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El desarrollo de la ciencia política
en Argentina, Brasil y México:
construyendo una mirada comparada1
Pablo Bulcourf
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES,
ARGENTINA
pablo_bulcourf@yahoo.com.ar
Enrique Gutiérrez Márquez
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA DE MÉXICO
Nelson Cardozo
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES,
ARGENTINA
RESUMEN
Este artículo analiza la historia de la ciencia política en Argentina, Brasil y México
en perspectiva comparada, pretendiendo dar cuenta del proceso de construcción
disciplinar centrado en estos últimos cincuenta años donde se registran indicadores
de autonomización, especialización y profesionalización de la ciencia política.
Elesquema propuesto estudia la vinculación de la constitución del campo cientíco
de la ciencia política con los procesos culturales, sociales, económicos y políticos que
lo han orientando y condicionado sobre estos años.
PALABRAS CLAVE: ciencia política, historia de la ciencia, América Latina, Argentina,
Brasil, México.
SUMMARY
is article analyzes the history of political science in Argentina, Brazil and Mexico
from a comparative viewpoint. Its intention is to give an account of the process of
development of this discipline over the last y years, during which the indicators
of empowerment, specialization and professionalization of political science have
been recorded. e proposed scheme examines the links between the constitution of
the scientic eld of political science and the cultural, social, economic and political
processes that have oriented and conditioned it over the years.
KEYWORDS: political science, history of science, Latin America, Argentina, Brazil,
Mexico.
1 Los autores quieren agradecer los comentarios y aportes de Cristian Pereira y Lucas Jolias.
Anuario Latinoamericano
Ciencias Políticas
y Relaciones Internacionales
vol. 1, 2014
p. 155–184
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Artículos y ensayos Introducción
Este artículo intenta dar cuenta del desarrollo de la ciencia política en los tres
países de mayor tamaño sociodemográco de América Latina: Argentina,
Brasil y México, estableciendo algunos parámetros comparativos entre ellos.
Durante los últimos treinta años hemos asistido aun fuerte crecimiento de
la ciencia política en América Latina, aunque esto con escalas diferenciadas en
los países de la región. La elección de estos casos articula la envergadura y grave-
dad de los tres Estados más relevantes, en los que se registran indicadores claros
que expresan esta armación. Sin embargo, sus particularidades nos muestran
matices interesantes en el tipo de ciencia política que se ha ido construyendo,
estando esto en parte vinculado al propio contexto político y social y al “mode-
lo” de país que fueron orientando los sucesivos gobiernos alo largo de la última
mitad del siglo XX. Si bien son campos diferenciados, la matriz político-cultural
y económica ha moldeado, orientado, posibilitado y restringido la construcción
del campo cientíco-intelectual de la ciencia política. Esta armación no debe
pretender establecer correlaciones directas ni reduccionismos analíticos ya que
se trata de una estructuración social compleja y dinámica en donde se articulan
aspectos nomotéticos pero también ideográcos. Esta concepción de la propia
ciencia social es orientadora de nuestro trabajo y de las estrategias metodológi-
cas que hemos estado siguiendo en los últimos años.
En el período señalado se han ido creando numerosas carreras de grado y
posgrado; desarrollado programas de investigación sobre temáticas centrales
de la disciplina y sobre aquellos aspectos particulares de cada país. La produc-
ción editorial ha tenido un despegue y consolidación exponencial, lo que se
ha expresado en la publicación de numerosos libros de autor, compilaciones
y, principalmente, series de revistas cientícas especializadas que han ido in-
corporando reglas de evaluación cada vez más rigurosas para seleccionar sus
artículos, aunque sin por ello dejar de lado cierta orientación de corte teórico-
ideológico-metodológico en el establecimiento de su política editorial, si bien
muchas veces esto no se expresa de manera explícita.
Por otra parte, se ha venido registrando una constante y creciente transfe-
rencia de conocimientos de la ciencia política aotros ámbitos de la vida social,
entre ellas la propia actividad política como también los sucesivos programas
de reforma del Estado y de calidad institucional. Varios organismos interna-
cionales han ocupado un papel central en la incorporación de profesionales
de las ciencias sociales en sus planteles. La participación de los politólogos
también se ha incrementado en la actividad empresarial, principalmente vin-
culados alo que suele denominarse relaciones institucionales. Anivel de los
congresos, el número de asesores que detentan un título de ciencia política es
cada vez mayor, un campo que estuvo dominado ampliamente por la abogacía
en otros períodos. En las organizaciones de la sociedad civil y en diferentes
ONG, la incorporación de politólogos crece de manera constante. El campo de
la opinión pública, la construcción de campañas electorales y la comunicación
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El desarrollo de la ciencia política
en Argentina, Brasil y México:
construyendo una mirada
comparada
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política son también espacios en donde los licenciados en ciencia política van
tomando roles centrales.
La propia formación y especialización de los politólogos se ha visto apun-
talada por un doble juego en la formación de posgrado; por un lado varios de
ellos recibieron sus estudios en los EEUU y Europa y, por otro, se fueron de-
sarrollando en la propia región programas de maestrías y doctorados, algunos
de ellos de elevada calidad académica.
Esto nos abre un nuevo interrogante, principalmente teniendo en cuen-
ta las enormes asimetrías geográcas y socioeconómicas que persisten en la
región: ¿será este crecimiento claramente demostrable en términos cuantita-
tivos un verdadero desarrollo disciplinar? ¿Hasta qué punto estos indicadores
tomados en su expresión numérica en el fondo esconden esas asimetrías y ter-
minan profundizándolas? Esto nos lleva aplantearnos un enorme debate en
torno al tipo de ciencia política que se ha venido estableciendo en la región y,
de alguna manera, sobre su propia utilidad social. Esto también sucede dentro
de los estudios sobre historia y enseñanza de la ciencia política, ya que estos
no son “inocentes”: la forma en que narramos nuestra propia historia, aquello
que consideramos importante y destacado y lo que dejamos de lado tiene un
enorme efecto en la construcción del prestigio, el otorgamiento de fondos y
la orientación de la propia investigación y sus posibilidades de transferencia.
Muchas veces, los propios politólogos cometemos el “error” de hacer un re-
lato de nuestra disciplina aparentemente impermeable al propio poder que
es la materia básica de nuestro objeto de estudio; somos ciegos frente aestas
relaciones dentro de la propia comunidad como asu vinculación con las otras
esferas sociales, entre ellas la propia política. Por esta razón, es necesario ela-
borar una mirada más profunda y reexiva sobre nuestras prácticas, animar-
nos apreguntarnos por la “política de la ciencia política”. Algunos estudios
recientes han comenzado atransitar por este camino, por cierto nada fácil ya
que se trata del análisis crítico sobre nosotros mismos. Los recientes trabajos
de María de los Angeles Fernández Ramil, Cecilia Lesgart, Cristobal Grebe
Ramírez, Paulo Ravecca, Sergio Ángel Baquero, Julián Caicedo Ortíz, Cecilia
Rocha y Julián Cuellar Argote se han ido orientando por ese sendero incorpo-
rando algunos interrogantes y el aporte de otras áreas fuertemente interdisci-
plinarias, como así también el llamado enfoque de la colonialidad del saber.
Estos intentos se fueron cristalizando en los debates que se llevaron acabo en
el marco del III Congreso de Ciencia Política que organizó la Asociación Co-
lombiana de Ciencia Política durante 2014 en las ciudades de Cali y Popayán
y, durante el mismo año, en los encuentros llevados a cabo en las Jornadas
especícas en Montevideo como en México en ocasión del 50 Aniversario de
la Universidad Iberoamericana. Algunos especialistas se propusieron una se-
rie de orientaciones en torno alos propios estudios sobre el campo disciplinar
que se ha denominado Maniesto de Popayán. Este trabajo intenta, en un es-
pacio muy acotado, incorporar algunos de estos elementos para continuar con
esta tarea de conocernos anosotros mismos.
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Artículos y ensayos Esbozo del área de estudios sobre el desarrollo
de la ciencia política en América Latina
El desarrollo mencionado ha dado paso auna creciente preocupación por la
historia de la ciencia política en la región. Esto comenzó primero anivel na-
cional y, en los últimos años, se ha comenzado atrabajar en pequeños aportes
comparados. Como señalan la mayoría de los sociólogos del conocimiento
ylos historiadores de la ciencia, la reexión sistemática sobre los campos dis-
ciplinares realizada por los propios cultores de una determinada ciencia es
uno de los indicadores de su propia evolución. La pregunta por la propia his-
toria nos revela la existencia de ésta y la necesidad de ser pensada.2
En el año 2005, la “Revista de Ciencia Política” publicada por la Universidad
Católica de Chile dedicó todo un número especial adar cuenta de la ciencia
política en América Latina. Por otra parte, en los diferentes congresos de ciencia
política organizados por las asociaciones regionales, como la SAAP, la ABCP,
la AUCyP, la ACC, la ACCPOL y la AMECIP, se fueron registrando ponencias
ypaneles especiales de reexión en torno al desarrollo y enseñanza de la disci-
plina; creándose en muchas de ellas grupos de trabajo especícos en la temática.
Por su parte, la “Revista Argentina de Ciencia Política” publica en su
número 13/14 uno de los primeros trabajos comparados: Del Centenario al
Bicentenario: algunas reexiones sobre el desarrollo de la ciencia política en
los países del Cono Sur, escrito por Nelson Cardozo (Carodozo 2010); si-
multáneamente David Altman publica su estudio Where is Knowledge Ge-
nerated? On the Productivity and Impact of Political Science Departaments
in Latin America en la revista “European Political Science” (Altman 2011).
Enel marco del IV Congreso de ALACIP en Costa Rica, se realizó una mesa
de trabajo sobre el estado de la ciencia política latinoamericanista en Eu-
ropa yEstados Unidos, en donde participaron destacados académicos de
la región. En el Congreso realizado en ocasión de los 50 años de FLACSO
en Quito en el año 2007, se celebró una mesa similar sobre los estudios la-
tinoamericanistas en ciencia política. Con posterioridad, durante el V Con-
greso de ALACIP, realizado en Buenos Aires en 2010, se demostró un interés
creciente, tanto en la presentación de trabajos como en la dedicación de una
de sus sesiones plenarias adar cuenta del desarrollo de la ciencia política en
la región3, lo que se profundizó en el VI encuentro, celebrado en 2012 en la
2 Un trabajo muy interesante sobre el desarrollo de la ciencia política en los EEUU, Europa
y algunos países anglófonos lo constituye la compilación e Development of Political Science.
Acomparative Surrvey realizada por David Easton, John Gunnell y Luigi Graziano (Easton, Gun-
nell y Graciano 1991).
3 En dicho congreso, el entonces Secretario General de la ALACIP, Glaucio Soares, apoyó
la propuesta presentada por el politólogo mexicano, Víctor Alarcón Olguin, en el marco de la
reunión del Comité Ejecutivo de la ALACIP, en el punto dedicado a la creación de nuevos gru-
pos de investigación, para impulsar uno que se dedicara al estudio de la historia disciplinar de la
región, lo que se formalizó en congreso siguiente de la asociación.
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ciudad de Quito, donde se dio paso ala creación del Grupo de Investigación
sobre Historia de la Ciencia Política en América Latina (GIHCIPOLAL-
ALACIP)4, el que amplió considerablemente su cantidad de miembros y po-
nencias un año después, durante el VII Congreso llevado acabo en Bogotá,
circunstancia que permitió la realización de un amplio seminario sobre la
temática en la Universidad Sergio Arboleda. Por su parte, la revista “Po-
lítica. Revista de Ciencia Política” del Instituto de Asuntos Políticos de la
Universidad de Chile pública cuatro artículos sobre la historia disciplinar en
Argentina, Chile, México y Uruguay. En 2013, el Consejo Mexicano de In-
vestigación en Ciencia Política (COMICIP)5 va adesarrollar, en forma con-
junta con la IPSA, uno de los eventos más importantes tendientes aanalizar
la historia y desarrollo de la ciencia política tanto en América Latina como
en el resto del mundo, contando con destacados participantes del ámbito
latinoamericano, anglosajón y europeo.
Durante el año 2014 se llevaron acabo varias actividades vinculadas al
estudio especíco de la historia y desarrollo disciplinar; la primera de ella
fue organizada en forma conjunta por la Universidad de la República del
Uruguay y el grupo de estudio especíco de ALACIP. Colegas de toda la re-
gión se reunieron en Montevideo para intercambiar trabajos e ideas en torno
aesta área de reciente constitución. Posteriormente, en México, se realizó
un simposio especíco en San Luis Potosí, en el cual se analizó el devenir de
los estudios en el país azteca. Durante el mes de octubre, en ocasión del 50
Aniversario de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, se
realizaron una serie de eventos que permitieron una profundización sobre el
desarrollo e historia de la disciplina en Argentina, Brasil, Chile, Colombia,
Uruguay y México.
Para el campo de los estudios comparados sobre el desarrollo disciplinar,
en 2014, Fernando Barrientos del Monte publicará una de las primeras obras
editadas con una fuerte intención de establecer diferencias y similitudes den-
tro de laciencia política latinoamericana, apareciendo su libro Buscando una
identidad. Breve historia de la Ciencia Política en América Latina (Barrientos
2014). Desde Europa, la revista “Iberoamericana” dedicó su Foro de Debate
ala discusión sobre los desarrollos de la ciencia política latinoamericana y sus
interrogantes en su número 56 del mismo año. Estas recientes publicaciones
ylos debates sucedidos en el marco de los congresos nacionales y varias acti-
vidades especícas nos van señalando la importancia que paulatinamente han
ido adquiriendo este tipo de investigaciones que intentan arrojar un poco de
luz sobre la actividad politológica latinoamericana.
4 La mesa directiva del Grupo quedó integrada por los profesores Víctor Alarcón Olguín
(México), José Viacava Gatica (Chile) y Pablo Bulcourf (Argentina).
5 Consejo Mexicano de Investigación en Ciencia Política, más información disponible en:
http://www.comicip.org.mx/
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Artículos y ensayos Entre lupas y microscopios:
lineamientos teóricos básicos
Las ciencias sociales constituyen una actividad humana de carácter cognitivo
que se desarrolla en un contexto sociohistórico, esto quiere decir que su prin-
cipal objetivo – y no el único – es la producción de conocimientos sobre cierta
porción de “realidad” que dene como “social” y “política” y que constituye
su objeto de estudio (Bulcourf 2007). Al ser un quehacer humano es histórico
y posee su “propia historia”. Al ahondar como práctica “las propias prácticas
de las personas”, se entrelaza en una doble hermenéutica en donde sujeto y
objeto de conocimiento no pueden ser tajantemente separados; situación que
comparte con las otras ciencias sociales, y en parte, con toda reexión humana
(Giddens 1987).
La actividad cientíca sistemática producida desde la modernidad se en-
cuentra anclada dentro de lo que comúnmente denominamos “comunidad
cientíca”, la cual presenta, acorde acada disciplina y momento histórico, di-
ferentes grados de heterogeneidad uhomogeneidad. La diversidad es un rasgo
distintivo de todo quehacer cientíco-académico. Esto no debe ser visto como
un defecto oretraso en el desenvolvimiento de la actividad cognitiva, sino
algo propio de su acontecer y desarrollo. Por otro lado, en disciplinas que re-
exionan sobre la estructura social, el poder, las instituciones y los sistemas de
dominación que han implementado los hombres, todo intento de hegemonía
cognitiva es perjudicial para comprender la complejidad de lo político-social
y tiende acallar voces disidentes (Bourdieu 2003 y 2008).
Toda comunidad cientíco-académica se encuentra inserta en una de-
terminada realidad social. Por esta razón, es fundamental incorporar estos
patrones para su estudio. Muchos expertos han señalado dos dimensiones
para este análisis: lo que han denominado la “historia interna”, es decir, las
características propias del grupo cientíco y sus quehaceres y peculiaridades,
y la “historia externa”, la cual se reere alos condicionantes mencionados. No
puede desconocerse que toda la historia del desarrollo de las ciencias sociales
en América Latina se ha visto truncado y condicionado por el régimen polí-
tico (Trinidade, 2007). Para dar cuenta del desarrollo de un campo cientíco-
académico se propone abordar los siguientes aspectos:
• El nivel de los sujetos, entendidos como las personas y grupos, porta-
dores de su biografía, accionar y valores fundantes. Son agentes sociales
en tanto productores y reproductores de sus prácticas con diferentes
grados de conciencia y libertad, pero condicionados históricamente.
Los actores son constructores de su subjetividad. Estos no sólo actúan
en el nivel del individuo, sino que en la actividad científica se suele ha-
blar también de comunidades, es decir, los llamados equipos de trabajo
oinvestigación.
• El nivel institucional, en tanto ámbitos oespacios en los que se producen
y reproducen las prácticas. Las instituciones proveen de marcos de conten-
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El desarrollo de la ciencia política
en Argentina, Brasil y México:
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ción, limitación y recursos, como así también la presencia diacrónica de las
mencionadas prácticas. La comunidad cientíca posee sentido e identidad
en tanto existan las instituciones y su reproducción. Entre los tipos de es-
tas, dependiendo de cómo se va estructurando la comunidad cientíca en
cada país oregión, éstas pueden ser de enseñanza, de investigación, opri-
vilegiar algún papel sobre el otro.
• El nivel de la producción y su comunicabilidad, entendidos como los
conocimientos que genera y comunica la comunidad científica. Los que
se “materializan” en publicaciones, patentes, tecnologías, entre otros.
En el campo de las ciencias sociales serían las publicaciones en revistas
científicas, los libros especializados, las comunicaciones y ponencias
en congresos y jornadas, los informes de investigación y documentos
de trabajo. Pero también son importantes las transferencias de conoci-
mientos realizadas hacia el Estado, las empresas oentidades de la socie-
dad civil.
• El nivel de las asociaciones y redes, entendidas como los lazos interinsti-
tucionales y de vinculación entre la propia comunidad cientíca y, aveces,
con otros ámbitos de la vida social. La cantidad de éstas y su densidad son
elementos centrales para analizar los grados de institucionalización de una
disciplina. Un ejemplo de ello lo constituyen las asociaciones cientícas,
verdaderas redes de instituciones y de actores.
Cuando se particulariza una determinada disciplina en sus coordenadas
históricas y geográcas no se puede dejar de tener en cuenta las peculiaridades
de cada país oregión. Las dimensiones geográcas y demográcas condicio-
nan fuertemente el grado y tipo de desarrollo de una disciplina, más aún en el
campo de las ciencias sociales.
Tres grandes tigres
Cualquier investigación comparada que se pretenda rigurosa debe explicitar
los criterios de selección de los casos. Por ello, la pertinencia de comparar es-
tos países de América Latina se corresponde ala lógica de “sistemas similares”
y, por consiguiente, se parte del supuesto que estos cinco países comparten
algunas propiedades que se toman como constantes que son las denominadas
variables de control. Apartir de una primera indagación se presentan algunos
indicadores para pensar que ello es así.
Los tres países se encuentran en América Latina, comparten desarrollos
históricos similares (colonización iberoamericana, procesos independentistas
contemporáneos, matrices de desarrollo socioeconómico parecidos, regíme-
nes autoritarios durante el siglo XX, entre otros aspectos), culturales y demo-
grácos, por señalar algunas dimensiones. No obstante ello, el aspecto que se
considera más importante alos efectos de aislar variables es que los tres países
tienen un similar grado de desarrollo humano. Según el Índice de Desarrollo
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Artículos y ensayos Humano de Naciones Unidas6, los tres países pertenecen al grupo de países de
“Desarrollo Medio y Alto”.
Por otro lado, son países de gran tamaño en términos de supercie y can-
tidad de población, encontrándose Brasil y México entre los más poblados
del mundo superando los 100 millones de habitantes. Los tres países poseen
una economía desarrollada con un sector secundario y terciario importante,
permitiendo sus características demográcas un mercado interno destacado y
son principalmente exportadores de materias primas.
Desde el plano político, son regímenes presidencialistas de carácter federal
encontrándose sus constituciones inspiradas en parte en el modelo norteame-
ricano; aunque Brasil tuvo un período monárquico con el Imperio.
En la Tabla 1 se muestran algunos aspectos generales básicos de los países
estudiados.
El nivel institucional
Una primera aproximación al estudio comparado sobre el desarrollo de la
ciencia política tiene que hacer énfasis en los espacios institucionales de trans-
misión del conocimiento. Atendiendo esta variable no se puede dejar de men-
cionar como fueron desarrollándose los cursos de ciencia política, tanto de
grado como de posgrado. Cada historia nacional presenta divergencias sus-
tantivas, especialmente en relación alos procesos de creación de instituciones
de enseñanza de la ciencia política.
En primer lugar, en Argentina y México, se observa un sendero que se
corresponde con los demás países de América Latina, dado que se crearon
primero carreras de grado, luego maestrías y, nalmente, doctorados. Por el
contrario, en Brasil, la ciencia política es una especialización que se desarrolla
en el nivel de maestría y doctorado, con posterioridad a las licenciaturas en
ciencias sociales y su desarrollo ha sido principalmente en el posgrado. Esto
tiene una especial incidencia en la conformación de la llamada identidad pro-
fesional, la manera en que se constituye su asociación de politólogos y el tipo
de profesionalización del campo cientíco.
En la década de 1920, en Argentina, se comenzó adictar en la Univer-
sidad del Litoral, sede Rosario, la Licenciatura en Derecho Consular, creada
6 El Índice de Desarrollo Humano (IDH) fue creado en 1990 através del Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El objetivo era poder medir los progresos genera-
les de un país en tres dimensiones básicas del desarrollo humano. Para cada dimensión habían
elegido una variable que la representaba. El IDH reduce los tres indicadores básicos aun valor
que indica la distancia que el país tiene que avanzar hasta llegar al máximo posible. Este índice
va de 1 (el mejor) a0 (el peor). Los países se clasican según su IDH en tres grupos:1) países con
desarrollo humano alto: con valores del IDH de 0,800 y superiores; 2) países con desarrollo hu-
mano medio: con valores entre 0,500 y 0,799;3) países con desarrollo humano bajo: con valores
inferiores a0,500.
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en 1921 (Bulcourf 2008a). Las actividades tuvieron lugar en la Facultad de
Ciencias Económicas. En 1927, se crearon dos doctorados: uno, que seguía la
línea planteada en los estudios de grado referidos más arriba, que pasó alla-
marse “Diplomacia”, y otro con la denominación “Ciencia Política” (Bulcourf y
D’Alessandro 2003). Estas instituciones estuvieron estrechamente ligadas alas
concepciones jurídicas, más que alos debates de la ciencia política que se de-
sarrollaba, sobre todo desde nales del siglo XIX, en los Estados Unidos. Esto
quiere decir que, si bien se denominaban “ciencias políticas”, los enfoques,
problemas y paradigmas no se correspondían con el mainstream vigente en lo
que se puede denominar como “historia universal disciplinar”.
Sin embargo, los estudios políticos se fueron desarrollando en otras institucio-
nes, dado que en 1927 se creó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universi-
dad de Buenos Aires, el Instituto de Sociología, que tendría solamente ese rótulo
formal. Recién en la década de 1940 se generó un resurgimiento de las ciencias
Tabla 1.
Argentina, Brasil, México:
algunos datos básicos.
País Argentina Brasil México
Supercie (en km2) 2.780.400 8.514.877 1.964.375
Población* (en millones
de habitantes (2012)
42.192.494 199.321.413 114.975.406
PBI (en millones de US$) 435.200 2.518.000 1.185.000
PBI per cápita (2011) $17.700 $11.900 $14.800
Puesto del PBI en la
economía mundial 22 7 12
Posición en la tabla de
posiciones en el IDH (2012) 45 84 57
Coeciente de Gini
(puesto mundial) al 2012 0,375 (75) 0,519 (139) 0,470 (120)
Tasa crecimiento PBI (2011) 8,9% 2,7 % 4%
Organización territorial Federal Federal Federal
Año de transición
ala democracia
1983 1985 2000
Sistema de gobierno Presidencialista Presidencialista Presidencialista
* Corresponde casi en su totalidad a estimados originalmente elaborados por la Base de Datos
Internacional (International Data Base, IDB) de la Ocina del Censo de los Estados Unidos
(United States Census Bureau), redondeados de a miles.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de los datos disponibles en: CIA, https://www.cia.gov/
library/publications/the-world-factbook/ y PNUD, http://hdr.undp.org/es/informes/mundial/
idh2011/
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Artículos y ensayos sociales de la mano de Ricardo Levene (h) y Gino Germani. De ello se puede in-
ferir que se dio un proceso mucho más temprano en la sociología, en relación ala
denición de una ciencia empírica, toda vez que fue generado un debate identita-
rio en donde se enfrentaron dos grupos de cultores de la disciplina: por un lado, la
sociología histórica, vinculada ala historia del pensamiento, alos grandes sistemas
de la losofía y la teoría social, versus la denominada sociografía, de corte empí-
rico, asentado fuertemente en los datos, lo que denió dos posicionamientos que
serían confrontados fuertemente décadas más tarde (Blanco 2006).
Esto se plasmó en el enfrentamiento entre el modelo cientíco y profesio-
nal de Gino Germani y el inicio de la carrera de sociología en la Universidad
de Buenos Aires (UBA), opuesto auna sociología descriptiva y normativa,
apartada del rigor metodológico y poco anclada en las discusiones interna-
cionales de la sociología de aquella época. Esta última tendencia fue princi-
palmente representada por Alfredo Poviña y sus discípulos en la Universidad
Nacional de Córdoba (Bulcourf 2008b).
La vinculación entre los intelectuales y el peronismo marcó un hiato en este
proceso de constitución de las ciencias sociales empíricas. Con la derrota del
gobierno constitucional de Juan Domingo Perón se retomó este modelo, cons-
tituyéndose el lapso conocido como la edad de oro de la universidad argentina.
No obstante, durante los años del justicialismo se va aproducir un proceso mo-
dernizador, el cual contó con intelectuales que se encolumnaron en el proyecto.
Dentro de estos pensadores es destacable la labor que realizó Arturo Enrique
Sampay, el cual publicó la obra Crítica al Estado Liberal Burgués y su profusa
obra Teoría del Estado. Más allá de ello, sería el encargado de la redacción de la
Constitución del año 1949, presidiendo la Asamblea Constituyente.
En esa nueva Carta Magna se disponía como obligatoria la enseñanza de
contenidos políticos y de identidad nacional en todos los estudios universita-
rios en la Argentina. En cumplimento con lo dispuesto por esta norma, en el
año 1952, se crea la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de
Cuyo, fusionándose con la de administración pública creada el año anterior;
con un fuerte contenido orientado hacia la gestión pública. Como menciona
Guardamagna (2008), la nalidad que tenía la carrera de ciencia política y
administración pública era la formación de un estamento dirigente de la vida
política, dentro de la concepción de Sampay.
Bajo esta línea de argumentación, resalta la importancia de la creación del
programa de Cuyo como parte del proceso de formación de cuadros adminis-
trativos y políticos para la función pública.7 De este modo, queda claramente
7 Guardamagna menciona que la carrera de Cuyo “retoma una denición de Estado, un
Estado que debe jugar un papel sumamente importante que claramente no es el del abstencionis-
mo y por ello la Alta Burocracia como parte de la clase política a la cual Weber hace referencia,
deberá poseer cualidades especiales. En este sentido, dirá que para conducir el país hacia la
realización de los objetivos establecidos por la Constitución reformada de 1949 será menester
formar un estamento dirigente que incluya a los burócratas de ese Estado gestor del bien común
que instaura la Constitución” (Guardamagna 2008: 6).
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orientada dentro de lo que se puede denominar hoy en día capacitación para
la función pública y no como la creación de un campo disciplinar tendiente
agenerar investigación empírica en la temática; similar alo acontecido con la
Escuela Libre de Ciencias Políticas creada para formar ala elite dirigente, en
Francia.
Después del enfrentamiento sobre la educación superior en Argentina, que
se plasmó en el lema “laica olibre”, se permitió alas universidades privadas
emitir títulos habilitantes, con lo que comienza el proceso de expansión de
estas. Las dos primeras universidades creadas apartir de institutos anteriores
van aser en 1956 dos universidades jesuitas: Universidad del Salvador y la
Universidad Católica de Córdoba. La primera incluyó la Licenciatura en Cien-
cia Política dentro de sus primeros cursos, mientras que la segunda lo hace en
1960 (Bulcourf y Cardozo 2010b).
La Licenciatura de Ciencia Política de la Universidad del Salvador fue la
primera de su tipo en una universidad privada. En su reforma curricular de
mediados de la década de 1960 se establecen dos orientaciones importantes:
1) sociología (para los que pretendían una visión más analítica y académica)
y 2) administración pública (para aquellos orientados al sector público). Pos-
teriormente, se desprenden estas dos ramas como carreras independientes,
aunque administración pública rápidamente es suspendida como tramo de
licenciatura independiente. Apartir de la segunda reforma curricular imple-
mentada por Carlos Floria en 1969, se termina de estructurar la primer ca-
rrera de la disciplina ciencia política “en sentido estricto” con un claro eje en
ciencia política empírica (marcado por las materias sistemática de la ciencia
política, teoría política y sistemas políticos comparados) y un eje metodoló-
gico (el que incluía metodología de la investigación, matemática, estadística y
seminario de investigación) (Bulcourf y Jolias 2006).
En relación ala ciencia política brasileña resulta necesario destacar el pa-
pel que tuvieron dos instituciones en su desarrollo: La Universidad Federal de
Minas Gerais (UFMG) y el Instituto Universitario de Investigaciones de Rio
de Janeiro (IUPERJ).8 Este proceso se encuentra muy vinculado al proceso de
constitución del sistema de posgrado y ala matriz desarrollista de desarrollo
económico que se consolida en la década de los años 60 en ese país.9
La Universidad de Minas Gerais permaneció en la órbita estadual hasta
1949, cuando experimentó una serie de reformas adoptando el nombre actual
Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) en 1965; como parte de su ex-
8 En el desarrollo de las ciencias sociales en Brasil tuvo un rol central la Escuela Libre de
Sociología y Política creada como entidad asociada a la Universidad de San Pablo en 1933 bajo
la dirección de Roberto Simonsen (Cardozo 2014a, y 2014b).
9 Como sostiene Spina Forjaz “el despegue del proceso de institucionalización de la Cien-
cia Política en el país en los años 60 está vinculado a la constitución de un sistema de posgrado
en la universidad brasileña, por un lado, y el establecimiento de agencias de fomento vinculadas
a un sistema nacional de desarrollo cientíco y tecnológico, crecientemente vinculado a las
políticas de planeamiento y desarrollo económico, por el otro.” (Spina Forjaz 1997: 37).
166
Artículos y ensayos pansión y diversicación creó nuevas unidades y cursos. Renovando la oferta
académica se comienza adictar en 1966 la Maestría en Ciencia Política. En
1968, la Reforma Universitaria impuso una profunda alteración ala estructura
orgánica de la UFMG. De esta reforma resultó el desdoblamiento de la antigua
Facultad de Filosofía en varias facultades e institutos. Surgieron, así, la actual
Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas, el Instituto de Ciencias Biológicas,
el Instituto de Ciencias Exactas y sus respectivos ciclos básicos, el Instituto de
Geociencias y las Facultades de Letras y de Educación. Es en este momento
donde se crea el Departamento de Ciencia Política de donde pasa adepender
el programa de Maestría en Ciencia Política que produjo el despegue de la
disciplina en Brasil.
Spina Forjaz (1997) sigue la tesis planteada por Santos y Amorim Neto
(2002), sosteniendo que el proceso de constitución de ciencia política estuvo
condicionado por la gravitación del campo de las ciencias jurídicas y la socio-
logía marxista, que le restaban autonomía al objeto de la ciencia política.10 En
1969, la Universidad Cándido Mendes crea el Instituto de Investigaciones de
Rio de Janeiro (IUPERJ) que incluyó dentro de su primera oferta académica
la maestría en ciencia política. Esta institución se consolidó amediados de la
década del 1970 como un centro de investigación y enseñanza de punta en las
ciencias sociales en el nivel de posgrado en el Brasil.
El derrotero de la institucionalización en la ciencia política brasileña fue
llevado acabo por los liderazgos de Wanderley Guilherme dos Santos en el
IUPERJ y Fábio Wanderley Reis en la Universidad Federal de Minas Gerais,
los cuales son guras centrales en esa primera fase de la disciplina. “El De-
partamento de Ciencia Política de la Universidad Federal de Minas Gerais
(DCP-UFMG) y el Instituto Universitario de Investigaciones de Rio de Janei-
ro, no por casualidad los cursos pioneros de posgrado en Ciencia Política;
constituyen, anuestro modo de ver, el núcleo central de la institucionalización
de la disciplina en el Brasil. Fue un grupo de cientistas políticos vinculados
aesas instituciones que asumió el liderazgo académico de ese proceso” (Spina
Forjaz 1997: 42).11 Actualmente en Brasil encontramos 37 maestrías en el área
de ciencia política y relaciones internacionales, de las cuales 31 son de corte
académica y 6 de ellas profesionales, teniendo la denominación estricta de
ciencia política 14 programas. En cuanto alos doctorados existen 17 en el
área, siendo estrictamente 10 de ellos bajo la denominación de ciencia política
(Cardozo 2014).
En México, se va dando un proceso similar al del resto de la región, ex-
perimentándose ese tránsito hacia la autonomización desde las otras ciencias
10 Santoa y Amorim Neto sostienen que “subyacente a la creación del máster en Ciencia
Política, existía, entre el liderazgo intelectual vinculado a estos proyecto, una preocupación
por la delimitación de las fronteras de su objeto. En este sentido, una disciplina y una escuela
de pensamiento se levantaron en la condición de adversarios preferenciales: el derecho, por un
lado, y la sociología marxista, por otro.” (Santos y Amorim Neto 2005: 102).
11 Traducción de los autores.
167
El desarrollo de la ciencia política
en Argentina, Brasil y México:
construyendo una mirada
comparada
Pablo Bulcourf
Enrique Gutiérrez Márquez
Nelson Cardozo
sociales, con una especial atracción gravitatoria de la UNAM como centro de
la producción de las ciencias sociales mexicanas, existiendo hacia 1970 única-
mente cuatro centros que impartían cursos de grado en la disciplina. Así, “la
ruta de formación de la Ciencia Política parte entonces de un desprendimien-
to de la ciencia jurídica dene su vinculación concreta con la administración
pública. El sello sintomático oprevaleciente es que, bajo la inuencia de la
UNAM, la mayoría de los programas abiertos por las universidades públicas
y privadas desde 1951 hasta mediados de los años setenta del siglo pasado se
hizo bajo el modelo de asociar el esquema de Ciencias Políticas y Administra-
ción Pública” (Alarcón Olguín 2010: 73).
México será el primer país de América Latina en la creación de una li-
cenciatura cuya denominación será en un primero momento de ciencia po-
lítica en la UNAM en el año 195112 (Gutiérrez 2009, 2010 y 2011); haciendo
lo mismo, en 1964, la Universidad Iberoamericana, institución perteneciente
ala Compañía de Jesús. Este es un rasgo muy interesante en coincidencia con
la Argentina ya que se observa la importancia que han tenido los jesuitas en
el desarrollo de las ciencias sociales latinoamericanas fomentando una con-
cepción que articula la investigación cientíca y la formación de excelencia
con la propia acción política y social. Junto al desarrollo de instituciones de
educación superior, la Compañía promovió la creación de los denominados
Centros de Investigación y Acción Social (CIAS) que se fueron desarrollando
en América Latina teniendo una enorme incidencia principalmente en las dé-
cadas del sesenta y setenta.13
La primera etapa del desarrollo disciplinar en México corre de 1930
a1950 e incluye los principales antecedentes que denen el proceso de ins-
titucionalización de la ciencia. La segunda, entre 1951 a1970, se inicia con
la creación del primer Programa Académico de la Licenciatura en Ciencia
Política en el país, ofertada por una institución educativa, através de la fun-
dación de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales (ENCPyS) de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1951. Una vez
puesto en marcha el primer Plan de Estudios en esta disciplina, el periodo se
relaciona con tres actividades principales: la labor de una institución educa-
12 La UNAM abre la licenciatura que se denomínó Ciencias Políticas para 1951. Por una
disputa dentro de la UNAM, la comunidad perteneciente a la escuela de economía impide la
incorporación de la Administración Pública hasta el año 1958. Es importante resaltar el hecho de
que la Administración Pública no fue integrada dentro de la estructura curricular en el inicio de
los trabajos de la Escuela por la abierta resistencia de los economistas que defendían el derecho
a discutir y reexionar sobre los asuntos de la burocracia estatal, como lo reeren varios textos,
por ejemplo, el de Sergio Colmernero, Historia, presencia y conciencia. Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales, 1951-1991, FCpyS-UNAM, México 1991.
13 El estudio de esta temática se encuentra en pleno desarrollo apartir del otorgamiento de
la beca ICALA-Alemania con la investigación inicial La Compañía de Jesús y el desarrollo del pen-
samiento social en la Argentina durante la segunda mitad del siglo XX: entre la teoría y la acción
social. Uno de los futuros objetivos conjuntos de investigación de los autores de este trabajo es la
profundización de esta temática y el análisis comparado dentro de los países de la región.
168
Artículos y ensayos tiva para formar especialistas que puedan incorporarse al mercado laboral
e iniciar el ejercicio profesional como politólogos; la creación de un grupo
especializado de docentes que reexionaran en torno ala realidad nacional
e inauguran el trabajo de investigación en la disciplina; el diseño y puesta en
circulación de un órgano para difundir las investigaciones que realizaban al-
gunos académicos mexicanos y también de propagar algunas contribuciones
de autores extranjeros.
La tercera etapa del proceso va de 1971 a1990. Sumado aeste proceso se adi-
ciona la tensión entre el derecho y las ciencias sociales de corte marxista que en
aquel entonces discutían la autonomía de la política y pregonaban el desarrollo
de una visión totalizante de las ciencias sociales críticas. Se pueden encontrar
dos momentos importantes de expansión de la disciplina, con la creación de las
licenciaturas en el ITAM y el Colegio de México, la creación del programa del
CIDE y del ITESM, dentro de la región metropolitana de la Ciudad de México.
Así mismo, la transición democrática también repercutió en la agenda de inves-
tigación y desarrollo curricular, incorporando un enfoque más transdisciplinar
y más apartado de la originaria relación con la administración pública.
Durante este lapso, aparecen los estudios de posgrado en ciencia política
y se marcaría un punto de inexión para la disciplina al consolidar no sólo
un espacio de conocimiento propio, sino al incorporar la tarea de investiga-
ción como un área de reexión y generación de conocimiento permanente.
Durante estas dos décadas, ala ampliación de la oferta educativa se agrega la
expansión de la misma através de la creación de licenciaturas en casi todos los
estados de la República Mexicana, lo cual impactó también en un crecimiento
de la matrícula y en un franco momento de consolidación disciplinaria. En
las postrimerías del nuevo siglo, la ciencia política mexicana adquiere retos
distintos e innovadores que resultan básicos para aanzar su consolidación.
Este hecho inaugura una cuarta etapa identicada por el indudable lugar que
ocupa la disciplina en el campo de las ciencias sociales – muestra de ello es
el número de investigadores nacionales incorporados al Sistema Nacional de
Investigadores (SIN) (Gutiérrez y Valverde 2013).
En el nivel de grado, Brasil cuenta con 14 licenciaturas en ciencia política.
Por el contrario, en Argentina hay una gran cantidad de programas de grado
que llegan alos 35, de los cuales 15 se encuentran en la ciudad de Buenos Aires
y sus alrededores. La explicación aesa diferencia es porque, en Brasil, la ciencia
política es una orientación en los cursos en ciencias sociales que se continúa en
la maestría. Adiferencia de ello, en Argentina, la ciencia política nace con las li-
cenciaturas y presenta un desarrollo tardío en el posgrado. México es el país con
la mayor cantidad de programas de grado en ciencia política de toda América
Latina, contando con 87 cursos (Gutiérrez y Valverde 2013).
En lo que respecta alos posgrados, el escenario presenta una gran dispa-
ridad y heterogeneidad entre los países estudiados. En México encontramos
que casi todos los doctorados tienen una perspectiva plural, siendo la ciencia
política vista como una orientación. Del relevamiento realizado en el listado
169
El desarrollo de la ciencia política
en Argentina, Brasil y México:
construyendo una mirada
comparada
Pablo Bulcourf
Enrique Gutiérrez Márquez
Nelson Cardozo
del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) de la CONACYT,
encontramos que bajo el nombre de ciencia política solamente hallamos la
maestría en ciencia política del Colegio de México (evaluado M, es decir de
creación reciente) y el prestigioso doctorado de FLACSO-México en Investi-
gación en Ciencias Sociales con mención en ciencia política (calicado D, es
decir consolidado), receptor de una gran movilidad de estudiantes de toda la
región. Por su parte, en la UNAM, se encuentra un Doctorado en Ciencias
Políticas y Sociales, con cinco orientaciones, una de ellas en ciencia política.
La UAM ofrece una amplia variedad de doctorados, entre los que destaca
la maestría en Estudios Políticos Sociales y el Doctorado en Ciencias Sociales
con Orientación en Ciencia Política en especíco, pero con la posibilidad de
optar por materias que especialicen en la disciplina: un doctorado en ciencias
sociales en Xochimilco, otro en Iztapalapa y uno reciente en Cuajimalpa; así
también la Universidad Iberoamericana ofrece uno similar al de la UNAM.
Fuera de la Ciudad de México está la Universidad de Guadalajara, con un
doctorado en ciencias sociales con un enfoque más antropológico que socio-
lógico, e incluso dónde la ciencia política casi no aparece.
En lo que respecta aBrasil, se invierte el patrón de todos los otros países,
dado que hay un mayor número de posgrados en ciencia política que carreras
de grado, rearmando la idea que la formación como politólogo se realiza en
la maestría y luego en el doctorado. Desde la creación de la primera Maestría
en la Universidad Federal de Minas Gerais, hasta la reciente creación del cur-
so en la Universidad Federal de Pelotas. Actualmente, hay 14 programas de
Maestría en Ciencia Política en Brasil.
El organismo evaluador del posgrado – Coordinación de Evaluación y
Perfeccionamiento de la Educación Superior (CAPES) tiene un gran poder re-
gulatorio, con la capacidad de cerrar cursos, sometiendo aexigencias de acre-
ditación muy fuertes, y solamente permite la creación de un doctorado con la
consolidación de una maestría previa. En lo que respecta ala evaluación, con
la nota máxima solamente existen los programas de la USP y el IUPERJ14, y
seis con el concepto 6. En cuanto al doctorado, Brasil cuenta con 9 programas.
Uno de los principales desafíos que presenta el país, el de la expansión anivel
geográca, se advierte por una concentración de estos programas en la zona
centro-sur del país, ya que, en el eje Minas–Rio de Janeiro–San Pablo, de las 14
maestrías y de los 9 doctorados, 6 están en esta región.
En Argentina, actualmente existen 9 doctorados y 8 maestrías especí-
cas en ciencia política. La diferencia que hay entre Brasil y Argentina, con
la excepción de la Universidad Torcuato Di Tella, es que los programas de
14 En lo que respecta al programa del IUPERJ en Río de Janeiro, uno de los más importantes
de América Latina, en 2010 se produjo una masiva migración del cuerpo de profesores hacia la
Universidad Estadual de Rio de Janeiro como producto de un conicto laboral. No obstante ello,
la institución mantuvo la nota en base al desempeño pasado, pero no reeja la composición del
nuevo programa en base a los nuevos profesores.
170
Artículos y ensayos doctorado y maestría no tienen articulación. Esto es por la naturaleza de la
evaluación de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universi-
taria (CONEAU) que no exige que una universidad dicte una maestría para
crear un doctorado, sino que evalúa solamente a pedido de los programas.
Eneste sentido, no tiene ningún poder para impedir el dictado de maestrías
odoctorados, siendo el único límite la cantidad de inscriptos para poder se-
guir manteniendo su oferta.
La construcción de redes
Uno de los puntos donde convergen los cientistas sociales son las llamadas
redes; esto se traduce en las asociaciones académicas de ciencia política ani-
vel nacional. En 1957, se creó la Asociación Argentina de Ciencia Política
(AACP), presidida por Segundo Linares Quintana, el director de los Institutos
de Derecho Público en la Facultad de Derecho en la Universidad de Buenos
Aires y en la Universidad Nacional de la Plata. No obstante su sesgo juridicis-
ta, esta institución contribuyó en la consolidación de la ciencia política. En
este sentido, se retomó la antigua “Revista Argentina de Ciencias Políticas”,
editando cuatro números de la revista.15 La continuadora como miembro de la
IPSA es la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP), que fue la red que
aglutinó alos estudiosos de la política frente al rechazo de una incorporación
masiva de estos por parte de la AACP en el año 1982.
En 1991, se llevó acabo el Congreso Internacional de Ciencia Política que
contó con 1400 participantes de 55 países, con más de 500 miembros de pleno
derecho (socios graduados). Desde 1993, se desarrollan los Congresos Na-
cionales de Ciencia Política que se han transformado en el principal aconte-
cimiento institucional de la disciplina en Argentina. En la última y undécima
edición del mismo, celebrada en la Ciudad de Paraná, se ha contado con asis-
tentes y ponentes de otros países, lo cual fue fomentado por la asociación al
efectuar la convocatoria en portugués y denir que los idiomas del congreso
sean el castellano, portugués e inglés. Otro aspecto interesante es que desde
el año 2001 se permite la presentación de trabajos por parte de los alumnos,
mostrando un crecimiento sostenido del número de participantes esta sec-
ción. Así mismo, los estudiantes de grado pueden sumarse ala sociedad como
miembros adherentes, lo cual ha hecho crecer en términos cuantitativos ala
institución en los últimos años, consolidando y profesionalizando la disciplina
con un criterio federal. Cabe mencionarse la existencia de la Asociación Ar-
gentina de Estudios de Administración Pública (AAEAP), orientada hacia el
desarrollo especíco de esta área y en donde convergen tanto especialistas aca-
15 La “Revista Argentina de Ciencias Políticas” fue creada en 1910 por Rodolfo Rivarola,
siendo una publicación periódica de carácter bimestral; continuó su aparición ininterrumpida
hasta 1928 (Bulcourf y D´Alessandro 2003).
171
El desarrollo de la ciencia política
en Argentina, Brasil y México:
construyendo una mirada
comparada
Pablo Bulcourf
Enrique Gutiérrez Márquez
Nelson Cardozo
démicos como así también expertos y administrados gubernamentales, reali-
zando sus encuentros también de forma bienal. En los últimos años ha surgido
la Asociación Nacional de Politólogos (ANAP), de sesgo más profesionalista y
con la construcción de una fuerte red federal.
La ciencia política brasileña conuyó en un primer momento en la ANPOCS,
que es una asociación creada en 1977 para aglutinar y representar centros de in-
vestigación y programas de postgrado que actúan en el campo de las ciencias so-
ciales. Con una participación inicial de catorce centros oprogramas, actualmente
cuenta con 61 instituciones aliadas que actúan en el área de la sociología, antro-
pología y ciencia política. Al contrario de otras asociaciones cientícas, ANPOCS
alia socios institucionales y no investigadores individuales. Como parte del pro-
ceso de autonomización, en el año 1986, se creó la Asociación Brasileña de Ciencia
Política (ABCP), representante del país ante la IPSA que nuclea alos profesionales
de ciencia política y estudiantes de posgrado de Brasil.
Si bien fue creada en 1986, su funcionamiento se reactivó en 1996, contan-
do hoy con cerca de 500 socios, aproximadamente. Su encuentro nacional es
realizado cada dos años. Además, la asociación promueve, apoya y participa
con regularidad en eventos cientícos diversos. La ABCP tiene estipuladas tres
categorías de socios: a) socios efectivos – maestrados odoctores que posean
título equivalente ola más elevada en ciencia política mediante requerimiento
de la directoria; b) socios estudiantes, alumnos regularmente matriculados en
programas de posgrado estrictu senso en el área de ciencia política; y c) socios
eméritos, personas que hayan dado una contribución signicativa para el área,
mediante propuesta presentada por tres socios efectivos, evaluada por la direc-
toría y aprobada por la asamblea general. La asociación ha realizado ala fecha
9 congresos nacionales, habiéndose realizado el último en la ciudad de Brasilia.
Un singular escenario presentan las asociaciones profesionales en el país az-
teca. Contrariamente al proceso más corriente, que va de asociaciones de cien-
cias sociales, luego de ciencia política, para luego establecer núcleos por área,
en el caso referido vemos que el proceso se dio de manera particular. Aunque
existen dos referentes históricos con el Colegio Nacional de Ciencias Políticas
yAdministración Pública fundado en 1974, reconocido principalemnte por los
administradores públicos, y la primera y original Asociación Mexicana de Cien-
cia Política fundada por Dr. Enrique González Pedrero en el año de 1980, las
asociaciones mexicanas de la disicplina tardaron muchos años en madurar.
Paralelamente aéste proceso, podemos observar que para 1967 se crea la
Asociación Mexicana de Estudios Internacionales como un grupo académico
sobre esta temática, gracias ala iniciativa del destacado internacionalista Mo-
desto Seara Vázquez. En 1998, se crea la Sociedad Mexicana de Estudios Elec-
torales (SOMEE)16, con antecedente en el Grupo Especializado en Estudios
Electorales del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (COMECSO) fundado
16 Sociedad Mexicana de Estudios Electorales, más información disponible en: www.somee.
org.mx
172
Artículos y ensayos en 1986. Esta asociación realiza la “Revista Mexicana de Estudios Electorales
y el Encuentro Nacional de Estudios Electorales”, de manera ininterrumpida
desde el año 1989 en forma anual. Otra asociación que vale la pena destacar es
la Mexicana de Estudios Parlamentarios, que reúne aun destacado grupo de
académicos e intelectuales de diferentes universidades de todo el país.
No obstante ese amplio desarrollo, no será sino hasta el año 2012 que se
constituye el Consejo Mexicano de Investigación en Ciencia Política (COMI-
CIP) que, sin duda, recupera los esfuerzos disicplinarios más importantes, tanto
el del Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública, como el
de la original Asociación Mexicana de Ciencia Política fundada por González
Pedrero, con la incorporación en sus las de los más destacados investigadores
y académicos de las universidades más importantes y con el mayor prestigio y
presencia en todo el país. En ese mismo año se crea también otra asociación
llamada AMECIP que para el 2013 realizó el primer congreso de esta asociación
Aspecto Argentina Brasil México
Nombre de la
Asociación
Asociación
Argentina de
Análisis Político
(SAAP)
(Existen también
otras dos
asociaciones
para considerar,
la Asociación
Nacional de
Politólogos ANAP
yla Asociación
Argentina de
Estudios de la
Administración
Pública AAEAP)
Associação
Brasileira de
Ciência Política
(ABCP)
(Existe también
la Asociación
Nacional de
Posgrado
eInvestigación en
Ciencias Sociales
ANPOCS)
Consejo Mexicano
de Investigación
en Ciencia Política
(COMICIP)
Y
Asociación
Mexicana de
Ciencia Política
(AMECIP)
(Existe también la
Sociedad Mexicana
de Estudios
Electorales SOMEE)
Año de creación 1983 1986 2010
Publicación
ocial
Revista SAAP
Boletín SAAP
Brazilian Political
Science Review
(virtual)
Revista AMECIP
Cantidad de
Congresos
realizados
11 9 2
(realizados por
AMECIP)
Fuente: Elaboración propia en base adatos de las diversas asociaciones.
Tabla 2.
Asociaciones profesionales
de ciencia política en los
países estudiados
173
El desarrollo de la ciencia política
en Argentina, Brasil y México:
construyendo una mirada
comparada
Pablo Bulcourf
Enrique Gutiérrez Márquez
Nelson Cardozo
en la ciudad de Guanajuato y su segundo evento en 2014 logrando su incorpora-
ción plena en la IPSA en este mismo año. Por su parte, el COMICIP realizó una
serie de eventos y jornadas académicas más especícas, con expertos naciona-
les e internacionales, en varios estados de la República mexicana, entre los que
destacan los eventos realizados con el comité de investigación número 33 de la
International Political Science Association (IPSA), la Universidad de Colima, la
Universidad Iberoamericana y la UNAM, entre otros.
El desarrollo de la investigación institucionalizada
En los casos estudiados han tenido una especial relevancia para el desarrollo
de la disciplina los centros de investigación privados, sirviendo como un re-
fugio frente ala expulsión del ámbito estatal que trajeron aparejadas las inte-
rrupciones institucionales en los países de la región (Bulcourf y D´Alessandro
2003; y Spina Forjaz 1997). De esta pauta se puede señalar que el caso mexi-
cano constituye una excepción, dado que el gobierno del PRI fomentó el de-
sarrollo de las ciencias sociales durante el siglo XX. El clima anticientíco fue
una faceta más de la Doctrina de la Seguridad Nacional, en donde las ciencias
sociales eran vehículos privilegiados para traer “ideas subversivas”, bajo con-
cepciones teóricas muy diversas.
Sin embargo, en el caso argentino, se mantendrá un orecimiento del mer-
cado editorial representado por la editorial Paidós y EUDEBA en un primer
momento, seguido por el Centro Editor de América Latina (CEAL) y el Grupo
Editor Latinoamericano. El Instituto Torcuato Di Tella, fundado en 1958, que
concentró el mayor número de especialistas hasta el advenimiento de la demo-
cracia en 1983, para el caso de Argentina; como así también el Centro de Estu-
dios de Estado y Sociedad (CEDES); el Centro de Investigación en Ciencias So-
ciales (CICS) de la Fundación Bariloche oel Instituto de Desarrollo Económico
(IDES) que publica la revista con el mismo nombre desde el año 1958, siendo la
publicación cientíca con mayor continuidad del país. La Facultad Latinoameri-
cana de Ciencias Sociales (FLACSO) en su sede argentina ha sido la institución
pionera en la formación de posgrado en la década de 1970.
Por su parte, en el caso brasileño, el desarrollo de la ciencia política en la
década de 1960 estuvo muy ligado al nanciamiento de agencias internacio-
nales, entre las que tuvo un papel muy relevante la Fundación Ford, la cual fue
yen algunos casos continua siendo, el soporte nanciero de algunos de los
principales emprendimientos en el área: El Instituto Universitario de Inves-
tigaciones de Rio de Janeiro, el Departamento de Ciencia Política de la Uni-
versidad Federal de Minas Gerais; el CEBRAP, el CEDEC y el IDESP. El nan-
ciamiento estadounidense fue un intento de establecer una ciencia política de
orientación pronorteamericana. Esa tesis ve el surgimiento de la politología
como un proceso de formación de una elite intelectual capaz de inuenciar las
políticas públicas.
174
Artículos y ensayos En el caso brasileño, el proceso de “modernización conservadora” postuló
un nuevo papel del Estado y para entender esa nueva esfera de actuación fue
precisa la realización de estudios sobre la teoría del Estado. Arazón de ello,
las ciencias sociales se apartaron de la matriz norteamericana y francesa, aten-
diendo acuestiones como el fundamento de la organización estatal, y volvió la
atención de la academia brasileña hacia autores como Gramsci y Poulantzas,
desligándose del paradigma funcionalista de la sociología norteamericana.
La diástole de la dictadura que se vivió apartir de la década de 1970 en el
Brasil y “los resultados electorales de 1974 vieron movilizarse ala comunidad
académica y, desde entonces, la investigación y publicación sobre institucio-
nes políticas pasaron aconstituir parte sustancial de la producción académica
de la ciencia política”17 (De Lima Jr, 1999: 20). La vuelta ala democracia des-
de mediados de los años 80, signicó el restablecimiento de las instituciones
democráticas y republicanas, instalando el sistema básico de elecciones libres
y competitivas, que permitió crear el clima de libertades necesarias para el
desarrollo de la actividad cientíca. Esto implicó el inicio de un crecimiento
continuo hasta nuestros días de la actividad politológica en la región. Tanto
en Brasil, Argentina, Uruguay como en Chile, en este momento se inicia un
proceso gradual de institucionalización y profesionalización de la disciplina.
En México se encuentran centros de importancia, donde sigue teniendo
todavía una gran densidad la UNAM, seguida por el Colegio de México; des-
tacándose también el CIDE, el INAP, la UAM, la IBERO y la FLACSO Méxi-
co, la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales- un desprendimiento del
Consejo Mexicano de Ciencias Sociales, entre diversos centros localizados
en las universidades estaduales. Sin lugar adudas, México ha representado
en los últimos cincuenta años el centro más destacado de desarrollo de las
ciencias sociales latinoamericanas, centrado principalmente en la sociología
y en la antropología. Apesar de esto, en los años recientes, principalmente
apartir de la vuelta de varios estudiantes de posgrado que realizaron sus
estudios en los EEUU y Europa, la ciencia política ha tomado una fuerte
autonomía y vitalidad.
Las guras de la ciencia política
Desde mediados de la década de 1950 se empiezan aconsolidar las ciencias
sociales latinoamericanas con una impronta cientíca bajo la teoría de moder-
nización, primero y con una respuesta crítica asus postulados, apartir de los
trabajos pioneros de Florestan Fernandes, Octavio Ianni y Fernando Henrique
Cardoso en el Brasil; Gino Germani, Alfredo Poviña y Torcuato Di Tella en
Argentina; Aldo Solari, Carlos Real de Asúa y Alberto Real en Uruguay; Pablo
González Casanova y José Medina Echavarría en México; Manuel Garretón en
17 Traducción de los autores.
175
El desarrollo de la ciencia política
en Argentina, Brasil y México:
construyendo una mirada
comparada
Pablo Bulcourf
Enrique Gutiérrez Márquez
Nelson Cardozo
Chile, que constituyen un claro ejemplo de institucionalización que marca un
esplendor de las ciencias sociales latinoamericanas (Bulcourf y Caplan 2011).
Gradualmente, comienzan adestacarse estudios políticos de cientistas so-
ciales argentinos, en donde tienen especial trascendencia la obra de Germani
sobre los procesos de modernización en América Latina, seguido por otros in-
vestigadores, como Torcuato Di Tella y Darío Cantón. En lo que respecta ala
ciencia política, Guillermo O’Donnell publica su libro Modernización y autori-
tarismo en el año 1972, tanto en inglés como en castellano, lo que lo convierte
en el principal latinoamericanista que discutió las hipótesis “optimistas” de la
teoría de modernización. O’Donnell llegó aser presidente de la International
Political Science Association (IPSA). En esta etapa tuvieron una gran relevan-
cia Marcos Kaplan, José Nun y Marcelo Cavarozzi, además del rosarino Juan
Carlos Puig, dentro de los estudios internacionalistas.
Entre los politólogos e internacionalistas argentinos que constituyen una
referencia en el ámbito, podemos citar aCarlos Strasser, Oscar Oszlak, Car-
los Escudé, Ernesto Laclau, Atilio Borón, José Nun, Natalio Botana, Liliana
De Riz, Carlos Acuña, Bruno Bologna, Arturo Fernández, Eugenio Kvaternik,
Roberto Russell, Catalina Smulovitz, Juan Tokatlian, Vicente Palermo, Gladys
Lechini, Miryam Colacrai, Norberto Consani, Luis Aznar, Carlos Pérez Llana,
José Paradiso, Aldo Isuani, Emilio Tenti Fanfani, Ana Maria Mustapic, Nélida
Archenti, María de los Angeles Yannuzzi, Cristina Díaz, Daniel García Delga-
do, Isidoro Cheresky, Ernesto López, Enrique Aguilar, Julio Pinto, Alejandro
Simono, Andrés Fontana, Mabel waites Rey, Susana Villavicencio, Delia
De La Torre, Néstor Legnani, Walter Cueto, Emilio Saguir, Mirta Guery, Su-
sana Bonetto, Marcelo Camusso, Mónica de Corradi, Eduardo Salas, Amelia
Barreda, Alberto Bonifacio, Nélida Perrona, Mercedes Kerz, María Cristina
Menéndez, Raúl Arlotti, Guillermo Schweinheim, y Eduardo Arnoletto, como
algunos nombres destacados.
En el caso de Brasil, el surgimiento de la ciencia política estuvo muy vin-
culado alas guras de Wanderley Guilherme dos Santos y Fábio Wanderley
Reis, con nombres tales como Bolivar Lamounier, Antonio Otávio Cintra,
Simon Schwartzman, Amaury de Souza, Élcio Saraiva, Vinicius Caldeira
Brandt, Edmundo Campos Coelho, Ivan Ribeiro, Francisco Weort, Herbert
José de Souza, Eli Diniz, Olavo Brasil de Lima Jr., Renato Boschi, Teotônio
dos Santos, Maurício Cadaval. La principal característica de este grupo de
investigadores era que rechazaban el paradigma de las ciencias sociales mar-
xistas que desde mediados de la década de 1960 se tornó hegemónico, sobre
todo en la sociología. Esto último se plasmó en los seminarios organizados
por Fernando Henrique Cardoso, que nuclearon ajóvenes investigadores de
la sociología, tales como Octávio Ianni, Juarez Brandão Lopes, Ruth Cardo-
so, Leôncio Martins Rodrigues, Fernando Novais, Paulo Singer, Bento Prado
Júnior e Roberto Schwarz.
En los últimos años, muchos investigadores se volvieron relevantes tan-
to en su propio país como en el extranjero: vale la pena destacar aArgelina
176
Artículos y ensayos Cheibub Figueiredo, José Álvaro Moises, Fabiano Santos, Jairo Nicolau, Re-
gina Soares de Lima, Gláucio Soares, Miriam Saraiva, Octávio Amorim Neto,
Sérgio Abranches, Luiz Bresser Pereira, Marcus Melo, André Marenco dos
Santos, Williams Gonçalves, Clóvis Brigagão, Raquel Meneguello, Lucio Ren-
no, María Herminia Taveres de Almeida, Leticia Pinheiro, Héctor Luis Saint-
Pierre y Shiguenoli Miyamoto.
Entre los precursores de la disciplina en México es importante citar aLu-
cio Medieta y Núñez, Emilio Rabasa Estebanell, Raúl Carrancá y Trujillo, Ma-
nuel Germán Parra, y sus discípulos Enrique González Pedrero, Horacio La-
bastida, Francisco López Cámara, y Víctor Flores Olea. Las guras destacadas
de este período son Pablo González Casanova y Raúl Cardiel Reyes. El primer
egresado de la carrera de la UNAM fue Moisés Ochoa Campos. Aesta prime-
ra generación le sucedieron un conjunto de estudiosos, como Daniel Cosío
Villegas, y sus seguidores: Moisés González Navarro, Enrique Krauze, Héctor
Aguilar Camín, Vicente Fuentes Díaz, Octavio, Rodríguez Araujo, Daniel Mo-
reno, Silvia Gómez Tagle, Jean Meyer, Luis Medina Peña, Gastón García Can-
tú, Arnaldo Córdova, Adolfo Gilly, y Javier García Diego. En nuestros días se
pueden mencionar algunos destacados colegas como, Luis Aguilar Villanueva,
Jacqueline Peschard, Francisco José Paoli Bolio, Luis Javier Garrido, Alber-
to Aziz Nassif, José Woldenberg, Rosa María Mirón Lince, Francisco Reve-
les Vázquez, Esperanza Palma, Gustavo Emmerich (recientemente fallecido),
Guadalupe Pacheco, Andreas Schedler, José Antonio Crespo, Irma Méndez de
Hoyos. Apartir de la década de 1990 sobresalen personas como Luisa Béjar
Algazi, Benito Nasif, María Amparo Cásar, Luis Carlos Ugalde, Raúl Trejo,
Ricardo de La Peña, Julia Isabel Flores, Francisco Abundis, Judit Bokser, José
Luis Hoyo, Enrique Suárez Iñíguez, Fernando Castañeda, Nora Rabotnikof,
José Luis Orozco, Joy Langston, Alejandro Moreno, Lorenzo Córdoba, Eric
Magar y Gina Zabludovsky.
Las principales obras
La obra de Guillermo O’Donnell es, sin duda, la que más impacto ha teni-
do tanto en la Argentina como en América Latina; junto con Modernización
y autoritarismo, el Estado Burocrático-Autoritario, y su participación como
compilador en los famosos cuatro volúmenes de Transiciones. Tres libros con-
tinuaron compilando los aportes de O´Donnell: Contrapuntos, Disonancias
y Catacumbas. En materia de relaciones internacionales, la labor de Carlos
Escudé constituye uno de los mayores aportes de las ciencias sociales latinoa-
mericanas al estudio de los fenómenos internacionales dado que creó una de
las teorías críticas en la temática, su realismo periférico, expresado tanto en
su libro homónimo como en El realismo de los Estados débiles. Dos libros han
combinado la ciencia política con la dimensión histórica en la comprensión
del proceso de construcción estatal, El orden conservador de Natalio Bota-
177
El desarrollo de la ciencia política
en Argentina, Brasil y México:
construyendo una mirada
comparada
Pablo Bulcourf
Enrique Gutiérrez Márquez
Nelson Cardozo
na y La formación del Estado argentino de Oscar Oszlak. Debemos también
mencionar el trabajo de Marcelo Cavarozzi Democracia y autoritarismo y la
compilación de Carlos Acuña La matriz política argentina. Desde un enfoque
fuertemente interdisciplinario sobresale el libro conjunto de Ernesto Laclau
y Chantal Moue Hegemonía y estrategia socialista; y más recientemente del
primero La razón populista.
Entre las principales obras producidas en México podemos mencionar,
amodo de ejemplo, La democracia en México de Pablo González Casanova,
El Sistema Político Mexicano de Daniel Cosio Villegas y La politización del
niño mexicano, de Rafael Segovia; así como obras de alcance histórico como
La ideología de la Revolución Mexicana de Arnaldo Córdova y La Revolución
Interrumpida de Adolfo Gilly; escritos que orientan una ruta de trabajos tanto
en la vertiente sociohistórica, empírica y de análisis institucional, como los
campos principales cultivados en el país.
Dentro de los libros más importantes de la ciencia política brasileña están los
trabajos de Olavo Lima Júnior con su estudio Partidos Políticos no Brasil: Aex-
periência federal e regional: 1945-1964, publicado en el año 1983; la obra de Bo-
lívar Lamounier y Fernando Cardoso Os partidos e as eleições no Brasil, de 1975;
Sociedade e política no Brasil de Gláucio Soares; Que Brasil é este de Wanderley
Guilherme dos Santos; Elites industriais e democracia de Renato Boschi; y Crise
econômica e reforma do Estado no Brasil de Luíz Bresser Pereira.
Dentro del terreno de las revistas cientícas, México ha sido la “decana” en
la realización de revistas periódicas de ciencias sociales con la Revista Mexi-
cana de Sociología, una referencia indiscutida en este campo producida por
la UNAM. En este mismo rubro, con un sentido generalista y amplio, se ha
destacado en la Argentina Desarrollo Económico y la revista Dados en Brasil; la
primera publicada por el IDES y la segunda por el IUPERJ.
En el ámbito de la ciencia política en sentido más estricto se destacan en
México las revistas: Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, Política y
Cultura, Andamios, Convergencia, Estudios Sociales, Gestión y Política Pública,
Perles Latinoamericanos y Metapolítica.
Ainicios de la década de 1990, surgieron en Argentina revistas de la espe-
cialidad, algunas de las cuales logran consolidarse en la década pasada, entre
las que se encuentran PostData, Studia Politicae, El Debate Político, Revista
Argentina de Ciencia Política, Temas y Debates, El Príncipe, Colección, Política
y Gestión, Reex, Nuevo Espacio Público. La revista PostData ha sido la pri-
mera que ingresó al núcleo básico de revistas del CONICET, regulado por el
CAICyT, y fue ideada anes de 1996 como una manifestación de la necesidad
de articular el espectro cientíco académico de la ciencia política argentina en
dos niveles.
La dirección de la Asociación Brasileña de Ciencia Política decidió crear
una revista de Ciencia Política y Relaciones Internacionales titulada Brazilian
Political Science Review (editada en idioma inglés), que circula solamente en
formato electrónico y se presenta como una revista internacional. Otras pu-
178
Artículos y ensayos blicaciones destacadas son: la Revista Brasileira de Ciências Sociais y Contexto
Internacional. La Revista de Sociología e Política es una publicación semes-
tral del área de Ciencia Política del Departamento de Ciencias Sociales de la
Universidad Federal de Paraná, destacándose también la Revista Brasileira de
Ciências Sociais (RBCS), publicada desde 1986, por la Associação Nacional de
Pós-Graduação e Pesquisa em Ciências Sociais (ANPOCS).
Entre interrogantes y conclusiones parciales
Acomienzo de los años 80 empiezan procesos de crecimiento sostenido en
las ciencias sociales, entre las cuales se destacó la ciencia política, sobre todo,
bajo el paradigma de la transitología. En Argentina, Brasil y México es don-
de cuantitativamente se ha desarrollado más la disciplina: en los tres países
hay asociaciones profesionales integradas ala IPSA, realizan encuentros pe-
riódicos nacionales y hay varias revistas especícas de ciencia política. No
obstante, resulta posible destacar algunas diferencias entre los casos estu-
diados. Posiblemente, la relación entre el campo académico y la dinámica
política sea uno de los elementos más importantes atener en cuenta. En
México, la continuidad del PRI en el poder permitió la existencia de un mo-
delo de reclutamiento político de corte civil, sin intervención militar, el cual
se sustentaba ideológicamente en un ideario que pretendía ser “progresista”
y “revolucionario”, dando cabida y fomentando alos intelectuales. De hecho,
México fue el país que más recibió exiliados pertenecientes alas ciencias
sociales durante los períodos de dictaduras cívico-militares, en gran parte
de los países de la región; por esta razón, en este caso hubo una enorme
continuidad en el desarrollo de las ciencias sociales desde la década de los
años 50, destacándose un proceso de autonomización paulatino de la ciencia
política desde los años mencionados.
En Brasil, la ciencia política nació y se desarrolló en el posgrado como un
área de especialización dentro de las ciencias sociales. Ese hecho también se vio
en la tardía creación de la ABCP en 1986, lo que demuestra que la ANPOCS
fue un espacio multidisciplinar de las ciencias sociales donde convivían la so-
ciología, la antropología y la ciencia política. La dictadura militar, instaurada
apartir de 1964, tuvo una orientación conservadora, pero modernizadora,
fomentando la creación de universidades. Si bien existió una restricción de
corte teórico-ideológico, disciplinas como la sociología se pudieron ir desa-
rrollando. La autonomización del campo de la ciencia política se fue gestando
en parte como producto de la constitución de una masa crítica de politólo-
gos que rechazaban tanto el paradigma marxista como los estudios jurídicos,
constituyéndose una disciplina independiente. Sin embargo, Reis plantea que
no hay datos concluyentes para poder armar tal hipótesis, siendo prueba de
ello los estudios críticos de la teoría de la modernización (Reis 2002). Desde la
década de los años 60, la sociología política gozó de mucha relevancia dentro
179
El desarrollo de la ciencia política
en Argentina, Brasil y México:
construyendo una mirada
comparada
Pablo Bulcourf
Enrique Gutiérrez Márquez
Nelson Cardozo
de las explicaciones acuestiones centrales, tales como el desarrollo político y
el Estado burocrático autoritario, sobre todo en Brasil y Argentina.
En un plano teórico, es muy interesante ver que cierta “autonomización”
de la ciencia política estuvo vinculada tanto asu desprendimiento y desvincu-
lación con el derecho y las visiones formalistas, como así también con el pre-
dominio de las concepciones marxistas prevalecientes en las ciencias sociales
en la década de los años 60 más proclives hacia la sociología. La necesidad
de explicar los procesos de transición democrática y la constitución de los
sistemas de partidos y los sistemas electorales encontraron mayor “anidad”
con las vertientes del pluralismo norteamericano que con las perspectivas cla-
sistas. Asu vez, la inuencia dirigencial es mucho más notoria en los estu-
dios sobre el Estado, las burocracias públicas y las políticas públicas (Alford
y Friedland 1991; y Bulcourf y Vazquez 2004). En este sentido, en los países
con varias ofertas de grado y posgrado, se puede observar cierto “clivaje teó-
rico-ideológico-metodológico” en donde ciertas instituciones de gestión pri-
vada suelen tener una orientación más hacia posiciones de “derecha” y en las
universidades de gestión pública se observa una mayor pluralidad, en donde
elmarxismo y sus derivados siguen presentes, aunque esto no debe analizarse
en esquemas rígidos odicotómicos (Almond 1999; Bulcourf y Cardozo 2009).
El caso argentino y mexicano parecen ser, paradójicamente, opuestos
albrasileño: se presencia una profusión de licenciaturas, 35 y 87 respectiva-
mente, frente aun número limitado en Brasil – 14. Por el contrario, anivel del
posgrado, presentan una simetría en término del número de los programas.
Esto muestra que el recorrido que siguen los cientistas políticos argentinos y
mexicanos es diferente al que siguen sus colegas de Brasil. Primero hacen la
licenciatura, para seguir luego en alguna área de especialización dentro de la
ciencia política (administración pública, relaciones internacionales uopinión
pública). En Brasil, el recorrido de los politólogos es el opuesto: se gradúan
en ciencias sociales e inician su carrera académica en una maestría en ciencia
política, siguiendo después el doctorado.
Los países presentan fuertes disparidades territoriales en términos de ofer-
ta académica. En Brasil, la ciencia política se concentra fuertemente en el eje
Rio de Janeiro-Minas Gerais-San Pablo, y en Argentina está localizada en la
capital y la región de Córdoba y el Litoral. Esa asimetría es todavía mayor en el
posgrado donde el peso de la Ciudad de Buenos Aires es indiscutible, ya que
concentra dos tercios de las maestrías y doctorados.
México presenta el desarrollo más grande anivel de estudios de grado, dis-
tribuido territorialmente dado por la gran cantidad de programas de ciencia
política en todo el país (87), tendencia inicial fuertemente vinculada aconce-
bir ala ciencia política en relación ala administración pública. Los estudios
de posgrado se presentan bajo una concepción fuertemente interdisciplinaria,
similar auniversidades públicas de Argentina, como es el caso de la Universi-
dad de Buenos Aires. Por otro lado, la continuidad de la comunidad cientíca-
académica de las ciencias sociales mexicanas ha sido la más perdurable de
180
Artículos y ensayos América Latina, aunque han prevalecido disciplinas como la sociología y an-
tropología más que la ciencia política. El margen de autonomía y la pluralidad
de voces en México permitieron que se constituya en un foco de conuencia
de las ciencias sociales durante los años de las dictaduras militares en gran
parte de los países de la región, lo que constituyó el principal centro de agluti-
namiento de cientícos sociales e intelectuales.
Otro aspecto destacable son las características de las publicaciones cientí-
cas. En Argentina y México tenemos una presencia mayor de revistas acadé-
micas de ciencia política, mientras que en el caso brasileño el espacio editorial
se encuentra compartido con el resto de las otras ciencias sociales (Politica
e Sociologia, Dados, Revista Brasileira de Ciencias Sociais, Lua Nova), siendo
creada en el año 2007 la Brazilian Political Science Review como un producto
para la academia politológica internacional más que para el propio Brasil.
Argentina es el país que ha desarrollado los congresos con mayor número
de participantes de la región en términos comparativos. En el caso brasileño
son aplicados estrictos controles de calidad ala hora de evaluar la presenta-
ción de trabajos que lleva ala reducción del número de trabajos debatidos en
los encuentros, mediante la aplicación de un referato más estricto alos resú-
menes presentados.
El caso mexicano es muy particular en relación alas asociaciones de ciencia
política, dado que se han desarrollado primeramente grupos vinculados aáreas
temáticas que los que nuclean al conjunto de los politólogos, como la Sociedad
Mexicana de Estudios Electorales ola Asociación de Estudios Legislativos.
La democracia ha traído un desarrollo, institucionalización y profesiona-
lización mayor de la disciplina, no obstante lo cual hay un largo camino por
recorrer. Sobre todo en la creación de revistas especializadas, desarrollo del
posgrado y reconocimiento social de la disciplina. Cabe destacar que una “red
de redes” es la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política” (ALACIP),
principalmente por la labor tesonera de Manuel Alcántara Sáez, su inspirador
y creador junto al trabajo posterior de Glaucio Soares y Mariana Llanos, quien
lo ha sucedido al frente de la asociación. La transferencia de la Secretaría Eje-
cutiva a Brasil y sus congresos posteriores en Buenos Aires, Quito y Bogotá
demuestran la creciente internalización que está teniendo la ciencia política
latinoamericana, lo que se expresa principalmente en las actividades que rea-
lizan la mayoría de los Grupos de Investigación.
Uno de los debates más interesantes que podemos plantear es la relación
entre este “crecimiento” de indicadores ampliamente cuanticables y un “desa-
rrollo” real del campo disciplinar. Las enormes asimetrías existentes dentro de
la ciencia política latinoamericana hacia adentro de cada uno de sus territorios
expresa también una enorme desigualdad cognitiva que reedita una relación
“centro-periferia”. El décit de calidad institucional existente en materia de
instituciones políticas (corrupción, independencia de poderes, mecanismos
de control y convivencia del poder político con el crimen internacional trans-
nacionalizado) son también un desafío hacia la propia ciencia política ya que
181
El desarrollo de la ciencia política
en Argentina, Brasil y México:
construyendo una mirada
comparada
Pablo Bulcourf
Enrique Gutiérrez Márquez
Nelson Cardozo
expresa una enorme incapacidad en la transferencia de conocimientos para
mejorar aestas instituciones. Esto, asu vez, no debe dejar de contemplarse
en una interpretación más amplia de las relaciones entre Estado y sociedad,
donde los países abordados siguen expresando sociedades con gran parte de
su población en estado de pobreza y bajo la línea de necesidades básicas satis-
fechas, con enormes desigualdades socioeconómicas. Cabe la pregunta por el
rol que ha tenido la ciencia política, tanto en la reproducción de este esquema,
como así también en su colaboración para superarlas.
Por otra parte, el propio estudio sobre la historia, desarrollo y enseñanza
de la ciencia política necesita una autorreexión crítica y constructiva ya que
sus resultados no son inocentes, generan un impacto en la forma con la cual
reconstruimos nuestra propia historia, donde aparecen determinadas voces y
otras son acalladas oignoradas. Es necesario preguntarnos por los presupues-
tos básicos subyacentes que condicionan y orientan el desarrollo disciplinar y
sus propias consecuencias políticas dentro y fuera de la comunidad cientíco-
académica. Es necesario un estudio más profundo de la “política de la ciencia
política”, como ha expresado en varios oportunidades Paulo Ravecca, lo cual
nos lleva apreguntarnos sobre los complejos mecanismos de construcción del
prestigio, el otorgamiento del presupuesto de investigación y la construcción
de la propia agenda, los sistemas de incentivos y las becas que son otorgadas
bajo el nombre de la “neutralidad del campo del saber y el conocimiento” (Ra-
vecca 2010 y 1014). La manera en la que armamos el “rompecabezas” de la
disciplina nos presenta mapas interpretativos muy disímiles y con enormes
consecuencias dentro y fuera del propio campo (Fernández Ramil y Grebe
Ramírez 2010). Necesitamos incorporar los aportes de la epistemología, la
historia de la ciencia y la sociología del conocimiento en nuestros estudios
para dar un paso hacia adelante en la comprensión de nuestra comunidad
que amplíe los estudios orientados por una “descripción cuantitativa densa”
de algunos indicadores bibliométricos de crecimiento. Es imperioso orientar
nuestros quehaceres con una base historiográca seria, ya que los datos no
emanan de la “realidad” sino que son reconstrucciones siempre parciales con
una enorme carga teórica e ideológica. Por esta razón es necesaria una cons-
tante “vigilancia epistemológica” sobre nuestro trabajo y armaciones. Este
pequeño artículo es, simplemente, una invitación apreguntarnos sobre nues-
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