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López Cubas, C / Fisio Divulg. 2014; 2(4);34-41
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Fisioterapia y Divulgación
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COMENTARIO BIBLIOGRÁFICO
Consideraciones para la positividad en las
pruebas neurodinámicas
Considerations for positivity in neurodynamic tests
Carlos López Cubas
1Profesor asociado de la Facultat de Fisioteràpia, Universitat de València
INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO /
ARTICLE INFO
RESUMEN / ABSTRACT
Historia del artículo / Article history:
Recibido / Recieved: 17-08-2014
Aceptado / Accepted: 08-10-2014
Publicado / Published: 11-10-2014
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Palabras clave / Keywords:
plexo braquial, diagnóstico, terapia manual,
columna cervical, tercera edad.
braquial plexus, diagnosis, manual therapy,
cervical spine, elderly
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Contacto:
C/ 8 de marzo, 6-4. 46970 Alaquàs (Valencia)
Tel. 646 07 65 83
Email. carloslopezcubas@gmail.com
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Las pruebas neurodinamicas nos permiten valorar las capacidades físicas de
diferentes partes del sistema nervioso. Los resultados obtenidos con dichas pruebas
aportan información acerca de la mecanosensibilidad del sistema nervioso. Una
correcta interpretación de dichos resultados, teniendo en consideración la evidencia
científica al respecto, es necesaria para otorgar el valor correspondiente a las pruebas
neurodinámicas en el contexto clínico
Neurodynamic tests allow us to assess the physical abilities of different parts of the
nervous system. The results obtained with these tests provide information about the
mechanosensitivity of the nervous system. According to the current evidence available,
a correct interpretation of these results is mandatory to provide the real value
associated to neurodynamic test in a clinical setting.
Publicado por / Published by: Fisioterapia y Divulgación
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Introducción
La prueba neurodinámica es una combinación de
movimientos que pretende valorar las capacidades
mecánicas y la fisiología de una parte del sistema nervioso
(1 ). La aplic ación de mo vimie ntos, de bidamente
administrados y secuenciados, estresan o alivian las
diferentes estructuras neuromusculoesqueléticas, con
especial atención al tejido neural. Estos movimientos
pretenden alterar, aunque sea temporalmente, la mecánica
(es decir, la capacidad del nervio para resistir la compresión,
deslizamiento, estiramiento) y/o la fisiología (en relación con
una isquemia localizada, o alteraciones en la presión
intraneural) de una parte en particular de tejido neural (2).
De esta forma, la prueba neurodinámica evalúa la
mecanosensibilidad del tejido neural (2-7). Para ello,
persigue la reproducción de los síntomas neurógenos en
una determinada área corporal. Una vez reproducidos,
mantiene dicha área corporal inmóvil y valora los cambios
provocados por un movimiento de una articulación
involucrada en la prueba, pero situada a distancia del área
sintomática.
Esta maniobra, denominada diferenciación estructural,
señala al tejido neural como fuente de los síntomas. Su
justificación se basa en la continuidad anatómica y
mecánica del sistema nervioso, al tratarse de un
componente preferiblemente sin relación estructural directa
con el área sintomática, excepto por medio del sistema
nervioso (2). Este componente diferenciador produce
cambios a distancia que afectan mecánicamente al tejido
neural, y en menor medida al resto de estructuras
musculoesqueléticas.
La diferenciación estructural, sin embargo, es insuficiente
para asegurar la relación entre los resultados de la prueba
neurodinámica y el sistema nervioso como fuente de los
síntomas. De hecho, la necesaria implicación de las
diferentes estructuras musculoesqueléticas durante los
movimientos de una prueba neurodinámica, hacen que
resulte imprudente afirmar que esta prueba refleja
directamente la función mecánica del sistema nervioso (1).
La prueba neurodinámica, además, no tiene un carácter
patognomónico, en tanto que la información obtenida con la
misma no apunta a un síndrome o enfermedad concretos
(8). Son múltiples los estudios en esta dirección que han
intentado medir la capacidad diagnóstica de estas pruebas,
algunos de ellos en relación con el síndrome del túnel
carpiano (9-11) o la radiculopatía cervical (12). La prueba
neurodinámica evalúa clínicamente la mecanosensibilidad
del tejido neural (2), y es hacia la valoración de esta
mecanosensibilidad hacia la que resulta óptimo dirigir la
atención durante la exploración (3, 13, 14).
Sin aunar los resultados con la información extraída del
examen subjetivo y físico, la prueba neurodinámica
únicamente aporta información acerca de la sensibilidad
relacionada con un determinado movimiento (8). Los
resultados obtenidos con la misma deben interpretarse
siempre en el contexto de los mecanismos del dolor, ya que
dependiendo del estado de sensibilidad del sistema nervioso
c e n tr al, s u s i gn ifi c a d o y r e l ev anci a d i f er irá
considerablemente (15).
Si a ello sumamos la frecuente provocación de síntomas
neurógenos en sujetos asintomáticos (1, 16-20),
entendemos la dificultad para definir lo que es una prueba
neurodinámica positiva y su interpretación en el contexto
clínico.
La literatura nos ofrece diferentes algoritmos de
razonamiento clínico que ofrecen una aproximación a la
positividad de la prueba neurodinámica como indicadora de
una anomalía clínica del sistema nervioso. Destacamos los
propuestos por Shacklock (1) y Butler (8).
Shacklock propone la realización de la serie de movimientos
correspondientes a una determinada prueba neurodinámica,
hasta llegar a la obtención de una respuesta. La respuesta
puede consistir en la aparición de síntomas, una amplitud de
movimiento reducida respecto a la norma o el miembro
contralateral, o un aumento de la resistencia al movimiento.
En este punto de la exploración, plantea la realización de la
maniobra de diferenciación estructural. Si no aparecen
cambios, el hallazgo se relaciona con los tejidos
musculoesqueléticos; si hay cambios, se atribuyen a la
implicación del tejido neural. En este segundo caso, hay que
valorar si la respuesta neurógena es normal
(correspondiente a lo descrito para cada prueba
neurodinámica como normal), o anormal (diferente a la
mostrada por individuos sanos). Llegados a este punto,
Shacklock propone diferenciar entre respuesta anormal
sintomática o asintomática. La respuesta anormal
sintomática es aquella que reproduce, total o parcialmente,
los síntomas exactos del paciente. La respuesta anormal
asintomática muestra una anomalía neurodinámica pero sin
reproducir los síntomas del paciente (1).
Butler, más que un razonamiento algorítmico, propone una
acumulación de información en relación con una serie de
hipótesis. Entre estas hipótesis destaca la información
obtenida en relación con la reproducción de los síntomas,
exactos o asociados, del paciente, las diferencias entre
derecha e izquierda, la diferenciación estructural, el examen
subjetivo, el examen físico, o la evidencia externa de una
causa local que justifique la fuente neurógena. La adición de
indicadores a partir de esta serie de hipótesis permite una
aproximación a la positividad de la prueba neurodinámica
(8).
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Siguiendo estas líneas de razonamiento, y acorde a sus
autores, la prueba neurodinámica positiva nos indica que
existe un aumento de la mecanosensibilidad del sistema
nervioso, o un compromiso mecánico del mismo.
A continuación vamos a desarrollar el nivel de evidencia
actual alrededor de las diferentes hipótesis planteadas como
determinantes de la positividad de la prueba neurodinámica,
para finalmente revisar la relevancia de dicho hallazgo en la
práctica clínica.
Hipótesis en relación con la positividad de
la prueba neurodinámica
Vamos a desarrollar aquellas hipótesis a comprobar para
obtener la información necesaria que nos indique que una
prueba neurodinámica es positiva. Información que señale el
aumento de la sensibilidad de una parte del sistema
nervioso a la solicitación mecánica, o un compromiso
mecánico de la misma.
Reproducción de síntomas
Para que la respuesta provocada mediante los movimientos
constituyentes de la prueba neurodinámica pueda ser
considerada clínicamente relevante, debe emular, al menos
parcialmente, los síntomas referidos por el paciente como
parte de su problema (8, 21). Una respuesta con diferencias
cualitativas considerables con la clínica del paciente, como
una distinta distribución topográfica de los síntomas, no
resulta necesariamente indicativa de anomalía.
No obstante, existe controversia en relación con la
interpretación de las respuestas a las pruebas
neurodinámicas, cuando éstas no concuerdan con los
síntomas presentados por el paciente. Shacklock (1)
defiende que esta situación, a la que denomina respuesta
anormal asintomática, puede ser relevante en pacientes con
una pérdida de sensibilidad, indicar la necesidad de una
exploración neurodinámica más precisa y específica, o
presentar una situación de transición entre los estados de
normalidad y anormalidad.
En cualquier caso, una reproducción de síntomas que
concuerde con la presentada por el paciente, no es un
medidor fiable de su relevancia, en especial atendiendo a la
frecuente presentación de respuestas neurogénicas
normales en sujetos asintomáticos (1, 16-20).
La semejanza en la distribución topográfica de los síntomas
con las descritas clásicamente en los mapas dermatómicos
y de campos de inervación de los nervios periféricos
tampoco debe animarnos a establecer prematuramente una
relación de causalidad con una neuropatía. La evidencia
actual nos presenta razones para asumir la alta frecuencia
de presentación extraterritorial del dolor neuropático: 2/3 de
los pacientes con síndrome del túnel carpiano experimentan
dolor fuera del territorio del nervio mediano (22, 23), sólo 1/3
de los pacientes con radiculopatía cervical o lumbar tiene
síntomas en un patrón dermatómico (24), y los déficits
motores (frecuentemente asociados a los síndromes
neuropáticos) también se producen fuera de la distribución
del nervio afectado (25).
Diferenciación estructural
Los diferentes componentes de una prueba neurodinámica,
con influencia mecánica sobre el sistema nervioso
demostrada en estudios anatómicos, se relacionan con la
presentación clínica durante la realización de la prueba (26).
Estos componentes tienen un efecto sobre la amplitud del
movimiento articular y las respuestas sensoriales durante la
prueba neurodinámica, al aplicarse tanto de forma aislada
como simultáneamente.
La capacidad de modificar la respuesta de los síntomas
provocados mediante esta serie de componentes, al
modificar uno de estos movimientos en articulaciones
situadas a distancia del área sintomática, aporta una
información primordial en la definición de positividad de la
prueba neurodinámica. Las maniobras de diferenciación
estructural tienen un efecto significativo sobre la respuesta
de la prueba, que incluso en individuos normales
asintomáticos se presenta en términos de rango de
movimiento (18). Una diferenciación estructural positiva no
necesariamente significa una prueba neurodinámica
positiva, pero es uno de los hallazgos más aceptados en la
implicación del tejido neural como fuente de los síntomas del
paciente (8, 18, 27-29).
Además de los movimientos considerados componentes
básicos de cada prueba neurodinámica, los movimientos de
sensibilización, utilizados para añadir más tensión a la parte
del sistema nervioso, pueden ser también utilizados para la
diferenciación estructural, cuando se seleccionan aquellos
movimientos más distantes del área sintomática.
Boyd (30) ha demostrado que la dorsiflexión del tobillo
durante la prueba de elevación de la pierna recta induce con
prematuridad la activación muscular distal y reduce el
movimiento de flexión de la cadera, respecto a la prueba
realizada sin añadir este componente sensibilizador. La
sustracción de la dorsiflexión del tobillo cuando la prueba
neurodinámica de elevación de la pierna recta evoca
síntomas lumbares, resulta en una maniobra de
diferenciación estructural.
La posición escapular ha demostrado tener un impacto
significativo en los resultados de las pruebas
neurodinámicas del miembro superior en individuos sanos
asintomáticos. La adición de depresión escapular hace que
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las pruebas neurodinámicas del miembro superior sean más
vigorosas, y su sustracción puede ser apropiada cuando los
movimientos cervicales comúnmente utilizados para la
diferenciación estructural están limitados o contraindicados
(29).
Asimetría
Las diferencias en la respuesta a la prueba neurodinámica
entre el lado sintomático y el asintomático (o menos
sintomático) pueden aportar información relacionada con la
anomalía local en la sensibilidad y/o compromiso mecánico
del sistema nervioso. No obstante, hay que tener en
consideración que diferencias pequeñas en la respuesta
entre el miembro derecho e izquierdo no deben ser
necesariamente consideradas anómalas.
Lohkamp (16) defiende que las diferencias en el rango de
movilidad, la frecuencia y la naturaleza de la respuesta
sensorial entre el brazo dominante y no dominante durante
las pruebas neurodinámicas del miembro superior 1 y 2A
puede ser normales, algo a tener en consideración al
evaluar los resultados de las pruebas neurodinámicas. Boyd
(31) ha demostrado que, en la prueba neurodinámica del
miembro superior 1, la diferencia intraindividuo entre
miembros debe ser superior o igual a 10 grados para
superar el rango de asimetría común. Covill (32) calculó la
diferencia necesaria para tener en cuenta la asimetría más
allá del error aleatorio de medición, obteniendo para cada
prueba neurodinámica del miembro superior los siguientes
valores: mediano 27°, radial 20° y cubital 21º. Estos
resultados muestran que los valores entre las extremidades
tienen una correlación baja y que puede ser normal para
una persona tener diferencias de movimiento entre las
extremidades en las pruebas neurodinámicas.
La dominancia manual también tiene un efecto sobre la
respuesta a las pruebas neurodinámicas, lo que puede
comprometer el procedimiento clínico de comparación del
rango de movilidad de un lado respecto al lado opuesto. La
dominancia manual se ha asociado significativamente con
una mayor restricción del rango de movilidad en extensión
del codo durante la prueba neurodinámica del miembro
superior 1, lo que resulta en una asimetría clínicamente
detectable. Despreciando este efecto de la dominancia
manual, la valoración neurodinámica puede condicionar
interpretaciones clínicas erróneas (33).
Diferencias respecto a la norma
Diversos estudios en sujetos sanos asintomáticos han
definido la respuesta considerada normal a diferentes
pruebas neurodinámicas. De entre ellas, destacan las
aportaciones de Boyd (31) en el ULNT1, Lohkamp (16) en el
ULNT1 y ULNT2A, Petersen (19) en el ULNT2B, Flanagan
(34) y Martínez (35) en el ULNT3 y Walsh (20) en el Slump
Test.
Estas respuestas sensoriales neurogénicas son hallazgos
comunes en individuos sanos y deben ser tenidas en
consideración al interpretar los hallazgos de la exploración
neurodinámica (36).
Espasmo muscular
La aparición de un espasmo muscular como determinante
del final de la prueba neurodinámica es un hallazgo
frecuente (27, 28, 37, 38). La aparición de dolor y la
hiperactividad del trapecio superior son respuestas normales
durante los ULNTs, y ambas respuestas generalmente
aparecen asociadas (38).
Otras respuestas motoras anormales, asociadas con
descargas espontáneas de los nervios sometidos a estrés
mecánico, también pueden aparecer asociadas a las
pruebas neurodinámicas (5, 39, 40).
Examen físico
La forma de aplicación práctica de las pruebas
neurodinámicas durante el examen físico puede condicionar
la respuesta y por tanto la interpretación de los resultados.
La influencia del orden de los movimientos, o secuenciación
de los componentes de la prueba neurodinámica, puede
modificar la respuesta clínica a la exploración (1, 41, 42). Se
ha demostrado que la variación de la secuencia de
movimientos no modifica de forma sustancial la excursión y
la tensión del nervio ciático o el nervio mediano en la
posición final de la prueba de elevación de la pierna recta
(42) y la prueba neurodinámica del miembro superior 1 (41)
respectivamente. Los autores de dichos estudios concluyen
que las diferencias en la respuesta clínica a la modificación
de la secuenciación de la prueba no se deben a diferencias
de tensión en la posición final de las pruebas (42). Estos
cambios pueden relacionarse con un mayor tiempo de
exposición a la elongación en el tejido neural, diferencias en
el deslizamiento neural, o al hecho de que el paciente tenga
una representación central del movimiento en un
determinado orden con mayor o menor relación con la
secuencia valorada (41).
Otro dato a tener es consideración a la hora de interpretar
los resultados de la valoración neurodinámica dentro del
examen físico es el tipo de exploración que precede a la
realización de las pruebas, así como el efecto de la
repetición de la prueba neurodinámica sobre el rango de
movilidad valorado. Vanti (43) ha demostrado el efecto de
repetir en 5 ocasiones la prueba neurodinámica del miembro
superior 1, obteniendo como resultado una progresiva
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mejora estadísticamente significativa del rango en todos los
parámetros de la primera a la repetición final.
Un apropiado uso del lenguaje es a su vez un aspecto
relevante a tener en consideración. La percepción del dolor
durante una prueba de provocación clínica se ve influida no
sólo por los procesos patobiológicos, sino también por las
creencias y las expectativas del paciente. Así fue
demostrado por Coppieters (44) al valorar los resultados
obtenidos en un experimento en el que la información
aportada a sujetos a los que se había provocado dolor
experimental y una técnica para su teórica evaluación,
difería dirigiendo verbalmente la atención al “músculo” o al
“nervio” como objeto de la prueba.
Evidencia externa
Pruebas de imagen como la Resonancia Magnética y la
Ultrasonografía han sido utilizadas para observar la
disposición anatómica del sistema nervioso, la presencia de
hallazgos relacionados con procesos inflamatorios, e incluso
se ha podido analizar cómo los nervios deslizan respecto a
las estructuras adyacentes (7, 45-57).
No obstante, el problema de las técnicas de imagen es que
no aportan información de la mecanosensibilidad neural en
sí. Nos dan información de cómo se mueve el nervio, de su
estado inflamatorio, etc..., pero no de la sensibilidad del
nervio al estímulo mecánico, que sólo podemos detectar
clínicamente mediante la palpación y las pruebas
neurodinámicas.
También se ha buscado relacionar los resultados de las
pruebas neurodinámicas con las pruebas neurológicas (3).
Tanto las pruebas realizadas dentro de una exploración
neurológica clínica (evaluación de la sensibilidad, fuerza
muscular y reflejos), como las basadas en pruebas
electroneurofisiológicas como la electromiografía, basan su
valoración en identificar cambios en la función aferente o
eferente del nervio tales como cambios en la conducción
nerviosa(58). Un nervio inflamado, por ejemplo, puede ser
altamente sensible a los estímulos mecánicos(59), tales
como la compresión y el estiramiento (y por tanto responder
a las pruebas neurodinámicas), pero la velocidad de
conducción a través de la región inflamada ser
prácticamente normal(6). La exploración neurológica puede,
por tanto, pasar por alto lesiones de los nervios que se
caracterizan por un aumento de la sensibilidad a estímulos
mecánicos.
Conclusiones
La información obtenida a través de una exploración
neurodinámica, en la que evaluamos la mecanosensibilidad
de una parte del sistema nervioso, difícilmente puede ser
tenida en consideración desde un razonamiento algorítmico
en el que los términos positivo y negativo concluyan los
resultados de las pruebas.
La sumación de información en respuesta a las hipótesis
planteadas de reproducción de síntomas, diferenciación
estructural, asimetría, diferencias respecto a la norma,
espasmo muscular y evidencia externa, y su relación con el
resto de hallazgos obtenidos en el examen subjetivo y físico
del paciente, van a determinar el significado final de los
resultados obtenidos en el contexto clínico del paciente.
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