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Vulnerabilidad estructural y salud en los trabajadores agrícolas temporales en Canadá

Authors:

Abstract and Figures

Structural Vulnerability and HealtH among SeaSonal agri­ cultural WorkerS in canada. this article explains how migrant Mexican agricultural workers experience situations of risk that make them structurally vulnerable in the area of health. Although managed systems of migration, such as the canadian Seasonal Agricultural Workers Program (Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales) have diverse advantages – legality , benefits, formal wages and safer travel conditions – it is argued that the controlling nature of these programs also generates vulnerabilities. Resumen Se explica cómo los trabajadores agrícolas migrantes mexicanos experimentan situaciones de riesgo que los hacen estructuralmente vulnerables en el ámbito de la salud. Aunque los sistemas de gestión de la inmigración, como el Programa de trabajadores Agrícolas tempo-rales (ptat) de canadá, tienen distintas ventajas –lega-lidad, prestaciones, salario formal y condiciones de viaje más seguras–, se argumenta que la naturaleza controladora de estos programas también genera vul-nerabilidades. Palabras clave: migración laboral, programas trans-nacionales, trabajo precario, agroindustria canadiense Las violaciones a los derechos humanos no son accidentales, no son aleatorias en su distribución o efecto. Las violaciones a los derechos son más bien síntomas de enfermedades profundas de poder y están vinculadas íntimamente con condiciones sociales que, frecuentemente, determinan quién sufrirá del abuso y quién será protegido del daño. Paul Farmer, Pathologies of Power La industria agrícola en el marco de la globalización L a industria agrícola, sobre todo en los países económicamente desarrollados, ha creado estrategias de distinta índole para incrementar sus ganancias y competir en el mercado global. Una de ellas ha sido la importación temporal de hombres y mujeres provenientes de naciones en vías de desarrollo, lo que les brinda * Artículo recibido el 20/02/15 y aceptado el 15/06/15.
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ALTERIDADES, 2016
26 (51): Págs. 85-95
Vulnerabilidad estructural y salud
en los trabajadores agrícolas temporales
en Canadá*
AARAÓN DÍAZ MENDIBURO**
JANET MCLAUGHLIN***
Abstract
Structural Vulnerability and HealtH among SeaSonal agri-
cultural WorkerS in canada. This article explains how
migrant Mexican agricultural workers experience situ-
ations of risk that make them structurally vulnerable
in the area of health. Although managed systems of
migration, such as the Canadian Seasonal Agricul-
tural Workers Program (Programa de Trabajadores
Agrícolas Temporales) have diverse advantages – legal-
ity, benets, formal wages and safer travel conditions
it is argued that the controlling nature of these pro-
grams also generates vulnerabilities.
Key words: labor migration, transnational programs,
precarious work, Canadian agribusiness
Resumen
Se explica cómo los trabajadores agrícolas migrantes
mexicanos experimentan situaciones de riesgo que los
hacen estructuralmente vulnerables en el ámbito de la
salud. Aunque los sistemas de gestión de la inmigración,
como el Programa de Trabajadores Agrícolas Tempo-
rales (ptat) de Canadá, tienen distintas ventajas –lega-
lidad, prestaciones, salario formal y condiciones de
viaje más seguras–, se argumenta que la naturaleza
controladora de estos programas también genera vul-
nerabilidades.
Palabras clave: migración laboral, programas trans-
nacionales, trabajo precario, agroindustria canadiense
Las violaciones a los derechos humanos no son
accidentales, no son aleatorias en su distribución o efecto.
Las violaciones a los derechos son más bien síntomas de
enfermedades profundas de poder y están vinculadas
íntimamente con condiciones sociales que,
frecuentemente, determinan quién sufrirá del abuso
y quién será protegido del daño.
Paul Farmer, Pathologies of Power
La industria agrícola en el marco de la globalización
La industria agrícola, sobre todo en los países económicamente desarrollados, ha creado estrategias de
distinta índole para incrementar sus ganancias y competir en el mercado global. Una de ellas ha sido la
importación temporal de hombres y mujeres provenientes de naciones en vías de desarrollo, lo que les brinda
*
Artículo recibido el 20/02/15 y aceptado el 15/06/15.
**
Postdoctorante en Balsillie School of International Affairs, Wilfrid Laurier University, International Migration Research
Centre. 67 Erb Street West, Waterloo Ontario, Canada, N2L 6C2 <faraondiaz@yahoo.com.mx>.
***
Coautora en igualdad. Profesora asociada a la Universidad Wilfrid Laurier e investigadora asociada al International Mi-
gration Research Centre (imrc). 73 George Street Brantford, Ontario, Canada N3T 2Y3 <jmclaughlin@wlu.ca>.
Vulnerabilidad estructural y salud en los trabajadores agrícolas temporales en Canadá
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la posibilidad de tener mayor control en el proceso de
producción.
Canadá es un ejemplo en la implementación de
pro gramas temporales con el propósito de importar
mano de obra. Es bien sabido que en los países in-
dustrializados existe mayor dicultad y resistencia
para que sus ciudadanos vendan su fuerza de traba-
jo ante un marco conformado por patrones de preca-
riedad laboral.
Los trabajadores agrícolas temporales
en Canadá
Los ujos migratorios con nes laborales, elemento
característico de la globalización neoliberal, han sido
importantes para el desarrollo económico de Canadá.
Su trayectoria se remonta al siglo xix con la llegada
de migrantes chinos para la construcción de las vías
férreas que comunicarían de este a oeste a la segun-
da nación más extensa del planeta. Desde entonces,
han sido varios los países que han expulsado migran-
tes a Canadá.
1
Hombres y mujeres se han trasladado
para laborar en diferentes actividades, pero el traba-
jo agrícola es el que mayor demanda ha tenido, debido,
entre otras cosas, a la baja participación de los cana-
dienses en dicho sector.
Las personas que laboran en la agroindustria ca-
nadiense provenientes de países de la Mancomunidad
de Naciones, México, Tailandia, Guatemala y recien-
temente Honduras, entre otros, la han sostenido por
medio de programas temporales, en el caso de México,
a través del Programa de Trabajadores Agrícolas Tem-
porales, ptat (Seasonal Agricultural Workers Program,
sawp).2
Es fundamental, ante tales hechos, plantearnos lo
siguiente: ¿En qué condiciones se importa la mano
de obra “no calicada” en Canadá? ¿Existe también
vulnerabilidad en los trabajadores que cruzan la fron-
tera con documentos durante su estancia en ese país?
¿Qué pasa cuando los trabajadores temporales re-
gresan a México con alguna enfermedad contraída en
tierras canadienses mientras desempeñan su labor?
Éstas son algunas preguntas en las que nos centrare-
mos en el resto del artículo.
Cabe señalar que los datos de corte cualitativo aquí
expuestos son resultado de largos periodos de traba-
jo de investigación iniciados en 2005 como parte de
nuestros estudios doctorales en Antropología en la
Universidad Nacional Autónoma de México (Díaz Men-
diburo, 2013) y en la Universidad de Toronto (Mc-
Laughlin, 2009b), respectivamente. El trabajo etno-
gráco lo hemos llevado a cabo en distintos poblados
de Puebla, Tlaxcala, Estado de México y Guanajuato
y, respecto a Canadá, en Ontario, Quebec y Columbia
Británica. De igual modo, hemos utilizado varios ins-
tru mentos para recolectar información, entre los cua-
les destacan entrevistas semiestructuradas, historias
de vida y cuestionarios, además de apoyarnos en la
obser vación participante. Debemos mencionar que en
nuestras entrevistas no sólo colaboraron las y los
jor naleros sino también empleadores, ociales de go
bierno, médicos residentes, miembros de grupos comu-
nitarios y otros actores involucrados en el ptat. Parte
de este material ya ha quedado plasmado en otros
trabajos (véase McLaughlin, 2007, 2009a, 2010; Díaz
Mendiburo, 2007, 2009, 2011, 2015).
La importación de mano de obra ha estado acom-
pañada de políticas migratorias que han buscado su
control y organización. Estas medidas han permeado
la creación de los programas de trabajadores tempora-
les: el ptat, desde 1966, y otro de “bajas habilidades”
perteneciente al Programa de Trabajadores Extranjeros
Temporales (Temporary Foreign Worker Program, tfwp),
introducido en 2002 y que incluyó en 2011 un nuevo
esquema para la agricultura, con la nalidad de que
la estancia de los trabajadores en tierras canadienses
sea sólo “temporal”. A partir de 2012, cerca de 40 mil
empleos temporales en la agricultura fueron aproba-
dos por el gobierno, de los cuales casi 30 mil a través
del ptat y diez mil de nuevos esquemas del tfwp (esdc,
2014). Su normatividad no sólo restringe la posibilidad
de que los trabajadores soliciten la residencia perma-
nente, sino que además no salvaguarda su integridad.
La estancia de los trabajadores agrícolas temporales
en Canadá continúa tiñéndose de vulnerabilidad y
sus derechos siguen siendo trastocados.
Vulnerabilidad transnacional
El concepto de vulnerabilidad que utilizamos es del
sociólogo Carlos H. Filgueira, quien la entiende como:
Una predisposición a descender de cierto nivel de bienes-
tar a causa de una conguración negativa de atribu tos
1 Los países con mayor presencia de trabajadores temporales de 2003 a 2012 fueron Estados Unidos, México, Francia y
Gran Bretaña (cic, 2012).
2
El ptat es un acuerdo entre Canadá y México que inició en 1974. En 2012 fueron enviados 17 626 trabajadores, de los cua
-
les aproximadamente tres por ciento eran mujeres.
Aaraón Díaz Mendiburo y Janet McLaughlin
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que actúan contra el logro de benecios materiales (por
ejemplo, ingresos, bienes, patrimonio) y simbólicos
(por ejemplo, status, reconocimiento, identidades com-
partidas). Por extensión, la vulnerabilidad es también
una predisposición a no escapar de condiciones de bienes-
tar negativas. Así, ciertos atributos tales como la situación
laboral, la ocupación, el grupo étnico, la edad o una
combinación de estos serán indicadores de diversos tipos
y grados de vulnerabilidad [cit. en Tokman y O’Donnell,
1999: 154].
Si bien este concepto nos ayuda a ubicarnos en la
problemática de la vulnerabilidad, ya que considera
fac tores económicos, sociales y culturales, sería nece-
sario agregar que, en el caso de los migrantes de “mano
de obra no calicada”, la vulnerabilidad es una predis
posición aún más difícil de analizar, pues entra en
un
juego de dinámicas que se mueven en espacios trans
-
nacionales ocupados por elementos contradictorios.
Por ejemplo, desde esta postura, el solo hecho de
migrar bajo el esquema de “trabajador temporal no
calicado” ya implica cierto grado de vulnerabilidad.
Pero este proceso no encuentra aquí sus orígenes.
Tanto los hombres como las mujeres que migran a
través de un programa como el ptat, con frecuencia
son parte de una sociedad que enfrenta el desempleo,
los bajos salarios, la falta de seguridad social o la ex-
clusión; de hecho, la vulnerabilidad de las y los migran-
tes es un punto que la Secretaría del Trabajo consi-
dera para la contratación, ya que éste, en la práctica
laboral, se convierte en un plusvalor.
Es innegable que casi todos los participantes del
programa provienen de comunidades rurales donde
la jornada laboral está desvalorada, tanto en términos
salariales como del estatus social. De igual manera,
los empleos en estas áreas han disminuido, pues ha
mermado la actividad agrícola. Asimismo, en el plano
nacional existe una mayor inclinación a importar
alimentos que a producirlos; históricamente, las fa-
milias en las áreas rurales sembraban con nes de
consumo doméstico, lo cual les permitía, en el ámbi-
to alimentario, ser autosustentables; sin embargo, en
la actualidad, esto tiende a desaparecer, lo que las
hace cada vez más dependientes del consumo de ali-
mentos industrializados. Por su parte, la mayoría de
las mujeres que participan en el programa son madres
solteras que, dada su misma condición, han enfren-
tado procesos de exclusión y una precaria seguridad
social, por lo que para ellas incorporarse al ptat es
una manera de tener un aliciente y construir un me-
jor futuro para sus hijos. Todos estos elementos se
ponen en juego al momento de integrar a hombres y
mujeres al programa, utilizándolos para ejercer un
mayor control hacia los participantes y, por ende,
vulnerabilizarlos aún más.
No por el hecho de que los trabajadores tempora -
les vayan a Canadá la vulnerabilidad desaparece, an
-
tes bien, en muchos casos, aumenta. Los migrantes,
al ser deslocalizados y viajar solos, tienen que lidiar
con un contexto cultural en el que por lo regular no
cuen
tan con un soporte de redes como en su lugar de
origen.
Ya en Canadá, tienen que ir construyéndolas
paulatinamente, lo cual se hace posible porque muchas
veces las y los jornaleros provienen de o año con año
mi gran a las mismas comunidades, además de la exis-
tencia de grupos de la sociedad civil o del sindicato,
que son parte fundamental del soporte de los migran-
tes. Todo lo antes expuesto son ejemplos de cómo la
globalización neoliberal mantiene a los jornaleros y
jornaleras presos en un círculo donde su integridad
en cuanto seres humanos se encuentra en constante
riesgo.
Si bien es cierto que, según lo presentan algunos
trabajos que analizan el ptat (Durand, 2006; Reyes
Trigos, 2004; Wells et al., 2014) y testimonios de los
trabajadores temporales,3 el programa ha traído bene
cios económicos, no podemos ocultar que existen otros
ámbitos en los que la vulnerabilidad de los trabaja-
dores puede incrementarse, como en el de la salud.
Enfermedad y salud
no pueden separarse del contexto social
Varias formas de opresión e inequidad están íntima-
mente conectadas a la salud (Baer, Singer y Susser,
2
003). De este modo, la salud se extiende más allá del
acceso a los servicios cuando se está enfermo –prin-
cipal enfoque de la biomedicina– para comprender la
amplia gama de razones económicas y sociales de por
qué la gente se enferma, punto fundamental en los
derechos humanos.
Paul Farmer (2005: 8), médico y antropólogo, argu-
men ta que “las raíces sociales de la enfermedad” de
berían ser vistas como ejemplos de violencia estructu-
ral –término que toma de la teología de la liberación
3 “Tienes un trabajo donde percibes un salario, comparado al de nuestro México, pues bastante mejor, sí, debido a eso de
que nos dan diez horas, 11 horas, pues juntas una cantidad, a la quincena vienes ganándote mil dólares y, a raíz de diez
y fracción que está, pues son diez mil y tantos pesos por quincena. […] la satisfacción más grande, los 17 años que llevo
trabajando aquí en Canadá, pues han sido muchas ganancias, más bien diría yo que éste no es un trabajo, sino un nego-
cio, para mí, el mejor de mi vida haber entrado a este país” (entrevista realizada a Félix en Leamington, Ontario, 2007).
Vulnerabilidad estructural y salud en los trabajadores agrícolas temporales en Canadá
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que incluye “las desigualdades económicas y socia -
l
es que determinan quién sufrirá del abuso y quién será
protegido del daño”, y que también abarca dimensio
nes
de género, clase, raza, etnia, o alguna otra desigual-
dad–. Fuerzas económicas, políticas y sociales, como
lo demuestra Farmer (2005), limitan las opciones e
inuyen
en los riesgos de padecer problemas de salud.
Condiciones estructurales en el ptat
que generan vulnerabilidad
El ptat, como un programa que gestiona la migración,
regula todos los aspectos de la movilidad de los tra-
bajadores temporales –quiénes son seleccionados;
cuándo y dónde tienen que viajar; con quiénes tendrán
que vivir y trabajar; cuándo se les termina el contra-
to, y en qué momento deben regresar a su país–, lo
que les permite al Estado canadiense y a la industria
ejercer un amplio control de la fuerza de trabajo y ase
-
gurar el “justo a tiempo” en la producción.
El alto nivel de regulación presenta ventajas y
desventajas para los trabajadores. Al contar con con-
diciones normalizadas por los gobiernos, los traba-
jadores se encuentran en una situación legal, lo que
reduce las probabilidades de abusos y circunstancias
peligrosas que por lo general enfrentan los (in)migran-
tes no autorizados. Por otro lado, existe la desventaja
de que los participantes del ptat no tienen el mínimo
control del espacio a donde llegan.
Asignados para el trabajo con un empleador espe-
cíco en cuya propiedad tienen que vivir, los trabaja-
dores se hallan integrados en un sistema en el cual
son profunda y estructuralmente vulnerables. La
vulnerabilidad en problemas de salud y falta de poder
para cambiar circunstancias no es un resultado alea-
torio del programa, sino que es predecible y predomi-
nante por la manera en que está diseñado. En este
aspecto, argumentamos que la vulnerabilidad de los
trabajadores dentro del ptat es estructural en sí mis-
ma (véase Hennebry y McLaughlin, 2012).
Los mecanismos que impulsan a los trabajadores
a incorporarse al ptat (proporcionándoles empleo e
ingresos para sus familias) también generan distintas
vulnerabilidades. Mientras que los participantes tienen
un claro benecio económico por la oportunidad de
trabajar en Canadá, su estatus socioeconómico mar-
ginal los hace susceptibles de abuso.
Los trabajadores, por miedo a perder la posición
tan codiciada de empleo, raramente objetan sobre las
prácticas inseguras o peligrosas, y mucho menos
dejan de laborar si se lastiman o se enferman (Basok,
2002; McLaughlin, 2009b; Hennebry y McLaughlin,
2012; Preibisch y Otero, 2014). Esta disponibilidad
sumisa para trabajar sin reclamos ante las condicio-
nes laborales que los canadienses no aceptarían, in-
cluyendo largas jornadas y actividades que causan
en
fermedades o lesiones, es parte de lo que otorga a
la fuerza laboral migrante un valor particular a los
ojos de los productores canadienses, lo cual Basok
(2002) identica como una necesidad estructural para
la agricultura en Ontario.
Los participantes del programa son temporales y
no se les permite circular libremente en el mercado
laboral, por eso constituyen una forma de mano de
obra migrante no libre (Basok, 2002). De acuerdo con
sus contratos legales, sólo pueden trabajar con el em-
pleador especicado (a menos que su transferencia sea
autorizada por las instancias correspondientes); si
dejan o cambian de trabajo sin permiso del empleador
y del gobierno, pueden ser deportados de inmediato.
A través de un ambiguo sistema de repatriación,
sin ningún derecho de apelación o proceso de segui-
miento, los trabajadores pueden ser despedidos y
ex pul sados de Canadá. Si no han sido repatriados
pre ma turamente, saben que están sujetos a las eva-
luaciones de los empleadores, quienes también inui-
rán en su futura contratación.
Aunque los trabajadores agrícolas temporales tienen
acceso al seguro de salud en Canadá, los que es tán
enfermos son enviados a sus países intempestivamen-
te y/o no son contratados para el año siguiente.
Mientras los datos estadísticos sobre repatriación son
bajos, la amenaza de expulsión del programa fun ciona
como mecanismo de control de los trabajado res, ya
Aaraón Díaz Mendiburo y Janet McLaughlin
89
que los mantiene alejados de tratamientos de asisten-
cia médica y, por lo tanto, no son manifestados en los
reportes de salud (McLaughlin y Hennebry, 2013).
Al respecto, es un común denominador que los tra
-
bajadores no estén conformes con los servicios de
salud que les corresponden debido a un sinnúmero
de problemas, entre los que sobresale la falta de tra-
ductores. Hilda, trabajadora agrícola de la zona de
Niágara, Ontario, comenta: “Yo por lo menos aquí no
quiero enfermarme, siempre cuando estoy en México
me reviso completa, me hago chequeo de todos aspec-
tos para sentirme más segura y venir acá, porque sí
es difícil, que si tú te enfermas, llegas a un hospital y
que no haya traductores, tú a veces te quedas con mu-
chas preguntas, con muchas dudas…”. Por su parte,
Miguel, trabajador en Leamington, Ontario, agrega:
“En los hospitales es muy necesario, a la vez es ur-
gente que hubiera médicos que hablaran el spanish
y así pudieran entender nuestros problemas de salud”.4
Diversas críticas hacia el ptat han apuntado que
Canadá ha colocado en segundo plano la defensa y
promoción de los derechos de protección y seguridad
de los participantes, pues a pesar de que éstos apor-
tan a la economía canadiense, el país no ha raticado
algunos de los acuerdos internacionales más impor-
tantes para ellos.5 Además, al excluir a los trabajado-
res temporales de protecciones, consideradas como
un estándar en otras industrias, las provincias cana-
dienses han fracasado en la implementación o aplica-
ción adecuada de la legislación que proteja los derechos
y la salud de estos y de otros trabajadores agrícolas.
En Ontario, donde asiste la mayoría de los participan-
tes del ptat, los trabajadores agrícolas han sido exclui-
dos de muchas de las condiciones establecidas en el
Acta de Estándares de Trabajo (véase McLaughlin,
Hennebry y Haines, 2014). En últimas fechas, y sólo
a través de la Corte, los trabajadores migrantes de
On tario, mediante la Unión Internacional de los Tra-
bajadores de la Industria de Alimentos y del Comercio,
fueron incluidos en el Acta de Seguri dad y Salud
Ocupacional (ohsa, por sus siglas en inglés). No obstan-
te, continúan sin gozar del derecho a negociar y orga-
nizarse colectivamente.
Asimismo, los participantes del ptat nunca han sido
integrados como ciudadanos canadienses ni tienen el
derecho de inmigrar, ni tampoco acceso a los servicios
que disfrutan los nuevos residentes, por ejemplo la
educación. A ellos se les obliga a migrar sin familia y
se les ubica con otros trabajadores con los que proba-
blemente no se llevan bien.
Muchos trabajadores encuentran esta experiencia
migratoria llena de soledad y aislamiento. La mayo -
ría de los mexicanos no aprende inglés ni francés y
muy pocos ciudadanos canadienses de las comuni-
dades rurales hablan español. El resultado es que son
mínimas las oportunidades para entablar vínculos
con
los canadienses y hay muy pocos esfuerzos para
integrar a los migrantes. Tal aislamiento incrementa
la vulnerabilidad de estos últimos, pues no cuentan
con un sistema de apoyo al cual puedan acudir en
mo men tos de crisis. Aunque hay ocinas consulares
(Montreal, Vancouver, Calgary, Dartmouth, Quebec,
St. John, Toronto, Leamington), las pocas personas
que laboran en ellas son insucientes para atender a
miles de trabajadores y no poseen la sensibilidad para
desempe ñar esa tarea. El solo hecho de dialogar con
los trabajadores en ocasiones bastaría para reducir
su estrés. La falta de disposición por parte de las au-
tori dades consulares ha quedado registrada en varios
estudios (Preibisch, 2000: 57-59; Basok, 2002: 112-
114; Binford et al., 2004: 91; Pacheco Comer, 2004:
25; Díaz Mendiburo, 2008: 95).
Salud y vulnerabilidad
de los migrantes en Canadá
Distintas investigaciones han demostrado que los tra
-
bajadores agrícolas latinoamericanos en Estados Uni dos
enfrentan riesgos de salud y otras situaciones con -
ictivas. Al revisar la literatura, Mobed, Gold y Schenker
(1992: 367) escriben que migrantes y traba jadores
temporales son “una de las poblaciones más
margi-
nadas y menos estudiada, a pesar de que ésta es
la
que trabaja en una de las más, si no es que la más,
peligrosa ocupación del país”. Estudios recientes han
documentado que los trabajadores agrícolas en Es-
tados Unidos, de los cuales 88 por ciento son hispanos
(Villarejo, 2003), experimentan afecciones sistemáticas
de salud (May y Kullman, 2002; Villarejo, 2003; Frank
et al., 2004).
En Canadá, la literatura sobre problemas de salud
relacionada con los migrantes temporales es incipien-
te. Aquí surge el cuestionamiento de si la naturaleza
4 Los testimonios fueron tomados del documental Matices. Migración “temporal” en Canadá (Díaz Mendiburo, 2011).
5 Entre éstos se encuentran el Convenio sobre Trabajadores Migrantes (1949), el Convenio sobre Trabajadores Migrantes
Disposiciones Complementarias (1975), y la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los
Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, adoptada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Uni-
das en su resolución 45/158, del 18 de diciembre de 1990, la cual ha sido llamada por distintas asociaciones defensoras
de los migrantes la piedra angular de los derechos de éstos (Ruhs y Martin, 2008).
Vulnerabilidad estructural y salud en los trabajadores agrícolas temporales en Canadá
90
legalizada del ptat, que incluye el acceso a prestacio-
nes de salud, podría brindar cierta protección contra
riesgos similares. Una defensa del sistema canadien-
se en comparación con el de Estados Unidos, que se
basa principalmente en mano de obra migrante indo-
cumentada, es que el ptat ofrece una serie de protec-
cio nes legales para los trabajadores, así como un
se guimien to de las mismas. Por lo tanto, sería factible
postular que las preocupaciones y problemas de salud
de los trabajadores pueden resultar menos frecuentes
en Canadá.
En últimos estudios se evidenció que los problemas
de salud que enfrentan los migrantes en Estados
Unidos son semejantes a los que padecen los traba-
jadores temporales en Canadá, incluyendo aquellos
vinculados con su ocupación, como problemas en la
piel, los ojos, muscoloesqueléticos o respiratorios, y
también los relacionados con salud sexual, reproduc-
tiva y mental (Edmunds et al., 2011; Hennebry, Mc-
Laughlin y Preibisch, 2015; McLaughlin, 2009a, 2009b;
McLaughlin, Hennebry y Haines, 2014; Narushi
ma,
McLaughlin y Barrett-Greene, 2015; Preibisch y
Otero, 2014).
Nuestra investigación pone al descubierto varias
ten dencias preocupantes en la salud de los migrantes
temporales. Argumentamos que la vulnerabilidad de
dichos trabajadores en Canadá es mayor dadas las
condiciones que rodean tanto su vida como su traba-
jo. A continuación detallamos algunos de los factores
co tidianos que plantean riesgos para su salud mien-
tras están en aquel país.
Condiciones laborales
La industria agrícola es conocida como una de las más
peligrosas en Canadá, en la cual se ha reportado 13
por ciento de muertes (Hartling, Pickett y Brison, 1998:
108). Los trabajadores temporales enfrentan constan-
tes riesgos en su salud debido a diferentes factores,
por ejemplo, las posturas que deben mantener al de-
sempeñar su labor; la exposición a químicos, tierra,
plantas y animales; las extremas condiciones climá-
ticas; el manejo de maquinaria pesada, y la realización
durante lapsos prolongados de una sola actividad
mecánica, en la línea de producción.
La actividad agrícola demanda que los trabajadores
permanezcan largas jornadas sin reposo, o con el mí-
nimo, y en sitios aislados, donde son recluidos por
mucho tiempo en circunstancias, en numerosas oca-
siones, insalubres –sin botiquines o sin apoyo para
cualquier tipo de emergencia–. Las lesiones y enfer-
medades en los lugares de trabajo resultan comunes
entre los trabajadores agrícolas, pero los más vulnera-
bles son los temporales, quienes menos poder de con
-
trol tienen sobre su situación, por lo que les son asig
-
nadas las tareas más peligrosas sin previa capaci tación
(véase McLaughlin, Hennebry y Haines, 2014; Preibisch
y Otero, 2014).
Uno de los mayores riesgos que enfrentan los par-
ticipantes del ptat es la exposición a los pesticidas. Los
cultivos de frutas y verduras en los cuales se desempe-
ñan en general son tratados de manera intensiva con
pesticidas. En nuestra investigación muchos de los
tra bajadores reportaron haber utilizado agroquímicos
y la mayoría no había recibido capacitación para tan
delicada actividad y mucho menos equipo adecuado.
En algunos casos se les dieron instrucciones o capa-
citación, aunque no en español, por lo que resultó
sicamente incomprensible. Los aplicadores regula-
res de pesticidas habían recibido mayor capacitación,
pero mientras los pesticidas eran aplicados, otros
tra bajadores realizaban sus actividades, o también se
les solicitaba aplicarlos, mezclarlos o desplazarlos de
un sitio a otro sin ninguna protección.
La información y concientización que tienen los
trabajadores respecto al manejo de pesticidas varía
considerablemente. La mayoría cree que es algo peligro-
so, pero posee un limitado conocimiento de las conse-
cuencias y el procedimiento que debe seguirse en caso
de tener contacto de alto riesgo, así como poco poder
para protegerse a sí mismo. Algunos se resistieron
inicialmente a cubrirse la boca con pañuelos. Una
gran generalidad de los que entrevistamos había teni-
do síntomas asociados al mal manejo de pesticidas,
siendo los más comunes la irritación de los ojos, de
la piel y de la garganta. No obstante, ellos aceptaban
seguir manipulando pesticidas sin solicitar condicio-
nes seguras o reclamar la falta de protección, debido
a que no deseaban poner en riesgo su empleo.
Tanto algunos síntomas inmediatos como proble
mas
de salud a largo plazo pueden vincularse con la ex
posi-
ción a los pesticidas. La revisión de la literatura ba-
sada en estudios sobre pesticidas en Canadá (Sanborn
et al., 2004) y en Estados Unidos (Alavanja, Hoppin y
Kamel, 2004) indica que la exposición a los químicos
utilizados en la agricultura está relacionada con una
gran variedad de serias afecciones de salud, incluyen-
do varios tipos de cáncer, impactos neurotóxicos, en-
fer
medades respiratorias y problemas reproductivos.
Si se tiene en cuenta esta diversidad de implicaciones,
muchos padecimientos crónicos de los
trabajadores
del ptat pueden estar ligados a dicho fac
tor. Sin embar-
go, es difícil darle seguimiento a estos problemas a
lar go plazo o probarlos como causa de lo anterior, ya
que, por un lado, hay personas que ya no participan
Aaraón Díaz Mendiburo y Janet McLaughlin
91
en el programa y, por el otro, en México no se hace una
revisión especializada y profunda para detectar quí-
micos en la sangre de los trabajadores. La complejidad
de los efectos de los químicos no permi
te llevar un
registro y aumenta la dicultad para diag
nosticarlos.
Esta restricción también tiene implicacio nes econó-
micas en los trabajadores, ya que los limita de la po-
sibilidad de recibir compensaciones por enfer medades
relacionadas con la exposición a los pesticidas (véase
McLaughlin et al., 2014).
La historia de Concepción6 es un ejemplo trágico
de las consecuencias de manipular pesticidas sin ca-
pacitación ni protección. Su compañero de trabajo lo
relata:
Trabajábamos con pura camiseta, no teníamos equipo.
Pienso que eran pesticidas porque eran para matar las
plagas de las plantas, nos decían que era jabón, que era
puro detergente. Una ocasión que limpiamos los inver-
naderos, el difunto Concepción andaba con la espraya-
dora, con la que fumigábamos, entonces el patrón llegó
y nos quiso apurar, que moviéramos las manos y que
todo el trabajo más rápido, entonces el difunto agarró lo
que era la esprayadora al revés, y como el viento estaba
de allá para acá, todo lo que era el agua se le vino al cuer
-
po, entonces el patrón dijo que estaba bien, que no había
problema, pero el difunto empezó a tener comezón en el
cuerpo, el difunto dijo que le diera permiso para irse a
bañar pero el patrón no quiso, dijo que lo que urgía era
el trabajo. Al nal del día, él se fue a bañar.
7
Cuando los problemas de salud no son denunciados
o investigados en el momento de un incidente, como
ocurre con frecuencia, es difícil obtener una indem-
nización. Retomemos el caso de Concepción. Él nun-
ca fue atendido por un médico después de haber sido
rociado con pesticidas a pesar de que su salud se
deterioraba continuamente. De regreso a México, él y
su esposa, Alicia, no sabían a quién consultar para
recibir apoyo, ya que no podían pagar los tratamien-
tos médicos. No fue sino hasta su muerte, ocasionada
por
complicaciones derivadas de la insuciencia renal,
que alguien le sugirió a Alicia contactar a un represen-
tante del gobierno mexicano. La respuesta del funcio-
nario público fue que nada se podía hacer porque su
marido no había trabajado en Canadá los años su-
cientes como para ganarse la pensión y que, debido
a eso, nada le correspondía. Alicia explica lo sucedido:
No lo conocía en el aeropuerto, ya después hasta que él
me habló, eso fue en el 2003, él estaba bien pálido, casi
sin sangre. Él pesaba como 86 kilos y bajó como 20 kilos.
Los primeros años estuvo bien, el problema fue el último
año, después del accidente, antes todo estaba normal. Él
era sano.
Cuando él vino de Canadá vino con mucho dolor de
cabeza, náuseas y, de la nariz, le salía bastante sangre.
Tosía y tosía y el cuerpo muy desguanzado, no tenía
fuerzas. Veía borroso, se desesperaba, no quería escán-
dalo, decía que le estallaba la cabeza. Me dijeron que el
hígado o el riñón estaban muy mal, le hicieron la diálisis,
le sacaron líquido que olía muy mal. Él llegó en octubre,
en diciembre se puso gravísimo y en febrero falleció.
Del dinero que él ganó con eso yo pagué, él no tenía
seguro. Cuando me presenté a la Secretaría, ahí en Pino
Suárez, mi cuñado habló con la señorita y de ahí nos
mandaron a Tlatelolco, no me preguntaron nada más y
fuimos con [el represente] y yo pasé, él llamó a Canadá
y luego me dijo: no se te puede ayudar ni dar nada porque
tu esposo no cumple 36 meses, tu caso no se puede ha-
cer nada y, dice, ya me comuniqué y no se puede. Él me
contestó en un modo agresivo y me fui llorando.
Alicia se pregunta por qué no existe un sistema para
apoyarla como viuda de un trabajador. Su marido
murió en 2004, y hasta el 2014 ni el gobierno de Ca-
nadá ni el de México han hecho algo para ayudarla.
A través de Justicia8 y algunos empleos en los que se
ha desempeñado ha podido reabrir su tiendita para
solventar sus gastos y los de su hijo.
Condiciones de vivienda
Existen directrices en los ámbitos provincial y federal
sobre las condiciones mínimas de vivienda que los
empleadores deben brindar a todos los trabajadores.
Las revisiones anuales realizadas por inspectores re-
gionales de salud pública se hacen antes de que los
trabajadores lleguen a las granjas y, al parecer, la
si tuación ha mejorado a través de los años. Las inspec-
ciones son en extremo importantes para asegurar un
nivel mínimamente básico de estándares para los
participantes del ptat.
No obstante, hay dos problemas fundamentales:
las directrices no son sucientes para hacer frente
a las necesidades de los trabajadores (por ejemplo, no
6 Lo que le sucedió a Concepción es expresado por su esposa Alicia en el documental Migrantes: los que venimos de adentro
(Díaz Mendiburo, 2007) y en McLaughlin (2009b).
7 Entrevista realizada en Cuijingo, Estado de México, en 2007.
8 Justicia 4 Migrant Workers es una organización no gubernamental, con sede en Canadá, que apoya a los migrantes
<http://www.justicia4migrantworkers.org/> [15 de febrero de 2015].
Vulnerabilidad estructural y salud en los trabajadores agrícolas temporales en Canadá
92
se estipula la temperatura a la que deben encontrarse
las casas en época de verano ni el número de habi-
tantes que debe vivir en la casa) y las recomendacio-
nes no son siempre aplicadas de manera uniforme en
todas las regiones. Como consecuencia de esta falta
de transparencia, no es de sorprender que las condi-
ciones de vivienda varíen ampliamente: mientras que
algunos trabajadores están satisfechos, otros tienen
más
de un argumento para sentirse disgustados.
Muchos de ellos son alojados en tráileres, garajes,
almacenes o graneros convertidos en “viviendas”; otros
en casas o departamentos. Por otro lado, algunos
granjeros hacen lo posible para garantizar comodidad
al personal, sin embargo, hay empresarios que admi-
ten que no podrían vivir en las condiciones que ellos
mismos proveen a los trabajadores (véase Hennebry,
Preibisch
y McLaughlin, 2012; Preibisch y Otero, 2014).
Algunos migrantes mencionan que las viviendas son
“peores que las casas de los perros del patrón”. Aun-
que los empleadores a menudo creen que es sucien-
te, porque debe ser mejor que “en la que ellos viven en
sus lugares de origen”, muchos trabajadores no están
de acuerdo (véase Díaz Mendiburo, 2014).
Nuestras investigaciones reejaron que dentro de
las preocupaciones más comunes relacionadas con las
viviendas están: 1) exceso de calor y falta de ventila-
ción; 2) condiciones de hacinamiento; 3) falta de priva-
cidad, baños y cuartos; 4) instalaciones inadecuadas,
baños y cocina; 5) problemas de infraestructura, como
goteras o escurrimientos a través de las paredes. Todo
esto, además de atentar contra la dignidad de los mi-
grantes, se suma a la serie de factores que afecta su
salud. Por ejemplo, su nutrición se deteriora por las
malas condiciones de almacenamiento de los alimen-
tos y el poco acceso a los servicios para cocinar. Su
sueño se trastoca por la falta de un lugar limpio,
cómodo y tranquilo para descansar. Su salud mental
se daña en varias formas debido a las condiciones de
hacinamiento –que los priva del derecho a la intimi-
dad– y a la carencia de medios para comunicarse con
sus familiares o amigos (en ocasiones, el teléfono en
la casa no es suciente para que 20 personas lo uti-
licen en el poco tiempo que tienen para llamar, o bien,
la caseta telefónica está a kilómetros de distancia de
su vivienda). Su higiene se altera si no tienen ropa
adecuada o la infraestructura necesaria en su vivien-
da para evitar la contaminación por el contacto con
pesticidas. Su salud física es más difícil de mantener
si están hacinados, ya que hay mayor probabilidad
de que se propaguen enfermedades infecciosas. Si be
-
ben agua contaminada son susceptibles de contraer
enfermedades transmitidas por ésta. Si su vivienda
es caliente o fría puede contribuir a problemas físicos
y emocionales. Los lugares húmedos o contamina -
dos con productos químicos pueden producir proble-
mas graves (véase McLaughlin, 2009a).
Aunque es muy poca la atención que se ha presta-
do a estos trabajadores en el contexto canadiense, las
condiciones de vida, al igual que las de trabajo, son
un elemento determinante de la salud (véase Krieger
y Higgins, 2002). Los participantes del ptat no eligen
su lugar de residencia y a menudo son alojados en la
misma granja. Si algo sale mal, se descompone el re-
frigerador, el agua potable está sucia, el techo tiene
goteras, etcétera, la persona con la que deberán poner-
se en contacto para solucionar el problema es su mis
-
mo empleador; sin embargo, ya se ha establecido que,
debido a su vulnerabilidad estructural en el programa,
la mayoría de los trabajadores teme quejarse con él.
Por lo tanto, si quieren resolver algún asunto de la
vivienda, pueden llamar a los inspectores locales (una
cuestión viable sólo si están al tanto de las normas,
saben que tienen el derecho de quejarse, cuentan con
el número de teléfono y hablan inglés). Aunado a lo
anterior, los inspectores están obligados a informar
al empleador que un reporte ha sido presentado, por
lo que los migrantes casi siempre tienen miedo de
efectuar la denuncia. Así pues, no es ex traño que los
encargados de generar los informes ra ramente reciban
quejas de los trabajadores, y las po cas que se han
recogido han tenido lugar cuando el migrante estaba
presente al momento de la inspección. Otra “alterna-
tiva” es recurrir a los representantes del gobierno y
los funcionarios de enlace, pero los trabajadores no
los ven como un recurso accesible ni seguro. Por des-
gracia, para los migrantes temporales, las normas
relativas a la vivienda son muy laxas y am biguas.
Incluso si un trabajador es lo sucientemente valien-
te como para realizar una denuncia, por lo regular las
autoridades no le hacen caso (McLaughlin, 2009a).
El acceso a la atención
de salud en Canadá
Cuando durante su estancia en Canadá los trabaja-
dores presentan problemas de salud, una serie de
obs táculos hace difícil su acceso a la atención médica,
por ejemplo, el hecho de que se encuentran aislados
en las granjas y, en ocasiones, los empresarios guardan
sus tarjetas de salud (necesarias para acceder al ser
vi-
cio médico). También requieren permiso para ausen-
tarse de sus actividades, así como del uso del trans-
porte y servicios de traducción. En una encuesta a
casi 600 trabajadores en Ontario, 19 por ciento mani-
festó no poder disponer de sus tarjetas de salud (Hen-
Aaraón Díaz Mendiburo y Janet McLaughlin
93
nebry, McLaughlin y Preibisch, 2015). En estos casos
los empleadores, o bien no aplican para las tarjetas,
o se las retienen a los trabajadores. De tal suerte, los
empleadores actúan como intermediarios de la salud,
por lo que mucho de su personal preere no decir
cuando está enfermo o herido porque teme que esto
pueda repercutir en su situación laboral. En tal con-
texto, el rol de intermediarios que asumen los emplea-
dores pone en riesgo el acceso seguro y condencial de
los trabajadores al sistema de salud (véase Hennebry,
McLaughlin y Preibisch, 2015; Pysklywec et al., 2011).
Si los trabajadores logran obtener atención médica,
existen otras barreras adicionales. Los centros de sa-
lud en zonas rurales de Canadá, por lo general, carecen
de personal y servicios. Es común encontrar médicos
que no han recibido formación sobre las necesidades
y vulnerabilidades, ni sobre las especicidades cultu-
rales de los pacientes. Las barreras del idioma son
una preocupación constante ya que difícilmente hay
traductores disponibles. Aun cuando los trabajadores
son atendidos, a menudo se quedan con un sentimien-
to de insatisfacción, como si sus inquietudes no fue-
ran tomadas en serio. Por ello, tienden a tratar sus
afecciones con los medicamentos que traen
de México,
práctica que puede generar problemas en el
futuro
(McLaughlin, 2009a).
Aparte del seguro de salud de Canadá, los trabaja-
dores también pagan por uno complementario de
enfermedad limitada, que cubre cosas como los medi-
camentos recetados. Asimismo tienen derecho a la
indemnización por accidentes laborales o enfermeda-
des, pero a menudo no reciben esta cobertura por
di ver sas razones (véase McLaughlin et al., 2014b).
Algunas veces no se puede probar el problema como
una consecuencia directa del trabajo, y, en caso de
fallecimiento, los familiares no se presentan para co-
brar la indemnización durante el plazo estipulado, ya
sea porque no sabían de este derecho o simplemente
por los trámites burocráticos en donde se pierde la
esperanza de recibir el apoyo.
Círculos de vulnerabilidades:
¿qué sucede cuando los trabajadores
regresan a México?
Si conocemos el modo en que funciona el sistema de
salud pública en México, no es difícil imaginar la res-
puesta. La mayoría de los participantes del ptat no
cuenta con el servicio del Instituto de Seguridad y Ser-
vicios Sociales de los Trabajadores del Estado (issste)
o del Instituto Mexicano del Seguro Social (imss), ni
mu cho menos con algún seguro privado. La única po
-
sibilidad que tienen, de acuerdo con su perl econó-
mico, es adscribirse al seguro popular. Para darse de
alta es necesario someterse a un estudio socioeconó-
mico en el cual se determinará el nivel de pertenencia.
Si esta evaluación se encuentra en los dos primeros
niveles, el seguro no tendrá ningún costo. Del tercero
al décimo nivel, la cuota anual por familia uctúa entre
713.96 y 11 378.86 pesos. Cabe apuntar que el segu-
ro sólo cubre ciertos padecimientos que están estipu-
lados en la carta de derechos y obligaciones de aliados.
De tal suerte, el resultado es que cuando los tra
ba-
jadores vuelven a México con enfermedades de lar
g
a
duración o lesiones, no hay ninguna forma de se
guro
de salud integral transnacional que los apoye durante
un plazo prolongado. Ellos deben lidiar con el sistema
mexicano de salud pública, que es insuciente para
cubrir muchos de sus problemas. Pero, al regresar
gravemente enfermos, como Concepción, su situación
de vulnerabilidad los conduce a la muerte. Si la enfer-
medad no es terminal, los familiares, sin el respaldo
de ninguna gura del ptat, tienen que buscar los ca-
minos para enfrentarla; por ejemplo, el caso de Ricar-
do, participante del programa, quien regresó a Méxi-
co completamente paralizado después de una sola
tem porada de trabajo en Canadá (véase Díaz Mendi-
buro, 2007).
Conclusiones
En los campos que hemos explorado queda claro que
la migración tiene consecuencias contradictorias para
los participantes del ptat. El programa de selección de
trabajadores pobres y necesitados de empleo les pro-
porciona un tránsito migratorio seguro y un gran
apoyo económico para ellos y sus familias. Al mismo
tiempo, su situación económica marginal hace que es
-
tén expuestos a abusos, ya que continuamente tie nen
miedo de perder su empleo y, por ende, el susten to
de sus familias. De igual manera, no debemos olvidar
que el ptat regula todos los aspectos de la movilidad,
por lo que los migrantes pierden toda posibilidad de
empoderamiento y de decisión para elegir el lugar y
las horas de trabajo, el empleador, el tiempo de perma-
nencia, la posibilidad de denunciar malas condiciones
laborales o de vivienda, o bien, rechazar activida -
des que pongan en riesgo su salud e integridad.
Es loable que se inspeccionen las viviendas pro-
porcionadas a los trabajadores, sin embargo, las di-
rectrices son insucientes para las necesidades de
és tos, quienes no cuentan con ningún método razona-
ble para emitir quejas o cambiar de residencia si se
sienten incómodos o inseguros. También es positivo
Vulnerabilidad estructural y salud en los trabajadores agrícolas temporales en Canadá
94
que tengan acceso legal a la asistencia sanitaria en
Canadá, pero, una vez más, el control de los emplea-
dores, junto con la falta de servicios especializados
o
accesibles a los trabajadores, pone en peligro su ca
-
pacidad práctica para acceder a servicios de salud.
La migración a través de este tipo de programas
no necesariamente disminuye la vulnerabilidad de los
participantes, sino que cambian los mecanismos, de
modo que el control, el poder, el miedo y el aislamien-
to son elementos que se visualizan en los procesos de
vulnerabilización de los trabajadores del ptat.
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Article
In 2020, migrant farmworkers in Canada, cast as essential to sustaining the national food supply, experienced relatively high COVID-19 infection rates. Taking Southern Ontario as its focus, this article reveals how the federal government response to COVID-19 in agriculture perpetuated the effects of longstanding laws and policies requiring migrant farmworkers, circumscribed in their ability to politically mobilize on account of their institutionalized deportability, to shoulder disproportionate amounts of economic, social, and health risks. Centering the transnational character of migrant farmworkers’ renewal, it identifies meaningful interventions to limit the structural disempowerment of migrant farmworkers and the externalization of their social reproduction.
Article
Las migraciones tienen diversas aristas, las hay de diferente índole y pueden cambiar de manera abrupta o ser continuas, lo que hace bastante difícil su análisis. El caso de México es una muestra de esta complejidad. Por sus características económicas, políticas, geográficas y culturales se le ha denominado un país de emigración por su vasta expulsión de migrantes que tradicionalmente se dirigen a Estados Unidos; de tránsito, esto por ubicarse en uno de los corredores migratorios más importantes; de inmigración, por ser un polo de atracción para los jubilados (estadounidenses y canadienses principalmente) y por las diversas oportunidades que pudiese llegar a ofrecer a personas de otras nacionalidades; y, finalmente, de retorno de migrantes, la mayoría provenientes de Estados Unidos, ya sea de manera voluntaria o forzada. La literatura sobre migración se ha enfocado fundamentalmente a explicar las causas y consecuencias de los países de origen y destino en el proceso migratorio y, en menor medida, al tránsito y el retorno de personas migrantes. En este artículo nos enfocaremos en este último tipo de migración. A través del caso de Ana Laura y, desde la mirada del trabajo social, exploramos los impactos y retos que implica la deportación bajo un contexto de desesperanza generado por los propios Estados a través de sus políticas migratorias, en este caso México y Estados Unidos.
Article
Each year, migrant workers from Mexico and the Caribbean travel to Canada via a bilateral agreements to provide labour essential to the agricultural sector. One destination for these workers is Niagara-on-the-Lake (NOTL), a microclimate in which labour intensive crops such as tender fruits and grapes are grown. These local crops form the basis of a significant gastrotourism industry. This industry turns on the narrative of an historical idyll in which producer and consumer share a close relationship, one manifested in the farm-to-table discourse that permeates NOTL. Yet agricultural production in the area is entirely dependent upon a globalized labour force, a dependence that is inconsistent with the narrative of locality. The structure of this transnational labour program and the requisite aesthetics of tourism in NOTL render migrant workers and their labour invisibility and this invisibility, in turn, exacerbates the precarity of transnational workers within global capitalism.
Article
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This article examines how the dormitory labour system as it is employed in the agricultural streams of Canada’s Temporary Foreign Worker Program (TFWP) affects workers’ everyday sociality. In the article, I demonstrate how the physical compression of home and work into a singular geographic site shapes workers’ identities and everyday relationships. Drawing on findings gathered from interviews with migrant farm workers from Mexico and Guatemala working in Southern Ontario, I explore how the requirement to warehouse temporary foreign workers directly on employer property collides with workers’ ability to establish an autonomous and dignified life in Canada. In particular, I demonstrate how the TFWP agricultural dormitory system produces inter-generational dynamics that intensify worker self-discipline and generates gender dynamics that support the development of a hyper-productive transnational workforce.
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Based on interviews with Leamington greenhouse growers and migrant Mexican workers, Tanya Basok offers a timely analysis of why the Seasonal Agricultural Workers Program is needed. She argues that while Mexican workers do not necessarily constitute cheap labour for Canadian growers, they are vital for the survival of some agricultural sectors because they are always available for work, even on holidays and weekends, or when exhausted, sick, or injured. Basok exposes the mechanisms that make Mexican seasonal workers unfree and shows that the workers' virtual inability to refuse the employer's demand for their labour is related not only to economic need but to the rigid control exercised by the Mexican Ministry of Labour and Social Planning and Canadian growers over workers' participation in the Canadian guest worker program, as well as the paternalistic relationship between the Mexican harvesters and their Canadian employers.
Article
Among high-income countries such as Canada, there is growing dependency on "low skilled" temporary foreign workers in a variety of sectors. The purpose of this review is to critically synthesize and analyze the theoretical and empirical literature on gendered and temporary migration in the context of globalization and the health of temporary agricultural workers, particularly women in Canadian programs. While the social sciences literature contains well-developed conceptualizations of gendered migration, the research has focused on women in feminized occupations such as domestic work. Multidisciplinary searches produced only 11 research and review publications on the gendered constraints or health of temporary agricultural workers in Canada. Further investigation is needed to explore and integrate the strengths, resiliencies, and health-care needs of women migrant agricultural workers in Canada, as well as the barriers they face, within the intersecting and gendered forces of inequities at all levels: local, national, and global.
Article
The Canadian Agricultural Injury Surveillance Program (CAISP) is a national system, established in 1996, for monitoring injuries among the agricultural community. The program involves ongoing collection, analysis, interpretation and dissemination of injury data. These data are an important tool for the development and evaluation of Canadian farm safety programs. The ultimate goal of the program is to enhance the health and safety of Canadian farm workers and their families through preventive measures based upon a better understanding of the occurrence of farm injuries. This report provides a brief history of the surveillance system; a description of the program in terms of its objectives and the methods used for case identification and data collection; an overview of products from the initiative; and a discussion of some of the challenges encountered in developing a national surveillance system.
Article
Pesticides are widely used in agricultural and other settings, resulting in continuing human exposure. Epidemiologic studies indicate that, despite premarket animal testing, current exposures are associated with risks to human health. In this review, we describe the routes of pesticide exposures occurring today, and summarize and evaluate the epidemiologic studies of pesticide-related carcinogenicity and neurotoxicity in adults. Better understanding of the patterns of exposure, the underlying variability within the human population, and the links between the animal toxicology data and human health effects will improve the evaluation of the risks to human health posed by pesticides. Improving epidemiology studies and integrating this information with toxicology data will allow the human health risks of pesticide exposure to be more accurately judged by public health policy makers.
temporal" en canadá, video documental, México, 54 mins
  • Matices
  • Migración
Matices. Migración "temporal" en canadá, video documental, México, 54 mins. <https://www. youtube.com/watch?v=9UntNX_uDzs> [15 de mayo de 2015].
cultivating Farmworker rights, Canadian Centre for Policy Alternatives-British Columbia Office/Justicia for Migrant Workers/Progressive Intercultural Community Services/British Columbia Federation of Labour
  • David Fairey
fairey, david et al. 2008 cultivating Farmworker rights, Canadian Centre for Policy Alternatives-British Columbia Office/Justicia for Migrant Workers/Progressive Intercultural Community Services/British Columbia Federation of Labour, 77 pp. <https:// www.policyalternatives.ca/sites/default/files/ uploads/publications/BC_Office_Pubs/bc_ 2008/bc_farmworkers_full.pdf> [15 de junio de 2015].
rumbo a canadá: la migración canadiense de trabajadores agrícolas tlaxcaltecas, Sociedad Cooperativa, México, 267 pp. cic 2012 canada Facts and Figures. immigration overview Permanent and temporary residents 2012, Citizenship and Immigration Canada
  • Leigh Binford
Binford, leigh et al. 2004 rumbo a canadá: la migración canadiense de trabajadores agrícolas tlaxcaltecas, Sociedad Cooperativa, México, 267 pp. cic 2012 canada Facts and Figures. immigration overview Permanent and temporary residents 2012, Citizenship and Immigration Canada, Ottawa <http://publications.gc.ca/collections/ collection_2013/cic/Ci1-8-2012-eng.pdf> [15 de ju nio de 2015].
Pathologies of Power: health, human rights, and the new War on the Poor
  • Frank
farmer, paul 2005 Pathologies of Power: health, human rights, and the new War on the Poor, University of California Press, Berkeley, 402 pp. franK, arthur l. et al. 2004 "Issues of Agricultural Safety and Health", en Annual review of Public health, núm. 25, pp. 225245.
Out of the Loop': Improving Access to Health Services for Migrant Farm Workers in Canada
  • Jenna Hennebry
  • Janet Mclaughlin Y Kerry
  • Preibisch
henneBry, jenna, janet mclaughlin y Kerry preiBisch 2015 "'Out of the Loop': Improving Access to Health Services for Migrant Farm Workers in Canada", en Journal of international Migration and integration, 18 pp.