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Luis A. Piñer, Juan Manuel Díaz de Guereñu Ruiz de Azúa, Gerardo Diego. Cartas: (1927-1984). Pre-textos, 2001.

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Reseñas
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Tal modelo podrá ser aplicado por el alumno o simplemente lector en la
“Práctica de la Traducción” que constituye el cuarto capítulo y último. Cuenta
este capítulo con veinte textos originales en inglés pertenecientes a diversos ti-
pos textuales (una receta de cocina, una tira cómica, artículos de periódicos, re-
vistas...) y una de las posibles variantes de traducción de cada uno a continua-
ción del original, realizada por algunos de los autores del libro a modo de ejem-
plo.
Como se ha podido observar, se concentran en pocas páginas muchos con-
tenidos de forma clara y esquemática, tal y como se deja claro al comienzo del
libro, animando a todo aquel que se halle interesado en profundizar a acudir a
tratados más amplios. Para ello resulta, a mi parecer, de vital importancia el
apartado dedicado a la bibliografía, puesto que el que quiera saber más ha de
acudir a ella en busca de fuentes. No obstante, es éste un punto flaco del libro:
da la impresión de haber sido redactada con rapidez, lo cual da lugar a olvidos y
descuidos que empobrecen la calidad del conjunto del texto. Así, por ejemplo,
entre los olvidos, uno importante sería el de la obra de Edwin Gentzler de 1993,
Contemporary Translation Theories, citada en el capítulo segundo y obviada en la
bibliografía (podría asimismo haberse incluido la revisión de la misma que data
del 2001 y de la que el autor del capítulo segundo parece no tener constancia);
como descuido tenemos la referencia de una de las obras de Venuti por el nom-
bre del autor (Laurence) en lugar de por el apellido, y además la repetición de la
misma cita con el error señalado. Por último, destacar el hecho de que se hace
referencia a obras traducidas al español que podrían haberse consignado en ver-
sión original (por ejemplo, la obra de Lefevere de 1992, citándose aquí la traduc-
ción al castellano de 1997), si bien es posible que se trate de un guiño por parte
de los autores al tema en torno al cual gira el libro y del cual nos han ofrecido
una breve guía de estudio: la traducción. Cristina Gómez
Luis A. Piñer / Gerardo Diego, Cartas (1927-1984), Edición de Juan Manuel
Díaz de Guereñu, Valencia, Pre-Textos, 2001, 315 pp.
La literatura española el siglo XX cuenta, entre los instrumentos para su co-
nocimiento, con los epistolarios cruzados entre diferentes escritores como uno
de los más valiosos medios de acceso al conocimiento de las circunstancias en
que se desenvolvieron nuestros autores y produjeron las obras que son objeto de
nuestra admiración y estudio. Conforme se van publicando nuevos epistolarios
vamos conociendo más y mejor aspectos que nos ayudan a entender de una
forma más completa muchas obras literarias, su significación y su época. En este
terreno, y en lo que se refiere al siglo XX, destacan los ya numerosos epistolarios
publicados por escritores pertenecientes a lo que se ha denominado la genera-
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ción del 27. De su relacn, ya se ha dado cumplida cuenta, así como de la im-
portancia de estas colecciones documentales para mejor conocer todo el mundo
y la espléndida poesía del 27 1.
Se publica ahora, mediado 2001, el epistolario cruzado entre Gerardo Diego
y Luis Álvarez Piñer, personajes de la historia del 27 de relevancia incuestiona-
ble. Si Gerardo Diego, como es bien sabido, fue el promotor de tantas activida-
des aglutinadoras del grupo (entre las que destacan sus revistas Carmen y Lola,
junto a los actos en trono a Góngora en 1927 o la famosa Antología de poesía espa-
ñola contemporánea, en 1932), Luis Álvarez Piñer, personaje mucho menos cono-
cido hasta hace unos años, se nos ofrece como el colaborador ideal de Gerardo
Diego en la creación de las dos revistas antes citadas. Pero es mucho más que
eso, como Juan Manuel Díaz de Guereñu, el autor de la presente edición del
epistolario entre ambos, se ha encargado de demostrar, a través de una serie de
ediciones y publicaciones durante los últimos años. Destaquemos únicamente
las ediciones de la obra de Piñer2, así como el libro Poetas creacionistas españoles 3.
El volumen, que recoge en total sesenta y cuatro cartas, es, como adelanta
el propio Díaz de Guereñu, desigual en cuanto a los firmantes. Cuarenta y cinco
cartas son de Piñer y tan sólo diecinueve se conservan de Gerardo Diego. Tal
desnivel viene justificado, no por desatención del gran poeta cántabro, sino por
los avatares de la historia que relata el editor, sobre todo porque la biblioteca y
el archivo de Piñer sufrieron destrucciones, pérdidas y saqueos durante la revo-
lución de Asturias y la guerra civil. Se puede comprender perfectamente que
hay muchas cartas de Gerardo perdidas, justamente por lo que se dice en las
conservadas de Piñer, alusiones a documentos con los que ahora, y posiblemen-
te para siempre, no contamos.
Como se indica en el título del volumen las cartas abarcan desde 1927 a
1984, es decir un período muy dilatado ysico para el conocimiento de la lite-
ratura del 27. Piñer y Diego se hicieron amigos en el curso 1924-1925, cuando el
poeta cántabro era catedrático en Gijón, y Piñer su alumno. Pero las cartas co-
mienzan lógicamente algo después, cuando se produce la separación entre am-
bos, iniciándose la correspondencia con una empresa muy significativa dentro
1 Ver numero extraordinario Epistolarios y literatura del siglo XX, de la revista Monteagu-
do, número 3, Murcia, Universidad de Murcia, 1998, 165, coordinada por Francisco Javier Díez de
Revenga, y, en especial, el artículo de Francisco J. Díaz de Castro: “La autobiografía del 27: los
epistolarios”, pp.13-36. Ver también Francisco Javier Díez de Revenga, “Tiempo de epistolarios:
nuevas perspectivas para el estudio de los poetas del 27”, Congresso Internazionale “Epistolarios
del 27: el estado de la cuestión”, Bérgamo, Universitá degli Studi di Bergamo, mayo, 2000. (Pu-
blicado en Epistolarios del 27: el estado de la cuestión, Viareggio-Luca, Mauro Baroni 2001,
pp.57-77).
2 Ver los siguientes libros de Luis Álvarez Piñer, siempre en edición de Juan Manuel Díaz
de Guereñu: En resumen 1927-1928, Valencia, Pre-Textos, 1990; Poesía, Valencia, Pre-Textos,
1995; Memoria de Gerardo Diego, Madrid, Residencia de Estudiantes, 1999.
3 Málaga, Centro Cultural de la Generación del 27, 1999 y 2ª edición, 2001.
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del mundo del 27, como hemos adelantado: la concepción y confección de las
revistas Carmen y Lola, de las que Piñer actuó como Secretario de Redacción. Al-
gunas de estas cartas están firmadas también por otros escritores gijoneses, junto
a Piñer, como Fernando Cores y Basilio Fernández.
Son muchos y muy ricos los datos que ahora tenemos la oportunidad de co-
nocer al leer este epistolario, a pesar de que faltan las ya citadas cartas de Gerar-
do Diego, anteriores a la guerra civil. Sobre todo, lo que más podemos valorar a
través de este epistolario, es la personalidad del joven Piñer como crítico de la
poesía de su tiempo, que va acerándose conforme pasa el tiempo, hasta el punto
de convertirse en un verdadero censor de todo lo que la poesía española de este
tiempo era. En las cartas a Diego va introduciendo juicios radicales, cada vez
más agudos, que le apartan en cierto modo de la convención de amistad genera-
cional y le sitúan al margen, quizá muy próximo al espíritu crítico y demoledor
de Juan Larrea. Pero hay que tener en cuenta que Piñer era mucho más joven
que los escritores criticados, que el propio Larrea y que el mismo Diego, quien,
sin embargo, tuvo hacia él, a pesar de sus excesos críticos, una simpatía y una
admiración incesantes. Cuando Diego publica su polémica Antología de 1932, y
deja fuera de ella a su admirado discípulo, con la excusa de que no ha publicado
ningún libro aún, excusa que afectó a otros muchos jóvenes, Piñer se convertirá
en uno de los críticos más duros de la Antología, tal como se puede advertir en el
libro de Gabriele Morelli 4. Cuando se publica la revista Los Cuatro Vientos, en
1933, que parece un intento de volver a reunir a la flor y nata del Veintisiete, ya
sin unión y ya sin entusiasmo (ahora se ha publicado una segunda edición fac-
símil, con espléndido estudio de Francisco J. Díaz de Castro5), Piñer arremete, en
sus epístolas a Gerardo, contra la nueva publicación. Como ya sabemos, Los Cua-
tro Vientos, nació con el pie izquierdo, y, desgraciadamente, surgió ya herida de
muerte (Juan Ramón Jiménez y su influencia mucho tuvieron que ver en ello). Es
curioso, entonces, observar cómo el joven Piñer acierta de lleno en su juicio coin-
cidente con el que otros emitieron entonces y después, hasta ahora mismo:
“Cuatro vientos es una revista de cámara y tal vez de camarilla. ¿Es que no hay
nada nuevo?… Tú, el otro, el otro, el otro… Pero ¿y los demás? ¿Ninguno nue-
vo? ¿Acabasteis vos con las musas?” (Carta de 6 de abril de 1933).
Pero, como bien indica Díaz de Guereñu, “la amistad de Gerardo Diego es-
taba inmunizada contra tales desvaríos”, y eso lo sabía Piñer, sobre todo si tenía
en cuenta el ejemplo de Juan Larrea. Pasados los años, y las cartas, llegamos ya
al final de una amistad que sobrevivió a guerras, cárcel y revoluciones, y asisti-
mos, en 1985, a una reunión de Gerardo Diego y Luis Álvarez Piñer, en el domi-
cilio madrileño de aquél, con Díaz de Guereñu como testigo, donde los dos poe-
4 Historia y recepción de la Antología poética de Gerardo Diego, Valencia (Pre-Texto)
1997. 5 Los Cuatro Vientos. Madrid, 1933. Edición de Francisco J. Díaz de Castro, Sevilla, Rena-
cimiento (Facsímiles de Revistas Literarias) 2000.
estudios humanísticos - filología
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tas intercambian recuerdos y anécdotas gijonesas, ante el joven editor que los
escucha entusiasmado. Tantos años, y tantos aconteceres no interrumpieron ni
quebraron una amistad forjada no ya en la admiración y en la confianza mutuas,
sino en la sinceridad, esa autenticidad que no impide a Piñer decir, en sus cartas
a Diego, cosas que aún hoy nos pueden sorprender, y, en especial, los juicios, al-
gunos de ellos muy duros, sobre la creciente e imparable poesía de Gerardo. Tal
relación, tan estimulante y, desde luego sorprendente y curiosa, ya se advertía
en los escritos publicados por Piñer en su Memoria de Gerardo Diego, como seña-
lamos en su momento6.
Viene, pues, esta estupenda edición de las cartas cruzadas entre Piñer y
Diego a cubrir un importante hueco en los estudios de la poesía española del si-
glo XX, generación del 27, orígenes del creacionismo y génesis de revistas y pu-
blicaciones, y no sólo de los dos protagonistas de la correspondencia, sino de
otros muchos escritores de la época. Opiniones, pareceres y juicios, muy perso-
nales y acertados, completan el interés de esta rica documentación, presentada
con rigor y precisión documental, derrochados por el editor no sólo en el com-
pleto estudio preliminar sino en las nutridas anotaciones a las cartas que nos sir-
ven para situar, identificar y conocer mejor personajes, acontecimientos y gestos,
prodigados por los dos poetas en sus epístolas.
Francisco Javier Díez de Revenga
Los cuatro vientos. Madrid, 1933. Edición de Francisco J. Díaz de Castro, Re-
nacimiento (Facsímiles de Revistas Literarias), Sevilla, 2000, 290 pp.
En el panorama de las revistas relacionadas con la generación del 27, Los
Cuatro Vientos, que publicó únicamente tres números, en el año 1933, es conside-
rada como la última oportunidad de comparecencia común de los poetas princi-
pales del famoso grupo literario, la promoción más sobresaliente que dio el siglo
XX desde España a Europa. La postrera ocasión en que los “nueve o diez poe-
tas”, como denominó Salinas a los poetas “escogidos” de su grupo, salían en
confluencia generosa al público, aunque tal salida fuese de lo más accidentada,
con sonada ruptura incluida entre Juan Ramón Jiménez y Jorge Guillén, lo que
conllevó que, a partir de entonces, y para siempre, los reproches y las acusacio-
nes cruzados entre Juan Ramón (con su fiel Juan Guerrero Ruiz unido indisolu-
blemente a él) y Guillén (también Salinas y Dámaso Alonso), ensombrecieran
tristemente, en lo que a relaciones personales se refiere, las páginas más brillan-
tes que se escribieron en la historia literaria del siglo pasado.
6 Francisco Javier Díez de Revenga, “Luis Álvarez Piñer y su memoria de Gerardo Diego”,
Residencia, 8, 1999, pp. 28-29.
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