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VAR. Volumen 5 Número 10. ISSN: 1989-9947
Mayo 2014
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“Fotogrametría Involuntaria”: rescatando información
geométrica en 3D de fotografías de archivo
“Involuntary Photogrammetry”: rescuing 3D geometric
information from library pictures
Pablo Aparicio Resco1, Juan D. Carmona Barrero2, Miguel Fernández Díaz3, Pere M. Martín Serrano4
1. Universidad de Alicante - aparicio.pablo89@gmail.com
2. Universidad de Extremadura - juandiegocarmona@gmail.com
3. Virtua Nostrum – mfdzdiaz@gmail.com
4. Universitat Rovira i Virgili - peremanel.martin@gmail.com
Resumen
En la actualidad la fotogrametría digital se ha consolidado como una de las técnicas más eficientes para la
documentación del Patrimonio. La generación de modelos tridimensionales a partir de imágenes realizadas
con cámaras fotográficas digitales es el procedimiento habitual. Es objeto de este artículo mostrar los
resultados obtenidos con el estudio y análisis fotogramétrico de imágenes de archivo, tomadas
principalmente en excavaciones arqueológicas, para recuperar la información tridimensional que pueda
estar latente en ellas, aunque las capturas no hubieran sido realizadas con el propósito de crear modelos
3D. De esta forma hemos generado modelos tridimensionales en los que se pueden recuperar datos
geométricos que no quedaron reflejados en los dibujos o fotografías realizados en campo.
Palabras Clave
: FOTOGRAMETRÍA, ARQUEOLOGÍA, MODELOS 3D, FOTOGRAFÍA, SFM
Abstract
Nowadays digital photogrammetry has become one of the most efficient techniques for Heritage
documentation. The creation of three-dimensional models from images taken with digital cameras is the
usual procedure. The aim of this paper is showing the results obtained by photogrammetric analysis of
library pictures, taken mainly in archaeological excavations, to recover three-dimensional information that
maybe latent, although the shots had not been made with the purpose of creating 3D models. In this way we
have generated three-dimensional models in which can be recovered geometric data that were not reflected
in the drawings or photographs made during fieldwork.
Key words
: PHOTOGRAMMETRY, ARCHAEOLOGY, 3D MODELS, PHOTOGRAPHY, SFM
1. INTRODUCCIÓN
La fotogrametría digital terrestre es una técnica
que todavía está dando sus primeros pasos en el
mundo de la Arqueología. De forma resumida,
consiste en la generación semiautomática de
modelos tridimensionales a partir de fotografías
(LÓPEZ LILLO et al., 2012; PÉREZ GARCÍA et al.,
2009; FIORINI 2008; BUILL et al., 2007;
CABALLERO et al., 1996; ALMAGRO GORBEA,
1988). Hasta hace poco, se hacía impensable su
aplicación práctica por la cantidad de
precauciones de tipo técnico que había que
tomar a la hora de realizar el levantamiento
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fotogramétrico: se necesitaba una precisa
calibración de las cámaras, el cálculo adecuado
de la posición de las mismas a la hora de tomar
las imágenes o examinar las necesidades
concretas de iluminación. En definitiva: era
necesario disponer de un conocimiento técnico,
de un dinero y un tiempo, que se encontraba
fuera del alcance de los arqueólogos.
Desde hace poco tiempo, la evolución de la
metodología arqueológica y de los sistemas de
análisis fotogramétrico han propiciado la
adopción de estas técnicas de forma habitual a la
hora de registrar desde materiales arqueológicos
a complejas estratigrafías. Sus principales
ventajas son una gran precisión métrica y un
coste económico reducido.
La mayoría de los levantamientos
fotogramétricos que actualmente se llevan a
cabo en arqueología se basan en la estrecha
colaboración con equipos de topógrafos –que
aportan solvencia técnica– o en la
especialización de algunos arqueólogos que,
gracias a la creciente accesibilidad y versatilidad
del software fotogramétrico, han aprendido los
pasos básicos para el correcto funcionamiento
de estas técnicas.
En el presente trabajo trataremos de profundizar
en la obtención de modelos tridimensionales
aplicando técnicas fotogramétricas a posteriori, es
decir, basándonos en grupos de imágenes que en
ningún caso fueron tomadas con el objetivo de
servir para la creación de un modelo 3D
fotogramétrico.
2. LA VERSATILIDAD DE LA
“FOTOGRAMETRÍA INVOLUNTARIA”
¿Cuáles son las posibilidades de esta
“fotogrametría involuntaria”? Primero, tomar
conciencia de que muchos yacimientos que han
sido excavados, sometidos a un buen registro
fotográfico, y posteriormente destruidos,
pueden ser reconstruidos gracias a la
fotogrametría con un alto nivel de precisión,
rescatando en ocasiones capas de información
geométrica que ya se creían perdidas; segundo,
hacer pensar en las posibilidades que este tipo de
técnicas de documentación tienen para la
“recuperación” del Patrimonio que ha sido
destruido de forma accidental o voluntaria:
podríamos rescatar del olvido modelos
tridimensionales muy precisos de iglesias que
han sido destruidas por la acción de un
terremoto o por abandono, dar de nuevo
volumen a las ruinas de Libia o de Siria
destruidas durante la guerra, por citar tan solo
algunos ejemplos, todo ello contando
únicamente con una docena de fotografías desde
distintos ángulos de la misma pieza estructura. Y
tercero, animar a los arqueólogos de hoy en día y
del futuro a aprender a usar la fotogrametría del
mismo modo que aprendieron a utilizar otro
tipo de herramientas hoy ampliamente
extendidas e implantadas en los planes de
formación en arqueología, como software CAD
para el levantamiento de la planimetría, o
Sistemas de Información Geográfica -SIG- para
la gestión y análisis de datos espaciales.
Pese a que pueda parecer una obviedad, es
necesario resaltar que en ningún caso un modelo
tridimensional puede sustituir a la estructura
patrimonial original, por muy preciso que sea.
Debemos tener en cuenta que la pérdida y
destrucción de un resto arqueológico no puede
ser subsanada de ninguna forma y deberá
impedirse por todos los medios ya que, aun
contando con un modelo exacto de la superficie
del objeto, con la destrucción física del mismo
se pierden muchas otras cualidades
fundamentales e irrecuperables (el material del
que está hecho, las geometrías de sus
componentes internos, su contexto original y la
relación con el entorno).
Por otro lado, creemos también imprescindible
señalar que si se quieren obtener unos resultados
fotogramétricos óptimos es necesario seguir una
serie de indicaciones técnicas (análisis del objeto
a fotografiar, situación de los pares de cámaras,
estrategia de toma de imágenes, iluminación
necesaria, entre otros factores) que no pueden
obviarse y que se recogen en todo manual de
fotogrametría y visión por computador. El
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respeto de este conjunto de normas básicas es
garantía de resultados óptimos y mínima pérdida
de información
3. RECUPERACIÓN DE ESTRUCTURAS:
EL CASO DEL HORNO DE MONTESA
Para demostrar la eficacia de la “fotogrametría
involuntaria” hemos llevado a cabo el
levantamiento fotogramétrico de un horno de
cal localizado y excavado en Montesa (Valencia).
Hemos realizado un modelo tridimensional a
partir de fotografías de la excavación que en
ningún momento fueron tomadas con este fin.
Fueron usadas, en concreto, 14 fotografías que
han sido procesadas empleando el software
fotogramétrico Agisoft PhotoScan. (Fig. 1).
Afortunadamente, como ya hemos indicado más
arriba, disponíamos de un modelo
tridimensional realizado mediante escáner láser
de alta precisión por el equipo de Global
Geomática S.L. y esto permitió comparar ambos
modelos y comprobar así la precisión
geométrica de la “fotogrametría involuntaria”.
Para ello se ha usado el software Geomagic
Studio que permite el alineamiento de ambas
mallas (la obtenida con el escáner láser y la
obtenida mediante fotogrametría) y la posterior
realización de un cálculo de desviación de los
distintos puntos de una de las mallas con
respecto a la otra. (Fig. 2)
Figura 1: Grupo de 14 imágenes con las que ha sido
realizado el levantamiento fotogramétrico del horno de
Montesa.
Los resultados son reveladores y muestran que
la mayoría de los puntos tienen una desviación
inferior a un centímetro. Debemos tener en
cuenta que la estructura de cocción estudiada
tiene unas dimensiones superiores a los 4 metros
de diámetro, por lo que una desviación de un
centímetro aproximadamente no resulta
excesivamente elevada. Como se puede apreciar,
las zonas de mayor desviación son precisamente
aquellas donde los niveles de iluminación eran
extremos, es decir, zonas con alto nivel de
sombra o con una sobreexposición de luz. Estas
áreas y las del extremo de la malla son las que
hacen que la desviación media que nos muestra
Geomagic sea de 2,8/-3,1 centímetros; si las
elimináramos la media efectiva de desviación
sería, como indicamos más arriba, mucho
menor, y esto es lo que podemos apreciar en la
mayor parte del modelo.
Poder disponer de un modelo tridimensional de
esta precisión (con una desviación, en la mayoría
de sus puntos, inferior a un centímetro) no
constituye solamente un capricho estético o
vinculado únicamente a fines divulgativos: se
trata, al fin y al cabo, de poseer un modelo
geométrico que, como los modelos digitales del
terreno (MDT), constituya “una maqueta de la
realidad en la que adquiere una especial
importancia la conservación de las proporciones
o relaciones espaciales relativas” (FARJAS et al.,
2011: 142). Pese a que hay que destacar el
potencial divulgativo tanto del modelo en bruto
como de las posteriores reconstrucciones,
también debemos reivindicar el uso de estos
modelos como recopilación científica de datos
en 3D y como agentes clave en la transmisión
del conocimiento histórico a las generaciones
venideras (TEJADO SEBASTIÁN, 2005: 136).
Este ejemplo demuestra, además, las
posibilidades que un modelo fotogramétrico
correctamente realizado puede tener en los
trabajos arqueológicos, llegándose a obtener una
precisión muy cercana a la de los escáneres láser
con una inversión menor de recursos
monetarios. Los escáneres láser tienen una
precisión en ocasiones milimétrica, pero
debemos plantearnos si nuestro objeto de
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estudio realmente la necesita o si, por el
contrario, es suficiente documentarlo con una
desviación de pocos centímetros. Para ello
podemos hacernos varias preguntas: ¿Estamos
ante una estructura que precisa un análisis
concienzudo para la posterior realización de una
correcta restauración? ¿Queremos realizar una
copia exacta en otro material? ¿Se trata
simplemente de un muro de mampostería
convencional que va a ser desmontado?
¿Estamos ante una unidad estratigráfica
producida por un derrumbe? Cada situación
conllevará unas soluciones diferentes.
Figura 2: Resultados del análisis de desviación de entre
la malla creada mediante fotogrametría y aquella creada
mediante escaneado láser.
La técnica aquí propuesta, como ya hemos
demostrado, nos conduce a la generación de
modelos tridimensionales de piezas, edificios,
yacimientos y lugares históricos que, antes de ser
documentados con técnicas de generación de
nubes de puntos, fueron destruidos, y gracias a
ello podremos aumentar la calidad de la
documentación gráfica y geométrica de nuestro
Patrimonio. Posteriormente, es el análisis de
todo este conjunto de información lo que nos
permite obtener hipótesis históricas y, como
resultado final, transmitir ese conocimiento al
conjunto de la sociedad.
4. LA RESTITUCIÓN DE YACIMIENTOS
MEDIANTE FOTOGRAFÍA AÉREA
Dentro del ámbito de la recuperación del
patrimonio desaparecido, la “fotogrametría
involuntaria” surge del rescate de series de
fotografías que se realizaron con una finalidad
estricta de documentar gráficamente, mediante
la conservación de imágenes, aquellos
yacimientos arqueológicos que están abocados a
su desaparición. La pérdida de estos sitios tiene
diferentes causas, siendo las más comunes: la
poca relevancia; su ubicación en lugares que van
a quedar ocultos de nuevo; la desaparición de la
base sobre la que se asienta o la simple
destrucción del yacimiento como consecuencia
de catástrofes, ya sean de origen humano o
natural.
Como ejemplo relacionado con el caso de la
desaparición del yacimiento por el vaciado de la
base sobre la que se apoyaba, cabe recordar un
pequeño asentamiento protohistórico (La
Ayuela) situado en el trazado del AVE Madrid-
Lisboa en el tramo situado entre Cáceres y
Mérida, a la altura del término municipal de
Aldea del Cano (Cáceres). La realización del
movimiento de tierras para la preparación de la
base sustentante del trazado ferroviario,
precisaba de un rebaje del terreno hasta cotas
inferiores a las de los restos arqueológicos.
Dicho movimiento de tierras acabó con el
yacimiento, no quedando de él más que lo que
se pudo registrar. (Fig.3)
Figura 3: Situación del yacimiento de La Ayuela en el
trazado del AVE Madrid-Lisboa.
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Antes de su total destrucción y una vez
finalizado el proceso de excavación del
yacimiento, se procedió a documentar de
manera gráfica el mismo realizándose fotografías
de cada una de las estructuras localizadas y,
además, una serie de 66 fotos aéreas mediante la
utilización de un paramotor. De esta última serie
de fotografías se seleccionaron 13 imágenes.
Aquellas que, según entendíamos, estaban mejor
adaptadas a los criterios ideales que marca el
software utilizado para tal proceso.
Para la obtención del modelo fotogramétrico se
empleó Agisoft PhotoScan como software
principal para la alineación de las imágenes, la
creación del modelo geométrico y el texturizado
a partir de las mismas capturas. En este caso, la
circunstancia de que todas las imágenes fuesen
obtenidas en un intervalo de tiempo corto (30
minutos), facilita el procesado de datos. Las
condiciones ambientales de las tomas (luz,
sombras, etcétera) apenas varían. (Fig.4)
Figura 4: Fotografía aérea del yacimiento.
El archivo creado permite su exportación como
modelo 3D a cualquier otro software capaz de
trabajar sobre él generando un modelo virtual
con el que obtener, entre otros, vuelos virtuales
con recorridos diferentes al original. Asimismo
se puede utilizar como base para la recreación
virtual del yacimiento mediante el tratamiento
infográfico del modelo fotogramétrico. (Fig.5)
Figura 5: Modelo generado a partir de 16 fotografías
aéreas en Agisoft PhotoScan.
5. APLICACIONES A LA ARQUELOGÍA DE
LA MUERTE
Otro de los aspectos más destacados dentro de
la enorme variedad del registro arqueológico es
la llamada Arqueología de la Muerte. La correcta
documentación de los rituales funerarios es clave
para nuestra comprensión del pasado por la
cantidad de información que aporta sobre las
mentalidades y sistemas de creencias de las
culturas que nos precedieron (BINFORD, 1971;
CASTRO MARTÍNEZ et alli, 1995: 129; CHAPA
BRUNET, 2006).
Un registro riguroso durante el proceso de
excavación de un enterramiento puede
proporcionarnos valiosísimo datos, imposibles
de obtener durante los análisis de los restos en el
laboratorio, en especial si los huesos se
encuentran algo alterados por procesos
postdeposicionales o las características del suelo
han contribuido al deterioro de los mismos hasta
hacerlos imperceptibles. En muchos casos el
material óseo se deshace durante la extracción, a
pesar del uso de consolidantes.
Para ilustrar lo expuesto cabe señalar un par de
sencillos ejemplos de entre la multitud de
comprobaciones que es posible realizar con la
inhumación in situ. Si documentamos con
exactitud la posición de las clavículas podremos
saber si el individuo ha sido envuelto o no en un
sudario: cuanto más paralelas se hallen con
respecto a la columna vertebral, más son las
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posibilidades de que hubiera sido enrollado con
una tela en el tratamiento post mortem. Otro tipo
de constataciones, como la posición de la caja
craneal y de la mandíbula en una inhumación,
podrían darnos pistas sobre el uso de una
almohadilla funeraria para sostener la cabeza.
Como indica el antropólogo H. Duday (2000:
106) en muchos casos el laboratorio debe ser
sustituido por el trabajo de campo.
Cuando ya han sido realizadas todas las
observaciones sobre el terreno y el material óseo
ha sido levantado, sólo nos quedan dibujos y
fotografías del enterramiento como únicos
documentos para volver a comprobar la
posición exacta de cada hueso y la relación entre
los mismos (MAYS, 2010: 19-20). En un dibujo
tradicional, de dos dimensiones, la tercera
dimensión o altura (z) viene representada por la
consignación de una serie de cotas en planta y
por la elaboración de secciones que reflejan la
deposición del cadáver, normalmente
longitudinales al mismo. Lamentablemente en
muchos casos no ocurre así, y en otros tantos, la
exactitud en la toma de cotas y en la
representación de secciones es poco menos que
dudosa.
En el caso de las fotografías la deformación de
la lente impedía que el registro de las posiciones
óseas fuera tan exacto como en el dibujo. Pero
la ventaja que tenemos en la documentación de
contextos funerarios es la enorme cantidad de
capturas que se realizan, sobre todo desde que
existe el formato digital. El número de tomas del
cadáver suele incrementarse para cubrir cada
ángulo y reflejar muchos detalles, como las
patologías que pudieran tener los huesos o la
posición exacta de cada pieza del ajuar.
Ese conjunto de capturas puede usarse para
generar un modelo fotogramétrico a pesar de
que no hayan sido realizadas con esa finalidad.
También podremos añadir tomas con distintas
aperturas, distancias focales o exposiciones –
aunque no sería lo ideal-, ya que el software de
fotogrametría de tipo SFM (Structure From
Motion) realiza el trabajo de orientación de las
imágenes a partir del conocimiento de la
geometría interna de la cámara que, se supone,
invariable durante todo el proceso (ANGULO
FORNOS, 2013: 143; RODRÍGUEZ-NAVARRO,
2012). De este modo conseguiremos un modelo
3D con el que poder analizar con mayor
precisión todas las partes del enterramiento.
Podremos medir sin problema en cualquier
dimensión y seccionar por cualquier zona que
nos parezca interesante.
Partiendo de estas premisas hemos elegido un
enterramiento de la Edad del Bronce, situado en
el yacimiento de Las Olivas (Pinto). La
inhumación fue realizada en el fondo de un silo
u “hoyo” circular y quedó documentada con el
tradicional dibujo manual. Posteriormente
georreferenciaron mediante un levantamiento
con Estación Total. El registro fotográfico del
individuo tiene multitud de tomas, hasta un total
de 105, entre generales y detalles de huesos,
cráneo o dentadura. El modelo de cámara con el
que se ha llevado a cabo la documentación
fotográfica es una Nikon E5700, de tipo
compacto. Las distancias focales, aperturas y
exposiciones son variadas, pero con un ISO
constante de 100. Para nuestra sorpresa, el
software también fue capaz de crear con
bastante precisión la geometría de la estructura
negativa en la que reposaba la inhumación. (Fig.
6 y 7)
Figura 6: Modelo 3D de inhumación de la Edad del
Bronce en el interior de una estructura negativa de tipo
“hoyo”. Geometría sin texturizar.
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Figura 7: Modelo 3D de inhumación de la Edad del
Bronce con texturas añadidas. Las Olivas, Pinto
(España).
Por otro lado, eligiendo 12 fotografías centradas
en el cráneo del mismo enterramiento, hemos
podido generar, con el mismo software y
añadiendo máscaras a las imágenes, un modelo
tridimensional con un alto nivel de detalle. La
superficie de este modelo ha sido creada
integrando un elevado número de polígonos
(1.923.717 caras), lo que permite apreciar en
detalle la rugosidad del objeto, así como las
suturas, grietas y patologías de la materia ósea y
la dentadura. Junto a las fotografías normales,
las fichas antropológicas y demás métodos de
registro, se nos antoja un complemento muy
interesante para los estudios forenses posteriores
al levantamiento del cadáver.
Otro de los ejemplos relacionados con la
arqueología de la muerte lo encontramos en un
conjunto de enterramientos tardoantiguos
procedentes de una excavación en la ciudad
tarraconense de Tortosa, en el Bajo Ebro.
Dichas inhumaciones son una buena muestra
para comprender el urbanismo y el mundo
funerario en una de las ciudades romanas más
importante del noreste peninsular: Dertosa.
Las fotografías que hemos usado para la
obtención del modelo fotogramétrico
pertenecen a dos fases distintas de trabajo. En
una primera fase tenemos un modelo en el que
aparecen las sepulturas con las losas que cubren
los cuerpos que hay en el interior mientras que
en el segundo modelo podemos apreciar como
los cuerpos ya han sido correctamente
excavados y listos para su extracción y posterior
conservación.
Tal y como se comenta en el caso anterior,
muchas de las fotografías no han sido realizadas
para el fin que aquí proponemos. Fueron
tomadas en el 2010 más como fruto de
documentación y un recuerdo por partes de
algunos de los miembros del equipo de
excavación (ninguna de las fotos usadas iba a ser
utilizada en el informe o las memorias
posteriores). La cámara utilizada fue una sencilla
Kodak EasyShare m-1033 con disparo
automático. Se obviaron las distancias focales y
los valores ISO, aspectos muy a tener en cuenta
a la hora de afrontar proyectos con técnicas de
documentación SFM (Structure From Motion)
(ÁVIDO et al., 2013). (Fig. 8)
Figura 8: Nube de puntos de los enterramientos de
Tortosa generada con software SFM.
En el caso que nos ocupa, la obtención de
modelos tridimensionales de estos
enterramientos puede ayudarnos a tener un
recuerdo vivo para el estudio de la posición de
los individuos inhumados, así como del carácter
de sus tumbas, recogiendo perfectamente
detalles que nos van a permitir tener un marco
cronológico. Tal es el caso de la reutilización de
una inscripción romana usada como parte de la
pared del enterramiento.
Otro de los aspectos importantes a tener en
cuenta cuando obtenemos un modelo
tridimensional es la difusión de ese mismo
elemento. Por desgracia, en muchas ocasiones,
una vez excavado y documentado un yacimiento
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nos vemos en la obligación de proceder a un
desmonte o a enterrar de nuevo esas estructuras,
previamente protegidas con geotextil para su
conservación. Este es el motivo por el que
personas que se encuentren de visita por la zona
no podrán disfrutar del monumento o
yacimiento. Además, a partir de estos modelos
es posible generar sistemas de visualización,
entre los que podemos destacar entornos de
Realidad Virtual/Aumentada o recorridos
interactivos. En un ejemplo como este,
completado con las fotografías usadas para las
memorias, contaríamos con más detalle en
alguna de las zonas que aparecen menos
definidas en nuestro modelo.Sin embargo,
recordemos que se trata de resultados
preliminares obtenidos a partir de 56 imágenes,
sobre las que aún no han sido editadas máscaras
de información. (Fig. 9)
6. CONCLUSIONES
En el presente trabajo hemos visto la
versatilidad de las técnicas de documentación a
través de procesos fotogramétricos. La creciente
aceptación de este tipo de estudios, apoyados en
tecnología de bajo coste, promete afianzarse
como una de las maneras más precisas y fiables
de documentar el Patrimonio.
Además, hemos podido comprobar la
posibilidad de recuperar información que se
creía perdida, bien por la desaparición de los
restos arqueológicos o por la incorrecta
documentación de los mismos. Una selección de
imágenes tomadas durante las actuaciones
arqueológicas ha sido introducida en software de
tipo SFM (Structure From Motion), lo que permitió
generar los modelos tridimensionales
correspondientes, dotados de geometría y
texturas fiables y de buena calidad métrica. Cabe
señalar que las tomas usadas en el proceso de
producción de los diversos modelos no fueron
pensadas para la realización de un trabajo
fotogramétrico. De ahí que hayamos usado el
epíteto de “fotogrametría involuntaria” para
denominar el flujo de trabajo descrito.
El proceso abre una vía para la recuperación de
datos perdidos, la restitución de yacimientos
destruidos y la creación modelos 3D que ayuden
a complementar la información ya existente
sobre determinado elemento patrimonial.
Además, los resultados obtenidos son idóneos
para fomentar la difusión a través de, por
ejemplo, recorridos virtuales o inmersión en
entornos de Realidad Virtual/Aumentada.
Para acabar este artículo, creemos que es
necesario mirar hacia el futuro e intentar
vislumbrar hasta donde nos pueden llevar las
posibilidades que el desarrollo de esta técnica
nos propone. Quizás dentro de poco tiempo sea
posible generar modelos tridimensionales
relativamente precisos a partir de imágenes
tomadas por cámaras diferentes en momentos
distintos. Un ejemplo práctico a este respecto se
puede llevar a cabo, hoy día, desde nuestro
ordenador personal: podemos acudir a internet,
teclear “Templo de Atenea Niké” y seleccionar
un grupo de fotografías de la galería de imágenes
de Google que, una vez procesadas por un
software fotogramétrico, den lugar a un modelo
tridimensional semiautomático del famoso
templo de la Acrópolis. Estamos en los albores
de que esto sea posible y, todo ello, contando
cada vez con un menor número de imágenes,
pues los softwares de procesado serán cada vez
más potentes.
Figura 9: Modelo 3D de los enterramientos romanos de
Tortosa
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AGRADECIMIENTOS
A Aldo Petri, arqueólogo y director del yacimiento “Las Olivas” de Pinto (Comunidad de Madrid,
España). A Jorge J. Vega y al equipo de Argea Consultores, S. L.
A Ignacio Pavón Soldevila y David M. Duque Espino, a quienes agradecemos la desinteresada cesión
de las imágenes de “La Ayuela”.
A todo el Grup de Recerca i Seminari de Protohistoria i Arqueologia (GRESEPIA) de la Universitat
Rovira i Virgili por los estudios realizados en la ciudad de Tortosa y por hacer posible parte de este
trabajo.
A los profesionales de Global Mediterránea, que se encargaron de realizar una excelente
documentación in situ de los restos del horno de cal de Montesa.
A Daniel Tejerina, por sus sabios consejos.
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