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VIII Congreso Internacional de Ordenación del Territorio
VIII Congreso de Derecho Urbanístico
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ÁREA TEMÁTICA B: EL PATRIMONIO TERRITORIAL (NATURAL,
CULTURAL Y PAISAJÍSTICO) COMO BASE PARA CONSTRUIR
PROYECTOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE
Los ruedos agrícolas de la Sierra de Huelva. Caracterización y líneas
de intervención en paisajes sostenibles.
Michela Ghislanzoni (1), Manuel Bernal Márquez (2), Miguel Torres García (3)
*(1) Arquitecto; (2) Geógrafo; (3) Arquitecto MSc PhD, consultores en Territoria SL.
RESUMEN
Los ruedos agrícolas de la Sierra de Huelva son parte de un sistema agrario
vernáculo heredado de una economía aislada de subsistencia. Poseedores de
unas cualidades materiales e inmateriales específicas, su supervivencia peligra
debido a la crisis del modelo agrícola tradicional. Este artículo describe los
estudios previos a un futuro Plan de Ordenación del Territorio Subregional,
referidos a la identificación, delimitación, caracterización, cualificación y
diagnóstico de los ruedos agrícolas de un total de sesenta núcleos de población
para, finalmente, elaborar criterios para una ordenación, uso y gestión
sostenibles.
ABSTRACT
The farming ruedos in the mountains of Huelva, Spain, form part of a vernacular
agricultural system heir to an isolated subsistence economy. Their specific
material and immaterial features are endangered due to the disappearance of
traditional farming practices. This paper describes research previous to the
drafting of dedicated sub-regional territorial planning. This study undertakes the
identification, delimitation, characterisation, qualification, and diagnostics of the
ruedos in a total of sixty settlements, in order to elaborate a set of criteria for
sustainable planning, use and management.
PALABRAS CLAVE
Ruedos agrícolas, paisaje, patrimonio, desarrollo sostenible, sistemas agrarios
tradicionales, Sierra de Huelva.
KEYWORDS
Ruedos agrícolas, landscape, heritage, sustainable development, traditional
farming, Sierra de Huelva.
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1. Introducción
Los ruedos agrícolas de la Sierra de Huelva (un sector algo más amplio que la
más conocida Sierra de Aracena y Picos de Aroche), son parte de un sistema
agrario tradicional ligado a una economía aislada de subsistencia, perfectamente
amoldada al medio sobre la que se asienta y, por tanto, marcadamente
sostenible. Espacialmente se organiza en un conjunto de anillos concéntricos
donde, sencillamente, los usos más cotidianos están más cerca de la residencia.
Así, al mosaico de policultivos hortícolas en regadío sucede el olivar o cultivos
menores de secano en estructura de ruedo. En una segunda corona se disponen
el olivar de montaña u otros cultivos leñosos característicos de la zona, como el
castañar. La tercera se compone por las amplias fincas de dehesa y, finalmente,
completan el sistema otros usos forestales o los matorrales, en las zonas más
inaccesibles o de cumbre. A los ruedos se destinaban suelos privilegiados,
buscando el mejor equilibrio entre la disponibilidad de agua, la fertilidad de los
suelos, una orientación favorable y la proximidad al pueblo. Estos espacios son
poseedores de unas cualidades materiales e inmateriales específicas muy
arraigadas en el sistema territorial y social. Sin embargo, la crisis del modelo
agrícola tradicional ha producido unas disfuncionalidades que, actualmente,
ponen en peligro su propia existencia. Por ello los ruedos deben ser gestionados
con especial celo desde la ordenación del territorio, al fin de preservar su valor y
significado.
Este artículo describe los resultados de un estudio sobre los ruedos agrícolas de
la Sierra de Huelva (Provincia de Huelva, Andalucía) que se realizó durante el año
2015 por encargo de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio
de la Junta de Andalucía, en el marco de los trabajos previos para un futuro Plan
de Ordenación del Territorio Subregional y en estrecha colaboración con los
técnicos de la administración competente. Su objetivo general fue la realización
de un estudio, lo más exhaustivo posible, para obtener conocimientos específicos
previos a la elaboración del Plan, en vista de la ausencia de documentación
completa y de la importancia de estos espacios para el ámbito serrano.
La investigación se ha llevado a cabo sobre un total de 88 núcleos de población
de la sierra onubense, de entre los cuales 29 son principales o cabeceras. Se
procedió a su identificación, delimitación, caracterización, cualificación, y
diagnóstico. El proceso de identificación permitió el reconocimiento de 60 ruedos,
no apreciándose su presencia en los 28 asentamientos remanentes (núcleos
secundarios mayoritariamente de origen minero o vinculados con algún tipo de
infraestructura). Durante la caracterización y cualificación la complejidad del ruedo
como tipo paisajístico nos obligó a complejizar y enriquecer su propio concepto y
definición, desde su entendimiento como conjunto de elementos vertebradores de
un territorio. Finalmente, se elaboró una completa batería de criterios de
sostenibilidad para su ordenación, uso y gestión.
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2. Orientación metodológica y análisis
Prácticamente no hay antecedentes de un trabajo exhaustivo que explore los
ruedos agrícolas de un territorio, aunque existen estudios de más amplio respiro
sobre los regadíos tradicionales (Hermosilla Pla 2010; IAPH 2007; Mata Olmo y
Fernández Muñoz 2010), o bien más parciales sobre algún ruedo agrícola
concreto (entre otros, Coronado Sánchez 2012; Mata Olmo y Galiana Martín
2008; Zoido Naranjo et al. 2014). Igualmente, el interés de la administración ha
sido impar, aunque existan excepciones como la declaración del Lugar de Interés
Etnológico del ruedo de Cañaveral de León (Decreto 79/2009, de 27 de abril).
El enfoque del estudio es a la vez territorial y paisajístico, entendiendo cada ruedo
per se y como parte de un sistema agrícola que, a su vez, pertenece a un
engranaje territorial mayor. Para ello y dentro del marco conceptual de carácter
paisajístico del modelo anglosajón (Scottish Natural Heritage 2002), la reflexión
clave del trabajo gira en torno a cuáles son los elementos caracterizadores de
dichos espacios. Entendemos que sólo en base al reconocimiento integrado de
las características definitorias, constituyentes y discriminantes de los ruedos
agrícolas es posible diferenciarlos entre sí y como tipo paisajístico. Esto supuso
reconocer aquellos elementos que constituyen la esencia de estos sistemas
agrícolas (cf. Mata Olmo 2008):
Estructura: morfología parcelaria y red de caminos. Se identifica una trama
microparcelada, por lo general bastante homogénea, con una red de
caminos densa y bien definida que enlaza el ruedo con el núcleo.
Espectro reducido de usos del suelo que se ciñen a los cultivos
hortofrutícolas, el olivar y, en su caso, el pastizal o el suelo adehesado.
Elementos de arquitectura vernácula, habitualmente construidos mediante
sistemas tradicionales (principalmente piedra seca y/o tapial), tales como
cercados o linderos entre fincas, bancales, edificios agrícolas, eras, etc.
Los ruedos en regadío, además, acogen elementos ligados a la captación,
distribución y almacenamiento del agua: pozos, acequias, lievas1, ladrones,
hijuelas, fuentes, lavaderos, abrevaderos, albercas, etc.
En las siguientes secciones detallamos las sucesivas fases del trabajo, que
comprenden: identificación y delimitación de los ruedos, una tarea que resultó ser
especialmente compleja; caracterización y cualificación, en la que se introducen
variables adicionales al fin de poner de manifiesto singularidades y
excepcionalidades en los ruedos, en un análisis interrelacionado; el diagnóstico y,
1 El espacio agrícola de los ruedos goza de una amplia terminología propia. Por ejemplo las lievas
son las acequias rústicas o canal de conducción principal de las aguas, mientras que los ramales o
regaderas son las secundarias. Un cantero es una porción de huerta en regadío de unos 25 m2, y
los cuarteles son sus subdivisiones, etc.
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finalmente, las propuestas de gestión, cuyo objetivo último es promover la
sostenibilidad de los ruedos como espacios agrícolas funcionales y de calidad.
Nos proponemos garantizar la conservación de un paisaje íntimamente ligado al
aprovechamiento sostenible del territorio, bajo el entendimiento de que el
progreso en el uso respetuoso de los recursos tiene que apoyarse en las
estructuras sociales (Woodcraft et al. 2012).
2.1. Identificación y delimitación
Esta fase es la que ha requerido una mayor inversión de tiempo y de recursos, y
se ha desarrollado en dos momentos. Mediante un primer trabajo de gabinete se
ha realizado un trazado tentativo de los ruedos, utilizando los Sistemas de
Información Geográfica como herramienta para el análisis integrado de las
variables mencionadas: estructura parcelaria, usos del suelo, red de caminos,
arquitectura popular, uso y gestión del agua. Concretamente, el estudio se abordó
primeramente considerando la morfología parcelaria y los usos del suelo.
Sucesivamente complementamos el análisis con la red de caminos, los elementos
lineales en piedra seca, la red hídrica y el conjunto de construcciones para el uso
y la gestión del agua. Y finalmente se integró información sobre las afecciones en
la legislación vigente en materia tanto ambiental como urbanística y territorial,
comparando la delimitación con la zonificación del Plan de Ordenación de los
Recursos Naturales y con otros instrumentos sectoriales como los patrimoniales.
En una segunda instancia se condujo un extenso trabajo de campo en 28 de los
60 ruedos identificados, al fin de comprobar y precisar la delimitación preliminar2.
La discriminación del olivar supuso uno de los mayores retos del trabajo. Su
extensión demostró ser mucho más relevante de lo esperado, así como la
complejidad de su implantación en el territorio. Se hizo patente de que no todo el
olivar puede considerarse como parte del trasruedo (una segunda corona de usos
que se halla entre el ruedo y la dehesa), existiendo un olivar en estructura de
ruedo y un olivar serrano o de monte. La dificultad reside en el límite difuso y
complejo que hay entre ellos. Se trataría más bien de una gradación continua y
sutil, más que de una línea precisa que determine un “dentro” y un “fuera”. Para
su definición, de nuevo, se utilizaron rasgos como la morfología parcelaria, la
presencia y densidad de cercados y la red de caminos. Pero además se integró
información sobre el relieve -en particular la pendiente- y la homogeneidad del
uso de olivar, entendiendo la co-presencia con pastizal, matorral o espacios
2 En este sentido nos parece oportuno hacer aquí un pequeño inciso sobre los criterios
cartográficos de índole técnica que se siguieron en la delimitación: (1) límites claros, fácilmente
reconocibles y estables; (2) inclusión de parcelas catastrales completas o, en su caso, de sub-
parcelas de uso. Sólo en muy contadas ocasiones y en tramos extremadamente reducidos la
delimitación de un ruedo no se ciñe a una parcela o sub-parcela del Sistema de Información de
Ocupación del suelo de España (SIOSE). Ambas estrategias tienen por objeto evitar el trazado
arbitrario de nuevos “límites” sobre el territorio y facilitar la gestión de la administración.
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adehesados como indicador excluyente, y la mezcla con árboles frutales o cultivos
herbáceos como incluyente.
Finalmente se procedió a la zonificación interna de los ruedos (A- Regadío, B-
herbáceo de secano, C- Olivar), con objeto de que se pudieran trazar, tal y como
veremos a posteriori, propuestas de ordenación concretas y precisas.
Especialmente se quisieron singularizar las zonas de cultivo en regadío, más
frágiles debido a la obsolescencia de las infraestructuras tradicionales y a su
mayor atractivo para usos invasivos.
Como resultado de la primera fase de estudio pudimos distinguir dos grandes
tipologías de ruedos: uno ajustado a la idea “habitual” de ruedo agrícola, donde
domina la huerta en regadío complementada, en su caso, por el olivar (por
ejemplo Linares de la sierra, Cortelazor la Real, Fuenteheridos), y otra en la que
predomina el cultivo de secano, (por ejemplo Encinasola, Cumbres Mayores,
Aroche).
2.2. Caracterización
El objeto de esta fase fue la descripción del carácter paisajístico de cada ruedo a
través de sus elementos constitutivos, que se obtuvieron mediante operaciones
de superposición, tratamiento digital de imágenes, análisis espacial y estadístico.
Estas variables se organizaron en diferentes bloques.
2.2.1. Morfología y localización
Se persigue analizar la relación del ruedo con su entorno, a través de variables:
Morfológicas: tamaño y forma. Se detectaron y clasificaron diferentes
configuraciones típicas: en corona alrededor del núcleo (completa o
parcial), que corresponden a los ruedos de mayor tamaño, normalmente de
secano; ruedos lineales, dispuestos a lo largo de una ribera; ruedos
irregulares, compactos o fragmentados (compuestos por varias secciones
discontinuas).
De relación con el núcleo de población al que se halla vinculado, mediante
el análisis de emplazamiento (vecindad), y de relación de tamaño. Cabe
destacar los casos en los que los ruedos no son contiguos a los núcleos,
sino que se localizan en otros lugares más favorables, normalmente en una
ribera próxima.
De relación con el medio físico: disposición del relieve, orientación, litología
y fisiografía. La primera requirió una clasificación no supervisada a partir de
diferentes variables morfométricas (pendiente, prominencia vertical,
rugosidad y curvatura), al fin de configurar unidades homogéneas (valle
encajado, vega o valle abierto, planicie, ladera, etc.) que permitiera
categorizar el lugar de asiento de cada ruedo.
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2.2.2. Estructura interna
Un segundo bloque está orientado a describir la estructura interna del ruedo en
términos de:
Usos del suelo dominante y porcentaje de dominancia, así como porcentaje
de regadío y riqueza de usos.
Tamaño medio, mediano y rangos del parcelario, porcentaje de dominancia
de la clase con mayor representación y compacidad. Los indicadores de
tamaño y morfología de parcelas permiten caracterizar los ruedos desde el
punto de vista estructural, y dan una idea de su composición y tipo de
aprovechamiento. Los tamaños de las parcelas y su regularidad
proporcionan información sobre el tipo y de la variedad de
aprovechamiento en los ruedo, para identificarlos como de regadío o
secano.
Densidad o presencia de elementos caracterizadores como caminos,
senderos, vías pecuarias, cercados, red hidráulica, presencia de elementos
del patrimonio histórico, etc. Estos indicadores permiten aseverar la
presencia y densidad elementos estructurales dentro de los ruedos,
entendiéndolos como aquellos que son representativos de la singularidad
de un ruedo por su especial significación agrícola, patrimonial y/o turística.
Una alta densidad de elementos vinculados a la cultura del agua, por
ejemplo, cubriría las dos primeras dimensiones. La densidad de edificios
singulares y otros elementos del patrimonio histórico es un indicador de
atractivo o potencial turístico de cada núcleo. El número de senderos y vías
pecuarias permite evaluar la potencialidad y la accesibilidad turística de los
ruedos y, por ende, de los núcleos asociados.
Análisis de las relaciones visuales. Exposición visual desde las categorías
de suelo con mayor frecuentación humana -núcleos de población y
carreteras-, o poseedoras de una mayor aptitud para la observación del
paisaje -senderos e itinerarios turísticos no rodados. Los indicadores de
visibilidad tienen como objetivo evaluar las posibilidades escénicas de los
ruedos.
2.2.3. Contexto legal
El último y tercer bloque recoge información sobre afecciones territoriales
sectoriales y urbanísticas.
2.3. Cualificación
Una vez caracterizados los ruedos agrícolas de manera individual se aspiraba a
analizarlos como parte de un sistema articulado de conjunto, dando pie a una de
las fases más creativas del trabajo. Tanto la zonificación de los ruedos realizada
en la fase de identificación, como su tipificación y agrupación en redes, objeto de
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ésta, se cometieron de cara a articular propuestas normativas ajustada a su
realidad.
2.3.1. Tipificación
Como ya se ha citado entre las conclusiones de la fase de identificación, se
vislumbraban dos tipologías diferenciadas de ruedos. Los ruedos de secano, más
extensos y homogéneos, que se localizan principalmente en la penillanura del
sector norte, caracterizada por una menor disponibilidad de agua y una orografía
de cumbres dilatadas y pendientes suaves. Los ruedos de regadío y olivar del
núcleo central serrano, más pequeños y abarrancados.
Para confirmar estas tipologías realizamos un análisis estadístico-espacial basada
en una clasificación no supervisada. Este parte de un análisis de grupos
exploratorio de los datos, que suele hacerse sobre una muestra aleatoria. En
nuestro caso seleccionamos variables que se presuponen correlacionadas y
representativas: superficie del ruedo, tamaño medio y mediano de parcela,
porcentaje de regadío en el ruedo, y densidad de elementos fundantes (caminos,
muros, elementos asociados al uso y gestión del agua). Los resultados
confirmaron las dos tipologías, pero nos mostraron excepciones y una disposición
espacial más compleja, que finalmente se redujo a dos grandes espacios
geográficos: el núcleo central y los sectores periféricos.
Los primeros, mayoritario, poseen una morfología compleja y están
prevalentemente asentados en ladera o encajados en los valles, sobre bases
geológicas variadas. Destacan por su reducida extensión superficial (con
excepciones como Cortegana o Alájar) y un parcelario menudo (en su mayor
parte menor a 0,3 ha en promedio, y predominando las parcelas por debajo de 0,1
ha). Como era esperable, la concentración de elementos vinculados al agua se
erige como parámetro discriminante (contrastan, por ejemplo, los 0,35
elemento/ha de Santa Ana la Real comparados con los 0,02 elemento/ha de
Aroche), mientras que no lo son los indicadores sobre densidad de caminos o
cercados. Los ruedos de secano, de mayores proporciones, se asientan de forma
dispersa sobre las suaves superficies de erosión de la penillanura serrana, en la
periferia de aquella almendra central de hábitat más concentrado. En ellos
predominan los suelos herbáceos de tradición cerealista y el olivar, ambos sobre
parcelas de tamaño mayor respecto a los de regadío (el rango más repetido es el
de entre 0,3 y 0,6 ha, con medianas siempre mayores a 0,3 ha).
En estos dos agrupamientos se detectan excepciones; en particular, la
clasificación de Arroyomolinos de León y de Cala en el grupo central, si bien su
localización geográfica es extremadamente periférica. Los valores de los
indicadores desvelan que su singularidad tiene que ver con el tamaño superficial,
tanto en términos absolutos como en relación al núcleo. De hecho, su proporción
ruedo/núcleo es cercana a 1:1, mientras que en periféricos como Aroche o
Cumbres de En medio ésta es de 18:1. Igualmente, el peso del regadío y la
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densidad de elementos de captación de agua presentan valores más cercanos a
aquellos de los ruedos del núcleo central. Efectivamente, sus rasgos son
netamente referibles a ruedos en regadío, no obstante su localización se aleje de
la del resto del grupo. Arroyomolinos de León es una excepción en sí, siendo
singular en numerosos aspectos y empezando por los molinos harineros que
caracterizaban su ribera y su economía, y que le dan el nombre. Cala es un tema
todavía por reflexionar. A estas especificidades se une la de Aracena, núcleo
comarcal dinámico, cuyo ruedo, completamente invadido y desfigurado por los
desarrollos urbanísticos, arroja datos distorsionados e inconcluyentes.
2.3.2. Redes
El objetivo de estas agrupaciones era el de discriminar conjuntos diferenciados
entre sí a los que fuera posible aplicar propuestas con arreglo a su potencial para
ser puestos en valor. Se constituyeron tres redes:
Ruedos de especial significación agrícola, que agrupan los ruedos de
regadío principales y mejor conservados. Estos constituyen los espacios
más frágiles.
Ruedos de especial significación patrimonial, que incluyen aquellos
asociados a núcleos de población declarados como Conjuntos Históricos o
Lugar de Interés Etnológico, los contemplados explícitamente en los
catálogos de protección del planeamiento urbanístico o adscritos como
Suelo No Urbanizable de Especial Protección. Asimismo, a esta red se
adscriben aquellos ruedos con importante presencia de patrimonio
vernácula (en base a los indicadores).
Ruedos de especial significación turística, que son aquellos por los que ya
discurren vías pecuarias y senderos de uso público señalizados por la
Junta de Andalucía, así como aquellos que presentan relaciones visuales
singulares con núcleos o vías de comunicación.
2.4. Diagnóstico
2.4.1. Conflictos
La dificultad de la preservación de los ruedos como espacio agrícola reside
fundamentalmente en la pérdida de funcionalidad y rentabilidad de las
explotaciones agrícolas tradicionales en espacios de regresión demográfica,
aunque la crisis económica de los últimos años haya parcialmente desviado esta
tendencia. En no pocos casos sobreviven como espacios de ocio, y debido a su
contenido afectivo y de tradición. Pero en general, la disolución del binomio casa-
huerta entendido como una unidad funcional ha provocado que el ruedo deje de
entenderse como un conjunto con el casco urbano, pasando a ser un espacio
residual con escaso valor económico, más allá de su perfecta situación (cercanía,
accesibilidad, agua, valores estéticos, tamaño de parcela) para transformarse en
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un conjunto de solares. Da buen ejemplo de ello, de la ruptura de esta unidad y de
la pérdida de significados, el tratamiento que se da a algunos de ellos (Linares de
la Sierra, Santa Olalla del Cala, etc.). Urbanizados como una calle más, con
acerado y alumbrado isabelino, pierden su connotación agrícola para
transformarse en “adecentadas” traseras semiurbanas. El sistema se ha hecho
vulnerable frente a usos alternativos no siempre compatibles, y su continuidad en
el paisaje va a depender de una política que fomente su mantenimiento y que
regule el abandono, la ocupación por usos urbanos o semi-urbanos y, en el mejor
de los casos, la implantación de cultivos no tradicionales o intensivos.
El abandono o infrautilización se encuentran entre los problemas más acuciantes,
ya que provocan la desaparición del ruedo mismo, su adehesamiento u ocupación
por el matorral, siendo esto un proceso más habitual en el olivar en estructura de
ruedo. Suelen desencadenar el deterioro o sustitución de elementos como
cercados, empedrados, porteras, bancales, y red hidráulica, por nuevos sistemas
y materiales más económicos, así como “reparaciones” con materiales y técnicas
constructivas discordantes (somieres, vallas metálicas, alambradas, plásticos,
fibrocemento...). Estos procesos evidencian una falta de sensibilidad y
reconocimiento por parte de la población local hacia una parte esencial e
irrenunciable de un paisaje cultural de calidad, el suyo.
Igualmente, entre los impactos más irreversibles encontramos las presiones
urbanísticas, que aprovechan la ya citada estructura micro-parcelaria y la buena
localización de los ruedos. Con frecuencia las edificaciones agrícolas auxiliares se
amplían como segundas residencias ajenas a las tipologías, volumetrías y
materiales tradicionales (Valle del Valle y Vázquez Vázquez 1992). En casos
como Cortegana, Fuenteheridos o Galaroza la colonización ha sido muy intensa.
Dentro de esta misma dinámica, los bordes de contacto entre el núcleo y el ruedo,
o entre éste y la carretera, se ven invadidos por una secuencia de viviendas
unifamiliares (Santa Ana la Real, Galaroza, Cumbres de Enmedio...). La cercanía
del ruedo con respecto al núcleo supone, además, que por él pasen diferentes
infraestructuras urbanas, especialmente los tendidos eléctricos, la instalación de
usos periféricos como EDAR, polveros, gasolineras, distribuidoras de gas butano
o, en el peor de los casos, vertidos incontrolados. En casos como los de Higuera
de la Sierra o Aracena las urbanizaciones, naves industriales y vías de
comunicación han dejado prácticamente irreconocible los ruedos originales.
2.4.2. Oportunidades
Los ruedos son espacios de oportunidad clave para el mantenimiento de un tipo
de espacio agrícola de calidad en la Sierra de Huelva. En ellos la agricultura
tradicional está todavía muy presente, y arraiga una riqueza de quehaceres y
saberes que es preciso no desaprovechar. Primeramente, hay una clara
oportunidad en su sostenibilidad y en su posible enfoque hacia la agricultura
ecológica y de cercanía. En segundo lugar, regulando la implantación de usos
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agrícolas no tradicionales como los frutales en regadío intensivo (Fuenteheridos),
cultivos novedosos como los arándanos (Aroche), o incluso invernaderos.
Siempre que estos se vean acotados e integrados paisajísticamente podrían
representar una alternativa razonable, ya que se mantiene el ruedo como espacio
productivo.
Por otra parte habrá que considerar el amplísimo patrimonio menudo que
caracteriza los ruedos agrícolas: “las tapias de barro y los muros de piedras u
hormas, las calzadas o balates, los bancales o paratas, los pozos, gavias,
albercas, acueductos y las lievas o acequias y los empedrados son algunos
ejemplos de la ingeniería popular con la que se puso en producción la sierra, y
que confiere un aspecto singular a esta zona.” (Rufino Durán y Villar Sánchez
1999). Sin olvidar, como no, edificios singulares como ermitas y cruceros, y
valores inmateriales. La riqueza de estos elementos es una de las fortalezas de
estos espacios. Pero su conservación no resultará fácil si no se fomenta un
interés real por parte del vecino y de la sociedad. Quizás las políticas de
compensación territorial, como forma de repartir la carga del valor paisajístico al
margen de la propiedad del elemento físico que lo soporta, puedan compensar los
procesos de pérdida (Hernández Hernández 2010).
Finalmente, y operando bajo los conceptos de sostenibilidad y de patrimonio
integral, es decir, la “interrelación de contenidos patrimoniales de índole cultural y
natural” (Cuenca López 1999), la explotación turística añade posibilidades de
aprovechamiento. Su atractivo depende de su presentación como piezas
integrantes de un modelo social más sostenible (Hermosilla Pla 2010), y como
“expresión de una historia y modos de vida compartidos, específicos de un
determinado territorio” (Agudo Torrico 2007, 30). Los ruedos se erigen en
auténticos sistemas patrimoniales y territoriales sostenibles, que podrían
beneficiarse de una integración en los circuitos turísticos ya existentes en torno al
senderismo, las actividades recreativas y la gastronomía.
3. Recomendaciones para la intervención
En cuanto paisajes, la resiliencia de los ruedos se define como su capacidad de
acoger cambios sin dejar por ello de ser reconocibles (Gómez Zotano y Riesco
Chueca 2010). Nuestro estudio confirma que el carácter paisajístico de los ruedos
reside en su uso agrícola y en una serie de rasgos caracterizadores: una
estructura micro-parcelaria avenada por una densa red de caminos y una amplia
variedad de arquitecturas vernáculas creadas para su aprovechamiento.
Como resultado del proceso de análisis y en consonancia con la Estrategia de
Paisaje de Andalucía (Junta de Andalucía 2012), se identificaron tres grandes
objetivos:
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Mantener o mejorar su funcionalidad.
Gestionar y ordenar la relación entre el ruedo y el núcleo de población.
Mantener o mejorar la estructura y elementos de los ruedos.
La filosofía que subyace a los objetivos propuestos es eliminar, en lo posible, la
competencia territorial de usos no agrícolas y extender las medidas de
preservación e integración paisajística. El territorio es un bien privativo tangible y
el paisaje un bien común inmaterial. Es un activo económico de la comunidad, y
como tal debe considerarse en la regulación del ejercicio del derecho privado
sobre el elemento físico que le da soporte (Busquets Fábregas y Cortina Ramos
2009). Para ello debe insistirse en un modelo de compensación territorial, donde
los usos lucrativos compensen el mantenimiento de aquellos otros que, no
siéndolos, aportan sin embargo valor a los primeros. A este perfil responde del
modelo ruedo - casco urbano, más aun si consideramos el turismo sostenible
como uno de los motores económicos de la zona.
Siguiendo el esquema fijado por el art. 12b de la Ley de Ordenación del Territorio
de Andalucía (Junta de Andalucía 1994, en adelante LOTA), los Planes de
Ordenación del Territorio Subregionales (en adelante POTS) se ordenan a través
de objetivos, criterios, propuestas y medidas de ordenación. A continuación se
resumen los puntos principales de los objetivos y propuestas de ordenación, sin
entrar en profundidad en su formulación específica en forma de directrices,
normas o recomendaciones.
3.1. Objetivo 1: mantener o mejorar la funcionalidad de los ruedos.
Este es el objetivo más complejo y difícil de alcanzar, pero es indudable que
devolver el valor productivo a los ruedos es imperativo para mejorar su resiliencia.
Sabemos que si un sistema no funciona por sí solo -no se autoabastece-, la
inmisión de energía externa, en forma de inversión pública o privada, para su
mantenimiento será siempre limitada (Esteban i Noguera 2009). En nuestro caso,
el uso agrícola, que a su vez responde a un modelo de gran sostenibilidad, se ve
en gran parte agotado y poco a poco sustituido por los usos urbanos en general y
recreativos en particular: bien de ocio privado (segundas residencias), o bien de
disfrute público (turismo rural).
Para este objetivo general se desarrollan tres objetivos específicos: la promoción
y el fomento de los usos agrícolas tradicionales; la regulación de nuevos usos
compatibles con el mantenimiento de ruedos agrícolas de calidad; y la limitación
de los usos incompatibles.
3.1.1. Promoción y el fomento de los usos agrícolas tradicionales
Las propuestas referidas al primero deben engranar con políticas sectoriales
ligadas al fomento de la agricultura local y ecológica: priorizando los ruedos para
la asignación de subvenciones agrícolas y como destinos preferentes de
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fiscalidad ambiental, estableciendo una marca de calidad territorial, fomentando el
consumo directo de cercanía (km. 0), y apoyando el asociacionismo entre
productores. Igualmente, se puede frenar el proceso abandono a través de
iniciativas como un banco de tierra o fomentando la agricultura educativa y “de
ocio” sin fines productivos. La factibilidad de las iniciativas citadas ya está
demostrada por ejemplos como el de la Red Terrae3, de la marca Calidad Rural4 o
del proyecto Planpaís5.
3.1.2. Regulación de nuevos usos compatibles con el mantenimiento de ruedos
agrícolas de calidad
En relación con los usos compatibles e incompatibles, habrá que incidir en el
establecimiento de umbrales de tolerancia y en la armonización paisajística de los
primeros, y en la limitación o prohibición de los segundos. El enfoque es el de una
evolución controlada, especialmente de los desarrollos e infraestructuras urbanas,
ya que insistir en una impermeabilización total frente a los cambios resulta
contraproducente en la medida que conduce a un proceso estéril de
museificación. Entre los usos compatibles se apoyan, aunque regulados, los
cultivos no tradicionales, especialmente los sostenibles, el uso turístico ligado al
turismo activo y responsable, la puesta en valor y difusión de los ruedos y de los
elementos patrimoniales que hay en él.
3.1.3. Limitar los usos incompatibles
Entre las potestades de un POTS está la indicación de “las zonas para la
ordenación y la compatibilización de los usos del territorio y para la protección y
mejora del paisaje, de los recursos naturales y del patrimonio histórico y cultural”
(LOTA art. 11.c). Para ello, el primer lugar se propone la clasificación del ruedo
como Suelo No Urbanizable de Especial Protección por criterios paisajísticos, bien
de su delimitación completa, o bien, en determinados casos, de las zonas A (
regadío) identificadas en el análisis. En estos casos el desarrollo urbanístico en
las zonas B y C (olivar y secano), deberán ser justificadas detalladamente,
especialmente, en relación con la ausencia de otras posibles localizaciones.
Igualmente, la construcción de infraestructuras se prohíbe en la zona A, y se
regula en las B y C, insistiendo en su integración paisajística.
3.2. Objetivo 2: Gestionar y ordenar la relación entre el ruedo y el núcleo
de población.
Vista la concentración de tensiones y dinámicas en algunos de los bordes de
contacto entre ruedo y núcleo, se prestará una atención específica a estos
3 http://www.tierrasagroecologicas.es/
4 http://www.calidadterritorial.es/
5 http://www.planpais.org/
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espacios. Habrá que empezar por la recuperación de aquellos ruedos que se
encuentran divididos y desarticulados a causa de crecimientos urbanísticos (falta
de cohesión interna), identificando posibles zonas de conexión, como solares, a
fin de recuperar los usos agrícolas.
En relación con los bordes entre el casco urbano y el ruedo habrá que instar al
planeamiento urbanístico para su correcto tratamiento. Se insiste especialmente
en la integración paisajística de las actuaciones nuevas y existentes, muy
especialmente a nivel visual en casos en que exista dominancia del núcleo sobre
el ruedo.
A un nivel más amplio de cooperación administrativa, se recomienda la
consideración del ruedo como entorno de protección de los catorce Conjuntos
Históricos serranos declarados6. Aunque un entorno de protección7 no tiene como
objeto la protección per se de los elementos que incluye (el ruedo) sino que está
en función del bien que protege (el Conjunto Histórico), bien es cierto que el
primero se hallaría sujeto, con aun más fuerza, al deber de conservación, en
virtud del art. 14 de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía (Junta de
Andalucía 2007), y además le sería de aplicación, entre otros, el art. 19 sobre
contaminación visual o perceptiva. Igualmente se propone la inclusión de los
elementos patrimoniales de los ruedos en los catálogos urbanísticos de
protección.
3.3. Objetivo 3: mantener o mejorar la estructura y elementos de los
ruedos.
Finalmente, el último objetivo trata del mantenimiento o mejora de la estructura y
los elementos de los ruedos, y aspita conocer, proteger y preservar la estructura y
elementos de los ruedos, así como limitar las edificaciones diseminadas
Se aspira al mantenimiento de la estructura parcelaria del ruedo y de las
arquitecturas populares que lo significan y caracterizan (cercados, linderos, lievas,
fuentes, lavaderos, abrevaderos, molinos, eras, bancales, etc). El valor de este
patrimonio extenso y disperso reside en el conjunto y no en el elemento concreto,
por lo que el acercamiento al problema debe hacerse desde distintos puntos de
vista, e involucrando tanto al sector público como al privado.
Las acciones deben ser, por lo tanto, transversales, abarcando desde la
ordenación hasta la búsqueda activa de la colaboración voluntaria entre los
6 Alájar, Almonaster la Real, Aracena, Aroche, Castaño del Robledo, Corteconcepción, Cortelazor,
Fuenteheridos, Galaroza, Higuera de la Sierra, Linares de la Sierra, Los Marines, Valdelarco y
Zufre.
7 Art. 28 de la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, de Patrimonio Histórico de Andalucía: “por
aquellos inmuebles y espacios cuya alteración pudiera afectar a los valores propios del bien de
que se trate, a su contemplación, apreciación y estudio (...)”.
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propietarios, la ciudadanía y la administración. En el primer caso hablamos de
medidas ligadas a los instrumentos urbanísticos, como la regulación de los
problemas de indisciplina urbanística, la limitación de la edificabilidad, agregación
y segregación de parcelas, la demolición, alteración o abandono de cercados y
caminos, y los usos y materiales permitidos y prohibidos.
En cuanto a la colaboración, las medidas deben orientarse al fomento de la
inversión privada, de la participación pública y de la cooperación
interadministrativa. Así, se recomienda la consideración de los ruedos como
destinos preferentes de fiscalidad ambiental, impulsando medidas dirigidas al
fomento del uso de las técnicas constructivas tradicionales o en la recopilación de
buenas prácticas, o la redacción de manuales de integración paisajística
específicos (cf. Parque Natural Sierra Norte de Sevilla. Consejería de Medio
Ambiente. 2009). Se quiere fomentar así el estudio de los ruedos a través del
impulso de iniciativas de inventario y reconocimiento en colaboración con la
sociedad civil, o incluyendo estos espacios en los programas de voluntariado
ambiental del Parque Natural.
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