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K.M. Fierke (2013). Political Self-Sacrifice: Agency, Body and Emotion in International Relations

Authors:
REVISTA DE CIENCIA POLÍTICA / VOLUMEN 35 / Nº1 / 2015 / 433 – 437
K.M. Fierke (2013). Political Self-Sacrifice: Agency, Body
and Emotion in International Relations. Cambridge:
Cambridge University Press, 281 pp.
MAŁGORZATA LANGE
Pontificia Universidad Católica de Chile
CONICYT
“The self-sacrifice communicates ‘I am sovereign’,
even in the face of death” (p.235)
En la historia de las relaciones internacionales numerosos individuos y comunidades
‘han caído por las fisuras’ del sistema de los estados soberanos, perdiendo así su
independencia (p.15). En el caso de algunos de estos grupos unidos por la historia,
pero sobre todo por la percepción compartida de la ocupación foránea y la emoción
de la humillación, el acto individual y voluntario de la muerte se ha convertido en el
camino hacia el reconocimiento de la identidad y la autonomía de una comunidad.
Cuando la destrucción del cuerpo de un individuo ha tenido la capacidad de adquirir
dimensiones simbólicas y colectivas, el autosacrificio se ha transformado en un acto
político testimonial y de contestación.
Las teorías tradicionales y racionalistas de las relaciones internacionales no entregan el
marco teórico y analítico satisfactorio para abordar la relevancia política de estos casos.
Por una parte, la mirada dominante de la disciplina se caracteriza por las fronteras
bastante rígidas entre los tres niveles del análisis (Waltz, 1959) otorgándole al individuo
una posición subordinada al juego entre los Estados en el sistema anárquico. Las
bases del orden doméstico e internacional, aún frente el régimen internacional de los
derechos humanos, conceden a los Estados soberanos el derecho a usar legítimamente
la violencia, doblegando formalmente la soberanía individual cuando las dos colisionan.
Por otro lado, los actos de muerte voluntaria son marginados, en tanto manifestaciones
políticas, en las ecuaciones teóricas a partir de las restricciones del rational choice; desde
este punto de vista es incomprensible que un individuo racional actúe deliberadamente
con la determinación de perder la vida. Por último, aun cuando esté tomada en cuenta,
la muerte voluntaria es a menudo criminalizada como terrorista cuando atenta a la vez
contra la vida de los terceros o desprovista de su posible dimensión simbólico-colectiva
al considerarla como el acto solitario del suicidio.
Frente a ello, Karin Fierke observa que hay una lógica muy concreta que une a los casos
de las huelgas del hambre en Irlanda del Norte con el martirio no violento en Polonia
y la autoinmolación en Vietnam y los Estados Unidos. ¿Cómo interpretarlos? Según el
análisis de la autora, estos son casos de autosacrificio político y no meras irrupciones
individuales de irracionalidad. La tesis de Fierke, apoyada en adelante mediante el rastreo
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del proceso (process tracing) en los tres casos, es que la racionalidad, el autointerés y el
autosacrificio pueden ser radicalmente distintos allí donde la soberanía ha sido arrebatada
y la identidad de una comunidad enfrenta una amenaza existencial. Aquí no se trata del
modelo de la estructura internacional basada en el supuesto de la racionalidad de los
Estados que persiguen su supervivencia, sino del descubrimiento del poder de la agencia
del cuerpo que sufre e incluso muere en el ámbito de las relaciones internacionales.
El marco analítico aplicado por la autora, nutrido por una muy rica tradición antropológica,
filosófica y de la filosofía del lenguaje, permite sortear las limitaciones que presentan las
corrientes tradicionales sin perder la valiosa capacidad de dialogar con ellas. Así Fierke
analiza el autosacrificio político como un acto perlocutivo (perlocutionary act), el acto
del habla donde el cuerpo comunica el mensaje mediante el espectáculo de la muerte a
varias audiencias a través de los códigos de significado reconocidos por ellas, logrando
así transformar las emociones, modificar las actitudes de los espectadores y generar el
cambio de posturas. Del espacio compartido de los significados entonces dependerá
si el acto de la muerte tendrá la lectura del suicidio, del acto criminal o del martirio.
En un marco más amplio, Fierke vincula el acto comunicativo con la metáfora del
juego, donde los participantes actúan según las reglas en concreto para poder diseñar
la estrategia y dar cada siguiente paso. Por ejemplo, el juego de ajedrez lo es en virtud
de las reglas atribuidas a los movimientos y el significado de las piezas materiales en el
tablero. En cuanto a la relación del soberano con la comunidad ocupada por un poder
que considera foráneo, tenemos que considerar tanto el juego dominante y como el juego
subordinado. En base a una relación dialéctica, para que exista el juego subordinado,
sus jugadores deben necesariamente conocer las reglas del juego dominador para poder
contestarlo. El juego del autosacrificio político, suicidio o terrorismo tiene las reglas del
juego distintas aunque el sujeto material –el cuerpo que muere– sea el mismo. El juego
dominante y subordinado existen en un conflicto permanente, donde el primero de los
jugadores –el soberano– busca mantener el statu quo y el jugador subordinado actúa con
el objetivo de negar la legitimidad de las reglas soberanas. El autosacrificio en el contexto
de la dominación es parte de la estrategia de la contestación política cuyo objetivo es
cambiar las reglas del juego impuestas por el poder soberano actuando ‘como si’ (as if)
la comunidad representada por el cuerpo del mártir fuese libre (p.72).
Fierke elabora su propio modelo teórico según el cual la tensión entre las reglas del juego
competitivas puede generarla la dinámica del juego del “dilema del guardián” (warden´s
dilemma) –que es una variación del dilema del prisionero (prisioner´s dilemma) (p.66) central
para la teoría neorrealista. Mientras que en el caso del último se trata del dilema que enfrentan
los prisioneros en la condición de paridad (que constituye la reproducción de la condición
de anarquía en el espacio internacional), el dilema del guardián resulta de la condición
formalmente jerárquica entre la estructura que impone las reglas y la antiestructura que,
debiendo obedecer, las impugna. La gran contribución de este modelo es que constituye una
matriz para el análisis empírico de los diversos casos de poderes no simétricos, potencialmente
no solo del autosacrificio, que generan una estructura de la elección (choice structure) particular
disponible para el guardián y el prisionero. El juego muestra que el cautiverio aún sigue
siendo un espacio de agencia autónoma con el poder de revertir la asimetría y deslegitimar al
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soberano tanto a nivel doméstico como internacional. En el marco del juego, los prisioneros
tienen principalmente tres opciones: pueden obedecer (en este caso no puede haber un
autosacrificio), pueden responder con la violencia (reafirmando su condición criminal) o
negarse a obedecer las reglas aún frente a la inminencia de las consecuencias más extremas.
La radicalidad de este juego, en comparación con el dilema del prisionero, radica en que
los subordinados en la actitud no conformista están dispuestos a perder la vida en nombre
de la causa de manera activa (autoinmolación o huelga del hambre) o pasiva (el martirio
voluntario a manos de terceros). A través de los casos, Fierke muestra que frente al desafío
a sus reglas del juego el guardián tiene dos opciones. Primero es entablar el diálogo con
los representantes de la antiestructura, lo que ya constituye el cambio de las reglas del
juego dominante; y la segunda (y la prevaleciente) es responder aún con mayor violencia
en contra de la resistencia, lo que puede revertir la matriz del significado transformando
al soberano en un criminal deslegitimado y al criminal en un mártir que con su muerte da
testimonio de su soberanía (p.74). El mensaje del autosacrificio tiene el mayor poder de
comunicar cuando transciende los planos de diversos públicos, logrando causar efectos
emocionales importantes.
La principal contribución del libro es que vuelve a los temas fundacionales de las
relaciones internacionales, tales como la soberanía, la violencia, la legitimidad, la
agencia política, el orden, o el poder, pero les da una nueva perspectiva que establece
la multidireccionalidad en el eje horizontal entre la dimensión internacional, estatal
e individual –primordial en la política global–. Junto con ello, lo que representa sin
lugar a dudas una contribución destacable al desarrollo de la disciplina y a los debates
en curso, es el énfasis puesto acerca del rol del cuerpo y las emociones en la política
internacional. El cuerpo de ‘carne y hueso’ es la materia prima del acto de autosacrificio
político en las condiciones de la disparidad del poder (p.62) que toma forma concreta
cuando mediante su destrucción física adquiere dimensiones simbólicas despertando y
generando la densidad emocional lo suficientemente “pegajosa” (sticky) para evocar y
adherirse al imaginario y la estructura del significado de los públicos. La muerte violenta
del cuerpo es un acto de testimonio de la verdad y la injusticia de una comunidad,
donde el individuo (el mártir) escoge el sufrimiento, destruye o deja destruir su cuerpo
para testificar un compromiso total con la causa. El cuerpo individual simbólicamente
se sobrepone al cuerpo político (body politic) del soberano quien subyuga y, al mismo
tiempo, al morir construye los fundamentos de un futuro cuerpo político de la comunidad
que hoy carece de él. El poder del autosacrificio emana de sus aspectos performativos
(p.84). La agencia política del mártir deviene del acto de la contestación y se sustenta
en la materialidad aniquilada del humano.
Según la autora, las emociones existen en paralelo a la racionalidad, siendo una forma del
juicio evaluativo (p.91). En concreto, son manifestaciones socialmente significativas, cuya
forma expresiva depende del contexto cultural, histórico e institucional. La emoción de la
humillación, la más fuerte y propia a la condición de la ocupación foránea, dependiendo
del contexto tendrá manifestaciones distintas. Así, en el contexto del ethos del martirio
en Polonia el autosacrificio, tomó forma de la resistencia no violenta allá donde el mártir
no atentó por sí solo contra su cuerpo, sino que actuó de acuerdo con sus convicciones,
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aún sabiendo que iba a ser asesinado. En cambio, en Vietnam la tradición del budismo
maha
yana dio origen a los actos de autoinmolación, mientras que en Irlanda del Norte
la no conformidad se manifestó, sustentada por la historia, a través de las huelgas del
hambre y las muertes por la inanición.
Si bien es cierto que los tres casos centrales del libro son casos históricos unidos por el
tipo del autosacrificio que no contempla la simultánea muerte de terceros, el marco del
análisis le permite a Fierke referirse también a otra categoría de los autosacrificios que
prevalecen en la actualidad, despertando la mayor controversia y emociones del público
global. Se trata de los casos de autosacrificio defensivo descritos comúnmente como el
terrorismo suicida. La autora muestra que aunque no hay nada inherentemente violento
en las enseñanzas coránicas, que además al igual que otras religiones rechazan el suicidio,
el tipo del martirio ofensivo constituye, en el contexto regional de la situación política
y cultural concreta, un juego cuyas reglas tienen sentido y anclaje de significación a los
ojos de la audiencia que los legitima. Es interesante cómo allí el mensaje del martirio y
terrorismo suicida coexisten, apelando a distintas audiencias y coludiendo de manera
irresoluble en forma del ‘choque de las civilizaciones’ (p.207).
El libro deja planteadas muchas preguntas. Como cualquier estrategia política, el acto
del autosacrificio político no garantiza un exitoso cambio de las reglas del juego a favor
del prisionero, como demuestra el caso de Vietnam. ¿Cuáles son las demás variables que
determinan su éxito o fracaso? ¿Por qué la muerte de algunos cumple con el objetivo y en
otros es ‘en vano’? ¿Cuál es el rol de la identidad compartida más allá de la dimensión de
la comunidad humana entre los mártires y el público global? Una sugerencia incómoda
podría indicar que tenemos que ver con algún tipo de desigualdad y asimetría a nivel
internacional de los cuerpos. Parece ser un interesante campo de investigación a
futuro. Por otro lado, queda por investigar cómo viaja el mensaje comunicado a través
del martirio; cómo trasciende y une a los diversos niveles de análisis, evocando por
ejemplo, al modelo explicativo del ‘efecto bumerán’ (Keck y Sikkink, 1998). Además, el
autosacrificio, como el fundamento de la diplomacia pública del sufrimiento (p.228),
se ha apoyado considerablemente en los medios de comunicación masiva. Estos se han
transformado en un aliado poderoso de los actos políticos cuyo objetivo es movilizar
las emociones. Las imágenes del sufrimiento extremo son discursivamente potentes
siempre y cuando consigan irrumpir en los esquemas de significación de los públicos
con el impacto del choque. Los comunicados mediáticos de hoy están saturados con
los cuerpos mutilados que gritan los mensajes diversos creando horrorosamente la
cotidianeidad de la muerte y la banalidad del sufrimiento. El espectáculo de morir se
vuelve cada vez más sofisticado. ¿Cuál es la dinámica de los medios de comunicación,
entre lo cuales se encuentra el cuerpo?
Finalmente, sin restarle mérito alguno a la valiosa y original elaboración teórica de
Fierke, hay que recordar que ya existen algunas posibilidades teóricas alternativas
para abordar el fenómeno del autosacrificio político. El constructivismo, tan cercano a
Fierke, ya ha ampliado notoriamente la conceptualización tradicional de la racionalidad
y ha incluido el énfasis en las emociones centrándose en la cultura y las motivaciones
humanas (Lebow, 2009), el lenguaje (Risse, 2000), la creación dinámica de los significados
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y normas (Kratochwil y Ruggie, 1986; Wheeler, 2000), las ideas (Sikkink, 1993) y valores
(Kekk y Sikkink, 1998). Vale la pena tener estos trabajos en cuenta a la hora de seguir
explorando futuras vías de investigación que se abren gracias al libro de Fierke.
REFERENCIAS
Lebow, Richard Ned. 2008. A Cultural Theory of International Relations. Cambridge: Cambridge University
Press.
Keck, Margaret and Sikkink, Kathryn. 1998. Activists Beyond Borders: Advocacy Networks in International
Politics. Ithaca: Cornell University Press.
Kratochwil, Friedrich, and John Gerard Ruggie (1986). “International Organization: A State of Art on Art
of State”. International Organization 40 (4):753-75.
Risse, Thomas. 2000. “Let’s Argue: Communicative Action in World Politics”. International Organization
54 (1):1-39.
Sikkink, Kathryn. 1993. “The Power of Principled Ideas: Human Rights Policies in the United Stated and
Western Europe”. En Ideas and Foreign Policy: Beliefs, Institutions, and Political Change, edited by J.
Goldstein and R.O. Keohane, 139-170. Ithaca: Cornell University Press.
Waltz, Kenneth N. 1959. Man, the State, and War. New York: Columbia University Press.
Wheeler, Nicholas J. 2000. Saving Strangers: Humanitarian Intervention in International Society. Oxford:
Oxford University Press.
Małgorzata Lange es candidata a doctora en Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica
de Chile, Magíster en Ciencia Política de la misma casa de estudios y Magíster en Relaciones
Internacionales de la Universidad de Łódź, Polonia.
E-mail: alangem@uc.cl.
... Sacrificing interests to restore the relational balance embedded in imagined resemblance is common everywhere in the world and at all times throughout history (Fierke 2013;Ching-chang Chen 2015;Wulf 2016), including for those actors who subscribe to prior resemblance. Thus, the study of the BoR adds to the relational turn those cases where prior resemblance is lacking in general or inadequate in context. ...
Book
There have been few efforts to overcome the binary of China versus the West. The recent global political environment, with a deepening confrontation between China and the West, strengthens this binary image. Post-Chineseness boldly challenges the essentialized notion of Chineseness in existing scholarship through the revelation of the multiplicity and complexity of the uses of Chineseness by strategically conceived insiders, outsiders, and those in-between. Combining the fields of international relations, cultural politics, and intellectual history, Chih-yu Shih investigates how the global audience perceives (and essentializes) Chineseness. Shih engages with major Chinese international relations theories, investigates the works of sinologists in Hong Kong, Singapore, Pakistan, Taiwan, Vietnam, and other academics in East Asia, and explores individual scholars' life stories and academic careers to delineate how Chineseness is constantly negotiated and reproduced. Shih's theory of the "balance of relationships" expands the concept of Chineseness and effectively challenges existing theories of realism, liberalism, and conventional constructivism in international relations. The highly original delineation of multiple layers and diverse dimensions of "Chineseness" opens an intellectual channel between the social sciences and humanities in China studies.
... In the early 2000s, 9/11 raised a host of important issues addressed by critical scholars. Thus, we find the empirical analysis of different cases of political self-sacrifice (Fierke, 2012), a poststructuralist investigation of the Muhammad cartoon crisis (Hansen, 2011), analysis of the role of enemy images in the case of Iraq (Dodge, 2012), and legal implications of preemption in the war on terror (De Goede, 2008). There are empirical investigations of counter-terrorism policies and programs like Prevent and Channel (Martin, 2018) as well as of British involvement in prisoner abuse through the rendition program (Blakeley and Raphael, 2017). ...
Article
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The recent rise of populism has generated a resurgence of interest in critical theory, in the wider public debate and in academia—with critical theory being variously accused of paving the way for post-truth politics, hailed as explaining the rise of populism, or criticized for failing to achieve its emancipatory political goals. Failure of the latter kind, many International Relations scholars argue, calls for a fundamental reform of critical theory if it is to address current political developments. Investigating this claim, this article makes three contributions: First, an empirical account shows that, far from failing, critical theory has been politically highly successful. Second, a theoretical reconstruction of critical theory shows that it is precisely this success that leads to the alienation of critical theorists from their own approach. In light of this analysis, third, the article concludes that the task of critical theory in times of Brexit and Trump does not lie in abandoning its core principles but in systematically applying them to a new historical conjuncture.
... However, the nexus between political agents' discursive practices and affective processes has only recently gained traction across the disciplinary field of international relations (Åhäll, 2019;Bially Mattern, 2011;Bleiker and Hutchison, 2008;Brassett, 2018;Hall and Ross, 2019;Koschut et al., 2017;Solomon, 2014). Existing works in the study of security dynamics have shown what role emotions play in building, sustaining, limiting and regulating communities (Fierke, 2013;Hutchison, 2016;Koschut, 2019) and in the politics of conflict and violence (Åhäll and Gregory, 2015;Bleiker and Hutchison, 2008;Ross, 2014;Steele, 2019;Van Rythoven, 2015). While directly speaking to such scholarship, the article moves beyond disciplinary boundaries and brings insights from narrative research to the study of policy language in international security in order to conceptualize the emotive appeal of security narratives that create perceptions of enmity and threat through their dualistic structure. ...
Article
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The rhetoric leaders use to speak to domestic audiences about security is not simply bluster. Political agents rely upon stories of enmity and threat to represent what is happening in the international arena, to whom and why, in order to push national and international security policy agendas. They do so for the simple reason that a good story is a powerful political device. This article examines historical ‘calls to arms’ in the United States, based on insights from archival research at US presidential libraries and the United States National Archives. Drawing on narrative theory and political psychology, the article develops a new analytic framework to explain the political currency and staying power of hero–villain security narratives, which divide the world into opposing spheres of ‘good’ and ‘evil’. Shifting the conceptual focus away from speakers and settings towards audience and affect, it argues that the resonance of hero–villain security narratives lies in the way their plot structure keeps the audience in suspense. Because they are consequential rhetorical tools that shape security policy practices, the stories political agents tell about security demand greater attention in the broader field of international security studies.
... By locating much of the "discursive force" (Solomon 2017) and "mobilizing potential" (Van Rythoven 2018) that underpins the populist security imaginary in the affective work humiliation does, the article complements the rapidly expanding scholarship in international relations that explores how emotions are implicated in building, sustaining, limiting, and regulating communities (Widmaier 2009;Fierke 2013;Hutchison 2016;Koschut 2019), the emotional politics of conflict and violence (Crawford 2014;Ross 2014;Ahäll and Gregory 2015;Wilcox 2015), and the link between affect and discourse (Edkins 2003;Bially Mattern 2011;Van Rythoven 2015;Koschut et al. 2017). Rather than studying the representation, communication, and reception of emotions (Bleiker and Hutchison 2008;Koschut 2018), however, we explore how message components within populist security discourse carry a cluster of complex ambivalent emotions, both positive and negative, through their emphasis on humiliating experiences (Brader 2005). ...
Article
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This article examines how communicative practices, emotion, and everyday experiences of insecurity interlink in processes of populist political mobilization. Combining insights from international security studies, political psychology, and populism research, it demonstrates how populist political agents from the right of the political spectrum have constructed a powerful security imaginary around the loss of past national greatness that creates affinities with the experiences of those who feel disempowered and ties existential anxieties to concerns with immigration, globalization, and integration. As we show, within the populist security imaginary, humiliation is the key discursive mechanism that helps turn abstract notions of enmity into politically consequential affective narratives of loss, betrayal, and oppression. Humiliation binds together an ostensibly conflicting sense of national greatness and victimhood to achieve an emotive response that enables a radical departure from established domestic and international policy norms and problematizes policy choices centered on collaboration, dialogue, and peaceful conflict resolution. Cet article examine la mesure dans laquelle les pratiques de communication, l’émotion et les expériences quotidiennes d'insécurité sont liées aux processus de mobilisation politique des populistes. Il allie des renseignements issus d’études internationales sur la sécurité, de la psychologie politique et de recherches sur le populisme pour montrer la manière dont les agents politiques populistes de droite ont construit un puissant imaginaire de la sécurité autour de la perte de la grandeur nationale passée. Cet imaginaire crée des affinités avec les expériences des personnes qui se sentent mises à l’écart et associe les anxiétés existentielles à des préoccupations liées à l'immigration, à la mondialisation et à l'intégration. Comme nous le montrons, dans l'imaginaire populiste de la sécurité, l'humiliation est le mécanisme discursif clé qui permet de transformer des notions abstraites d'inimitié en récits de perte, de trahison et d'oppression qui font appel à l'affectif et ont des conséquences politiques. Cette humiliation associe deux sentiments ostensiblement contradictoires, celui de grandeur nationale et celui d’être victime, qui amènent à une réaction émotive conduisant à s’éloigner radicalement des normes politiques nationales et internationales établies tout en trouvant problématiques les choix politiques centrés sur la collaboration, le dialogue et la résolution pacifique des conflits. Este artículo investiga de qué manera las prácticas comunicativas, las emociones y las experiencias cotidianas de inseguridad se conectan con los procesos de movilizaciones políticas populistas. Combinando los conocimientos de los estudios de seguridad internacional, la psicología política y la investigación del populismo, demuestra cómo los agentes políticos populistas de la derecha del espectro político han construido un imaginario de seguridad poderoso en torno a la pérdida de la grandeza nacional pasada, el cual crea afinidad con las experiencias de aquellas personas que sienten que carecen de poder y relaciona las ansiedades existenciales con las preocupaciones por la inmigración, la globalización y la integración. Tal como lo presentamos, dentro del imaginario de seguridad populista, la humillación es el mecanismo discursivo clave que ayuda a convertir las nociones abstractas de la enemistad en discursos afectivos de derrotas, traiciones y opresiones que son relevantes en términos políticos. La humillación une un sentido ostensiblemente opuesto de grandeza nacional y victimismo para lograr una respuesta emotiva que permita la divergencia radical de las normas políticas nacionales e internacionales establecidas y problematiza las elecciones políticas centradas en la colaboración, el diálogo y la resolución pacífica de conflictos.
Chapter
Este capítulo está dedicado al análisis del giro afectivo en las ciencias sociales, que le sigue al giro cultural y al giro lingüístico, y a su influencia en los estudios de comunicación, así como a los desafíos metodológicos que este giro supone. Si los primeros dos giros enriquecieron a los estudios de comunicación con las perspectivas de los estudios culturales, de la antropología cultural del consumo, de la semiótica, del análisis del discurso, de la semiótica visual, del interaccionismo simbólico, por nombrar solo algunas, el actual giro afectivo brinda a este crisol de influencias, unas más: las de la psicología y de la sociología de las emociones, adaptando varias de sus teorías a contextos comunicativos, tanto de medios de comunicación masivos, como contextos interpersonales o de nuevas tecnologías (redes sociales y medios interactivos). En un primer apartado, se hace un breve recuento del giro afectivo en las ciencias sociales y las humanidades, así como de sus principales planteamientos. Posteriormente, describiremos las principales vetas teóricas del giro afectivo en las ciencias sociales y particularmente en la sociología de las emociones, para luego, enfocarnos en los estudios de comunicación, detallar las nuevas temáticas y los planteamientos teóricos que el giro afectivo ha generado en el campo. Finalmente, se consideran los desafíos metodológicos que el estudio de las emociones supone, dado que, con el regreso de las emociones a las ciencias sociales, se da también un “regreso del sujeto” en las ciencias sociales, y con él, la necesidad de revisar las bases ontológicas y epistémicas de las metodologías de investigación.
Chapter
Self-immolations in the Tibetan diaspora are highly prevalent since 2011 with more than 160 casualties to date. International communities generally view self-immolation as acts of self-harm, protest or political suicide, whereas Tibetan people argue that it is an altruistic sacrifice for the sake of a greater purpose. Self-immolations in Tibet are linked to sociological factors, politics and religion. We propose that subsyndromal psychiatric disorders and stressor related disorders may also be at play. During a characteristic Tibetan self-immolation, a person who feels persecuted and oppressed prays for the return of Dalai Lama, holds his portrait to demonstrate faith and veneration, and auto-cremates in public after dousing with a flammable liquid while uttering phrases calling for Tibetan independence and reunification of its people. Mahayana Buddhism greatly influences Tibetan society in ways that could motivationally inspire acts of self-immolation. These include traditional tales where self-immolation altruistic sacrifices take place and the belief in the symbolic and transformative importance of offerings of fire and light. Feeling conflicted about Buddhist Middle Way pacifist precepts, the murky zone between peaceful and violent ways of protesting, and the wish to escape the cycle of death and rebirth in order to reach enlightenment and liberation may determine the choice to self-immolate. Psychosocial determinants associated with suicide may also contribute to Tibetan self-immolations, such as consequences stigma and discrimination, alienation and oppression. This chapter explores the history, religion and politics of Tibet in order to understand the meanings, determinants and consequences of self-immolation of persons in the Tibetan diaspora.
Chapter
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Suicide by self-immolation is a common method of suicide among young, married women in India. The associated socio-cultural beliefs and unique historical context make self-immolation an important public health concern. The practice of Sati and Jauhar were prevalent during the medieval period and vivid descriptions of these accounts exist in ancient scriptures. In the post-independence era, the majority of these incidents occurred in the form of a symbolic protest against radical social changes or as a part of glorification of the ancient tradition of Sati. Some of the risk factors associated with suicide by self-immolation in India are lower educational levels, female gender, intimate partner violence, loss or alienation. Only a handful of research studies in India examine relevant psychosocial factors predisposing to suicide. However, research limitations include small sample size and the lack of reliable measures to understand the unique social and cultural context in which self-immolation suicides occur. We describe essential components of suicide prevention programmes, including active surveillance, training and education, reducing access to means and efforts by nongovernmental and governmental organisations that could help address the problem of self-immolation in a coordinated and effective manner.
Article
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International organization as a field of study is where the action is. The analytical shifts leading up to the current preoccupation with international regimes have been both progressive and cumulative. And the field is pursuing its object of study in innovative ways that are bringing it closer to the theoretical core of more general international relations work. As we point out, however, the study of regimes as practiced today suffers from the fact that its epistemological approaches contradict its basic ontological posture. Accordingly, more interpretive strains, commensurate with the intersubjective basis of international regimes, should be included in the prevailing epistemological approaches. In addition, as a result of its enthusiasm for the concept of regimes, the field has tended to neglect the study of formal international organizations. Interpretive epistemologies can also help to link up the study of regimes with the study of formal international organizations by drawing attention to the roles these organizations play in creating transparency in the behavior and expectations of actors, serving as focal points for the international legitimation struggle, and providing a venue for the conduct of global epistemic politics.
Article
In this volume, Richard Ned Lebow introduces his own constructivist theory of political order and international relations based on theories of motives and identity formation drawn from the ancient Greeks. His theory stresses the human need for self-esteem, and shows how it influences political behavior at every level of social aggregation. Lebow develops ideal-type worlds associated with four motives: appetite, spirit, reason and fear, and demonstrates how each generates a different logic concerning cooperation, conflict and risk-taking. Expanding and documenting the utility of his theory in a series of historical case studies, ranging from classical Greece to the war in Iraq, he presents a novel explanation for the rise of the state and the causes of war, and offers a reformulation of prospect theory. This is a novel theory of politics by one of the world's leading scholars of international relations.
Article
Obra que reconstruye el origen y evolución de las actuales redes transnacionales que, con la utilización de las nuevas tecnologías informativas como recurso organizador y aglutinador, han logrado constituirse en movimientos más o menos presionadores en la defensa de los derechos humanos, de la protección ambiental y de una mayor equidad de género, entre otros.
Article
Keywords: humanitarian intervention, international society, justification, legitimacy, military intervention, norm, pluralism, solidarism, UN Security Council Argues that there has been a change of norm in relation to the legitimacy of humanitarian intervention in the 1990s. It shows how humanitarian justifications for the use of force lacked legitimacy in Cold War international society, focusing on the cases of India, Vietnam, and Tanzania's interventions in the 1970s. This reflected the dominance of pluralist international society thinking in shaping the legal rules and institutions of international society. By focusing on cases of intervention in Iraq, Somalia, Rwanda, Bosnia, and Kosovo, the second part of the book shows how a new solidarist conception of international society shaped Western interventions in the 1990s. In arguing that a new norm has developed that has facilitated new state actions; the book identifies two key limits to this norm: first, military intervention justified on humanitarian grounds requires UN Security Council authorization; second, whilst new norms enable new actions, they do not determine that intervention will take place when it is urgently needed as in Rwanda.
Article
The controversy between social constructivism and rational choice hasbecome one of the most significant recent debates in the field ofinternational relations and has largely crossed disciplinary boundariesbetween international relations and comparative politics. In theU.S.-dominated intellectual community, this debate largely focuses onthe differences between the logic of consequentialism theorized byrational choice approaches and the logic ofappropriateness conceptualized by mostly sociological institutionalism. Using insightsfrom recent controversies within the German-speaking internationalrelations community, I claim that processes of argumentation,deliberation, and persuasion constitute a distinct mode of socialinteraction to be differentiated from both strategic bargaining therealm of rational choice and rule-guided behavior the realm ofsociological institutionalism.
The Power of Principled Ideas: Human Rights Policies in the United Stated and Western Europe " . En Ideas and Foreign Policy: Beliefs, Institutions, and Political Change
  • Kathryn Sikkink
Sikkink, Kathryn. 1993. " The Power of Principled Ideas: Human Rights Policies in the United Stated and Western Europe ". En Ideas and Foreign Policy: Beliefs, Institutions, and Political Change, edited by J. Goldstein and R.O. Keohane, 139-170. Ithaca: Cornell University Press.