El patrimonio arqueológico es una construcción mayormente signada por las preferencias y jerarquizaciones valorativas de la comunidad científica, de los administradores de políticas culturales y de los gobiernos, que puede cobrar sentidos diversos para cada uno de estos sectores. En nuestra Provincia, los marcos regulatorios están paulatinamente dando lugar a trayectorias patrimonializantes incipientes, reflejadas en acciones tentativas de preservación, puesta en valor y aprovechamiento turístico-cultural del patrimonio cultural, tangible e intangible. Las decisiones políticas e iniciativas en este sentido, enmarcadas en una búsqueda de representación e inserción de los distintos ámbitos socio-culturales, cumplen un rol preponderante en la construcción de significados alrededor del valor patrimonial. La musealización de asentamientos arqueológicos influye en una utilización equilibrada del espacio por parte tanto de los pobladores locales como de los visitantes, re-actuando en mejores estrategias de conservación del territorio, favoreciendo los procesos de apropiación y valoración en tanto testimonios de la historia regional y disminuyendo asimismo los actos vandálicos. En tanto actores culturales involucrados con los procesos identitarios y sociales que atraviesan la región, sabemos que una musealización eficiente de los sitios arqueológicos lleva a una mejora de la recepción y de la calidad de la experiencia cultural integral, gracias en particular a la interacción con pobladores y guías locales que comparten sus propios conocimientos y concepciones. Dicha musealización cumple un rol de dinamizador cultural respecto de la auto-representación e identidad regional, tanto como en aspectos económicos, mejorando el flujo de visitantes y las posibilidades en términos de experiencia cultural compartida, material y humana.