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96 Jorge Martín González Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4 (2): 96-122, 2016
autor
Jorge Martín González 1
SANTIAGO DE CHILE AS A CITY IN GLOBALIZATION. THE
IMPACT OF GLOBAL POWER ON LOCAL POLICY.
SANTIAGO DE CHILE COMO CIUDAD
DE LA GLOBALIZACIÓN.
LAS REPERCUSIONES DEL PODER
GLOBAL FRENTE A LA POLÍTICA LOCAL
REV. ESTUD. POLÍT. ESTRATÉG., 4 (2): 96-122, 2016 - ISSN 0719-3653 (impreso) ISSN 0719-3688 (en línea)
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SANTIAGO DE CHILE COMO CIUDAD DE LA GLOBALIZACIÓN.
LAS REPERCUSIONES DEL PODER GLOBAL FRENTE A LA POLÍTICA LOCAL
Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4(2): 96-122, 2016
La expansión de flujos globales alrededor del
mundo y la preponderancia de la mirada neo-
liberal habrían influido en la conformación de
una economía global desregularizada, cuyas
redes multinacionales determinarían al resto
de actores sociales. Para verificar en qué medi-
da se territorializan algunos de estos procesos
propios de la globalización, se ha analizado el rol
de los actores económicos globales en Santiago
de Chile y la manera en que se interrelacionan
con algunas políticas gubernamentales llevadas
a cabo durante las últimas décadas. Los resul-
tados del análisis muestran que la capital se ha
convertido en un importante nodo de conexión
de la economía: una ciudad global. Sin embargo,
parece que la transformación del poder en glo-
bal y económico, mientras la política se ejerce
en mayor medida en el plano local, puede tener
importantes repercusiones, especialmente en
la consolidación de lógicas de concentración y
expulsión, características de algunos de estos
nuevos territorios estratégicos.
PALABRAS CLAVE: globalización, ciudad glo-
bal, desigualdad
The expansion of global flows around the world
and the dominance of the neoliberal gaze would
have influenced the formation of a deregulated
global economy, whose multinational networks
would determine the other social actors. In or-
der to verify the extent to which some of these
globalization processes are territorialized, the
study analyses the role of global economic ac-
tors and how they have interrelated with some
governmental policies in the last decades. The
results of the analysis show that capital has
become an important connecting node of the
economy: a global city. However, it seems that
the transformation of the nature of power into
global and economic, whilst politics is exercised
mainly at a local level, can have important effects
especially on the consolidation of the logic of
accumulation and expansion, which characterize
some of these new strategic territories.
KEYWORDS: globalization, global city, inequality.
RESUMEN ABSTRACT
1.- Licenciado en Psicología Social por la Universidad Complutense de Madrid. Es profesor de Liderazgo en la Escuela de Go-
bierno y Gestión Pública de la Universidad de Chile y profesor de Política y Globalización en la Escuela de Sociología de la
Universidad Mayor. Correo electrónico: jmartin@iap.uchile.cl. El presente artículo es producto del trabajo para la obtención de
título de Máster en Ciencia Política y Comunicación de la Universidad Mayor, titulado El desarrollo de la globalización: creci-
miento, globalismo y fragmentación en Santiago, Chile y el mundo. El autor agradece a Francisco Vidal Salinas por su dedica-
ción y atenta supervisión como profesor guía, a Antonio Leal Labrín por su apoyo constante durante el proceso de aprendizaje
y a Ernesto O"one por su disponibilidad para realizar entrevista y compartir sus conocimientos sobre globalización.
Artículo recibido el 30 de septiembre y aceptado el 1 de noviembre 2016.
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1. INTRODUCCIÓN
Desde 1980 se ha consolidado a lo largo del mun-
do un nuevo fenómeno histórico-cultural que ha
impactado a las sociedades a lo largo del mundo
(O"one, 2011). La globalización ha generado un
nuevo contexto que ha permitido que se expandan
redes y flujos multinacionales (Castells, 2009),
haciendo posible la conformación de un entra-
mado de intercambios entre estados nacionales a
través de distintos actores transnacionales (Beck,
2006), pero también entre personas, organiza-
ciones y grupos sociales a lo largo del mundo.
Esto produce que ciertas actividades comiencen
a operar como una sola unidad a escala mundial
y de forma simultánea (Castells, 1999), e incluso
contradictoria (Giddens, 2007). Este nuevo entorno
se ha caracterizado por el protagonismo de una
economía mundial desregularizada (Sassen, 2009),
el desarrollo tecnológico de nuevas formas de
comunicación y gestión de la información (Hilbert
y López, 2011), la conformación de alianzas entre
gobiernos mediante tratados económicos (Bravo y
Briones, 2014) y la expansión de procesos culturales
a escala global (World Value Survey, 2016). Zygmunt
Bauman (2008) ha destacado que este contexto
globalizado también se caracteriza porque “hay
política local sin poder y poder global sin política”
(p.18). Por tanto, la globalización habría generado
una transformación del poder, en que lo global y
económico se vuelven determinantes, mientras
la política sigue ejerciéndose en el ámbito local y
sus instituciones tradicionales ven cómo su poder
se “evapora” (Bauman, 2008). Serían aquellos que
son capaces de conectar y programar los códigos en
las redes multinacionales los que concentrarían el
poder, puesto que son los flujos globales los que
más capacidad tendrían de determinar a los actores
sociales a lo largo del mundo (Castells, 2009).
La interrelación entre distintos procesos de glo-
balización conllevaría un profundo cambio en la
política y en el ejercicio del poder, pero también
en la subjetividad de las sociedades (Leal, 2015). La
globalización también habría estado determinada
por las ideas imperantes en su desarrollo, en las
que la expansión de la ideología del “globalismo
neoliberal” (Beck, 2006) habría tenido importantes
repercusiones. Las ideas de la doctrina neoliberal,
que también ha sido conceptualizada por algunos
autores como “fundamentalismo de mercado”
(Soros, 2002; Stiglitz, 2007), permearon en ciertas
autoridades, lo que supuso la apuesta por políticas
gubernamentales de austeridad, liberalización
económica y privatización de empresas estata-
les en distintos países en el mundo. Los países
pioneros en implementar estas políticas fueron
Chile, EE.UU. y Gran Bretaña. Posteriormente, las
mismas ideas fueron implementándose a lo largo
del mundo, para lo cual fue fundamental la apuesta
de organismos financieros multilaterales como el
Banco Mundial y el FMI, quienes en las décadas de
1980 y 1990 solicitaron condiciones de préstamo a
distintos países en desarrollo en las que se pedía
implementar políticas neoliberales rápidas y sin
tener en cuenta las características propias de cada
país (Stiglitz, 2007). El estudio de John Willianson
mediante entrevistas en estos organismos, cuyos
resultados se han conocido como el Consenso de
Washington (Casilda-Bejar, 2004), mostraba que
las políticas defendidas por estas autoridades eran
acordes con las ideas de autores como Friedrich
Hayek (1978), quien abogaba por una sociedad en
la que el mercado se debía desarrollar libremente
y en la que los gobiernos debían tener un rol de
Estado mínimo.
La asimilación de las políticas neoliberales a lo
largo del mundo, tanto en países desarrollados
como en desarrollo, supuso la conformación de
una economía global desregularizada (Sassen,
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2009), la cual ha generado un crecimiento sisté -
mico, tanto en el ámbito económico como en los
estándares de desarrollo a escala mundial (Banco
Mundial, 2016). Sin embargo, este crecimiento en el
desarrollo de la globalización ha sido dispar. La falta
de intermediación gubernamental en la economía
global, que se convierte en la dimensión predo-
minante, ha generado lógicas de concentración y
expulsión en las sociedades (Sassen, 2015), puesto
que, como destaca Manuel Castells, el “capitalismo
informacional desregulado y competitivo, supera a
los estados, pero articula a los segmentos dinámicos
de las sociedades en todo el planeta, al tiempo que
desconecta y margina a aquellos que no tienen otro
valor que el de su vida” (Castells, 1999, p. 4). Otro
punto a destacar es que estas lógicas de concen-
tración y exclusión parecen estar relacionadas con
la nueva geograa económica surgida durante la
conformación de la economía global. Como bien
ha destacado Saskia Sassen (2009), el desarrollo de
nuevos intercambios económicos transnacionales
supuso que aquellas corporaciones que mayores
posibilidades tenían de localizar sus operaciones en
distintos países del mundo, tuvieran que comenzar
a apoyarse en empresas especializadas en servicios
globales. Es así que surgieron redes de empresas de
servicios que proveen a las corporaciones multina-
cionales en ámbitos que las mismas externalizan
para poder operar más fácilmente a escala global
(Sassen, 2009). Actividades críticas para las multi-
nacionales comienzan a ser realizadas a través del
outsourcing para, por ejemplo, acceder de forma
más expedita a los inversionistas del mercado de
capital global, realizar su contabilidad transnacio-
nalmente, conocer las normativas legales aplicables
en los distintos países en que operan, agilizar sus
canales de comunicación e información mediante un
soporte informático adecuado o realizar campañas
de marketing y relaciones públicas equiparables en
los distintos países en que ofrecen sus productos
y servicios.
La reestructuración espacial de la economía gene-
ró, a su vez, el surgimiento de nuevos territorios
estratégicos en que comenzaron a localizarse
distintos procesos de carácter global. Ante la cada
vez mayor complejidad y competitividad multina-
cional, la “mezcla de empresas, talento y pericia
en una amplia variedad de campos especializados
hace que un determinado tipo de entorno urbano
funcione como centro de información” (Sassen,
2009, p. 52). Es así como toman protagonismo las
“ciu dades glo bales ” (Sassen, 1991) , que se convie r-
ten en los “centros de comando y control” de la
economía (Friedmann, 1986). Es en este contexto
donde las empresas multinacionales y de servicios
avanzados comienzan a desarrollar una “economía
de aglomeración” (Sassen, 2009), en que el valor
agregado se concentra en los cada vez más impor-
tantes flujos económicos globales, así como en
los territorios que se convierten en sus nodos de
conexión. Todo el entramado comentado agudizaría
la desigualdad socioeconómica y espacial (Sassen,
2009, 2015). Mientras los profesionales altamente
especializados aumentarían considerablemente sus
remuneraciones, puesto que realizan funciones de
relevancia estratégica para la economía global, lo
contrario ocurriría con trabajadores con escasa
cualificación, como aquellos que se desempeñan
en sectores industriales o de servicios rutinarios
como el transporte, el almacenaje o la limpieza.
Lo mismo sucede con los territorios, dado que
mientras las zonas estratégicas para la economía
global mejorarían su desarrollo económico, tecno-
lógico y social, aquellas en las que no se realizan
los intercambios económicos multinacionales
quedarían apartadas del crecimiento que posibilita
la globalización.
Por todo lo anterior, en este artículo se analizará
en qué medida algunas de las dinámicas especifi-
cadas propias de la globalización se localizan en
la ciudad de Santiago de Chile. Conocer en qué
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medida se territorializan distintos procesos del
fenómeno permite un mayor entendimiento de
sus dinámicas, pero también puede ser un aporte
para generar un debate más específico sobre las
medidas que pueden llevar a cabo los gobiernos
ante un contexto globalizado que determina sus
acciones y los resultados que obtienen.
2. ECONOMÍA GLOBAL Y
CRECIMIENTO EN SANTIAGO:
REDES MULTINACIONALES Y
TERRITORIALIDAD DEL PODER
Como se ha destacado previamente, la economía
global ha permitido que se produzca un crecimiento
sistémico a escala mundial. Esto se observa en que
el PIB en el mundo pasó de 11,15 billones de dólares
en 1980 a 73,43 billones en la actualidad (Banco
Mundial, 2016), lo que permitió que la riqueza
promedio, medida a través del PIB per cápita,
prácticamente se duplicará desde 1975 (Maddison,
2013). También se amplió la disponibilidad a nuevas
formas de comunicación e información. La pobla-
ción mundial usuaria de internet corresponde a un
44% en la actualidad frente a tan solo un 0,05%
en 1990 (Banco Mundial, 2016). Este incremento
fue posible gracias al aumento en la capacidad
tecnológica de las telecomunicaciones, que se
multiplicó por 200 veces de 1986 a 2007 (Hilbert y
López, 2011). Este crecimiento sistémico se observa
igualmente en el aumento de personas que viven
en el mundo, que ha pasado de 4.500 millones en
1980 a casi 7.400 millones en la actualidad (ONU,
2015). También se evidencia en los estándares de
desarrollo. Las personas que viven con menos de
1,9 dólares al día pasó del 44,3% de la población
mundial en 1981 a un 10,68% en 2013, la esperanza
de vida evolucionó de un promedio de 62,8 años en
1980 a 71,5 años en 2014, y el acceso al suministro
de agua creció de un 76,1% de la población en 1980
a un 91% en 2014 (Banco Mundial, 2016).
Pero este crecimiento ha sido acompañado por
lógicas de concentración y exclusión, lo que se
evidencia en que las empresas multinacionales más
importantes del mundo concentran prácticamente
el 40% del PIB mundial actual. Las corporaciones
incluidas en el ranking Global 500 de Fortune (2016)
tienen ingresos anuales por un volumen de 27,6
billones de dólares, lo que supone que en promedio
entre dos y tres empresas por país facturan 4 de
cada 10 dólares que se producen en el mundo. Esta
concentración se muestra también en el estudio
Global Metromonitor, dado que 300 ciudades del
mundo (en promedio menos de una por país), en
2014 concentraron el 47% del PIB mundial y fueron
responsables del 38% del crecimiento económico a
escala global (Parilla, Leal, Berube y Ran, 2015). Esta
concentración ha generado que las desigualdades
económicas se hayan incrementado desde la década
de 1980, tanto a escala mundial (Milanovic, 2010)
como al interior de los países desarrollados y en
vías de desarrollo (Pike"y, 2014). Aunque no solo
en el ámbito económico se segmentan las oportu-
nidades que ofrece la globalización. La población
que tiene acceso a internet en los países en vías
de desarrollo es del 21,5% frente al 73,4% en los
países desarrollados (Guillen, 2010), y el número
de subscripciones a telefonía móvil representa
un 60% en los países con menor renta per cápita,
frente a un 124% en los países con mayores ingresos
(Banco Mundial, 2016).
Según lo destacado por las últimas cuentas públicas
del Gobierno de Chile (2016), la Región Metropoli-
tana de Santiago (RMS) es la que menor extensión
tiene en todo el país, siendo su superficie de 15.403
kilómetros cuadrados, lo que representa tan solo
un 2% del territorio nacional. Sin embargo, la RMS
cuenta con una población de aproximadamente
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7.314.000 habitantes, lo que supone un 40% de
la población chilena, siendo prácticamente toda
de tipo urbano (casi el 97%). Además, la RMS con-
centra una gran parte de la actividad económica,
representando el 45% del PIB nacional. Como ha
sucedido a lo largo del mundo, la expansión de redes
de intercambio multinacional y la conformación
de la economía global permitió a la RMS tener un
crecimiento sistémico en distintos ámbitos. El PIB
regional se multiplicó por más de tres veces entre
1985 y 20 08, mi entras la pob lació n aume ntaba cad a
año a una tasa promedio de un 1,6%, lo que permitió
que su PIB per cápita creciera cada año un 3,6% en
el periodo (Silva, Riffo y González, 2012). Esto se ha
visto acompañado de una disminución importante
de la población en situación de pobreza. En menos
de una década, el porcentaje de personas que en
la RMS se encontraba en esta situación pasó de un
38,7% en 1987 a un 14,8% en 1996, mientras que las
personas en indigencia disminuyeron de un 13,5%
a un 2,7% en el periodo (Rodríguez y Winchester,
2004). La mejora en los estándares de desarrollo se
observa también en otros indicadores, por ejemplo
en que el número de viviendas con acceso a agua
potable incrementó en el Gran Santiago un 38,6%
entre 1982 y 1992 (Pflieger, 2008). Además, los ha-
bitantes de la RMS fueron paulatinamente teniendo
acceso a nuevas formas de comunicación. Hoy en
día, el 75% de hogares en la región cuentan con
acceso a internet (SUBTEL, 2016), cuando en 1990
prácticamente no existía acceso a esta tecnología
(Banco Mundial, 2016).
Pero como ocurre a nivel global, este crecimiento
sistémico ha estado marcado por lógicas de con-
centración y exclusión. A pesar del crecimiento
económico regional, en la RMS no todas las
comunas pudieron mejorar tan claramente sus
niveles de desarrollo socio-económico. En 1997,
aunque Providencia y Las Condes ya no tenían
prácticamente personas viviendo en situación de
pobreza, en La Pintana o El Bosque el número de
personas pobres superaba el 30% de su población
(Rodríguez y Winchester, 2004). En ese mismo
año, mientras los ingresos familiares en Vitacura
y Lo Barnechea superaban en promedio los 2,4
millones de pesos, en Lo Espejo o Cerro Navia no
superan los 290.000 pesos (MIDEPLAN, 1998).
Esta segmentación se ha mantenido con los años,
como se observa en que el Índice de Gini de des-
igualdad de ingresos en la RMS prácticamente se
ha mantenido igual, siendo de 0,560 en 1990 y de
0,551 en 2010 (Ministerio Desarrollo Social, 2012).
La segmentación espacial entre distintas zonas
de Santiago también se observa en el número de
usuarios de internet, siendo actualmente de más
del 85% en comunas como Providencia o Vitacura,
y no superando el 55% en otras como San Bernardo
o La Pintana (Stäger y Núñez, 2015).
La conformación de una economía global desregu-
larizada puede estar relacionada con los procesos
destacados que desde 1980 se han consolidado en
la RMS. Como se ha visto previamente, puede que
el surgimiento de nuevos territorios estratégicos
para la conexión de los flujos globales de inter-
cambio económico se relacione con la dinámica
observada en Santiago. Aunque la globalización
habría permitido un crecimiento sistémico en
distintos ámbitos, que mejoró considerablemente
los estándares de desarrollo en la RMS, la falta de
regulación de la economía global generaría lógi-
cas de concentración y exclusión entre distintas
personas, grupos sociales y comunas. Por ello, es
necesario identificar el rol que la economía global
tendría en la RMS y analizar cómo este nuevo poder
global impactaría territorialmente en la ciudad de
Santiago.
Según los datos del Banco Central (2015), las acti-
vidades económicas con mayor presencia en el PIB
de la RMS son los servicios financieros y empresa-
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riales; el comercio, los restaurantes y los hoteles;
los servicios personales que incluyen educación y
salud; la industria manufacturera; y los servicios
de vivienda. Estos datos muestran también que los
servicios financieros y empresariales corresponden
al 35,3% de la actividad económica de la RMS,
siendo del 20,2% del PIB a escala nacional, lo que
sitúa al sector como el de mayor representación
en la actividad económica de Chile.
Figura 1. Valor por actividad económica en el PIB nacional y de la Región Metropolitana en 2014
PIB Región
Metropolitana
PIB
Chile
Región
Metropolitana
(%PIB nacional)
Chile
(%PIB)
Servicios financieros y
empresariales
23.218.645 27.167.166 85,47% 20,2%
Comercio, restaurantes y
hoteles
9.939.716 15.301.391 64,96% 11,4%
Servicios personales
(educación, salud y otros)
9.455.242 17.422.829 54,27% 12,9%
Industria manufacturera 7.229.611 15.738.145 45,94% 11,7%
Transporte y telecomuni-
caciones
3.555.714 8.687.033 40,93% 6,4%
Construcción 3.389.017 11.129.981 30,45% 8,3%
Servicios de vivienda 4.416.114 7.797.950 56,63% 5,8%
Administración pública 2.700.349 6.827.922 39,55% 5,1%
Electricidad, gas y agua 875.539 3.301.712 26,52% 2,4%
Agropecuario 551.206 4.083.005 13,50% 3,0%
Minería 409.516 16.475.014 2,49% 12,2%
Fuente: elaboración propia con base en datos del Banco Central de Chile (2015). Nota: en millones de pesos.
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Sobre todo, destaca, como muestra la Figura 1, que
en la RMS se concentra el 85,47% de la actividad
económica vinculada a los servicios financieros
y empresariales que se realizan en Chile. Como
sucede con este sector, otras actividades de gran
relevancia para la economía del país se concentran
en la capital. Los servicios personales que inclu-
yen educación y salud fueron en 2014 el segundo
sector económico de mayor importancia en el país,
llegando a representar un 12,9% del PIB nacional.
En la RMS se concentró el 54,27% de todas las
actividades económicas de este sector. También
la cuarta actividad económica en importancia en
el país, la industria manufacturera, concentró su
actividad en un 45,94% en la RMS. Por su lado, las
actividades de comercio, restaurantes y hoteles
igualmente se concentraron en la capital, siendo
este sector económico el quinto en importancia
para el país - el 11,4% del PIB nacional en 2014 - y
teniendo la RMS una concentración del 64,96% de
este tipo de actividad en Chile. Sólo el sector de la
minería, que es el tercero en importancia económica
(representando un 12,2% del PIB nacional) no está
concentrado en la RMS, puesto que la actividad
minera en la región sólo corresponde a un 2,49%
del total en el país. Otros sectores económicos
concentrados en la RMS son los servicios de
vivienda (56,63% de la actividad total del sector
se da en la región), el transporte y las telecomu-
nicaciones (40,93% de actividad en la región), y la
administración pública, que en Santiago concentra
el 39,55% del total de la actividad económica que
genera en el país.
Estos datos corroboran una concentración de la
economía chilena en su capital, pero no muestran
si esta acumulación responde simplemente a pro-
cesos históricos acontecidos en Chile o si tienen
relación con la expansión de la globalización. La
investigación realizada por Christof Parnreiter
(2015) sobre las ciudades latinoamericanas en la
economía global da luces respecto de la incógnita
planteada. Según los datos de este estudio, las 2000
empresas globales más grandes del mundo, según
Forbes, tuvieron ventas totales en 2014 de 87.500
millones de dólares en la ciudad de Santiago, lo
que equivaldría al 33,81% del PIB de Chile para
ese año. Es decir, un tercio de toda la actividad
económica del país es realizada por las empresas
multinacionales más importantes del mundo que
localizan sus centros de comando y control en la
ciudad de Santiago. Las ventas totales de estos
actores de la economía global en la capital han
aumentado en un 387,4% desde 2006 a 2014, lo que
les habría permitido generar ganancias por 3.200
millones de dólares en 2014 (Parnreiter, 2015). Estos
datos muestran que la concentración económica
en Santiago, además de poder sustentarse en
patrones históricos, está claramente influida por
flujos económicos globales.
Otros estudios que evidencian que Santiago se ha
convertido en un nodo de conexión de los flujos
globales de la economía multinacional son los
resultados de la red de investigación Globalization
and World Cities (GaWC). Basándose en datos re-
colectados sobre la capacidad de intercambio de
información entre las sedes centrales (headquarters)
y el resto de oficinas por el mundo de las 2000
empresas globales más grandes, según el listado
de Forbes, el profesor Taylor y sus colaboradores
consiguieron desarrollar un índice general de ciu-
dades globalizadas, utilizando dos medidas: “poder
espacial de la ciudad” y “poder de conexión de la
ciudad” (Taylor et al., 2012). El primero se relaciona
con la cantidad de headquarters de las empresas
multinacionales que se localizan en cada ciudad
y con la cantidad de ferias u hoteles de negocios
con que cuentan. Por su lado, el poder de conexión
se relaciona con la red de empresas financieras,
de servicios avanzados y comunicaciones que se
sitúan en cada ciudad.
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En el caso del poder espacial de la ciudad, Santia-
go no aparece entre las 50 ciudades con mayor
importancia en el mundo. Sin embargo, respecto
a su poder de conexión aparece en el lugar 41
en el mundo. A pesar de no contar con una gran
presencia de headquarters, la ciudad cuenta con
importantes redes de empresas financieras, de
servicios avanzados y comunicaciones, que proveen
a las multinacionales en sus operaciones globales.
Fusionando estas dos medidas, Santiago se sitúa
en el puesto 50 en cuanto al índice de ciudades
globalizadas (Taylor et al., 2012), lo que muestra
que la economía global tiene un importante nodo
de conexión en la ciudad, solo superado en Amé-
rica Latina por las ciudades de Sao Paulo (puesto
25), Ciudad de México (puesto 31) y Buenos Aires
(puesto 35).
Una vez verificado que Santiago es un punto de
conexión para la economía global, cabe pregun-
tarse cómo impacta este proceso en la actividad
socio-económica de la ciudad. Al respecto, el
trabajo realizado por el Centro de Investigación
Social (CIS) de la Fundación Un Techo para Chile
ayuda a localizar algunos procesos. Los Mapas
de Vulnerabilidad del CIS muestran, por ejemplo,
dónde se territorializan las actividades económicas
en la ciudad. Específicamente, en el mapa sobre
principales focos de empleo en el Gran Santiago
(Figura 2) se muestra dónde se localizan en San-
tiago las zonas de mayor actividad que se agrupan
en centros de negocio (donde se concentran las
empresas de servicios financieros y empresaria-
les), centros comerciales (donde se encuentran el
comercio, los restaurantes y el ocio en la ciudad)
y las zonas industriales.
Los lugares en los que se concentran las industrias
corresponden principalmente al extrarradio urbano
(TECHO-Chile, 2014), en comunas del Suroriente
(como San Bernardo, Maipú o Cerrillos) y el No-
roriente (como Pudahuel o Quilicura), aunque
también algunas se sitúan más céntricas, por
ejemplo en la comuna de San Miguel. Por su parte,
los centros de negocios se ubican principalmente
en las comunas de Santiago Centro, Providencia y
Las Condes (TECHO-Chile, 2014).
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Figura 2. Principales focos de empleo en el Gran Santiago
Fuente: Centro Investigación Social TECHO- Chile (2014).
Estas localizaciones responden, en primer lugar,
a que en la comuna de Santiago Centro están las
oficinas centrales del Gobierno de Chile, tanto el
palacio presidencial de La Moneda como los mi-
nisterios, además de muchas de las instituciones
públicas nacionales. Como se analizará más ade-
lante, el régimen presidencial propio del Estado de
Chile genera una centralidad de poder político en
el Ejecutivo. Esta concentración de las decisiones
políticas en Chile se plasma en la localización de
los principales entes gubernamentales en calles
de Santiago, como Moneda, Agustinas, Morandé
o Teatinos (que rodean el Palacio de La Moneda),
donde se encuentran tanto la Presidencia del
Gobierno como el Ministerio de Hacienda, el Mi-
nisterio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de
Economía, Fomento y Turismo, el Banco Central de
Chile o la sede del Congreso Nacional en Santiago,
entre otros. Por otro lado, se observa como otra
de las principales zonas de negocios es la comuna
de Providencia, que históricamente es un lugar
donde se ha ubicado el comercio de la ciudad y
donde están instaladas principalmente empresas
pequeñas y medianas. En tercer lugar, la zona de
negocios de Las Condes concentra en mayor medida
empresas globales. Aunque algunas de las empresas
multinacionales más importantes del mundo se
ubican en otros lugares del Gran Santiago (como
las oficinas de Walmart o Shell, que se encuentran
en la ciudad empresarial de Huechuraba), las prin-
cipales empresas de servicios globales localizan sus
sedes en la comuna de Las Condes. Por ejemplo,
106 Jorge Martín González Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4 (2): 96-122, 2016
las denominadas “big four” de la consultoría a
nivel internacional (Price Waterhouse, Deloi"e,
KPMG y Ernst & Young) tienen sus oficinas cerca
de la considerada popularmente como la zona de
negocios de “Sanha"an”, en calles como Isidora
Goyenechea o Avenida Costanera. Alrededor de
esta zona de negocios, donde se ubican las em-
presas de servicios financieros y empresariales
avanzados, se concentran los barrios con mayor
nivel socioeconómico de la capital. Esto se muestra
en el mapa sobre grupos socioeconómicos en el
Gran Santiago (Figura 3), donde se visualiza que
los barrios con mayor estrato socioeconómico
se concentran fundamentalmente en barrios de
comunas como Las Condes, Vitacura y Providencia.
En definitiva, se corrobora que Santiago de Chile se
ha convertido en una ciudad global en los últimos
años, puesto que la economía mundial cuenta con
un importante nodo de conexión para sus flujos
globales. El poder de conexión con el que cuenta la
ciudad muestra una importante presencia de redes
de empresas proveedoras de alta especialización,
tanto financieras como de servicios avanzados o
de comunicación. Las mismas se localizan princi-
palmente en Las Condes, y junto a las comunas
aledañas son las que mayor nivel socioeconómico
tienen.
107
SANTIAGO DE CHILE COMO CIUDAD DE LA GLOBALIZACIÓN.
LAS REPERCUSIONES DEL PODER GLOBAL FRENTE A LA POLÍTICA LOCAL
Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4(2): 96-122, 2016
Figura 3. Grupo socioeconómico predominante en los barrios del Gran Santiago
Fuente: Centro Investigación Social TECHO- Chile (2014).
3. INSTITUCIONALIDAD
GUBERNAMENTAL Y
DESCENTRALIZACIÓN EN LA
REGIÓN METROPOLITANA
La institucionalidad político-administrativa de
Santiago se ve influida por entidades del gobier-
no nacional y regional. Por tanto, es importante
también analizar, además de la influencia y
territorialidad de la economía global, cómo las
políticas gubernamentales del Gobierno de Chile
y el Gobierno Regional de la RMS han interactuado
con los procesos inherentes a la globalización,
expandidos desde la década de 1980.
La administración de los Gobiernos Regionales
(GORE) fue creada a partir de las Ley 19.175. La mis-
ma corresponde a una categoría jurídica especial
del ordenamiento chileno, siendo una ley orgánica
constitucional que para ser aprobada, modificada o
derogada debe tener un quórum de cuatro séptimos
de los diputados y senadores en ejercicio, es decir
un 57% en cada una de las cámaras del Congreso
Nacional. Esta ley fue desarrollada en el gobierno
del Presidente Patricio Aylwin, quien la propuso a
través de un proyecto de ley (mensaje presidencial)
108 Jorge Martín González Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4 (2): 96-122, 2016
para que fuera votada por el Congreso, lo que es
posible gracias al sistema presidencialista por el que
se organiza el Estado chileno. Este tipo de sistema
político-administrativo genera una centralidad
en la toma de decisiones en el Poder Ejecutivo.
El presidente elegido no solo tiene potestad para
enviar leyes al Congreso, sino que también incide en
los tiempos legislativos mediante su capacidad de
poner Urgencia Simple (30 días) o Suma Urgencia
(15 días) a la votación de las leyes. Además, hasta
marzo de 2016, con la aprobación de la legislación
que permite la elección directa de los que serán
los gobernadores regionales a partir de 2018,
también el Presidente de la República era por ley
el que asignaba a las máximas autoridades de los
GORE, los actuales intendentes. Es por ello que
algunos autores han planteado que Chile conta-
ría con un presidencialismo exagerado (Siavelis,
2002), aunque otros han matizado que aunque el
sistema otorga al Presidente de la República “po-
deres constitucionales suficientes para controlar
la agenda legislativa, […] no goza de facultades que
le permitan modificar el statu quo unilateralmente”
(Aninat, 2006, p. 47).
En relación al proceso de descentralización, es
oportuno destacar que existió previamente una
política pública al respecto durante el régimen mi-
litar de Augusto Pinochet. El gobierno militar creó
la Comisión Nacional de la Reforma Administrativa
(CONARA) en el año 1974 con el fin de que el desa-
rrollo económico pudiera llegar a todo el país. Sin
embargo, como destacan Lira y Marinovich (2001),
este proceso estaba más enfocado en generar
nuevas estructuras de relación entre la sociedad
civil y el Estado. De esa forma, se evitaba que los
partidos políticos volvieran a ser el referente en la
relación entre el Estado y la ciudadanía, como lo
habían sido antes del golpe militar.
Una vez reinstaurada la democracia, se buscó una
nueva institucionalidad que aportara a una mayor
democratización en el país y un mayor desarrollo
económico y social. Se consideraba que las políticas
públicas de descentralización conseguirían tratar
los problemas de la gente de forma más específica,
permitiendo una colaboración más eficiente en la
democracia cotidiana y, además, fortaleciendo e
impulsando la sociedad civil. También se defendía
la idea de que el proceso de descentralización per-
mitiría “instalar en cada territorio una capacidad
de crecimiento económico y un proceso de desa-
rrollo equitativo y sustentable en el largo plazo”
(SUBDERE, 1994, p. 2). Este enfoque de política
pública continuó en los gobiernos posteriores de
la Concertación, pero durante la implementación
de estas políticas públicas descentralizadoras se
fue expandiendo el fenómeno de la globalización.
Como destacó Renán Fuentealba, al analizar los
logros y desaos del proceso tras su experiencia
como Intendente de Coquimbo durante la década
de 1990-2000, “transcurridos diez años desde la
promulgación de la Ley de Gobierno y Adminis-
tración Regional, Chile ha cambiado” (MIDEPLAN,
2002, p. 47). El exintendente destacaba cómo el
país se había vuelto más urbano, con menores
tasas de pobreza, mayor renta per cápita y con
una expansión de las tecnologías de información
y telecomunicación por todas las regiones.
Aunque estos factores, producto de las posibili-
dades de crecimiento sistémico que otorga la glo-
balización, generaron en Chile una nueva realidad
social, la conformación de una economía global
tendiente a la aglomeración no ayudó a romper la
tendencia histórica de concentración económica
y de centralismo en el Estado chileno. Al respecto,
Ricardo Lagos destacó en el que fue su programa
electoral que “la concentración económica, por una
parte, y el centralismo político administrativo, por
otra, ahogan nuestro desarrollo e impiden echar
109
SANTIAGO DE CHILE COMO CIUDAD DE LA GLOBALIZACIÓN.
LAS REPERCUSIONES DEL PODER GLOBAL FRENTE A LA POLÍTICA LOCAL
Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4(2): 96-122, 2016
raíces más profundas a nuestra democracia” (Lagos,
1999, p. 21). El proceso de globalización se desen-
volvió en distintos ámbitos que transformaron el
contexto en el que se implementaba el proceso de
descentralización en Chile, en el que, como en el
resto del mundo, la economía global tuvo un rol
protagónico. Este hecho se muestra en que desde
la década de 1990 se generaron dinámicas, como
el aumento de la inversión extranjera directa, que
han tenido un claro impacto en el crecimiento
económico de algunas regiones. En el periodo de
1990-1998 existió un particular crecimiento plas-
mado en las tasas de aumento promedio del PIB
en cuatro Regiones: Atacama (11,4%), Antofagasta
(9,5%), Tarapacá (7,8%) y la Región Metropolitana
(7,6%). Estas cuatro regiones concentraron, según
datos del Comité de Inversiones Extranjeras (Silva,
2002), un 60% del total de inversión extranjera en
estos años, destacándose la Región Metropolitana
con un 31% de los 38.700 millones de dólares inver-
tidos por conglomerados económicos extranjeros.
Sin embargo, los resultados en la distribución de la
riqueza generada fueron dispares, puesto que en
la RMS se mantuvo igual el Índice de Gini, aunque
se disminuyó claramente la pobreza, mientras
en todas las regiones del norte especificadas se
acortó la brecha de desigualdad en el periodo
(Arredondo, 2010).
La inversión extranjera en Chile estuvo vinculada
a ciertos sectores económicos, concentrándose
al comienzo en proyectos mineros en las regiones
del norte por parte esencialmente de empresas
canadienses y estadounidenses. Esto fue lo que
permitió un aumento considerable del PIB en
Atacama, Antofagasta y Tarapacá, a pesar de
que la inversión pública efectiva total en estas
regiones tuvo una participación relativamente
baja, de entre un 3% y un 4% del total en cada
una durante la década de 1990 (MIDEPLAN, 2001).
Post eriorment e, la inv ersión extran jera di recta lle-
gada al país se realizó principalmente por parte de
empresas europeas, mayoritariamente españolas,
en los sectores de servicios (telecomunicaciones
y banca) y electricidad, agua y gas (CIE, 2013). En
el caso de la RMS, además de recibir una buena
parte de la inversión extranjera directa, un 24,9%
del total acumulado desde 1990 a 2008 (Silva, Riffo
y González, 2012), fue la región que más inversión
pública recibió de 1990 a 1999, con un promedio del
26,45% de la inversión pública efectiva total. Sin
embargo, disminuyó paulatinamente, puesto que a
comienzos de la década la región representaba un
30,3% del total y en 1999 un 21,08% (MIDEPLAN,
2001). También en la década del 2000 se mantuvo
una mayor inversión pública efectiva total en la
región, siendo en promedio de un 27,41% en el
periodo y evolucionando desde un 22,10% en el
año 2000 a un 34,46% en 2005 y un 24,55% en
2010 (MIDEPLAN, 2011).
En relación a la infraestructura, la inversión pública
efectiva sectorial del Ministerio de Obras Públicas
en la RMS pasó de un 9% en 2000 a un 23,6%
en 2005, y a un 17,5% en 2010, con un promedio
del 16,3% en la década (MIDEPLAN, 2011). Estos
datos plasman el proceso identificado por Saskia
Sassen, puesto que “los sectores económicos de
punta que están altamente digitalizados requieren
de sitios estratégicos con vastas concentraciones
de infraestructura, recursos laborales, talento y
construcciones” (Sassen, 1998, p. 13). Las empresas
globales más conectadas con el mundo, como la
banca o los servicios avanzados, necesitan no
solo acceder fácilmente a capital humano, sino
también contar con ciertas infraestructuras para
realizar sus actividades transnacionalmente. Es por
ello que para atraer la inversión de estos actores y
que elijan instalarse en mayor medida en un país
frente a otros, los gobiernos invierten en obras
públicas que otorgan las condiciones necesarias
para que los actores de la economía global puedan
110 Jorge Martín González Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4 (2): 96-122, 2016
operar simultáneamente en su territorio y a escala
mundial. Esto es lo que sucedió en Chile desde la
década de 1990.
Por tanto, la concentración de la inversión pública
en la RMS y el aumento en las inversiones guber-
namentales enfocadas en infraestructura en la
década del 2000 fueron parte de un proceso por el
cual la instalación de empresas multinacionales de
servicios, banca o electricidad, gas y agua, requería
de una apuesta del gobierno para que estos actores
económicos consolidaran su presencia en el país.
Para ello, esta s empr esas glob ales nec esit aban u na
localización estratégica en la que pudieran acceder
a recursos laborales, capital humano altamente
cualificado y una infraestructura de calidad que
les permitiera coordinar sus operaciones con otras
que realizan en el mundo. Santiago era un lugar
adecuado por la cantidad de población que permite
obtener mano de obra, porque se puede acceder
a personal cualificado y porque se desarrolló la
infraestructura crítica necesaria.
A pesar del vínculo entre la economía global y el
crecimiento económico de algunas regiones, es
importante destacar que la quinta región de mayor
crecimiento de Chile en el periodo 1990-1998, la
Región XI de Aysén (7,5%), recibió tan solo un 0,4%
de la inversión extranjera en el país, por lo que es un
ejemplo de que no solo se puede generar desarrollo
económico a través de la inversión extranjera directa
o la instalación de empresas multinacionales. En el
caso de esta región, la inversión pública y el foco
en sectores innovadores, como el ecoturismo,
fueron los motores de su desarrollo económico y
social (Silva, 2002). Igualmente, hay que añadir que
gracias al proceso de descentralización llevado a
cabo, la inversión pública de decisión regional se
multiplicó por más de 18 veces en el transcurso del
periodo de 1990-1999, aumentando las inversiones
de decisión regional a una tasa anual promedio de
42,54% frente a niveles inferiores de crecimiento
anual de la inversión pública total (27,06%), la in-
versión pública de decisión sectorial o ministerial
(26,02%) y la inversión de decisión municipal, que
creció a un 19,7% en estos años (MIDEPLAN, 2001).
En definitiva, los procesos de descentralización
regional en Chile se han visto tensionados por la
tendencia a la aglomeración de la economía global.
Aunque el cuarto de los ejes programáticos plas-
mados por el MIDEPLAN (2002) especificaba que
las políticas de descentralización regional podían
tener “capacidad de respuesta ante el proceso de
globalización” (MIDEPLAN, 2002, p. 10), no todas
las regiones han conseguido crecer al mismo nivel
o reducir sus desigualdades (Arredondo, 2010).
Las políticas de descentralización implementadas,
por ejemplo, a través de un aumento mayor en la
inversión pública de decisión regional no parecen
estar vinculadas con la reducción observada en los
Índices de Gini de las regiones del norte puesto
que la inversión pública en las mismas fue escasa
en el periodo analizado, ni han conseguido reducir
la desigualdad en otras como la RMS. Es por ello
necesario que en el caso de la RMS se realice un
análisis más pormenorizado de la interrelación
entre dinámicas propias de la economía global y
otras instancias político-administrativas de carác-
ter local, ante el rol protagónico que ha tenido la
ciudad de Santiago como punto de conexión de
los flujos económicos globales.
4. LAS MUNICIPALIDADES Y LA
POLÍTICA LOCAL EN LA CIUDAD
GLOBAL DE SANTIAGO
Las medidas de aumento de la inversión pública de
decisión regional no han sido las únicas realizadas
para mitigar la concentración económica entre dis-
111
SANTIAGO DE CHILE COMO CIUDAD DE LA GLOBALIZACIÓN.
LAS REPERCUSIONES DEL PODER GLOBAL FRENTE A LA POLÍTICA LOCAL
Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4(2): 96-122, 2016
tintos territorios del país. En el ámbito municipal,
ha destacado el Fondo Común Municipal (FCM)
como “mecanismo de redistribución solidaria de
los ingresos propios entre las municipalidades del
país” (SUBDERE, 2016). La RMS está compuesta
por 37 comunas cuyos órganos de administración
política son las municipalidades. De las mismas, 26
se encuentran dentro del radio urbano considerado
como el Gran Santiago.
El FCM fue instaurado en 1979, durante el gobierno
del régimen militar, y actualmente está normado
por la Ley 20.037 promulgada en el año 2007. El
FCM está integrado principalmente por fondos
de los municipios, aunque también del gobierno
central. Es así como el FCM adquiere recursos
mediante un 60% de los ingresos de impuestos
territoriales (un 65% para las comunas de San-
tiago, Providencia, Vitacura y Las Condes), un
62,5% de los permisos de circulación, un 50% de
transferencias de vehículos o de multas de tránsito
detectadas por equipos electrónicos, un aporte
fiscal del gobierno central de unos 10.000 millones
de pesos (218.000 UTM) y un aporte adicional
anual de las comunas de Providencia, Vitacura y
Las Condes de, en conjunto, unos 3.000 millones
de pesos (70.000 UTM). Aunque la mayoría de
municipalidades no aporta al FCM a través de sus
ingresos por patentes comerciales, las comunas
de Santiago, Providencia, Vitacura y Las Condes
sí lo hacen, aportando un 65% al fondo por este
concepto (Díaz y Fuenzalida, 2011). El FCM se reparte
en un 25% a partes iguales entre las comunas del
país, en un 10% en relación a la pobreza relativa
que existe en la comuna respecto al país, en un
30% según el porcentaje de predios exentos del
impuesto territorial (agrícolas o especiales, como
lugares de culto) y en un 35% para aquellas comunas
con menores ingresos propios permanentes (Díaz
y Fuenzalida, 2011).
Al respecto, cabe destacar que una gran parte de
los ingresos propios permanentes de las Munici-
palidades provienen de tres tipos de impuestos.
Uno es el impuesto territorial a beneficio municipal
sobre bienes raíces que va al 100% a los munici-
pios, y cuya tasa es de 0,96% hasta tasaciones
de inmuebles de 78 millones de pesos, y una tasa
de 1,143% para los que superan esta cifra sobre la
parte que excede a los 78 millones (SII, 2016). Otro
es el impuesto sobre permisos de circulación que
también va íntegramente a las municipalidades,
siendo su recaudación gradual según sean más
caros los automóviles (SII, 2016). Por último, los
municipios cuentan entre sus ingresos perma-
nentes con las patentes comerciales de beneficio
municipal, cuyos montos se calculan entre el 2,5
y el 5 por mil del capital propio de cada empresa
contribuyente en la comuna.
Como forma de analizar la repercusión de estos
ingresos en los presupuestos municipales, se han
elegido las tres comunas en que se ubican las
principales zonas de empleo y negocios (Santiago,
Providencia y Las Condes), una con altos ingresos
(Vitacura), dos en cuya jurisdicción se emplazan
industrias en la capital (San Bernardo y Quilicura)
y dos de las comunas con menor nivel socioeco-
nómico (La Pintana y Puente Alto).
112 Jorge Martín González Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4 (2): 96-122, 2016
Figura 4. Presupuestos municipales, población y nivel de pobreza en comunas del Gran Santiago
Las Con-
des
Vitacura Providencia Santiago La Pin-
tana
Puente
Alto
San Ber-
nardo
Quili-
cura
Total
Ingresos
Munici-
pales
214.583 67.714 104.002 136.798 22.447 71.568 37.714 37.768
Ingresos
propios
perma-
nentes
115.098 42.424 58.475 85.105 2.948 13.277 18.488 27.062
Ingresos
impuesto
bienes
raíces
46.377 16.620 18.104 25.307 383 2.916 3.982 6.268
% Total
ingresos
22% 25% 17% 19% 2% 4% 11% 17%
Ingresos
permisos
de circu-
lación
5.458 6.251 4.037 2.683 490 3.913 1.119 1.506
% Total
ingresos
3% 9% 4% 2% 2% 5% 3% 4%
Ingresos
patentes
comer-
ciales
40.381 5.696 14.726 23.919 661 3.067 7.78 3 14.634
% Total
ingresos
19% 8% 14% 17% 3% 4% 21% 39%
Ingresos
por FCM
242 1.104 1.395 1.524 16.986 47.475 13.962 5.503
% Total
ingresos
2% 2% 1% 1% 66% 76% 37% 15%
Total
gastos
munici-
pales
210.208 68.100 105.706 142.933 20.862 77.729 37.705 43.001
Gastos
personal
municipal
22.910 12.136 22.990 38.167 6.445 20.547 8.611 6.539
% Total
gastos
11% 18% 22% 27% 31% 26% 23% 15%
113
SANTIAGO DE CHILE COMO CIUDAD DE LA GLOBALIZACIÓN.
LAS REPERCUSIONES DEL PODER GLOBAL FRENTE A LA POLÍTICA LOCAL
Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4(2): 96-122, 2016
Gastos
servicios
y bienes
(SS y BB)
36.869 19.389 22.856 31.475 8.064 26.176 14.761 16.914
% Total
gastos
18% 28% 22% 22% 39% 34% 39% 39%
Pobla-
ción
comunal
283.417 88.323 147.533 358.332 212.656 610.118 297.262 209.417
Ingresos
munici-
pales
per cápita
757.129 766.669 704.942 381.764 105.557 117.304 126.872 180.351
Gastos
munici-
pales en
SS y BB
per cápita 130.090 219.526 154.925 87.840 37.923 42.904 49.658 80.768
Pobla-
ción en
pobreza
1,33% 0,29% 3,05% 6,36% 17,01% 14,60% 17,88% 9,24%
Fuente: elaboración propia con base en datos del Sistema Nacional de Información Municipal (2016). Nota: los
montos en ingresos y gastos municipales se encuentran en millones de pesos.
Como muestra la Figura 4, la comuna que más in-
gresos municipales obtiene de las seleccionadas es
Las Condes, con más de 214.000 millones de pesos,
de los cuales el 22% proviene del impuesto de bie-
nes raíces y un 19% de los impuestos por patentes
comerciales. A continuación, le siguen las comunas
de Santiago y Providencia, con más de 136.000 y
104.000 millones de pesos en ingresos municipales,
respectivamente. En estas dos comunas las mayores
fuentes de ingresos municipales también provienen
del impuesto territorial a bienes raíces y de los
impuestos por patentes comerciales. Estos datos
muestran que las comunas en las que se ubican las
principales zonas de empleo y de negocios son las
que más ingresos obtienen gracias a las patentes
comerciales de las empresas que se ubican en su
territorio. Se observa que la comuna de Las Con-
des obtiene más de 40.000 millones de pesos por
este concepto, casi el doble que la segunda con
mayores ingresos por este impuesto. Por tanto, la
concentración de empresas de la economía global
claramente beneficia los ingresos municipales en
este territorio, puesto que las empresas multina-
cionales son las que más capital propio tienen y,
por tanto, las que mayor impuesto deben pagar
a las municipalidades donde ubican sus oficinas.
Aunque Santiago y Providencia también obtienen
grandes sumas por patentes municipales, se alejan
de Las Condes a pesar de ser zonas importantes
de empleo y negocios. Esto se explica porque el
tipo de empresas ubicadas en estas comunas son
de menor magnitud y menos globales que las
ubicadas en Las Condes.
La concentración de la actividad económica tam-
bién impacta en el valor de los bienes raíces de
114 Jorge Martín González Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4 (2): 96-122, 2016
términos económicos puesto que deben competir
con zonas con mano de obra barata alrededor del
mundo.
Está lógica de concentración impacta aún más en
aquellas zonas que no cuentan con industrias y
están alejadas de los centros de decisión y control
de la economía. Municipios como Puente Alto o La
Pintana, además de contar con procesos históricos
de mayor marginalidad, se ven excluidos de las
dinámicas económicas de alto valor agregado
y dependen en gran medida del mecanismo de
distribución del FCM. Estas dos comunas no tie-
nen prácticamente ingresos municipales propios,
puesto que los impuestos municipales favorecen a
aquellos municipios en que se concentra la activi-
dad económica. Esto para el caso de las patentes
comerciales y los bienes raíces, pero también en el
caso de los permisos de circulación, puesto que en
las comunas con mayor poder adquisitivo existen
más automóviles por hogar y los mismos son más
caros, permitiendo mayor recaudación municipal
al respecto. Los ingresos municipales de La Pintana
se componen en un 66% del FCM y los de Puente
Alto en un 76%. A pesar del apoyo del FCM en este
tipo de comunas, la falta de ingresos permanentes
propios genera que sean las que menor ingreso
municipal per cápita tienen de las analizadas.
Hay que destacar que los ingresos municipales
permanentes influyen en el nivel de gastos muni-
cipales, a pesar de que las comunas con mayores
ingresos tienen que aportar cantidades importantes
al FCM. Es así como los gastos vinculados al con-
sumo de agua, electricidad, aseo y recolección de
basuras o mantenimiento del alumbrado público,
jardines, semáforos o señalización de tránsito, que
en conjunto se consideran en el ítem de gastos
municipales de Bienes y Servicios, son mayores en
las comunas con altos ingresos propios en relación
al número de habitantes.
la ciudad y, por tanto, también en los impuestos
recaudados por las municipalidades, que aumentan
según sea mayor el precio de los inmuebles. Como
en otras ciudades con alta concentración de pobla-
ción, como Río de Janeiro o Nueva York, las personas
con mayores ingresos prefieren situarse más cerca
de su lugar de trabajo o de las zonas donde realizan
sus negocios. Como ha destacado Edward Glaeser
(2011), las personas “con sueldos más altos pierden
más ingresos cuando pasan más tiempo viajando y
menos trabajando. En consecuencia, suelen estar
dispuestos a pagar más por ir a trabajar de forma
más rápida” (Glaeser, 2011, p. 122), lo que supone
que los precios de las viviendas sean más caras en
los lugares más próximos a las zonas de negocio
en donde mejor se paga a los profesionales. Esto
sucede en gran medida en la zona de Las Condes y
también en Vitacura, cercana al centro de negocios
de la economía global en la ciudad, lo que supone
buenos ingresos a sus municipalidades por el
impuesto a los bienes raíces, representando en la
primera un 22% del total de ingresos municipales
y un 25% en el caso de Vitacura. Lo mismo sucede,
aunque en menor medida, en Santiago Centro y
Providencia.
En el caso de las comunas donde se sitúan las in-
dustrias sucede el mismo fenómeno, puesto que
aquellas obtienen una gran parte de los ingresos
por concepto de patentes comerciales e impuesto
a bienes raíces, aunque en niveles mucho menores
que en las zonas de negocios de las comunas de
Las Condes, Providencia o Santiago Centro. En
Quilicura o San Bernardo, los ingresos municipales
por patentes comerciales obtenidos por la ubicación
de las industrias en sus comunas suponen unos
14.600 millones de pesos en el primer caso y poco
más de 7.700 millones en el segundo. Esto muestra
el proceso de aglomeración económica en los
centros de decisión de la economía global, siendo
los territorios industriales menos importantes en
115
SANTIAGO DE CHILE COMO CIUDAD DE LA GLOBALIZACIÓN.
LAS REPERCUSIONES DEL PODER GLOBAL FRENTE A LA POLÍTICA LOCAL
Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4(2): 96-122, 2016
Vitacura llega a casi 220.000 pesos de gastos
en bienes y servicios por habitante, Providencia
casi a los 155.000 y Las Condes a unos 130.000.
A continuación, se ubican Santiago Centro (con
gastos municipales en bienes y servicios per cápita
de 87.840) y Quilicura (con 80.768 pesos en gastos
municipales de este tipo por habitante). Las co-
munas con menores gastos en bienes y servicios
son San Bernardo, Puente Alto y La Pintana, con
49.658, 42.904 y 37.923 gastos municipales per
cápita, respectivamente. Estos gastos permiten el
desarrollo y mantenimiento de barrios mejor ilu-
minados, más limpios y con mejores zonas verdes,
que inciden en la calidad de vida percibida, pero
también en menores niveles de miedo al delito en
sus habitantes. Esto se ha demostrado en otras
ciudades del mundo (Sampson, Raudenbush y
Earls, 1998) y también específicamente en Santiago
(Carrión y Núñez-Vega, 2006).
Por tanto, la falta de capacidad para generar in-
gresos municipales propios produce importantes
falencias en las comunas en que no se sitúan los
centros de poder (global económico o político
nacional) en la ciudad o no son cercanas a los
mismos. Además, las condiciones de vida entre
las comunas analizadas son dispares. Vitacura, Las
Condes y Providencia no tienen niveles de pobreza
superiores al 3% de su población y otras, como
San Bernardo, Puente Alto o La Pintana, tienen
aproximadamente entre un 15% y un 18% de sus
habitantes en condiciones de pobreza.
En relación con el análisis realizado, cabe destacar
que la ciudad de Santiago de Chile no cuenta con
una Alcaldía Mayor que pueda generar medidas
integrales para la zona urbana denominada como
Gran Santiago. En otras ciudades de gran impor-
tancia existen autoridades político-administra-
tivas para el conjunto de la zona urbana que son
elegidas directamente. Muchas de las principales
ciudades globalizadas cuentan con esta figura de
alcalde para toda la ciudad, como es el caso de
Nueva York, Londres, Madrid, París, Sao Paulo o
Buenos Aires. Parece que la elección directa de un
gobernador regional puede ser un paso adecuado
para contar con una autoridad más autónoma en
la gestión de la Región Metropolitana de Santiago.
Igualmente, sería oportuno que esta autoridad
desarrollara una visión integral de la ciudad y
contara con los recursos adecuados para asumir
la compleja tarea de redistribuir recursos entre las
dispares comunas urbanas como forma de mitigar
los procesos de concentración y expulsión que se
producen en ciudades globales como Santiago
de Chile. Como destaca ONU Hábitat (2012), “sin
una adecuada planificación urbana la gestión del
territorio puede convertirse en un gran problema
cuando el área formada por un continuo urbano
es gobernada de manera fraccionada” (p. 149). Sin
una coordinación integral de las grandes urbes
“resulta imposible asegurar un mínimo de equilibrio
en la localización de equipamientos, la prestación
de servicios y la distribución de la riqueza, con el
riesgo de contribuir a una alta polarización sica
y social” (ONU Hábitat, 2012, p. 149).
5. CONCLUSIONES
Según el análisis realizado en relación con el
rol que han asumido los centros de la economía
global en los últimos años en Santiago de Chile,
y con las políticas desarrolladas por la institucio-
nalidad nacional, regional y local a partir de 1980,
podemos concluir que se corrobora el impacto de
la dinámica de poder global y política local, propia
del fenómeno de la globalización, en un territorio
específico. Se ha verificado que el aumento de
los flujos de intercambio global permite un cre-
cimiento sistémico, lo que se ha demostrado en
distintos estudios sobre crecimiento económico
116 Jorge Martín González Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4 (2): 96-122, 2016
y mejora en los estándares de desarrollo a escala
mundial y en el conjunto de la RMS. Sin embargo,
este crecimiento está influido por lógicas de
concentración y exclusión que se consolidan en
ciertas localizaciones estratégicas para la economía
global desregularizada. Por tanto, los resultados
de este estudio son coherentes con lo especificado
por Sassen (1991, 2009). Santiago de Chile se ha
convertido en una ciudad global, uno de los nuevos
territorios estratégicos y centros de información
para la economía mundial, localizándose en la
comuna de Las Condes la red de empresas de
servicios de alta especialización que caracterizan
este tipo de territorios. También se ha observado
que la comuna de Santiago Centro obtiene im-
portantes recursos para su municipalidad, pero
en este caso se relaciona con la territorialidad del
poder político en Chile.
Por otro lado, el análisis realizado muestra que
mientras más carácter global ha tenido la acti-
vidad económica en Chile, más posibilidades de
crecimiento económico se han generado en los
territorios en que se han localizado las operaciones
de la economía global. Las regiones que más cre-
cieron en la década de 1990 fueron aquellas en que
se concentró la inversión extranjera directa, pero
solo las ubicadas en el norte pudieron reducir sus
desigualdades. Esto podría estar relacionado con
el carácter más productivo y menos especulativo
de las actividades económicas instauradas en
estas zonas, que principalmente se corresponden
con la minería. Por el contrario, las actividades
localizadas en Santiago se enfocan especialmente
en el sector de servicios empresariales y finan-
cieros, lo que podría explicar el hecho de que la
desigualdad en la RMS no se haya reducido a pesar
del importante crecimiento económico que ha
tenido la región. La concentración de actividades
económicas vinculadas con la economía global
desregularizada en comunas específicas permite
que algunas municipalidades, ubicadas cerca de
las localizaciones de las empresas de servicios
especializados, puedan obtener más recursos
para la prestación de servicios y la adquisición de
bienes que mejoran la calidad de vida percibida por
sus habitantes. Sin embargo, las comunas en las
que menos se concentra la actividad económica y
política son las que menos han avanzado y peores
condiciones de desarrollo tienen.
Por lo anteriormente destacado, se considera
oportuno generar un debate sobre políticas pú-
blicas que podrían mediar en la dinámica por la
cual los territorios donde se concentra el poder
económico global concentran en mayor medida
el desarrollo económico y el bienestar social. El
impulso de centros industriales, por ejemplo, a través
de incentivos tributarios para localizar los mismos
en comunas en las que existe una menor actividad
económica y son las menos desarrolladas, tanto
en la RMS como en otras regiones del país, podría
ser un camino a valorar. Igualmente, habría que
considerar que estas zonas industriales deberían
enfocarse en productos de mayor valor agregado
que puedan competir con los bajos costos que
tienen otras zonas industriales en el mundo, y así
no quedar a merced de los vaivenes de las finanzas
globales o los precios de los commodities, como
ocurre con sectores con fuerte presencia en la
economía nacional actual, como el sector finan-
ciero o la minería. Además, generar estructuras
político-administrativas más integrales en las
ciudades del país donde se concentra la actividad
económica, a través de Alcaldías Mayores o GORE
con autonomía y recursos adecuados para distri-
buir la riqueza generada, podría ser otra política
de mediación al respecto.
Como conclusión del presente estudio, se puede
destacar que la ciudad de Santiago de Chile ejem-
plifica claramente el tipo de globalización que ha
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LAS REPERCUSIONES DEL PODER GLOBAL FRENTE A LA POLÍTICA LOCAL
Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4(2): 96-122, 2016
sido hegemónico hasta la fecha. Hay que destacar
que el crecimiento sistémico que produce la actual
globalización, caracterizada por una economía
global desregularizada, se deslegitima en la me-
dida que supone una clara segmentación entre los
que se benefician del incremento económico que
produce y aquellos que quedan apartados de sus
beneficios, tanto personas como grupos sociales
o territorios. En este sentido, en la ciudad global
de Santiago de Chile se observa que mientras
más fragmentada está la gobernanza, más riesgos
existen de que se mantengan o aumenten las des-
igualdades. Es decir, mientras más se extrema la
dinámica de poder global y política local, parece
que más fuertemente se instauran las lógicas de
concentración y exclusión, inherentes a la globa-
lización económica financiarizada y desregulada.
118 Jorge Martín González Rev. estud. polít. estratég. (En línea), 4 (2): 96-122, 2016
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