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UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
Facultat de Filologia, Traducció i Comunicació
Programa de Doctorado en Lenguas y Literaturas
Emoticonos y emojis:
Análisis de su historia, difusión y uso en
la comunicación digital actual
TESIS DOCTORAL
Presentada por: Agnese Sampietro
Dirigida por: Ricardo Morant Marco
Valencia, 2016
Creative language use is an everyday, demotic phenomenon.
It is not a capacity of special people but a special capacity of all people.
R. Carter y M. McCarthy
5
Agradecimientos
Este trabajo sido posible gracias a la beca VALi+d (ACIF/2013/249) de la Conselleria
d’Educació, Cultura i Esport de la Generalitat Valenciana, que ha permitido financiar la
elaboración de la presente tesis doctoral y de la estancia realizada en la Universidad de
Viena en 2015.
Durante estos años he compartido despacho con los becarios del Departamento de Teoría
de los Lenguajes y Ciencias de la Comunicación, que con su camaradería han hecho
muchos días de trabajo más llevaderos. Quiero agradecer especialmente a Lidia, de la
que también he aprendido mucho, el apoyo, las palabras de ánimo y la confianza, a
Lorena la comprensión y los ánimos sobre todo en la recta final, a José Luis haberse leído
una parte del trabajo y a Marcos el asesoramiento en los temas relacionados con Japón.
También quiero reconocer la guía y apoyo de mi director, Ricardo Morant Marco, que en
estos dos años no ha dejado de animarme y de repetirme que lo estaba haciendo bien. Le
doy las gracias por el tiempo y esfuerzo que me ha dedicado, el apoyo en todo el proceso
y las afirmaciones halagadoras sobre el trabajo. Le agradezco, además, haberme
propuesto estudiar un tema relacionado con las nuevas tecnología, un mundo nuevo y
fascinante, que antes nunca había considerado. Espero que haya disfrutado del camino,
pese a las inevitables dificultades, sobre todo en la fase final. También quiero dar las
gracias a José Manuel, que me apoyó mucho durante la primera fase del doctorado y me
aconsejó escoger a Ricardo como director.
Durante estos dos años me he encontrado con gente que, al enterarse del tema de este
trabajo, mostraba un gran interés. También he de agradecérselo, porque, pese a mis
dudas, saber que a alguien le podía interesar lo que estaba haciendo también ha servido
de motivación. Entre otros, me gustaría mencionar al menos a Miquel, Albert y Teresa.
También quiero reconocer a Pablo y Lamia la traducción del árabe.
Este trabajo se nutre de la generosidad de las personas que han “donado” sus mensajes
de WhatsApp para que yo los pudiera analizar. Espero que el trabajo les haga honor. Les
agradezco infinitamente su disponibilidad y su enorme confianza.
En el ámbito académico quiero dar las gracias a la profesora Patricia Bou Franch por la
organización de la conferencia ADDA en noviembre de 2015, que fue una ocasión única
para darme cuenta de que había gente en el ámbito académico interesada en lo que
estudiaba y, sobre todo, porque recibí valiosos estímulos, que me hicieron reflexionar y
me permitieron mejorar este trabajo. También quiero agradecer al profesor Paco
6
Martínez su amable colaboración para pasar la encuesta a sus alumnos y al profesor
Salmerón haber supervisado las menciones a los estudios psicológicos. Tengo que
reconocer también la amabilidad del personal de secretaría.
En el plano más íntimo, muchas personas se merecen un agradecimiento. En primer
lugar mis padres, que desde la lejanía no han dudado ni un solo momento de que acabaría
este trabajo, incluso cuando yo misma lo dudaba. Además, con paciencia han aceptado
que nuestros encuentros, de por sí escasos, se redujeran aun más mientras acababa de
escribir esta tesis.
Quiero mandar un agradecimiento especial a también a Inma y Jordina. Sus palabras de
apoyo han sido muy valiosas, sobre todo porque acaban de pasar por lo mismo. Me han
hecho entender que rehacer, replantearse cosas y leer hasta el último momento son
meros gajes del oficio. Inma, además de corregir una parte de esta tesis en una época de
intenso trabajo, también me ha enseñado que estamos aquí para aprender.
Con respecto a las personas más especiales, en primer lugar quiero agradecer a Anselmo,
que ha sido un punto de referencia importante durante estos años. No solo se ha
interesado por mí, por cómo lo hacía y ha seguido cada etapa del desarrollo de esta tesis,
sino que también sus comentarios al cuestionario, tanto en la fase de diseño y análisis
como tras la lectura del capítulo correspondiente, han sido muy valiosos. Además,
siempre me ha animado a seguir, pero recordándome también de no olvidarme de vivir,
distraerme y descansar. Y no ha dejado de repetirme que los que yo consideraba fracasos
eran simplemente imprevistos. Espero que también aprenda la lección.
Aina y Ana han sido mis grandes fans durante todo este proceso. Me han animado
muchísimo, en los momentos de dificultad y en todas las fases del doctorado. Ante
cualquier problemática que les comentaba siempre han estado disponibles para
escucharme y animarme. Más de una vez hasta me han pedido detalles de mis
dificultades concretas con el corpus o con el análisis y de todos los problemas
burocráticos, intentando siempre escucharme, ayudarme, y sobre todo, animarme a
seguir. También han mostrado mucho interés por el tema de investigación y en los
momentos más difíciles siempre han estado a mi lado con palabras de ánimo y mucho
cariño. Y se han leído ambas una buena porción del trabajo, que no es poco. Este trabajo
es también un poquito suyo.
Finalmente, quiero concluir con un agradecimiento especial para Enrique, por su apoyo
incondicional, su inalterable optimismo y su infinita paciencia. Por todo ello y por mucho
más, le dedico este trabajo.
7
Índice
Agradecimientos ........................................................................................ 5
Lista de figuras .......................................................................................... 11
Lista de tablas ........................................................................................... 13
Capítulo 1 .................................................................................................. 15
Introducción ............................................................................................. 15
1.1. Descripción general de la investigación .............................................................. 15
1.2. Preguntas de investigación, objetivos y metodología ......................................... 17
1.3. Estructura del trabajo ........................................................................................... 19
1.3.1. El estudio científico de discurso y lengua en la red ................................... 20
1.3.2. Los emoticonos: historia, difusión, percepción y uso ................................ 20
1.3.3. Los emoticonos en contexto: estudio de un corpus .................................... 21
1.3.4. Conclusiones ................................................................................................. 22
Capítulo 2 ................................................................................................. 23
La comunicación mediada por ordenador ................................................ 23
2.1. La sociedad española en la era digital ................................................................ 23
2.2. La comunicación mediada por ordenador ......................................................... 26
2.2.1. La comunicación en internet como disciplina académica ......................... 27
2.2.2. El uso de la lengua en internet entre oralidad y escritura .......................... 31
2.2.3. La comunicación no verbal en internet ...................................................... 35
2.2.4. El análisis del discurso digital ..................................................................... 39
2.3. Resumen ................................................................................................................ 41
Capítulo 3 ................................................................................................. 43
Historia y expansión de los emoticonos ................................................... 43
3.1. Definición y tipologías ......................................................................................... 43
3.1.1. Emoticonos textuales ................................................................................... 43
3.1.2. Kaomoji ......................................................................................................... 45
3.1.3. Emoji ............................................................................................................. 47
3.1.4. Otros emoticonos ......................................................................................... 48
3.2. Historia ................................................................................................................. 50
3.2.1. Los primeros emoticonos textuales ............................................................. 51
3.2.2. El smiley ....................................................................................................... 56
3.2.3. Los emojis ..................................................................................................... 58
3.3. Los emoticonos en la prensa ............................................................................... 65
8
3.3.1. La difusión de los emoticonos ..................................................................... 66
3.3.2. La opinión de la prensa sobre los emoticonos ............................................ 71
3.4. El estudio científico de los emoticonos .............................................................. 74
3.4.1. Metodologías de estudio .............................................................................. 74
3.4.2. Tipologías de emoticonos ............................................................................ 76
3.4.3. Características de los usuarios ..................................................................... 77
3.4.4. Contextos de uso .......................................................................................... 80
3.4.5. Funciones de los emoticonos ....................................................................... 82
Chapter 4.................................................................................................. 89
The use and perception of emoticons: an overview .................................. 89
4.1. Introduction ......................................................................................................... 89
4.2. Methodology.......................................................................................................... 91
4.2.1. The survey method ........................................................................................ 91
4.2.2. Questionnaire design ................................................................................... 93
4.2.2.1. Section I: Personal information........................................................... 94
4.2.2.2. Section II: Use of electronic devices and CMC ................................... 95
4.2.2.3. Section III: Emoticons use ................................................................... 95
4.2.2.4. Section IV: Emoticon meanings .......................................................... 96
4.2.3. Evaluation of the questionnaire .................................................................. 97
4.2.4. Implementation ............................................................................................ 98
4.2.4.1. Pilot study ............................................................................................. 98
4.2.4.2. Sample ................................................................................................... 99
4.2.4.3. Administration ...................................................................................... 99
4.2.5. Data analysis ............................................................................................... 100
4.2.5.1. Treatment of nonresponses ............................................................... 100
4.2.5.2. Codification of open-ended fields...................................................... 102
4.3. Results ................................................................................................................ 102
4.3.1. Section I: personal information ................................................................ 102
4.3.2. Section II: Use of tecnological devices and CMC ..................................... 104
4.3.3. Section III: Emoticons use ........................................................................ 109
4.3.4. Section IV ..................................................................................................... 119
4.4. Discussion ........................................................................................................... 124
4.5. Conclusion ........................................................................................................... 132
4.5.1. Limitations................................................................................................... 133
Capítulo 5 ................................................................................................ 139
Corpus y metodología .............................................................................. 139
9
5.1. Introducción ........................................................................................................ 139
5.2. Justificación teórica ........................................................................................... 140
5.2.1. El análisis del discurso digital ................................................................... 140
5.2.2. La multimodalidad ...................................................................................... 142
5.3. El corpus .............................................................................................................. 147
5.3.1. Whatsapp ..................................................................................................... 147
5.3.2. Naturaleza de la muestra ........................................................................... 148
5.3.3. Recogida del corpus ....................................................................................150
5.3.4. Tratamiento de los datos ............................................................................ 154
5.3.4.1. Aclaraciones terminológicas ............................................................... 154
5.3.4.2. Selección y ordenación de la muestra ................................................ 157
5.3.5. Descripción del corpus ................................................................................ 161
5.4. Prueba piloto ....................................................................................................... 170
5.5. Metodología de análisis ...................................................................................... 173
5.5.1. Aspectos analizados .................................................................................... 174
5.6. Resumen .............................................................................................................. 177
Capítulo 6 ................................................................................................ 179
Análisis del corpus .................................................................................. 179
6.1. Introducción ........................................................................................................ 179
6.2. WhatsApp y emoticonos: diseño y atributos .................................................... 180
6.2.1. La página web de WhatsApp ..................................................................... 180
6.2.2. Uso y atributos de la aplicación..................................................................183
6.3. Los emoticonos en el corpus: resultados generales .......................................... 192
6.4. Los emoticonos en las secuencias ...................................................................... 197
6.5. Los emoticonos en los mensajes de WhatsApp ............................................... 204
6.5.1. Posición de los emoticonos ........................................................................ 204
6.5.2. Emoticonos que se utilizan solos .............................................................. 208
6.5.3. Relaciones intersemióticas ......................................................................... 211
6.5.4. Uso de los emoticonos ................................................................................ 219
6.5.4.1. Uso icónico-metafórico ....................................................................... 219
6.5.4.2. Uso pragmático ................................................................................... 227
6.5.4.3. Uso interaccional ................................................................................ 234
6.6. La interpretación de los emoticonos ................................................................. 241
6.6.1. Malentendidos provocados por emoticonos ............................................ 242
6.6.2. Usos idiosincráticos de los emoticonos .................................................... 253
6.7. Conclusión .......................................................................................................... 256
10
Capítulo 7 ................................................................................................ 261
Resumen y conclusiones ......................................................................... 261
7.1. Resumen del trabajo ........................................................................................... 261
7.2. Discusión de los resultados ............................................................................... 265
7.2.1. Emoticonos y cultura digital actual........................................................... 266
7.2.2. Nuevos y viejos enfoques para estudiar los emoticonos .......................... 268
7.3. Limitaciones y posibles futuras investigaciones .............................................. 273
Chapter 7 ................................................................................................. 277
Summary and conclusions ...................................................................... 277
7.1. Summary .............................................................................................................277
7.2. Discussion of the results .................................................................................... 281
7.2.1. Emoticons and current digital culture ...................................................... 281
7.2.2. Old and new approaches to emoticons ..................................................... 283
7.3. Limitations and future work ............................................................................. 286
Bibliografía ............................................................................................. 291
Anexos ................................................................................................... 323
Anexo I: Lista de emojis ................................................................................................ 323
Anexo II: Cuestionario .................................................................................................. 325
11
Lista de figuras
Figura 3.1: Emoji ................................................................................................................. 48
Figura 3.2: Smiley ............................................................................................................... 49
Figura 3.3: Una pegatina de Facebook .............................................................................. 50
Figura 3.3: Point d’ironie .................................................................................................... 53
Figura 3.4: Retratos tipográficos ....................................................................................... 54
Figura 3.5: Manecilla ...........................................................................................................55
Figura 3.6: Portada de Mad de mayo 1972 ......................................................................... 57
Figura 3.7: Algunos emojis con referencias culturales a Japón ....................................... 60
Figura 3.8: Algunos emojis interpretados de forma diferente en Occidente ................... 61
Figura 3.9: El emoji pile of poo .......................................................................................... 62
Figura 3.10: El emoji face with tears of joy ...................................................................... 68
Figure 4.1: Research questions ............................................................................................ 91
Figure 4.2: Questions order ................................................................................................ 93
Figure 4.3: Participants’ gender ....................................................................................... 103
Figure 4.4: Participants’ age ............................................................................................. 103
Figure 4.5: Participants’ educational level ...................................................................... 104
Figure 4.6: Devices owned by respondents ......................................................................105
Figure 4.7: Use of programs, apps and web services for CMC ........................................105
Figure 4.8: Number of devices ......................................................................................... 106
Figure 4.9: Use of e-mail by age group ............................................................................. 107
Figure 4.10: Use of instant messaging by age group ....................................................... 107
Figure 4.11: Use of social networks by age group............................................................ 108
Figure 4.12: Use of SMS by age group ............................................................................. 108
Figure 4.13: Gender and emoticons .................................................................................. 110
Figure 4.14: Age and emoticons ......................................................................................... 111
Figure 4.15: Number of devices and use of emoticons ..................................................... 111
Figure 4.16: Reasons for using emoticons ........................................................................ 112
Figure 4.17: Reasons for not using emoticons ................................................................. 112
Figure 4.18: Preferred typology of emoticons .................................................................. 113
Figure 4.19: Reasons for the preference for smileys or no preference ........................... 115
Figure 4.20: Receivers of messages with emoticons ....................................................... 117
Figure 4.21: Messages without emoticons ........................................................................ 118
12
Figure 4.22: Technological services in which emoticons are used ................................. 119
Figura 5.1: Visualización incorrecta de los emoticonos ...................................................150
Figura 5.2: Terminología empleada en este trabajo ........................................................ 154
Figura 5.3: Niveles de análisis ........................................................................................... 174
Figura 6.1: Página web de WhatsApp ............................................................................... 181
Figura 6.2: Diferentes pantallas de la aplicación WhatsApp ......................................... 184
Figura 6.3: Cuadro de texto en la nueva versión de WhatsApp ...................................... 191
Figura 6.4: Posición de los emoticonos ........................................................................... 205
Figura 6.5: Relaciones intersemióticas ............................................................................. 214
Figura 6.6: Emoji grinning face with smiling eyes ........................................................ 244
Figura 6.7: Emoji flushed face.......................................................................................... 247
Figura 6.8: Emojis mencionados en el comentario a (53).............................................. 252
13
Lista de tablas
Tabla 2.1: Equipamiento técnico y consumo cultural de los hogares españoles ............ 24
Tabla 3.1: Algunos emoticonos textuales ........................................................................... 44
Table 4.1: Most frequent categories of emoticons used ................................................... 113
Table 4.2: Reasons for the preference for graphical emoticons...................................... 116
Table 4.3: Number of responses per emoticon ............................................................... 120
Table 4.4: Most repeated labels per emoticon ................................................................. 121
Tabla 5.1: Características del corpus ................................................................................ 160
Tabla 5.2: Resumen de las dos perspectivas metodológicas principales ....................... 177
Tabla 6.1: Emoticonos más usados ...................................................................................194
14
15
Capítulo 1
Introducción
1.1. Descripción general de la investigación
El objetivo principal del presente trabajo es el estudio de los emoticonos,
representaciones esquemáticas de expresiones faciales o pequeñas imágenes que se
añaden a los mensajes electrónicos. Los emoticonos textuales se componen de signos de
puntuación, como :), y se leen inclinando la cabeza hacia la izquierda, mientras que desde
hace alrededor de una década se han popularizado también emoticonos gráficos,
constituidos por pequeñas imágenes prediseñadas. Hoy en día es difícil encontrar
programas o aplicaciones destinadas a la comunicación interpersonal que no integren un
conjunto de emoticonos: los hallamos en las aplicaciones de mensajería, en las redes
sociales, en los foros, en algunos programas de correo electrónico, en los blogs. Cuando
no hay conjuntos predeterminados, los usuarios pueden añadir manualmente las
populares secuencias de signos de puntuación. Su popularidad es tal que aparecen
incluso fuera del ámbito digital: no es infrecuente encontrar logotipos, anuncios o
instrucciones que integran estos pequeños pictogramas. Son tan frecuentes que casi
pasan desapercibidos.
Los emoticonos no son un tema de investigación nuevo, ya que este aspecto característico
de la comunicación electrónica (Bieswanger, 2013) ha atraído cierto interés científico
desde la publicación de los primeros trabajos dedicados a la lengua y la comunicación en
internet. El estudio de los emoticonos, de hecho, ha estado presente en todas las fases
que han caracterizado la investigación sobre la comunicación mediada por ordenador
(CMO) y se ha desarrollado conforme al avance tanto de las tecnologías digitales como
de la misma disciplina. Es decir, los emoticonos no solo han evolucionado gráficamente
a lo largo de su historia, sino que su estudio refleja posturas intelectuales y metodológicas
de los investigadores interesados en la comunicación digital. Además, el auge actual de
los emoticonos gráficos responde también a algunas características típicas de la cultura
digital actual (Adami & Kress, 2010). Una decisión que puede parecer tan insignificante
como introducir un emoticono en un mensaje puede informarnos sobre la noción actual
de realismo, sobre conexiones entre lengua e imágenes, sobre las expectativas con
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
16
respecto a la comunicación digital o incluso sobre la relación interpersonal entre los
usuarios.
Analizando los estudios sobre los emoticonos se puede tener una visión crítica de la
misma investigación sobre el uso del lenguaje en las nuevas tecnologías. En los primeros
trabajos sobre el correo electrónico, los chats, los SMS o las listas de distribución, entre
otros soportes, predominaba la comparación de los rasgos típicos de la lengua en internet
con la oralidad y la escritura (cfr. Crystal, 2002); en consecuencia se consideraba que los
emoticonos permitían expresar emociones o señalar el estado anímico del usuario
(Martínez Sánchez, 2007; Morala, 2001; Rezabeck & Cochenouor, 1995). Se trata de una
visión que todavía está muy arraigada en el imaginario colectivo e incluso entre los
investigadores (cfr. Cuadrado Gordillo, Martín-Mora Parra, & Fernández Antelo, 2015).
Tras la popularización de las conexiones domésticas, la aparición de herramientas
participativas y de la denominada web 2.0, los investigadores empezaron a estudiar no
solo la lengua, sino el discurso digital, adaptando al estudio de la comunicación en
soportes electrónicos metodologías del análisis del discurso (Herring, 2004b, 2013). El
interés por los emoticonos disminuyó y se identificaron nuevas funciones, especialmente
pragmáticas (cfr. Dresner & Herring, 2010). Recientemente los investigadores
interesados en la CMO han sido llamados a considerar algunos aspectos novedosos que
caracterizan la comunicación y la cultura digital actual, como los nuevos patrones de
conexión constante, la difusión de la tecnología móvil y la facilitad para producir y
difundir en la red audios, vídeos e imágenes (Androutsopoulos, 2015; Herring, 2015b).
La popularidad actual de los emoticonos gráficos, de los que se han difundido conjuntos
prediseñados e incluso animados (Calero Vaquera, 2014), se enmarca en esta preferencia
actual por lo visual y justifica seguir investigándolos utilizando nuevas aproximaciones
metodológicas.
Estudiar estas caritas sonrientes puede parecer una tarea fácil, sobre todo debido a su
apariencia jovial y a la variedad de estudios anteriores. Sin embargo, hablar de
emoticonos es hablar de imágenes que se integran en un texto escrito, de un elemento
que no es estrictamente verbal, pero que tampoco se puede asimilar al uso de
expresiones faciales o gestos como en la comunicación cara a cara. Al mismo tiempo
estamos mucho más acostumbrados y entrenados para analizar la lengua oral o escrita,
pero no a prestar la debida atención a las imágenes u otros elementos visuales (Fortune,
2005; Kress & van Leeuwen, 2006). Además, las variaciones de diseño, la evolución
constante de las tecnologías digitales y el ámbito bastante novedoso de la tecnología
móvil hacen incluso difícil “detener” nuestro mismo objeto de análisis.
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
17
La presente tesis doctoral se plantea como una contribución al estudio de los emoticonos,
situándose en la tradición de investigaciones sobre la comunicación mediada por
ordenador. No obstante, este trabajo no se enmarca específicamente en ninguna de las
fases descritas anteriormente. En primer lugar, encontramos en cada período tanto
huecos en la investigación como resultados que siguen siendo válidos; es decir, hay
aspectos de la comunicación electrónica que siguen vigentes pese a la evolución
tecnológica y otros que necesitan una adaptación. Con respecto a la comunicación digital
en general, por ejemplo, aunque la tecnología haya avanzado mucho desde la difusión de
los primeros ordenadores domésticos, algunos fenómenos interaccionales observados
para el chat (Herring, 2006; Vela Delfa & Jiménez Gómez, 2011) siguen presentes en la
comunicación a través de las modernas aplicaciones para teléfonos inteligentes
(Alcántara Pla, 2014). Sin embargo, los nuevos patrones de conexión permanente y la
posibilidad de un contacto constante también generan nuevas interconexiones entre
comunicación en pantalla y en la vida real (R. H. Jones, 2004; Lyons, 2014), que ponen
en duda la tradicional oposición entre real y virtual. Asimismo, en nuestro trabajo
analizaremos formas de comunicación bastante privadas y personales, como los
mensajes a través del teléfono móvil (Alcántara Pla, 2014; Lyons, 2014; Pérez Sabater,
2015), por lo que algunos hallazgos de los estudios anteriores sobre entornos digitales
públicos, como los juegos de identidad, las diferencias de participación, la agresividad
verbal o los fines mismos del intercambio (cfr. Herring, 2007), se aplican solo en parte a
nuestro corpus. Asimismo, no hay que olvidar que detrás de los intercambios que hemos
recogido hay personas, con sus objetivos, relaciones, identidades y expectativas, que
utilizan las tecnologías como herramienta al servicio de determinadas prácticas sociales
(R. H. Jones, Chik, & Hafner, 2015; Tagg, 2015). La necesidad de un balance entre
aspectos todavía válidos de la investigación anterior y la necesaria adaptación a las
novedades tecnológicas y sociales es evidente también en la investigación sobre los
emoticonos y hemos intentado tenerla en cuenta en nuestro trabajo. El resultado de esta
postura abierta y crítica con respecto a la tradición anterior es un trabajo inspirado en
varias corrientes metodológicas, multifacético y todavía abierto.
1.2. Preguntas de investigación, objetivos y metodología
En este trabajo pretendemos estudiar en profundidad el fenómeno de los emoticonos.
Además de resumir y discutir los estudios anteriores sobre los emoticonos y presentar
una investigación empírica original, propósito principal de cualquier tesis doctoral, nos
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
18
planteamos también indicar posibles vías para seguir estudiándolos en soportes nuevos
y emplear viejas y nuevas metodologías para su análisis. Como guía para nuestro trabajo,
hemos partido de preguntas de investigación amplias, más que de hipótesis
preestablecidas (Herring, 2004b), que nos han ayudado a delimitar el estudio y orientar
su desarrollo. Detallamos a continuación las preguntas de investigación:
¿Quién utiliza los emoticonos?
o ¿Son típicos de la comunicación juvenil o se usan también en otras
franjas de edad?
o ¿Hay alguna característica en común entre los usuarios de emoticonos?
o ¿Solo los usuarios de las tecnologías digitales comprenden el significado
de los emoticonos o pueden resultar familiares incluso para los no
iniciados?
¿Qué emoticonos se utilizan?
o Los usuarios, ¿siguen utilizando la tradicional secuencia de signos de
puntuación o se prefieren los emoticonos gráficos prediseñados?
o ¿Qué emoticonos se utilizan más? ¿Por qué se prefieren algunos
emoticonos en lugar de otros?
o ¿Qué significan los emoticonos?
o ¿Se comprenden bien?
¿Dónde se emplean los emoticonos?
o ¿En qué soportes es más común utilizar emoticonos?
o ¿Hay algún aspecto técnico que puede favorecer su uso?
o Los intercambios que contienen emoticonos, ¿tienen algún elemento en
común? En concreto, ¿dónde se sitúan los emoticonos en el mensaje?
¿Cuándo se usan los emoticonos?
o ¿Qué se expresa a través de los emoticonos?
o ¿En qué contextos se utilizan preferentemente? ¿Y en qué registros?
¿Cómo se usan los emoticonos?
o ¿Qué tipo de relación hay entre el emoticono y el mensaje electrónico o
intercambio en el que se encuentran?
o ¿Se utilizan para sustituir palabras o expresiones o para enriquecer de
alguna manera los mensajes electrónicos? Si sustituyen, ¿qué elementos
pueden suplantarse por medio de emoticonos? ¿Se pueden considerar de
verdad un nuevo lenguaje visual?
o ¿Cómo funciona la transferencia de significados a imágenes?
¿Por qué se utilizan los emoticonos?
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
19
o ¿Cómo son percibidos los emoticonos por los usuarios?
o ¿Qué añaden los emoticonos a un mensaje electrónico?
Para intentar responder a estas preguntas hemos recurrido a diferentes métodos y
siempre moviendo nuestro interés de lo general a lo particular. A nivel más general, al
margen la descripción de la historia y la revisión de la bibliografía científica sobre los
emoticonos, hemos intentado justificar su difusión en la sociedad actual a partir de un
análisis tanto de los informes sobre el diseño de los modernos emojis (The Unicode
Consortium, 2015b) como de una selección de noticias de prensa en varios idiomas. En
un plano más específico, hemos realizado una encuesta exploratoria, para tener una
panorámica general sobre el uso de las nuevas tecnologías y de los emoticonos e
identificar posibles aspectos que podrían influir en la interpretación de los mismos. Los
resultados del análisis han justificado la elección del corpus. En un plano más concreto
hemos fundamentado parte de nuestro trabajo en el análisis de un corpus de mensajes
intercambiados a través de la popular aplicación de mensajería WhatsApp, que hemos
asociado con entrevistas a algunos informantes y observaciones informales sobre el uso
de los emoticonos y de la aplicación en cuestión.
En definitiva, hemos intentado recapitular la investigación sobre los emoticonos,
considerar aspectos poco estudiados y aplicar viejas y nuevas metodologías en su estudio,
identificando al mismo tiempo posibles caminos para seguir investigándolos en el futuro.
1.3. Estructura del trabajo
La presente tesis doctoral se divide en tres grandes secciones, que detallaremos a
continuación. La primera parte consiste en una contextualización sobre el ámbito de
estudio de la comunicación mediada por ordenador, en la que destacamos sobre todo las
principales líneas de investigación que justificaron el temprano interés de los
investigadores por los emoticonos, ya que consideramos que los resultados de los
primeros estudios siguen influyendo en la percepción y estudio de estos pequeños
pictogramas. La segunda parte del trabajo intenta entender el fenómeno de los
emoticonos. Esta comprende una revisión de la historia de los emoticonos y de la
investigación científica al respecto y una exploración de noticias de prensa sobre los
emoticonos, incluida para justificar su difusión y popularidad. A medio camino entre esta
sección más general sobre los emoticonos y la parte empírica del trabajo se sitúa nuestra
encuesta, que sirve tanto de panorámica general sobre nuestro objeto de análisis como
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
20
para analizar algunos aspectos poco estudiados. Finalmente, la tercera parte del trabajo
incluye el estudio de un corpus, del que se detallan el proceso de recogida, la metodología
de análisis y los resultados. El trabajo termina con unas conclusiones.
1.3.1. El estudio científico de discurso y lengua en la red
Después de esta introducción, en el segundo capítulo revisamos el ámbito de estudios
sobre la comunicación digital, una línea de investigación que surgió a partir de los años
80 (Androutsopoulos, 2006; Herring, 1996a, 2001). En la revisión de la bibliografía
sobre la CMO, hemos destacado especialmente las cuestiones que fundamentaron las
primeras investigaciones sobre los emoticonos, a saber, los debates sobre si la CMO es
una forma de oralidad o escritura (cfr. Crystal, 2002) y la supuesta ausencia de rasgos no
verbales en la comunicación digital, con la consecuente necesidad de compensarlos
textualmente (cfr. Walther, Heide, Ramirez, Burgoon, & Peña, 2015). Además
describiremos el advenimiento de los estudios de análisis del discurso sobre corpus
digitales (Androutsopoulos, 2006; Herring, 2004b) e indicaremos algunos retos que
tienen actualmente los investigadores interesados en el ámbito. En concreto, la creciente
multimodalidad de los programas y aplicaciones digitales, es decir la integración de
recursos semióticos diferentes (como imágenes, vídeos, audios, etc.), requiere la
adopción de métodos nuevos (Herring, 2015a, 2015b), que se pueden aplicar también a
los emoticonos. Además, la difusión y circulación actual de los emoticonos gráficos y
otros materiales visuales justifica el renovado interés de los investigadores por el estudio
de los emoticonos (Herring, 2015b).
1.3.2. Los emoticonos: historia, difusión, percepción y uso
El tercer capítulo está enteramente dedicado a nuestro objeto de estudio. Tras unas
aclaraciones de tipo terminológico, recorreremos la historia de los emoticonos. Estos no
son una novedad de la época digital. Mostraremos que detrás de las caritas compuestas
por secuencias de signos de puntuación hay una larga tradición de juegos tipográficos
(Shep, 2010) y de debates sobre la adecuación del sistema de puntuación (cfr. Baron,
2001) que se remonta a hace siglos. Entre los antecedentes de los emoticonos gráficos,
recordaremos no solo la carita amarilla sonriente inventada en Francia y Estados Unidos
a mediados del siglo pasado (Collomp, 2010), sino la tradición del manga y del anime
que inspiró el diseño de los emojis japoneses (Sternbergh, 2014), la gama de emoticonos
gráficos integrada por algunas herramientas muy difundidas actualmente, como la
aplicación que analizamos, WhatsApp. En tercer lugar observaremos la difusión de los
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
21
emoticonos en la sociedad actual, que hemos valorado a partir de una selección de
noticias de prensa pertenecientes a ámbitos muy dispares. Finalmente, cerraremos el
tercer capítulo con una revisión de la bibliografía científica sobre los emoticonos,
intentando identificar las metodologías empleadas, los contextos estudiados por los
investigadores, así como los principales hallazgos obtenidos hasta el momento.
El cuarto capítulo describe el diseño, administración y resultados de nuestra encuesta.
Su objetivo es tanto la indagación de algunos aspectos poco considerados en la
bibliografía anterior (por ejemplo la relación entre uso de los emoticonos y hábitos de
uso de las TIC o las posibles razones del éxito de los emoticonos gráficos) como la
identificación de las herramientas y contextos principales en los que se utilizan los
emoticonos, cuyos resultados hemos tenido en cuenta en la elección del corpus. Además,
valoramos también de forma provisional la comprensión de una serie de emoticonos
gráficos, tanto para estudiar su proceso de interpretación como para buscar indicios de
la emergencia de etiquetas convencionales para designarlos.
1.3.3. Los emoticonos en contexto: estudio de un corpus
En el quinto capítulo describimos el proceso de recogida del corpus y la metodología de
análisis del mismo. Esta, en concreto, asocia el análisis del discurso digital (Herring,
2004b) para el estudio de los emoticonos en contexto a nociones de semiótica social
(Adami & Kress, 2010; Kress & van Leeuwen, 2006; Unsworth, 2006) en el análisis de
los aspectos visuales de la aplicación y de los emoticonos. En la primera parte del capítulo
describimos las dos metodologías, cuya adopción se justifica por la naturaleza misma del
objeto de análisis, los emoticonos, una característica de la comunicación digital y un
recurso de carácter visual. Describimos en ese mismo capítulo el proceso de recogida,
fijación, ordenación y selección del corpus, indicando también sus claras limitaciones,
además de abordar cuestiones éticas relacionadas con su recolección y análisis.
Los resultados del análisis se presentan en el sexto capítulo. Siguiendo una aproximación
de lo general a lo particular, partimos de una observación de la presentación de
WhatsApp, con especial atención a la imagen que la empresa quiere difundir en España,
para luego analizar más en concreto cómo funciona la aplicación. Al margen de detalles
técnicos, hemos querido subrayar qué elementos de diseño pueden influir en el uso de la
aplicación, reflexionando sobre todo en la presentación y manejo de la lista de emojis. A
continuación, presentaremos la lista de emoticonos más frecuentes en el corpus, para
luego analizar las tipologías de intercambios con más emoticonos. Ilustramos con
numerosos ejemplos las posibles funciones pragmáticas e interaccionales de los
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
22
emoticonos en el corpus, confirmando y ampliando los resultados de estudios anteriores
sobre estas caritas (Darics, 2012; Markman & Oshima, 2007; Skovholt, Grønning, &
Kankaanranta, 2014; Yus, 2014). En el análisis de los mensajes con emoticonos
esbozaremos también una reflexión sobre el tipo de asociación visual que pueden hacer
los usuarios al introducir un emoji y las relaciones que puede haber entre texto escrito e
imagen en los mensajes de WhatsApp analizados. También valoraremos la recepción e
interpretación de los emoticonos, estudiando incluso algunos casos especiales que hemos
encontrado en el corpus. El capítulo se cierra con una discusión de los resultados
principales y con una descripción de las limitaciones del estudio.
1.3.4. Conclusiones
El trabajo termina con unas conclusiones, en las que resumimos el trabajo y analizamos
los resultados principales de la investigación
1
. En la discusión hemos hecho especial
hincapié en dos aspectos: la relación de los emoticonos con aspectos de la cultura digital
actual y unas reflexiones sobre ventajas y limitaciones de las diferentes metodologías de
análisis empleadas en el trabajo. Asimismo, identificamos las principales limitaciones
del estudio y posibles maneras de continuar investigando los emoticonos, a partir de la
experiencia de este trabajo.
1
El capítulo 7 (que incluye resumen y conclusión de la tesis) se presenta por duplicado: el mismo
contenido es presentado en castellano y seguidamente en inglés, a fin de cumplir con la normativa
de la Universitat de València para la obtención de la mención internacional al título de doctor
(ACGV 26672011: Artículo 9).
23
Capítulo 2
La comunicación mediada por ordenador
2.1. La sociedad española en la era digital
Según la vigesimotercera edición del Diccionario de la Lengua Española de la Real
Academia Española, internet es una “red informática mundial, descentralizada, formada
por la conexión directa entre computadoras mediante un protocolo especial de
comunicación” («Internet», 2014). Si bien es cierto que se trata de un soporte
tecnológico, esta definición omite una característica fundamental de internet, es decir el
hecho de que es una realidad bien presente en nuestra sociedad y en nuestra vida diaria.
Los usos metafóricos del lenguaje, como la tendencia a considerar internet como un lugar
(decir, por ejemplo, buscar en internet, navegar en la red, hablar de entornos virtuales)
o como un objeto físico (no tener internet) son testigo de la tendencia a considerar el
mundo digital como un entorno real en el que se desenvuelven parte de nuestras
relaciones y de nuestro trabajo. Aun en contra de su naturaleza virtual, la comunicación
electrónica es una verdadera realidad social, como muestran los datos sobre la
penetración de internet en España.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística correspondientes al año 2014, el
72% (un 74% de los hombres y un 70% de las mujeres) de la población española de 16 a
74 años ha utilizado internet en los últimos meses. Según la misma encuesta (INE,
2014a), el 74% de los hogares españoles dispone de conexión a internet. En 2014 hubo
un crecimiento claro de los usuarios que acceden diariamente a la red, que llegaron al
79% (Fundación Telefónica, 2015) y por primera vez ese mismo año hubo más usuarios
(74%) que ordenadores (73%), dato atribuible tanto a la universalización del uso del
ordenador entre los menores de 15 años (94%, de los que un 92% también usuarios de
internet), como al auge de las conexiones a través del teléfono móvil (INE, 2014a). En
efecto, España es el mayor país europeo en penetración de los llamados smartphones: el
81% de los móviles en España son teléfonos inteligentes (Fundación Telefónica, 2015).
Aunque las brechas digitales, tanto de edad (Fundación Telefónica, 2015) como de
género (INE, 2014b), empiecen a reducirse, todavía quedan un claro sesgo social en el
uso de internet. Entre las personas con estudios universitarios el uso de internet roza el
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
24
100% y disminuye con el nivel educativo; los estudiantes son el colectivo que de forma
casi universal accede a la red (ONTSI, 2014). Esta penetración de internet en los hogares
y su progresiva utilización como instrumento de ocio es el resultado de dos tendencias
sociológicas concurrentes: la informatización del trabajo y la transferencia del consumo
cultural hacia el ámbito digital (Ariño, 2010).
Anteriormente la tecnología digital estaba ligada al ámbito profesional. Los ordenadores
llegaron a los despachos principalmente como instrumento para facilitar las tareas
administrativas, por lo que su uso estaba relacionado con los trabajos de oficina y, en
consecuencia, con un determinado colectivo social, el de las personas instruidas. Aunque
esta tendencia en cierta medida permanezca, la actual elevada presencia de ordenadores
en los hogares españoles parece haber moderado la consideración del ordenador y de
internet como herramientas para el trabajo intelectual. De hecho, las nuevas tecnologías
también una clara función de entretenimiento. La que Ariño (2010, p. 19) denomina
“transición al hogar cibernético”, es decir el aumento y modernización creciente del
equipamiento tecnológico de los hogares, coincide con una evolución más general de las
prácticas culturales en España (Tabla 2.1).
Tabla 2.1: Equipamiento técnico y consumo cultural de los hogares españoles
Época
Tecnología
Cultura
Hasta finales de los 60
Algunas teles
Cines
Cultura fuera de casa
1975-1985
Tele en el hogar
Entretenimiento en
casa
1985-2002
Más oferta de canales
Consumo
personalizado
2002-2009
Multiequipamiento e internet
Consumo individual
Desde 2009
Smartphones
Consumo individual y
en todo lugar
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Ariño (2010)
Antes de la difusión del televisor, que asumió el rol de electrodoméstico preponderante
en los hogares españoles alrededor de 1975 (De Miguel, 2001), la radio era el instrumento
utilizado para informarse y la mayoría de las prácticas de socialización y entretenimiento
se realizaban fuera del hogar. La televisión asumió pronto el papel de informar y
entretener a gran parte de la población durante su tiempo libre; con la difusión del
mando a distancia y de una mayor variedad de canales alrededor de 1985, empieza a
notarse cierta tendencia hacia un consumo cultural más personalizado (Ariño, 2010).
Esta personalización se convirtió en individualización gracias al progresivo
multiequipamiento de los hogares y sobre todo con la llegada de internet. Aunque el
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
25
ordenador e internet penetraron en los hogares como herramientas para el estudio o el
trabajo, es indiscutible que su uso hoy esté muy ligado al entretenimiento personal.
Según los datos de la Asociación para la Investigación en Medios de Comunicación en
2014 navegamos en internet una media de dos a cuatro horas diarias, máxime desde casa
(94%, solo un 51% desde el trabajo) y sobre todo por las noches (21-23 horas) y
principalmente preferimos navegar en la red a ver la tele (62%), no hacer nada (51%),
buscar información en bibliotecas o catálogos (33%) o leer (27%) (AIMC, 2014).
Los dispositivos móviles (smartphones, ordenadores y tabletas) son las tecnologías más
vendidas en España en los últimos años (Fundación Telefónica, 2015). La expansión de
la tableta y del teléfono móvil, con pantallas táctiles y capacidades técnicas cada vez más
sofisticadas, la difusión de diversos tipos de herramientas para la interacción dialógica o
grupal (ya sean los antiguos chats, los programas de videoconferencia o las más
modernas aplicaciones móviles de mensajería), así como la creación y difusión de las
redes sociales, creemos que han sido hitos fundamentales para la consolidación de las
nuevas tecnologías no solo como instrumentos de entretenimiento, sino también como
herramienta para la comunicación interpersonal. También en su papel como
instrumento para comunicarse con los demás las nuevas tecnologías han sido objeto de
una evolución desde un uso relacionado principalmente con el trabajo a la
popularización como herramientas para la socialización (Baym, 2000; Herring, 1996a),
especialmente desde que se difundieron las primeras conexiones a internet domésticas
(Herring, 2010). Entre los usos más destacados de internet en España se encuentra hoy
en día la participación en las redes sociales, habitual en un 67% de los internautas, que
llega a un 91% entre los más jóvenes (Fundación Telefónica, 2015), el uso de las
aplicaciones de mensajería, propio del 80% de los usuarios de smartphones (AIMC,
2014) y el correo electrónico, del que en 2013 tenían una cuenta personal el 91% de los
encuestados por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de
la Información (ONTSI, 2014). Todos estos datos son reveladores de la importancia que
han asumido las nuevas tecnologías para nuestras interacciones con los demás.
La preponderancia del uso de las nuevas tecnologías como medio de interrelación, muy
evidente entre los jóvenes, está despertando mucho interés por parte de la sociedad y es
importante estudiarla.
Hablar de interacciones virtuales, uso del teléfono móvil, lenguaje en la red despierta a
menudo preocupaciones sobre el futuro de las relaciones sociales, de la comunicación
cara a cara y de la misma lengua (Tagg, 2015). La reticencia – por no decir crítica – ante
las nuevas tecnologías es un fenómeno recurrente en la historia de la humanidad (Bell,
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
26
2010). Ha sido muchas veces mencionado el fragmento de Fedro de Platón, en el que el
rey Tamus manifiesta su reticencia ante la invención de la escritura, porque en su opinión
tendría efectos destructivos para la memoria y no conllevaría un verdadero aprendizaje,
sino la sombra del mismo (Ariño, 2010; December, 1993; Galán, 2011; Lebduska, 2014).
Menos mencionados son los efectos atribuidos a otros inventos tecnológicos, como el
teléfono, al que originariamente se atribuían efectos como el de volver locos a sus
usuarios, la transmisión de enfermedades o incluso la desaparición de la escritura o de
los periódicos (Marvin, 1988). Obviamente, hoy en día estas preocupaciones nos hacen
reír, pero una mirada crítica nos puede hacer observar que también la difusión de las
tecnologías digitales se acompaña de preocupaciones sociales por sus efectos: la
desaparición del libro, la pérdida de la capacidad para leer y escribir, el aislamiento físico
y social, sobre todo entre los jóvenes (cfr. Bell, Bishop, & Przybylski, 2015; McKay,
Thurlow, & Toomin Zimmerman, 2005), entre muchas otras alarmas.
Es normal que los cambios asusten. Lo que no es normal es ignorarlos. La difusión de las
nuevas tecnologías es un avance irreversible y la comunicación a través de ellas es una
realidad evidente e innegable, que merece especial interés por parte de los investigadores
interesados en el lenguaje.
2.2. La comunicación mediada por ordenador
El desarrollo y difusión de las tecnologías digitales ha modificado profundamente
nuestra sociedad, al punto que hemos pasado de un modelo organizativo y productivo
industrial a la que se denomina sociedad de la información (López García, 2005). Uno
de los ámbitos en los que más se nota esta revolución técnica es el uso creciente que se
hace de estas herramientas tecnológicas como instrumento para la socialización y la
comunicación interpersonal.
Dejando al margen los prejuicios sobre la comunicación virtual, que popularmente se
considera como una versión empobrecida y desvirtuada del lenguaje escrito tradicional
o de la comunicación cara a cara
2
, los lingüistas tienen muchas razones por las que
2
Bernete (2011) resume los principales prejuicios sociales que conciernen al lenguaje utilizado en
la red por los jóvenes, que denuncian no solo un empobrecimiento de la lengua de los mismos
jóvenes, sino también una degeneración más general del lenguaje. Las posturas más críticas ven
en la comunicación virtual incluso un fomento del individualismo y una decadencia de las
relaciones interpersonales. Cfr. Thurlow (2007) para un estudio crítico de las preocupaciones de
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
27
interesarse por cómo se comunica en la red. Como afirma Locher (2010, p. 1), lejos de
constituir un subproducto de la comunicación en soportes tradicionales, el uso de la
lengua en internet es una manifestación de la gran creatividad del ser humano y de su
capacidad para adaptarse a las restricciones de la tecnología y se puede en todo derecho
considerar como una manifestación real de la comunicación interpersonal, a pesar de
que normalmente se oponga lo virtual a lo real. Otro beneficio relacionado con la
comunicación en entornos digitales es el innegable enriquecimiento en variación
lingüística (Calero Vaquera, 2014, p. 111).
2.2.1. La comunicación en internet como disciplina académica
La disciplina académica que se centra en el análisis de los intercambios digitales se
denomina Comunicación Mediada por Ordenador (CMO), traducción del inglés
Computer-Mediated Communication (CMC)
3
. Es muy difícil resumir brevemente estos
más de 20 años de investigación sobre la materia, pero podemos esbozar algunas
tendencias generales, especialmente con respecto al estudio lingüístico de la CMO y
siguiendo las tres fases delineadas por Androutsopoulos (2006, 2015).
Desde la aparición de las primeras formas de comunicación mediada tecnológicamente,
los investigadores empezaron a interesarse por la naturaleza de la CMO. Herring (1996a)
recuerda que las primeras investigaciones, datadas de los años 80, estudiaron
principalmente el uso y la efectividad de las nuevas tecnologías en contextos
empresariales (cfr. por ejemplo Rice & Love, 1987; Sproull & Kiesler, 1986), interés que
después se dirigió también al ámbito educativo. Los estudios experimentales analizaron
preferentemente las diferencias entre la interacción cara a cara y electrónica (Sproull &
Kiesler, 1986). Solo a principios de los años 90 empezaron a aparecer los primeros
estudios que se centraron en el uso de la lengua en internet, que hasta el momento no
la prensa con respecto a las consecuencias dañinas de las tecnologías digitales sobre la
comunicación de los jóvenes.
3
En el ámbito hispánico también se encuentran las siglas CMC, que significa ‘comunicación
mediada por computadora’. Ante el continuo desarrollo tecnológico y el creciente acceso a
internet por medio de herramientas distintas del tradicional ordenador, algunos autores
proponen hablar de Technologically-Mediated Communication (Georgakopoulou, 2006), es
decir ‘comunicación mediada tecnológicamente’ o Electronically-Mediated Communication
(Baron & Ling, 2011), ‘comunicación mediada electrónicamente’. Estamos de acuerdo con Tagg
(2015, p. 5) en considerar que expresiones como “comunicación digital” o “comunicación mediada
por ordenador” enfatizan demasiado el papel de la tecnología. Con todo en este trabajo hemos
elegido utilizar el acrónimo CMO (que alternaremos con “comunicación digital” o “comunicación
electrónica”) en alusión a la tradición académica a la que hace referencia, aunque estudiemos el
uso de los emoticonos en una aplicación para teléfonos inteligentes.
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
28
había sido considerado un objeto de estudio digno de interés por parte de los lingüistas.
Solo a finales de los años 90 y sobre todo con el cambio de siglo, la CMO empezó a
constituir un objeto de investigación en todo derecho (Androutsopoulos, 2006; Herring,
1996a).
En un primer momento, los lingüistas dedicaron sus esfuerzos a analizar los rasgos
típicos de la que denominaban genéricamente “la lengua de internet”. A esta primera fase
de estudios sobre la CMO corresponde, por ejemplo, la noción de netspeak (‘ciberhabla’)
elaborada por Crystal (2002), así como todas aquellas investigaciones que estudian
genéricamente el lenguaje en internet, considerándolo como algo diferente, homogéneo
y en ciertos casos incluso indescifrable para los no iniciados (Thurlow, Lengel, & Tomic,
2004). Los aspectos fundamentales estudiados por los primeros investigadores que
analizaron la denominada “ciberhabla” fueron la descripción de rasgos considerados
únicos y propios de la comunicación digital, como acrónimos y emoticonos (Crystal,
2002), la mezcla entre oralidad y escritura (que profundizamos a continuación) y las
diferencias entre comunicación síncrona (chat, mensajería instantánea, etc.) y asíncrona
(correo electrónico, listas de correo, etc.) (Crystal, 2002; Sotillo, 2000).
En una segunda fase, los investigadores empezaron a tener en cuenta los factores sociales
y técnicos, además de contextuales, que influían en la comunicación mediada
tecnológicamente, dejando de lado la idea de que pudiera pertenecer a un género o una
tipología única (Herring, 2007). Los estudios centrados en la búsqueda y análisis de
rasgos típicos de la lengua en internet dejaron así paso a estudios del discurso (Herring,
2004b, 2007). Desde el punto de vista pragmático se investigaron fenómenos tan
variados como el sistema de toma de turnos (Herring, 2006, 2010; B. Smith, 2003), el
mantenimiento de la coherencia temática (Gruber, 1996; Herring, 2006), la cortesía
(Baym, 1996; Graham, 2007; Locher, 2010) y el humor (Holcomb, 1997), siguiendo una
evolución similar desde la comparación con la oralidad y la escritura hasta enfoques más
contextuales.
Al margen de los estudios pragmáticos (que continúan hoy en día), con la consolidación
de la aproximación metodológica basada en el discurso los investigadores empezaron a
adoptar también enfoques etnográficos (Androutsopoulos, 2006). En este período se
estudió la influencia del uso del lenguaje en el surgimiento y evolución de las
comunidades virtuales (Herring, 2004b; Postmes & Baym, 2005; Stommel, 2008) y en
la construcción y gestión de la identidad personal y de grupo (Androutsopoulos & Georg,
2003; Androutsopoulos, 2006). Desde el punto de vista sociolingüístico, se empezó a
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
29
analizar variación lingüística y la formación de identidades sociales en la red (Huffaker
& Calvert, 2005), las diferencias de género en distintos contextos de CMO (Herring,
1996c, 2004a; Huffaker & Calvert, 2005) o el cambio de código (Georgakopoulou, 2011;
Montes-Alcalá, 2007).
Más recientemente, varios investigadores han indicado que es necesario hacer un
ulterior paso adelante en los trabajos sobre la comunicación digital e inaugurar una
nueva fase de estudios menos etnográfico-descriptivos, más fundamentados
empíricamente (Herring, 2011) y con una mayor atención a los aspectos multimodales
(Bolander & Locher, 2014; Herring, 2015a, 2015b). Diferentes cambios técnicos y socio-
culturales justifican esta necesidad de superar las aproximaciones precedentes e integrar
métodos nuevos. Según Androutsopoulos (2015) destacan la penetración cada vez mayor
de internet, los patrones actuales de conexión permanente, compenetración entre real y
digital y sobre todo los cambios tecnológicos. Entre estos merece la pena destacar la
creciente introducción y circulación de materiales semióticos diferentes, como texto
escrito, imágenes, audios y vídeos dentro de un mismo producto (Herring, 2013, 2015a).
De hecho, entre las propuestas realizadas para actualizar la disciplina de la CMO se ha
planteado la integración en los estudios del discurso digital de metodologías que estudian
materiales no lingüísticos, como la multimodalidad (Herring, 2015a, 2015b), una
perspectiva de estudios que propone la consideración de diferentes recursos semióticos
en el estudio de la comunicación y de la representación (Adami, 2016)
4
.
Las peculiaridades de los usos lingüísticos en la red han recibido también la atención de
investigadores hispanohablantes. Merece la pena mencionar que la lengua castellana
tiene gran importancia en internet. El español es el quinto idioma en internet y el
segundo en las redes sociales (Fundación Telefónica, 2015). Además del enorme
potencial económico subyacente, estas cifras justifican de por sí la necesidad de
investigar sobre el uso que se hace de esta lengua en los entornos digitales.
El estudio de lo que denominan “español en internet” ha sido objeto de sendos paneles
temáticos en las últimas ediciones de los congresos internacionales de la lengua española
(concretamente en las ediciones de 2001, 2007 y 2010)
5
, organizados por el Instituto
Cervantes. En las investigaciones sobre la lengua castellana notamos también la misma
4
Cfr. cap. 5 para una descripción de los fundamentos y características de los enfoques
multimodales.
5
Las actas de todos los congresos han sido publicadas en internet y se puede acceder a ellas desde
la página web http://congresosdelalengua.es/default.htm (Consulta: 22-07-2015).
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
30
evolución desde el análisis de las características de la lengua en internet, considerada
desde una perspectiva descriptiva, a enfoques más contextuales y estudios pragmáticos;
las aproximaciones multimodales están todavía en ciernes también en la investigación
en nuestro idioma (para unos ejemplos cfr. Figueras, 2013; Maíz Arévalo, 2014).
De especial interés para los hispanistas han sido las características del español en la red,
tanto desde el punto de vista lexical (Amigot, 2007; Cervera Rodríguez, 2001; Moreno
del Río, 2007), como con respecto a la gramática y la sintaxis de los denominados
“géneros informáticos” (Gómez Torrego, 2001; Marcos Marín, 2000). También se han
elaborado repertorios de rasgos típicos de la comunicación digital (Marcos Marín, 2000;
Morala, 2001; Rincón, 2007). Los investigadores debatieron asimismo sobre las
oportunidades que ofrece internet para el español (Barcia, 2007; Tijeras, 2007). Al
margen de estas reuniones, en nuestro país se realizaron numerosas investigaciones
sobre corpus de distinta naturaleza, como los SMS (Betti, 2003; Galán, 2002, 2007), el
chat (Blanco Rodríguez, 2002; Llisterri, 2002; Sanmartín Sáez, 2007), el antiguo
Messenger (Garlito Batalla, 2011; Valencia-Cerino & García-Martínez, 2010), los correos
electrónicos (Bou Franch, 2011; Vela Delfa, 2007) o las redes sociales (Mancera Rueda &
Pano Alamán, 2013; Torrego González, 2011). Otros estudios recopilan más
genéricamente las características pragmalingüísticas del lenguaje en la red (López
Quero, 2013; Moral Toranzo, Félix; García Loreto, 2003; Yus, 2008). Han proliferado
también los trabajos destinados el estudio de fenómenos pragmáticos en la CMO, como
la cortesía, la descortesía o los conflictos (Bou Franch & Garcés Conejos Blitvich, 2014a,
2014b; Landone, 2012; Vivas Márquez, 2014). Destacable es sobre todo la aportación de
Yus, que, bajo el neologismo “ciberpragmática” (Yus, 2011) identificó una nueva rama de
la pragmática capaz de explicar las peculiaridades de la interacción en internet.
El presente trabajo se centra en los emoticonos, uno de los elementos de la CMO que más
atrajo la atención de los investigadores. Estas pequeñas caritas fueron objeto de
numerosos trabajos durante la primera fase de estudios sobre CMO, especialmente como
consecuencia del interés en las diferencias de la lengua usada en internet con la oralidad
y la escritura y con la comunicación cara a cara (Androutsopoulos, 2006). Por
consiguiente, los emoticonos han sido considerados durante mucho tiempo como
elementos no verbales incluidos en los mensajes electrónicos para representar
emociones, debido a la falta de presencia física del interlocutor, de la que se dispone en
la conversación cara a cara, pero no en línea (Baron, 2009; Thompsen & Foulger, 1996;
Wolf, 2000). Aunque dedicaremos el capítulo 3 a resumir la historia y la investigación
sobre los emoticonos, hemos considerado pertinente resumir brevemente en esta sección
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
31
dos de los principales debates sobre naturaleza de la CMO, que tuvieron lugar sobre todo
en los inicios del estudio académico de la comunicación digital y que consideramos
importantes para entender el recorrido de la investigación sobre emoticonos: el análisis
de la CMO en su relación con la oralidad y la escritura y los debates sobre la supuesta
falta de rasgos no verbales en la comunicación electrónica. Ambos debates dejaron paso
a estudios sobre el discurso digital y más recientemente sobre la necesidad de integrar
nociones de multimodalidad (Herring, 2015b).
2.2.2. El uso de la lengua en internet entre oralidad y escritura
El uso de la lengua en internet se basa en una aparente contradicción: es fruto de la
acción de teclear, por lo que debería poderse considerar una forma de expresión escrita,
pero presenta muchos rasgos similares a la oralidad. En consecuencia, los investigadores
intentaron definir, conceptualizar y categorizar esta nueva modalidad comunicativa a
partir de la relación entre las características de la oralidad y de la escritura
(Androutsopoulos, 2006). Solo posteriormente se elaboraron enfoques metodológicos
nuevos, capaces de considerar el lenguaje mediado a través de la tecnología como un
discurso con rasgos propios, atribuibles en parte a características técnicas y sociales
(Herring, 2007; Thurlow & Mroczek, 2011).
En realidad, la controversia sobre la relación entre habla y escritura no ha surgido con la
llegada de internet. Aunque hagan referencia en un principio a dos canales de
comunicación diferentes (las ondas sonoras y los signos gráficos), muchos autores
defienden que desde el punto de vista discursivo la oralidad y la escritura no son
modalidades opuestas, sino que existen más bien gradaciones entre ellas (López Alonso,
2014; Tannen, 1982). Generalmente, las diferencias principales entre los dos códigos han
sido analizadas desde dos puntos de vista, el textual, es decir los recursos lingüísticos
utilizados en cada modalidad comunicativa, y el contextual, es decir la situación
comunicativa concreta en la que se produce el habla o la escritura (Luque & Alcoba,
1999). Al margen de la CMO, hay muchos soportes en los que hay un acercamiento entre
las oralidad y la escritura, como la grabación y el teléfono, que permiten diferir la
comunicación oral, los monólogos o en general el teatro, así como la oralidad televisiva,
fruto a menudo de un guion escrito, entre otros (Luque & Alcoba, 1999). Tampoco hay
que olvidar que la lectura silenciosa es un fenómeno bastante reciente, puesto que
durante gran parte de la historia la lectura de textos escritos se ha realizado en voz alta
(Baron, 2001). Sin embargo, las peculiaridades de la comunicación digital parecen haber
reabierto los debates sobre las relaciones entre oralidad y escritura, aunque la
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
32
determinación de la naturaleza oral o escrita de los géneros electrónicos depende en gran
medida de la concepción de la relación entre las dos modalidades que adopta el
investigador (Mancera Rueda & Pano Alamán, 2013), dependiendo de si consideran las
relaciones entre oralidad y escritura dicotómicas, como un continuo o si creen que puede
haber incluso productos híbridos entre las dos (Baron, 1998).
La disputa sobre la naturaleza del lenguaje en internet es evidente en las numerosas
nomenclaturas que han sido propuestas por los investigadores para intentar dar cuenta
de las características novedosas del uso de la lengua en los entornos digitales. Una de las
primeras definiciones es la de interactive written discourse, ‘discurso escrito interactivo’
(Ferrara, Brunner, & Whittemore, 1991), un “registro emergente” a medio camino entre
la oralidad y la escritura. Yus (2011), al contrario, prefiere hablar de ‘texto escrito
oralizado’ (oralized written text), una expresión en su opinión muy adecuada para los
chats, que estarían sometidos a un proceso de “oralización” del discurso escrito,
mediante la que denomina “deformación textual”, los emoticonos o el recurso a
convenciones discursivas de los cómics, entre otros (Yus, 2005, 2008, 2011). Al hablar
de los SMS, al contrario, Galán (2007) prefiere hablar de “palabra oralizada” y “oralidad
escrita”, mientras que López Quero (2013) propone el término “conversación (virtual)
escrita”, entre otras nomenclaturas.
En nuestra exposición hemos optado por realizar un breve recorrido por la investigación
sobre la naturaleza de la CMO, que obviamente, dada la amplia literatura y la
complejidad del tema, no puede más que ser incompleto. Nos limitamos aquí a indicar
las principales posturas que se han adoptado para el análisis de la comunicación en
internet: la asimilación de la CMO respectivamente con la escritura o con la oralidad, su
descripción como forma híbrida o como una modalidad nueva y diferente.
Una de las primeras aproximaciones a la oralidad de internet es la que propone
December (1993), que profetizó el adviento de una tercera forma de oralidad, en
oposición a la oralidad secundaria, constituida por la radio y la televisión. La CMO
superaría las formas tradicionales de oralidad no simultánea, como grabaciones, vídeo o
la televisión, ofreciendo posibilidades de participación sin necesidad de una presencia
física temporal y espacial compartida. En su opinión el discurso en la CMO es una forma
de oralidad, porque muestra implicación, expresión y emoción.
Entre las investigaciones de carácter comparativo es digno de mención el trabajo de
David Crystal (2002), que dedica gran parte de su libro El lenguaje e internet al estudio
de las características que la lengua utilizada en internet tiene en común con la oralidad y
la escritura, llegando a la conclusión de que tiene muchos más puntos en común con la
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
33
expresión escrita que con la oral. Sin embargo, no considera posible asimilar plenamente
el lenguaje digital con la escritura. En su opinión la lengua de los usuarios de internet se
coloca a una distancia considerable de la lengua hablada, sobre todo por cuestiones
temporales, ya que, entre otros fenómenos, no puede haber respuestas o
retroalimentación inmediata, no se pueden producir solapamientos, se rompen los pares
adyacentes, etc. La consecuencia de estas limitaciones técnicas es la producción de
mensajes con una expresividad limitada, que en su opinión ha sido compensada solo en
parte a través de innovaciones orto-tipográficas. La comunicación en internet sería
entonces fría, abrupta y poco espontánea. De la comparación con la escritura, la
diferencia principal es la facilidad para editar el mensaje, aunque en general en su
opinión las conversaciones electrónicas están menos organizadas que la escritura
tradicional, ya que, por ejemplo, falta contextualización e información de carácter gráfico
y visual. Ante esta dificultad en la definición de la naturaleza de los usos lingüísticos en
internet, el autor propone recurrir al término “ciberhabla” para identificar este “lenguaje
novedoso que combina propiedades del habla, la escritura y el medio electrónico”
(Crystal, 2002, p. 63), una nueva forma comunicativa que se situaría a medio camino
entre la oralidad y la escritura. En definitiva, la ciberhabla es una nueva especie de
comunicación, un tercer medio entre oralidad y escritura, surgido del contacto entre los
dos (Crystal, 2002, p. 61).
Por otra parte, Herring (2010) menciona numerosas razones por las que los intercambios
mediados tecnológicamente se deberían considerar como un tipo de comunicación oral.
En primer lugar, los mismos usuarios cuando se refieren a sus intercambios por
mensajería instantánea o internet suelen decir que hablan con alguien o que el
interlocutor dice algo y no utilizan otros tipos de verbos como escribir o leer (Herring,
2010; Sanmartín Sáez, 2007). Además, incluso en intercambios asíncronos,
considerados más cercanos a la escritura, los usuarios suelen emplear estrategias
conversacionales de la oralidad, como el code-switching (Halim & Maros, 2014; Kötter,
2003; Montes-Alcalá, 2007), la imitación de rasgos prosódicos (Llisterri, 2002), una
organización del intercambio por turnos, aunque menos rápidos que en la transmisión
oral (Blanco Rodríguez, 2002; López Quero, 2013) y el uso de marcadores discursivos
(Landone, 2012); otros rasgos que la CMO tiene en común con la oralidad son las
distintas posibilidades de expresión de la direccionalidad y la deixis (Vela Delfa, 2007),
los intentos por mantener el flujo conversacional en intercambios grupales (Gruber,
1996; Herring, 2006) o la frustración que expresan los usuarios cuando se interrumpe la
comunicación o si la misma se aleja de su temática principal (Herring, 2010; Mancera
Rueda & Pano Alamán, 2013), etc.
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
34
Según algunos autores, como por ejemplo Mayans i Planells (2002), el debate sobre la
oralidad y la escritura para describir la CMO no es pertinente, ya que estaríamos ante un
género nuevo y distinto de los anteriores. La relación entre el que denomina “género
chat” y la oralidad y la escritura en su opinión no es la de fusión, sino la creación de un
género nuevo, no un derivado de los anteriores, aunque se utilicen las categorías
tradicionales de la oralidad y la escritura para analizarlo (Mayans i Planells, 2002). El
autor define el chat como el más espontáneo de los registros escritos y el más reflexivo
de los orales. Sin embargo, aunque tenga pocos elementos en común con la distancia, la
linealidad y la exposición del registro escrito, la característica fundamental que impediría
su asimilación al lenguaje oral es la ausencia de información extralingüística y
paralingüística, parcialmente compensada a través de artificios que imitan el lenguaje no
verbal (Mayans i Planells, 2002). También otros autores han defendido que la distancia
entre la oralidad y la escritura no es igual en todos los soportes, sino que cada medio
tiene una mayor o menor componente oral o escrita; las páginas de internet, por ejemplo,
serían más próximas al lenguaje escrito, mientras que la comunicación en el chat sería la
tipología más alejada de la escritura y más cercana a la oralidad (Crystal, 2002; Galán,
2007). Además del chat, los correos electrónicos, tanto grupales como individuales,
tienen características sociales, formales, estilísticas y lingüísticas a la vez próximas a la
oralidad y a la escritura (Yus, 2011, p. 225-237), dependiendo en gran medida del grado
de formalidad del intercambio. Al contrario, la mensajería instantánea sería el medio que
más adecuadamente ha sabido integrar las convenciones de la comunicación oral y
escrita a su favor, especialmente en su equilibrio entre sincronía y asincronía (Yus, 2011,
p. 197). López Alonso (2014, p. 183) utiliza el término “interdiscursividad” para referirse
a las relaciones entre discursos de diversa índole. En su opinión, los discursos
“tradicionales”, tanto los claramente ligados a la oralidad, como la conversación, como
los relacionados con la escritura, coexisten en los discursos digitales. No obstante, pese
a sus semejanzas con los géneros tradicionales, los productos digitales crean esquemas
propios, que se concretizan en la esfera digital en nuevos modelos prototípicos.
Algunas aproximaciones teóricas, lejos de considerar la CMO una modalidad nueva y
emergente, creen al contrario que se trata de un híbrido entre oralidad y escritura. Por
ejemplo, Baron (1998) llega incluso a considerar la CMO una lengua criolla, nacida del
contacto entre la comunicación oral y la escrita. En su estudio sobre los correos
electrónicos, la autora ya había captado la dificultad de identificar estos mensajes como
oralidad o escritura: las dinámicas sociales parecen asimilables a la escritura, el léxico y
el estilo similares a la oralidad, pero el formato y la sintaxis tienen características
híbridas entre los dos códigos. Baym (2000), por otro lado, insiste en otros aspectos:
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
35
como en la escritura, los hablantes están separados desde el punto de vista espacio-
temporal; por otro lado, como el habla, mucha CMO es directa, contextualizada e
interactiva y los interlocutores comparten determinados referentes. Según
Georgakopoulou (2011), el factor que más determina los rasgos típicos de la CMO es la
falta de un contexto físico inmediato y compartido, que tiene consecuencias a nivel de
interacció. Algunos efectos evidentes y estudiados son el recurso al code-switching,
cambios de registro, repeticiones, etc., pero según la autora gran parte de las formas de
creatividad lingüística en la CMO permanece en gran medida todavía inexplorada.
Una justificación adicional de la naturaleza híbrida de la CMO es la original
aproximación de Dresner (2005). El autor analiza las características de los chats en
términos topológicos. La conversación en los chats se organiza según el autor desde el
punto de vista espacial, de manera muy similar al funcionamiento tanto del oído como
de la vista. Por un lado, como la percepción auditiva, toda la información en los chats se
presenta de forma simultánea y conjunta (de la misma manera que somos capaces de oír
ruidos ambientales al mismo tiempo que una conversación) y los participantes tienen
más o menos la misma información (como en una conversación real en un mismo
contexto físico), por lo que los participantes tienen la sensación de encontrarse en un
espacio compartido. Indudablemente también la visión permite una percepción espacial
de la conversación del chat, puesto que estos intercambios aparecen en un objeto físico,
la pantalla y, como la escritura, tienen relaciones espaciales entre ellas en términos de
posición (una conversación es colocada más arriba, otra más abajo, más centrada o
menos, etc.). La comunicación en los chats integraría así características de la percepción
auditiva de una conversación oral (la existencia de un espacio compartido) y la de la
percepción visual de un texto escrito (la posibilidad de atender dirigiendo la mirada).
2.2.3. La comunicación no verbal en internet
Desde la aparición de las primeras formas de CMO, varios investigadores, especialmente
desde el ámbito de la psicología social, han intentado analizar las características de la
comunicación interpersonal mediada a través de las nuevas tecnologías. Los primeros
estudios consideraban que el mundo digital era un entorno estéril e impersonal y
destinado al malentendido (cfr. Walther, Heide, Ramirez, Burgoon, & Peña, 2015;
Walther, 2011). Estas investigaciones partían de la premisa que la CMO carece de los
rasgos no verbales de la comunicación cara a cara, por lo que no se consideraba una
herramienta adecuada para llevar a cabo las funciones sociales que se realizan por medio
de la comunicación no verbal (Walther, 2011, p. 445) llevando a intercambios
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
36
impersonales (Rice & Love, 1987). La frialdad del medio podría favorecer el engaño,
producir relaciones despersonalizadas y un comportamiento agresivo e irresponsable
(cfr. por ejemplo Sproull & Kiesler, 1986)
6
. Posteriormente, los investigadores
empezaron a estudiar cómo se compensan las limitaciones de los sistemas de
comunicación digital. Una de las teorías más difundidas para dar cuenta de las
diferencias entre la conversación cara a cara y la CMO es la teoría denominada Social
Information Processing (Walther, 1992), según la cual la ausencia de rasgos no verbales
no impide la expresión de impresiones personales y la creación de relaciones sociales: lo
que hacen los usuarios es adaptarse al medio a su disposición y hacer uso de las
posibilidades técnicas de las que disponen para su comunicación interpersonal. Esta
teoría ha sido utilizada por algunos investigadores para justificar el uso y difusión de los
emoticonos (Derks, Bos, & Grumbkow, 2007; Walther & D’Addario, 2001). Aunque la
idea de que internet sea un entorno impersonal y pobre siga vigente (cfr. Turkle, 2012),
los investigadores han empezado progresivamente a abandonar las comparaciones entre
la sociabilidad digital y la virtual (cambio de perspectiva considerado peligroso por
Walther, 2011) y a estudiar las características propias que definen la comunicación
interpersonal en internet (Herring, 2001). Que sean o no pertinentes las comparaciones,
las conclusiones de los primeros estudios sobre la imposibilidad de mantener relaciones
sociales mediante las nuevas tecnologías parecen estar equivocadas. Las nuevas
tecnologías se utilizan hoy en día en casi cualquier contexto relacional y median las
relaciones sociales de gran parte de la población, al punto que algunos investigadores
profetizan que los contextos virtuales gradualmente sustituirán los reales en la
comunicación interpersonal (Konijn, Utz, Tanis, & Barnes, 2008).
Al margen de las investigaciones en psicología social, la trasposición de la comunicación
no verbal en la CMO ha sido también objeto de estudios en el ámbito lingüístico. Los
debates sobre la oralidad o la escritura de internet, de hecho, estaban motivados también
por la observación de que la CMO presentaba diferentes rasgos que parecían imitar el
lenguaje no verbal. En su análisis de las características de distintos tipos de
comunicación virtual (páginas web, correo electrónico, grupos de chat y mundos
virtuales), Crystal (2002) considera numerosos aspectos relacionados con la
comunicación no verbal. Hace referencia por ejemplo a la riqueza prosódica y
paralingüística de la comunicación oral, a los gestos o emisiones vocales de asentimiento,
6
Según algunos autores (R. H. Jones, 2004; Konijn et al., 2008), al parecer pasó justamente lo
contrario: en vez de considerar la ausencia del interlocutor como una forma de
despersonalización, la soledad de la escritura sería interpretada como una forma de privacidad,
hecho que constituiría una de las razones del éxito de las nuevas tecnologías como herramientas
de socialización.
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
37
a los rasgos proxémicos y kinésicos de la conversación cara a cara, elementos típicos de
la oralidad que, en su opinión, se habrían compensado a través de usos exagerados de la
puntuación, de signos prosódicos o mediante usos tipográficos específicos, glosas y
emoticonos. López Quero (2013, p. 83) distingue incluso entre los recursos que ayudan
a compensar la ausencia del canal auditivo por un lado y del visual por otro. Según Baym
(2000, p. 65) la razón de esta necesidad de expresar marcas de oralidad es la falta de la
presencia física del interlocutor. Algunos autores, como Mayans i Planells (2002),
achacan a la falta de información no verbal en los chats la responsabilidad de que las
conversaciones virtuales estén destinadas al malentendido. Según este autor, la
creatividad de los usuarios ha permitido encontrar nuevas maneras de transmitir esa
información a partir de los símbolos a disposición en el teclado, aunque, en su opinión,
estos intentos no llegarían a suplir la comunicación no verbal, sino que serían
simplemente una faceta teatral, literaria, ficticia.
Que se trate de una manera de compensar la ausencia física del interlocutor, de integrar
rasgos de la oralidad en la escritura, de evitar malentendidos o de expresar de forma más
o menos auténtica la información no verbal, generalmente se consideran ciertas
innovaciones típicas de la CMO como maneras de trasladar a ese entorno algunos
atributos de la conducta no verbal. Elaborar un catálogo exhaustivo de todas las posibles
señales consideradas no verbales en la CMO es muy complejo, además de
necesariamente incompleto, puesto que nos topamos incluso con la creatividad de los
usuarios, fuente de continua variación, por lo que nos limitamos a enumerar algunos de
los rasgos que han sido mencionados más recurrentemente en los estudios sobre CMO
7
.
Uno de los primeros repertorios de estos rasgos en la CMO es el que elaboró Carey
(1980), que observó las diferentes maneras que utilizaban los usuarios de un sistema
electrónico para transmitir información paralingüística, como las repeticiones de letras,
comentarios metadiscursivos, interjecciones, onomatopeyas (que denomina vocal
segregates) y juegos tipográficos con los espacios y los signos de puntuación.
Más concretamente, parece frecuente el recurso a onomatopeyas e interjecciones. Es
muy frecuente por ejemplo el recurso a la onomatopeya de la risa (jaja), que se utilizaría
con una función o bien pragmática o bien como imitación de la acción de reír (Darics,
2012, p. 126). Otros aspectos ortográficos considerados portadores de información
extralingüística son el uso de mayúsculas, asociado habitualmente con la elevación del
tono de voz o la prosodia (Darics, 2012; Mancera Rueda & Pano Alamán, 2013; Riordan
7
En nuestra exposición hacemos referencia tanto a bibliografía sobre el inglés como en castellano.
Creemos que, con las oportunas diferencias y adaptaciones, muchos de los rasgos observados para
el inglés también son válidos en otras lenguas.
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
38
& Kreuz, 2010a) y la que ha sido definida “deformación textual” (Yus, 2005), como por
ejemplo, la repetición de letras, que tiene generalmente una función intensificadora
(Darics, 2013; Sanmartín Sáez, 2007; Yus, 2005), que ha sido asimilada también a la
expresión del grado superlativo (López Quero, 2013). Entre las marcas fonéticas de los
chats, Llisterri (2002) menciona las elisiones (frecuentes también en la lengua oral), las
epéntesis (sobre todo finales) e incluso sustituciones de letras; Sanmartín Sáez (2007, p.
58), al contrario, considera que es la aféresis “el fenómeno fonético más singular del
chat”. La misma autora también encontró en su corpus trasposiciones de los rasgos
dialectales de los hablantes en forma escrita (Sanmartín Sáez, 2007).
Con respecto al ámbito tipográfico, se han observado usos que Figueras (2014) define
“no normativos” de los signos de puntuación. No se trata solo de su general ausencia o
de la incorrección en su uso (Baron & Ling, 2011; Figueras, 2014), sino también de la
prevalencia de los puntos suspensivos, incluso de más de tres puntos, a los que se
atribuye una gran variedad de funciones (Baron & Ling, 2011; Darics, 2012) y de la
repetición de puntos exclamativos o interrogativos, usados para mostrar empatía,
señalar la entonación con la que leer el mensaje, mostrar énfasis (Darics, 2012; Figueras,
2014; Yus, 2005) o separar las estructuras sintácticas (Alcántara Pla, 2014). Los usuarios
pueden también emplear de forma creativa otros signos, como asteriscos, paréntesis,
arrobas, etc. (Sanmartín Sáez, 2007). Los asteriscos, por ejemplo, se usan para corregir
errores o para llamar la atención sobre una determinada palabra (Darics, 2012; Riordan
& Kreuz, 2010a); las arrobas a veces se utilizan para indicar a quién va dirigido un
mensaje en un intercambio grupal o para integrar la forma masculina y femenina en un
mismo término (Mancera Rueda & Pano Alamán, 2013). Otros autores amplían el
catálogo de rasgos, incluyendo también comentarios metadiscursivos (Marcoccia,
2000), descripciones de acciones (Waldner, 2009), otros signos tipográficos (Riordan &
Kreuz, 2010a, 2010b), etc. En uno de los primeros trabajos sobre la comunicación no
verbal en internet (Lea & Spears, 1992), en el que se estudió la influencia del paralenguaje
en la formación de impresiones de los interlocutores, entre las variables sujetas a
manipulación experimental los autores incluyeron también los errores ortográficos, que
en su opinión denotan prisa, mientras que según otros autores se trata de desviaciones
intencionadas (Mancera Rueda & Pano Alamán, 2013). Marcoccia (2000), por otro lado,
menciona los autorretratos realizados a través de signos de puntuación en los foros. Los
autores que estudiaron correos electrónicos, foros y los primeros chats incluyeron
también entre los rasgos no verbales la función quote, es decir, el hecho de citar dentro
del texto parte del mensaje anterior (Thompsen & Foulger, 1996; Waldner, 2009).
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
39
Shandorf (2012) incluso comparó algunas características de la comunicación en la red
social Twitter con la gestualidad.
Otros aspectos de los que los receptores suelen extraer información contextual son las
que se denominan “señales cronémicas”, es decir la información temporal relacionada
con la hora de envío de los mensajes o el período de tiempo entre un mensaje y su
respuesta (Darics, 2014; Kalman, Scissors, Gill, & Gergle, 2013). Otros elementos
intratextuales que podrían contribuir a recrear cierta presencia física del interlocutor son
también la deixis y las topicalizaciones (López Quero, 2013; Vela Delfa, 2007).
Finalmente, uno de los recursos que se han considerado más frecuentemente como
trasposiciones del lenguaje no verbal en la CMO son los emoticonos.
2.2.4. El análisis del discurso digital
Los investigadores abandonaron progresivamente la idea de que el lenguaje en internet
constituye una modalidad única a comparar con las formas tradicionales de escritura o
de comunicación (Androutsopoulos, 2006). En la segunda fase de estudios, la CMO dejó
paulatinamente de considerarse como como una versión deficiente de la comunicación
cara a cara, por teléfono o por escrito, para ser concebida como algo diferente y con
características propias (Herring, 2007). Los investigadores se empezaron a centrarse
más bien en cómo los usuarios transfieren sus habilidades comunicativas a nuevos
soportes para construir significado social, superando las eventuales limitaciones técnicas
(Baym, 2000). En consecuencia, el análisis del discurso se consideró como el marco
metodológico adecuado para el estudio de la CMO, ya que permite explicar el uso del
lenguaje en el contexto en que se producen (Baym, 2000; Herring, 2004b).
Una de las metodologías vigentes para el análisis de la CMO es la que ha sido
denominado Computer-Mediated Discourse Analysis, ‘análisis del discurso mediado por
ordenador’ (Herring, 2004b), un enfoque que pone al centro de la atención la variedad
de grupos y prácticas comunicativas en la red, con una orientación claramente dirigida a
un análisis específico que tiene en cuenta los parámetros contextuales que influyen en
las elecciones lingüísticas y discursivas de los internautas (cfr. cap. 5). El objeto del
análisis empezó a ser cómo los usuarios hacen uso de las diferentes herramientas
tecnológicas a su disposición para construir el discurso en un determinado contexto. La
necesidad de reconocer los factores técnicos y sociales de cada contexto fundamenta esta
aproximación metodológica (Herring, 2007), sin por ello adoptar una perspectiva
determinística (Thurlow & Mroczek, 2011). Es decir, en este nuevo enfoque el medio de
transmisión del mensaje deja de ser una variable de tipo causal (Baym, 2000): las nuevas
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
40
tecnologías se consideran una herramienta para la comunicación, no una simple forma
de teclear (Herring, 2001). Los debates sobre la relación entre oralidad y escritura no
dejan de estar presentes bajo este prisma metodológico, pero el tipo de lenguaje
empleado se considera fuertemente dependiente del contexto. Los rasgos únicos de este
tipo de comunicación, como los emoticonos, aspectos gráficos específicos, los acrónimos,
el léxico, además de la variedad de estilos y géneros, hacen de la CMO una modalidad
comunicativa heterogénea y variada, plasmada en cierta medida por los elementos
técnicos del soporte y los objetivos comunicativos del grupo en el contexto concreto en
el que se desarrolla el intercambio objeto de análisis (Herring, 1996a, 2011).
Además de rechazar las aproximaciones a la CMO basadas en el concepto de ciberhabla
(Crystal, 2002), Herring (2007) considera también parcial la teoría de los géneros
textuales como posibilidad para enmarcar teóricamente la CMO por su carácter
prescriptivo, que en su opinión poco se adapta a la variedad del discurso virtual
8
: el
contexto social de la interacción puede influir mucho incluso en el discurso digital, cuyas
características no dependen exclusivamente de aspectos técnicos (Thurlow & Mroczek,
2011).
En un intento de encontrar un equilibrio entre la influencia de los factores técnicos y
contextuales, Herring (2007), tomando como punto de partida una clasificación
facetada, que procede de las ciencias de la información, identificó una serie de factores
técnicos, sociales y situacionales, que propuso tomar como punto de partida en el análisis
de formas específicas de discurso mediado por ordenador. Con respecto al tratamiento
de elementos no lingüísticos, la visión comparatista ha sido en cierta medida abandonada
en los estudios sobre el discurso digital, algunos rasgos de la CMO, como emoticonos,
onomatopeyas o repeticiones, también se tienen en cuenta bajo la perspectiva
metodológica del análisis del discurso mediado por ordenador, pero haciendo hincapié
en la intencionalidad de la comunicación digital (Dresner & Herring, 2010). En
consecuencia, el estudio de los emoticonos y de otros rasgos se inscribió en la pragmática
y su presencia empezó a considerarse más bien una muestra de la gran creatividad y
capacidad de adaptación de los usuarios a las características técnicas del medio y al
8
Una manera de conciliar la difícil aplicación de la teoría de los géneros textuales a la variedad de
la CMO es la que propone López Alonso (2014). Aunque considere que los límites de los géneros
de internet no estén totalmente delimitados, postula la existencia de los que denomina
“cibergéneros”, modelos prototípicos digitales derivados de los géneros tradicionales, pero
inscritos en nuevos marcos semánticos y esquemas contextuales, y constantemente sujetos a
modificaciones y adaptaciones.
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
41
contexto social concreto del intercambio (Nishimura, 2015b), que un rasgo de la
oralidad.
La pregunta actual es si esta lista de factores sigue vigente, ya que las constantes
innovaciones tecnológicas han vuelto este inventario obsoleto. Además de la variedad de
prácticas sociales que tienen lugar en la red (R. H. Jones et al., 2015), en las
herramientas digitales actuales hay una creciente integración de materiales
multimodales (Herring, 2015a; Vela Delfa & Cantamutto, 2015). Con respecto a los
emoticonos, en concreto, hoy en día existe un amplio catálogo de emoticonos gráficos a
disposición de los usuarios de diferentes tipos de herramientas, programas y
aplicaciones. La existencia y difusión de esta opción gráfica es coherente con una
tendencia general de las herramientas digitales actuales, que integran cada vez más
elementos multimodales (Herring, 2013, 2015a). En consecuencia, varios investigadores
(Androutsopoulos, 2015; Bolander & Locher, 2014; Herring, 2015a) han llamado a los
investigadores a inaugurar una tercera fase de estudios, en la que se tomen más en cuenta
los aspectos multimodales. Las aproximaciones multimodales han sido utilizadas en el
estudio de diferentes soportes digitales, como páginas webs o blogs (Adami, 2015;
Lemke, 2002), pero no en estudios de discurso y solo de forma preliminar a los
emoticonos (Maíz Arévalo, 2014). El reto actual de los investigadores es integrar ambas
aproximaciones metodológicas en los estudios del discurso digital.
2.3. Resumen
En este capítulo hemos constatado la importante penetración de las nuevas tecnologías
en la sociedad, haciendo referencia en concreto en la situación española. También hemos
revisado el surgimiento de la disciplina académica que analiza la comunicación mediada
por ordenador. En nuestra exposición hemos señalado que el estudio de los emoticonos
ha estado presente en varias fases de la investigación sobre la CMO, siguiendo algunos
de los principales debates relacionados con la comunicación en los entornos digitales.
Durante la primera fase de estudios, dominada por la comparación de la CMO con la
oralidad y la escritura (Crystal, 2002), se consideraron los emoticonos como una manera
de añadir contenidos emocionales a la CMO (Martínez Sánchez, 2007; Morala, 2001). En
este mismo período, los investigadores se interesaron también por la posible
transposición de la información no verbal al ámbito digital (Walther et al., 2015),
considerando los emoticonos uno de estos rasgos no verbales (Derks, Bos, & von
Grumbkow, 2007; Walther, 1992). En una segunda fase, los estudios de análisis del
CAPÍTULO 2. LA COMUNICACIÓN MEDIADA POR ORDENADOR
42
discurso superaron la simple comparación de la CMO con la oralidad o la escritura o la
valoración de los efectos de la sincronía o asincronía (Herring, 2004b, 2007) y utilizaron
métodos del análisis del discurso para estudiar la comunicación digital. Aplicaron estas
nociones a los emoticonos, defendiendo la intencionalidad de estos elementos
considerados no verbales. En consecuencia, se consideró que los emoticonos podrían
tener funciones pragmáticas o interaccionales (Darics, 2012; Dresner & Herring, 2010;
Skovholt et al., 2014; Yus, 2014). La amplia gama de emoticonos gráficos disponibles hoy
en día y su difusión y circulación ha llamado recientemente la atención de los
investigadores interesados en la CMO, que han considerado la posibilidad de hacer un
paso más allá de la mera consideración de los emoticonos como rasgos no verbales o de
sus posibles funciones pragmáticas para estudiarlos como materiales visuales, por medio
de metodologías inspiradas en la multimodalidad (Herring, 2015b). Ambas perspectivas,
tanto el análisis del discurso como los enfoques multimodales, nos parecen apropiadas
para analizar el fenómeno que nos interesa por su atención al uso en contexto y por su
sensibilidad hacia los aspectos visuales. Dedicaremos el resto del presente trabajo al
estudio de los emoticonos.
43
Capítulo 3
Historia y expansión de los emoticonos
3.1. Definición y tipologías
Los emoticonos son representaciones esquemáticas de expresiones faciales que se
añaden a los intercambios que tienen lugar en soportes digitales. Tradicionalmente los
emoticonos se componían de secuencias de signos de puntuación, pero en la actualidad
hay una gran variedad de pequeñas imágenes prediseñadas. En castellano se suele
utilizar el término “emoticono” como término genérico para designar toda la gama de
caritas o imágenes que se incluyen en los mensajes electrónicos. En inglés, al contrario,
con emoticon se suelen indicar principalmente las caritas reproducidas a través de una
secuencia de signos de puntuación (aunque puede haber fluctuaciones en el uso del
término), mientras que para referirse a los emoticonos gráficos, representados por
pequeñas imágenes, se prefiere la palabra smiley o las terminologías propias de cada
soporte, como emoji o sticker. En el apartado siguiente describiremos las diferentes
tipologías de lo que en castellano denominamos “emoticonos” y las posibilidades técnicas
que los usuarios tienen a su disposición en los programas y soportes tecnológicos más
conocidos con el fin de clarificar la terminología relacionada con estas pequeñas caritas
9
.
3.1.1. Emoticonos textuales
El término emoticono es la traducción de la palabra inglesa emoticon, que deriva de la
fusión entre los términos emotion (‘emoción’) y icon (‘icono’). Con “emoticono” se
designa una secuencia de signos de puntuación, tipología que en este trabajo
denominaremos “emoticonos textuales”. Otros autores han sugerido la terminología
“emoticonos ASCII”, ya que utilizan los caracteres convencionales del ordenador, el
denominado “código ASCII” (Calero Vaquera, 2014, p. 102). En Wikipedia («Anexo:
9
Dada la gran variedad de programas, aplicaciones y páginas web que existen en la actualidad y
la rapidez en los cambios tecnológicos, una revisión exhaustiva de las distintas variedades y
tipologías de emoticonos sería una tarea muy dificultosa. En consecuencia, nos limitaremos a
presentar las tres categorías que consideramos más importantes.
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
44
Emoticonos», 2015)
10
, al contrario, se encuentra la nomenclatura “emoticonos
occidentales”.
Los primeros emoticonos fueron :-) y :-(. Inclinando la cabeza hacia la izquierda, estas
secuencias de signos de puntuación aluden esquemáticamente a una carita sonriente o
triste: los dos puntos representarían los ojos, el guion la nariz y el paréntesis una boca
sonriente o triste, respectivamente. Al margen de poder representar el mismo emoticono
sin la “nariz”, :), o con signos diferentes para indicarla, como :^) o :¬), la creatividad de
los usuarios desarrolló centenares de signos que representan no solo expresiones faciales
o estados anímicos, sino también un sinfín de objetos y acciones. En la Tabla 3.1
presentamos una pequeña selección de algunos emoticonos textuales recogidos por la
Wikipedia («Anexo: Emoticonos», 2015).
Tabla 3.1: Algunos emoticonos textuales
Emoticonos
Definición
:-) :) :o) :] :3 :c) :> =] 8) =) :} :^) :っ)
Sonrisa
:-D :D 8-D 8D x-D xD X-D XD :っD =-D =D =-3
=3 B^D
Risa
:-( :( :-c :c :-< :っC :< :-[ T.T :[ :{
Tristeza
;-) ;) *-) *) ;-] ;] ;D ;^) :-,
Guiño, sonrisa
>:P ;-P :P X-P x-p xp XP :-p :p =p :-Þ :Þ :-b :b
Lengua fuera, atrevido, juguetón
@}-;-'--- @>-->--
Rosa
Fuente: Wikipedia («Anexo: Emoticonos», 2015)
Como muestra la tabla, gran parte de los emoticonos, cuyas definiciones hacen referencia
a una expresión facial o a una emoción, son variaciones del esquema básico que atribuye
a los dos puntos el valor de los ojos (rara vez un 8), asimila el guion a una nariz y otro
carácter representa la boca, el elemento que varía con más frecuencia y que tiene mayor
valor distintivo.
10
Podría considerarse poco adecuado citar una fuente como Wikipedia en un trabajo académico.
Sin embargo, hemos considerado esa enciclopedia una fuente adecuada para valorar aspectos
relacionados con la cultura popular digital, como pueden ser los emoticonos, ya que en ese caso
consideramos que la contribución de los usuarios y el carácter abierto de los artículos deja de ser
una desventaja. Dresner y Herring (2010), por ejemplo, en su trabajo sobre los emoticonos citan
el Urban Dictionary y la Wikipedia, dos páginas webs que se nutren de las aportaciones de los
usuarios. Además, hemos contrastado la información leyendo las entradas en diferentes idiomas
y evitado citarla si no nos parecía completa. Se han realizado numerosos estudios sobre la
fiabilidad de Wikipedia como fuente de información de carácter científico (cfr. J. Giles, 2005),
pero en menor medida sobre su uso para valorar aspectos de la cultura popular (Davidson, 2012).
Para una revisión de los estudios realizados sobre Wikipedia, cfr. Okoli (2009).
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
45
Debido a su popularidad, los emoticonos se difundieron rápidamente y se crearon
numerosas variantes. Cuando llegaron a Japón, sin embargo, fueron objeto de una
readaptación propia, que dio lugar a los kaomoji (Pollack, 1996).
3.1.2. Kaomoji
En el mundo occidental para interpretar correctamente un emoticono es necesario
inclinar la cabeza hacia la izquierda, puesto que la cara que representan está inclinada a
90º. En Oriente y, especialmente, en Japón, al contrario, los emoticonos tipográficos
tienen una apariencia diferente. En primer lugar, no están inclinados; además, los
emoticonos japoneses hacen hincapié en los ojos, portadores de mayor expresividad en
esa cultura, una característica que se encuentra también en otras manifestaciones de la
cultura popular japonesa, como el manga o el anime (Katsuno & Yano, 2007). Estos
emoticonos se denominan kaomoji, término derivado de las palabras kao (cara) y moji
(carácter). Por ejemplo, una de las numerosas secuencias que se utilizan para indicar
alegría es la siguiente: (⌒‿⌒), en la que se esboza una “sonrisa” y los “ojos” están
cerrados. Una de las maneras de expresar la rabia es la siguiente (・`ω´・), en la que se
esboza un ceño fruncido. Muchos otros kaomoji no son fácilmente identificables para un
occidental, como (ノ´з`)ノ, que indicaría amor.
Hay una enorme variedad de kaomoji, que no se usan solo para representar expresiones
faciales, sino también objetos, acciones, animales o formas. La variedad de kaomoji
básicos que se utilizan en las conversaciones electrónicas es más amplia que sus
equivalentes textuales occidentales (Markman & Oshima, 2007)
11
y, según algunos
autores, se utilizan más que los emoticonos (Kavanagh, 2010), aunque actualmente haya
una mayor tendencia hacia el uso de emojis (Nishimura, 2015a). Algunos autores (cfr.
por ejemplo Markan & Oshima, 2007) creen que la función de los kaomoji es más
claramente no verbal que en el caso de sus equivalentes occidentales, ya que podrían
tener una función similar a ciertos gestos utilizados para marcar el cambio de turno
(Kendon, 1995). Además, los kaomoji podrían permitir la expresión de una mayor gama
de afectos en una cultura, como la japonesa, en la que la expresión de emociones es
mucho menos manifiesta que en los países occidentales (Lebduska, 2014).
Según Katsuno y Yano (2007), desde su aparición a mediados de los años 80, la
propagación de los kaomoji ha sido muy rápida; uno de los factores que en opinión de
los autores influyó en su difusión fue la temprana aparición de conjuntos
11
Existen numerosas páginas web que ofrecen catálogos de kaomoj. Según
http://kaomojiya.com/ (citado en Nishimura, 2015a) existen 6.246 kaomoji (Consulta: 5-12-
2015).
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
46
preestablecidos, como diccionarios, listas en páginas web y hasta CD, que se podían
guardar en los propios teléfonos móviles y permitían añadir ágilmente emoticonos a los
mensajes. Además, al empezar a escribir un kana, los teclados japoneses ofrecen
automáticamente los homófonos ideográficos.
En su estudio sobre los chats entre amas de casa japonesas, Katsuno y Yano (2007)
analizan con detenimiento los aspectos socio-culturales que llevaron a la adopción y
difusión de los kaomoji, vinculando su éxito a la fuerte presencia del aspecto no
lingüístico en la cultura y el lenguaje japonés. Una primera influencia en los kaomoji es
la del manga. Un manga contiene keiyu, símbolos figurados, que representan los estados
psicológicos y fisiológicos de los personajes y on’yu, símbolos sonoros, la versión manga
de las onomatopeyas. Por ejemplo, el punto y coma, añadido a algunos kaomoji para
indicar una gota de sudor, como en (^_^); era una convención tipográfica ya presente en
el manga (Katsuno & Yano, 2007). Sin embargo, hay predecesores incluso anteriores al
manga y al anime, ya que la constante interpenetración entre palabras e imágenes, entre
elementos visuales y escritura, constituye un aspecto de gran importancia en la cultura
japonesa. Según Shelton y Okayama (2006), por ejemplo, remonta a los siglos XVIII y
XIX la floreciente tradición de la novela visual, en la que las palabras y las imágenes
ocupan el mismo espacio y se compenetran; además, los mismos autores afirman que
sería imposible imaginar la poesía japonesa sin que juegue con el elemento visual.
Aunque este tipo de narraciones visuales está en declive, la tendencia a combinar
palabras e imágenes sigue viva en el manga y el anime (Shelton & Okayama, 2006). El
sistema de escritura japonés también influye mucho en la lectura de los kaomoji. En
efecto, los pictogramas chinos, los kanji, tienen para los japoneses un significado, pero
adquieren el sonido correspondiente dependiendo del contexto, lo que crea una relación
muy dinámica entre la imagen y el sonido, un dinamismo característico también de los
kaomoji, que pueden incorporar movimiento, alusión a onomatopeyas o palabras
(Katsuno & Yano, 2007)
12
. Otro antecedente de los kaomoji es el hentak shôjo moji, un
estilo de escritura muy popular entre las jóvenes japonesas en los 70 y 80, caracterizado
por figuras muy redondeadas y por la introducción de símbolos pictóricos como flores y
estrellas (Katsuno & Yano, 2007). A través de los kaomoji, en definitiva, el usuario pone
en práctica su creatividad y los destinatarios su capacidad de interpretación, favorecida
por compartir determinados referentes culturales, además de cierto espíritu de
competición en la manifestación de creatividad.
12
El mitate, palabra que significa “alusión”, “simbología”, es una técnica ampliamente utilizada
en una gran variedad de formas artístico-culturales japonesas, como la ceremonia del té, el teatro
tradicional o los jardines (Katsuno & Yano, 2007).
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
47
Los kaomoji se difundieron en primer lugar entre los aficionados a los ordenadores en
los años 80 y a partir de mediados de los 90 entre los adolescentes a través de los
mensajes de teléfono móvil. Este uso por parte de los jóvenes ha sido justificado por
algunos autores como una voluntad de expresión de la identidad personal (Miyake,
2007). Las mujeres han sido las principales responsables de esta propagación (Katsuno
& Yano, 2007) y, al parecer, en ese país utilizan muchos más emoticonos que los usuarios
de sexo masculino (Nishimura, 2015a). Una de las razones es que el uso de los kaomoji
tiene mucho en común con la performance del kawaii, el culto a lo bonito
13
, que ha
dominado durante décadas el comportamiento social, la apariencia física, la manera de
vestir, de actuar, de hablar, la caligrafía y hasta la manera de preparar la comida de las
jóvenes japonesas (Kinsella, 1995) y que se justifica por el énfasis en la división de los
roles de género vigente en la sociedad nipona (Asano-Cavanagh, 2014).
Los kaomoji no son el único tipo de elementos utilizados como emoticonos en Japón. En
ese país se pueden utilizar también símbolos no lingüísticos denominados kigou o
incluso caracteres ideográficos (kanji) colocados entre paréntesis (Nishimura, 2015a).
Como ejemplos de la primera categoría (kigou), Nishimura (2015) propone ☆♪ ♡,
mientras que un ejemplo de kanji usados como emoticonos es (怒), que significa ‘rabia’.
En definitiva, el uso y la propagación de los emoticonos en Japón, ya sea los kaomoji, los
kigou, los kanji o los más modernos emojis, es el resultado de varios aspectos
concurrentes de la cultura japonesa, desde las características del sistema de escritura, la
compenetración entre elementos visuales y escritura, varias manifestaciones culturales
típicas del país (novela visual, estilo caligráfico, manga, anime, etc.) y el complejo y
autóctono concepto de kawaii. Dada esta compenetración entre los emoticonos y la
cultura japonesa, podría sorprender que los emojis, nacidos en el país nipón, se hayan
difundido con éxito también a entornos culturales tan diferentes como los países
occidentales.
3.1.3. Emoji
El término “emoji” también deriva del japonés, en ese caso de e (‘imagen’) y moji
(‘carácter’). Creados a finales de los años 90 en Japón, se trata de pequeños pictogramas
en color (Fig. 3.1), que se añaden a los intercambios electrónicos en diferentes soportes.
Calero Vaquera (2014) incluye los emojis en la categoría de los emoticonos de segunda
13
Según Asano-Cavanagh (2014) no existe una traducción del término capaz de ofrecer todos sus
matices. A partir de su asociación fundamental con el comportamiento que se espera de las
mujeres, el término kawaii es utilizado para describir objetos, comportamientos, actitudes,
acciones, etc. Está relacionado con lo bonito y lo pequeño, la inocencia y la amabilidad, entre otros
aspectos.
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
48
generación, que denomina “emoticonos figurativos estáticos”. El uso de los emojis se
popularizó en España especialmente gracias a la aplicación de mensajería WhatsApp
(Calero Vaquera, 2014), que integra un teclado de emojis. En estos dispositivos los
emoticonos son tratados como imágenes. Los usuarios disponen así de un conjunto
predeterminado, por lo que no son fruto de la asociación de distintos signos o caracteres,
como en el caso de los emoticonos tipográficos. Según Calero Vaquera (2014, p. 103),
este atributo haría los emojis “más representativos” que sus antecedentes compuestos
por secuencias de caracteres ASCII, y constituiría uno de los fundamentos de su
popularidad.
Figura 3.1: Emoji
Fuente: Emojipedia
14
Debido a la difusión de estos pictogramas, un consorcio internacional denominado
Unicode se ocupa desde hace años tanto del diseño de los emojis como de su codificación,
para permitir la transmisión de estos pequeños iconos a distintos soportes. Gigantes
informáticos como Twitter, Apple, Gmail y Android han adoptado el estándar Unicode,
aunque puede haber pequeñas diferencias de visualización en los distintos soportes. El
consorcio Unicode actualiza periódicamente el conjunto de emojis. A partir de junio de
2015 se difundió la octava versión (8.0) del estándar Unicode, la versión 9.0 está
disponible a partir de mediados 2016 (Burge, 2015) y se prevé que la décima se empezará
a difundir en junio de 2017 («Unicode Version 10.0», 2016). En lo referente al número
de emojis disponibles, la versión 8.0 (junio de 2015) contiene hasta 1.281 emojis (The
Unicode Consortium, 2015b, pp. 18-19), aunque el número real disponible para el
usuario depende en gran medida de la aplicación.
3.1.4. Otros emoticonos
El término inglés smiley es un adjetivo, que significa ‘sonriente’, que se utiliza (a veces
acompañado de face y a veces como sustantivo), para indicar la esquemática carita
sonriente amarilla, que encontramos no solo en internet, sino también en una gran
variedad de contextos, objetos e imágenes (Fig. 3.2).
14
Emojipedia (http://emojipedia.org) es una página web en la que se recogen todos los emojis de
Unicode y se explica su significado, además de aspectos técnicos. Su fundador, Jeremy Burge,
colabora con el consorcio Unicode en el diseño, selección y codificación de los emojis.
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
49
Como se detallará mejor a continuación (cfr. sección 3.2), la carita amarilla sonriente
surgió entre finales de los años 60 y principios de los 70 en un contexto comercial que
poco tenía que ver con la comunicación en soportes electrónicos (Kringiel, 2011).
Figura 3.2: Smiley
Fuente: Wikipedia.org
Sin embargo, el término smiley se usa actualmente también para denominar los
conjuntos de emoticonos no pertenecientes a las categorías anteriormente descritas,
como por ejemplo los emoticonos disponibles en los foros. Un ejemplo de emoticono de
un foro es
15
, que representa una carita azul guiñando el ojo. Según la clasificación
que utilizamos en este trabajo, los smileys entrarían en la categoría de los emoticonos
gráficos, mientras que Calero Vaquera (2014) los considera emoticonos figurativos
estáticos (como los emojis).
La plataforma Line integró recientemente otro tipo de emoticonos, los denominados
stickers, término inglés que significa ‘pegatinas’. Se trata de emoticonos más grandes y
de mayor complejidad, que con frecuencia vienen acompañados de una animación
(Parlangeli, 2015). Pueden ser variaciones de las características caras amarillas (como la
gama estándar disponible en la red social Facebook) o estar inspiradas en personajes
famosos (Mateo, 2015), películas (Lasane, 2014) y eventos o marcas, lo que abre grandes
posibilidades comerciales (Brenner, 2015; Griffith, 2015). La popularidad de estas
pegatinas impulsó la aparición de stickers en entornos diferentes al originario Line,
como su competencia Telegram, la red social Facebook o las aplicaciones Viber y
WeChat. La figura 3.3 muestra un ejemplo de las caras disponibles en la red social de
Mark Zuckerberg, presentado en tamaño real tal y como les aparece a los usuarios de la
red social. La alusión a la pegatina es consecuencia del hecho de que, gracias a
aplicaciones específicas, los usuarios pueden incluso añadir este tipo de emoticonos a
fotografías o imágenes personales, posicionando el sticker en la parte de la foto que
prefieren. Muchos paquetes de stickers son gratuitos, pero otros son de pago; también
hay aplicaciones móviles que permiten crear pegatinas personalizadas a partir de fotos o
imágenes (Touss, 2014). Algunos programas de mensajería como Google Hangouts o
15
Este emoticono ha sido extraído del foro del diccionario en línea WordReference. Disponible en
http://forum.wordreference.com/help/smilies (Consulta: 27-11-2015).
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
50
Telegram, incluso sugieren al usuario qué pegatinas utilizar mientras escriben (Mateo,
2015; Parlangeli, 2015).
Figura 3.3: Una pegatina de Facebook
Fuente: http://thenextweb.com/
En su clasificación de los emoticonos, Calero Vaquera (2014) incluye también los que
denomina “emoticonos figurativos animados”, que comprenden animaciones y en su
opinión constituirían la tercera generación de emoticonos. No estamos totalmente de
acuerdo con esta clasificación, puesto que algunas de las tipologías descritas
anteriormente también incluyen animaciones. Por ejemplo, algunos emojis del consorcio
Unicode en su trasposición a Google tienen pequeñas animaciones; incluso en WhatsApp
incluir un solo emoji que representa un corazón lleva automáticamente a la animación
de la imagen (el corazón late). Algunos foros integran conjuntos de smiley animados y
algunas pegatinas también incluyen elementos animados, por lo que no los
consideraríamos una tipología aparte, aun reconociendo el enriquecimiento ulterior
proporcionado por la animación.
En definitiva, en nuestro trabajo utilizaremos en general el término “emoticono” para
indicar los diferentes conjuntos de emoticonos descritos; cuando necesitemos
especificar, utilizaremos la terminología “emoticono textual” para referirnos a las
secuencias de signos de puntuación o caracteres ASCII y “emoticonos gráficos” para
indicar emojis, smileys, pegatinas, así como todos aquellos emoticonos que constituyen
pequeñas imágenes predefinidas, ya sean animadas o estáticas. A veces, especialmente
con respecto a la aplicación WhatsApp, también utilizaremos el término “emoji”, para
referirnos más específicamente al conjunto de Unicode integrado en la aplicación.
3.2. Historia
Se suele atribuir la creación de los emoticonos a Scott Fahlman, investigador de la
universidad estadounidense Carnegie Mellon, que en 1982 propuso añadir a las
conversaciones electrónicas los signos :-) para marcar afirmaciones publicadas con fines
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
51
jocosos y girar el paréntesis para indicar cuando se habla en serio. Reproducimos a
continuación las palabras del investigador americano, que se consideran el nacimiento
de los emoticonos
16
:
I propose that the following character sequence for joke markers:
:-)
Read it sideways. Actually, it is probably more economical to mark things that
are NOT jokes, given current trends. For this, use
:-(
Este mensaje se inscribe en un hilo más general sobre cómo poder señalar en
conversaciones electrónicas cuando se habla en broma, puesto que algunos miembros de
la lista habían interpretado como verdaderas afirmaciones jocosas sobre una supuesta
contaminación del ascensor de la institución con mercurio y se habían preocupado. Antes
del mensaje de Fahlman otros compañeros habían propuesto marcar el asunto del
mensaje con diferentes signos (como * o & o %)
17
. La propuesta superó rápidamente la
barrera de la institución y se difundió entre los usuarios de las redes predecesoras de
internet.
3.2.1. Los primeros emoticonos textuales
Aunque la propuesta de Fahlman sea la más reconocida, según el lingüista americano
Benjamin Zimmer (2007), los usuarios de una de las primeras comunidades virtuales,
PLATO, usaban ya en los años 70 diversos tipos de smileys
18
. Por ejemplo, al parecer a
finales de los años 70 incluso se llegó a difundir en la red MSGGROUP un prototipo de
emoticono constituido por un guion largo seguido de un paréntesis —), que representaría
la acción de empujar la lengua contra la mejilla; la expresión coloquial inglesa tongue-
in-cheeck, de hecho, significa “irónicamente, en broma”. Otros autores otorgan nombre
y apellido al inventor de este primer emoticono: sería obra de Kevin Mackenzie (De
Mello, 2012; Shep, 2010). Sin embargo, los juegos tipográficos con los signos de
16
El hilo completo, que al parecer fue muy difícil de encontrar en los archivos digitales de la
institución, puede leerse en la siguiente página web: https://www.cs.cmu.edu/~sef/Orig-
Smiley.htm (Consulta: 26-03-2015).
17
El signo et (&) fue propuesto por Keith Wright, que intervino diciendo: “No, no, no! Surely
everyone will agree that "&" is the funniest character on the keyboard. It looks funny (like a jolly
fat man in convulsions of laughter) […]”. Disponible en: https://www.cs.cmu.edu/~sef/Orig-
Smiley.htm (Consulta: 27-03-2015). La asociación de signos con figuras humanas, como vemos
en este ejemplo y como intentaremos demostrar en este apartado, no es exclusiva de la
comunicación digital ni empezó con el mensaje de Fahlman.
18
La lista de “emoticonos” empleados por los usuarios de PLATO está disponible en la página web
http://www.platopeople.com/emoticons.html (Consulta: 26-03-2015).
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
52
puntuación no son una prerrogativa de la época digital, sino que hay muchos
antecedentes incluso antes de la difusión de los ordenadores.
En algunos casos, los investigadores no saben si las secuencias de signos de puntuación
similares a los actuales emoticonos encontradas en distintos contextos en época
“analógica” son errores tipográficos o marcas especiales añadidas deliberadamente a un
texto escrito. Por ejemplo, en la transcripción de un discurso de Abraham Lincoln de
1869 se ve el que ahora consideramos un emoticono que representa un guiño de ojo ;).
No sabemos si se trata de un error tipográfico, si tenía que marcar algún aspecto que el
orador debía tener en cuenta al pronunciar el discurso o si realmente es un precursor de
los emoticonos (J. Lee, 2009). Otro antecedente de un emoticono podría haber sido el
que encontró el editor Levi Stahl (2014) en el poema To Fortune de Robert Herrick de
1648 que dice: “tumble me down, and I will sit / Upon my ruines (smiling yet:) […]”. El
hecho de que el verso del poema mencione la sonrisa siembra dudas sobre la posibilidad
de que se trate de un simple error tipográfico.
Con todo, no siempre secuencias de signos de puntuación similares a los emoticonos
textuales han sido errores. A lo largo de la historia ha habido varias ocasiones en las que
se ha propuesto introducir marcas tipográficas especiales para completar textos escritos.
Uno de los ejemplos más mencionados, que se considera a veces un antecedente directo
de los emoticonos, es una afirmación de Vladimir Nabokov. En una entrevista al New
York Times en 1969, Nabokov sugirió la introducción de un paréntesis presentado boca
arriba, que podría indicar unos labios sonrientes. En su opinión serían la respuesta
adecuada a la pregunta que le hizo el entrevistador sobre su posición en la literatura
contemporánea (Zimmer, 2007):
Q: How do you rank yourself among writers (living) and of the immediate
past?
Nabokov: I often think there should exist a special typographical sign for a
smile – some sort of concave mark, a supine round bracket, which I would
now like to trace in reply to your question.
En verdad, la necesidad de añadir marcas tipográficas nuevas no es un fenómeno
reciente
19
. En 1887 Adam Bierce en su ensayo For Brevity and Clarity propuso añadir el
mismo paréntesis boca arriba sugerido por Nabokov como indicador de una sonrisa: “A
curving mark resembling a smiling mouth could be a new punctuation mark, signaling
19
La idea de que el texto escrito carezca de algunos rasgos, que es necesario compensar mediante
diferentes tipos de signos viene de muy lejos, y nos podría recordar el surgimiento y difusión de
los signos de puntuación. La puntuación nació para representar de forma gráfica aspectos
prosódicos, algo especialmente importante en culturas orales como las antiguas (Luque Moreno,
2006). El hecho de que la puntuación naciera para marcar cómo leer un texto destinado a la
lectura en voz alta remarca la naturaleza flexible y permeable que ha habido siempre entre la
oralidad y la escritura (Baron, 2001), de la que hemos hablado ya en el capítulo 2.
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
53
it is time to laugh at humorists’ alleged witticisms and thus save them from
embarrassment” (Gale, 2001, p. 98). Es destacable que la necesidad de indicar la ironía
en forma escrita sea una de las motivaciones recurrentes para la introducción de signos
especiales. Es el caso, también del conocido como point d’ironie (Fig. 3.3), un signo
propuesto por Alcanter de Brahm a finales del siglo XIX en su L’ostensoir d’ironie para
marcar afirmaciones irónicas (Houston, 2013; Lebduska, 2014).
Figura 3.3: Point d’ironie
Fuente: http://www.shadycharacters.co.uk/
En realidad, según Houston (2013), el primer signo tipográfico utilizado expresamente
para indicar la ironía en forma escrita remontaría incluso a 1668. John Wilkins en su
Essay towards a Real Character and a Philosophical Language propuso indicar la
ironía con un punto exclamativo invertido, ¡
20
. Un signo que representa un punto
interrogativo al revés fue incluso propuesto por el impresor Henry Denham en el lejano
1575 para indicar preguntas retóricas (Brewerton, 2004)
21
.
La combinación de diferentes signos de puntuación o de marcas nuevas no se ha
empleado solo para señalar la ironía, sino también simplemente con fines lúdicos. A
principios del siglo pasado e incluso en el XIX, por ejemplo, se encuentran ejemplos de
reproducciones de expresiones faciales a través de juegos tipográficos más o menos
sofisticados. Shep (2010) recuerda que en varias ocasiones, en publicaciones periódicas
destinadas a tipógrafos e impresores, se encuentran reproducciones de caras, en muchos
casos también caracterizadas por una nota de humor
22
, hechas con caracteres
20
Las propuestas de reforma de la puntuación no son una prerrogativa de épocas antiguas. Por
ejemplo, en 1966 Hervé Bazin en Pulmons d’oiseau, divertissement, propuso añadir a la lengua
francesa una serie de signos, útiles para marcar la entonación, como el signo de duda, el de
aclamación, de autoridad, convicción, amor e ironía. Este último, en la propuesta de Bazin, tenía
una forma similar a la letra griega (Houston, 2013).
21
Las aportaciones de editores y tipógrafos en la época siguiente a la difusión de la imprenta se
pueden interpretar como intentos para estandarizar los signos de puntuación. Según Baron
(2001), los tipógrafos de la primera época moderna influyeron mucho en la definición del sistema
de puntuación actual, que marcó la preponderancia de la puntuación gramatical (más útil para la
lectura silenciosa) sobre la puntuación retórico-emotiva (necesaria para la lectura en voz alta).
22
Algunos estudios realizados en el ámbito de la comunicación digital reflexionan sobre la
circulación de chistes e imágenes divertidas en internet, los denominados memes (Davidson,
2012). Entre las explicaciones que se suele dar a este recurso al humor es la de crear conexiones
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
54
tipográficos, como en el número 17 de mayo de 1911 del Wimble’s Reminder, en el Indian
Printers’ Journal de 1896, en el South African Typolographical Journal o en dos
números de 1882 del The British and Colonial Printer and Stationer, Bookseller’s
Circular and Paper Trade Review (Shep, 2010); una de estas últimas es reproducida en
la Figura 3.4. Un año antes, en el ejemplar publicado el 30 de marzo de 1881, la revista
satírica Puck, presentó diversos tipos de lo que denomina “arte tipográfico”, secuencias
de signos de puntuación utilizados para manifestar emociones como la alegría o la
melancolía, entre otras (Zimmer, 2012).
Figura 3.4: Retratos tipográficos
Fuente: Shep (2010)
En general, como nos recuerda Shep (2010), la idea de asociar rasgos humanos a los
signos de puntuación no es única ni de los tipógrafos ni de tiempos modernos
23
. Por
ejemplo, la manecilla (conocida también como index), un signo que se encontraba en los
impresos y manuscritos, tiene la función de indicar y señalar parte del texto (Luque
Moreno, 2006), haciendo referencia al análogo gesto de la mano (Fig. 3.5).
con otros usuarios a través de un medio que impide el contacto físico (Holcomb, 1997; Hübler &
Bell, 2003). Aunque las revistas de impresores y tipógrafos mencionadas por Sherp (2010)
pertenecen a un mundo todavía analógico, podemos encontrar en estos retratos tipográficos
humorísticos una manifestación ulterior de esta necesidad de utilizar el humor como herramienta
para la creación de vínculos “virtuales”, en ese caso entre personas del mismo gremio que
trabajaban en diferentes lugares del mundo.
23
La autora reflexiona sobre la cantidad de metáforas relacionadas con el cuerpo humano que se
encuentran en el léxico del libro y de la imprenta. En castellano también tenemos algunos
ejemplos, como el pie de página, el encabezado, los caracteres tipográficos o el cuerpo del texto,
entre otros.
CAPÍTULO 3. HISTORIA Y EXPANSIÓN DE LOS EMOTICONOS
55
Figura 3.5: Manecilla
Fuente: http://rabelais.nl/
También el filósofo alemán Theodor W. Adorno, en sus Noten zur Literatur reflexionó
sobre posibles analogías de los signos de puntuación con elementos antropomórficos.
“An exclamation point looks like an index finger raised in warning; a question mark
looks like a flashing light or the blink of an eye. A colon, says Karl Kraus, opens its
mouth wide: woe to the writer who does not fill it with something nourishing.
Visually, the semicolon looks like a drooping moustache; I am even more aware of its
gamey taste With self-satisfied peasant cunning, German quotation marks (<<> >)
lick their lips” (Adorno, 1990, p. 300).
Desde la época de Platón se ha generado en la cultura occidental cierto antagonismo
entre los distintos sistemas semióticos (Gubern, 1992), llevando a confinar la expresión
icónica a una posición marginal y proclamando paralelamente la supremacía de la
escritura (Calvet, 2001; Hoffmann-Dilloway, 2011; Kress & van Leeuwen, 2006).
Durante mucho tiempo en Occidente se ha considerado la evolución de los distintos
sistemas de escrituras como una supuesta evolución desde los primeros trazos hacia la
escritura alfabética y cualquier introducción de la imagen se ha considerado un retroceso
(Castillo Gómez, 1999)
24
. Sin embargo, este breve recorrido por la historia de los
emoticonos tipográficos nos ha mostrado que ni los límites entre oralidad y escritura ni
entre palabra e imagen son tajantemente definidos. Las propuestas de nuevos signos de
puntuación para marcar afirmaciones irónicas o bromas (que fue también la función
principal atribuible al emoticono ideado por Scott Fahlman) han sido continuas a lo largo
24
Nos parece muy llamativo el caso de Antonio Castillo Gómez (1999), autor de un artículo sobre
la historia de la escritura, en el que defiende abiertamente que no se tiene que considerar la
escritura – y las sociedades que hacen uso de ella – como superiores a la oralidad y a las culturas
orales, desmarcándose de una opinión muy difundida en el ámbito de los es