... Entonces más bien en la gestión, lo que se fomentó en los programas educativos era la base, porque era el reconocimiento social, lo que maneja en aquel momento la politica publica educativa, tener un posicionamiento y reconocimiento social de las universidades, y eso lo hacían a través de que las universidades tuvieran sus programas acreditados, estudio de emprendedores, estudio de egresados y reestructuración de programas con base a esos criterios. [Entrevista JLA, 2016] Ello implicó mantener las apariencias de que los mitos realmente funcionaban, a pesar de que en ocasiones las estructuras eran inconsistentes con las necesidades del trabajo, pero aceptarlo implicaba negar la validez de los mitos y, como consecuencia, sabotear la legitimidad de la organización (Meyer y Rowan, 1992). Algo similar ocurrió en la UABC, pues algunos actores reconocieron que en el marco de los lineamientos del programa, el cumplimiento de los indicadores generó inconsistencias y simulación, desvirtuando los objetivos del planeación participativa promulgada por el PIFI: entonces, es cuando dice el amigo Manuel: eso se llegó a la perversión, es decir, el esfuerzo que la universidad había hecho con su desgaste institucional, lo que había hecho en términos de una propuesta, lo que había cumplido en términos de la defensa del propio rector o rectora ante lo pares, las visitas in situ que ya se fomentaban en ese momento, todo es no cuenta, lo más importante es el cumplimiento en términos financieros, entonces no había tolerancia de ninguna tendencia, o sea, si vas al 50% te apoyo o no, tiene que ser el 25% el origen y luego el 50% para los siguientes periodos, y lo más critico ahora es que del ejercicio presupuestal se cierra a noviembre. ...