El trabajo profundiza en las raíces de la actual crisis ecológica y social a todos los niveles, planteando la hipótesis de que nos hallamos en una crisis completa de civilización. Para ello, se bucea hasta las concepciones antropológicas que le sirven de fundamento, y que se desarrollan especialmente con el inicio de nuestra era contemporánea. Un modelo de ser humano que es concebido fundamentalmente como individuo abstracto, desarraigado de la red de vínculos fraternales en la que tradicionalmente se insertaba, y que concibe la sociedad como un contrato, favorable para la prosperidad de sus intereses particulares en su seno. Una concepción que, ligada indisolublemente al desarrollo triunfal del capitalismo, privilegió una dimensión limitada de la razón –la razón de tipo instrumental-, a costa de una razón más integradora u holística. Asimismo, el capítulo recoge reflexiones acerca de los puntos cardinales que un nuevo paradigma social y humano debe recoger para superar la actual disociación naturaleza-sociedad, que pasarían, entre otras cosas, por una consideración radicalmente humanizadora del trabajo.