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Publicaciones gráficas: en torno de sus usos y disputas

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Abstract

Este artículo se enmarca dentro de las investigaciones del PID " Ideas y debates en las publicaciones de una década conflictiva. Los sesenta en Rosario " , dirigido por la Prof. Myriam Stanley, y expone una tipología posible de los usos generales que se ha hecho de las publicaciones periódicas gráficas desde los inicios de la mediatización. Archivo, documento, testimonio y actor social, los diferentes abordajes en los estudios de sus páginas han permi-tido acercarse a la sensibilidad político-cultural de una época, proyectar sa-beres o repensar las funciones de los medios como productores de sentido. This article is defined within the research of the project " Ideas and debates in the publications of a complex decade. The sixties in Rosario " , directed by the Prof. Myriam Stanley, and describes a possible typology of the general uses of magazines and journals from the beginnings of mediatization. The different treatment given to these media (as archive, document, testimony and social actor), allowed to approach the political-cultural sensibility of a period and to rethink the functions of the media as producers of sense.
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Publicaciones
gráficas: en torno
de sus usos y
disputas
Mariana Busso
Lautaro Cossia
Centro de Investigaciones en
Mediatizaciones (UNR)
CONICET
mar_busso@hotmail.com
Centro de Investigaciones en
Mediatizaciones (UNR)
lcossia@yahoo.com.ar
Palabras clave
publicaciones gráficas,
archivo, testimonio,
historia de las ideas,
sesentas
Keywords
magazines and journals,
archives, testimony,
Resumen
Este artículo se enmarca dentro de las investigaciones del PID “Ideas y deba-
tes en las publicaciones de una década conflictiva. Los sesenta en Rosario”,
dirigido por la Prof. Myriam Stanley, y expone una tipología posible de los
usos generales que se ha hecho de las publicaciones periódicas gráficas
desde los inicios de la mediatización. Archivo, documento, testimonio y ac-
tor social, los diferentes abordajes en los estudios de sus páginas han permi-
tido acercarse a la sensibilidad político-cultural de una época, proyectar sa-
beres o repensar las funciones de los medios como productores de sentido.
Abstract
This article is defined within the research of the project “Ideas and debates
in the publications of a complex decade. The sixties in Rosario”, directed by
the Prof. Myriam Stanley, and describes a possible typology of the general
uses of magazines and journals from the beginnings of mediatization. The
different treatment given to these media (as archive, document, testimony
and social actor), allowed to approach the political - cultural sensibility of a
period and to rethink the functions of the media as producers of sense.
cuaderno2
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Introducción
Este trabajo se enmarca dentro de las investigaciones de un proyecto de mayor alcance, que
se titula “Ideas y debates en las publicaciones de una década conflictiva. Los sesenta en Ro-
sario (1956-1969)”, dirigido por la Prof. Myriam Stanley, el cual tiene por objetivo analizar los
posicionamientos que los diversos referentes de la sociedad local dejaron plasmados como
huellas en las publicaciones gráficas sectoriales o generalistas del periodo. Su puesta en
circulación atraviesa una época signada por el derrocamiento del segundo gobierno de Juan
D. Perón en 1955, la posterior proscripción y la paulatina agudización de las luchas políticas y
sociales. Las profundas transformaciones producidas por el peronismo y la heterogeneidad
de sectores de interés que confluyeron en su caída pronto generaron un dilema que perdu-
raría durante los largos años de tensiones y disputas en el campo político, económico e inte-
lectual argentino: ¿Qué hacer con las masas luego de que su líder fuera embarcado al exilio?
En esa coyuntura, se produce una renovación en el ámbito de las ciencias sociales, con una
búsqueda de la jerarquización de la enseñanza y la investigación, y la instalación de nuevos
tópicos y expresiones artísticas en el plano cultural. Por su parte, a escala mundial primó la
polarización ideológica que caracterizó a la Guerra Fría y la paulatina radicalización de las ex-
pectativas de transformación social, convirtiendo al triunfo de la Revolución Cubana en 1959
en una experiencia central de los movimientos sociales y políticos que emergieron en todo el
continente americano. Como contrapartida, la Doctrina de la Seguridad Nacional estableció
una pauta de intervención estratégica por parte del bloque occidental liderado por Estados
Unidos: el enemigo se hallaba dentro de las propias fronteras de los estados nacionales y se
requerían todos los esfuerzos y la cooperación militar para erradicar las diferentes tentativas
de cambio.
En Argentina, el sucesivo fracaso de los intentos de “desperonización” de la sociedad y la
incapacidad manifiesta de los sectores socioeconómicos predominantes para constituirse
en instrumento de dominación perdurable favoreció la instalación de un gobierno de facto
de características inéditas en 1966. Dicha disrupción institucional fijó tiempos de acción
perennes y objetivos estratégicos que requerirían de una intensa represión de los grupos
disidentes, preferentemente el sindicalismo combativo y todo estamento social que pudiese
estar contaminado con ideas marxistas. Se disolvió el Parlamento, se confiscaron y vendie-
ron los bienes de los partidos políticos, se intervinieron las universidades y se prescindió de
decenas de docentes e investigadores, se redujo drásticamente el personal en la adminis-
tración pública y se llegó al extremo de restringir el uso de minifaldas y el pelo largo, señales
inequívocas, para la Iglesia Católica, de la inmoralidad estimulada por el ideario subversivo.
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La revuelta estudiantil y sindical producida en Córdoba en el año 1969, el “Cordobazo”, sería
un punto de inflexión para este proyecto autoritario, aunque el derrotero político, social, eco-
nómico y cultural de nuestro país lo convertirían en un preludio de la avanzada cívico-militar
de 1976.
Estas breves referencias históricas tienen el único propósito de enmarcar el universo de las
ideas que circularon en las publicaciones gráficas seleccionadas para el análisis. De momen-
to, nuestro propósito es hacer una caracterización de los usos generales que se han hecho
de las publicaciones gráficas, en tanto archivo y testimonio relevantes de las más diversas
coyunturas y actores protagónicos del largo camino de mediatización de la vida social. Es
a partir de dicha caracterización y genealogía histórica, y partiendo del estudio de este tipo
de objetos comunicacionales, como pensamos acercarnos a la sensibilidad político-cultural
de los sesenta rosarinos, explorar las ideas circulantes en la ciudad y proyectar una mirada
interpretativa sobre el papel que desempeñaron las diversas publicaciones analizadas.
Breves referencias de archivo.
Establezcamos, como una arbitrariedad histórica que tiene sus razones, que la segunda
mitad del siglo XVIII acelera el desmantelamiento de los esquemas de percepción y repre-
sentación que permitían el ordenamiento divino del mundo occidental. El proceso de se-
cularización que lleva a la Revolución Francesa hace que el proyecto humano baje del cielo
a la tierra, por usar una imagen común que se refiere a la paulatina desacralización de las
ideas. Paralelamente, el surgimiento del universo científico y técnico, incluidas las nuevas
prácticas comunicativas generadas por la propagación de las máquinas tipográficas y las
nacientes formas de reproducción y multiplicación de grabados, sirvieron para dejar atrás a
los sistemas de comunicación oral y manuscritos pre-revolucionarios y redefinir los espacios
de sociabilización y circulación en el que habrían de expresarse las problemáticas político-
culturales del siglo XIX . Las ínfulas democráticas que trajo aparejada la idea de la soberanía
popular y la puesta en debate de distintos modelos de pensamiento a través de la prensa,
los gabinetes de lectura o los clubes facciosos definieron los orígenes de la prensa gráfica
como un problema eminentemente político. Aún cuando la aparición de la prensa gráfi-
ca no dejó de tematizar cuestiones religiosas y sociales o de difundir los acontecimientos
económicos moldeados por el auge mercantil y la expansión mundial de las transacciones
comerciales.
Tramado por las luchas independentistas, la expansión del capitalismo y la paulatina y trau-
mática conformación de los estados nacionales, las primeras hojas periódicas cumplieron
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un rol protagónico, sea como arma de propaganda oficial, sea como instrumento de lucha
política, sea como órgano de difusión de noticias o costumbres urbanas. En tal sentido, el
proceso de mediatización, fenómeno que Verón (2011) describe como “la historia de la pro-
gresiva complejización de la interpenetración entre los sistemas sociales y los sistemas psí-
quicos socio-individuales” descrita por Luhmann (p. 22), aparece marcado por el particular
desarrollo de los diferentes formas de intercambio, desde el uso de “rústicos útiles de pie-
dra”, en los orígenes mismos del primer fenómeno mediático (Verón, 2013: 171-184), hasta
la multiplicidad de dispositivos y tecnologías contemporáneas. Convirtiendo particularmente
a la invención de la imprenta en un “momento fuerte” de esta historia, ya que su expansión
produjo una paulatina alteración de la actividad económica, social, política y cultural.
En el Virreinato del Río de la Plata existieron experiencias gráficas anteriores a 1810, todas
ellas marcadas por la censura y el control de las autoridades de aquél. Pero la proliferación
de los órganos de prensa se produjo con posterioridad a la Revolución de Mayo y, tal como
señala Wasserman (2009), una doble paradoja acompañó los debates y la reglamentación
de la prensa gráfica luego de los acontecimientos revolucionarios. Por un lado, la prensa
gráfica era considerada una instancia de legitimación y fundamento de poder que emanaba
de la opinión pública, pero al mismo tiempo surgía la necesidad de crear a esa opinión que
se consideraba debía ser preexistente. Por otra parte, se suponía que el rol de la prensa
era el sostenimiento mismo del orden republicano y de una sociedad civilizada, aunque la
elite política siempre asumió la necesidad de controlar el funcionamiento de un nuevo actor
político-social que era “capaz de socavar el poder que ostentaban” (p. 134; cursiva nuestra).
Percibir al periódico como actor del sistema político es considerarlo como un actor social
puesto en relaciones de conflicto con otros actores, y [siendo que está] especializado en la
producción y la comunicación pública de relatos y comentarios acerca de los conflictos exis-
tentes entre actores de ése y de otros sistemas políticos (Borrat, 1989: 69, cursiva nuestra).
Todo el siglo XIX estuvo atravesado por tensiones y conflictos derivados del principio de
soberanía popular, el papel de las mayorías en el sistema político y la regulación de la prensa
gráfica. Los nacientes medios de comunicación empezaban a ser un componente decisivo
de la legitimación facciosa e instrumentos fundamentales en los modos de organizar el
ejercicio del poder político, ya no sólo vinculable a los mecanismos de coacción física o
material. De esta manera, las posibilidades que tenía la prensa gráfica de expandir todo tipo
de representación simbólica, hacer circular diferentes categorías e imaginarios sociales y
promover la censura ética, moral o estética de las conductas sociales, le confieren un papel
estratégico en el armado de la escena pública decimonónica.
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En términos generales, en Rosario, nombrada ciudad en 1852, dos tipos de práctica perio-
dística pueden reconocerse durante la segunda mitad del siglo XIX. A la primera se la ha
calificado como prensa de pares o prensa notabiliar y se define por ser la opinión publicada
de un grupo faccioso de la elite rosarina que sirve para expresar el apoyo militante a deter-
minada causa partidaria (Bonaudo, 2005). Mientras que el otro tipo de experiencia gráfica en-
cierra variados intentos de autonomización y una organización de carácter proto-empresarial
que buscó irradiar la imagen moderna del ciudadano liberal, aunque no por ello sus páginas
dejan ver las modalidades enunciativas y la lógica panfletaria del faccionalismo.
Fue recién en las primeras décadas del siglo XX, con la consolidación del mercado editorial
típicamente burgués, también definido como periodismo generalista y comercial, cuando
la prensa gráfica, ese signo inequívoco de la modernidad, ganó presencia y amplitud en el
armado de la esfera pública: se expandió el universo de temas y géneros, se profesionalizó
la práctica periodística y aumentaron las posibilidades tecnológicas de contacto con los lec-
tores, convirtiendo a la fotografía en el principal dispositivo visual ligado a la industrialización
del proceso técnico. Entre el nuevo conjunto de posibilidades técnico-industriales pueden
citarse el grabado en madera de boj, el grabado sobre acero, el fotograbado y la mencionada
fotografía .
El curso de esta breve genealogía de la prensa gráfica, reunida en un amplio y azaroso ar-
chivo de publicaciones, ha servido como insumo de la investigación histórica, tal como se
presagiaba en las propias páginas de los antiguos periódicos, donde solía editorializarse
el legado testimonial que esas mismas publicaciones le ofrecerían a los historiadores del
futuro. Diarios y revistas de todo tipo fueron requeridos como fuentes testimoniales para la
reconstrucción del pasado, junto con las memorias de los organismos estatales, la corres-
pondencia pública y privada, los documentos diplomáticos, los censos o las producciones
estadísticas, ya que como supo plantear Bloch (1952) “sería una gran ilusión imaginarse que
cada problema histórico se vale de un tipo único de documentos” (p.56). Sin embargo, y a
riesgo de simplificar sus alcances, el uso que la historiografía tradicional hizo de la prensa
gráfica fue preferentemente ilustrativo, privilegiando la utilización de los artículos políticos
serios, pasando por encima los diferentes tipos de imágenes y desatendiendo las especi-
ficidades de los recursos significantes o las materialidades involucradas en la producción
gráfica. Es decir, en esos trabajos el material de archivo aparece expuesto como una ventana
transparente, concepción que estaba en consonancia con las concepciones analogistas o
miméticas del ideario positivista, haciendo de las representaciones mediáticas un reflejo
especular e inmediato del mundo circundante.
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La necesidad de desmarcarnos de estas concepciones supone asumir que el lenguaje deja
de ser, tal como plantea Verón (2007), un espejo “más o menos deformante” del mundo y
adquiere un estatuto epistemológico que pone en crisis a la tradición objetivista y, siguiendo
a Didi-Huberman (2007)(año) y Carlo Guinzburg (2008), a las visiones más escépticas y nihi-
listas del llamado giro lingüístico:
El archivo no es ni reflejo del acontecimiento ni tampoco su demostración o prueba. Siem-
pre debe ser trabajado mediante cortes y montajes incesantes con otros archivos (…) Entre
los excesos del positivismo y del escepticismo, habría que “aprender a leer” nuevamente
los testimonios, sosteniendo la tensión entre narración y documentación. En las fuentes no
deberíamos ver ni ventanas abiertas, como creen los positivistas, ni muros que impiden la
visión, como dicen los escépticos (Didi-Huberman, 2007: 7-32).
Este desplazamiento convierte a los medios contemporáneos en grandes configuradores de
la realidad y exige contemplar las mediaciones formales y extra-formales que condicionan
su funcionamiento. El análisis enunciativo, por caso, permite hacer foco en las gramáticas
de producción de los discursos seleccionados y pensar las huellas estratégicas que atan el
vínculo con los lectores y “las reglas de engendramiento” histórico que marcan su puesta
en circulación. De esta manera, los medios no sólo cumplen un rol archivístico o testimonial,
sino que conforman documentos que permiten, desde el presente, pensar la renovación de
las prácticas culturales y el universo de ideas circulantes en determinado momento histórico
(Barbier y Lavenir, 1999).
En tal sentido, la pertinencia de un conocimiento o la posibilidad de comprender un fenó-
meno dependerá del espacio en el cual se hace intervenir al material de archivo mediático,
queriendo decir con esto que el reservorio de los discursos textuales o figurativos que lo
conforman exige un orden de lectura preciso. A modo de ejemplos: los avisos publicitarios
han servido para caracterizar las pautas de consumo o la moda de una época; de las cartas
de lectores puede inferirse cierta sensibilidad social; mientras que la propaganda partidaria
o los avisos oficiales permiten seguir el curso estratégico de la lucha política. En nuestro
caso, tratándose de un estudio que busca dar cuenta del universo de ideas circulantes en
Rosario entre 1955 y 1969, entendemos que la exploración de publicaciones académicas, re-
ligiosas, sindicales o partidarias ofrece la posibilidad de recortar un corpus privilegiado para
abordar las configuraciones ideológicas locales, amén de que dicho esfuerzo interpretativo
deba reconocerse dentro de un proceso histórico de más largo alcance.
Partiendo de estos objetos, con sus formas gráficas, la irreductibilidad de sus lenguajes es-
critos o figurativos utilizados, su adscripción genérica o la marca temporal de las inflexiones
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verbales y estilísticas que presentan, buscamos abrir un horizonte de reconstrucción his-
tórica de las ideas. Dicho esfuerzo analítico asume el carácter fragmentario y provisorio de
todo montaje histórico y la necesidad de escudriñar las tensiones que, como huellas, dejan
entrever las discursividades sujetas a nuestra interpretación.
Sabemos que los discursos no muestran la irrupción de la subjetividad pura, sino que fun-
cionan como un espacio de posiciones diferenciadas que entrelazan los eventos históricos y
la situación comunicativa. Una relación bidireccional en donde lo social moldea al discurso y
éste, a su vez, moldea a lo social. Perspectiva que busca evitar tanto el análisis inmanente de
las publicaciones como las explicaciones de tipo contextual, que ven a los discursos como
simples reacciones ante los hechos de la historia.
Del archivo a un componente de época
Dar cuenta del entramado de publicaciones periódicas que circularon en Rosario en parte de
las décadas del 50 y del 60 nos lleva a reconocer el modo en el que la historia y las ciencias
sociales han entendido a los medios gráficos. Si consideramos que su proliferación trajo
aparejada, a lo largo de su historia, el fenómeno del archivo y que éste inevitablemente en-
traña una construcción, sin dejar de ser un testimonio (Didi-Huberman, 2007), la elaboración
de un corpus supone fijar los límites del reservorio de hechos textuales y figurativos con los
que se piensa trabajar (Traversa, 1997). A partir de dicho reconocimiento, nuestra búsqueda
pasa entonces por dar cuenta de las opciones teórico-metodológicas que se despliegan en
el abordaje de las publicaciones seleccionadas.
Una primera precisión hacía referencia al propósito que persigue nuestro estudio: conocer
el rol asumido por diferentes expresiones de la política y de la cultura a través de diversas
publicaciones periódicas, y pensar el peso y el lugar ocupado por dichos medios en determi-
nadas tramas sociales, políticas y culturales. Dichos materiales de investigación lejos están
de constituir mirillas transparentes o muros que se levantan impidiendo la visión del pasado.
Más bien se posicionan como testimonios de lo acontecido y, al mismo tiempo, se constitu-
yen en elementos imbricados en la configuración de esa escena histórica.
En tal sentido, el interés en explorar diarios y revistas rosarinos supone un propósito rector:
desentrañar ese pasado de ideas o “reconstruir el ayer”, por emplear una expresión de Tra-
versa (1997: 27), con el fin de analizar el espectro de visiones o perspectivas que ofrecen
sobre lo acontecido. De este modo, es el abordaje mismo de la historia reciente de nuestra
ciudad, la recuperación de los testimonios y los actores de ese pasado cercano, el que se
encuentra atravesado por relaciones y formas de conocimiento. En ese punto, el análisis de
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las publicaciones nos ofrece la posibilidad de recuperar algunas las visiones y antagonismos
de una época resguardada, aunque sea fragmentariamente, en soporte papel.
Son múltiples las teorías y las propuestas metodológicas que tratan los modos de abordar
la problemática del archivo, muchas de las cuales trabajan su relación con las políticas de
uso y recuperación de acervos literarios y de las vanguardias artísticas. Reconociendo esta
profusión, y a los fines de poder introducir la perspectiva desde la cual hemos propuesto el
abordaje del corpus seleccionado,elegimos partir de la definición de Michel Foucault (2001),
quien va más allá de la noción de archivo pensado como reservorio de documentos o institu-
ciones encargadas de su conservación. Antes que eso, Foucault piensa la delimitación de las
reglas presentes en el archivo, las cuales definen los límites y las formas de la decibilidad, de
la conservación, de la memoria, de la reactivación y de la apropiación de los enunciados. Es
decir, es visto como un conjunto de discursos efectivamente pronunciados, más que como
una suma de textos conservados por una cultura en relación a su pasado. En palabras del
propio Foucault:
El archivo es en primer lugar lo que puede ser dicho, el sistema que rige la aparición
de los enunciados como acontecimientos singulares. Pero el archivo es también lo
que hace que todas esas cosas dichas no se amontonen indefinidamente en una
multitud amorfa, ni se inscriban tampoco en una linealidad sin ruptura, y no desapa-
rezcan al azar sólo de accidentes externos: sino que se agrupen en figuras distintas,
se compongan las unas con las otras según relaciones múltiples, se mantengan o se
esfumen según regularidades específicas (Foucault, 2001: 219-220).
El abordaje de las ideas y las conflictividades de los sesenta rosarinos implica de este modo
la realización de un recorte de época, entendiendo que dicha categoría define los rasgos
de una cesura histórica que marca las condiciones para que surjan determinados tipos de
discursos.
Una época se define como un campo de lo que es públicamente decible y aceptable en
cierto momento de la historia, más que como un lapso temporal fechado por puros aconte-
cimientos (Gilman, 2012: 36, cursivas de la autora) .
Pensar al archivo desde este punto de vista nos permite aventurar que nuestro trabajo im-
plica ir más allá de los contenidos, intentado vincular el reconocimiento de los discursos y
los posicionamientos que han surgido a partir de esa recuperación documental.Sostenemos
que es en la propia materialidad significante de los documentos recuperados donde podre-
mos identificar esos decires propios de una época, así como la gestión de las afectividades,
las ideas y los debates que cruzaron una época.
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Precisamente, la idea de que los medios gráficos constituyen al mismo tiempo un archivo
documental, es decir, lo que los historiadores ven como fuente documental del pasado,
“seleccionada y conscientemente escogida, pero también formada de fragmentos que a
menudo escapan a la intencionalidad” (Murguia, 2011: 28), nos permite avanzar en la bús-
queda y en la conformación del propio archivo. Desde esta perspectiva, el material recopi-
lado emerge o se emparenta con un dispositivo de memoria , proponiendo a partir de aquél
sentidos y respuestas sobre lo que ha sido resguardado. Materialidad que envuelve trazos y
fragmentos discursivos de la historia, a partir de la cual es posible producir nuevas conjetu-
ras sobre el pasado mediante la labor interpretativa de aquello que surge de la exploración.
Archivo, por ende, entendido como objeto de reflexión, de estudio y de intervención de
acervos documentales. Práctica archivística que implica la recopilación de la documentación
y su resguardo, pero también identificar los criterios que hoy nos llevan a desempolvar vie-
jos anaqueles en una cierta operación de custodia, parafraseando a Derrida (2010). Si para
este autor francés el archivo implica, al mismo tiempo, “la domiciliación (‘no hay archivo sin
un lugar de consignación’), la visibilidad (‘no hay archivo sin una técnica de repetición’) y el
reaseguro (‘no hay archivo sin una cierta exterioridad. Ningún archivo sin afuera’)” (Derrida
en Gerbaudo, 2010: 39), nuestro trabajo analítico también opera sobre el temor a la des-
aparición y la necesidad que habría de rescatar aquello que resiste porque permanece, aun
cuando no pueda ser decodificado.
La conjugación de estas diversas formas de entender o construir un archivo de publicacio-
nes gráficas nos sugiere partir de los objetos explorados, de su clasificación, sus espacios
de circulación y las prácticas que encierra su producción, la discursividad polémica que se
desprende de sus textos e imágenes. Es a partir de este recorrido como podremos estable-
cer las recurrencias, los diferentes usos y las estrategias de intervención propias del perio-
do estudiado. El análisis de estas materialidades, su alcance testimonial y las condiciones
que posibilitan su circulación entrecruzan la dimensión significante de los discursos con las
prácticas sociales que acompañan la puesta en circulación de las ideas . Los medios de co-
municación, en este caso escritos, son instituciones complejas donde coexisten puntos de
vista y registros diversos, aunque la singularidad de los momentos y las características de
los discursos puestos en circulación ofrecen la posibilidad de analizar qué representaciones
e intereses vivifican las condiciones de enunciación de un pasado que nos llega de manera
fragmentada.
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Los “sesenta” en Rosario. Una muestra
Dos ejemplos concretosquisiéramos rescatar a la hora de mostrar eltrabajo con nuestro
corpus. Por un lado, el caso de Setecientosmonos, revista del campo literario. Por el otro, la
particular intervención del periódico Tradición, Familia, Propiedad (TFP) en una controversia
que se generó dentro del campo religioso rosarino a finales de la década del 60, un momen-
to clave en el proceso de radicalización de la sociedad.
TFP fue una publicación facciosa regional que se hizo eco de los debates que se generaron
al interior de la curia rosarina, atravesada en aquellos años por discusiones que pusieron en
cuestión el papel de la doctrina católica. En tal sentido, la línea pastoral habilitada por el Con-
cilio Vaticano IIdesarrollado entre 1959 y 1965 , la encíclica papal PopulorumProgressio y el
llamado Manifiesto de los18 Obispos en 1967, el documento de la II Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano celebrado en Medellín (1968) y el surgimiento del Movimiento
de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM) en Argentina, conforman una serie temporal que
marca la paulatina visualización de formaciones religiosas enfrentadas al canon tradicional .
En nuestra ciudad, este tipo de planteos generaron la renuncia de treinta sacerdotes y la
posterior reacción de los sectores más ortodoxos de la Iglesia, quienes pusieron en circu-
lación TFP, una publicación que funcionaba como un vademécum de tipo moral ante los
corrimientos promovidos en materia religiosa. En su número extraordinario de junio/julio de
1969, TFP aborda el conflicto de los sacerdotes renunciantes, denunciando a través de tex-
tos e imágenes el “anti-dogmatismo” de quienes se identificaban con el “estilo de la Nueva
Iglesia” y se apartaban de la doctrina canónica con un afán progresista. En sus páginas se
ofrecen testimonios escritos y fotografías que operan como la ejemplificación visual del vir-
tuosismo católico, mientras que la óptica pedagógica de su prédica compone un escenario
que atraviesa el campo religioso y mantiene un diálogo mudo con otras discursividades de
la época, como las visiones propagadas por los diarios La Capital y La Tribuna o la revista
Boom.
El tratamiento de este corpus, analizado en su dimensión testimonial y como dispositivo
productor de sentido, deja leer las huellas de aquel momento problemático. Las tensiones,
aquí, se juegan en el plano simbólico, encontrando en los textos e imágenes publicadaslos
espacios donde operan mecanismos de denuncia o de argumentación sólo identificablespor
las condiciones históricas en la cual se producen.
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El uso de la fotografía tuvo una función estratégicatanto para TFPcomo para el menciona-
do magazine Boom .En el tratamiento que ambas publicaciones le dan a las imágenes,son
evidentes los procedimientos de composición y selección, estableciendo una construcción
particular del mundo fotografiado en el que se reconocen diversos códigos y mecanismos
de significación. En el caso de TFP el uso de las imágenes pretenden ser una ejemplificación
visual del virtuosismo católico: refuerzan las denuncias escritas a través de fotografías ejem-
plares y ejemplarizantes, desde una óptica denuncista pero también pedagógica, señalando
los comportamientos que se apartaban de la doctrina y proponiendo la representación visual
del “deber ser” religioso.
Por su lado, la línea editorial desplegada por Boomdeja ver un claro posicionamiento a favor
de los sacerdotes renunciantes. En su tratamiento de las imágenes fotográficas busca re-
presentar, de modo más bien elíptico, a esa Iglesia que debía ser transformada . Los retratos
de los “curas guerrilleros” o de los prelados en poses desacralizadas revalorizan el gesto de
una Iglesia mundana e ideológicamente comprometida con la realidad social de su tiempo.
La coyuntura rosarina marca el posicionamiento de la publicación, atenta a la transformación
del campo religioso y en contraposición al virtuosismo a-histórico que pregonan los cultores
de la ortodoxia religiosa.
Por otra parte, nos interesa mencionar el trabajo que hemos realizado sobre
Setecientosmonos,publicación cuyos 10 números aparecieron entre 1964 y 1967. El énfasis
inicial de la misma estuvo puesto en la publicación de piezas literariasy el compromiso asu-
mido, desde la literatura, con las causas populares latinoamericanas; mientras que sobre
el final del período hizo hincapié en la nueva crítica literaria. El trasfondo de dichos posicio-
namientos siempre estuvo marcado por los debates de la época acerca del rol que cabía
esperar de los intelectuales, entre los que se ubicaban los participantes de este proyecto
editorial.
Con un origen ligado la apuesta juvenil ideada por Juan Carlos Martini, Carlos Schork, Omar
Pérez Cantón y Rubén Radeff, y la decisiva incorporación de Nicolás Rosa a partir de su
número doble 3/4, la revista transita por tres etapas diferentes. La primera de ellas está
marcada por la imprevisión, la impresión mimeografiada y el propósito de difundir las pro-
ducciones literarias del círculo de amigos y conocidos. Un segundo momento reconoce la
problematización del cruce entreliteratura y política. Finalmente, la última etapamuestraun
giro críticoque, sin alejarse de las tensiones intelectuales del momento, deja planteado que
la relación entre los escritores y la realidad circundante debe jugarse en términos de una
“política de la literatura”, tal la definición de Di Crosta (en Aguirre y Di Crosta, 2012: 37). En
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tal sentido, el foco de esta una nueva crítica aparece influenciada por la sociología marxista,
el psicoanálisis, el existencialismo y la antropología estructural.
El ejemplar número 5, mientras tanto, había testificado un compromiso más directo con los
hechos políticos de la época. Allí publican, en ocasión de la invasión norteamericana a Santo
Domingo, El suplemento “Testimonios”, develando en el nombre mismo la actitud tomada
ante el conflicto: ser testigos de de una situación que no podía pasarse por alto:
“(…) consideramos imprescindible, la integración absoluta del escritor con su época
(una época que lo está condicionando y limitando, una época que de alguna manera
lo está enajenando) y con su tiempo, asumiendo la responsabilidad intransferible de
militar con sus medios de comunicación y de trabajo, en la causa de una libertad
auténtica y sin máscaras” (Suplemento Testimonios, 1965: 1).
Varias cuestiones resuenan en estacita. En primer lugar, la imagen del intelectual contesta-
tario asociado a la moral del compromiso; una concepción que hacía que propia función cul-
tural aparezca íntimamente ligada a la suerte del resto de la comunidad. Todo ello desde un
lugar mediático que se situaba al margen de las instituciones, dotado de una suerte de mo-
vilidad intelectual propia y una proyección amplia de su lectorado. La instrumentalización de
estos espacios editoriales refiere así a la posición asumida ante una realidad que los “tras-
ciende” pero los define como intelectuales comprometidos con las causas de los pueblos
latinoamericanos. El medio aparece aquí, parafraseando a Charaudeau, como la expresión
de un posicionamiento que, a su manera, busca testificar las injusticias que se comenten en
la propia época, ofreciendo una “parcela ampliada, simplificada o estereotipada del mundo”
(Charaudeau, 2003:15). Para eso ponen en funcionamiento diversos mecanismos significan-
tes, apelando a los saberes de la coyuntura, al dispositivo que les sirve de “instrumento” y la
escena comunicativa de la que forman parte.
En este sentido,Setecientosmonos, TFP y el resto de las publicaciones analizadas remiten
a una definición clásica y amplia de los medios, siendo que son una estructura socialmente
instituida de comunicación y, por extensión, el soporte mismo de esa estructura (Barbier
y BerthoLavenir, 1999). En ello se sostiene su función de conservación y la posibilidad de
observar la renovación de las prácticas culturales y políticas y el universo de ideas que nos
lega ese pasado. Como planteara Didi-Huberman, el archivo arde, y en la fulgurante reapa-
rición de esos restos aparecen las huellas de una historia (de las ideas) que se resiste a ser
cristalizada.
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Referencias bibliográficas
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go Arcos Editor.
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... Asimismo, la formación de los y las jóvenes en las universidades fue vista por el ejército y la iglesia como peligrosa adoctrinación intelectual, por lo que era necesario la intervención de las autoridades para extirpar el problema de raíz (Romero, 2012). La situación en Argentina siguió en ese rubro, pues en 1966, se dio un combate frontal a los grupos disidentes, se prohibió el uso de las minifaldas y el pelo largo, la iglesia seguía sosteniendo que eran señales de ideales subversivos de una gran inmoralidad (Busso y Cossia, 2014). ...
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A partir del concepto de representaciones sociales, en este artículo se analizan las estrate-gias del gobierno municipal de Culiacán en México, respecto al alto índice de inseguridad que se presentó a principios del año 1994. En este sentido, las autoridades pretendieron menoscabar las libertades de las personas jóvenes al intentar restringir sus horarios en la vía pública, regular su vestimenta y su apariencia. La metodología empleada es la consulta de literatura para el área conceptual y los antecedentes, así como, la revisión de periódicos que ejemplificaron con testimonios la problemática en la esfera pública. Las acciones de los y las jóvenes obligaron a las autoridades a dar marcha atrás a estas tácticas implementadas contra la inseguridad. ABSTRACT The purpose of this paper is to examine, from the concept of social representations, the strategies of the municipal government of Culiacán in Mexico, in order to analyze the high index of insecurity at the beginning of 1994, where the authorities sought to diminish the freedoms of young people by trying to restrict their schedules on public roads, prohibit the use of miniskirts and necklines in girls and long hair in men. For the methodology, literature for the conceptual framework and for the background information * Universidad Autónoma de Baja California Sur (uabcs), extensión Los Cabos, México.
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En el presente artículo se busca dar cuenta de las opciones teóricas a partir de las cuales estudiar los foros online, en tanto interfaz donde se produce la elaboración narrativa de la propia vida. Este trabajo se enmarca en un proyecto de tesis doctoral, que tiene entre sus objetivos dar cuenta de las construcciones discursivas relativas a la identidad de emigrantes argentinos en esos soportes. Particularmente se presenta aquí un aná-lisis acerca de la caracterización de los foros online en el marco de la transformación sociotécnica producida con Internet, para indagar luego acerca del lugar de los foros en el ecosistema de la Red, en relación con las redes sociales. Finalmente, se vinculará someramente este recorrido con los posibles modos de relatos identitarios a los que dan lugar las interfaces online. In this article there are presented the theoretical approach in order to study online forums, intended as interfaces where the narrative elaboration of the proper life is produced. This paper is related to a project of doctoral thesis, which aim is to analyze the speechs regarding the identity of Argentinian emigrants. Therefore, here is presented an analysis about the characterization of the forums online linked to the socio-technical transformation produced with Internet, in order to investigate the placement of the forums in the Net ecosystem, and in relation to the social networks. Finally, it will be linked to possible elaboration of identity in the online interfaces.
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O artigo analisa as relações entre a imprensa e o poder político em Buenos Aires durante a década de 1850. Após a derrota de Juan Manuel de Rosas no início de 1852, produziu-se um processo de renovação e de ampliação da vida pública provincial. Um dos traços mais característicos deste processo foi a expansão da imprensa e sua utilização pelos distintos setores políticos para interpelar, modelar e orientar uma crescente e influente opinião pública. Vários autores relacionam este fenômeno com a existência de uma ampla e quase irrestrita liberdade de imprensa promovida por uma liderança liberal. O trabalho propõe discutir esta última caracterização analisando os debates relativos à necessidade de colocar limites a essa liberdade e, sobretudo, as medidas tomadas pelos sucessivos governos para controlar a imprensa e calar as vozes opositoras através do fechamento, multas e desterros, etc.
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En este trabajo se busca dar cuenta de las marcas que los sucesos ocurridos en una cierta época dejaron en sus publicaciones, a las que consideramos no sólo como una fuente documental sino como actores del entramado sociocultural, analizándolas entonces como instrumento indispensable para la reconstrucción del pasado, y como objeto de estudio en sí mismo. En efecto, los medios gráficos analizados no sólo brindan información para reconstruir la cronología de los acontecimientos, sino que también funcionan a modo de insumos para indagar sobre temas infinitamente variados, como por ejemplo las pautas de consumo en un momento dado a través de los avisos publicitarios; las políticas públicas, a través de los discursos o los avisos oficiales; el estado del mercado de determinados bienes o servicios, a través de las secciones económicas; distintos aspectos de la vida cotidiana, a través de las notas sociales; el estado de opinión de la gente en torno a los temas públicos, a través de las cartas de lectores. El problema así planteado implica además abordar la problemática discursiva, a fines de vincular el funcionamiento significante de los discursos con sus fundamentos sociales de producción.
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El presente artículo es una reflexión sobre la relación de los archivos con la historia y la memoria. La historia apunta al planteamiento de preguntas que contribuyan a la comprensión de cómo opera la memoria en los archivos. Preguntas tales como: ¿de qué formas el archivo configura la memoria y la historia?, ¿cómo se configuran las relaciones de poder y simbólicas del archivo?, ¿cuáles son los cambios en un proceso de institucionalización? Con la finalidad de esbozar nuestro posicionamiento ante estas dudas, se empezará por presentar algunas reflexiones sobre la memoria individual y colectiva. Seguidamente, desde una perspectiva filosófica, se destacan algunos aspectos del archivo, relacionándolo con la cuestión de los orígenes y el poder en su utilización para la historia. Posteriormente, desde una perspectiva sociológica, mostramos cómo el archivo está institucionalizado y apropiado por una colectividad, presentado finalmente un ejemplo que evidencia los cruzamientos y abordajes expuestos en los ítems anteriores
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Traducción de: Miti, Emblemi, Spie Colección de Ensayos a través de los Cuales Ginzburg reflexiona sobre diversos aspectos de la cultura impuesta a las clases populares. A Propósito de los diversos productos y manifestaciones culturales indaga sobre la validez de hacer análisis sobre la base de afinidades formales y no sólo fundamentados en conexiones Históricas.
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I Uno de los fenómenos culturales y políticos más sorprendentes de los últimos años es el surgimiento de la memoria como una preocupación central de la cultura y de la política de las sociedades occidentales, un giro hacia el pasado que contrasta de manera notable con la tendencia a privilegiar el futuro, tan característica de las primeras décadas de la modernidad del siglo XX. Desde los mitos apocalípticos sobre la ruptura radical de principios del siglo XX y el surgimiento del "hombre nuevo" en Europa a través de los fantasmas de la purificación de la raza o de la clase propios del nacional-socialismo y del estalinismo, hasta el paradigma estadounidense de la modernización posterior a la segunda Guerra Mundial, la cultura modernista siempre fue impulsada por lo que podría denominarse "futuros presentes" 1 . Desde la década de 1980, el foco parecería haber pasado de los futuros presentes a los pretéritos presentes, desplazamiento en la experiencia y en la percepción del tiempo que debe ser explicada en términos históricos y fenomenológicos 2 . Sin embargo, el foco contemporáneo sobre la memoria y la temporalidad también contrasta de manera notable con recientes e innovadores trabajos sobre categorías como espacio, mapas, geografías, fronteras, rutas comerciales, migraciones, desplazamientos y diásporas, que se realizan en el contexto de los estudios culturales y poscoloniales. En efecto, hasta hace no demasiado tiempo existía en los Estados Unidos un consenso muy difundido según el cual, a fin de comprender la cultura posmoderna era necesario desplazar el foco de la atención de la * En: Huyssen, Andreas. En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización, Capitulo I, Fondo de Cultura Económica, Goethe Institut, Mexico, 2002, pp. 13-40. 1 Debo tanto el título de este ensayo como la noción de "futuro presente" al trabajo de Reinhart Koselleck, Futures Past, Boston, MIT Press, 1985. 2 Naturalmente, la noción enfática de "futuros presentes" sigue operando en la imaginería neoliberal sobre la globalización financiera y electrónica, una versión del paradigma modernizador anterior tan desacreditado, actualizado para el mundo pos-Guerra Fría.