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Resumen
Los autores presentan alternativas para trabajar la enseñanza de la lengua, dando respues-
ta a la diversidad cultural de las aulas, mejorando la comprensión y el uso del lenguaje
entre el alumnado. A partir de una propuesta práctica se ve necesario establecer un mode-
lo de comunicación multidireccional y circular dentro del aula, así como una participa-
ción de los alumnos en la elección y planificación de los contenidos. Relacionado con esto
también es interesante negociar las estrategias de enseñanza-aprendizaje y los procedi-
mientos que se utilizan, así como la evaluación que se hace, la cual ha de obedecer a razo-
nes pedagógicas teniendo en cuenta la participación activa del grupo.
Palabras clave: integración de la diversidad, enseñanza-aprendizaje de la lengua, entidad
cultural, construcción del conocimiento.
Resum
Els autors presenten alternatives per treballar l’ensenyament de la llengua, tot donant res-
posta a la diversitat cultural de les aules, afavorint la comprensió i l’ús del llenguatge entre
l’alumnat. A partir d’una proposta pràctica es veu necessari establir un model de comuni-
cació multidireccional i circular dins l’aula, així com una participació dels alumnes en
l’elecció i planificació dels continguts. Relacionat amb això, també és interessant negociar
les estratègies d’ensenyament-aprenentatge i els procediments que s’utilitzen, així com
l’avaluació que es fa, la qual ha d’obeir a raons pedagògiques tenint en compte la partici-
pació activa del grup.
Paraules clau: integració de la diversitat, ensenyament-aprenentatge de la llengua, entitat
cultural, construcció de coneixement.
Abstract
A number of alternatives to language teaching are presented by the authors with the aim of
responding the cultural diversity of classrooms, while promoting language comprehension
and use among students. Starting from a practical proposal, it becomes necessary to
establish a model of multidirectional and circular communication inside the classroom
and, at the same time, to allow the students’ participation during the process of choosing
Educar 22-23, 1998 319-324
La enseñanza de la lengua:
usos y prácticas lingüísticas diversas
Laura Rayón
Esteban Rubio
Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Didáctica y Organización Escolar
Madrid. Spain
and planning the contents. Moreover, it may also be interesting to discuss the strategies
and ways of teaching-learning and the kind of evaluation, which must always be along
pedagogical lines, taking into account the active participation of the group.
Key words: Integration of diversity, language teaching-learning, cultural entity, knowled-
ge’s construction.
1. Presentación
Proponemos facilitar a los alumnos de ESO experiencias educativas que hagan
emerger, al tiempo que enriquezcan, la diversidad de formas de actuar y pen-
sar en el aula, favoreciendo la comprensión y el uso del lenguaje como objeto
de conocimiento y como instrumento para su construcción desde la diversi-
dad de prácticas lingüísticas e identidades culturales.
Experiencias que tienen que ver como eje vertebrador la participación acti-
va del profesor y los alumnos en el diseño y el desarrollo curricular a partir de
un proceso largo de diálogo y negociación colectivo y permanente de toma de
decisiones respetuoso con la diversidad. El modelo de comunicación, la selec-
ción de contenidos, la forma de abordarlos y la organización y estrategias de
evaluación, se convierten en importantes dimensiones en torno a las cuales
recrear un espacio donde converjan y se reconstruyan diferentes formas de
pensar, actuar y sentir en el aula.
2. Consideraciones de partida
Entendemos que atender e integrar la diversidad en la escuela implica vivir y
aceptar la diferencia, favoreciendo el diálogo y la comprensión mutua entre
los diferentes colectivos culturales presentes en la misma y convirtiendo el aula
en un espacio para el encuentro y el intercambio recíproco de formas de pen-
sar y actuar diversas, donde la diferencia sea aceptada y comprendida. En defi-
nitiva, proporcionar a los alumnos y alumnas una visión plural y diversa de su
contexto más inmediato: el aula como grupo de referencia.
Ahora bien, la institución escolar tiende a asegurar la uniformidad impo-
niendo la cultura dominante, convirtiéndose el área curricular del lenguaje
en un lugar privilegiado para este fin. En este sentido, la realidad educativa
demuestra que, a menudo, enseñar lengua se reduce a proporcionar al alum-
no el código y las normas lingüísticas para su posterior adquisición inerte y
memorística. De esta forma sólo se asegura y perpetua la inferioridad lin-
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1. Presentación
2. Consideraciones de partida 3. Propuesta práctica
Bibliografía
Sumario
güística de aquellos alumnos que, o bien hablan otro idioma o bien tienen
un código restringido (jerga popular, competencia lingüística empobrecida),
con lo que se favorece la desigualdad en la construcción y el acceso al cono-
cimiento. Además de estos contextos se obvia la estrecha relación entre pen-
samiento y lenguaje, estableciéndose la falsa dicotomía entre uso y
conocimiento lingüístico, por más que resulte evidente que es a través del uso
del lenguaje cuando actualizamos y recreamos las estructuras lógico-grama-
ticales. Y es precisamente partiendo del carácter funcional y comunicativo de
la lengua (Cassany y otros, 1994; Luria, 1980; Vigostky y otros, 1973) desde
donde podemos abordar la enseñanza de la lengua desde otros planteamien-
tos didácticos que deslegitimen la autoridad y uniformidad que impone la
cultura dominante a través de su código y norma lingüística.
Entendemos que una alternativa posible es introducir en los procesos de
enseñanza-aprendizaje el lenguaje como instrumento para la comunicación y
representación de las diferentes y variadas experiencias, percepciones, pensa-
mientos y emociones de los alumnos. El lenguaje como área exclusiva de cono-
cimientos pierde el único sentido, para hablar del lenguaje de las áreas de
conocimiento. El lenguaje es contenido y objeto de estudio que exige una refle-
xión sobre la lengua desde la perspectiva diacrónica y sincrónica, pero que, a su
vez, es instrumento de acceso al conocimiento a través de su uso y práctica
continua.
Desde estas consideraciones cabe preguntarse: ¿qué principios y criterios
básicos deben guiar las prácticas escolares en aquella enseñanza de la lengua que
trate de dar respuesta a la diversidad cultural, cualquiera que sea su origen
(diversidad nacional, étnica o social, distancia cultural, otras creencias y valo-
res, clase social…), favoreciendo la comprensión y el uso del lenguaje?
Entendemos que una alternativa posible puede articularse en torno al
establecimiento en el aula de las condiciones y estrategias oportunas para
que emerja y se enriquezca la diversidad de formas de actuar y pensar a par-
tir de la participación de todos los componentes del grupo clase en el diseño
y en la posterior puesta en acción del proyecto de trabajo a desarrollar duran-
te el curso escolar.
3. Propuesta práctica
Propuesta que concretamos en los siguientes puntos:
1. Entendemos que es necesario establecer en el aula un modelo de comuni-
cación multidireccional y circular que rompa con el carácter lineal y jerár-
quico del tradicional modelo emisor-receptor, de forma que los papeles del
emisor y receptor se alternen continuamente en la elaboración del mensa-
je y en influirse mutuamente y se garantice una interacción entre los miem-
bros del aula, en la que el lenguaje se convierta en fuente y soporte de unas
relaciones ricas, cambiantes y diversificadas.
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2. La participación de los alumnos en la elección y planificación de los conteni-
dos a trabajar en el aula puede convertirse en una alternativa que posibili-
te transformar las relaciones desiguales y jerárquicas en las aulas y dar
respuesta a la diversidad. Cuando los intereses, las necesidades de los alum-
nos y su contexto social determinan la selección de los contenidos, se favo-
rece la creación de espacios para la discusión y la libre expresión de opiniones
y se facilita la divergencia y la creación de reglas y normas de consenso.
Tomar en cuenta los conocimientos previos de los alumnos y alumnas,
conceptos, experiencias vividas, concepciones de vida, expectativas, pre-
juicios aprendidos dentro y fuera de la escuela, permite hacer explícito
aquello que se ha adquirido de forma pasiva, facilitando la reconstrucción
y recreación de nuevos conocimientos de cada uno y de todos los miembros
del aula desde la diversidad de posturas subjetivas e identidades cultura-
les. Por tanto, si los alumnos participan en la lección y planificación de
los contenidos culturales, su propia diversidad de conocimientos, intereses
y experiencias se convierten así en elemento de enriquecimiento del grupo,
de forma que el aprendizaje adquiere un carácter social al ponerlo al servicio
de los demás para su reconstrucción y recreación. En este contexto las dis-
ciplinas dejan de ser el eje vertebrador de un saber «científico» y «acadé-
mico» para convertirse en instrumentos con los que se van reconstruyendo
los conocimientos. No podemos olvidar que el contenido curricular no es
algo neutral, sino un producto social a través del cual la cultura dominante
impone sus significados y relaciones de poder ejerciendo un control sobre
los otros grupos (Brenstein, 1988, 1990, 1993; Lundgren, 1992; Apple,
1987, 1990).
3. La cuestión de qué enseñar y aprender es inseparable del cómo aprender. De
nada serviría que los alumnos participaran en la determinación de los con-
tenidos si más tarde el profesor les impone la forma en que deben aprenderlo.
Por ello, junto a la elección y planificación de los contenidos a trabajar en
el aula, los alumnos y el profesor deben discutir y negociar las estrategias de
enseñanza-aprendizaje y aquellos procedimientos que van a utilizar. Con
ello se consiguen dos objetivos, por un lado, facilitar a los alumnos aque-
llas estrategias de enseñanza-aprendizaje en función de sus posibilidades y,
por otro, poner en situación a éstos para que reconozcan, comprendan y
asuman que no todas las personas poseemos ni los mismos, ni en igual pro-
porción, los recursos —cognitivos, instrumentales y materiales— para acce-
der al conocimiento. De esta manera, la divergencia y diversidad de
procedimientos y tareas para trabajar los contenidos se convierten en ele-
mentos enriquecedores y dinamizadores de grupo.
4. Por último,la evaluación debe obedecer a razones pedagógicas más que a nece-
sidades administrativas, políticas o de control. Para ello una de las condi-
ciones básicas es que el grupo adquiera el compromiso de participar
activamente en la evaluación en tres ámbitos:
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a)La autoevaluación en la que cada uno reflexiona sobre sus procesos de
aprendizaje y el grado de realización de sus compromisos y tareas. En la
medida que el sujeto evaluado participa en la evaluación de su rendi-
miento puede ir desarrollando su sentido de responsabilidad en su pro-
pia formación.
b)La evaluación de los compañeros que permite mejorar el aprendizaje
personal y reorientarlo en relación con los demás, además de fomentar
la responsabilidad de cada alumno en el desarrollo y crecimiento del
grupo como comunidad de aprendizaje.
c)La evaluación de la dinámica general del aula de la que profesor y alum-
nos son responsables. Bien a través de informes escritos o bien median-
te asambleas, deben valorar la marcha general del grupo en torno al
grado de participación de las tareas y las responsabilidades asumidas
por el grupo.
Asimismo, es necesario que todos los miembros del aula decidan y asuman
a través de un proceso de negociación los criterios que van a establecerse para
determinar la consecución o no de los mínimos que previamente han sido selec-
cionados y que deben superar los alumnos. En el momento de determinar los
objetivos mínimos deben contemplarse unos objetivos de carácter individuali-
zado según dos criterios: posibilidades del alumno y situación de partida.
Respecto a esta cuestión, es importante señalar que en algunos casos con-
seguir que determinados alumnos dominen las técnicas instrumentales bási-
cas —escribir con letra legible o comprender e interpretar un escrito— resulta
una proeza y un proceso largo. Si, en estos casos, estos alumnos no son casti-
gados sistemáticamente con el suspenso ello puede representar para ellos el ini-
cio de un nuevo camino en el que al menos se puede evitar el deterioro personal,
hoy poco evaluado, que representa encontrarse dentro del sistema educativo
sin posibilidad de reintegrarse en él.
Frente a la evaluación lineal y ascendente en la que se trata de ajustar el
alumno al escalón correspondiente, hay que partir de una evaluación situa-
cional del individuo en su contexto, de forma, que el pasado sirva como fuen-
te de información y orientación, especialmente al sujeto que se avalúa, para
que autorregule su proceso de aprendizaje desarrollando estrategias metacog-
nitivas y tomando conciencia de ello. De igual forma la evaluación debe ser
entendida como una actividad sistemática que, integrada en los procesos de
enseñanza-aprendizaje, facilite la relación tutorial, la colaboración entre los
alumnos y favorezca la negociación permanente en el grupo permitiendo una
continua reflexión y reconstrucción de las formas de hacer y pensar, facilitan-
do cambios y creando nuevas necesidades.
Como conclusión cabe señalar que en este contexto se encuentra el ger-
men de la formación integral y permanente del profesor. El rol del profesor
cambia: de ejecutor y transmisor de lo que viene determinado desde fuera
pasa a ser orientador e investigador, junto con sus alumnos, de lo que surge y
emerge del grupo.
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Bibliografía
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