Conference PaperPDF Available

El profesor como activador en el aprendizaje cooperativo

Authors:

Abstract

La enseñanza basada en modelos constituye la tendencia metodológica actual en la educación física, siendo el aprendizaje cooperativo uno de ellos. Estos planeamientos tienen en común que están centradas en el estudiante; es decir, este y su aprendizaje es lo importante, pasando el docente a un segundo plano. Esto ha sido interpretado por muchos como una invitación a pasar a ser un guía en la banda o un facilitador que solo interviene cuando los estudiantes o la situación lo requieren. Este planteamiento convierte el rol del docente en secundario, incluso en casi prescindible. Nada más lejos de la realidad. La enseñanza centrada en el estudiante requiere de un docente activador del proceso de enseñanza-aprendizaje a través de sus acciones. Para ello planteamos que este debe funcionar en ciclos que incluyen: observar, diagnosticar, responder y evaluar. Solo a través de ciclos repetidos de este esquema el docente puede ser un activador de su clase. Activar es mucho más efectivo que facilitar o guiar, que requiere menos implicación por parte del docente, pero es lo que demanda el aprendizaje cooperativo. El docente no se pueden quedar " en la banda " , mirando y esperando que los estudiantes " resuelvan el desafío o reto de turno ". X Congreso Internacional de Actividades Físicas Cooperativas. Barcelona, 2016.
El profesor como activador en el aprendizaje cooperativo
Javier Fernandez-Río
Universidad de Oviedo
javier.rio@uniovi.es
https://www.researchgate.net/profile/Javier_Fernandez-Rio?ev=hdr_xprf
Pablo del Valle
Colegio Corazón de María (Gijón)
pablodelvv@gmail.com
Resumen
La enseñanza basada en modelos constituye la tendencia metodológica actual
en la educación física, siendo el aprendizaje cooperativo uno de ellos. Estos
planeamientos tienen en común que están centradas en el estudiante; es decir,
este y su aprendizaje es lo importante, pasando el docente a un segundo
plano. Esto ha sido interpretado por muchos como una invitación a pasar a ser
un guía en la banda o un facilitador que solo interviene cuando los estudiantes
o la situación lo requieren. Este planteamiento convierte el rol del docente en
secundario, incluso en casi prescindible. Nada más lejos de la realidad. La
enseñanza centrada en el estudiante requiere de un docente activador del
proceso de enseñanza-aprendizaje a través de sus acciones. Para ello
planteamos que este debe funcionar en ciclos que incluyen: observar,
diagnosticar, responder y evaluar. Solo a través de ciclos repetidos de este
esquema el docente puede ser un activador de su clase. Activar es mucho más
efectivo que facilitar o guiar, que requiere menos implicación por parte del
docente, pero es lo que demanda el aprendizaje cooperativo. El docente no se
pueden quedar “en la banda”, mirando y esperando que los estudiantes
“resuelvan el desafío o reto de turno”.
X Congreso Internacional de Actividades Físicas Cooperativas. Barcelona, 2016. ISBN 978-84-9429047-6-3
Introducción
Las actuales tendencias de enseñanza en educación física plantean una
práctica basada en modelos como el aprendizaje cooperativo (Fernandez-Rio y
Mendez-Giménez, 2016). Este se define como: un modelo pedagógico en el
que los estudiantes aprenden con, de y por otros estudiantes a través de un
planteamiento de enseñanza-aprendizaje que facilita y potencia esta
interacción e interdependencia positivas y en el que docente y estudiantes
actúan como co-aprendices (Fernández-Río, 2014, p. 6). El elemento común de
las actuales tendencias pedagógicas en educación física es que todas ellas
están “centradas en el estudiante”. Este, y no el docente, se convierte en la
pieza central del proceso de enseñanza-aprendizaje. El planteamiento descrito
significa también que lo importante de este binomio es el aprendizaje, por lo
que la enseñanza debe estar “al servicio” del aprendizaje para facilitarlo y
maximizarlo. Autores como Le Ha (2014) plantean que la enseñanza centrada
en el estudiante es el formato pedagógico más favorable para que este
desarrolle la capacidad de aprender a aprender, de buscar ayudas, de
colaborar con otras personas, de resistir ante las dificultades y de encontrar
soluciones a los problemas planteados dentro y fuera del aula (Goodyear &
Dudley, 2015; Hattie, 2012). Competencias todas ellas muy importantes en el
desarrollo de una persona y que deben ser trabajadas en los contextos
educativos.
Respecto al aprendizaje cooperativo, existen cinco elementos fundamentales
que lo constituyen y en los que están de acuerdo la mayoría de los autores
(Johnson & Johnson, 1994): interdependencia positiva, interacción promotora,
procesamiento grupal, responsabilidad individual y desarrollo de habilidades
sociales. No obstante, autores tan significativos en este modelo pedagógico
como Spencer Kagan (1992) señalan otro elemento muy importante en el
aprendizaje cooperativo: la participación igualitaria; es decir que todos los
miembros de un grupo de trabajo tengan las mismas oportunidades de
participar. Todo educador, y más aún el que cree en el aprendizaje cooperativo,
está de acuerdo con esta idea: todos los estudiantes deben tener iguales
oportunidades de práctica durante la realización de las distintas tareas. No
debe de haber ningún tipo de discriminación en este sentido. No obstante, la
diferencia radica en que hay autores que dejan que esta participación de los
estudiantes surja y se distribuya de forma espontánea, sin intervenir (Johnson
& Johnson, 1994), mientras que otros enfatizan que si los docentes no
estructuramos y no cuidamos la participación equitativa de todos los miembros
de un grupo, esta corre el riego de no aparecer, provocando una participación
desigual (Kagan, 2001).
Debemos de tener en cuenta que la participación es un elemento fundamental
en el proceso de aprendizaje de una persona, y si no se garantiza una
participación equitativa o igualitaria, al menos en un cierto grado, no todos los
estudiantes lograrán el éxito. En este sentido, Kagan (2001) se centra en
promover la equidad en esa participación mediante la creación de estructuras o
modos de organizar la interacción del alumnado en las clases, específicamente
orientadas a tal fin. En esta línea de argumentación, Pujolás (2009, p. 230)
plantea más directamente que: “si el profesor deja que esta interacción surja
espontáneamente, lo más seguro es que uno de ellos [estudiantes] haga los
ejercicios, o diga cómo deben hacerse……. En este caso, no ha habido,
propiamente, una participación igualitaria, ni una interacción simultánea”. Por lo
tanto se está señalando al docente como responsable, al menos en parte, de
esa falta de igualdad de oportunidad de participación. Más aún, Pujolás (2009,
p. 230) señala que: “Dejar la igualdad de participación en manos de los
estudiantes es hacerse falsas ilusiones y casi siempre acaba en participación
desigual”. Por lo tanto, “pone la lupa sobre el docente” y refiere que la labor de
este es absolutamente fundamental, debiendo ser activa y consciente.
El docente como guía en la banda
Una noción habitual de la labor docente en contextos de enseñanza “centrados
en el estudiante” como el aprendizaje cooperativo es que el docente se
convierta en un guía en la banda como lo denomina Morrison (2014), en un
simple facilitador del aprendizaje como lo denominan Dyson, Griffin y Hastie
(2004) que se mantiene “a un lado”, pero que no interviene demasiado. En este
papel, Metzler (2011, p. 32) plantea que: “el docente solo debe ofrecer consejo
y guía cuando los estudiantes se atasquen o necesiten ayuda”. Bähr y Wibowo
(2012) van más lejos todavía y plantean que el docente solo puede intervenir
de dos maneras: invasiva: sin que los estudiantes lo hayan pedido, y
responsiva: porque los estudiantes le han solicitado ayuda. Para Goodyear y
Dudley (2015), en la actualidad, en los contextos de enseñanza centrados en el
estudiante, el rol interactivo (invasivo según los autores anteriores) del docente
ha dejado paso a un rol de guía en la banda. El problema, como señalan estos
autores, es que bajo este planteamiento se pueda llegar a considerar el rol del
docente como secundario, porque si se ha planteado un contexto educativo
adecuado esta figura ya no es importante, casi ni necesaria. La idea del
docente como un guía en la banda lleva a pensar que este se va a situar “en un
lado de la clase para monitorizar lo que ocurre” (Metzler, 2011, p. 32),
interviniendo, como se ha señalado con anterioridad, solo cuando los
estudiantes se estancan ante un problema/barrera.
Este comportamiento docente se puede observar en la actualidad en la
implementación del aprendizaje cooperativo en educación física. Por ejemplo,
los desafíos físicos cooperativos (también llamados retos cooperativos o
similares) se han convertido para muchos docentes en una forma de integrar
este modelo pedagógico en sus clases. El problema es que son “lanzados” a
los estudiantes para que los resuelvan, mientras el docente espera en la
banda” para ayudar solo cuando los estudiantes se enfrentan “a un muro que
no pueden superar por si solos” o al finalizar la tarea/clase. Solo en ese
momento el docente actúa. Cuando se “inventaron” los desafíos físicos
cooperativos (Fernandez-Rio, 1999a,b, 2002, 2003) el objetivo no era ese. El
objetivo era que el docente “acompañara” a los estudiantes durante todo el
proceso de resolución de los mismos, haciendo preguntas, propuestas o
incluso cambios en el planteamiento si llegasen a ser necesarios para que
progresaran y aprendiesen. Bajo este prisma lo importante es el proceso y no
la resolución y para ello el docente no puede permanecer al margen y debe
dejar de ser un guía en la banda o un facilitador para convertirse en un
activador del aprendizaje.
Bajo la perspectiva del guía en la banda existe el peligro de que muchos
docentes se “quiten ellos mismos del proceso de enseñanza-aprendizaje”, por
comodidad, incapacidad, desinterés o desconocimiento, para convertirse en un
simple “mirón en la banda” que interviene sólo cuando se le reclama, bien
porque hay falta de capacidad para resolver la tarea por parte de los
estudiantes o porque observa que hay falta de orden y de disciplina en la clase
y debe actuar.
El docente como activador
Basándonos en las ideas de autores como Dinham (2013), Goodyear y Dudley
(2015) o Hattie (2012) consideramos que un docente que quiera ser un
activador en sus clases debe interpretar, comprender, apoyar y desarrollar el
proceso de aprendizaje que tiene lugar en cada tarea que ha planteado y para
lograrlo debe pasar por una serie de ciclos que incluyen las siguientes
acciones:
· Observar: mirar con atención todas las acciones que tienen lugar durante el
transcurso de las diferentes tareas de la sesión; revisar todas las
interacciones que se producen entre los estudiantes, las tareas y los recursos,
examinando la validez del planteamiento docente seleccionado. En línea con
este pensamiento, el docente no puede participar en las tareas como un
estudiante más, debe permanecer concentrado en el rol de observador para
obtener información precisa y veraz de todo el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
· Diagnosticar: durante y después de la observación, el docente debe intentar
identificar las necesidades reales del contexto de aprendizaje: contenido,
recursos, organización, contactos docente-discentes, interacciones entre los
estudiantes… En este proceso de diagnóstico le puede ayudar hacer
preguntas a los propios estudiantes para obtener una comprensión mucho
más real de lo que está sucediendo en clase (aunque en ocasiones sea difícil
obtener información de ellos). El objetivo en esta fase es hacer un análisis y
un diagnóstico lo más acertado posible de lo que realmente está sucediendo
en el aula.
· Responder: una vez hecho un diagnóstico de la situación, el docente debe
“apuntalar” el proceso de enseñanza-aprendizaje a través de acciones
específicas que implican una intervención de mayor o menor calado, más
directa o indirecta; esta puede incluir preguntas, explicaciones, feedback
(retroalimentación), demostraciones, ánimos…. El tipo de intervención
dependerá de los conocimientos del docente, pero más aún de su habilidad
de comprender lo que está sucediendo en su aula (después de haber hecho
un diagnóstico acertado) y proporcionar la respuesta que necesitan sus
estudiantes.
· Evaluar: por último, los docentes deben valorar el resultado de sus acciones
(o inacciones) para decidir si los estudiantes necesitan un mayor o un menor
apoyo, si se necesita algún cambio o seleccionar el siguiente paso en el
proceso de aprendizaje de los estudiantes; esto incluye observar lo que
hacen, preguntarles, comprobar el plan…. para proporcionar una respuesta
adecuada: continuar con la misma tarea con/sin nueva información o avanzar
hacia una tarea diferente (más fácil o más compleja).
Consideramos que el buen docente no es aquel que no comete errores (todos
los cometemos), sino aquel que los corrige examinando constantemente su
quehacer diario; minuto a minuto observando, diagnosticando, respondiendo y
evaluando en ciclos cortos que repite constantemente para mejorar todo el
proceso de enseñanza-aprendizaje. De esta forma el docente adquiere un
papel necesario, activando nuevas posibilidades de aprendizaje a través del
uso de un abanico de medidas directas o indirectas que sustentan y catalizan el
aprendizaje de los estudiantes.
La idea del docente como activador está directamente relacionada con otra
novedosa idea: estudiantes y docentes como co-aprendizes (Casey, 2012). En
ambos casos se defiende el planteamiento de que los dos agentes principales
del proceso de enseñanza-aprendizaje deben estar activamente “enganchados”
al mismo para aprender. En el caso del docente, el aprendizaje adquirido le
ayuda a “activar” mejor el proceso y al estudiante, y por tanto a optimizar, aún
más, su aprendizaje.
En línea con esta idea, Hattie (2009) señala que los mayores efectos sobre el
aprendizaje de nuestros estudiantes suceden cuando los docentes se
convierten en aprendices del efecto de su propio planteamiento de enseñanza.
De este modo pueden comprender de verdad lo que sucede en el aula, no solo
desde su punto de vista, sino desde el de los que están en el centro del
proceso de enseñanza-aprendizaje (estudiantes) y usarlo para optimizarlo en
su beneficio.
Reflexiones finales
Activar es mucho más efectivo que facilitar o guiar, que requiere menos
implicación por parte del docente (Hattie, 2009) y los docentes deben ser
auténticos activadores de todo lo que sucede en el aula. El aprendizaje
cooperativo requiere de este tipo de docentes que “movilicen” a sus estudiantes
en su beneficio. No se pueden quedar “en la banda”, mirando y esperando que
los estudiantes “resuelvan el desafío o reto de turno”.
Bibliografía
Bähr, I., & Wibowo, J. (2012). Teacher action in the cooperative learning model
in the physical education classroom. In B. Dyson, & A. Casey (Eds.),
Cooperative learning in physical education: A research-based approach (pp.
2741). London, UK: Routledge.
Casey, A. (2012). Cooperative Learning through the eyes of a teacher-
researcher and his students. En B. Dyson, and A. Casey (eds.) Cooperative
learning in physical education: a research-based approach, 75-87. London:
Routledge.
Dinham, S. (2013). Connecting clinical teaching practice with instructional
leadership. Australian Journal of Education, 57, 225236.
Dyson, B., Griffin, L. L., & Hastie, P. (2004). Sport education, tactical games,
and cooperative learning: Theoretical and pedagogical considerations.
Quest, 56, 226240.
Fernández-Río, J. (1999a). Cooperar para adquirir las bases de una buena
condición física. En Colef (coord.) Unidades Didácticas 1. Educación Física
en Secundaria y Bachillerato (pp. 52-62). Lérida: Ágonos.
Fernández-Río, J. (1999b). La cooperación y las habilidades motrices básicas. En
Colef (coord.) Unidades Didácticas 1. Educación Física en Secundaria y
Bachillerato (pp. 64-75). Lérida: Ágonos.
Fernandez-Rio, J. (2002). El aprendizaje cooperativo en el aula de educación
física para la integración en el medio social. Análisis comparativo con otros
sistemas de enseñanza y aprendizaje. Tesis doctoral sin publicar.
Universidad de Oviedo.
Fernandez-Rio, J. (2003). Desafíos Físicos Cooperativos: Historia y posibilidades
didácticas. En actas del III Congreso Estatal y I Iberoamericano de Actividades
Físicas Cooperativas. Gijón.
Fernández-Rio, J. (2014a). Aportaciones del modelo de Responsabilidad
Personal y Social al Aprendizaje Cooperativo. En actas del IX Congreso
Internacional de Actividades Físicas Cooperativas. Valladolid: La Peonza.
Fernández-Río, J., & Méndez-Giménez, A. (2016). El Aprendizaje Cooperativo:
Modelo Pedagógico para Educación Física. Retos, 29, 201-206.
Goodyear, V., & Dudley, D. (2015). “I’m a Facilitator of Learning!”
Understanding What Teachers and Students Do Within Student-Centered
Physical Education Models. Quest, 67(3), 274-289.
Hattie, J. (2009). Visible learning: A synthesis of over 800 meta-analyses
relating to achievement. Oxon, UK: Routledge.
Hattie, J. (2012). Visible learning for teachers: Maximizing impact on learning.
London, UK: Routledge.
Johnson, D., & Johnson, R. (1994). Learning together and alone. Englewood
Cliffs, NJ: Prentice-Hall.
Le Ha, P. (2014). The politics of naming: Critiquing “learner-centred” and
“teacher as facilitator” in English language and humanities classrooms. Asia-
Pacific Journal of Teacher Education, 42, 392405.
Kagan, S. (1992). Cooperative learning. San Juan Capistrano, CA: Kagan
Cooperative Learning.
Kagan, S. (2001): “Kagan Structures and Learning Together. What is the
Difference?”. Kagan Online Magazine.
Metzler, M. (2011). Instructional models for physical education (3rd ed.).
Scottsdale, AZ: Holcomb Hathway.
Morrison, C. D. (2002). From ‘sage on the stage’ to ‘guide on the side’: a good
start. International Journal for the Scholarship of Teaching and Learning,
8(1), article 4.
Pujolás, P. (2009). La calidad en los equipos de aprendizaje cooperativo:
algunas consideraciones para el cálculo del grado de cooperatividad. Revista
de Educación, 349, 225-239.
... Además de lo dicho, el rol que adopte el docente es fundamental y éste debe ser activo (Fernández-Río, 2016). Basándonos en las ideas de autores como Dinham (2013) o Goodyear y Dudley (2015), un docente que quiera ser un activador en sus clases debe interpretar, comprender, apoyar y desarrollar el proceso de aprendizaje que tiene lugar en cada tarea que ha planteado y para lograrlo debe observar, diagnosticar, responder y evaluar, y no "simplemente intervenir" cuando los alumnos sean incapaces de "resolver el reto cooperativo que se les ha planteado" o "están discutiendo por el material". ...
Chapter
Full-text available
... 1. Teachers should promote physical activity in all lessons: they must become activators in their classes (Fernandez-Rio, 2016b), showing passion for physical activity but also content and pedagogical knowledge. They challenge their students to move and to perform physical activity at a high level of intensity, even beyond the physical education class, helping them set targets or goals and maximizing opportunities for practice 2. Teachers must develop knowledgeable movers: they must help their students to learn about physical activity through clear guidelines, recommendations or specific and individualized information or feedback; help them experience a wide variety of physical activities; make them aware of national and international standards for physical activity; and teach them the benefits and also the risks of specific practices. ...
Article
Full-text available
This article suggests that health-based physical education is the pivotal pedagogical model for physical education, because all the other more popular pedagogical models support this one's basic goal: to help students develop healthy lifestyles far beyond the school walls.
Thesis
Full-text available
En el presente estudio se investigan los efectos de una intervención basada en el modelo pedagógico del aprendizaje cooperativo sobre futuros docentes de Educación Física. Para ello, después de realizar una revisión de la literatura científica sobre la temática del estudio y elaborar un marco teórico, se ha diseñado e implementado un programa de intervención en la asignatura del Grado de Educación Primaria (mención de Educación Física) “Juego y Deporte”. Dicho programa se ha desarrollado mediante la propuesta del Ciclo del Aprendizaje Cooperativo, un modelo dividido en tres fases que son introducidas de manera sucesiva, pero también complementaria. La intervención se ha llevado a cabo durante cuatro meses (46 sesiones de hora y media) y en ella han participado 53 estudiantes, 41 chicos y 12 chicas con un promedio de edad de 20,92 ±1,34 años. A su vez, se han seleccionado tres aspectos psico-sociales, como son: las conductas cooperativas, el autoconcepto físico y la competencia social entre iguales, cuya medición se ha realizado con diversos instrumentos (CAF, CAC y el Cuestionario sociométrico de nominaciones entre iguales) antes y después de la intervención. El análisis de los datos obtenidos muestra que la intervención ha producido efectos favorables y significativos en los cinco elementos del aprendizaje cooperativo y en las conductas cooperativas de los estudiantes, en todas las escalas del autoconcepto físico y en algunos valores fundamentales de la competencia social entre iguales. Estos resultados indican que las metodologías activas, como el aprendizaje cooperativo, pueden repercutir de manera positiva en el ámbito psico-social de futuros docentes de Educación Física y sería interesante promocionarlas en los programas de formación del profesorado.
Chapter
Full-text available
El presente capítulo muestra los resultados de una investigación en la que han colaborado 94 estudiantes voluntarios y 16 centros constituidos en comunidades de aprendizaje (CdA) de la provincia de Sevilla. La finalidad de este trabajo ha consistido en difundir la experiencia realizada por los estudiantes y conocer el grado de satisfacción y evolución, en los cursos 2014 y 2018, respecto a su aprendizaje personal, académico, profesional y social. Los voluntarios/as han participado en una actividad susceptible de reconocimiento (ASRA), denominada «prácticas de intervención psicoeducativa» en comunidades de aprendizaje, de hasta 6 créditos ECTS (Aguilera et al., 2014). Los datos se han recogido a través de un cuestionario con 54 ítems categorizados en cinco bloques. Entre las conclusiones más significativas destacamos que los estudiantes universitarios no son solo colaboradores que aportan su tiempo y dedicación a las CdA en las que participan, sino que también manifiestan obtener aportaciones de ellas que contribuyen a su enriquecimiento en los cuatro planos como la experiencia laboral, aprendizaje de valores, conocimientos de otras metodologías, mejora de habilidades sociales y comunicativas, superación de prejuicios, conciencia de las desigualdades sociales y visión de la escuela desde el punto de vista del profesor, entre otros.
Article
Full-text available
While the now-clichéd shift from ‘sage on the stage’ to ‘guide on the side’ that characterizes the changing role of teachers is a good start, it is just that – a start. In this paper, I argue for a detailed look at the concomitant shift in the role of students, as they leave the world of passive recipients and join the ranks of active participants in the teaching-learning nexus. The paper discusses the problematic conflation of the terms ‘information’ and ‘knowledge’ that surfaces in consideration of the shifting roles of teachers and students, and argues that, in addition to defining information and knowledge precisely, we must consider the significance of the processes that transform the former into the latter. And finally, I reiterate the importance of making these distinctions and defining these processes not in the abstract but, rather, in the context of the various disciplines.
Article
Full-text available
Cooperation has been one of the key elements of all the educational laws over the last 25 years, and the standard response of the majority of teachers has been the inclusion of cooperative games on special occasions. Models-based Practice is the current tendency in physical education, and Cooperative Learning is one of those models. Furthermore, it has evolved from an instructional model to a Pedagogical Model, which considers the interdependence of learning, teaching, subject matter and context. Within this framework, teachers and students act as co-learners to strengthen the whole process. A step ahead has been the hybridization of models to maximize their effects based on their synergies. In this context, Cooperative Learning emerges as a strong example because its traits fit perfectly with other models. In this article we review the idea of Cooperative Learning as a pedagogical model, and we show how it can be hybridized with other models: Sport Education, Teaching Games for Understanding, Teaching for Personal and Social Responsibility and Adventure Education. The hybridization of models allow teachers to adapt their classes to the shifting school contexts, bringing physical education closer to the real needs and interests of XXI century students. It is the time to move from cooperative games to Cooperative learning as the benchmark pedagogical model. © Copyright: Federación Española de Asociaciones de Docentes de Educación Física (FEADEF).
Article
Full-text available
The role of the facilitator has become almost synonymously associated with student-centered approaches. However, how a teacher functions as a facilitator is less well defined. This article begins to define teacher action in student-centered learning environments. Through an exploration of teacher behavior, teacher–student interactions, and discussions around teacher-as-activator, the article argues that the teacher must play an active role in the classroom and should be considered much more than a “guide on the side.” Teachers should use a range of direct and indirect behaviors and dialogical exchanges to support and extend learning. These actions and interactions should be contextually relevant and aligned with the learning aims of the student-centered approach. In suggesting that facilitation provides a narrow perspective on teacher action, the article calls for further consideration around teacher-as-activator to consider the teacher as someone who activates new learning possibilities.
Article
Full-text available
There have been persistent concerns over teacher pre-service education for decades. The basic model of university or college coursework plus practice teaching has been found wanting. Despite attempts to rectify this, beginning teachers in Australia rate themselves as not being well prepared when they begin full-time teaching. This article examines these concerns before offering an alternative. There are two aspects to this new model: a clinical approach to teacher pre-service education, coupled with new roles, practices and structures designed to overcome the so-called theory-practice gap and to enable implementation of clinical, interventionist practice. However, the adoption of a clinical approach to teacher education and teaching practice requires understanding, knowledge, commitment and support from education leaders if the cycle of teachers teaching as they were taught is to be broken. Educational leaders require a thorough grounding in instructional leadership for clinical teaching if real change towards evidence-based teaching practice is to occur. © The Author(s) 2013 Reprints and permissions: sagepub.co.uk/ journalsPermissions.nav.
Article
Full-text available
“Learner-centred” and “teacher as facilitator,” among the most influential concepts (re)shaping education over the past decades, are often represented as bringing democratic participation, equality, and empowerment to learners and helping transform and liberate societies. At the same time, these concepts are constructed in binary terms with “teacher-centred” and “teacher as authority” projecting the two ends as being mutually exclusive. Drawing on data collected through interviews and scholarly works from teachers teaching Humanities and Teaching English to Speakers of Other Languages (TESOL) in Asian and English-speaking Western universities, this article examines their positionings, mode, and form of critique/criticality of learner-centred education. It demonstrates in what ways equality as the starting point (Ranciere) is not embedded in how learner-centred education has largely been promoted in these contexts. As well, while Ranciere’s concepts of equality and dissensus may empower those seen as marginalised and disadvantaged, these concepts fail to acknowledge the multiplicities and dynamics of positions of those presupposed to be “powerful” and “privileged.”
Conference Paper
Full-text available
El aprendizaje cooperativo es un modelo pedagógico en el que los estudiantes aprenden con, de y por otros estudiantes a través de un planteamiento de enseñanza-aprendizaje que facilita y potencia esta interacción e interdependencia positivas y en el que docente y estudiantes actúan como co-aprendices. No obstante, la aparición de espectadores competentes o de aprovechados en los grupos cooperativos hace que sólo algunos realicen todo o la mayor parte del trabajo y, lo que es peor, por el estudiante y el más difícil de evaluar. El modelo de Responsabilidad Personal y Social puede ayudar en estas tareas, ya que promueve el uso de la actividad física y el deporte para enseñar habilidades y valores para la vida. Este modelo se basa un esquema de 5 niveles de responsabilidad a "escalar" por parte de los estudiantes: 0-Irresponsabilidad, 1-Respeto, 2-Participación y Esfuerzo, 3-Autonomía, 4-Ayuda a los demás y 5-Transferencia. Numerosas investigaciones realizadas a lo largo de los 40 años de existencia de este modelo reflejan sus efectos positivos sobre variables relacionas con la responsabilidad personal y social de los jóvenes. Por lo tanto, consideramos que este modelo complementa perfectamente al aprendizaje cooperativo, por lo que presentamos de qué manera puede aplicarse en el aula de Educación Física para un mayor beneficio de estudiantes y docentes.
Article
The purpose of the research was to make a cross-cultural analysis and systematize models of physical education based on the ideas of L.A. Be-lyaeva, P.S. Gurevich, I.G. Fomicheva by means of vector modeling. Conclusions. The contradictions between acute and potential corporal-spiritual abilities and human needs necessary for adaptation, socialization, individualization and enculturation in the natural and sociocultural environments and between social requirements to human corporal-spiritual conditions and its real conditions are the main factors pf physical education. One teaches and learns to live in a constantly changing world. In physical education one should use all the variety of natural and sociocultural factors, conditions and abilities capable of rendering both accidental and organized effect on human development, flexible forms, means and methods of recreation, education, development and training to achieve poly-variability of training-educative process and construction of sports environment to form health, physical and sports culture of children and youth, active, competent and tolerant personality ready for identity formation in the constantly changing world. Regarding physical education of a certain person: every individual should in some measure pass the stages of individual and sociocultural development, presupposing adaptation, socialization, self-realization and enculturation, thus at primary school the key modality of physical education can be recreative-adaptive, at secondary - socioorientating, at senior and professional school - personally-focused or sports-recreative. The specified model of physical education is always the same in practice, they correlate with each other, complementing and making up for their specific faults and limits.
Book
Accession Number: 2012-07127-000. Partial author list: First Author & Affiliation: Hattie, John; Melbourne Education Research Institute, University of Melbourne, Melbourne, Australia. Release Date: 20120611. Publication Type: Book (0200). Format Covered: Print. ISBN: 978-0-415-69014-0, Hardcover; 978-0-415-69015-7, Paperback; 978-0-203-18152-2, Electronic. Language: English. Major Descriptor: Academic Achievement; Learning; School Based Intervention; Teachers; Teaching Methods. Minor Descriptor: Classroom Management; Meta Analysis; Preservice Teachers; Student Teachers. Classification: Curriculum & Programs & Teaching Methods (3530). Population: Human (10). Age Group: Childhood (birth-12 yrs) (100); Adolescence (13-17 yrs) (200); Adulthood (18 yrs & older) (300). Intended Audience: Psychology: Professional & Research (PS). References Available: Y. Page Count: 269.
Book
This unique and ground-breaking book is the result of 15 years research and synthesises over 800 meta-analyses on the influences on achievement in school-aged students. It builds a story about the power of teachers, feedback, and a model of learning and understanding. The research involves many millions of students and represents the largest ever evidence based research into what actually works in schools to improve learning. Areas covered include the influence of the student, home, school, curricula, teacher, and teaching strategies. A model of teaching and learning is developed based on the notion of visible teaching and visible learning. A major message is that what works best for students is similar to what works best for teachers - an attention to setting challenging learning intentions, being clear about what success means, and an attention to learning strategies for developing conceptual understanding about what teachers and students know and understand. Although the current evidence based fad has turned into a debate about test scores, this book is about using evidence to build and defend a model of teaching and learning. A major contribution is a fascinating benchmark/dashboard for comparing many innovations in teaching and schools.