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A
nsiedad
E
strés
ISSN: 1134-7937
2004, 10(2-3), 233-245
ESCRITURA EXPRESIVA, DEBER DE MEMORIA Y
AFRONTAMIENTO TRAS EL IMPACTO DEL 11–M:
UN ESTUDIO EXPERIMENTAL
Itziar Fernández*, Darío Páez** y James Pennebaker***
*Universidad Nacional de Educación a Distancia, España,
**Universidad del Páis Vasco, España, ***Universidad de Texas en Austin, EE.UU.
Resumen: La presente investigación examinó los
efectos de la escritura expresiva sobre los ataques te-
rroristas perpetrados el 11 de Marzo (11-M) de 2004
en Madrid. Mediante un estudio longitudinal (tres
medidas) se evaluó las consecuencias personales y
sociales que supone escribir sobre los sentimientos y
pensamientos tras el 11-M. En general, los partici-
pantes que escribieron sobre el 11-M –tres semanas
tras los atentados terroristas– manifestaban una me-
nor intensidad emocional, un menor compartir so-
cial, así como una mayor balanza de clima emocio-
nal percibido en comparación con el grupo control.
Los sujetos que narraron desde una perspectiva ge-
neral mostraron un nivel más alto de clima emocio-
nal (en particular, un nivel más bajo de emociones
negativas percibidas en los otros), mientras que indi-
viduos que escribieron sobre su experiencia personal
presentaban un nivel más bajo de compartir social,
de activación emocional y de rumiación –a las ocho
semanas después del 11-M–. Estos resultados cons-
tatan que la perspectiva general refuerza un clima
emocional positivo (cohesión social), mientras que
la experiencia personal ayuda a la regulación afecti-
va.
Palabras Clave: Escritura expresiva, Perspectiva
personal y colectiva, LIWC, Regulación afectiva,
Cohesión social
Abstract: This research examined the effects of the
expressive writing about the terrorist attacks of
March-Eleven 2004 in Madrid (M-11). The longitu-
dinal study evaluated the personal and social conse-
quences of the participation in writing about M-11 –
three weeks after the bombing (second time)– from a
personal or first person perspective, versus a third
person or collective perspective, and control group
writing on social life during the last semester. Par-
ticipants, which wrote about M-11 bombing three
weeks after, reported lower intensity of emotional
arousal, lower social sharing, and higher perceived
balance of emotional climate than control group.
Subjects, which narrated from a collective perspec-
tive, showed higher level of balance of emotional
climate (particularly lower level of perceived nega-
tive emotions in others) at eight weeks after M-11
(social cohesion). While, individuals that wrote
about their personal experience exhibited lower level
of social sharing, emotional intensity, and rumina-
tion at two months follow-up after terrorist attacks.
Results indicated that writing about general experi-
ence helps to reinforce a positive perception of emo-
tional climate, writing about personal experience
helped to personal affective regulation.
Keywords: Expressive writing, Personal and collec-
tive perspective, LIWC, Affective regulation, Social
ohesion
c
Title: Expressive writing about the
terrorist attacks of March-Eleven
2004 in Madrid: a longitudinal
study
Introducción
En mayor o menor medida todos hemos
sentido la necesidad de comunicar nuestros
* Dirigir la correspondencia a: Dra. Iziar Fernández Se-
dano. Universidad Nacional de Educación a Distancia,
Facultad de Psicología, Departamento de Psicología So-
cial y de las O. Juan del Rosal, N. 10, 28040 Madrid, Es-
paña.
E-mail: ifernandez@psi.uned.es
© Copyright 2004: de los Editores de
A
nsiedad
E
strés
sentimientos, pensamientos y emociones
sobre los atentados terroristas que tuvieron
lugar el 11 de marzo en Madrid (11-M). La
discusión sobre las causas, la posibilidad
de prevenirlos, las consecuencias de la ca-
tástrofe y la atribución de responsabilida-
des han centrado una parte importante del
discurso social tras dichos sucesos. El 11-
M también ha producido reacciones colec-
I. Fernández, D. Páez y J. Pennebaker
234
tivas de denuncia, conductas altruistas, así
como un conjunto de cambios sociales y
procesos psicosociales. Estudios experi-
mentales muestran que escribir sobre las
emociones sentidas en relación a hechos
traumáticos mejora la salud psico-
fisiológica a medio plazo, incluso cuando
se escribe sobre traumas que no se han vi-
vido personalmente (para una revisión véa-
se Martínez-Sánchez, Páez, Pennebaker y
Rimé, 2001; Pennebaker, 2003). Mientras
que, estudios clínicos sugieren que escribir
sobre hechos traumáticos acaecidos a per-
sonas cercanas tiene efectos terapéuticos,
entre otras cosas porque se cumple un de-
ber de memoria (Greenberg, 1995). Por
tanto, hablar con los demás y escuchar
hablar a otros es un ejercicio que se hace
imprescindible tras la vivencia de un suce-
so vital estresante, esta necesidad se va
aminorando con el paso de los días, como
tendremos ocasión de analizar en nuestro
estudio. En este sentido, en la investigación
realizada por Schuster, Stein y cols. (2001)
tras el 11–S, el 98% de la población reac-
cionó ante los sucesos hablando con al-
guien, bien para compartir sus pensamien-
tos, sentimientos o emociones, o bien para
preocuparse por el estado de salud de sus
familiares y amigos.
Se ha postulado que actividades colec-
tivas de recuerdo, en particular, institucio-
nes que recogen y dan un sentido a la expe-
riencia de las víctimas, ayudan a afrontar el
trauma. Así, se esperaba que el testimonio
en Comisiones de la Verdad, además de dar
a conocer lo ocurrido –dado que se recono-
cía y dignificaba a la víctima– ayudaría a
su recuperación. Después de transcribir,
revisar, imprimir y firmar un testimonio an-
te una Comisión de la Verdad, la sensación
es de haber finalizado un trabajo de memo-
ria positivo –aunque no se asocie a una ca-
tarsis emocional o mejoría afectiva– (Hay-
ner, 2001).
Al menos dos investigaciones han eva-
luado la eficacia del testimonio narrativo
en víctimas de violencia colectiva. En un
contexto de apoyo y neutralidad terapéuti-
ca, se busca que la persona reconstruya una
narración y testimonio sobre lo ocurrido.
Se le pide que hable de su vida antes del
hecho traumático. Luego que reconstruya
las imágenes, sensaciones y sentimientos.
Dentro de lo posible se busca otorgarle un
sentido –porqué y cómo ocurrió lo que
ocurrió–. Es importante que el recuerdo y
la narración impliquen no sólo activación
emocional, sino también una actividad
cognitiva de elaboración, de atribución de
significado y de reinterpretación. La narra-
tiva debe restaurar el sentido de control y
la dignidad de la víctima. En la técnica del
testimonio se crea una narración y se con-
cluye en unas 12–20 sesiones. Se transcribe
y corrige con el paciente. Se genera cohe-
rencia, resolviendo las contradicciones y
aclarando los puntos oscuros.
Por último, el paciente lee su narración
y si éste está de acuerdo, se firma el docu-
mento como testimonio. Una evaluación de
la técnica del testimonio encontró una me-
jora sustantiva en los síntomas de trastorno
de estrés postraumático (TEPT), aunque no
en los de duelo complicado, a los seis me-
ses de seguimiento (Agger y Jensen, 1990
en Herman, 1997). Weine, Kulenovic y
cols. (1998) aplicaron la terapia del testi-
monio a supervivientes del genocidio de
Bosnia en los años 90, que sufrían de
TEPT. Después de ayudar a las personas a
revivir y narrar sus experiencias traumáti-
cas, constituyeron archivos de historia oral
que le permitían a las personas compartir
sus historias con otras y objetivarlas en un
documento. El testimonio disminuyó los
recuerdos intrusivos en un seguimiento a
medio plazo. Los estudios sobre las carac-
terísticas de las narraciones de hechos
traumáticos y estresantes, realizados con
personas sin trastornos, en contextos de la-
boratorio, durante un periodo de 1 a 5 días
Escritura expresiva y afrontamiento tras el impacto del 11-M
235
en sesiones de 20 minutos, también aportan
elementos congruentes sobre la técnica del
testimonio. Primero, si bien a corto plazo
los sujetos están peor en síntomas afectivos
(narrar provoca revivir y agrava el estado
de ánimo) a medio y largo plazo se encuen-
tran mejor en afecto positivo y visitan me-
nos al médico –es decir, tienen mejor afec-
tividad o salud mental y aumentan en índi-
ces fisiológicos (inmunitarios p.e.)– (Pen-
nebaker, 2003).
El análisis lingüístico informatizado,
mediante el programa LIWC (Linguistic
Inquiry and Word Count), de las narracio-
nes en seis estudios experimentales mues-
tra que los sujetos que se benefician más de
confrontar narrando los hechos traumáti-
cos, son aquellos que: a) usan más palabras
cognitivas (de introspección y causales), b)
utilizan un alto número de palabras emo-
cionales positivas, c) un número moderado
de palabras negativas, y d) un cambio en
los pronombres y las auto-referencias. En
términos más generales, una narración so-
bre un trauma tiene efectos positivos en la
medida que se construye un escenario cau-
sal, que le da orden y explicación a lo ocu-
rrido. Segundo, que la narración enfatiza
los aspectos positivos, de crecimiento per-
sonal y de mejora de las relaciones con los
otros probablemente, que se asocian sino al
hecho, a las reacciones posteriores. Terce-
ro, que se aceptan y no se reprimen las
emociones negativas, aunque tampoco se
enfatizan como elemento principal –tanto
un nivel muy bajo como muy alto de pala-
bras emocionales negativas se asocia a un
peor ajuste psicológico a medio plazo–.
Cuarto, que las narraciones más beneficio-
sas son aquellas en las que la persona osci-
la entre varios puntos de vista, a veces es-
cribe en primera persona singular y otras
en tercera persona plural por ejemplo, mos-
trando un distanciamiento y cambio de
perspectiva (Pennebaker, 2003).
La confrontación de hechos traumáti-
cos, mediante la expresión tanto verbal
como escrita, tiene efectos positivos más
substanciales en personas con más dificul-
tades de verbalización emocional, en hom-
bres que en mujeres y en sujetos con pun-
tuaciones elevadas de alexitimia, es decir,
en individuos que tienen dificultades para
verbalizar sus emociones (Páez, Velasco y
González, 1999). Además, Pennebaker
(2003) ha encontrado que escribir o narrar
tanto sobre los sufrimientos y traumas co-
lectivos reales, como sobre escenarios ima-
ginarios tiene efectos tan beneficiosos co-
mo narrar sobre un trauma personal real,
probablemente estos efectos positivos ten-
gan que ver con la capacidad del manejo de
emociones negativas.
Por último, hay evidencia que confirma
que el hecho de haber elaborado una narra-
ción organizada se asocia a una mejor
adaptación a largo plazo en personas que
han sufrido experiencias de violencia trau-
mática. Así, en un estudio con veteranos de
guerra que sufrían TEPT, los que estaban
mejor adaptados tendían más a haber des-
arrollado una forma coherente de organizar
su vivencia y de darle un sentido a sus ex-
periencias traumáticas. Las estrategias
cognitivas de organización de las experien-
cias incluían haber centrado la atención en
objetivos concretos y manejables, haber
desarrollado una comprensión o significa-
do de su experiencia, la utilización de
creencias religiosas para estructurar las
percepciones de los hechos traumáticos, el
haber permanecido tranquilo y organizado
en momentos de estrés, y el haber confiado
en su juicio y decisiones referentes a como
sobrevivir (Greenberg, 1995).
Nuestro estudio busca contrastar el
efecto positivo de la escritura expresiva en
la adaptación a las reacciones de alteración
afectiva y cognitiva que el 11-M produjo
en la población general. Esperábamos que
escribir sobre lo ocurrido de forma organi-
I. Fernández, D. Páez y J. Pennebaker
236
zada durante 10-15 minutos permitiría asi-
milar mejor el impacto de este trauma co-
lectivo, como sugieren los estudios que se
basan en la escritura de traumas no viven-
ciados personalmente. Asimismo, pensá-
bamos que enfatizar el sentido de transmi-
sión de una lección moral a otra generación
provocaría un efecto de deber de memoria:
haber cumplido con la necesidad de trans-
mitir una visión ordenada y enfatizando las
lecciones normativas (solidaridad, etc.). La
tarea de escribir a partir de la experiencia
general suponemos que activará más la
identidad o auto-concepto colectivo, mien-
tras que la escritura desde la perspectiva
personal hará más saliente la identidad o
auto-concepto personal.
Estudios recientes han mostrado que ac-
tivar la perspectiva de tercera persona re-
fuerza valores colectivistas, mientras que
activar la perspectiva de la primera persona
refuerza valores individualistas (Lehman,
Chiu, y Schaller, 2004). En este sentido, es
razonable pensar que escribir sobre la ex-
periencia de la gente producirá cambios en
la percepción del bienestar colectivo, mien-
tras que escribir sobre la experiencia per-
sonal tendrá efectos sobre el bienestar per-
sonal. Es decir, esperamos un efecto de
congruencia: escribir sobre la experiencia
colectiva afectará más a la cohesión social
percibida, mientras que escribir sobre la
propia experiencia reforzará la regulación
afectiva.
Método
Muestra
La investigación se realizó sobre un total
de 670 sujetos pertenecientes a siete regio-
nes Españolas [Andalucía (20%), Barcelo-
na (8%), Castilla y León (22.5%), Galicia
(5%), Madrid (17.4%), País Vasco (23.1%)
y Valencia (4%)]. La edad de los partici-
pantes presentaba una media de 28,81 con
un rango de variabilidad que iba de los 17
a los 60 años. El 29,8% de la muestra total
eran hombres. Los encuestados eran alum-
nos o familiares y amigos de estudiantes
universitarios de Ciencias Sociales y
Humanas. Afectados directos por el atenta-
do había un 5.5% (N =77), un 70% temió
por alguien en el momento de los atentados
y un 28% conoce a alguien que resultó
afectado.
Instrumentos
Los sujetos recibieron un cuestionario
constituido por datos socio-demográficos y
cuestiones relacionadas con los atentados
terroristas (e. g. ¿Conoce alguna persona
en Madrid por la que temiese después de
conocer la noticia de los atentados? y ¿re-
sultó Ud. afectado por los atentados del 11
de marzo?).
Además, cumplimentaron –entre otras–
las siguientes escalas adaptadas a la situa-
ción: a) Cuestionario sobre la frecuencia
del compartir social de las emociones de
Rimé y cols. (1998) con preguntas sobre
“¿con qué frecuencia ha hablado en la úl-
tima semana sobre lo ocurrido el 11 de
Marzo?”. b) Escala diferencial de emocio-
nes de Izard –DES– que tiene por objeto
evaluar la intensidad de la alteración afec-
tiva o activación emocional (en Echebarría
y Páez, 1989), este instrumento valoró tan-
to emociones positivas (alegría) como ne-
gativas (disgusto). c) Escala de rumiación,
o pensamientos repetidos involuntarios so-
bre el hecho afectivo, que nos permite ex-
plorar la activación cognitiva (e.g. ¿Con
qué frecuencia le han venido involunta-
riamente imágenes, pensamientos a la
mente relacionados con lo ocurrido el 11
de Marzo? (Paéz y cols. en Echebarría y
Páez, 1989). d) Escala PANAS de Watson
(en Echebarría y Páez, 1989) para medir la
afectividad positiva y e) Escala de Clima
Emocional de Páez, Ruiz y cols. (1997),
que nos posibilita el análisis de la percep-
ción sobre la cohesión social y el clima ne-
Escritura expresiva y afrontamiento tras el impacto del 11-M
237
Con el objeto de analizar las diferencias
entre los tres grupos de escritura, respecto
a los indicadores socio-demográficos y al
grado de exposición al suceso, se realizó
un análisis de varianza (ANOVA) tomando
como variable independiente la manipula-
ción y como variables criterio los datos
demográficos y las cuestiones relacionadas
con la situación tras los atentados terroris-
tas. Los resultados constatan –tal y como se
puede observar en la Tabla 1– que los dife-
rentes grupos no difieren en sexo, edad,
conocimiento sobre los afectados, ni por el
hecho de sentirse más o menos afectados
por el 11–M. Además, cotejamos que no
existían diferencias significativas entre la
Comunidad Autónoma de pertenencia y la
asignación al grupo de escritura (F (2, 661)
= 2,68; p > .05), es decir, los tres grupos
objeto de análisis son equivalentes respecto
a las variables aquí expuestas.
gativo, así como el estudio de la balanza
emocional (e.g. el ambiente o clima social
es de esperanza, de tranquilidad para
hablar, de tristeza, etc.). Las escalas citadas
presentan aceptables índices de fiabilidad,
los cuales pueden consultarse en el artículo
de Páez, Martínez y Rimé (2004).
Procedimiento
La investigación fue longitudinal, a la se-
mana (primer tiempo), a las tres semanas
(segundo tiempo) y a los dos meses tras el
11-M (tercer tiempo). Las escalas de fre-
cuencia sobre el compartir social, el dife-
rencial de emociones y los pensamientos
rumiativos se aplicaron en las tres ocasio-
nes. La escala PANAS (dimensión positi-
va) se administró a las tres y ocho semanas,
mientras que la escala de clima emocional
se aplicó a la semana y a los dos meses.
Además, en nuestro estudio, los sujetos
fueron asignados –al azar– tres semanas
después de los atentados (segundo tiempo)
a escribir durante un sesión de 10-15 minu-
tos, ya sea sobre la vida social o universita-
ria de los últimos seis meses (grupo con-
trol, n= 165), sobre su experiencia personal
tras el 11-M (n= 264) o sobre la experien-
cia de la gente tras los atentados terroristas
perpetrados en Madrid (n= 241).
Análisis lingüístico mediante el LIWC
Con el propósito de obtener las dimensio-
nes lingüísticas de las narraciones, todos
los testimonios fueron transcritos a proce-
sador de textos y analizados mediante el
programa LIWC (ver Pennebaker, Francis
y Booth, 2001 para una completa descrip-
ción de la herramienta informática). Este
software examina archivos de texto me-
diante el conteo de palabras, para ello se
basa en un diccionario interno que contiene
más de 2.200 palabras en inglés (Penneba-
ker y King, 1999, p.1298) y más de 2.300
palabras en su versión española (Ramírez-
Esparza, Pennebaker, García y Suria, so-
metido a revisión). El LIWC está organiza-
do en 72 dimensiones lingüísticas, así se
incluyen categorías de lenguaje estándar
(e.g., artículos, preposiciones, pronombres
–tanto en primera persona del singular co-
mo del plural–, etc.), dimensiones psicoló-
gicas (e.g., procesos afectivos, cognitivos y
sociales) y otras áreas que no son objeto de
nuestro estudio.
Las instrucciones fueron las estándar de
escritura expresiva, aunque se agregó que
escribieran como si fueran a impartir una
lección moral a generaciones venideras y
que reflexionaran antes de escribir, para
que la narración fuera lo más organizada y
ordenada posible. En el Cuadro I se trans-
criben las indicaciones para los tres grupos.
Resultados y discusión
Comparación entre grupos de escritura en
variables socio-demográficas y en la expo-
sición al trauma
Tabla 1. Estadísticos socio-demográficos y variables sobre la situación en función del grupo de
escritura
Grupos de escritura
Personal
(n= 264) General
(n= 241) Control
(n= 165) F
Sexo % 72.7% 70.1% 68.8% .65 n.s.
Edad Media 29.58 28.27 28.38 1.31 n.s.
D.T. (12.64) (11.87) (12.39)
Media .04 .05 .04 .17 n.s. ¿Resultó Ud. afectado en Madrid por los
atentados del 11-M? D.T. (.20) (.21) (.19)
Media .71 .69 .68 .31 n.s. ¿Conoce alguna persona en Madrid por
la que temiese después de conocer la
noticia de los atentados el 11-M? D.T. (.46) (.46) (.47)
Media .25 .29 .27 .47 n.s. ¿Conoce alguna persona en Madrid que
haya sido afectada de alguna forma por
los atentados del 11-M? D.T. (.43) (.45) (.45)
Grupos de escritura: personal (Ud. pensó, sintió e hizo tras el 11-M), general (la gente en general
pensó, sintió...) y control (Ud. pensó, sintió e hizo sobre la vida social o universitaria de los últimos
seis meses).
Las dimensiones del LIWC están orga-
nizadas jerárquicamente, por ejemplo, to-
das las palabras relacionadas con “enfado”
estarían incluidas tanto en la subcategoría
“enojo” como en la categoría “emociones
negativas”. Cada palabra es asignada a una
dimensión específica, por ejemplo, el con-
cepto “lloraba” formaría parte de las si-
guientes cuatro categorías: tristeza, emo-
ción negativa, procesos afectivos y tiempo
pasado del verbo. Además el programa
permite al usuario definir sus propias cate-
gorías, en este sentido se incluyó una nue-
va dimensión denominada “11-M” con pa-
labras como Atocha, IFEMA, Quaeda,
Osama, etc. Esta categoría fue tenida en
cuenta tras realizar un acuerdo inter-jueces
y obtener un coeficiente Kappa de .89, lo
que representa un acuerdo significativo (z=
7.1, p<.01).
Comparación entre grupos en variables
lingüísticas
Atendiendo a las dimensiones lingüísticas
del LIWC, anteriormente expuestas, se rea-
lizó un análisis de varianza con el objeto de
contrastar las diferencias entre los distintos
grupos de escritura. Así, en la Tabla 2 el
lector puede constatar que las personas que
escribieron sobre la experiencia de la gente
–es decir, desde una perspectiva más gene-
ral o colectiva– utilizaron más el pronom-
bre nosotros, la tercera persona del plural y
las referencias a otras personas, mientras
que los que narraron sobre la experiencia
personal emplearon más el pronombre yo.
Respecto a la dimensión “procesos
afectivos” podemos observar que la catego-
ría “emociones positivas” con sus sub-
categorías “sentimientos positivos” y “op-
timismo y energía” es más saliente en el
grupo control, tal y como cabía esperar, ya
que los grupos experimentales han narrado
un suceso traumático negativo. Además, el
relato sobre el 11-M genera en los grupos
experimentales –personal y general– un
mayor número de emociones negativas
(miedo, enfado y tristeza), siendo estas
emociones básicas más numerosas en la
condición general, es decir, cuando los su-
jetos escriben sobre lo que la gente sintió
afirman que tuvieron más miedo, enfado y
Escritura expresiva y afrontamiento tras el impacto del 11-M
239
tristeza que cuando se les solicita que na- rren sobre sus sentimientos.
Tabla 2. Resultados descriptivos del análisis lingüístico de textos con el LIWC por grupos de
escritura
Personal
(n=264) General
(n=241) Control
(n=165)
Media D.T. Media D.T. Media D.T. F
DIMENSIONES LINGÜÍSTICAS ESTÁNDAR
Número de palabras 152.75 79.53 154.74 80.25 142.44 80.49 1.75
Palabras por oración 28.64 17.77 31.75 24.57 30.30 19.39 1.81
Tanto por ciento de palabras capturadas 82.02 4.48 81.15 4.67 81.73 4.73 2.91
Total de pronombres 7.83 2.75 7.25 3.18 9.16 3.64 25.19**
Primera persona singular / yo 2.73 2.00 1.07 1.67 3.76 3.00 104.22**
Primera persona del plural / nosotros .53 .82 .83 1.17 .62 1.07 7.36**
Total primera persona 3.21 2.00 1.82 1.99 4.33 3.07 79.15**
Total segunda persona .61 .93 .74 1.06 .57 1.02 2.11
Total tercera persona 3.57 2.09 4.32 2.48 4.03 2.47 8.46**
PROCESOS PSICOLÓGICOS
Procesos afectivos 6.83 3.83 7.58 3.70 5.91 3.29 14.09**
Emociones positivas 1.48 1.20 1.47 1.30 2.54 2.14 41.16**
Sentimientos positivos .26 .51 .28 .51 .75 1.07 39.89**
Optimismo y energía .59 .77 .51 .80 .75 1.00 5.79**
Emociones negativas 4.56 3.32 5.13 3.11 2.84 2.91 37.35**
Miedo 1.24 1.57 1.59 1.63 .77 1.17 20.43**
Enojo 2.00 2.14 2.18 2.18 .98 1.45 26.72**
Tristeza 1.08 1.31 1.06 1.57 .67 .86 7.94**
Procesos cognitivos 11.32 3.41 11.26 4.33 10.89 3.83 .91
Causa y efecto 2.09 1.52 2.12 2.02 1.65 1.69 5.84*
Entendimiento 2.75 1.63 3.00 2.06 2.68 1.93 2.33
Discrepancias .40 .67 .36 .82 .33 .70 .54
Inhibiciones .31 .88 .25 .56 .27 .56 .51
Tentativas 1.96 1.51 2.04 1.41 2.13 1.67 .82
Certeza .96 1.04 1.01 .98 1.04 1.29 3.19
Procesos sociales 10.76 3.78 12.13 3.82 10.06 4.11 20.60**
Comunicación 2.08 1.62 1.65 1.38 1.54 1.21 12.07**
Referencias a otras personas 4.70 2.57 5.82 2.79 5.18 2.90 13.67**
APÉNDICE
11-M .67 1.05 .60 .92 .17 .79 137.34**
Nota: En negrita se reflejan las categorías jerárquicas (Pennebaker, Francis y Booth, 2001, pp. 17-18). Todas
las medias se refieren al porcentaje total de palabras. * p<.01; ** p<.001
Este resultado guardaría relación con el
fenómeno de “falso consenso” o tendencia
a proyectar sobre los otros nuestras emo-
ciones en mayor grado de lo que en reali-
dad se producen, vale decir, yo sentí miedo
pero los otros tuvieron más miedo que yo.
En cuanto a los “procesos cognitivos”, es-
tos sólo fueron significativos para la cate-
goría “causa y efecto”. Así, el porqué y las
consecuencias se hacen más salientes en
los grupos experimentales que en el con-
trol. Por tanto, mediante las narraciones los
participantes intentar buscar las razones de
los atentados. La dimensión “procesos so-
ciales” fue significativa, siendo la media
más elevada para la condición general,
mientras que la categoría vinculada con la
“comunicación” fue más saliente para la
I. Fernández, D. Páez y J. Pennebaker
240
perspectiva personal. En general, cuando
los sujetos narraron (recordemos tres se-
manas tras los sucesos) se encontraban en
una fase de emergencia en la cual se mani-
fiesta una alta necesidad de comunicarse y
hablar sobre lo ocurrido (Fernández, Mar-
tín Beristain y Páez, 1999), tal y como se
refleja en el análisis de contenido de los
textos.
Por último, la dimensión “11-M” fue
más importante para los grupos experimen-
tales. Por tanto, los resultados del análisis
lingüístico confirman la validez de la ma-
nipulación experimental. La perspectiva
personal hizo más saliente el uso del pro-
nombre “yo” activando el auto-concepto
personal, mientras que la condición general
activó una identidad colectiva (e.g. noso-
tros, ellos, los otros). Además, las emocio-
nes negativas son más numerosas en los
testimonios sobre el 11-M referidos a la
perspectiva grupal, confirmándose el sesgo
cognitivo de “falso consenso”. Ahora bien,
en el siguiente epígrafe se analizará qué
beneficios personales y sociales supone
poner en palabras los sentimientos, pensa-
mientos y emociones que produjeron los
atentados del 11-M. Estos efectos serán
evaluados tras la exposición a la escritura
expresiva, es decir, dos meses después de
los atentados terroristas.
Comparación entre grupos en regulación
afectiva y en la percepción del clima emo-
cional: un análisis longitudinal
Se realizaron análisis múltiples de cova-
rianza, utilizando las variables dependien-
tes recogidas a la semana (primera medida)
como covariables. Además, se aplicaron
dos contrastes lineales para comprobar los
efectos de la participación en la sesión de
escritura sobre la regulación afectiva (pers-
pectiva primera persona = 3; general = 2 y
control = 1) y sobre el clima emocional
(perspectiva general = 3; personal = 2 y
control = 1). Por lo que respecta al clima
emocional percibido (véase Tabla 3), las
personas que escribieron sobre la experien-
cia de la gente en general, usando como
covariable la balanza de clima emocional
tras la primera semana de los atentados (18
de marzo), informaron de una mejor balan-
za de clima a los dos meses –tal y como se
representa en la Figura I–. En particular,
utilizando como covariable el clima emo-
cional negativo percibido en la primera
semana, las personas pertenecientes a la
condición general dieron la media más baja
de los tres grupos en clima emocional ne-
gativo a los dos meses (11 de mayo).
En cuanto al compartir social de las
emociones, la alteración afectiva y la ru-
miación, las personas que escribieron sobre
su experiencia personal informaron menos
del hecho de hablar con los otros sobre el
11-M (Personal M = 1.95, General M =
2.08 y Control M = 2.33) y tuvieron menos
pensamientos rumiativos (Personal M =
2.38, General M = 2.48 y Control M =
2.72), además ambos grupos experimenta-
les dieron la media más baja de alteración
afectiva a los dos meses (Personal M =
4.52, General M = 4.54 y Control M =
4.94). Los análisis con las comparaciones
lineales planificadas fueron significativos
tal y como se refleja en la Tabla 4.
Tabla 3. Estadísticos descriptivos de los análisis múltiples de convarianza con contrate de
linealidad para los grupos de escritura sobre el clima emocional
VV DD (trecer tiempo, 2 meses) Grupos en función del
contraste de linealidad Media D.T. F (2, 670)
Clima emocional positivo 3. General 3.29 (a) .03 1.91 n.s.
2. Personal 3.22 (a) .03
1. Control 3.22 (a) .04
Escritura expresiva y afrontamiento tras el impacto del 11-M
241
3. General 2.67 (a) .05 4.10*
2. Personal 2.84 (a) .05
Clima emocional negativo
1. Control 2.86 (a) .06
3. General .63 (a) .07 4.70**
2. Personal .37 (a) .06
Balanza del clima emocional
1. Control .37 (a) .08
Nota: Primer tiempo: una semana alrededor del 18 de marzo; Segundo tiempo: tres semanas (sesión de
escritura expresiva); Tercer tiempo: dos meses después del 11-M. Grupos en función del contraste de li-
nealidad: 3. General (la gente en general pensó, sintió e hizo tras el 11-M). 2. Personal (Ud. pensó, sintió
e hizo tras el 11-M) y 1. Control (Ud. pensó, sintió e hizo sobre la vida social o universitaria de los últi-
mos seis meses). <01, **<001 (a) Las covariables que aparecen en el modelo se evalúan en el primer
tiempo (18 de marzo) con los siguientes valores: Clima social positivo = 3.23; Clima emocional negativo
= 3.08; Balanza del clima emocional = .15
Figura I. Medias marginales de la balanza del clima emocio-
nal por grupos de escritura en el tercer tiempo.
Nota: Tercer tiempo: dos meses después del 11-M, alrededor del 11 de
mayo del 2004 Grupos en función del contraste de linealidad:
0,63
0,37
0,37
0
0,1
0,2
0,3
0,4
0,5
0,6
0,7
General Personal Control
La participación en las sesiones de es-
critura –como se acaba de constatar– afectó
tendencialmente a la rumiación o pensa-
mientos repetitivos. Además, el hecho de
narrar los atentados terroristas no tuvo
efectos significativos sobre la afectividad
positiva (PANAS) a largo plazo (2 meses
tras el 11-M) [Personal M =2.52, General
M = 2.61 y Control M = 2.65; F (2,668) =
1.78; p = .17], posiblemente porque el ca-
rácter focalizado en una experiencia trau-
mática colectiva durante un tiempo breve y
una sesión es poco probable que afecte a
las medidas más generales de bienestar.
Tabla 4. Estadísticos descriptivos de los análisis múltiples de convarianza con contrate de li-
nealidad para los grupos de escritura sobre el compartir social emocional y la alteración afecti-
vo-cognitiva
I. Fernández, D. Páez y J. Pennebaker
242
VV DD (tercer tiempo) Grupos en función del
contraste de linealidad Media D.T. F (2, 670)
Compartir social emocional 3. General 1.95 (a) .08 4.81*
2. Personal 2.08 (a) .09
1. Control 2.33 (a) .09
3. General 4.52 (a) .09 4.43*
2. Personal 4.54 (a) .10
Alteración afectiva
1. Control 4.94 (a) .11
3. General 2.38 (a) .10 2.47 +
2. Personal 2.48 (a) .11
Rumiación
1. Control 2.72 (a) .12
<01, **<001; (a) Las covariables que aparecen en el modelo se evalúan en el primer tiempo (18 de mar-
zo) con los siguiente valores: Compartir social emocional = 6.09; Alteración afectiva personal = 6.01 y
Rumiación = 4.68
Vinculación, en los grupos experimentales,
entre la regulación emocional y la percep-
ción del clima emocional con los indicado-
res lingüísticos de los textos escritos
El último análisis estadístico que se realizo
tenia por objeto correlacionar los indicado-
res lingüísticos extraídos mediante el
LIWC (segundo tiempo) con los indicado-
res de compartir social, la alteración afecti-
va y el clima emocional (medidos en el ter-
cer tiempo) –variables dependientes con
los efectos más claros tras la manipula-
ción–. Las correlaciones de Pearson se rea-
lizaron sobre la submuestra de personas
asignadas a los grupos experimentales de
escritura (n= 505; personal vs. general). La
necesidad de compartir o hablar sobre la
experiencia se asoció negativamente a la
utilización de pronombres colectivos r
(490) = -.08; p<.05, a la dimensión social
referencia a otras personas r (490) = -.09;
p<.05, así como a la categoría “amigos” r
(490) = -.10; p<.01, y positivamente al uso
de palabras vinculadas a la muerte r (490)
= .14; p<.001. Mientras que la mejora de la
regulación afectiva se relacionó con un
mayor uso de la perspectiva colectiva, ope-
racionalizada bajo la categoría de referen-
cias a otras personas r (499) = .10; p<.01,
así como a una menor saliencia de los con-
ceptos vinculados con la dimensión 11-M –
categoría creada ex proceso para esta in-
vestigación– r (499) = -.12; p<.01. Una
mejor percepción del clima emocional, en
particular una visión de menores niveles de
emociones colectivas negativas, se asoció a
un mayor uso de palabras cognitivas de
causa y efecto r (501) = -.08; p<.05, y a
una mayor utilización de pronombres de
primera persona r (501) = -.08; p<.05, así
como a un menor empleo de emociones po-
sitivas r (501) = .09; p<.05. La percepción
de más emociones colectivas de esperanza
y alegría, así como de solidaridad y con-
fianza en el entorno; es decir, el clima
emocional positivo, se vinculó al mayor
uso de la tercera persona r (489) = .10;
p<.01 y a la mayor mención de sentimien-
tos positivos r (489) = .08; p<.05, aunque
también se asoció al menor optimismo y
energía r (489) = -.08; p<.05. En general, el
testimonio sobre el 11-M ha resultado
adaptativo –a largo plazo– para los grupos
experimentales, ya que ha permitido una
mejor regulación afectiva y una mayor co-
hesión social. A este respecto, los sujetos
asignados a los grupos de escritura sobre
los atentados terroristas han reflejado una
menor necesidad de tener que hablar o
compartir, así como una menor activación
emocional, rumiación y clima emocional
negativo. Se ha confirmado que las estruc-
turas narrativas que incorporan palabras re-
feridas a “causa y efecto” sobre el 11-M
Escritura expresiva y afrontamiento tras el impacto del 11-M
243
permiten un mejor clima emocional a largo
plazo. Con respecto a la oscilación entre la
primera y tercera persona, los sujetos sólo
narraron durante una sesión, lo que limita
la posibilidad de contrastar este proceso.
Sin embargo, hay evidencia parcial que la
perspectiva del yo, individual o en primera
persona ayuda a disminuir las emociones
negativas percibidas en el clima social,
mientras que la perspectiva del nosotros o
colectiva ayudó a reforzar la percepción de
emociones positivas en el entorno social.
El mayor uso de emociones positivas si
bien no se asoció a una menor percepción
de emociones negativas en el clima social,
si se asoció a una mayor percepción de
emociones de solidaridad y positivas. En
síntesis, se replica que el uso de categorías
de causa y efecto, probablemente reflejan-
do una estructuración narrativa, explica la
disminución del clima negativo, así como
que la perspectiva en primera persona sin-
gular y plural ayudan a mejorar el clima de
forma complementaria, y parcialmente que
el mayor uso de palabras positivas refuerza
el clima de solidaridad – aunque ocurre lo
contrario con el clima negativo. Finalmen-
te, la dimensión “causa y efecto” (recorde-
mos que se trata de un proceso cognitivo
extraído del análisis cualitativo de los tes-
timonios) no se ha vinculado con ninguna
variable sobre la regulación afectiva a lar-
go plazo (e.g. rumiación y alteración). Esta
resultado puede guardar relación con la
idea de cuando las explicaciones sobre los
acontecimientos son limitadas, este proceso
cognitivo de búsqueda de sentido sobre el
hecho traumático no va a tener éxito (las
respuestas al por qué y al para qué del 11-
M son limitadas e insatisfactorias, y tienen
un fondo de sin sentido). Además, los in-
tentos de dar vueltas a las cosas para tratar
de buscar una explicación cuando no la hay
pueden reforzar el sufrimiento. La asocia-
ción entre causa y efecto y percepción po-
sitiva del clima se puede explicar porque
esta estructuración narrativa se da sobre las
respuestas al trauma, ayudando a enfatizar
sus aspectos benéficos (véase Basabe et al,
2005).
Conclusiones
A través del presente estudio se ha consta-
tado que, escribir desde una perspectiva
personal sobre los sentimientos y pensa-
mientos en torno a un trauma colectivo
ayuda a la regulación afectiva individual.
Mientras que, narrar los acontecimientos
traumáticos desde un punto de vista colec-
tivo o general mejora la percepción de co-
hesión social. Recordemos que hablar so-
bre un episodio emocional es un indicador
de activación, que se asocia tanto a la alte-
ración afectiva como a la rumiación (Rimé,
Finkenauer y cols., 1998). En este sentido,
escribir sobre la experiencia personal dis-
minuye la necesidad de hablar y en menor
medida los pensamientos rumiativos, sugi-
riendo que ayuda a regular la alteración
afectiva-cognitiva producida por un trauma
colectivo. El análisis lingüístico –mediante
el LIWC– confirmó que escribir desde la
perspectiva del grupo hace saliente la iden-
tidad colectiva, ya que se utiliza más el no-
sotros como pronombre y, además, se re-
fuerza una visión de cohesión social, de
menor emocionalidad negativa y de mayor
solidaridad. Aunque el efecto de la escritu-
ra expresiva se dio principalmente sobre la
menor necesidad de hablar, la menor alte-
ración afectiva y la visión menos negativa
del clima emocional.
Los resultados a largo plazo corrobora-
ron, por un lado, que un mayor uso de pa-
labras de causalidad (procesos cognitivos),
probablemente asociadas a una explicación
narrativa de lo ocurrido, se correlacionaba
a una visión más positiva del clima emo-
cional, de menor tristeza, enojo y miedo
percibido en el entorno social. Por otro la-
do, un mayor empleo de la primera persona
del singular también se vinculó con un me-
nor clima emocional negativo, lo que se
I. Fernández, D. Páez y J. Pennebaker
244
puede interpretar en el sentido de asociar el
trauma a la identidad personal e incorporar-
lo en él. Finalmente, una percepción de
mayor clima emocional positivo se relacio-
nó con la mayor utilización de la tercera
persona, es decir, a la saliencia de la iden-
tidad colectiva, confirmando que la activa-
ción de una perspectiva de identidad social
ayuda a la integración social –al menos
percibida–.
En conclusión, la narración sobre los
hechos ha resultado una estrategia adapta-
tiva. De este modo, los relatos que explican
lo ocurrido, que enfatizan lo positivo (cre-
cimiento personal y mejoran de las relacio-
nes con otros; como respuestas positivas al
trauma) y que aceptan las emociones nega-
tivas sin reprimirlas, aunque no las enfati-
cen mucho, son testimonios beneficiosos.
Agradecimientos
Esta publicación no hubiera sido posible sin la
colaboración inestimable de las personas que
constituyen el equipo de investigación de Darío
Páez (Universidad del País Vasco) y de mis
compañeros del Departamento de Psicología
Social y de las Organizaciones (UNED), ade-
más de una larga lista de colaboradores perte-
necientes a las Universidades de Burgos, Sala-
manca, A Coruña, Málaga, UAM, UAB, Sala-
manca, Granada y Valencia, a todos muchas
gracias por la administración de los cuestiona-
rios en el estudio longitudinal.
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