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La ética y la justicia social en la práctica de la
investigación cualitativa en salud en el medio
sanitario
Ethics and social justice in the practice of qualitative health
research in the health care setting
Ética e justiça social na prática da pesquisa qualitativa em saúde
no contexto dos cuidados de saúde
Carlos Calderón G. (Dinamizador)1; Diana P. Betancurth L. (Relatora)2
1 PhD en medicina, Máster en salud pública, Médico especialista en medicina familiar y comunitaria, licenciado en sociología. Centro de
Salud de Alza (San Sebastián); Unidad Docente de MF y C de Gipuzkoa; Unidad de Investigación de Atención Primaria-Osis de Gipuzkoa;
Osakidetza-Servicio Vasco de Salud. Correo electrónico: ccalderong@telefonica.net
2 Estudiante del programa de doctorado en salud pública, Universidad de Antioquia; magíster en investigación en atención primaria, Miguel
Hernández Elche; magíster en enfermería, Universidad Nacional de Colombia; enfermera. Docente del Departamento Salud Pública,
Universidad de Caldas. Correo electrónico: diana.betancurth@ucaldas.edu.co
Recibido: 3 de marzo de 2015. Aprobado: 20 de mayo de 2015. Publicado: 30 de septiembre de 2015
Calderón C, Betancurth DP. La ética y la justicia social en la práctica de la investigación cualitativa en salud en el medio sanitario.
Rev. Fac. Nac. Salud Pública 2015; 33(supl 1): S125-S127. DOI: 10.17533/udea.rfnsp.v33s1a21
Una mirada ética y de justicia social en el medio sanitario
no puede quedar reducida al ámbito de lo retórico
ni a los factores macroeconómicos, sociológicos y
políticos que condicionan los sistemas sanitarios y las
estrategias dominantes de desarrollo de la investigación
y del conocimiento en salud. Las prácticas en salud son
cuestiones sociales complejas, condicionadas por ámbitos
de escala mayor, pero en las que también intervienen
dimensiones de escala menor en el ejercicio de la labor
cotidiana, bien sea como profesionales, investigadores,
docentes o como ciudadanos. En este trabajo se recogen
algunas reexiones compartidas entre estudiantes,
académicos, investigadores y docentes interesados en la
investigación cualitativa para tratar de identicar posibles
vías de respuesta a los principales problemas éticos y
de justicia social que se presentan en la práctica de la
investigación cualitativa en el medio sanitario.
Dilemas éticos y de justicia social en la
investigación cualitativa en el medio
sanitario
Uno de los obstáculos de fondo que se plantean en la
investigación en salud en general —y en la investigación
cualitativa (IC) en particular— es el frecuente
condicionamiento de sus estrategias, contenidos y
recursos por parte de intereses ajenos a las necesidades
de las poblaciones: qué se ha de investigar, cómo se ha
de investigar y con qué recursos se cuenta está marcado
S126 Universidad de Antioquia
Rev. Fac. Nac. Salud Pública Vol. 33 (supl 1) 2015
en países como Colombia por las políticas de sistemas
sanitarios, en gran medida privatizados y dependientes
de las prioridades establecidas desde las grandes
corporaciones farmacéuticas y tecnológicas y de las
empresas aseguradoras. En consecuencia, la mayoría de
los profesionales viven ajenos a la labor investigadora o
se limitan a recoger datos para proyectos ya diseñados de
antemano. La formación en investigación apenas cuenta
con nanciación pública; ni tampoco con la necesaria
apertura e independencia para promover inquietudes
críticas e incorporar las metodologías cualitativas
como complemento de los programas tradicionales de
estadística y epidemiología. Dichas carencias resultan
aún más llamativas en la atención primaria, a pesar de
ser el nivel más cercano a la población y el más necesario
para garantizar una asistencia accesible, equitativa,
integral y continuada a todas las personas.
A medida que el campo de la salud se convierte en
objeto de consumo y de ganancias privadas, la práctica
investigadora tiende a alejarse de sus compromisos
éticos para con la salud del paciente y del ciudadano.
Las personas se limitan a ser receptores pasivos de
lo que dictan los “expertos”, sin que su voz, con
sus propios valores y prioridades, sean tenidos en
cuenta. Las consecuencias negativas de los excesos
diagnósticos y terapéuticos coexisten en nuestros países
con deciencias en la cobertura sanitaria básica para los
más necesitados. Los dilemas éticos y de justicia social
se extienden por tanto al conjunto de los ciudadanos y
al papel que les debiera corresponder en la demanda
de dichas prioridades y de participación activa en las
políticas sanitarias. Pero las responsabilidades afectan de
manera especial a los profesionales sanitarios (medicina,
enfermería, gestión, otros) en la medida en que han de
optar entre beneciarse de las ganancias económicas,
de prestigio o de poder procedentes de quienes marcan
las políticas vigentes o reivindicar y comprometerse
con estrategias y prácticas investigadoras públicas
más plurales, más democráticas y más centradas en las
necesidades reales de las personas.
Entre los principales dilemas discutidos tampoco
pueden olvidarse los referidos al papel de la academia
y su insuciente comunicación e implicación en la
práctica investigadora de los servicios de salud y de
la propia comunidad. El papel de las universidades e
instituciones docentes es fundamental en la formación
tanto de contenidos y aptitudes asistenciales e
investigadoras como de valores y actitudes éticas a
promover no solo en el pregrado. Deberían evitarse en
este sentido los riesgos de endogamia y alejamiento de
las realidades exteriores y favorecer la apertura y el
desarrollo de vínculos estables y bidireccionales entre
la academia, los servicios de salud y sus profesionales
con los propios ciudadanos.
Conjunción de las dimensiones de
pequeña y gran escala de la buena
práctica de la investigación cualitativa
en el ámbito de los servicios sanitarios
Hacer buena investigación desde la perspectiva cualitativa
requiere reexionar y posicionarse éticamente respecto
de los componentes que esquemáticamente hemos
denominado como mayores o más extrínsecos a la labor
investigadora, y también en relación con las decisiones
epistemológicas, metodológicas y procedimentales que
conlleva; es decir, a los aspectos que autores como
Hammersley denominan más intrínsecos a dicha labor.
Cuando nos referíamos a la importancia de
las estrategias político-sanitarias de asistencia e
investigación en la promoción y priorización de
recursos y programas orientadas a conseguir el mayor
benecio y el menor daño a las personas; o cuando a
nivel mas concreto se subraya la responsabilidad de los
investigadores en garantizar el respeto, la privacidad y
la participación informada, lo que hacemos es reclamar
derechos éticos básicos de benecencia, autonomía y
justicia que deberían actuar como principios rectores
tanto de las políticas sanitarias en general como de la
propia práctica investigadora. De ahí que la buena IC
ha de conllevar el compromiso del investigador desde
la delimitación de la pregunta de investigación con su
correspondiente enfoque y diseño teórico-metodológico
hasta la difusión de los resultados, pasando por las tareas
de selección e interrelación con los participantes y el
análisis y validación de la información generada.
Situarse en la perspectiva cualitativa conlleva
asumir un enfoque epistemológico alejado de lo que
autores como Carolina Martínez denominan positivismo
ingenuo, asumiendo por tanto la complejidad del
conocer, sus condicionamientos sociohistóricos y los
componentes interpretativos y de construcción siempre
presentes en los sujetos y en las realidades que se
pretenden investigar. Si consideramos asimismo la
no neutralidad de dichos procesos de conocimiento y
la importancia de su aplicabilidad para avanzar hacia
situaciones de mejora de la salud de las poblaciones,
resulta necesario incorporar en nuestra práctica y
posicionamiento como investigadores compromisos de
coherencia y de independencia respecto de intereses
contrarios a tal nalidad. Dichos posicionamientos
y compromisos diferenciados respecto de enfoques
simplicadores de orientación generalmente positivista
tampoco deberían quedar reducidos a la autoasignación
de etiquetas de pensamiento crítico ni a la inacción
relativista, sino que habrán de ejercitarse en la práctica
real —y generalmente dicultosa — de los proyectos
La ética y la justicia social en la práctica de la investigación cualitativa...
Facultad Nacional de Salud Pública S127
concretos de IC en el medio sanitario. Y en ese
trabajo práctico de conocimiento y transformación de
realidades complejas, como son las sanitarias, resultará
también necesario congurar espacios y experiencias
de complementariedad de metodologías cualitativas y
cuantitativas en los que los requisitos éticos y de justicia
social sean asimismo compartidos.
La ic, desde un enfoque ético y de justicia social, brinda
herramientas a los investigadores para visibilizar realidades
de inequidad e injusticia que pueden quedar inadvertidas
tras las cifras que resumen las estadísticas habituales. A
su vez, la comprensión de las coordenadas interpretativas
de los otros favorece la construcción de estrategias
participativas de trasformación. En consecuencia, los
productos de la investigación no pueden quedar reducidos
a las publicaciones académicas, sino que —como señala,
entre otros, Mario Bronfman— han de servir para
mejorar las políticas públicas y los programas de salud.
Para ello, sin embargo, no basta con la intencionalidad
del investigador. La coherencia ha de traducirse también
en rigor y en calidad del trabajo de investigación, y ello
conlleva dedicación, transparencia y reexividad; es decir:
incorporarnos también a nosotros mismos, en cuanto
investigadores, como objeto de escrutinio ético a lo largo
de todo el proceso de investigación.
Construcción de redes colaborativas
La cuestión que inevitablemente surge tras las
consideraciones anteriores es cómo hacer para promover
una ic comprometida y de calidad cuando las condiciones
político-económicas de nuestras instituciones y de los
sistemas sanitarios caminan en sentido contrario. Se
trata además de circunstancias que en mayor o menor
medida nos afectan a todos los que participamos en el
debate y ante las cuales no existen respuestas únicas ni
recetas prefabricadas. Entendemos, eso sí, que se trata
de una labor a largo plazo y que requiere combinar por
un lado el debate teórico y los problemas derivados de
la práctica investigadora y, por otro, las reivindicaciones
más de fondo orientadas a la transformación de los
servicios de salud junto con la consecución de mejoras
parciales que sirvan para avanzar.
Es sin duda una labor difícil que no puede
llevarse a cabo de forma aislada, sino que necesita
del establecimiento de puentes de colaboración
entre profesionales sanitarios y no sanitarios, entre
investigadores y ciudadanos y entre lo local y lo
interregional e internacional. El establecimiento de
redes locales resulta imprescindible para la puesta en
marcha y el mantenimiento de proyectos investigadores
y formativos; pero, a su vez —y teniendo en cuenta que
nos movemos en contextos globales—, el desarrollo de
una ic en salud comprometida con la ética y la justicia
social necesita también del intercambio de aportaciones
teóricas y experiencias prácticas entre profesionales
de diferentes regiones y países. Los congresos
iberoamericanos de ics —como este de Medellín— son
expresión de que dicha colaboración es posible y de
que conguramos una comunidad de profesionales que
tienen mucho que aprender entre sí. La apuesta por el
desarrollo de redes colaborativas podría ser, por tanto,
una esperanzadora área de trabajo en el corto y en el
medio plazo, como alternativa a las tendencias, también
globales, que amenazan a nuestros sistemas sanitarios.
Conclusión
El presente debate ha servido para identicar algunos de
los principales retos de la ic desde la perspectiva de su
compromiso con la ética y la justicia social. Son retos que
se sitúan en el marco de las políticas sanitarias globales y
también en las prácticas investigadoras concretas, y que
requieren en todo caso del compromiso del investigador
para con la buena práctica investigadora y la mejora de las
condiciones de salud de los ciudadanos. La complejidad
de los fenómenos relacionados con la salud refuerza la
necesidad de las metodologías cualitativas por lo que
suponen de apertura epistemológica, de profundización
en el conocimiento de las expectativas y necesidades de
las personas y de posicionamiento del propio investigador.
Las tendencias predominantes en las políticas sanitarias
de nuestros países no están favoreciendo el desarrollo
de estrategias investigadoras en salud que promuevan
la implicación de los profesionales sanitarios, la
colaboración entre los servicios de salud y la academia,
ni la participación de los ciudadanos. Es necesario, por
tanto, avanzar en la construcción de redes y vínculos de
colaboración alternativos que posibiliten la conuencia
de voluntades y de proyectos transformadores desde una
ic comprometida con la ética y la justicia social.