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Rev. Ciencias Sociales 149: 59-70 / 2015 (II)
ISSN: 0482-5276
* Instituto de Investigaciones Psicológicas (iip) de la Universidad de Costa Rica (ucr).
andres.castillo@ucr.ac.cr
** Instituto de Investigaciones Psicológicas (iip) de la Universidad de Costa Rica (ucr).
tatianamaria.blanco@ucr.ac.cr
*** Institute for Measurement, Methodology, Analysis and Policy (imm ap), Texas Tech University.
estebanmonte@gmail.com
**** Instituto de Investigaciones Psicológicas (iip) de la Universidad de Costa Rica (ucr).
carlos.matamarin@ucr.ac.cr
DIÁLOGO, ECOS Y RECOVECOS: LA COMUNICACIÓN CIENTÍFICA EN
EL ÁMBITO ACADÉMICO
DIALOGUE, ECHOES AND CRANNIES: THE SCIENTIFIC
COMMUNICATION IN ACADEMIC AMBIT
Andrés Castillo Vargas*
Tatiana Blanco Álvarez**
Esteban Montenegro Montenegro***
Carlos Mata Marín****
RESUMEN
El presente artículo constituye una reflexión teórica en torno a las características y la
importancia de los procesos de comunicación científica, dentro del mundo académico. La
comunicación de la ciencia es un proceso que los y las investigadores(as) utilizan para dar
a conocer sus hallazgos, lo cual se dirige a pares académicos o públicos especializados, o a
públicos más amplios y heterogéneos. La comunicación de la ciencia puede llevarse a cabo
de manera directa, a cargo de quien investiga o bien, por mediación de profesionales en
comunicación, quienes hacen llegar al gran público, el conocimiento que se genera en las
esferas académicas. Comprender el engranaje del proceso de comunicar la ciencia es funda-
mental para crear estrategias efectivas que permitan su desarrollo y visualización como un
objetivo propio del proceso de investigación científica.
PALABRAS CLAVE: CIENCIA * COMUNICACIÓN * PERIODISTA * INVESTIGADOR * MEDIOS DE
COMUNICACIÓN * DIV ULGACIÓN CIENTÍFICA
ARTÍCULOS
60 Andrés Castillo Vargas, Tatiana Blanco Álvarez, Esteban Montenegro Montenegro y Carlos Mata Marín
Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 149: 59-70 / 2015 (III). (ISSN: 0482-5276)
ABSTRACT
This paper is a theoretical reflection on the nature and importance of the processes of
scientific communication within the academic world. The communication of science is
a process used by researchers to present their findings; it may be aimed at specialized
academic or public peers, or wider and heterogeneous public. Communicating science
can be done directly, by who investigates or by mediation of professionals in journalism,
who do reach the public to the knowledge generated in academic areas. Understanding
the process of communicating gear science is crucial to create effective strategies for their
development and visualization as a specific objective of the process of scientific research.
KEYWORDS: SCIENCE * COMMUNICATION * JOURNALIST * RESEARCH WORKERS * MASS
MEDIA * POPULARIZATION
el papel de los profesionales en periodismo en
el desarrollo de la comunicación de la ciencia
y por último, se presentan algunas reflexiones
importantes en torno al tema.
Si bien existen varias actividades que
conforman la llamada comunicación pública de
la ciencia (educación científica, transferencia de
conocimiento, entre otras), se brinda especial
atención al periodismo científico, dado que los
periodistas científicos poseen el conocimiento
básico para mediar entre dos mundos que oca-
sionalmente parecen distantes, la ciencia y la
sociedad; es por ello que el presente artículo
desea resaltar su papel estratégico en los proce-
sos de comunicación científica.
Se espera que las siguientes líneas per-
mitan al personal investigador y periodístico
tener una comprensión más amplia del papel
que les corresponde en el proceso de comunicar
la ciencia, además de instigar la creación de
mecanismos efectivos que faciliten la ejecución
de dicho proceso, por parte de todas las perso-
nas implicadas.
ENTENDIENDO LA COMUNICACIÓN DE LA
CIENCIA
La comunicación pública de la ciencia
constituye el conjunto de actividades comuni-
cativas, que el personal científico e investiga-
dor, junto a los profesionales en comunicación
y otros profesionales que trabajan en edu-
cación no formal de la ciencia, utilizan para
transmitir los procesos, los conocimientos
y los resultados de su labor académica. Este
INTRODUCCIÓN
El conocimiento científico aumenta y se
fortalece en la medida en que es comunicado a
los diferentes públicos que existen dentro de la
sociedad, es por esta razón que puede afirmarse
que “la ciencia que cuenta es la que se cuenta”.
Los procesos de comunicación de la cien-
cia se distinguen según el público al cual se
encuentren dirigidos. Se habla de difusión cien-
tífica cuando la información va dirigida a gru-
pos de pares o especialistas, y de divulgación de
la ciencia cuando el público al cual se dirige es
diverso y heterogéneo, en ocasiones, con nulo
conocimiento en la materia; a esta actividad
también se le conoce como comunicación pú-
blica de la ciencia (Rivera-Tapia, 2002). Ambos
procesos pueden ser desarrollados por las mis-
mas personas que realizan las investigaciones
o bien, con la mediación de profesionales en
comunicación u otros mediadores, cuya tarea
fundamental es transmitir la información de
manera sencilla y clara a públicos cada vez más
amplios y segmentados que demandan conocer
acerca del quehacer científico.
El presente artículo pretende brindar un
marco conceptual claro con respecto al proceso
de la comunicación científica, sus ramificacio-
nes y sus implicaciones para el desarrollo, tanto
de la ciencia como de la academia. Para esto
se trabajan cuatro apartados, en el primero se
caracteriza el proceso de la comunicación cien-
tífica y sus subtipos, en el segundo se contex-
tualiza dicho proceso en el quehacer académico
y sus implicaciones, seguidamente se explica
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Diálogos, ecos y recovecos: la comunicación científica en el ámbito académico
Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Ric a, 149: 59-70 / 2015 (III). (ISSN: 0482-5276)
proceso puede encontrarse dirigido a una co-
munidad de especialistas, a segmentos sociales
específicos o a la sociedad en general; durante
las últimas décadas, el número de actividades,
cursos y la cantidad de profesionales dedicados
a esta temática ha aumentado considerable-
mente (Ecklund, James y Lincoln, 2012). Los
procesos de comunicación de la ciencia se pue-
den llevar a cabo de distintas maneras, depen-
diendo —entre otras cosas— del público meta
al cual se dirija.
Calvo y Calvo (2011) señalan que la co-
municación de la ciencia no solo es un factor de
crecimiento del propio quehacer científico, sino
también una aportación para mejorar la calidad
de vida de la ciudadanía y un medio para poner
a disposición de muchas personas el gozo por
conocer el aprovechamiento de los recursos
que ofrece la naturaleza y la manera en que
son utilizados por la ciencia, por lo cual deben
acortarse las fronteras que dividen a la ciencia
de la sociedad y de otras expresiones culturales
de conocimiento.
En este sentido, se pueden identificar
como principales procesos de comunicación
científica, la difusión y la divulgación, los cua-
les a su vez pueden subdividirse en otros pro-
cesos de acuerdo con los intereses del emisor y
la especificidad del público; característica que
particulariza aún más la labor de comunica-
ción, al tener que tomar en consideración las
peculiaridades de distintos sectores específicos
(Rivera-Tapia, 2002 y Martínez, 2008).
A estos sectores específicos se les ha lla-
mado tradicionalmente “el público” o target.
Para Burns, O’Connor y Stocklmayer (2003),
la definición más simple y útil de “público” es
cada persona en la sociedad, con ello reconocen
que “el público” es un grupo muy heterogéneo,
tan multifacético e impredecible como los indi-
viduos que lo componen.
Estos autores reconocen la existencia de
varias clasificaciones del “público” de acuerdo
al posicionamiento teórico que se asuma, es
así que puede hablarse de “público lego”, refi-
riéndose a todas aquellas personas, incluyendo
a otros científicos, que no son expertos en un
determinado campo (esta nomenclatura se
basa en un modelo de déficit cognitivo que ha
sido fuertemente criticado por algunos secto-
res de los estudios sobre Ciencia, Tecnología y
Sociedad (cts)).
También puede hablarse de la “comuni-
dad científica” o “profesionales de la ciencia”,
que son personas que están directamente invo-
lucradas en algún aspecto de la práctica cien-
tífica o de “público atento”, el cual alude a las
personas interesadas en (y razonablemente bien
informadas acerca de) la ciencia y la actividad
científica. El “público interesado” se compone
de personas que están interesadas en, pero no
necesariamente bien informadas de la ciencia y
la tecnología.
Otros “públicos” identificados por Burns,
O’Connor y Stocklmayer (2003), son la indus-
tria, la comunidad académica, el gobierno, los
tecnólogos, los mediadores, los comunicadores
(incluyendo comunicadores científicos, perio-
distas y otros miembros de los medios de co-
municación), los educadores, los tomadores
de decisiones (responsables políticos en el go-
bierno y las instituciones científicas), entre
otros. Asimismo, aunque Burns, O’Connor y
Stocklmayer (2003), no mencionan al público
con alguna discapacidad, es fundamental visua-
lizarlo e incluirlo, al representar un segmento
de la población que también posee el derecho y
la necesidad de conocer y acceder a información
científica de primera calidad.
Desde otro posicionamiento epistemoló-
gico, Grunig (citado en Míguez, 2006) define al
público:
…como un grupo de personas que: a)
se enfrenta a un problema similar, b)
reconoce que el problema existe y c) se
organiza para hacer algo al respecto. A
partir de esta definición identifica cuatro
colectivos principales, los no-públicos,
formados por individuos que no cum-
plen ninguna de estas tres caracterís-
ticas; los públicos latentes, integrados
por individuos que se enfrentan a un
problema similar pero no lo detectan; los
públicos informados o conscientes, que
están afectados por un problema similar
y reconocen su existencia; y los públicos
activos, que además de estar afectados
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por el problema y reconocerlo hacen algo
al respecto... En síntesis, según Grunig,
la teoría demuestra que es más proba-
ble que un público desee comunicarse
si un problema le afecta, lo reconoce y
siente que puede hacer algo al respecto,
es decir, si es un público activo (2006:
134-136).
Más allá de complejizar los procesos de
comunicación de la ciencia, la especificidad en
torno a la identificación de diversos públicos,
se refiere a la importancia por reconocer las
diferencias en el acceso al conocimiento, así
como, las necesidades particulares y los inte-
reses de cada grupo social. En conjunto, estos
grupos que forman “el público”, junto con sus
costumbres, normas e interacciones sociales,
constituyen lo que se denomina una “sociedad”
(Burns et ál., 2003).
La tabla 1 retoma los aportes anteriores
y esquematiza a grandes rasgos, algunas de
las principales subdivisiones de los procesos de
comunicación científica. Si bien dicha clasifica-
ción no cuenta del todo con un consenso inter-
nacional, constituye una posible pauta a seguir
para todas aquellas personas que se encuentren
interesadas en este tema.
TABLA 1
CLASIFICACIÓN DE LOS PROCESOS DE COMUNICACIÓN CIENTÍFICA
PROCESO ESPECÍFICO PÚBLICO AL CUAL SE DIRIGE SUBPROCESOS ASOCIADOS
Difusión
Miembros de una comunidad científica en
sentido amplio y/o heterogéneo.
Diseminación: dirigida a los miembros
de una sola comunidad científica o de
especialistas.
Divulgación
Diversos públicos de la sociedad en
general.
De acuerdo con el contexto y el
posicionamiento epistemológico asumido,
también es conocida como popularización
de la ciencia, vulgarización de la ciencia,
comunicación pública de la ciencia,
cogeneración del conocimiento o
comprensión pública de la ciencia, entre
otras denominaciones.
Periodismo científico: realizado por
personal periodístico, dirigido a la
sociedad como parte de su labor
informativa.
Educación científica: realizada en
espacios educativos, dirigida a estudiantes
y al fomento de vocaciones científicas.
Transferencia de conocimiento: s e
dirige al sector productivo e industrial
(vinculada a procesos tecnológicos y de
innovación).
Personal científico como divulgador:
actividades realizadas por científicos-
investigadores(as) (en muchas ocasiones
apoyados por mediadores —periodistas,
gabinetes de comunicación, gestores de
la investigación y la comunicación, entre
otros—), con el objetivo de dirigirse a la
sociedad o a públicos específicos dentro de
esta, como parte de su labor de rendición
de cuentas y promoción de la cultura
científica.
Fuente: Elaboración propia con base en Rivera-Tapia (2002), Burns, O’Connor y Stocklmayer (2003), Martín y Rey (2007)
y Martínez (2008).
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Considerando la clasificación anterior,
los procesos de difusión y divulgación científica
podrían definirse de la siguiente manera:
Difusión: puede comprenderse como
aquellas actividades de comunicación
realizadas por el personal investigador,
cuyo público meta sean los miembros de
una comunidad científica o de especia-
listas, es decir, profesionales que produ-
cen, practican y validan el conocimiento
científico.
Divulgación: se entiende como todas
aquellas actividades de comunicación
dirigidas a que diversos públicos posean
un acceso de fácil comprensión, rápido y
veraz a información científica de primera
calidad. No obstante, el presente artículo
brindará especial atención a una de ellas,
el periodismo científico.
A partir de estas definiciones, Calvo
y Calvo opinan que “los sistemas de difusión
del conocimiento tienen hoy un nítido y difí-
cil objetivo, mostrar no solo el avance de las
ciencias, sino sus limitaciones, y también, en
ciertos casos, nuestra incapacidad para advertir-
las” (2011: 19). Esta incertidumbre en la comu-
nicación del conocimiento científico, debe ser
reconocida y administrada, pues cuando se habla
de ciencia es imposible llegar a un nivel de total
certeza, por lo cual no debe buscarse eliminar la
incertidumbre sino más bien gestionarla.
Como puede notarse, “no es posible sin la
ayuda de los medios conseguir que la población
reciba las noticias [y comunicaciones] de ciencia
y sepa entenderlas” (Calvo y Calvo, 2011: 17); sin
embargo, la importancia de la comunicación
científica trasciende el uso de medios y se en-
cuentra en la relevancia social que ha adquirido
con el pasar de los años, al no ser una actividad
inocua y hallarse atravesada por la cultura.
LA COMUNICACIÓN CIENTÍFICA EN EL MUNDO
ACADÉMICO
Para Fernández y Angulo “... la ciencia
ha estado inextricablemente unida a la comuni-
cación, y no puede hablarse de la primera sin la
segunda” (2011: 167), dado que desde sus inicios,
la difusión entre pares académicos ha sido la
norma en el reconocimiento de la validez y per-
tinencia de los hallazgos científicos.
La comunidad científica es un mundo
bastante cerrado que otorga crédito a sus
miembros de acuerdo con sus propias normas
y principalmente, de acuerdo con sus propios
intereses. Un científico es respetable por que
consigue publicar en determinadas revistas re-
conocidas internacionalmente, lo que a su vez
le permite obtener prestigio que le facilitará el
conseguir fondos para hacer nuevos trabajos
e investigaciones que volverán a publicarse en
otras revistas (Calvo y Calvo, 2011).
En este sentido, “la comunicación social
de la ciencia es una parte integral de la propia
investigación científica...” (Sanz, 2011: 65) y por
ende, un proceso complementario a la creación
del conocimiento.
El vínculo entre la comunicación y la
ciencia ha sido “un noviazgo” colmado de reco-
dos, que ha evolucionado en el tiempo como un
binomio de gran significación en la progresivi-
dad del avance científico. El progreso científico
vino a establecer como nociones fundamentales
de su postura, la distinción entre lo teórico y lo
observacional, al igual que la elucidación de defi-
niciones operacionales como forma de resaltar la
objetividad y rigurosidad del método científico,
el cual fue catalogado como la mejor estrategia
para acceder al conocimiento “verdadero” (Pop-
per, 1934; Merton, 1973 y Echeverría, 1989).
De acuerdo con Popper (1934) y Laudan
(1984), una comunidad de especialistas decide
si una aportación es relevante por medio de dis-
tintos valores que aseguran la importancia de
dicho descubrimiento para la comunidad, entre
ellos se pueden mencionar:
Ser novedosa
Presentar un marco teórico de referencia
Poseer rigor metodológico
Ostentar consistencia interna
Variedad de evidencias que permitan ser
sometidas a la falsación
Estas características del proceso de co-
municación y difusión científica, podrían expli-
carse desde una visión ortodoxa de la ciencia o
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a partir del denominado enfoque interno (Mer-
ton, 1990), el cual contribuye a visibilizar la
relevancia que poseen las reglas y métodos en
la construcción del conocimiento y en la crea-
ción de teorías y modelos. Dicho enfoque aporta
al entendimiento de la actividad científica, el
carácter racional que debe distinguirle y el nú-
cleo de rigurosidad que ha sido definido como
ineludible por parte de los diversos mecanismos
institucionales autorizados en la materia, los
cuales resaltan la importancia de vincular la
ciencia a las esferas académicas, al ser estas
últimas espacios en los cuales se gestiona gran
parte del conocimiento.
No obstante, durante el siglo pasado
existió una polémica discusión en torno a la
diferenciación de los valores fundamentales
para reconocer y difundir la relevancia de un
aporte científico, identificándose valores epis-
témicos, implicados en la producción directa
del conocimiento —considerados puntos clave
de la racionalidad— y valores no epistémicos
—valores culturales y sociales— referidos al
contexto en el cual se desarrolla la actividad
científica, los cuales podrían ubicarse en lo
que Merton (1973 y 1990) denomina enfoque
externo de la ciencia.
En la primera línea de valores, Kuhn
(1977) distinguió cinco características episté-
micas de gran importancia que debían carac-
terizar a la ciencia: precisión, coherencia (no
entrar en contradicciones teóricas), amplitud de
alcance, simplicidad (permitir ser representada
por modelos) y fecundidad (dar pie a nuevas
investigaciones). Mientras que en la segunda
línea, el enfoque externo ayudó a identificar la
relación de la ciencia con la sociedad, vinculan-
do el análisis de las instituciones científicas a la
historia, la cultura y a diversos valores ajenos a
lo estrictamente metódico y más cercanos a lo
social. Este enfoque propone la contextualiza-
ción de la producción científica al reconocer la
característica de “control” e influencia que ejer-
ce la ciencia entre los miembros de una comu-
nidad y viceversa (Merton, 1990 y Haack, 1996).
Además, el brindar una visión más sociológica
del mundo científico, ha motivado el análisis
y el cuestionamiento público de las visiones
fragmentadas presentes tradicionalmente en la
institucionalidad científica, como por ejemplo,
la crítica feminista a los sesgos de género en la
ciencia y la necesidad de comunicar los resulta-
dos científicos a públicos diversos.
Dicha discusión axiológica prosiguió con
el tiempo, ya que Longino (1990) planteó poste-
riormente un debate similar al diferenciar entre
valores constitutivos (adecuación empírica,
simplicidad y poder explicativo) y valores con-
textuales en la investigación científica, los cua-
les incluían la importancia de la comunicación
no solo dirigida a la comunidad de personas
expertas, sino también al “vulgo”, destacándose
así la progresividad de la ciencia al pasar de una
visión esencialista y triunfalista a una posición
más inclusiva que reconoce la influencia de la
sociedad, la cultura y la historia en la genera-
ción del conocimiento.
Esta postura respetuosa e inclusiva de la
ética social ha favorecido a que actualmente se
transcienda la relación difusión-ciencia, pro-
moviendo de manera cada vez más creciente,
la relación divulgación-ciencia como una forma
de entablar nuevos puntos de encuentro entre
el mundo científico, la tecnología y la sociedad.
Si bien, es fundamental comprender que
la difusión de la ciencia es una actividad com-
pleja en sí misma y constitutiva del proceso de
investigación, para enriquecer su debate y dis-
cusión, es necesario que el personal investiga-
dor reconozca, reflexione y participe de nuevas
alternativas de comunicación, que le brinden
no solo reconocimiento en la comunidad de
especialistas sino también reconocimiento y
valía dentro del entramado social, el cual indu-
dablemente contribuirá a la progresividad del
conocimiento científico.
Precisamente, las universidades públicas
están llamadas a desarrollar con especial ahín-
co dicha labor al ser instituciones financiadas
por la ciudadanía; las cuales deben buscar no
solo el posicionamiento social, sino también, la
rendición de cuentas frente a la opinión pública
de los fondos asignados. Los procesos de co-
municación científica no solo deben buscar la
difusión o divulgación de resultados, sino tam-
bién propiciar el interés y la participación de la
ciudadanía en los procesos de gestión del cono-
cimiento, sus aplicaciones, alcances, riesgos e
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incertidumbres, fomentando eventualmente la
alfabetización en temas científico-tecnológicos,
pero principalmente, promoviendo la adquisi-
ción de una sólida cultura científica.
De esta manera, el compromiso social
de comunicar la ciencia se encuentra vincula-
do también al establecimiento de procesos de
transparencia y ética en la investigación acadé-
mica, que resalten la corresponsabilidad social
del personal científico en el mejoramiento de
las necesidades humanas.
PERIODISMO CIENTÍFICO: UN MEDIO PARA
COMUNICAR LA CIENCIA
Aunque cada vez es más notorio que pro-
fesionales de otras disciplinas están escribiendo
para medios masivos, tanto en género informa-
tivo como interpretativo1; el periodismo cientí-
fico puede conceptualizarse tradicionalmente
como todas aquellas actividades de comunica-
ción de información científica, realizadas por
personal periodístico, que se encuentran diri-
gidas a la sociedad como parte de su labor in-
formativa (Martín y Rey, 2007; Martínez, 2008).
Entre las actividades más comunes que reali-
zan los periodistas científicos se encuentran:
las entrevistas, los reportajes y las noticias.
Aunque en la literatura se pueden hallar
un sin número de géneros o clasificaciones
periodísticas, Fernández y Angulo (2011) reco-
miendan su agrupación en tres grandes rubros,
géneros informativos, explicativos y de opinión.
Cada uno de ellos posee características diferen-
ciales, las cuales se señalan a continuación:
1 Es importante mencionar que a esta vasta y diver-
sa cantidad de profesionales se les ha denominado
divulgadores de la ciencia y no periodistas cientí-
ficos, debido a que los conocimientos que poseen
en torno a los procesos de comunicación son de
carácter empírico o no formal, o en su defecto, su
formación base no es la de periodista. Lo cual no
minimiza ni resta importancia a su labor, todo lo
contrario. No obstante, tampoco es lícito equipar
dicho conocimiento a las destrezas formales que
poseen los profesionales que han completado la
carrera de periodismo, con especialidad o énfasis
en periodismo científico.
Géneros informativos (narran hechos):
la noticia es su mayor representante, se
caracteriza por su actualidad, singulari-
dad y proximidad. De acuerdo con Goñi
(2011), el primer párrafo o lead de una
noticia debe responder a la teoría de las
cinco “W” (who, what, where, when and
why), es decir: quién, qué, donde, cuándo
y por qué.
Géneros explicativos (contextualizan
hechos): intentan contextualizar un con-
tenido de actualidad, el reportaje es el
ejemplo más fiel de este tipo de género,
el cual ofrece información detallada y
completa sobre un tema concreto, bus-
cando contrastar diferentes fuentes e
inter locutores.
Géneros de opinión u opinativos (brin-
dan opiniones): las columnas de opinión
o las de editorial (opinión de un medio),
al igual que el artículo periodístico, son
un ejemplo de este tipo de género en el
cual se usa tradicionalmente la primera
persona. El lenguaje suele ser literario,
admitiendo el cinismo y el sarcasmo que
son poco utilizados en otros géneros.
De acuerdo con De Semir (2000), la
cantidad de noticias científicas que se locali-
zan en los encabezados de prensa ha crecido
dramáticamente, de la misma manera en la
que el rol de la ciencia en la sociedad va en
incremento. Situación que evidencia cómo
la relación entre el mundo de la ciencia y los
medios de comunicación es inevitable y prin-
cipalmente, positiva, aunque también puede
resultar algo complicada.
Las noticias son un producto de la so-
ciedad y como todos los productos, son pre-
paradas por profesionales. El periodista debe
convertir la información de un recurso espe-
cializado, a algo que pueda ser comprendido
por una audiencia más general que carece de
conocimiento previo sobre esta información.
Este mundo de la comunicación establece sus
propias normas, imágenes y su propio lenguaje
al momento de comunicar contenidos cientí-
ficos complejos, para ello hacen uso de recur-
sos tan diversos como las metáforas u otras
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figuras literarias con el fin hacer accesible la
información científica a un público heterogé-
neo (De Semir, 2000).
Si bien, el uso de metáforas puede con-
tribuir a que la ciencia no sea percibida como
una “caja cerrada ininteligible” carente de
características que la vuelvan interesante al
gran público, se debe evitar caer en el error de
amenizar la actividad científica buscando ha-
cerla divertida por medio de la trivialización,
la frivolidad, la superficialidad o las distorsio-
nes ideológicas (Palma, 2013), ya que el uso de
estos recursos lo que promueve es una visión
degradada y distorsionada de los descubri-
mientos científicos.
La tabla 2 muestra algunos de los pro-
blemas más frecuentes que se presentan en las
noticias sobre ciencia, los cuales deben ser evi-
tados con miras a brindar una idea adecuada de
la investigación científica.
TABLA 2
PROBLEMAS FRECUENTES EN EL PERIODISMO AL MOMENTO DE COMUNICAR
NOTICIAS CIENTÍFICAS
PROBLEMA EJEMPLOS
Empleo burdo de la ciencia en las noticias
referidas a las áreas biológicas o biomédicas.
La Nación (14/04/2008) “Una tienda del Soho ofrece tests
genéticos ”.
El País (02/03/2009) “Una clínica de ee uu ofrece niños a la carta”.
Clarín (08/04/2009) “Creen que en diez años puede existir un
cerebro artificial”.
bbc Ciencia (06/06/2008) “No es pereza, son sus genes”.
Tendencia a eliminar las diferencias entre
animales y humanos de un modo exagerado o
ilegítimo epistemológica y conceptualmente,
lo cual conlleva a la antropomorfización de
los animales y/o a la zoologización de los
seres humanos.
Clarín (16/03/2008) “Descubren que las hormigas también pueden
ser cor ruptas ”.
Página 12 (03/01/2009) “Biología y división del trabajo: hormigas
comunistas. De especialistas y diletantes”.
La Nación (06/02/2009) “Orugas impostoras engañan a las
horm iga s”.
Clarín (15/07/2009) “Los tiburones blancos atacan como si fueran
asesinos seriales”.
The New York Times (05/10/2013) “Dogs Are People, Too” [Los
perros también son personas].
Uso de correlaciones caprichosas o espurias
como si fueran relaciones causales.
Clarín (11/09/2007) “Dicen que el tamaño de los dedos influye en
la inclinación de los chicos”.
Clarín (04/03/2008) “Tener un gato como mascota reduciría
el riesgo de infarto. En quienes no viven con estos animales
aumentaría un 40% las probabilidades de morir por esa causa”.
Presentación de investigaciones triviales
como si fueran grandes descubrimientos de
la ciencia.
Infobae (11/12/2008) “Científicos calcularon la velocidad exacta a
la que sale el corcho del champán”.
Noticias Repretel (26/09/2013) “Mujeres con trasero grande son
más inteligentes y viven más según un estudio”.
Empleo abusivo de metáforas coloquiales o
religiosas que pueden originar equívocos,
malas interpretaciones, desvíos ideológicos o
historiográficos.
La Nación (06/10/2008) “Stonehenge podría haber sido... un spa”.
El Mundo (04/07/2012) “¿Qué supondría el hallazgo de la ‘partícula
de Dios ’?”.
La Nación (24/06/2008) “Hallan precisiones astronómicas en la
poesía de Homero. La Odisea, a la luz de la ciencia”.
Uso inadecuado y mala interpretación de
mapas o datos estadísticos.
El Mundo (14/ 3/2013) “cbs News ubicó la nacionalidad del papa
Francisco en Colombia”.
Fuente: elaboración propia con base en Palma, 2013.
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Diálogos, ecos y recovecos: la comunicación científica en el ámbito académico
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Todos los ejemplos expuestos con an-
terioridad, evidencian cómo en ocasiones el
periodismo científico ofrece una imagen des-
contextualizada, falsa y estereotipada de la cien-
cia. La práctica científica aparece como una
tarea ingenua y ahistórica, minimizando la im-
portancia del debate y los conflictos ideológicos
y paradigmáticos en el avance del conocimien-
to, promoviendo asociaciones religiosas o mo-
rales que acercan la ciencia a esferas míticas,
superficiales y pseudocientíficas.
De acuerdo con Palma (2013), se debe
analizar cuidadosamente qué porcentaje de los
problemas que ocurren en los medios de comu-
nicación al reportar noticias sobre ciencia se
deben, por un lado, al personal científico y por el
otro, a los periodistas. Para dicho investigador:
…las metáforas científicas no solo son
un recurso didáctico, retórico o heurís-
tico válido para comunicar la ciencia,
son fundamentalmente un recurso cog-
noscitivo y explicativo insustituible. En
este sentido, la metáfora no opera sola-
mente como una explicación alternativa
para aquellos que no saben sobre algún
tema [sino también como un recurso
de mediación pedagógica que facilita el
entendimiento de contenidos complejos;
el problema se presenta cuando el uso de
dichas metáforas es poco prudente y sen-
sacionalista] (Palma, 2013: 21).
Por otra parte, una consecuencia bastan-
te habitual de problemas como la antropomor-
fización del mundo animal en las noticias sobre
ciencia, es la inclusión de un discurso moraliza-
dor que no solo es aplicado de manera ilegítima
al mundo animal, sino que además responde
a pautas de una moral tradicional, plagada de
prejuicios e ideas falsas acerca de las relaciones
humanas y de la ciencia (Palma, 2013).
Este discurso basado en la moral tradi-
cional, permea en muchas ocasiones los proce-
sos de comunicación científica realizados por
los medios de comunicación, es así que abun-
dan en la ciencia las metáforas de tipo religioso:
No hace mucho se realizó una gran ope-
ración mediática a partir de la puesta en
funcionamiento del Gran Colisionador de
Hadrones del cern (Organización Europea
para la Investigación Nuclear) al que se
denominó “la máquina de Dios”. A su
vez, entre sus tareas más relevantes en
términos teóricos estaba encontrar la
“partícula de Dios” o “Bosón de Higgs”,
una partícula elemental hipotética
(Palma, 2013: 24).
Todas estas metáforas en torno al Bosón
de Higgs acercaban más dicho descubrimiento
a lo divino que a lo científico, contribuyendo a
crear una visión errónea de la investigación en
partículas nucleares:
Tampoco hay que ignorar la desconfian-
za que los científicos tienen en la divul-
gación científica en general, así como
también el menosprecio que las comuni-
dades científicas sienten por el trabajo de
divulgación, descalificación que se hace
patente en los sistemas de evaluación
por pares que le otorgan poco o ningún
valor, o incluso son evaluadas negativa-
mente (Palma, 2013: 27).
En este punto, resulta relevante com-
prender que la realidad científica y la realidad
en los medios no son el mismo asunto. Muchos
descubrimientos científicos tienen aplicaciones
prácticas que ayudan a validarlos, pero algunos
otros muestran controversias e incertidumbres
que indican nuevas direcciones de investiga-
ción sin una aplicación práctica inmediata (De
Semir, 2000).
En este sentido, es fundamental mostrar
la importancia de divulgar las controversias
científicas de una manera seria y responsable,
planteando ante el gran público la importancia
del debate y la discusión en la génesis del cono-
cimiento, aceptando la eventual existencia de
controversias en la búsqueda de nuevos saberes,
pues gracias a estas se posibilitan nuevas inves-
tigaciones y la aparición de nuevos modelos y
teorías científicas.
En conclusión, la comunicación de no-
ticias científicas a través de los medios de co-
municación no es una tarea fácil. Sin embargo,
periodistas e investigadores(as) se están dando
68 Andrés Castillo Vargas, Tatiana Blanco Álvarez, Esteban Montenegro Montenegro y Carlos Mata Marín
Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 149: 59-70 / 2015 (III). (ISSN: 0482-5276)
cuenta que sus profesiones se encuentran cada
vez más entrelazadas, por lo cual están explo-
rando nuevas formas de trabajo en conjunto,
en donde la vinculación entre el mundo de la
ciencia y los medios de comunicación sea el
primer paso en el difícil proceso de transformar
el discurso científico en conocimiento público.
REFLEXIONES FINALES
Como se ha mencionado en acápites
anteriores, la relación entre la academia y los
medios, es fundamental en el fortalecimiento
de la investigación científica, no solo porque
contribuye a su reconocimiento, sino también
por que promueve la cultura científico-tecno-
lógica de la ciudadanía.
Considerando esta premisa, hay que re-
conocer que las universidades están llamadas a
ser protagonistas del diálogo con el público; al
constituirse en una pieza indispensable para la
formación de ciudadanos activos y eficaces fren-
te a los avances científicos y tecnológicos.
Reflexionando en torno a esta idea,
Chiappe y Fazio consideran que las actividades
para la promoción de la cultura científica han
aumentado en los últimos años; sin embargo:
“muchas de estas actividades se concentran
en la promoción de la cultura vinculada a las
ciencias exactas y naturales y a aplicaciones
tecnológicas, pero son muy pocas las que se
desarrollan en torno a las ciencias sociales y las
humanidades” (2011: 358).
Esta situación podría originar una vi-
sión fragmentada de la ciencia, pues incurre
en el error de asociar lo “científico” de forma
exclusiva a las ciencias duras o exactas, lo cual
debe llevar a las instituciones académicas a
identificar nuevas estrategias de comunicación
para acercar a las ciencias sociales y las huma-
nidades al público, evitando así su exclusión en
la formación de la cultura científica ciudadana.
Desde este posicionamiento epistemo-
lógico, la producción académica permanente
en todas las áreas del conocimiento científico
permite alcanzar niveles de excelencia en la
formación de profesionales, los cuales a su vez,
pueden desempeñarse como eventuales difu-
sores y agentes de cambio para la sociedad en
general (Universidad de Costa Rica, 2013).
La Universidad de Costa Rica (ucr) es jus-
tamente una universidad pública que toma en
consideración las premisas esbozadas con an-
terioridad. Fue creada el 26 de agosto de 1940
y es la institución de educación superior pú-
blica más antigua de Costa Rica, su población
estudiantil asciende a los 35 000 estudiantes y
posee más de cincuenta unidades de investiga-
ción; esto conlleva a que produzca aproxima-
damente el 80% de las publicaciones indexadas
internacionalmente del país y cerca del 25% de
América Central (Parral y Vindas, 2009).
Para la uc r, las actividades de investi-
gación constituyen una de sus tareas básicas,
junto con la docencia y la acción social. Es de
esta manera, que en la mayoría de escuelas
o facultades funcionan programas de
investigación de significativa productividad,
además de existir diversos centros e institutos
de investigación, los cuales son un ejemplo de
cómola comunicación y la investigación acadé-
mica dentro de la ucr, se encuentran al servicio
una de la otra desde la génesis misma de la
actividad científica, siendo procesos que han
evolucionado de manera conjunta.
El reconocimiento de la función cientí-
fica y social de las universidades, ha procurado
ampliar el espectro comunicativo de la ciencia,
destacando no solo la importancia de la difu-
sión como mecanismo de reconocimiento y
validación, sino también la necesidad de efec-
tuar procesos de divulgación como una forma
de popularizar y acercar la ciencia a la sociedad.
Comunicar la ciencia es un proceso
complejo, en el cual no siempre los actores
involucrados persiguen el mismo fin. Es por
esta razón, que resulta de vital importan-
cia entablar procesos de mediación entre el
personal investigador y los periodistas para
que en conjunto puedan desarrollar efica-
ces procesos de comunicación. No obstante,
antes de efectuar tan insigne labor, es fun-
damental acercarse a la percepción que los
científicos-investigadores(as) poseen de los
periodistas con los cuales suelen tratar, y
acercarse a sus actitudes y prácticas respecto
a dicha relación, tarea que en sí misma im-
plica diversos derroteros.
69
Diálogos, ecos y recovecos: la comunicación científica en el ámbito académico
Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Ric a, 149: 59-70 / 2015 (III). (ISSN: 0482-5276)
Mejorar las relaciones entre investi-
gadores(as) y periodistas es indiscutiblemente
una manera de mejorar la confianza y derri-
bar los muros del desconocimiento en torno a
ambas profesiones, el fortalecimiento de esta
relación favorecería el establecimiento de nor-
tes claros en lo que compete a la rendición de
cuentas a la sociedad, por parte de aquellos pro-
fesionales a los cuales se les encomienda crear y
comunicar el conocimiento.
Es importante que quienes investigan no
piensen en su tarea como “un cántaro que cho-
rrea” conocimiento, muy al contrario, deben
pensarse a sí mismos como un eslabón más en
la cadena de producción científica, que no exis-
tiría ni tendría razón de ser sin la participación
de los diferentes públicos que reciben y retroa-
limentan su quehacer. Comprendiendo a su vez
que para lograr esta tarea, deben hacer uso de
todos los recursos a su disposición, siendo el
personal periodístico un aliado primordial en
esta labor, por el gran aporte que realizan en la
divulgación del conocimiento.
Finalmente, es fundamental el desarrollo
de estrategias de gestión de la comunicación
que respondan realmente a las necesidades del
público al cual van dirigidas. En este sentido,
la capacitación en dicho tema, es el primer
paso ineludible y primordial para construir
relaciones efectivas entre investigadores(as), pe-
riodistas y públicos. En la medida en que cada
actor conozca las necesidades, competencias,
límites, habilidades y fortalezas que poseen, se
podrá construir un diálogo sincero, en el cual
no existan ecos ni recovecos que entorpezcan el
proceso de comunicar la ciencia.
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Fecha de ingreso: 15/09/ 2014
Fecha de aprobación: 20/01/2015