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Los inmigrantes extranjeros en las ciudades gallegas y sus centros
asociativos
Julio Hernández Borge
Departamento de Geografía. Universidad de Santiago de Compostela
julio.hernandez.borge@usc.es
Aunque no se haya registrado en Galicia en las últimas décadas el extraordinario
crecimiento de la inmigración exterior que ha sobrevenido en gran parte de España,
desde principios del siglo XXI también se ha producido en esta comunidad autónoma un
incremento del número de extranjeros asentados en ella, que ha tenido notables
repercusiones demográficas, tanto en la evolución del número de habitantes, como en
aspectos de la estructura de la población, en especial en aquellas áreas en que la
concentración de foráneos es mayor como es el caso de las principales ciudades gallegas
situadas a lo largo del eje atlántico y sus entornos, contribuyendo a acentuar los
contrastes demográficos en la distribución espacial de la población en el territorio
galaico.
En la presente comunicación analizaremos algunos aspectos de esta incidencia
demográfica de la inmigración extranjera en Galicia y, particularmente, en sus principales
ciudades y nos detendremos, como muestra de la visibilidad de esta población,
especialmente de la procedente de países poco desarrollados económicamente, en los
centros y asociaciones que han creado y que constituyen verdaderos nexos
transnacionales entre sus países de origen y la sociedad gallega.
1. La población extranjera residente en Galicia: evolución y características
A 1 de enero del año 2000 estaban empadronados en Galicia poco más de 25.000
extranjeros (25.602), cifra que sólo representaba el 2,77% de los más de 900.000
residentes en España en la misma fecha. Nueve años después, en 2009, esta cifra se
había cuadruplicado (106.637), pero, en cambio, sólo constituía el 1,89% de los
extranjeros empadronados en España (5.648.671), lo que muestra claramente que, si bien
el crecimiento registrado en Galicia en los primeros años del siglo XXI ha sido
importante, ha quedado muy lejos no ya del de las principales regiones inmigratorias
españolas, sino de la media nacional, que en conjunto ha sextuplicado su número,
constituyendo los extranjeros el 12,08% de la población total residente en España, todo
lo cual es un buen reflejo de los escasos atractivos laborales que presenta esta comunidad
autónoma frente a otras regiones en las que la existencia de una agricultura intensiva, de
una demanda en la industria de la construcción (uno de los sectores que más ha acusado
la crisis económica actual) o en determinados servicios atraen grandes contingentes de
africanos, latinoamericanos, europeos del Este o, incluso, de procedencias más lejanas.
Aunque los afiliados a la Seguridad Social son sólo una parte del total de los
extranjeros que trabajan (lo que denota en buena medida su alta participación en la
economía sumergida), la distribución sectorial de los que lo están y que encontramos en
el Anuario Estadístico de Inmigración (Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2008) es un
buen reflejo de las actividades en que tiene una mayor representación esta mano de obra
foránea: hostelería, construcción, servicios (el servicio doméstico es una de las
profesiones menos declaradas, lo que afecta fundamentalmente a la población femenina),
así como determinadas industrias y actividades comerciales. Estas son también, grosso
modo, las actividades más desempeñadas por los extranjeros según la Encuesta nacional
de inmigrantes 2007 del I.N.E.
La llegada de inmigrantes exteriores a Galicia en los últimos años ha contribuido
a enjugar el déficit del crecimiento vegetativo que, desde mediados de los años ochenta
del siglo XX, viene padeciendo esta comunidad autónoma, permitiendo que su población
total siga aumentando, aunque lo haga en una proporción bastante baja (es una de las
regiones españolas con crecimiento real más débil). En los nueve años que median entre
2000 y 2009, pese a ser mucho más numerosas las defunciones que los nacimientos (en
75.850 personas, un 2,78% de los residentes en 2000), la población empadronada
aumentó en 64.189 habitantes (un 2,35% más), por lo que cabe afirmar que el aporte
inmigratorio constituye uno de los rasgos que caracterizan la evolución demográfica de
la Galicia actual (en el mismo período de tiempo los extranjeros crecieron en 81.035
personas), además de incidir en otros aspectos poblacionales como el movimiento natural
o la estructura por edades, especialmente en aquellas áreas en que la concentración de
extranjeros es mayor (Hernández, 2007)
El asentamiento de inmigrantes en esta comunidad autónoma presenta fuertes
desequilibrios espaciales, que ya se aprecian a nivel provincial entre Pontevedra (37,03%
de los residentes en Galicia en 2009) y A Coruña (35,63%) que han recibido casi las tres
cuartas partes del total (72,66%) y las provincias de la Galicia oriental, que presentan
valores muy bajos (12,75% en el caso de Lugo y 14,59% en el de Ourense), de modo
que sus cifras absolutas de habitantes presentan una clara tendencia regresiva, pues en
ellas además de ser más fuerte el crecimiento vegetativo de signo negativo, no puede ser
compensado por la llegada de foráneos.
En lo relativo a los países de procedencia de los inmigrantes radicados en Galicia
encontramos algunas particularidades con respecto al conjunto de España (Cuadro I).
Cerca de las dos quintas partes del total son europeos, si bien hay que precisar que la
mitad de ellos proceden de Portugal, país con el que, dada la proximidad geográfica, ha
habido a lo largo de la historia importantes intercambios de población en los dos sentidos
de la frontera (Fernández, 2007, González, 2007 y 2009, Leira, 2008), destacando
mayoritariamente las provincias meridionales, limítrofes con el vecino país (Hernández,
1993). Pero los continentes de procedencia que más han crecido en los últimos años son
África y América; es especialmente intensa la proporción de los llegados del Nuevo
Mundo, de modo que representan prácticamente la mitad de los extranjeros
empadronados en Galicia en la actualidad, destacando países hacia los que en el pasado
marcharon muchas decenas de miles de gallegos (caso de Brasil, Argentina, Uruguay o
Venezuela) y de los que ahora llegan descendientes de antiguos emigrantes que ya no
conservan la nacionalidad española; a ellos se unen los procedentes de otros países
hispanoamericanos como Colombia, República Dominicana, Perú o Ecuador, que
participan de las características generales de la corriente llegada a España con una fuerte
componente femenina.
Cuadro I: Distribución por continentes de los extranjeros empadronados en Galicia
2009 A Coruña Lugo Ourense Pontevedra Galicia
Europa 44,82% 32,58% 31,18% 36,41% 38,75%
África 13,31% 6,16% 9,48% 13,84% 9,76%
América 37,91% 58,68% 55,28% 45,01% 48,22%
Asia 3,85% 2,47% 3,87% 4,54% 3,17%
Oceanía 0,11% 0,12% 0,18% 0,19% 0,11%
Fuente: I.N.E. y elaboración personal
Bastante moderada es la presencia de africanos (cerca de la décima parte del
total), colectivo con un marcado carácter masculino, que trabajan en la construcción y en
algunas actividades del sector terciario, y muy escasa es la presencia de asiáticos
(superan en poco el 3%) o, sobre todo, de los procedentes de Oceanía (0,19%).
Los extranjeros empadronados en Galicia están constituidos mayoritariamente
por población adulta de las edades laboralmente más activas, por lo que algo más de la
mitad tiene una edad comprendida entre 20 y 40 años, siendo poco numerosos los
jóvenes (no llegan a la quinta parte los menores de 20 años) y, sobre todo, los viejos
(poco más del 4%).
Por esta estructura demográfica es sobre la natalidad/fecundidad y sobre la
nupcialidad de esta comunidad autónoma donde es mayor la influencia de esta población
(Cuadro II). La proporción de personas foráneas que contraen matrimonio en Galicia,
bien entre sí o con españoles, presenta una tendencia creciente, lo que contribuye a
incrementar las tasas gallegas de nupcialidad e, indirectamente, el número de
nacimientos.
Cuadro II: Diferencias en la nupcialidad y en la natalidad/fecundidad entre las
poblaciones extranjera y española residentes en Galicia
2000-01 2007
% cónyuges extranjeros Varones 1,61 4,54
Mujeres 2,70 8,72
Índice sintético de
fecundidad
Total 0,99 1,14
De madre española 0,98 1,12
De madre extranjera 1,05 1,58
Tasa de natalidad (‰) Total 7,09 7,83
De madre española 6,97 7,54
De madre extranjera 17,11 16,62
Fuente: I.N.E. y elaboración personal.
Es, precisamente, en la natalidad/fecundidad donde la incidencia es más elevada,
contribuyendo a que en Galicia sean un poco menos bajas las tasas de natalidad y
fecundidad de los últimos años, dado que los comportamientos reproductivos de las
mujeres extranjeras (no incluimos aquí a las que llegan del continente europeo) son más
elevados que los de las nacionales, aunque sean menores que los existentes en sus países
de origen, tanto porque con el desplazamiento se produce un cambio de mentalidad,
como por el hecho de que muchas mujeres extranjeras proceden de medios urbanos de
Estados del Tercer Mundo donde la fecundidad es más baja que la media del conjunto de
sus países respectivos y, sobre todo, porque su vida cotidiana (trabajo precario, vivienda
deficiente, inestabilidad en su situación residencial, dificultades para compatibilizar
trabajo y familia) no propicia la formación de familias más o menos numerosas (Valero,
2006: 94). Por otra parte, al tratarse el fenómeno inmigratorio de algo reciente, no ha
transcurrido el tiempo necesario para que se hayan asimilado a las características de la
población autóctona.
2. Una localización de los extranjeros preferentemente urbana
Son las más importantes ciudades de Galicia y sus periferias las áreas principales
de asentamiento de los inmigrantes extranjeros, ya que en ellas es donde existe la oferta
laboral en las actividades que van a desempeñar. Por ello a 1 de enero de 2009 eran sólo
20 los municipios que contaban con más de 1.000 extranjeros empadronados, destacando
las siete principales ciudades de la región (las cuatro capitales provinciales, Ferrol,
Santiago de Compostela y Vigo, que ocupa un primer lugar muy destacado con 17.108,
seguida por A Coruña con 12.037) y algunos términos de sus áreas periurbanas (fig. 1).
Sólo siete ayuntamientos (Verín, Vilagarcía de Arousa, O Barco de Valdeorras, Lalín,
Viveiro, Burela y Ribeira) quedan fuera de estas áreas, pero todos ellos cuentan con
núcleos urbanos que son destacadas cabeceras comarcales y, en el caso de los dos
orensanos, la proximidad a Portugal influye en la existencia de colonias de naturales del
vecino país (Verín es municipio fronterizo y en O Barco de Valdeorras se asienta una
comunidad de extranjeros que trabajan en la explotación de yacimientos de pizarra de la
comarca, en la que también hay una fuerte presencia portuguesa). En total en estos
veinte ayuntamientos reside más del 60% del total de extranjeros de Galicia.
La incidencia de la inmigración extranjera en la evolución demográfica de la
población urbana es clara si tenemos en cuenta que entre el año 2000 y el 2009 la
población empadronada en las siete principales ciudades sólo creció en 18.202 personas
(un 1,86%), en tanto que los extranjeros aumentaron en 39.204 (un 384,84%). La
llegada de inmigrantes del exterior está contribuyendo a atenuar los efectos del
movimiento centrífugo de la población residente en las ciudades hacia sus áreas
periféricas que está en plena expansión en Galicia (Hernández 2009).
1 2 3
Fig. 1.- Municipios con más de 1.000 extranjeros empadronados a 1 de enero
de 2009. 1, de 1.001 a 5.000; 2, de 5.001 a 10.000; 3, más de 10.000.
0 30 Km.
El análisis de las estadísticas de las variaciones residenciales de los municipios
gallegos con el extranjero, que ofrece el Instituto Galego de Estatística (I.G.E.), permite
cuantificar también esta incidencia inmigratoria en las áreas urbanas. Bien es verdad que
la información que proporciona este organismo no diferencia entre las personas de
nacionalidad española y los extranjeros, una cuestión de sumo interés, pues en Galicia los
emigrantes retornados han sido bastante numerosos en las últimas décadas, si bien en la
actualidad representan unas cifras cada vez más débiles (de valores generalmente
superiores al 90% hasta 1996 se ha bajado al 53,14% en 2000 y al 18,44% en 2008),
aparte de ser muy diferentes las motivaciones del desplazamiento entre los españoles y
los extranjeros (Hernández, 2003).
Utilizando esta fuente de información apreciamos que en el período 2000-2008
más de las dos quintas partes de los inmigrantes llegados del extranjero a Galicia
(41,42%) se asentaron en los siete principales municipios urbanos. Esta proporción
alcanzaría más o menos el 60% si les añadiésemos las cifras de los términos de sus
periferias, especialmente en los casos de las áreas periurbanas de A Coruña y Santiago de
Compostela, pues en la de Vigo, que ocupa el primer lugar destacado entre todos los
ayuntamientos gallegos, al ser más extensa su área de influencia quedan menos
concentrados espacialmente.
El origen de los extranjeros empadronados en Galicia en 2009 muestra algunas
diferencias según las principales ciudades. Los europeos ocupan en todas unas
proporciones relativamente importantes, con un máximo del 37,86% en Ourense, donde
la incidencia de los portugueses se hace sentir con claridad. Pero el grupo más numeroso
es el de los procedentes de América (mayoritariamente de América Latina) con valores
comprendidos entre el 50 y el 60% del total, destacando los brasileños, los colombianos
y los rioplatenses (argentinos y uruguayos). Junto a ellos hay colectividades que merecen
ser destacadas en algunas ciudades (peruanos en A Coruña, dominicanos en Lugo,
ecuatorianos en Pontevedra, colombianos en Lugo, Ourense y Pontevedra, argentinos y
uruguayos en Vigo).
En cuanto a los africanos, que dan proporciones más modestas especialmente en
la Galicia oriental, destacan los senegaleses en A Coruña y los marroquíes en Ferrol,
Lugo y Pontevedra. De todas formas, con relación a este último colectivo, conviene
resaltar su asentamiento en centros urbanos secundarios (Xinzo de Limia) o en la
periferia de ciudades de la Galicia occidental (Arteixo junto a A Coruña, Marín al lado de
Pontevedra y, sobre todo, Vilaboa, ayuntamiento situado entre Pontevedra y Vigo,
donde representan el 70,87% de los extranjeros).
La última colectividad, de proporciones débiles en Galicia, corresponde a los
asiáticos que en este caso se encuentran establecidos casi exclusivamente en las
principales ciudades de la región.
3. Los centros y asociaciones de inmigrantes
La presencia de los extranjeros en las principales áreas urbanas gallegas se hace
sentir no sólo por su visibilidad (color de piel o rasgos antropométricos diferentes a los
de la población de origen español), sino también por sus negocios: locutorios, casas de
envío de dinero, tiendas de venta de productos de sus países de origen, comercios,
restaurantes… (foto 1), especialmente en aquellos barrios donde reside un mayor
número, y, también, a través de sus centros y asociaciones en los que se reúnen y
desarrollan actividades, muchas de ellas puestas en práctica en parques o áreas
deportivas municipales.
Foto 1.- Carnicería “halal” en Vigo.
La creación de centros asociativos por parte de las comunidades inmigrantes es
un rasgo que acompaña en general a estos movimientos demográficos con independencia
de la época histórica y del contexto geográfico-político. No hay más que recordar, por
ejemplo, las numerosísimas sociedades que, en el caso español (tanto a nivel general del
Estado, como de carácter regional, comarcal, municipal o microterritorial), nacieron a lo
largo del continente americano en la época de la gran emigración transoceánica de finales
del siglo XIX y primeras décadas del XX. Particularmente abundantes fueron los centros
de origen gallego, algo relacionado en buena medida, aunque no sólo, con el alto
volumen de emigrantes procedentes de esta región que se asentaron en el Nuevo Mundo
(en general en los países de Hispanoamérica a los españoles se les denomina gallegos).
Numerosos son también los centros gallegos –y los españoles- surgidos en distintos
países europeos al compás del gran éxodo desencadenado a partir de comienzos de los
años sesenta (con la excepción del de Lisboa creado en 1907) o en diversas regiones
españolas. Todavía hoy existen unos doscientos centros gallegos repartidos por el mundo
(Sixirei, Campos y Fernández, 2001).
Los centros y asociaciones que crean los inmigrantes en nuestros días en Galicia
nacen por la necesidad que tienen los extranjeros “de reunirse, dialogar, intercambiar
afectos, inquietudes y experiencias” (Morell, 2005: 113), necesidad que se acentúa en
aquellos casos en los que el contraste con respecto a la sociedad de origen es mayor,
sobre todo en los primeros momentos de estancia, en que el desconocimiento del país de
recepción es más grande y son más numerosos los problemas que pueden presentárseles
(conseguir documentos, vivienda, trabajo, etc.). Por ello constituyen nexos
transnacionales entre sus países de origen y la sociedad de recepción. El asociacionismo
étnico facilita la relación de los originarios de un determinado país entre sí, pero también
con las poblaciones e instituciones de las ciudades en que están asentados. Son, pues,
lugares para la sociabilidad tanto formal (de acuerdo con los estatutos y reglamentos que
tengan establecidos), como informal (las reuniones de los que acuden), algo que viene
facilitado por la existencia de un lugar estable “para que estas reuniones se lleven a cabo”
(Garabedian, 2009 64).
En los centros españoles creados en los siglos XIX y XX en el continente
americano, además del papel de asociacionismo étnico con difusión de la cultura y
tradiciones de los lugares de origen (en determinados momentos también con fines
políticos) fue muy importante la existencia de actividades asistenciales, tanto de ayuda
económica, como desde el punto de vista de los servicios sanitarios o de la instrucción.
Estos últimos rasgos los diferencian, por ejemplo, de los nacidos en los años sesenta y
setenta del siglo XX en los países europeos, dado que el carácter asistencial ya venía
cubierto por los servicios de los Estados de bienestar y, por ello, predominó el carácter
cultural, lúdico y recreativo de las sociedades (Hernández, 2002). Por estos motivos los
centros de extranjeros existentes en Galicia en la actualidad se parecen más a estos
últimos que a los creados en América a finales del siglo XIX o en las primeras décadas
del XX.
Para conocer los centros y asociaciones de inmigrantes existentes en Galicia
hemos consultado el Listado que la Secretaría Xeral de Emigración de la Xunta de
Galicia tiene en su página web: http://www.galiciaaberta.com/gl/centros_asociacions. En
este listado aparecen las organizaciones de este tipo, tanto de gallegos en el exterior
como de inmigrantes en Galicia. Dentro de estas últimas hemos tenido que hacer un
depurado para diferenciar entre lo que podríamos denominar organizaciones no
gubernamentales dedicadas a la ayuda y asistencia a inmigrantes o las agrupaciones de
emigrantes retornados, de los que son, en un sentido más estricto, centros y asociaciones
de inmigrantes. Para solventar aquellos casos dudosos se recurrió al examen de la página
web de los que la tienen, a la encuesta (postal o por correo electrónico) y a la consulta
de otros directorios de asociaciones de inmigrantes como el de La Caixa (2006). Para
nuestro análisis nos hemos centrado en aquellas asociaciones de originarios de países no
europeos, preferentemente en los que especifican el origen nacional en su denominación.
Es posible que algunos centros tenidos en cuenta ya no existan o hayan cambiado de
dirección por las dificultades que lleva consigo mantener al día un directorio de este tipo,
lo que explica que algunas encuestas nos hayan sido devueltas por desconocimiento del
destinatario en la dirección indicada.
Los 41 centros que tomamos en consideración tienen una fecha de creación
reciente (primera década del siglo XXI en la mayor parte de los casos) y se localizan en
las principales ciudades (Vigo es la que tiene un mayor número: 12, asentándose buena
parte de ellas en los barrios del Calvario o sus cercanías y Teis) o en sus periferias (A
Coruña ocupa el segundo lugar con 5 centros, pero a ellos habría que sumar los 3 de
Arteixo y el de Culleredo, municipios limítrofes con la capital herculina) y, en algunos
casos, en centros urbanos secundarios (foto 2).
Foto 2.- Asociación “Amigos del Uruguay” en Vigo.
Pontevedra (con 19) y A Coruña (con 13) son las dos provincias que poseen un
mayor número de asociaciones, contrastando con las 7 de Ourense y las 2 de Lugo, es
decir, hay un claro paralelismo con el número de inmigrantes extranjeros empadronados
en cada provincia, siendo los países iberoamericanos los que tienen un mayor número,
especialmente Argentina y Uruguay (Cuadro III). Destaca por su concentración, como
señalamos antes, la ciudad de Vigo en la que están representados la mayoría de estos
países.
Los centros africanos son poco numerosos, pero en el caso de los magrebíes
(especialmente los de Marruecos) están ubicados en los municipios que citábamos más
arriba en los que los originarios de estos países representan altos porcentajes dentro de la
comunidad extranjera empadronada en ellos (en Arteixo constituyen el 23,43%, en Xinzo
de Limia el 31,46% y, sobre todo, en Vilaboa el 70,87%, estando asociada a su presencia
la existencia de alguna mezquita). Del resto de África hay un centro senegalés en Vigo
(pese a que son más numerosos en A Coruña), otro de Ghana en Marín y, por último,
uno caboverdiano en Burela, municipio de la costa lucense donde existe desde hace ya
unas décadas una importante colonia de oriundos de este archipiélago africano
trabajando en gran parte en la actividad pesquera, en la que también están presentes los
peruanos. Por último hay que destacar que no hay asociaciones específicas de asiáticos,
como sería el caso de los chinos tan presentes en las ciudades a través de sus
restaurantes y bazares, lo que es bastante general en España (Aparicio y Tornos, 2005:
123).
Cuadro III: Distribución provincial de los centros de inmigrantes
Origen principal asociados A Coruña Lugo Ourense Pontevedra
América Latina 4 0 3 2
Argentina 2 0 1 2
Brasil 0 0 0 1
Colombia 0 0 0 2
Cuba 0 0 0 1
Paraguay 0 0 0 1
Perú 0 0 0 1
Rep. Dominicana 1 0 0 0
Uruguay 2 0 0 2
Venezuela 1 0 1 3
Magreb 3 1 1 1
Senegal 0 0 0 1
Ghana 0 0 0 1
Cabo Verde 0 1 0 0
Variado 0 0 1 1
Fuente: Secretaría Xeral de Emigración (Xunta de Galicia) y elaboración personal1.
La finalidad principal de estos centros, aparte de servir de lugar de información,
encuentro y reunión de los asociados, es facilitar la integración de los extranjeros en la
sociedad gallega. Muchos también prestan ayuda y asesoramiento en el tema de
regularización de la situación de las personas o ayudan a buscar trabajo. Pero además de
contribuir a preservar su identidad cultural realizan, sobre todo aquellos mejor
implantados en cuanto a instalaciones, variadas actividades recreativas, culturales y
deportivas que llevan a cabo en muchos casos con ayuda de entidades municipales o
1 Todos los Centros de este cuadro proceden de esta fuente, a excepción de la “Asociación de Peruanos
en Galicia”, que no figura en su relación, pero de cuya existencia tenemos constancia porque contestó a
la encuesta que les fue enviada por correo electrónico. Agradecemos a través de esta nota la colaboración
de los Centros para la realización del presente trabajo.
provinciales y también con participación de ciudadanos de nacionalidad española. Los
más precarios son aquellos centros que carecen propiamente de local y tienen que
recurrir a locales sociales municipales o a una parroquia (como ocurre con “Abrente”,
Asociación comunidad de inmigrantes Puente Pasaje de A Coruña, formada
mayoritariamente por dominicanos). En estos casos más precarios no se paga ningún tipo
de cuota.
En general los centros asocian en su denominación el origen nacional de sus
miembros con el de la localidad en que se insertan y en aquellos más importantes, como
ocurre en otras partes de España, incorporan “códigos del territorio donde habitan”
(Moraes, 2009: 313), como puede ser el uso del gallego para difundir sus actividades.
Conclusiones
La cifra de extranjeros empadronados en Galicia a 1 de enero de 2009 supera,
como hemos señalado más arriba, las 100.000 personas, lo que significa, con respecto a
años anteriores, una continuación en la tendencia de crecimiento, si bien se aprecia una
desaceleración con relación al incremento de 2008. Aunque no se pueda saber con
certeza lo que ocurrirá en un futuro próximo, parece bastante probable que habrá un
estancamiento en la cifra global o, más bien, una disminución, como consecuencia de la
crisis económica actual y del aumento del paro, que afecta directamente a este colectivo.
Pero quizás esta contracción no sea tan fuerte en Galicia como la que registren otras
regiones españolas en las que su número y su proporción son más elevados y donde
algunos sectores altamente demandantes de mano de obra en los años pasados hoy sufren
una fuerte recesión. Por otra parte no podemos olvidar que esta comunidad autónoma es
una de las que presentan una estructura por edades de la población más envejecida, en
tanto que, por el contrario, los extranjeros están formados mayoritariamente por
población en edad laboral, que desempeña ocupaciones en las que a veces resultaría
difícil su sustitución por autóctonos. Además de todo ello, por su proporción
relativamente baja, los extranjeros no son un colectivo que genere un rechazo
generalizado de la sociedad gallega, aunque puedan surgir en ocasiones
comportamientos discriminatorios, y todo ello puede favorecer la llegada de parientes de
los que están asentados y no piensan retornar, aumentando los procesos de reagrupación
familiar, lo que puede compensar tanto el descenso de los llegados sin vínculos de
parentesco como la marcha de algunos residentes.
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