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Abstract and Figures

Este artículo se generó como parte de un convenio de colaboración entre la UAM Azcapotzalco y la Asociación Nacional de Industrias del Plástico, A. C. (ANIPAC). Se encuentra disponible en la dirección http://www.anipac.com/bioplasticos.pdf
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Los plásticos, gracias a su versatilidad, ligereza y bajo costo, se han convertido en materiales insusti-
tuibles. Se usan en aplicaciones tan diversas como el envase y embalaje, la medicina, la fabricación de
automóviles y las telecomunicaciones [1]. Constituyen, además, el principal componente en muchos
objetos de uso cotidiano. Los cambios en el estilo de vida, especialmente en los patrones de uso y con-
sumo, han llevado a un incremento continuo en la producción de estos materiales. En 2012 se estimó
una producción mundial de 241 millones de toneladas [2], y se espera que supere los 300 millones de
toneladas para 2015 [3].
El incremento en el consumo, aunado a su uso en productos de corta vida útil, ha generado una
preocupación de los efectos ambientales de los plásticos a lo largo de su ciclo de vida [4]. Dado que la
gran mayoría de los plásticos se producen a partir del procesamiento de los combustibles fósiles, se ha
cuestionado su contribución al agotamiento de estos recursos y a los efectos ambientales de su extracción.
El otro punto de atención es lo que ocurre con los plásticos cuando se transforman en residuos. Dada la
carencia de mecanismos y programas efectivos de separación en la mayor parte del país, la mayoría de
los residuos plásticos son depositados en los sitios de disposición nal, contribuyendo a la problemática
generada en este tipo de instalaciones. En México los plásticos constituyen el 12.88% de los residuos [5].
Se han propuesto diversas alternativas para mitigar los impactos ambientales de los plásticos, tales
como el reciclaje o el aprovechamiento energético, que son soluciones de n de vida. Sin embargo, una
vertiente que ha despertado especial atención es la fabricación de nuevos plásticos con menores afecta-
ciones en el ambiente. Como resultado, es común escuchar términos como bioplástico, plástico verde,
plástico biodegradable, plástico amigable con el ambiente, plástico biobasado o biopolímero, que con
frecuencia se utilizan de forma indistinta y sin un conocimiento real de su signicado e implicaciones. El
objetivo de este artículo es, por tanto, denir los conceptos de bioplástico, plástico biobasado y plástico
biodegradable, de forma que los fabricantes, usuarios, gobiernos e instituciones cuenten con un mayor
conocimiento al respecto y puedan tomar decisiones informadas.
Bioplásticos y
plásticos degradables Alethia Vázquez Morillas
Rosa Ma. Espinosa Valdemar
Margarita Beltrán Villavicencio
Maribel Velasco Pérez
La organización European bioplastics dene
a los bioplásticos como plásticos que son bio-
basados, biodegradables, o que reúnen ambas
características [6]. Esta denición ha sido re-
tomada en el anteproyecto de norma mexica-
na PROY-NMX-E-260-CNCP-2013 In-
dustria del plástico – Materiales bioplásticos
– Terminología [7], que establece lo siguiente:
Bioplástico: plástico que en su constitu-
ción total proviene de:
a) Materias primas de origen reno-
vable y es biodegradable
b) Materias primas de origen renovable
y no es biodegradable, o
c) Materias primas de origen petroquí-
mico y es biodegradable
Contrario a lo que generalmente se cree, los bioplásticos no son algo nuevo; fueron usados por Henry
Ford en la fabricación del automóvil modelo T [8] y se han empleado ampliamente en aplicaciones médi-
cas. Lo novedoso es el interés que han despertado como una opción de mitigación del impacto ambiental
provocado por los plásticos convencionales.
Actualmente el 65% de los bioplásticos se utiliza en envases y productos de vida corta, aunque ha
aumentado su empleo en medicina, agricultura fabricación de juguetes, electrónicos, herramientas y auto-
partes [3], [9]–[11]. Aunque se estimó que la participación de los bioplásticos en el mercado fue menor al
1% en el 2010 [12] , este sector presenta un crecimiento vigoroso, con tasas anuales del 30% [3]. Se espera
que la producción y consumo siga creciendo, especialmente en el área de los materiales biobasados – no
biodegradables usados en aplicaciones de uso general. Este fenómeno permitiría, a través de economías
de escala, bajar costos y ser más competitivos en el mercado.
¿Qué son los bioplásticos?
Los plásticos biobasados son aquellos que se fabrican a partir de la bio-
masa –la materia orgánica que compone a los seres vivos− de recursos
naturales renovables, generalmente plantas, algas y microorganismos. En
algunos casos es posible producirlos incluso a partir de residuos [13],
[14]. A diferencia de los biopolímeros que se generan directamente en
la naturaleza, como el almidón, las proteínas, la lignina y el quitosano,
los plásticos biobasados requieren de etapas de procesamiento químico
antes de su utilización. Esto puede ocurrir a partir de 2 procesos:
Plásticos
biobasados
-El procesamiento químico de algún componente extraído de plantas como el maíz, soya, cassava y
caña de azúcar. El proceso más común parte de la producción de etanol, ácido láctico y otros compuestos
básicos a partir de la fermentación del almidón de las plantas, para después transformarlo y obtener los
monómeros que darán origen al plástico. Este método permite obtener plásticos como el ácido polilácti-
co (PLA), pero también polietileno, polipropileno, nylon y otros plásticos convencionales, que presentan
exactamente las mismas propiedades que los polímeros equivalentes obtenidos del petróleo.
-La extracción de precursores y monómeros que se generan como forma de almacenamiento de energía en
el interior de las células de algunas plantas y microorganismos [15], [16]. Se ha demostrado que algunos
pastos pueden producir polihidroxialcanoatos hasta en un 3.7% de su peso, aunque el proceso continúa
siendo costoso y complejo [3].
La mayor ventaja relacionada con los plás-
ticos biobasados es la posibilidad de fabricarlos
a partir de recursos que, si se manejan adecua-
damente, no se agotan. Los plásticos biobasados,
en función de las condiciones especícas de cada
proceso productivo, pueden presentar una huella
de carbono menor que los plásticos convencio-
nales. Por otro lado, algunos de ellos presentan
desventajas relacionadas con sus condiciones
exigentes de procesamiento, alta anidad con el
Aunque existían desde hace varias décadas, los plásticos biodegradables
han despertado el interés durante los últimos veinte años como una opción
para reducir la permanencia de los residuos plásticos a través de su bioasi-
milación [17], especialmente en el caso de los productos de vida útil corta.
La biodegradación es el proceso mediante el cual las sustancias son
transformadas por microorganismos o por las enzimas que estos generan.
En el mismo, el carbono orgánico presente en las moléculas se transforma
en compuestos simples como el bióxido de carbono (CO2) y el metano
Plásticos
biodegradables
agua, menores propiedades de barrera y menor
biocompatibilidad [3].
Es importante señalar que el origen bio-
basado de un plástico no implica que éste sea
biodegradable [3]. Aunque hay casos como el
del PLA, en el que se reúnen ambas condiciones
en un solo material, la biodegradabilidad de un
plástico depende de su estructura química, y no
del proceso o la materia prima mediante la cual
se haya producido.
(CH4), a través de un proceso conocido como mineralización. Este proceso debe ser susceptible de ser medido
por métodos estandarizados, en condiciones y tiempos especícos [18]. Generalmente la biodegradación de un
plástico ocurre en forma simultánea a otros procesos de degradación originados por la radiación UV, la temperatu-
ra, la fricción o la humedad, y no siempre es posible discernir el rol que juega cada uno de ellos. Por lo anterior, para
considerar a un plástico como biodegradable es necesario garantizar que alcanza una mineralización completa en
un periodo de tiempo establecido.
Los plásticos biodegradables pueden fabricarse a partir de recursos renovables o de combustibles fó-
siles [19], dado que la biodegradabilidad no es función del material de origen, sino de la estructura química
del plástico. Sin embargo, para que la biodegradación ocurra deben cumplirse otros requisitos, tales como la
presencia de microorganismos capaces de llevarla a cabo y las condiciones ambientales requeridas para su de-
sarrollo. La mayoría de los plásticos biodegradables ha sido diseñada para sufrir este proceso en un entorno es-
pecíco, haciéndolos susceptibles a los microorganismos presentes en los procesos de composteo, los ambientes
marinos o, en menor medida, ambientes sin oxígeno como los que se encuentran en los sistemas de producción
de biogás a partir de residuos.
a) Plásticos biobasados
Para determinar que un plástico contiene material biobasado, y en
qué proporción, es necesario recurrir a la medición del carbono 14
(C14) presente en el mismo.
En el planeta existen diferentes tipos de átomos de carbono o
isótopos, que dieren entre sí en el número de neutrones contenidos
en su núcleo. La mayoría del carbono presente es carbono 12, porque
presenta 6 protones y 6 neutrones en su núcleo; una proporción me-
Identicación
de bioplásticos
nor tiene 8 neutrones en vez de 6 y se conoce como carbono 14. Cuando las plantas respiran, asimilan del
ambiente proporciones más o menos estables de los dos tipos de carbono, así que si se hace un análisis de
su organismo, o de los animales que las ingieren se encontraría en él proporciones de C12 y C14 constantes
para cada época. Una vez que el organismo muere y deja de respirar inicia un proceso lento pero continuo
de transformación del C14 en C12, así que conforme pasa el tiempo la proporción del primero disminuye
y la del segundo aumenta. Mediante análisis de laboratorio es posible determinar la proporción de los dos
carbonos, y de esa forma estimar el tiempo que ha transcurrido desde que los organismos que dieron origen
a ese material dejaron de respirar.
Aunque esta medida no es precisa, si permite distinguir claramente entre los materiales fabricados a
partir de plantas cosechadas en los últimos diez años y los que provienen de combustibles fósiles, que se
originaron de la desintegración de seres vivos hace millones de años y prácticamente no contienen C14.
El método ASTM 6866-12 [20] permite determinar el contenido biobasado de una muestra mediante
la aplicación del análisis de C14, es decir, la proporción del material que tiene su origen en recursos re-
novables. Para implementarlo se requiere contar con instrumentos analíticos avanzados de alta precisión,
porque las proporciones de C14 son muy pequeñas.
No debe perderse de vista que si en verdad se desea informar a los posibles usuarios de un material,
no basta con indicar que un producto es biobasado, sino debe especicarse en qué proporción.
La identicación de bioplásticos es un asunto re-
levante, dado el nivel de desinformación acerca de
los mismos y el mal uso que se ha hecho de las
armaciones sobre los atributos de los productos a
través de mensajes confusos o que no pueden pro-
barse. Lamentablemente, no es posible identicar
un bioplástico con base en su apariencia u otras
propiedades evidentes, y para hacerlo se requieren
pruebas de laboratorio. Con el n de brindar mayor
certeza con respecto a estos materiales asociaciones
como ASTM Internacional e ISO han generado
especicaciones, métodos de prueba y guías para
los plásticos biobasados y biodegradables.
b) Plásticos biodegradables
Tal como se mencionó, estos materiales se bio-
degradan sólo en entornos especícos, por lo que
existen estándares para evaluar su biodegradación
en composta, suelo, ambientes marinos, rellenos
sanitarios y procesos de degradación anaerobia
(sin oxígeno).
Los elementos comunes en estas pruebas son
la realización de los experimentos en un ambiente
controlado de laboratorio y la imposibilidad de in-
terpretar los resultados para denir cuánto tardaría
la biodegradación en condiciones reales e incluso si
se llevaría a cabo [21]. Lo que se hace, en cambio,
es comparar qué tanto se degradan estos materiales
en comparación a otros que generalmente se con-
sideran muy biodegradables, como la celulosa. Las
pruebas de biodegradabilidad varían en compleji-
dad y requerimientos técnicos, pero es común que
se prolonguen durante varios meses.
No puede establecerse a priori que los bioplásticos sean buenos o
malos para el ambiente, pues cada caso debe evaluarse de forma
individual, pues las interacciones de estos materiales con el entor-
no dependerán de factores como las condiciones de su producción,
el uso que se les da y el destino que reciben al concluir su vida útil.
En el caso de los plásticos biobasados existe un benecio desde
el punto de vista de la preservación de recursos, dado que proceden
de plantas y otros recursos renovables [22]. Además, en la mayoría
Bioplásticos
y ambiente
de los casos presentan un balance positivo en la producción de gases de efecto invernadero, pues el me-
tano y el bióxido de carbono que se generan al nal de su vida útil se balancean con el que las plantas
tomaron de la atmósfera durante su desarrollo [9]. Lo anterior a diferencia de los plásticos fabricados a
partir de combustibles fósiles, que liberan bióxido de carbono y metano que se capturó de la atmósfera
hace millones de años.
Sin embargo, es importante considerar las condiciones en que se realice el cultivo de las especies que
se usan en su producción [23], ya que pueden generar impactos en términos de agotamiento de nutrien-
tes en los terrenos de cultivo, deforestación, presencia de organismos genéticamente modicados, uso de
plaguicidas y fertilizantes [12], [22], [24], [25]. Existe, además, una gran polémica relacionada con el uso
de terreno de cultivo para producir plásticos o biocombustibles en vez de alimentos [9], así como la po-
sibilidad de que esto traiga como consecuencia el aumento en el precio de cereales básicos como el maíz.
En el caso de los plásticos biodegradables, el
posible benecio radica en su potencial para dis-
minuir los residuos plásticos que quedan deposi-
tados en los rellenos sanitarios, de forma que se
aumente su vida útil y se disminuyan los impac-
tos ambientales de los mismos. Bajo condiciones
especícas, pueden contribuir a la recuperación
de nutrientes. No obstante, esto ocurrirá sola-
mente si existen esquemas de separación y re-
colección que les permitan llegar al destino para
el cual fueron creados, ya sea el compostaje, la
degradación anaerobia o algún otro tipo de en-
torno así como leyes o normas que fomenten su
uso, permitan evaluarlos y certicarlos.
Es importante también considerar las inte-
racciones entre estos materiales y los procesos de
reciclaje, que son uno de los medios para mitigar
el impacto ambiental de los plásticos. En el caso
de los biobasados-no biodegradables (Bio-PE,
Bio-PET) la integración a los procesos es directa
ya que no existe diferencia con sus contrapartes
provenientes del petróleo. Los biobasados-bio-
degradables, por otro lado, no deben mezclarse
con la corriente de reciclaje [8]; aunque el PLA
puede reciclarse química o mecánicamente si se
separa de otros plásticos mediante detectores de
infrarrojo [3] [8], esto requeriría de esquemas de
identicación y recuperación del material. No
existen estudios concluyentes sobre algunos de
estos materiales y su efecto en el reciclaje, por lo
que en caso de falta de evidencia es conveniente
actuar con precaución [26].
En México existe una confusión generalizada con respecto al signica-
do de los términos bioplástico, plástico biobasado y plástico biodegra-
dables, así como sobre el alcance y aplicaciones de cada tecnología. En
general los bioplásticos tienen una presencia muy baja en el mercado,
y los que se comercializan son importados; no se cuenta con políticas
ociales que orienten la producción y desarrollo de este tipo de mate-
riales, ni se ha analizado a profundidad su posible efecto como sustitu-
to de los derivados del petróleo o el gas natural.
Bioplásticos
en México
Por otro lado, los residuos plásticos han recibido la atención de la sociedad, los legisladores y los medios,
aunque en la mayoría de los casos ésta se centra en las bolsas. Dado que éstas se consideran como residuos só-
lidos urbanos, su manejo se realiza a nivel local. En país la problemática de los residuos plásticos generalmente
se aborda a nivel local, dado su carácter preponderante como residuos sólidos urbanos. En distintas localidades
se han presentado propuestas para restringir el uso de las bolsas o para promover que éstas se fabriquen con
materiales biobasados o biodegradables; sin embargo, en la mayoría de los casos las propuestas legislativas o
nuevas leyes son poco claras y no toman en cuenta las características de estos materiales. Más aún, las medidas
no están articuladas con la operación de los sistemas de gestión de residuos; un ejemplo claro es el caso del
Distrito Federal, donde la Ley de Residuos recomienda el uso de bolsas biobasadas asumiendo que son biode-
gradables; en función del esquema de separación de residuos establecido, esta recomendación no tiene sentido,
dado que los plásticos se separan con la fracción inorgánica.
Los bioplásticos son un conjunto de materiales que pueden con-
tribuir de manera efectiva tanto a la protección del ambiente
como al desarrollo de la industria del plástico en sí. Sin embargo,
es necesario conocer sus propiedades y características, de forma
que las aplicaciones a las que se destinen se benecien de las mis-
mas. Reviste especial importancia la necesidad de distinguir entre
los materiales biobasados y los biodegradables, dada la actual con-
fusión existente al respecto.
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Conclusiones
Un gran reto, paralelo al desarrollo de estos materiales, es generar los mecanismos que permitan a los
consumidores identicarlos claramente. Con esto se propiciaría que la legislación fuese consistente con
las prácticas de manejo de residuos.
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... La producción masiva de materiales plásticos y la mala gestión de sus residuos hacen que en la actualidad se haya generado un grave problema medioambiental de difícil solución (Prieto, 2020). Dado que la gran mayoría de los plásticos se producen a partir del procesamiento de los combustibles fósiles, se ha cuestionado su contribución al agotamiento de estos recursos y a los efectos ambientales de su extracción (Pérez, 2010). Hoy en día, la contaminación de aguas con deshechos de materiales plásticos y sus fragmentos es reconocido como uno de los mayores problemas de calidad en los sistemas de aguas dulces y marinas (A. ...
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Full-text available
El plástico se ha convertido en un material muy demandado en la actualidad por sus características físico-químicas, lo cual permite ser muy aplicable en diferentes productos para diversos usos. Sin embargo, su producción masiva y mala gestión de residuos provocan un grave problema medioambiental de difícil solución, National Geographic, registró una producción mundial de 407 millones de toneladas de plástico hasta el 2015, los cuales tardan más de 1000 años en degradarse, debido a que se producen a partir del procesamiento de combustibles fósiles. Por tal razón, se busca la no dependencia de dicho plástico empleando nuevas alternativas como los plásticos biodegradables, los cuales presentan alta degradabilidad ante los compuestos orgánicos presentes en el medio ambiente. El almidón es una de las principales materias primas consideradas para tal fin, debido a sus características beneficiarias en comparación al petróleo. Para su extracción existen diferentes métodos, como son la molienda seca de forma artesanal, la húmeda usada por grandes industrias para refinar y mejorar la obtención del almidón y la nixtamalización que trabaja de la mano con el método de molienda húmeda. En Ecuador existe gran actividad agrícola, por ende, es de interés el aprovechamiento de subproductos y residuos de la agroindustria tales como los granos de rechazo de maíz, el elote y la fécula de maíz, consideradas como fuentes alternativas no convencionales para la producción de almidón en la elaboración de bioplásticos compitiendo con el plástico tradicional debido a que cuentan con apropiadas características y degradación del 89,40% en 90 días.
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El plástico se ha vuelto omnipresente en nuestras vidas por la gran variedad de aplicaciones, además de que se produce diariamente en grandes cantidades. El mayor consumo y uso de productos de corta utilidad ha generado preocupación sobre el impacto ambiental de los plásticos a lo largo de su ciclo de vida debido a que la mayoría de estos se producen a partir del procesamiento de combustibles fósiles. Con el fin de disminuir la contaminación ambiental, se ha generado una gran gama de nuevos plásticos elaborados con materia prima de origen natural, tales como: bioplásticos, plástico biodegradable, oxodegradable y biopolímeros. Actualmente, el desafío es analizar el cumplimiento de las características de degradabilidad de estos materiales y comprobar que lo que venden las empresas con esos nombres es realmente lo que ofrecen. Para el presente estudio, se sometieron a distintas pruebas (agua salada, compost y suelo común) tres artículos desechables etiquetados como biodegradables: charola, vaso Wecare® y vaso Andatti®; en un tiempo promedio de 60 días. Se realizaron estudios de espectrofotometría de infrarrojo en los materiales para identificar los compuestos presentes.El análisis espectrofotométrico indicó la presencia de diez compuestos en la muestra de los vasos biodegradables (Wecare® y Andatti®). Los resultados que mostraron los vasos Wecare® y Andatti® fue de un porcentaje de biodegradabilidad en peso de 93% y 92%, respectivamente. En el medio composta, disminuyeron significativamente en peso y volumen. Sin embargo, los tres artículos no presentan degradación en los medios de agua salada y suelo común.
Thesis
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El objetivo de esta investigación fue realizar la valorización del almidón de la cáscara de la zanahoria blanca (Arracacia Xanthorrhiza) para la obtención de bioplásticos, por tanto se realizó la extracción del almidón de los residuos de la zanahoria blanca a través de vía húmeda con un rendimiento de 11.14%, además se determinó las características físicas, fisicoquímicas, químicas del almidón seguido de esto se logró establecer las combinaciones de los aditivos, como son el porcentaje óptimo de óxido de grafeno que le otorgo la estabilización de los polímeros irregulares que se encuentra en el almidón. Los bioplásticos obtenidos fueron sometidos a pruebas físicas y mecánicas, donde se obtuvo un espesor de 0,1 mm, una solubilidad en rangos de 40 – 52% y una biodegradabilidad en agua del 49%. Se logró determinar en base al Instituto Ecuatoriano de Normalización (INEN) la compostabilidad de los bioplásticos según la norma INEN 2643, y finalmente se evaluaron a través de la norma INEN 2635 para las pruebas mecánicas, así como también se realizaron las pruebas físicas del mismo. Finalmente se obtuvo que el mejor tratamiento de las láminas de los plásticos fue el D, debido a que las variables de carga máxima, desplazamiento máximo, deformación, rotura de carga son muy similares en todas las combinaciones con óxido de grafeno, estas no difirieron en los valores de todas las repeticiones de las unidades experimentales, así como el esfuerzo máximo que pudo definir al tratamiento con las mejores características con un valor de 0.90 Megapascal (MPa), estas características fueron aceptables en relación al porcentaje de amilosa presente en la zanahoria blanca; se recomienda buscar alternativas que mejoren la calidad de los bioplásticos a través de nuevas combinaciones con compuestos químicos, aumentando la calidad de las características de las biopelículas.
Thesis
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The aim of the research was to evaluate the incidence of graphene oxide in the improvement of the mechanical properties of the bioplastic obtained from ginger (Zingiber officinale). First, the starch was obtained through the wet method with the best performance shown and was characterized according to the limits established by the FAO (United Nations Organization for Food and Agriculture), which allowed identifying that it was suitable for the production of biodegradable plastic. On the other hand, the synthesis of obtaining graphene oxide was carried out with a yield of 74,831%. A totally random factorial design was used to identify the optimal amount of addition of the compound in the composition of the plastic sheet, where an evaluation of a total of six treatments was obtained. To assess the product obtained, physical and mechanical tests were carried out, where the thickness was less than 0,15 mm, the maximum displacement of 4,901 mm and the maximum deformation of 12,253% corresponding to treatment four. Finally, the degradability tests were carried out in three different media that were: water, soil and environment, where the maximum degradation on land was 63,483%, in a time biodegradable plastics that are within the established limit, in water 47,725% and in the environment 20,090%, therefore when conducting a study of the results obtained the improvement in the mechanical properties of the bioplastic is evidenced, for its applicability in various industries. It is recommended to investigate the application of the other additives in the production of bioplastics to improve the other tensile properties.
Article
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Bio-based polymers have become feasible alternatives to traditional petroleum-based plastics. However, the factors that influence the sustainability of bio-based polymers are often unclear. This paper reviews published life cycle assessments (LCAs) and commonly used LCA databases that quantify the environmental sustainability of bio-based polymers and summarizes the range of findings reported within the literature. LCA is discussed as a means for quantifying environmental impacts for a product from its cradle, or raw materials extraction, to the grave, or end of life. The results of LCAs from existing databases as well as peer-reviewed literature allow for the comparison of environmental impacts. This review compares standard database results for three bio-based polymers, polylactic acid (PLA), polyhydroxyalkanoate (PHA), and thermoplastic starch (TPS) with five common petroleum derived polymers. The literature showed that biopolymers, coming out of a relatively new industry, exhibit similar impacts compared to petroleum-based plastics. The studies reviewed herein focused mainly on global warming potential (GWP) and fossil resource depletion while largely ignoring other environmental impacts, some of which result in environmental tradeoffs. The studies reviewed also varied greatly in the scope of their assessment. Studies that included the end of life (EOL) reported much higher GWP results than those that limited the scope to resin or granule production. Including EOL in the LCA provides more comprehensive results for biopolymers, but simultaneously introduces greater amounts of uncertainty and variability. Little life-cycle data is available on the impacts of different manners of disposal, thus it will be critical for future sustainability assessments of biopolymers to include accurate end of life impacts.
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Industrial growth, urbanization and wrong agricultural practices are responsible for pollution and loss of environmental quality. Petro plastics, produced from mineral resources, are one of the most important materials, but the production process destructs the environment. Bio-based and biodegradable plastics can form the basis for environmentally preferable and sustainable alternative to current materials based exclusively on petroleum feed stocks. Bioplastic helps us to overcome the problem of pollution caused by synthetic plastics as they originate from renewable resources and are a new generation of plastics able to significantly reduce the environmental impact in terms of energy consumption and greenhouse effect. Polyhydroxyalkanoate (PHA) emerges as a potential candidate in a way to be used as a biopolymer material which not only possesses the characteristic similar to the traditional plastic, but it is also biodegradable in nature without any toxic production .A way to reduce the production cost is the use of alternative substrates, such as the agro industrial wastes. This review gives an overview of economical strategies to reduce production costs of PHA as well as its applications in various fields.
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This review presents scientific findings concerning the recycling of bioplastics, their blends and thermoplastic biocomposites, with special focus on mechanical recycling of bio-based materials. The paper does not include bio-based commodity plastics such as bio-derived polyolefins that are identical to their petroleum-based counterparts and that can be recycled in the same way. During the past few years, recycling of biopolymers and their blends has been studied using both mechanical and chemical methods, whereas in biocomposites, the focus has been on mechanical recycling. This review goes through the findings on the recyclability of various materials, the strengths and weaknesses of applied methods, as well as the potential strategies and opportunities for future improvements. There are still many blends that have not been investigated for their recyclability. Information about commercially available blends containing bioplastics is summarised in the Appendix because of the importance of their possible effects on the conventional plastic recycling streams.
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Most life-cycle studies have found that a reduction of greenhouse gas emissions can be achievable by replacing petroleum-based plastics with bioplastics made from renewable feedstock, but these analyses have failed to count the carbon emissions that occur as farmers worldwide convert forest and grassland to new cropland to replace the corn diverted to bioplastics. By excluding emissions from land use change, most previous accountings were one-sided because they counted the carbon benefits of using land for bioplastics but not the carbon costs, the carbon storage, and sequestration sacrificed by diverting land from its existing uses. The accounting for the land use change emissions can limit the attractiveness of bioplastics for the displacement of petroleum-based plastics, at least from an environmental point of view. The use of agricultural by-products as bioplastic feedstock is a valid solution to the problem. Alternatively, recycling of bioplastic wastes could contribute to reducing the land use change emissions. From this point of view, it is clear that the incineration or the landfilling of the bioplastic products are not a valid alternative for a real solution of the problem.
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In a bio-based economy, chemicals, materials, biofuels, and other forms of energy will be produced from biomass. Pressure on agricultural land will thus increase, calling for highly efficient solutions in terms of land use, with minimal environmental impacts. In order to gain better insight into the available options and their trade-offs, this perspective studies the production of polylactic acid (PLA), bioethanol, and bio-based polyethylene (PE) from wheat, maize, sugarbeet, sugarcane, and Miscanthus. While in current agricultural practice some plants are harvested and used as whole crop (e.g. Miscanthus), for others only part of the plant is used, with the remainder being returned to the field (e.g. wheat straw). In order to obtain an understanding of the unused potential we assume as default case that all agricultural residues and processing co-products are used for energy purposes, thereby replacing non-renewable energy. We conclude that this agricultural practice would allow to substantially reduce non-renewable energy use (NREU). We also find a clear difference in ranking depending on whether we study (i) NREU per (metric) tonne of product or (ii) Avoided NREU per hectare of land. The latter seems a suitable choice in a world where land availability is limited. In this case, we identify PLA as the preferred choice, irrespective of the type of crop. The production of ethanol for the replacement of fuels scores as the worst option for all crops. For each of the products studied, sugarcane offers the highest savings per hectare followed by sugarbeet. © 2012 Society of Chemical Industry and John Wiley & Sons, Ltd
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Considerable interest in bio-based films has been renewed due to their potential use in packaging industries. Polymers from biomass receive increasing interest as potential substitutes for certain conventional polymers since they are derived from renewable sources and can be biodegradable. However, the life cycle assessment of biofilms has not been widely reported in the literature. In this context, this paper discusses the environmental assessment of bio-based films based on agro-industrial by-products and marine residues, providing added value to these wastes. The materials employed to prepare the bio-based films were soy protein obtained as by-product of soy oil industry, chitosan obtained from the skeleton of crustaceans, and agar obtained from marine seaweeds. The results showed that manufacture is the most contaminant stage for chitosan and agar films, whereas the extraction of raw materials is the stage with the highest environmental burden for soy protein films. In addition, soybeans cultivation contributes to the environmental burden in land use category due to the use of glycerol, considered as by-product from biodiesel production, as plasticizer. However, the end of life stage is the least pollutant phase for bio-based films due to the fact that their biodegradable nature allows composting as the end of life scenario, providing environmental benefits. The present study allows identifying the most pollutant phases of the life cycle for biofilms from different resources, which is the first step prior to the analysis of the changes needed during the design of products and processes to minimize negative impacts in the environment.
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This paper presents a broad review on the recent advances in the research and development of biobased plastics and bionanocomposites that are used in various applications such as packaging, durable goods, electronics and biomedical uses. The development of biobased materials is driven by renewability, low carbon footprint and in certain cases biodegradability (compostability) issues and helped them in moving from niche markets to high-volume applications. The inherent drawbacks of some biobased plastics such as the narrow processing window, low heat deflection temperatures, hydrophilicity, poor barrier, and conductivity and inferior biocompatibility can be overcome by bionanocomposites. The first part of the paper reviews the recent advances in the development of biobased and biodegradable materials from renewable resources and their advantages and disadvantages. In the second part, various types of bionanocomposites based on four types of fillers i.e. nanocellulose, carbon nanotubes, nanoclays, and other functional nanofillers are discussed. This review also presents up-to-date progress in this area in terms of processing technologies, product development and applications.
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In this study we investigated the feasibility of producing polyhydroxyalkanoate (PHA) by microbial enrichments on paper mill wastewater. The complete process includes (1) paper mill wastewater acidogenic fermentation in a simple batch process, (2) enrichment of a PHA-producing microbial community in a selector operated in sequencing batch mode with feast-famine regime, (3) Cellular PHA content maximization of the enrichment in an accumulator in fed-batch mode. The selective pressure required to establish a PHA-producing microbial enrichment, as derived from our previous research on synthetic medium, was validated using an agro-industrial waste stream in this study. The microbial enrichment obtained could accumulate maximum up to 77% PHA of cell dry weight within 5 h, which is currently the best result obtained on real agro-industrial waste streams, especially in terms of biomass specific efficiency. Biomass in this enrichment included both Plasticicumulans acidivorans, which was the main PHA producer, and a flanking population, which exhibited limited PHA-producing capacity. The fraction of P. acidivorans in the biomass was largely dependent on the fraction of volatile fatty acids in the total soluble COD in the wastewater after acidification. Based on this observation, one simple equation was proposed for predicting the PHA storage capacity of the enrichment. Moreover, some crucial bottlenecks that may impede the successful scaling-up of the process are discussed.