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Abstract

Sin lugar a dudas, la internacionalización de las ciencias so-ciales es tan vieja como ellas mismas. Es imposible pensar los orígenes de estas disciplinas en América Latina y en la Argentina en particular (tanto en sus versiones más ensayís-ticas como en las más científicas) sin considerar el intenso intercambio de ideas con la tradición europea y norteameri-cana. En paralelo a la circulación más o menos asistemática y contingente de autores y problemáticas en distintos círcu-los intelectuales, las universidades, los consejos científicos y el pujante mercado editorial local permitieron a la vez cano-nizar y democratizar a ciertos autores devenidos referencias ineludibles. Sobre esta base, como lo ha demostrado Beigel (2013), la conformación de una comunidad científica lati-noamericana fue alentada primero por los polos de inter-cambio regionales en Chile, México y Brasil en la década de los sesenta pero también por los diversos exilios de la década siguiente que permitieron cierta integración a la vez regional y continental de nuestras disciplinas.
Papeles de Trabajo 10 (18): 13-20
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Introducción
por Mariana Heredia1 y Ariel Wilkis2
Sin lugar a dudas, la internacionalización de las ciencias so-
ciales es tan vieja como ellas mismas. Es imposible pensar
los orígenes de estas disciplinas en América Latina y en la
Argentina en particular (tanto en sus versiones más ensayís-
ticas como en las más cientícas) sin considerar el intenso
intercambio de ideas con la tradición europea y norteameri-
cana. En paralelo a la circulación más o menos asistemática
y contingente de autores y problemáticas en distintos círcu-
los intelectuales, las universidades, los consejos cientícos y
el pujante mercado editorial local permitieron a la vez cano-
nizar y democratizar a ciertos autores devenidos referencias
ineludibles. Sobre esta base, como lo ha demostrado Beigel
(2013), la conformación de una comunidad cientíca lati-
noamericana fue alentada primero por los polos de inter-
cambio regionales en Chile, México y Brasil en la década de
los sesenta pero también por los diversos exilios de la década
siguiente que permitieron cierta integración a la vez regional
y continental de nuestras disciplinas.
1 Licenciada en sociología por la Universidad de Buenos Aires, Magíster y
Doctora en sociología en la École des Hautes Études de París. Actualmente
se desempeña como investigadora adjunta del CONICET. Ha trabajado so-
bre sociología de las elites y sus intereses de investigación abarcan desde
corporaciones empresarias, tecnocracia económica, clases medias altas y
medias altas, en la Argentina reciente. Correo: heredia.mar@gmail.com
2 Doctor en Sociología, Ecole de Hautes Etudes en Sciences Sociales
(EHESS, Paris) y Doctor en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
Se especializa en sociología y etnografía económica, en sociología de la
pobreza y la desigualad y en sociología de la producción sociológica (es-
pecialmente en la producción y circulación de las obras de Marcel Mauss y
Pierre Bourdieu). Correo: ariel.wilkis@gail.com
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Asentada en esta historia, la internacionalización reciente parece ha-
ber profundizado los vínculos entre distintas comunidades académicas
nacionales gracias a diversos procesos. Mientras la democratización po-
lítica y cultural favoreció el despliegue de las actividades intelectuales,
las políticas cientícas y las nuevas herramientas electrónicas impulsa-
ron, cada una a su modo, la circulación de textos, personas y perspectivas.
Dentro de uno de los capítulos de un ambicioso proyecto que analiza
el desarrollo reciente de las ciencias sociales en Europa y América La-
tina,3 este dossier aspira a considerar diversos aspectos de la internacio-
nalización de las ciencias sociales, el modo en que distintas disciplinas
se inscriben en los circuitos globales de producción y reproducción de
ideas, los riesgos y potencialidades que plantea un espacio más abierto
de formación de académicos y de ideas. En este marco, se pregunta por
cuánto de la inserción subordinada que caracterizó al país y la región
en la producción y circulación de ideas se ha revertido, profundizado o
modicado en las últimas décadas.
Como en otras actividades sociales, la internacionalización ha sido
tanto objeto de grandes esperanzas como de temibles amenazas para
nuestras disciplinas. Entre las primeras, se cuenta sin duda la aspiración
de un marco político y económico más propicio para el desarrollo del
pensamiento libre y sólidamente fundado como una de las condicio-
nes para la democracia. En este sentido, muchos han conado que la
apertura a perspectivas analíticas novedosas y estimulantes, la adopción
de estrategias de investigación rigurosas, el diálogo con especialistas de
distintas regiones podía redundar en una producción local de mayor
calidad. Como en el caso de otras producciones, la exposición al acervo
ya elaborado en otras latitudes y el alineamiento con los estándares de
exigencia vigentes en las academias más consolidadas prometían un de-
sarrollo más rápido que eludiría los mandarinazgos locales, renovando
y robusteciendo los productos locales. Pero los riesgos identicados, por
su parte, no fueron menos numerosos. Como en el caso de la globali-
zación económica, se ha temido e incluso constatado, la segmentación
del espacio de producción local en una minoría integrada internacio-
nalmente y una mayoría de productividades y calidades diversas pero
que no logra hacerse visible global ni localmente. Usando la misma ho-
mología, también se ha observado una suerte de primarización de la
producción intelectual que agudizaría la histórica dependencia del país
3 El proyecto está nanciado por el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea
(FP7/20072013) bajo el acuerdo de nanciamiento n°319974(Interco-SSH). Es coordinado en
Francia por Gisele Sapiro y en Argentina por Gustavo Sorá. Los editores de este dossier y al-
gunos de los autores del mismo participan como miembros de este proyecto. Esta pertenencia
no ha obstado cumplir con la convocatoria abierta y la práctica de evaluación doble ciego que
rigen en Papeles del Trabajo.
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a los enfoques dominantes en la arena global: los productores locales se
limitarían a recolectar datos o sumar casos a una teoría que reivindica
una universalidad gestada para y por los centros intelectuales del norte.
Finalmente, un tercer riesgo es el de replicar localmente jerarquías im-
portadas (por las falacias de autoridad invocadas por los “importadores”
o por la réplica de agendas de investigación poco sensibles a las particu-
laridades y necesidades locales) que más que permitir atentan contra el
despliegue de las ciencias sociales del país.
En este sentido, aun cuando la circulación de personas e ideas ha sido
una constante en la producción intelectual argentina y ha cristalizado
en distintos auentes y redes de pertenencia, no puede dejar de mencio-
narse la creciente asociación entre internacionalización e integración al
mundo cientíco estadounidense. Por un lado, el predominio del inglés
como lingua franca así como el prestigio de las universidades y revistas
anglosajonas (elevadas al estatuto de “internacionales”) no se ha acom-
pañado, en los Estados Unidos o Inglaterra, de una verdadera política de
integración que asegure una agenda abierta de temas ni comités de eva-
luación (de tesis, artículos, libros) que contemple la pluralidad nacional
y lingüística de los eventuales colaboradores. Por otro lado, las nuevas
políticas de promoción cientíca, copiadas de las ciencias duras, no han
logrado alentar espacios y criterios propios de consagración internacio-
nal que garanticen una participación menos subordinada por parte de
sus miembros. Al tiempo que las agencias de promoción y evaluación
cientíca de distintos países alientan la participación de sus cientícos
sociales en redes anglosajonas, todos los estudios biométricos demues-
tran el cierre de estas últimas a una jerarquía temática establecida por los
países dominantes y a autores formados o pertenecientes a universida-
des anglosajonas (Gingras y Mosbah-Natanson, 2010; Kirtchik, 2012;
Montecinos, Marco y Alvarez-Rivadulla, 2009).
Este número se compone de dos traducciones y un conjunto de artí-
culos originales. Los textos traducidos representan un gran aporte a la
discusión sobre la internacionalización de las ciencias sociales y lo hacen
desde perspectivas bien distintas. Joan Heilbron reconstruye una histo-
ria de largo plazo de estas disciplinas en Europa y en ella nos alerta so-
bre la necesidad de distinguir temporalidades y niveles de globalización
diferentes. Por un lado, sus análisis contribuyen a subrayar que ciertos
términos esconden la preeminencia de ciertos países europeos y más
recientemente de los Estados Unidos en la organización de la produc-
ción intelectual. Las jerarquías lingüísticas, económicas, universitarias
tienden a traducirse en jerarquías temáticas y geopolíticas que quedan
muchas veces ocultas tras los adjetivos como “internacional” o “global”.
Por otro lado, sus hallazgos evidencian que la apertura internacional
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se ha correspondido con una creciente clausura disciplinaria. Dicho de
otro modo, el fortalecimiento de la economía o la ciencia política a nivel
global se ha acompañado de un declive del diálogo entre disciplinas a
nivel local. Su foco se centra entonces en los intercambios regionales
entre disciplinas, interesándose muy especialmente en la circulación de
personas e ideas en Europa.
Timothy Mitchell lleva aún más lejos el argumento de una inter-
nacionalización estraticada para analizar conjuntamente el desarro-
llo de las ciencias sociales y el de los estudios de área (geográca). Su
fascinante estudio sobre las relaciones entre Estados Unidos y Medio
Oriente revela cuánto las agendas intelectuales y sus recursos han sido
tributarios de los intereses geopolíticos occidentales y cuánto esto ha
redundado en un conocimiento “liberal managerial” sobre los países
no-occidentales. En este sentido, el autor se interesa en el modo en que
los análisis de áreas geográcas han acompañado, a veces en posición
dominante y otras en posición subordinada, el desarrollo de las cien-
cias sociales en el esfuerzo por construir generalizaciones. Al analizar la
suerte diversa que han conocido las distintas ciencias sociales, recons-
truye también el modo en que se han jerarquizado ciertos aspectos de
la modernidad. Mientras la economía de mercado aparece como una
entidad universal e irrefrenable, todo aquello que, desde los estudios
locales, contradice o desvirtúa esta lógica es relegado al estatuto de un
fenómeno local y contingente. Es particularmente interesante el lugar
que se le atribuye a las instituciones y la cultura como las principales
variables que complican el despliegue de una historia occidental a es-
cala global.
En ambos textos puede leerse una invitación a considerar en pro-
fundidad lo ocurrido en América Latina como un bloque intelectual
regional (tal como analiza Heilbron para Europa) o como un modo al-
ternativo de pensar la modernidad (en la clave de Mitchell). Asimismo,
los dos textos contribuyen a indagar en la doble vida de la categoría de
internacionalización. Por un lado, permite preguntarse sobre las tenden-
cias y la densidad de las interacciones internacionales en las trayectorias
de los académicos, habilitando también la reconstrucción de segmentos
de circulación internacional de ideas y personas que se activan o se des-
activan. El texto de Heilbron es un caso ejemplar de este uso analítico
de la categoría internacionalización. Pero la categoría también tiene un
uso práctico, que habilita otro tipo de preguntas y exploraciones. La
internacionalización existe en las prácticas de los cientistas sociales y en
sus imaginarios, remite a un signicado ajustado a contextos socio-his-
tóricos variables y, por lo tanto, requiere ser contextualizado. El artículo
de Mitchell ilumina esta segunda línea de exploración.
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Los artículos incluidos en el dossier presentan cada uno a su modo
formas de profundizar el análisis de la internacionalización de las ciencias
sociales. En todos ellos queda demostrado cuán fundamental resulta com-
prender el rol de las inuencias extranjeras para comprender los conteni-
dos y el devenir de las agendas de investigación de las disciplinas locales.
El artículo de Agustín Cosovschi es un indicador del proceso actual
de internacionalización de las ciencias sociales argentinas. En un campo
académico escasamente orientado a mirar más allá de sus fronteras y
cuando lo hace, en el mejor de los casos para observar a otros países de
la región, este texto de un joven autor argentino es una rareza. Cosovs-
chi nos transporta a los países de la ex Yugoslavia para comprender las
transformaciones del campo de las ciencias sociales tras el derrumbe del
bloque socialista y, fundamentalmente, el rol que jugaron temáticas de
circulación internacional como la “transición a la democracia”. Encon-
tramos en este artículo tanto una descripción del rol periférico de las
ciencias sociales de la ex Yugoslavia como un análisis detallado de la
capacidad inventiva de los académicos serbios y croatas para re-inscribir
la problemática de la transitología a su contexto local e histórico local.
El artículo de Alejandro Dujovne representa una de las líneas de in-
vestigación más dinámicas de las ciencias sociales centrada en la circula-
ción internacional de ideas y personas. La sociología de la traducción se
ha erigido en una entrada privilegiada para comprender cómo los proce-
sos de conformación de los espacios académicos nunca siguen dinámi-
cas exclusivamente locales. Dujovne trabaja con esta hipótesis siguiendo
la trayectoria de las traducciones de la editorial de la Universidad de
Buenos Aires y reconstruye el rol de su director, Boris Spivakow, entre
1958 y 1966. En este artículo comprendemos cómo las empresas de
traducción fueron un factor dinamizador para un momento clave de las
ciencias sociales argentinas (a nes de los años 1950’ se crean las carreras
de sociología, antropología y psicología de esa importante universidad
argentina). En este contexto, la historia que presenta Dujovne muestra
cómo la importación de autores, temáticas y corrientes de pensamiento
se apoyó, y a la vez impulsó, un imaginario sobre el rol modernizador del
país que debería llevar adelante la universidad y sus disciplinas sociales.
María Paz López se centra en el estudio de una disciplina en parti-
cular: la historia en la Argentina y más especialmente en el Instituto de
Historia de la Universidad del Centro de la provincia de Buenos Aires
(situada en Tandil). Tras desarrollar una reconstrucción de largo plazo
de las inuencias extranjeras en la historiografía argentina y de algunos
de sus rasgos actuales más salientes, la autora se focaliza en su objeto
especíco de estudio y, sobre la base de entrevistas, demuestra la fuerte
inuencia que la experiencia extranjera imprimió a una generación de
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historiadores con particular predicamento en la institución argentina.
No sólo las actividades de investigación y docencia sino también las
decisiones estratégicas vinculadas a la gestión del UNICEN buscaron
anclarse en la reproducción de lo aprendido. La apuesta de los profeso-
res “cosmopolitas” fue inscribir su instituto en las reglas de juego inter-
nacionales, promoviendo la movilidad, el intercambio y la participación
en espacios diversos. La creación del doctorado, sintetizada con la pro-
vocadora idea de “titulación por sustitución de instituciones”, expresa la
tentativa de combinar esas experiencias liminares con la constitución de
un espacio local de calidad, justo en un momento en que se desplegaban
incentivos locales para las actividades educativas y cientícas. El relato
de López logra no solo retratar las inuencias de los historiadores ana-
lizados sino sobre todo demostrar el modo creativo e innovador con el
que actúan en el espacio local e internacional.
Finalmente, el artículo de María Cecilia Míguez y Melisa Deciancio
considera la evolución de las relaciones internacionales en el país. Más
que en los aspectos institucionales del proceso, el foco aquí está puesto
en la circulación de saberes entre el centro y la periferia. La preocupa-
ción central de las autoras es comprender hasta qué punto las inter-
pretaciones y resignicaciones que la teoría de las RI han constituido
un aporte propio para responder a las problemáticas locales y por esa
razón deciden centrarse en aquellas perspectivas que intentan precisar la
especicidad del país y sus derivaciones para la orientación política. El
análisis se centra en tres ejemplos clásicos de la teoría de las relaciones
internacionales en la Argentina: a) la teoría de la autonomía de Juan
Carlos Puig; b) el realismo periférico de Carlos Escudé y c) el concepto
de autonomía relacional de Roberto Russell y Juan Gabriel Tokatlián.
Cada una de las contribuciones de este dossier aporta elementos para
pensar la producción de trayectorias, instituciones y saberes en la inter-
sección de inuencias locales e internacionales. La reexividad teórica y
la fuerte base empírica de los estudios aquí presentados permite asimis-
mo eludir los posicionamientos dicotómicos evidenciando la capacidad
de los sujetos implicados para mediar y combinar experiencias e inuen-
cias diversas. Estamos convencidos de que estos artículos constituyen
un aporte para evaluar, tras varias décadas de internacionalización de
estas disciplinas, las esperanzas concretadas, las amenazas latentes y so-
bre todo los grandes desafíos que plantea este proceso para las ciencias
sociales hoy.
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Referencias bibliográcas
Beigel, Fernanda (2013). e Politics of Academic Autonomy in Latin America.
Farnham, Surrey; Burlington, VT: Ashgate.
Gingras, Yves y Sébastien Mosbah-Natanson (2010). “Les sciences sociales
francaises entre ancrage local et visibilité internationale”, European Journal of
Sociology, Vol. 51, N°2, pp.305-321.
Kirtchik, Olessia (2012). “Limits and Strategies for the internationalization of
Russian Economic Science: Sociological Interpretation of Biometric Data”, La-
boratorium, Vol.4, N°1, pp.10-44.
Montecinos, Verónica; Marco, John y Alvarez-Rivadulla, María José (2009).
“Economists in the Americas: convergence, divergence and connection”, en
Montecinos, Verónica y Marco, John (eds.): Economists in America. Chelten-
ham y Northampton, MA, Edward Egard, pp.1-62.
... A partir del número XXVIII de 2008, cada volumen se publica subdividido en dos entregas por año, alcanzándose un total de 38 números a 2020, superándose así la suma total de entregas de Runa durante sus anteriores 54 años de vida. Tal salto cuantitativo es el efecto directo de las nuevas políticas de publicación científica (referato doble ciego, indexación, índice de "impacto", tipos de acceso, idioma, etc.) monitoreadas por organismos de ciencia y sistemas expertos, en sintonía con procesos de globalización del conocimiento, todo lo cual plantea nuevos problemas atinentes a las asimetrías e invisibilidades de reconocimiento, la mercantilización de las publicaciones periódicas, los grados de (des)control institucional de las agendas de investigación, la evaluación de la calidad, el fomento de la competencia generalizada, etc. (Vessuri, 2014;Heredia y Wilkis, 2016 9 El propio Imbelloni (1950) reflejaba este proceso en una crónica histórica de la Antropología argentina a la que concebía como una obra colectiva producto de la labor acumulada de generaciones de "pioneers", "sistemáticos" e "iniciados", de la que se beneficiaba la "época nuestra" [la suya], ya inserta en un escenario más diversificado de actores, intereses y geografías que desbordaban el eje Buenos Aires-La Plata. Si trazamos un corte en 1946 obtenemos la siguiente imagen del campo de posiciones académico-profesionales. 12 Sobre la cesantía de Francisco de Aparicio y el desplazamiento del grupo de antropólogos y geógrafos que lideraba en el Museo, ver Guber, 2006. ...
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En este artículo analizamos la primera serie de la revista Runa (1948-1955) abordándola en su doble condición de espacio de representación y agente impulsor de las prácticas de diálogo antropológico internacional. Concebida por su primer director, José Imbelloni, como “revista mundial” y órgano del Instituto de Antropología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Runa fue el resultado de un encuentro entre una trayectoria académica renombrada y las circunstancias de la reorganización universitaria promovida por el peronismo en 1947. Indagamos en el proyecto editorial del director en el campo de la Antropología americanista nacional e internacional, prestando especial atención a las lógicas de reconocimiento a través del canje de la revista con sus homólogas pertenecientes a los espacios académicos de Italia, España, los países germánicos y los Estados Unidos. Finalmente, reflexionamos sobre la apuesta de Imbelloni a la autonomización de la producción académica a la luz del dispositivo de internacionalización asimétrica del conocimiento antropológico entonces vigente.
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Para abordar a recepção de Bourdieu na Argentina no século XXI, começamos descrevendo as condições socioeconômicas e institucionais que permitiram em grande parte deste período um desenvolvimento excepcional das ciências sociais em geral e, nesse contexto, o florescimento de obras de inspiração Bourdieusiana. Em seguida, apresentam-se as trajetórias de uma seleção de expoentes dessa tradição, com o objetivo de mostrar os diferentes caminhos que eles seguiram nos últimos anos. Finalmente, concluímos discutindo sobre o não-campo das ciências sociais na Argentina e sobre o lugar do Bourdieusianismo nesse espaço.
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