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* Departamento de Periodismo y Ciencias de la Comunicación, Universidad
Autónoma de Barcelona.
Resumen
Este artículo se enmarca en una investigación más amplia de análisis de las
relaciones entre el sistema financiero y el sistema mediático para el periodo
1976 y 2004 en España. Aquí se presentan en concreto la evolución teórica del
estudio de estas relaciones, así como los resultados obtenidos para el caso de
los vínculos entre los dos líderes en España para los respectivos sectores: el
grupo SCH en el ámbito financiero, y el grupo PRISA en el mediático.
Palabras clave: Banca. Grupos de comunicación. Capital financiero.
Abstract
This paper is part of a wider research work analyzing the relationship
between the banking system and the media system in Spain between 1976 and
2004. We present here an analysis of how this relationship study has evolved,
together with a case study based upon the two corresponding leading
organizations in Spain: the SCH group (banking sector) and the PRISA group
(media sector).
Key words: Banking. Media groups. Financial capital.
La convergencia de intereses entre banca y
grupos de comunicación: el caso de SCH y PRISA
Banking and Media Group Converging Interests:
the Case of SCH and PRISA
Por Núria Almiron *
Recibido el 15 de enero de 2007, aprobado el 20 de abril de 2007
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1. Introducción
A finales de la década de 1970, el Instituto Latinoamericano de Estudios
Transnacionales (ILET) encargó al profesor holandés Cees Hamelink –inves-
tigador del centro de 1977 a 1980 y posteriormente del Instituto de Estudios
Sociales de la Haya– la realización de una investigación sobre las finanzas y
las comunicaciones internacionales. El estudio, finalizado en 1980 gracias al
apoyo del instituto holandés, sería publicado ese mismo año en inglés –cua-
tro años más tarde en castellano bajo el título Finanzas e información. Un
estudio de intereses convergentes– y se convertiría en el principal referente de
investigación multidisciplinar en profundidad de las relaciones entre el ámbi-
to financiero y el ámbito de la información.
La investigación de Hamelink se centra en las interconexiones del sistema
financiero y lo que él denomina genéricamente la industria de la información,
fuertemente dominada por los sectores de las telecomunicaciones y el proce-
samiento de datos1, y tiene como escenario el ámbito internacional en el
marco del espíritu de denuncia de los procesos no democráticos que tenían
lugar en la comunicación internacional en aquellos momentos, y que se plas-
maría de forma oficiosa en el Informe MacBride (1980). En su trabajo,
Hamelink llega a la conclusión que a principios de la década de los ochenta
la industria transnacional de la información y el sistema bancario transnacio-
nal están altamente oligopolizados, mientras la primera tiene enormes necesi-
dades financieras y el segundo grandes intereses y necesidades informativas.
De lo anterior queda de manifiesto que existe una creciente convergencia de
intereses entre la banca y las empresas de la industria de la información, con-
vergencia que atiende a tres niveles.
En primer lugar, se produce convergencia en lo tecnológico: la “transfe-
rencia digital” de todo tipo de información afecta profundamente a la indus-
tria de la información y al sistema financiero. El sistema financiero es un
importante cliente consumidor de nuevas tecnologías de la información y la
industria de la información es proveedora de ellas. En segundo lugar, existe
convergencia en lo operativo: las empresas de la industria de la información
se dedican al “comercio de la información financiera” y de varios servicios
bancarios, a la vez que los bancos realizan una diversidad de servicios infor-
mativos. Y en tercer lugar, se da convergencia en el ámbito financiero: “Las
empresas de la industria de la información necesitan financiamiento a gran
escala y los bancos son sus proveedores de créditos. Además de las relacio-
nes entre acreedor y deudor, las principales instituciones bancarias son pro-
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pietarias de acciones en la industria de la información y, en muchos casos,
están representadas en los directorios [consejos de administración] de las
empresas” (Hamelink, 1984: 185).
Esta convergencia de intereses, en especial la constituida por los niveles
operativo y financiero, permite a Hamelink afirmar que los bancos están en
condiciones de influir de modo decisivo en los asuntos fundamentales de la
política de las empresas informativas. Ahora bien, la interdependencia entre
banca e industria no deriva propiamente en un control operativo sino en lo
que Hamelink denomina “el control de los recursos de la información a tra-
vés de la asignación de fondos” (Íbid.: 147-184).
Dos son los tipos de controles que, según Hamelink, puede ejercer la
banca sobre la industria informativa. El control operativo hace referencia al
control que se ejerce respecto de las operaciones cotidianas de una empresa,
mientras que es el control de los recursos de la información el que se realiza
a través de la asignación de fondos. En este último tipo de control la influen-
cia se ejerce mediante el poder que otorga la posibilidad de asignar o no los
fondos que la empresa considera necesarios. A este respecto, Hamelink afir-
ma que el control mediante la asignación de fondos tiene una influencia deci-
siva en el mercado y en el conjunto de la sociedad y por lo tanto, desde este
punto de vista, la interdependencia observada entre banca e industria infor-
mativa adopta la forma de dominio de la primera sobre la segunda.
Este control de los recursos de la información a través de la asignación de
fondos se realiza, según Hamelink de diversos modos, siendo los principales
el suministro de capital, las acciones ordinarias, los vínculos vendedor-com-
prador y las interconexiones (directas e indirectas) en la integración de los
consejos de administración. Esto es, los bancos ejercen poder sobre la indus-
tria informativa a través de los fondos que prestan, su papel como accionis-
tas, su papel como clientes y su presencia en los consejos de administración.
Al respecto de esta última presencia, correlativa de los atributos anterio-
res, Hamelink afirma: “Es frecuente encontrar banqueros en los directorios
[consejos de administración] de empresas no financieras; actúan como ase-
sores en la materia de su especialidad y como contactos con la comunidad
financiera para obtener préstamos cada vez que sea necesario. En ocasiones,
representan además los intereses de sus instituciones, ya sea como acreedo-
res o como accionistas principales de las empresas” (Íbid.: 146-147).
Y, a su vez, lo anterior repercute sobre la producción y la distribución de
los medios de comunicación de tres formas. En primer lugar, en sus posibili-
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dades de existencia y funcionamiento. Por tratarse de una actividad, la de la
industria informativa, que exige gran intensidad de capital, a quién ceden fon-
dos los bancos es determinante para la existencia y futuro de los elegidos. Por
lo tanto, el poder de la banca radicaría en determinar el número de medios que
puede existir a cada momento, según los apoyos que decidan otorgar. “Es
posible –afirma Hamelink– que los bancos no tengan demasiada influencia en
la información que produce cada medio, pero sí la tienen al decidir a qué
medios apoyan financieramente y, por lo tanto, qué tipo de información alcan-
za una mayor circulación” (Íbid.: 195-196).
En segundo lugar, el control y relaciones de la banca con las empresas de
comunicación repercute, para Hamelink, en el grado de concentración de los
medios. La elevada concentración que existe en la industria periodística se
relacionaría directamente con los estrechos vínculos que mantienen banca e
industria informativa. Y, en tercer lugar, la repercusión tiene lugar en la auto-
nomía y diversidad de los medios. La preocupación por las interconexiones
entre banca e industria informativa no se reduciría a que la primera contribu-
ya en gran manera a la oligopolización de la segunda, sino también al conte-
nido informativo y a las limitaciones a la independencia periodística que tal
interconexión produce. Hamelink manifiesta serias dudas sobre la autonomía
y diversidad que la industria informativa puede mantener con tales vínculos
con la banca.
En síntesis, Finanzas e información llega a la conclusión de que existe un
control financiero significativo en la industria transnacional de la información
de principios de la década de los ochenta y que ese control es mayor que en
otras actividades industriales. Las áreas convergentes de las finanzas y la
información están controladas oligopólicamente por los intereses interrelacio-
nados de un reducido número de grandes bancos transnacionales y de grandes
empresas transnacionales de la información.
De forma casi simultánea a Hamelink, en España, Enrique Bustamante
analizaba en ese mismo periodo de tiempo la estructura de poder de la comu-
nicación en una investigación que publicaría en 1982 bajo el título Los amos
de la información En España. Bustamante sitúa su análisis en el particular
contexto español, en el que, desde los años cuarenta y cincuenta, la aristocra-
cia financiera española “consigue montar, a escala nacional, el control del sis-
tema crediticio”. Será a partir de este control que la elite financiera impulsa-
rá la industrialización española, no estando exento de ello el sector privado de
la industria de la información. Y es a partir de los años sesenta cuando la
banca acelera su entrada en la prensa, dándose aquí, frente a la típica concen-
tración industrial, una concentración fundamentalmente financiera (y lo
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mismo sucede en los sectores auxiliares como el del papel-prensa)
(Bustamante, 1982: 146).
En el momento de publicar Los amos de la información, los grupos multi-
media o las formas de integración vertical u horizontal que ya se encontraban
frecuentemente en torno a las empresas informativas de otros países desarro-
llados, se daban todavía en muy pequeña medida en España. En este país, la
entrada masiva de inversiones extranjeras a partir de 1959 no se producirá por
igual en todos los sectores, por la existencia de “cotos vedados desde esos
años iniciales” (Ibid. 252). Afirma Bustamante: “En un lugar destacado de
entre esas reservas que los Gobiernos y la oligarquía financiera mantendrían
durante años resaltan precisamente las emisoras de radiodifusión, las empre-
sas periodísticas y editoras en general, las agencias informativas y las produc-
toras cinematográficas” (Ibid.). En suma, la clase dominante española mono-
polizaba “mediante una abundante y repetida normativa, el control de los
medios de información o, al menos, su titularidad y gestión directas” pues “se
trataba de un instrumento demasiado importante económica y políticamente
como para que permitiera la intromisión del capital extranjero” (Íbid.).
A pesar de que el capital financiero español, según Bustamente, domina la
mayoría de los diarios, parte de las revistas y la radio privada, su autonomía
queda muy mediatizada por las superiores instancias de hegemonía multina-
cional que se elevan sobre él. Así, este capital financiero, en su papel de pro-
pietario de los medios, sólo ocuparía la tercera posición en la estructura gene-
ral del edificio del poder informativo en un país desarrollado, tras los anun-
ciantes y las agencias publicitarias, cuya dinámica las sitúa en el vértice de la
pirámide del poder informativo.
Es preciso, no obstante, recordar que el análisis de Bustamante se realiza
en aquel momento sobre un sistema mixto de comunicación (con un impor-
tante conglomerado mediático de carácter público conviviendo con un toda-
vía incipiente sector privado de envergadura limitada) y que, por tanto, sus
conclusiones deben ser aplicables a ese conjunto heterogéneo. Si tomamos
sus conclusiones en el sector de la prensa, donde mayores eran las necesida-
des de financiación y liquidez por tratarse del ámbito más privatizado, sus
aseveraciones no pueden ser más explícitas: “Las vinculaciones de los medios
informativos de masas con la banca adquieren así una mayor significación
aún, en la medida en que, de una parte, multiplican las dependencias y subor-
dinaciones de la información ante variados y complejos intereses; de otra,
porque no sólo implican vías privilegiadas de crédito y liquidez sino que tam-
bién garantizan en buena medida una abundante facturación publicitaria,
reforzando así por esta doble vía tanto la dinámica hacia la concentración
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como el grado de control sobre la información” (Íbid.: 35).
Desde estos dos estudios hasta hoy, la evolución del sistema de medios y
del sistema financiero, enmarcados ambos en los procesos de liberalización y
globalización del capital, conduce a un escenario en el que las conclusiones
de ambos autores siguen siendo relevantes pero deben ser actualizadas.
Hamelink ya afirmó que lo que estaba sucediendo no era casual, sino una
característica propia de la estructura de la información internacional y del
orden económico vigente. Dado que los atributos que definían a una y otro,
lejos de desaparecer, no han hecho más que acentuarse en las siguientes dos
décadas, los resultados del estudio de este investigador holandés conservan
toda su sagacidad, al igual que los apuntados por Bustamante para el caso
español, pero se han visto sobrepasados en extensión y calado por el vertigi-
noso crecimiento del predominio del capital financiero experimentado en los
últimos veinte años.
2. La financiarización de las industrias culturales
Esta expansión del capital financiero no ha empezado a ser estudiada hasta
muy recientemente aplicada a las industrias culturales. En este contexto, en el
cambio de milenio, los investigadores franceses Philippe Bouquillion,
Bernard Miège y Christian Pradié empezaron a estudiar la mutación de las
estrategias industriales de las industrias culturales para el Centre National de
la Cinématographie de Paris y en 2002 publicaron los resultados de su traba-
jo bajo el título Mouvements financiers, changements des stratégies industrie-
lles et mutations des industries culturelles. Este estudio incluía, entre otros, el
análisis de 19 grandes empresas del sector mundial de la comunicación, cuyas
conclusiones serían anticipadas en un artículo “Financiarisation des industries
de la communication et mutations corrélatives” (Bouquillion, P.; Miège, B. Y
Pradié, Ch. (2003) que serviría de materia prima para otras reflexiones, como
la realizada por Christian Pradié en solitario en 2005 bajo el título
“Capitalisme et financiarisation des industries culturelles”. Trabajos todos
ellos que se realizarían en paralelo a la investigación doctoral de la autora de
este artículo y que, por tanto, no podrían ser incluidos en ella, pero que con-
firmarían en su mayor parte los resultados para el caso español de nuestra
investigación2.
Lo que afirman estos autores es que no es posible desasociar el funciona-
miento de las industrias culturales de la historia del capitalismo, al menos en
los países desarrollados. Algo que ya observaban tanto Hamelink como
Bustamante pero que ninguno de los dos podía calibrar en toda su magnitud
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a principios de los ochenta, pues investigaban y escribían justo en el albor de
los movimientos políticos que desatarían los procesos de liberalización del
capital y del comercio a nivel y escala sin precedentes. Así, para autores como
Christian Pradié, el fin de los monopolios públicos y el desarrollo de los sec-
tores privados en el ámbito de las actividades audiovisuales y de las teleco-
municaciones a que darían lugar estos fenómenos de globalización liberal
constituyen tendencias que aproximan estos sectores a los movimientos de
desregulación de los mercados financieros, en la medida que se produce un
aumento de búsqueda de revalorización del capital en las nuevas actividades.
De este modo, sector audiovisual y telecomunicaciones, se convierten en
“domaines de l’activité sociale évoluant suivant des conditions qui tendent à
transformer leur objet principal en un secteur de destination des placements
financiers” (Íbid.: 86).
Para Pradié, los fenómenos que impulsan el aumento de capitales puestos
en circulación en los sectores relativos a las industrias culturales son esencial-
mente de tres órdenes. El primero es la concentración de poder económico,
mediante la acumulación creciente de medios de producción capitalista que se
sitúan bajo el control y dependencia de un número cada vez más reducido de
centros de decisión. El segundo es la internacionalización del capital de las
empresas de las industrias culturales, que provoca la concentración del aho-
rro resultante de diversos grupos nacionales. Por último está la industrializa-
ción de los modos de producción, en función de la necesidad de remunerar a
los capitales invertidos según los baremos que gobiernan los mercados finan-
cieros o según los modos de funcionamiento específicos de determinados sec-
tores (Íbid.: 89).
Concentración económica, internacionalización del capital e industrializa-
ción de la producción han sido estudiados por estos autores (Bouquillion,
Miège y Pradié, 2002 y 2003) en las empresas del sector de la comunicación,
y los resultados han sido claros. En todos los casos se observa una evidente
correlación entre concentración, internacionalización e industrialización, por
un lado, y financiarización –preeminencia de lo financiero sobre lo producti-
vo–, por otro.
De este modo, a mayor financiarización se corresponde una mayor con-
centración empresarial, mayor internacionalización del capital y mayor indus-
trialización de la producción. Y al suscitar la organización de una producción
concentrada, internacionalizada e industrializada, el proceso de financiariza-
ción provoca movimientos estructurales importantes que transforman el sec-
tor de la comunicación, afirma Pradié, al igual que han transformado el resto
de sectores industriales (Hallary, 2003). Para Pradié, el principal efecto de la
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financiarización sobre las industrias culturales consiste en “imprimer à une
part prépondérante de l’activité les caractéristiques de firmes cotées, formant
des groupes de sociétés, fortement internationalisés et aux modalités de pro-
duction soumises à des normes de productivité […]” (Pradié, 2005: 103). Esto
es, las exigencias de rentabilidad son muy superiores en estas sociedades. Por
el contrario, las firmas que mantienen cierta independencia de los mercados
financieros son empresas poco concentradas, menos internacionalizadas y
con modos de producción parecidos a los artesanales; y, por supuesto, con
exigencias de rentabilidad mucho menores.
En este sentido, Philippe Bouquillion (2005) recuerda que, desde los años
noventa, las principales operaciones financieras realizadas en el ámbito de las
industrias culturales y de la comunicación ocupan los primeros puestos en el
ranking de operaciones financieras de toda la historia de las finanzas interna-
cionales. Estas macrooperaciones financieras –que indiscutiblemente han
generado una reducción de los centros de decisión independientes y han
sumergido a los mercados de las industrias culturales en una lógica oligopó-
lica– son el signo y motor de una nueva fase de la industrialización de la cul-
tura y la comunicación. Una nueva fase basada en la globalización y la finan-
ciarización, en la que la estandarización de los productos culturales e intelec-
tuales deberá aumentar para satisfacer las exigencias de rentabilidad de los
inversores financieros.
En base a la investigación realizada sobre el desarrollo financiero, indus-
trial y geográfico de los principales grupos industriales activos en el ámbito
audiovisual y editorial, Bouquillion describe cómo las estrategias y tácticas de
estos grupos –guiadas por objetivos esencialmente financieros y cortoplacis-
tas– pueden conducirse de manera autónoma a las lógicas industriales, cuyos
efectos se sienten habitualmente a medio o largo plazo. Se observa así que lo
financiero tiene un papel protagonista en la mayoría de operaciones de toma
de control de los grandes grupos y conglomerados de comunicación –motivo
por el que Bouquillion denomina “pôles”, polos, a los grandes grupos o con-
glomerados industriales de comunicación, pues sus sinergias no son industria-
les sino financieras–. A su vez, la acentuación del funcionamiento oligopolís-
tico de las industrias de la cultura y la comunicación está también indisocia-
blemente unida a las cuestiones financieras. Y es la liberalización quien ha
impulsado esta financiarización.
La liberalización financiera permitió en la década de los ochenta y noven-
ta la entrada de capital financiero en los mercados sectoriales y nacionales de
la comunicación; y ello a pesar de las restricciones que se mantuvieron como
barreras de entrada. Los principales actores financieros más influyentes –fon-
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dos de pensión, entidades de crédito y analistas financieros– empezaron a par-
ticipar en todos aquellos nuevos espacios de inversión que se abrían ante ellos
y que prometían garantizarles buenas oportunidades para rentabilizar sus
inversiones. El ámbito de las industrias culturales, y en especial el de los
medios de comunicación dentro de ellas, fue uno de estos nuevos espacios por
los que los grandes inversores financieros internacionales empezaron a mos-
trar interés –dada su convergencia con el sector de la informatización, las tele-
comunicaciones e Internet–. Además, al margen de los réditos patrimoniales,
estos actores tienen gran interés en las grandes operaciones empresariales
porque constituyen para ellos una importante fuente de ingresos, principal-
mente en forma de comisiones. Pero no solamente. Estas operaciones consti-
tuyen también para los grandes actores financieros un aumento de poder:
“Leur influence sur les acteurs industriels s’en trouve accrue, en particulier
leur contrôle sur les managements. Lors de la réalisation de l’opération, ils
contribuent à définir les contours des nouveaux ensembles. Ils orientent alors
les grands choix stratégiques, voire la nomination des responsables. De
même, après la réalisation de ces opérations et lorsque les pôles sont dépen-
dants d’opérations financières (prêts, émissions d’obligations, augmentation
du capital, voire notation), ils peuvent exercer une influence permanente sur
les grandes orientations stratégiques” (Bouquillion, 2005: 119).
Es por ello que Michel de Certeau habla de “coups financiers”, golpes
financieros, para referirse a las grandes operaciones empresariales financiari-
zadas, pues responden a tácticas financieras de los actores que las protagoni-
zan más que a estrategias industriales (Íbid.).
Estos primeros análisis de la financiarización del sector de la información
y la comunicación son todavía demasiado dependientes de los clásicos esque-
mas de la investigación centrada en la concentración de la propiedad de los
grupos de comunicación –así por ejemplo Philippe Bouiquillion define finan-
ciarización como la simple cotización de un grupo de comunicación en la
bolsa y, por extensión, como la participación de los actores financieros inter-
nacionales en el capital de los conglomerados de comunicación (Íbid.: 116)–,
sin embargo, son ya muy reveladores de sus efectos y consecuencias.
Especialmente en lo relativo a las contradicciones flagrantes que se materia-
lizan entre los intereses industriales y los intereses financieros y, más espe-
cialmente, entre, por un lado, el rol democrático y la responsabilidad social de
los conglomerados industriales del sector de la comunicación y la informa-
ción, y, por otro, el neoliberalismo de los actores financieros.
3. Una definición ampliada de financiarización
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Aquí proponemos ampliar la definición de financiarización, aplicada a las
industrias culturales, utilizada por los anteriores autores. Si lo hacemos, e
incluimos en ella aspectos como el endeudamiento bancario (créditos y prés-
tamos); la utilización de nuevos instrumentos financieros para la recapitaliza-
ción y el endeudamiento (mediante títulos bancarios); la penetración de acto-
res globales de la financiarización en la estructura de propiedad (como los
grandes fondos de inversión estadounidenses), o la presencia de consejeros
vinculados al sector financiero en los consejos de administración de los gru-
pos de comunicación (como representantes de paquetes accionariales o como
independientes)4, entonces es posible observar rasgos nuevos con respecto a
las conclusiones apuntadas por Hamelink y Bustamente a principios de los
ochenta, y también con respecto al análisis ulterior de los investigadores fran-
ceses citados.
Estos rasgos tienen que ver, principalmente, con las relaciones de poder
entre los actores bancarios y los grupos de comunicación. En primer lugar, la
financiarización de los grupos de comunicación provoca que la convergencia
de intereses señalada por Hamelink no sólo no desaparezca sino que se
acentúe hasta obligar a redefinir el control que Hamelink, y también
Bustamante, afirmaban de la banca sobre la información. Cuando las lógicas
financieras subordinan a las lógicas industriales en el mismo seno de los
grupos de comunicación, no es posible hablar de supeditación de la empresa
de comunicación a la banca sino de integración de la primera a la lógica de la
segunda y, por tanto, de lógicas compartidas. Especialmente, cuando se
observa la multitud de dependencias mediáticas que la vertiginosa
concentración bancaria ha generado en los actores financieros –que han
incurrido en muchos casos en operaciones excesivamente arriesgadas, poco
éticas o directamente ilícitas, cuya consideración pública ha dependido
frecuentemente del tratamiento de las mismas por parte de los medios de
comunicación.
La evolución del sistema financiero español desde la recuperación demo-
crática ha generado un escenario de tremenda competitividad e incremento de
la concentración de la actividad bancaria en España. Este escenario ha
impuesto crecientes necesidades informativas y comunicativas a los actores
del sistema bancario que se ha convertido en un sector altamente sensible a
los flujos informativos y de comunicación. Además, la propia evolución hacia
la competitividad y la concentración de las industrias culturales y, más en
concreto, del sector de los medios de comunicación, ha generado nuevos y
más amplios intereses del sector financiero en el sector de la comunicación y
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la información.
De modo que, por un lado, el capital financiero ha pasado a ocupar el pri-
mer puesto en la pirámide del poder informativo, de la que hablaba
Bustamante, en las empresas de comunicación financiarizadas, pero no como
poder que ejerce un control desde fuera, sino como lógica interna propia y
principal. Podría decirse que el grado de control sobre la información que
Hamelink y Bustamante denunciaban ejercían los actores bancarios ha sido
interiorizado por la empresa financiarizada. No es que la banca controle la
información, es que la información –o las empresas que la producen– se ha
financiarizado.
Pero además, y por otro lado, la empresa de comunicación, más depen-
diente que nunca de los actores bancarios, ostenta, a su vez, más poder que
nunca con respecto a éstos, crecientemente dependientes del control de la
información crítica para sus operaciones en un entorno progresivamente vir-
tualizado5.
En este contexto de financiarización de la economía, de elevada competi-
tividad y de tendencia al gigantismo de entidades financieras y medios de
comunicación, los vínculos entre grupos de comunicación y banca se multi-
plican. En términos generales, banca y grupos de comunicación establecen
una relación en la que todo indica, a pesar de la desigual envergadura de
ambos actores, que la capacidad de presión es crecientemente bidireccional y
equiparable.
La banca ejerce como cliente (de servicios tecnológicos, de publicidad y
de información), como prestamista (es su principal acreedor) y como accio-
nista (inversor) de los grupos de comunicación. Y esto genera una importan-
te dependencia de los medios hacia ella. Pero los grupos de comunicación
también son importantes clientes para la banca (como cuentas bancarias muy
intensivas en capital, como protagonistas de grandes operaciones financieras
que exigen intermediación y como prestatarios, cuyo elevado endeudamiento
genera importantes intereses financieros a la banca) así como centros de poder,
en cuyo seno a la banca le interesa estar o influir (tanto para obtener informa-
ción crítica como para influir en la toma de decisiones).
La importancia que para la banca en expansión tiene el control de la infor-
mación estratégica distribuida por los grupos de comunicación (la que determi-
na cotizaciones y grado de incertidumbre de las operaciones) es tanto un incen-
tivo para penetrar en ellos como un elemento de fuerza de estos últimos ante la
primera. Todo indica que, en plena financiarización de los grupos de comunica-
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ción, cada vez tiene menos sentido hablar en términos de dominio unilateral, en
la medida que los objetivos de grupos bancarios y grupos de comunicación se
complementan y refuerzan mutuamente: mientras los primeros poseen el con-
trol de los recursos de capital, los segundos poseen el control de los recursos
informativos y comunicativos. Y el estudio de casos concretos pone en eviden-
cia que estos últimos no son utilizados, frente a la gran banca, y pese a lo que
afirma la teoría liberal, para aumentar la transparencia democrática (Almiron,
2005).
4. La convergencia de intereses entre el grupo SCH y el
grupo PRISA
En base a este marco teórico, hemos aplicado un análisis de necesidades e
intereses mutuos entre sector financiero y sector mediático a los dos líderes
españoles de la banca y la comunicación: el grupo SCH y el grupo PRISA, res-
pectivamente. Los resultados de este análisis se presentan a continuación agru-
pados en cuatro ámbitos: el de la propiedad; el de la intermediación financiera;
el corporativo; y el de los consejos de administración y la dirección6.
4.1. Estructura de la propiedad
La principal penetración accionarial del grupo SCH en el grupo PRISA ha
sido a través de la participación durante más de una década del grupo Bankinter
en el negocio audiovisual de PRISA, especialmente a través del grupo
Sogecable, pero no únicamente.
- El grupo Bankinter en Sociedad General de Televisión, S.A. (Sogetel).
A través de la sociedad Bankinter Consultoría, Asesoramiento y Atención
Telefónica S.A. el grupo Bankinter ha estado presente en la sociedad Sogetel
(Sociedad General de Televisión, S.A.), filial de PRISA para la producción
cinematográfica nacida en 1984 pero que no empezará a operar hasta 1991.
Bankinter invertirá en ella y poseerá el 10% desde 1991 hasta al menos 1996.
- El grupo Bankinter en Sociedad de Gestión de Cable, S.A.
(Sogecable). El 9 de abril de 1991, los accionistas de la Sociedad de
Televisión Canal Plus crean la Sociedad de Gestión de Cable, S.A.
(Sogecable) en la que Bankinter también invierte, tomando una participación
del 5% de la compañía. Cinco años después, esta sociedad será absorbida por
Sociedad de Televisión Canal Plus, S.A. cuando el 20 de marzo de 1996 la
junta general de accionistas de ésta última acuerda su cambio de denomina-
ción por el de Sogecable, S.A. Tras esta absorción Bankinter sigue poseyen-
do el 5% de la nueva Sogecable. Esta es la cronología de la participación del
Ejercicio Participación en %
1990-1991 5,00
1992 5,08
1993-1998 5,26
1999 3,95
2000-2001 4,24
2002 4,11
2003 1,71
Tabla 1: Participación accionarial de bankinter en sogecable, S.A.
Fuente: Elaboración propia a partir de informes anuales
que el grupo bancario de la familia Botín ha participado en todas las opera-
ciones financieras de importancia llevadas a cabo por Prisa o sus filiales
desde los años noventa, etapa de financiarización creciente del grupo de
comunicación. Esta es la cronología de la participación conocida.
- Crédito sindicado a Canal Satélite Digital, S.L. (1998). En 1998 una
pool de bancos otorgó un crédito sindicado por valor de 360,61 millones de
euros a Canal Satélite Digital, S.A. (CSD). Entre los prestamistas que forma-
ban parte de este sindicato se encontraba Bankinter, que además era accionis-
ta de Sogecable, la sociedad matriz de CSD (BBV y Caja Madrid, también
eran accionistas prestamistas).
- Oferta Pública de Venta (OPV) de Sogecable, S.A. (1999). El 21 de
julio de 1999, Sogecable, la sociedad matriz del grupo del mismo nombre y
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Núria ALMIRON
grupo Bankinter en Sogecable, S.A.:
Bankinter permanece en el accionariado de Sogecable hasta septiembre de
2003, cuando vende el paquete del 1,71% que le queda en la compañía –en
plena reestructuración de Sogecable por la incorporación de Telefónica a su
propiedad y la sustitución de Canal+ Francia por Vivendi Universal, S.A.–
por el que obtuvo 61,3 millones de euros de plusvalías.
4.2. Intermediación financiera
La fracción de la deuda con entidades de crédito del grupo PRISA7que
corresponde al grupo SCH no es de información pública, pero sí es conocido
Zer, 22, 2007, p. 41-67 55
La convergencia de intereses entre banca y grupos de comunicación...
cabecera de las empresas audiovisuales gestionadas por PRISA, empezó a
cotizar en las bolsas de valores de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia y
solicitó su inclusión en el Sistema de Interconexión bursátil (mercado conti-
nuo). Para ello, la compañía lanzó poco antes una Oferta Pública de Venta y
de suscripción de acciones (OPV) en cuyo folleto, remitido a la CNMV, se
especificaban las entidades bancarias participantes. El papel del grupo SCH
en esta emisión fue el siguiente en el tramo minorista:
- El Banco Santander de Negocios, S.A. y Bankinter S.A. fueron
entidades directoras (junto con otras tres entiddes);
- Santander Central Hispano Investment, S.A. participó con ocho
entidades colocadoras asociadas.
- Bankinter también participó con una entidad colocadora asociada:
Mercavalor, S.V.B., S.A.
En el tramo institucional español Banco Santander de Negocios, S.A. y
Bankinter, S.A. fueron entidades codirectoras. Y en el tramo internacional, el
Banco Santander de Negocios, S.A. fue entidad aseguradora comanager.
En total, el grupo SCH (SCH, Banco Santander de Negocios y Bankinter)
ingresó en comisiones por dirección, aseguramiento y colocación de la OPV
de Sogecable una cifra estimada de 1.388.073,07 euros, monto que supone el
7,57% de las comisiones totales por dirección, aseguramiento y colocación de
la OPV. El grupo SCH fue el segundo grupo bancario español, tras el BBVA
(11,81% de las comisiones), en cobro de comisiones.
- Oferta Pública de Venta (OPV) de Promotora de Informaciones, S.A.
(2000). El 28 de junio de 2000 Promotora de Informaciones S.A. (PRISA)
empezó a cotizar en las bolsas de valores de Madrid, Barcelona, Bilbao y
Valencia y solicitó su inclusión en el Sistema de Interconexión Bursátil (mer-
cado continuo). Para ello, y como corresponde, la compañía lanzó poco antes
una Oferta Pública de Venta de acciones (OPV) en cuyo folleto, remitido a la
CNMV, se especificaban las entidades bancarias participantes. El papel del
grupo SCH en esta emisión fue el siguiente en el tramo minorista:
- Santander Central Hispano Investment, S.A. fue director en el subtramo
minorista general (junto con otras dos entidades);
- Bankinter fue entidad codirectora;
- Santander Central Hispano Investment, S.A. participó con cinco
entidades colocadoras asociadas.
- Bankinter participó con una entidad colocadora asociada: Mercavalor
S.A., S.V.B.
Zer, 22, 2007, p. 41-67
56
Núria ALMIRON
En el tramo institucional español el Santander Central Hispano
Investment, S.A. fue entidad codirectora junto con el BBVA, y Bankinter,
S.A. fue entidad aseguradora. Y en el tramo internacional, el Banco Santander
Central Hispano, S.A. fue entidad aseguradora comanager.
En total, el grupo SCH (SCH, SCH Investment, Bankinter y Banesto)
ingresó en comisiones por dirección, aseguramiento y colocación de la OPV
de PRISA una cifra estimada de 2.558.449,89 euros, monto que supone el
11,06% de las comisiones totales por dirección, aseguramiento y colocación
de la OPV. El grupo SCH fue el primer grupo español, por delante del BBVA
(9,11% de las comisiones) en cobro por comisiones. A la cifra anterior hay
que sumar, además, la parte correspondiente por asesoramiento financiero, no
desglosada por entidades, por el que PRISA pagó globalmente 13,74 millones
de euros.
La intermediación del grupo SCH en la salida a bolsa de PRISA fue sin
embargo más allá del cobro de comisiones por dirección, aseguramiento y
colocación. Otras entidades del grupo participaron de la OPV en el subtramo
de empleados. En concreto, el Santander Central Hispano Investment, S.A.
fue la entidad agente y el Banco Santander Central Hispano, S.A. fue la enti-
dad tramitadora del subtramo de empleados.
- Emisión de Warrants de Sogecable (2003). El 31 de julio de 2003
Sogecable envió un folleto reducido a la CNMV informando de la emisión de
Warrants que se entregarían a los accionistas de Sogecable, S.A. que partici-
paran en la financiación subordinada de la sociedad. En esta emisión el
Santander Central Hispano Investment, S.A. era la entidad agente elegida
(principal actor financiero en la operación).
Además, Sogecable había elegido a Santander Central Hispano Bolsa
Sociedad de Valores, S.A. como especialista (el especialista tiene como
función contribuir a fomentar la liquidez de la emisión y destacadamente a
favorecer su difusión así como el proceso de formación de precios). El folleto
informaba también que los costes legales y de publicidad legal de la
operación, entre los que se incluían la intermediación del SCH (tramitación,
agencia de pagos, agencia de cálculo, servicio financiero del préstamo
subordinado, especialista del mercado, notaría, asesoramiento, etc.)
alcanzaban los 612.426 euros. Pero, además, los Warrants suponen otros
ingresos adicionales a las entidades financieras que los gestionan a través de
una serie de gastos y comisiones repercutibles mencionadas, pero no
detalladas, por el folleto correspondiente a la emisión.
- Préstamo y crédito sindicado a Sogecable, S.A. (2003). En el capítulo
Zer, 22, 2007, p. 41-67 57
La convergencia de intereses entre banca y grupos de comunicación...
de los grandes préstamos, se hizo pública la participación en 2003 del gran
préstamo y crédito sindicado que Sogecable se vio obligado a firmar para
poder asumir la fusión de las dos plataformas digitales de televisión por saté-
lite –especialmente, la fusión de sus correspondientes deudas cuyo monto
agregado ascendía a 1.600 millones de euros–. En el marco de esta integra-
ción y del lanzamiento de Digital+, Sogecable firmó un contrato de préstamo
y crédito sindicado en agosto de 2003 por importe de 1.350 millones de euros
que fue asegurado por 11 entidades, entre las cuales estaban el Banco
Santander Central Hispano y Banesto. Este préstamo fue sustituido en julio de
2005 por otro contrato de préstamo por importe de 1.200 millones de euros
suscrito esta vez con 24 entidades financieras entre las cuales actuaban como
bancos directores (Mandated Lead Arrangers) 13 entidades y otras siete enti-
dades tenían participaciones destacadas. El Banco Santander Central Hispano
y el Banesto estaban entre ellas.
- Contrato de préstamo y crédito sindicado de Dédalo Grupo Gráfico,
S.L. (2003). En diciembre de 2003 Promotora de Informaciones, S.A. comu-
nicó que se había formalizado el acuerdo que creaba la sociedad Dédalo
Grupo Gráfico, S.L. En la misma fecha, la compañía recién creada, Dédalo,
formalizó un contrato de préstamo y crédito sindicado por importe de 125
millones de euros, con Banesto, como banco agente, y con BSCH, Deutsche
Bank, SAE y HSBC Bank, Plc.
4.3. Vinculaciones corporativas
4.3.1. Vínculos periodísticos
Entre 1968 y 1975 el Banco Santander participó en su primera y única
experiencia en medios de comunicación antes de la Transición democrática.
En 1968 Emilio Botín López convenció a los bancos Central, Vizcaya,
Banesto y Banca March para que se unieran al Santander en la recuperación
del vespertino Informaciones, con Jesús de la Serna como director. El
Santander se retiró de este periódico en 1974 –su 25% lo adquirió Prensa
Española y el diario cerró dramáticamente pocos años después– pero el final
de su existencia coincide plenamente con el inicio de El País del grupo
PRISA. Y lo hace no sólo en el tiempo sino también mediante un importante
trasvase de profesionales del primero al segundo.
Como recuerdan Seone y Sueiro (2004), El País se nutrió de numerosos
periodistas procedentes del Informaciones, ya por entonces de Prensa
Española, entre los cuales estaría su director, Juan Luís Cebrián, ex subdirec-
tor de Informaciones desde 1970, quien iba a atraer a sus más cercanos ex
colaboradores en Informaciones hacia la nueva redacción –como José Luis
Zer, 22, 2007, p. 41-67
58
Núria ALMIRON
Martín Prieto, Sol Álvarez-Coto, Augusto Deklader o Ángel Luís de la
Calle–. De este modo, en torno a Cebrián se formaría un núcleo duro de
redactores que serían los que, con el apoyo de Jesús de Polanco, impondrían
el estilo de periódico contra el que se revelarían muchos accionistas conser-
vadores.
4.3.2. Vínculos estratégicos
El grupo PRISA y el grupo SCH han coincidido en sociedades no contro-
ladas por ninguno de ellos y también han firmado proyectos estratégicos con-
juntos. A continuación se detallan los que han podido conocerse:
- Televisa (México). Ana Patricia Botín, consejera del BSCH e hija primo-
génita de Emilio Botín, presidente de la entidad, fue nombrada miembro del
Consejo de Administración de Televisa, el principal grupo de televisión de
América Latina, con sede en México, en 1999. En octubre de 2001 PRISA
compró el 50% de Radiópolis, la red de emisoras de radio de Televisa cuya
gestión lleva conjuntamente con ésta desde entonces.
- Avanzit, S.A. (ex Radiotrónica, S.A.). En julio de 2000 el grupo PRISA
adquirió una participación del 2,38% de la sociedad tecnológica Radiotrónica.
El año anterior el grupo SCH se había hecho con una participación del 4,9%
de la misma sociedad. Radiotrónica, S.A. era una filial del Banesto que en
1998 alcanzó un 72% de revalorización bursátil en el proceso de venta del
50% de la compañía. A partir de esta enajenación, Radiotrónica iniciaría una
agresiva expansión que exigiría diversas ampliaciones de capital y la compra
de grandes empresas que la obligaría a endeudarse con los bancos y a buscar
nuevos accionistas institucionales. Una de estas operaciones de expansión,
financiada por el SCH, dejó en manos de este último la propiedad del 3,51%
de Radiotrónica en 1999, de la que también se acabaría desprendiendo. El
SCH seguiría siendo, no obstante, un importante acreedor de Radiotrónica
–en 2002, el 15% de toda su deuda (33 millones de euros) correspondía al
grupo bancario de la familia Botín–. Radiotrónica se convirtió en diciembre
de 1999 en Avanzit. En 2000, Avanzit vendió el 4,68% de su capital a diver-
sos inversiones institucionales entre los que estaba PRISA, que adquirió más
de la mitad de ese paquete (el 2,38%) por más de 1.180 millones de euros.
- Consorcio Cometa. PRISA participó durante unos meses de 1994 en el
consorcio de telecomunicaciones Cometa, una alianza de empresas constitui-
da para obtener la segunda licencia de telefonía móvil. En el consorcio tam-
bién participó Bankinter. Esta entidad, junto a Caja Madrid, El Corte Inglés,
Fomento de Construcciones y Contratas y el mismo grupo PRISA, que reuní-
Zer, 22, 2007, p. 41-67 59
La convergencia de intereses entre banca y grupos de comunicación...
an entre los cinco el 30% del consorcio Cometa-SRM, se retiraron de la puja
cuando faltaban cuatro horas para el cierre del plazo.
- Banca electrónica a través de Canal Satélite Digital. Hasta 2003, y
desde una fecha que no se ha podido concretar pero que probablemente se
sitúe en 1999 –a finales de ese ejercicio Canal Satélite Digital llegó a un
acuerdo con VISA, 4B y la Confederación Española de Cajas de Ahorro
(CECA) para habilitar sus terminales para el uso de tarjetas bancarias–, el
SCH tenía, entre otras entidades financieras, un canal propio en el catálogo de
la oferta de Digital+.
4.3.3. Proyectos comunes en el sector educativo y cultural
El grupo SCH y el grupo PRISA han estado o están vinculados por diver-
sos proyectos educativos y culturales comunes o han coincidido en diversos
proyectos en este ámbito desde el nacimiento de PRISA.
- Fundación Santillana y Fundación Marcelino Botín. Uno de los pri-
meros proyectos culturales conjuntos entre sociedades de ambos grupos fue
el acuerdo entre las fundaciones Santillana y Marcelino Botín en 1982. La
Fundación Santillana y la Fundación Marcelino Botín acordaron en agosto de
ese año iniciar actividades culturales conjuntas.
- Fundación Carolina. El ex presidente del gobierno español José María
Aznar impulsó la creación de la Fundación Carolina en el 2000 para fomen-
tar las relaciones culturales con el resto del mundo y especialmente con los
países iberoamericanos. El SCH y PRISA se encuentran entre las empresas
patrocinadoras (en concreto, el Santander patrocina directamente un Máster
en Gestión de empresas de comunicación). Entre los vocales se encuentran
Emilio Botín, Jesús de Polanco y Leopoldo Rodés (de Media Planning Group,
sociedad relacionada con el grupo SCH).
- Acuerdo eLearning. El SCH y el grupo PRISA firmaron en 2002 un
acuerdo de colaboración para realizar proyectos relacionados con la forma-
ción a través de Internet. El proyecto tenía como objetivo el desarrollo de ser-
vicios a la comunidad universitaria especialmente a través del portal
Universia.net, así como de Santillana Formación, PRISA.com y El País. El
acuerdo entre PRISA y el SCH tenía una vigencia de tres años prorrogables.
- Fundación Universidad Carlos III. El grupo PRISA y el grupo SCH
comparten membresía de esta fundación desde 1990.
- Concurso El País/Universia. Desde 2002, El País y el Grupo Santander
Tabla 2:
Principales
vinculaciones entre los
grupos Prisa y SCH
desde 1976
ofrecen la posibilidad de crear una publicación a estudiantes universitarios en
un concurso llamado “El País Universia”.
4.4. Consejo de administración, asesores y directivos
Los grupos PRISA y el SCH comparten o han compartido en algún
momento consejos, consejeros, asesores y directivos en las matrices o princi-
pales filiales de ambos, como resume la siguiente tabla.
5. Conclusiones
El análisis de las relaciones entre el grupo SCH y el grupo PRISA desve-
la una red de vínculos que merece las siguientes consideraciones:
1. La familia que posee la participación de control en el grupo SCH, los
Botín, ha apoyado la expansión empresarial del grupo PRISA con su partici-
pación directa en la sociedad Canal Plus, S.A., luego Sogecable, y Canal
Satélite Digital, entre otras empresas del grupo Sogecable, a través de
Bankinter, que formó parte del grupo de accionistas estables de Sogecable a
lo largo de 14 años (1990-2003).
2. En segundo lugar, el grupo SCH ha participado en las principales ope-
raciones de capitalización financiera realizadas por el grupo PRISA. Tanto en
los grandes créditos sindicados, como en las ofertas públicas de acciones
(OPV) o en la generación de deuda a partir de títulos. Su participación como
intermediario financiero es tan destacada que en conjunto supera a la del
BBVA.
3. Por último, se documenta una nutrida red de relaciones que existen
entre los dos grupos estudiados, así como los múltiples puntos de encuentro
que ambas sociedades poseen (consejos, foros sociales, fundaciones de
ayuda, grupos de patrocinio, instituciones culturales y educativas). La red de
relaciones personales mostrada destaca la coincidencia de servicios jurídicos,
consejeros, asesores, ejecutivos y directivos.
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Vínculos directos a través de Consejos de administración
Arenas Uría,
Juan María
Consejero de Sogecable desde 2000
Consejero de HBF Banco Financiero (grupo SCH) en 2004
Cebrián Echarri,
Juan Luís
Consejero Delegado de Prisa desde 1989
Consejero (independiente) de Bankinter en 1994.
De Polanco
Moreno, Isabel
Consejera de Prisa desde 1996, miembro de su comité ejecu-
tivo y consejera delegada de Santillana
Consejera (independiente) de Banesto desde 2003
del Pino Moreno,
Rafael
Accionista de Prisa, desde fecha por determinar, a través de la
sociedad Mackerel, sociedad de inversión mobilaria de capi-
tal variable cuyo depositario es el SCH Investment
Consejero de Banesto desde 2003
Marañon y
Bertrán de Lis,
Gregorio
Consejero de Prisa desde 1989
Consejero de Sogecable desde 1996
Presidente de Banif (grupo SCH) entre 1982 y 1984
Vínculos indirectos a través de Consejos de administración
Blasco Bosqued,
Luís
Consejero de Sogecable desde 2003
Presidente de Antena 3 Televisión entre 2002 y 2003, cuyo
accionista de referencia es el SCH entre 1994 y 1997 (segun-
do principal accionista desde entonces).
Buenaventura
Terceiro Lomba,
Jaime
Consejero de Sogecable desde 2000
Consejero de Unión FENOSA desde 1989, cuyo accionista
de referencia es el SCH entre 2002 y 2005 (con representan-
te en el consejo desde 1999).
Buenaventura
Terceiro Lomba,
José
Consejero de Prisa desde 2000
Consejero de Unión FENOSA desde 2002, cuyo accionista
de referencia es el SCH entre 2002 y 2005 (con representan-
te en el consejo desde 1999).
Vínculos indirectos a través de Consejos de administración
Cortés
Domínguez,
Matías
Consejero de Prisa desde 1989.
Consejero de Sacyr-Vallhermoso desde 2002, cuyo accionis-
ta de referencia era el SCH entre 2000 y 2002, minoritario
luego hasta 2004.
De la Serna, Jesús
Consejero de Prisa desde 1989.
Director del periódico Informaciones durante le etapa de
propiedad del Banco Santander y otras entidades financieras.
Martín Villa,
Rodolfo
Presidente de Sogecable desde 2004.
Presidente de Endesa entre 1997 y 2002 (participada por el
SCH desde 1996, con periodos en los que ha sido principal
accionista).
Rodés Castañé,
Leopoldo
Consejero de Sogecable desde su creación en 1989 (primero
como representante del grupo March y después como inde-
pendiente).
Fundador y presidente de Media Planning (MP), participada
en un 2,75% por el Banco Santander al menos hasta 1999,
momento de la venta de MP a Havas.
Vínculos a través de asesores
Arthur Andersen /
Deloite & Touche
El grupo SCH y el grupo Prisa han compartido auditores a lo
largo de toda la existencia de Prisa; primero Arthur Andersen
y, desde 2002, Deloite & Touche. El presidente de Arthur
Andersen hasta 2002, Manuel Soto Serrano, es consejero del
BSCH desde 1999.
Cortés
Domínguez,
Matías
Asesor legal de Emilio Botín (caso Cesiones de Crédito),
Jesús de Polanco (caso Sogecable) y Juan Lúis Cebrián (caso
Sogecable).
Villalonga
Navarro, Juan
Asesor financiero de Jesús de Polanco, desde su puesto en
Bankers Trust, para temas relacionados con Canal Plus.
Asesor financiero del SCH, desde su puesto en la consultora
McKinsley, entre 1995 y 1996.
Zer, 22, 2007, p. 41-67
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Vínculos directos a través de directivos
Arancibia,
Salvador
Periodista económico de El País yCinco Días hasta finales
de los noventa, momento en que se incorporó, durante un
breve periodo que no se ha podido determinar, al
Departamento de Comunicación del Banco Santander.
Galdón
Brugarolas,
Eugenio
Directivo del grupo Prisa desde 1983 a 1991 (Director
general y Consejero Delegado de la Cadena SER y
Director General de la División Audiovisual del grupo).
Fundador de Multitel en 1992 (después Cableuropa, opera-
dora que opera bajo la marca ONO) y presidente de Uni2
entre 1998 y 2001. Tanto Cableuropa como Uni2 pasarán a
estar bajo el control del SCH a partir de 1995 y 1999 respec-
tivamente.
A lo anterior es preciso agregar toda la información que no es de conoci-
miento público –apartado crediticio no sindicado, cuenta como anunciante del
SCH y operaciones financieras que no han trascendido–. De forma que el teji-
do de relaciones expuesto sólo constituye una parte del conjunto global, pero
indicadora de la importante dependencia financiera de PRISA con respecto a
la entidad bancaria; del influyente centro de poder que los consejos de admi-
nistración y el entorno asesor y directivo de las empresas del grupo PRISA
son para grupos como el SCH; de las intensas relaciones corporativas que
directa o indirectamente, y muy especialmente en el ámbito cultural, protago-
nizan ambas entidades; y de la multitud de contactos que se establecen entre
consejeros relacionados con las dos entidades estudiadas. En especial, la pre-
sencia de consejeros del núcleo de control de Prisa en consejos de adminis-
tración del grupo SCH –como es la presencia de Isabel de Polanco en
Banesto– sin que se produzca la situación inversa –consejeros del SCH en
Prisa– confirma la necesidad de abandonar las explicaciones de control uni-
direccional de la banca sobre la información y de destacar la interiorización
de las lógicas financieras en la empresa de comunicación.
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La convergencia de intereses entre banca y grupos de comunicación...
Notas:
1Los sectores que componen la industria de la información para Hamelink en
Finanzas e Información son: procesamiento de datos, telecomunicaciones,
películas, publicaciones, noticias, discos, publicidad, aparatos electrónicos de
consumo difundido, componentes electrónicos y papel. Su punto de partida es
una visión completa de toda la producción y distribución de bienes y servicios
de información. El concepto genérico de información no hace pues referencia
aquí sólo a los “medios masivos de comunicación” sino también “al procesa-
miento de datos, la comunicación e información y diversas formas del hard-
ware de respaldo” (Hamelink, 1984: 37).
2Almiron, Núria: “Poder financiero y poder mediático. Banca y grupos de
comunicación: los casos del SCH y PRISA (1976-2004)”. Tesis Doctoral
defendida el 14 de julio de 2006 en el Departamento de Periodismo y Ciencias
de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona.
3Financiarización es un término acuñado por economistas europeos críticos
como Michel Aglietta (1998),André Orléan (1999) o François Chesnais (2001
y 2004). La financiarización, o régimen de acumulación dominado por lo
financiero, es el término con el que estos autores califican al principal rasgo
del capitalismo del último cuarto del siglo XX hasta hoy, a saber: la subordi-
nación de la economía productiva o real a la financiera o virtual y especulati-
va
4Criterios aplicados en “La financiarización de los grupos de comunicación en
España: el caso del grupo PRISA” (Almiron, 2006).
5Como pone en evidencia la propia legislación vigente (ver artículo 2 de la
Directiva 90/434/CEE del Consejo, de 23 de julio de 1990), la inmensa mayo-
ría de las operaciones de fusión, adquisición y absorción protagonizadas por
la banca al menos en las últimas dos décadas se ha realizado en base a inter-
cambios de títulos representativos del capital social. Por ello, la información
disponible públicamente sobre las operaciones y la imagen global de las enti-
dades implicadas son factores de gran peso para los negocios bancarios. Así,
por ejemplo, en el caso de la OPA del SCH sobre el Abbey Bank en 2004, la
operación se encareció unos 4.000 millones de euros entre el momento en que
se hacen públicas las conversaciones de fusión y el momento en que efectiva-
mente se lleva a cabo la transacción. El rol de los medios de comunicación en
la gestión de esta información es de tal importancia que André Orléan afirma:
“¿Qué es una OPA sino una operación de seducción de los accionistas a golpe
de comunicado de prensa? Este rol adquirido por la opinión pública en el fun-
cionamiento de las finanzas modernas tiende naturalmente a aproximar la
Bolsa y el espacio público-mediático” (Orléan, 1999 : 261-262).
6Por grupos entendemos todas aquellas empresas que forman parte del períme-
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64 Zer, 22, 2007, p. 41-67
tro de consolidación de las matrices BSCH o Promotora de Informaciones,
S.A. En el caso del SCH, aunque no consolida contablemente, se incluye tam-
bién a Bankinter, entidad financiera controlada directamente por el mismo
núcleo familiar de propiedad que controla el BSCH. Se indica SCH ogrupo
SCH para el grupo y BSCH para la matriz; y PRISA ogrupo PRISA para el
grupo y Prisa para la matriz. Todos los datos de este apartado han sido obte-
nidos, en caso de indicarse lo contrario, de las cuentas anuales o la informa-
ción depositada en la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
7La deuda con entidades de crédito de Prisa ascendía a finales de 2005 a 631,3
millones de euros y la del grupo filial Sogecable a 979 millones de euros.
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