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Vivir del Norte. Remesas, Desarrollo y Pobreza en México

Authors:
Vivir del norte
Remesas, desarrollo
y pobreza en México
Alejandro I. Canales
© Consejo Nacional de Población
Hamburgo 135, col. Juárez
C. P. 06600, México D. F.
<http://www.conapo.gob.mx>
Vivir del norte.
Remesas, desarrollo y pobreza en México
Primera edición: julio de 2008
ISBN: 970-628-934-8
Fotografía de portada:
Primer Concurso de Fotografía Mirada Jóven del UNFPA
Autor: Antonio Saavedra Rodríguez
Título: Hecho en México
Diseño y formación:
Maritza Moreno Santillán,
Myrna Muñoz del Valle
Se permite la reproducción total o parcial
sin fines comerciales, citando la fuente.
Impreso en México.
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Directora de Estudios Socioeconómicos
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Directora de Análisis Estadístico
e Informática
MTRA. BEATRIZ MANSUR MACÍAS
Directora de Cultura Demográfica
LIC. HÉCTOR RAUL LUNA REYES
Director de Administración
Índice
Presentación
Introducción
Capítulo ICapítulo I
Capítulo ICapítulo I
Capítulo I
El significado económico de las remesas: un debate
inconcluso
Introducción
Migración y remesas en los setenta y ochenta.
La perspectiva estructuralista
Migración y remesas en los noventa. La crítica
funcionalista
Los determinantes de las remesas
Remesas y desarrollo: ¿un nuevo paradigma?
Los impactos económicos de las remesas. El de-
bate contemporáneo
Remesas y desarrollo: propuesta de un esque-
ma de análisis alternativo
Capítulo IICapítulo II
Capítulo IICapítulo II
Capítulo II
Las remesas en México y en el mundo
Introducción
Niveles y tendencias de las remesas a nivel
mundial
Impacto de las remesas en América Latina
Niveles y tendencias de las remesas en México
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13
23
23
26
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61
61
62
67
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Impactos regionales de las remesas en México
Capítulo IIICapítulo III
Capítulo IIICapítulo III
Capítulo III
Remesas y desarrollo en México
Introducción
Dimensión macroeconómica de las remesas en
México
Las remesas como fondo salarial
Determinantes macroeconómicos
de las remesas
Conclusiones
Capítulo IVCapítulo IV
Capítulo IVCapítulo IV
Capítulo IV
Las remesas productivas y el
Programa 3x1
Introducción
El
Programa 3x1
. Niveles, tendencias
y dimensión nacional
El
Programa 3x1
. Niveles e impactos
en los estados
Conclusiones
Capítulo VCapítulo V
Capítulo VCapítulo V
Capítulo V
Remesas y hogares en México
Introducción
La percepción de remesas en México. Aspectos
contextuales
Perfil sociodemográfico de los hogares
perceptores
Perfil socioeconómico de los hogares perceptores
Conclusiones
Capítulo VICapítulo VI
Capítulo VICapítulo VI
Capítulo VI
Determinantes de la percepción de remesas a nivel
de los hogares
Introducción
Perfil de los hogares perceptores de remesas.
Análisis con base en modelos logísticos
Características socioeconómicas del hogar
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97
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160
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185
185
187
197
Conclusiones
Capítulo VIICapítulo VII
Capítulo VIICapítulo VII
Capítulo VII
Hogares, remesas y pobreza en México
Introducción
Situación social de los hogares perceptores
de remesas
Remesas, ingresos y capacidad de ahorro
de los hogares
Remesas y pobreza: una relación por explorar
Conclusiones
Capítulo VIIICapítulo VIII
Capítulo VIIICapítulo VIII
Capítulo VIII
Las cifras de remesas en México. ¿Son creíbles?
Introducción
Comparación con otras estimaciones de remesas
Cambios en las remesas y comportamiento
remesador
Inconsistencias en la distribución territorial
de las remesas
Debate y conclusiones
Conclusiones.
Ocho mitos sobre las remesas en México
Bibliografía
202
207
207
210
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258
267
281
285
305
Presentación
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1111
11
La migración es frecuentemente entendida como una
posibilidad de desarrollo y las remesas consideradas
como un indicador “muy visible” de los beneficios deri-
vados de la migración. Los argumentos destacan que
los migrantes favorecen la transferencia de tecnología
y conocimiento y actúan como agentes de innovación y
cambio; y que las remesas –esa fracción del ingreso sa-
larial que los migrantes transfieren a sus lugares de
origen- tienen potencial como instrumento para redu-
cir la pobreza y promover el desarrollo económico.
Si bien en la literatura existe una amplia coincidencia
respecto del papel desempeñado por las remesas para
disminuir las tensiones sociales y reducir, en alguna
medida, la pobreza en las comunidades de origen de
los emigrantes, lo cierto es que no se ha logrado esta-
blecer con precisión la relación entre este flujo de
transferencias y el desarrollo.
El libro
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza
en México
se suma a la discusión sobre las remesas de
migrantes y su impacto, trascendiendo el debate -
distorsionado a juicio del autor- entre las posturas que
confieren o niegan, sin matices la más de la veces, el po-
tencial de estos recursos como palanca del desarrollo. El
libro, muestra y analiza profusa evidencia empírica
para sustentar una visión crítica, a nivel macro y
microeconómico, que sostiene que el desarrollo de la
nación pasa por un debate de fondo –donde confluyen
innumerables elementos- en torno a las estrategias y
alternativas de política económica.
Con la publicación del libro
Vivir del norte. Remesas,
desarrollo y pobreza en México,
el Consejo Nacional
de Población busca aportar elementos estadísticos y
analíticos actualizados sobre la vinculación entre mi-
gración y desarrollo, con miras a informar posiciones y
propuestas de política pública.
Elena Zuñiga Herrera
Secretaria General
del Consejo Nacional de Población
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12
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Introducción
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13
Por su magnitud, las remesas representan uno de los
principales rubros de transferencias corrientes en la
balanza de pagos de muchos países en desarrollo o de
reciente industrialización. Esta situación ha desperta-
do un gran interés político y social por las potenciali-
dades de las remesas como fuente de financiación del
desarrollo local y regional. Tal es así que desde hace
unos años los diferentes organismos internacionales
de ayuda al desarrollo (Banco Mundial, Fondo Mone-
tario Internacional, Banco Interamericano de Desa-
rrollo, entre otros) dedican una especial atención a las
remesas como instrumento que podría contribuir a la
reducción de la pobreza y al desarrollo de los países de
origen de la migración internacional. Sin embargo, en
el ámbito académico el debate sobre los efectos de las
remesas para las comunidades de origen continúa
abierto. En este debate podemos identificar tres ejes
temáticos en torno a los que se han desarrollado la
mayor parte de las investigaciones relacionadas con
las remesas.
Un primer tema de debate se refiere a los aspectos
conceptuales (definición de las remesas) y metodoló-
gicos (diseño de mecanismos para la medición y esti-
mación) del fenómeno. En este sentido, cabe destacar
que, ante el interés creciente que las remesas generan,
en los últimos años se ha renovado la investigación en
este ámbito, sobre todo con miras a alcanzar algún tipo
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13
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
de metodología que permita una cuantificación lo más
exacta posible de los flujos de remesas. En todo caso,
después de un primer periodo caracterizado por el uso
de encuestas y otros métodos indirectos para su esti-
mación, últimamente el interés creciente por los efec-
tos macroeconómicos de las remesas ha impuesto el
uso de los datos procedentes de la balanza de pagos.
No obstante, el diseño actual de esta fuente no es el
más adecuado para registrar el flujo real de remesas,
por lo que se están realizando esfuerzos encaminados
a lograr que la metodología de registro de la balanza
de pagos se adapte a las características de las
remesas, para poderlas contabilizar en su totalidad y
establecer comparaciones entre los diferentes países.
En efecto, de acuerdo con las definiciones contables
usadas tradicionalmente en la elaboración de las ba-
lanzas de pagos, las remesas se definen como transfe-
rencias unilaterales entre residentes de dos países
diferentes, es decir, que no tienen por objeto el pago
de un bien o servicio.
1
Como se puede apreciar, se tra-
ta de una clasificación que, aunque pueda ser útil para
el registro contable de los flujos monetarios formales
entre países, resulta demasiado ambigua para dar
cuenta de todas las dimensiones del fenómeno.
Un segundo tema de debate se desarrolla en torno a la
identificación de aquellos determinantes que motivan
la decisión de enviar remesas y la cantidad que se en-
vía. En este ámbito, los estudios han estado domina-
1
A partir de esta definición las remesas se clasifican en tres
categorías: las transferencias que realizan los trabajadores que
han residido por lo menos un año en el país donde trabajan, las
que realizan los que han residido menos de un año (se considera
que en ese caso no han cambiado de residencia) y las que reali-
zan los autoempleados y pequeños empresarios (que se registran
como transferencias privadas).
1515
1515
15
Alejandro I. Canales
dos tradicionalmente por los enfoques de la nueva
economía doméstica y de las redes sociales, que en-
tienden el envío de remesas como un ejercicio de soli-
daridad. De esta forma se intentaba identificar
aquellas características de los migrantes y sus hogares
que promovían el envío de remesas. No obstante, par-
tiendo del supuesto que las remesas podían contribuir
a la formación de pequeñas empresas, en los últimos
años ha surgido una nueva línea de análisis que inten-
ta encontrar alguna correlación entre la cantidad de
remesas que se envían y distintos factores macroeco-
nómicos relacionados con la rentabilidad de los nego-
cios que se pudieran establecer con ellas. En este caso,
las remesas no se concebirían como una forma de soli-
daridad sino como un flujo de inversión más.
Por su parte, desde una perspectiva sociológica y
antropológica, esta relación de causa-efecto se invier-
te trasladando el énfasis al papel de las remesas en la
reproducción de sistemas sociales y culturales. En
este sentido, se pone especial atención al papel de las
remesas en la conformación de redes sociales y fami-
liares transnacionales (Goldring, 2005; Canales,
2004c). Desde este enfoque, la migración ya no es vista
sólo como un flujo de personas o trabajadores, sino
como la conformación de un circuito transnacional de
circulación de bienes materiales y simbólicos a través
del cual se enlazan las localidades de origen con los
asentamientos de destino, conformando una sola gran
comunidad transnacional (Rouse, 1992; Smith, 2006;
Guarnizo, 2003). En este contexto, las remesas serían
el componente material que permite reproducir y sos-
tener económicamente esta organización transna-
cional de las relaciones familiares y comunitarias, en
particular, como sustento material de los intercambios
familiares a través de los cuales se articulan los hoga-
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
res de los migrantes en sus comunidades de origen y
de destino.
El tercer tema de debate, y probablemente el más fe-
cundo hasta ahora, es el de los efectos sociales e im-
pactos económicos de las remesas, tanto a nivel
microeconómico (su efecto sobre las familias y las co-
munidades de origen de las familias) como macroe-
conómico (su efecto sobre el desarrollo de los países
que las perciben y en la reducción de las desigualda-
des sociales). Aunque este debate se ha desarrollado
con intensidad desde los años setenta, hasta ahora no
hay consenso en torno a los efectos de las remesas.
Para el caso de México, en los primeros estudios de los
setenta y mediados de los ochenta predominó un enfo-
que de carácter estructuralista, desde el que se argu-
mentaba que la emigración y las remesas generaban
una serie de distorsiones y obstáculos al desarrollo lo-
cal y regional. No obstante, desde fines de los ochenta
se difunde con fuerza una nueva perspectiva general
de análisis, no sólo de la migración, sino de los proce-
sos sociales en general. A partir de una perspectiva
influida por el funcionalismo, diversos estudios se
orientaron a mostrar cómo las remesas y la migración
podían representar una opción preferente para el de-
sarrollo y la transformación estructural de las comuni-
dades. Precisamente, en el ámbito político esta
perspectiva está siendo adoptada por los organismos
oficiales de ayuda al desarrollo, que señalan a las
remesas como un recurso con el que cuentan los países
de origen de la migración para financiar su propio de-
sarrollo (Terry, 2006; Orozco y Wilson, 2005). Frente a
estas perspectivas, en los últimos años ha surgido una
nueva perspectiva en el análisis de la relación
remesas-desarrollo, que replantea los términos en los
cuales ésta había sido formulada tanto por funcio-
1717
1717
17
Alejandro I. Canales
nalistas como por estructuralistas. Al respecto, se se-
ñala que estos enfoques adolecen de diversas deficien-
cias conceptuales y metodológicas, a la vez que se
sustentan en hipótesis y modelos de análisis que no
han sido debidamente contrastados.
Considerando esta trayectoria del estudio de las
remesas y de los debates que han suscitado, en este
libro presentamos un análisis estadístico que nos per-
mita apreciar el significado económico y social de las
remesas en México. Nos interesa especialmente ofre-
cer suficiente evidencia empírica para sustentar una
visión crítica sobre los impactos y determinantes de
las remesas, tanto a nivel macroeconómico y del desa-
rrollo, como a nivel microeconómico y social en térmi-
nos de la distribución del ingreso, reducción de la
pobreza y mejoramiento de los niveles de bienestar de
la población y de los hogares perceptores de remesas
en México. En concreto, nos interesa debatir en torno
a una serie de mitos y lugares comunes en torno a las
remesas que se nos presentan como verdades supues-
tamente incuestionables. Nuestro objetivo es, precisa-
mente, ofrecer información empírica que nos permita
refutar y desenmascarar esta mitología que se ha crea-
do e inventado en torno a las remesas, sus impactos,
tendencias y magnitudes.
Para ello hemos estructurado el presente libro en ocho
capítulos. En el primero presentamos una revisión crí-
tica del debate en torno a los impactos de las remesas.
Al respecto, nuestro interés no es sólo plantear las li-
mitaciones de una u otra perspectiva de análisis, sino
que, con base en esa crítica, proponer un modelo analí-
tico que nos permita, por un lado, comprender las rela-
ciones, estructuras y mecanismos como las remesas
pueden influir en diversos ámbitos de la dinámica eco-
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1818
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
nómica nacional y regional en México y, por otro lado,
medir estas mismas relaciones e impactos de las
remesas tanto a nivel macroeconómico como microeco-
nómico. Se trata, en síntesis, de un enfoque metodoló-
gico que nos permita contrastar empíricamente las
diversas hipótesis sobre el impacto económico de las
remesas. En este capítulo nos centraremos en la for-
mulación de este esquema analítico, para ofrecer, en
los siguientes, información estadística que contribuya
a medir y estimar los impactos de las remesas tanto a
nivel macroeconómico como a nivel de la microeco-
nomía familiar, especialmente en cuanto a sus efectos
en la reducción de la pobreza.
En los siguientes tres capítulos presentamos un análi-
sis que permite medir los distintos impactos de las
remesas en la dinámica macroeconómica de México. El
objetivo de este apartado es estimar el peso específico
de las remesas productivas, así como cuantificar la
importancia económica de sus contribuciones en la de-
terminación del balance ahorro-inversión. Al respecto,
presentamos un análisis en dos dimensiones.
Por un lado, en el segundo capítulo presentamos una
visión panorámica de los niveles y tendencias de las
remesas en México, así como de sus diferentes impac-
tos a nivel regional y estatal. Iniciamos con un análisis
comparativo del volumen y evolución de las remesas
en México y América Latina. En particular, y con base
en diversos indicadores, cotejamos el peso específico
de las remesas en México respecto a otros países de la
región. Asimismo, con base en datos del Banco de
México, analizamos la distribución regional y estatal
de las remesas, a la vez que comparamos su peso espe-
cífico en relación con diversos indicadores macroeco-
nómicos estatales.
1919
1919
19
Alejandro I. Canales
En el tercer capítulo complementamos esta caracteri-
zación con un análisis estadístico que nos permite
comparar el peso específico de las remesas en relación
con diversas variables macroeconómicas básicas. Con
ello queremos alcanzar una primera caracterización
del significado económico de las remesas en México.
Asimismo, en un segundo momento, presentamos un
modelo de análisis de serie de tiempo que nos permite
relacionar la dinámica de las remesas como variable
macroeconómica con la dinámica y tendencia de otras
variables de la economía mexicana (inflación, salarios,
inversión extranjera directa, crecimiento económico,
etcétera). El objetivo de este modelo es medir y carac-
terizar la dinámica y tendencia de las remesas a nivel
macroeconómico. En particular, nos permitirá con-
trastar empíricamente el significado de las remesas
como fondo de inversión
versus
el significado de las
remesas como fondo salarial.
En el capítulo cuarto presentamos un análisis crítico
del
Programa 3x1
, el cual se ha convertido en el ba-
luarte de la política gubernamental ante la emigración
y las remesas. Con base en datos oficiales, sostenemos
que este programa está basado en una atractiva retóri-
ca política, pero que, sin embargo, resulta completa-
mente insuficiente e ineficaz para enfrentar las graves
carencias económicas, sociales y de desarrollo que
afectan a las comunidades de mayor incidencia
migratoria. De hecho, los datos indican que el
Progra-
ma 3x1
responde más a una necesidad gubernamental
de atender políticamente a una demanda social que a
un intento real de promover el desarrollo en las comu-
nidades de origen de la migración.
En los siguientes tres capítulos presentamos un análi-
sis del impacto de las remesas en las economías fami-
2020
2020
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
liares de los hogares perceptores, así como de las prin-
cipales características demográficas y socioeconó-
micas de estos hogares. El objetivo de este apartado es
medir el impacto de las remesas familiares en la diná-
mica económica familiar, especialmente en términos de
los niveles de bienestar y de reducción de la pobreza.
Esto es, sabiendo que las remesas son esencialmente
un fondo salarial, nos interesa, en este apartado, pre-
sentar evidencia empírica suficiente para demostrar
los alcances y limitaciones de las remesas en el mejo-
ramiento del bienestar de los hogares y reducción de
la pobreza en México. Al respecto, hacemos un análisis
en tres niveles.
En el capítulo quinto presentamos un análisis descrip-
tivo sobre el perfil sociodemográfico y socioeconómico
de los hogares perceptores, en comparación con el de
los hogares no perceptores, diferenciando según ori-
gen rural y urbano de la localidad donde residen. En el
capítulo sexto presentamos un modelo estadístico
multivariado a través del cual estimamos los principa-
les determinantes de la percepción de remesas. Este
modelo nos permite identificar el perfil sociodemo-
gráfico y socioeconómico de los hogares perceptores,
en comparación con los no perceptores de remesas. En
el capítulo séptimo presentamos una estimación del
impacto de las remesas en las economías familiares.
En particular, presentamos un modelo de simulación
que nos permite estimar el impacto de las remesas en
la reducción de la pobreza en México y en el mejora-
miento de las condiciones de vida de la población per-
ceptora.
Por su parte, en el capítulo octavo presentamos una
revisión crítica de las cifras sobre remesas que ofrece
anualmente el Banco de México. En concreto, con base
2121
2121
21
Alejandro I. Canales
en un estudio comparativo con otras fuentes de medi-
ción de las remesas, señalamos las principales
inconsistencias que surgen de las estimaciones que
hace el Banco de México, especialmente a partir del
año 2001, cuando aparentemente implementó una
nueva metodología de medición y captación de las
remesas. Asimismo, con base en un ejercicio metodoló-
gico, contrastamos empíricamente y refutamos diver-
sas hipótesis que pudieran explicar el incremento
inusitado que reporta el Banco de México en el volu-
men de las remesas entre 2001 y 2006. Nuestra conclu-
sión es simple: no hay elementos lógicos ni empíricos
que permitan explicar el incremento de las remesas en
los últimos cinco años.
Finalmente, en las conclusiones retomamos este análi-
sis estadístico, junto con nuestra tesis central en rela-
ción con los hipotéticos impactos de las remesas. En
concreto, señalamos ocho mitos que se han generado
en torno a las remesas, referidos a su volumen, ten-
dencia, factor de estabilidad externa en la generación
de divisas, impactos macroeconómicos, contribución al
crecimiento económico, contribución a la reducción de
la pobreza y desigualdad social, impactos microeconó-
micos, nivel de bienestar de los hogares y capacidad de
ahorro y gasto de los hogares.
Capítulo ICapítulo I
Capítulo ICapítulo I
Capítulo I
El significado económico de las remesas:El significado económico de las remesas:
El significado económico de las remesas:El significado económico de las remesas:
El significado económico de las remesas:
un debate inconclusoun debate inconcluso
un debate inconclusoun debate inconcluso
un debate inconcluso
Introducción
La migración internacional no sólo se manifiesta como
un flujo de personas, sino también como un continuo
intercambio de bienes materiales y simbólicos. Al des-
plazamiento de personas y trabajadores se agrega un
no menos importante flujo de dinero, mercancías e in-
formación, a través de los cuales se configura un com-
plejo sistema social cuyas estructuras de relaciones
materiales, sociales y simbólicas trascienden las fron-
teras nacionales y los límites territoriales de las co-
munidades (Kearney y Nagengast, 1989; Rouse, 1992;
Portes, Guarnizo y Landolt, 2003; Guarnizo 2003). En
este marco, nos interesa destacar de manera preferen-
cial el continuo flujo de recursos económicos que bajo
la forma de remesas familiares son enviados por los
migrantes a sus comunidades de origen.
Aunque la presencia de las remesas ha acompañado
desde siempre a la migración internacional, sólo en los
últimos lustros ellas han despertado un interés parti-
cular, especialmente en ámbitos gubernamentales y
organismos internacionales de cooperación interna-
cional. Sin duda, ello se debe fundamentalmente a la
magnitud que han alcanzado las remesas en los últi-
mos años, las que en el caso de los países de América
Latina ya alcanzan los 60 mil millones de dólares
anuales, cifra que representa, en muchos casos, uno de
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23
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
los principales rubros de transferencias corrientes en
la balanza de pagos, y constituye una verdadera inyec-
ción de recursos económicos en sectores específicos de
las economías regionales y locales. Por de pronto, las
remesas superan en muchos casos el ingreso derivado
de los principales rubros de exportación de cada país,
la inversión extranjera directa, y son muy superiores
además a los recursos derivados de la cooperación in-
ternacional para el desarrollo.
Los volúmenes alcanzados por las remesas hacen que
se vuelvan no sólo visibles a los ojos de la sociedad,
sino que las convierten en un importante tema de de-
bate social, político y académico, en función de sus
aparentes potencialidades como fuente de financia-
miento del desarrollo local y regional. No obstante, no
parece haber un consenso en torno al significado y
magnitud de los efectos sociales e impactos económi-
cos de las remesas.
Por el contrario, desde los años setenta se han plantea-
do diversas posiciones en torno al papel de las remesas
en el desarrollo económico local y regional. De acuerdo
con diversos autores (Binford, 2002; Jones, 1998), en
los primeros estudios de los setenta y mediados de los
ochenta predominó un enfoque estructuralista, desde
el cual se argumentaba que la emigración y las remesas
generaban una serie de distorsiones y obstáculos al de-
sarrollo local y regional. A fines de los ochenta y en los
noventa, se dio un cambio en esta perspectiva de análi-
sis, no sólo de la migración, sino de los procesos socia-
les en general. Desde una perspectiva funcionalista,
diversos estudios se orientaron a mostrar cómo las
remesas y la migración podían constituir una opción
preferente para el desarrollo y la transformación es-
tructural de las comunidades.
2525
2525
25
Alejandro I. Canales
No obstante, desde fines de los noventa este debate se
ha trasladado desde el ámbito académico a espacios de
la política social y económica, y se han incorporado
nuevos actores con nuevos enfoques y propuestas. Por
un lado, diversos organismos internacionales (
FMI, BID-
FOMIN, UNCTAD, Banco Mundial, entre otros), y por
otro lado, los mismos gobiernos nacionales y locales.
Todos ellos, con diversos matices, enfocan su atención
en las remesas como instrumento preferencial que
podría contribuir a la reducción de la pobreza y pro-
mover el desarrollo de los países de origen de la mi-
gración internacional (Terry, 2006; Ratha, 2003; Banco
Mundial, 2004). Desde ámbitos académicos y organis-
mos de la sociedad civil se cuestionan estos nuevos
enfoques, aduciendo que, por un lado, se sustentan en
hipótesis y modelos de análisis que no han sido debi-
damente contrastados empíricamente, y por otro lado,
argumentando que, en esencia, las remesas son trans-
ferencias privadas entre particulares que, por lo mis-
mo, no pueden sustituir la responsabilidad del Estado
y la acción del mercado en la promoción del desarrollo
económico y el bienestar de la población.
Ahora bien, considerando los alcances de este debate,
en este capítulo nos interesa contribuir a él desde una
perspectiva crítica y propositiva, aportando elemen-
tos analíticos y modelos conceptuales que contribuyan
a sustentar y validar esta posición crítica en torno al
papel de las remesas en el desarrollo local y regional.
En este sentido, nuestro interés no es sólo plantear las
limitaciones de una u otra perspectiva de análisis,
sino, con base en esa crítica, proponer un modelo ana-
lítico que nos permita, por un lado, comprender las
relaciones, estructuras y mecanismos de las remesas
que pueden influir en diversos ámbitos de la dinámica
económica nacional y regional y, por otro lado, medir
2626
2626
26
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
estas mismas relaciones e impactos de las remesas,
tanto a nivel macroeconómico como microeconómico.
Se trata, en síntesis, de un enfoque metodológico que
nos permita contrastar empíricamente las diversas hi-
pótesis sobre el impacto económico de las remesas. En
este capítulo nos centraremos en la formulación de
este esquema analítico, para, en los siguientes ofrecer
información estadística que contribuya a medir y esti-
mar los impactos de las remesas, tanto a nivel
macroeconómico como a nivel de la microeconomía fa-
miliar, especialmente en cuanto a sus efectos en la re-
ducción de la pobreza.
Migración y remesas en los setenta y ochenta.
La perspectiva estructuralista
Con base en investigaciones de campo y estudios de
caso en el Occidente de México, autores como Reichert
(1981 y 1982), Wiest (1984) y Mines (1981) realizaron
los primeros estudios empíricos que analizan el im-
pacto económico y social de la emigración y las remesas
en las comunidades de origen de los migrantes. En ge-
neral, se trató de estudios elaborados bajo el influjo de
una perspectiva estructuralista clásica, que alimentó
los enfoques de la dependencia y la teoría del sistema-
mundo. Un aspecto que compartían estos estudios era
la consideración de que, en general, la emigración te-
nía un efecto negativo sobre la economía y estructura
social de las comunidades de origen.
En ellos se identificaban las causas de la emigración o
bien en la situación de atraso y estancamiento de las
comunidades de origen, o como resultado de procesos
de modernización social que desequilibraban las es-
2727
2727
27
Alejandro I. Canales
tructuras de las comunidades y privaban a buena par-
te de sus habitantes de sus medios tradicionales de
subsistencia. Bajo estas circunstancias, la emigración
de la fuerza de trabajo local respondía a una estrategia
de los migrantes y sus familias para mejorar sus condi-
ciones de vida. Pero la emigración, a su vez, generaba
una situación de dependencia de los recursos obteni-
dos en el extranjero y acentuaba los efectos distorsio-
nadores de la modernización en las comunidades
locales. De esta forma se generaba un círculo vicioso
que perpetuaba las condiciones de atraso estructural
de las comunidades de origen y retroalimentaba el
proceso migratorio, de tal manera que éste se consoli-
daba con el tiempo, relegando a esas localidades a la
condición de meras productoras de fuerza de trabajo
para la exportación.
En particular, desde este enfoque se asumía que la
emigración y las remesas creaban una serie de
distorsiones estructurales que se reflejaban, entre
otros aspectos, en una exacerbación "del conflicto so-
cial, las diferencias económicas y la inflación de pre-
cios, y fomentaban un círculo vicioso por el que la
emigración generaba una mayor emigración" (Binford,
2002). En efecto, si bien las remesas permitían elevar
el nivel de vida y consumo de la población, para mante-
nerlo era necesario recurrir constantemente a la emi-
gración, ya que no había fuentes de ingreso
alternativas en las comunidades que se pudieran equi-
parar a las remesas. A través de la migración se repro-
ducía, entonces, un círculo vicioso que distorsionaba la
economía local y deterioraba las estructuras sociales
tradicionales.
Reichert (1981) calificó esta situación de dependencia
respecto a la migración y las remesas como
Síndrome
2828
2828
28
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
de la migración.
De esta forma, la emigración era vista
como un fenómeno negativo, pues aunque permitía
elevar y mejorar las condiciones de vida de los
migrantes y sus familias, la escasez de oportunidades
a nivel local hacía que la mayoría de las familias se
volvieran dependientes del ingreso de las remesas,
quedando envueltas en un círculo vicioso en el que
sólo dicha fuente de ingresos era capaz de suministrar
los recursos necesarios para sostener su nuevo nivel
de vida.
Asimismo, de acuerdo con dichos autores, la emigra-
ción tiende a agudizar las contradicciones sociales
dentro de las comunidades, al reproducir la estruc-
tura de diferenciación social y económica y generar
distorsiones estructurales que dislocan la vida social y
económica de las comunidades. Al respecto, en un es-
tudio en Las Ánimas, Zacatecas, Mines (1981) encontró
que las remesas suelen destinarse al consumo, pero
rara vez a la inversión productiva. Esto contribuye a
exacerbar la diferenciación social, generando inflación
de precios de la tierra y su concentración, escasez de
mano de obra local y, en general, una disminución de lo
producido localmente. Para él, este sería "un ejemplo
concreto de una comunidad cuya economía se ha
distorsionado por los flujos migratorios" (Mines,
1981:155).
Wiest (1984), por su parte, apuntaba que los principa-
les beneficiarios del aumento del consumo no eran los
habitantes de las comunidades, sino los fabricantes y
comerciantes de las zonas urbanas que les suministra-
ban los bienes. De esta forma, si se considera, además,
que la mayor parte de las remesas se destinaba a gas-
tos que definía como "improductivos" (vivienda, bienes
de consumo, fiestas y gastos suntuarios), queda claro
2929
2929
29
Alejandro I. Canales
entonces que el efecto positivo de las remesas para el
desarrollo se reduce substancialmente. Por un lado, el
predominio del gasto "improductivo" hace que sean
escasos los proyectos de inversión financiados con
remesas. Por otro lado, al dedicarse principalmente al
consumo de bienes y servicios no generados en la co-
munidad, sus efectos multiplicadores se filtran hacia
las zonas urbanas, cuando no directamente a la econo-
mía internacional a través de la compra de bienes im-
portados.
Migración y remesas en los noventa.
La crítica funcionalista
A fines de los ochenta se consolidó una visión más
esperanzadora de las remesas que reevaluó sus impac-
tos económicos en las comunidades de origen de la
emigración. Esta sustitución del paradigma dominan-
te no se produjo en el vacío, sino que coincidió con el
agravamiento de la situación económica y un incre-
mento en el flujo de remesas (Binford, 2002; Canales,
2004). Desde esta visión funcionalista (denominada así
inicialmente por Richard Jones, uno de sus autores),
se señala que los estudios previos habían presentado
injustamente a la emigración como la principal causa
de los desequilibrios económicos y distorsiones socia-
les que afectan a las comunidades de origen. Sin en-
trar en explicaciones ni análisis de las causas de estos
males sociales, este enfoque invirtió las relaciones de
causa y efecto y planteó que la migración y las remesas
deberían ser vistas como un instrumento privilegiado
para revertir las condiciones de pobreza, desigualdad
social, y atraso económico que prevalecen en las comu-
nidades de origen de la emigración.
3030
3030
30
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
En particular, se sostuvo que la emigración y las
remesas promueven el desarrollo en al menos cuatro
formas complementarias, a saber:
Por un lado, se habría subestimado de modo con-
siderable la inversión productiva financiada con
remesas, las que en no pocos casos son una im-
portante fuente de financiamiento en la formación
de micro y pequeñas empresas impulsadas por los
propios migrantes.
Por otro lado, aún el gasto denominado "impro-
ductivo" genera efectos multiplicadores que
dinamizan la economía a nivel local y regional.
Asimismo, hasta ese entonces no se había valo-
rado en su justa medida el papel e impacto de las
llamadas remesas colectivas, las que en muchas
comunidades han constituido una fuente indispen-
sable para la inversión en infraestructura social
de la comunidad, mejorando las condiciones de
vida y bienestar de toda la población.
Por último, las remesas contribuirían también a
reducir las desigualdades de clase, regionales y
rural-urbanas.
Con base en estos argumentos, autores como Massey y
Parrado (1998), Durand (1994), Jones (1998) y otros,
señalan que la migración internacional no representa
un drenaje de recursos de la economía mexicana, sino
que, por el contrario, las remesas configuran una for-
ma de
ahorro migrante
que, en no pocos casos, consti-
tuye una importante fuente de capital productivo y
una fuerza dinámica en la promoción de la actividad
empresarial, la formación de negocios y el crecimiento
económico, al menos en ámbitos locales y regionales.
Asimismo, en los últimos años han cobrado un especial
vigor las remesas colectivas. Aunque tan sólo suponen
3131
3131
31
Alejandro I. Canales
una pequeña fracción del total de remesas, en algunas
entidades, como Zacatecas, Oaxaca, Michoacán y
Guanajuato, constituyen una importante fuente de
financiamiento de inversión productiva e infraestruc-
tura social, especialmente ante la carencia de fondos
públicos y las crisis recurrentes del sector privado
(García Zamora, 2006).
Los determinantes de las remesas
En relación con los factores que influyen en la decisión
de enviar remesas, podemos distinguir dos tipos de
aproximaciones. Por un lado, los análisis de los deter-
minantes macroeconómicos de las remesas y, por otro
lado, de los determinantes familiares, culturales e in-
dividuales del envío de remesas.
A nivel macroeconómico, los estudios se han centrado
en evaluar el volumen de las remesas en función del
comportamiento de diversas variables e indicadores
macroeconómicos. Para ello, se apela a análisis de se-
ries de tiempo y modelos econométricos longitudinales
que permiten estimar la sensibilidad (elasticidad) de
las remesas ante las variaciones de cada variable
macroeconómica. Estos estudios no parecen ser con-
cluyentes, en la medida que la forma en que algunas
variables macroeconómicas inciden en la motivación
de remitir remesas depende en gran medida de la
situación de la economía tanto en el país de origen
como en el de destino (Russell, 1986; Taylor, 1999).
No obstante, gran parte de los estudios coinciden en
algunas relaciones macroeconómicas básicas. Así, por
ejemplo, Lianos (1997) estima que el nivel de ingresos
per capita
en el país de destino, el tipo de cambio y
3232
3232
32
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
posibles devaluaciones de la moneda nacional en el
país de origen, así como el tiempo de permanencia en
el lugar de destino, actúan como variables que mejor
explican las variaciones en el flujo de las remesas. Por
el contrario, la inflación, la tasa de interés, así como el
nivel de ingreso en el país de origen, no parecen ser
factores con un peso determinante en el flujo de
remesas.
Por otro lado, partiendo de la base de que una parte de
las remesas se puede destinar a la inversión producti-
va, algunas investigaciones han explorado esta opción,
tratando de identificar correlaciones entre el envío de
remesas y algunos factores que hagan más atractiva la
inversión en los países de origen de la migración. El
propósito de estos estudios sería identificar aquellas
medidas de política económica que podrían favorecer
el envío de remesas para recomendar su aplicación.
No obstante, los resultados de estos trabajos no son
concluyentes (
FMI, 2005). Si bien parece confirmarse
que los controles del tipo de cambio (que potencian el
mercado negro) y las restricciones a la posesión de di-
visas tienen un efecto negativo sobre el envío de
remesas, es difícil separar en qué medida el levanta-
miento de tales controles contribuye a una mayor ca-
nalización de remesas a través de canales formales y,
por tanto, si el incremento que se observa cuando se
eliminan tales medidas no se debe principalmente a
un mejor registro de los flujos. Otros condicionantes,
como pudieran ser el desarrollo del sistema financie-
ro, el grado de estabilidad política y social en el país
de origen o las oportunidades de negocio, no parecen
tener un impacto significativo en el flujo de remesas.
Todo esto es consistente con el hecho de que las
3333
3333
33
Alejandro I. Canales
remesas se mantengan estables mientras otros flujos
de divisas son más sensibles a estos factores, lo que
muestra que las posibilidades de inversión no son,
hasta ahora, la motivación principal para el envío de
remesas.
2
A nivel microsocial, el objetivo es determinar bajo qué
condiciones sociales, familiares e individuales se con-
figura el acto de remitir, así como la cantidad de dine-
ro que se remite a la familia y/o comunidad de origen.
De acuerdo con este enfoque, las remesas están, de
una u otra forma, conectadas con todas las circunstan-
cias que configuran la vida del migrante. En estos es-
tudios se parte del supuesto de que la principal
motivación para el envío de remesas está determinada
por las formas sociales y culturales que asume la leal-
tad y compromiso con la familia de origen. En particu-
lar, destaca el papel central que asumen las
obligaciones familiares y la presencia o ausencia de
familiares directos (hijos, principalmente) en los luga-
res de origen y de destino (López, 2001).
Sin embargo, el momento, formas y montos del envío
de remesas, dependerá de circunstancias específicas
que incluyen factores no sólo familiares, sino también
individuales y contextuales. Así por ejemplo, Massey y
Bassem (1992) señalan que la decisión de remitir está
directamente determinada no sólo por el ciclo de vida
familiar, sino también por las características de la co-
2
En el tercer capítulo de este libro presentamos un modelo
econométrico de serie de tiempo para estimar los determinantes
macroeconómicos del volumen de remesas en México. En este
caso, entre las variables independientes incluimos tanto aque-
llas que vincularían las remesas con el proceso de ahorro-
inversión, como aquellas que las vincularían con los ingresos y
gastos familiares.
3434
3434
34
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
munidad de origen. En particular, sostienen que la
propensión a remitir tiende a disminuir en aquellas
comunidades con mayores recursos y condiciones eco-
nómicas más favorables.
Asimismo, el envío de remesas parece también estar
asociado a la modalidad migratoria y, en particular, al
carácter de los vínculos que establece el migrante con
su comunidad de origen. Al respecto, López (2001) se-
ñala dos hallazgos interesantes. Por un lado, destaca
que la propensión a enviar remesas, así como el monto
enviado, tiende a ser mayor entre los migrantes tem-
porales y circulares, y menor entre los migrantes que
han adoptado una residencia estable y permanente en
Estados Unidos. Por otro lado, este autor señala que
los determinantes del envío de remesas en cada caso,
son incluso opuestos. Así, por ejemplo, en el caso de
los migrantes temporales, resulta significativa para el
envío de remesas la posición del migrante en la estruc-
tura familiar. En concreto, la presión familiar para el
envío de remesas parece que sólo es estadísticamente
significativa para quienes son jefes de hogar, lo cual
refleja que el envío de remesas está asociado con las
responsabilidades directas del migrante para con su
familia y hogar de origen. Por el contrario, entre los
migrantes permanentes, la posición en la estructura
familiar no es estadísticamente significativa para de-
terminar el envío o no de remesas. Ello porque en este
caso es más probable que el núcleo familiar del
migrante resida también en Estados Unidos, lo cual
implica un debilitamiento substancial de los vínculos y
responsabilidades del migrante para con su comuni-
dad de origen.
A similares conclusiones arriban Menjivar
et al.
(1998), quienes señalan que cuando el migrante planea
3535
3535
35
Alejandro I. Canales
una estancia más prolongada, e incluso de permanen-
cia definitiva en el lugar de destino, tiende a dismi-
nuir significativamente la propensión a enviar
remesas. En este caso, los recursos económicos, socia-
les, y familiares, se orientan más a asegurar una
estancia estable y duradera que pueda incluir a los
miembros de su familia. Por el contrario, cuando los
migrantes planean retornar es más probable el envío
de remesas con el objetivo de asegurar una posición
mejorada en la localidad de origen.
Asimismo, el análisis de Lozano (1997) confirma estos
hallazgos, al concluir que serían los migrantes mascu-
linos de reciente llegada a Estados Unidos, con pro-
piedades en México y con familiares cercanos en
México (padres, esposa y/o hijos, fundamentalmente)
quienes son más propensos a enviar mayores cantida-
des de dinero. Por el contrario, aquellos migrantes
mexicanos que fueron amnistiados por la
Ley de Re-
forma y Control de la Inmigración
(IRCA, por sus siglas
en inglés) y optaron por una residencia definitiva en
Estados Unidos disminuyeron el monto promedio de
sus envíos de remesas, aún cuando sus niveles de in-
gresos reales y otras condiciones económicas no se ha-
bían modificado.
Ahora bien, un enfoque complementario a estos estu-
dios sobre los determinantes del envío de remesas se
centraría en el análisis de las características de los
hogares perceptores de remesas en las comunidades
de origen. Como hemos señalado, las remesas forman
parte del sistema migratorio que articula comunida-
des en términos transterritoriales. En una comunidad
de alta migración, casi todos los hogares están vincula-
dos al proceso social de la migración, a través de redes
familiares, comunitarias, de amistad, etcétera. Sin
3636
3636
36
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
embargo, no en todos los hogares hay en todo momento
migrantes activos ni todos los hogares son en todo mo-
mento perceptores de remesas. Por el contrario, los
tiempos y espacios de la migración, así como los de la
percepción de remesas, están en función de los
tiempos y espacios que surgen de los distintos arre-
glos familiares en cada etapa del ciclo de vida de la
unidad doméstica, así como de las trayectorias
migratorias particulares prevalecientes en cada ho-
gar (Canales, 2004).
Desde este enfoque, el análisis de las condiciones de
los hogares perceptores de remesas ha de considerar
una visión dinámica del fenómeno. Sin duda, los arre-
glos familiares que se adoptan en torno al proceso so-
cial de la migración, plantean demandas específicas
respecto al flujo de remesas necesario para el sosteni-
miento de dicho arreglo familiar. Sin embargo, estos
arreglos no son estáticos, sino que evolucionan con
base en la dinámica del ciclo de vida familiar y la diná-
mica de las trayectorias migratorias individuales y fa-
miliares. Asimismo, las remesas tampoco son
estáticas, sino que contribuyen a modificar las condi-
ciones de reproducción y evolución del hogar, inci-
diendo en la dinámica de su ciclo familiar y
trayectorias migratorias.
Se trata en definitiva, de un efecto de determinación
recíproca y dinámica. Por un lado, las condiciones y
necesidades de percepción de remesas son variables
en cada etapa del ciclo familiar, dependiendo tanto de
los arreglos domésticos como de las trayectorias
migratorias individuales y familiares adoptadas en
cada unidad familiar. Pero por otro lado, si en un mo-
mento las remesas aparecen como determinadas por
3737
3737
37
Alejandro I. Canales
estos arreglos familiares, en otros momentos son las
propias remesas las que contribuyen a transformar di-
chas condiciones, al modificar la base económica de la
reproducción de los hogares.
3
Remesas y desarrollo: ¿un nuevo paradigma?
En los últimos años, las remesas concitan un gran inte-
rés en la comunidad internacional, constituyendo uno
de los grandes temas de moda que suele estar presen-
te en todos los foros internacionales y regionales en
donde se discuten propuestas y programas de apoyo y
fomento del desarrollo. Resulta interesante compro-
bar, sin embargo, que no parece haber un consenso en
torno al significado y magnitud de los efectos sociales
e impactos económicos de las remesas.
Por un lado, diversos autores y organismos internacio-
nales de ayuda al desarrollo, como el
BID, FMI, OECD,
Banco Mundial,
UNCTAD, por citar algunos, dedican
una especial atención a las remesas como instrumento
que podría contribuir a la reducción de la pobreza y al
desarrollo de los países de origen de la migración
internacional. Un buen ejemplo de estas expectati-
vas es el Plan de Acción suscrito por el G8 en la cum-
bre de Sea Island en 2004:
Applying the Power of
Entrepreneurship to the Eradication of Poverty,
en
el cual se dedica un apartado específico a las
remesas, enfatizando su efecto en el bienestar de las
familias y en la creación de pequeños negocios que
impulsarían el desarrollo de las comunidades de ori-
gen de la migración.
3
En el capítulo sexto presentamos un análisis sobre el perfil
sociodemográfico de los hogares perceptores de remesas en
México, con base en modelos de regresión logística.
3838
3838
38
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Los defensores de esta visión optimista del impacto de
las remesas argumentan en su favor que, dada la mag-
nitud y tendencia de las remesas, suelen representar
uno de los principales rubros de transferencias co-
rrientes en la balanza de pagos de muchos países en
desarrollo o de reciente industrialización, y constitu-
yen una verdadera inyección de recursos económicos
en sectores específicos de las economías regionales y
locales (Terry, 2006; Orozco y Wilson, 2005-
BID; Hugo,
2005-
BID; Chami,
et al.
, 2003; FOMIN-BID, 2004).
En particular, este discurso oficial que surge de orga-
nismos internacionales y no pocos gobiernos naciona-
les, enaltece el papel de las remesas en al menos dos
ámbitos o dimensiones, a saber:
Por su papel como potenciadoras del desarrollo
económico, tanto directamente a través del
financiamiento de proyectos productivos e infra-
estructura social, como indirectamente a través
de los efectos multiplicadores del gasto que fi-
nancian;
Por su papel en la reducción de los niveles de
pobreza y desigualdad social que desde siempre
han caracterizado a las sociedades en vías de de-
sarrollo.
Lo interesante es que da la impresión que desde los
organismos internacionales se estuviera impulsando
un nuevo paradigma del desarrollo a ser instrumen-
tado en nuestras sociedades, y en el cual la migración
y las remesas asumirían un papel preponderante, sus-
tituyendo al rol que en anteriores esquemas y
paradigmas del desarrollo habrían jugado tanto el Es-
tado como el propio mercado. En este nuevo paradig-
ma, las remesas conformarían una especie de capital
3939
3939
39
Alejandro I. Canales
económico, el cual, junto a otros capitales sociales (re-
des familiares, trabajo familiar y comunitario, organi-
zaciones de migrantes, entre otros), constituirían
recursos privilegiados para las comunidades que, si
fueran bien gestionados, podrían contribuir a superar
las condiciones de vulnerabilidad social y precariedad
económica, aún cuando las condiciones del entorno es-
tructural en el que viven no les sean favorables.
4
En efecto, este enfoque sobre el impacto de las
remesas y el papel de los migrantes en el desarrollo es
coherente con los principios que sustentan las nuevas
políticas de desarrollo y combate a la pobreza impulsa-
das en la última década. A diferencia del carácter
asistencialista que estaba impregnado en las anterio-
res políticas de combate a la pobreza, este nuevo enfo-
que traslada el eje de atención a la promoción de una
correcta gestión de los activos y recursos de los pobres
para que ellos mismos enfrenten y superen su situa-
ción de pobreza y vulnerabilidad. Según este enfoque,
los pobres pueden ser los protagonistas del proceso de
desarrollo porque cuentan con los recursos necesarios
para tal fin, entre ellos las remesas. En todo caso, tan
sólo necesitan aprender a usarlos y gestionarlos co-
rrectamente. Medidas como el
empowerment,
el
autoempleo y el aprovechamiento del capital social de
los pobres constituirían mecanismos privilegiados
para resolver su situación de vulnerabilidad.
4
Esta propuesta se basa en el enfoque asset/vulnerabilty desarro-
llado por el Banco Mundial, y según el cual esta situación de
vulnerabilidad podría ser contrarrestada con una adecuada
gestión de los activos (assets) sociales, económicos, culturales,
políticos y demográficos que los pobres poseen, independiente-
mente de sus escasos ingresos, y de las condiciones que imponga
el contexto estructural. Para más detalles, véase Moser, 1998.
Para una visión crítica, véase Rodríguez, 2001, y Canales, 2003.
4040
4040
40
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
De esta manera, entre las líneas estratégicas para el
desarrollo, tanto de gobiernos nacionales como de orga-
nismos internacionales, figura en lugar destacado la
necesidad de orientar las remesas hacia la creación de
pequeñas y medianas empresas, así como hacia otro
tipo de gastos que fomenten la formación de capital pro-
ductivo y humano (Ratha, 2003). En el caso de México y
Centroamérica, por ejemplo, esta tesis forma parte ya
de los programas oficiales del gobierno, en los que el
autoempleo y la promoción de negocios familiares fi-
nanciados con remesas se ofrecen como alternativas al
desempleo y la pobreza. Es el caso, por ejemplo, de los
programas
2x1
y
3x1
, a través de los cuales se busca
fomentar la inversión productiva y la formación de ne-
gocios por parte de los migrantes y/o sus familiares.
5
Sin embargo, en este discurso celebratorio del papel
de las remesas suele pasarse por alto un hecho simple
pero fundamental. Nos referimos a que este gran y re-
pentino interés por el papel de las remesas en los ni-
veles de bienestar de las familias y como factor de
desarrollo local surge en un contexto caracterizado
por el fracaso de las políticas de ajuste estructural y
de liberalización comercial para mejorar las condicio-
nes de vida de la mayoría de la población en los países
5
Los programas
3x1
se basan en los principios del codesarrollo, y
se sustentan en la concurrencia de fondos entre diversas instan-
cias gubernamentales y de los propios migrantes. De esta forma,
en el caso mexicano, por ejemplo, el
Programa 3x1
consiste en
que por cada dólar que aportan los migrantes, el gobierno
federal, el gobierno estatal y el gobierno municipal aportan cada
uno otro dólar adicional. Con este fondo concurrente se financia-
rían tanto proyectos productivos privados como obras de infraes-
tructura social. Sobre los logros y limitaciones de estos progra-
mas, véase Delgado Wise,
et al.
, 2004; Torres, 2001; y
Moctezuma, 2000.
4141
4141
41
Alejandro I. Canales
en desarrollo; políticas que, además, fueron no sólo
impulsadas sino impuestas por estos mismos organis-
mos internacionales de promoción del desarrollo eco-
nómico (
FMI, BID, Banco Mundial, UNCTAD, entre
otros), que ahora promueven este nuevo paradigma de
desarrollo sustentado en las remesas y el
protagonismo de los migrantes.
Asimismo, tan sólo pensar en la posibilidad de que las
remesas sean la base de un nuevo paradigma del desa-
rrollo resulta no sólo falto de sensatez académica, sino
mera retórica y demagogia política. Un nuevo paradig-
ma debe sustentarse en nuevas teorías sobre el desa-
rrollo, así como en su confrontación con datos
empíricos que las corroboren, aspectos que indudable-
mente están ausentes en todos estos discursos
celebratorios de las remesas y la migración que predo-
minan en el discurso oficial de organismos internacio-
nales de promoción del desarrollo, y de no pocos
gobiernos nacionales de países con altos índices de
emigración internacional.
En este sentido, frente a este discurso institucional
sobre la migración y las remesas, en los últimos años
ha surgido una perspectiva crítica que replantea los
términos en los cuales estos organismos de coopera-
ción internacional, así como diversos gobiernos nacio-
nales, han formulado la relación remesas-desarrollo
(Cortina, de la Garza y Ochoa-Reza, 2004; Lozano,
2005; Goldring, 2005; Binford, 2002; Canales, 2006a;
García Zamora, 2005). En particular, se señala que es-
tos enfoques adolecen de diversas deficiencias concep-
tuales y metodológicas, a la vez que se sustentan en
hipótesis y modelos de análisis que no han sido debi-
damente contrastados, especialmente en lo que se re-
4242
4242
42
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
fiere a los beneficios e impactos de las remesas en la
promoción del desarrollo y reducción de la pobreza y
desigualdad social.
En otras palabras, se señala que, como en todo para-
digma ideológico, en el caso del discurso de los orga-
nismos internacionales sobre el papel de las remesas,
en ningún momento se explicitan los argumentos lógi-
cos (teóricos) que podrían explicar por qué la migra-
ción y las remesas podrían tener éxito donde han
fracasado sistemáticamente tanto las políticas del Es-
tado como la acción del mercado.
Para ilustrar lo anterior, a continuación presentamos
un contrapunto de ideas y argumentos, que nos permi-
te confrontar en cada uno de estos ejes el discurso ofi-
cial de las remesas con nuestra visión crítica que
sustenta no sólo un enfoque de análisis alternativo,
sino también programas alternativos de acción social y
política económica.
En concreto, este contrapunto de ideas lo desarrolla-
remos con base en cinco ejes o niveles analíticos, que
son los que recurrentemente se señalan en el debate
contemporáneo sobre el impacto económico de las
remesas, a saber: 1) el papel de las remesas en la in-
versión productiva, 2) los efectos multiplicadores de
las remesas, 3) la desigualdad social, 4) las remesas
como factor de estabilidad macroeconómica y 5) las
remesas como factor de estabilidad macroeconómica.
En cada uno de estos ejes se han desarrollado argu-
mentos y evidencia empírica que parecen corroborar
esta visión sobre el impacto de las remesas.
4343
4343
43
Alejandro I. Canales
Los impactos económicos de las remesas.
El debate contemporáneo
1) Las remesas y la inversión productiva
Aún cuando se reconoce que las remesas se usan fun-
damentalmente para financiar el consumo de los hoga-
res, diversos autores han señalado, sin embargo, que
esta visión suele subestimar el volumen de remesas
destinadas a la inversión productiva en predios agrí-
colas y a la formación de empresas y negocios familia-
res en zonas urbanas, subestimado con ello el impacto
de las remesas en la promoción del desarrollo local.
6
Con base en estos hallazgos se han impulsado políticas
de fomento y apoyo tanto a la inversión productiva de
los migrantes, como a la inversión en infraestructura
social de las comunidades. Tal es el caso de los progra-
mas
2x1
y
3x1
, en los que por cada dólar que aporta el
migrante para un proyecto productivo privado o so-
cial, el Estado, a través de diversas instancias locales,
estatales y federales, aporta otros dos o tres dólares.
Este tipo de programas se ha consolidado en la última
década, especialmente en las regiones de mayor tradi-
ción migratoria en México, así como también en
Centroamérica y el Caribe (Torres, 2001;
CEPAL, 2000;
Moctezuma, 2000).
6
Véase los trabajos de Durand (1994) sobre la fabricación de
calzado en San Francisco del Rincón, Guanajuato, y de Jones
(1995) sobre la producción de melocotón en Jerez, Zacatecas; así
como la aplicación de modelos econométricos que Durand,
Parrado y Massey (1996) han usado para estimar el nivel de
inversión de las remesas en ámbitos locales. En otros contextos
geográficos, Russell (1992) presenta ejemplos similares para el
caso de la agricultura intensiva en comunidades de alta emigra-
ción del Sahel, Turquía y Zambia.
4444
4444
44
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Sin embargo, desde nuestra perspectiva crítica soste-
nemos que las llamadas "remesas productivas" siguen
siendo escasas, no sólo en relación con el volumen glo-
bal de remesas, sino también con el volumen global de
la inversión productiva privada y social, incluso en ám-
bitos locales.
7
Asimismo, los impactos de las remesas
productivas se ven limitados por las mismas condicio-
nes de pobreza y marginación que caracterizan a las co-
munidades de origen que dan cuenta de un ambiente
macroeconómico local muy desfavorable a cualquier
tipo de inversión productiva. En este sentido, las llama-
das "remesas productivas" en realidad corresponden a
estrategias de sobrevivencia familiar caracterizadas
por los bajos montos de inversión y capitalización, los
bajos niveles de generación de empleos asalariados, así
como una carencia del capital social y económico nece-
sarios para tener acceso a los circuitos de crédito e in-
versión privada (Canales y Montiel, 2004).
2) Los efectos multiplicadores de las remesas
Diversos autores han señalado que no sólo las inversio-
nes productivas, sino también los gastos de consumo fi-
nanciados con remesas impulsan la economía nacional,
ya que incrementan la demanda de bienes y servicios
7
Se estima que las "remesas productivas" representan menos de
cinco por ciento del volumen global de las remesas familiares.
Aún cuando consideremos un escenario muy optimista en donde
las remesas productivas se duplicaran correspondiendo a diez
por ciento del total de las remesas, ellas sólo representarían uno
por ciento de la inversión privada en México, menos de 2.5 por
ciento en Colombia y Ecuador, menos de cinco por ciento en
República Dominicana, Guatemala, Honduras y Nicaragua, y
menos de ocho por ciento en El Salvador y Haití. Estimaciones
propias con base en datos obtenidos del
International Statistical
Financial,
que publica cada año el FMI.
4545
4545
45
Alejandro I. Canales
producidos en México (Durand, Parrado y Massey,
1996; o Stahl y Arnold, 1986, para los países asiáticos).
En efecto, el gasto financiado por las remesas tiene di-
versos efectos multiplicadores que impulsan la econo-
mía local y regional. Así, por ejemplo, la demanda de
bienes de consumo dinamiza el mercado local y favorece
la formación de nuevas empresas, lo que impulsa la ge-
neración de nuevos empleos.
En este sentido, con base en modelos macroeconó-
micos de contabilidad social, se pueden realizar esti-
maciones econométricas que midan de una forma más
precisa estos efectos multiplicadores de las remesas
en la economía nacional. Al respecto, para el caso de
México, un trabajo pionero fue el de Adelman y Taylor
(1990), quienes a fines de los ochenta estimaron que el
efecto multiplicador de las remesas en las economías
locales y regionales era de 2.9. Esto es, por cada dólar
adicional que ingresaba a la economía mexicana por
concepto de remesas, el producto interno bruto nacio-
nal se incrementaba en otros 2.9 dólares.
A partir de este dato, Durand
et al.
(1996) estimaron
que los 2.2 mil millones de dólares que en 1990 ingresa-
ron a México como remesas habrían generado 6.5 mil
millones de dólares adicionales en actividad económi-
ca, lo que, de acuerdo con sus estimaciones, equivalía a
diez por ciento del valor de los bienes fabricados y a
tres por ciento del producto interno bruto. A nivel local,
este efecto sería aún mayor. En su estudio de tres comu-
nidades del Occidente de México concluyeron que el
efecto multiplicador de las remesas explicaba entre 51
y 93 por ciento del ingreso local.
8
8
Cabe señalar que la mayor debilidad de este tipo de modelos
econométricos estriba en la calidad de la información que se
requiere para el diseño de la matriz de contabilidad social. Para
4646
4646
46
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Ahora bien, desde nuestra perspectiva sostenemos
que esta visión optimista y celebratoria de los efectos
multiplicadores es en una ilusión metodológica, que le
impide apreciar en su justa medida los impactos de las
remesas en la economía local y nacional. En particular,
hay al menos tres consideraciones teóricas que este
enfoque de los efectos multiplicadores simplemente
pasa por alto.
En primer lugar, no hay evidencia empírica ni argu-
mentación teórica que señale que los efectos multipli-
cadores de las remesas necesariamente benefician a
los hogares perceptores y comunidades de origen de la
migración. Por el contrario, diversos estudios demues-
tran que, los efectos multiplicadores suelen transfe-
rirse a las zonas urbanas, dónde se concentran el
comercio mayorista y la producción industrial (Papail
y Arroyo, 2004, Binford, 2002).
9
Tal efecto pone en
duda la capacidad de las remesas para lograr un ma-
yor equilibrio en la redistribución de la renta entre
zonas rurales y urbanas.
En segundo lugar, también es cuestionable la misma
magnitud del efecto multiplicador, independiente-
mente de a quién beneficie directa o indirectamente.
En efecto, cuando se analizan los efectos multiplica-
dores de las remesas suele caerse en una típica confu-
sión conceptual. Contrario a lo que usualmente se
una buena explicación sobre los aspectos metodológicos del
diseño y aplicaciones de matrices de contabilidad social, véase
Yúnez-Naude, Antonio y J. Edward Taylor (1999) y Zárate (2003).
9
Así por ejemplo, con base en los mismos datos que usan Durand
et al.
(1996) en el estudio antes citado, Binford (2002) demuestra
que casi 40 por ciento de los beneficios directos e indirectos
(efectos multiplicadores) de las remesas se filtran hacia sectores
sociales urbanos y no migrantes.
4747
4747
47
Alejandro I. Canales
supone en muchos de los estudios anteriormente cita-
dos, los efectos multiplicadores no se deben atribuir al
total de las remesas, sino sólo a su incremento anual,
pues los efectos multiplicadores de la otra fracción ya
están incorporados en el
PIB de los años anteriores.
10
De no realizarse esta distinción, el resultado será una
sobrestimación del efecto total de las remesas. Esto es
especialmente válido en aquellos países como México,
El Salvador, Guatemala, República Dominicana, India,
Filipinas, entre otros, donde desde hace décadas las
remesas están integradas al ingreso corriente de los
hogares y forman parte de la economía local y regional
como cualquier otro ingreso.
11
Por último, cabe preguntarse por el carácter del desa-
rrollo que se estaría impulsando a través de las
remesas y su efecto multiplicador. Si consideramos
que la actividad económica impulsada por las remesas
y sus efectos multiplicadores dependen de que se man-
tenga el flujo de remesas, entonces podemos inferir
que estos efectos multiplicadores no sólo no generan
desarrollo autosustentado, sino que además impulsan
una actividad económica altamente dependiente del
flujo de remesas. Como hemos señalado en el párrafo
anterior, si el efecto multiplicador se deriva del incre-
10
Al respecto, los modelos de matrices de contabilidad social
diseñados para estimar estos efectos multiplicadores son claros
y precisos, y se basan en coeficientes de elasticidades, que
permiten estimar el cambio porcentual de una variable, el PIB
por ejemplo, que es atribuible al cambio porcentual de otras
variables, las remesas, por ejemplo. Al respecto, Zárate, 2003.
11
Un corolario de este argumento es que en el caso de que las
remesas se reduzcan en valor real de un periodo a otro, el efecto
multiplicador sería negativo. Por lo mismo, no es de sorprender
que esta inferencia lógica sea simplemente ignorada por los
enfoques celebratorios de las remesas.
4848
4848
48
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
mento anual de las remesas y no de su monto absoluto
(Arroyo y Berumen, 2002), entonces resulta obvio que
un descenso en el valor real de las remesas de un pe-
riodo a otro, tendría un efecto multiplicador negativo
sobre la economía local, regional y nacional.
3) Remesas, pobreza y desigualdad social
Desde la perspectiva oficial impulsada por gobiernos
nacionales y organismos internacionales, se afirma
que las remesas contribuyen a mejorar las condiciones
de vida y bienestar de la población perceptora y, de ese
modo, a reducir la incidencia de la pobreza. Al respec-
to, podemos sintetizar esta visión en cuatro argumen-
tos:
Por un lado, el volumen de las remesas supera
ampliamente el nivel de ingresos que se pudiera
generar con cualquier otra actividad económica y
productiva local o regional.
Por otro lado, su eficacia en la reducción de la po-
breza es mayor que en el caso de otro tipo de trans-
ferencias, pues fluyen directamente hacia quie-
nes más las necesitan sin pasar por filtros
caciquiles o burocráticos (Durand, Parrado y
Massey, 1996).
Por su parte, Jones (1998) sostiene que si bien en
un primer momento, cuando son pocas las fami-
lias que se han incorporado al flujo migratorio, el
efecto puede ser un incremento de las desigual-
dades en la comunidad, a medida que la emigra-
ción se extiende dentro de la comunidad la des-
igualdad suele reducirse, debido a que cada vez,
son más las familias y hogares que se insertan en
el circuito de envío y recepción de remesas.
4949
4949
49
Alejandro I. Canales
Por último, y con base en modelos probabilísticos,
otros autores han estimado que las remesas sue-
len tener un impacto positivo en la distribución
del ingreso, especialmente a nivel regional y lo-
cal (Taylor, 1992; Djajic, 1998).
De esta forma, se afirma que las remesas, más que nin-
gún otro tipo de transferencia, tienen un efecto clara-
mente positivo en la reducción de las desigualdades
económicas, generando una distribución del ingreso
más equitativa, especialmente en el caso de aquellos
países en donde los más beneficiados con ellas son ho-
gares rurales y en situación de pobreza (Banco Mun-
dial, 2004).
Desde nuestra perspectiva, sin embargo, aún cuando
suelen representar un importante componente del in-
greso de las familias perceptoras, las remesas tienen
un impacto limitado en la reducción de la pobreza y la
desigualdad social, que se reduce a casos muy particu-
lares (Paz,
et al.
, 2004; Martínez, 2003). Ello se debe a
que, aunque a nivel agregado las remesas constituyen
un volumen de gran magnitud, a nivel microsocial, en
cambio, ese volumen se diluye en una gran multiplici-
dad de envíos de pequeñas cantidades de dinero.
12
En efecto, con base en encuestas nacionales en once
países de la región, un estudio reciente de
CEPAL
(2005) establece que cada hogar perceptor de remesas
recibiría menos de 300 dólares mensuales como
12
En el caso de México, por ejemplo, el Banco de México estima que
los 20 mil millones de dólares de remesas correspondientes al
año 2005 se canalizaron a través de más de 59 millones de
transferencias, lo que implica un promedio de menos de 350
dólares por transferencia.
5050
5050
50
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
remesas, en promedio, y en algunos países llega a ser
incluso de menos de 150 dólares mensuales. En todos
estos casos, además, este monto sería notablemente
inferior a la línea oficial de pobreza definida en cada
país. En este sentido, el impacto que las remesas pue-
dan tener en la reducción de la pobreza se circunscribe
a lo que estos 300 dólares puedan contribuir en cada
hogar, lo cual, obviamente, es muy limitado.
Por lo tanto, quienes tienen la ilusión de que las
remesas pudieran constituir una estrategia de supera-
ción de la pobreza no sólo caen en posiciones que son
políticamente cuestionables, sino que además son eco-
nómicamente inviables. De hecho, sólo un incremento
significativo de la remesa promedio que percibe cada
hogar podría derivar en una reducción significativa de
los niveles de pobreza. Pero ello, además de no tener
bases teóricas ni empíricas sobre las cuales sustentar-
se, implicaría además que los niveles de bienestar y
pobreza de nuestras sociedades serían altamente de-
pendientes de este flujo de ingresos externos, o lo que
es lo mismo, no harían sino reflejar el fracaso de las
políticas gubernamentales para combatir la pobreza.
13
4) Las remesas como factor de estabilidad macroeconómica
Considerando el volumen alcanzado por las remesas,
desde diversos organismos oficiales se destaca tam-
bién la contribución de las remesas a la estabilidad
macroeconómica de los países de origen de la migra-
13
No deja de ser irónicamente revelador que sean los propios
gobiernos los que más defienden esta estrategia de combate a la
pobreza basada en las remesas, como un intento de ocultar el
fracaso de sus políticas sociales.
5151
5151
51
Alejandro I. Canales
ción. En particular, se constata que, frente a otras
fuentes tradicionales de divisas, las remesas mues-
tran un mayor dinamismo y estabilidad, lo que las con-
vierte en un ingreso más fiable y que permite
solventar situaciones de crisis. De hecho, las series
históricas muestran que en épocas de crisis económi-
cas, cuando suele darse una huida de los capitales ex-
tranjeros y del ahorro nacional, las remesas, en
cambio, se incrementan (Ratha, 2003; Canales y
Montiel, 2004; Canales, 2006b). Tal fue el caso de Méxi-
co en 1995, Indonesia en 1997, Ecuador a partir de
1999, o Argentina después de 2001.
Desde nuestra perspectiva, sin embargo, sostenemos
que los términos en que el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional han planteado esta cuestión
en relación al papel estabilizador de la remesas, oculta
un hecho fundamental. Si las remesas efectivamente
constituyen un fondo de estabilización macroeconómi-
ca de nuestros países, entonces debe reconocerse con
igual fuerza que son los propios migrantes, con sus en-
víos de dinero, los que están subsidiando los efectos
perversos de las políticas de ajuste estructural, mis-
mas que se llevan a cabo precisamente por indicación
de tales organismos.
5) Migración y remesas: más allá del debate económico
En un plano diferente, algunos autores también lla-
man la atención sobre el hecho que el interés por el
impacto económico de las remesas y sus determinan-
tes ha provocado el abandono del análisis de otras di-
mensiones igualmente importantes (Guarnizo, 2003).
En primer lugar, es posible invertir los términos de los
análisis del Banco Mundial y el Fondo Monetario In-
5252
5252
52
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
ternacional en relación con el papel de estabilización
macroeconómica de las remesas, ya que cabría consi-
derar entonces que son los migrantes, con sus envíos
de dinero, los que están subsidiando los efectos de las
políticas de ajuste estructural. Las implicaciones de
este hecho van más allá del aspecto puramente econó-
mico y se situarían en un debate político acerca del
reparto de los costos y beneficios de la reestructura-
ción de la economía global, ya que probablemente ésta
no sería posible sin un mecanismo, como las remesas,
que paliara sus efectos adversos para amplias capas de
la población.
En segundo lugar, cabe considerar también que el en-
vío de remesas está ligado indefectiblemente a la exis-
tencia de hogares y comunidades transnacionales.
Pero no son sólo el resultado de ese fenómeno, sino
que a su vez forman parte del proceso de formación de
tales comunidades ya que son uno de los mecanismos
principales que aseguran su continuidad en el tiempo
(Canales, 2004c). Es por ello que enfoques que tengan
en cuenta la dimensión transnacional pueden ser,
cuanto menos, tan provechosos como los enfoques de
carácter económico para dar cuenta de este fenómeno.
Remesas y desarrollo: propuesta de un esquema
alternativo
Como se puede apreciar, tanto a nivel político como en
el ámbito académico, el debate en torno al impacto de
las remesas aún permanece abierto, especialmente
por lo que se refiere a su supuesto efecto impulsor del
desarrollo. En este sentido, creemos que, para no caer
en un estancamiento que implicaría continuar con esta
discusión en abstracto, es necesario traducir estos en-
5353
5353
53
Alejandro I. Canales
foques en hipótesis y propuestas de análisis que pue-
dan ser sustentadas con argumentos lógicos (teóricos)
y contrastadas con datos empíricos.
Nuestro interés es proponer un esquema de análisis
que nos permita, por un lado, enfrentar las deficien-
cias conceptuales señaladas respecto a cada enfoque, a
la vez que, por otro lado, nos permita proponer
metodologías que contribuyan a medir y contrastar es-
tas teorías e hipótesis con la evidencia empírica. Con-
siderando este objetivo general, podemos señalar que
en el debate contemporáneo en torno a los impactos de
las remesas, además de las diferentes connotaciones
políticas que inspiran a cada posición, a ellas les
subyacen también dos marcos analíticos opuestos y
desde los cuales se conceptualizan las remesas a la vez
que se interpretan sus efectos potenciales.
Por un lado, en el discurso oficial las remesas suelen
entenderse principalmente como un fondo de ahorro-
inversión, mientras que en nuestra visión crítica las
entendemos fundamentalmente como transferencias
familiares. Mientras en el primer caso podemos deno-
minarlas como remesas productivas, en el segundo
caso, es más pertinente denominarlas remesas fami-
liares. Esta distinción no es en ningún caso superfi-
cial, pues es la base para determinar el potencial
económico de las remesas, ya sea como fuente de desa-
rrollo de las comunidades de origen en el primer caso,
o como recurso de las familias para enfrentar su condi-
ción de pobreza, en el segundo caso.
Ahora bien, sin duda el volumen global de remesas se
compone de ambas modalidades, productivas y fami-
liares, por lo mismo, lo relevante no es continuar con
el debate sobre el carácter de las remesas en abstracto
5454
5454
54
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
(más allá de lo enriquecedor que puede ser ese ejerci-
cio intelectual). Por el contrario, creemos que el desa-
fío conceptual y metodológico es el diseño de modelos
de análisis macro y microeconómicos que incorporen
en un mismo esquema analítico, una y otra modalidad
de remesas, a la vez que permitan identificar e inte-
grar otras formas y tipos de remesas no considerados
en esta ocasión. Asimismo, y con base en estos mode-
los, se podría organizar y recolectar información esta-
dística para estimar empíricamente los efectos y
magnitudes de cada modalidad de remesa.
Considerando estas distinciones en torno al significa-
do económico de las remesas, en el diagrama I.1 pre-
sentamos un modelo de análisis para estimar su
impacto económico.
Diagrama I.1
Modelo de análisis de impacto económico de las remesas
5555
5555
55
Alejandro I. Canales
Este modelo no sólo nos permite distinguir las dos
grandes categorías de remesas que hemos menciona-
do, las remesas familiares y las productivas, también
nos permite identificar el ámbito de incidencia y los
posibles impactos de cada tipo de remesa.
En el caso de las remesas familiares, ellas contribuyen
a sustentar el balance ingreso-gasto de los hogares.
Por ese medio, sus impactos se dan en dos sentidos
diferentes y complementarios. Por un lado, por su
aporte al consumo familiar, contribuyen a elevar el ni-
vel de vida y bienestar de los hogares perceptores, a la
vez que contribuyen a reducir las desigualdades eco-
nómicas y las condiciones de pobreza. Por otro lado,
esta misma contribución al gasto de los hogares se tra-
duce en efectos multiplicadores hacia el resto de la
economía local, regional y nacional. No obstante, el
mismo modelo nos indica también en forma muy clara
y precisa, que no debemos confundir estos efectos
multiplicadores y de bienestar de las familias, con los
impactos que las remesas pudieran tener directamen-
te como instrumento de desarrollo.
Por su parte, en el caso de las remesas productivas, el
modelo nos indica que su aporte a la economía viene
dado a través de su contribución al balance ahorro-in-
versión. Como fuente de inversión, sí podemos consi-
derar a las remesas productivas como un instrumento
de crecimiento económico, que junto a otros fondos de
inversión (inversión extranjera directa, inversión do-
méstica privada, inversión pública, etcétera) son la
base de todo proceso de desarrollo.
Sin embargo, no podemos confundir este impacto de
las remesas productivas en el crecimiento económico
con un hipotético impacto en el bienestar de la pobla-
5656
5656
56
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
ción o reducción de la pobreza. Asimismo, esta distin-
ción, si bien nos permite configurar un marco de en-
tendimiento de las remesas que incluye diversas
modalidades con distintos efectos, no implica necesa-
riamente que cada uno de estos efectos sea por defini-
ción económicamente importante y de gran magnitud.
El modelo sólo nos indica los ámbitos de acción e inci-
dencia de cada modalidad de remesa. No obstante, con
base en este modelo, podemos diseñar estrategias
metodológicas que nos permitan medir y dimensionar
el impacto específico de cada modalidad de remesas
respecto a cada ámbito macro y microeconómico en
cuestión.
En este sentido, y con base en esta distinción de las
remesas, según el ámbito de impacto macro y
microeconómico, proponemos una clasificación y orga-
nización de las diferentes modalidades de remesas con
base en la siguiente tipología (veáse tabla I.1). Lo rele-
vante de esta clasificación, es que nos permite cons-
truir categorías de remesas, que posteriormente
podemos traducir en indicadores que pueden ser me-
didos empíricamente con información estadística. Es-
tas mediciones nos permitirán posteriormente,
dilucidar y estimar el impacto real de las remesas en
estos diferentes ámbitos macroeconómicos, para pasar
de una discusión abstracta a un debate concreto que
permita contrastar empíricamente las diferentes hi-
pótesis y argumentos que hemos reseñado en la sec-
ción anterior.
Con base en este esquema macroeconómico y la
tipología de remesas que proponemos, hemos desarro-
llado esta investigación, que busca medir y cuantificar
empíricamente los distintos impactos de las remesas
en sus diversos ámbitos. Con ello queremos contribuir
5757
5757
57
Alejandro I. Canales
Tabla I.1
Tipología para el análisis de las remesas
5858
5858
58
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
al debate actual sobre el significado e impactos econó-
micos de las remesas, aportando evidencia empírica
que nos permita contrastar las principales hipótesis y
planteamientos en disputa.
En particular, la tesis que sostenemos en este docu-
mento es que las remesas no son ni una forma de aho-
rro, ni una fuente para la inversión productiva, sino
que constituyen un fondo salarial que, como tal, se des-
tina principalmente al consumo y la reproducción ma-
terial del hogar. Si consideramos que la emigración de
mexicanos a Estados Unidos es un fenómeno eminen-
temente laboral, no cabe duda entonces que los ingre-
sos obtenidos por los migrantes representan un fondo
salarial que, como cualquier otro, tiende a usarse pre-
ferentemente para la reproducción material de su fa-
milia. Por ese medio contribuyen a mejorar las
condiciones de vida de las familias de los emigrantes y
a contrarrestar su empobrecimiento derivado de las
crisis económicas recurrentes y los efectos de las polí-
ticas neoliberales de ajuste estructural. La diferencia
respecto a otros ingresos familiares estriba en que en
el caso de los migrantes, este salario es canalizado ha-
cia sus familias en forma de
transferencias internacio-
nales
que, de acuerdo a la nomenclatura contable,
asumen la forma de un
ahorro externo
realizado por
parte de los migrantes, aunque en realidad disten mu-
cho de ser realmente un tipo de ahorro propiamente
dicho, ya que no tienen ni los usos ni las propiedades
que tradicionalmente se atribuyen al
ahorro
personal
o familiar.
A lo anterior hay que agregar otro factor de no poca
importancia. En el fondo, las remesas reflejan un mar-
cado carácter de clase. No sólo son un fondo salarial,
sino que corresponden a ingresos salariales de traba-
5959
5959
59
Alejandro I. Canales
jadores que combinan una inserción laboral de alta
vulnerabilidad y precariedad en el país de destino, con
una condición de pobreza, marginación y vulnerabili-
dad social en su país de origen. En otras palabras, las
remesas fluyen de trabajadores precarios y vulnera-
bles hacia sus familiares que viven en condiciones de
pobreza y contextos de marginación social. En este
contexto, no es raro que, por un lado, las remesas se
orienten fundamentalmente a financiar el consumo fa-
miliar, contribuyendo a mantener un mínimo nivel de
vida, a la vez que, por otro, no fluyan en los montos y
volúmenes necesarios para promover un verdadero
proceso de movilidad social.
Se trata, en definitiva, de una transferencia de recur-
sos entre familias y trabajadores de bajos recursos,
inmersos en situaciones de vulnerabilidad social y
precariedad económica que pueden contribuir a paliar
pero en ningún caso a resolver.
Capítulo IICapítulo II
Capítulo IICapítulo II
Capítulo II
Las remesas en México y el mundoLas remesas en México y el mundo
Las remesas en México y el mundoLas remesas en México y el mundo
Las remesas en México y el mundo
Introducción
Desde hace algunos años, las remesas se han vuelto un
tema de moda. En foros internacionales, discursos gu-
bernamentales, propuestas y proyectos de organismos
internacionales se habla y se destaca su potencial
como fuente de financiamiento del desarrollo, espe-
cialmente al considerar sus magnitudes y su tendencia
creciente en la última década.
Al respecto, la dinámica de los niveles y tendencias de
las remesas a nivel mundial, y su composición por re-
giones y países, nos indica al menos tres grandes as-
pectos que caracterizan el flujo actual de remesas a
escala global, a saber:
Rápido y sostenido crecimiento absoluto.
Aunque se ha reducido en la última década, aún
persiste un alto nivel de concentración en un gru-
po selecto de países.
El fenómeno se extiende a nuevos países, que se
incorporan al flujo mundial de las remesas, espe-
cialmente en el caso de América Latina.
En América Latina además, destaca el papel de Méxi-
co, país que desde siempre ha concentrado la mayor
proporción del flujo de remesas en la región, situación
que se mantiene hasta nuestros días.
6161
6161
61
6262
6262
62
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Considerando lo anterior, en este capítulo presenta-
mos datos agregados sobre los niveles y tendencias de
las remesas en América Latina y el mundo, que nos
permitan contextualizar las tendencias específicas en
el caso mexicano. Asimismo, en el caso de México pre-
sentamos información agregada que nos permite me-
dir el impacto e importancia regional de las remesas.
Niveles y tendencias de las remesas a nivel mundial
En los últimos lustros se ha incrementado substancial-
mente el volumen global de remesas que envían los
trabajadores migrantes a sus países de origen. A nivel
mundial, en 1985 las remesas representaron un flujo
de casi 40 mil millones de dólares, cifra que se
incrementó a poco más de 75 mil en 1990, superó en
1996 la barrera de los 100 mil millones de dólares,
para alcanzar en 2005 un flujo de más de 230 mil millo-
nes de dólares, y se estima que en 2006 rebasaron los
250 mil millones de dólares.
Con base en estos montos y tendencias, y consideran-
do que gran parte de las remesas se dirigen a países no
desarrollados, no resulta extraño que desde diversos
organismos internacionales se plantee la opción de ca-
nalizar estos recursos para el financiamiento del desa-
rrollo de dichas economías perceptoras. No obstante,
cuando se analiza la composición de las remesas según
regiones y países perceptores, se observa un hecho cu-
rioso que suele no estar presente en ninguno de estos
grandes discursos y propuestas sobre el potencial pro-
ductivo de las remesas.
En efecto, hasta hace tan sólo unos años, prácticamente
40 por ciento de las remesas mundiales se dirigían a
6363
6363
63
Alejandro I. Canales
países altamente desarrollados, como Francia, Alema-
nia, Reino Unido y Estados Unidos.
14
Asimismo, no se
trata de un caso aislado ni de un fenómeno coyuntural,
sino que esta composición de las remesas se mantuvo
estable al menos hasta 1999. Sólo en los últimos años la
participación de los países desarrollados se ha reduci-
do, de manera que actualmente perciben 30 por ciento
del volumen mundial de remesas (véase gráfica II.1).
14
La clasificación de países y su agrupación por regiones geográfi-
cas es tomada de Banco Mundial, 2003. Global Development
Finance.
Gráfica II. 1.
Volumen y composición de las remesas mundiales, según tipo
de países, 1985-2005
(millones de dólares a precios corrientes)
Fuente: Elaboración propia con base en UNCTAD,
Handbook of Statistics
,
2006.
0
50
100
150
200
250
85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04 05
Países
desarrollados
Países no
desarrollados
6464
6464
64
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Sin duda, este es un dato relevante y necesario de se-
ñalar, pues contribuye a desmitificar la tesis común-
mente aceptada de que las remesas son un fenómeno
que involucra preferentemente a los países no desa-
rrollados. Por el contrario, las remesas no son un fenó-
meno exclusivo del subdesarrollo, antes bien, son un
fenómeno que atraviesa transversalmente tanto a eco-
nomías desarrolladas como subdesarrolladas y que,
sin duda, forma parte de la globalización de la econo-
mía mundial de las últimas décadas. En efecto, tanto
en términos del volumen global de las remesas, como
de su tendencia en los últimos 20 años, se observa que
las grandes potencias han participado de un modo im-
portante en este flujo.
Asimismo, cuando vemos la lista de los diez países con
mayor volumen de remesas, se observa que desde
siempre ha habido una importante participación de
países altamente desarrollados. En 1985, por ejemplo,
de los diez países más perceptores de remesas, cuatro
eran desarrollados, cifra que se incrementó a cinco en
1990, y se mantuvo en 1995 y 2000, para volver a si-
tuarse en cuatro en 2005. Asimismo, al igual que en el
caso de los países subdesarrollados, hay algunos que
desde siempre se han mantenido como grandes per-
ceptores de remesas. Tal es el caso en particular de
Francia y Alemania, que desde 1985 se han mantenido
entre los diez países más perceptores de remesas. De
hecho, en el caso de Francia el volumen de las remesas
es tan alto que siempre ha estado entre los seis países
con mayor volumen de remesas, llegando incluso a
ocupar el primer lugar en el año 2000.
En términos
per capita
, las remesas en Francia en
2002 fueron de 173 dólares, cifra que se incrementó a
190 en 2003, superando en ambos años al valor de la
6565
6565
65
Alejandro I. Canales
remesa
per capita
, no sólo de México, sino además de
casi todos los países latinoamericanos. Sólo en El Sal-
vador y la República Dominicana el nivel de las
remesas
per capita
en esos años superó al de Francia
(
CEPAL, 2006) (véase cuadro II.1).
Asimismo, estos datos nos ilustran que si bien desde
siempre ha prevalecido un alto grado de concentra-
ción en relación con la percepción de remesas, en los
últimos 15 años se dio una substancial reducción, deri-
vada de la creciente incorporación de nuevos países al
circuito mundial de las remesas. En efecto, en 1985,
los diez principales países en percepción de remesas
concentraban 56 por ciento del flujo mundial, propor-
ción que se redujo a cerca de 41 por ciento en 1995 y
2000, y que repuntó levemente en 2005.
En este sentido, cabe destacar la incorporación de paí-
ses latinoamericanos en el circuito mundial de las
remesas. En efecto, como se ilustra en la gráfica II.2,
las remesas en América Latina se incrementaron en
casi 25 veces en los últimos 21 años, pasando de menos
de tres mil millones de dólares en 1985, a poco más de
61 mil millones en 2006. Asimismo, aunque ha habido
momentos de altas y bajas, en promedio el ritmo de
crecimiento se ha mantenido estable, fluctuando entre
15 y 20 por ciento anual. De esta forma, América Lati-
na es una de las regiones que ha experimentado el
mayor crecimiento en la percepción de remesas. Si a
mediados de los ochenta América Latina participaba
con sólo 10 por ciento de las remesas percibidas por
los países no desarrollados, ya en la primera mitad de
los noventa incrementó su participación a 20 por cien-
to, y continuó creciendo desde entonces hasta alcanzar
más de 35 por ciento en 2006. Esto es, su participación
6666
6666
66
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Cuadro II.1.
Ranking de países perceptores de remesas (top ten mundial)
(Millones de dólares a precios corrientes)
Fuente: Elaboración propia con base en datos de UNCTAD,
Handbook of Statistics, 2006.
TOP
TEN País Cantidad País Cantidad País Cantidad País Cantidad País Cantidad
1 Italia 3 231 Yugoslavia 9 360 India 6 223 Francia 8 631 India 23 499
2 Alemania 2 023 Italia 5 075 Filipinas 5 360 India 8 482 xico 21 772
3 Egipto 3 212 Alemania 4 876 Bélgica 4 937 xico 7 596 Filipinas 13 561
4 Francia 1 393 Portugal 4 479 Francia 4 640 Filipinas 6 212 Francia 12 741
5 India 2 469 Egipto 4 284 Alemania 4 523 Turquía 4 560 China 8 832
6 México 1 616 Francia 4 035 México 4 368 España 4 517 lgica 6 804
7 Pakistan 2 537 Bélgica 3 583 Portugal 3 953 Bélgica 4 005 España 6 653
8 Portugal 2 164 Turquía 3 246 Turquía 3 327 Alemania 3 772 Alemania 6 476
9 Turquía 1 714 México 3 098 Brasil 3 315 Reino Unido 3 614 Líbano 4 924
10 Yugoslavia 3 106 India 2 384 Grecia 3 286 Portugal 3 406 Pakistán 4 280
Total Remesas Top Ten 23 465 44 419 43 931 54 794 109 541
Total Remesas mundiales 41 868 81 415 108 561 131 354 232 300
Top Ten / Mundial 56.0% 54.6% 40.5% 41.7% 47.2%
20051985 1990 1995 2000
6767
6767
67
Alejandro I. Canales
relativa en el flujo mundial de remesas se ha triplica-
do con creces en los últimos 20 años.
Estos datos nos indican que, si bien en todas las regio-
nes del mundo las remesas se han vuelto un flujo cada
vez más importante, América Latina muestra una im-
portante peculiaridad, pues es la región geográfica
donde este flujo de transferencias corrientes se ha
incrementado en mayor magnitud.
Impacto de las remesas en América Latina
Cabe señalar, sin embargo, que esta tendencia en la evo-
lución de las remesas en América Latina no se da por
igual en todos los países de la región. Como se observa
Gráfica II.2.
Volumen de las remesas en América Latina, 1985-2006
(miles de millones de dólares a precios corrientes)
0
10
20
30
40
50
60
70
85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04 05 06
Fuentes: 1985-2005: UNCTAD,
Handbook of Statistics, 2006.
2006: FOMIN-BID, 2007. http://www.iadb.org/mif/remesas_map.cfm
6868
6868
68
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
en la siguiente gráfica, las remesas suelen concentrar-
se en un reducido número de países, en donde destaca
el caso de México que en 2006 concentró 37.1 por cien-
to de volumen global de remesas de la región con 23
mil millones de dólares. Asimismo, otro 29.7 por ciento
de las remesas se concentró en sólo cuatro países: Bra-
sil, Colombia, Guatemala y El Salvador. Estos cinco
países (incluido México), corresponden no sólo a los
grandes perceptores de remesas de la región, sino que
además desde los años ochenta (o incluso antes) se in-
corporaron en el circuito mundial de las remesas.
Los otros 19 países de la región se dividen en dos gran-
des grupos. Por un lado, están aquellos países que po-
demos clasificar de nivel medio en la percepción de
remesas, algunos de los cuales además son de reciente
incorporación al circuito mundial de las remesas. En
esta categoría se ubican República Dominicana, Ecua-
dor, Cuba, Honduras, Perú, Haití, Bolivia, Jamaica y
Nicaragua, países que en conjunto concentraron 28 por
ciento del volumen de remesas de la región, propor-
ción que se ha venido incrementando cada año.
Por otro lado, ubicamos a Paraguay, Costa Rica, Argen-
tina, Venezuela, Panamá, Guyana, Uruguay, Trinidad y
Tobago y Chile, que corresponden a países con muy
bajos niveles de percepción de remesas y que, como en
el caso de Argentina y Paraguay, se han incorporado
muy recientemente (en los últimos cinco años) al cir-
cuito mundial de las remesas (véase gráfica II.4).
Estas diferencias en el volumen de las remesas se ma-
nifiestan aún más nítidamente cuando consideramos
el significado económico que tienen en cada país. En
efecto, si medimos el impacto de las remesas a través
de la proporción que representan del Producto Inter-
6969
6969
69
Alejandro I. Canales
no Bruto de cada país, vemos que este impacto es muy
diferenciado por regiones y países.
Como se ilustra en el mapa II.1, es en los países cen-
troamericanos y caribeños y en menor medida, en los
países andinos, donde las remesas parecen tener un
mayor impacto y peso económico. En concreto, en 2006
las remesas representaron más de 33 por ciento del
PIB en Haití, 25 por ciento en Honduras y cerca de 18
por ciento en El Salvador y Nicaragua. Asimismo, en
un nivel algo menor, pero igualmente importante, se
ubican Guatemala (11%) y República Dominicana
(7.5%), a los que se agregan los países andinos como
Bolivia (9%), Ecuador (7%) y muy recientemente,
Gráfica II.3.
Distribución de las remesas según tipo de país
de América Latina, 2006
México
37.1%
Pequeños
perceptores
5.2%
Medianos
perceptores
28.0%
Grandes
perceptores
29.7%
(Bras il, Colombia,
Guatemala, y
El Salvador)
Rep. Dominicana, Ecuador,
Cuba, Honduras, Perú, Haití,
Bolivia, Jamaica y Nicaragua
Paraguay, C. Rica, Argentina,
Venezuela, Panamá, Guyana,
Urugua y, Trin idad y Tobago,
Belice y Chile
Fuente: FOMIN-BID, 2007. http://www.iadb.org/mif/remesas_map.cfm
7070
7070
70
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Mapa. II.1
Remesas como porcentaje del
PIB
de cada país de América Latina
(20 países), 2006
Fuentes: Estimaciones propias con base en datos de FOMIN-BID y BADEINSO,
CEPAL. Para Cuba, datos de 2003, tomado de Orozco, 2004.
7171
7171
71
Alejandro I. Canales
Paraguay (7%). Finalmente, en los casos de Cuba,
15
Co-
lombia y Perú, aunque la importancia de las remesas
es algo menor, no deja de ser significativo que ellas re-
presenten más de tres por ciento del
PIB en cada uno.
Ahora bien, en el resto de los países de la región, las
remesas representaron tres por ciento o menos del
PIB. Al respecto, podemos identificar dos grupos de
países. Por un lado, un grupo formado por México,
Costa Rica y en menor medida Panamá, en donde las
remesas representan entre dos y tres por ciento del
PIB. Y por otro lado, el grupo formado por Brasil, Uru-
guay, Argentina, Venezuela y Chile, donde las remesas
representan menos de uno por ciento del
PIB. En este
grupo destaca el caso de Brasil, que aunque es el se-
gundo país con mayor volumen de remesas en la re-
gión, éstas representan sólo 0.8 por ciento de su
PIB.
Estos datos nos indican que existe una marcada con-
centración geográfica en términos de la importancia
relativa de las remesas para cada economía nacional.
En este sentido, en los últimos años podemos identifi-
car dos zonas geográficas donde las remesas parecen
tener un peso económico relativamente importante en
América Latina. Por un lado, lo que podríamos llamar
el círculo centroamericano y caribeño, que corresponde-
ría a una zona con mayor tradición en la percepción de
remesas, y por otro, lo que podríamos llamar el corre-
dor andino, que es de más reciente incorporación al cir-
cuito mundial y regional de las remesas, y del cual
participan países como Colombia, y Perú, en donde
si bien el peso económico de las remesas es menor, en
15
La estimación de las remesas para el caso cubano se toma de
Orozco, 2004.
7272
7272
72
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
recibieron en 2006 importantes volúmenes de remesas,
superiores a cuatro mil millones de dólares en el pri-
mer caso, y de casi 3 mil millones en el segundo.
16
En ambos casos, el círculo centroamericano-caribeño y
el corredor andino, se trata de países que, además de
percibir importantes volúmenes de remesas, se carac-
terizan por tener economías pequeñas y envueltas en
crisis recurrentes. Por el contrario, en los tres países
con mayor volumen de remesas (México, Brasil y Co-
lombia), éstas no parecen tener un peso relativo signi-
ficativo, debido al gran tamaño de estas economías.
Esto último nos corrobora lo que hemos señalado en
otras oportunidades, en el sentido de que el impacto y
significado económico de las remesas no depende úni-
camente de su volumen, sino del tamaño, estructura y
dinámica macroeconómica del país perceptor (Cana-
les, 2006d).
En este sentido, si comparamos estas diferencias en
cuanto al peso específico de las remesas con los nive-
les de desarrollo y de pobreza de cada país, podemos
tener un mejor entendimiento del carácter y signifi-
cado económico de las remesas. En efecto, si las
remesas constituyen esencialmente un ingreso familiar
(remesas familiares) entonces es esperable que sean
más importantes y fluyan en mayor volumen hacia
aquellos países con menor nivel de desarrollo y mayo-
res niveles de pobreza, países que, por lo mismo, pre-
sentan menores opciones para la inversión productiva
y menores perspectivas de crecimiento económico.
16
Cabe señalar que esta geografía del impacto y significado
económico de las remesas en la región se modifica muy rápida-
mente. De hecho, hasta hace sólo un par de años, en países como
Perú, Bolivia y Paraguay las remesas representaban menos de
dos por ciento del PIB (Canales, 2006d).
7373
7373
73
Alejandro I. Canales
Por el contrario, si las remesas fueran un fondo de in-
versión (remesas productivas), sería de esperar, en-
tonces, que fluyeran en mayor volumen y tuvieran un
mayor peso relativo en aquellas economías con meno-
res niveles de pobreza y mayor desarrollo económico,
las que, por lo mismo, ofrecen mejores condiciones
para la inversión privada.
Como se observa en la gráfica II.4, los datos para Amé-
rica Latina parecen confirmar nuestra hipótesis en el
sentido de que el principal significado económico de las
remesas es su contribución al ingreso familiar, ya sea
como un fondo salarial o bien como una transferencia
Gráfica II. 4.
Remesas como proporción del PIB según nivel de desarrollo
y según nivel de pobreza en América Latina (20 países), 2004
HA
HO
NI
PY
GU
SA
EC
RD
CO
CR
CU
AR
CH
UR
BR
PN
MX
PE
VE
BO
0%
5%
10%
15%
20%
25%
30%
Menor Medio Mayor
Nivel de desarrollo
DO
SA
NI
HA
HO
GUA
EC
COMX
CU
BO
PY
PE
AR
VE
CR
UR
CH
PN
BR
0%
5%
10%
15%
20%
25%
30%
5% 25% 45% 65% 85%
% Hogares en situacn de pobreza
Remesas como % del PIB
Fuentes: Estimaciones propias con base en: FMI, 2005,
International Statistical
Financial
, y CEPAL, 2005.
Objetivos de desarrollo del milenio
.
Una mirada
desde América Latina y el Caribe
.
7474
7474
74
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
familiar entre hogares. En efecto, el peso específico de
las remesas muestra una alta correlación tanto con el
nivel de pobreza como con el grado de desarrollo pre-
valecientes en cada país.
En efecto, en aquellos países con menores niveles de
desarrollo y con mayores niveles de pobreza, las
remesas suelen tener un mayor peso relativo en sus
economías nacionales. Así, por ejemplo, países como
Haití, Nicaragua, El Salvador, Honduras, República
Dominicana y Guatemala, en donde las remesas repre-
sentan más de diez por ciento del
PIB, muestran los
mayores niveles de pobreza de la región (sobre 50% de
la población bajo la línea de pobreza) a la vez que per-
tenecen a la categoría de países con menor nivel de
desarrollo relativo.
Por el contrario, en los países con mayor nivel de desa-
rrollo relativo y menores niveles de pobreza (Argenti-
na, Chile, Costa Rica, Uruguay, Panamá, entre otros),
las remesas son prácticamente insignificantes, y re-
presentan menos de uno por ciento del
PIB. En este
caso se trata, además, de países que han estado desde
siempre alejados del circuito internacional de las
remesas. En otras palabras, en estos países las remesas
no sólo no han tenido ningún impacto relevante en su
dinámica económica, sino que además, tampoco pare-
cen tener ninguna relación con su mayor nivel de desa-
rrollo relativo y sus menores niveles de pobreza.
Niveles y tendencias de las remesas en México
Desde siempre, México ha sido el principal país per-
ceptor de remesas en América Latina, debido funda-
mentalmente a su ya centenaria tradición de
7575
7575
75
Alejandro I. Canales
migración a Estados Unidos. De hecho, en los últimos
15 años, México ha aportado entre 40 y 50 por ciento
de las remesas en América Latina, variando según la
coyuntura social, económica y migratoria. Así, por
ejemplo, a inicios de los noventa, México concentraba
alrededor de 44 por ciento de las remesas que se perci-
bían en la región. A partir de la crisis de fines de 1994,
se incrementó el flujo de remesas hacia México, lo que
permitió incrementar su participación a niveles de
casi 50 por ciento entre los años de 1995 y 1997. A par-
tir de 1998 descendió su participación, debido a dos
factores, por un lado, las remesas hacia México se
mantuvieron más o menos estables a un nivel de 7.7
mil millones de dólares al año hasta 2001, y por otro
lado, por el incremento de las remesas en el resto de la
región (véase gráfica II.5).
Gráfica II.5.
México, 1991-2006
Fuentes: Cálculos propios con base en FMI,
Balance of Payments Statistics,
august 2005
, y FOMIN-BID, 2007. http://www.iadb.org/mif/remesas_map.cfm.
58%
45%
44%
45%
40%
47%
50%
49%
49%
40%
36%
40%
37%
42%
40%
39%
37%
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
00
01
02
03
04
05
06
4.6
3.9
4.4
4.4
4.6
6.8
6.9
6.9
8.0
7.5
7.5
9.5
10.3
15.0
18.6
20.7
23.1
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
00
01
02
03
04
05
06
Volumen de remesas
(miles de millones de dólares a precios de 2006)
Participacn en flujo de remesas en
América Latina (%)
7676
7676
76
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Ahora bien, resulta interesante comprobar que en los
últimos cinco años, a pesar del incremento inusitado
en el volumen de remesas que percibe México, las que
en términos absolutos se duplicaron con creces entre
2001 y 2006, la participación de México en la percep-
ción de remesas en América Latina se ha mantenido
estable, en un nivel levemente inferior a 40 por ciento,
similar al que prevalecía desde el período 1999-2001.
Ello se debe a que, en estos últimos cinco años, las
remesas no sólo se han expandido en México sino tam-
bién en el resto de la región.
De hecho, lo que ha pasado es que en estos años se han
combinado dos tendencias que refuerzan la percepción
de remesas en la región:
Por un lado, nuevos países se han incorporado al
flujo de remesas. Es el caso, por ejemplo, de Boli-
via que pasó de sólo 113 millones de dólares en
2002 a más de mil millones en 2006; de Perú, que
pasó de 700 millones a casi 2.9 mil millones en el
mismo periodo; o de Honduras, que pasó de sólo
400 millones en 2000 a 2.4 mil millones en 2006.
Por otro lado, por el incremento de las remesas
en países con ya altos niveles de percepción en
2000. Tal es el caso, por ejemplo, de Brasil, que
pasó de 1.7 mil millones en 2000, a 7.3 mil millo-
nes en 2006; de Colombia, que pasó de 1.6 a 4.2
mil millones en igual periodo; de El Salvador, que
pasó de 1.8 a 3.3 mil millones de dólares; o Ecua-
dor que pasó de 1.3 a 2.9 mil millones de dólares
entre los mismos años.
En otras palabras, no sólo en México se ha dado un
gran incremento en el volumen de remesas, sino que
ello parece ser una característica de gran parte de los
7777
7777
77
Alejandro I. Canales
países latinoamericanos, lo que no hace sino reforzar
la importancia económica que adquiere este tipo de
transferencias monetarias internacionales para toda
la región.
Otro aspecto que caracteriza la percepción de remesas
en México es que, a diferencia de lo que sucede en el
resto de América Latina, en nuestro país prácticamen-
te la totalidad de las remesas provienen de Estados
Unidos. Ello se debe a que entre 96 y 98 por ciento de
la emigración se dirige a ese país.
17
Aunque no se dispone de información estadística
desagregada sobre el origen de las remesas en los de-
más países de la región, podemos hacer algunas esti-
maciones indirectas con base en la información que
podemos disponer. En concreto, de acuerdo con esta-
dísticas del Buró de Análisis Económico de Estados
Unidos, del total de remesas que desde ese país se en-
vían a América Latina, 50 por ciento llegan a México,
mientras que el otro 50 por ciento se distribuye en los
demás países centro y sudamericanos.
18
Con estos datos, y considerando que en los últimos
cuatro años México ha participado, aproximadamente,
con 40 por ciento de las remesas que recibe América
Latina, podemos estimar entonces que del total de
17
En 1997, la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica
reportó que 97.8 por ciento de los emigrantes internacionales
recientes tuvieron como destino Estados Unidos de
Norteamérica, proporción que en el Censo de Población del año
2000, se redujo levemente a 96.1 por ciento.
18
Estimaciones con base en datos del Buró de Análisis Económico
de Estados Unidos.
International Transactions Accounts Data
.
http://www.bea.gov.
7878
7878
78
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
remesas percibidas en la región 80 por ciento proven-
dría de Estados Unidos, a la vez que el otro 20 por
ciento se originaría en otros países del mundo. De esta
forma, en términos aproximados, la composición del
origen-destino de las remesas en América Latina sería
la siguiente:
40 por ciento proviene de Estados Unidos y se di-
rigen a México.
40 por ciento proviene también de Estados Uni-
dos, pero se dirige a países centro y sudamerica-
nos.
20 por ciento proviene de otros países y se dirige
a Centro y Sudamérica.
De esta forma, podemos estimar entonces que, con ex-
cepción de México, en los demás países de la región se
tendría, aproximadamente, una relación de dos a uno
en términos del origen de sus remesas, esto es, por
cada dos dólares provenientes de Estados Unidos,
habría otro dólar proveniente de otros países. Estos
datos son consistentes con lo que el Banco Interameri-
cano de Desarrollo, a través del Fondo Multilateral
para las Inversiones (
FOMIN), ha estimado reciente-
mente. En efecto, en un estudio reciente se estima que
desde España se habrían enviado en 2006 poco más de
cinco mil millones de dólares a siete países de
Latinoamérica incluidos en el estudio.
19
19
Datos provenientes de la Encuesta Española sobre Remesas
hacia Latinoamérica, estudio elaborado por Bandixen y Asocia-
dos para el BID-FOMIN, y en el cual se incluyen siete grupos
nacionales: Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay,
Perú y República Dominicana. Para más detalles, consúltese el
informe ejecutivo y metodológico de esta encuesta en: http://
www.casamerica.es/es/casa-de-america-madrid/agenda/migraciones/
encuesta-espanola-sobre-remesas-hacia-latinoamerica.
7979
7979
79
Alejandro I. Canales
Asimismo, cabe señalar que, al menos en el caso de
Centro y Sudamérica, un origen importante de las
remesas lo constituyen otros países de la región. Es el
caso, por ejemplo, de remesas enviadas por migrantes
nicaragüenses en Costa Rica, peruanos en Chile, boli-
vianos, paraguayos y uruguayos en Argentina, colom-
bianos en Venezuela, por mencionar sólo algunos de
los flujos más importantes (Galarza y Yancari, 2005).
Finalmente, a diferencia de México, varios países de
América Latina presentan una mayor diversidad de
destinos. Tal es el caso de países como Ecuador, Boli-
via, Colombia, República Dominicana, por un lado, en
donde, además de Estados Unidos, se da una impor-
tante emigración a España. En el mismo sentido, des-
tacan los casos de Brasil y Perú, países con un
importante vínculo migratorio con Japón (Patarra,
2005; Altamirano, 2006).
Ahora bien, aún cuando México es el principal percep-
tor de remesas en América Latina, y uno de los tres
más importantes en el mundo, ellas no tienen ni el im-
pacto ni el peso relativo que representan en otros paí-
ses de la región, especialmente de Centroamérica y de
la región andina en Sudamérica. Esto lo podemos ob-
servar con base en cuatro indicadores que miden indi-
rectamente el impacto socioeconómico de las remesas
en cada país.
En primer lugar, como ya hemos ilustrado en el
mapa II.1, en México las remesas representan una
muy pequeña fracción del Producto Interno Bru-
to, no así en la mayoría de los países perceptores
de Centroamérica y el Caribe, y algunos países
andinos en Sudamérica. En concreto, en el caso
de México, a pesar de ser el país con mayor volu-
8080
8080
80
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
men de remesas, en 2006 las remesas representa-
ron tan sólo 2.7 por ciento del
PIB, proporción muy
cercana al promedio regional que es de 2.1 por
ciento.
En segundo lugar, aún cuando el volumen de
remesas percibido en México es entre siete y vein-
te veces superior al de los países centro y sud-
americanos, en términos
per capita
las remesas
en México apenas ascienden a los 220 dólares
anuales, cifra que es muy inferior a la de Guate-
mala, Honduras y República Dominicana y menos
de la mitad de la percibida en El Salvador (véase
gráfica II.6).
474
335
302
277
219
216
175
172
118
109 108
107
104
92
89
39
35
22
11
3
0
100
200
300
400
500
SAL HON DOM GUA ME X ECU HAI NIC CRC AME PAR BOL PER COL PAN BRA URU ARG VEN CHI
Gráfica II.6.
Remesa per cápita por país en América Latina (19 países), 2006
(dólares al año)
Fuentes: Cálculos propios con base en datos de remesas de BID-FOMIN y
estimaciones de población de CELADE, www.eclac.cl/celade.
8181
8181
81
Alejandro I. Canales
Estos datos nos indican, que en términos gene-
rales, a diferencia de otras economías (de
Centroamérica y la región andina, en especial) los
posibles impactos de las remesas en el caso de
México se ven relativizados y mediados por un
hecho básico y fundamental. Las remesas en Méxi-
co no tienen el mismo significado y peso económi-
co que en esos países, porque en México existe
una serie de actividades económicas capaces de
generar iguales o mayor cantidad de recursos que
la migración y las remesas. O, lo que es lo mismo,
la economía mexicana no se ha vuelto tan depen-
diente de las remesas como algunas de
Centroamérica y la región andina, aún cuando la
migración y las remesas formen parte de la vida
social y económica del país desde hace más de un
siglo.
Esto se corrobora cuando vemos la incidencia de
las remesas a nivel de la población y los hogares
de cada país. En efecto, a pesar de su centenaria
tradición migratoria, en 2004 en México sólo 5.7
por ciento de los hogares percibieron remesas,
cifra muy similar a la de Ecuador y Paraguay, pero
que representa casi la mitad de la proporción de
hogares perceptores de Honduras, Guatemala y
República Dominicana, y casi un tercio de la de
Nicaragua y El Salvador (véase gráfica II.7).
Con base en este nivel de incidencia de las remesas
a nivel de los hogares, no es extraño el hecho de
que las remesas en México tengan un impacto y
significado económico mucho más moderado y li-
mitado que en estos países centroamericanos. No
sólo su macroeconomía es más independiente del
influjo de las remesas, sino además, ello se refleja
8282
8282
82
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
también en una muy menor proporción de hoga-
res cuya reproducción económica cotidiana depen-
de del flujo de remesas.
Ello se refleja, entre otras cosas, en que en Méxi-
co las remesas tienen un muy bajo impacto en la
reducción de la pobreza y desigualdad social. De
hecho, de acuerdo con estimaciones de la
CEPAL
(2005), en realidad en casi ningún país las remesas
han tenido un impacto significativo en estos
rubros. Sólo en el caso de El Salvador, donde 17
por ciento de los hogares son perceptores de
remesas, ellas habrían contribuido a reducir en
4.5 puntos porcentuales el nivel de pobreza, y en
4.7 por ciento el índice de desigualdad en la dis-
tribución del ingreso. En el caso de República
Gráfica II.7.
Porcentaje de hogares perceptores de remesas en América
Latina (11 países), 2004
0.3
3.2
3.4
5.2
5.7
5.9
11.1
11.4 11.4
15.3
17.2
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
20
URU PERU BOL PAR MEX ECU HON GUA DOM NIC SAL
Porcentaje
Fuente: Elaboración propia con base en datos de CEPAL,
Panorama social de
América Latina
, 2005.
8383
8383
83
Alejandro I. Canales
Dominicana, aunque las remesas contribuyen a re-
ducir en 2.2 puntos el porcentaje de hogares en
situación de pobreza, sólo contribuyen a reducir
en 1.5 por ciento el Índice de Gini, a través del
cual se mide la desigualdad en la distribución del
ingreso (véase gráfica II.8).
Gráfica II.8.
América Latina (8 países), alrededor de 2002
Fuente: Cálculos propios con base en datos de CEPAL,
Panorama Social de
América Latina
, 2005.
El caso de México, así como el de casi todos los
demás países de la región, las remesas habrían
contribuido a reducir la pobreza en tan sólo 1.3
por ciento, a la vez que habrían reducido en igual
proporción el índice de desigualdad en la distri-
bución del ingreso. Incluso en casos como el de
Perú y Honduras, la presencia de remesas actúa
4.7%
1.8%
1.5%1.5%
1.3%
1.0%
-1.7%
-2.1%
-3.0%
-2.0%
-1.0%
0.0%
1.0%
2.0%
3.0%
4.0%
5.0%
6.0%
SAL
GUA
NIC
DOM
MEX
ECU
HON
PER
4.5
2.2
1.6
1.5
1.3
1.2
0.9
0.7
0.0
0.5
1.0
1.5
2.0
2.5
3.0
3.5
4.0
4.5
5.0
SAL
DOM
GUA
NIC
MEX
HON
ECU
PER
Impacto de las remesas en la reducción
de la tasa de pobreza (% hogares)
Impacto de las remesas en la
distribución del ingreso (Índice de Gini)
8484
8484
84
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
en sentido contrario, incrementando la desigual-
dad en la distribución del ingreso, debido a que
en estos países una parte importante de los hoga-
res perceptores aún sin remesas tienen ingresos
que los sitúan por encima de la línea de pobreza.
Impactos regionales de las remesas en México
Aunque a nivel agregado las remesas en México no pa-
recen tener un impacto económico significativo, pu-
diera pensarse que no sucede lo mismo a nivel local y
regional, más aún si se considera que existe una mar-
cada regionalización migratoria. En concreto, es posi-
ble pensar que, dado que la incidencia de la migración
en México es muy diferenciada regionalmente, algo si-
milar pudiera estar sucediendo con las remesas. De
esta forma, aunque a nivel agregado en México el
impacto de las remesas tiende a diluirse, es muy posi-
ble que a nivel local y regional se den situaciones si-
milares a las que podemos observar en el caso de
países centroamericanos y de la región andina en
Sudamérica. En particular, pudiera pensarse que en
las entidades con mayor tradición migratoria (espe-
cialmente del occidente y de la zona centro-sur del
país), las remesas tendrían una mayor incidencia e
impacto en relación con otras regiones de México. En
esta sección presentamos evidencia empírica en torno
a esta hipótesis. Para ello consideramos dos aspectos,
por un lado, el volumen absoluto y dimensión del peso
económico y social de las remesas en cada entidad, y
por otro lado, características económicas de las enti-
dades y según importancia de las remesas.
En relación con la distribución de las remesas por en-
tidad federativa, se observa que tienden a estar alta-
8585
8585
85
Alejandro I. Canales
mente concentradas.
20
Tan sólo cuatro entidades
(Michoacán, Guerrero, Jalisco y Guanajuato) concen-
tran 37 por ciento del total de remesas, a la vez que
otras cinco entidades (el Distrito Federal, Veracruz,
Puebla, Oaxaca e Hidalgo) concentran otro 30 por
ciento. Por el contrario, trece entidades apenas reci-
ben en conjunto once por ciento de las remesas. El 22
por ciento restante se distribuye entre las otras diez
entidades federativas. Especial mención merecen las
entidades de Quintana Roo, Campeche y Baja
California Sur, las que en conjunto, recibieron menos
de uno por ciento del total de remesas que llegaron a
México en 2006 (véase mapa II.2).
Podemos identificar dos regiones que en 2006 con-
centraron casi dos tercios del total de remesas en
México, y que corresponden a entidades con una añeja
tradición migratoria a Estados Unidos. Por un lado,
identificamos a Michoacán, Jalisco y Guanajuato, perte-
necientes a la región migratoria tradicional, y que en
conjunto percibieron en 2006 casi 6.4 mil millones de
dólares, volumen que por sí solo es superior al de
cualquier país latinoamericano, con excepción de Bra-
sil. Es decir, tan sólo en estas tres entidades el flujo
20
Cabe señalar, sin embargo, que este grado de concentración de
las remesas ha tendido a reducirse en la última década, debido
fundamentalmente a la expansión del fenómeno migratorio a
nuevas regiones, comunidades y entidades del país. De hecho, en
1995 había una importante brecha entre las entidades altamen-
te perceptoras y el resto del país. Actualmente, esta brecha ha
tendido a cerrarse parcialmente, debido a la incorporación de
nuevas entidades al grupo de alta percepción de remesas,
especialmente de la región Centro-Sur (Puebla, Oaxaca, Veracruz
y, en menor medida, Chiapas). No obstante, no deja de ser
relevante que prácticamente trece entidades se mantengan aún
al margen del fenómeno de las remesas.
8686
8686
86
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Mapa. II.2
México, 2006
Volumen de Remesas por Entidad Federativa
Fuente: Banco de México; Indicadores económicos y financieros.
www.banxico.org.mx
de remesas es superior al de cualquier país latino-
americano.
Por otro lado, ubicamos entidades como Guerrero,
Oaxaca, Puebla e Hidalgo, que forman parte de una
amplia región que se incorporó algo más tardíamente al
flujo migratorio, pero que ya acumula una historia
migratoria de más de cincuenta años. En efecto, en mu-
chos casos se trata de un flujo migratorio que se desen-
cadena a partir de la implementación del
Programa
Bracero
a mediados del siglo pasado (Bustamante,
8787
8787
87
Alejandro I. Canales
1997 y 1975; Durand y Massey, 2003). En conjunto, es-
tas cuatro entidades perciben un volumen de 5.8 mil
millones de remesas, cifra que también es muy supe-
rior a la que recibe cualquier país latinoamericano,
con excepción de Brasil.
Ahora bien, dentro de este grupo de entidades con
mayor volumen de remesas cabe señalar el caso de
Veracruz, que en 2006 percibió 1.4 mil millones de dó-
lares en remesas. Este caso es destacable pues se trata
de una entidad de muy reciente incorporación al flujo
migratorio (Del Rey y Quesnel, 2006). De hecho, en
esta entidad fue hasta comienzos de la década de los
noventa cuando se inició un proceso de emigración a
Estados Unidos, el cual, sin embargo, se ha consolidado
rápidamente, y permite explicar el importante volu-
men de remesas que percibe esta entidad actualmente.
Por su parte, también destaca el caso del Distrito Fe-
deral, aunque en este caso la explicación no parece
darse tanto por su posible participación en el flujo mi-
gratorio, sino por el hecho de concentrar la mayor pro-
porción de operaciones financieras del país con el
exterior, lo que probablemente pueda estarse reflejan-
do en su abultado volumen de remesas.
21
21
De hecho, como apuntamos en un anexo de este libro, el caso del
DF y el Estado de México, por un lado, y el de Baja California,
Chihuahua y Sonora, por otro, nos indican ciertos sesgos presen-
tes en las estimaciones que realiza el Banco de México. En los
dos primeros casos se daría una sobreestimación del flujo de
remesas, derivado del hecho de que en la ZMCM se concentra
gran parte de los intercambios financieros, a la vez que en los
otros tres casos se da una curiosa subestimación del volumen de
remesas, más aún si consideramos su carácter de entidades
fronterizas, lo que sin duda facilita los intercambios financieros,
monetarios y de todo tipo. Probablemente en estos casos no estén
debidamente registradas diversas formas de transferencias a
través de medios no formales.
8888
8888
88
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Esta concentración geográfica de las remesas se ex-
presa también en el diferente peso y significado econó-
mico que presentan las remesas en cada entidad
federativa. En efecto, como se ilustra en el mapa II.3,
Mapa II.3
Remesas como proporción del PIB en cada entidad federativa
Remesas per capita por entidad federativa (dólares al año)
Fuentes: Estimaciones propias con base en INEGI, Banco de Información Económica,
www.inegi.gob.mx y
II Conteo de Población, 2005.
Banco de México, Indicadores
Económicos y Financieros. Balanza de Pagos, www.banxico.org.mx, INEGI
.
8989
8989
89
Alejandro I. Canales
tanto en términos del impacto económico de las
remesas (porcentaje del
PIB) como de su importancia
social (remesas
per capita
), podemos identificar tres
zonas geográficas diferentes.
Por un lado, entidades donde las remesas presentan
un gran impacto y significado económico. En este gru-
po se ubican, algunas entidades de la región Occidente
de México y de la región Centro-Sur. Especial mención
cabe hacer respecto a Michoacán, en el primer caso, y a
Guerrero en el segundo, entidades donde la remesa
per capita
alcanza 650 y 550 dólares al año, respectiva-
mente. Se trata de un valor que está incluso muy por
encima del que prevalece en países como El Salvador,
que es donde las remesas tienen mayor impacto social
en América Latina. Asimismo, el impacto económico
de las remesas en estas dos entidades es igualmente
significativo, y alcanza entre 16 y 15 por ciento del
PIB,
respectivamente, proporción similar a la que prevale-
ce en países como El Salvador y Nicaragua.
En esta misma región de alto impacto de las remesas ubi-
camos también entidades como Guanajuato, Zacatecas,
Aguascalientes y Nayarit, de la región migratoria tra-
dicional, así como Hidalgo, Morelos y Oaxaca, de la
región Centro-Sur. En estas entidades, la remesa
per
capita
fluctúa entre los 360 y 290 dólares al año, a la
vez que su peso económico fluctúa entre diez y cinco
por ciento del
PIB. En ambos casos, se trata de valores
que están más de dos veces por encima del promedio
nacional, y que resultan similares a los de países como
Honduras, Bolivia y República Dominicana.
En una situación completamente inversa ubicamos
dos grandes regiones en donde las remesas práctica-
mente no tienen ningún impacto significativo, ni social
ni económicamente. Por un lado, la región formada por
9090
9090
90
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
la totalidad de los estados fronterizos, y por otro la
región que conforman las entidades de la Península de
Yucatán. En ambos casos, la remesa
per capita
ni si-
quiera alcanza 100 dólares al año, e incluso en algunas
entidades como Nuevo León, Yucatán y Baja
California, es menor a 50 dólares al año. Asimismo, en
ambas regiones las remesas representan en cada enti-
dad, menos de uno por ciento del
PIB correspondiente,
nivel que es muy similar al que prevalece en países
totalmente ajenos al circuito remesador latinoameri-
cano, tales como Uruguay, Venezuela o Chile.
Entre estas dos zonas geográficas, ubicamos una zona
intermedia en cuanto a la captación e impacto social y
económico de las remesas. Corresponde a un conjunto
formado por diez entidades que geográficamente apa-
recen rodeando a las entidades de la zona de alto im-
pacto de las remesas, ubicándose entre ellas y las
entidades de la frontera norte y las de la Península de
Yucatán, las cuales presentan un muy bajo impacto de
las remesas. En otras palabras, se trata no sólo de una
región intermedia en relación con el impacto de las
remesas, sino además, de una región que geográ-
ficamente se ubica en medio entre las zonas de alto y las
de bajo impacto de las remesas.
Finalmente, cabe señalar el caso del Distrito Federal y
el Estado de México, entidades en que las remesas tie-
nen un significado económico y social muy marginal, a
pesar de que ambas concentran diez por ciento de las
remesas. Por un lado, los casi 2.5 mil millones de dóla-
res que percibieron en 2006 representan menos de uno
por ciento del
PIB de ambas entidades, a la vez que sig-
nifican una remesa
per capita
de sólo 166 dólares en el
caso del Distrito Federal y 50 dólares en el del Estado
de México.
9191
9191
91
Alejandro I. Canales
En cuanto a la relación entre el volumen de remesas
percibidas y las características socioeconómicas de las
entidades, se observan también importantes diferen-
cias entre ellas. Por un lado, al comparar la importan-
cia económica de las remesas (porcentaje del
PIB) y el
nivel de pobreza prevaleciente en cada entidad (por-
centaje de población pobre, según los estratos defini-
dos por
SEDESOL), se observa una correlación negativa
y estadísticamente significativa, esto es, que en las
entidades con mayor porcentaje de población en condi-
ciones de pobreza, las remesas tienen un mayor peso
en relación al
PIB de la entidad (véase gráfica II.9).
R
2
= 0.558
p < 0.01
0
10
20
30
40
50
60
70
80
02468101214161820
Pobreza
Remesas % PIB
Gráfica II.9.
Entidades según nivel de pobreza e importancia económica de
las remesas en México, 2005
(porcentaje de población)
Fuentes: Estimaciones propias con base en INEGI,
Banco de Información
Económica y Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005,
www.inegi.gob.mx, y Banco de México,
Indicadores Económicos y Financieros
.
Balanza de Pagos, www.banxico.org.mx
9292
9292
92
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
De esta forma, podemos afirmar que son las entidades
con menor nivel de desarrollo social y mayor nivel de
pobreza donde las remesas tienden a tener un mayor
significado económico para su población, y probable-
mente un mayor impacto para la dinámica económica
de la entidad. En ambos casos, se trata de la configura-
ción de una situación de mayor dependencia económi-
ca respecto a este flujo de recursos, misma que se
manifestaría tanto a nivel microeconómico (en los ho-
gares) como a nivel macroeconómico.
Este es un hallazgo relevante, pues en no pocas oca-
siones se ha manifestado que no son los hogares más
pobres los que tendrían una mayor propensión a mi-
grar. Aunque los datos no permiten ni rebatir ni confir-
mar esta hipótesis, sí podemos afirmar con evidencia
estadísticamente significativa que, a pesar de ello,
todo parece indicar que sí sería en las zonas y hogares
con mayor pobreza donde las remesas tendrían un ma-
yor significado económico y social.
Esta afirmación parece confirmarse si consideramos
el significado económico y social de las remesas en
función del grado de marginación de cada entidad
federativa. En efecto, como se observa en la gráfica
II.10, en las entidades con grado de marginación muy
alto las remesas representan, en promedio, 9.4 por
ciento del
PIB, proporción similar a la de países como
Bolivia y Guatemala. Esta proporción tiende a redu-
cirse a medida que mejora el grado de marginación de
las entidades, de tal modo que en las entidades con
grados de marginación alto y medio, las remesas caen
a sólo cinco por ciento del
PIB. Asimismo, en las entida-
des con niveles bajos y muy bajos de marginación las
remesas representan, en promedio, sólo 2.1 y el 0.7 por
ciento del
PIB, respectivamente.
9393
9393
93
Alejandro I. Canales
Algo similar se da en el caso de la remesa
per capita
según el grado de marginación de las entidades. Por
un lado, en las entidades con muy alto grado de
marginación, la remesa
per capita
alcanza un valor
anual de casi 330 dólares, monto similar al que se re-
gistra en el caso de Honduras y superior incluso al de
países como República Dominicana y Guatemala. En
el caso de las entidades con niveles alto y medio de
marginación, este valor se reduce a 227 y 260 dólares
al año, respectivamente. Finalmente, en las entidades
con baja y muy baja marginación la remesa
per capita
apenas alcanza los 152 y 91 dólares al año, respectiva-
mente (véase gráfica II.11).
Gráfica II.10.
Importancia económica de las remesas, según grado de
marginación de la entidad federativa en México, 2005
(porcentaje del PIB)
5.1
5.2
2.1
0.7
9.4
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Muy alto Alto Medio Bajo Muy bajo
Porcentaje
Fuentes: Estimaciones propias con base en datos de INEGI,
Banco de
Información Económica
; Banco de México,
Indicadores Económicos y Financieros
y CONAPO,
Índices de Marginación,
2005
.
9494
9494
94
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Ahora bien, ambos datos confirman la tesis ya señala-
da, de que la importancia económica y social de las
remesas tiende a ser mayor en aquellas entidades y re-
giones con mayores niveles de pobreza y marginación
social.
Algo similar se observa cuando se considera el nivel de
crecimiento económico de cada entidad, y su relación
con el volumen de la remesa
per capita
y su peso en
relación al
PIB. En efecto, como se observa en el cuadro
II.2, es en las entidades con menor nivel de crecimien-
to económico donde las remesas representan un ma-
Gráfica II.11.
Remesa per cápita, según grado de marginación de la entidad
federativa en México, 2005
(dólares al año)
Fuentes: Estimaciones propias con base en datos de INEGI,
II Conteo de
Población, 2005
y
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares,
2005;
Banco de México,
Indicadores Económicos y Financieros
y CONAPO,
Índices de Marginación, 2005
.
226.6
258.6
152.4
90.8
329.6
0
50
100
150
200
250
300
350
Muy alto Alto Medio Bajo Muy bajo
9595
9595
95
Alejandro I. Canales
yor porcentaje respecto del PIB, a la vez que adquieren
un mayor valor
per capita
. Inversamente, en las enti-
dades con una mayor dinámica y crecimiento económi-
cos las remesas tienden a ser menos significativas
económica y socialmente.
La remesa
per capita
es más de dos veces superior en
las entidades con lento crecimiento económico respec-
to a su valor en las entidades con mayor crecimiento
del
PIB. Asimismo, en las entidades de menor creci-
miento económico las remesas representan 5.3 por
ciento del
PIB, proporción que también es más de dos
veces de la que representan en las entidades con ma-
yor dinamismo económico.
Considerando estos datos, podemos afirmar que muy
probablemente las remesas no tendrían un impacto
significativo en la dinámica económica de las entida-
des federativas en México. Esto es, que aún cuando lle-
Nivel de crecimiento económico
(2000-2 004)
Remesa per cápita
(dólares 2005)
Remesas como %
PIB (2004)
porcentaje
Crecimiento bajo (menor al promedio
nacional)
271.2
5.3
Crecimiento medio (1 a 1.5 veces el
promedio nacional)
181.5
3.9
Crecimiento alto (mayor a 1.5 veces el
promedio nacional)
117.3
1.9
Fuente: Estimaciones propias con base en INEGI, Sistema de Cuentas
Nacionales, PIB por entidad federativa;
II Conteo de Población, 2005
y Banco de México,
Indicadores económicos.
Cuadro II.2. Remesa per cápita y como porcentaje del
PIB, según nivel de crecimiento económico de las
entidades en México, 2004
9696
9696
96
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
gan en grandes volúmenes y representan una impor-
tante fracción del
PIB, ello no parece garantizar que
ellas actúen como impulsoras de la actividad económi-
ca estatal. Por el contrario, tienden a fluir en mayor
medida precisamente a aquellas entidades con meno-
res niveles de dinamismo económico, esto es, con ma-
yor estancamiento económico, y con mayores niveles
de pobreza y marginación social.
Capítulo IIICapítulo III
Capítulo IIICapítulo III
Capítulo III
Remesas y desarrollo en MéxicoRemesas y desarrollo en México
Remesas y desarrollo en MéxicoRemesas y desarrollo en México
Remesas y desarrollo en México
Introducción
En los últimos años las remesas constituyen uno de los
grandes temas de moda que suele estar presente en
todos los foros internacionales y regionales en donde
se discuten propuestas y programas de apoyo y
fomento del desarrollo. Como es usual en estos casos,
lo más destacable es la ausencia de un consenso en tor-
no al significado y magnitud de los efectos e impactos
económicos de las remesas. Como señalamos en un ca-
pítulo anterior, desde diversos organismos internacio-
nales (
FOMIN-BID, FMI, UNCTAD entre otros) se enfatizan
los supuestos efectos positivos de las remesas a la vez
que se promueven diversos programas de promoción
de las llamadas remesas productivas (Terry, 2006). Por
el contrario, en diversos foros se ha levantado una voz
crítica que cuestiona este tipo de discursos y que plan-
tea que las remesas son, fundamentalmente, un flujo
de transferencias privadas que en ningún caso puede
ni competir ni sustituir el papel del Estado y de los
recursos públicos en la promoción del desarrollo eco-
nómico (Canales, 2006a;
SEGIB, 2006).
Considerando lo anterior, en este capítulo aportamos
evidencia empírica que contribuye a dilucidar los alcan-
ces de una y otra posición sobre el impacto macroeconó-
mico de las remesas en el caso mexicano. En particular,
presentamos un análisis estadístico que nos permite
9797
9797
97
9898
9898
98
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
medir los distintos impactos de las remesas en la diná-
mica macroeconómica de México, a través del cual po-
demos discutir y analizar desde una dimensión
macroeconómica, el papel y significado de las remesas
en la dinámica del crecimiento y desarrollo económico
reciente en México. En general, esta es una dimensión
que ha estado ausente en la reflexión y análisis del im-
pacto de las remesas, aún cuando es, sin duda, funda-
mental para evaluar sus impactos económicos.
En este sentido, nos interesa analizar el volumen y
comportamiento económico de las remesas, en función
del volumen y comportamiento de otras variables
macroeconómicas básicas. Al respecto, presentamos
un análisis en dos dimensiones.
Por un lado, presentamos un análisis descriptivo
de la evolución de las remesas y su distribución
regional y estatal. Asimismo, complementamos
esta caracterización con un análisis comparativo
que nos permite apreciar el peso específico de las
remesas en relación con diversas variables
macroeconómicas básicas. Con toda esta informa-
ción y análisis, podemos arribar a una primera
aproximación sobre el carácter y significado de
las remesas, así como de sus niveles y tendencias
en México.
Por otro lado, con base en un modelo estadístico
de análisis de serie de tiempo, intentaremos re-
lacionar la dinámica de las remesas como varia-
ble macroeconómica, con la dinámica y tendencia
de otras variables de la economía mexicana (in-
flación, salarios, inversión extranjera directa, cre-
cimiento económico, entre otras). El objetivo de
este modelo econométrico es estimar los deter-
minantes del comportamiento macroeconómico de
9999
9999
99
Alejandro I. Canales
las remesas, los que nos permitirán medir y ca-
racterizar a este nivel, la dinámica y tendencia
de las remesas en México.
Al respecto, nuestra hipótesis subyacente es que, en
términos macroeconómicos, las remesas constituyen
fundamentalmente un fondo de transferencias familia-
res que, por lo mismo, tiene un escaso o nulo impacto
en la capacidad de crecimiento y desarrollo económi-
co. Por un lado, su volumen no es ni remotamente sufi-
ciente para impulsar un proceso de crecimiento
económico autosostenido, a la vez que, por otro lado,
son recursos que se dirigen a hogares en condiciones
de vulnerabilidad, marginación y pobreza, por lo que
son usados fundamentalmente para financiar el consu-
mo de esos hogares, mientras el volumen y proporción
de las remesas destinados a inversiones productivas
es marginal e insignificante.
Ahora bien, si las remesas son transferencias familiares
del exterior, entonces es de esperar que su comporta-
miento macroeconómico se asemeje más al de una
variable anticíclica, esto es, que responde fundamen-
talmente a las crisis y ciclos recesivos de la economía
mexicana. En este sentido, podemos adelantar una hi-
pótesis de trabajo más específica pero también más
polémica. Contrario a lo que suele afirmarse, en el
caso de México las remesas no han seguido una ten-
dencia lineal y creciente. Antes bien, en momentos de
estabilidad y crecimiento económico, las remesas se
han mantenido relativamente estables, mientras que
se incrementan significativamente en los períodos de
crisis económica. En este trabajo presentamos infor-
mación estadística macroeconómica que permite co-
rroborar estas hipótesis, a la vez que nos ayuda a
apreciar el significado económico de las remesas.
100100
100100
100
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Dimensión macroeconómica de las remesas en México
De acuerdo con estimaciones del Banco de México, en-
tre 2000 y 2006, las remesas casi se han cuadruplicado,
al pasar de un monto de casi 6.6 mil millones de dóla-
res, a más de 23 mil millones. Por su magnitud y per-
sistencia en el tiempo, suele afirmarse que las
remesas constituyen una variable macroeconómica de
primera importancia que genera diversos efectos posi-
tivos en la economía mexicana. Sin embargo, sostene-
mos que estas posiciones optimistas adolecen de
deficiencias conceptuales y metodológicas, que reper-
cuten en sesgos y distorsiones en la estimación de su
importancia macroeconómica y, por tanto, en el análi-
sis de sus impactos en la promoción del desarrollo, es-
tabilidad macroeconómica, y reducción de la pobreza.
En este sentido, a continuación presentamos informa-
ción estadística que nos permite cuestionar esta su-
puesta importancia relativa de las remesas. Para ello,
analizaremos tres aspectos que nos permiten apreciar
el significado macroeconómico de las remesas, a saber:
su importancia cuantitativa en comparación con otras
variables macroeconómicas, su papel en la generación
de divisas y, por último, sus ciclos y tendencias en los
últimos 25 años.
1) Importancia macroeconómica de las remesas
Una primera distorsión en el análisis de los impactos
de las remesas surge cuando se intenta medir el valor
global de las remesas en relación con diversos
indicadores macroeconómicos. Tradicionalmente se
han usado como medidas de comparación indicadores
directamente relacionados con la generación de divi-
101101
101101
101
Alejandro I. Canales
sas, como las exportaciones petroleras, las exportacio-
nes de la maquila, la inversión extranjera directa,
entre otras. Si bien esta comparación en sí no es inco-
rrecta, el error está en asumir implícitamente que las
remesas, al ser una fuente de divisas, como las ante-
riores, tendrían también similares propiedades y efec-
tos macroeconómicos. Para ser precisos, habría que
señalar, más bien, que estas comparaciones nos dan
una buena idea de la importancia cuantitativa de las
remesas pero, en ningún caso de sus posibles impactos
y efectos en la economía mexicana. En este sentido,
preferimos usar como indicadores de comparación no
sólo los relacionados con la generación de divisas, sino
también aquellos que miden otros aspectos de la
economía nacional, como lo son el producto interno
bruto, el valor de las remuneraciones totales, el valor
de las remuneraciones generadas por la industria
maquiladora, el consumo de los hogares, entre otros.
Estos indicadores nos dan una mejor idea del peso es-
pecífico de las remesas, entendidas no sólo como fuen-
te de divisas, sino también como un fondo salarial.
En términos absolutos, el monto de las remesas es sin
duda elevado, lo que convierte a México en el principal
país perceptor de ellas a nivel mundial, sin embargo,
en términos relativos, lo menos que puede decirse es
que la situación es más bien ambigua. Por un lado, en
2006 México fue el país con mayor volumen de
remesas, las que representaron un flujo de 23 mil mi-
llones de dólares. Por otro lado, en cambio, este volu-
men global de remesas representó sólo 2.7 por ciento
del valor del Producto Interno Bruto, y cuatro por
ciento del valor del consumo privado, ambos genera-
dos en México en ese mismo año. En otras palabras, a
pesar de su gran magnitud, las remesas representan
un muy pequeño aporte a la economía mexicana en su
102102
102102
102
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
conjunto, a la vez que contribuyen a financiar una muy
pequeña fracción del consumo privado de los hoga-
res.
22
Estos datos nos permiten refutar la idea amplia-
mente difundida que habla de una gran dependencia
de la economía mexicana a este flujo de divisas. De
hecho, aún cuando las remesas se han disparado en los
últimos años, casi cuadruplicándose en tan sólo 7 años,
su incidencia en la estructura y dinámica macroeconó-
mica de México sigue siendo relativamente marginal.
Lo relevante en todo caso, es que el peso específico de
las remesas era en 2006 más del doble de lo que repre-
sentó en 2000. Es decir, aún cuando se trata de una
variable con un bajo impacto relativo, no debemos ig-
norar su tendencia y evolución reciente, que dan cuen-
ta de una importancia relativa cada vez mayor.
Ahora bien, si consideramos que las remesas confor-
man un fondo salarial, lo relevante sería también com-
pararlas con diversas categorías de ingresos laborales
en México. Al respecto, se plantea una situación curio-
sa. Por un lado, a nivel agregado, en 2006 las remesas
apenas representaron ocho por ciento del total de las
remuneraciones percibidas en México por los trabaja-
dores, proporción que, aunque es más del doble de la
prevaleciente en 2000, sigue siendo relativamente pe-
queña. No obstante, cuando se las compara con las re-
muneraciones generadas en sectores estratégicos,
22
Esto se debe a que en México sólo seis por ciento de los hogares
percibieron remesas del exterior en 2006, por lo que su contribu-
ción al consumo agregado se limita a lo que aportan al consumo
privado en este escaso seis por ciento de hogares mexicanos. En
otras palabras, aunque se trata de un gran volumen absoluto, su
incidencia a nivel macroeconómico es relativamente marginal. En
la tercera sección presentamos más información sobre estos y
otros aspectos relacionados con la percepción de remesas en
México.
103103
103103
103
Alejandro I. Canales
vemos que las remesas representan un flujo de recur-
sos que se equipara y supera a las remuneraciones al
trabajo que se generan en diversos sectores económi-
cos nacionales (véase gráfica III.1).
En efecto, en 2006 las remesas representaron un fondo
salarial equivalente a 51 por ciento de las remunera-
ciones percibidas por los trabajadores de la industria
manufacturera, lo que duplica con creces su relación
respecto a 2000. Asimismo, las remesas representaron
un fondo salarial que era poco más de dos veces supe-
rior al volumen total de remuneraciones generadas
por la industria maquiladora de exportación en 2006,
proporción que es casi tres veces superior a la prevale-
ciente en 2000. Esta última comparación es muy re-
levante pues indica que, en términos de generación de
Gráfica III.1.
Remesas como proporción de indicadores macroeconómicos
seleccionados en México, 2000-2006
Fuente: Estimaciones propias con base en INEGI,
Banco de Información
Económica
, y Banco de México,
Indicadores económicos y financieros.
1.7
1.1
8.4
4
2.7
3.8
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Remuneraciones
de trabajadores
Consumo
privado
Producto Interno
Bruto
2000 2006
Porcentaje
75
175
51
211
387
20
0
50
100
150
200
250
300
350
400
450
Remuneraciones
ind ustria
manufacturera
Remuneraciones
industria
maqu ilado ra
Remuneraciones
agricultura
Porcentaje
104104
104104
104
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
ingresos directos para los hogares, las remesas no sólo
son mucho más importantes que lo que genera uno de
los sectores más dinámicos de la economía, sino que
además muestra un dinamismo muy superior. Por últi-
mo, las remesas representaron en 2006 un fondo sala-
rial que equivalía a casi cuatro veces el volumen de las
remuneraciones generadas en el sector silvoagrope-
cuario. Este dato es también muy relevante, pues no
debemos olvidar que en México casi dos tercios de los
hogares perceptores de remesas son de origen rural.
2) Papel de las remesas en la generación de divisas
Suele señalarse que, por su magnitud, las remesas
constituyen cada vez más una fuente insustituible de
divisas para el país, y que contribuyen a mantener los
necesarios equilibrios macroeconómicos externos. No
obstante, por lo general se olvida mencionar que esto
se da en un contexto más amplio de transformaciones
en la estructura del comercio exterior de México, deri-
vado de la política de apertura comercial e inserción
en la economía global. De hecho, desde mediados de
los ochenta, con el ingreso al
GATT y posteriormente,
en los noventa, con la entrada en vigor del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte, se ha
diversificado la estructura externa de la economía
mexicana y, por tanto, la composición y fuentes de las
divisas que entran al país. Si en los ochenta la econo-
mía era altamente dependiente de los ingresos del pe-
tróleo, hoy en día se presenta una estructura
comercial más diversificada que ha permitido reducir
el nivel de dependencia de las exportaciones del pe-
tróleo.
105105
105105
105
Alejandro I. Canales
En efecto, en el trienio 1990-1992 el petróleo consti-
tuía el principal proveedor de divisas del país. Las ex-
portaciones petroleras en esos años representaban un
valor similar al de los ingresos generados conjunta-
mente por la industria maquiladora, la inversión ex-
tranjera directa y las remesas. En el trienio 2004-2006,
en cambio, aún cuando el petróleo se mantiene en el
primer lugar como fuente generadora de divisas, des-
taca, sin embargo, la importancia que han adquirido
tanto la inversión extranjera directa, como las expor-
taciones netas de la industria maquiladora y las
remesas enviadas por los migrantes. En conjunto, las
divisas generadas por estas tres actividades, práctica-
mente duplican a las generadas por el petróleo.
De hecho, tanto a principios de los noventa como en
los últimos años, el valor de las remesas es muy simi-
lar al de la inversión extranjera directa y al de las ex-
portaciones netas de la industria maquiladora. Lo
interesante de todo esto es que estas tres variables
han experimentado un importante impulso en los últi-
mos 15 años, aunque con distintos ritmos y tendencias.
En este sentido, y contrario a lo que comúnmente se
plantea, durante toda la década de los noventa y hasta
hace sólo un par de años, en realidad las remesas se
habían quedado relativamente rezagadas en cuanto a
su aportación a la generación de divisas, al menos en
comparación con la tendencia experimentada por la
inversión extranjera directa y la industria maquilado-
ra de exportación.
Como puede apreciarse en la gráfica III.2, las exporta-
ciones netas de la industria maquiladora mostraron
un crecimiento sostenido durante toda la década de
los noventa, con un estancamiento entre 2000 y 2003,
106106
106106
106
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
derivado de la crisis que afectó a este sector en esos
años (de la O, 2006; de la O y Quintero, 2002), de la
cual ha iniciado una lenta recuperación en los últimos
tres años. Asimismo, la inversión extranjera directa
muestra un comportamiento más errático, con alzas y
bajas, aunque siempre se ha mantenido por sobre el
volumen de las remesas.
Por el contrario, las remesas muestran un comporta-
miento relativamente estable en los noventa, con un
muy bajo ritmo de crecimiento, aunque se incrementa
significativamente a partir del trienio 2000-2002, has-
ta alcanzar en el trienio 2004-2006 un volumen similar
al de la industria maquiladora y la inversión extranje-
ra directa. Estos datos, sin duda polémicos, contradi-
cen dos ideas muy generalizadas respecto a la
tendencia e importancia macroeconómica de las
remesas, a saber:
Por un lado, se sostiene que las remesas presen-
tan un crecimiento sostenido, sistemático y signi-
ficativo a lo largo de los últimos 15 años. Como
hemos visto es en realidad falso, pues es sólo en
los últimos seis años que tienen un comportamien-
to realmente explosivo (en la siguiente sección
ahondamos en esta idea).
Por otro lado, suele señalarse que este crecimiento
de las remesas las ubicaría ya como la segunda
fuente de divisas para el país. Esto es igualmente
falso. Como vemos en la gráfica III.2, en ningún
año entre 1980 y 2006, las remesas se han coloca-
do en tal sitio en la generación de divisas. Es más,
hasta el año 2000 ocupaban la quinta posición,
para pasar al cuarto lugar en el año siguiente, e
igualar en el tercer lugar a la inversión extranje-
ra directa en el año 2005, pero manteniéndose
107107
107107
107
Alejandro I. Canales
actualmente aún por debajo de las exportaciones
netas de la industria maquiladora, y muy rezaga-
das respecto a las exportaciones petroleras.
23
23
Este mito sobre la importancia de las remesas en la generación
de divisas resulta realmente insólito, pues en realidad las
remesas nunca han ocupado la posición de segunda fuente de
divisas para el país, como generalizadamente se pregona en
diversos medios de comunicación.
Gráfica III.2.
Principales fuentes de divisas en México, 1980-2006
(millones de dólares a precios de 2006)
0
5000
10000
15000
20000
25000
30000
35000
40000
45000
50000
1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006
REMESAS Exportaciones petroleras
Exportaciones de MEX Exportaciones agrícolas
Inversión Extranjera Directa Ingresos por turismo
Fuentes: Banco de México: Balanza de Pagos, Cuentas de Inversión Extranjera,
Viajeros Internacionales y Exportaciones e Importaciones (con apertura a
maquiladoras).
El origen de estos mitos en torno a las remesas tal vez
sea un asunto meramente metodológico. Es común que
cuando se analiza la tendencia a mediano plazo de las
remesas (últimos 15 años, por ejemplo) se tomen direc-
tamente sus valores nominales, esto es, el volumen de
108108
108108
108
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
remesas de cada año a precios y tipo de cambio de ese
año. Esto es un grave error metodológico que, si bien
puede pasar inadvertido al comparar el cambio de un
año a otro, genera sin embargo, muy serios sesgos y
distorsiones que llevan a errores significativos en la
evaluación y análisis de la tendencia a mediano y largo
plazo de una variable macroeconómica.
Es por ello que en economía siempre se recomienda
deflactar los valores nominales con base en algún índice
que permita corregir los efectos de los cambios de pre-
cios y de tipo de cambio sobre el valor nominal de las
remesas, o de cualquier otra variable macroeconó-
mica. En efecto, el cambio en el valor nominal de las
remesas de un año a otro encierra dos efectos. Por un
lado, un efecto nominal, derivado de los cambios en el
sistema de precios y de tipo de cambio que se usan
para medir las remesas y, por otro, un efecto real, de
cambio en el valor real de las remesas derivado de cam-
bios en el comportamiento de los migrantes, sus moti-
vaciones, sus necesidades, etcétera. El primero es un
efecto estrictamente nominal, que por lo mismo, debe
ser corregido para que no distorsione la tendencia real
de la variable macroeconómica. En otras palabras,
cuando comparamos directamente el valor nominal de
las remesas de un año a otro, no podemos saber cuánto
de ese cambio se debe a efectos del tipo de cambio y/o
sistema de precios, y cuánto a cambios en la variable
misma, esto es, a un cambio real en el valor de las
remesas. Este efecto es el que realmente interesa medir.
Para ello se usa un índice de deflactación que permite
eliminar el efecto de los precios y que los valores resul-
tantes sólo reflejen cambios reales en cada variable.
En nuestro caso, hemos optado por deflactar los valo-
res nominales de cada una de las variables que hemos
109109
109109
109
Alejandro I. Canales
considerado (remesas, IED, exportaciones petroleras,
ingresos del turismo, y exportaciones netas de la in-
dustria maquiladora), para considerar únicamente los
cambios en el valor real de esas variables.
Una vez señalada esta precisión metodológica, que da
sustento a nuestro análisis, podemos concluir enton-
ces que es completamente falso suponer que la fortale-
za actual de la balanza externa mexicana se deba al
sostenido y creciente flujo de remesas. Por el contra-
rio, sólo en los últimos cinco años las remesas han ini-
ciado una senda de crecimiento que las coloca, junto a
otras variables macroeconómicas, en un segundo nivel
de importancia en la generación de divisas,
24
aún muy
por detrás de lo generado por las exportaciones petro-
leras. En este sentido, lo que sí se puede concluir con
base en los datos de la balanza comercial mexicana de
los últimos 17 años es que el mantenimiento de los
equilibrios macroeconómicos externos no se sustenta
en la dinámica de una variable aislada, sino en un pro-
ceso de transformación estructural más amplio y pro-
fundo, que ha derivado en una mayor diversificación
en el origen de las divisas, y en el cual las remesas son
sólo un componente más que comparte su importancia
con otras fuentes de divisas.
3) Evolución y tendencia de las remesas
Como señalamos previamente, al analizar la evolución
y tendencia de las remesas suele caerse en un grave
24
Segundo nivel de importancia, que no es lo mismo que un segun-
do lugar. Con ello queremos señalar que las remesas comparten
este segundo nivel de importancia con otras dos variables
macroeconómicas: la inversión extranjera directa y las exporta-
ciones de la industria maquiladora, pero siempre ocupando un
lugar detrás de una de ellas.
110110
110110
110
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
error metodológico, pues comúnmente se toma su va-
lor nominal, sin efectuar ningún ejercicio de deflac-
tación con base en la evolución del nivel de precios y el
tipo de cambio. De esta forma, al considerarse los valo-
res nominales, se observa lo que todo el mundo repite,
que las remesas muestran un sostenido y sistemático
ritmo de crecimiento, definiendo una tendencia lineal,
cuando no exponencial.
Sin embargo, cuando consideramos no su valor nomi-
nal sino el valor real de las remesas, esto es, su valor
deflactado con base en el índice de precios y el tipo de
cambio de cada año, se observa una tendencia muy di-
ferente. En efecto, al contrario de lo que suele creerse,
en los últimos 25 años las remesas no han seguido una
tendencia lineal ascendente, sino que tienen un com-
portamiento peculiar, que combina ciclos de creci-
miento con ciclos de estabilidad. De hecho, si se
observa con más detalle, se puede comprobar que los
ciclos de crecimiento coinciden precisamente con los
momentos de crisis y estancamiento de la economía
mexicana. De hecho, tal pareciera que las remesas si-
guieran una tendencia opuesta a la de los ciclos econó-
micos mexicanos.
Como se ilustra en la gráfica III.3, que compara la evo-
lución del monto global de las remesas con la evolu-
ción de las remuneraciones promedio en México, a
principios de los ochenta las remesas se situaban en
1.6 mil millones de dólares. Entre 1982 y 1983, coinci-
diendo con una reducción substancial de las remune-
raciones reales provocada por la crisis económica de
esos años, las remesas se duplicaron con creces, hasta
alcanzar en 1983 los 3.5 mil millones. Aunque en 1984
descendieron a sólo 3.0 mil millones, a partir de enton-
ces han seguido una tendencia ascendente hasta
111111
111111
111
Alejandro I. Canales
estabilizarse entre 1987 y 1994 en torno a los 4.7 mil
millones. Este es un periodo en el que los salarios mos-
traron una tendencia ascendente que refleja un ciclo
de recuperación de la economía mexicana.
Con la crisis económica de 1994-1995 y la consecuente
reducción de las remuneraciones reales, las remesas
volvieron a incrementarse hasta alcanzar los 6.9 mil
millones de dólares. Desde entonces y hasta el año
2000, tanto las remesas como las remuneraciones se
estabilizaron, aunque con algunas variaciones. Así, por
ejemplo, en 1999 las remesas disminuyen ligeramente,
para ascender en 2000 a 7.5 mil millones de dólares.
25
25
A partir del año 2001, el Banco de México reporta una mejora en
su sistema de captación de remesas, lo cual explica parte del
gran incremento del flujo de remesas a partir de ese año. En
particular, se ha mejorado la contabilidad de las transferencias
Gráfica III.3.
Evolución de las remesas familiares y las remuneraciones
anuales promedio en México, 1980-2006
Fuentes: Elaboración propia con base en Banco de México,
Informe Anual
1985 a 2006, e INEGI,
Banco de Información Económica
, www.inegi.gob.mx.
0
5 000
10 000
15 000
20 000
25 000
1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006
0
1 000
2 000
3 000
4 000
5 000
6 000
7 000
8 000
Remesas
Millones delares
Remuneraciones
(dólares al o)
Remuneraciones
Remesas
Crisis económica
1982-1984
Estabilidad económica
1987-1993
Crisis económica
1994-1995
Estabilidad económica
1997-2002
Cambio en
metodología de la
medición de las
remesas
112112
112112
112
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Este peculiar comportamiento de las remesas nos per-
mite definir su tendencia como anticíclica e inflexible
a la baja,
26
lo cual ilustra su carácter de mecanismo
compensador para las economías familiares en las co-
munidades de origen (Canales y Montiel, 2004). En
contextos de crisis económica se produce un desajuste
en el balance consumo-ingreso de las economías do-
mésticas: las devaluaciones aumentan el costo de los
bienes de consumo, a la vez que reducen el poder de
compra de los salarios y otras fuentes de ingresos. En
tales situaciones, las remesas en dólares permiten
mantener el mismo nivel de consumo anterior a la cri-
sis. Este comportamiento refuerza la tesis que ya he-
mos señalado, en el sentido de que las remesas son una
transferencia salarial que el migrante envía a sus fa-
miliares en México, y cuyos efectos y usos son los mis-
mos que los de cualquier otro salario: financiar la
reproducción material de las familias.
Este carácter anticíclico e inflexible a la baja de las
remesas se puede comprobar también al considerar la
evolución del número de hogares mexicanos que las
perciben. Entre 1992 y 2005, los hogares perceptores
de remesas casi se triplicaron, al pasar de 650 mil a 1.6
millones. No obstante, no se trata de una tendencia li-
neal y continua. Como se puede apreciar en la gráfica
electrónicas, que pasan de un nivel de 13.6 millones de operacio-
nes anuales a fines de los noventa a un promedio de 30 millones
entre 2001 y 2003. Sin embargo, la remesa promedio se ha
mantenido estable en un nivel cercano a 300 dólares por transfe-
rencia electrónica.
26
Es decir, su pendiente es normalmente inversa a la de la evolu-
ción de las remuneraciones, aunque rara vez llega a ser negativa.
De hecho, entre 1980 y 2000, el índice de correlación de Pearson
entre las remesas y las remuneraciones es negativo, con un nivel
de significación superior a 96 por ciento.
113113
113113
113
Alejandro I. Canales
III.4, fue entre 1994 y 1996, coincidiendo con una de
las mayores crisis económicas de México, cuando se
dio el mayor incremento, al pasar de poco menos de
700 mil hogares perceptores a casi 1.1 millones, lo que
representa un incremento de más de 50 por ciento en
tan sólo dos años. Posteriormente, el incremento en el
número de hogares perceptores de remesas ha sido
muy inferior, aunque ha repuntado en el último año,
con una tasa de 6.1 por ciento entre 2004 y 2005.
Gráfica III.4.
Hogares perceptores de remesas en México, 1992-2005
(miles)
695
1 070
1 150
1 252
1 402
1 519
1 612
650
0
100
200
300
400
500
600
700
800
900
1 000
1 100
1 200
1 300
1 400
1 500
1 600
1 700
1 800
1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005
Miles de hogares
Fuente: Estimaciones propias con base en INEGI,
Encuesta Nacional de
Ingresos y Gastos de los Hogares
, 1992 a 2005.
Las remesas como fondo salarial
Como hemos señalado, las remesas que envían los
migrantes mexicanos son esencialmente un fondo de
transferencias salariales. Para ilustrar esta tesis, a
continuación presentamos un análisis del comporta-
114114
114114
114
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
miento remesador de los migrantes, en términos de su
propensión a remitir dinero, la frecuencia y periodici-
dad de esos envíos, los montos enviados en cada reme-
sa, así como el uso que se le da a esos envíos.
27
En primer lugar, los migrantes mexicanos muestran
una alta propensión a remitir dinero a sus familiares,
a la vez que una alta frecuencia en los envíos.
28
En
efecto, de acuerdo con datos de la
EMIF, estimamos que
entre julio de 1998 y julio de 2003, prácticamente tres
de cada cuatro migrantes laborales temporales
enviaban regularmente remesas a sus familiares en
México. Asimismo, estos migrantes habrían efectuado,
en promedio, un envío de dinero cada mes y medio, lo
cual nos indica el alto grado de regularidad, periodici-
dad y recurrencia de las remesas. Una razón que expli-
ca esta alta propensión y frecuencia en el envío de
remesas es que, como fondo salarial, las remesas deben
27
Los datos que presentamos provienen de la Encuesta de Migra-
ción a la Frontera Norte (EMIF), una encuesta continua que
desde 1993 levantan conjuntamente El Colegio de la Frontera
Norte, el Consejo Nacional de Población y la Secretaría de
Trabajo y Previsión Social. Cabe señalar, sin embargo, que
ninguna de estas instituciones asume ninguna responsabilidad
por las interpretaciones ni por las conclusiones que, basadas en
el análisis de los datos de sus encuestas, presentamos en este
texto. De todas formas, para más detalles de esta encuesta,
consúltese los tabulados básicos y diseño metodológico en el sitio
en Internet del CONAPO: www.conapo.gob.mx
28
Los datos de esta sección pueden no coincidir con los de otras
investigaciones, porque en esta sección sólo analizamos las
remesas enviadas por los migrantes laborales temporales, esto
es, aquellos migrantes que residen en México, que se desplazan
temporalmente a trabajar a Estados Unidos, y que en la EMIF,
son entrevistados en su desplazamiento hacia ese país. En un
capítulo posterior analizamos el comportamiento remesador de
los migrantes mexicanos residentes en Estados Unidos.
115115
115115
115
Alejandro I. Canales
Cuadro III.1.
Datos de migración y remesas en México, 1998-2003
(Valores en dólares a precios corrientes)
Fuente: Cálculos propios con base en la
Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México,
fases IV a VIII, e
INEGI, Banco de Información Económica.
Julio 1998
Julio 1999
Julio 1999
Julio 2000
Julio 2000
Julio 2001
Julio 2001
Julio 2002
Julio 2002
Julio 2003
Promedio
Trabajó último via je 174 636 150 863 108 639 118 867 134 342 687 347
Envió remesas último viaje 130 291 110 556 84 377 84 920 95 083 505 227
% Enan remesas 74.6% 73.3% 77.7% 71.4% 70.8% 73.5%
Ingreso último mes 1 297.0 1 427.1 1 306.5 1 437.6 1 400.3 1 370.4
Remesa último mes 923.3 898.4 800.4 916.7 923.2 894.5
% Remesas del ingreso 71.2% 62.9% 61.3% 63.8% 6 5.9% 65.3%
Tiempo promedio trabajado (meses) 6.7 6.6 6.6 7.0 7.3 6.8
Remesa anual promedio 6 232 5 939 5 30 5 6 398 6 752 6 115
Remuneración promedio en México 4 435 5 288 6 07 6 6 485 6 247 5 706
116116
116116
116
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
fluir en forma regular y periódica, pues son indispen-
sables para sustentar el consumo cotidiano de las fa-
milias de los migrantes en México (véase cuadro III.1).
Asimismo, las remesas enviadas en el último mes re-
presentaban, en promedio, casi dos tercios del ingreso
laboral de los migrantes, proporción nada desprecia-
ble, y que nos indica que el salario que perciben los
migrantes laborales temporales en Estados Unidos es
usado fundamentalmente para cubrir las necesidades
de consumo y reproducción de sus familiares en Méxi-
co. Asimismo, estos mismos datos nos indican que la
capacidad de ahorro de estos migrantes es muy limita-
da y reducida. De hecho, lo más probable es que 33 por
ciento restante de su salario sea usado para su manu-
tención durante su estancia en Estados Unidos.
Ahora bien, con base en lo anterior, y considerando el
tiempo promedio que los migrantes laborales han tra-
bajado en el último año de su estancia en Estados Uni-
dos, podemos estimar que el volumen anual de las
remesas que ellos envían asciende, en promedio, a un
monto de casi 6.2 mil dólares. Esto es, que entre julio
de 1998 y julio de 2003, cada migrante laboral que en-
vía regularmente remesas (75% del total de los
migrantes laborales temporales) habría transferido en
promedio 6.2 mil dólares anuales a sus familiares en
México. Esta cifra no es nada despreciable, si conside-
ramos, por ejemplo, que las remuneraciones promedio
en México, en ese mismo periodo, fueron de alrededor
de 5.7 mil dólares anuales.
Estos montos y periodicidad de las remesas nos indi-
can que, a nivel microeconómico, ellas se asemejan
mucho más a los montos y magnitudes de las remune-
raciones al trabajo, y no tanto a un fondo de inversión
117117
117117
117
Alejandro I. Canales
familiar. En otras palabras, estos 6.2 mil dólares anua-
les que envía cada migrante fluyen en forma de peque-
ños y recurrentes envíos de dinero y representan sin
duda, un importante ingreso familiar que contribuye a
mejorar las condiciones de vida de las familias percep-
toras, pero que, sin embargo, están muy lejos de cons-
tituir un fondo de recursos suficiente como para
generar y fomentar proyectos productivos familia-
res.
29
En otras palabras, aún cuando a nivel agregado
las remesas constituyen un gran volumen de dinero, a
nivel microeconómico, en cambio, lo que percibe cada
hogar es muy similar al nivel medio de las remunera-
ciones en México, monto de dinero que, por cierto, es
reducido y sólo alcanza para financiar el gasto cotidia-
no de los hogares.
Esta tesis sobre el carácter de las remesas como fondo
salarial queda aún mejor ilustrada cuando analizamos
el destino directo que ellas tienen en el presupuesto
familiar. En concreto, de acuerdo con estimaciones
que hemos hecho con base en la
EMIF, encontramos que
en 70 por ciento de los casos las remesas son usadas
principalmente para financiar el consumo familiar, a
la vez que en otro 21 por ciento se usa para la compra
y/o remodelación de la vivienda y compra de autos.
Sólo en 6.5 por ciento de los casos, las remesas parecen
ser usadas principalmente para financiar gastos de in-
versión, ya sea en la compra de terrenos, ganado e
29
En otros estudios hemos estimado que para instalar un negocio
que tenga un nivel medio de productividad en pueblos y ciudades
pequeñas (con menos de 50 mil habitantes), se requiere de un
fondo de inversión que fluctúa entre 20 y 30 mil dólares, esto es,
entre 3 y 5 veces más de lo que representa la remesa anual
promedio enviada por los migrantes (Canales y Montiel, 2004;
Canales, 2002).
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118
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
insumos agrícolas, o para sustentar negocios en zonas
urbanas (véase cuadro III.2).
En otras palabras, estos datos nos muestran que si las
remesas tienen algún impacto económico éste se cen-
tra principalmente en el mejoramiento de las condi-
ciones de vida y reproducción de las familias de los
migrantes, contribuyendo a reducir los niveles de po-
breza y de desigualdad social, pero su impacto en la
generación de fondos de inversión es más bien margi-
nal y reducido.
Determinantes macroeconómicos de las remesas
Los datos presentados en la sección anterior nos per-
miten afirmar que, contrario a lo que se dice en los dis-
cursos oficiales, el impacto macroeconómico de las
remesas no parece ser tan significativo, especialmente
en términos de su capacidad para promover un proce-
so de crecimiento económico y desarrollo social. En
este sentido, en esta sección nos interesa profundizar
en esta hipótesis, aplicando un modelo que nos permi-
ta estimar la significación estadística del comporta-
miento macroeconómico de las remesas.
Al respecto, a través de este modelo pretendemos con-
trastar si el comportamiento macroeconómico de las
remesas es más sensible a las condiciones socioeconó-
micas y de vida de la población o si, por el contrario,
responde más directamente a las condiciones de in-
versión y crecimiento económico de cada país. En el
primer caso, las remesas se asemejarían mucho más a
un ingreso familiar (remesa familiar), mientras que en
el segundo, podrían considerarse como un fondo de
ahorro e inversión productiva (remesa productiva).
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Alejandro I. Canales
Julio 1998
Julio 1999
(porcentaje)
Julio 1999
Julio 2000
(porcentaje)
Julio 2000
Julio 2001
(porcentaje)
Julio 2001
Julio 2002
(porcentaje)
Julio 2002
Julio 2003
(porcentaje)
Promedio
(porcentaje)
Total 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Reproduccn familiar 62.9 64.5 82.5 67.3 76.3 69.3
Auto y vivienda 31.9 16.8 14.4 20.5 15.0 21.0
Inversión (tierra y negocios) 2.9 15.0 1.1 5.7 7.3 6.5
Pagar deudas 1.2 2.4 0.7 0.7 1.0 1 .3
Otro 1.2 1.2 1.3 5.8 0.3 1 .9
Cuadro III.2.
Principal uso de las remesas declarado por migrantes laborales en México,
1998-2003
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México,
fases 4 a 8.
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120120
120
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Esta distinción no es casual pues, como hemos señala-
do en capítulos anteriores, las remesas productivas, a
diferencia de las familiares, tienen un tipo de impac-
tos y potencialidades macroeconómicas muy diferen-
tes, especialmente en términos de su mayor capacidad
como promotoras del crecimiento y desarrollo econó-
micos. En este sentido, resulta no sólo relevante, sino
pertinente y necesario poder establecer con suficiente
evidencia empírica el verdadero carácter de las
remesas y de su comportamiento macroeconómico.
Al respecto, nuestra hipótesis es que, con base en el
tipo y estructura de determinantes del comportamien-
to macroeconómico de las remesas, podemos afirmar
que ellas están mucho más próximas a una variable de
ingreso familiar que a una de inversión productiva.
Para demostrar esta hipótesis, a continuación presenta-
mos un modelo econométrico que relaciona el volumen
de las remesas con diferentes variables macroeconó-
micas. Se trata de un modelo de regresión lineal de
series de tiempo a través del cual podemos estimar los
determinantes del comportamiento macroeconómico
de las remesas.
En la tabla III.1 presentamos las dimensiones y varia-
bles macroeconómicas incluidas en el modelo. La va-
riable independiente corresponde al volumen anual
de remesas estimado por el Banco de México y los da-
tos se refieren a cada año calendario entre 1980 y
2004.
30
30
Cabe señalar que antes de aplicar el modelo de regresión hemos
deflactado los valores de las variables nominales, usando en
cada caso el índice de deflactación correspondiente.
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Alejandro I. Canales
Tabla III.1.
Variables del modelo macroeconómico
de las remesas
(Modelo de serie de tiempo)
Condiciones socioeconómicas
Salario m ínimo en México
Salario mínimo en Es tados Unidos
Índice Nacional de Precios Mexicano (Inflación)
Condiciones macroeconómicas
Tipo de cambio (pesos/lar)
Crecimiento PIBxico
Crecimiento PIB Estados Unidos
Índice de competitividad
Condiciones financieras y comercio externo
Tasa de interés en México
Tasa de interés en Estados Unidos
Saldo de balanza comercial
Inversión extranjera directa
Valor de exportaciones
Asimismo, entre las variables independientes, hemos
incluido de tres tipos, a saber:
Por un lado, aquellas que miden la evolución de
las condiciones de vida de la población.
Por otro lado, variables macroeconómicas que mi-
den la dinámica de la economía nacional, sus ci-
clos y tendencias.
Por último, variables que miden las condiciones fi-
nancieras de ahorro e inversión en cada momento.
De acuerdo con nuestra perspectiva, si las remesas
son un tipo de ingreso familiar, entonces es de esperar
que sean más sensibles a las condiciones de vida de la
población, respondiendo también a los ciclos de cada
economía. Por el contrario, si las remesas constituyen
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
más bien un fondo de ahorro-inversión, entonces es de
esperar que ellas sean más sensibles a las condiciones
financieras de cada momento.
De esta forma, cabe prever que las remesas se
incrementen ante caídas del salario mínimo o aumen-
tos del índice de precios (inflación). Asimismo, aumen-
tos en el salario percibido por los migrantes en
Estados Unidos también contribuirían a incrementar
el nivel de remesas, pues en ese caso se incrementaría
el nivel de ingreso disponible. En este caso, usamos el
salario mínimo en Estados Unidos como variable
proxy del salario que perciben los migrantes mexica-
nos en ese país.
Por otro lado, de acuerdo con nuestra hipótesis general,
es de esperar que al mejorar la situación macroeco-
nómica en México (crecimiento económico sostenido,
mejoras en los niveles de competitividad, etcétera),
los hogares mexicanos dispondrían de mejores oportu-
nidades económicas, lo que redundaría en una menor
necesidad y dependencia de las remesas. Por el con-
trario, situaciones de crisis, devaluaciones, etcétera,
generarían una mayor presión y necesidad de recurrir
a estos recursos externos para sostener el nivel de
vida y consumo en los hogares, ante la ausencia de
oportunidades económicas internas.
Por último, de acuerdo con nuestra hipótesis, es de
esperar también que las variables de tipo financiero
(tasas de interés, etcétera) no tengan ningún tipo de
incidencia en el comportamiento de las remesas o, lo
que es lo mismo, que el volumen de las remesas no de-
penderá del comportamiento de este tipo de variables
macroeconómicas. En caso contrario, esto es, de ha-
ber alguna relación, entonces las remesas tendrían
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Alejandro I. Canales
un comportamiento próximo al de una variable de in-
versión productiva, y lejana a la de una de ingreso
familiar.
En la tabla III.2 presentamos los resultados del mode-
lo de mejor ajuste. Lo interesante de este modelo es
que selecciona automáticamente aquellas variables
que tienen un peso estadísticamente significativo en
la explicación de la variable dependiente (volumen
anual de las remesas en México), a la vez que excluye
del modelo aquellas otras variables que no contribu-
yen significativamente a la explicación del comporta-
miento (varianza) de la variable dependiente.
31
Los resultados que arroja el modelo de mejor ajuste
nos permiten inferir lo siguiente:
En primer lugar, observamos que las condiciones
socioeconómicas de la población son, efectivamen-
te, un factor macroeconómico determinante del
volumen de remesas. En particular, el volumen
de remesas tiende a incrementarse ante caídas
del salario mínimo en México y/o ante incremen-
tos en el salario mínimo percibido en Estados
Unidos, lugar de destino de la gran mayoría de
los migrantes mexicanos.
En el primer caso, ello nos indica que las remesas
configuran un fondo que permite contrarrestar los
efectos negativos de las crisis sobre el nivel de in-
gresos familiares o, lo que es lo mismo, que ante
caídas en el ingreso familiar (salarios) la migra-
ción y las remesas se ven como una opción viable
para mantener, en la medida de lo posible, el nivel
31
Para más detalles, véase Vivanco, 1999.
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124
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
de vida y consumo familiar. En este sentido, pue-
de inferirse que las remesas parecen contribuir a
reducir los efectos de las crisis sobre el nivel de
pobreza de la población.
Tabla III.2.
Modelo econométrico de determinantes
macroeconómicos de las remesas
Coeficiente
estandarizada
Sig.
Co nstante
-10 467.0 0.030
Co ndic iones so cioe comi cas
Sal ario mínimo enxico -8.8
-0.329
0.009
Sal ario mí nimo en Estados Unidos 1 959.3
0.186
0.006
Co ndiciones macroeconómicas
Tipo de cambio (pesos/dólar) 389.6
0.662
0.000
Crecimiento PIB México -76.5
-0.128
0.012
Variables excluidas del modelo de mejor ajuste
Crecimiento PIB Estados Unidos
Índice de competitividad
Tasa de interés en México
Tasa de interés en Estados Unidos
Saldo de balanza comercial
Inversión extranjera directa
Valor de exportaciones
0.967
0.959
18
22
Índice Nacional de Precios Mexicano (Inflación)
Co ndiciones macroeconómicas
Co ndic iones so cioe comi cas
Grados de libertad del modelo de mejor ajuste
Grados de libertad total
Co ndic iones financ ieras y exteriores
Variables incluidas en el modelo de mejor ajuste
R
2
R
2
Ajustado
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125
Alejandro I. Canales
En el segundo caso, el incremento del volumen
de remesas ante incrementos en el salario en el
lugar de destino es lo esperable, pues nos indica
que las remesas dependen directamente del ni-
vel de ingresos disponible de los inmigrantes.
En segundo lugar, en cuanto al papel de las con-
diciones macroeconómicas estructurales de la eco-
nomía mexicana, nuevamente se observa una re-
lación sistemática que nos indica que las remesas
suelen responder inversamente a la dinámica de
los ciclos económicos. En efecto, el volumen de
las remesas se incrementa en situaciones de cri-
sis, caracterizadas por caídas del
PIB, así como por
devaluaciones del tipo de cambio.
Estos resultados nos permiten corroborar una
tesis que ya hemos señalado en secciones ante-
riores, en términos que nos permiten definir a las
remesas como una variable macroeconómica
anticíclica e inflexible a la baja (Canales y Montiel,
2004). Este hallazgo es particularmente relevan-
te y significativo, pues este carácter anticíclico de
las remesas nos permite no sólo reforzar nuestra
tesis general de entender a las remesas como un
ingreso familiar, más que como un fondo de inver-
sión, sino que pone de manifiesto el nivel de inde-
fensión y vulnerabilidad económica a los que es-
tán expuestos amplios sectores de la población
mexicana, para quienes la migración y las remesas
constituyen la única opción viable para enfrentar
el clima de empobrecimiento y precarización de
sus condiciones de vida generadas por las crisis
recurrentes de la economía mexicana, y que se
manifiestan en la virtual de ausencia de opciones
internas de generación de los ingresos y recursos
económicos necesarios para sustentar su sobrevi-
vencia cotidiana.
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126
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Por último, resulta interesante comprobar tam-
bién que las remesas no muestran ninguna rela-
ción estadísticamente significativa con las varia-
bles financieras y de inversión. En efecto, el mo-
delo de mejor ajuste nos indica que las remesas
no parecen estar determinadas por el comporta-
miento de la tasa de interés prevaleciente en
México y/o en Estados Unidos, así como tampoco
suelen tener un comportamiento similar al de
otros fondos de inversión, como lo es la inversión
extranjera directa.
En otras palabras, el modelo econométrico nos
indica que no hay evidencia estadística que per-
mita definir a las remesas como un fondo de in-
versión productiva. Por el contrario, nos indica
que el comportamiento macroeconómico de las
remesas no guarda ningún tipo de relación
estadísticamente significativa con los determinan-
tes tradicionales de la inversión productiva.
Conclusiones
Las remesas son, qué duda cabe, una fuente importan-
te de ingreso para el país. Por lo mismo, no debiera
extrañarnos el optimismo que se trasluce en el discur-
so de gobiernos nacionales y organismos internaciona-
les. Es común leer informes de organismos públicos y
escuchar declaraciones de funcionarios de gobierno,
en donde se celebra el potencial aporte de las remesas
a la reducción de la pobreza, a la promoción del desa-
rrollo y al bienestar de las familias, entre muchos
otros supuestos beneficios.
Sin embargo, cuando se revisan con más detalle las ci-
fras oficiales y se analiza el significado e impacto
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127127
127
Alejandro I. Canales
macroeconómico de las remesas, se observa, en cam-
bio, que este optimismo se sustenta más en un conjun-
to de buenos deseos y mejores intenciones, que en
datos estadísticos y evidencia empírica. En este senti-
do, en este capítulo hemos querido documentar para el
caso mexicano una visión crítica, que no pesimista, so-
bre el papel e impacto de las remesas en la dinámica
macroeconómica.
Al respecto, sostenemos que las remesas tienen un
muy limitado y restringido impacto en la promoción
del desarrollo. En efecto, el análisis de los determi-
nantes de las remesas nos permite concluir que, en
términos macroeconómicos, su dinámica y comporta-
miento no corresponden al de un fondo de ahorro o in-
versión, sino más bien al de un ingreso familiar que,
bajo la forma de transferencias familiares, contribuye a
compensar los efectos negativos de las devaluaciones
recurrentes de la moneda, la pérdida de poder adquisi-
tivo de los salarios, y la pérdida de competitividad pro-
vocadas por las crisis recurrentes y los ciclos recesivos
de la economía mexicana.
La relevancia y trascendencia de este hallazgo, es que
nos permite ofrecer evidencia estadísticamente signi-
ficativa y de gran peso empírico, que contradice y refu-
ta las principales tesis que pregonan los organismos
internacionales e instituciones de los gobiernos nacio-
nales y locales. Con la evidencia empírica en la mano,
podemos ahora afirmar que, sin lugar a dudas, las
remesas no son un fondo de ahorro-inversión: ni se
comportan como tales, ni su dinámica y tendencia está
asociada a este tipo de variables financiero-producti-
vas. Por el contrario, con la evidencia estadística en la
mano podemos afirmar que las remesas son un ingreso
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
familiar cuyo comportamiento macroeconómico es el
propio de una variable de este tipo.
En síntesis, este marco general nos permite entender
el carácter anticíclico de las remesas. En efecto, las
remesas y la migración constituyen, cada vez más, el
único recurso de que disponen amplios sectores de la
población para enfrentar el empobrecimiento de sus
condiciones de vida generadas por las crisis recurren-
tes de la economía mexicana. Por lo mismo, más que un
fondo de ahorro-inversión, las remesas constituyen un
recurso de la pobreza para sobrevivir al empobreci-
miento generado por el fracaso de las políticas
macroeconómicas de ajuste estructural.
Capítulo IVCapítulo IV
Capítulo IVCapítulo IV
Capítulo IV
Las remesas productivas y el Programa 3x1Las remesas productivas y el Programa 3x1
Las remesas productivas y el Programa 3x1Las remesas productivas y el Programa 3x1
Las remesas productivas y el Programa 3x1
Introducción
Uno de los temas de mayor atención en años recientes
es el potencial de las remesas en la promoción del de-
sarrollo económico y social en las comunidades de ori-
gen de la migración. Como veíamos en capítulos
anteriores, las llamadas remesas productivas concitan
un creciente interés, tanto académico, como social y
político. No obstante, como muchos temas de moda, el
debate en torno al impacto productivo de las remesas
suele estar entrampado en visiones ideologizadas y
estereotipadas de la migración, el desarrollo y las
remesas. Asimismo, la carencia de información hace
que, en no pocos casos, la discusión se vuelva abstracta
y sin bases empíricas sólidas, sustentadas las más de
las veces en estudios de casos no representativos, y
que conllevan graves sesgos metodológicos.
Al respecto, una de las deficiencias metodológicas más
recurrentes es que con base en el estudio de una se-
lección de casos de migrantes que han invertido sus
remesas productivamente, se intenta generalizar esas
experiencias sin considerar las condiciones estruc-
turales, históricas y contextuales de cada caso, así
como sin considerar, en términos comparativos, la si-
tuación de otros casos no exitosos de inversión pro-
ductiva de remesas, así como tampoco una
contrastación con base en otros casos de inversión pro-
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129
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130
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
ductiva local no derivada de las remesas. Esto lleva
implícitos dos sesgos metodológicos obvios pero no
por ello menos importantes.
Por un lado, no logran discriminar si el aparente éxito
de los proyectos de remesas productivas es derivado de
algún factor implícito y subyacente a las propias
remesas y migrantes, o si por el contrario es derivado
de factores contextuales, históricos o de algún otro tipo.
Por otro lado, al no considerarse los proyectos no
exitosos, es imposible, metodológicamente, determinar
qué es lo que hace exitoso a un proyecto productivo.
No es nuestra intención dilucidar todas estas cuestio-
nes en esta corta sección, sino tan sólo ofrecer infor-
mación estadística que permita, por un lado, medir el
volumen de la inversión social y productiva generada
por las remesas y, por otro, intentar estimar el impac-
to de estas remesas colectivas y productivas, en rela-
ción con otros fondos de inversión social y privada.
Con ello queremos, además, evitar caer en el clásico
error de muchos políticos, pero también no pocos aca-
démicos, de considerar el valor absoluto como un indi-
cador directo del impacto de un programa. Así, por
ejemplo, cuando se dice que el
Programa 3x1
moviliza
un fondo global de casi 800 millones de pesos al año,
nos puede parecer un gran recurso económico que
puede tener grandes impactos, sin embargo, si este
fondo no se compara con el volumen de la inversión
social y privada en México, no podemos tener una esti-
mación adecuada de cuál es el aporte efectivo de las
remesas productivas al desarrollo económico y social,
tanto a nivel nacional como a nivel regional y local.
Para ello presentamos una pequeña evaluación de los
impactos macroeconómicos del
Programa 3x1
, impul-
131131
131131
131
Alejandro I. Canales
sado desde 2002 por el gobierno federal en México, y
entre cuyos objetivos está, precisamente, impulsar las
iniciativas de migrantes para concretar proyectos por
medio de la concurrencia de fondos de parte de la Fe-
deración, los estados, los municipios y los propios
migrantes (Soto y Velásquez, 2006). Aunque este pro-
grama inicialmente estuvo orientado a fomentar la in-
versión en infraestructura social en los municipios y
comunidades de mayor migración y pobreza, actual-
mente también se orienta a apoyar proyectos produc-
tivos privados en esas mismas y otras comunidades.
El Programa 3x1.
Niveles, tendencias y dimensión nacional
El
Programa 3x1
se inició formalmente a nivel federal
en 2002, aunque ya había programas similares en algu-
nos estados, como Zacatecas, en donde desde 1993 se
viene impulsando un programa del tipo
2x1
, con el
apoyo de fondos estatales y municipales.
En los cinco años que lleva en operación, el
Programa
3x1
se ha consolidado y constituye actualmente el úni-
co programa social del gobierno mexicano que ha teni-
do su origen en la sociedad organizada, en este caso,
en las organizaciones de los propios migrantes
(Fernández de Castro, García Zamora y Vila Freyer,
2006). En 2006, este programa movilizó un total de 192
millones de pesos del presupuesto federal, a los que se
sumaron otros 557 millones de pesos aportados por los
gobiernos estatales, municipales y los propios
migrantes. Esta cifra es casi 67 por ciento superior a la
de 2002, cuando se dio inicio al programa federal. Lo
curioso es que si bien hasta 2005 el volumen del presu-
puesto de este programa se incrementaba sistemática-
132132
132132
132
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
mente año con año, en 2006 sufrió un retroceso de
casi 12 por ciento, que se refleja también en el núme-
ro de proyectos apoyados en ese mismo año (véase
cuadro IV.1).
32
32
Los valores que presentamos sobre montos de inversión en esta y
otras secciones están deflactados con base en el Índice Nacional
de Precios al Consumidor, estimado por INEGI. Por lo mismo, no
coinciden con los datos nominales que se presentan en diversos
textos. Cabe señalar que para hacer una correcta comparación y
evaluación de los niveles y tendencias de un flujo económico a
través del tiempo, debe aplicarse un procedimiento de
deflactación del valor nominal, para que los cambios y variacio-
nes que se analicen sólo se refieran a los valores reales y no estén
afectados y sesgados por el efecto de la inflación.
Cuadro IV.1.
Número de proyectos y volumen del presupuesto del
Programa 3x1, 2002-2006
Fuentes: Estimaciones propias con base en el Índice Nacional de
Precios al Consumidor del Banco de México, y SEDESOL,
Iniciativa
Ciudadana, Programa 3x1,
Informes cuatrimestrales a la Cámara de
Diputados, del 2003 al 2006.
Federal Otros Total
2002 942 134 102.5 342 038.1 476 140.6 505.5
2003 899 116 196.1 330 546.8 446 742.9 496.9
2004 1 436 189 614.1 576 833.4 766 447.5 533.7
2005 1 703 241 779.4 701 160.3 942 939.7 553.7
2006 1 346 192 023.3 557 420.3 749 443.6 556.8
o
mero de
proyectos
Presupuesto (miles de pesos a precios de 2006) Monto por
proyecto
Asimismo, el tamaño de los proyectos apoyados, aun-
que se ha incrementado desde 2002 a la fecha, se man-
tiene en un nivel relativamente bajo, menor a 600 mil
pesos por proyecto. Dada la gran variedad de tipos de
proyectos que se impulsan no resulta fácil tener una
133133
133133
133
Alejandro I. Canales
idea clara de qué significa un proyecto de estas dimen-
siones, pero cabe suponer que no es mucho lo que pue-
da hacerse en términos de obra social con un
presupuesto no superior a esa cifra.
33
Por lo pronto, y
sólo con el ánimo de comparar cuánto podría repre-
sentar este monto, cabe señalar que en una ciudad
como Guadalajara la construcción de un paso a desni-
vel en una vialidad para agilizar el tráfico de vehículos
cuesta más de 40 millones de pesos.
Zacatecas ha sido una entidad pionera en la
implementación de este tipo de programas, por lo mis-
mo, la tendencia que ha experimentado esa entidad
nos permite ilustrar los altibajos de este tipo de pro-
gramas en los últimos años, y la importancia que ha
tenido el apoyo federal para su actual consolidación.
Por un lado, se observa que cuando el programa se res-
tringía a un fondo estatal, con base en una lógica de
2x1 (por cada peso del migrante, se agregaba un peso
aportado por el gobierno del estado y otro peso aporta-
do por el municipio), el fondo no superó el límite de los
50 millones de pesos al año, apoyando menos de 100
proyectos anuales. Cuando se pasó a una lógica de tipo
3x1, incorporándose el aporte de la federación, se lo-
gró llegar a la meta de poco más de 100 proyectos al
año, pero sin superar el límite de los 100 millones de
pesos anuales. Sólo cuando el
Programa 3x1
se asumió
como una política oficial desde el gobierno federal, en-
tonces el volumen de la inversión logró llegar a los 200
millones de pesos al año, cubriéndose entre 300 y 400
proyectos anuales (véase gráfica IV.1).
33
De hecho, las reglas de operación del
Programa 3x1
establecen un
tope máximo de aportación federal no superior a los 800 mil
pesos por proyecto, lo que implica un tope máximo del proyecto
no superior a los 2.4 millones de pesos (Soto y Velásquez, 2006).
134134
134134
134
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Si bien el
Programa 3x1
ha logrado casi duplicar el vo-
lumen de recursos que moviliza, alcanzando su tope
máximo en 2005, cuando casi alcanzó la barrera de los
mil millones de pesos, resulta interesante comprobar
que, en términos relativos, se trata, sin embargo, de un
fondo prácticamente insignificante a nivel nacional.
En efecto, en comparación con el valor de otros
indicadores macroeconómicos, por ejemplo, el volu-
men global de la inversión del
Programa 3x1
represen-
ta menos de 0.01 por ciento del Producto Interno
Bruto de México, y menos de 0.05 por ciento del volu-
men de la inversión doméstica en el país. Es decir, la
Gráfica IV.1.
Proyectos e inversión de los Programas 2x1 (1993-1998)
y 3x1 (1999-2006) en Zacatecas
(millones de pesos a precios de 2006)
Fuentes: Datos de proyectos e inversión nominal anual, tomados de García
Zamora, 2006. Actualización de valores de Inversión, estimación propia con
base en el Índice Nacional de Precios al Consumidor de Banco de México.
0
50
100
150
200
250
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
0
50
100
150
200
250
300
350
400
450
Proyectos Inversión
Inversión
Proyectos
135135
135135
135
Alejandro I. Canales
inversión privada generada en México es más de dos
mil veces superior a la inversión generada por este
programa (véase cuadro IV.2).
De esta forma, si se desea generar un impulso econó-
mico y fortalecer las condiciones de desarrollo econó-
mico en México con base en este tipo de programas, lo
menos que puede decirse es que estamos aún muy lejos
de que ellos tengan siquiera un reducido impacto a ni-
vel nacional. En otras palabras, todo lo que hoy pueda
decirse a favor de este tipo de programas no es más
que un discurso de buenas intenciones, pero sin nin-
gún sustento real. Pero no sólo eso, estos mismos da-
tos nos indican la magnitud del esfuerzo que habría
que hacer para que este tipo de programas llegara a
tener un mínimo de incidencia a nivel nacional. En
efecto, para que este programa llegara a incidir con
tan sólo uno por ciento de la inversión doméstica, se
necesitaría que el apoyo a los proyectos se
incrementara 20 veces, esto es, que pasara de los casi
800 millones de pesos actuales, a casi 16 mil millones
de pesos anuales.
Cuadro IV.2.
Inversión total del Programa 3x1 como porcentaje
de indicadores macroeconómicos seleccionados,
2003-2006
Fuente: Estimaciones propias con base en INEGI, Banco de
Información Económica.
o
Producto Interno
Bruto
Inversión dostica Remesas
200 3 0.006 0.030 0.27
200 4 0.009 0.047 0.38
200 5 0.011 0.054 0.42
200 6 0.008 0.039 0.30
136136
136136
136
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Probablemente, a nivel federal es posible pensar en
una reasignación de recursos que permitiera incre-
mentar en tales niveles el aporte al
Programa 3x1
, sin
embargo, no podemos decir lo mismo a nivel estatal, y
menos aún a nivel municipal, en donde en algunos ca-
sos un incremento de estas dimensiones superaría con
mucho el presupuesto total de todo el municipio. Asi-
mismo, en el caso de los migrantes, un incremento en
20 veces de lo aportado sin duda implicaría un esfuer-
zo que difícilmente podría lograrse, al menos a corto o
mediano plazo. En todo caso, se requerían de muy
grandes esfuerzos para que este tipo de proyectos lle-
gara a tener una incidencia de apenas uno por ciento
de la inversión privada en la formación de capital fijo.
En términos estrictamente de rentabilidad económica
se trata, sin duda, de esfuerzos con muy poca efectivi-
dad e impacto real.
Hemos querido presentar estos datos para clarificar
las dimensiones de los volúmenes de inversión necesa-
rios para tener algún impacto en el desarrollo a nivel
nacional. Precisamente, no tener en cuenta estas di-
mensiones de la economía mexicana nos lleva muchas
veces a sobrevalorar los impactos de diversas políticas
de promoción del desarrollo, ya que más allá de los
discursos que las envuelven, en realidad se trata de
políticas completamente ineficaces ante las dimensio-
nes del problema que debemos enfrentar.
34
34
Cabe señalar, además, que el
Programa 3x1
recibe menos de uno
por ciento del presupuesto que en la SEDESOL se asigna a los
diversos programas sociales y productivos. Esto indica sin duda,
el nivel de prioridad que en el mismo gobierno federal se le
asigna al programa, y ello, más allá, nuevamente, del discurso de
los diversos representantes del gobierno federal, que suelen
enfatizar la importancia de este programa. Para decirlo con
todas sus letras: el
Programa 3x1
, hasta ahora, ha sido un mero
137137
137137
137
Alejandro I. Canales
El Programa 3x1. Niveles e impactos en los estados
Pudiera pensarse que si a nivel nacional el
Programa
3x1
no tiene ningún impacto, no ocurriría lo mismo a
nivel regional y local. Especialmente si se considera
que existe una alta concentración geográfica en el ori-
gen de la emigración a Estados Unidos. De hecho, 93
por ciento del volumen de la inversión, así como 78 por
ciento del total de proyectos apoyados se concentran
en sólo cinco entidades, todas ellas con un alto grado
de intensidad e historia migratoria: Jalisco,
Michoacán, Zacatecas, Guanajuato y San Luis Poto-
sí.
35
El caso de Zacatecas es particularmente relevan-
te, pues no sólo es de gran tradición migratoria, sino
además ha sido el pionero en el impulso de este tipo
de programas de promoción de las remesas colectivas
y de las remesas productivas. De esta forma, esta enti-
dad había sido, hasta 2005, la que había logrado gene-
rar la mayor cantidad de inversión por parte de los
migrantes y sus organizaciones (Moctezuma y Pérez,
2006). No obstante, actualmente es Jalisco la entidad
que concentra la mayor cantidad de recursos y proyec-
tos apoyados (véase cuadro IV.3).
Sin embargo, al analizar el peso relativo de las remesas
y del
Programa 3x1
a nivel de entidad federativa, los
datos parecen confirmar lo ya señalado a nivel nacional.
En efecto, al considerar la composición de las remesas,
se observa que, en general, en todas las entidades
federativas donde se ha implementado el programa, las
discurso de propaganda política que, en los hechos, no tiene ni los
impactos ni la prioridad que se pregona en diversos medios.
35
Todas ellas, junto con Durango, Colima y Nayarit, conforman lo
que Durand y Massey (2004) denominan como región migratoria
tradicional.
138138
138138
138
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Cuadro IV.3.
Volumen de inversión y número de proyectos por entidad
federativa (Iniciativa Ciudadana, Programa 3x1), 2006
Fuente: Estimaciones propias con base en SEDESOL,
Iniciativa
Ciudadana, Programa 3x1,
Informe enero-diciembre de 2006.
Total nacional 749 443 640 100.0 1 346 100.0 556 793
Aguascalientes 2 248 29 7 0.3 11 0.8 204 391
Campeche 111 96 0 0.0 1 0. 1 111 960
Colima 787 19 5 0.1 19 1.4 41 431
Chiapas 653 04 7 0.1 9 0.7 72 561
Chihuahua 2 544 277 0.3 2 0.1 1 272 138
Durango 5 050 45 0 0.7 27 2. 0 187 054
Guanaju ato 101 939 17 1 13.6 119 8. 8 856 632
Guerrero 1 882 98 0 0.3 16 1. 2 117 686
Hidalgo 2 383 86 4 0.3 27 2. 0 88 291
Jalisco 364 415 98 3 48.6 455 33. 8 800 914
Edo. México 2 765 57 0 0.4 13 1. 0 212 736
Michoan 20 506 877 2.7 139 10.3 147 531
Mo relos 509 76 4 0.1 8 0. 6 63 720
Nayarit 6 599 76 8 0.9 18 1. 3 366 654
Nuevo León 5 863 383 0.8 7 0. 5 837 626
Oaxaca 6 112 16 1 0.8 40 3. 0 152 804
Puebla 2 151 17 9 0.3 13 1. 0 165 475
Quetaro 466 50 4 0.1 7 0. 5 66 643
San Luis Potosí 51 472 82 1 6.9 46 3. 4 1 118 974
Sinaloa 3 036 62 1 0.4 12 0. 9 253 052
Sonora 277 15 8 0.0 1 0. 1 277 158
Tamaulipas 3 644 65 7 0.5 8 0. 6 455 582
Tlaxcala 2 114 14 9 0.3 25 1. 9 84 566
Veracruz 285 42 2 0.0 4 0. 3 71 355
Yucatán 4 493 86 5 0.6 23 1. 7 195 385
Zacatecas 157 126 516 21.0 296 22.0 530 833
Baja California Baja California Sur Coahuil
a
Distiro Federal Quintana Roo Tabasco
Entidad federativa Inversión total Promedio
Entidades sin proyectos 3*1 en 2006
Inversión
(porcentaje)
Proyectos
totales
Proyectos
(porcentaje)
139139
139139
139
Alejandro I. Canales
remesas incluidas en estos programas representan me-
nos de uno por ciento de las remesas familiares que se
perciben en cada entidad. Esto nos indica algo que se ha
señalado en diversas ocasiones, en términos que las
remesas representan esencialmente un fondo salarial y
de reproducción familiar y sólo marginalmente un fon-
do de inversión ya sea para proyectos privados o socia-
les (Canales, 2006a; Cortina
et al.,
2004; CEPAL, 2006)
(véase gráfica IV.2).
Al respecto, sólo cabe destacar los casos de Jalisco,
San Luis Potosí, Yucatán y Zacatecas, en donde la im-
portancia de las remesas colectivas y productivas es
dos o más veces superior al promedio nacional. Sin
embargo, en todos ellos, el
Programa 3x1
logra operar
sólo una mínima fracción del volumen global de
Gráfica IV.2.
Remesas Productivas (Programa 3x1) como porcentaje
de las remesas familiares por entidad federativa, 2006
Fuentes: Estimaciones propias con base en SEDESOL,
Iniciativa Ciudadana,
Programa 3x1
, Informe enero-diciembre de 2006, y datos de remesas familiares
por entidad federativa del Banco de México.
0.0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.6 0.7
Zacatecas
Jalisco
San L. Potosí
Guanajuato
Yucatán
PROMEDIO
Nuevo León
Nayarit
Durango
Tamaulipas
Michoacán
Tlaxcala
Sinaloa
Chihuahua
Aguascalientes
Oaxac a
Colima
Hidalgo
Campeche
Puebla
Edo. México
Sonora
Querétaro
Mo re l os
Guerrero
Chiapas
Veracruz
Porcentaje
140140
140140
140
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
remesas. Particularmente relevantes son los casos de
Zacatecas y Jalisco, entidades donde el programa tie-
ne una mayor tradición y trayectoria, lo que hace que
se encuentre más consolidado y avanzado que en las
demás entidades a la vez que moviliza la mayor pro-
porción de recursos federales, estatales y de los pro-
pios migrantes. No obstante, aún en estas entidades,
las remesas del
Programa 3x1
representan sólo 0.6 y
0.4 por ciento del volumen global de las remesas fami-
liares, respectivamente.
Ahora bien, para estimar y medir el impacto productivo
a nivel local y regional de las remesas y del
Programa
3x1
, es necesario diferenciar el volumen de remesas se-
gún el tipo de proyecto que ayuda a financiar. En efecto,
en el programa se han incluido recientemente dos tipos
de proyectos o convenios susceptibles de ser apoyados.
Por un lado, obras de infraestructura social (electrifica-
ción, pavimentación, entre otras) y, por otro lado, pro-
yectos productivos privados (talleres, micro y medianas
empresas, entre otros). Esta distinción es necesaria,
pues el impacto de uno u otro tipo de proyecto no sólo
es diferente, sino que además es necesario medirlo con
parámetros distintos y específicos.
36
Considerando esta distinción, en 2006 en el
Programa
3x1
se apoyaron 1 095 proyectos de infraestructura so-
36
Cabe señalar que desde que se abrió el
Programa 3x1
a proyectos
privados ello ha abierto una tensión permanente en términos de
los distintos criterios, volúmenes, impactos y alcances con que
funciona cada componente del programa (García Zamora, 2006).
Así, por ejemplo, para el apoyo a las obras de infraestructura
social, entre los criterios que se plantean en el programa, explíci-
tamente se señala que deben priorizarse aquellos orientados a
comunidades y municipios con mayores niveles de pobreza y
vulnerabilidad. Sin embargo, es obvio que este tipo de criterios
no pueden aplicarse a los proyectos productivos privados, pues
141141
141141
141
Alejandro I. Canales
cial y sólo 251 proyectos productivos privados, los que
representaron 81 y 19 por ciento del total de proyectos
respectivamente. Asimismo, los proyectos sociales re-
cibieron un presupuesto global de casi 595 millones de
pesos, representando 81 por ciento del total del
Pro-
grama 3x1
. Los 141 millones restantes fueron asigna-
dos a proyectos privados. Esto hace que en promedio,
el monto asignado a cada tipo de proyecto sea muy si-
milar, siendo de 564 mil pesos en el caso de los proyec-
tos privados, y de 543 mil pesos en los de
infraestructura social
37
(véase gráfica IV.3).
sería condenarlos desde un inicio al fracaso. Por el contrario,
estos debieran apoyarse con criterios de rentabilidad económica,
criterios que sin embargo, no permitirían una eficiente asigna-
ción de los recursos para obras de infraestructura social.
37
La diferencia no es sólo mínima, sino que además no es
estadísticamente significativa.
Gráfica IV.3.
Volumen de la inversión y número de proyectos productivos y obras
de infraestructura social apoyados por el Programa 3x1, 2006
Fuente: Estimaciones propias con base en SEDESOL,
Iniciativa Ciudadana,
Programa 3x1
, Informe enero-diciembre de 2006.
Número de proyectos Volumen de inversión
Infraestructura
social
1 095
81%
Infraestructura
social
$ 594 676 432
81%
Proyectos
productivos
251
19%
Proyectos
productivos
$ 141 680 849
19%
142142
142142
142
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
En cuanto al impacto de los proyectos productivos, el
Programa 3x1
prácticamente no ha tenido ninguna in-
cidencia real en los estados. De hecho, el volumen glo-
bal de la inversión en cada entidad es en todas ellas
inferior a uno por ciento de la formación bruta de capi-
tal fijo, esto es, de la inversión privada en cada enti-
dad. Sólo en el caso de Guanajuato en 2006 el
Programa 3x1
representó casi dos por ciento de la in-
versión privada total. Se trata, sin embargo, de un caso
muy particular. En ese año en Guanajuato sólo se im-
pulsaron proyectos productivos, concentrando, ade-
más 70 por ciento del total de la inversión en
proyectos productivos. Si se quisiera que en las otras
13 entidades donde también se apoyaron proyectos
productivos la inversión relativa alcanzara los niveles
de Guanajuato se requería que el volumen de la inver-
sión productiva del
Programa 3x1
en esos estados fue-
ra casi 16 veces superior al valor alcanzado en 2006
(véase cuadro IV.4).
Por su parte, en relación con los proyectos y obras de
infraestructura social apoyados a través del
Programa
3x1
, vemos que, salvo dos excepciones, éstos tampoco
parecen tener el impacto e importancia económica que
suele atribuírseles. En efecto, en casi todas las entida-
des federativas donde se ha apoyado este tipo de pro-
yectos, el monto del aporte del gobierno federal
representa menos de uno por ciento de los montos que
la misma federación asigna a los estados a través del
Fondo de Aportaciones Federales a Infraestructura
Social
(FAIS). Cabe señalar que sólo consideramos los
montos de este Fondo, y no incluimos lo asignado por
la federación para inversión productiva en transporte
y comunicaciones, sino sólo lo que corresponde a obra
social (véase cuadro IV.5).
143143
143143
143
Alejandro I. Canales
Como puede observarse, el impacto económico del
Programa 3x1
es realmente mínimo, cuando no sim-
plemente inexistente. Podríamos pensar que en
Chiapas, por ejemplo, el bajo monto del
Programa 3x1
puede deberse a la ausencia de migración internacio-
nal en esa entidad, sin embargo, lo mismo no puede
decirse en el caso de Guerrero, Puebla e Hidalgo, en-
tre otras, entidades con similares niveles de pobreza y
marginación, pero con mayor intensidad migratoria
internacional. Asimismo, el caso de Michoacán es par-
ticularmente relevante, pues aunque es una entidad
con una alta tradición migratoria y donde se concentra
Cuadro IV.4.
Estimación del impacto de la inversión en proyectos productivos
del Programa 3x1 a la inversión del sector manufacturero por
entidad federativa, 2006
(miles de pesos)
Fuente: Estimaciones propias con base en SEDESOL,
Iniciativa
Ciudadana, Programa 3x1,
Informe enero-diciembre de 2006, y
proyecciones a partir de Censos Económicos de 2004.
Entidad federativa
Programa 3x1
(miles de pesos)
Inversión en
manufact uras
(miles de pesos)
Impacto 3x1
(porcentaje)
Total nacional
141 680.8 41 550 883 0.34
Aguascalientes 2 209.0 1 150 050 0.19
Colima 583.2 327 706 0.18
Durango 3 599.7 1 376 866 0.26
Guanajuato 100 159.2 5 235 317 1.91
Guerrero 300.0 376 322 0.08
Hidalgo 545.3 567 930 0.10
Jalisco 27 415.2 6 547 260 0.42
Edo. México 135.4 10 121 455 0.00
Michoacán 4 937.1 652 536 0.76
Mo relos 15.0 1 196 672 0. 00
Oaxaca 754.7 3 609 189 0.02
Tlaxcala 110.5 1 170 001 0.01
Veracruz 94.6 8 204 550 0.00
Yucatán 822.0 1 015 029 0.08
144144
144144
144
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
el mayor volumen de remesas familiares (cerca de 10%
de las remesas totales en 2006), recibe apenas 2.5 por
ciento del aporte federal para obras de infraestructura
social a través del
Programa 3x1
. Era de esperarse que
en esta entidad el volumen de la inversión en obras so-
ciales del programa fuera similar al de entidades como
Zacatecas, San Luis Potosí o Jalisco, con quienes com-
parte una histórica tradición de emigración y remesas.
Cuadro IV.5.
Aportación federal a proyectos de infraestructura social del
Programa 3x1 y Fondo de Aportaciones Federales a
Infraestructura Social (FAIS) por entidad federativa, 2006
(miles de pesos)
Fuentes: Estimaciones propias con base en SEDESOL,
Iniciativa
Ciudadana, Programa 3x1,
Informe enero-diciembre de 2006, y
SHCP, Presupuesto de Egresos de la Federación 2006, Resumen
por Fondo y Entidad Federativa.
Programa 3x1
(miles de pesos)
FAIS
(miles de pesos)
Impacto del
Programa 3x1
(porcentaje)
Total nacional 148 669 25 146 446 0.59
Campeche 28 274 286 0.01
Colima 48 69 379 0.07
Chiapas 160 3 259 287 0.00
Chihuahua 625 588 694 0.11
Durango 341 466 005 0.07
Guerrero 388 2 234 724 0.02
Hidalgo 449 921 393 0.05
Jalisco 82 659 910 568 9.08
Edo. México 645 2 342 366 0.03
Michoacán 3 803 1 483 166 0.26
Morelos 121 326 709 0.04
Nayarit 1 621 241 741 0.67
Nuevo León 1 440 274 006 0.53
Oaxaca 1 313 2 756 036 0.05
Puebla 528 2 234 554 0.02
Querétaro 115 38 387 0.30
San Luis Potosí 12 644 997 622 1.27
Sinaloa 746 463 381 0.16
Sonora 68 274 742 0.02
Tamaulipas 895 464 583 0.19
Tlaxcala 492 236 062 0.21
Veracruz 46 3 140 842 0.00
Yucatán 898 599 294 0.15
Zacatecas 38 596 548 619 7.04
145145
145145
145
Alejandro I. Canales
Ahora bien, resulta interesante comprobar, además,
que al igual que en el caso de los proyectos productivos
privados el volumen de la inversión para infraestruc-
tura social del
Programa 3x1
se concentra en tan sólo
tres entidades, a saber: Jalisco (55%), Zacatecas (26%)
y San Luis Potosí (9%). Asimismo, estas son las únicas
entidades donde este programa parece tener alguna
importancia económica relevante, especialmente en
Jalisco y Zacatecas, donde el fondo aportado por la fe-
deración representa nueve y siete por ciento del
FAIS,
respectivamente.
Conclusiones
En síntesis, contrario a lo que se pregona desde círcu-
los del gobierno y desde instituciones internacionales,
el
Programa 3x1
en México no tiene ni la importancia
económica ni la prioridad política necesaria para
transformarse en un verdadero programa de promo-
ción del desarrollo económico y social. A nivel nacio-
nal, el volumen de los recursos del programa es
prácticamente insignificante y no tiene ninguna con-
tribución en el proceso de crecimiento y desarrollo
económico del país. Asimismo, representa menos de
uno por ciento del presupuesto que el propio gobierno
asigna a diversos programas de promoción del desa-
rrollo social, los cuales de por sí son insuficientes.
De hecho, podemos señalar tres grandes tensiones no
resueltas que dejan al descubierto las limitaciones
estructurales de este tipo de programas. En primer lu-
gar, en este caso concreto, no logra definirse claramen-
te cuál es su carácter esencial, es decir, si se trata de
un programa de política social o uno de fomento de la
actividad económica y productiva local. Por un lado,
146146
146146
146
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
en los objetivos del mismo
Programa 3x1
se establece
que se busca promover y apoyar proyectos que impul-
sen el desarrollo social en comunidades migrantes con
mayor nivel de marginación y pobreza. Se trata de apo-
yar obras de infraestructura social que mejoren las
condiciones de vida en estas comunidades. De hecho,
ese es el origen de este tipo de proyectos. Se trataba,
en cierta forma, de una acción de beneficencia pública
que los migrantes, a través de sus organizaciones, pro-
movían en sus comunidades de origen, motivados mu-
chas veces por un afán altruista de reciprocidad hacia
sus comunidades.
Por otro lado, en cambio, se ha incluido recientemente
la opción de apoyar proyectos de inversión privada a
través de la formación de micro y pequeñas empresas,
las que sin duda tienen un impacto a nivel local, pero
que se manejan con criterios completamente distintos
a las obras de infraestructura social. Ya no se trataría
de una acción colectiva basada en principios de al-
truismo y beneficencia pública, sino de proyectos pri-
vados basados en criterios de eficiencia y rentabilidad
económica. Con esto no queremos demeritar el impac-
to de estos proyectos. Al contrario, pensamos que ellos
pueden ser la base de un desarrollo económico local.
No obstante, debe quedar muy claro que se trata de
proyectos evidentemente distintos, que deben ser eva-
luados y apoyados con base en criterios y normas de
operación completamente diferentes. Así como no po-
demos pedirle a un proyecto privado de corte empre-
sarial (un taller textil o una mediana empresa, por
ejemplo) que tenga los impactos y criterios de opera-
ción y organización social y comunitaria necesarios en
una obra colectiva, tampoco podemos pedirle a estas
últimas que operen con base en principios de eficien-
cia y rentabilidad económica.
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147147
147
Alejandro I. Canales
Esta es una tensión que, además, se refleja en la difi-
cultad para evaluar los impactos del
Programa 3x1
. En
un caso hay que evaluarlo en términos de sus impactos
sociales y de bienestar colectivo, en el otro caso la eva-
luación ha de hacerse en términos de su eficiencia y
efectividad para generar un proceso de crecimiento
económico. Sin embargo, al no estar claramente defini-
dos los alcances y límites del programa, terminan con-
fundiéndose unos criterios con otros y la estimación y
evaluación de sus impactos resulta sesgada y
distorsionada. En este sentido, en esta sección inten-
tamos separar precisamente esta evaluación, hacien-
do estimaciones diferentes con parámetros y criterios
distintos para cada tipo de proyecto que impulsa el
Programa 3x1
. No obstante, esta confusión no es me-
nor cuando vemos, por ejemplo, que en algunas entida-
des sólo se orientan a obras de infraestructura social
(Zacatecas, en primer lugar), mientras en otras se
orientan sólo a proyectos productivos privados
(Guanajuato, en particular).
En segundo lugar, esta misma tensión reaparece en el
discurso oficial, tanto del gobierno mexicano como de
organismos internacionales. Por un lado, este progra-
ma se anuncia y se promueve con base en su capacidad
para impulsar procesos de desarrollo y crecimiento
económico (Orozco, 2005; Chami,
et al.
, 2003; Terry,
2006), pero por otro lado, en el caso del gobierno mexi-
cano al menos, este programa se adscribe a la
Secreta-
ría de Desarrollo Social,
dentro del conjunto de
programas que desde esta secretaría se impulsan para
reducir la pobreza y promover el desarrollo social y
humano. En otras palabras, si realmente se tratara de
un programa de promoción económica, era de esperar-
se que estuviera adscrito a la
Secretaría de Economía,
148148
148148
148
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
o a alguna otra dependencia pública orientada al fo-
mento de la inversión productiva.
Sin embargo, el mismo gobierno mexicano nos señala
en los hechos cuál es el alcance, carácter y prioridad
que le otorga al
Programa 3x1
. En primer lugar, lo asu-
me como un programa social, no económico. En segun-
do lugar, dentro de estos mismos programas, le otorga
una muy baja prioridad, asignándole menos de uno por
ciento del presupuesto global para estos programas.
38
Con este carácter y esa prioridad, no es de extrañar
entonces los casi nulos impactos y alcances que ha te-
nido este programa en la promoción del crecimiento
económico y el desarrollo social tanto a nivel local,
como regional y nacional.
En tercer lugar, desde el mismo gobierno no existe
realmente una política de desarrollo hacia las comuni-
dades de alta migración que incorpore entre sus com-
ponentes al
Programa 3x1
. De hecho, el apoyo y
promoción de proyectos sociales y productivos no de-
jan de ser apoyos parciales, atomizados y desarticula-
dos, que no forman parte de un proyecto global de
desarrollo económico y social.
Los criterios con los que se otorgan los apoyos no in-
cluyen, entre otros aspectos, cómo ese proyecto espe-
cífico se inserta y contribuye a un plan estratégico de
promoción del desarrollo en tal o cual región y, lo más
grave de todo, esta desconexión es por la falta de un
programa de desarrollo regional y local. Desde el Es-
tado, los criterios de impacto sólo consideran aspectos
38
De hecho, en términos del presupuesto asignado, el
Programa
3x1
ocupa el lugar 13 de 17 programas que promueve el gobierno
federal a través de SEDESOL.
149149
149149
149
Alejandro I. Canales
como el número de personas potencialmente benefi-
ciadas, el nivel de necesidad de tal o cual proyecto,
entre otros, pero no considera cuál es el aporte e im-
pacto de ese proyecto en el desarrollo económico y so-
cial de la comunidad a mediano y largo plazo. Esto es
especialmente válido en el caso de los proyectos pro-
ductivos, aunque también describe la situación de los
proyectos de infraestructura social.
Así por ejemplo, la construcción de un puente, la elec-
trificación de una comunidad, y otros proyectos socia-
les similares, sin duda tienen un importante impacto
local y benefician a sectores sociales empobrecidos y
que suelen estar excluidos de los programas sociales y
de promoción económica. Sin embargo, la eficiencia e
impacto a mediano y largo plazo de estos mismos pro-
yectos se ve minimizada al no formar parte de un pro-
grama global de promoción del desarrollo social y
económico de estas regiones, que potencie y multipli-
que sus efectos. Es decir, desde el Estado no se gene-
ran programas, acciones ni políticas económicas y
sociales que acompañen y complementen los proyectos
del
Programa 3x1
, y que de ese modo, permitan poten-
ciar y sustentar sus efectos más allá de los cortos tiem-
pos que dura el apoyo estatal a estos proyectos. Se
trata, en definitiva, de apoyos puntuales, que no pocas
veces obedecen más a una lógica de retórica política
que a un programa estratégico de desarrollo económi-
co. Del mismo
Programa 3x1
no se derivan metas con-
cretas en términos de desarrollo y crecimiento
económico, como tampoco en términos de su contribu-
ción al bienestar social de la población y a la reducción
de la pobreza y desigualdad social.
Cabe señalar que, en contraposición al
Programa 3x1
,
otros programas estatales de apoyo y promoción de la
150150
150150
150
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
inversión privada siempre han formado parte de un
plan estratégico global que los incluye. Tal es el caso
por ejemplo, del
Programa de Industrialización Fron-
teriza
, el cual no sólo incluía apoyos específicos a las
empresas que se instalaran en la región fronteriza del
norte de México, sino que formaba parte de un plan es-
tratégico de desarrollo y crecimiento industrial de esa
región del país y en el cual el Estado complementaba
esos apoyos con inversión pública directa, en sistema
de transporte, carreteras, sistema de comunicaciones
y, en general, una serie de obras de infraestructura
productiva, que permitieron la generación de condi-
ciones de producción muy favorables para la inversión
productiva privada.
En este sentido, cabe muy bien preguntarse por qué en
el caso de un programa de apoyo como el señalado
para la Frontera Norte sí se implementó una política
fiscal activa y de inversión pública directa, mientras
que el
Programa 3x1
se mantiene en el abandono de
tales apoyos de política fiscal y de inversión pública. O
lo que es lo mismo, es válido preguntarse si la indus-
tria maquiladora, por ejemplo, habría tenido los mis-
mos niveles de crecimiento e impacto económico si el
apoyo estatal se hubiese restringido a los casi nulos
complementos que desde el Estado se hacen al
Progra-
ma 3x1
. Lo más probable es que sin esos apoyos com-
plementarios, sin ese plan de mediano y largo plazo,
simplemente nunca se hubiese instalado la industria
maquiladora en el norte del país.
En otras palabras, en el
Programa 3x1
los criterios de
corto plazo y de beneficio inmediato predominan por
sobre los criterios clásicos de evaluación de proyectos
económicos y sociales, en términos de sus contribucio-
nes a la sustentabilidad del desarrollo de determina-
151151
151151
151
Alejandro I. Canales
das regiones. Es por ello que resulta muy difícil encon-
trar proyectos apoyados por el programa que hayan teni-
do un relativo éxito a mediano plazo. Por lo general,
cuando se termina el periodo de apoyo del Estado, los
proyectos muestran su inviabilidad y no sustenta-
bilidad económica. Resulta curioso, por ejemplo, que a
menos de un quinquenio del inicio del programa, ac-
tualmente sean muy pocos los proyectos productivos
que puedan catalogarse como exitosos, o que al menos
sigan en operación.
Con estos datos, queda claro que las contribuciones y
aportes más significativos del
Programa 3x1
no son ni
económicas ni de desarrollo social, sino en la posibili-
dad que han abierto para la participación social y polí-
tica de los migrantes y sus organizaciones en la vida
social y política de sus comunidades (García Zamora,
2006). Se trata de una participación política peculiar
que se sustenta en un transnacionalismo "desde abajo"
y que permite a los migrantes participar en un proceso
de negociación con los diversos actores políticos en los
distintos niveles de gobierno (Moctezuma y Pérez,
2006). Asimismo, esta toma de posición de los
migrantes en la vida social y política de sus estados,
les permite también incidir más allá de las acciones
directas, abriendo un espacio para su participación en
el seguimiento y evaluación del conjunto de políticas
públicas de los gobiernos locales y estatales. En este
sentido, las remesas constituyen el capital económico
necesario para que los migrantes y sus organizaciones
se conviertan en actores sociales y políticos en México,
al menos en ámbitos locales y estatales.
De hecho, es este posicionamiento político de los
migrantes en sus comunidades y entidades de origen,
lo que ha obligado al Estado mexicano a implementar
152152
152152
152
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
una política específica de atención hacia este sector
social. Desde el Estado, lo más relevante y rescatable
del
Programa 3x1
, no son sus montos, ni sus objetivos,
ni su estructura, ni su pertinencia, ni nada de eso, sino
simplemente que surgió del reconocimiento que el go-
bierno hace de la existencia de un sujeto social y polí-
tico emergente, que establece demandas y propuestas
innovadoras, pero ante las cuales, el Estado y el go-
bierno muestran su completa incapacidad para enten-
der y apreciar la magnitud de los problemas que ello
envuelve. Por lo mismo, la respuesta no deja de ser un
programa basado más en una retórica mediática que
en un plan estratégico que busque la solución de los
problemas de desarrollo que afectan a las comunida-
des y regiones de alta emigración. Lo raquítico del
presupuesto del
Programa 3x1
, así como la ausencia
de una política de desarrollo en la cual se integre el
programa, no hacen sino demostrar que, en el fondo, el
gobierno está más interesado en negociar con este
nuevo actor que emerge en la política local y estatal
que en resolver los problemas de pobreza,
marginación y precariedad de sus comunidades.
Capítulo VCapítulo V
Capítulo VCapítulo V
Capítulo V
Remesas y hogares en MéxicoRemesas y hogares en México
Remesas y hogares en MéxicoRemesas y hogares en México
Remesas y hogares en México
Introducción
Las remesas, al igual que la migración, se sustentan en
redes sociales transnacionales. Con base en estas re-
des ya no resulta necesario que en un hogar haya per-
manentemente migrantes activos para que se
convierta en un hogar perceptor de remesas. Tal es el
caso, por ejemplo, de hogares formados por personas
mayores de 65 años, ya retiradas de la migración hace
varias décadas, o que simplemente nunca migraron,
pero que tienen hijos y parientes en Estados Unidos,
quienes se responsabilizan de la manutención y gastos
del hogar de origen. Inversamente, también puede ser
el caso de un hogar formado por personas que nunca
han emigrado, pero cuyos miembros pueden provenir
de familias y hogares migrantes. En definitiva, se tra-
ta de hogares que están integrados a una red de circu-
lación de bienes materiales y culturales, sin necesidad
de participar activamente en la migración de personas
o fuerza de trabajo.
En este sentido, podemos señalar que son las necesi-
dades económicas y familiares que surgen de cada
arreglo familiar y doméstico en particular lo que pare-
ce estar determinando las condiciones para la percep-
ción de remesas en cada caso. O, lo que es lo mismo, el
patrón migratorio en cada hogar, así como la historia
familiar de la migración, definen determinados arre-
153153
153153
153
154154
154154
154
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
glos familiares (locales y transnacionales), de los cua-
les se derivan los perfiles sociodemográficos de los
hogares. Con base en estos perfiles suponemos que se
definen los distintos tiempos y condiciones para el en-
vío y percepción de remesas.
Con base en lo anterior, en este capítulo presentamos
un análisis descriptivo que nos permitirá caracterizar
las condiciones contextuales, familiares y socioeconó-
micas que propician una mayor propensión a percibir
remesas por parte de los hogares. Para ello, considera-
mos tres dimensiones del fenómeno, a saber:
Las condiciones contextuales
Las características sociodemográficas de los
hogares
Las características socioeconómicas de los hogares
La percepción de remesas en México. Aspectos
contextuales
En los últimos 15 años, las remesas han experimentado
un crecimiento sostenido, el cual ha sido ampliamente
documentado en diversos foros, documentos e informes
oficiales. Un impacto directo de esta tendencia es el
creciente peso e importancia que adquiere la migración
internacional, y las remesas en particular, en la dinámi-
ca social y económica de los hogares mexicanos.
En efecto, entre 1992 y 2005, el total de hogares per-
ceptores de remesas en México casi se triplicó, al pa-
sar de 650 mil hogares a 1.6 millones. Cabe señalar, sin
embargo, que no se trata de una tendencia lineal y con-
tinua. Como se puede apreciar en la gráfica V.1, fue
entre 1994 y 1996, durante una de las mayores crisis
155155
155155
155
Alejandro I. Canales
económicas de México, cuando se dio el mayor incre-
mento al pasar de poco menos de 700 mil hogares per-
ceptores en 1994 a casi 1.1 millones en 1996, lo que
representa un incremento de más de 50 por ciento en
tan sólo dos años. Posteriormente, el incremento en el
número de hogares perceptores de remesas ha sido muy
inferior, variando desde cuatro por ciento anual en el
bienio 1996-1998 a un 6.1 por ciento entre 2004 y 2005.
De acuerdo con estos datos, se observa que en 2005 6.3
por ciento de los hogares mexicanos (en los cuales re-
sidían 6.4 millones de personas, 6.1% de la población)
percibieron remesas. Este dato es muy relevante, pues
indica una aparente paradoja respecto a la incidencia
Gráfica V.1.
Hogares perceptores de remesas, 1992-2005
(miles)
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos de los Hogares
, 1992 a 2005.
695
1 070
1 150
1 252
1 402
1 519
1 612
650
0
200
400
600
800
1 000
1 200
1 400
1 600
1 800
1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005
156156
156156
156
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
e historia migratoria en México. En efecto, aunque la
emigración a Estados Unidos es un fenómeno secular,
resulta interesante comprobar que la percepción de
remesas no está tan ampliamente difundida en el te-
rritorio nacional. Como hemos visto, sólo seis por
ciento de los hogares mexicanos percibieron remesas
en 2005, cifra que es muy inferior a la prevaleciente en
algunos países centroamericanos, en donde se da una
incidencia que involucra a más de 15 por ciento de los
hogares y, en algunos casos, a más de 20 por ciento de
ellos (
CEPAL, 2005).
Cabe señalar, sin embargo, que en términos de las ca-
racterísticas contextuales de las localidades y regio-
nes de residencia, los hogares perceptores de remesas
suelen concentrarse en determinados ámbitos geográ-
ficos y contextos socioeconómicos. De esta forma, aun-
que su impacto agregado pueda ser reducido y muy
limitado, a nivel de ámbitos sociales específicos su im-
pacto puede ser mucho mayor.
Un primer aspecto relevante a considerar, es que la
composición de los hogares perceptores muestra una
cierta peculiaridad. Por un lado, en ellos la relación de
masculinidad es significativamente menor que en los
demás hogares no perceptores de remesas. De hecho,
en los hogares perceptores se registra en promedio,
una relación de sólo 75 hombres por cada 100 mujeres,
muy inferior a los 95 hombres por cada 100 mujeres que
prevalece en el resto de los hogares mexicanos.
Por otro lado, en los hogares perceptores de remesas
se registra una mayor presencia relativa de adultos
mayores y de niños menores de doce años, lo que re-
dunda en una mayor relación de dependencia demo-
gráfica. En concreto, en estos hogares el índice de
157157
157157
157
Alejandro I. Canales
dependencia es de 56.9 personas en edades inactivas
por cada 100 en edades activas, muy superior al preva-
leciente en los demás hogares mexicanos (véase cua-
dro V.1).
Cuadro V.1.
Indicadores demográficos según condición de percepción
de remesas del hogar, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de
Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005.
39
Esta regionalización migratoria la tomamos de Durand y
Massey, 2003.
Condicn de remesas Población total
Distribución
relativa
(porcentaj e)
Índice de
masculinidad
Índice de
dependencia
Total 103 892 778
100.0 94.1 43.6
Perceptores 6 382 554 6.1 75.0 56.9
No perceptores 97 510 224
93.9 95.5 42.8
En segundo lugar, en relación con el lugar de residen-
cia de los hogares perceptores, se observa también una
distribución peculiar y característica. Por un lado, y
como era de esperarse, 45 por ciento de los hogares
perceptores pertenece a la región migratoria tradicio-
nal, que integran los estados del occidente del país.
39
En esta región, uno de cada ocho hogares es perceptor
de remesas, relación que se reduce a sólo uno de cada
25 en las demás regiones del país. En este sentido, lo
relevante es la alta concentración de hogares percep-
tores en la región occidente, lo cual refuerza la idea
inicial en términos de que si bien el impacto agregado
de las remesas puede ser muy reducido, a nivel local y
158158
158158
158
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
regional se presenta una situación muy diferente. Por
lo pronto, las comunidades de la región occidente
muestran una mucho mayor vinculación con la migra-
ción internacional y, por lo mismo, en ellas la inciden-
cia e impactos de las remesas son notablemente
superiores al resto del país (véase cuadro V.2).
Por otro lado, destaca el hecho de que 67.3 por ciento
de los hogares perceptores de remesas resida en zonas
rurales (menos de 15 mil habitantes), aún cuando en
México, sólo 34.6 por ciento de los hogares pertenece a
este tipo de localidades. Por el contrario, sólo 32.7 por
ciento de los hogares perceptores de remesas reside
en localidades urbanas (de más de 15 mil habitantes),
en las que, en cambio, reside más de 65 por ciento de
los hogares mexicanos. Esto significa que en las locali-
dades rurales se alcanza una relación de 13.9 hogares
perceptores por cada 100 no perceptores, cifra que es
más de cuatro veces superior al índice de percepción
que se da en zonas urbanas, en donde hay una relación
de sólo 3.2 hogares perceptores por cada 100 no per-
ceptores.
Con base en estos datos, podemos afirmar que la per-
cepción de remesas en México es un fenómeno que
involucra preferentemente a hogares rurales. Por lo
mismo, es de esperar que el posible impacto de las
remesas se haga más visible en este tipo de localida-
des, a la vez que pudiera no detectarse en las ciudades
medias y grandes.
En tercer lugar, si consideramos que las zonas rurales
del país se caracterizan por una situación estructural
de mayor vulnerabilidad social y precariedad econó-
mica, entonces es de esperar que esta situación tam-
bién se refleje en los hogares perceptores. En efecto,
159159
159159
159
Alejandro I. Canales
Cuadro V.2.
Hogares según condición de percepción de remesas y ámbito y región de residencia, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005.
Total Porcentaje Total Porcentaje
Ámbito de residencia 100.0 1 612 281 100.0 24 063 926 100.0 6.7
Rural 34.6 1 085 774 67.3 7 787 142 32.4
13.9
Urbano 65.4
526 507 32.7 16 276 784 67.6
3.2
Región migratoria 100.0 1 612 281 100.0 24 063 926 100.0 6.7
Tradicional 21.8 719 536
44.6
4 874 241
20.3
14.8
Frontera 21.6 237 410
14.7
5 316 931
22.1
4.5
Centro 40.0 490 232 30.4 9 769 625 40.6
5.0
Sur 16.6 165 103
10.2
4 103 129
17.1
4.0
No perciben remesasPerciben remesasLugar de residencia
mbito y región)
Total
(p orcentaje)
Índice de
percepcn de
remesas
160160
160160
160
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
los hogares perceptores de remesas suelen residir en
municipios con peores condiciones de vida, ya sea en
términos del grado de marginación o de desarrollo hu-
mano (véase cuadro V.3).
Por un lado, sólo 27 por ciento de los hogares percep-
tores pertenece a municipios con muy bajo grado de
marginación municipal, situación en la que, en cambio,
se ubica 61 por ciento de los hogares no perceptores
de remesas. Inversamente, uno de cada cuatro hoga-
res perceptores de remesas reside en municipios de
alta y muy alta marginación, relación que se reduce a
casi la mitad en el caso de los hogares no perceptores
de remesas. De esta forma, el índice de percepción de
remesas es más de cuatro veces superior en los muni-
cipios de mayor marginación que en los de muy baja
marginación.
Similar situación se reproduce si consideramos el gra-
do de desarrollo humano prevaleciente en cada muni-
cipio. En este caso, el índice de percepción de remesas
es también más de cuatro veces mayor en los munici-
pios con menor grado de desarrollo humano que en
aquellos con mejores condiciones de vida para la po-
blación. De hecho, mientras sólo 20 por ciento de los
hogares perceptores reside en municipios con alto
grado de desarrollo humano, esta proporción se eleva
a más del 50 por ciento en el caso de los hogares no
perceptores.
Perfil sociodemográfico de los hogares perceptores
Resulta relevante constatar la configuración de
diversos arreglos familiares según sea la etapa del ciclo
familiar y la trayectoria migratoria de los individuos y
161161
161161
161
Alejandro I. Canales
Cuadro V.3.
Hogares según grado de marginación municipal, grado de desarrollo humano
y condición de percepción de remesas, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005.
Total Porcentaje Total Porcentaje
Grado de marginación municipal 100.0 1 612 281 100.0 24 063 926 100.0 6.7
Alto y Muy alto 14.5 414 101 25.7 3 307 974 13.7
12.5
Medio y Bajo 26.8
764 935
47.4
6 111 238
25.4
12.5
Muy bajo 58.7
433 245
26.9
14 644 714
60.9
3.0
Grado de desarrollo humano municipal
100.0
1 612 281
100.0
24 063 926
100.0
6.7
Alto 50.1
321 569
19.9
12 530 863
52.1
2.6
Medio alto 43.8 1 131 449 70.2 10 103 140 42.0
11.2
Medio bajo y Bajo 6.2
159 263
9.9
1 429 923
5.9
11.1
Perciben remesas No perciben remesasGrado de marginación y de desarrollo
humano
Total
(p orcentaje)
Índice de
percepcn de
remesas
162162
162162
162
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
del hogar. En otras palabras, los arreglos familiares y
domésticos no resultan algo estático, sino dinámicos y
relacionados con los ciclos del hogar y la migración,
así como con el capital social de que se disponga. En
este contexto hay que entender el proceso de envío y
percepción de las remesas. Por un lado, en términos
cuantitativos, de sus magnitudes, obviamente las exi-
gencias varían según sean los arreglos familiares con-
cretos que se establezcan en cada caso. Por otro lado,
el uso concreto de las remesas y, por tanto, su peso es-
pecífico en la reproducción material de los hogares,
está también en función de los arreglos familiares que
se establezcan en cada caso.
A continuación presentamos un análisis sobre las dife-
rencias en los arreglos familiares y situación socioeco-
nómica y sociodemográfica del hogar, según su
condición de percepción de remesas, para establecer
un perfil diferenciado para cada tipo de hogar y arre-
glo familiar. El objetivo es establecer en qué aspectos
los hogares perceptores de remesas se diferencian
significativamente de los no perceptores, y en cuáles
no hay distinción relevante.
Perfil sociodemográfico de los hogares preceptores
Un primer punto de diferenciación entre los hogares,
según su condición de percepción de remesas, está en
relación con el tipo de arreglo residencial dentro de los
hogares. Como se observa en el cuadro V.4, a partir de
una situación estructural en donde tienden a prevale-
cer arreglos de tipo nuclear (padre, madre e hijos), se
establece, sin embargo, una substantiva diferenciación
entre los hogares perceptores de remesas y los no per-
ceptores. En concreto, entre los hogares perceptores
163163
163163
163
Alejandro I. Canales
Cuadro. V.4.
Características sociodemográficas de los hogares según condición
de percepción de remesas, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de
los Hogares, 2005.
Características sociodemográficas del
hogar
Total
Índice de
percepción
de remesas
Clas e d e h ogar
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 146 100.0%
6.7
Unipersonal 7.8% 129 009 8.0% 1 879 159 7.8%
6.9
Nuclear 67.5% 914 570 56.7% 16 411 350 6 8.2%
5.6
Compuesto, ampliado 24.7% 568 702 35.3% 5 772 637 24.0%
9.9
Tamaño del hogar
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0%
6.7
Pequo (1-3 miembros) 40.3% 764 356 47.4% 9 570 512 3 9.8%
8.0
Medio (4 - 5 miembros) 41.3% 550 196 34.1% 10 050 706 4 1.8%
5.5
Gran de (6 o más miembros) 18.5% 297 729 18.5% 4 442 708 1 8.5%
6.7
Tamaño promedio 4.0
Presencia de nos
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0%
6.7
Si 52.8% 860 608 53.4% 12 697 726 52.8%
6.8
No 47.2% 751 673 46.6% 11 366 200 47.2%
6.6
Niños que asisten a escuela
100.0% 860 608 100.0% 12 697 726 100.0%
6.8
Si 78.9% 703 441 81.7% 9 99 2 466 78.7%
7.0
No 21.1% 157 167 18.3% 2 705 260 21.3%
5.8
Presencia de adultos mayores
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0%
6.7
Si 19.8% 474 773 29.4% 4 60 4 312 19.1%
10.3
No 80.2% 1 137 508 70.6% 19 459 614 80.9%
5.8
Dependencia demográfica
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0%
6.7
Baja (0.25 o menos) 41.9% 524 081 32.5% 10 244 226 42.6%
5.1
Media (0.26 - 1.00) 43.4% 702 893 43.6% 10 444 098 4 3.4%
6.7
Alta (más de 1.00) 14.6% 385 307 23.9% 3 375 602 1 4.0%
11.4
Índice promedio 0.5
Grado máxi mo de escolarid ad
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0%
6.7
Primaria completa o menos 27.5% 763 977 47.4% 6 286 798 26.1%
12.2
Secund aria completa 30.5% 484 985 30.1% 7 347 126 30.5%
6.6
Preparatoria completa o m ás 42.0% 363 319 22.5% 10 430 002 4 3.3%
3.5
Promedio años aprobados 11.2
Intensidad migratoria municipal
100.0% 1 607 071 100.0% 23 843 635 100.0%
6.7
Alto y Muy alto 8.2% 510 737 31.8% 1 566 875 6.6%
32.6
Medio y Bajo 50.1% 862 552 53.7% 11 888 629 49.9%
7.3
Muy bajo 41.7% 233 782 14.5% 10 388 131 43.6%
2.3
Perciben remesas No perciben remesas
4.0 4.1
9.2 11.3
0.71 0.50
164164
164164
164
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
tiende a disminuir la proporción de hogares nucleares
e incrementarse la de hogares compuestos y, en menor
medida, unipersonales. De esta forma, se observa que
en el caso de los hogares compuestos y extensos el
Ín-
dice de percepción de remesas
(IPR) es casi dos veces
superior al que prevalece en los hogares nucleares (10
y 5.6, respectivamente), lo que indica una mayor pro-
pensión de ese tipo de hogares a la percepción de
remesas. Asimismo, en los hogares unipersonales, la
propensión a percibir remesas es prácticamente la
esperada en función del promedio general.
Este es un dato relevante, que ya ha sido señalado por
otros autores (Lozano, 2001), y nos dice, en cierta for-
ma, el posible papel de las remesas en las recomposi-
ciones familiares ante el fenómeno de la migración. En
efecto, no es raro que ante la migración del jefe de ho-
gar el resto del núcleo familiar conforme una estrate-
gia que implique la conformación de hogares extensos
y ampliados (Woo, 2001). Asimismo, con base en la ob-
servación de trabajo de campo en otras investigacio-
nes, hemos podido detectar un número importante de
hogares formados por personas de edad que viven alle-
gados en casas de sus hijos u otros parientes cercanos,
pero que dependen para su sobrevivencia del envío de
remesas que les hacen sus hijos en Estados Unidos
(Canales, 2004b).
Un segundo nivel de diferenciación es el tamaño de los
hogares. Al respecto, se observa también una diferen-
ciación, aunque no tan marcada como en el caso ante-
rior. Por un lado, el índice de percepción de remesas
es mayor en los casos de hogares con pocos miembros
(tres o menos), y menor en los de tamaño medio (cua-
tro a cinco miembros). En este último caso, es muy pro-
165165
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165
Alejandro I. Canales
bable que se trate de hogares nucleares, por lo que es
esperable la menor incidencia de las remesas.
En el caso de los hogares pequeños, sin embargo, no es
claro el tipo de arreglo residencial. Muy probablemen-
te en esta categoría se concentren aquellos hogares
perceptores de remesas formados por personas mayo-
res que residen con algún hijo o hija y que dependen de
los envíos de sus otros hijos desde Estados Unidos. En
este sentido, la conjunción de estos dos datos nos esta-
ría indicando que los hogares perceptores correspon-
derían a hogares pequeños pero conformados con
arreglos no nucleares. Como veremos más adelante, se
trataría especialmente de un miembro de la tercera
edad. Lo relevante de todo esto es que nos indica un
mayor grado de vulnerabilidad de estos hogares res-
pecto tanto a los hogares nucleares como a aquellos
hogares extensos y de mayor tamaño, en donde es más
probable la presencia de más miembros en edad activa.
Un tercer aspecto de diferenciación es el de la compo-
sición de los hogares, en particular, la presencia o au-
sencia de niños menores y de personas de la tercera
edad. En ambos casos se podría suponer que existen
demandas y necesidades específicas que podrían moti-
var el envío de remesas por parte de parientes o de
miembros del hogar en Estados Unidos. En el caso de
las personas de la tercera edad, los gastos de salud, y
en caso de los niños menores, los gastos en la educa-
ción y salud.
Sin embargo, los datos de la
Encuesta Nacional de In-
gresos y Gastos de los Hogares
nos muestran una si-
tuación peculiar. Por un lado, efectivamente, la
presencia de adultos mayores se asocia con una mayor
incidencia de las remesas. De hecho, resulta significa-
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166
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
tivo el hecho de que casi 30 por ciento de los hogares
perceptores de remesas cuente con al menos un adulto
mayor, situación en la que se encuentra menos de 20
por ciento de los hogares no perceptores. De esta for-
ma, el
IPR en los hogares con adultos mayores es casi el
doble del que prevalece en aquellos hogares sin adultos
mayores.
Por otro lado, sin embargo, tal parece que la presencia
de niños menores no estaría asociada con una mayor
incidencia de las remesas. En efecto, en estos hogares
el índice de percepción es prácticamente igual al que
prevalece en los hogares sin niños menores de doce
años. En otras palabras, tanto en los hogares percepto-
res como en los no perceptores se da la misma propor-
ción de hogares con niños y de hogares sin niños
menores de doce años.
Asimismo, resulta interesante comprobar que junto a
esta similitud en relación con la presencia de niños se
da también una similar situación en cuanto a la condi-
ción de asistencia escolar de esos niños. En efecto,
prácticamente en 80 por ciento de los hogares con ni-
ños menores de doce años se cumple con la condición
de que esos niños asisten a la escuela, proporción que
se repite tanto en los hogares perceptores como en los
no perceptores. En otras palabras, la condición de per-
cepción de remesas del hogar no parece generar nin-
guna diferencia significativa en cuanto a la condición
de asistencia escolar de los niños.
Resulta interesante comprobar cómo esta diferencia
en la composición del hogar de acuerdo a la edad de
sus miembros, se refleja muy claramente en el índice
de dependencia demográfica. En concreto, mientras
24 por ciento de los hogares perceptores de remesas
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Alejandro I. Canales
tiene un alto grado de dependencia demográfica, sólo
se encuentra en esta situación 14 por ciento de los ho-
gares no perceptores de remesas. Inversamente, en
los niveles de baja dependencia demográfica se ubica
casi 43 por ciento de los hogares no perceptores, cifra
que es muy superior a la de los hogares perceptores
(32%). De esta forma, el
IPR resulta ser más de dos ve-
ces mayor en el caso de los hogares con alta dependen-
cia demográfica respecto a los hogares con baja
dependencia demográfica.
Este dato es relevante pues, al conjuntarlo con los re-
lativos al tamaño y clase de hogar, nos indica que los
hogares perceptores de remesas muestran una mayor
vulnerabilidad demográfica en relación con los no per-
ceptores. Por un lado, son de menor tamaño, pero con
mayor nivel de dependencia demográfica, esto es, con
mayor proporción de miembros no activos, que corres-
ponden principalmente a personas de la tercera edad.
Asimismo, la presencia de estas personas implica la
conformación de arreglos residenciales compuestos
y/o extensos, lo que indica que, a pesar de su menor
tamaño, estos hogares se basan en una mayor comple-
jidad en el sistema de relaciones familiares que lo sus-
tentan.
Un cuarto aspecto se refiere al nivel de escolaridad
prevaleciente en el hogar. Al respecto, hemos tomado
como indicador el grado máximo de escolaridad de la
persona del hogar con mayor nivel de escolaridad. Con
base en este indicador, observamos que sí existe una
importante diferencia en el nivel de escolaridad pre-
valeciente en los hogares perceptores y no percepto-
res de remesas. En los primeros, casi 50 por ciento
tiene miembros cuya máxima escolaridad no supera la
primaria completa y sólo en 22.5 por ciento de hogares
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
perceptores el nivel de escolaridad de alguno de sus
miembros es de preparatoria completa o más, en el
caso de los hogares no perceptores esta relación es
prácticamente la inversa, esto es, en 43 por ciento de
estos hogares al menos un miembro tiene alta escola-
ridad, mientras que en sólo 26 por ciento de los hoga-
res no perceptores todos los miembros tienen baja
escolaridad.
De esta forma, podemos ver que el
IPR en los hogares
con baja escolaridad de sus miembros es casi cuatro
veces superior al que prevalece en los hogares con al
menos un miembro con alta escolaridad. Esto indica
una importante diferenciación, que también nos refie-
re al mayor grado de vulnerabilidad social y demográ-
fica que prevalece en los hogares perceptores de
remesas.
Por último, un quinto aspecto de diferenciación está
en relación con el tipo de vinculación de cada hogar
con el proceso migratorio y las redes sociales que se
han configurado durante el tiempo. Al respecto, hemos
considerado como variable proxy de la incidencia de la
migración el grado de intensidad migratoria munici-
pal, estimado por
CONAPO. Al respecto, los datos dan
cuenta de un patrón de diferenciación que es precisa-
mente el esperable. Esto es, que la incidencia de las
remesas sea mayor en aquellos hogares más directa-
mente vinculados con la migración y las redes sociales.
En efecto, en los municipios de alta y muy alta intensi-
dad migratoria, el
IPR de los hogares es casi cinco ve-
ces superior al que prevalece en los municipios con
intensidad migratoria de nivel medio y bajo, y casi 16
veces superior al que prevalece en los municipios con
muy baja intensidad migratoria.
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Alejandro I. Canales
Características del jefe del hogar
En cuanto al perfil sociodemográfico del jefe de hogar,
se observan ciertos patrones de diferenciación entre
los hogares perceptores de remesas y los no percepto-
res. En primer lugar, el índice de percepción es mayor
en el caso de los hogares encabezados por mujeres. En
este caso, lo común es que sean los hijos de la jefa del
hogar que residen en Estados Unidos, o que han
migrado temporalmente, quienes asumen la responsa-
bilidad de apoyar económicamente la manutención de
su madre. En particular, el índice de percepción en los
hogares con jefatura femenina es más de tres veces
superior al de los hogares de jefatura masculina. De
hecho, una forma alternativa es ver el índice de mas-
culinidad de la jefatura del hogar. En el caso de los
hogares perceptores de remesas hay prácticamente la
misma proporción de hogares con jefa femenina que
con jefe masculino, sin embargo, en los hogares no per-
ceptores de remesas la relación es casi de cuatro hom-
bres por una mujer (véase cuadro V.5).
En segundo lugar, el índice de percepción de remesas
es mayor conforme aumenta la edad del jefe de hogar.
En particular, en el caso de jefes de hogares con más
de 60 años el
IPR es casi el doble del que prevalece en
los hogares con jefes jóvenes, de menos de 40 años, o de
jefes adultos, de entre 40 y 60 años (10.4 frente a 5.4 y
5.9, respectivamente). Esto se vincula con el hecho de
que cuando el jefe de hogar es joven suele tratarse de
hogares nucleares de reciente formación, donde la in-
cidencia de las remesas es, por lo mismo, menor. Por el
contrario, en los hogares con jefes de la tercera edad, o
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Cuadro V.5.
Hogares según características del jefe del hogar y condición de percepción de remesas, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005.
Características del jefe de hogar Total
Índ ice de percepción
de remesas
Sexo del jefe de hogar
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0% 6.7
Hombre 76 .8% 840 382 52.1% 18 879 362 7 8.5% 4.5
Mujer 23 .2% 771 899 47.9% 5 184 564 2 1.5% 14.9
Índice de masculinidad 331.1
Edad del jefe de hogar
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0% 6.7
39 o menos 35 .1% 457 844 28.4% 8 550 601 3 5.5% 5.4
40-59 42.1% 603 563 37.4% 10 217 106 42.5% 5.9
60 o más 22 .8% 550 874 34.2% 5 296 219 2 2.0% 10.4
Edad promedio 47.3
Estado civil del jefe de hogar
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0% 6.7
Soltero 6.9% 94 214 5.8% 1 670 232 6.9% 5.6
Casado 73 .9% 1 146 767 71.1% 17 838 156 7 4.1% 6.4
Viud o, sep. div. 19 .2% 371 300 23.0% 4 555 538 1 8.9% 8.2
Escolaridad del jefe de hogar
100.0% 1 612 281 208.9% 24 063 926 404.0% 6.7
Primaria incompleta o menos 32.2% 878 189 113.8% 7 398 537 124.2% 11.9
Primaria o secundaria completa
43 .8% 593 599 76.9% 10 656 259 17 8.9% 5.6
Preparatoria completa o más 24.0% 140 493 18.2% 6 009 130 100.9% 2.3
Promedioos aprobados 8.3
Condi ción de actividad jefe de hogar
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0% 6.7
Inac tivo 17 .4% 624 505 38.7% 3 841 226 1 6.0% 16.3
Activo 82 .6% 987 7 76 61.3% 20 222 700 8 4.0% 4.9
Prestaciones laborales jefe de hogar
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0% 6.7
Sin prestaciones laborales 67.0% 1 440 416 89.3% 15 762 455 6 5.5% 9.1
Con prestaciones laborales
33 .0% 171 865 10.7% 8 301 471 3 4.5% 2.1
Afiliación sindical del jefe del hogar
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0% 6.7
Sin afiliación sindical
90 .3% 1 574 769 97.7% 21 615 969 8 9.8% 7.3
Con afiliación sindical
9.7% 37 512 2.3% 2 447 957 1 0.2% 1.5
50.9 47.0
Perciben remesas No perciben remesas
364.1108.9
5.7 8.5
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Alejandro I. Canales
bien se trata de hogares compuestos por más de un
núcleo familiar, o bien son encabezados por una mujer.
En ambos casos, la incidencia de las remesas tiende a
ser mayor.
Asimismo, al considerar el estado civil del jefe de ho-
gar se observa que la incidencia de las remesas es ma-
yor cuando el jefe de hogar está separado, divorciado o
es viudo, y menor cuando es casado o soltero (8.2 fren-
te a 6.4 y 5.6, respectivamente). Esta pauta de diferen-
ciación puede deberse a que en el primer caso es más
probable encontrar hogares encabezados por mujeres
o por personas mayores y, que por lo mismo, corres-
ponden a hogares compuestos por más de un núcleo
familiar. En cambio, cuando el jefe de hogar es soltero
o casado es más probable que se trate de hogares nu-
cleares jóvenes de reciente formación encabezados por
un hombre. Sin embargo, las diferencias no parecen
ser muy significativas, y son claramente inferiores a
los casos anteriores.
El nivel de escolaridad del jefe de hogar también plan-
tea una pauta de diferenciación que resulta relevante
considerar. En este caso, lo relevante es que el punto
de diferenciación es la culminación de los estudios de
primaria. En efecto, entre los jefes de hogar sin prima-
ria completa, el índice de percepción de remesas es
más del doble del que prevalece en los hogares con jefe
de hogar con primaria o secundaria completa, y más de
cinco veces superior al
IPR que prevalece en los hoga-
res con jefes con alta escolaridad (11.9 frente a 5.6 y
2.3, respectivamente).
También resulta relevante considerar la condición de
actividad del jefe de hogar. En particular, se observa
que en el caso en que el jefe del hogar es una persona
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172
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
económicamente activa el índice de percepción se
reduce substancialmente, y es casi cuatro veces infe-
rior al que prevalece en los hogares donde el jefe de
hogar está inactivo. Sin duda, la inactividad del jefe
del hogar plantea una situación en que el hogar se
hace más dependiente de los ingresos que aportan
otros miembros del grupo doméstico y familiar, en este
caso, de aquéllos que residen temporal o permanente-
mente en Estados Unidos.
Finalmente, el acceso a la seguridad social por parte
del jefe del hogar, nos permite corroborar lo que ya se-
ñalamos en términos de que la propensión a percibir
remesas se incrementa significativamente en el caso
de los hogares con menor nivel de protección social.
En efecto, en el caso de los hogares donde el jefe no
tiene acceso a la seguridad social el
IPR es más de cua-
tro veces superior al que prevalece en aquellos hoga-
res donde el jefe sí tiene algún tipo de prestación
laboral o social.
Perfil socioeconómico de los hogares perceptores
Características socioeconómicas y vulnerabilidad
social
Un aspecto de gran importancia para la caracterización
de los hogares perceptores se refiere a las condiciones de
vulnerabilidad social y económica a las que están expues-
tos. En concreto, nuestra tesis es que la propensión a
percibir remesas es mayor en los hogares con mayor gra-
do de vulnerabilidad social y económica. En este sentido,
a continuación presentamos información estadística que
nos permite corroborar esta tesis general.
173173
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173
Alejandro I. Canales
Un primer aspecto se refiere a las condiciones y nive-
les de actividad y participación económica en cada ho-
gar. En este caso, podría suponerse que a medida que
aumenta la tasa de actividad económica dentro del ho-
gar se generan mayores ingresos y, por tanto, habría
una menor necesidad de depender de recursos exter-
nos, como las remesas. Los datos parecen corroborar
esta hipótesis. En efecto, en prácticamente uno de
cada cuatro hogares perceptores de remesas no hay
miembros activos en el hogar, lo que indica que depen-
den casi únicamente de los ingresos generados por las
remesas. Por el contrario, en esta situación se ubica
menos de seis por ciento de los hogares no percepto-
res. Asimismo, menos de 20 por ciento de los hogares
perceptores tienen tasas de actividad relativamente
altas, situación que involucra a más de 30 por ciento de
los hogares no perceptores (véase cuadro V.6).
De esta forma, vemos que el
IPR en los hogares sin
miembros activos es casi cinco veces superior al que
prevalece en los hogares con bajas tasas de actividad y
casi siete veces superior al que prevalece en los hoga-
res con altas tasas de actividad económica. Estos datos
son elocuentes. Si consideramos la ausencia de miem-
bros activos como un indicador de vulnerabilidad eco-
nómica del hogar podemos afirmar entonces que la
propensión a percibir remesas es substancialmente
mayor en condiciones de mayor vulnerabilidad de los
hogares.
Esta situación de vulnerabilidad de los hogares per-
ceptores se manifiesta también cuando consideramos
el nivel de acceso a la seguridad social y afiliación sin-
dical de sus miembros. En efecto, en aquellos hogares
donde ninguno de sus miembros tiene acceso a ningún
tipo de prestación social, el
IPR es casi cinco veces
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Cuadro V.6.
Características socioeconómicas y vulnerabilidad social de los hogares según condición
de percepción de remesas, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005.
Características socioeconómicas y de
vul nera bilidad social
Total
Índice de percepción
de remesas
Tasa de actividad en el hogar
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0%
6.7
Sin miembros activo s
6.9% 395 536 24.5% 1 372 517 5.7%
28.8
Media (menos de 50%) 62.4% 898 494 55.7% 15 125 551 62.9%
5.9
Alta (mayor a 50%)
30.7% 318 251 19.7% 7 565 858 31.4%
4.2
Índice promedio 47.3%
Vulnerabilidad del hogar
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0%
6.7
Ningún miembro con prestaciones
laborales
53.1% 1 314 413 81.5% 12 328 031 51.2%
10.7
Al menos un miemb ro con
prestaciones laborales
46.9% 297 868 18.5% 11 735 895 48.8%
2.5
Afiliación sindical
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0%
6.7
Ningún miembro afiliado a un
sindicato
84.8% 1 540 344 95.5% 20 222 229 84.0%
7.6
Al menos un miembro afiliado a un
sindicato
15.2% 71 937 4.5% 3 841 697 16.0%
1.9
Estrato social
100.0% 1 612 281 100.0% 24 046 581 99.9%
6.7
Pobres 39.6% 620 360 38.5% 9 551 228 39.7%
6.5
Clase media baj a
30.3% 671 514 41.6% 7 102 439 29.5%
9.5
Clase media y alta 30.1% 320 407 19.9% 7 392 914 30.7%
4.3
Ingreso perpita 8,834
Población perceptora d e ingresos s egún con dición de ocupación
Promedio perceptores totales
209. 7% 2. 3 100.0% 2.1 100 .0%
----
Promedio perc eptores oc upados 160.4% 1. 2 52.4% 1.6 78 .3%
----
Promedio perceptores no ocupados
49. 3% 1. 1 47.6 % 0.5 21 .7%
----
Disponibilidad de tarjeta de cdito
100.0% 1 612 281 100.0% 24 063 926 100.0%
6.7
Sí tienen tarjeta de créd ito 20. 0% 186 43 2 11.6% 4 945 549 20 .6%
3.8
No tienen tarjeta de crédito
80.0% 1 425 849 88.4% 19 118 377 79.4%
7.5
6,288 9,005
Perciben remesas No perciben remesas
48.0%36.1%
175175
175175
175
Alejandro I. Canales
superior al que prevalece en aquellos hogares donde al
menos un miembro tiene acceso a algún grado de pro-
tección bajo el sistema de seguridad social. De hecho,
en cuatro de cada cinco hogares perceptores de
remesas ningún miembro del hogar tiene acceso a la
seguridad social, proporción que se reduce a uno de
cada dos en el caso de los hogares no perceptores.
En relación con la afiliación sindical, cabe señalar que,
en general, en México, ésta es muy baja, debido, entre
otros factores, a la alta proporción de la fuerza de tra-
bajo que está en el sector informal, y por lo mismo, aje-
na al sistema de sindicatos y organización de los
trabajadores. Sin embargo, esta situación es sin duda
muy superior en el caso de los hogares perceptores de
remesas, en donde 95 por ciento de los hogares no tie-
ne miembros afiliados a algún sindicato.
Ahora bien, lo relevante de los datos anteriores es que
ilustran el alto grado de desprotección y vulnerabili-
dad social al que están expuestos los hogares percep-
tores de remesas, lo que indica el mayor nivel de
precariedad en sus condiciones de vida y reproducción
cotidiana. En este sentido, si bien las remesas pueden
contribuir a mejorar las condiciones materiales de
vida no son suficientes para superar esta situación es-
tructural de vulnerabilidad social de los hogares. Lo
que se necesita no es sólo mejorar los niveles de ingre-
so, sino ampliar los niveles de cobertura de la seguri-
dad social, de modo que incluyan a estos hogares
perceptores de remesas.
En cuanto a la condición socioeconómica de los hoga-
res, se observa una situación algo peculiar. Como es de
esperarse, es en los estratos medios y altos donde se
da la menor propensión a percibir remesas. Sin embar-
176176
176176
176
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
go, no son necesariamente los hogares pobres los que
muestran una mayor propensión a percibir remesas,
sino los de clase media baja.
40
A pesar de ello, no deja
de ser sintomático que casi 40 por ciento de los hoga-
res perceptores de remesas se ubiquen por debajo de
la línea de pobreza definida por la
SEDESOL, propor-
ción similar a la que corresponde a lo hogares no per-
ceptores de remesas. En otras palabras, que en dos de
cada cinco hogares perceptores de remesas el volumen
de éstas no es suficiente para elevar su nivel de vida.
Asimismo, cabría señalar que si bien 42 por ciento de
los hogares perceptores se ubica en un estrato social
medio bajo, en no pocos casos se trata de hogares cuyo
nivel de ingreso caería por debajo de la línea de pobre-
za sin las remesas. De hecho, en general, el ingreso
per
capita
promedio de los hogares perceptores de estrato
social medio bajo es menos de 300 pesos superior a la
línea de pobreza, lo cual indica el alto grado de vulne-
rabilidad de estos hogares, esto es, que una pequeña
caída de sus ingresos podría reubicarlos en una posi-
ción social de pobreza.
Un cuarto aspecto que permite ilustrar el nivel de vul-
nerabilidad social de los hogares, es a través del nú-
40
La estratificación social que usamos la hemos construido a
partir de la clasificación y medición de la pobreza que elaboró la
Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL, 2002) que esta
misma institución ha actualizado con los datos de la ENIGH de
2005. Hemos agregado una clasificación especial para los
hogares de estratos no pobres, a saber: a) hogares pobres,
aquellos que SEDESOL definió como tales, b) hogares de clase
media baja, aquellos que SEDESOL define como "no pobres", y
que pertenecen a los primeros siete deciles de ingreso
per capita
,
c) hogares de clase media y alta, aquellos que SEDESOL define
como "no pobres" y que se encuentran en los deciles 8, 9 y 10 de
ingreso
per capita
.
177177
177177
177
Alejandro I. Canales
mero de perceptores de ingresos en cada hogar y su
condición de ocupación. En otras palabras, si el ingre-
so percibido en cada hogar es generado esencialmente
por miembros activos o si, por el contrario, es produc-
to de transferencias de diverso tipo (subsidios, jubila-
ciones, remesas, transferencias familiares, entre
otras). Obviamente, mientras menor sea la proporción
de perceptores de ingresos ocupados mayor es la vul-
nerabilidad del hogar, en términos que la generación
de sus ingresos presenta una mayor dependencia de
factores externos y no necesariamente controlados
por el hogar.
Al respecto, los datos son elocuentes. Por un lado, si
bien los hogares perceptores de remesas muestran en
promedio un mayor número de personas perceptoras
de ingresos que los hogares no perceptores (2.3 frente
a 2.1, respectivamente), muestran también un mayor
número de perceptores no ocupados (1.1 frente a 0.5,
respectivamente).
Finalmente, resulta interesante comprobar que, en
general, los hogares perceptores de remesas presen-
tan un menor nivel de bancarización que los demás
hogares. De hecho, sólo en 11.6 por ciento de los hoga-
res perceptores de remesas al menos uno de sus
miembros dispone de una o más tarjetas de crédito,
proporción que es casi la mitad de la que prevalece en
los hogares no perceptores de remesas. De esta forma,
si bien la disponibilidad de las tarjetas de crédito es
aún reducida y limitado en México, ello es aún más
evidente en el caso de los hogares perceptores de
remesas. Lo relevante de este dato es que nos muestra
que los hogares perceptores tienen mucho menor acce-
so a formas de crédito para el consumo, lo cual los hace
aún más dependientes del flujo de las remesas.
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178178
178
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Características de la vivienda
En diversos textos se ha señalado que en no pocos ca-
sos una fracción importante de las remesas se orienta
a la construcción o remodelación de las viviendas, así
como a la adquisición de diversos artefactos y bienes
domésticos (
TV, muebles, electrodomésticos, entre
otros) (Fletcher, 1999). En este sentido, suele señalar-
se dos hipótesis que apuntan en esta dirección. Por un
lado, en un primer momento, las remesas, más que
orientarse a un proceso de ahorro-inversión, se desti-
nan a mejorar el nivel de vida en los hogares, en parti-
cular, a la adquisición de bienes y servicios domésticos
que proporcionan un mayor nivel de bienestar. Por
otro lado, que la estancia recurrente en Estados Uni-
dos genera un efecto de demostración en cuanto a los
patrones de gasto y consumo que se traslada a las co-
munidades y hogares de origen.
En todo caso, tal pareciera que las remesas se desti-
nan en gran medida a financiar el gasto en bienes y
servicios "modernos" que mejoran las condiciones de
vida y reproducción material de los hogares y las uni-
dades domésticas en las comunidades de origen. Si
ello es así, es esperable entonces que hubiese cierta
diferenciación en cuanto a las condiciones de la vivien-
da y servicios y bienes de que disponen los hogares en
función de su condición de percepción de remesas.
En tal sentido, un primer punto de diferenciación se
refiere a la propiedad de la vivienda. En particular, se
observa que cuando se paga una renta o hipoteca por la
casa el índice de percepción de remesas es
substancialmente bajo. De hecho, sólo 8.5 por ciento de
los hogares perceptores de remesas está paga renta o
hipoteca por su vivienda. Sin embargo, aún en los ca-
179179
179179
179
Alejandro I. Canales
sos en que la vivienda es propia y completamente pa-
gada, o en los casos en que ella es prestada, el valor
absoluto del
IPR no es muy superior al promedio gene-
ral (véase cuadro V.7).
En segundo lugar, si consideramos la antigüedad de la
vivienda ocupada por el hogar tampoco se observan
diferencias significativas. En todos los casos el
IPR es
muy similar al promedio general, fluctuando entre 7.3
en el caso de las viviendas más nuevas y 6.1 en el caso
de las viviendas más antiguas.
Ahora bien, en cuanto a las condiciones de la vivienda
la situación es algo distinta. Al usar un Índice de cali-
dad de la vivienda, que considera distintos aspectos de
la vivienda, como el tipo de pisos y techos, excusado,
drenaje, disponibilidad de agua, electricidad y otros
servicios públicos, y nivel de hacinamiento, podemos
analizar las diferencias en cuanto a la condición de
percepción de remesas.
Al respecto, resulta interesante el hecho de que la in-
cidencia de las remesas sea mayor en aquellos hogares
con condiciones de habitabilidad deficientes, y tienda
a reducirse en la medida que se mejora el nivel de cali-
dad de la vivienda. En efecto, en los hogares con vi-
viendas de deficiente calidad se da un
IPR de 9.0, que
es más del doble del que prevalece en los hogares con
viviendas de mejor calidad. Asimismo, en los hogares
con niveles medios de calidad de vivienda el
IPR es
muy similar al promedio general. Esto puede deberse
a que las malas condiciones de habitabilidad de la vi-
vienda podrían ser un factor socioeconómico que pre-
sionaría para demandar más recursos de los
familiares y miembros del hogar que residen tempo-
ralmente en Estados Unidos.
180180
180180
180
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Cuadro V.7.
Hogares según características de la vivienda y condición de percepción de remesas, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005.
Características de la vivienda Total
Índice de
percepcn de
remesas
A nt i eda d d e l a vivie nda
100.0% 1 59 5 478 100.0% 23 460 813 100.0%
6.8
Menos de 10 años 35.3% 60 2 127 37.7% 8 239 562 35.1%
7.3
10 a 30 años 46.0% 72 5 794 45.5% 10 808 684 46.1%
6.7
Mas de 30 años 18.7% 26 7 557 16.8% 4 412 567 18.8%
6.1
Propiedad de la vivienda
100.0% 1 59 5 478 100.0% 23 460 813 100.0%
6.8
Propia y pagada 68.2% 1 23 0 666 77.1% 15 851 965 67.6%
7.8
Renta o hipoteca 19.0% 13 5 197 8.5% 4 624 121 19.7%
2.9
Prest ada u otra 12.8% 22 9 615 14.4% 2 984 727 12.7%
7.7
Calidad de la vivienda
100.0% 1 61 2 281 101.1% 24 063 926 102.6%
6.7
Deficiente 1 a 4 33.3% 70 8 100 44.4% 7 837 298 3 3.4%
9.0
Media 5 a 7 44.7% 67 8 005 42.5% 10 802 796 46.0%
6.3
Buena 8 a 9 22.0% 22 6 176 14.2% 5 423 832 23.1%
4.2
Promedio 5.4
Grado de bienestar en el hogar
100.0% 1 61 2 281 101.1% 24 063 926 102.6%
6.7
Bajo 0 a 4 27.1% 42 0 492 26.4% 6 525 359 27.8%
6.4
Medio 5 a 9 49.6% 1 01 6 921 63.7% 11 721 062 50.0%
8.7
Alto 10 a 14 23.3% 17 4 868 11.0% 5 817 505 24.8%
3.0
Promedio
6.8
Perciben remesas No perciben remesas
6.2 6.8
4.8 5.5
181181
181181
181
Alejandro I. Canales
Ahora bien, estos datos parecen cuestionar un hecho
que ha sido ampliamente documentado y que se refie-
re a que, en no pocos casos, las remesas permiten fi-
nanciar obras de remodelación, ampliación y
mejoramiento de las condiciones de la vivienda. De
hecho, en casi todas las comunidades de alta inciden-
cia migratoria no es raro encontrarse con muchas ca-
sas en proceso de remodelación o construcción. Sin
embargo, este mayor gasto no parece reflejarse, a nivel
agregado, en una mejor calidad de las viviendas ocupa-
das por los hogares perceptores de remesas.
Un cuarto aspecto se refiere a la dotación de bienes
materiales dentro de la vivienda, para lo cual hemos
construido un Índice del grado de bienestar en el ho-
gar, el cual incluye la posesión de distintos bienes y
artefactos domésticos, como
TV, radio, auto, refrigera-
dor, lavadora, televisión de paga, entre otros. Resulta
interesante que en este caso se da la situación inversa
a las condiciones de habitabilidad de la vivienda. Es en
los hogares con niveles medios de riqueza en donde la
incidencia de las remesas resulta ser mayor. En este
caso, el
IPR es de 8.7, que es casi tres veces superior al
prevaleciente en los hogares con altos niveles de bien-
estar. Pareciera ser, entonces, que se trataría de hoga-
res en proceso de ascenso económico (en términos de
un mayor y diversificado gasto de consumo, y por tan-
to, un mayor nivel de bienestar), y en donde las
remesas adquieren un papel preponderante para im-
pulsar y sostener dicho mejoramiento en las condicio-
nes de vida y consumo en los hogares.
182182
182182
182
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Conclusiones
A nivel microeconómico, cabe destacar el papel de las
remesas como fuente de financiamiento de la repro-
ducción material de muchas familias. Con las remesas
se solventa cotidianamente gran parte de la demanda
familiar de bienes de consumo, servicios sociales y
personales y otros gastos necesarios para la manuten-
ción del hogar de origen de los migrantes. De esta for-
ma, las remesas pueden interpretarse como la forma
que adopta el salario en el caso de los trabajadores
migrantes (
CEPAL, 2006; Canales, 2002). Este papel de
las remesas como fondo salarial está asociado al carác-
ter esencialmente laboral de la migración, así como a
la transformación de las comunidades ante las nuevas
modalidades de la migración.
Sin embargo, aún cuando las remesas son una impor-
tante fuente de ingreso de los hogares no siempre pa-
recen fluir en la misma magnitud, intensidad, ritmos y
frecuencias en todos los hogares de una misma comu-
nidad, aún cuando todos ellos participen igualmente
del fenómeno migratorio y conformen una comunidad
transnacional. Tal parece que hay diversos factores
sociodemográficos, económicos, de estructura fami-
liar, composición de la unidad doméstica, característi-
cas de sus miembros, evolución del ciclo familiar,
experiencia e historia migratoria familiar e indivi-
dual, entre otros factores, que establecen importantes
diferencias en cuanto a los momentos y condiciones en
que un hogar se vuelve perceptor de remesas.
En este sentido, en este capítulo hemos presentado un
análisis descriptivo que nos permite formular un pri-
mer perfil socioeconómico y sociodemográfico de los
hogares perceptores de remesas. En general, se trata
183183
183183
183
Alejandro I. Canales
de hogares compuestos o extensos, pero de tamaño
pequeño, con presencia de personas de la tercera
edad, con bajos niveles de escolaridad y también bajos
niveles de participación económica. Asimismo, se tata
de hogares preferentemente de origen rural, que per-
tenecen además a municipios con altos grados de
marginación y bajo desarrollo humano, pero que, en
cambio, cuentan con altos índices de intensidad
migratoria, lo que, sin duda, facilita la inserción de los
hogares en el sistema de redes migratorias de un
modo más o menos directo. Asimismo, en términos de
sus condiciones de vida, se trata de hogares cuya vi-
vienda es relativamente nueva, pero por la cual no pa-
gan una renta, o no están pagando su hipoteca, con
condiciones de habitabilidad más bien deficientes,
pero con un nivel medio en cuanto a la dotación de bie-
nes y servicios domésticos. Finalmente, son hogares
encabezados por mujeres, o por jefes de más de 65
años, que tienden a ser viudos, divorciados o separa-
dos, de baja escolaridad, y que no son económicamente
activos.
Ahora bien, en términos del envío y percepción de
remesas, lo relevante de esta diferenciación es que nos
permite afirmar que no basta con constatar la presen-
cia de migrantes en un hogar para presumir una ma-
yor probabilidad de percibir remesas. Es también muy
importante establecer los arreglos familiares y domés-
ticos que sustentan cada patrón migratorio particular,
así cómo estos arreglos devienen en perfiles sociode-
mográficos y demandas sociales y económicas diferen-
ciadas. Los tiempos del envío y percepción de remesas
están en función no tanto de la migración en sí como de
los arreglos domésticos que sustentan y facilitan dicha
migración.
Capítulo VICapítulo VI
Capítulo VICapítulo VI
Capítulo VI
Determinantes de la percepción de remesasDeterminantes de la percepción de remesas
Determinantes de la percepción de remesasDeterminantes de la percepción de remesas
Determinantes de la percepción de remesas
a nivel de los hogaresa nivel de los hogares
a nivel de los hogaresa nivel de los hogares
a nivel de los hogares
Introducción
En el capítulo anterior, con base en un análisis des-
criptivo, presentamos una primera caracterización de
los hogares perceptores de remesas, considerando
tres aspectos o dimensiones del fenómeno. Por un
lado, las condiciones contextuales, por otro lado, la es-
tructura sociodemográfica del hogar, y por último, sus
condiciones socioeconómicas de reproducción social.
Al respecto, concluíamos que, entre otros factores, la
propensión a percibir remesas parece estar asociada a
las condiciones de vulnerabilidad social y demográfica
prevalecientes en cada hogar.
En concreto, las características contextuales, junto a
la dinámica y estructura demográfica propias de cada
arreglo familiar, conforman un marco de diferencia-
ción social y demográfica que hace que determinados
hogares queden expuestos a mayores niveles de riesgo
y vulnerabilidad sociodemográfica.
Ahora bien, más allá de los aportes y extensión del aná-
lisis descriptivo anterior, creemos que es posible y ne-
cesario pasar a modelos de análisis más complejos y
sofisticados que nos permitan determinar qué aspectos
de cada arreglo familiar y doméstico, parecen ser más
importantes para definir los tiempos y frecuencias del
185185
185185
185
186186
186186
186
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
envío y percepción de remesas. En particular, con base
en modelos estadísticos multivariados, nuestro inte-
rés es determinar los perfiles de los hogares percepto-
res de remesas en México.
En este sentido, el objetivo en este capítulo es analizar
estos factores de diferenciación de los hogares según
su condición de percepción de remesas, considerando
diferentes dimensiones y niveles del proceso de per-
cepción de remesas. En concreto, consideramos un
modelo que incluye tres dimensiones. Por un lado, fac-
tores de orden contextual, referentes a las condiciones
macroeconómicas y de vulnerabilidad social de los
municipios y comunidades. Por otro lado, factores re-
ferentes al perfil sociodemográfico de los hogares. Y,
por último, factores referentes al perfil y condiciones
socioeconómicas de los hogares.
Con base en estos factores, nos interesa poder avan-
zar en dos líneas diferentes pero complementarias, a
saber:
Por un lado, saber qué tipo de hogares presentan
una mayor propensión a percibir remesas, y en
qué tipo de contextos socioeconómicos éstas pro-
pensiones se refuerzan o debilitan.
Por otro lado, de los hogares perceptores nos in-
teresa saber qué factores sociodemográficos,
socioeconómicos y contextuales determinan una
propensión a recibir un mayor volumen de
remesas.
187187
187187
187
Alejandro I. Canales
Perfil de los hogares perceptores de remesas.
Análisis con base en modelos logísticos
Como hemos señalado, el perfil sociodemográfico y
socioeconómico de los hogares descrito en el capítulo
anterior se basaba en un análisis descriptivo
bivariado, el cual, si bien nos permite un análisis ex-
tenso de las características de los hogares, no es sufi-
ciente para estimar las variaciones en el perfil de los
hogares al considerar simultáneamente los efectos de
dos o más variables diferentes. De esta forma, si bien
podemos señalar, por ejemplo, que el tipo de arreglo
residencial parece ser un factor relevante que incide
en la propensión de los hogares a percibir remesas, no
podemos establecer, en cambio, si este efecto o inci-
dencia del tipo de arreglo residencial se mantendría
en su sentido (signo de la relación) y significado si con-
trolamos esa relación por algún otro factor, como pue-
de ser el estrato social o ámbito de residencia
rural-urbano del hogar, o, por el contrario, existe cier-
ta asociación entre estas variables que hace que, al
considerarlas en conjunto, el efecto de alguna de ellas
simplemente no sea significativo.
Así, por ejemplo, cabe preguntarse si la menor propen-
sión a percibir remesas por parte de los hogares nu-
cleares se reproduce tanto en zonas rurales y urbanas,
y/o en cada estrato social, o si, por el contrario, esta
relación entre arreglo residencial y condición de per-
cepción de remesas se restringe sólo a ciertos ámbitos
sociales y geográficos.
En otras palabras, los modelos descriptivos no per-
miten responder sobre la significación estadística
conjunta de estas variables en la determinación del
perfil de los hogares perceptores y, en general, en la
188188
188188
188
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
determinación de la propensión de un hogar a ser per-
ceptor de remesas. Esto es, no permiten estimar cuál
es el peso específico de cada variable en la configura-
ción de dicho perfil, al considerar simultáneamente el
efecto de todas y cada una de las restantes variables
contextuales, sociodemográficas y socioeconómicas. El
análisis descriptivo bivariado nos da una idea general
de este perfil, pero no permite ahondar en las relacio-
nes conjuntas ni en los pesos específicos de cada cate-
goría en relación con las demás.
Para responder estas interrogantes podemos recurrir
a modelos estadísticos multivariados, en nuestro caso
particular, a modelos de regresión logística. Estos mo-
delos nos permiten estimar el peso específico de cada
categoría, controlando por las demás variables inclui-
das en el modelo. De esta forma, podemos estimar el
peso de las variables referidas a las condiciones del
hogar controlando, por ejemplo, con las variables refe-
ridas a las condiciones contextuales y/o a las de las ca-
racterísticas del jefe del hogar. A continuación
presentamos los resultados del modelo de regresión
logística que hemos desarrollado con base en los datos
de la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los
Hogares de 2005
(ENIGH-05).
En una regresión logística, la variable dependiente
original es de carácter dicotómico. En nuestro caso,
corresponde a la condición de percepción de remesas,
la cual adquiere el valor 1 (uno) para el caso de los ho-
gares perceptores de remesas, y el valor 0 (cero) para
el caso de los hogares no perceptores de remesas. A
esta variable se le aplica una transformación logística
del siguiente tipo:
Ln (p / q)
189189
189189
189
Alejandro I. Canales
Donde:
p = Probabilidad de "éxito", esto es, que un hogar sea
perceptor de remesas.
q = Probabilidad de "fracaso", esto es, que un hogar
no sea perceptor de remesas, que por definición es
el complemento de p, esto es, 1 - p.
Con base en ello, la ecuación de regresión queda re-
presentada de la siguiente forma:
Ln (p / q) = B
0
+ B
1
X
1
+ B
2
X
2
+ ... B
n
X
n
O lo que es lo mismo,
p / q = e
(B + B X + B X + ... B X )
En este sentido, los parámetros Bi corresponden a es-
timaciones del efecto principal de cada variable inde-
pendiente sobre el logaritmo de las probabilidades o
momios, o razón de probabilidades de éxito/fracaso.
De esta forma, el factor e(Bi) correspondería al efecto
principal de la variable "i" sobre la razón de probabili-
dades de éxito/fracaso. En consecuencia, un valor posi-
tivo de Bi corresponde a un valor de e(Bi) mayor que la
unidad, lo que indica que esa categoría en particular
tiene un efecto positivo sobre la razón de probabilida-
des, y por tanto sobre la probabilidad de éxito (perci-
bir remesas).
41
En particular, en nuestro caso usamos el método de
comparar para cada variable considerada, el peso
41
Para más detalles sobre este método y de los modelos de regre-
sión logística, véase Vivanco, 1999 y Jovell, 1995.
0
1
1
2
2
n
n
190190
190190
190
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
específico de cada categoría en relación con el de una
categoría de referencia. Así, por ejemplo, en el caso de
la variable Tipo de hogar, usamos como referencia la
categoría Hogar compuesto. De esta forma, los valores
de los parámetros Bi nos indican el peso de las otras
dos categorías sobre la razón de probabilidades o
momios, en relación con el efecto de la categoría de
referencia. Esto es, si Bi (digamos, hogares nucleares)
fuera negativo y estadísticamente significativo, se in-
terpretaría en términos de que la categoría i (hogar
nuclear, en este ejemplo) tendría un efecto negativo
sobre los momios en relación con el efecto que pudiera
tener la categoría de referencia (hogar compuesto, en
este ejemplo). Esto es que,
ceteris paribus,
en un hogar
nuclear habría una menor probabilidad de "éxito"
(percepción de remesas) que en un hogar compuesto.
42
En las tablas VI.1, VI.2 y VI.3 presentamos las variables
usadas y los resultados del modelo de regresión logísti-
ca usado. El modelo aplicado sólo incluye los efectos
principales de cada variable.
43
Asimismo, hemos usado
el método
backward wald
incluido en el paquete SPSS,
el cual nos permite estimar el modelo de mejor ajuste, y
que nos indica y excluye aquellas variables que no re-
42
Con base en los datos de salida del modelo, es posible estimar
estas probabilidades. En este ejercicio analizaremos sólo los
resultados directos del modelo, que incluyen el cálculo del efecto
de cada categoría sobre la razón de probabilidades, además del
nivel de significación estadística de dicho efecto.
43
En este ejercicio no hemos incluido el efecto de las interacciones
entre variables independientes sobre la razón de probabilidades
de la variable dependiente, puesto que nuestro interés es más
bien determinar el peso de cada variable sobre la configuración
de un posible perfil sociodemográfico de los hogares perceptores
de remesas, y no tanto arribar a un modelo estadístico que
pudiera determinar las probabilidades de percepción de remesas
para un hogar determinado.
191191
191191
191
Alejandro I. Canales
sultan significativas para el modelo, y cuya inclusión no
tiene un aporte significativo en términos del valor de la
Chi cuadrada del modelo en cuestión.
44
Los resultados que arroja el modelo de mejor ajuste
nos permiten confirmar, en términos generales, los
hallazgos presentados en el capítulo anterior en rela-
ción con las características y perfil de los hogares
44
Para más detalles sobre las posibilidades que ofrece el paquete
SPSS en este tipo de modelos, véase Visauta, 1998, y Ferrán,
1996.
Tabla VI.1.
Determinantes de la percepción de remesas
Variables del modelo logístico
Var iables co ntextuales
Condición rural-urbana
Grado de marginaci ón municipal
Región migratoria
Variables sociodem ogficas del hogar
Tipo de hogar
Tamo del hogar
Índice de dependencia demográfica
Escolaridad máxima en el hogar
Variables del jefe del hogar
Sexo del jefe del hogar
Grupo s de edad del jefe del hogar
Cond ición de actividad jefe del hogar
Variables socioeconómicas del hogar
Estrato social
Tasa de actividad del hogar
Vulnerabilidad del hogar
Índice de calidad de la vivienda
Índice de bienestar en el hogar
192192
192192
192
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Tabla VI.2.
Resultados del modelo de regresión logística
Variables y efectos principales del modelo de mejor ajuste
Variables en la ecuación B S.E. Sig. Exp(B)
Constante
0.217 0.237 0.360 1.243
Vari abl es con textuales
Condición rural
Rural 0.722 0.097 0.000
2.058
Urbano
Grado de marginación
0.000
Alto y Muy alto
Medio y Bajo -0.429 0.089 0.000
0.651
Muy bajo -1.416 0.128 0.000
0.243
Región m igr atoria
0.000
Tradicional
Frontera -0.894 0.099 0.000
0.409
Centro -1.151 0.078 0.000
0.316
Sur -1.563 0.108 0.000
0.209
Variables sociodemográficas del hogar
Tipo de hogar
0.000
Unipersonal -1.216 0.185 0.000
0.296
Nuclear -0.562 0.071 0.000
0.570
Compuesto
Índice de dependencia demográfica
0.130 0.051 0.011
1.139
Escolaridad
0.000
Primaria completa o menos
Secundaria completa -0.304 0.079 0.000
0.738
Preparatoria completa os -0.915 0.098 0.000
0.401
Variables del jefe del hogar
Sexo del jefe del hogar
Hombre -1.301 0.069 0.0 00
0.272
Mujer
Edad del jefe del hogar
0.005
39 años o menos -0.241 0.089 0.007
0.786
40 a 59 años 0.003 0.084 0.974
1.003
60 años o más
Vari abl es socioeconómicas del hogar
Estrato social
0.000
Pobres -0.617 0.080 0.000
0.540
Clase media baja
Clase media y Alta -0.219 0.099 0.027
0.803
Tasa de actividad en el hogar
0.000
Sin miembros activos
Media (menos de 50% activos) -1.287 0.106 0.000
0.276
Alta (más de 50% activos) -1.516 0.119 0.000
0.220
Vulnerabilidad del hogar
Sin Miembros con prestaciones
Al menos 1 miembro con prestaciones 0.924 0.083 0.000
2.520
Índice de calidad de la vivienda
-0.089 0.019 0.000
0.915
Índice de bienestar en el hogar
0.199 0.016 0.000
1.220
193193
193193
193
Alejandro I. Canales
Tabla VI.3.
Resultados del modelo de regresión logística
Variables no incluidas en el modelo de mejor ajuste
Variables Score df Sig.
Tamaño del hogar 0.0307 1 0.8609
Condición de actividad del jefe del hogar 0.2656 1 0.6063
Overall statistics 0.3078 2 0.8574
perceptores de remesas en México. En efecto, de las
15 variables incluidas en el modelo, en 13 de ellas el
resultado nos indica que al menos una de sus catego-
rías muestra una distinción estadísticamente signifi-
cativa respecto a la categoría de referencia en cada
caso, lo cual nos indica que el efecto principal de cada
variable es también estadísticamente significativo.
Asimismo, los resultados del modelo de mejor ajuste
nos indican que el efecto principal de cada una de es-
tas 13 variables sobre la razón de probabilidades es la
esperada en función de lo que ya habíamos avanzado
en el análisis descriptivo del capítulo anterior.
Sin embargo, a diferencia del modelo descriptivo del
capítulo anterior, el modelo de regresión logística de
mejor ajuste nos ofrece información específica y parti-
cular para cada variable y categoría, cuyo análisis nos
permite tener una visión más profunda y acabada del
fenómeno de la percepción de remesas a nivel de los
hogares. Por lo pronto, el efecto principal no sólo es el
esperado, sino que además el mismo modelo nos indica
que el sentido y significación estadística de cada re-
lación se mantiene aún en presencia de los demás
efectos de las otras variables, esto es, aún cuando se
controla ese efecto principal por el de las demás va-
riables incluidas en el modelo. En otras palabras,
que, por ejemplo, el efecto del arreglo familiar sobre
194194
194194
194
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
la percepción de remesas se mantiene aún cuando con-
trolemos por la condición rural-urbana y/o por el es-
trato social del hogar. Esto nos indica que se trata de
relaciones no sólo significativas, sino consistentes y
fuertes, estadísticamente hablando.
A continuación presentamos un análisis desglosado de
los efectos de cada categoría de cada una de estas 13
variables sobre la condición de percepción de remesas
de cada hogar. En concreto, este análisis nos permite
estimar cuan mayor o menor es la probabilidad de un
hogar de percibir remesas, en relación con cada cate-
goría de cada una de estas 13 variables. Este análisis
lo haremos considerando las cuatro dimensiones en
que hemos agrupado las variables y factores determi-
nantes de la percepción de remesas.
Aspectos contextuales
Un primer elemento a considerar es que, efectivamen-
te, los hogares rurales muestran una muy mayor pro-
pensión a percibir remesas que los hogares urbanos.
45
En efecto, en el caso de los hogares rurales la probabi-
lidad de percibir remesas es el doble de la que prevale-
ce en los hogares urbanos (Exp(B) = 2.058). Esto
corrobora lo ya señalado, en el sentido que los hogares
rurales mostraban un mayor Índice de percepción de
remesas que los hogares urbanos. Lo relevante es que
ahora podemos mantener esta afirmación, señalando,
además, que ella se mantiene aún cuando considera-
mos simultáneamente otros factores de diferenciación,
45
Localidades rurales son aquellas con menos de 15 mil habitan-
tes y urbanas las de 15 mil o más habitantes.
195195
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195
Alejandro I. Canales
como el estrato social, condiciones de marginación y
características del hogar.
Un segundo aspecto es que también se confirma que
los hogares de municipios con mayores grados de
marginación muestran una mayor propensión a ser
perceptores de remesas. De hecho, los hogares de mu-
nicipios con alta y muy alta marginación tienen una
probabilidad de percibir remesas que es 35 por ciento
superior a la de los municipios con niveles medio y
bajo de marginación, y más de cuatro veces superior a
la de los hogares de municipios con nivel muy bajo de
marginación.
Por último, en relación con la región migratoria en la
cual se ubican los hogares, el modelo logístico nos confir-
ma que los hogares de la región migratoria tradicional
muestran una mayor propensión a ser perceptores de
remesas que los del resto del país. De hecho, los datos
que arroja el modelo nos permiten afirmar,
específicamente, que los hogares de la Región Frontera
Norte muestran una probabilidad que es de sólo 40 por
ciento del valor de la probabilidad de percibir remesas
de un hogar de la Región Migratoria Tradicional. Asimis-
mo, en los hogares de la Región Centro la probabilidad
de percibir remesas es sólo 31.6 por ciento de la de los
hogares de la Región Tradicional, mientras que en los
hogares de la Región Sur, esta probabilidad se reduce a
sólo 21 por ciento de la de los hogares de la Región Tradi-
cional.
En síntesis, estos datos nos corroboran la idea de que
la percepción de remesas es más probable en el caso de
hogares rurales, ubicados en municipios con altos ni-
veles de marginación y pertenecientes a la región
migratoria tradicional.
196196
196196
196
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Características sociodemográficas del hogar
En cuanto al tipo de hogar, se observa que los hogares
compuestos por más de un núcleo familiar muestran
una mayor probabilidad de percepción de remesas en
comparación con los hogares nucleares. En particular,
en un hogar nuclear la razón de probabilidades de
"éxito/fracaso" (percepción/no percepción de remesas)
es casi la mitad que la prevaleciente en el caso de los
hogares compuestos (Exp(B) = 0.570). Asimismo, res-
pecto a los hogares unipersonales esta diferencia se
profundiza. De hecho, en los hogares unipersonales la
razón de probabilidades de éxito/fracaso es sólo 30 por
ciento de la prevaleciente en los hogares compuestos
(Exp(B) = 0.296). De esta forma, podemos concluir en
forma más precisa que no hay duda que es el carácter
compuesto del hogar lo que parece estar determinan-
do en mayor medida la percepción de remesas, por so-
bre los hogares nucleares y unipersonales.
En segundo lugar, en cuanto a la composición del ho-
gar, se observa que el índice de dependencia demográ-
fica es un factor también significativo para entender el
proceso de percepción de remesas a nivel de los hoga-
res. En concreto, el modelo nos indica que a medida
que aumenta el nivel de dependencia demográfica la
razón de probabilidades de percibir remesas se
incrementa aproximadamente 14 por ciento. De esta
forma, en aquellos hogares donde es mayor la propor-
ción de niños menores de doce años y de adultos mayo-
res es también mayor la probabilidad de ser
perceptores de remesas.
197197
197197
197
Alejandro I. Canales
En tercer lugar, el modelo logístico de mejor ajuste
también nos confirma la relación entre nivel de escola-
ridad de los miembros del hogar y la propensión a per-
cibir remesas. En concreto, observamos que a medida
que aumenta la escolaridad máxima en el hogar se re-
duce la razón de probabilidades de éxito/fracaso (per-
cibir/no percibir remesas), de tal forma que, en el caso
de los hogares donde el mayor grado de escolaridad de
sus miembros es de secundaria completa la razón de
probabilidades es menos de 75 por ciento de la preva-
leciente en los hogares con baja escolaridad. Asimis-
mo, esta razón de probabilidades se reduce aún más en
el caso de los hogares con al menos un miembro con
alta escolaridad (preparatoria completa o más). En
este caso, la razón de probabilidades es de sólo 40 por
ciento de la prevaleciente en los hogares con baja esco-
laridad.
Ahora bien, resulta relevante, sin embargo, constatar
que el tamaño del hogar no parece ser un factor de di-
ferenciación en la propensión a percibir remesas. Aún
cuando los hogares pequeños (con tres miembros o
menos) mostraban un mayor
IPR, esta relación no se
mantiene al considerar simultáneamente otras carac-
terísticas del hogar y aspectos contextuales. De hecho,
el modelo logístico nos indica que esta variable no es
estadísticamente significativa para explicar el com-
portamiento remesador de los hogares, o, lo que es lo
mismo, que la propensión a percibir remesas es,
estadísticamente, muy similar tanto en hogares pe-
queños como medianos o grandes, esto es, que la pro-
babilidad de percibir remesas es prácticamente la
misma sin importar el número de miembros del hogar.
Ello puede deberse a que en realidad la variable deter-
minante no es tanto el tamaño absoluto del hogar como
su composición etárea y, en particular, el nivel de de-
pendencia demográfica que vive cada hogar.
198198
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Características sociodemográficas del jefe del hogar
En cuanto a la incidencia de las características del jefe
del hogar en el proceso de percepción de remesas, el
modelo nos confirma lo que ya hemos señalado, esto
es, que son los hogares encabezados por mujeres los
que muestran una muy mayor razón de probabilidades
de percibir remesas. De hecho, en los hogares encabe-
zados por un hombre la razón de probabilidades de
percibir remesas es menos de 30 por ciento de la pre-
valeciente en los encabezados por una mujer, o
inversamente, en estos últimos hogares, la probabili-
dad de percibir remesas es casi 3.7 veces la prevale-
ciente en los hogares encabezados por un hombre.
Algo similar se presenta al considerar la edad del jefe
del hogar. Como habíamos visto en el capítulo ante-
rior, los hogares con un jefe de hogar de más de 60
años, mostraban un
IPR casi dos veces superior al de
los hogares con jefes más jóvenes. El modelo logístico
de mejor ajuste nos confirma esta diferencia, pero sólo
en el caso de los hogares con jefes de menos de 40 años.
En efecto, en este caso, la razón de probabilidades de
percibir remesas es 78 por ciento de la prevaleciente
en los hogares con un jefe de hogar mayor de 60 años.
Sin embargo, el modelo también nos indica que en el
caso de los jefes de hogar entre 40 y 60 años la razón de
probabilidades es prácticamente la misma comparada
con la de los hogares con jefes de más de 60 años. En
este caso, incluso, el parámetro B no es significativa-
mente distinto de 0 (cero), con lo cual, la diferencia en
la razón de probabilidades es de hecho de sólo 0.3 por
ciento. En otras palabras, el modelo logístico de mejor
ajuste nos indica que en realidad el efecto de la edad
del jefe del hogar sobre la probabilidad de percibir
199199
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199
Alejandro I. Canales
remesas sólo es estadísticamente significativo en el
caso de los jefes jóvenes (menores de 40 años) no así en
el caso de lo jefes de mediana y de mayor edad (entre
40 y 60 años y mayores de 60 años, respectivamente).
Asimismo, al igual que con el tamaño del hogar, el mo-
delo de mejor ajuste nos indica que la condición de ac-
tividad del jefe del hogar tampoco es un factor
determinante de la probabilidad del hogar de ser per-
ceptor de remesas. Esto es interesante porque, inicial-
mente, en el análisis descriptivo, señalábamos que
cuando el jefe era inactivo, el
IPR era casi cuatro veces
superior al de los hogares donde el jefe de hogar era
económicamente activo. El modelo logístico nos indica
que esta situación en realidad escondía otras diferen-
cias y que, por lo mismo, se desvanece cuando se consi-
deran conjuntamente otros aspectos del hogar y del
contexto social.
Características socioeconómicas del hogar
En primer lugar, en relación con el estrato social del
hogar las diferencias en la probabilidad de percibir
remesas muestran una situación peculiar, pero que ya
habíamos detectado en el análisis descriptivo del capí-
tulo anterior. Por un lado, no son los hogares pobres
los que muestran una mayor propensión a ser percep-
tores de remesas, sino los ubicados en un estrato so-
cial medio bajo. De hecho, tanto los hogares de
estratos altos como de estratos pobres muestran una
probabilidad menor de percibir remesas en relación
con la de los hogares de clase media baja. En el primer
caso, la probabilidad de los hogares pobres es práctica-
mente la mitad de la de los de clase media baja, mien-
tras que en el caso de los hogares de estratos medios
200200
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200
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
altos es de 80 por ciento de la de los hogares de clase
media baja.
Ahora bien, el problema que enfrenta este análisis es
que, de acuerdo a los indicadores de la
SEDESOL, la po-
sición socioeconómica de los hogares se mide a través
del valor del ingreso
per capita
de cada hogar, variable
que en el caso de los hogares perceptores de remesas,
sin embargo, está directamente determinada por el
volumen de remesas percibido. De hecho, en prome-
dio, las remesas constituyen cerca de 40 por ciento del
ingreso corriente de los hogares perceptores. En este
sentido, la medición del estrato social es ex-post, esto
es, después de recibir las remesas, con lo cual es pro-
bable que en no pocos casos hogares de estratos po-
bres, al percibir remesas, se sitúen por arriba de la
línea de pobreza y en un estrato social medio bajo. O,
lo que es lo mismo, el estrato social está afectado por
la misma condición de percepción de remesas, con lo
cual se altera su condición de variable independiente.
No obstante, hemos incluido esta variable en el mode-
lo precisamente para resaltar y destacar esta situa-
ción paradójica, misma que analizaremos con más
detalle y en profundidad en siguientes capítulos, en
los que analizaremos el impacto de las remesas en la
reducción de la pobreza y en la movilidad social de los
hogares.
En segundo lugar, en relación con la tasa de actividad
en el hogar se observa en cierta forma lo que ya había-
mos señalado. En aquellos hogares con niveles medio o
alto de actividad económica la probabilidad de percep-
ción de remesas es significativamente menor a la de
los hogares donde no hay miembros activos y, por tan-
to, que dependen directamente del envío de remesas
y/o de otras transferencias o subsidios. En ambos ca-
201201
201201
201
Alejandro I. Canales
sos, los parámetros Bi son negativos y significativa-
mente distintos de cero, y en ambos casos la razón de
probabilidades corresponde a menos de 30 por ciento,
en comparación con la que prevalecería en los hogares
sin miembros económicamente activos. Lo relevante
de todo ello es que confirma nuestra tesis de que las
condiciones de mayor vulnerabilidad del hogar contri-
buyen a una mayor dependencia del flujo de remesas.
Ahora bien, esta asociación entre las condiciones de
vulnerabilidad social y la percepción de remesas se ve
aún más claramente cuando consideramos los siguien-
tes dos indicadores. Por un lado, la probabilidad de
percibir remesas es casi cuatro veces mayor en aque-
llos hogares que no gozan de ningún tipo de protección
de la seguridad social. En otras palabras, los hogares
perceptores de remesas muestran claramente una ma-
yor desprotección social, al estar excluidos del siste-
ma de seguridad social.
Asimismo, el modelo nos señala que la razón de proba-
bilidades de percibir remesas se reduce al mejorarse
las condiciones de calidad de la vivienda. Esto es, que
en la medida que mejora la calidad de la vivienda y de
su habitabilidad se reduce, en cambio, la probabilidad
del hogar de ser perceptor de remesas. Esto resulta
algo paradójico, pues era de esperarse que los hogares
perceptores de remesas tuvieran, en términos genera-
les, una mejor vivienda, debido principalmente a que
la compra y/o remodelación de la vivienda es uno de
los usos más comunes que se da a las remesas.
Esta situación se manifiesta, en cambio, en el caso del
nivel de bienestar en el hogar, medido a través de los
bienes y servicios que se disponen en el hogar. En efec-
to, en este caso era de esperar que los hogares percep-
202202
202202
202
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
tores tuvieran un mejor nivel de bienestar, pues en no
pocos casos las mismas remesas son usadas para la
compra de electrodomésticos, enseres, bienes muebles
y otros bienes del hogar, así como para dotar de diver-
sos servicios públicos (teléfono, televisión, electrici-
dad, agua, gas, transporte, entre otros). El modelo
logístico nos confirma esta tesis y nos indica que la
probabilidad de percibir remesas se incrementa
significativamente en la medida que mejora el nivel de
bienestar del hogar.
Conclusiones
Con base en los resultados del análisis estadístico pre-
sentado en este capítulo, podemos configurar un perfil
socioeconómico y sociodemográfico de los hogares per-
ceptores de remesas. En este sentido, podemos con-
cluir que las remesas tienden a fluir preferentemente
hacia aquellos hogares con arreglos residenciales com-
puestos, con miembros generalmente de baja escolari-
dad, que más allá del tamaño del hogar muestran, en
cambio, altos niveles de dependencia demográfica, que
son encabezados preferentemente por una mujer adul-
ta de más de 40 años, sin importar su condición de acti-
vidad. Asimismo, se trata de hogares de clase media
baja y pobres, preferentemente sin miembros activos,
lo que refuerza su dependencia de las remesas, alta-
mente vulnerables y alejados del sistema de seguridad
social, con viviendas de deficiente calidad, aunque con
mejor nivel de riqueza en cuanto a los bienes y servi-
cios que disponen en el hogar. Asimismo, son hogares
rurales, de municipios con niveles altos y muy altos de
marginación y preferentemente de las entidades que
conforman la región migratoria tradicional (véase ta-
bla VI.4).
203203
203203
203
Alejandro I. Canales
Cabe señalar, además, que el modelo nos permite con-
cluir que hay aspectos del hogar, que, si bien pudieran
parecer importantes en el proceso de envío y percep-
ción de remesas, no son estadísticamente significati-
vos cuando se controla su efecto en relación con otras
características de los hogares. En concreto, nos referi-
mos al tamaño del hogar, así como a ciertas caracterís-
ticas del jefe del hogar (condición de actividad).
De esta forma, podemos concluir que la percepción de
remesas está directamente vinculada con ciertas ca-
racterísticas sociodemográficas del hogar, en particu-
lar, los arreglos residenciales que se establecen a
partir del mismo proceso migratorio, así como a las
condiciones de vida del hogar, especialmente en tér-
minos de la capacidad para generar recursos propios,
independientes de las remesas, la disponibilidad de
bienes y servicios, la situación respecto a la tenencia
de la vivienda, así como algunas características del
jefe del hogar. En conjunto, estas variables definen la
Tabla VI.4.
Perfil de los hogares perceptores de remesas
Variable Descripcn
Clase de hogar Hogar compuesto
Dependencia demográfica Altos niveles de dependencia demográfica
Escolaridad Baja escolaridad de sus miembros
Sexo del jefe de hogar Femenino
Edad del Jefe de hogar Mayor de 40 años
Estrato social Clase media baja
Tasa de actividad del hogar Sin miembros activos
Vulnerabili dad Sin a cceso a seguridad social
Calidad de la vivienda Deficiente calidad de vivienda
Bienes y servicios del hogar Mejor dotación de bienes y servicios
Condicn rural - urbano Hogares rurales
Grado de marginación Alta y Muy alta marginación municipal
Región migratoria Región tradicional (occidente)
204204
204204
204
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
situación específica de cada hogar, en la cual las
remesas asumen un papel substantivo en la reproduc-
ción material del hogar y sus miembros.
Finalmente, cabe señalar que las remesas no pueden
entenderse en un sentido estático, sino en función del
ciclo del hogar, y en particular, de su efecto sobre estas
condiciones materiales de sobrevivencia. De esta for-
ma, podemos suponer que las remesas tienden a fluir
en determinados contextos familiares y arreglos do-
mésticos, pero que, a la vez, las remesas contribuyen a
modificar dichas condiciones estructurales del hogar.
En este sentido, no sería extraño que las remesas dis-
minuyeran o incluso dejaran de fluir, temporalmente
al menos, cuando la situación del hogar de origen del
migrante tienda a mejorar. Aunque no disponemos de
información estadística suficiente, la observación di-
recta en el trabajo de campo, y de las entrevistas para-
lelas a la aplicación de la encuesta, nos permiten
suponer que las remesas tienen un significado distinto
en cada momento. Así, en una primera etapa, las
remesas se destinan principalmente al consumo del
hogar. Posteriormente, una vez que el migrante se
estabiliza laboral y económicamente, o que adquiere
mayor experiencia migratoria, las remesas se orientan
a la compra y/o remodelación de las viviendas, así
como a la compra de bienes y dotación de servicios
para el hogar. Una vez que se ha alcanzado un mejora-
miento en las condiciones de vida en el hogar de ori-
gen, las remesas tienden a disminuir y orientarse más
a rubros específicos, donde adquiere mayor importan-
cia el gasto en salud, especialmente de las personas de
la tercera edad. En estos casos, suelen establecerse
arreglos familiares transnacionales, esto es, en los que
migrantes que han abandonado definitivamente el ho-
205205
205205
205
Alejandro I. Canales
gar de origen se establecen en Estados Unidos, pero
mantienen su compromiso de enviar remesas para la
manutención de sus padres y, en menor medida, otros
parientes en las comunidades de origen.
En síntesis, las remesas configuran un aspecto del
proceso migratorio que parece mostrar un patrón de
comportamiento cambiante en el tiempo, mismo que
estaría en función de la trayectoria migratoria de los
individuos así como de los arreglos familiares y do-
mésticos que se establecen en los distintos momentos
del ciclo doméstico y migratorio de cada hogar.
Capítulo VIICapítulo VII
Capítulo VIICapítulo VII
Capítulo VII
Hogares, remesas y pobreza en MéxicoHogares, remesas y pobreza en México
Hogares, remesas y pobreza en MéxicoHogares, remesas y pobreza en México
Hogares, remesas y pobreza en México
Introducción
Un tema cada vez más presente en los discursos oficia-
les sobre las remesas es su papel en la sustentación de
las economías familiares de los hogares perceptores y,
a través de ello, sus impactos en la reducción de la po-
breza y las desigualdades sociales. Así, por ejemplo, en
un informe reciente sobre la pobreza en México, el
Banco Mundial señala que "las remesas han tenido
una elevada (y creciente) influencia en la reducción de
la pobreza extrema de los hogares involucrados", espe-
cialmente en ámbitos rurales (Banco Mundial, 2004:
206). Asimismo, en diversas ocasiones, el gobierno ha
afirmado que la reducción de la pobreza se debe "en
buena medida a las remesas que envían los migrantes
mexicanos", reconociendo, además, que las remesas
representan un volumen anual que es "mucho más del
total que el gobierno federal invierte en la agricultura,
educación y desarrollo social".
46
Ahora bien, no cabe duda que las remesas constituyen
un soporte fundamental de las economías familiares
que las perciben. En este sentido, el debate se sitúa
más bien en establecer cuál es el papel real de las
remesas en la reducción de los niveles de pobreza de la
46
Declaraciones de Vicente Fox,
La Jornada,
12 de noviembre de
2003.
207207
207207
207
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208
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
población mexicana, o al menos en el mejoramiento
cualitativo del nivel de bienestar de los hogares per-
ceptores. Al respecto, la tesis que sostenemos en este
capítulo es que, aún cuando las remesas son un compo-
nente esencial del ingreso familiar y que contribuyen a
mejorar las condiciones de vida de la población que las
percibe, no son suficientes, sin embargo, para sustentar
un proceso de movilidad social de una gran proporción
de estos hogares perceptores, de modo que puedan sa-
carlos de las condiciones de precariedad y pobreza en
que viven. En otras palabras, si bien las remesas con-
tribuyen a mejorar la calidad de vida de los hogares
perceptores, no contribuyen en igual medida, sin em-
bargo, a reducir las condiciones de pobreza y de des-
igualdad social en la que está inmersa una gran
proporción de estos hogares (Cortina, de la Garza y
Ochoa-Reza, 2004; Martínez, 2003).
De comprobarse esta tesis, el corolario lógico que se
desprendería es que las remesas constituyen sólo un
paliativo a la pobreza, pero que no permiten resolver
ni sus principales manifestaciones ni sus causas es-
tructurales. En otras palabras, la migración y las
remesas no pueden presentarse como una solución a la
pobreza, no sólo por razones éticas y políticas, sino
además porque simplemente no tienen el nivel e im-
pacto necesarios para ello.
Considerando lo anterior, a continuación presentamos
información estadística que nos permita sustentar y
fundamentar esta tesis sobre el impacto de las
remesas en la reducción de la pobreza y la desigualdad
social. Los datos provienen de la
Encuesta Nacional
de Ingresos y Gastos de los Hogares
(ENIGH), que es la
fuente usada por el gobierno mexicano para hacer las
mediciones de la pobreza y desigualdad social, y que,
209209
209209
209
Alejandro I. Canales
por lo mismo, ofrece la mejor y más detallada informa-
ción estadística sobre el nivel y composición del ingre-
so y gasto de los hogares, incluyendo, obviamente, las
remesas que envían los migrantes desde Estados Uni-
dos.
47
En nuestro caso empleamos los datos de la en-
cuesta del año 2005, que es la más reciente que se ha
publicado en México.
48
Hemos dividido la exposición en dos grandes seccio-
nes. En la primera presentamos un análisis descriptivo
del perfil socioeconómico de los hogares perceptores de
remesas, comparando sus características con las de los
no perceptores. Especial atención ponemos a la compo-
sición de los ingresos y gastos y capacidad de ahorro de
los hogares, considerando tanto el ámbito rural o urba-
no como el estrato social. En la segunda sección, en
cambio, presentamos un análisis económico del impac-
to de las remesas en las economías familiares. En par-
ticular, desarrollamos un modelo de simulación que
nos permite estimar el impacto de las remesas en la re-
ducción de la pobreza en México y en el mejoramiento
de las condiciones de vida de la población perceptora.
47
En 2005, la ENIGH proporciona estimaciones confiables de los
ingresos y gastos monetarios y no monetarios, desagregados en
más de 70 categorías de ingresos y más de 800 categorías de
gastos. Entre las primeras se incluyen los ingresos y transferen-
cias procedentes del extranjero. En concreto, los rubros de
ingresos de la ENIGH que corresponderían a remesas son: a)
transferencias monetarias de otros hogares en el exterior, b)
jubilaciones y pensiones provenientes de otros países y c) alquile-
res y ventas de bienes inmuebles que están fuera del país y son
propiedad de algún miembro del hogar. Para más detalles, véase
el documento metodológico de la ENIGH y los microdatos,
disponibles en el sitio en Internet del INEGI: www.inegi.gob.mx.
48
En otros textos hemos presentado resultados similares a los que
se presentan en este capítulo, usando la ENIGH de 2002 (Cana-
les, 2006c) y la ENIGH de 2004 (Canales, 2007a).
210210
210210
210
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Situación social de los hogares perceptores de remesas
Un primer aspecto que debe considerarse a la hora de
hacer el balance del impacto de las remesas es que, a
pesar de que el volumen total de remesas que ingresan
a México es sin duda considerable, su impacto a nivel
agregado será necesariamente reducido ya que sólo
una pequeña parte de los hogares del país las percibe.
En efecto, en 2005, la
ENIGH reporta que hubo 1.6 millo-
nes de hogares que percibieron remesas, en los cuales
residían casi 6.4 millones de personas. Estas cifras re-
presentaron sólo 6.3 por ciento de los hogares y 6.1 por
ciento de la población residente en México en ese mis-
mo año. Estos datos son consistentes con el hecho de
que en México las remesas representan una muy pe-
queña fracción del producto interno bruto nacional
49
(véase cuadro VII.1).
49
Véase el capítulo III.
Cuadro VII.1.
Hogares y población según condición de
percepción de remesas, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de
Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005.
Cond ición de remesas Hogares Porcentaje Población Porcentaje
Total 25 676 207 100.0 103 892 778 100.0
Perceptores 1 612 281 6.3 6 382 554 6.1
No perceptores 24 063 926 93.7 97 510 224 93.9
211211
211211
211
Alejandro I. Canales
Cabe señalar, sin embargo, que en términos de la es-
tructura social y ámbitos de residencia, los hogares y
población perceptora de remesas suelen concentrarse
en determinados estratos sociales y ámbitos geográfi-
cos. De esta forma, aunque su impacto a nivel agrega-
do pueda ser reducido y marginal, en ámbitos sociales
específicos su impacto es mucho mayor.
En primer lugar, destaca el hecho que 67 por ciento de
los hogares y 68.8 por ciento de la población percepto-
ra de remesas residan en zonas rurales (menos de 15
mil habitantes), aún cuando en México sólo 35 por
ciento de los hogares y 37 por ciento de la población
pertenecen a este tipo de localidades. Por el contrario,
sólo 32.7 por ciento de los hogares y 31.2 por ciento de
la población perceptora de remesas residen en locali-
dades urbanas (de más de 15 mil habitantes), en las
que, en cambio, residen 65 por ciento de los hogares y
63 por ciento de la población mexicana. Esto significa
que en las localidades rurales se alcanza una relación
de casi 14 hogares perceptores por cada 100 no percep-
tores, cifra que es más de cuatro veces superior al ín-
dice de percepción que se da en zonas urbanas, en
donde se da una relación de sólo 3.2 hogares percepto-
res por cada 100 no perceptores. Similar diferencia se
da si consideramos este índice para el caso de la pobla-
ción perceptora y no perceptora (véase gráfica VII.1).
Con base en estos datos, podemos afirmar que la per-
cepción de remesas en México es un fenómeno que
involucra preferentemente a hogares y población ru-
ral. Por lo mismo, es de esperar que el posible impacto
de las remesas se haga más visible en este tipo de loca-
lidades, a la vez que pudiera no detectarse en las ciu-
dades medias y grandes.
212212
212212
212
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
En segundo lugar, en relación con la distribución de
los hogares por estrato social,
50
nos encontramos con
un patrón peculiar. Por un lado, en los estratos ubica-
dos bajo la línea de pobreza se da una muy similar pro-
porción de hogares perceptores y no perceptores de
remesas, y que corresponde aproximadamente a 40
por ciento de los hogares y a 47 por ciento de la pobla-
ción. Lo interesante es que esta similitud se mantiene
tanto en el caso de pobreza extrema (pobreza
alimentaria y de capacidades) como en el caso de po-
breza moderada (pobreza de patrimonio).
Por otro lado, es en los estratos no pobres donde se da
una pauta de diferenciación, tanto si consideramos los
hogares como la población involucrada. En efecto, en
el estrato de clase media baja se ubica 41.6 por ciento
de los hogares perceptores y 38.9 por ciento de la po-
blación perceptora. En cambio, en ese estrato social
50
La estratificación social que usamos la hemos construido a
partir de la clasificación y medición de la pobreza que elaboró la
Secretaría de Desarrollo Social
(SEDESOL, 2002) y que ha
actualizado el CONEVAL (CONEVAL, 2007), ajustándola de la
siguiente manera: a) hogares pobres, aquellos que la SEDESOL
definió como tales en sus tres categorías: Pobreza alimentaria,
que considera a aquellos hogares que no tienen ingreso suficiente
para adquirir la canasta alimentaria; Pobreza de capacidades,
que considera además de la alimentación, la satisfacción de
otras necesidades básicas, tales como el cuidado de la salud y la
educación básica; Pobreza de patrimonio, que considera además
de la alimentación, salud y educación, la satisfacción de otras
necesidades básicas, como vestido y calzado, vivienda, servicio de
conservación, energía eléctrica y combustible, estimación del
alquiler de la vivienda, y transporte público. Para más detalles
sobre esta clasificación de la pobreza, véase SEDESOL, 2002; b)
hogares de clase media baja, aquellos que la SEDESOL define
como "no pobres", pero con un nivel de ingreso
per capita
menor
al de los siete deciles de ingreso más pobre. Cabe señalar que el
límite superior de este estrato, es casi un 10 por ciento inferior al
213213
213213
213
Alejandro I. Canales
ingreso
per capita
nacional; c) hogares de clase media, aquellos
que la SEDESOL define como "no pobres", pero con un nivel de
ingreso
per capita
que los ubica en los deciles 8 y 9; d) hogares de
clase media alta y alta, aquellos que la SEDESOL define como
"no pobres" y que se encuentran en el decil 10, que es el de más
alto ingreso
per capita
. En algunos cuadros y gráficas, hemos
desagregado los hogares pobres considerando por un lado, las dos
primeras categorías como pobreza extrema, mientras que
clasificamos la tercera como pobreza moderada. Asimismo,
debido al bajo número de casos que se presentan en los hogares
de clase media, media alta y alta, en algunos cuadros y gráficas
los hemos agrupado en una sola categoría.
Gráfica VII.1.
Hogares y población, según condición de percepción de remesas
y ámbito de residencia rural o urbano, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos de los Hogares, 2005.
sólo se ubica 29.5 por ciento de los hogares y 28.9 por
ciento de la población no perceptora de remesas. Por
el contrario, en los estratos más ricos, esta relación
prácticamente se invierte. En este estrato social se
1 085 774
7 787 142
4 391 059
34 151 248
1 991 495
63 358 976
526 507
16 276 784
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
Perciben remesas No perciben remesas Perciben remesas No perciben remesas
Rural Urbano
214214
214214
214
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
ubica sólo 20 por ciento de los hogares y 13 por ciento
de la población perceptora de remesas, cifras que con-
trastan con 31 por ciento de los hogares y 24 por ciento
de la población no perceptora de remesas que pertene-
cen a ese mismo estrato social, respectivamente.
De esta forma, aunque no podemos afirmar que la per-
cepción de remesas esté inversamente relacionada
con el nivel socioeconómico de los hogares, sí podemos
concluir que la propensión a recibir remesas es mayor
en los estratos más bajos (pobres y clase media baja), y
se reduce substancialmente en los estratos más ricos
de la sociedad mexicana (véase gráfica VII.2).
Gráfica VII.2.
Hogares y población, según estrato social y condición
de percepción de remesas, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos de los Hogares, 2005.
298 589
4 643 094
1 630 706
23 992 888
1 415 926
22 038 069
671 514
7 102 439
2 483 201
28 134 903
320 407
7 392 914
852 721
23 260 806
4 908 134
321 771
0%
20%
40%
60%
80%
100%
Perciben remesas No perciben remesas Perciben remesas No perciben remesas
Pobreza Extrema Pobreza Moderada
Clase Media baja Clases Media, Media alta y Alta
215215
215215
215
Alejandro I. Canales
Remesas, ingresos y capacidad de ahorro de los hogares
Para entender y apreciar el papel de las remesas en la
reducción de la pobreza en México es necesario pre-
viamente estimar su peso específico y definir su signi-
ficado económico en la estructura del ingreso familiar,
esto es, establecer cuán importantes son las remesas
en comparación con las demás fuentes de ingresos, así
como cuál es el carácter y significado que ellas asumen
en el balance económico del hogar.
Como hemos señalado en secciones anteriores, enten-
demos que las remesas constituyen la forma en que el
salario de los migrantes es transferido a sus familiares
en México. Por lo mismo, e independientemente de su
magnitud, las remesas tienen el mismo significado e
impactos que se atribuyen a cualquier otra categoría de
remuneraciones al trabajo: financiar la reproducción
material de las familias. Este carácter de las remesas
como ingreso salarial se confirma cuando analizamos el
papel que ellas suelen tener en el presupuesto y en la
estructura del ingreso de los hogares. De hecho, la pre-
sencia de remesas plantea no sólo una fuente adicional
de ingresos sino que, además, suele constituir la fuente
principal de los ingresos familiares, contribuyendo a
generar una estructura de ingresos diferente a la que
prevalece en los hogares no perceptores.
En efecto, en los hogares no perceptores de remesas la
principal fuente de los ingresos familiares son las re-
muneraciones al trabajo, que en 2005 alcanzaron un
nivel promedio de 503.4 dólares mensuales por hogar,
lo que representa 65.6 por ciento del ingreso moneta-
rio familiar. Asimismo, en estos hogares las rentas
empresariales alcanzaron un nivel promedio de 143.1
dólares mensuales, contribuyendo con 18.7 por ciento
216216
216216
216
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
del ingreso familiar. En conjunto, ambas categorías de
ingresos son las más importantes y contribuyen con
casi 85 por ciento del ingreso familiar en estos hogares
(véase cuadro VII.2).
En los hogares perceptores de remesas, en cambio, las
remuneraciones al trabajo son muy menores, y alcan-
zan apenas 164.4 dólares mensuales, cifra que es casi
70 por ciento inferior a las remuneraciones promedio
de los demás hogares. Asimismo, en estos hogares las
remuneraciones contribuyeron con sólo 30.8 por cien-
to del ingreso familiar, esto es, casi 35 puntos porcen-
tuales menos que en los demás hogares. Por su parte,
las rentas empresariales apenas sumaron 78.5 dólares
mensuales, lo que representa menos de 15 por ciento
del ingreso familiar. No obstante, en estos mismos ho-
gares, las remesas constituyeron la principal fuente
de ingresos, con un promedio de casi 230 dólares men-
suales, volumen que representó 43 por ciento del in-
greso familiar.
Cabe destacar que esta composición del ingreso fami-
liar y, en especial, el aporte de las remesas, es prácti-
camente el mismo en los diferentes estratos sociales.
En efecto, en todos los estratos sociales las remesas
constituyen la principal fuente de ingresos en los ho-
gares perceptores, y aportan entre 38.5 (clase media
baja) y 49.3 por ciento (hogares bajo la línea de pobre-
za) del ingreso familiar. Similar situación se da en el
caso de los hogares rurales y urbanos. En el primer
caso, las remesas contribuyen con 49 por ciento del in-
greso familiar, mientras que en las zonas urbanas ellas
aportan 35 por ciento del ingreso de los hogares per-
ceptores (véase gráfica VII.3).
217217
217217
217
Alejandro I. Canales
Cuadro VII.2.
Ingreso promedio del hogar, según categoría de ingreso y condición de percepción de remesas, 2005
(dólares mensuales a precios corrientes de 2005)
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005.
Valor Porcentaje Valor Porcentaje Valor Porcentaje
Ingreso monetario total 752.6 100.0 533.4 100.0 767.3 100.0
Remuneraciones por trabajo 482.2 64.1 164.4 30.8 503.4 65.6
Remesas 14.4 1.9 229.4 43.0 0.0 0.0
Ingresos por negocios 139.1 18.5 78.5 14.7 14 3.1 18.7
Rentas de capital 51.0 6.8 12.6 2.4 53.5 7.0
Transferecias nacionales 27.7 3.7 30.2 5.7 27.5 3.6
Otros ingresos monetarios 38.4 5.1 18.3 3.4 39.7 5.2
Perciben remesas No perciben remesasTotal hogares
218218
218218
218
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
De esta forma, podemos afirmar que, sin importar el
nivel de ingresos, estrato social, o ámbito de residen-
cia, las remesas no sólo constituyen la principal fuente
de ingresos familiares de los hogares perceptores,
sino que además ocupan prácticamente el mismo lugar
y las mismas funciones que en los demás hogares está
reservado para los ingresos provenientes del trabajo.
De hecho, el bajo nivel de las remuneraciones al traba-
jo que se registra en estos hogares en realidad es pro-
ducto de una distorsión estadística provocada por la
forma en que ellas son medidas. En efecto, en la
ENIGH
el rubro de remuneraciones al trabajo sólo incluye los
sueldos, salarios, prestaciones, y otros ingresos labo-
rales originados en México. Los sueldos y salarios que
los trabajadores migrantes perciben en Estados Uni-
Gráfica VII.3.
Aporte de las remesas al ingreso familiar de hogares
perceptores, según estrato social y ámbito de residencia, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos de los Hogares, 2005.
43.0%
38.5%
41.5%
49.1%
35.3%
49.3%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
Pobres Clase Media
baja
Clase Media Clase Media
alta y Alta
Rural Urbano
Estrato Social Ámbito de residencia
219219
219219
219
Alejandro I. Canales
dos no son captados como tales, sino sólo aquella frac-
ción que remiten a sus familiares en México, y en ese
caso son contabilizados no como un tipo de remunera-
ciones al trabajo sino como una categoría especial den-
tro del rubro de transferencias. En otras palabras, por
cuestiones metodológicas las remesas no son medidas
ni contabilizadas como una categoría de remuneración
laboral, sino como una transferencia entre familiares,
que en este caso, asume la modalidad de transferencia
internacional.
51
Ahora bien, si las remesas no son una transferencia fa-
miliar sino un fondo salarial que constituye una catego-
ría especial dentro de las remuneraciones al trabajo,
entonces no habría ninguna razón lógica para suponer
que ellas deban tener algún impacto en la reducción de
la pobreza. De hecho, sólo en dos situaciones las
remesas podrían tener un impacto de este tipo. Por un
lado, si el monto de las remesas en cada hogar fuera
significativamente superior al nivel medio de las remu-
neraciones laborales que se perciben en México, consi-
derando similar estrato social y ámbito rural y urbano.
Por otro lado, si en los hogares perceptores el nivel de
remuneraciones al trabajo fuera de similar nivel al de
los hogares no perceptores. En ambos casos, las
remesas actuarían como un complemento del ingreso
familiar, esto es, un ingreso extraordinario que podría
sustentar un proceso de movilidad social ascendente.
51
Cabe señalar, sin embargo, que si el mismo migrante en vez de
haber ido a Estados Unidos a trabajar y ganar un salario,
hubiese en cambio, migrado y obtenido ese mismo salario en
cualquier parte dentro de México, el envío de dinero que él hiciera
hacia su hogar no se contabilizaría como una transferencia
familiar, básicamente, porque en ese caso, dicho migrante sería
considerado como un residente habitual del hogar, y por tanto,
sus ingresos como ingresos regulares del hogar.
220220
220220
220
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Sin embargo, los datos muestran más bien lo contrario.
Por un lado, en cada estrato social y ámbito de resi-
dencia, el monto de las remesas es igual o menor al
valor de las remuneraciones medias en México. Por
otro lado, en cada estrato social y ámbito de residen-
cia, el nivel de las remuneraciones laborales en los ho-
gares perceptores es significativamente menor al que
prevalece en los hogares no perceptores. En otras pa-
labras, las remesas no constituyen un tipo de ingreso
de carácter extraordinario, sino que son una fuente de
recursos que surge como sustitución de otras catego-
rías de ingresos, mismas que en los hogares no percep-
tores asumen el carácter de ordinarias y regulares.
En efecto, si en cada estrato social o en cada ámbito de
residencia (rural o urbano) al valor de las remunera-
ciones al trabajo de origen nacional le agregamos las
remesas (que no son sino salario de los migrantes) ve-
remos que el resultado da un valor similar al de las
remuneraciones al trabajo prevalecientes en los hoga-
res no perceptores de remesas. Este simple cálculo
nos indica que, efectivamente, las remesas son un in-
greso salarial de origen internacional que, como tal,
actúa como un fondo de compensación del bajo nivel de
las remuneraciones al trabajo que prevalece en los ho-
gares perceptores de remesas. De hecho, en estos ho-
gares este bajo nivel de las remuneraciones se debe
precisamente, a que su principal fuente de trabajo y de
ingresos laborales se encuentra en Estados Unidos, no
en México.
Ahora bien, este significado económico de las remesas
como fondo salarial, se refleja también en su peso e
impacto en relación con el nivel de ingresos, de gastos
y de la capacidad de ahorro de los hogares percepto-
res, en comparación con los hogares no perceptores.
221221
221221
221
Alejandro I. Canales
Un primer aspecto a destacar es la paradoja de que,
aunque en los hogares perceptores las remesas contri-
buyen con casi la mitad de su ingreso familiar, el nivel
de ingreso
per capita
en estos hogares es sistemática-
mente inferior al que prevalece en los hogares no per-
ceptores. En efecto, como se ilustra en el cuadro VII.3,
el ingreso
per capita
en los hogares perceptores de
remesas es o igual o inferior al que prevalece en los ho-
gares no perceptores, destacándose los casos de los ho-
gares en situación de pobreza moderada (patrimonial) y
de clase media baja, en donde la diferencia es de diez
por ciento, aproximadamente. Similar situación se re-
produce en las zonas urbanas, en donde el ingreso
per
capita
de los hogares perceptores es 20 por ciento infe-
rior al de los hogares no perceptores. De hecho, sólo en
el caso de los hogares rurales las diferencias en el in-
greso
per capita
entre uno y otro tipo de hogar son en
sentido inverso, favoreciendo a los hogares perceptores
de remesas, aunque en general se trata de hogares con
bajos niveles de ingresos, tanto entre los perceptores
como en los no perceptores de remesas.
52
De esta forma, a pesar de que las remesas contribuyen
con 43 por ciento del ingreso familiar, no son suficien-
tes para mejorar significativamente la situación eco-
nómica de los hogares perceptores. En otras palabras,
aunque no cabe duda de que las remesas permiten ele-
var el nivel de vida de la población que las percibe, ello
no es suficiente para revertir la situación estructural
de vulnerabilidad económica y social que afecta a los
hogares perceptores en México.
52
En todos estos casos las diferencias son estadísticamente
significativas. Asimismo, en el caso de los hogares de clase
media y media alta y alta, aunque las diferencias parecen
mayores, no son estadísticamente significativas, lo que no
permite hacer afirmaciones concluyentes al respecto.
222222
222222
222
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Un segundo aspecto que permite confirmar la tesis de
las remesas como un fondo salarial se refiere al nivel y
composición del gasto de los hogares. Por un lado, en
relación con el volumen global del gasto, se observa
que sólo entre los hogares de clase media baja y clase
media surgen diferencias estadísticamente significati-
vas en el volumen del gasto, misma que, en ambos ca-
sos, favorece a los hogares no perceptores de remesas.
En todos los demás estratos sociales el nivel del gasto
per
capita
en los hogares perceptores no es estadísticamente
diferente del que prevalece en los hogares no percep-
tores.
Estos datos permiten refutar la tesis que por mucho
tiempo se ha difundido, y que señalaba que los hogares
perceptores de remesas tendrían un gasto excesivo en
Cuadro VII.3.
Ingreso per cápita promedio, según condición
de percepción de remesas y estrato social
y ámbito rural y urbano, 2005
(dólares al año)
* p < 0.05; ** p < 0.01.
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional
de Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005.
Hoga res con
remesas
Hogares sin
remesas
Sig.
Total
2 290.0 3 279.7
**
Estrato social
Pobreza extrema 555.2 594.1
*
Pobreza moderada 1 118.5 1 236.4
**
Clase media baja 1 926.7 2 114.2
**
Clase media 4 096.9 4 191.7
Clase media alta y alta 1 0 445.6 13 887.8
Ámbito de residencia
Rural 1 859.4 1 626.0
*
Urbano 3 178.2 4 070.8
*
223223
223223
223
Alejandro I. Canales
relación con sus capacidades económicas, malgastan-
do esos recursos extras al destinarlos a gastos
suntuarios, festividades, y una infinidad de otras for-
mas de derroche de dinero en usos no necesarios para
el hogar, como tampoco en usos económicamente pro-
ductivos.
Los datos en este sentido son elocuentes. Los hogares
perceptores de remesas no gastan más, pero tampoco
menos, que lo que gastan los hogares no perceptores
de remesas. No hay un derroche de recursos ni un mal-
gasto de los recursos. Por el contrario, las remesas,
junto a los otros ingresos familiares, se destinan a los
mismos rubros y en las mismas magnitudes que en
cualquier hogar de similares niveles de ingreso y es-
trato social.
Por el contrario, las pocas diferencias que surgen se
refieren a rubros específicos del gasto y, como regla
general, es que los hogares perceptores de remesas
suelen gastar un menor volumen de dinero. Así, por
ejemplo, los datos del cuadro VII.4 muestran que el
nivel de gasto de los hogares perceptores es en casi
todos los rubros, y para cada estrato social, práctica-
mente igual al de los hogares no perceptores de
remesas. Las únicas excepciones se dan en el caso de
los hogares de clase media baja y clase media, en don-
de los hogares perceptores suelen gastar más en bie-
nes y servicios del hogar y en salud, pero menos en
alimentación, en la vivienda, en educación y en vestido
y calzado.
Sin embargo, al desagregar según ámbito de residen-
cia se observa un patrón de gasto diferente. Por un
lado, en las localidades urbanas el volumen global del
gasto y su desagregación por rubros es prácticamente
224224
224224
224
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Cuadro VII.4.
Gasto monetario per cápita promedio por categoría de gasto y según estrato social
y condición de percepción de remesas, 2005
(dólares al año)
* p < 0.05; ** p < 0.01.
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005.
Con
remesas
Si n
remesas
Sig.
Con
remesas
Sin
remesas
Sig.
Con
remesas
Sin
remesas
Sig.
Con
remesas
Sin
remesas
Sig.
Gasto total 855 848 1 510 1 595
*
2 655 2 965
*
6 411 8 793
Alimentos 364 356 564 577 743 894
**
1 397 1 684
Bienes y servicios del hogar 57 47
**
107 90
**
194 176 604 798
Vivienda 89 97 147 170
**
219 310
**
656 976
Salud 37 32 91 67 274 92
**
242 316
Educación 73 82 108 165
**
270 410
**
1 071 1 452
Vestido y calzado 49 46 80 93
**
169 178 268 552
Transporte y comunicaciones 115 120 283 288 531 583 1 544 1 686
Otros 70 67 130 144 255 323 628 1 330
*
Categoría del gasto monetario
Hogares de cl ase media
alta y alta
Hogares de cl ase media
Hogares de clase media
baja
Hogares pobres
225225
225225
225
Alejandro I. Canales
el mismo en hogares perceptores y no perceptores. En
cambio, en las localidades rurales se observa que, en
general, los hogares perceptores muestran un volu-
men del gasto que es sistemáticamente superior, tanto
a nivel global como en cada rubro considerado. En
efecto, en zonas rurales, los hogares perceptores sue-
len tener un mayor gasto en alimentos, bienes y servi-
cios del hogar, vivienda, salud y transporte y
comunicaciones (véase cuadro VII.5).
Cuadro VII.5.
Gasto monetario per cápita promedio por categoría
de gasto y según ámbito de residencia y condición de
percepción de remesas, 2005
(dólares al año)
* p < 0.05; ** p < 0.01.
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos
y Gastos de los Hogares, 2005.
Con
remesa s
Sin remesas
Sig.
Con
remesas
Sin remesas
Sig.
Gasto total 1 373 1 236
*
2 347 2 839
Alimentos 497 437
**
684 779
**
Bienes y servicios
del hogar
113 85
**
158 202
Vivienda 127 97
**
236 328
Salud 87 58
**
142 96
*
Educación 88 110 341 412
Vestido y calzado 78 79 118 168
Transporte y
comunicaciones
263 215
*
447 526
Otros 119 155 220 328
*
Categoría del gasto
monetario
Hogares urbanosHogares rurales
226226
226226
226
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
No obstante, cabe señalar que no se trata de grandes
diferencias absolutas, aunque sí estadísticamente sig-
nificativas. En concreto, los datos indican que mien-
tras los hogares rurales no perceptores de remesas
muestran en varios rubros, un volumen de gasto que
puede ubicarse entre el estimado para los hogares en
situación de pobreza y el estimado para los de clase
media baja, en cambio, en el caso de los hogares percep-
tores de remesas de zonas rurales el nivel del gasto,
global y por rubros, se ubica más próximo al que hemos
estimado para el caso de los hogares de clase media
baja. Si bien se trata de diferencias estadísticamente
significativas, no implican necesariamente una dife-
rencia absoluta de gran magnitud.
53
Finalmente, un tercer aspecto que confirma nuestra te-
sis de que las remesas son un fondo salarial es el hecho
de que los hogares perceptores de remesas presentan
un balance de ingresos y gastos y una capacidad de aho-
rro muy similar a la de los hogares no perceptores de
remesas. En efecto, como se ilustra en la gráfica VII.4,
prácticamente en todos los estratos sociales, y en cada
ámbito de residencia, los hogares perceptores de
remesas tienen prácticamente la misma capacidad de
ahorro respecto a los hogares no perceptores de remesas.
Esto indica que la capacidad de ahorro de los hogares
no parece estar asociada a su condición de percepción
de remesas, sino a algo mucho más simple y obvio: a su
nivel de ingresos. En este sentido, las remesas no tie-
nen, en sí, ninguna propiedad intrínseca que propicie
una mayor capacidad de ahorro. Tienen la misma pro-
piedad que la de cualquier otro ingreso.
53
En la siguiente sección retomaremos esta idea al analizar el
impacto de las remesas en la movilidad socioeconómica de los
hogares y la población.
227227
227227
227
Alejandro I. Canales
Por lo mismo, todos los argumentos que plantean la
necesidad de canalizar este ahorro supuestamente ge-
nerado por las remesas hacia proyectos productivos
no sólo no tiene bases empíricas que los sustenten,
sino que además tienen un sentido discriminatorio
que es necesario refutar, pues establece diferencias en
donde los datos y la lógica muestran que lo que hay son
similitudes. En otras palabras, no hay evidencia esta-
dística ni fundamento lógico que permita justificar por
qué el ahorro generado en hogares perceptores de
remesas tendría un potencial económico y productivo
que no se atribuye al ahorro generado en los hogares
no perceptores de remesas. Por el contrario, los datos
muestran que el nivel de ahorro es estadísticamente el
Gráfica VII.4.
Nivel de ahorro de los hogares, según condición de percepción
de remesas, y estrato social y ámbito de residencia, 2005
(dólares al año)
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos de los Hogares, 2005.
- 2 000
0
2 000
4 000
6 000
8 000
10 000
Pobres Clase Media
baja
Clase Media Clase Alta y
Media alta
Rural Urbano
Hogares con remesas Hogares sin remesas
Estrato Social Ámbito de residencia
228228
228228
228
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
mismo, cuando no es simplemente inferior en el caso
de los hogares perceptores de remesas. Es por ello que
decimos que se trata de un argumento discriminato-
rio, porque promueve que los hogares migrantes cana-
licen su ahorro a fines productivos, mientras a los
hogares no migrantes no se les pide lo mismo, cuando
su capacidad de ahorro es estadísticamente la misma.
Remesas y pobreza: una relación por explorar
La estimación del impacto de las remesas en la reduc-
ción de la pobreza la haremos a través de un modelo
indirecto que parte de un principio muy simple, pero
que presenta serias dificultades de medición. Es un
modelo indirecto porque se basa en la comparación de
los niveles de pobreza observados directamente, con
aquellos que se esperaría que hubiese en una situación
hipotética de ausencia de remesas.
La
ENIGH nos permite observar y medir directamente la
situación de los niveles actuales de pobreza, los cuales
ya incluyen el efecto de las remesas. Por lo mismo, en
relación con el papel de las remesas, se trata de una
medición ex-post de la pobreza. La dificultad surge
cuando queremos medir la incidencia de la pobreza en
una situación ex-ante, esto es, cual sería el nivel de
pobreza que prevalecería en ausencia de las remesas.
En efecto, no disponemos de ninguna metodología que
nos permita conocer directamente esta situación ex-
ante, más aún si consideramos la tradición migratoria
de muchas comunidades y familias. En este contexto,
la única opción metodológica es apelar a la construc-
ción de modelos indirectos que permiten la simulación
de escenarios posibles en ausencia de remesas, cada
uno de los cuales se sustenta en suposiciones e hipóte-
229229
229229
229
Alejandro I. Canales
sis de trabajo. No obstante, todas las simulaciones son
sólo eso, reproducciones parciales, simples y abstrac-
tas de una realidad compleja, diversa y dinámica. Por
lo mismo, cualquier escenario que se construya con al-
gún modelo de simulación conlleva sesgos que inevita-
blemente implicarán una distorsión de la incidencia
de la pobreza, ya sea en términos de una sobrestima-
ción o de una subestimación de los niveles de pobreza.
En este sentido, lo importante no es el sesgo en sí, sino
establecer de qué manera ese sesgo puede distorsio-
nar la estimación del impacto de las remesas en la re-
ducción de la pobreza.
Considerando lo anterior, el modelo de simulación que
utilizaremos para estimar la incidencia de la pobreza
en ausencia de las remesas se sustenta en la suposi-
ción de un escenario extremo, que consiste en estimar
cuál sería el ingreso de cada hogar perceptor de
remesas si del total de ingresos que percibe se sustrae
aquel que corresponde a las transferencias de familia-
res desde el extranjero. Este principio lo podemos ex-
presar con base en la siguiente ecuación:
Y
ESP
= Y
OBS
- REM
O, lo que es lo mismo
Y
OBS
= Y
ESP
+ REM
Donde:
Y
OBS
es el ingreso observado
Y
ESP
es el ingreso esperado en ausencia de
remesas
REMson las remesas percibidas
230230
230230
230
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Sin embargo, esta operación, aunque simple, conlleva
una subestimación del ingreso esperado del hogar (y,
por lo mismo, una sobrestimación del impacto de las
remesas). En efecto, esta estimación del ingreso espe-
rado en ausencia de remesas no incluye, sin embargo,
el costo de oportunidad (en este caso, el ingreso de
oportunidad o ingreso alternativo) de las remesas,
esto es, no incluye aquellas actividades, recursos e in-
gresos que habría generado ese hogar en ausencia de
la migración y las remesas. O lo que es lo mismo, equi-
vale a suponer que en todos los casos este ingreso al-
ternativo a las remesas sería nulo.
Muy probablemente, ante la seguridad de no disponer
de remesas, es lógico pensar que cada hogar establece-
ría diversos arreglos y estrategias familiares que im-
pliquen la generación de ingresos complementarios.
Sin duda, estos ingresos serán de menor magnitud que
los que se obtienen a través de las remesas, pero en
cualquier caso lo cierto es que el ingreso que tendría el
hogar en ausencia de las remesas sería algo superior
al que hemos estimado previamente. Algebraicamen-
te, esto lo podemos expresar con base en la siguiente
ecuación:
Y
ESP
= Y
OBS
- REM + Y
ALT
O, lo que es lo mismo,
Y
OBS
= Y
ESP
+ (REM - Y
ALT
)
Donde:
Y
ALT
es el ingreso alternativo generado ante la
ausencia de remesas.
231231
231231
231
Alejandro I. Canales
(REM - Y
ALT
) es el efecto remesas sobre el nivel
de ingreso.
De acuerdo con esto, el modelo de simulación que usa-
mos supone, precisamente, que el YALT = 0, con lo cual
el efecto remesas sobre el nivel de ingresos equivale
exactamente al valor de las remesas. Este supuesto,
aunque nos facilita la estimación del ingreso esperado,
conlleva una subestimación de él a la vez que una
sobreestimación del efecto remesas sobre el nivel de
ingreso.
Ahora bien, considerando este tipo de sesgos, pode-
mos concluir, que la simple sustracción de las remesas
del ingreso familiar nos ofrece, sin embargo, una ade-
cuada estimación del nivel mínimo de los ingresos es-
perados en esas familias en ausencia de migración y
remesas. Por lo mismo, la diferencia entre este nivel
mínimo del ingreso esperado y el ingreso directamen-
te observado nos ofrece una adecuada estimación del
máximo nivel de impacto de las remesas en la reduc-
ción de la pobreza. En efecto, cualquiera que sea el
efecto real de las remesas, éste será necesariamente
igual o menor al estimado con este método indirecto,
pues en nuestra estimación del ingreso esperado no
hemos incluido el ingreso alternativo a las remesas.
Ahora bien, lo relevante, en todo caso, es que, como
veremos más adelante, aún en este escenario extremo
que sobrestima el efecto de las remesas, éstas mues-
tran, sin embargo, un bajo impacto en la reducción de
los niveles de pobreza.
Considerando estos sesgos y limitaciones, hemos esti-
mado el nivel de ingreso esperado en los hogares en
ausencia de remesas con base en el principio antes
mencionado, esto es, sustrayendo del ingreso total de
232232
232232
232
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
cada hogar aquella fracción que corresponde a las
transferencias percibidas del extranjero. Con este ni-
vel de ingresos, y considerando los criterios de medi-
ción de la pobreza propuestos por la
SEDESOL, así como
de estratificación social que hemos detallado previa-
mente, estimamos el estrato social que hipotéticamen-
te correspondería a estos hogares perceptores si no
hubiesen percibido remesas y lo comparamos con el
directamente observado y estimado con base en la
ENIGH de 2005.
Con este procedimiento hemos estimado que, en au-
sencia de remesas, el número de hogares en situación
de pobreza ascendería a 10.68 millones, los que repre-
sentan 41.6 por ciento del total de hogares en México.
Esto es, de no mediar las remesas, esa sería la inciden-
cia de la pobreza en los hogares mexicanos. Sin duda,
el número real ha de ser menor, pues en esta estima-
ción no hemos incluido el ingreso alternativo que los
hogares pudieran haber generado ante la ausencia de
las remesas, y que de ser incluido, sin duda, reduciría
este número de hogares en situación de pobreza (véase
gráfica VII.5).
Ahora bien, si estimamos nuevamente el número de
hogares en situación de pobreza, pero ahora conside-
rando el ingreso total de cada hogar, incluyendo las
remesas que perciben del exterior, encontramos que
esta cifra se reduce levemente a 10.21 millones de ho-
gares pobres, los que corresponden a 39.7 por ciento
del total de hogares mexicanos.
Con estos datos podemos estimar, entonces, que, a ni-
vel agregado, el impacto de las remesas se refleja,
como máximo, en una reducción de la incidencia de la
pobreza de sólo 1.9 puntos porcentuales. Esto es, a ni-
233233
233233
233
Alejandro I. Canales
vel agregado, la ausencia o presencia de las remesas
prácticamente no tiene un impacto significativo en los
niveles de incidencia de la pobreza, a la vez que tampo-
co parece incidir en la estratificación y movilidad so-
cial de la población y sus hogares.
54
Gráfica VII.5.
Hogares según estrato social, considerando el ingreso observado
y el ingreso esperado en ausencia de remesas, 2005
(miles de hogares)
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos de los Hogares, 2005.
54
Székely y Rascón (2004), con una metodología diferente, llegan a
resultados similares, al menos en lo que respecta al papel de las
remesas en la reducción de la pobreza extrema. En efecto, estos
autores estiman que las remesas habrían contribuido con sólo
dos por ciento de la reducción de la pobreza alimentaria y la
pobreza de capacidades, categorías que corresponden a las de
mayor nivel de pobreza, de acuerdo con los criterios establecidos
por la SEDESOL.
10 205 191
10 675 978
5 144 254
5 286 090
2 569 578 2 492 694
7 200 398
7 773 953
0%
20%
40%
60%
80%
100%
Ingreso observado con remesas Ingreso esperado sin remesas
Pobres Clase Media baja Clase Media Clase Media alta y Alta
234234
234234
234
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Ahora bien, como muestra la gráfica VII.6, a similar
resultado se llega si en vez de considerar la pobreza a
nivel de hogares, tomamos como indicador la pobla-
ción que reside en esos hogares. En efecto, en este
caso, considerando el ingreso
per capita
esperado en
ausencia de las remesas, la población en situación de
pobreza ascendería a 50.8 millones de personas, quie-
nes representan 48.9 por ciento de la población mexi-
cana. Esta cifra apenas se reduce a 49.1 millones de
personas (47.3% de la población) al considerar el in-
greso
per capita
observado. De esta forma, al igual que
a nivel de los hogares, la incidencia de las remesas en
la reducción de la pobreza no alcanza ni a dos por cien-
to de la población mexicana.
Gráfica VII.6.
Población según estrato social, considerando el ingreso
observado y el ingreso esperado en ausencia de remesas, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos de los Hogares, 2005.
49 118 463
50 765 908
17 008 201 17 650 032
7 105 837 6 917 526
28 459 212
30 618 104
0%
20%
40%
60%
80%
100%
Ingreso observado con remesas Ingreso esperado sin remesas
Pobres Clase Media baja Clase Media Clase Media alta y Alta
235235
235235
235
Alejandro I. Canales
Asimismo, estos datos indicarían que las remesas se-
rían irrelevantes en relación con la reducción de la po-
breza, pues implicarían un alto costo y un muy bajo
nivel de eficacia. En efecto, si consideramos que en
2005 las remesas en México fueron de 20 mil millones
de dólares, aproximadamente, y que en ese año permi-
tieron reducir en 1.9 puntos porcentuales, aproxima-
damente, la proporción de hogares ubicados bajo la
línea de pobreza, podemos estimar, entonces, que se
habrían requerido alrededor de 10.5 mil millones de
dólares en remesas para reducir en tan sólo un punto
porcentual la incidencia de la pobreza. Con esta rela-
ción de costo e impacto de las remesas en la reducción
de la pobreza se estima que para alcanzar una meta
plausible de 35 por ciento de hogares en situación de
pobreza, esto es, reducir en tan sólo 4.7 puntos porcen-
tuales adicionales el nivel de incidencia de la pobreza
prevaleciente en 2005, se requeriría agregar al volu-
men actual de remesas un flujo adicional de otros 49.4
mil millones de dólares, aproximadamente, de modo
que las remesas totales alcanzaran un monto global de
69.5 mil millones de dólares. Para apreciar qué signifi-
ca un volumen de remesas de esa magnitud, baste de-
cir que se habría requerido que las remesas pasaran de
representar 2.9 por ciento del
PIB en 2005, a poco más
de diez por ciento, esto es, que triplicaran con creces
su peso en relación con el
PIB.
55
55
Resulta interesante comprobar, sin embargo, que en aquellos
países donde las remesas ya han alcanzado tal nivel de impor-
tancia relativa, como El Salvador (14%), República Dominicana
(12%) Honduras y Nicaragua (10% en ambos casos), la incidencia
de la pobreza no se ha reducido, si no que se manteniene en
niveles que incluso sobrepasan 70 por ciento de la población,
como es el caso de Honduras y Nicaragua (CEPAL, 2005). En
otras palabras, el incremento en el volumen de las remesas no es
suficiente para que se dé el efecto esperado en la reducción de la
236236
236236
236
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
De esta forma, querer trasladar la responsabilidad del
Estado en cuanto a la reducción de la pobreza (que, no
olvidemos, es el principal objetivo de la política social,
establecido además en las
Metas del Milenio
definidas
por las Naciones Unidas) hacia lo que pueda lograrse
con las remesas, parece no ser una política racional, en
términos del elevado costo en relación con el escaso
impacto que realmente tienen las remesas.
Ahora bien, como contra-argumento, pudiera plan-
tearse que, aunque a nivel agregado no es notorio el
impacto de las remesas en la reducción de la pobreza,
sí pudiera serlo para los hogares que las perciben. No
obstante, los datos muestran que la situación de po-
breza tampoco mejora substancialmente. En efecto, si
para cada hogar perceptor de remesas calculamos el
ingreso esperado en ausencia de ellas (esto es, del in-
greso total sustraemos el valor de las remesas), vería-
mos que del total de la población que reside en hogares
perceptores (6.4 millones, aproximadamente), prácti-
camente 75 por ciento (4.73 millones, aproximadamen-
te) estaría en situación de pobreza.
Ahora bien, lo relevante es que al volver a incluir el
valor de las remesas vemos que de estos 4.73 millones
de personas, sólo 35.7 por ciento (menos de 1.7 millo-
nes de personas) reside en hogares donde las remesas
son de una magnitud suficiente como para sustentar
un proceso de movilidad social, de modo que el nivel
de ingresos de la población de esos hogares los ubique
pobreza, lo que nos confirma que la relación remesas-pobreza
es más compleja de lo que comúnmente suponemos, y en cuyo
conocimiento existen aun grandes vacíos que dificultan su cabal
entendimiento (CEPAL, 2006; Paz,
et al.
, 2004; Cortina,
et al.
,
2004).
237237
237237
237
Alejandro I. Canales
por sobre la línea de la pobreza definida por la
SEDESOL. En cambio, para el restante 64.3 por ciento
de la población, esto es, para casi dos de cada tres per-
sonas residentes en hogares perceptores de remesas
en situación de pobreza las remesas no son suficientes
para asegurar un proceso de movilidad social. En es-
tos casos, el valor cuantitativo de las remesas no es
suficiente para sustentar un cambio cualitativo en el
nivel y en las condiciones de vida de la población de
estos hogares (véase gráfica VII.7).
Asimismo, de los casi 1.7 millones de personas que de
acuerdo con este modelo de simulación habrían expe-
rimentado algún tipo de movilidad social por efecto
de las remesas, en 92 por ciento de los casos (casi 1.6
Gráfica VII.7.
Impacto de las remesas en la reducción de la pobreza y
movilidad social de la población en condición de pobreza, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos de los Hogares, 2005
.
92.2%
35.7%
Pobres sin
movilidad
social
,
Pobres con
movilidad
social
,
Clase Media
ba
j
a
,
Clases Media y
Alta
,
64.3%
7.8%
Población perceptora de remesas en situación de pobreza
en ausencia de remesas
238238
238238
238
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
millones de personas) se trataría de un ascenso muy
débil, que sólo permitiría ubicarlos en un estrato de
clase media baja. De hecho, se trata de una movilidad
social muy inestable, en la medida que el ingreso
per
capita
obtenido es, en promedio, menos de 600 pesos
superior al valor de la línea de la pobreza definida por
la
SEDESOL. En otras palabras, en la gran mayoría de
los casos las remesas no permiten sustentar una movi-
lidad social que implique una reducción significativa
de la situación de pobreza de los hogares perceptores
de remesas, y cuando sí lo permite se trata sin embar-
go, de un ascenso social muy limitado y, por lo mismo,
no exento de condiciones de vulnerabilidad y precarie-
dad que pudieran revertirse en cualquier momento,
volviendo a situar a esos hogares en condiciones de
pobreza.
Ahora bien, si analizamos algunas características de
esta población y hogares que experimentan una apa-
rente movilidad social vemos que en realidad estos
hogares muestran una composición y características
muy diferentes a las de los hogares perceptores que se
mantienen en situación de pobreza. Por lo pronto, el
volumen de remesas percibido en estos hogares es
particularmente elevado. De hecho, la remesa
per
capita
alcanza un valor de 1.4 mil dólares al año, cifra
que es casi cuatro veces superior a la percibida por el
promedio en los hogares perceptores sin movilidad.
56
Asimismo, en estos hogares con movilidad socioeconó-
mica las remesas representan casi 70 por ciento del
ingreso familiar, proporción muy superior a la de los
demás hogares, en donde, como veíamos, era por lo
56
Curiosamente, este valor de la remesa
per capita
es incluso
superior a la de los hogares de clase media baja y muy similar a
la de los hogares de clase media.
239239
239239
239
Alejandro I. Canales
general inferior a 50 por ciento. Esto nos indica que se
trata de hogares muy peculiares, con una alta depen-
dencia de las remesas, pero que además perciben volú-
menes importantes de ellas. Sin duda, no se trata de
un caso típico de hogar perceptor de remesas (véase
cuadro VII.6).
En efecto, estos hogares que experimentan cierta movi-
lidad socioeconómica están compuestos en promedio,
por menos de cuatro miembros, tamaño significativa-
mente inferior al de los demás hogares perceptores
sin movilidad, los que tienen en promedio casi cinco
miembros. Asimismo, en cuanto al arreglo residencial,
se da una muy menor proporción de hogares compues-
tos, aspecto que, como vimos en capítulos anteriores,
era una característica peculiar de los hogares percep-
tores de remesas. En concreto, entre los hogares con
movilidad socioeconómica sólo 25.6 por ciento de los
Cuadro VII.6.
Características de los hogares perceptores pobres según
condición de movilidad, 2005
Fuente: Estimaciones propias con base en la
Encuesta Nacional de
Ingresos y Gastos de los Hogares, 2005.
Hogares sin
movilidad
socioeco mica
Hogares con
movilidad
socioeconómica
Remesas per cápita (
dólares al o) 370.0 1 423.1
Remesas como % del ingreso del hogar 49.3 69.6
Tamaño del hogar (
número de miembros) 4.9 3.3
% Hogares de tipo compuesto 42.8 25.6
% Hogares con niños 70.7 50.3
% Hogares con adultos mayores 21.8 31.3
% Hogares sin miembros económicamente
activos
21.3 39.4
240240
240240
240
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
hogares es de tipo compuesto o extenso, cifra muy infe-
rior a la de los hogares pobres perceptores de remesas,
en donde 43 por ciento de los hogares se basan en arre-
glos compuestos o extensos.
57
Asimismo, en los hogares perceptores de remesas que
experimentan cierta movilidad socioeconómica, se da
una menor proporción de hogares con niños menores
de doce años, aunque curiosamente, una mayor pro-
porción de hogares con presencia de adultos mayores.
Esto implica una peculiar composición del hogar, que
los hace más envejecidos, y que si consideramos ade-
más su menor tamaño y tipo de arreglo residencial,
podemos suponer que se trata de arreglos familiares
en donde muy probablemente el padre, la madre, o
ambos, ya mayores, residen en el hogar de alguna de
sus hijas o nueras, pero cuyos gastos de consumo, sa-
lud, y otros, son sustentados por otros hijos que resi-
den en Estados Unidos.
58
Esta característica se corrobora si consideramos la
composición del hogar según condición de actividad de
sus miembros. En concreto, en casi 40 por ciento de los
hogares perceptores de remesas que habría experi-
57
Como dato curioso, podemos señalar que la proporción de
hogares compuestos y extensos del grupo de los hogares con
movilidad social es muy similar a la que se registra entre los
hogares de clase media baja.
58
Este tipo de arreglos residenciales los hemos documentado en
nuestro trabajo de campo en la región de Los Altos de Jalisco, en
donde nos encontramos con diversos arreglos residenciales, que
en no pocos casos se asemejaban al caso de la película
Como
agua para chocolate,
en donde una de las hijas asumía la respon-
sabilidad del cuidado de los padres mayores, pero apoyada
financieramente con remesas que le enviaban sus hermanos
desde Estados Unidos. Para más detalles, véase Canales, 2004b
y 2004c.
241241
241241
241
Alejandro I. Canales
mentado una movilidad socioeconómica no hay miem-
bros activos, proporción que se reduce a sólo 21 por
ciento en los hogares pobres perceptores de remesas,
y a menos de ocho por ciento en los hogares no pobres.
En otras palabras, la dependencia de las remesas en
estos hogares con movilidad socioeconómica es muy
superior a la de los demás hogares y, sin duda, se debe
al tipo de arreglo residencial que ya comentábamos.
En síntesis, estos datos nos indican que la movilidad
socioeconómica de los hogares perceptores de remesas
no sólo es muy limitada, sino que además parece
restringirse a un determinado tipo de hogares, cuyas
características y composición sociodemográfica pare-
ce alejarse del perfil clásico que definimos en capítu-
los anteriores.
Conclusiones
Aún cuando las remesas son una fuente importante de
ingreso para las familias perceptoras parecen tener
un muy limitado impacto en la reducción de la pobreza.
En este sentido, en este capítulo hemos querido docu-
mentar con datos sobre la experiencia mexicana una
visión crítica, que no pesimista, sobre el papel e im-
pacto de las remesas. Al respecto, los datos presenta-
dos nos permiten plantear las siguientes conclusiones.
Por un lado, a nivel agregado el impacto de las
remesas en la reducción de la pobreza en México es
prácticamente insignificante. Por otro lado, aunque
este efecto es algo mayor entre los hogares percepto-
res no es suficiente para sustentar un proceso estable
y significativo de movilidad social. De hecho, con base
en un modelo de simulación, estimamos que sólo un
242242
242242
242
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
tercio de los hogares perceptores en situación de po-
breza experimentarían un proceso de movilidad social
ascendente, mientras que otros dos tercios se manten-
drían en una situación de pobreza. Por último, estos
pocos hogares perceptores de remesas muestran ca-
racterísticas muy peculiares que los alejan notoria-
mente del perfil clásico del hogar perceptor que
hemos descrito en capítulos anteriores.
Ahora bien, este restringido impacto en la reducción
de la pobreza se debe, a nuestro entender, a que las
remesas constituyen en esencia un fondo salarial. Como
tal, contribuyen a mejorar el nivel de vida de los hoga-
res perceptores, pero están muy lejos de representar
una estrategia que permita superar y resolver los pro-
blemas estructurales que perpetúan la pobreza.
A lo anterior hay que agregar que las remesas suelen
fluir de trabajadores precarios y vulnerables hacia sus
familiares que viven en condiciones de pobreza y
marginación social. En este contexto, no es raro que,
por un lado, las remesas se orienten fundamentalmen-
te a financiar el consumo familiar, contribuyendo a
mantener un mínimo nivel de vida, pero, por otro lado,
no fluyan en los montos y volúmenes necesarios para
promover un proceso de movilidad social.
De hecho, el volumen anual de las remesas (los 20 mil
millones de dólares que estimó el Banco de México
para, 2005, o los 23 mil millones estimados para, 2006),
en realidad no deja de ser una ilusión monetaria gene-
rada por las metodologías de la contabilidad nacional.
Como tal volumen las remesas nunca han existido. Las
que sí existen, en cambio, son millones de pequeñas
transferencias periódicas y recurrentes. En promedio,
en, 2005 se estima que en cada hogar perceptor se reci-
243243
243243
243
Alejandro I. Canales
bieron 230 dólares mensuales, los que representan un
flujo de menos de 60 dólares
per capita
. Cabe mencio-
nar, por ejemplo, que en ese mismo año, la línea de la
pobreza definida por la
SEDESOL era de 96.6 dólares
mensuales
per capita
en zonas rurales, y de 144.5 dóla-
res mensuales
per capita
en zonas urbanas. En este
contexto, los impactos en términos del bienestar de la
población (reducción de la pobreza, movilidad social)
se circunscriben a lo que pueda realizarse con esos es-
casos dólares que se perciben mensualmente.
En síntesis, este bajo monto mensual por transferen-
cia que percibe cada familia nos permite entender el
carácter y significado económico y social de las
remesas. Por un lado, son un ingreso salarial que, como
cualquier otro, se destina al consumo familiar. Por otro
lado, el reducido monto promedio por hogar perceptor
nos indica, además, que se trata principalmente de fa-
milias y trabajadores de bajos recursos, inmersos en
situaciones de vulnerabilidad social y precariedad
económica. Son estratos pobres, con muchas carencias,
y en donde las remesas pueden contribuir a paliar esta
situación de pobreza, pero en ningún caso a resolverla.
Capítulo VIIICapítulo VIII
Capítulo VIIICapítulo VIII
Capítulo VIII
Las cifras sobre remesas en México:Las cifras sobre remesas en México:
Las cifras sobre remesas en México:Las cifras sobre remesas en México:
Las cifras sobre remesas en México:
¿son creíbles?¿son creíbles?
¿son creíbles?¿son creíbles?
¿son creíbles?
Introducción
México ha sido, desde siempre, el principal país per-
ceptor de remesas en América Latina. Ello se debe, sin
duda, a su centenaria tradición migratoria hacia Esta-
dos Unidos. Para 2006, Banco de México estimó en
poco más de 23 mil millones de dólares las remesas en
México, cifra que lo refrenda como uno de los tres paí-
ses con mayor volumen de recepción de remesas a ni-
vel mundial, junto con India y China.
Lo más destacable es el significativo cambio en la ten-
dencia de las remesas en los últimos seis años, al pasar
de un volumen de 6.5 mil millones de dólares en 2000,
a 23 mil en 2006. Se trata de un crecimiento explosivo
que implica un ritmo de duplicación cada tres años,
aproximadamente.
Ante esta situación se ha abierto un nuevo frente de
debate en torno a la validez de las cifras reportadas
por el Banco de México. El Banco defiende sus cifras y
aduce que a partir de 2001, y después desde 2003, ha
modificado su metodología de medición para ampliar
la cobertura y hacer más eficientes los mecanismos e
instrumentos de captación y estimación de los flujos
de remesas familiares.
245245
245245
245
246246
246246
246
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Por otro lado, algunos autores señalan que, más allá
del cambio de metodología, lo que pudiera estar suce-
diendo es que la cifra reportada por el Banco de Méxi-
co no sólo incluya remesas familiares sino un conjunto
de otras formas de transferencias de recursos entre
privados, que no constituyen necesariamente remesas
de trabajadores o de familiares. En este caso, podrían
incluirse desde pequeños envíos que harían micros y
medianos empresarios mexicanos que han impulsados
negocios en Estados Unidos, pero que requieren
insumos desde México (formando parte de la llamada
economía étnica), hasta incluso y posiblemente, recur-
sos provenientes de actividades ilícitas (Tuirán,
Santibáñez y Corona, 2006).
La polémica sobre el valor real de las cifras no es super-
ficial ni un prurito meramente técnico sobre metodolo-
gías de medición. De hecho, las mediciones que ofrece
el Banco de México son continuamente usadas para
estimar impactos y beneficios de las remesas familia-
res, con lo cual una sobreestimación del volumen glo-
bal llevará necesariamente a una sobrevaluación de
sus impactos y potenciales beneficios. En este contex-
to, lo que nos interesa discutir en esta sección es si las
estimaciones del Banco de México tienen bases reales
en la dinámica migratoria y el comportamiento
remesador de los mexicanos o si, por el contrario, se
trata de problemas metodológicos asociados a los me-
canismos de medición, los cuales deben ser necesaria-
mente revisados y actualizados, para evitar sesgos de
una posible sobrestimación.
Si las cifras del Banco de México son reales, entonces
deben ser consistentes con las que se estiman con
otras metodologías independientes. Asimismo, este
cambio en el volumen de remesas reportado por el
247247
247247
247
Alejandro I. Canales
Banco de México debería reflejarse en cambios simila-
res en el comportamiento remesador de los migrantes,
ya sea porque se hubiese incrementado el número de
migrantes remesadores o porque se hubiese incremen-
tado el volumen enviado por cada migrante (o alguna
combinación de ambas).
De no darse ninguna de estas opciones, entonces lo
que podríamos inferir es que el cambio se debe exclusi-
vamente a factores metodológicos, ante lo cual debería
considerarse seriamente la hipótesis presentada por
Tuirán, Santibáñez y Corona (2006), en términos de los
posibles errores metodológicos que subyacen a las es-
timaciones que ofrece el Banco de México. Por lo pron-
to, por mera cuestión de honestidad y transparencia,
el mismo Banco de México debiera, por un lado, hacer
pública su actual metodología, así como los cambios
respecto a las que usaba anteriormente, y por otro
lado, y también por razones metodológicas, debiera
ser cauto y preciso al señalar que las actuales cifras
que ofrece no pueden ser comparadas ni relacionadas
con las que el mismo Banco de México ofrecía hasta el
año 2000, pues se trataría de mediciones metodológi-
camente diferentes.
Comparación con otras estimaciones de remesas
En términos generales, las remesas suelen definirse
como aquella porción del ingreso de los migrantes in-
ternacionales con residencia temporal o permanente
en el país donde trabajan que es transferida a su país
de origen.
59
No obstante, desde una perspectiva conta-
59
En algunos casos, según las necesidades de la investigación,
también se incluyen las jubilaciones pagadas a trabajadores
migrantes que se retiraron a sus países de origen.
248248
248248
248
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
ble, las remesas se definen como aquellas transferen-
cias unilaterales entre residentes de dos países dife-
rentes, es decir, que no tienen por objeto el pago de un
bien o servicio.
60
A partir de esta definición las
remesas se clasifican en tres categorías, a saber:
las transferencias que realizan los trabajadores
que han residido por lo menos un año en el país
donde trabajan,
las que realizan los que han residido menos de un
año (se considera que en ese caso no han cambia-
do de residencia), y
las que realizan los autoempleados y pequeños em-
presarios (que se registran como transferencias
privadas).
Con base en estas definiciones, el banco central de
cada país incluye las remesas como parte de la cuenta
de transferencias corrientes en la cuenta corriente de
la balanza de pagos. De esta forma, en México, como en
todo el mundo, la balanza de pagos se convierte en la
fuente primaria de información estadística para el
análisis de las remesas. En este caso, los rubros de la
balanza de pagos que se consideran para la estimación
de las remesas son las "compensaciones a los emplea-
dos"
61
entre los ingresos corrientes y las "remesas de
trabajadores"
62
entre las transferencias corrientes,
60
En particular, suele suponerse que ambos son familiares y que el
envío tiene como finalidad contribuir a la manutención del que lo
recibe.
61
Comprende salarios y otros beneficios obtenidos por individuos
en países diferentes a aquellos en los que son residentes y
pagados por residentes de esos países.
62
Comprende transferencias corrientes realizadas por migrantes
desde países en los que son considerados como residentes, nor-
malmente tras un año o más de estancia. Se considera que van
destinadas a familiares.
249249
249249
249
Alejandro I. Canales
ambos en la cuenta corriente, así como "transferencias
de migrantes"
63
de entre las transferencias de capital
de la cuenta de capital. Estos datos son compilados
por el Banco de México, que es la autoridad competen-
te y responsable de registrar las diferentes cuentas
que conforman la balanza de pagos.
En el caso de México disponemos de al menos dos
fuentes alternativas e independientes del Banco de
México que ofrecen información veraz y confiable so-
bre el volumen de remesas y que siguen metodologías
diferentes para su estimación. Por un lado, el Buró de
Análisis Económico del Departamento de Comercio
del Gobierno de Estados Unidos (
BEA, por sus siglas en
inglés) nos ofrece una estimación anual del volumen
de remesas que ellos captan y que serían enviadas por
migrantes mexicanos a sus familias en México y, por
otro lado, el Instituto Nacional de Estadística, Geo-
grafía e Informática de México, a través de la Encuesta
Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (
ENIGH),
mide el valor de las transferencias que los hogares
perciben del extranjero.
En el primer caso, la estimación del
BEA se obtiene de
la sección de transacciones internacionales de la ba-
lanza de pagos de Estados Unidos, que este organismo
ofrece en forma desagregada para el caso de México.
El
BEA estima más de 70 categorías de transacciones
entre México y Estados Unidos, concediendo un lugar
especial a las remesas privadas
(private remittances).
Asimismo, ofrece esta información en forma anual y
desagregada para cada trimestre, desde 1986 a la fe-
63
Comprende las entradas y salidas de bienes y activos financieros
como resultado directo del cambio de residencia de individuos de
un país a otro.
250250
250250
250
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
cha, con lo cual es posible reconstruir una serie tempo-
ral de las remesas.
Antes de hacer la comparación de la estimación de las
remesas que ofrece el
BEA con la que da el Banco de
México, conviene tomar en cuenta dos apreciaciones
metodológicas.
64
Por un lado, a diferencia de lo que
ocurre en varios países sudamericanos, en el caso de
México más de 95 por ciento de la emigración se dirige
a Estados Unidos, por lo que es esperable también que
desde ese país se origine una proporción similar de las
remesas familiares que llegan a México. De esta for-
ma, la estimación que ofrece el
BEA, puede considerar-
se una buena aproximación del volumen global de
remesas que percibe México, tanto en términos de su
volumen agregado anual como de su tendencia a lo lar-
go del tiempo.
Por otro lado, el volumen anual de remesas que ofrece
el
BEA pudiera estar sobreestimado, pues incluye en el
mismo rubro a las transferencias privadas (remesas
familiares, propiamente dichas), junto a "otras trans-
ferencias", que corresponden a impuestos pagados por
residentes en ese país a gobiernos extranjeros, así
como impuestos que personas no-residentes en ese
país habrían pagado al gobierno de Estados Unidos.
64
No creemos necesario discutir la metodología usada por el BEA
para hacer sus estimaciones. Asumimos que se trata de una
institución responsable en sus estimaciones y manejo de la
información estadística y económica que elabora. Por lo demás,
justificar las discrepancias con las estimaciones del Banco de
México en la diferencia de metodologías es justamente lo que
queremos mostrar. Esto es, que las discrepancias tanto en el
volumen anual, como en la tendencia de la serie temporal de las
remesas, surgen precisamente cuando el Banco de México
anuncia que ha cambiado su metodología.
251251
251251
251
Alejandro I. Canales
Sin embargo, el mismo volumen de remesas pudiera
también estar subestimado si consideramos que al
monto global de remesas enviadas por migrantes a sus
familiares en México se le descuenta el monto de
remesas familiares que desde México envían residen-
tes norteamericanos a sus familias en Estados Unidos.
Es decir, se trata de una estimación neta de las trans-
ferencias privadas (remesas familiares) entre ambos
países. Ahora bien, lo relevante es que a pesar de estos
sesgos en la estimación de las remesas familiares que
ofrece el
BEA, puede ser de gran utilidad para compa-
rar su evolución y tendencia con las estimaciones que
ofrece el Banco de México.
Al respecto, los datos que presentamos en la gráfica
VIII.1 son elocuentes. Al comparar la serie de remesas
que ofrece el Banco de México con la del
BEA, podemos
identificar tres etapas muy distintas.
Por un lado, hasta el año 2000, aproximadamente,
las estimaciones que ofrecía el
BEA eran sistemáti-
camente superiores a las que ofrecía el Banco de
México. En promedio, entre 1990 y 2000, el valor
de las remesas según el
BEA fue 25 por ciento supe-
rior a la estimada por el Banco de México. Cabe
señalar, además, que en ambos casos las estima-
ciones de las remesas parecen seguir un compor-
tamiento muy similar. En ambos casos se refleja
una estabilidad en el valor de las remesas entre
1990 y 1994 y un incremento derivado de la crisis
económica mexicana de fines de 1994 y 1995. Fi-
nalmente, entre 1996 y 2000, ambas fuentes repor-
tan un comportamiento relativamente estable de
las remesas y registran, las mismas fluctuaciones
coyunturales de un año a otro.
252252
252252
252
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
En segundo lugar, entre 2001 y 2002 esta dife-
rencia se invierte, de modo que en esos años el
valor de las remesas según el Banco de México
es cerca de diez por ciento superior al que ofrece
el
BEA. Cabe señalar que, no obstante esta dife-
rencia en el volumen absoluto, lo relevante es
que en ambos casos el comportamiento es muy
similar. Esto es, en ambos casos se estima un cre-
cimiento moderado y de similar valor relativo
entre 2001 y 2002.
Por último, a partir de 2002 la estimación que ofre-
ce el Banco de México se dispara considerable-
mente respecto a la ofrecida por el
BEA, de tal
modo el valor de las remesas, según el Banco de
México supera en más de 100 por ciento el valor
que ofrece el
BEA. Asimismo, mientras la estima-
ción del
BEA se mantiene más o menos estable en
torno a once mil millones de dólares, con un rit-
mo de crecimiento algo menor a cinco por ciento
anual promedio, la estimación que ofrece el Ban-
co de México conlleva un crecimiento anual pro-
medio de más de 30 por ciento, lo que implica que
entre 2002 y 2006 las remesas se habrían duplica-
do con creces, al pasar de 10.2 mil millones de
dólares a 23 mil millones.
En otras palabras, en esta etapa reciente (2002-
2006) no sólo el volumen anual es diferente, sino
también y muy especialmente, la tendencia y rit-
mo de crecimiento de las remesas, situación que
contrasta con lo que acontecía al comparar los
datos de ambas fuentes en la década de los no-
venta. En efecto, en los noventa las discrepancias
en el volumen de remesas reportadas por el Ban-
co de México y el
BEA eran mínimas, a la vez que
no ofrecían discrepancias en la dinámica de la ten-
dencia. En los últimos cinco años, en cambio, la
253253
253253
253
Alejandro I. Canales
discrepancia en el volumen se disparó substancial-
mente, a la vez que surgió una discrepancia evi-
dente en cuanto al comportamiento tendencial que
registra una y otra fuente de información y regis-
tro de las remesas.
Gráfica VIII.1.
Volumen de remesas según el Banco de México y
el Buró de Análisis Económico de Estados Unidos, 1990-2006
(millones de dólares a precios constantes de 2006)
Fuentes: Bureau of Economic Analysis,
U.S. International Transactions Accounts
Data
, www.bea.gov.
Banco de México.
Indicadores Económicos y Financieros
. Balanza de Pagos,
www.banxico.org.mx.
0
5 000
10 000
15 000
20 000
25 000
90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04 05 06
BEA-USA BANXICO
Algo similar se observa si comparamos las estimacio-
nes que ofrece el Banco de México con las del
INEGI. En
efecto, aunque el INEGI ofrece sistemáticamente una
estimación muy inferior de las remesas respecto a lo
que estima el Banco de México, al analizar la tenden-
cia desde 1992 a la fecha, podemos observar un cambio
254254
254254
254
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
substancial en el patrón de estas diferencias (véase
gráfica VIII.2).
65
65
En general, suele aceptarse que en las encuestas de hogares se
da una subestimación del monto real de las remesas, ya que
normalmente en las encuestas de hogares suele subestimarse el
volumen de ingresos que se perciben. Por lo mismo, en este caso
lo relevante no es comparar las discrepancias en los volúmenes,
sino las discrepancias en el comportamiento tendencial de las
remesas que registran la ENIGH y el Banco de México.
Gráfica VIII.2.
Diferencia en la estimación de las remesas anuales, entre Banco
de México e INEGI (ENIGH), 1992-2005
Fuente: Banco de México.
Indicadores Económicos y Financieros
. Balanza de
Pagos, www.banxico.org.mx e INEGI,
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos
de los Hogares
, de 1992 a 2005.
0.0
0.5
1.0
1.5
2.0
2.5
3.0
3.5
4.0
4.5
1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005
Hasta el año 2000 las estimaciones del Banco de Méxi-
co eran entre 1.7 (2000) y 2.3 (1994) veces superiores a
las que se obtenían a través de la
ENIGH. No obstante,
esta diferencia se elevó a 2.7, 3.8 y 4.3 en 2002, 2004 y
2005, respectivamente. En otras palabras, entre 1992
255255
255255
255
Alejandro I. Canales
y 2000, a pesar de las diferencias metodológicas, tanto
el Banco de México como el
INEGI estimaban el mismo
comportamiento tendencial de las remesas en México.
Esta situación se trastocó a partir de 2002, cuando el
Banco de México documentó un crecimiento explosivo
de las remesas entre esos años, mientras que la
ENIGH
reporta un comportamiento estable de la misma varia-
ble. Lo relevante, una vez más, no es sólo que la dife-
rencia entre una y otra estimación sea mayor ahora
que en el pasado reciente, sino que cada año esta dife-
rencia se incremente substancialmente.
Esta comparación de los niveles y tendencia de las
remesas de acuerdo con diferentes estimaciones inde-
pendientes indica dos problemas en relación con la
metodología actual usada por el Banco de México para
estimar las remesas.
Por un lado, el Banco de México reporta un volu-
men de remesas muy superior no sólo al de otras
estimaciones independientes, sino también a las
que esta misma institución ofrecía hace tan sólo
unos años. Un mínimo de coherencia, transparen-
cia y honestidad metodológica exigiría al Banco
de México una descripción de su actual metodo-
logía, así como de las correcciones a sus estima-
ciones basadas con la metodología anterior.
Por otro lado, el Banco de México debe también
explicar por qué con sus estimaciones no sólo se cap-
tan volúmenes diferentes de remesas, sino un com-
portamiento tendencial también muy diferente al
que ofrecen otras estimaciones independientes.
66
66
Podría afirmarse que este comportamiento diferente en realidad
es una ilusión metodológica, que lo que en realidad ha pasado es
que estos últimos cinco años corresponden a un periodo de ajuste
a la nueva metodología. Esto es, que el ajuste metodológico, en
256256
256256
256
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Esto último es lo que realmente resulta paradójico, in-
cluso más que las diferencias referidas al volumen abso-
luto de las remesas. En efecto, como hemos visto, hasta
el año 2002, aunque se daban diferencias en los montos
absolutos estimados por
BANXICO y el BEA e INEGI, resul-
ta relevante comprobar que estas tres estimaciones
muestran y documentan un comportamiento y varia-
ción anual de las remesas muy similares. Ello nos indi-
ca que si bien había diferencias atribuibles a las
diferentes metodologías usadas para estimar las
remesas, todas ellas eran igualmente confiables y con-
sistentes para captar el comportamiento tendencial de
las remesas. Es decir, podían variar en la estimación
del volumen anual, pero daban similares estimaciones
respecto a su variación relativa de un año a otro.
A partir de 2002, sin embargo, se rompe por completo
esta similitud. En efecto, la tendencia reportada por el
Banco de México difiere substancialmente de la que
reportan separadamente tanto el
BEA como el INEGI.
Parece que se tratara de conceptos y categorías com-
pletamente distintas. Con base en lo anterior, pode-
mos afirmar que, en definitiva, el problema no está en
las diferencias metodológicas que prevalecían hasta
antes de 2001, sino de las que surgen a partir de ese
términos de las nuevas formas de captación y registro de las
remesas, podría haber llevado cinco años en completarse. Ahora
bien, aunque ello es posible, si bien muy inusual, lo cierto es que
nadie del Banco de México ni del gobierno mexicano ha sustenta-
do hasta ahora esta tesis. Por el contrario, tanto desde el gobier-
no como del propio Banco continuamente se señala que sus
estimaciones confirman un incremento real del volumen de
remesas, el cual además es celebrado por las autoridades del
gobierno mexicano. Basta revisar las declaraciones de cualquier
alto funcionario del gobierno cada vez que el Banco de México
publica sus estimaciones de las remesas.
257257
257257
257
Alejandro I. Canales
año con la implementación de una nueva metodología
de medición por parte del Banco de México.
En este sentido, y considerando que tanto el
BEA como
el
INEGI no han modificado substancialmente sus res-
pectivas metodologías de medición de las remesas, po-
demos plantear tres serias interrogantes respecto a la
validez de las cifras que reporta el Banco de México a
partir de 2001 a la fecha.
Por un lado, por qué a partir de 2001 la estimación de
BANXICO es superior a la del Buró de Análisis Econó-
mico del Departamento de Comercio de los Estados
Unidos, cuando hasta antes de ese año, la situación era
precisamente la inversa. Es decir, qué cambio
metodológico operó desde 2001, y especialmente a
partir de 2003, que permite explicar estas diferencias.
Por otro lado, si bien el Banco de México puede
implementar los cambios metodológicos que considere
convenientes, también debe ser muy claro y transpa-
rente para explicar en qué sentido ello mejora las esti-
maciones que hace. En otras palabras, si aceptamos
como válida la metodología actual, entonces habría que
aceptar que las estimaciones que hasta 2001 ofrecía el
mismo el Banco de México tienen un serio problema de
subestimación del volumen anual de remesas, ante lo
cual, lo menos que puede esperarse, es que el propio
Banco presente las correcciones necesarias a los valo-
res de antes de 2001, que permitan hacer comparables
las estimaciones de las remesas para esos años con las
actuales,
67
o, cuando menos, que acepte formalmente
67
Así, por ejemplo, continuamente el INEGI y el CONAPO ofrecen
estimaciones y proyecciones de la población mexicana, las cuales
son a su vez, constantemente corregidas con base en la informa-
ción que surge de los censos y conteos más recientes, así como de
258258
258258
258
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
que hasta antes de 2001 sus estimaciones adolecen de
serias deficiencias metodológicas.
Por último, cómo explicar el hecho que el Banco de
México no sólo reporta un volumen mayor sino un
comportamiento diferente. Las diferencias metodoló-
gicas pueden explicar el cambio en los volúmenes, sin
embargo, lo que no pueden explicar es la diferencia en
los comportamientos. En este sentido,
BANXICO debe-
ría no sólo explicar por qué estima actualmente un
monto muy superior de remesas, sino además explici-
tar qué factor metodológico es el que permite explicar
que su medición capte un comportamiento diferente
en la evolución de las remesas.
68
Cambios en las remesas y comportamiento remesador
Como podemos ver, las estimaciones que ofrece el
Banco de México no son consistentes con lo reportado
en otras estimaciones independientes, pero igualmen-
la aplicación de nuevas metodologías y de nuevos conocimientos
del comportamiento demográfico. La corrección más reciente es
la conciliación demográfica, que no sólo es la base para la
actualización de las proyecciones demográficas, sino que además
ofrece una corrección y ajuste de las estimaciones de los montos
de población para años y décadas anteriores, así como de las
principales variables demográficas. Con esto queremos señalar
que estas correcciones retrospectivas no son algo inusual, sino
necesario para mantener la confianza en las mismas institucio-
nes y sus estimaciones estadísticas. Una similar corrección
retrospectiva es la que se le exige al Banco de México respecto al
volumen de las remesas.
68
Como veremos más adelante, las discrepancias en el comporta-
miento no se refieren tan sólo a su evolución en el tiempo (discre-
pancias longitudinales), sino también a su distribución regional
y por entidades federativas (discrepancias territoriales).
259259
259259
259
Alejandro I. Canales
te sólidas y confiables metodológicamente. En este
sentido, cabe preguntarse si hay algo que ha cambiado
en el comportamiento de las remesas que el Banco de
México ha podido captar, pero no así las otras fuentes
y metodologías. Para analizar esta opción, nos apoya-
remos en un simple ejercicio algebraico que nos permi-
tirá rastrear el origen del incremento del volumen de
las remesas registrado por el Banco de México.
Aritméticamente, el volumen anual de remesas no es
sino el resultado del producto entre el número de
transacciones totales y el volumen promedio de cada
transacción. Ello lo podemos expresar en la siguiente
fórmula:
(1) VR = TrT x MPr
Donde:
VR es el volumen anual de remesas.
TrT son las transacciones totales en un año.
MPr es el monto promedio de cada transacción.
Según esta sencilla fórmula, la solución es muy fácil.
Basta detectar cuál de estas dos variables es la que
mejor explica el incremento en el volumen de remesas,
para entonces centrarnos en descubrir las causas que
podrían explicar el cambio en dicha variable.
De acuerdo con las estimaciones que ofrece el Banco
de México, el monto promedio de cada transacción se
ha mantenido estable en los últimos 15 años, variando
entre 300 y 350 dólares. No obstante, el número de
transacciones se ha incrementado significativamente,
especialmente a partir de 2001. En este sentido, el in-
cremento en el volumen anual de remesas reportado
260260
260260
260
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
por el Banco de México se explica fundamentalmente
por un incremento en proporción similar en el número
de transacciones captadas y registradas, esto es, en el
número global de envíos de remesas (véase gráfica
VIII.3).
Ello representa, sin duda, un cambio sustancial en el
comportamiento registrado de los remesadores, que, por
lo mismo, es necesario entender y explicar. Para ello,
podemos descomponer este incremento en el número
absoluto de transacciones con base en los siguientes pro-
cedimientos y razonamientos lógico-matemáticos.
El total de transacciones (o envíos de remesas) puede
descomponerse como el producto entre el número de
Gráfica III.3.
Número de transferencias familiares anuales y monto promedio
de cada transferencia, 1995-2006
Fuente: Estimaciones propias con base en datos del Banco de México.
289.8
282.2
320.6
327.7
320.4
326.5
341.1
350.1
365.2
316.5319.8326.1
65.8
58.7
50.9
41.8
30.0
27.7
18.0
20.919.4
15.4
13.2
11.3
0
100
200
300
400
500
600
700
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
-60
-40
-20
0
20
40
60
80
Remesa promedio (lares a precios corrientes) Transacciones (millones)
261261
261261
261
Alejandro I. Canales
migrantes que envían remesas y el número promedio
de envíos anuales que hace cada migrante remesador.
Algebraicamente esto lo podemos expresar de la si-
guiente forma:
(2) TrT = MgR x TrPr
Donde
MgRMgR
MgRMgR
MgRcorresponde al total de migrantes
remesadores, y
TT
TT
T
rPrrPr
rPrrPr
rPrcorresponde al promedio de transacciones
que realiza cada migrante remesador en un año.
Asimismo, el número de migrantes remesadores se
puede obtener como el resultado del producto entre el
total de migrantes y la propensión de cada uno de ellos
a enviar remesas o, lo que es lo mismo, la probabilidad
de enviar remesas, que puede obtenerse como la pro-
porción entre el número de migrantes remesadores y
el total de migrantes. Algebraicamente, estas relacio-
nes las podemos expresar de la siguiente forma:
(3) MgR = TMg x PrRM
Donde:
TMg es el total de migrantes, y
PrRM es la propensión a remesar de cada
migrante.
Sustituyendo cada una de estas ecuaciones en la fór-
mula inicial, nos queda:
(1A) VR = TMg x PrRM x TrPr x MPr
262262
262262
262
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Con base en esta ecuación podemos medir cada una de
las variables incluidas y de ese modo establecer a cuál
de ellas se debería el incremento en el volumen de
remesas reportado por el Banco de México. Como ya
hemos señalado, el mismo Banco de México nos repor-
ta que el monto promedio de remesas se ha mantenido
más o menos estable, por lo que las causas del incre-
mento en el volumen de remesas debemos buscarlas
en los otros tres componentes.
En primer lugar, el total de migrantes podemos medir-
lo a través del volumen de la población nacida en
México residente en Estados Unidos, estimación que
podemos obtener a través de la
Current Population
Survey
que levanta año con año la Oficina del Censo de
Estados Unidos. Al comparar su dinámica de creci-
miento con la tendencia en el volumen anual de
remesas se observa una relación peculiar. Hasta el año
2000, aproximadamente, ambas variables mostraban
un comportamiento tendencial más o menos similar.
Con sus altos y bajos, en ambos casos se observa en ese
periodo una misma tendencia de estabilidad en su
comportamiento. A partir de 2001, en cambio, mien-
tras las remesas muestran el ya señalado impulso que
las lleva a triplicar su volumen en sólo seis años, la
inmigración mexicana en Estados Unidos muestra un
crecimiento mucho más moderado, pasa de 8.5 millo-
nes en 2000 a 11 millones en 2006 (véase gráfica
VIII.4).
Con base en estos datos, podemos afirmar que el incre-
mento en el volumen de remesas no puede ser explica-
do como consecuencia de la dinámica de la migración
mexicana a Estados Unidos. Al contrario, si de ello de-
pendiera lo esperable sería más bien un crecimiento
mucho más moderado en el volumen de remesas, cer-
263263
263263
263
Alejandro I. Canales
cano a 30 por ciento acumulado entre el periodo 2000-
2006, esto es, un nivel de crecimiento que es práctica-
mente diez veces inferior al registrado por el Banco de
México.
De esta forma, la posible explicación debemos buscarla
en el comportamiento remesador, esto es, ya sea en la
proporción de migrantes que envían remesas o bien en
el promedio de envíos que cada migrante remesador
realiza al año.
Ahora bien, en este punto se nos presenta un serio
problema metodológico. En concreto, no existe infor-
mación estadística que nos permita estimar los cam-
bios en cada una de estas dos variables a lo largo de los
Gráfica VIII.4.
Población mexicana residente en Estados Unidos y volumen
anual de remesas, 1994-2006
Fuentes: Remesas: Banco de México, www.banxico.org.mx.
Migrantes:
Current Population Survey
, March Supplement, 1994 to 2006.
0
5 000
10 000
15 000
20 000
25 000
1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Migrantes (miles de personas) Remesas (Mill. US$ a precios de 2006)
264264
264264
264
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
últimos 10 o 15 años, de modo que podamos comparar-
los con la evolución y tendencia en el volumen de
remesas. Por un lado, la poca información estadística
que existe sobre la proporción de migrantes que en-
vían remesas y sobre el número de envíos que hacen es
parcial y no permite una reconstrucción longitudinal.
Por otro lado, esta información suele provenir de di-
versas fuentes y metodologías, derivadas muchas ve-
ces de estudios de caso que impiden su comparación y
agregación.
69
Una opción que podemos tomar es dar un giro
metodológico sustentado en un razonamiento lógico.
Si bien no disponemos de información para analizar el
comportamiento remesador de los emisores, sí dispo-
nemos, en cambio, de suficiente información respecto
al comportamiento de los perceptores de remesas. Si
consideramos que toda remesa que se envía es tam-
bién recibida por alguien, entonces podríamos deter-
minar cuáles serían los cambios en el comportamiento
perceptor de remesas en México que pudieran ser con-
sistentes ya sea con un mayor número de migrantes
que envían remesas, o bien, con un mayor número de
envíos de cada migrante.
La solución es muy simple. Uno u otro comportamien-
to remesador (más migrantes remesadores o más en-
víos de cada migrante), se reflejará en México en una
de las dos siguientes opciones: o bien aumenta en simi-
lar proporción el número de hogares perceptores, o
69
Sólo la EMIF ofrece información longitudinal respecto a estas
dos variables pero, por su metodología, no permite captar el
comportamiento remesador de quienes residen permanentemen-
te en Estados Unidos. En este caso, sólo capta a quienes regresan
temporalmente, lo cual plantea un importante sesgo al momento
de generalizar sus estimaciones.
265265
265265
265
Alejandro I. Canales
bien aumenta el volumen de remesas que cada hogar
percibe cada año (o alguna combinación de ambos). En
ambos casos, la
ENIGH nos ofrece información suficien-
te para reconstruir las tendencias de ambas variables
desde 1992 a 2005, de modo que podamos compararlas
con la evolución y tendencia del volumen de remesas.
En relación con el número de hogares perceptores de
remesas en México se observa algo similar a lo ya se-
ñalado. Por un lado, hasta el año 2000, aproximada-
mente, la tendencia en el volumen de remesas y el
número de hogares es muy similar. En efecto, de 1992
a 1994, por ejemplo, en ambos casos se registra un
comportamiento estable, para incrementarse conjun-
tamente en el bienio siguiente, como consecuencia de
la crisis económica de fines de 1994-1995. A partir de
entonces y hasta 2000 las diferencias en el comporta-
miento en ambos casos (hogares perceptores y volu-
men de remesas) no son muy significativas, al menos
en comparación con lo que sucede a partir de 2000. Por
un lado, entre esos años las remesas y los hogares per-
ceptores se incrementaron en 17 y 10 por ciento, res-
pectivamente. Por otro lado, entre 2000 y 2005,
mientras el volumen de remesas se incrementó 2.7 ve-
ces, el número de hogares lo hizo sólo en 30 por ciento
(véase gráfica VIII.5).
Resulta relevante comprobar que entre 2000 y 2005,
etapa donde surgen las inconsistencias con los regis-
tros de remesas que ofrece el Banco de México, el in-
cremento en el número de hogares perceptores de
remesas es estadísticamente consistente con el incre-
mento en el volumen de la población nacida en México
residente en Estados Unidos. Es decir, como es de es-
perarse, el incremento en los hogares perceptores es
fiel reflejo del incremento de la migración.
266266
266266
266
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Sin duda, estos datos nos confirman que tampoco po-
demos apoyarnos en un aumento en el número de ho-
gares perceptores para explicar el gran incremento en
el volumen de remesas percibidas en México a partir
del año 2000. Sólo nos queda contrastar la última op-
ción, esto es, que el comportamiento remesador de los
migrantes se manifieste en un mayor volumen de
remesas percibido en cada hogar. Al respecto, los da-
tos de la gráfica VIII.6 son elocuentes.
La remesa anual promedio que percibe un hogar se ha
mantenido estable desde 1992 a la fecha, en un nivel
de entre 2.8 mil y 3.5 mil dólares. Por el contrario, el
volumen de remesas muestra un sostenido y explosivo
Gráfica VIII.5.
Volumen de remesas y número de hogares perceptores,
1992-2005
Fuentes: Banco de México.
Indicadores Económicos y Financieros
. Balanza de
Pagos, www.banxico.org.mx e INEGI,
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos
de los Hogares
, de 1992 a 2005.
0
5 000
10 000
15 000
20 000
25 000
30 000
1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005
0
300
600
900
1 200
1 500
1 800
Hogares
Remesas
Remesas, millones
d
e dólares de 2006 Hogares (miles)
267267
267267
267
Alejandro I. Canales
incremento, especialmente a partir del año 2000,
cuando pasó de 7.5 mil millones de dólares a 10.3 mil
millones dos años después, para continuar a un ritmo
similar de crecimiento y alcanzar casi 21 mil millones
de dólares en 2005.
Inconsistencias en la distribución territorial de las remesas
Las diferencias entre las estimaciones del Banco de
México y la
ENIGH no se refieren únicamente a los ni-
veles y tendencias de las remesas, sino también a su
distribución territorial. Podemos identificar dos tipos
Gráfica VIII.6.
Volumen anual de remesas
y remesas anuales por hogar perceptor, 1992-2005
(dólares a precios constantes de 2006)
Fuentes: Banco de México.
Indicadores Económicos y Financieros
. Balanza de
Pagos, www.banxico.org.mx e INEGI,
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos
de los Hogares
, de 1992 a 2005.
3 131
2 817
3 288
3 060
3 495
2 778
3 240
2 995
20.7
18.6
10.3
7.58.0
6.9
4.6
4.4
0
1 000
2 000
3 000
4 000
5 000
6 000
7 000
8 000
1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005
-15
-10
-5
0
5
10
15
20
25
Remesas por hogar (dólares al año) Remesas (miles de millones de dólares)
268268
268268
268
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
de inconsistencias entre ambas fuentes que nos permi-
ten discutir la validez de las cifras. Por un lado, identi-
ficar las entidades con mayor discrepancia entre
ambas fuentes y, por otro, identificar las entidades que
mayor aporte hacen al crecimiento del volumen global
de las remesas. En ambos casos podemos verificar si se
trata de inconsistencias atribuibles a las diferencias
metodológicas intrínsecas entre ambas fuentes, o si se
trata de inconsistencias de otro tipo, que pueden im-
plicar sesgos en la estimación que ofrece una y otra
fuente de información.
1. Crecimiento de remesas por entidades, según el Banco
de México
Si el incremento en el volumen de las remesas repor-
tado por el Banco de México es real debería reflejarse
a nivel de las entidades federativas. De este modo, al
identificar qué entidades son las que hacen el mayor
aporte al crecimiento global, podríamos rastrear el
origen de ese incremento en el volumen anual de las
remesas.
Al respecto, podemos adelantar dos hipótesis que,
aunque pueden ser complementarias, se refieren a es-
cenarios diferentes.
Por un lado, el crecimiento de las remesas puede
explicarse por la expansión del fenómeno migra-
torio a nuevas entidades y regiones del país.
Por otro lado, el crecimiento de las remesas pue-
de explicarse por una intensificación del fenóme-
no en las regiones tradicionales de migración.
269269
269269
269
Alejandro I. Canales
Cada una de las dos hipótesis puede demostrarse a
través de la estimación directa del aporte que cada
tipo de entidad federativa (de migración tradicional o
entidades emergentes) hace al crecimiento del volu-
men global de remesas. En el mapa VIII.1 identifica-
mos las entidades que hacen la mayor contribución al
incremento absoluto del volumen de remesas entre
2000 y 2006, de acuerdo con las propias cifras reporta-
das por el Banco de México.
Mapa. VIII.1.
México, 2000-2006
Contribución de cada entedad al crecimiento global
de las remesas
Fuente: Estimaciones propias con base en Banco de México,
Indicadores
Económicos y Financieros.
Balanza de pagos, www.banxico.org.mx.
270270
270270
270
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
En primer lugar, podemos observar que 75 por ciento
del incremento de las remesas entre esos años se ori-
gina en sólo once entidades, mientras que las 21 res-
tantes sólo explican 25 por ciento del incremento
global.
En segundo lugar, estas once entidades con mayor
aporte al crecimiento podemos desagregarlas en tres
grandes categorías, a saber:
Por un lado, identificamos a Veracruz, Chiapas e
Hidalgo,
70
entidades de reciente incorporación al
flujo remesador y que hasta el año 2000 percibían
en conjunto menos de cinco por ciento del volu-
men global de remesas. Estas tres entidades con-
tribuyen a explicar casi 20 por ciento del incre-
mento global de las remesas entre 2000 y 2006.
Por otro lado, ubicamos a Michoacán, Guanajuato
y Jalisco, entidades con una gran tradición
migratoria que se remonta a fines del siglo
XIX, y
que ya antes de 2000, concentraban en conjunto 40
por ciento de las remesas. Estas tres entidades, a
su vez, contribuyen a explicar 22 por ciento del cre-
cimiento del volumen global de las remesas repor-
tadas por el Banco de México entre 2000 y 2006.
Por último, identificamos a Guerrero, el Distrito
Federal, Puebla, Oaxaca y el Estado de México,
entidades que se incorporaron al flujo migratorio
en los últimos 50 años, en algunos casos a partir
del programa bracero, y que ya antes de 2000 con-
70
Aunque el estado de Hidalgo parece tener una mayor tradición
migratoria que Veracruz y Chiapas, entidades que se integraron
en la última década al flujo migratorio, su participación en el
flujo de remesas era hasta el año 2000 muy marginal, pues
recibió menos de dos por ciento del volumen global de remesas.
271271
271271
271
Alejandro I. Canales
centraban 25 por ciento del volumen global de las
remesas en México. Se trata de entidades que, si
bien no pertenecen a la región migratoria tradicio-
nal (Durand y Massey, 2003), conforman una región
intermedia, con una ya importante tradición
migratoria. En conjunto, estas cinco entidades per-
miten explicar 33 por ciento del incremento del
volumen global de las remesas entre 2000 y 2006.
La contribución de las tres entidades emergentes al
crecimiento del volumen global de remesas se explica
directamente por sí misma, y se puede atribuir a la
hipótesis de la expansión del fenómeno de las
remesas. No obstante, en este caso resulta relevante
que ello permite explicar tan sólo una quinta parte del
crecimiento total de las remesas, fracción importante,
pero no significativa, y que nos permite concluir que
la expansión del fenómeno migratorio no es la base
para explicar el nivel de crecimiento de las remesas
que reporta el Banco de México.
71
Las entidades con alta tradición o de nivel intermedio
se asocian a la hipótesis de la intensificación del fenó-
meno migratorio y de las remesas. En concreto, estas
entidades concentran más de 55 por ciento del creci-
miento del volumen de las remesas. No obstante, su
explicación es algo más compleja y menos directa y ob-
via. En efecto, el incremento en el volumen de remesas
en estas entidades implicaría o un cambio en el com-
71
Resulta interesante comprobar que el nivel de explicación (20%)
atribuible a esta tesis de expansión de las remesas, es cercana al
incremento relativo observado en la migración global, así como
en el número de hogares perceptores. Esto nos permite sustentar
la hipótesis de que el incremento real en el volumen de remesas
se acerca más a lo que reportan el BEA y el INEGI que a lo que
reporta el Banco de México.
272272
272272
272
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
portamiento migratorio (mayor migración) de entida-
des con ya alta migración, o bien un cambio en el com-
portamiento remesador de los migrantes. Sin
embargo, de acuerdo con los datos presentados en sec-
ciones anteriores, ninguna de estas dos opciones pare-
ce coincidir con la dinámica migratoria reciente.
2. Diferencias en la distribución territorial de las remesas
según el Banco de México y la
ENIGH
Para identificar las inconsistencias entre las estima-
ciones de remesas del Banco de México y la ENIGH a
nivel estatal hemos desarrollado un ejercicio simple
que consiste en comparar la distribución relativa de
cada una de las fuentes. Esto nos permite identificar,
por un lado, aquellas entidades en donde la estimación
del Banco de México supera con mucho a la que se ob-
tiene con la
ENIGH y, por otro lado, aquellas entidades
en donde sucede lo contrario, esto es, donde la estima-
ción a partir de la
ENIGH supera con mucho lo que re-
porta el Banco de México. Asimismo, podemos
identificar aquellas entidades donde las diferencias
relativas no parecen ser de gran magnitud.
Además, podemos desagregar las dos primeras catego-
rías en dos grupos cada una. Por un lado, entidades
con alta diferencia relativa y que perciben grandes vo-
lúmenes de remesas anuales y, por otro lado, entida-
des con alta diferencia relativa pero que perciben
pequeños montos de remesas anuales. Obviamente,
nos interesa identificar la primera subcategoría de en-
tidades (con altas diferencias y altos volúmenes de
remesas), pues son las que explicarían en mayor medi-
273273
273273
273
Alejandro I. Canales
da las inconsistencias a nivel agregado entre ambas
fuentes de información.
72
Con base en lo anterior, y de acuerdo con los datos que
reporta el Banco de México para 2005 y la
ENIGH de ese
mismo año, como se ve en en el mapa VIII.2, podemos
diferenciar las entidades federativas con base en cinco
grandes categorías, a saber:
1. Entidades en las que el Banco de México ofrece
una alta sobreestimación de las remesas respecto
a la
ENIGH y que perciben altos volúmenes de
remesas anuales. En esta categoría se ubican 5
entidades: el Distrito Federal, el Estado de Méxi-
co, Guerrero, Hidalgo y Michoacán.
2. Entidades en las que el Banco de México ofrece
una alta sobreestimación de las remesas respecto
a la
ENIGH, pero en las se perciben muy bajos vo-
lúmenes de remesas anuales. En esta categoría
se ubican otras seis entidades: Yucatán, Querétaro,
Tabasco, Quintana Roo, Tlaxcala y Colima.
3. Entidades en las que la
ENIGH ofrece una alta
sobreestimación de las remesas respecto a la que
da el Banco de México y que perciben altos volú-
menes de remesas anuales, de acuerdo con la
ENIGH. En esta categoría se ubican tres entidades:
Sonora, Chihuahua y Zacatecas.
4. Entidades en las que la
ENIGH ofrece una alta
sobreestimación de las remesas respecto a la que
da el Banco de México, pero en las se perciben
72
Asimismo, grandes diferencias en entidades con bajos volúmenes
de remesas pueden explicarse precisamente por estos bajos
montos de remesas, en donde cualquier pequeña variación en
términos absolutos, adquieren grandes dimensiones en términos
relativos.
274274
274274
274
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Mapa VIII.2.
México, 2005
Diferencias en la distrubución territorial de las remesas,
según Banco de México y la Encuesta Nacional de Ingresos
y Gastos de los Hogares de INEGI
Fuente: Estimaciones propias con base en INEGI:
Encuesta Nacional de
Ingresos y Gasto de los Hogares, 2005
y Banco de México,
Indicadores
Económicos y Financieros.
Entidades con sobrestimación de Banco de México
Entidades con sobrestimación de ENIGH
275275
275275
275
Alejandro I. Canales
muy bajos volúmenes de remesas anuales. En esta
categoría se ubican otras cuatro entidades: Baja
California Sur, Nuevo León, Baja California y
Nayarit.
5. Entidades con bajos niveles de inconsistencias en-
tre ambas fuentes de estimación de las remesas.
En esta categoría se ubican las 14 entidades res-
tantes.
Resulta relativamente sencillo explicar las diferen-
cias en el caso de las categorías 2 y 4. En ambos casos,
los problemas de subestimación y sobrestimación se
deben muy probablemente a los bajos montos de
remesas que registran ambas fuentes para este tipo de
entidades. En tal sentido, una pequeña variación en
los montos absolutos, debido a cualquier factor
metodológico, se presentará como una importante va-
riación relativa. No obstante, queda claro que estas
variaciones relativas en ningún caso son suficientes
para explicar las diferencias absolutas en los montos
globales que registran ambas fuentes estadísticas. Asi-
mismo, aquellas entidades en donde las diferencias
relativas no parecen ser de gran magnitud tampoco
parecen contribuir a explicar las diferencias en los
montos globales.
Por el contrario, esta diferencia en el monto global
más bien habría que rastrearla considerando las enti-
dades de las categorías 1 y 3. En este sentido, hay dos
situaciones que llaman significativamente la atención.
Por un lado están las inconsistencias en las estimacio-
nes para el Distrito Federal y el Estado de México y,
por otro, las inconsistencias en las estimaciones para
Sonora y Chihuahua.
276276
276276
276
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
En el primer caso, la sobrestimación que hace el Banco
de México respecto a lo que reporta la
ENIGH puede
explicarse por el hecho que la Zona Metropolitana de
la ciudad de México concentra una gran proporción de
los intercambios financieros con el exterior. En este
sentido, puede pensarse que, en este caso particular,
el volumen de remesas reportado por el Banco de
México incluiría una serie de otras transferencias no
familiares ni derivadas de la migración y que, por lo
mismo, no pueden ser captadas en encuestas de hoga-
res. Sin embargo, aunque ello podría ser cierto (y hay
indicios que apuntan en tal dirección), cabe señalar
que esta sobrestimación de las remesas en ambas enti-
dades ya se daba con anterioridad a los cambios en la
metodología del Banco de México
73
y que, por lo mis-
mo, no pueden ser la base para explicar el inusitado
incremento del volumen global de las remesas que re-
porta el Banco de México a partir de 2001, y que se
acentúa desde 2003.
En el caso de Sonora y Chihuahua, en cambio, la rela-
ción de sobrestimación es inversa, esto es, en términos
proporcionales, la
ENIGH reporta una participación de
estas entidades que es entre cuatro y cinco veces supe-
rior a la que registra el Banco de México. Lo paradóji-
co en ambos casos es que, por su carácter fronterizo,
era esperable que el Banco de México reportara un
mayor volumen de remesas debido a la mayor facilidad
para realizar las transferencias, así como a la mayor
interacción de estas entidades con la economía del sur
de Estados Unidos.
73
En el año 2000, por ejemplo, la estimación que ofreció el Banco
de México para el Distrito Federal era más de diez veces superior
a lo que para ese mismo año reportaba la ENIGH. En 2005 esta
relación de sobrestimación se redujo a menos de la mitad.
277277
277277
277
Alejandro I. Canales
La subestimación que registra el Banco de México
puede deberse a que su metodología no permite captar
adecuadamente una serie de transferencias familiares
que no pasan necesariamente por canales formales
(bancos y empresas remesadoras, entre otras) pero
que son muy características de las regiones fronteri-
zas y que se facilitan por la misma cercanía y vecin-
dad.
74
Estas transferencias, sin embargo, sí son
debidamente captadas por las encuestas de hogares
como la
ENIGH, la que registra directamente las trans-
ferencias percibidas por el hogar, sin importar la for-
ma o mecanismo en que ellas se realizan.
Con estos dos ejemplos (sobrestimación en el caso del
Distrito Federal y el Estado de México y subestima-
ción en el caso de Sonora y Chihuahua), queremos ilus-
trar algunos de los sesgos que conlleva la metodología
usada por el Banco de México en su medición de las
remesas, por lo que lo menos que pudiéramos esperar
es que reconociera estas falencias y propusiera esque-
mas alternativos para su posible corrección. No obs-
tante, también debemos ser claros y precisos al
señalar que estas inconsistencias y sesgos metodológi-
cos no son suficientes para explicar las divergencias
en los niveles y tendencias registrados entre ambas
fuentes de medición de las remesas. Por un lado, por-
que estas inconsistencias no son algo reciente, sino
que ya estaban presentes desde antes del año 2000,
cuando aparentemente las divergencias eran mucho
menores. Por otro lado, porque, en conjunto, estas
74
Así, por ejemplo, en las ciudades fronterizas son muchos los
hogares que tienen familiares directos que viven o trabajan en
Estados Unidos, lo que facilita una serie de intercambios
económicos y familiares de todo tipo que en otras entidades y
regiones del país se hacen mucho más difíciles y costosos.
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278
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
inconsistencias no son lo suficientemente voluminosas
como para explicar la magnitud de las divergencias
que hemos reportado entre una y otra fuente. Es decir,
las inconsistencias existen, pero son muy menores en
relación con el volumen y magnitud de las diferencias
en las estimaciones agregadas.
3. Hipótesis alternativas para explicar el crecimiento de
las remesas
Considerando lo anterior, resulta conveniente anali-
zar otras hipótesis que puedan explicar el incremento
del volumen de remesas. Una opción plausible es con-
siderar que las estimaciones de remesas que realiza el
Banco de México incluyen otro tipo de transferencias.
Una primera hipótesis dentro de esta opción, es consi-
derar que, ante el desarrollo de una economía étnica
75
orientada al mercado mexicano y latino en Estados
Unidos, probablemente se hubieran generalizado una
serie de transferencias de dinero generadas por
micros, pequeñas y medianas empresas para proveer-
se de insumos para sus negocios (restaurantes y tien-
das de ropa, entre otras). Una segunda hipótesis, es
considerar que dentro de las remesas se estarían es-
condiendo diversas transferencias derivadas de acti-
vidades ilegales, como el narcotráfico.
76
75
Se trata del desarrollo y consolidación de micro, pequeños y
medianos empresarios que ofrecen diversos productos de origen
mexicano y que se orientan a satisfacer determinadas necesida-
des de consumo de la población mexicana residente en Estados
Unidos. Para más detalles sobre este fenómeno, véase
Valenzuela Camacho, 2005 y 2007.
76
Aunque no hay mucha evidencia respecto a ello, esta es una tesis
que suele manejarse en diversos medios de comunicación.
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279
Alejandro I. Canales
Respecto a ambas hipótesis (dinero de microempres-
arios del narcotráfico), resulta interesante comprobar
que no hay evidencia que las respalde. Por un lado, de
ser ciertas, resulta paradójico que tanto los micro y
medianos empresarios como los narcotraficantes si-
gan el mismo patrón remesador que los migrantes,
tanto en términos de los montos, frecuencias y medios
usados, como de la distribución territorial del destino
de sus transferencias en México.
En primer lugar, de ser ciertas estas hipótesis, ello
debería reflejarse de algún modo en las mismas esta-
dísticas que reporta el Banco de México en relación
con los medios usados, las frecuencias de los envíos y
los montos promedio de cada transferencia. Sin em-
bargo, como hemos mostrado previamente, desde me-
diados de los noventa hasta nuestros días el monto
promedio de las transferencias reportadas por el Ban-
co de México se ha mantenido más o menos estable en
torno a 300 dólares por transferencia. Sin duda, tanto
los micro y medianos empresarios como las activida-
des ilegales movilizan cantidades de recursos muy su-
periores a lo que puede transferir un migrante laboral
de bajos ingresos en Estados Unidos, que es el perfil
de la gran mayoría de los mexicanos residentes en ese
país.
Algo similar puede decirse tanto respecto a la frecuen-
cia de los envíos como a los medios usados para reali-
zar las transferencias. En el caso de la frecuencia,
resulta curioso comprobar que la estacionalidad típica
del envío de remesas (alta concentración de los envíos
durante las fiestas de fin de año y su reducción en los
primeros meses de cada año) se ha mantenido también
estable en la última década, al igual que los medios
usados, en donde predominan ampliamente las trans-
280280
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280
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
ferencias electrónicas, ya sea a través de empresas
remesadoras o de transferencias bancarias.
En segundo lugar, resulta también curioso que la dis-
tribución territorial de las remesas sigue más o menos
el mismo patrón que la distribución territorial de la
migración, la cual, no cabe duda, difiere substancial-
mente de la distribución territorial de las actividades
del narcotráfico. Como hemos señalado, 75 por ciento del
incremento en el volumen global de las remesas se
concentra en entidades que se ubican en regiones con
ya alta tradición migratoria o de reciente incorpora-
ción al flujo migratorio, fenómeno, que ya ha sido docu-
mentado por otras fuentes e investigaciones. Asimismo,
en entidades con mayor influencia del narcotráfico,
como Sinaloa, Durango y de la franja fronteriza del nor-
te, el Banco de México reporta un volumen de remesas
incluso inferior, proporcionalmente, al que se estima
con base en fuentes alternativas, como la
ENIGH.
Asimismo, en las entidades de la Frontera Norte, don-
de se esperaría mayor vinculación con la economía del
sur de Estados Unidos, así como con la llamada econo-
mía étnica de origen latino y mexicano en ese país, el
Banco de México reporta, en cambio, una subestima-
ción del volumen de remesas.
En otras palabras, de ser ciertas estas hipótesis alter-
nativas, sería de esperar que se reflejaran en una
redistribución territorial de las remesas, en términos
de una mayor participación relativa de entidades de la
región norte del país (incluidas las de la frontera). Sin
embargo, lo que el mismo Banco de México reporta es
que en esas entidades crecimiento (absoluto y relati-
vo) de las remesas es muy inferior al promedio nacio-
nal y que en algunas de ellas se da incluso una
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281281
281
Alejandro I. Canales
subestimación del volumen de las remesas en relación
con lo que se estima con fuentes alternativas, como la
ENIGH.
Debate y conclusiones
Con base en lo anterior, cabe preguntarse si realmente
son creíbles las cifras que reporta el Banco de México.
De ser cierto lo que esta prestigiosa y autónoma insti-
tución reporta, entonces cabe una de dos opciones: o
bien antes de 2001 las remesas estaban pésimamente
medidas, ante lo cual lo mínimo que puede pedírsele al
Banco de México es un reconocimiento y explicación
de tan grave error, o bien el error reside en la metodo-
logía aplicada para las estimaciones de 2001 y años
posteriores. En todo caso, lo que resulta evidente es
que de ninguna manera el cambio en las magnitudes
reportadas puede atribuírse a cambios en el comporta-
miento remesador de los migrantes, a menos que se
supongan cambios realmente absurdos y sin ninguna
lógica. Veamos esto con más detalle.
Si efectivamente fueran correctas las cifras que ahora
y antes de 2001 reporta el Banco de México, se darían
entonces comportamientos tan absurdos como el si-
guiente. De acuerdo con los datos oficiales, entre los
años 1999 y 2001, los casi 8.15 millones de mexicanos
que residían en ese periodo en Estados Unidos ha-
brían enviado, en promedio, mil dólares cada uno, ci-
fra que es muy similar a la que habrían enviado
durante toda la década de los noventa.
Ahora bien, para que cuadren las cifras del Banco de
México, entre 2005 y 2006, los 10.85 millones de mexi-
canos que en esos años residían en Estados Unidos,
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282
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
deberían haber enviado, cada uno, alrededor de dos
mil dólares al año, esto es, el doble de lo que enviaban
tan sólo cinco años antes. En otras palabras, los ocho
millones de mexicanos que en 2000 residían en Esta-
dos Unidos debieron haber cambiado radicalmente su
comportamiento remesador en tan sólo 5 años y dupli-
car el volumen de dinero que por más de una década
han estado acostumbrados a enviar cada año (véase
gráfica VIII.7).
Pero no sólo eso, para ser consistentes con las cifras
del Banco de México, ese cambio en su comportamien-
to remesador debió darse sólo en el número de tran-
sacciones enviadas, no en el monto promedio de cada
transacción, para que coincidan con los reportes que
Gráfica VIII.7.
Remesa
per capita
enviada por la población mexicana
residente en Estados Unidos, 1994-2006
(miles de dólares por año)
Fuentes: Remesas: Banco de México. www.banxico.org.mx.
Migrantes:
Current Population Survey
, March Supplement, 1994 to 2006.
0.71
1.03 1.04
0.98
1.12
1.04
0.9
1.07
1.06
1.5
1.78
1.91
2.11
0.0
0.5
1.0
1.5
2.0
2.5
94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04 05 06
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283283
283
Alejandro I. Canales
hace el Banco de México respecto a estos indicadores.
Es decir, que cada migrante (niños y ancianos, hom-
bres y mujeres por igual, en fin) debió haber duplicado
su número promedio de envíos.
Asimismo, de ser cierta esta duplicación, significaría
que o los migrantes en Estados Unidos están en tan
buenas condiciones que hasta han visto duplicar su in-
greso disponible, lo que les habría permitido duplicar
el envío de remesas, o bien, de haberse mantenido es-
tables sus ingresos (que es lo que reportan práctica-
mente la totalidad de estudios al respecto), debieron
haber duplicado la proporción de sus ingresos que en-
vían cotidianamente como remesas a sus familiares.
En este caso, no cabe duda que su ingreso disponible
se habría reducido substancialmente, lo que implica-
ría un claro proceso de empobrecimiento, más allá de
las condiciones de precariedad que les caracterizan.
Sin duda, los migrantes mexicanos sufren diversas
condiciones de precariedad y vulnerabilidad social, lo
que hace que muchos de ellos se ubiquen por debajo de
la línea de pobreza en Estados Unidos (Canales,
2007b), pero esa es una situación estructural que se da
desde hace décadas, la cual si bien no ha mejorado
tampoco ha empeorado significativamente.
Desde cualquier punto de vista se trata, sin duda, de
situaciones absurdas y reñidas con la más elemental
lógica y racionalidad. Por lo mismo, la conclusión es
única y contundente. El problema está en la metodolo-
gía usada por el Banco de México para estimar el volu-
men de remesas. Lo que no parece ser tan simple de
determinar es si el problema está en la metodología
que se usaba hasta el año 2000 o si, por el contrario,
está en la usada a partir de 2001 y modificada en 2003.
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284
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
En todo caso, consideramos que las cifras que reporta
el Buró de Análisis Económico de Estados Unidos pa-
recen más confiables, pues su comportamiento y ten-
dencia resultan ser más consistentes con los cambios y
continuidades en el proceso migratorio mexicano. Por
lo menos no se llega a situaciones tan absurdas como
en el caso de las reportadas por el Banco de México.
Por un lado, el incremento en el volumen global de
remesas reportado en los últimos años es consistente
tanto con el incremento en el volumen de población
mexicana residente en Estados Unidos, como con el
incremento en el número de hogares perceptores de
remesas en México, así como con el incremento en el
volumen de remesas que podemos estimar directa-
mente en los hogares mexicanos a través de la
ENIGH.
Por otro lado, de acuerdo a las cifras que reporta el
BEA, en los últimos años la estabilidad en el valor de la
remesa
per capita
enviada por la población mexicana
residente en Estados Unidos es también muy consis-
tente con la estabilidad observada en la remesa
percibida por cada hogar en México.
En síntesis, se trata de un conjunto de comparaciones
ante las cuales los reportes del Banco de México sólo
presentan inconsistencias, mientras que los del
BEA
muestran una mayor consistencia. Con base en estos
datos podemos afirmar que el problema metodológico
muy probablemente se presente en la nueva metodolo-
gía de estimación del Banco de México. Por lo pronto,
con la metodología usada antes de 2001, todas estas
comparaciones arrojan similares consistencias entre
lo reportado por el Banco de México y el
BEA.
Conclusiones.Conclusiones.
Conclusiones.Conclusiones.
Conclusiones.
Ocho mitos sobre las remesas en MéxicoOcho mitos sobre las remesas en México
Ocho mitos sobre las remesas en MéxicoOcho mitos sobre las remesas en México
Ocho mitos sobre las remesas en México
Se estima que en 2006 las remesas enviadas a México
habrían alcanzado un volumen récord de 23 mil millo-
nes de dólares. Esta cifra implica un crecimiento de
casi cuatro veces respecto a su monto en 2000. Sin em-
bargo, para 2007 el Banco de México estima que el vo-
lumen de remesas sea entre 23 y 24 mil millones de
dólares, cifra que implicaría un inesperado freno a su
crecimiento explosivo de los últimos años.
Ante este anuncio del Banco de México se ha levanta-
do toda una ola de declaraciones y análisis muy
alarmistas que auguran el fin de las remesas, y que
presagian una infinidad de males y efectos negativos
para la economía mexicana. Así como en el pasado re-
ciente se generó, con base en el crecimiento explosivo
de las remesas, una serie de discursos celebratorios
que se congratulaban por sus potenciales efectos posi-
tivos en la economía mexicana, hoy en día esos mismos
discursos se han vuelto completamente pesimistas y
alarmistas, e incluso llegan a señalar que México ha-
bría dilapidado esa ventana de oportunidad que signi-
ficó en algún momento el millonario flujo de remesas.
En realidad, no se trata de dos discursos diferentes,
uno celebratorio y otro alarmista, sino de un mismo
discurso y una misma perspectiva política sobre las
remesas que se sustenta en la tesis de que este flujo de
transferencias tendría un importante impacto económi-
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286286
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286
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
co en dos niveles diferentes. Por un lado, las remesas
constituirían una inyección de recursos "frescos" que,
si fueran canalizados adecuadamente, servirían para
promover el desarrollo económico de las comunidades
y regiones de origen de la migración. Por otro lado, las
remesas tendrían, además, un importante impacto en
el nivel de bienestar de los hogares perceptores y, por
ese medio, en la reducción de la pobreza y los índices
de desigualdad social y económica.
Obviamente, si se asumen estas premisas, entonces el
corolario es directo: el incremento explosivo de las
remesas tendría efectos positivos en el desarrollo y en
la equidad social, a la vez que su estancamiento y posi-
ble reducción tendrían el efecto contrario. Esto expli-
caría la celebración en círculos oficiales por el
crecimiento continuo y explosivo de las remesas, a la
vez que su alarmismo y preocupación cuando se presa-
gia su estancamiento y posible descenso en un futuro
cercano.
Lo curioso de este discurso, es que se basa en una serie
de ideas, prejuicios y mitos sobre las remesas que no
se corresponden con lo que los datos y la teoría
macroeconómica señalan. Por un lado, tanto el discur-
so celebratorio del sexenio pasado como el discurso
alarmista actual adolecen de deficiencias teóricas y
metodológicas de importancia y, por otro lado, los da-
tos para el caso mexicano, al menos, están muy lejos de
avalar este tipo de posiciones extremas. En realidad,
este discurso se basa en supuestas relaciones y efectos
macroeconómicos de las remesas, mismos que no han
sido debidamente contrastados con la propia teoría ni,
menos aún, suficientemente sustentados con análisis
estadísticos.
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287
Alejandro I. Canales
Por el contrario, el amplio análisis de las cifras oficia-
les que presentamos en este libro señala que esas rela-
ciones son o muy débiles o simplemente inexistentes.
De hecho, nuestra tesis es que este discurso celebrato-
rio del sexenio pasado (que se torna alarmista en el
actual) en realidad está más cercano a una declaración
de buenos deseos y mejores intenciones sobre las
remesas que a un discurso político consistente, apoyado
en evidencia empírica y marcos conceptuales sólidos.
En este sentido, podemos señalar que existen al me-
nos ocho mitos sobre las remesas, esto es, juicios y afir-
maciones que comúnmente se señalan y repiten en
diversos medios políticos, informativos e incluso aca-
démicos, que de tanto repetirse se han asumido como
verdades incuestionables, formando parte ya del ima-
ginario colectivo construido en torno a las remesas,
pero que son sólo eso, mitos e ideas falsas que no resis-
ten el embate de la realidad.
Mito 1. La tendencia de las remesas
Solía afirmarse que las remesas mostraban un creci-
miento continuo y sistemático, el cual contrastaba con
la alta variabilidad en el comportamiento que mues-
tran otras variables macroeconómicas claves (ingresos
petroleros, que son altamente dependientes del precio
del producto, e inversión extranjera directa, que se
caracteriza por su volatilidad, entre otros).
En realidad esta tendencia creciente es resultado de
una ilusión económica derivada de un error metodoló-
gico muy común cuando se analizan cifras de una va-
riable económica a lo largo del tiempo. En efecto, el
288288
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288
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
análisis longitudinal suele considerar directamente
los valores nominales de la variable macroeconómica,
las remesas en este caso. Debido a factores diversos,
como la inflación y las devaluaciones periódicas, entre
otros, el valor nominal de cualquier variable siempre
mostrará un incremento. Basta ver, por ejemplo, el va-
lor nominal del salario mínimo en México. Sin duda el
valor nominal actual es muy superior al de hace 20
años, sin embargo, si consideramos su poder adquisiti-
vo, veremos que se ha reducido significativamente en
este periodo.
En el caso de las remesas sucede algo similar. Es por
ello que la serie nominal debe deflactarse para consi-
derar únicamente los cambios en los valores reales de
la variable, y así eliminar el sesgo y distorsión que re-
presenta su valor nominal. Este ejercicio lo desarro-
llamos en los capítulos III y VIII, donde presentamos
los valores reales de la serie temporal de las remesas
para el periodo 1980-2006. Como vimos, especialmente
en el capítulo III, la tendencia de las remesas muestra,
en cambio, un comportamiento muy peculiar, que en
nada se parece a una tendencia de continuo y sistemá-
tico crecimiento. Por el contrario, las remesas mues-
tran un comportamiento macroeconómico de mediano
y largo plazo que podríamos definir como anticíclico e
inflexible a la baja. Esto es, se incrementan sólo en co-
yunturas de crisis y recesión económica, para mante-
nerse estables en los periodos de recuperación y auge
económicos.
En este sentido, lo extraño en el comportamiento de
las remesas no es su consistente estabilidad en el
tiempo, sino el explosivo crecimiento que habrían te-
nido entre 2001 y 2006. Esto resulta paradójico a la luz
de lo que señala tanto el discurso celebratorio del
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Alejandro I. Canales
sexenio pasado como el alarmista en el actual. En efec-
to, de acuerdo con la tendencia a largo y mediano plazo
de las remesas no había razón que justificara el opti-
mismo celebratorio de hasta hace un año, como tampo-
co hay razón que justifique el alarmismo en el discurso
actual. La estabilidad de las remesas es el comporta-
miento "normal", y por tanto es lo que puede esperarse
si no se modifican factores estructurales que inciden en
las condiciones de emigración e inserción laboral de los
migrantes en Estados Unidos, entre otros aspectos.
Puede afirmarse que el endurecimiento de las políti-
cas migratorias en Estados Unidos podría afectar al
flujo migratorio y de remesas. Sin embargo, no se seña-
la que este endurecimiento de la política antimigra-
toria se remonta a inicios de la década pasada, por lo
que ha coexistido con una alta emigración sin afectar
el envío de remesas.
Mito 2. El volumen de las remesas
El volumen actual de las remesas es otro aspecto que
puede ser cuestionado. Como hemos visto en el capítu-
lo VIII, hay bastantes indicios para suponer que las ci-
fras que actualmente proporciona el Banco de México
estarían sobrestimando el monto real de las remesas.
Por un lado, mediciones independientes del monto de
remesas, como las del Departamento de Comercio de
Estados Unidos y la
Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos de los Hogares,
muestran estimaciones muy
inferiores a las que reporta el Banco de México. Por
otro lado, esas mismas mediciones independientes,
sin embargo, muestran un comportamiento de las
remesas muy similar al reportado por el Banco de
México hasta el año 2001.
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290
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Asimismo, el análisis de la tendencia de la migración y
del comportamiento remesador de los migrantes nos
indica que no hay evidencia empírica que permita jus-
tificar y explicar un cambio tan radical en la tendencia
de las remesas entre 2000 y 2006. De acuerdo con nues-
tro análisis, basados en las tendencias de la migración
en estos años, estimamos que las remesas debieron ha-
berse incrementado 30 por ciento aproximadamente
entre 2001 y 2006, proporción que es muy similar a la
que reporta el Buró de Análisis Económico de los Esta-
dos Unidos.
Con base en este análisis comparativo, señalamos que
hay suficientes indicios para suponer que la sobresti-
mación del Banco de México se derivaría del cambio
en la metodología que implementó a partir del año 2001.
Mito 3. La dependencia externa de las remesas
Independientemente del debate en torno a si el volu-
men de las remesas es real o no, en diversos medios
políticos, académicos e informativos suele afirmarse
que las remesas constituyen la segunda fuente de divi-
sas para el país, por debajo tan sólo de lo que aportan
las exportaciones petroleras.
Este es uno de los mitos más asentados en el imagina-
rio colectivo y que, por lo mismo, más cuesta rebatir.
Lo que resulta más curioso es que, de acuerdo con las
mismas cifras del Banco de México, y sin necesidad de
cuestionar su estimación de las remesas (mito 2), éstas
nunca han ocupado el segundo lugar en la generación
de divisas en México. Su mayor contribución se produ-
jo el año pasado, cuando ocuparon el tercer lugar, de-
trás de los ingresos del petróleo y de las exportaciones
291291
291291
291
Alejandro I. Canales
netas de la industria maquiladora. Y ello sólo por una
caída coyuntural de la inversión extranjera directa.
Ahora bien, más allá del debate de si las remesas son
la segunda, tercera o cuarta fuente de divisas, lo cual
ya hemos demostrado, lo relevante es que en cualquie-
ra de esos casos, tampoco hay nada que celebrar. De
hecho, debatir sobre la posición de las remesas desvía
la atención sobre aspectos más relevantes e importan-
tes en relación con el alto grado de vulnerabilidad de
la estructura de la cuenta corriente y la balanza co-
mercial mexicana. En efecto, a diferencia de otras eco-
nomías de la región (Brasil y Chile, por ejemplo)
donde el libre comercio ha derivado en una estructura
comercial más diversificada en términos de productos
y mercados, en el caso mexicano se tiene no sólo una
alta dependencia del mercado de Estados Unidos, sino
que además las cuentas más dinámicas de la balanza
comercial son altamente vulnerables.
Por un lado, las exportaciones de la industria maquila-
dora se sustentan fundamentalmente en el uso de
mano de obra barata, generando escasos encadena-
mientos productivos en la economía mexicana. Asimis-
mo, la crisis de esta industria en el periodo 2000-2003
refleja su alta volatilidad.
Por otro lado, en el caso de la inversión extranjera di-
recta destaca el hecho de que, en promedio, sólo 50 por
ciento de su valor corresponde a inversiones producti-
vas propiamente dichas, mientras que el resto se com-
pone de reinversión de utilidades generadas en
México y transferencias con las empresas matrices.
Asimismo, destaca también la alta concentración de la
inversión extranjera en tan sólo tres o cuatro entida-
des federativas, lo cual limita substancialmente su ca-
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292
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
pacidad para impulsar el desarrollo económico a nivel
nacional.
Por último, los ingresos derivados del turismo tam-
bién presentan una alta volatilidad a la vez que una
muy baja capacidad de generación de valor agregado y
encadenamientos productivos con el resto de la econo-
mía regional y nacional. De hecho, los principales cen-
tros turísticos en México configuran modernos
enclaves económicos con poco impacto y derrame de
beneficios económicos hacia las regiones donde están
situados.
Este carácter altamente vulnerable de la estructura
de la cuenta corriente de la economía mexicana es lo
que debería estar en el centro del debate, y no el hecho
de si las remesas son la segunda o tercera fuente de
divisas para el país.
Mito 4. La importancia macroeconómica de las remesas
Frecuentemente se señala que, así las remesas no sean
la segunda fuente de divisas, dado su volumen consti-
tuyen una importante aportación de recursos para la
dinámica macroeconómica en México.
En realidad, las remesas representan una muy peque-
ña fracción del producto interno bruto de México, lo
cual reduce de manera significativa su peso relativo y
sus impactos macroeconómicos. Asimismo, como vi-
mos en el capítulo III, las remesas representan una
muy pequeña fracción del volumen anual de remune-
raciones generadas en México, a la vez que contribu-
yen con una menor proporción a financiar el consumo
privado interno.
293293
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293
Alejandro I. Canales
En relación con otras fuentes de remuneraciones, si
bien las remesas representan, por ejemplo, poco más
del doble del fondo salarial generado en la industria
maquiladora de exportación, cabe señalar, sin embar-
go, que en el caso de esta industria ese fondo se distribu-
ye entre 1.2 millones de trabajadores, aproximadamente,
cifra que es más de seis veces inferior al volumen de tra-
bajadores mexicanos residentes en Estados Unidos.
Mito 5. La importancia microeconómica de las remesas
Si el gran tamaño de la economía mexicana hace que a
nivel macroeconómico las remesas puedan pasar des-
apercibidas, se argumenta que a nivel microeconómico
sí deben tener un impacto importante, especialmente
en el sustento de la economía familiar de los hogares
perceptores. Esta tesis es la base, además, para supo-
ner diversos efectos benéficos de las remesas en el
bienestar de la población y la reducción de la pobreza y
desigualdad social. Estos mitos los veremos más ade-
lante, aquí nos centraremos en rebatir la validez de la
importancia microeconómica.
En primer lugar, hay que considerar que el volumen
global de remesas encierra una ilusión monetaria. En
realidad los 23 mil millones de dólares que reporta el
Banco de México para 2006 no existen como tales. Lo
que sí existe es una infinidad de transferencias fami-
liares de pequeños montos cada una. En concreto, de
acuerdo con las mismas cifras del Banco de México, en
2006 los 23 mil millones de dólares se habrían transfe-
rido a través de 66 millones de transacciones de 300
dólares cada una, en promedio.
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294
Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Esta cifra es curiosamente consistente con lo que re-
porta la
ENIGH, según la cual, en 2005 cada hogar per-
ceptor de remesas habría recibido casi 250 dólares
mensuales en promedio (véase capítulos V y VI). Re-
sulta interesante comprobar que este monto equivale
a tan sólo dos salarios mínimos, los que representan
sólo 43 por ciento del ingreso familiar en los hogares
perceptores de remesas. Es decir, estos hogares per-
ceptores tienen la capacidad de generar otros 300 dó-
lares, adicionales a los que se generan a través de las
remesas. Aún en estos hogares perceptores las
remesas no constituyen la principal fuente de ingresos
familiares. Las remesas son, sin duda, un aporte subs-
tancial, pero su valor absoluto es de muy bajo monto, a
la vez que está lejos de ser la única o al menos princi-
pal fuente de ingresos de las familias perceptoras.
De hecho, el monto mensual promedio de las remesas
percibidas en cada hogar perceptor representa menos
de la mitad del valor de las remuneraciones al trabajo
percibidas, en promedio, en cada hogar mexicano.
Este es un dato relevante que, sin embargo, no suele
señalarse al hablar de la importancia microeconómica
de las remesas. En realidad, indica que, en promedio,
las remesas percibidas por cada hogar perceptor re-
presentan menos de la mitad de lo que cada hogar
mexicano percibe tan sólo por concepto de remunera-
ciones al trabajo.
Mito 6. La contribución de las remesas al crecimiento
económico
Un sexto mito se refiere a las supuestas contribucio-
nes de las remesas al crecimiento económico en
México. Al respecto se señalan dos vías a través de
295295
295295
295
Alejandro I. Canales
las cuales las remesas generarían aportes importan-
tes. Por un lado, en forma directa a través de las lla-
madas remesas productivas, que corresponden a
transferencias que son usadas para generar proyec-
tos productivos locales, establecer pequeñas y media-
nas empresas y negocios urbanos, financiar
actividades agrícolas, etcétera otras. En este rubro
se incluyen también las llamadas remesas colectivas,
con las cuales suelen financiarse proyectos locales de
infraestructura social.
Por otro lado, se señalan también los impactos que in-
directamente generan las remesas a través de los lla-
mados efectos multiplicadores. Se afirma que, sin
importar el destino directo de las remesas, esto es, sin
importar si se usan para consumo directo, para finan-
ciar festividades, para remodelar la casa, o cualquier
otro, ese gasto, al ser financiado con recursos que no
tienen una contraparte generada en México, sino que
son transferencias externas, tienen importantes efec-
tos multiplicadores sobre la dinámica económica local,
regional y nacional.
En ambos casos se trata de argumentos válidos teóri-
camente. De hecho, son de los pocos casos en que un
mito sobre las remesas tiene al menos un asidero con-
ceptual reconocido. Tanto los impactos directos de la
inversión productiva como los efectos multiplicadores
de las transferencias externas son incuestionables
teóricamente. El problema es, en este caso, contrastar
su validez con datos empíricos. Es decir, medir y esti-
mar empíricamente la dimensión de uno y otro efecto.
En este sentido, los datos de que disponemos, y que
hemos presentado en los capítulos III, IV y V, nos indi-
can que no se trata de efectos importantes.
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Por un lado, el volumen de las remesas productivas es
realmente insignificante. Diversos estudios señalan
que representan menos de cinco por ciento del volu-
men global de remesas, y ello en zonas con alta tradi-
ción migratoria y con cierto atractivo para la
inversión. Asimismo, una muy baja proporción de
migrantes declara como destino principal de las
remesas el financiamiento de actividades productivas.
Por si fuera poco, además, en muchos casos esta inver-
sión productiva corresponde en realidad a la forma-
ción de pequeños negocios orientados más a la
subsistencia familiar que a la generación de una em-
presa productiva.
Por otro lado, si la inversión productiva financiada con
remesas es marginal, en el caso de las remesas colecti-
vas la situación es aún más grave. De hecho, el presu-
puesto total del
Programa 3x1
en México (que incluye
tanto el aporte de los migrantes vía remesas, como el
aporte de los gobiernos federal, estatal y municipal)
nunca ha superado 0.5 por ciento del volumen global
de remesas.
Con base en lo anterior, queda claro que sostener una
estrategia de desarrollo basada en las remesas pro-
ductivas y colectivas no deja de ser una ilusión que
peca de una gran inocencia si es que no una mera igno-
rancia de la realidad.
Ahora bien, en relación con los efectos multiplicadores
de las remesas familiares, la situación no es muy dife-
rente. Por un lado, los mismos estudios que señalan su
importancia también advierten que gran parte de es-
tos efectos multiplicadores suelen filtrarse hacia zo-
nas urbanas y centros comerciales regionales, que
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Alejandro I. Canales
operan como lugares de producción y distribución de
bienes y servicios hacia las pequeñas comunidades ru-
rales, principales receptoras de las remesas.
Por otro lado, si bien la tesis de los efectos multiplica-
dores se sustenta en una importante teoría macroeco-
nómica, cuya validez no se cuestiona, lo cierto es que
también esa misma teoría señala los medios y meca-
nismos como estos efectos multiplicadores operan
realmente. Así, por ejemplo, la teoría afirma que en
cada periodo estos efectos no pueden atribuirse al
monto global de las remesas de ese periodo, sino al
valor del incremento de las remesas respecto al perio-
do anterior. Es decir, el efecto multiplicador se deriva
del incremento de las remesas, no de su monto absolu-
to. Ello es así porque lo que mide el efecto
multiplicador es el incremento en la actividad econó-
mica (
PIB) generado por el incremento en el monto de
las remesas, en este caso.
En este contexto teórico, si consideramos que el com-
portamiento normal de las remesas es su estabilidad,
entonces se deduce que sus efectos multiplicadores
son realmente mínimos de un año a otro. Podría pen-
sarse que ello era cierto especialmente en los años
ochenta y noventa, pero no así en los últimos seis años,
cuando las remesas han experimentado un gran dina-
mismo. Sin embargo, en este caso, como hemos demos-
trado en el capítulo VIII, el incremento registrado por
el Banco de México se debe fundamentalmente a un
problema de cambio en la metodología de medición, y
no a un incremento en el volumen real de las remesas.
Por lo mismo, sería un gran error asignar a un cambio
metodológico un efecto multiplicador.
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Mito 7. La pobreza, el bienestar y la movilidad social
Se señala que las remesas tienen un gran impacto so-
cial, pues contribuyen directamente a mejorar las con-
diciones de vida de la población que las percibe, por lo
que constituyen un instrumento eficaz para reducir la
pobreza y la desigualdad social, al promover la movili-
dad socioeconómica de la población.
Sin duda, las remesas tienen un impacto positivo en el
nivel de bienestar. La duda que siempre queda es cuál
es su magnitud. Al respecto, podemos mostrar la in-
consistencia de esta tesis al menos en tres niveles di-
ferentes. Por un lado, a nivel agregado, por otro lado, a
nivel microeconómico (en los hogares perceptores) y,
finalmente, en términos de los niveles de bienestar de
los hogares.
A nivel agregado, hemos demostrado (véase capítulos
II y VII) que, tanto en México como en los demás países
latinoamericanos, las remesas parecen tener un muy
débil impacto en el mejoramiento de los índices de
medición de la pobreza y la desigualdad social. Sólo en
El Salvador, donde contribuyen a reducir en cinco
puntos porcentuales el nivel de pobreza y a mejorar en
similar proporción la distribución del ingreso, tienen
un impacto relativamente importante. Sin embargo, si
tomamos en cuenta que en ese país las remesas repre-
sentan casi 20 por ciento del
PIB, podemos afirmar que
aún en este caso, distan mucho de ser un instrumento
eficiente para reducir unos niveles de pobreza y des-
igualdad social que prevalecen desde hace varios
lustros. Asimismo, se da el caso paradójico de países
como Honduras y Perú, donde las remesas, inversa-
mente a lo que se supone, contribuyen más bien a in-
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Alejandro I. Canales
crementar la desigualdad social en la distribución
del ingreso.
A nivel microeconómico la situación no es muy dife-
rente. En el caso de México, aunque las remesas repre-
sentan poco más de 40 por ciento del ingreso familiar
en los hogares perceptores, no parecen estar asocia-
das a un proceso de movilidad social ascendente de la
población perceptora que le permita superar una si-
tuación de pobreza. Hay dos razones que explican esto.
Por un lado, un tercio de la población perceptora de
remesas, aún sin remesas mantendría un nivel de in-
greso que las situaría por encima de la línea oficial de
pobreza. Por otro lado, de los otros dos tercios de la
población perceptora de remesas que estarían en si-
tuación de pobreza, en 65 por ciento de los casos las
remesas no son suficientes para promover una movili-
dad socioeconómica que las sitúe por encima de la lí-
nea de pobreza. En otras palabras, las remesas
permiten que tan sólo una de cada cuatro personas
perceptoras de remesas pueda tener un mejoramiento
significativo en sus niveles de vida e ingresos que, a
través de una movilidad socioeconómica ascendente,
les permita superar su condición de pobreza. Sin duda,
no son cifras como para sentirse orgullosos.
Por último, en cuanto al mejoramiento en el nivel de
bienestar de la población perceptora, éste no resulta
ser de gran significación. Si medimos el nivel de vida
de la población de acuerdo con el volumen de su ingre-
so
per capita
, hemos visto (capítulo VII) que el aporte
de las remesas no es realmente importante. De hecho,
los datos en el caso de México nos señalan que en cada
estrato social el ingreso
per capita
es sistemáticamen-
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
te inferior en los hogares perceptores que en los no
perceptores, la única excepción se da en los hogares
rurales, donde la diferencia no parece ser estadística-
mente significativa. En resumen, las remesas no pare-
cen generar una mejor condición socioeconómica en
los hogares perceptores respecto a los no perceptores
de remesas.
Ello se debe a un hecho muy simple que suele pasarse
por alto. El volumen mensual de remesas que se perci-
be en los hogares mexicanos es cercano a los dos sala-
rios mínimos, que representan menos de 60 dólares
mensuales
per capita
, cifra que es menos de la mitad
del valor en dólares de la línea de pobreza definida por
los organismos oficiales.
Mito 8. El nulo nivel de ahorro y el derroche de las
remesas
Durante muchos años se sostuvo que el impacto de las
remesas se veía menguado por el malgasto que los
migrantes hacían de ellas. En concreto, se argumenta-
ba (y se repite en varios círculos todavía) que los
migrantes tendían a derrochar sus remesas en consu-
mo superfluo, que además no contribuye a su propio
bienestar, como fiestas de XV años de sus hijas, festivi-
dades comunitarias, ampliación y remodelación sun-
tuosa de sus viviendas, compra excesiva de bienes de
consumo durable y electrodomésticos (televisores, re-
frigeradores, autos, etcétera) así como de servicios lu-
josos (televisión por suscripción, teléfono y celulares,
entre otros). Este patrón de consumo y gasto, que ha-
brían adoptado por efecto de demostración durante su
estancia en Estados Unidos, y que sería evidencia de
una movilidad económica ascendente, no sólo implica-
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Alejandro I. Canales
ría desperdiciar recursos escasos que podrían tener
un impacto económico diferente si se dedicaran a fi-
nanciar actividades productivas, sino que además re-
duce significativamente la capacidad de ahorro de los
migrantes.
En el capítulo VII hemos demostrado la completa fal-
sedad de esta tesis, que además encierra un espíritu
discriminador, pues en el fondo no es sino un reflejo
clasista ante el ascenso económico de un grupo social
desprotegido. En efecto, por un lado, el nivel y la es-
tructura del gasto de los hogares perceptores es prác-
ticamente el mismo que muestran los hogares no
perceptores de similares condiciones de ingresos y
ámbitos urbanote residencia. En otras palabras, los
migrantes derrochan tanto su dinero como lo hace
cualquier otro hogar mexicano. Un dato curioso, ade-
más, es que encontramos que el gasto en la vivienda
(construcción, remodelación, ampliación), que se seña-
la como un derroche característico de los hogares per-
ceptores, es prácticamente el mismo que en los
hogares no perceptores. En realidad, como era de es-
perarse, el nivel y patrón de consumo no depende tan-
to del origen de los ingresos familiares como de sus
montos.
Por otro lado, y como corolario de lo anterior, hemos
demostrado también que la capacidad de ahorro de los
hogares perceptores es prácticamente la misma que
en los hogares no perceptores de remesas. Nuevamen-
te, y como era lógico de esperar, el nivel de ahorro no
depende del origen de los ingresos, sino de su monto,
de tal forma que son los estratos sociales más favoreci-
dos los que muestran mayor nivel de ahorro. Resulta
curioso, además, que se critique a los migrantes por su
aparente derroche e incapacidad de generar ahorro, y
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
no se considere que, en general, sólo diez por ciento de
la población más rica del país tenga una capacidad de
ahorro significativamente importante. En realidad, el
restante 90 por ciento, muestra un nivel de ahorro mí-
nimo, sin importar su condición de percepción de
remesas. Esto es, que es evidente que hay una situa-
ción estructural de bajos ingresos que afecta a 90 por
ciento de la población mexicana, situación que es la
base estructural que explica la nula capacidad de aho-
rro familiar en México. En otras palabras, si los
migrantes no tienen un nivel de ahorro significativo,
no es en ningún caso por su condición de migrantes,
sino por una situación estructural de la economía
mexicana que mantiene a nueve de cada diez personas
en una situación económica tal que les impide para
generar un ahorro familiar.
En síntesis, en este libro hemos intentado mostrar con
datos tomados de estadísticas oficiales las debilidades
conceptuales y empíricas de gran parte del discurso
actual sobre los potenciales impactos positivos de las
remesas en la economía mexicana. Cabe señalar, sin
embargo, que no por ser críticos nos ubicamos en una
posición pesimista. Es más, creemos que la clasifica-
ción entre optimistas y pesimistas es un engaño con-
ceptual que elude el debate de fondo. En realidad,
nuestra crítica no se dirige hacia las remesas y sus
impactos, sino específicamente hacia una estrategia
de desarrollo y de política económica y social inspira-
da en estos juicios y prejuicios sobre las remesas. Si
somos críticos es porque afirmamos que existen estra-
tegias de desarrollo económico y social alternativas,
que no sólo son más eficientes y eficaces sino que tam-
bién son más realistas, en el sentido que se sustentan
en análisis y propuestas que tienen mayor asidero em-
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Alejandro I. Canales
pírico y conceptual. En definitiva, mal haríamos si nos
quedáramos en la discusión sobre si las remesas son
buenas o malas, dicotomía que además de ser falsa
distorsiona el debate. Por el contrario, lo que debería-
mos hacer es pasar del debate acerca de los impactos
de las remesas al debate en torno a las estrategias de
desarrollo y alternativas de política económica. Ese es
el debate de fondo, que curiosamente los defensores
del discurso celebratorio (hoy alarmista) de las
remesas siempre tratan de esquivar.
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Matrices de contabilidad social con base
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Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México
Vivir del norte.
Remesas, desarrollo y pobreza en México
se imprimió en
El tiraje fue de 1 000 ejemplares
... Además, el dinamismo del desarrollo socioeconómico caracteriza al país e influyen mucho más en la probabilidad de remesas. A modo de ilustración, Canales (2008) y Lozano (2006) estudiaron una muestra en México y encontraron que en regiones donde se desarrollan infraestructuras públicas y la actividad social y económica es dinámica y diversificada con la presencia de varias empresas, la probabilidad de envío de remesas por migrantes aumenta considerablemente. ...
... En la actualidad, las remesas de los migrantes son uno de los principales rubros de transferencias corrientes en la balanza de pagos de muchos países en desarrollo como Haití o los países hace poco industrializados, especialmente los de América latina y el Caribe, como se ha venido visto desde los años noventa (Canales, 2008). Sin embargo, las remesas de los migrantes no son un tema nuevo en el debate sobre la migración y el desarrollo socioeconómico. ...
... Además, a través de las remesas destinadas a inversión productiva, las remesas destinadas a educación, salud y construcción de viviendas también tienen efectos sobre el crecimiento de la economía de las familias a largo plazo (Banco Mundial, 2006). Sin embargo, Binford (2002), Canales et al. (2008) y De Haas (2007) en sus investigaciones no encontraron una relación estable y clara entre las remesas de trabajadores migrantes y el desarrollo a largo plazo. ...
Thesis
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This research studies the effects of remittances to Haiti specifically to Port-au-Prince by haitian migrants residing in Tijuana. This research focuses on remittances and the socioeconomic development of recipient families. The study followed the logic of the historical and most recent journey of haitian international migrants, from their experience of social and economic transformation to the motivations for their transfer to other countries, such as the Dominican Republic, the United States, Canada, Chile, Brazil, and Mexico to your stay in the country of destination. The general objective followed by specific research was to analyze whether remittances are considered a factor of socioeconomic development for families in Port-au-Prince and how their remittances have implications for the living conditions of haitians established in Tijuana. a) Explain how remittances from Haitians become a factor in family development and if this development has repercussions at the community level; b) Investigate whether or not the quality of life of haitian migrants in Tijuana has improved compared to their living conditions in Haiti; c) Show the influence that remittances from haitian migrants have in Tijuana as a potential fabric of the quality of life of the receiving families in Port-au-Prince. This is a qualitative research, having as intentional samples Haitian migrants considered as recipients, migrants residing in the city of Tijuana and all those in the periphery. The methodological approach was organized by field research and carried out through semi-structured interviews and resorts to the use of documentary sources, official data from Mexican and haitian institutions, academic productions, other materials, as well as unofficial data from interviews with haitian migrants in the city center of Tijuana. The results obtained showed a transformation of the socioeconomic development experienced by the families remaining in Haiti due to the interventions and the expansion of remittances from Haitian migrants in Tijuana. This study was carried out by a haitian researcher, being fundamental the methodological reflection on his role as a researcher and, at the same time, belonging to the research group.
... Mujeres 'en' migración entre México y Estados Unidos. De la administración a la generación y remeseo de recursos propios, 1965-2008Women 'in' migration between Mexico and the United States. From managing to generating and remitting their own resources, 1965-2008 Resumen: ...
... De la administración a la generación y remeseo de recursos propios, 1965-2008Women 'in' migration between Mexico and the United States. From managing to generating and remitting their own resources, 1965-2008 Resumen: ...
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From a multidisciplinary perspective, this article proposes the concept of 'women "in" international migration' in order to acknowledge the specificities and diverse experiences that women have encountered in migratory processes. Specifically, we examine the women’s participation in the processes of generating, sending, receiving, and managing remittances between Mexico and the United States from 1964 to 2008. This research was conducted based on statistical data, documentary testimonies, and interviews that collectively highlight the significance of their gender condition.
... For orthodox discourse, the problem is to channel the cash sent by migrants to their relatives in the countries of origin, and to use it to promote development and stabilise national accounts. The emphasis has been on 'family remittances', as an instrument presumed to reduce poverty, because it is incorrectly assumed that these improve recipients' consumption capacity (Canales 2008). Most remittances are essentially wage earnings sent by workers to their financial dependents. ...
... Mexico: Cost of education and social reproduction of immigrants who entered the US between 1994 and 2008 versus remittances (billions 2008 US dollars).Source: Estimates based on Current Population Survey, 1994-2008 CONEVAL, Poverty Lines in Mexico; and Educational Statistics Yearbook in Mexico, 2008. 302 156 ...
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Over the last twenty years, through my own research on the subject and through the pages of the journal Migración y Desarrollo, 1 a counter-hegemonic agenda on migration and development has been outlined. This agenda is based on the Latin American school of critical development thought and, more specifically, on Marxist dependency theory. The purpose of this essay is to present the basic ideas, empirical indicators and theoretical postulates that have been formulated from this alternative perspective, also known as the Southern perspective. This perspective does not imply the negation of the North, but rather the negation of negation in dialectical terms, with a view to building a comprehensive, inclusive , emancipatory, and libertarian approach to the nexus between migration and development. More specifically, our intention is to present some of the key aspects that underlie and shape this counter-hegemonic perspective: a) The foundations of a Marxist theory of migration. b) The theoretical/political battleground and the emergence of a counter-hegemonic perspective. c) The export of labour power and the emergence of new and extreme modalities of unequal exchange. d) Demystifying indicators. e) Towards a reconceptualization of forced migration. f) Migration, informality, and the transnational reproduction of a reserve army of surplus labour. g) The expansion of South-North skilled migration h) Concluding remarks: on the reframing of the migration and development question for the 21 st century. Through this brief overview, we attempt to give an account of the itinerary, main concepts and theoretical postulates of what we have conceptualised as a counter-hegemonic research agenda on migration and development. Our main aim is to provide theoretical and empirical elements of the ways in which the relationship between migration and development is intertwined within the framework of contemporary capitalism and imperialism, thereby highlighting critical aspects of its current problematic and challenges.
... Rao (2009), sostiene que la mayoría de las remesas se realizan con fines filantrópicos para aumentar los ingresos de las familias receptoras. Canales (2008), analiza a las remesas como una renta equivalente al salario y el destino de estas es satisfacer las necesidades. En este sentido, según Barajas et al (2009), las remesas son flujos de efectivo irrestrictos utilizables para financiar tanto el consumo como la inversión. ...
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El proceso migratorio a lo largo de la historia ha dejado efectos positivos como negativos en los ámbitos socioeconómicos, la determinación de la magnitud de estos es importante para países en desarrollo como el Ecuador. Bajo esta perspectiva la presente investigación indaga la relación existente entre las remesas, el crecimiento económico y el nivel de pobreza por ingresos. Para ello se realizó un análisis descriptivo con base en datos existentes en el Banco Central y en el Instituto de Estadística y Censos en el periodo comprendido entre 2007 a 2022, esto ayudó a determinar el comportamiento de las variables en el tiempo, la relación existente entre ellas y también la distribución de remesas a nivel territorial. Además, para contrastar la literatura se utiliza un modelo econométrico de mínimos cuadrados ordinarios. Los hallazgos encontrados evidencian que las remesas en el Ecuador aportan al crecimiento económico y el comportamiento de la tasa de pobreza por ingresos tiene una relación inversa con el crecimiento económico.
... Las remesas en estas investigaciones constituyeron mayoritaria y básicamente el sustento económico diario de las familias, ya que el dinero se utiliza en comida, vestido, educación básica, salud y vivienda; también en algunos casos se destina una parte para construir o mejorar la casa, y muy pocos participantes usaron el dinero para invertir en una fuente de trabajo o para dar educación técnica o superior a sus hijos(as). Las remesas no cUando los hombres se van al "norte" representan un desarrollo económico exponencial para esta comunidad traducido en inversiones propias, en correspondencia con los estudios sobre las remesas que se han enfocado en analizarlas como parte de un salario internacional (Canales, 2005(Canales, , 2008. ...
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El presente artículo describe la intersección entre los procesos migratorios de los hombres michoacanos hacia Estados Unidos en relación con la representación de la masculinidad, desde la teoría de tecnologías de género, de Teresa de Lauretis y la performatividad y la constitución de sujetos de género, de Judith Butler. Se detalla cómo la representación de la masculinidad mandata a los hombres el trinomio trabajo-ganancia-proveeduría económica, conformar una pareja y el ser padres; factores que pueden alcanzarse a través de la migración, dado que las oportunidades macro estructurales de Estados Unidos conjuran los fantasmas del desempleo y la proveeduría económica insuficiente que pueden ocurrir si permanecen en sus lugares de origen.
... El saldo de transferencias corrientes con el exterior se puede ubicar en el Sistema de Cuentas Nacionales de México (INEGI, 2004), registrado en la cuenta corriente de la balanza de pagos. A pesar del debate que se ha generado últimamente en México con relación a la magnitud de las remesas familiares reportadas en fuentes ofi ciales (Canales, 2008), en este trabajo y, en general, en las estimaciones de NTA para México, se guarda consistencia con fuentes ofi ciales al mantener los niveles ahí reportados para el ajuste macroeconómico. En cualquier caso, la cuestión importante en este contexto es la identifi cación de fl ujos corrientes de naturaleza privada provenientes del exterior, independientemente de si estos son reconocidos como remesas familiares o no, siempre que se cumpla la condición de no quid pro quo. ...
Chapter
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Antecedentes La transición demográfi ca en México es la causa de impor-tantes cambios en la composición por edad de la población en las últimas décadas y se espera lo seguirá siendo en los años por venir. Estos cambios pueden apreciarse desde dos ópticas encontradas: la primera, en un sentido positivo, por la reducción del crecimiento poblacional y la disminución de la dependencia de grupos jóvenes en etapas intermedias de la transición; la segunda, en un sentido contrario, por la reducción posterior de grupos en edades productivas y el rápido aumento de las tasas de dependencia de adultos mayores en etapas avanzadas. Estos cambios demográfi cos tienen importantes impli-caciones en los mecanismos que las familias, el gobierno y otros grupos sociales enfrentan para el sostenimiento de grupos dependientes-jóvenes y adultos mayores. 1 Sin embargo, estos mecanismos no tienen que ser estáticos, sino que cambian conforme avanza la transición y las ne-cesidades de los grupos en cuestión. La satisfacción de la demanda educativa en etapas iniciales, la promoción del empleo en periodos intermedios y la sustentabilidad de los programas de pensiones en fases avanzadas, son ejem-plos de los diferentes retos que se presentan en las dife-rentes etapas y que pueden ser enfrentados con distintos mecanismos. Por supuesto que estos ejemplos son materia de interés y preocupación en todo momento, independien-temente del fenómeno de la transición demográfi ca, pero su peso específi co respectivo en las diferentes etapas se encuentra claramente diferenciado. La economía del ciclo de vida se encarga del estudio de este tipo de fenómenos y, en particular, de los meca-nismos económicos e institucionales involucrados en la transferencia de recursos económicos entre diferentes grupos de edad o entre generaciones. Bajo este contex-to, en este artículo se aborda el concepto de demanda de riqueza del ciclo de vida y su determinación empírica, partiendo del enfoque de transferencias intergeneracio-nales. Este concepto permite apreciar la dirección de los flujos económicos entre grupos generacionales y cuanti-fi car las necesidades de recursos de grupos específi cos. Su estimación precisa de la distribución por edad de la pobla-ción en un año de interés particular, así como los perfi les de edad de ingresos laborales y consumo correspondientes, mismos que se obtienen siguiendo la metodología del proyecto de Cuentas Nacionales de Transferencias (NTA, por sus siglas en inglés) (Mason et al., 2009b). También se analiza el efecto que los cambios en la estructura poblacional ejercen sobre esta medición empírica, en un contexto de perfiles de edad del consumo e ingreso constantes en el tiempo, así como las diferencias que pudieran presentarse cuando se deja de lado este su-puesto. El periodo de análisis para la medición de las variaciones en la estructura poblacional es de 1950 a 2050. La evidencia encontrada al usar perfiles de edad no constantes se basa en estimaciones de los patrones de consumo e ingreso, disponibles en México para tres años distintos: 2000, 2002 y 2004. Finalmente, se estudia la determinación de la riqueza de transferencias privadas y públicas, la dirección y magnitud en cada caso, así como la contribución de las remesas familiares en el caso privado. También se evalúan las diferencias en el tiempo de la riqueza de transferencias implicada por las remesas, para los tres años de estudio ya referidos. Los patrones por edad de las transferencias también son requeridos en este último caso, mismos que se obtienen empleando la metodología de NTA. 1 En sentido estricto, el término "dependiente" no sería aplicable, ya que los adultos mayores podrían fi nanciar su défi cit del ciclo de vida, empleando sus propios activos o desahorrando. La expresión se emplea a lo largo del artículo para hacer referencia a los grupos de jóvenes y adultos mayores, pero teniendo en mente está precisión.
... Por su lado, el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN-BID) (2009), en su estudio "Monografía FOMIN sobre remesas", señala entre los determinantes del envío de remesas ciertas características de los receptores de remesas como su nivel de ingreso y su situación laboral, su vinculación familiar con el emisor (hijo/padre/madre, cónyuge u otra relación de parentesco), la frecuencia y el monto de las remesas recibidas, así como ciertas características del emisor, tales como el tiempo de llegada y las perspectivas de retorno y enfatiza la importancia de las remesas como instrumento de desarrollo por lo que estudia medidas para reducir los costos de envío principalmente a través del fomento de la competencia, una mayor transparencia e incorporación de avances tecnológicos. Para el caso de México existen estudios acerca de los determinantes de las remesas, que se basan en variables microeconómicas y otros basados en variables macroeconómicos, sobresaliendo entre los primeros el de Canales (2008), que señala que los determinantes de las remesas surgen de las necesidades económicas y familiares resultantes de cada arreglo familiar en particular de cada migrante con sus familiares que se quedan en la comunidad de origen y de la historia familiar de la migración. Señala que el perfil sociodemográficos de los hogares receptores es el siguiente: viven en zonas rurales y en municipios con peores condiciones de marginación, desarrollo humano y condiciones de vivienda; compuestos principalmente por hogares ampliados, que a menudo tienen a su cargo a adultos mayores y niños; con necesidad de financiar su consumo a partir de las remesas; que tienen en igual proporción vivienda propia y rentada; que tienen una menor tasa de participación de sus integrantes en el mercado laboral; que pocos de ellos reciben ingresos provenientes del comercio y otras actividades; cuyos jefes de familia son en su mayoría mujeres, con estado civil separado, viudo o divorciado y con un menor nivel educativo. ...
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Se identifican los factores económicos y financieros del envío de remesas de Estados Unidos a México en épocas de la pandemia COVID-19. Para ello se estima un modelo de regresión lineal en primeras diferencias con las remesas como variable dependiente y como independientes algunas variables económicas y financieras, así como una variable binaria en representación del COVID-19; además se realiza un análisis de cointegración y se aplica la técnica de Gráficas Dirigidas Acíclicas y una prueba de cambio estructural. Los resultados muestran un efecto de causalidad del producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos sobre las remesas de Estados Unidos a México, pero no de las variables financieras. Asimismo, se confirma un cambio en el comportamiento del envío de remesas de Estados Unidos a México entre el período anterior y el período posterior a la pandemia.
... En la era de la Globalización los flujos de migrantes se han intensificado por la creciente demanda de mano de obra en los países del norte del planeta (Seriño, 2012), que ante las condiciones económicas apremiantes para muchas familias en la gran mayoría de los países del Sur, no han dejado otra alternativa, que migrar para mejorar las condiciones de vida de las familias. Son parte de un salario internacional (Canales, 2008;Canales, 2015) que se gasta como tal, en dos lugares distintos de un espacio trasnacional. ...
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En los últimos 11 años ha llegado una cantidad creciente de remesas a México procedente de los EEUU, sin embargo, su crecimiento y distribución es muy diferente en cada estado y lo mismo si se agrupan por regiones de la migración. En este trabajo se estudia ese crecimiento desde un enfoque regional, utilizando una técnica de análisis de cambio y participación que considera el espacio territorial; los resultados mostraron cambios antes y en la pandemia en la participación regional, concluyendo que si bien las remesas se “reciben”, es necesario implementar políticas de desarrollo regional para “atraerlas”, con ello se ayudaría al bienestar de las familias en el corto y mediano plazo, se prepararía un retorno planeado para el migrante en el futuro y se contribuiría al desarrollo regional y local.
... Lo que sí queda un poco más claro es acerca de las inversiones que directamente se realizan en obras, pues de inicio en las unidades económicas no se observa un rubro de construcción (ver Tabla 21 en Anexos), además de que como resultado de las entrevistas se reconocía que algunas veces no se contrataba mano de obra local y que incluso los materiales eran adquiridos en el estado de Jalisco porque representaban un ahorro importante, y de estudios previos como el de Canales (2008) que afirma que, efectivamente, el impacto de las remesas no está donde se perciben sino dónde se gastan; por ello se concluye que el impacto en empleos, en salarios y como derrama económica es poco, o al menos no completo o equivalente a los montos de inversión realizados en el municipio. ...
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El objetivo general consiste en diagnosticar, de la manera más certera y objetiva posible, la situación actual del Programa 3x1 y sus implicaciones en los procesos de construcción de la ciudadanía, en el municipio de Nochistlán de Mejía, en el periodo indicado. Para ello fue necesario plantearse los siguientes objetivos específicos: • Comprender de manera crítica a la ciudadanía y cómo se co- necta con los programas gubernamentales. • Describir el desenvolvimiento efectuado en el proceso de in- clusión-exclusión ciudadana en México durante el periodo neoli- beral. • Determinar los efectos y las consecuencias que ha traído el Programa 3x1 en materia de ciudadanía y exclusión en el municipio partícipe de la investigación.
... En el lugar de destino, el comportamiento de los migrantes es visto como un trabajador y consumidor más, genera un ingreso, consume para sobrevivir y ahorra para enviar remesas a sus familiares. Se trata de un salario internacional (Canales, 2008), que gran parte se queda en el lugar de destino y lo que logra no gastar el migrante lo envía como remesas. Este proceso se repite continuamente durante su estancia pero puede modificarse en función de la evolución de sus condiciones laborales, personales y sus expectativas. ...
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Immigrant Latin American workers are often subject to precarious working conditions and occupational segregation. On the one hand, even if they are as well-educated and as qualified as their U.S. peers, they are often relegated to lower positions. On the other, they systematically receive lower wages than the average U.S. worker in the same occupational fields. This constitutes a clear example of the inclusion of labor coupled with forms of social exclusion.
Article
In this paper we attempt to overcome several weaknesses of earlier field studies of the effect of international migration on sending communities. In general, these studies fail to employ representative samples of migrants, specify theoretical models of decision-making, or control for a variety of individual and household characteristics likely to affect how migrants dispose of their earnings, including sample selectivity. Representative samples of Mexican migrants from four sending communities are used to estimate a theoretical model that controls for a variety of individual, family, and trip characteristics; other stages of the analysis also control for sample selectivity. The findings suggest that migrant decision-making is strongly and consistently determined by social capital and community membership, with other variables playing ancillary roles in different decision processes. The propensities to save, remit, and invest productively generally rose as ties to the United States increased, and were generally higher in communities with well-developed local economies.
Remesas de los Mexicanos y Centroamericanos en Estados Unidos. Problemas y Perspectivas. Distrito Federal, México. El Colegio de la Frontera Norte y Miguel Ángel Porrúa
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