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Apendicitis aguda en la infancia. Factores asociados al retraso diagnóstico

Authors:
  • Hospital Universitario Cruces - Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Abstract

Objetivo: Establecer si existen diferencias clínicas, analíticas y de estudios de imagen en los niños diagnosticados de apendicitis, en la segunda o sucesivas consultas, respecto a los diagnosticados en su primera consulta, en nuestro servicio de urgencias. Método: Estudio retrospectivo de las historias clínicas de los 252 niños con diagnóstico anatomopatológico de apendicitis, durante los años 1999 y 2000. Se clasificaron los pacientes en 2 grupos. Los diagnosticados en su primera consulta (A), versus los que lo fueron en la segunda o sucesivas (B). Resultados: De los 252 niños diagnosticados de apendicitis, 38 (15%) habían consultado previamente en el mismo episodio. Los diagnósticos al alta en esa primera consulta fueron: Dolor abdominal inespecífico (26), diarrea (9), vómitos (2), adenitis mesentérica (1). Se encontraron diferencias significativas en el tiempo de evolución de los síntomas en su primera consulta en urgencias, A (26,84 ± 32,11 horas) versus B (11,31 ± 7,28 horas); edad media, A (114,07 ± 35,63 meses) versus B (98,24 ± 40,5 meses); presencia de diarrea, A (15; 7%) versus B ( 8; 23,6%); presencia de dolor localizado en fosa ilíaca derecha, A (144; 67%) versus B (12; 31%) y exploración física sugestiva, A (138; 64%) versus B (5; 13%). También en el número de pruebas radiológicas realizadas hubo diferencias significativas. Se realizó Rx de abdomen a 200 niños del grupo A (93%) versus 14 del grupo B (37%); ecografía abdominal a 89 niños del grupo A (42%) versus 7 del B (21%). Dentro de las pruebas analíticas se encontró diferencia significativa en el valor de la proteína C reactiva, grupo A (5,01 ± 7,2 mg/dl), versus grupo B (2,2 ± 2,3 mg/dl). En el grupo A hubo 70 (33%) apendicitis perforadas versus 25 (66%) en el B. La media de días de hospitalización fue de 5,75 ± 3,9 para el grupo A versus 7,84 ± 5,5 para el B, siendo también una diferencia significativa. No se encontraron diferencias entre los dos grupos en la presencia de fiebre, vómitos ni leucocitosis. Conclusiones: El retraso en el diagnóstico en la apendicitis aguda se asocia a: un aumento del número de apendicitis perforadas, con el consiguiente incremento de la morbi-mortalidad y aumento de días de hospitalización. Los errores diagnósticos en la primera consulta en urgencias se deben sobre todo al menor tiempo de evolución de los síntomas. También influyen la presencia de síntomas inespecíficos como la diarrea y la menor edad de los pacientes. Las pruebas diagnósticas tienen un escaso valor en los casos poco evolucionados.
emergencias 2006;18:151-155
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Original
Correspondencia: M. Vázquez Ronco
Urgencias de Pediatría. Hospital de Cruces
Plaza de Cruces, s/n
48903 Barakaldo (Bizkaia)
E-mail: mvazquez@hcru.osakidetza.net
Fecha de recepción: 11-4-2005
Fecha de aceptación: 27-1-2006
RESUMEN
O
bjetivo: Establecer si existen diferencias clínicas, analíticas y de
estudios de imagen en los niños diagnosticados de apendicitis,
en la segunda o sucesivas consultas, respecto a los diagnosti-
cados en su primera consulta, en nuestro servicio de urgencias.
Método: Estudio retrospectivo de las historias clínicas de los 252 niños
con diagnóstico anatomopatológico de apendicitis, durante los años
1999 y 2000. Se clasificaron los pacientes en 2 grupos. Los diagnosti-
cados en su primera consulta (A), versus los que lo fueron en la se-
gunda o sucesivas (B).
Resultados: De los 252 niños diagnosticados de apendicitis, 38 (15%)
habían consultado previamente en el mismo episodio. Los diagnósticos
al alta en esa primera consulta fueron: Dolor abdominal inespecífico
(26), diarrea (9), vómitos (2), adenitis mesentérica (1). Se encontraron
diferencias significativas en el tiempo de evolución de los síntomas en
su primera consulta en urgencias, A (26,84 ± 32,11 horas) versus B
(11,31 ± 7,28 horas); edad media, A (114,07 ± 35,63 meses) versus B
(98,24 ± 40,5 meses); presencia de diarrea, A (15; 7%) versus B ( 8;
23,6%); presencia de dolor localizado en fosa ilíaca derecha, A (144;
67%) versus B (12; 31%) y exploración física sugestiva, A (138; 64%)
versus B (5; 13%). También en el número de pruebas radiológicas rea-
lizadas hubo diferencias significativas. Se realizó Rx de abdomen a
200 niños del grupo A (93%) versus 14 del grupo B (37%); ecografía
abdominal a 89 niños del grupo A (42%) versus 7 del B (21%). Dentro
de las pruebas analíticas se encontró diferencia significativa en el valor
de la proteína C reactiva, grupo A (5,01 ± 7,2 mg/dl), versus grupo B
(2,2 ± 2,3 mg/dl). En el grupo A hubo 70 (33%) apendicitis perforadas
versus 25 (66%) en el B. La media de días de hospitalización fue de
5,75 ± 3,9 para el grupo A versus 7,84 ± 5,5 para el B, siendo también
una diferencia significativa. No se encontraron diferencias entre los dos
grupos en la presencia de fiebre, vómitos ni leucocitosis.
Conclusiones: El retraso en el diagnóstico en la apendicitis aguda se
asocia a: un aumento del número de apendicitis perforadas, con el
consiguiente incremento de la morbi-mortalidad y aumento de días de
hospitalización. Los errores diagnósticos en la primera consulta en ur-
gencias se deben sobre todo al menor tiempo de evolución de los sín-
tomas. También influyen la presencia de síntomas inespecíficos como
la diarrea y la menor edad de los pacientes. Las pruebas diagnósticas
tienen un escaso valor en los casos poco evolucionados.
ABSTRACT
Acute appendicitis in childhood. Factors associated to
diagnostic delay
Aim: To assess whether clinical, analytical and/or image studies
differences do exist among children with a diagnosis of appendi-
citis in second or successive visits as compared to those diag-
nosed on the first visit in our Emergency Outpatient Ward.
Methods: Retrospective study of the clinical records of 252 children with an
anatomopathological diagnosis of appendicitis between 1999 and 2000.
Patients were classified into two groups: those diagnosed during the first
visit (A), versus those diagnosed in the second or successive visits (B).
Results: From among the 252 children with a diagnosis of appendicitis,
38 (15%) had a previous consultation during the same episode. The dis-
charge diagnoses upon that first visit (consultation) were “non-specific
abdominal pain” (n = 26), “diarrhoea” (n = 9), “vomiting” (n = 2) and “me-
senteric adenitis” (n = 1). Statistically significant differences were seen in
a number of criteria: period of evolution of symptoms upon the first Out-
patient Emergency Ward consultation (A, 26.84 ± 32.11 hours; B, 11.31
± 7.28 hours), mean age (A, 114.07 ± 35.63 months; B, 98.24 ± 40.5
months), presence of diarrhoea (A, n = 15, 7%; B, n = 8, 23.6%), pre-
sence of right iliac fossa pain (A, n = 144, 67%; B, n = 12, 31%), and
suggestive physical examination (A, n = 138, 64%; B, n = 5, 13%). There
were also significant differences in the number of radiologic examinations
performed: a plain film of the abdomen was carried out in 200 children in
group A (93%) versus 14 in group B (37%), and abdominal ultrasound
scans were carried out in 89 children in group A (42%) versus 7 in group
B (21%). Among the laboratory tests, a significant difference was obser-
ved in the C-reactive protein level: 5.01 ± 7.2 mg/dl in group A, versus
2.2 ± 2.3 mg/dl in group B. There were 70 cases of perforated appendici-
tis (33%) in group A versus 25 (66%) in group B. The mean duration of
hospital admission was 5.75 ± 3.9 days for group A and 7.84 ± 5.5 days
for group B (also a statistically significant difference). There were no in-
ter-group differences in presence of vomiting, fever or leukocytosis.
Conclusions: The delay in diagnosis of acute appendicitis is associated
to an increase in the number of perforated appendicitides, with the sub-
sequent increase in morbi-mortality and in the duration of hospital ad-
mission. Diagnostic errors on the first consultation at the Outpatient
Emergency Ward were mainly due to the shorter period of symptom
evolution. The presence of nonspecific symptoms such as diarrhoea
and the shorter age of the patients also have an influence. The diag-
nostic tests are of little value in cases with a short evolution.
Apendicitis aguda en la infancia. Factores asociados
al retraso diagnóstico
M. A. Vázquez Ronco, E. Morteruel Arizkuren, E. García Ojeda, N. Trebolazabala Quirante,
A. Fernández Landaluce, J. Benito Fernández
URGENCIAS DE PEDIATRÍA. HOSPITAL DE CRUCES. BARAKALDO. BIZKAIA.
Palabras clave: Apendicitis aguda. Niños. Error diagnóstico. Key Words: Acute appendicitis. Children. Diagnostic errors.
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INTRODUCCIÓN
La apendicitis aguda (AA) es la primera causa de abdo-
men agudo en la infancia. La máxima incidencia se sitúa entre
los 10 y 12 años con un discreto predominio en varones1. El
dilema del diagnóstico diferencial en los cuadros sugestivos
de apendicitis y la decisión de cuándo operar, sigue confun-
diendo en la actualidad a pediatras y cirujanos.
En algunas ocasiones el diagnóstico se puede retrasar, al
no identificarse el cuadro en la primera consulta, esto sucede
en un 15-60% de los pacientes, según las series2. La demora
en el diagnóstico supone un aumento de intervenciones qui-
rúrgicas con el resultado de apéndice perforado y por tanto un
incremento de la morbimortalidad y días de estancia hospita-
laria2.
El retraso en el diagnóstico se ha relacionado con una
consulta cada vez más temprana y la presencia de una sinto-
matología más inespecífica. La aparición de síntomas sugesti-
vos de otras patologías como diarrea o clínica urinaria, fre-
cuente en los casos de localización retrocecal, pueden inducir
a un error diagnóstico3,4.
Aunque disponemos de una batería de pruebas com-
plementarias que nos pueden ayudar en el diagnóstico de
AA, este se basa fundamentalmente en la clínica y explo-
ración física. En nuestro medio ante una historia clínica
y una exploración sugestivas de AA, se practica una ana-
lítica sanguínea (hemograma completo y proteína C reac-
tiva) y una radiografía de abdomen, reservando la ecogra-
fía y la TAC abdominal a los casos en que persiste la
duda.
El objetivo de este trabajo es conocer las causas por las
que no se llega al diagnóstico de AA en los niños, en su pri-
mera consulta en nuestro medio, así como las consecuencias
que de ello se desprenden.
MÉTODOS
Se recogieron de forma retrospectiva las historias clínicas
de 273 niños con diagnóstico de sospecha de AA, por el cual
fueron intervenidos quirúrgicamente. Periodo de tiempo entre
el 1 de enero de 1999 y el 31 de diciembre de 2000. Sólo se
incluyeron en el estudio los 252 niños en los que se confirmó
el diagnóstico inicial mediante el estudio anatomopatológico
de la pieza quirúrgica. En los 21 niños restantes no se confir-
mó el diagnóstico de sospecha de AA.
Se realizaron 2 grupos de pacientes: aquellos diagnostica-
dos en su primera consulta (grupo A), versus a los que lo fue-
ron en la segunda o sucesivas (grupo B).
Se recogieron datos sociodemográficos de los pacientes
(sexo, edad), tiempo de evolución de los síntomas, localiza-
ción del dolor, presencia de vómitos, fiebre, diarrea, síntomas
urinarios y signos encontrados en la exploración física. Prue-
bas complementarias: analíticas (hemograma completo y pro-
teína C reactiva) y de imagen (Rx abdomen y ecografía abdo-
minal). También se recogió si los niños recibían en ese
momento tratamiento antibiótico.
En ambos grupos los datos recogidos correspondían a los
de la primera vez que acudieron a nuestro servicio de urgen-
cias.El programa estadístico utilizado ha sido el SPSS para
Windows, versión 12.0. Los datos no paramétricos se analiza-
ron con el test de la U de Mann-Withney y los datos categóri-
cos por medio de la ji cuadrado (χ2) con la corrección de Ya-
tes y la prueba exacta de Fisher. El nivel de significación
estadística escogido fue p<0,05.
RESULTADOS
Durante el periodo de tiempo del estudio (años 99-00),
4.217 niños consultaron en nuestro servicio por dolor abdomi-
nal. Supone el 4º motivo de consulta, 5% del total de consul-
tas en urgencias (85.216). De esos 4.217 niños, 252 (6%) fue-
ron finalmente diagnosticados de AA.
De los 252 niños diagnosticados de apendicitis, 38
(15%) consultaron previamente en el mismo episodio. Los
diagnósticos al alta en esa primera consulta fueron: Dolor
abdominal inespecífico 26, diarrea 9, vómitos 2, adenitis
mesentérica 1.
El porcentaje de apendicitis perforadas (AP) fue del 33%
en el grupo A, versus al 66% en el B (Figura 1).
Se encontraron diferencias significativas en el tiempo de
evolución de los síntomas en su primera consulta a urgencias
y la edad media de los niños. De estos, 20 (9,3%) eran me-
nores de 5 años en el grupo A y 8 (21%) lo eran en el grupo
B (p < 0,05). La presencia de diarrea, de dolor localizado en
fosa ilíaca derecha y exploración física sugestiva también se
diferenciaron en los dos grupos. Se realizó un menor número
de pruebas radiológicas (Rx de abdomen y ecografía abdomi-
nal) en los niños que no fueron diagnosticados en su primera
consulta. No hubo diferencias en la presencia de fiebre ni vó-
mitos. La media de días de hospitalización fue mayor en el
grupo de niños no diagnosticados en la primera consulta (Ta-
bla 1).
Dentro de las pruebas analíticas únicamente en el valor de
la proteína C reactiva hubo diferencia entre los dos grupos.
(Tabla 2).
DISCUSIÓN
A pesar del incremento de pruebas diagnósticas, sobre to-
do de imagen, el diagnóstico de AA continúa siendo difícil en
algunas situaciones: los niños más pequeños5, los que presen-
tan síntomas inespecíficos (que pueden confundirse con otras
patologías más frecuentes como diarrea, infección urinaria,
etc.4,6) y aquellos que consultan con poco tiempo de evolución
de los síntomas. Esto último es un hecho cada vez más fre-
cuente en los servicios de urgencia, independientemente de la
patología que presente el paciente.
En el periodo de tiempo del estudio hasta en un 15% de
los niños el diagnóstico de AA no se realizó en la primera
consulta. Porcentaje similar a otras series4. El factor que ma-
yor influencia tiene en el error diagnóstico y por lo tanto re-
traso del mismo, es el tiempo de evolución de los síntomas.
Este hecho ya es conocido en la literatura7,8.
También tiene influencia la edad de los niños. Los de me-
M. A. Vázquez Ronco, et al. APENDICITIS AGUDA EN LA INFANCIA. FACTORES ASOCIADOS AL RETRASO DIAGNÓSTICO
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Figura 1. Diagnóstico final del total de niños intervenidos por sospecha de apendicitis aguda.
TABLA 1. Diferencia en clínica, exploración física, pruebas radiológicas realizadas y evolución entre
los niños diagnosticados de apendicitis en su primera consulta (grupo A) y los diagnosticados en la
segunda o sucesivas (grupo B)
A (214) B (38) p
Tiempo de evolución (h) 26,84 ± 32,11 11,31 ± 7,28 < 0,001
Edad (meses) 114,07 ± 35,63 98,24 ± 40,5 < 0,001
n%n%
Dolor localizado en FID 144 67,3 12 31,6 <0,001
Vómitos 161 75,2 31 88,6 NS
Diarrea 15 7 8 21,1 <0,001
Fiebre 106 49,5 22 57,9 NS
Exploración sugestiva 138 64,5 5 13,2 <0,001
Rx abdomen 200 93,5 14 36,8 <0,001
Ecografía 89 41,6 7 21,4 < 0,05
Apendicitis perforada 70 32,7 25 65,8 <0,001
Días hospitalización 7,84 ± 5,5 5,75 ± 3,9 <0,001
nor edad presentan síntomas más inespecíficos, o los expresan
peor. En estos niños por lo tanto el diagnóstico se retrasa,
condicionando que en menores de 5 años más de la mitad el
diagnóstico final sea de apendicitis perforada5. En nuestra se-
rie la edad media de los niños no diagnosticados en su prime-
ra consulta fue menor. También encontramos un mayor por-
centaje de niños menores de 5 años en el grupo de los que no
fueron diagnosticados en su primera consulta.
La presencia de síntomas inespecíficos como diarrea o
síntomas urinarios, constituyen otro factor de confusión. De
los 38 niños en los que el primer diagnóstico fue erróneo, en
9 ocasiones (23,6%) presentaban como síntoma diarrea, por lo
que el pediatra que les exploró creyó que esa era la causa del
dolor abdominal y fueron dados de alta con ese diagnóstico.
Ya es conocido que en los apéndices de localización retroce-
cal uno de los síntomas que puede aparecer es la diarrea,
cuando éste se inflama. Además la exploración de los niños
con AA retrocecal no es la clásica confundiendo al explora-
dor. Otro hallazgo común por lo que el diagnóstico de apendi-
citis puede retrasarse es por estar recibiendo antibiótico, pro-
bablemente prescrito por error al comienzo del cuadro
quirúrgico, con lo que la evolución de la enfermedad se hace
más tórpida y por tanto más complicado su diagnóstico6. En
nuestro estudio ninguno de los niños estaba recibiendo anti-
biótico.
Otros síntomas inespecíficos como la presencia de fiebre
y vómitos sin embargo no influyeron ni fueron motivo de
error en nuestro estudio. La explicación puede deberse a que
tanto la fiebre como los vómitos no constituyen un diagnósti-
co etiológico sino sintomático, mientras que la presencia de
otros síntomas también inespecíficos como la diarrea o moles-
tias urinarias, pueden constituir parte de otras enfermedades
como la gastroenteritis o la infección urinaria.
Estos tres factores (tiempo de evolución, edad y presencia
de síntomas inespecíficos como la diarrea) son los que apa-
rentemente condicionaron el retraso diagnóstico en la AA en
nuestro estudio. Otros factores como la experiencia del médi-
co que valora al niño creemos que también tendrá su influen-
cia. Este dato no lo hemos recogido en nuestro estudio, ni en-
contrado en la literatura como motivo de confusión.
También hemos encontrado diferencias en la presencia de
dolor localizado en fosa ilíaca derecha (FID) y en la explora-
ción sugestiva de apendicitis (dolor localizado en FID a la ex-
ploración y signos de irritación peritoneal) entre los dos gru-
pos. Esto está influido sobre todo por el tiempo de evolución.
Cuanto menor sea el tiempo de evolución, la localización del
dolor será menos sugestiva de AA y los signos de irritación
peritoneal estarán menos presentes.
En el grupo de no diagnosticados en la primera consulta,
se realizaron menos pruebas analíticas (hemograma y Proteína
C reactiva). La menor realización de pruebas depende del cri-
terio del pediatra que asistió al niño, al no creerlo necesario,
descartando una AA por la historia clínica y exploración.
No se encontró diferencias en la presencia de leucocitosis
entre los dos grupos, constatando lo que aparece en la literatu-
ra, que el número total de leucocitos no indican ni ayudan pa-
ra valorar ni distinguir la presencia de patología quirúrgica
abdominal9. Hasta un 30% de los niños con apendicitis en
nuestro estudio no tenían leucocitosis (leucocitos <
14000/mm3), ni desviación izquierda (Segmentados <65%).
La PCR sin embargo si era menor en los niños diagnosti-
cados incorrectamente en un primer momento. Este valor de-
pende también del tiempo de evolución. Pero su aplicación
práctica es mínima ya que en un estudio que realizamos en
1998, comprobamos que el valor de la PCR por si solo no sir-
ve para diferenciar los niños que tienen AA de los que no la
tienen en el conjunto de niños que acuden por dolor abdomi-
nal. En nuestros datos un valor de PCR menor de 4 mg/dl,
puede ser compatible con la presencia de AA flegmonosa (fa-
ses iniciales de AA), y sólo se eleva cuando el apéndice se
encuentra ya perforado. Por lo tanto no parece que la PCR
tenga gran utilidad para el diagnóstico precoz de AA. Noso-
tros lo seguimos utilizando para diferenciar aquellos casos
que están más evolucionados y así agilizar la intervención
quirúrgica e iniciar la antibioticoterapia, para cubrir los gér-
menes más frecuentes10.
En 7 niños del grupo B, se realizó una ecografía abdomi-
nal (en todos ellos se practicaron previamente las pruebas
analíticas y las Rx). Estas 7 ecografías fueron informadas co-
mo normales, por lo que estos pacientes fueron dados de alta.
En un estudio publicado recientemente comprobamos el ren-
dimiento de la ecografía abdominal en el diagnóstico de AA
en nuestro servicio, dentro de las conclusiones o datos de in-
terés, comprobamos que la presencia de falsos negativos
(ecografía normal en AA) estaba causada sobre todo por el
menor tiempo de evolución de los síntomas y por consiguien-
te la realización precoz de la ecografía11.
emergencias 2006;18:151-155
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TABLA 2. Comparación de los resultados
de las pruebas analíticas realizadas en los niños
diagnosticados de apendicitis en su primera consulta
(grupo A) y los diagnosticados en la segunda o sucesivas
(grupo B)
n Media A (214) n Media B (38) p
Leucocitos/mm3209 16913 ± 5664 8 15210 ± 5809 NS
PCR mg/dl 178 5,01 ± 7,2 7 2,2 ± 2,3 <0,001
La repercusión del retraso en el diagnóstico de la AA
es el aumento de las tasas de AP, que conllevan un mayor
número de complicaciones y días de hospitalización. Esta
es la principal y más importante consecuencia de este tra-
bajo.
Hasta en el 15% de los niños con AP se produjo algún ti-
po de complicación en nuestro servicio, versus al 2% de com-
plicaciones en las apendicitis flegmonosas (AF). Esta diferen-
cia es significativa. Las complicaciones que encontramos en
las AP fueron 12 abscesos intraabdominales, un shock hipo-
volémico y una infección de la herida quirúrgica, mientras
que en las AF solo encontramos un absceso intraabdominal y
dos infecciones de la herida quirúrgica.
En resumen los errores en el diagnóstico de AA se deben
sobre todo al menor tiempo de evolución de los síntomas, in-
fluyendo este motivo en la presencia de una exploración su-
gestiva o no, y la mayor probabilidad de error en las pruebas
de imagen (ecografía).
Para evitar al máximo estos errores sería conveniente una
mayor sospecha clínica en los niños de menor edad y en los
que presentan síntomas como diarrea o urinarios. Además sería
conveniente la instrucción a los padres sobre los síntomas a vi-
gilar en los casos sospechosos o no de AA (sobre todo aque-
llos diagnosticados de dolor abdominal inespecífico), mediante
la administración de unas hojas de seguimiento de la enferme-
dad, con indicaciones claras de cuando volver a consultar. La
no administración de instrucciones claras de seguimiento es
una de las causas de litigio en EEUU en casos de error en AA.
Dentro de estas causas también están: el no reconocer la pre-
sencia de signos atípicos como la diarrea y síntomas urinarios,
no hacer tacto rectal y el dar analgésicos como narcóticos IM
en el dolor abdominal, sin observar al niño12.
M. A. Vázquez Ronco, et al. APENDICITIS AGUDA EN LA INFANCIA. FACTORES ASOCIADOS AL RETRASO DIAGNÓSTICO
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... De todas formas, se recomienda que los niños con sospecha de apendicitis reciban analgesia proporcional al grado de dolor, incluidos los medicamentos opioides intravenosos (9) . La presencia de síntomas inespecíficos, como la diarrea y la menor edad de los pacientes, influyen en los errores diagnósticos (1,11) . Es un diagnóstico infrecuente en menores de 5 años y se presenta en menos del 5% de los niños que consultan por esta patología (12,13) . ...
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Introducción: el dolor abdominal agudo es un motivo de consulta frecuente en pediatría. Es importante realizar oportunamente el diagnóstico de apendicitis aguda, ya que esto contribuye a disminuir la morbimortalidad. Objetivo: analizar las características epidemiológicas, clínicas y evolución de niños ingresados por dolor abdominal. Identificar características clínicas y paraclínicas que orienten al diagnóstico oportuno de apendicitis aguda. Metodología: estudio observacional, descriptivo, retrospectivo, incluyendo niños menores de 14 años ingresados en sala de Pediatría entre junio de 2008 y noviembre de 2014. Fuente de datos: revisión de historias clínicas. Resultados: se incluyeron 217 pacientes; 52% fueron niñas (112) y 48% niños (105). El dolor fue en fosa ilíaca derecha 51% (110); 29% (63) en primavera, 24% (52) en verano, 24% (52) en otoño y 23% (50) en invierno. De los niños con apendicitis: 61% (54) presentó vómitos, 26% (23) lengua saburral, 40% (39) fiebre, de éstos 53% (19) 38 a 38,9 °C. Se hallaron en 45% (40) cifras mayores a 15.000 leucocitos, 41% (37) menores a 15.000 y en 14% (12) no se realizó hemograma. La proteína C reactiva (PCR) fue menor a 20 mg/L en 32% (28) y mayor en 22% (20). La ecografía abdominal fue normal en 56% (22); 5% (6) presentó complicaciones durante la internación. Conclusiones: el diagnóstico más frecuente fue la apendicitis aguda, seguido de dolor abdominal inespecífico. En la mayoría de los casos en los que se planteó el diagnóstico clínico de apendicitis, fue confirmada en intraoperatorio y por análisis anatomopatológico. El dolor como síntoma tuvo mayor rendimiento diagnóstico. Los vómitos y la fiebre se asociaron con mayor probabilidad de apendicitis aguda. El 40% presentó fiebre, la mayoría entre 38 y 38,9 °C. La leucocitosis y la PCR no fueron orientadores para el diagnóstico de apendicitis. La ecografía abdominal tampoco fue concluyente.
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The objectives of this study were (1) to validate the Alvarado score and pediatric appendicitis score (PAS) in a prospectively identified pediatric cohort and (2) to assess abdominal ultrasonography (AUS) as a tool to increase the diagnostic reliability of both scores. Prospective study conducted from January 10, 2008, to January 1, 2009. All patients attended at the emergency department with suspected acute appendicitis (AA) who had a blood sample collected were included. Items from both scores were recorded. The performance of an AUS, the decision to admit the patient, and the therapeutics were decided by the physician, disregarding the scores values. Nonadmitted patients were contacted by telephone. Ninety-nine patients were included. Mean age was 11 years, and 62.6% were males. Appendectomy was performed in 44.4% patients. The area under the receiver operating characteristic curve for the Alvarado score was 0.96 and that for PAS was 0.97. Not a single patient with an Alvarado score less than 5 or PAS less than 4 had AA. All patients with an Alvarado score greater than 8 or PAS greater than 7 had AA. For both scores, the optimum cutoff point was 6 (sensibility of 90.4% and specificity of 91.2% for the Alvarado score and sensibility of 88.1% and specificity of 98.2% for PAS). Abdominal ultrasonography was performed on 31 patients (sensibility of 84.6% and specificity of 94.4%). We studied the value of scores and AUS together. Assuming an Alvarado score from 1 to 4 and PAS from 1 to 3 as no AA, an Alvarado score from 9 to 10 and PAS from 8 to 9 as AA, and proceeding according to the AUS for intermediate values, a sensibility of 93.3% and 97.2% and a specificity of 100% and 97.6%, respectively, were obtained. Both scores are a useful tool in the evaluation of children with possible AA. For extreme values of scores, the results really ensure their use in the emergency department. The AUS can help on decision making for intermediate values.
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Introduction Acute appendicitis (AA) is the first cause of surgical abdomen in childhood but diagnosis continues to be difficult in some cases. Abdominal ultrasonography has been shown to be useful when there is doubt about the diagnosis and can be quickly and easily performed at the patient’s bedside. Objective To evaluate the efficacy of abdominal ultrasonographyin the diagnosis of acute appendicitis in our hospital. Patients and methods All patients who visited the emergency department forabdominal pain and who underwent abdominal ultrasonographyto rule out AA between January 1, 1999 andDecember 31, 2000 were retrospectively studied. Results During the study period, 4217 children were evaluated in our service for abdominal pain. Ultrasonography was performed in 528 children. Of these, the procedure was performed to rule out AA in 308 patients. Of these 308 patients who met the study’s inclusion criteria, the results of ultrasonography were compatible with AA in 102 and were normal in 196. Ultrasonographic diagnosis differed from the final diagnosis in 16 patients. In eight children with ultrasonographic findings suggestive of AA, laparo tomy revealed normal appendices. In the remaining eight patients, ultrasonographic findings were normal and surgery revealed AA. Based on these findings, the diagnostic yield of abdominal ultrasonography was: sensitivity: 96.6%; specificity: 95.9 %, positive predictive value: 86 %; negative predictive value: 95.9%. Conclusions The overall diagnostic yield of abdominal ultrasonographyin AA our hospital is acceptable. Because ultrasonographicdiagnosis is not always accurate, others diagnosticmethods such as computed tomography should be usedin doubtful cases.
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Appendicitis is a disease that continues to be characterized by a high morbidity rate that has changed little over the past 50 years. A significant proportion of patients (39 percent in this study) still present with advanced disease (gangrene, perforation, or abscess), as determined at operation. Duration of symptoms was the factor most closely associated with advanced disease. Patients with advanced disease had 88 percent of the morbidity. Primary care physicians referred patients who had symptoms for a longer period of time and who ultimately were found to have a more advanced stage of disease compared with patients who were referred from emergency rooms. This difference did not correlate with third party insurance coverage, as both referral groups exhibited a similar profile of coverage. In this study, the number of normal appendices removed was 5 percent. Early intervention remains the most promising means to reduce morbidity, mortality, and discomfort for the child and expense to the family or insurance carrier of a child with suspected appendicitis.
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To compare clinical features of children with misdiagnosed appendicitis with those of children with appendicitis initially diagnosed correctly. Retrospective review of hospital, emergency department, and clinic records. University medical center with annual ED census of 40,000 patients. Children less than 13 years old admitted between May 1, 1979, and April 30, 1989, with a discharge diagnosis of appendicitis. Records were reviewed for historical, physical examination, laboratory, and pathologic features for all patients on their initial presentation to a physician and on final presentation during which the correct diagnosis was made. Using chi 2 analysis and Student's test, clinical features of misdiagnosed patients and patients diagnosed correctly were compared. One hundred eighty-one cases were identified with 50 initially misdiagnosed. On initial presentation, misdiagnosed patients were younger and more likely to have vomiting before pain onset, constipation, diarrhea, dysuria, and signs and symptoms of upper respiratory infections. Misdiagnosed cases were less likely to have right lower quadrant tenderness and documentation of bowel sounds, peritoneal signs, and rectal examinations. On final presentation, misdiagnosed patients were more likely to have pain duration of more than two days, temperature of more than 38.3 C, and to appear lethargic and irritable (P less than .05 for all measurements). Clinical features of children with misdiagnosed appendicitis differ from those of children with appendicitis initially diagnosed correctly.
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The incidence of perforated appendicitis has remained high in the infant and young child resulting in substantial morbidity. The purpose of the present study was to investigate the factors contributing to the high perforation rate seen in this age group. A retrospective analysis was done on 77 patients under the age of seven who underwent appendectomy for appendicitis. The perforation rate was 72.7 per cent. Duration of pain correlated with patient age and perforation rate. Under the age of five, only 17 per cent had symptoms for less than 36 hours. Children with symptoms that lasted longer than 48 hours had a perforation rate of 98 per cent. Associated illnesses including respiratory infections, otitis media, and gastroenteritis were common in both simple and perforated appendicitis, often leading to a delay in diagnosis. Of patients with perforation, 36 per cent were seen at least once by the primary physician and discharged. The keys to the diagnosis of appendicitis in this young age group were history and physical exam. Right lower quadrant findings were present in 95 per cent of patients with simple appendicitis and 71 per cent of patients with perforation. The primary-care physician and consulting surgeon have crucial roles in diagnosing the disease early in its course.
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Delay in appendectomy occurs from failure to contact a physician, or from a physician's failure to make a proper diagnosis. In our study delay was due to physician error in 32 of 422 children who had appendectomy. Symptoms consistent with appendicitis were documented on the initial visit in each case, but 22 patients had a history of previous similar pain or recent viral illness to confuse the diagnosis. Misdiagnosis was responsible for the delay in 14 cases (gastroenteritis in ten and urinary tract infection in four). Antibiotics given before proper diagnosis in 22 instances increased diagnostic difficulty in 20. Late referral is increasing, perhaps because of a perceived innocuous nature of appendicitis. Complicated appendicitis was found in 26 children (81%), compared with 38% of the total experience. Their hospital stay averaged nine days, as opposed to 6.6 days in the nondelayed group. Failure of resolution of symptoms after therapy begins mandates reassessment to avoid progression of this common surgical disease.
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To identify differences between correctly diagnosed appendicitis and misdiagnosed cases that resulted in litigation between 1982 and 1989 retrospective review of malpractice claims was conducted. A total of emergency department (ED) charts at the time of the initial ED visit were reviewed and compared with 66 concurrent controls. Missed cases appeared less acutely ill, had fewer complaints of right lower quadrant pain, received fewer rectal examinations, received intramuscular (IM) narcotic pain medication for undiagnosed abdominal pain or symptoms, and more often received an ED discharge diagnosis of gastroenteritis. Misdiagnosed patients had a 91% incidence of ruptured appendix, more extensive surgical procedures, and more postoperative complications. Data were analyzed using the Pearson's chi 2 Test, Mann-Whitney U Test, and stepwise discriminant analysis. Significance was defined as P < or = .05. Misdiagnosis of acute appendicitis is more likely to occur with patients who present atypically, are not thoroughly examined (as indexed by documentation of a rectal examination), are given IM narcotic pain medication and then discharged from the ED, are diagnosed as having gastroenteritis (despite the absence of the typical diagnostic criteria), and with patients who do not receive appropriate discharge or follow-up instructions.
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Unlabelled: Appendicitis is the most common cause of abdominal pain requiring surgery in children. Missed appendicitis is also a frequent cause of professional liability in an emergency department (ED). A retrospective review of all patients with appendicitis diagnosed in the ED was undertaken to identify: 1) how many patients required more than one visit to diagnose appendicitis and 2) the clinical characteristics that distinguished the patients who visited twice from patients who were diagnosed on the first visit. A total of 87 patients with appendicitis were seen by pediatricians in the ED from 1987 to 1989. The patients included 43 girls and 44 boys (mean age, 8.9 years). Six patients (7%) were seen twice before the diagnosis of appendicitis was made. They returned to the ED on average 29 hours after the first visit. The ED discharge diagnosis of the six "missed" patients included: probable Campylobacter (n = 1), viral urinary tract infection (n = 1), gastroenteritis (n = 2), and abdominal pain (n = 2). The six missed patients were different from the other patients with appendicitis. They were more likely to have a normal appetite, to have diarrhea, and to be afebrile. All the patients had at least two of the four following signs and symptoms: vomiting, tenderness, guarding, and right lower quadrant (RLQ) pain. At the time of surgery, 23/81 (28%) of the one-visit group had a ruptured appendix, whereas 3/6 (50%) of the missed patients had a ruptured appendix. Conclusions: 1) Seven percent of the patients were seen twice in our ED before the diagnosis of appendicitis was made.(ABSTRACT TRUNCATED AT 250 WORDS)
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Acute appendicitis is the most common condition requiring emergency operation in children. Late appendicitis is still a major source of morbidity and potential mortality. It has been suggested that managed care programs are responsible for a delay in surgical referral and consequently an increased risk of morbidity and mortality. In light of the increasing use of managed care, the authors reviewed their experience with pediatric acute appendicitis in managed care and indemnity insurance patients. The charts of all pediatric appendectomy patients treated between January 1990 and March 1995 were reviewed. Payor status, surgical and pathological findings, hospital course, and follow-up findings were documented. If the operative note or the pathology report described the appendix as gangrenous or perforated, the case was considered to be late appendicitis. Group I patients had traditional indemnity insurance; group II patients were in our institution's managed care plan. One hundred two patients were identified (28 in group 1, 74 in group II). Late appendicits was found less often in the managed care group (21.6% v 42.9%; P < .01). This resulted in a lower rate of major complications (1.4% v 3.6%) and a lower overall complication rate (2.7% v 7.1%). Group II also had a shorter hospital stay (2.6 days v 4.5 days; (P < .01) and lower average hospital charges ($6,507 v $8,754 (P < .01). These results do not demonstrate any adverse affect on outcome for children with acute appendicitis who have a managed care plan. In fact, the incidence of late appendicitis among these patients was half of that of the indemnity-insured patients. The lower risk of late appendicitis resulted in a shorter length of stay and lower hospital charges. These results suggest that managed care programs can provide quality care along with a significant reduction in costs; no delay in appropriate surgical referral was demonstrated.
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To determine if perforation rate is a function of delayed diagnosis or delayed presentation in childhood acute appendicitis we performed a retrospective casenote review of 101 consecutive children undergoing emergency appendicectomy over a 12-month period. The perforation rate was 7% in those children presenting with symptoms of 1 day or less and was significantly greater (33%, Chi 2 = 9.45, P < 0.01) in those who had had symptoms for more than 1 day at presentation. There was no difference in in-hospital delay between the groups. A high perforation rate was found to be a feature of delayed presentation.
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The white blood cell (WBC) count is considered to be a useful test in the diagnosis of appendicitis. The purpose of this study was to examine the clinical features of patients with normal WBC appendicitis and also to determine whether a higher WBC count correlates with a more advanced stage of appendicitis. Patients with pathologically confirmed appendicitis from January 1989 to December 1994 were included in the study (n = 1919). The age, gender, temperature, length of hospital stay, and severity of disease (1 = acute appendicitis; 2 = gangrenous appendicitis; 3 = perforated appendicitis with abscess formation; 4 = appendicitis with diffuse peritonitis) were compared for patients with a normal WBC count (range, 3.8-10.9) versus those who had an elevated WBC count. A normal WBC count was seen in 11 per cent of patients (n = 209). There was no difference in age, temperature, gender, or severity of disease in the patients with a normal WBC count compared with those with an elevated WBC count (P > 0.05). The severity of disease of patients with a normal WBC count were: 1 = 58 per cent; 2 = 13 per cent; 3 = 7 per cent; and 4 = 22 per cent. For patients with an elevated WBC count the scores were: 1 = 57 per cent; 2 = 17 per cent; 3 = 13 per cent; and 4 = 14 per cent. The proportion of gangrenous and perforated appendicitis in the patients with a normal WBC count is the same as in the patients with an elevated WBC count.