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Lactancia materna y enfermedades crónicas
no transmisibles en la vida adulta
RESUMEN. Existe evidencia científica que sugiere que la
lactancia materna (LM) tiene beneficios a largo plazo, inclu-
yendo un efecto protector contra la aparición de las enferme-
dades crónicas no transmisibles (ECNT). Por lo tanto, el
objetivo de esta revisión fue identificar la evidencia generada
sobre la relación de la LM y el desarrollo de las ECNT en la
vida adulta. Se realizó una búsqueda electrónica en PubMed
de estudios que evaluaran los efectos a largo plazo de la LM
sobre los principales factores de riesgo para las ECNT. Se
revisaron artículos publicados hasta agosto de 2014. De 75
artículos revisados, 31 fueron incluidos, los cuales fueron
publicados entre los años 2001 y 2014. Algunos de los estu-
dios presentados en esta revisión sugieren que la LM podría
tener un rol protector en el desarrollo de las ECNT en la edad
adulta o sus factores de riesgo, al igual que los mecanismos
biológicos plausibles por los que la leche materna podría ac-
tuar. La disminución del riesgo de sobrepeso y obesidad es
la que dispone de más evidencia, aunque hay resultados con-
trarios, al igual que para los factores de riesgo de enfermedad
cardiovascular. En el caso de la disminución del riesgo de
desarrollar diabetes tipo 2 y estados de inflamación, la evi-
dencia aún es muy escasa. A pesar de que la mayoría de re-
sultados provienen de estudios observacionales, lo que limita
establecer causalidad, estos resultados pueden utilizarse para
dar apoyo a las políticas y programas de salud relacionados
con la promoción de la LM.
Palabras clave: Lactancia materna, leche materna, enfer-
medades crónicas no transmisibles, adulto
SUMMARY. Breastfeeding and non-communicable
diseases later in life. Evidence is increasing that breas-
tfeeding beyond its well-established beneficial effects du-
ring the breastfeeding period, also confers long-term
benefits, particularly in the prevention of risk factors for
non-communicable diseases. Therefore, we sought to
identify the latest evidence about the benefits of breastfe-
eding later in life. We searched on PubMed for published
studies assessing the effects of breastfeeding on risk fac-
tors for non-communicable diseases later in life (cardio-
vascular risk factors, obesity/overweight, type-2 diabetes
and inflammation). Out of 75 references identified, 31
were included in this revision to review the available evi-
dence on long-term benefits of breastfeeding. The search
was completed on December 2014. Some of the reviewed
studies suggest that breastfeeding may offer protection to
develop risk factors for non-communicable diseases later
in life, and also have been proposed several mechanisms
for a protective effect of breastfeeding against non-com-
municable diseases. Although there is more evidence of
overweight/obesity and cardiovascular disease these is in-
conclusive. There is a lack of evidence for type-2 diabetes
and inflammation, therefore it is difficult to conclude. Al-
though the majority of the studies are observational and
this is a limitation to prove causality, the results of this
article may provide support to breastfeeding policies.
Key words: Breastfeeding, human milk, non-communi-
cable diseases, adult
INTRODUCCIÓN
Las enfermedades crónicas no transmisibles
(ECNT) causan la muerte de tres de cada cinco perso-
nas en todo el mundo. En América Latina, son la prin-
cipal causa de muerte y enfermedad, ya que
representan 68% de las muertes y 60% de los años de
vida ajustados por discapacidad en la región (1). Los
sistemas de salud de los países de la región no se en-
cuentran preparados para hacer frente a la carga epide-
miológica y económica que las ECNT suponen (2). Por
esta razón, existe una urgente necesidad de identificar
estrategias costo-efectivas para prevenir la aparición de
factores de riesgo de enfermedades crónicas desde los
primeros años de vida.
La nutrición en los primeros años de vida tiene un
impacto substancial sobre toda la vida; son bien cono-
cidos los beneficios de la lactancia materna en términos
de supervivencia al corto plazo y desarrollo cognitivo
(3). Más recientemente, se ha acumulado evidencia
Mónica Mazariegos, Manuel Ramírez Zea
Centro de Investigación del INCAP para la Prevención de Enfermedades Crónicas (CIIPEC), Instituto de
Nutrición de Centro América y Panamá. Guatemala, Guatemala, C.A.
ARCHIVOS LATINOAMERICANOS DE NUTRICIÓN
Órgano Oficial de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición
Vol. 65 Nº 3, 2015
144 MAZARIEGOS Y ZEA
científica que sugiere algunos beneficios de la lactancia
materna a largo plazo, en particular como agente pro-
tector contra factores de riesgo de las ECNT, tales
como hipertensión arterial, hipercolesterolemia, facto-
res inflamatorios, sobrepeso, obesidad e hiperglucemia.
Paradójicamente, a nivel global solamente el 38%
de los infantes son alimentados con leche materna (4).
A nivel mundial, América Latina tiene la mejor tasa de
niños que inician la lactancia materna dentro de la pri-
mera hora de vida, al comparar la tasa con otros conti-
nentes, América Latina tiene 58% comparado con el
50% en África, el 50% en Asia y el 36% en Europa del
Este (4). Sin embargo, aunque la Organización Mun-
dial de la Salud (OMS) recomienda 6 meses de lactan-
cia materna exclusiva (5), esta recomendación se aplica
a la mitad o más de los lactantes solo en cinco de los
21 países que disponen de datos en América Lantina
(6). Además, ninguno de los países alcanza a cubrir los
dos años que se recomienda prolongar la lactancia ma-
terna (Tabla 1) (6).
Debido a que la lactancia materna podría ser una es-
trategia costo-efectiva para la prevención de la doble
carga de la malnutrición, el objetivo de esta revisión
fue identificar la evidencia científica generada sobre la
posible relación de la lactancia materna y el desarrollo
de las ECNT más prevalentes en la vida adulta y ofre-
cer información para el apoyo a políticas públicas y
programas relacionados con la promoción de la lactan-
cia materna.
METODOLOGÍA
Se realizó una búsqueda electrónica en la base de
datos de PubMed de estudios que evaluaran los efectos
a largo plazo de la lactancia materna sobre los factores
de riesgo de las principales ECNT. Los criterios de in-
clusión consideraros para incluir los artículos en esta
Tabla 1.Prácticas de lactancia materna en la región
País Iniciación
temprana (%)
Lactancia
materna exclusiva
<6m (%)
Duración de la
lactancia materna
(meses)
Alimentación
con biberón
<23 meses (%)
Argentina, 2010 NA 55 NA NA
Bolivia, 2008 63.8 60.4 18.8 35.3
Brasil, 2006 42.9 38.6 14 58.3
Chile, 2008-10 NA 43.5 NA NA
Colombia, 2010 56.6 42.8 14.9 40.4
Costa Rica, 2006-08 NA 53.1 14 86.4
Cuba, 2006 70.2 26.4 NA NA
República Dominicana, 2007 65.2 7.7* 7.1 84.9
Ecuador, 2004 26.4 39.6 14.7 NA
El Salvador, 2008 32.8 31.4 18.7 20.6
Guatemala, 2008-09 55.5 49.6 21 38.5
Guyana, 2009 63.9 33.2 19.1 NA
Haití, 2005-06 44.3 40.7 18.8 20.3
Honduras, 2005-06 78.6 29.7 19.2 48.6
México, 2012 38.3 14.5 10.2 NA
Nicaragua, 2006-07 54 30.6 18.4 NA
Panamá, 2009 NA 27.5 6.3 NA
Paraguay, 2008 47.1 24.4 11 NA
Perú, 2010 51.3 68.3 21.7 42.4
Uruguay, 2006-07 60 57.1 7.1 NA
Venezuela, 2006-08 NA 27.9 7.5 62.3
Fuente: Modificado de (4). Los datos de México obtenidos de: (44)
NA: No disponible.
*Calculado por la OPS
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LACTANCIA MATERNA Y ENFERMEDADES CRÓNICAS NO TRANSMISIBLES EN LA VIDA ADULTA
revisión, fueron: 1. Evaluar efectos de la lactancia ma-
terna y enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2, so-
brepeso y obesidad o inflamación y 2. Presentar una
comparación entre lactantes alimentados con leche ma-
terna, independientemente de la forma de como haya
sido definida y duración con niños alimentados con fór-
mula. Los criterios de exclusión fueron: 1. Proporcio-
naran información incompleta (ej. no reportaran las
medidas de asociación) y 2. No fueran investigaciones
de fuentes primarias (ej. comentarios y resúmenes pre-
sentados en conferencias).
La búsqueda electrónica se realizó haciendo com-
binaciones de términos relacionados con la lactancia
materna (breastfeeding, breast-feeding, human milk,
breast-milk, lactation) con palabras clave para las si-
guientes ECNT y sus factores de riesgo: enfermedad
cardiovascular: blood lipids, cholesterol, triglycerides,
blood pressure; diabetes tipo 2: type-2 diabetes; sobre-
peso y obesidad: childhood obesity, overweight, obe-
sity; e inflamación: CRP, c-reactive protein,
inflammatory status.
Se revisaron artículos científicos publicados hasta
diciembre de 2014. De 75 artículos revisados, 31 cum-
plieron con los criterios de inclusión y fueron incluidos
en la revisión, estos artículos fueron publicados en in-
glés entre los años 2001 y 2014. La mayoría de estu-
dios fueron estudios observacionales (n=21), aunque
se incluyeron algunos meta análisis (n=9) y ensayos
controlados (n=1) realizados en países desarrollados
(no se encontraron estudios en países en desarrollo).
La principal diferencia encontrada en los estudios
es que se utilizaron diferentes definiciones para lactan-
cia materna, por ejemplo, algunos estudios comparan
lactantes quienes nunca fueron alimentados con leche
materna, con quienes recibieron cualquier tipo de ali-
mentación con leche materna (exclusiva, parcial o
mixta). Además, debe de considerarse que la mayor
parte de la evidencia disponible sobre los efectos de la
lactancia materna a largo plazo proviene de estudios
observacionales, lo que limita la posibilidad de esta-
blecer relaciones directas de causalidad. Aún en estu-
dios en los que se han ajustado por variables
confusoras, aún pueden verse afectados los resultados
por confusión residual (7).
RESULTADOS
Lactancia materna y factores de riesgo cardiovas-
cular (lípidos séricos y presión arterial)
La lactancia materna parece tener un efecto protec-
tor sobre el riesgo de enfermedad cardiovascular en la
vida adulta. Un meta análisis realizado en 2003, que
incluyó información de 25 estudios, encontró que el
nivel total de colesterol en adultos mayores de 19 años
fue -0.18 mmol/L (6.9 mg/dl) (IC 95%: -0.06, -0.30
mmol/L; p<0.0001) menor entre las personas que fue-
ron amamantadas con leche materna en comparación
con aquellas que fueron alimentadas con sucedáneos
de leche materna. La asociación no fue significativa en
niños y adolescentes (8). La posible explicación bioló-
gica para esto es que el contenido de colesterol es
mayor en la leche materna comparado con el de los su-
cedáneos de la leche materna, ya que un alto consumo
de colesterol en la infancia puede tener un efecto be-
néfico en la programación a largo plazo de la síntesis
endógena de colesterol regulando a la hidroximetilglu-
taril-coenzima A (HMG-CoA) (8). Esta hipótesis se en-
cuentra respaldada por estudios realizados con
animales, los cuales han mostrado que una exposición
temprana a altos niveles de colesterol, se encuentra aso-
ciada con menores concentraciones del mismo a edades
posteriores de la vida.
Resultados de un estudio controlado aleatorizado
que se llevó a cabo en Inglaterra en el 2004, se evaluó
a 216 prematuros desde el nacimiento hasta los 15
años de edad. Los adolescentes que fueron expuestos
a alimentación con leche materna en lugar de sucedá-
neos de la leche materna tuvieron una menor concen-
tración de proteína C-reactiva (PCR) (p=0.006) y una
menor diferencia en la razón LDL:HDL (diferencia
de medias -0.34 [14% inferior], IC 95%: -0.67 a -0.01,
p=0.04). Una mayor proporción de ingesta de leche
materna en la infancia se asoció con menores propor-
ciones de LDL:HDL (p=0.03) y apoB:apoA-1
(p=0.004), independientemente de los factores de
confusión (9). También se mostró que personas ali-
mentadas con leche materna mostraron una media sig-
nificativamente inferior de presión sistólica y
diastólica, con una diferencia de 3.2 y 2.7 mmHg, res-
pectivamente, entre los grupos (p<0.05 para ambos).
Esta diferencia se mantuvo después de ajustar los aná-
lisis por sexo, ingesta de sodio neonatal e índice de
masa corporal (IMC). A pesar de que la magnitud del
efecto observado es mínimo a nivel individual, sería
de esperar que tenga un impacto significativo a nivel
poblacional en términos de reducción de morbi-mor-
talidad de enfermedades cardiovasculares (10).
146 MAZARIEGOS Y ZEA
Dos meta análisis realizados en 2003 y 2005, tam-
bién reportaron que la lactancia materna parece estar
asociada con una reducción significativa, aunque pe-
queña, en la presión arterial sistólica en la vida adulta.
Los efectos reportados en dichos estudios fueron de -
1.1 (IC 95% -1.8, -0.4; p<0.0001) y -1.4 mmHg (IC
95%: –2.2,– 0.6; p<0.0001), respectivamente. Estas
disminuciones fueron independientes de la edad
cuando se midió la presión arterial. Ambos estudios
mostraron indicios de sesgo, ya que no pudieron des-
cartarse residuos de las variables confusoras. Un estu-
dio concluyó que la reducción observada en la presión
arterial asociada con la lactancia materna puede tener
un efecto pequeño a nivel individual, pero importante
en la salud pública, sobre todo en poblaciones en las
que la alimentación con biberón temprana es común.
Los autores del otro estudio indican que la importancia
de la lactancia materna en la presión arterial en la vida
adulta es limitada, tanto a nivel clínico como poblacio-
nal (11, 12).
Uno de los posibles mecanismos por los cuales la
lactancia materna podría tener un rol protector en la
presión arterial, es que la leche materna es fuente de
ácido araquidónico (AA) y decosahexanoico (DHA).
Estos ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga
(AGPI) son componentes principales del endotelio vas-
cular y la evidencia sugiere que la suplementación en
adultos hipertensos con AGPI reduce los niveles de
presión arterial (13).
Lactancia materna y diabetes tipo 2
La lactancia materna parece estar asociada con una
disminución del riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en
la edad adulta, y con menor grado de resistencia a la
insulina en la infancia y la vida adulta (14). En estudios
con niños, la lactancia materna también se asoció con
menores concentraciones de glucosa plasmática y ni-
veles de insulina (14).
En el meta análisis realizado por Owen, et. al., en
seis de los siete estudios que fueron incluidos, se en-
contró una relación con la lactancia materna y menor
riesgo de diabetes tipo 2. Las personas que fueron ali-
mentadas con leche materna mostraron menor riesgo
de desarrollar diabetes tipo 2 comparados con los que
fueron alimentados con sucedáneos de la leche materna
(pooled odds ratio: 0.61; IC 95%: 0.44 - 0.85; p=
0.003) (14).
En Japón en el 2014, Ikeda et.al. llevaron a cabo un
estudio para determinar la relación entre el tipo de ali-
mentación en la edad temprana y el desarrollo de fac-
tores de riesgo para síndrome metabólico y la sensibi-
lidad a la insulina en infantes pre-término. Las
comparaciones se realizaron entre quienes fueron ali-
mentados exclusivamente con leche materna y quienes
recibieron lactancia materna de manera parcial. La sen-
sibilidad a la insulina fue mayor en los infantes alimen-
tados exclusivamente con leche materna, en
comparación con quienes fueron alimentados de ma-
nera parcial. No se encontró ninguna diferencia en los
niveles de colesterol total y apolipoproteínas de alta
densidad (HDL) entre los dos grupos, pero si en las
concentraciones de LDL ya que fueron mayores en los
infantes que recibieron leche materna de manera par-
cial (15).
Se han propuesto dos posibles mecanismos por los
cuales la lactancia materna podría tener un rol protector
en el desarrollo de la diabetes tipo 2. Primero, Baur et.
al. observaron que la glucosa plasmática en ayunas se
correlacionó inversamente con el nivel de AGPI pre-
sentes en niños que fueron amamantados (r= -0.38, P
<0,05) (16). Debido a que los AGPI están presentes en
la leche materna, pero no en la mayoría de los sucedá-
neos de la leche materna, se ha propuesto que la leche
materna aumenta los niveles de AGPI en la membrana
del músculo esquelético, lo cual está asociado con me-
nores concentraciones de glucosa plasmática. Por lo
tanto, cambios tempranos en la membrana del músculo
esquelético debido a saturación por AGPI podría des-
empeñar un papel protector en el desarrollo de la resis-
tencia a la insulina, evitar el fallo u agotamiento de las
células-del páncreas y el desarrollo de diabetes tipo
2 (17). Segundo, niños alimentados con sucedáneos de
la leche materna tienen concentraciones basales y post-
prandiales de insulina superiores comparadas con niños
alimentados con leche materna (18), esto podría llevar
al fallo de células del páncreas y por consiguiente a
mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 (17).
Por otro lado, Martin et. al. estudiaron una cohorte
de personas reclutadas en 16 centros en Inglaterra y Es-
cocia, quienes participaron en una encuesta entre 1937
y 1939 para conocer aspectos relacionados con la dieta
y la salud cuando eran menores de 20 años. La infor-
mación sobre la duración de la lactancia materna se ob-
tuvo de las madres. A una edad media de 71 años, la
lactancia materna no se asoció con diabetes tipo 2
(odds ratio: 0.97; IC 95%: 0.41 - 2.30) (19).
La evidencia de un posible efecto de programación
147
LACTANCIA MATERNA Y ENFERMEDADES CRÓNICAS NO TRANSMISIBLES EN LA VIDA ADULTA
de la lactancia materna sobre el metabolismo de la glu-
cosa es escasa. Hasta ahora, no es posible establecer
asociaciones concluyentes acerca de los efectos a largo
plazo de la lactancia materna sobre el riesgo de des-
arrollar diabetes tipo 2.
Lactancia materna, sobrepeso y obesidad
Varios estudios de cohortes muestran que existe una
asociación entre la lactancia materna y la obesidad en
niños (20-23). Varios meta análisis muestran reduccio-
nes moderadas en el riesgo de obesidad asociado con
haber sido amamantado o con una mayor duración de
la lactancia materna (24-27).
En el meta análisis realizado por Harder et.al con el
objetivo de buscar una asociación entre la duración de
la lactancia materna y el riesgo de obesidad, se inclu-
yeron 17 estudios y se encontró una disminución de
4% en el riesgo de tener sobrepeso por cada mes de lac-
tancia materna (OR: 0.96/mes; IC 95%: 0.94–0.98).
Estos resultados muestran que hay un efecto dosis-res-
puesta entre la duración de la lactancia materna y la
disminución del riesgo de tener sobrepeso. El efecto no
es tan fuerte a nivel individual, pero puede ser impor-
tante a nivel poblacional (26). En otro meta análisis,
Owen et.al incluyeron 28 estudios con casi 300,000
personas, encontrando que la lactancia materna se aso-
cia con un menor riesgo de obesidad (odds ratio: 0.87),
pero también encontraron que el efecto fue menor
(odds ratio: 0.93) en estudios en los que se ajustó por
tres factores de confusión: la obesidad, el hábito de
fumar y la condición socioeconómica de la madre (25).
En un meta análisis más reciente, publicado en el
2014 Yan et. al incluyeron 25 estudios con un total de
226, 508 personas los cuales fueron realizados entre
los años 1997 y 2014 en 12 países. En este análisis se
encontró que los niños que fueron amamantado tuvie-
ron 22% (odds ratio: 0.78; CI 95%: 0.74, 0.81) menor
riesgo de tener sobrepeso u obesidad en la edad adulta.
Este meta análisis confirma una relación dosis res-
puesta entre la duración de lactancia recibida y dismi-
nución del riesgo de sobrepeso u obesidad, ya que se
observó la disminución del riesgo en los niños que fue-
ron amamantados por 7 meses o más (27).
Entre los mecanismos relacionado con comporta-
mientos alimentarios que pueden explicar la relación
entre lactancia materna y obesidad, debe considerarse
que la alimentación con biberón requiere mayor aten-
ción por parte de la madre para reconocer las señales
de hambre y saciedad en comparación con los bebes
amamantados. El uso del biberón como un método para
calmar a los lactantes puede contribuir a un mayor con-
sumo de energía promoviendo la ganancia de peso en
los primeros años de vida (28). Asimismo, la lactancia
materna se asocia con otras ventajas para disminuir el
riesgo de desarrollar sobrepeso, como una menor fre-
cuencia de introducción de alimentos complementarios
antes de los 4 meses y con una menor frecuencia de
ofrecer alimentos altos en grasas o sacarosa a niños de
un año en comparación con las madres que alimentan
a sus bebés con sucedáneos de la leche materna (29).
Mientras que entre los mecanismos biológicos que han
sido propuestos para explicar el factor protector de la
lactancia materna sobre el sobrepeso y la obesidad se
pueden mencionar en primer lugar que la leche materna
contiene hormonas como la adiponectina, leptina y gre-
lina, las cuales podrían ayudar a establecer las señales
de saciedad a largo plazo (30). En mayor medida, los
bebés amamantados naturalmente en comparación con
los alimentados con biberón hacen saber a las madres
cuando están satisfechos apartándose del pecho, lo que
podría conducir a una mejor auto regulación de la in-
gesta de energía a medida que crecen (31). Una se-
gunda razón se relaciona con los patrones de
crecimiento infantil. Después de los primeros 3-4
meses de vida, los bebés amamantados ganan menos
peso y su crecimiento es menos acelerado que en los
bebés alimentados con sucedáneos de la leche materna
(32), (33). También, se ha reportado que en niños ali-
mentados con sucedáneos de leche materna el rebote
de adiposidad se da a una edad más temprano en com-
paración con los niños amamantados (34). Ganar
menos peso en la infancia predice menores tasas de
obesidad y sus complicaciones tardías en la infancia y
en la edad adulta (35). Tercero, los sucedáneos de la
leche materna contienen más proteína que la leche ma-
terna, se ha sugerido que un mayor aporte de proteína
aumenta el número de adipocitos y promueve la rápida
ganancia de peso mediado por un aumento de la insu-
lina y concentraciones del factor de crecimiento similar
a la insulina 1 (34). Resultados de un ensayo controlado
aleatorizado muestran que lactantes pre-término y a tér-
mino alimentados con sucedáneos de la leche materna
ganan peso más rápido y aumentan rápidamente el nú-
mero de adipocitos aumentando el riesgo de sobrepeso
y obesidad (34, 36, 37).
Por otro lado, en un estudio llevado en cabo en
148 MAZARIEGOS Y ZEA
China (n=7,967) en el 2014, con el objetivo establecer
asociación entre la lactancia materna y disminución del
riesgo de obesidad infantil, no encontraron ningún
efecto significativo de la lactancia materna en la reduc-
ción del riesgo de obesidad (odds ratio: 1.01, IC 95%
CI 0.98 - 1.05, p = 0.36) (38).
En resumen, con la evidencia generada no puede es-
tablecerse que la lactancia materna tiene un papel pro-
tector de la obesidad infantil, pero por los mecanismos
en los que podría estar actuando para la regulación del
apetito y la saciedad cualquier intervención dirigida a
reducir el riesgo de obesidad infantil debería incluir la
promoción de la lactancia materna en forma exclusiva
en los primeros seis meses y su continuación hasta los
dos años de edad y más (39). Además, con todos los
mecanismos plausibles anteriormente descritos es po-
sible que el efecto protector de la lactancia materna
contra la obesidad este basado en la composición única
y las respuestas metabólicas y fisiológicas a la leche
humana.
Lactancia materna e inflamación
Vérier et.al encontraron que la lactancia materna no
se asocia significativamente con marcadores inflama-
torios (PCR, factores del complemento 3 y 4, cerulo-
plasmina, moléculas de adhesión) citoquinas, factor
transformador de crecimiento (TGF-β1) y glóbulos
blancos, después de ajustar por sexo y un puntaje de
propensión que incluía varios factores de confusión
(presencia de infección aguda, sexo, peso al nacer, ac-
tividad física, sedentarismo, IMC, exposición a tabaco
y uso de contraceptivos en el caso de mujeres). El fac-
tor de propensión permitió manejar los múltiples fac-
tores de confusión y presentar mejores resultados por
medio de modelos de regresión lineal multivariados
(p= 0.32). En este estudio, la lactancia materna no se
asoció con el estado inflamatorio en adolescentes
sanos, lo que sugiere que los posibles beneficios car-
diovasculares de la lactancia materna están relaciona-
dos con otros mecanismos de modulación de la
inflamación (40). Se requiere de más estudios para cla-
rificar el rol de la lactancia materna en el proceso de
inflamación crónica.
En un estudio de cohorte llevado a cabo en el 2014
en Estados Unidos (n= 6951), se estudió la asociación
entre el peso al nacer y la duración de la lactancia ma-
terna y los niveles de PCR en la vida adulta. Un peso
al nacer menor a 2.8 Kg se asoció positivamente con
las concentraciones de PCR en jóvenes adultos, mien-
tras que se encontró una asociación negativa con pesos
al nacer mayores a 2.8 kg; estas asociaciones se man-
tuvieron significativas incluso tras ajustar por variables
de confusión como peso al nacer. En comparación con
individuos que no fueron amamantados, las concentra-
ciones de PCR fueron 20.1%, 26.7%, 29.6% y 29.8%
menor entre quienes fueron amamantados al menos tres
meses, de tres a seis meses, de 6-12 meses y más de 12
meses, respectivamente (41).
La modulación de la inflamación crónica puede ser
uno de los mecanismos responsables de los efectos be-
néficos de la lactancia materna sobre la obesidad y la
hipertensión arterial en la vida adulta. Das et al. sugi-
rieron que la leche materna, una rica fuente de AGPI
de cadena larga, podrían disminuir la inflamación a tra-
vés de mecanismos que incluyen estatinas, PPARg o
agentes anti-inflamatorios no esteroides (42).
DISCUSIÓN
Algunos de los estudios presentados en esta revisión
sugieren que la lactancia materna podría tener un rol
protector en el desarrollo de las enfermedades crónicas
en la edad adulta o sus factores de riesgo, al igual que
los mecanismos biológicos plausibles por los que la
leche materna podría actuar. La disminución del riesgo
de sobrepeso y obesidad es la que dispone de más evi-
dencia, aunque hay resultados contrarios, al igual que
para los factores de riesgo de enfermedad cardiovascu-
lar. En el caso de la disminución del riesgo de desarro-
llar diabetes tipo 2 y estados de inflamación, la
evidencia aún es muy escasa. Aunque no se haya esta-
blecido una relación causal, los posibles beneficios que
pueden obtenerse en la prevención de las ECNT tienen
relevancia a nivel poblacional.
Es necesario trasladar la evidencia científica sobre
el posible rol protector de la lactancia materna en la
prevención del desarrollo de enfermedades crónicas en
la vida adulta a los tomadores de decisiones. De esa
manera, se sumarán motivos a los bien conocidos be-
neficios de la leche materna en términos de supervi-
vencia al corto plazo y desarrollo cognitivo, para lograr
no solamente la promoción de la lactancia materna sino
acción y posicionamiento. De esta manera, se podría
incidir en el sistema de atención primaria para mejorar
la promoción y sostenimiento de la lactancia materna,
por medio de una consejería guiada en nuevos aspectos
de la lactancia materna. Además, el enfoque de las in-
149
LACTANCIA MATERNA Y ENFERMEDADES CRÓNICAS NO TRANSMISIBLES EN LA VIDA ADULTA
tervenciones para reducir el riesgo de desarrollar en-
fermedades crónicas en la edad adulta, podría incluir
la mejora del estado nutricional de la madre durante el
embarazo para reducir el bajo peso al nacer, la mejora
de la lactancia materna (incluida la duración de la lac-
tancia materna exclusiva y total) y la introducción
oportuna de alimentos complementarios.
Aunque en este momento no sea posible establecer
una relación de causalidad de los beneficios de la leche
materna en la prevención del desarrollo de enfermeda-
des crónicas en la vida adulta debido a que la mayoría
de evidencia disponible proviene de estudios observa-
cionales (cohorte prospectivos), debe de tomarse en
cuenta que este tipo de estudios son la mejor fuente
para inferir causalidad cuando por cuestiones éticas no
es posible llevar a cabo ensayos controlados aleatori-
zados. Por lo tanto, estudios de cohorte prospectivos
desde el nacimiento son el mejor tipo de estudio para
fortalecer la evidencia entre la asociación de lactancia
materna y la prevención de ECNT en la vida adulta
(17), (43). Es difícil definir la magnitud del efecto en
la reducción del desarrollo de enfermedades crónicas,
ya que el factor de exposición (lactancia materna) en
cada uno de los estudios ha sido definido de distinta
forma, ej., lactancia materna exclusiva o alimentación
parcial. Por lo tanto, es necesario que se estandarice a
nivel internacional la forma de medir la lactancia.
Es indispensable generar evidencia científica en la
región que clarifique el rol protector de la leche ma-
terna en la prevención del desarrollo de enfermedades
crónicas en la vida adulta, ya que es difícil extrapolar
los resultados obtenidos en estudios realizados en paí-
ses desarrollados. Algunas diferencias que hace difícil
la extrapolación son, por ejemplo, las tasas de bajo peso
al nacer, que son diferentes a la de los países de bajos
y medianos ingresos. Ese es un factor de riesgo para el
desarrollo de enfermedades crónicas en la vida adulta.
Otro ejemplo son las diferencias en los patrones y
tiempo de introducción de alimentos. Se debe también
ser precavido al interpretar las asociaciones encontra-
das hasta ahora, ya que los cambios obtenidos en fac-
tores de riesgo para el desarrollo de enfermedades
crónicas son muy pequeños a nivel individual; más
bien son de importancia a nivel poblacional.
La lactancia materna es una de las alternativas más
promisorias para combatir la malnutrición y la doble
carga de la enfermedad a lo largo de la vida. Por lo
tanto, se requiere de acciones urgentes para asegurar
que todos los lactantes sean colocados al seno durante
la primera hora después de nacer y que reciban lactan-
cia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de
vida para que gocen de los beneficios a corto (y los po-
sibles beneficios) y largo plazo de la lactancia materna;
es imperante promover, proteger y apoyar la lactancia
sobre todo en las mujeres más vulnerables, las de bajo
nivel educativo y socio-económico, etnia indígena y
sin trabajado remunerado ya que es en este grupo
donde se ha estado experimentando su descenso.
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Recibido: 17-03-2015
Aceptado: 14-05-2015