El presente informe presenta un panorama sobre la presencia del As en las aguas subterráneas que son utilizadas como fuentes de agua para consumo humano a nivel mundial, con más detalle en América Latina y Argentina. La zona más afectada por el As en Argentina es la llanura Chaco-pampeana, en el centro del país, que cubre una superficie de alrededor de 10 millones de km2, y es una de las regiones más densamente pobladas del país. Las provincias más afectadas son Córdoba, Santiago del Estero, Chaco, Salta, Tucumán, Santa Fe y La Pampa, siendo las tres primeras las provincias con las más altas concentraciones de As. Se pone énfasis en la importancia sanitaria de la presencia de As en el agua de consumo humano a través de la descripción de los efectos sobre la salud humana.
En el informe se describen, además, las patologías derivadas del consumo de As en forma crónica, el metabolismo del As en el cuerpo humano y los efectos de las distintas formas en las que se presenta. La exposición crónica al As ha sido asociada con una variedad de problemas de la salud, conocidos en Argentina como HACRE (hidroarsenicismo crónico regional endémico) incluyendo varios tipos de cáncer (piel, pulmón, vejiga, hígado, riñón y próstata), enfermedades o efectos neurológicos, gastrointestinales, hematológicos, patologías perinatales y otras manifestaciones clínicas, inmunológicas, efectos vasculares, incluyendo infarto de miocardio, hipertensión, diabetes, aborto, bajo peso al nacer, hiperqueratosis e hiperpigmentación. El engrosamiento palmoplantar, la hiperqueratosis, el aumento de la pigmentación de la piel y el desarrollo de cáncer de piel, pulmón y vejiga son los problemas de salud más frecuentemente reportados. El As inorgánico presenta un efecto inhibitorio sobre la hematopoyesis, produciendo anemia de tipo hipoplástico. También se lo asocia con neurotoxicidad, debido a que produce una disminución en la velocidad de conducción nerviosa periférica.
Se señala, además, que la asignación de riesgo debido a la toxicidad del As resulta aún más complicada cuando se considera que existen varios compuestos capaces de modular su toxicidad por exposición crónica. Entre los compuestos que pueden aumentar o suprimir la genotoxicidad y carcinogenicidad del As en el tejido vivo, se encuentran los contaminantes en el agua de bebida, como el antimonio y los que se incorporan con la dieta, como el selenio y el cinc.
En relación con la normativa existente y los valores guías recomendados, se presenta un resumen de los estudios en los que se han basado los organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Ambiental de EE.UU. (USEPA) para fijar un límite máximo admisible de 10 μg/L, valor que ha sido incorporado al Código Alimentario Argentino (CAA) y cuya aplicación se encuentra en suspenso. El valor guía establecido por la OMS continúa siendo provisional debido a la incertidumbre sobre los efectos en la salud y a la dificultad tanto de su remoción del agua potable como de la medición de concentraciones tan bajas. Se destaca también que existe disparidad entre los valores máximos admitidos en diversas provincias. Se realizan consideraciones acerca de las concentraciones de As en las aguas envasadas y se presenta un interesante estudio realizado por el Instituto de Tecnología Industrial (INTI) en el que se analizaron varias marcas de agua envasada disponibles en el mercado local. Las conclusiones de este estudio indican la necesidad de controlar el contenido de As en las mismas, la obligatoriedad de informar la concentración de As en la composición y la necesaria revisión del límite admisible de As en este tipo de aguas, hoy en día establecido en 200 μg/L por el CAA.
En cuanto a las metodologías analíticas para la determinación de As, se presentan los fundamentos de las técnicas disponibles y sus características: sensibilidad, precisión, forma de preparar las muestras, complejidad y costo. En el marco de la elaboración del informe, se realizó una encuesta sobre la existencia de laboratorios en el país que cuentan con equipamiento para la determinación de As a niveles de 10 μg/L. Los resultados de los laboratorios que respondieron a la encuesta indican que se utilizan técnicas lo suficientemente sensibles como para detectar niveles de As por debajo de dicho valor, y que la distribución de laboratorios a nivel de las provincias es amplia, aunque el 69% de la capacidad analítica se concentra en CABA y en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires.
Se presentan en forma general las tecnologías convencionales y emergentes para la remoción de As en aguas para consumo humano con sus respectivos campos de aplicación, ventajas y desventajas, así como casos reales exitosos de aplicación en el país tanto a nivel de poblaciones medianas y pequeñas como en escuelas y comunidades rurales. En el país, las tecnologías más aplicadas a escala real son la ósmosis inversa y los procesos de coagulación-adsorción-filtración utilizando sales de hierro o de aluminio como coagulantes. Se incluye un árbol de decisión elaborado por el INTI que permite evaluar las posibles tecnologías a utilizar en base al tamaño de la población, la calidad de la fuente de agua y los usos a los que se destinará dicha agua, incluyendo costos de inversión de cada uno de los procesos de tratamiento propuestos, aunque preliminares y a nivel orientativo.
Se ha incluido un apartado dedicado al tratamiento y disposición final de los efluentes líquidos, semilíquidos y sólidos que se generan en las dos metodologías mayoritariamente empleadas en Argentina antes mencionadas.
Al final del informe se presentan las referencias bibliográficas que han sido citadas en el texto.
Sobre la base de los resultados en las consultas de la bibliografía, la recopilación de información disponible en universidades y organismos gubernamentales, así como la experiencia de los integrantes del Grupo Ad-hoc de la RSA, se elaboraron las siguientes conclusiones y recomendaciones.
La presencia de As en el agua de bebida es, aún hoy en día, un problema serio en Argentina, dada las implicancias sobre la salud ampliamente descriptas en la literatura, que van desde lesiones en la piel hasta cánceres dérmicos y de órganos internos. Debe tenerse en cuenta que no existe tratamiento curativo para el HACRE y sus manifestaciones clínicas.
Para comenzar a afrontar el problema del As, este grupo Ad-Hoc sostiene que existen tres etapas a cumplir:
1. Información, ya que el problema es desconocido por amplios estratos de la sociedad.
2. Sensibilizar a la comunidad (sin provocar pánico).
3. Investigar y desarrollar tecnologías de tratamiento económicas.
Como ejemplo, se puede citar la experiencia recogida a través de la red CYTED IBEROARSEN (406RT0282, 2006-2009) ―Arsénico en Iberoamérica: distribución, metodologías analíticas y tecnologias de remocion de bajo costo‖, que reunió a los referentes más destacados en el tema de 17 países de la región iberoamericana, comprendiendo 48 grupos de investigación (alrededor de 200 investigadores), realizando, entre otras actividades, intercambios científicos, la publicación de cuatro libros de acceso libre, y la difusión del tema a nivel internacional.
Con respecto a las normativas, el valor provisional recomendado por la OMS y otras agencias ambientales de 10 μg/L, como valor máximo de As en agua potable, está aún en discusión en Argentina, y se establecerá una vez que se realice el estudio epidemiológico emprendido por instituciones gubernamentales (Hidroarsenicismo y Saneamiento Básico, Resolución Conjunta SPReI N° 34/2012 y SAGyP N° 50/2012), para lo cual el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda ha comenzado un proceso de licitación para la contratación de trabajos de consultoría financiado por el BID. La consultora seleccionada deberá realizar, en el término de 18 meses, una evaluación epidemiológica del impacto sanitario del consumo de aguas arsenicales en poblaciones de las regiones afectadas, con aportes de especialistas en el tema.
Se indica, además que, dado que para el efecto cáncer no existe valor umbral de As, la concentración aceptada se encontrará asociada a un nivel de riesgo, entendiéndose esta concentración como aquélla a la cual el nivel de riesgo de desarrollar cáncer está socialmente acordado sobre bases científicas, económicas, políticas y tecnológicas.
Con respecto a las normativas, este grupo Ad-Hoc estima que se debería elaborar un plan con metas a cumplir donde debe procederse por etapas fijando, por ejemplo, un plazo de cinco años para bajar el límite a 30 μg/L y 10 años para llegar a 10 μg/L, si éste fuera el valor acordado. Para ello, debe conocerse con certeza cuál es la situación a nivel país, y el costo que implicaría el cumplimiento de tales metas. Los laboratorios existentes y las metodologías disponibles garantizan la detección de concentraciones de As en agua entre 1 y 10 μg/L. Esto podría significar que la dificultad para conocer con mayor certeza la realidad podría estar más relacionada con otros factores como el diseño y la logística para realizar un estudio a nivel nacional con desagregación departamental. Entre los desafíos actuales, queda por investigar qué sucede cuando la exposición se da a concentraciones menores de 50 μg/L de As en el agua de bebida, y éste es uno de los compromisos que asume el proyecto ―Hidroarsenicismo y Saneamiento Básico, sobre todo en lo que se refiere a efectos relacionados con la exposición a As en agua en concentraciones entre 10 y 50 μg/L.
Por otra parte, dado que la CONAL está formada por representantes de todas las provincias, se considera que la misma CONAL podría encarar un relevamiento de la situación en cada una de las provincias antes de tomar una determinación sobre la aplicación de la nueva normativa. El valor guía deberá ser refrendado y aprobado por el poder legislativo de la Nación.
Además, en atención al creciente consumo de aguas embotelladas minerales, de fuente y mineralizadas para consumo humano (que hoy tienen el límite de 200 μg/L según el CAA), sería recomendable que todas ellas tuvieran el mismo límite para As que las aguas potables. También debería ser obligatorio el informe de la concentración de As en la composición de las aguas embotelladas para consumo humano. Asimismo, deberían incluirse en esta normativa los refrescos y otras bebidas de consumo humano.
Con respecto a la determinación de As en aguas, aunque los métodos y técnicas más nuevas pueden ofrecer límites de detección significativamente mejores que los tradicionales, el instrumental requerido, su costo relativo y el entrenamiento del analista, son dificultades que se presentan para su implementación en los laboratorios. Sin embargo, el acoplamiento con cromatografías y el empleo de técnicas que permiten la obtención de respuestas binarias rápidas y altamente confiables parece ser el futuro cercano en la química analítica del As. En relación con la capacidad analítica disponible en el país y sus características, como se ha dicho, se dispone de metodologías analíticas lo suficientemente sensibles como para detectar niveles de As por debajo de los 10 μg/L. De acuerdo a la distribución de laboratorios en el país, y dado que la mayoría de la capacidad analítica se concentra en CABA, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, sería necesario reforzar la capacidad analítica en el resto de las provincias.
Es urgente la selección de los métodos más apropiados para la remoción de As, pero debe destacarse que en el país existen varios ejemplos de tratamientos exitosos y grupos de investigación y desarrollo con experiencia trabajando en el tema. Para corroborar el buen funcionamiento de un método, se necesita una evaluación cuidadosa de las características de la calidad del agua, los valores de concentración de As requeridos, la factibilidad de implementación de un sistema de remoción de As ya existente y probado, y las opciones de gestión de los residuos producidos. La puesta a prueba de técnicas potenciales de mitigación es un procedimiento esencial para optimizar las variables de tratamiento y evitar la implementación de una tecnología que puede no funcionar por razones imprevistas. Deben probarse las tecnologías a nivel de laboratorio antes de su aplicación, dado que no todas las aguas son iguales y la remoción de As es muy dependiente de la matriz del agua.
Para el diseño de una planta de abatimiento de arsénico se deben tener en cuenta aspectos socioculturales, de infraestructura, económicos, operativos, legales, ambientales y, fundamentalmente, la sustentabilidad del recurso. Es fundamental ser cuidadosos con la explotación de los acuíferos y, por eso, se recomienda que los diseños de las plantas de tratamiento adopten dotaciones de agua cercanas a 5 L/hab. por día para la implementación de un sistema de tratamiento destinado solamente a consumo y preparación de alimentos. Aunque en América Latina están disponibles varias tecnologías de remoción, es urgente desarrollar tecnologías y métodos con foco particular en las operaciones rurales a pequeña escala. Para asentamientos aislados rurales y periurbanos, se pueden aplicar a escala comunitaria y doméstica los principios básicos del tratamiento de aguas, y muchas de las tecnologías convencionales pueden ser llevadas a menor escala y convenientemente aplicadas en comunidades pequeñas y hogares individuales. La realidad socioeconómica de la región geográfica nunca debe ser ignorada; éste es, sin duda, el aspecto más importante que influye sobre la elección de la estrategia de remediación de As. Debe enfatizarse que los materiales a ser empleados en la remoción deberían estar disponibles naturalmente en la región, en el mercado o ser fácilmente preparados en el laboratorio, ser de bajo costo y baja toxicidad y mostrar buen rendimiento a pH neutro.
Con relación al Plan Nacional de Agua y Saneamiento que se encuentra en elaboración y cuya meta es 100% de cobertura de agua potable para 2019 en el país, información extraída de este plan, da cuenta de los altos valores de agua no contabilizada en las redes de distribución de agua y valores de dotaciones (L/hab. por día) por arriba de las estadísticas mundiales y en constante crecimiento. El plan indica que, en muchos casos, las redes de distribución de agua han cumplido su vida útil, con fugas en el orden del 50%, por lo cual deberían implementarse programas de control de pérdidas y renovación de redes, lo cual implicaría la reducción de los caudales a tratar en las plantas de tratamiento a instalar. Además, se indica que sólo se utiliza para ingesta y preparación de alimentos menos del 1% del agua distribuida, puesto que no es necesario que el agua utilizada para baños, higiene personal, limpieza general, riego de jardines, etc. cuente con la máxima calidad. Estos conceptos conducen a este grupo de trabajo a proponer que una nueva normativa debería especificar la cantidad mínima necesaria de agua diaria que debiera alcanzar la calidad definida (que seguramente sería de unos 3-5 L/hab. por día) y a que en un futuro se analice la posibilidad implementar sistemas de distribución de agua diferenciales.
Asimismo, deberían evaluarse nuevas formas de distribución de agua, tales como la entrega de agua potable en bidones, redes de distribución paralelas (doble red) en servicios nuevos, equipos domiciliarios, etc. Este criterio permitiría no sólo que la nueva normativa y su aplicación fueran sostenibles desde los puntos de vista tecnológico y económico (ahorros significativos en los costos de inversión y de explotación de las tecnologías a implementar) sino, además, una explotación sustentable de los recursos hídricos y una generación de volúmenes de lodos con As mucho menores, con el consiguiente ahorro en su tratamiento-disposición y también en su impacto ambiental.
Dado que algunas provincias ya han adoptado nuevas formas de distribución de agua, así como la entrega de agua potable segura en bidones y la instalación de redes dobles en servicios nuevos, se recomienda que estas nuevas modalidades se regulen a través de reglamentaciones de modo de asegurar la calidad del agua entregada. Si bien el uso de equipos domiciliarios no ha sido objeto del presente documento, es un tema a tener en cuenta cuando no existe un sistema de abastecimiento de agua segura, ya que se puede optar por este tipo de dispositivos domiciliarios. Los equipos domiciliarios deberían contar con la aprobación de las autoridades pertinentes, por lo cual se recomienda elaborar un documento de acceso público sobre modos de uso de dispositivos destinados a los usuarios finales. Por su parte, la doble red solamente podría instalarse cuando la calidad del agua cruda no fuera muy baja; si contuviera hierro y/o manganeso, presentara coloración o produjera manchado de ropa y sanitarios, o tuviera alta dureza (causando problemas de incrustaciones), podría ser rechazada por los consumidores.
Con respecto a los residuos, existen muy pocos datos acerca de su disposición final en las plantas de remoción de As de nuestro país, lo cual constituye un tema pendiente. Es necesario elaborar proyectos que realicen un relevamiento del tratamiento y disposición de residuos en las plantas existentes en las distintas provincias, seguido de estudios de impacto ambiental que permitan conocer los efectos de la disposición de residuos para la elaboración de opciones de manejo seguras.
Este grupo Ad-Hoc opina que, en Argentina, debido a la gran cantidad de personas que pueden estar afectadas, las acciones a tomar con relación a la problemática del As deberán constituir una política de estado conducida por el gobierno nacional acompañado por los gobiernos regionales y locales donde el impacto del problema sea mayor. Debería proponerse la creación de un cuerpo gubernamental multidisciplinario que enfoque el problema del As desde diferentes puntos de vista, incluyendo la vigilancia epidemiológica, y fomentando y emprendiendo investigación científica y tecnológica específica con recursos suficientes. Como acción más correcta, opinamos que se debería brindar a las comunidades afectadas sistemas adecuados y sustentables para el saneamiento del agua con instalación de redes de agua potable.