La reciente inclusión del trastorno por juego de azar (TJA) en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (American Psychiatric Association, 2013) ha supuesto un hito conceptual importante en la definición de los trastornos adictivos, porque por primera vez éste reconoce que un trastorno adictivo no requiere el consumo de una sustancia química externa. En un primer momento, se tomó en consideración la posibilidad de que dicha nueva categoría de adicciones comportamentales incluyese también el uso excesivo de videojuegos en Internet, aunque finalmente esa propuesta se rechazó. Más recientemente, por el contrario, la Organización Mundial de la Salud sí ha incluido el trastorno por uso de (vídeo) juegos en su Clasificación Internacional de Enfermedades (World Health Organization, 2018).
Al margen del DSM y la CIE, sin embargo, existen incontables propuestas de supuestas adicciones comportamentales. Algunas de ellas se refieren conductas que se realizan a través de dispositivos digitales, como el uso excesivo de redes sociales (He, Turel & Bechara, 2017; Andreassen, 2015; Griffiths, 2013) y de pornografía online (Duffy, Dawson & Das Nair, 2016; Love, Laier, Brand, Hatch & Hajela, 2015), el consumo de vídeos o series en forma de atracón (binge watching) (Flayelle, Maurage, Karila, Vögele & Billieux, 2019; Flayelle, Maurage & Billieux, 2017), u otras posibles conductas problemáticas vía móvil u ordenador sin especificar (Bisen & Deshpande, 2018; De-Sola Gutierrez, Rodríguez de Fonseca & Rubio, 2016; Kuss, Griffiths, Karila & Billieux, 2014). Otras se refieren a conductas que ocurren siempre o en su mayor parte fuera de Internet (Muller et al., 2019; Dumitru, Dumitru & Maher, 2018; Carter et al., 2016).
Tales propuestas se basan en las similitudes que la realización excesiva de esas actividades parece tener con el juego de azar o con el consumo abusivo de sustancias. Sin embargo, como argumentaremos aquí, tales similitudes pueden ser superficiales, y la consideración de esos patrones comportamentales problemáticos como trastornos adictivos puede estar suponiendo un obstáculo para avanzar en su comprensión, su tratamiento y su prevención (Panova & Carbonell, 2018; Fletcher & Kenny, 2018; Carbonell & Panova, 2017; Griffiths, Pontes & Kuss, 2016; King & Delfabbro, 2014).