos hogares unipersonales, puesto que el hijo mayor conformó su propio núcleo
familiar y el más pequeño, se quedó viviendo, de manera independiente en el hogar luego de la
migración materna. La última de las familias muestrales es la monoparental ampliada, la cual,
después de la migración materna, está conformada por la hija de la migrante y la tía de su mamá,
aunque, lo interesante de esta entidad familiar es que, la que cambió su residencia habitual fue la
tutora de la joven, pues tuvo que trasladarse hacia la vivienda de su sobrina nieta para ejercer su
cuidado.
9
Familia extensa, formada por parientes cuyas relaciones no son únicamente entre padres e hijos. Una familia
extensa puede incluir abuelos, tíos, primos y otros parientes consanguíneos o afines. (Greif, Avner 2005: 23)
Los resultados expuestos señalan con claridad que los desplazamientos migratorios de las madres
traen como consecuencia un reordenamiento dentro del hogar, pero también la conformación de
nuevos tipos de familia que implican el traslado de la residencia habitual de los hijos, pero también
la incorporación al núcleo familiar de otros parientes que conformarán las denominadas por Parella
y Cavalcanti (2007), ―redes familiares de cuidado‖. Estas redes, según los autores, se convertirán en
la ayuda y soporte de las madres migrantes, además de que lograrán atenuar los impactos de la
migración en los hijos/as que quedaron en Cuba. Este planteamiento valida los resultados de
investigaciones precedentes como la de Mora (2005) y Herrera (2002), cuando exponen que en el
proceso migratorio se involucran variados actores que se convierten en un soporte fundamental para
los padres en las sociedades receptoras, pero también para los hijos en el país de destino.
La ausencia materna en el hogar, según los datos recogidos en la muestra, ha condicionado un
reordenamiento en su composición, pero no necesariamente provoca la desaparición de la familia
que en un principio había sido formada, puesto que la migrante, a pesar de estar lejos de sus seres
queridos y no convivir diariamente dentro del hogar, aún continúa siendo una figura presente en
estas familias.
“Nos comunicamos constantemente, mi hija viene cada vez que puede, no está físicamente, pero es
como si estuviera aquí.”(Sara, abuela y tutora de hija de madre migrante)
Ello puede corroborarse con los resultados que arrojó la investigación desarrollada por Cerda
(2014), en donde las familias transnacionales declaran que, a pesar de las complejas interacciones
que se dan entre hijos, padres, sociedad receptora y sociedad de origen, cuando uno o varios de sus
miembros se aparta de la unidad doméstica, esta entidad persiste más allá de las fronteras
nacionales, sólo que -como afirmaran también Bryceson & Vuroela (2002)- comprendidas de una
nueva manera en cuanto a su estructura y dinámica.
Un aspecto significativo dentro del estudio es la distribución por edades que está presente en las
familias muestrales, en donde los resultados de la investigación mostraron que, actualmente, residen
dentro del hogar hasta cuatro grupos etarios. Con respecto a la afirmación anterior señalaremos que,
en un 40% de la muestra, conviven dentro de la familia dos grupos etarios distanciados
generacionalmente: jóvenes que se encuentran entre los 20 y 22 años, sus cuidadoras que tienen 65
y 70 años y en el caso de una de estas familias, el esposo de la tutora que tiene 48 años. Otro de los
casos analizados, que representa un 20% de la muestra, expuso que viven dentro de una misma casa
tres generaciones compuestas por dos jóvenes de 24 años (hijo de la migrante y su novia), el padre
del joven de 53 años y el abuelo que tiene 79 años. También encontramos un hogar (20%)
integrado por cuatro generaciones en donde residen una adolescente de 12 años (prima segunda de
la hija de la migrante), dos adultas de 27 y 35 años (hija de la migrante y su prima) y una persona de
la tercera edad que tiene 71 años (abuela de la hija de la migrante), es importante aclarar que esta
fue la única familia en donde encontramos un individuo menor de edad. Por último, señalaremos
que se incluye dentro de las familias estudiadas, un hogar unipersonal (20%) formado por el hijo
que quedó en el país posterior a la emigración materna, y por tanto, un único grupo etario, en este
caso el de la juventud, puesto que este muchacho tiene actualmente 24 años. A partir de los
resultados preliminares podemos señalar, que el proceso migratorio trajo como consecuencia un
reordenamiento dentro de las familias estudiadas, así como la convivencia, en una misma vivienda,
de grupos etarios sumamente distanciados en el tiempo.
Resulta sugestivo señalar también que, en las familias estudiadas existe una representación
importante de personas de la tercera edad dentro los hogares, en un 80% del total, lo que se
convierte en una evidencia del proceso de envejecimiento demográfico que enfrenta la sociedad
cubana en la actualidad, el cual trae como consecuencia una estructura etaria que evoluciona hacia
un aumento en la proporción de adultos mayores, lo cual contribuye a consolidar los cambios en la
estructura y funciones de la familia, en su tamaño y composición. (Marrero, 2009; Delgado, 2010;
ONE, 2010)
Los indicadores anteriormente mencionados también son certificados al analizar la muestra de la
investigación y percatarnos de que no hay presencia de niños entre 0 a 9 años en los hogares
estudiados, así como tampoco de mujeres embarazadas, aun cuando el 60% de los hijas de las
migrantes son féminas que se encuentran entre los 20 y los 27 años. Estos datos reafirman un
segundo problema demográfico que tiene lugar en Cuba, y es, la reducción de la natalidad.
Otro elemento substancial a tener en cuenta dentro del análisis es la estructura familiar,
específicamente en relación a la distribución de roles de los miembros de las familias estudiadas. En
este análisis tendremos en cuenta cuatro figuras fundamentales dentro del hogar: proveedor/a
económico, jefe/a de familia, cuidador/a y sujetos dependientes. En cuanto a los proveedores
económicos del hogar antes del proceso migratorio, el 60% de ellos estaba representado por una
figura masculina (cónyuge de la mujer migrante), mientras que en el 40% restante este rol lo asumía
la figura materna. Estos datos están relacionados estrechamente con la situación conyugal de las
madres objeto de estudio, puesto que, en las familias donde las féminas se encontraban casadas, el
hombre era el proveedor económico fundamental, mientras que la mujer tenía la función del
cuidado y mantenimiento del hogar. En los casos donde las mujeres eran divorciadas, ellas eran las
que asumían este rol, al mismo tiempo que se desempeñaban como cuidadoras y encargadas de las
labores domésticas.
Es indudable como dentro de la muestra, se evidencia una marcada división sexual del trabajo,
puesto que en las familias nucleares, los roles se distribuían entre sus miembros por sexo, mientras
que en las familias monoparentales, donde las madres estaban divorciadas, existía una sobrecarga
de trabajo en la figura femenina, puesto que a pesar de que ella asumía el rol de proveedora, eso no
la eximió de desempeñar las funciones que históricamente han sido atribuidas a la mujer. Esta
cuestión es expuesta por la CEPAL (2009), cuando señala que perdura en la región muy baja
participación masculina en las tareas domésticas y de cuidado, debido a la persistente división
sexual del trabajo que caracteriza al hombre como proveedor, a cargo del ámbito socioeconómico; y
a la mujer cuidadora, a cargo del ámbito interno del hogar, a la cual, en la actualidad, también se le
han incorporado nuevos roles como resultado de su inserción en la vida pública y laboral.
Después del proceso migratorio, estos datos preliminares se modificaron considerablemente, puesto
que se dio una reconfiguración de roles dentro del hogar, al mismo tiempo que se insertaron nuevas
figuras en las dinámicas cotidianas de la familia. Un 40% de la muestra analizada declaró ahora a la
madre migrante como única proveedora económica del hogar, y otro 40% señaló que, además de
ella, otros familiares ayudaban económicamente en los gastos familiares tales como: padres, ex-
padrastros y tías de los hijos que quedaron en Cuba. Por último, solo en un 20% de los casos
analizados, no se reconoce a la madre como proveedora económica puesto que, según la familia, la
migrante no cuenta en la sociedad receptora con una buena desenvolvencia económica que le
permita mantener el hogar de origen, por lo que es el esposo de la migrante -y padre de su hijo-,
quien continúa asumiendo el rol de proveedor económico del hogar.
Estos datos vuelven a guardar relación con la situación conyugal de las féminas estudiadas, puesto
que, en el caso específico de la muestra, las familias que declararon a la madre como única
proveedora económica (40%) tienen la particularidad de que las mismas se encontraban divorciadas
desde antes de efectuarse el desplazamiento migratorio, por lo que proveer económicamente a su
familia era una responsabilidad que estaba en sus manos desde antes del momento de emigrar. La
afirmación anterior se corrobora con la información ofrecida por Marrero (2011) en donde plantea
que la reestructuración económica en Cuba ha contribuido al incremento de hogares encabezados
por mujeres, por tanto, contribuye también a debilitar el papel del hombre como proveedor. De
acuerdo con la investigadora, este incremento de las jefaturas femeninas en Cuba, se encuentra
relacionado con la adquisición de mayor autonomía y poder de decisión de la mujer cubana, lo cual
también ha incidido en su decisión de migrar, incrementándose el número de las que resuelven
hacerlo solas para ayudar económicamente a su familia.
“(…) si aquí estás en muy malas, muy malas condiciones, vete y desde allá los ayudas [a la
familia] y tratas de estar presente siempre (…) yo necesitaba ganar dinero para mandarle a la
gente de aquí.” (Raquel, madre migrante en Italia)
Ante los resultados preliminares expuestos, se puede constatar que el 80% de la muestra coloca a la
madre migrante en el rol de proveedora económica, pero su rol de cuidadora y encargada de las
labores domésticas en el hogar -que eran una constante en las madres de la muestra-, han sido
delegados en otras personas después del acto migratorio. Dichos señalamientos se relacionan con
las investigaciones de Sassen, (2000, 2003) y la de Ribas Mateo (2003), los cuales exponen que los
hogares y las comunidades dependen cada vez más de las actividades generadoras de las remesas de
las mujeres migrantes.
Es importante destacar, antes de examinar los resultados, que en una de las familias estudiadas, el
hijo de la migrante no cuenta con un cuidador, por lo que asume él mismo el rol de cuidador y de
jefe del hogar, a pesar de que sigue dependiendo económicamente de su madre en la sociedad
receptora. El resto de las familias analizadas declaró que el rol de cuidador lo asumieron en un 75%
otras mujeres del grupo familiar como madres y tías de las mujeres migrantes, mientras que solo un
25% relacionó este rol a una figura masculina, que en este caso es el cónyuge de la migrante y padre
de su hijo. Este elemento nos indica que ante la ausencia de la madre en el hogar, hay una tendencia
bastante marcada a delegar las funciones domésticas y de cuidado en otras mujeres, lo cual
reproduce la división sexual del trabajo dentro del hogar, pero también ratifica la reconfiguración de
roles que experimenta la familia ante la ausencia de la figura materna. Ello coincide con lo señalado
por Mora (2005) y Herrera (2002) quienes destacan que la migración internacional debe
comprenderse a partir de las redes, pues la decisión de migrar no constituye exclusivamente un
hecho individual, sino también familiar y social en donde van a involucrarse diferentes actores -tíos
(as), abuelos (as), hermanos (as) mayores, amigos (as) o vecinos (as)- los que se convierten en un
apoyo fundamental tanto para los padres migrantes, como para los hijos (as) que quedan en el
hogar.
Este resulta un aspecto substancial, pues si bien las madres migrantes delegan sus funciones
domésticas y de cuidado en otras personas al migrar fuera de Cuba, en el 60% de los casos estas
mujeres fungen en los países de destino como empleadas de servicio, y en un 20% como cuidadoras
de niños y de ancianos.
“Desde que llegué no tuve trabajo, porque yo fui a cuidar niños, a servirle a mi hermana (…)”
(Raquel, madre migrante en Italia)
La afirmación anterior confirma los resultados de investigaciones como las de Wagner (2004),
Herrera (2007), Lagomarsino (2006), Román (2009), Camacho (2009) e Hinojosa (2009) cuando
plantean que las mujeres latinoamericanas en Europa se insertan abrumadoramente en actividades
de cuidado -ya sea en el trabajo doméstico, atención a los niños y a los adultos mayores- y que sus
condiciones laborales varían ampliamente, dependiendo de su condición migratoria, del acceso a un
mercado laboral más formalizado, del tiempo de migración y de su condición familiar.
Dentro de este estudio también puede denotarse la presencia de ―cadenas globales de cuidado‖, un
término acuñado en 2002 por Hotchschild y Einsenstein en su libro Global Women para explicar la
migración femenina en varios corredores migratorios de distintas regiones del mundo, y que no son
más que circuitos internacionales de cuidadores -y especialmente de cuidadoras-, que garantizan la
reproducción social de muchos seres dependientes, especialmente adultos mayores y niños y niñas o
discapacitados en diversas partes del planeta. Yeats (2005) describe estas cadenas con un ilustrativo
ejemplo que muestra el caso de la hermana mayor de una familia de bajos recursos que cuida de sus
hermanas mientras su madre trabaja como niñera cuidando a otros niños, cuya madre ha migrado y
quien, a su vez cuida a los niños de una familia en un país rico.
Resulta indudable entonces que, en las familias estudiadas, también se reproduce la tendencia de las
cadenas globales de cuidado, en donde las madres migrantes de la muestra han dejado a sus hijos a
cargo de otros familiares en Cuba –esencialmente mujeres-, mientras ellas se trasladan a otras
sociedades para cuidar de otros individuos, que generalmente han sido ancianos y niños.
“Después cambié de trabajo, para asistente de anciano, que en Italia se le dice vadante, luego
seguí haciendo ese trabajo que es el que mejor se paga, porque hay muchos ancianos (…)”
(Raquel, madre migrante en Italia)
Un aspecto medular en el análisis estuvo relacionado con identificar la figura familiar que asume el
rol de jefe de familia dentro del hogar, el cual varió considerablemente después del proceso
migratorio. Antes de la migración materna, esta función la desempeñaba la figura paterna (cónyuges
de las migrantes) en un 60%, mientras que el restante 40% identificó a las madres en esta función.
Aquí vuelve a ocupar un papel importante el estado civil de estas mujeres, puesto que en las
familias nucleares se identificó como jefe de hogar al esposo, mientras que en los hogares de
madres solteras, las propias féminas lógicamente se reconocían como tal. Estos parámetros variaron
considerablemente posterior al proceso migratorio, puesto que, solo en uno de los casos la figura
paterna continúo identificándose como jefe del hogar, debido a que es también en esta familia
donde el padre quedó a cargo de los hijos después de la migración materna. En el resto de la
muestra, las abuelas y la tía -quienes fungen como responsables del cuidado de los hijos/as-, son
reconocidas como jefas de familia por el resto de los miembros del hogar, un aspecto que está
relacionado con el hecho de que varios de los jóvenes se trasladaron posterior a la migración
materna a los hogares donde ellas residen, en donde ya dichas féminas ostentaban este rol, lo cual
favoreció que las mismas continuaran desempeñándolo sin ninguna intromisión. Resulta revelador
entonces afirmar, que posterior a la migración materna se produce una feminización de la jefatura
del hogar en las familias objeto de estudio, en donde el factor económico no identifica la figura que
asume esta función, sino quien asume el cuidado y las labores domésticas en el hogar.
Dichos resultados evidencian la presencia de mujeres cabeza de familia dentro de la muestra, una
tendencia que, según la investigación de Marrero (2010a), se ha incrementado en Cuba como
resultado de la reestructuración económica dentro de la Isla, en donde las mujeres se han abierto
camino en el ámbito profesional y laboral, lo cual le permite ser económicamente independientes
del hombre y por tanto, debilitan el papel masculino como proveedor del hogar. Esta autonomía,
también ha permitido que la mujer tome decisiones importantes como la de migrar sola, un
elemento que, según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM 2010),
ha hecho que el número de mujeres que emigra hoy de manera independiente, o como cabeza de
familia, sea considerablemente mayor, entrando en un proceso que se denomina feminización de las
migraciones.
Con respecto al indicador de dependencia económica, los datos de la muestra señalaron que en un
40%, los hijos de las madres objeto de estudio resultaron ser los que ostentan dicha condición,
mientras que en el 60% restante incluye dentro de esta categoría a personas de la tercera edad que
conviven en el hogar (abuelas y abuelos), así como a una adolescente que reside en una de estas
viviendas. Es importante subrayar que, de acuerdo a los resultados obtenidos, los hijos que
dependen económicamente de la familia después de la migración materna, constituyen la minoría de
los casos de la muestra, un indicador que se comportaba diferente previo al proceso migratorio,
puesto que la totalidad de ellos eran dependientes económicos dentro del hogar.
Por otra parte, los datos también revelaron que un 60% de estos hijos/as tienen sus propios empleos,
lo cual ayuda a solventar sus gastos personales, aunque es importante destacar que solo dos de ellos
comenzaron a trabajar como resultado del proceso migratorio de sus madres, puesto que otra de las
jóvenes lo hizo sólo después de culminar la especialidad técnica en el cual estudiaba. Es importante
también destacar, que no se dio ningún caso de deserción escolar en la muestra, al contrario,
pudimos percatarnos de que ese 40% que depende económicamente de sus madres, es porque ha
decidido continuar sus estudios, posterior a la partida de sus madres.
“La partida de mi mamá ha implicado para mí cumplir con muchas responsabilidades, aprender a
llevar una casa y a mantenerme (…)” (Andrés, hijo de 24 años)
“La migración ha sido muy difícil, pero ha hecho que mi hija sea más madura, independiente,
responsable.” (Ana, madre migrante en Barbados)
Este elemento devela, que la partida de la madre migrante, si bien trajo arreglos importantes en la
composición y distribución de las familias estudiadas, no afectó negativamente el plano educativo y
laboral de estos jóvenes.
Epígrafe 3.2: Madres desde la distancia. Análisis de los procesos migratorios de las madres
migrantes.
Tomando como referencia la muestra elegida para este estudio, comenzaremos haciendo un relato
del proceso migratorio de las cinco madres migrantes, lo cual permitirá comprender mejor los
procesos de toma de decisiones en torno a la emigración, el proceso de inserción en las sociedades
receptores, así como los medios que utilizan estas féminas para mantener los vínculos con la familia
y sus hijos/as desde la distancia.
Raquel es una mujer que desde el año 1999 iba y venía de Cuba, pasando algunas temporadas
trabajando en Málaga, España, lo cual le permitía un ingreso material estable, siempre regresando,
en el tiempo previsto, al país, junto a sus dos hijos. En el año 2005, después de haber perdido su
trabajo en España, viajó hacia Italia para el parto de su hermana menor, y luego de encontrar allí un
buen trabajo, decidió quedarse de manera definitiva. Sus hijos en ese momento tenían 14 y 30 años,
por lo que el más pequeño se quedó en casa y el mayor comenzó a vivir, de forma independiente, en
un apartamento encima del de su hermano. Raquel lleva actualmente 11 años residiendo de forma
permanente en Italia, y confiesa que experimenta lo que ella llama una ―nostalgia crónica‖, al
mismo tiempo que no se percibe ni cubana, ni italiana. (Raquel 66 años, madre migrante en Italia)
Ana, por otra parte, es una mujer que después de desempeñarse por muchos años como profesional
de la salud en Cuba, decidió en 2007 migrar hacia Barbados en busca de mejores condiciones de
vida. En el hogar dejó a su pequeña hija de 13 años bajo la responsabilidad de su madre y de su
hermano mayor, pero, después de enterarse de los robos que hacía su hermano de las remesas y la
posterior muerte de su madre, la tutoría de su hija quedó en manos de su tía materna. Han sido
nueve años viviendo sin su hija, dejando de disfrutar momentos tan importantes como su primera
menstruación, sus quince años, su entrada al Preuniversitario y a la Universidad, pero alega que con
mucha añoranza de su vida en familia y de su hija ha logrado adaptarse poco a poco, teniendo la
satisfacción de poder ayudar a su familia. “Lógicamente desde la distancia todo es más difícil, pero
trato de estar presente y poder ser parte de la vida de mi hija.‖ (Ana 53 años, madre migrante en
Barbados)
Lourdes es una mujer que en el año 2012, ante la delicada salud de su padre de 80 años, el cual
vivía en los Estados Unidos desde hace varios años, decidió irse a cuidar de él junto al menor de sus
hijos. En el hogar quedó Lea, su hija mayor de 22 años, quien fue a vivir a casa de su abuela
materna y comenzó a arreglar uñas para no tener que depender solamente de las remesas que su
madre le envía mensualmente. Han pasado cuatro años desde la partida de Lourdes, pero la joven
aun extraña mucho, su abuela comenta que ella trata de suplir la carencia materna, pero está
consciente de que nunca será igual. “La migración afecta emocionalmente, porque siempre los
hijos necesitan de sus padres.” (Lourdes 49 años, madre migrante en Estados Unidos)
Teresa en el año 2013, después de obtener la ciudadanía española, viajó con su hijo más pequeño
hacia los Estados Unidos. En el hogar, y bajo la responsabilidad de su esposo, quedaría Andrés, el
hijo mayor, que en el momento de la migración de su madre tenía 22 años. Han pasado tres años
desde la partida de Teresa y Andrés vive anhelando el momento de reunirse con su madre y su
hermano. Ella tiene ahora 51 años de edad, cuenta con la residencia permanente, disfruta de un
trabajo fijo como cuidadora de ancianos, pero aún no ha logrado reunir a su familia con ella, lo más
que ha alcanzado en este tiempo es hacer una visita a Cuba de 8 días para volver a ver a sus seres
queridos. No obstante, siente que aunque “ha sido un proceso duro (…) estoy logrando los
objetivos trazados al salir de Cuba.” (Teresa)
Sonia en 2013 emigró hacia Ecuador dejando en el hogar a sus hijas de 17 y 23 años bajo la
responsabilidad de su cónyuge y padre de las hijas. Hace dos años el esposo viajó para
reencontrarse junto a ella, por lo que la más grande de las hijas se quedó en la casa paterna bajo el
cuidado de la familia y la más pequeña que estaba terminando su último año en la ENA, fue a vivir
para La Habana con la abuela materna. El objetivo de Sonia es que sus hijas vayan también a vivir
junto con ella, pero confiesa que aún ellas no lo han decidido. "A pesar de la distancia, mi hijas se
han vuelto más independientes y responsables." (Sonia 46 años, madre migrante en Ecuador)
Estos son algunos fragmentos de los relatos de vida de las madres migrantes objeto de estudio, las
cuales, en el momento de la migración, estaban comprendidas entre los 43 y 49 años, siendo la
primera de estas edades la más representativa, en un 60% del total. Actualmente, estas mujeres se
encuentran comprendidas en un rango de edad más amplio (46-66 años) puesto que llevan varios
años viviendo de forma permanente en las sociedades receptoras. Con relación al color de la piel,
solo el 20% de ellas es de raza negra, puesto que el resto de las migrantes son blancas y mestizas
con un 40% de representatividad en cada caso.
Al examinar el número de hijos de las madres objeto de estudio, señalaremos que el 20% de ellas
tienen solamente un hijo, mientras que las migrantes que cuentan con dos hijos, fueron las más
representativas con un 80% del total de la muestra. Lo interesante de este último aspecto es que, dos
de estas mujeres, han emigrado llevando con ellas a uno de sus hijos, siempre el menor de ellos,
dejando en Cuba al mayor de los hijos/as.
Al indagar sobre el nivel de escolaridad terminado de cada una de estas mujeres, los resultados
muestran que el 60% de ellas culminó sus estudios universitarios en Cuba, mientras que el restante
40% declaró haber rebasado el nivel medio superior dentro de su preparación escolar. Siguiendo
esta línea de análisis, señalaremos que el 60% de las madres migrantes se desempeñaban como
profesionales antes del proceso migratorio, específicamente como médicas e ingenieras, al mismo
tiempo que el 40% restante trabajaban como amas de casa dentro del hogar. Esta información,
permite entonces analizar la otra cara de esta moneda, que sería la ocupación actual que realizan
dichas mujeres en los países de destino, en donde el 60% de ellas declararon desempeñar labores de
servicio, un 20% se desempeña como profesional y el 20% restante declaró estar desempleada,
aunque precisó que con anterioridad trabajaba como cuidadora de ancianos.
Es evidente que estas mujeres ocupan cargos inferiores con respecto a su profesión y preparación en
Cuba, resultados que develan que el bagaje cultural y profesional adquirido por las migrantes en el
país de origen, no constituyó un freno en su decisión de migrar, puesto que, como expondrían los
resultados de Núñez (2007) como norma, las personas prefieren trabajar y vivir en lugares que
ofrecen mejores empleos, ingresos más lucrativos y un estándar de vida sostenible, a pesar de que
en la sociedad de destino tengan que desempeñar funciones muy por debajo de su preparación y
cargo en Cuba. Estos datos también validan los resultados de investigación de Marrero (2011b) los
que revelan que la incorporación de la fuerza de trabajo femenina migrante en los países hacia los
cuales se desplazan, está vinculada fundamentalmente al sector marginal e informal, en donde estas
mujeres se dedican al área de los servicios, del cuidado, al trabajo doméstico y al trabajo sexual,
asegurando una fuerza laboral de bajos salarios.
“… cambié de trabajo para asistente de anciano en Italia, que es el que mejor se paga, porque hay
muchos ancianos, son países muy envejecidos, hay muchos viejos ricos que están solos (…) los
jóvenes se abren camino y nos buscan a nosotras que los oímos.” (Raquel, madre migrante en
Italia)
Si tenemos en cuenta el estado civil de las madres objeto de estudio, se evidencia que el 60% de
ellas se encontraban casadas en el momento de la migración, mientras que el 40% restante estaban
divorciados al migrar fuera de Cuba. Es importante señalar que, al indagar en el estado civil actual
de las féminas, encontramos que los resultados se invierten: ahora el 40% lo representan las mujeres
casadas, mientras que el 60% están divorciadas, puesto que una de estas féminas se divorció de su
esposo desde el país residencia actual, y mientras aún él se encontraba en Cuba.
A partir de dichos resultados podemos analizar la relación que mantienen las madres migrantes con
su pareja desde las sociedades receptoras, puesto que es indudable que la migración implicó una
separación física de la migrante con su cónyuge, pero no necesariamente una ruptura. Si miramos
los datos recogidos en las tres féminas que se encontraban casadas antes de la migración, veremos
que solo una de ellas rompió su relación marital después del acto migratorio, por lo que es evidente
que estas familias transnacionales tratan de mantener los vínculos maritales y afectivos aún desde la
distancia. Es innegable, como diría Jáuregui y otros (2012), que la experiencia migratoria confronta
a la mujer a cambios en dos dimensiones: la relación con sus hijos (dimensión de la maternidad) y
sus vínculos de pareja (dimensión de la feminidad), pero, como demuestran las féminas objeto de
estudio, las relaciones transnacionales permitieron preservar los lazos entre ellas y sus parejas, aún
desde la distancia geográfica.
En cuanto a los motivos por los cuales estas madres decidieron migrar fuera de Cuba podemos
señalar que el progreso económico constituyó la causa preponderante dentro del discurso de la
muestra, con un 60% de representatividad, a lo cual se sumaron el progreso laboral y la
reunificación familiar con un 20% en cada caso. Estos datos indican, que el factor económico
continúa ocupando un lugar privilegiado en las motivaciones de la emigración cubana, cuestión a la
cual hace referencia la investigadora Núñez (2007) cuando expone que la sociedad cubana, luego de
rebasar los embates del Período Especial en los años 90´ y del constante asedio de los Estados
Unidos con el bloqueo económico y financiero, ha logrado tener un desarrollo en materia de salud,
educación, deporte, seguridad social, pero su economía continúa siendo una debilidad considerable
y sensible para la población cubana.
Esto demuestra que el motor desencadenante para la migración materna en la muestra, fue el
progreso económico familiar e individual, por lo que dichas féminas valoran el acto migratorio
como una acción positiva, valiente y productiva.
Otro aspecto substancial en este análisis lo constituyen las vías empleadas por la muestra para
acometer la migración. La totalidad de las féminas declararon que utilizaron vías legales para
migrar fuera de Cuba, un elemento importante, puesto que corrobora las estadísticas de la ONE
(2010) que revelan que en los últimos años ha aumentado la proporción de mujeres que deciden
emigrar solas desde la Isla, pero dichas cantidades disminuyen cuando se trata de viajar de forma
indocumentada. El 60% de las mujeres migrantes de la muestra refirieron que salieron de Cuba a
través de una carta de invitación puesta por un familiar que se encontraba en el extranjero, un 20%
señaló que viajó a través del proceso de reclamación familiar, mientras que el restante 20% empleó
los beneficios que la ciudadanía española le proporciona, como medio para emigrar de Cuba.
Como arrojaron los resultados, disímiles fueron las estrategias empleadas por las madres objeto de
estudio para emigrar, pero si analizamos con profundidad, veremos que emplearon rutas seguras, lo
que reafirma el planteamiento de Marrero (2011b) cuando expone que las migraciones de carácter
legal o ilegal en la Isla son selectivas por sexo. La autora cita el estudio de Aja, Martín y Martín
Quijano (2006) para afirmar que las salidas ilegales de la Isla la realizan predominantemente los
hombres, y las legales, las mujeres; una tesis claramente confirmada en esta investigación, puesto
que la existencia de altos riesgos durante la travesía y las consecuencias legales que una salida
ilegal implica, constituyen razones expuestas por las féminas para evitar este tipo de
desplazamiento.
“(…) Yo nunca me quedé ilegal, siempre estuve bien con Cuba y bien con Italia (…) siempre hice
las cosas legal, porque mi miedo era que no me dejaran entrar más a Cuba (…)” (Raquel, madre
migrante en Italia)
Otros elementos importantes dentro de la caracterización, lo constituyen el año en que migraron
las madres objeto de investigación, el tipo de desplazamiento que realizaron, así como el tiempo
que llevan en las sociedades receptoras. Las féminas estudiadas expusieron que entre los años 2005
y 2013 se produjeron los desplazamientos migratorios, siendo el año 2013 el más representativo
entre las madres migrantes. Con respecto al tipo de desplazamiento acometido, el 60% de las
madres expusieron que salieron de la Isla legalmente con la intención de regresar, pero que
posteriormente resolvieron permanecer de manera definitiva en el país de destino seleccionado. El
restante 40% de las migrantes expuso que planeó y realizó su viaje con la intención de emigrar
definitivamente de Cuba, y esa es la posición que mantienen hasta hoy.
“Recuerdo que la primera vez que viajé no hubo despedida con mi familia, porque no pensé
emigrar al principio (…)” (Ana, madre migrante en Barbados)
Al analizar el país que eligieron las madres objeto de estudio para migrar de forma definitiva,
pudimos encontrar que el abanico se movió considerablemente entre los países de Ecuador, Italia,
Barbados y Estados Unidos aunque es importante destacar que este último fue el más
representativo. Según los resultados de la muestra, el 40% de las féminas eligieron a Estados
Unidos como país de destino, mientras que Italia,