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Los lunes al sol, los martes al sol, los miércoles al sol,...: la crisis vista por los jóvenes en riesgo social.

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Abstract

Esta comunicación se basa en una investigación que ha tratado de conocer cómo los jóvenes procedentes de un barrio marginal de Málaga viven la actual crisis económica global. En los últimos meses estamos siendo objeto de un bombardeo masivo de información acerca de cómo se produce la crisis económica actual y cómo afecta a las economías, bien de las clases altas (derrumbe de grandes empresas y corporaciones, caídas de la bolsa, necesidad de asistir públicamente a los bancos, etc.), bien de las clases medias-trabajadoras, fundamentalmente por el impacto del creciente desempleo. Por ello, hemos entendido relevante y revelador buscar a aquellos grupos que, si bien siempre han sido invisibilizados por su situación precaria y excluida, en los convulsos tiempos que corren parecen haber desaparecido. ¿En qué les afecta la crisis? ¿Qué ha cambiado en su situación y qué se mantiene igual? ¿Qué percepciones tienen sobre el modo en que el resto de la población vive la crisis? ¿Cómo es la asistencia que reciben de los servicios sociales y educativos? En definitiva, queremos saber cómo se vive y afronta la crisis siendo joven y estando situado en los estratos más bajos de la sociedad. Por tanto, esta comunicación trata de trascender las miradas genéricas desarrolladas por las organizaciones internacionales, los diferentes Estados y los medios de comunicación de masas sobre la crisis global, para adentrarnos en las dimensiones local, particular y experiencial de una crisis económica que, como no podía ser de otro modo, deriva en una crisis social. En un ejercicio de análisis y comprensión, intentamos pasar de los datos estadísticos y financieros a las vidas de las personas, de lo objetivo a lo subjetivo: se trata, pues, de redimensionar la crisis a partir de experiencias reales. En este trabajo tratamos de iluminar esta mirada con la luz que nos brinda un grupo de jóvenes procedentes de una barriada marginal dispuestos a discutir acerca de este objeto de investigación: la experiencia de vivir en crisis.
“Los lunes al sol, los martes al sol, los miércoles al sol...: la crisis vista
por los jóvenes en riesgo social”
Calderón Almendros, I.; De Oña Cots, J.M.; Ruiz Román, C.
Universidad de Málaga
Introducción
Esta comunicación se basa en una investigación que ha tratado de conocer
cómo los jóvenes procedentes de un barrio marginal de Málaga viven la actual
crisis económica global. En los últimos meses estamos siendo objeto de un
bombardeo masivo de información acerca de cómo se produce la crisis
económica actual y cómo afecta a las economías, bien de las clases altas
(derrumbe de grandes empresas y corporaciones, caídas de la bolsa,
necesidad de asistir públicamente a los bancos, etc.), bien de las clases
medias-trabajadoras, fundamentalmente por el impacto del creciente
desempleo. Por ello, hemos entendido relevante y revelador buscar a aquellos
grupos que, si bien siempre han sido invisibilizados por su situación precaria y
excluida, en los convulsos tiempos que corren parecen haber desaparecido.
¿En qué les afecta la crisis? ¿Qué ha cambiado en su situación y qué se
mantiene igual? ¿Qué percepciones tienen sobre el modo en que el resto de la
población vive la crisis? ¿Cómo es la asistencia que reciben de los servicios
sociales y educativos? En definitiva, queremos saber cómo se vive y afronta la
crisis siendo joven y estando situado en los estratos más bajos de la sociedad.
Por tanto, esta comunicación trata de trascender las miradas genéricas
desarrolladas por las organizaciones internacionales, los diferentes Estados y
los medios de comunicación de masas sobre la crisis global, para adentrarnos
en las dimensiones local, particular y experiencial de una crisis económica que,
como no podía ser de otro modo, deriva en una crisis social. En un ejercicio de
análisis y comprensión, intentamos pasar de los datos estadísticos y
financieros a las vidas de las personas, de lo objetivo a lo subjetivo: se trata,
pues, de redimensionar la crisis a partir de experiencias reales. En este trabajo
tratamos de iluminar esta mirada con la luz que nos brinda un grupo de jóvenes
procedentes de una barriada marginal dispuestos a discutir acerca de este
objeto de investigación: la experiencia de vivir en crisis.
1. Fundamentación metodológica
Para ahondar en el cometido de esta comunicación nos hemos decantado por
una metodología cualitativa: el grupo focal o “Focus Group” (Krueger, 1994;
Greebaum, 1998), ya que posibilita ver la interacción entre unos participantes
que tienen algo en común y que nos ayudan a entender cómo la gente en su
situación siente y piensa acerca del tema objeto de estudio. En nuestro caso, el
colectivo ha sido escogido con cierto criterio de homogeneidad, de modo que
los miembros sean comparables en las dimensiones esenciales relacionadas
con la pregunta de investigación y tengan una experiencia similar (Flick, 2004).
Por ello, se eligió 8 personas (4 mujeres y 4 hombres) de una misma barriada
marginal, siendo todos jóvenes (entre 20 y 25 años) y en paro actualmente.
Para el acercamiento al grupo y su convocatoria fue de crucial importancia la
labor de un educador de calle de Cáritas, que hizo de intermediario para la
investigación y que, sin duda, constituyó el principal pilar para conseguir el
éxito que tuvo el encuentro.
Además de los participantes, el debate fue conducido y moderado por un guión
semiestructurado previamente establecido por los arriba firmantes. Sin
embargo, y dado que deseábamos conocer sus impresiones, pensamientos,
creencias y experiencias, diseñamos la sesión en torno a una serie de tópicos a
tratar que fueron presentados como proyección visual, de forma que nos
permitiera permanecer al margen del contenido de la discusión sin que la
temática se dispersara. Por tanto, la estrategia utilizada “articula a un grupo en
situación discursiva (o conversación) y a un investigador (varios en nuestro
caso) que no participa en ese proceso de habla, pero que lo determina”
(Canales y Peinado, 1995: 296). Con este cometido se diseñaron un total de 26
diapositivas en las que únicamente con una imagen se mostraban las temáticas
a tratar: el paro, los políticos, los bancos y la bolsa, los servicios sociales, etc.
Tal como establece Krueger (1994:113), la sesión se inició con una bienvenida
y presentación, una revisión somera del asunto a tratar (la crisis económica), la
explicitación de las normas básicas a modo de negociación, y la primera
pregunta: “¿Qué os sugieren estas imágenes?” A partir de este momento, los
moderadores apenas tuvieron que lanzar más preguntas, ya que el debate
estaba servido para los participantes con las diapositivas, que mantenían su
interlocución más entre ellos que con los investigadores.
El diseño de las diapositivas fue debatido previamente y construido a través de
imágenes, algunas de las cuales pretendimos deliberadamente acercarlas a su
contexto, puesto que nuestra intención era conocer la crisis como experiencia
colectiva. Así, si queríamos que la primera temática a abordar fuera el paro,
pusimos una foto de la cola del INEM; pero a medida que la presentación
avanzaba, las fotografías se iban acercando más y más a su contexto: por
ejemplo, para hablar de los servicios sociales, la fotografía mostraba el edificio
que le pertenece a la barriada, al igual que hicimos con el instituto, el centro
comercial, la vivienda, la parroquia… Esta contextualización culminó con la
última diapositiva, que decía: “vosotros”, invitándoles a definirse, identificarse
como colectivo y mostrar su papel en la crisis.
Tras esta primera tanda de diapositivas se expuso la segunda y última
pregunta: “¿Qué podrían hacer?” y a continuación volvieron a proyectarse las
diapositivas de los políticos, el obrero, una familia, los servicios sociales, la
policía, el maestro y “vosotros”. Por tanto, la sesión se dividió en dos partes: la
primera trataba de generar una interpretación de la realidad de los jóvenes
participantes; la segunda intentaba impulsarles a hacer propuestas para
cambiar la realidad.
La sesión, llevada a cabo en un local de la Asociación de Vecinos del barrio, se
desarrolló en un clima muy productivo y agradable, duró una hora y media que
fue grabada en audio, y constituyó un espacio comunicacional en el que se iba
reordenando el discurso social sobre la realidad de la crisis (Canales y
Peinado, 1995: 290). Llegados a este punto, es lógico pensar que el focus
group como estrategia de investigación no ofrece la representatividad de otras
metodologías. Sin embargo, sostenemos con Blumer que:
“Un pequeño número de individuos, reunidos como un grupo de debate o de
recursos, supera muchas veces el valor de cualquier muestra representativa.
Este grupo, analizando colectivamente su esfera de vida y sondeando en
ella a medida que encuentran los unos desacuerdos con los otros, hará más
para descorrer los velos que cubren la esfera de la vida que cualquier otro
mecanismo del que yo tenga noticia.” (Blumer, 1982: 41)
2. Afectados por otra crisis
Los integrantes del focus group señalaron que la crisis la perciben
fundamentalmente en dos aspectos: en el desempleo y en la falta de ayudas
económicas. En efecto, por un lado los jóvenes expresan que el desempleo en
estos momentos es mucho más acuciante y evidente que en años anteriores:
Yo he ido ahora, y la verdad, es que ahora hay muchísima más gente que
antes. Yo no sé si es por la crisis o por lo que será. Yo no sé si la crisis será
de verdad o de mentira. Yo no si hay crisis y s crisis que se inventan,
pero la verdad es que hay mucha más gente en la cola del paro que antes
(...) Antes cuando se te acababa un trabajo encontrabas otro, pero ahora
está mucho más difícil encontrar. Yo por lo menos en la construcción digo
que se nota… Y en las tiendas por ejemplo están despidiendo a gente”.
(Bely)
Ante esta realidad de aumento de desempleados, los jóvenes se perciben a
mismos en situación de especial vulnerabilidad, ya que argumentan que tienen
menor preparación y formación que otros trabajadores, y por lo tanto son un
grupo con especial dificultad para encontrar empleo.
Se te quitan las ganas de buscar trabajo porque ves toda esa pechá de
gente (en la cola del paro)… Y seguro que toda esa gente está mucho mejor
preparada que yo…” (Juan)
Así pues, al autopercibirse en situación de inferioridad para encontrar trabajo,
estos jóvenes sienten una profunda desesperanza ante la subida del
desempleo, que a su vez les lleva a plantearse el abandonar la búsqueda de un
trabajo por considerarlo casi una misión imposible en estos tiempos de crisis en
los que han de competir con desempleados mucho mejor preparados. De este
modo, el horizonte de inclusión sociolaboral de estos jóvenes no sólo sigue
estando lejano, sino que con esta crisis se percibe más inalcanzable aún.
Por otro lado, los jóvenes también notan una mayor dificultad para acceder a
las ayudas sociales: “Ahora con la crisis, los servicios sociales están mucho
peor, porque te dicen que no tienen presupuesto” (Paco)
Así pues, esta crisis acaba por resaltar más si cabe la prolongada situación de
vulnerabilidad y riesgo social en la que ya vivían estos jóvenes. Y es que como
hemos visto, ante la “competencia” de nuevos desempleados con mayor
preparación, ellos tienen menos oportunidades para encontrar un empleo. Sin
embargo, en lugar de que se hayan fortalecido las ayudas sociales, la
experiencia de ellos nos indica que, por el contrario, los servicios sociales
cuentan con menos medios que en otros tiempos para garantizar un buen
sistema de ayudas que permita tener unos ingresos mínimos a dichos jóvenes.
Estas situaciones de desempleo y especial desprotección social que los
jóvenes están viviendo a raíz de la crisis lógicamente les dificulta cubrir las
necesidades básicas diarias: el llenar la cesta de la compra o ir al mercado
está más chungo ahora (Raúl). Ante esta situación recurren a formas
tradicionales para afrontar la crisis (como recurrir a los progenitores para
realizar las comidas diarias) o a nuevas formas para obtener ingresos que
hasta ahora no habían tenido que recurrir (como por ejemplo buscar chatarra).
3. Vivir en continua crisis
Si bien hasta ahora hemos descrito aquellas situaciones que acucian a estos
jóvenes en riesgo durante la crisis, también podemos decir que ellos ven que
no es que ahora estén en crisis sino que siempre han vivido en crisis:
Yo, mi opinión, es que la verdad, siempre he estado en crisis. Yo no he
notado la crisis. Nosotros en mi barrio siempre hemos estado en crisis”.
(Raúl)
Así pues, como hemos podido comprobar en el anterior epígrafe, a pesar de
que existen mayores dificultades con la actual crisis económica para que estos
jóvenes puedan encontrar un empleo o accedan a ciertas ayudas sociales, ello
no les induce a pensar que ahora estén viviendo una crisis y antes no. Como
ellos mismos señalaban, el empleo o las ayudas sociales son ahora mucho
más escasas con la actual crisis económica y ello les supone un plus de
dificultad a su ya desventajosa situación social. Pero, las dificultades que llevan
viviendo a lo largo de toda su vida (por ejemplo, dicen que siempre en su
familia hay varios miembros que están en paro) les induce a considerar que su
vida es para calificarla como una continúa crisis, que ahora se ve agravada por
nuevas dificultades que la sociedad en general está viviendo.
4. Ajenos a la crisis
Una vez hemos visto cómo les afecta la crisis a ellos, es hora de analizar sus
comentarios acerca de los que parecen ser inmunes a la crisis. En este sentido,
hacen una clara diferenciación de situaciones distintas que dependen de la
clase social, cuestión bien presente a lo largo de toda la discusión, lo cual nos
da una panorámica del calado del concepto de clase aun en tiempos en los que
se tiende a su disolución como categoría de análisis de lo social.
Para ellos hay dos tipos de personas y/o colectivos a los que no les afecta la
crisis. Por un lado estarían los políticos y los grandes empresarios, que
manejan dinero y tienen poder decisión, y que en nada han visto afectada su
situación. De alguna manera, ellos son los que deciden sobre realidades que
no viven, y que sufren ciudadanos como ellos. Estos grupos de poder quedan
muy alejados de sus vidas, según manifiestan en sus discursos:
“Paco: ¿Tú crees que a Zapatero y a Rajoy les afecta la crisis? A ellos nos
les afecta para nada. A ellos les afecta delante de la cámara, pero detrás de
la cámara...
Juan: Se llevan todo el dinero del país...
Paco: Ellos cobran lo mismo o más, haya crisis o no... Y sin embargo a los
trabajadores les han bajado el sueldo (...).
Bely: Y ellos (los ejecutivos) no saben lo que es la crisis
Raúl: A ellos no se les nota la crisis.
Bely: A partir de un cierto nivel no se les nota la crisis, a partir de cierta clase
social no se nota la crisis...”
En este mismo grupo entrarían también aquellas personas que tienen trabajos
muy bien remunerados, como los futbolistas o los ejecutivos. La crisis “se nota
a partir de un cierto nivel”, y los que están arriba de la pirámide social ni
siquiera tienen conocimiento de lo que le ocurre a las clases más bajas.
Por otro lado encontramos a los que por suerte, siguen teniendo un empleo. En
este caso, la diferenciación no tiene que ver con la fisura que se mostraba
anteriormente. Tener un empleo en la actualidad es una fortuna, y a pesar de
tratarse de un colectivo más próximo al estudiado, en la discusión se muestra
una distancia que para algunos es insalvable y que se resume en la siguiente
frase: “Hoy en día quien tenga un trabajo tiene un tesoro” (Raúl).
El trabajo es, para el pueblo, el factor que diferencia a quien sufre la crisis de
quien no, y ellos llevan casi toda su vida en paro, lo que nos hace comprender
mejor por qué entienden que siempre han vivido en crisis. El comienzo de la
discusión fue mostrando que no notaban la actual crisis. Después mostraron en
qué la notaban. En el análisis del contenido se muestra cómo,
inconscientemente, ellos no se sitúan entre los que no la notan. Es una
cuestión de clase, y en buena medida, de suerte.
5. Silenciados y Derivados
Siguiendo con el planteamiento esbozado en el anterior apartado, hay que
hacer mención a dos cuestiones clave que afectan a su planteamiento cuando
afirman verse desprotegidos, sin la asistencia socioeconómica que necesitan.
Por un lado estaría la sensación de desprotección que puede encontrarse en el
terreno laboral. La inseguridad, la precariedad y el desempleo muestran un
panorama difícil de lidiar. Especialmente cuando, como afirman, los
trabajadores tienen que callar para permanecer empleados:
“Es que ahora, aunque tengas un trabajo no te puedes descuidar nada. Es
que antes los trabajadores exigían sus derechos. Es que ahora pasan por
todo. Ahora me aguanto y me callo para no irme, porque ya no hay nadie fijo,
porque ya la lían y a la calle. [Silbido] Ahora tienen que pasar por todo”
(Bely)
De este modo, se vuelve a reiterar cómo se ha silenciado a la clase
trabajadora, que anhela la lucha obrera pero que se siente a la vez demasiado
condicionada por el peligro del desempleo. Y la crisis incide en ello de manera
devastadora. Por tanto, el trabajador se encuentra a merced del empresario,
desprovisto de hacer público su juicio sobre su trabajo o de negociar las
condiciones del mismo, ya que en el mercado global siempre existe mano de
obra que ofrecerá sus favores por menor cantidad de dinero y derechos, como
ocurre, según comentan, con los inmigrantes. Todo ello genera una parálisis
ante las instituciones: en este caso ante las empresas, que tienen el poder de
contratar y despedir, pero también puede verse ante los servicios sociales, la
política, etc. Otros deciden, ellos acatan.
De hecho, muestran la responsabilidad de los políticos en la situación actual en
lo referente al terreno laboral, pero también en la arena social. Denuncian la
falta de ayudas sociales que les manifiestan una y otra vez los trabajadores
sociales, que los derivan a instituciones privadas como Cáritas. Sin embargo,
entienden que los Servicios Sociales deberían y podrían hacer más por mejorar
su situación.
Los políticos son muy mal valorados, al ser observados en su labor dirigida
más a la pelea que a la construcción, por estar muy lejos de su realidad y por
no preocuparse de “los más desfavorecidos”, entre los que se incluyen:
“Pepe: Zapatero y Rajoy lo que podrían hacer es ponerse de acuerdo...
Raúl: Sí, eso, que no estén picados, entre el uno y el otro, que siempre están
picados. Que si Zapatero se ha equivocado, que si Zapatero lo ha hecho
mal... Y lo mismo Zapatero con Rajoy, que si esto que si lo otro. Pues vamos
a dejarnos ya de tanta guerra, vamos a dejarnos ya de tanta luna, y vamos a
estar en la tierra y vamos a ayudar a la gente necesitada. Vamos a poner los
pies en la tierra.”
Sin embargo, la situación actual es muy compleja, ya que incluso cuestiones
que antes eran atribuidas únicamente al Estado, ahora dependen también de
las imposiciones del mercado: así ocurre con algunas ayudas sociales, como el
acceso a viviendas de protección oficial, que dependen, una vez han sido
asignadas por la entidad pública correspondiente, de un crédito bancario que
en muchas ocasiones niega la mayor; o con las ayudas por desempleo, a las
que ellos por ser desempleados de larga duración no tienen acceso. Una
cuestión que vuelve a ahondar en la distancia de clase: los bancos no dan
crédito a las familias que lo necesitan para acceder a un bien de primera
necesidad como es la vivienda, pero sí que encuentran cantidades ingentes de
dinero para responder a la compra de un jugador de tbol.
“Raúl: Dan dinero para Cristiano Ronaldo, pero luego llega cualquier
trabajador para pedir un préstamo y no te lo dan...
Pepe: Ese es el mayor engaño que hay...
Bely: Esta gente son unos ladrones...”
En contraposición, sí que se ven asistidos por la ayuda de los docentes y
educadores sociales. (Impuestos, AA.VV.)
6. En la cuerda floja
Las manifestaciones de los chicos se mueven entre la impotencia y el
conformismo que les va produciendo la situación actual: “Se te quitan las ganas
de buscar trabajo” (Juan) De tales afirmaciones podemos entrever las
consecuencias que la situación social actual va teniendo en la vida de los
chicos: mientras que para algunos el hecho de acceder a un empleo significa la
culminación de un proceso de inclusión social, para otros la no incorporación o
el alejamiento del mundo laboral supone la profundización en un proceso de
exclusión.
A raíz de lo que venimos exponiendo, y dentro de lo que hemos llamado “vivir
en crisis”, creemos importante subrayar que los jóvenes se encuentran ante un
fenómeno de acumulación de circunstancias que concurren en cada una de sus
vidas, de forma que la concentración de situaciones de riesgo en una misma
persona, familia o grupo social causan situaciones de pobreza y exclusión.
Para finalizar este apartado, sería importante contrastar dos ideas expuestas
en el focus group: Por un lado, el sentimiento de impotencia y de ser
ninguneados ante la situación de crisis: “no somos nada, nadie nos escucha”
(Pepe). Mientras, por otro lado, se resalta el lado positivo que tiene el vivir la
crisis en el seno del barrio: “Ante la inseguridad, el barrio nos ofrece bastante
seguridad. Es un barrio muy tranquilo donde todo el mundo se conoce” (Bely).
Podemos pues, apreciar que el barrio ejerce sobre los jóvenes un efecto
positivo, como protección ante la situación de abandono y exclusión social.
7. El barrio y la familia como red ante la crisis
El reciente informe de la Fundación FOESSA (2008) señala que los barrios se
están erigiendo como espacios particularmente significativos para comprender
las distintas situaciones que van configurando el actual panorama social. Es en
el barrio donde se detecta la importancia de la actuación de las redes sociales
en la provisión de recursos en ausencia de políticas sociales y cuando el tejido
económico-productivo es débil. Entonces, el ámbito comunitario, tanto de las
organizaciones del tercer sector como de las redes de vecinos y familiares
vienen a paliar las distintas situaciones de precariedad y crisis.
Los jóvenes de nuestro focus group sostienen en sus afirmaciones que
encuentran en el barrio un lugar de referencia positivo donde sentirse seguros y
encontrar “refugio”: “este barrio tiene mucha historia, estamos muy bien aq y
nos conocemos y ayudamos entre todos” (Raúl).
Por otro lado, y en cuanto a la familia, los chicos del grupo expresan que en la
actualidad les está sirviendo no sólo como sostén afectivo sino también de
sostén económico: “nos juntamos para comer y los abuelos y los padres se
unen y se ayudan, buscándose la vida cómo pueden”. (Raúl) No es necesario
recordar la importancia capital de la familia para educar y prevenir situaciones
de riesgo. Y es que dentro de la familia se asimilan una serie de normas y roles
que van a permitir al sujeto desenvolverse dentro de la sociedad. En el caso
que nos ocupa podemos valorar que la familia está siendo un verdadero agente
de prevención a la hora de encarar la crisis económica global, ejerciendo de
referencia afectiva y vital en el sostenimiento diario de estos jóvenes.
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GREENBAUM, TH.L. (1998). The handbook for focus group research, Sage:
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KRUEGER, R.A. (1994). Focus groups. A practical guide for applied research,
Sage: Thousand Oaks, London, New Delhi.
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Traducción de: Qualitative Sozialforschung El autor presenta las teorías, métodos y nuevos enfoques cualitativos de investigación. Aborda con detalle los procedimientos y las técnicas más importantes para recoger e interpretar los datos, y para evaluar y presentar los resultados incorporando ejemplos prácticos para su comprensión. Se incluye el uso de computadoras, de los distintos programas informáticos aplicables a la investigación cualitativa para facilitar la toma de decisiones sobre cuál es el más adecuado en función de la especificidad de cada proyecto de investigación.
Grupos de Discusión. En Delgado
  • M Canales
  • A Peinado
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