El artículo busca exponer el misterio de la Iglesia siguiendo la clave que nos legara el Concilio Vaticano II y que se podría sintetizar como un misterio de unidad. Desde allí subraya la importancia que la relación universal/particular-local tiene a la hora de fundar su comprensión y su estructuración histórica. Siendo consciente que esta temática ha ocupado un lugar significativo a lo largo del así llamado «siglo de la Iglesia» y de modo particular desde el post Concilio hasta el presente. Relevancia que le viene dada por ser un tema que está a la base de otros muchos temas en debate, como ser la misma relación entre el episcopado y el primado papal, o sea, el tema de la colegialidad y el rol primacial del obispo de Roma. Finalmente, el artículo se propone mostrar la importancia de una cierta clarificación conceptual en torno a los conceptos particular/local y señalar desde allí las consecuencias del tema dentro del marco de una eclesiología de comunión que sea capaz de dar razones teológicas de una Iglesia comunión de comuniones.