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departamen to de filos ofía • facultad de c iencias hu manas • un iversidad n acional de colom bia
[26 6]
Waismann, F. Wittgenstein y el Círculo
de Viena. Ed. Brian F. McGuinnes.
Económica, .
Wittgenstein, L. Investigaciones filosó-
ficas. Trad. Alfonso García Suárez y
UNAM, .
Doctorando en Filosofía
Universidad de Guanajuato -
m.mejiagenez@ugto.mx
vn.
Blanco, Carlos. Historia de la neu-
rociencia: el conocimiento del cerebro y
la mente desde una perspectiva inter-
disciplinar. Madrid: Biblioteca Nueva,
. pp.
El libro aborda el tema de las neu-
rociencias desde un enfoque histórico
-
ciplinas han confluido y aportado en
el estudio y comprensión del cerebro
y de la mente, así como plantear y eva-
luar algunas cuestiones históricamente
divide en tres partes: la primera aborda
las cuestiones que articulan los avances
y cambios históricos, desde la antigua
Grecia hasta la mitad del siglo , con
la consolidación de las neurociencias
la segunda,
Tuvo su concreción en con la fun-
dación del programa de investigación
en neurociencia (Neuro science Research
Program––) del (Instituto de
Tecnología de Massachusetts).
trata los principales des arrollos teóricos
y empíricos de la neurociencia sobre los
sistemas sensoriales y la percepción, así
como la memoria, la s emociones y el len-
guaje. Por últ imo, se aborda el problema
“mente-cerebro”, que es propuesto como
apéndice en el libro, pero que resulta ser
medular, pues todo el de sarrollo históric o
previo es fundamento para la discusión
nal de dicha cuestión.
En la primera parte, el autor plantea ,
como problema central de la investiga-
ción neurocientíca en la antigüedad,
la siguiente pregunta: ¿cuál es el cen-
tro orgánico de las funciones mentales?
Blanco hace u n recuento desde Alcmeón
de Crotona ( a.C.) hasta Galeno de
Pérgamo (- d.C.), para asum ir des-
de dicha époc a la tesis “encéfalo-céntr ica”
como base de las funciones cognitivas.
El estud io del cerebro ha logrado avance s
signicativos, especialmente la neuro-
mente, asumi r dicho encéfalo-centrismo
sin aná lisis crítico, resulta en detrimento
del logro de dicho objetivo, como se verá
más adelante. Las tesis ga lénicas y sus li-
mitaciones, que inuyeron la actividad
médico-cientíca hast a el renacimiento,
son superadas con el trabajo de Andrea
Vesalio (-), quien implementó
Entre los siglos y , con el auge
plantean dos cuestiones: a) ¿en qué con-
siste la diferencia entre la materia viva y
Esta asunción es un “centrismo” del que
la ciencia no se ha liberado y que tiene un
efecto negativo para la investigación en
neurociencias.
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la inerte? b) ¿Cuál es la relación entre la
mente y el cue rpo? Para la pri mera, John
Dalton (-) propone un marco
).
El autor hace una revisión detallada
hechos hasta el siglo , en los que re-
salta la evidencia ofrecida por Aloisio
Luigi Galvani (-) y su familia
sobre la actividad eléctrica intrínseca
del sistema ner vioso (), el debate entre
el “localizacionismo” de Jean-Baptiste
Bouil laud (-) y Pierre-Paul Broca
(-) y la “equipotencial idad” sos-
la clasificación de la corteza cerebral
en cuarenta y tres zonas por Korbinian
Broadmann (-) y Oscar Vogt
(-), y la “teoría de la neurona”
propuesta por Santiago Ramón y Cajal
(-), a part ir del trabajo de Cami lo
Golgi (-).
En la segunda parte, Blanco hace un
recorrido en detalle por los distintos
Planteamiento moderno del problema
mente-cerebro, que más adelante s e tratará.
El término “localizacionismo” es una
hito histórico para la i nvestigación neuro-
cientíca del siglo , que supone que a
toda función mental le corresponde una
actividad cerebral particular y localizada.
A pesar de que el autor no utili za el térmi-
se usó históricamente para contradecir
al localizacionismo, pues supone que las
-
de una zona particu lar, sino por la conu-
encia de la ac tividad de las d istintas z onas.
En dicha teoría basada en el método de
tinción por cromato de plata, propuesto
por Camilo Golgi, se fundan las nocio-
nes elementales de la neuroanatomía y
neurosiología.
aportes que ha hecho la investigación
neurocientí ca, desde el siglo , al estu-
dio de los sistemas sensoriales (auditivo,
olfativo, g ustativo, visua l y somatosenso-
rial). Buena parte de la información que
-
conceptual entre uno y otro.
cómo, en los sistemas sensoriales, hay
un proceso de conversión (transducción
sensorial
los receptores hasta la activ idad cortical
resultante, estableciendo algunas aso-
ciaciones entre las características (de
y perceptua les: a) la decodicación de la
-
tativas propias de la modal idad sensorial
afectada dependen del área cerebral que
la procesa, b) las ca racterísticas percep-
tuales y su varian za están asociadas a los
patrones de descarga de la actividad
neural, y c) la intensidad perceptual de
un estí mulo es proporcional a la frec uen-
cia de descarga de la actividad neural.
En , el médico inglés Thomas
Young (-) propone una teo-
ría, apoyada luego por Hermann von
Helmholt z (teoría tr icromática de Young-
Helmholtz), en la que diferencia tres
Se aprovecha para denir dos términos el-
ementale s: a) sinapsis: es la unión e ntre dos
neuronas que permite que una active a la
Potencial de acción: es la despolarización
(descarga, “disparo”) de una neurona que
estimula eléctrica y químicamente a otra.
A partir de la neurosiología actual, se
conrman los lineamientos generales de
dicha teoría de Young-Helmholtz: esen-
cialmente, la retina se compone de tres
tipos de células (pigmentadas, neuronas
están los fotorreceptores (conos: visión
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tipos de fotorreceptores –ojo humano,
cada uno sensible a un intervalo del es-
pectro electromagnét ico (visión de rojo,
verde, azul)–, pero que en conjunto res-
ponden a la multiplicidad de estímulos.
Dicha propuesta fue criticada por Ewald
Hering (-), quien resalta el hecho
de que percibamos colores por separado,
(“verde-rojizo”). Hering da cuenta de
dicha limitación por medio de su teoría
de los procesos oponentes: atribuyó seis
cualidades primarias al color, que se
procesan por pares antagónicos, rojo-
verde, amar illo-azul y blanco-negro. La
por estudios en macacos (cf. Bl anco ).
Una de las cuest iones fundamentales
del estudio neurocientíco de la memo-
ria es: ¿cuál es el correlato neurobiológico
del proceso de aprendizaje? Lo central
de la respuesta dada por Blanco es que
en todo proceso de aprendizaje suceden
dos eventos cerebrales: a) hay un cam-
bio estructural debido a la plasticidad
sináptica b) hay un cambio eléctrico
que altera el funcionamiento sináptico.
colores, y ba stones: visión blanc o y negro).
Los conos absorben la luz y se dividen en
tres cla ses, cada una s ensible a un segmen-
to del espectro electromagnético visible a
los humanos: unos son sensibles a longi-
otros, sensibles a longitudes de onda me-
dias (percepción del verde), y los demás, a
las longitudes de onda cortas (percepción
del azul).
El concepto de plasticidad sináptica alude
a la recur sividad del sistem a nervioso par a
en casos de aprendizaje como de lesión, en
donde grupos de neuronas tienen la posi-
el n de da r soporte al aprend izaje o suplir
la función afectada por la lesión.
Sobre este punto, el autor alude a la
propuesta de Donald Hebb (-),
clara. Por ello, es importante comple-
mentarla con una síntesis de lo centra l de
dicha propuesta: a) Ley de Hebb, consiste
la neurona , o consistentemente es un
factor en la ac tivación de ésta (neurona ),
entonces suceden procesos metabólicos
o de crecimiento en ambas o en una de
ellas, procesos que incrementan el po-
der de para activar a . b) Plasticidad
Hebbiana, Un caso particular de dicha
ley, es la conocida plasticidad Hebbiana,
que consiste en que cuando una neurona
es estimulada por dos neuronas y ,
y fuerte con , si las dos neuronas se
con se fortalecerá por asociación. c)
Potenciación a largo plazo ( o Long
term potentiation), es un modelo neuro-
siológico para estudiar la plasticidad
asociada a la memoria, principalmente
aplicado a las neuronas del hipocampo,
y consiste en un estímulo eléctrico (en-
trenamiento) de alta frecuencia (High
frequency stimulus ()) que causa un
efecto sostenido de sensibilización de la
neurona, es decir, que si dicha neurona
luego es estimulada eléctricamente de
forma simple (prueba),tendrá un incre-
mento sostenido en su respues ta eléctrica.
Lo anterior evidencia la especificidad
de la , pues si una neurona no recibe
Estructura cerebral medial del lóbulo
temporal, presente en los humanos, y
en otros homínidos y vertebrados. Hace
parte del sistema límbico, y está con-
sistentemente asociado a la función de
memoria y a las emociones.
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el estímulo como entrenamiento
previo, no produce . Además, si un
estímulo de entrenamiento se da
simultáneamente a un estímulo de baja
frecuenc ia (Low frequency stimulus ())
sobre la misma neurona, por medio de
-
go, cuando se haga un estímulo simple
de prueba en dicha neurona, producirá
-
nes, pues la simultaneidad reforzará la
aso-
ciación de la .
La anterior ac laración dene dos pun-
tos de disc usión: a) primero, est a coincide
con la base neurosiológica propuesta
(Blanco) para distinguir entre la memo-
ria a corto y largo plazo, como se verá
más adelante. Dicha distinción se funda
en una diferencia gradual de la actividad
cerebral asociada a dichos tipos de me-
moria, pues a pa rtir de unos ha llazgos de
Kandel, Bla nco propone como hipótesis
que lo que da base a la memoria a corto
L a memoria a corto plazo, también llama-
da memoria de trabajo, es el contenido de
-
tención en él de u nos segundos prev ios. La
-
plazo (cf. Solms y Turnbull ). Respecto
a dichas distinciones, hay cuestiones con-
ceptuales problemáticas: no es clara la
estructura de conciencia en la que operan
los tipos de memoria y cómo lo hacen. Por
ejemplo, un tipo de reactividad anímica
-
era vez o que ya es conocida, ¿qué tipo de
memoria es? ¿Cómo opera su registro,
consolidación y evocación? Pareciera que
las conceptualizaciones disponibles de la
semántica, episódica, evocación, consoli-
dación) no capturan cómo se instancia el
-
awareness) y la
autoconciencia (self-awareness).
plazo es un cambio electrofisiológico
en las sinapsis, mientras que respecto a
la memoria a largo plazo es un cambio
anatómico en ellas. De acuerdo con la
nutrida investigación sobre la , esta
supone un cambio electrofisiológico,
el largo plazo compromete una cascada
de procesos moleculares que terminan
por activar genes para la síntesis de las
proteínas que se usan para la generación
anatómico). b) Segundo, dicha aclara-
ción puede suscitar el cuestionamiento
de algunas de las conclusiones a las que
arrib ó Brenda Milner () en su estud io
Gustav Molaison, -), pues la
se ha asociado principalmente a las
neuronas hip ocampales (aunque también
a las del cerebelo) (cf.
) y, según Milner, el hipocampo está
asociado a la consolidación de la memo-
ria de largo plazo y no a la memoria de
corto plazo (cf. Blanco ). De acuerdo
con lo anterior, se puede inferir que la
es un fundamento neurosiológico
de la consolida ción de la memoria a largo
plazo y que no está asociada a la memo-
ria de trabajo o de corto plazo, lo que es
cuestionable, pues la es propuesta
como una base neurosiológica para el
estudio del aprendizaje y la memoria, y
de la memoria a largo plazo.
Volviendo sobre la cuestión plantea-
da, el Premio Nobel norteamericano
Eric Kandel () ha hecho aportes
signicativos. Blanco retoma los estu-
Ganó el Premio Nobel de siología en
el , por una investigación sobre los
mecanismos neurosiológicos asocia-
dos al almacenamiento de la memoria.
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dios neurosiológicos de Kandel sobre
la Aplysia, sintetizando sus hallazgos
sobre el tema, en la denición de un cri-
terio molecular para la distinción entre
la memoria a corto y largo plazo: a partir
de la activación de la proteína quinasa
(: proteína quinasa , encargada de
la fosforilación de otras proteínas, para
la activación génica y posterior síntesis
de las nuevas proteínas necesarias para
generación de nuevas sinapsis), sucede
una cascada de eventos en el citoplasma
de la célula, que termina por activar ge-
nes en el núcleo que codi can la síntesis
de proteínas promotoras del crecimiento
recurrente de nuevas sinapsis, las cuales
posibilitan la consolidac ión de la memo-
es la activación de genes para el surgi-
miento de nuevas sinapsis. El proceso
la activación de proteínas sinápticas lo-
cales (: proteína citoplasmática de
enlace, comúnmente activa o reprime la
traducción de , garanti zando la sín-
tesis de proteínas en el plano sináptico
local), las que selectivamente refuerzan
unas sinapsis especícas, para la con-
solidación de la memoria a largo plazo.
La cuestión planteada sobre la me-
moria remite al concepto de engrama
(“huella mnémica”) propuesto por
Richard Semon (-), para referir
a los cambios cerebrales que subyacen
en el almacenamiento de la memoria. El
autor nuevamente plantea e l análisis de la
En el publicó su famoso In search of
Memory: e Emergence of a New Science
of Mind.
Aplysia californica: invertebrado marino
utilizado por Kandel para medir poten-
ciales de acción, debido a sus grandes
neuronas, a su sistema nervioso más sim-
ple y a su capacidad de aprendizaje.
cuestión en los términos de la discusión
entre localizacionismo y holismo. Con
base en la aclaración ya hecha sobre di-
chos términos, baste con precisar su uso
localizacio-
nismo hace referencia a la p osición según
la cual se busca ubicar corticalmente la
función de la memoria, b) por contras-
te, el holismo sostiene que la función de
la memoria es parte del resultado de la
actividad integrada del cerebro.
Con base en meras menciones de
David Bohm (-) y de Karl H.
Pribram (-), sin mayor elabora-
ción y sustento, se propone comprender
el cerebro y la fu nción de memoria a par-
tir de la intuición básica de la estruct ura
fractal: el todo es igual que la parte. Es
decir, análogamente, la memoria es un
fenómeno distribuido y probabilísti-
co, como el “todo” se encuentra en sus
“partes”: “[...] por lo que el aprendizaje
consistiría en el desarrollo de un pa-
trón espacio-temporal característico de
actividad neural de distintas regiones
cerebrales” (Blanco ).
Blanco no dene el término “holismo”,
pero sí da unas “reglas” de uso, según las
-
tegral al cerebro como objeto de estudio,
teniendo en cuenta los fenómenos que
están asociados a él. Más adelante se co-
mentará sobre el uso de este término.
El autor frecuentemente plantea la re-
lación todo-parte como ilustración de la
relación mente-cerebro (cf. cap. ).
La concepción de la mente como una
estructura fractal es una armación
que ya ha sido sustanciada por Douglas
Hofstadter (véase, Gödel, Escher y Bach:
Un eterno y grácil bucle) y, en un futuro,
puede ser evidenciada detalladamente su
vericación. No obstante, la armación
se hace fecunda intelectual, académica y
cientícamente, a la luz de la fundamen-
tación que se haga de ella.
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Blanco arguye críticamente que la
propuesta de Pribram-Bohm es “teórica-
mente oscura” y “esca samente susceptible
de contraste empírico” (). Sin entrar a
considerar c uidadosamente la propuesta
de Pribram-Bohm, pues no es el cas o ha-
cerlo, teniendo en cuenta la producción
investigativa de cada uno, que dio base
a la propuesta conocida como Modelo
cerebral holonómico de la función cogni-
tiva (Holonomic brain model of cognitive
function) y su relación estrecha con téc-
nicas de imagen cerebral como el y
scan, entre otros, dicha propuesta
sí parece no conta r con un soporte inte-
lectua l es la relación defendida por Bla nco
entre la memoria y la estructura fractal,
pues, a pesar de que ha considerado con
detalle aspectos neurobiológicos de la
memoria, no se da ninguna indicación
de cómo, siológica o a natómicamente,
dicha actividad cerebral descrita puede
instanciar la estructura fracta l, solo se
presenta como mera especulación. No
obstante, la propuesta de comprender la
activ idad cerebral, asociada a la función
de la memoria, como patrones dinámi-
cos espacio-temporales de actividad, es
interesante, pues podr ía proponer esfuer-
zos técnicos para evaluar los patrones
de actividad de distinta frecuencia y la
identicación de patrones dinámicos de
actividad y “silenciamiento” de estruc-
turas implicadas, así como un esfuerzo
conceptua l (necesa rio en la empresa gene-
ral de la s neurocienc ias contemporáneas)
de caracterizar y denir la estructura
de los fenómenos mentales implicados,
para que puedan ser comprensibles (en
Mucho menos considera cómo dicha es-
tructura puede instanciarse a nivel de la
cuanto tales) como parte del funciona-
miento del orga nismo. Dicha propuesta
resuena con la hipótesis de la conciencia
elaborada por Rodolfo Llinás.
Por último, Blanco aborda el tema
de la conciencia y el problema mente-
cerebro. Esta s son las cuestiones centr ales
de abordar lo propuesto por el autor, es
importante aclarar algo de la termino-
problema mente-cerebro es una formu-
lación del problema losóco moderno
mente-cuerpo, consistente en cómo se
articula la relación entre la mente y el
cuerpo, o cómo se articula la relación
entre lo mental
persona) y lo físico-
cera persona). El llamado problema de
la consciencia (Hard problem) consiste
Lo central de la hipótesis propuesta por
Llinás () es que los estados conscien-
tes son poblaciones masivas de neuronas
corticales que se activan a una frecuencia
de Hz y están reguladas por el tálamo.
El problema de la conciencia consiste en
¿cómo la actividad cerebral se convierte
en fenómeno consciente? Dicha cuestión
suscitó una rica discusión en la década de
y principios del . Con base en
-
ionismo, cognición corporalizada, mente
-
grado de nir cuestione s más precisas, que
han llevado a la losofía y a la ciencia a
progresos signicativos.
Valga aclarar que la primera es una for-
mulación enmarcada en la distinción
pensante. La segunda es una formulación
contemporánea que enfatiza en la distan-
cia epistémica entre un concepto y otro.
David Chalmers en Facing up to the
Problem of Consciousness () propuso
una distinción entre dos tipos de proble-
mas sobre la conciencia: a) unos (easy
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en cómo la activ idad cerebral se relacio-
na con los estados mentales conscientes
(Qualia). Así pues, aunque la mente i n-
cluye al fenómeno consciente (Qualia),
en lo que queda, dichas cuestiones se van
a tomar como equivalentes.
El trata miento de la cuestión plante ada
se hace en dos partes, la pri mera se ocu-
pa del planteamiento del problema y la
segunda, de la postura de Blanco frente
aquel. En el planteamiento del problema,
el autor distingue dos aspectos, el onto-
lógico y el “cientíco”. El primero s e trata
a la mente ( o fenómenos conscientes)
y el segundo, de determina r el correlato
cerebral de la consciencia. El logro del
segundo hace parte del objetivo losó-
co, y es necesario para la construcción
de un marco realmente comprensivo y
problems
mecanismos particulares que integran
nuestras funciones cognitivas y que se
adecúan a la metodología aplicada por las
otro (Hard problem -
que es tener una mente (humana). Dicha
disti nción es coincidente con la propuesta
por Ned Block en On a Confusion About
a Function of Consciousness (), entre
dos tipos de conciencia: a) de acceso (a-
consciousness), que tiene que ver con la
función de tener acceso a la información
implicada en las funciones cognitivas
fenomenal (p-consciousness), que versa
sobre el aspecto cualitativo y subjetivo,
-
bién llamado Qualia.
Es importante aclarar que la mente y la
-
(incluye) al segundo. Se hace referencia
al fenómeno consciente o Phenomenal
Consciousness, pues corresponde al ob-
jeto de estudio particular planteado
(Chalmers) en la discusión losóca y
cientíca de mediados de .
conceptua l y lo empírico). Sin embargo,
este segundo “aspecto” es una posible
respuesta al aspecto epistemológico de
la cuestión.
Hay una dis yuntiva recur rente en bue-
na parte del recorrido hecho por el autor
adecuado para el cerebro, limitándolo a
-
cionismo. Cuando Blanco se reere a la
constitución de las neurociencias como
área de investigación (en la década de
), dene la mente como objeto de
estudio, pero ¿son el cerebro y la men-
te conceptos intercambiables? Para este
autor, lo son.
La “diversidad disciplinar” [del pri-
mer grupo d e investigación con formado
en el ], lejos de alentar una cierta
“dispersión” en detrimento de avances
efectivos, como los conseguidos desde
una óptica reduccionista, satisfacía las
complejidad del propio obje to investiga-
do, la mente. ()
Sin embargo, es claro que el autor,
en su recorrido histórico, aboga por el
cuestión mente-cerebro:
reduccioni sta ha tenido que complemen-
tarse con un enfoque holista que parte
“de ar riba abajo” en su indag ación sobre
el cerebro. Al día de hoy, puede decirse
que conocemos, con not able precisión, los
mecanismos encargados de controlar el
pero no disp onemos de una comprensión
pareja de los fenómenos subyacentes en
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la funcionalidad del cerebro como un
todo.()
Es necesario plantear que el uso del
término “holismo”
no es claro, pues,
además de lo “borroso” de su alcance
(¿qué información integra?), no es claro
cómo se logra . De acuerdo con el aparte ,
el autor pretende combinar el “ holismo”
con una “metodología reduccionista”.
Aunque más que una “metodología”,
Blanco asume el reduccionismo con sus
implicaciones, pues nuevamente supo-
ne que la mente es el cerebro, ya que el
término arriba-abajo (top-down) normal-
mente se usa para aludir a la dinámica
de procesos relevantes en la conducta y
la cognición consciente, con el propó-
sito de integrar los distintos niveles de
intencional. Sin embargo, para el autor
-
sivamente a los niveles de la actividad
cerebral, es decir, para Blanco la única
por “holismo” la comprensión íntegra de
la función cerebral. Dicha comprensión,
por supuesto, incluye los fenómenos aso-
ciados a su funcionamiento, incluidos los
y la mente.
¿Hay una regla de relevancia para dicha
integración? Dada la diferencia en la na-
tura leza epistemológ ica de los conceptos a
integrar, ¿cómo se integra la información
-
no comprensiva y útil?
La metodología investigativa no es “re-
duccionista”, sino los presupuestos que la
fundan. La investigación en biología mo-
lecula r es perfecta mente válida y muy úti l,
aunque dene qué fenómenos investiga y
los presupuestos investigativos los que
-
meno que no permiten comprenderlo.
Véase Bodenhausen y Hugenberg ().
la cerebral, aun cuando propone que la
mente sea el objeto de estudio. Esta in-
consistencia es frecuente en el ámbito de
las neurociencias, ya sea por ignorancia,
incomprensión o desdén, se desatienden
conceptualizaciones ecientes, efectiva s
y útiles para el objetivo propuesto (cf.
Galagher y ). Dichas concep-
ser estudiadas, aplicadas y desarrolla-
das, pues son necesarias para logra r una
real comprensión de la mente, ya que se
fundan y adecúan a su manifestación
Las modernas técnicas de neuroima-
gen aport an una inform ación valiosísi ma
sobre las áreas cerebrales que se activan
al ejec utar determi nadas tareas . Sin em-
bargo, hemos de conjugar estos datos
-
culares y celulares precisos asociados a
dicha activación […] Su desarrollo [de
comprensión de los procesos molecu-
lares y celulares a redes neuronales más
complejas y, eventualmente, al cerebro
como un todo. (Blanco , )
Uno de los fundamentos recurrentes
del autor, para su pretendido holismo, es
la implementación de la imagen cerebral
en la investigación neurocientíca. Los
-
ciones: primero, nos precisa un poco el
sostenido holismo, que, para Blanco, se
logra en la med ida en que se tenga infor-
mación progresivamente más abstracta
del cerebro (molecula r, celular, cortical,
etc.), hasta lograr concepciones lo más
-
talmente, la de primera persona.
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generales o “ de conjunto” posibles sobre
la actividad cerebral. Segundo, dicha
concepción progresivamente abstracta
tiene como base ontológica el ámbito
molecular, lo cual rearma el compro-
miso reduccion ista del autor, pues, según
dicha concepción, lo que en realidad hay
(sobre la mente) es actividad cerebral.
Para responder a su reduccionismo
se alude a dos puntos:
. Se pueden adoptar perspectivas cere-
brales desde la física cuántica hasta la
bioinformática, buscando patrones de
-
ción preintenciona l e intencional, no va
dichas c onceptuali zaciones basad as en el
-
mental, como la inter-afectividad en la
esfera social, y cómo dichos procesos y
dinámicas estructuran aspectos funda-
tendría n que ser omitidos si se conside-
lente molecu lar. El punto lo planteó Joh n
Searle (entre ot ros): si se quiere c ompren-
der la mente, hay que estudiar la mente,
no solo el cerebro.
Esta es una referencia a los conceptos pro-
puestos por Husserl y la fenomenología,
entre otros. El marco intencional es el de
los estados mentales que cumplen con la
estructura intencional. El marco preinten-
cional es e l de las dispo siciones y habil idades
que fundan el marco intencional.
Véase Fuchs y Koch ().
Searle () hace una broma para ilustrar
la inconsistencia reduccionista: una per-
sona pierde las llaves al llegar al garaje, y
pretende encontrarlas donde hay luz y no
donde las perdió.
. Retomando sintéticamente la argu-
mentación antirreduccionista de John
Searle (, y ), el pu nto es que
la manifestación de los como experien-
cia (de primera person a) es la realidad de
dicho fenómeno, pue s aquello que lla ma-
mos “estar consciente” es
de primera persona. Aunque hay razón
para a rgüir una petición de princ ipio por
parte d e Searle, su arg umento deende
un punto imp ortante, que se pued e ilus-
trar por medio de una preg unta sobre el
“trastorno mental” (o “enfermedad psi-
quiátr ica”): ¿cómo entender un fenómeno
(o patrón de fenómenos) como un tras-
torno mental, sin tener en cuenta, como
parte de dicho fenómeno, la experiencia
de primera persona del individuo que lo
padece? Para estos fenóme nos, la imagen
cerebral puede ser inútil como criterio
diagn óstico, pues puede haber i mágenes
de medida de estructuras y registros de
actividad práct icamente iguales, cuando
una imagen corresponde a una perso-
na sana y la otra a un paciente. Para la
de dichos
fenómenos, es fundamental poder dar
-
das) de, en ¿qué consiste la experiencia
que sufre el individuo?, ¿cómo se estruc-
turó o desestructuró esta?, ¿c uáles son los
aspectos especícamente problemáticos?
Para responder estos interrogantes, es
-
tivo (así no sea ac abado) de la mente, que
Por cuestión de espacio y relevancia, se res-
cata lo central del argumento ontológico
antirreduccionist a propuesto por Searle.
Dicho punto no se elabora por cuest ión de
espacio.
Deja ndo de lado la cre ación de metodolog ías
terapéuticas, para las que también puede
ser útil d icho enfoque teórico.
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ideas y valores • vol. l xv • n.o 160 • abril 2016 • issn 0120-0 062 (impreso) 2011-3668 (en líne a) • bogotá, colombi a
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ble lograrlo a partir de marcos teóricos
que niegan la legitimidad del fenómeno
(reduccionismo), en su manifestación
orgánica de primera persona.
Como línea argumentativa para la
anterior tesis, se ofrece el sig uiente pun-
to metodológico: para hallar correlatos
neurobiológicos precisos de aspectos de
la mente, es necesario contar con una
buena conceptualización (basada en la
primera persona) de los fenómenos y su
funciona lidad, pues los conceptos s on los
que permiten discriminar la actividad
cerebral relevante y precisa como corre-
lato asociado a l fenómeno, y es gracias a
las conceptualizaciones bien fundad as y
precisas que se pueden evaluar y aprove-
A pesar de lo interesante y efectiva, la
biología molecular no hace la anterior
tarea, y a que esta solo se logra trab ajando
en el anál isis de los fenómenos mentales
y su conceptualización, actividad de la
que se encarga la losofía.
En síntesis, Blanco sostiene una
reducción de la mente al fenómeno neuro -
biológico que la caus a, lo cual termi na con
su pretensión “holista”, pues no rescata
la legitimidad ontológica del fenómeno
de la primera persona. Dicha postura,
como se ana lizó, es un imped imento para
la comprensión del fenómeno mental y
su integración a la investigación cientí-
ca general. Retomando a Searle (
y ) y Chalmers (), desconocer
Véase Gal lagher ( ) y Lutz ( ).
La legitimidad ontológica de dichos
fenómenos se ha a rgument ado epistemoló -
-
tenida no pretende ser concluyente, pues
-
tales no predecibles.
la legitimidad ontológica de los o, en
general, de los fenómenos mentales es
que tenemos conocimiento más directo,
lo que es un lujo intelectual de muchos
neurocientícos.
Como conclusión se aborda n dos pun-
tos: Primero, hay dos aspectos lógicos
critica bles en la argumentación de Bl anco.
Argumento por ignorancia: en la dis-
cusión sobre la consciencia, el autor se
vale del argumento por ignorancia para
rebatir una versión de la postura a ntirre-
duccionista, según la cual se a rma que
no se ha podido reducir dicho fenóme-
no porque es imposible hacerlo, debido
a su legitimidad ontológica de primera
persona. El argumento invalida la ar-
mación, mostrando que la ignorancia
circunstancial de la neurociencia no es
una imposibi lidad futur a de superar aque-
lla ignorancia. Dicho argumento tiene
su recíproca en función de la postura
antirreduccionista: el hecho de que la
ciencia, tal como ha sido fundada con-
ceptua lmente, impide integrar la mente
(como fenómenos de primera persona)
a su cuerpo teórico, no implica que di-
cha integración no sea posible, pues de
hecho se ha venido haciendo de manera
progresiva desde el inicio de este siglo
(cf. Gallagher - ).
Falacia del “hombre de paja”: Blanco,
a versiones empobrecidas de tesis losó-
cas impor tantes (idealismo de Berk eley,
panteísmo de Spinoza, por mencionar
algunos), para luego darse el lujo de ha-
cer críticas de manual, sin la mínima
La última frase de la oración no corres-
ponde a dichos aut ores, es responsabi lidad
de quien escribe.
reseñas
departamen to de filos ofía • facultad de c iencias hu manas • un iversidad n acional de colom bia
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sintética mente lo central de la arg umen-
tación losóca, en cada caso. Dejando
como conclusión tácita , la supuesta cadu-
cidad de la losofía en el ámbito cientíc o
contemporáneo.
El segu ndo punto que quiero destaca r,
en coherencia con lo dicho, conside rando
el análisis conceptual como el “queha-
cer” de la losofía y teniendo en cuenta
la trascendencia del trabajo neurocien-
tíco actual, es momento de superar los
obstáculos teóricos, metodológicos y
humanos, aprend iendo a trabajar comple-
mentaria mente las riquezas del resu ltado
retroalimentación recíproca, continua,
juiciosa y abierta: la losofía tiene que
aprender más ciencia y esta, más loso-
fía. Poder hacerlo es una oportunidad
milag rosa, cuando las preguntas de una
vida y la posibilidad de trabajar su res-
puesta se ofrecen a los ojos del que solo
necesita el asombro del que no sabe y el
anhelo de saber como n.
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