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Revista Geográfica Venezolana, Número especial 2005, 93-117
Un estudio de amenazas múltiples en la cuenca
media del río Chama (Andes centrales venezolanos):
caso zanjón El Paraíso
A study about multiple hazards in the basin of the Chama River
(venezuelan central Andes): the case of El Paraiso torrent
Carlos Ferrer* y Jaime Laffaille**
Recibido: enero, 2005 / Aceptado: marzo, 2005
* Universidad de Los Andes, Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales, Instituto de Geografía y Conserva-
ción de Recursos Naturales, Mérida-Venezuela, e-mail: carlosferrer ve@yahoo.com
** Universidad de Los Andes, Facultad de Ciencias, Departamento de Física, Fundación para la Prevención del
Riesgo Sísmico (FUNDAPRIS) Mérida-Venezuela, e-mail: jaime@ula.ve
Resumen
La región ubicada entre Mérida – Ejido y Estanques, de clima semi-árido y tectónicamente
activa, constituye un magnifico laboratorio para el estudio de una zona sometida a una
acelerada expansión urbana. En un pequeño sector de aproximadamente 4 km2, márgenes
del río Chama, ocupado por el caserío La González el Conjunto Residencial/Urbanización
Chama-Mérida, se analizan dos escenarios a partir de la actividad desarrollada por un
pequeño torrente: (i) posible reactivación a partir del año 1999 de un muy agresivo flujo
de detritos cuyo abanico represó parcialmente (2005) el río Chama; este sistema parece
configurar un interesante geoindicador de una tendencia (?) a un significativo incremento
de las precipitaciones en esta región. (ii) Amenaza real que el deslizamiento El Paraíso
(250.000 – 385.000 m3) pueda convertirse en un alud sísmico, cuyas consecuencias serian
desastrosas. Se llama la atención del alto potencial que tiene este torrente de obturar el río
Chama. Se señalan las peculiaridades relacionadas con la presencia de dos cuencas de dre-
najes adyacentes, río La González y quebrada La Sucia, con rocas altamente disímiles que
han generado amplios abanicos aluviales. Se adelantan algunos resultados preliminares
asociados con ‘crecidas’ del río Chama y la acción de algunos torrentes locales.
Palabras clave: amenazas geomórficas; estabilidad del relieve; flujo de detritos; abani-
cos de detritos; represamiento.
Abstract
The region located between Mérida-Ejido and Estánques, a tectonically active area with a
semi-arid climate, is an ideal laboratory for the study of a subject field which has undergone
a steadfast urban expansion. In a small sector of approximately 4 km2, on the border of the
Chama River, the site of La González village and the housing community of Villa Libertad,
two scenarios can be analyzed from the activity developed by a small torrent: (i) a pos-
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sible reactivation from the year 1999 of a very aggressive debris flow which fan partially
dammed up the Chama river in 2004; the system seems to be an appealing geoindicator of
a significant propensity for rainfall in the region; ii) an actual hazard that El Paraiso sliding
(250,000 – 385,000m3) may become a seismic avalanche with disastrous consequences.
One aspect to be considered with interest is the torrent’s increasing potential of obturat-
ing the Chama River. Another peculiar aspect to point at is the presence of two adjacent
drainage basins, La González river and La Sucia stream, with highly dissimilar rocks which
have generated large alluvial fans. Some preliminary results related to the “flooding” of the
Chama River and the action of some local torrents have been brought ahead.
Key words: geomorphic hazard; landform stability; debris flow; debris fan; landslide
damming; Venezuelan Andes.
Introducción
Toda el área comprendida entre Ejido
y Estanques, conocida como la región
semi-árida de Lagunilla de Urao, ha veni-
do despertando un especial interés desde
la década de los sesenta. No es por mera
casualidad que en las primeras etapas de
la fundación del Instituto de Geografía
y Conservación de Recursos Naturales
(Universidad de Los Andes, 1963; 1971),
se acometió, con un sentido integral, uno
de los estudios más completos que sobre
región alguna se ha realizado hasta los
momentos en los Andes venezolanos. En
esa misma área Tricart y Michele (1965)
elaboraron un magnifico trabajo sobre
las condiciones geomorfológicas, ilus-
trado con un mapa en colores.
Toda la región, así definida, posee
un doble atractivo: constituye el área de
expansión del centro urbano Mérida-
Ejido, lo que hace obligatorio definir sus
potencialidades y limitaciones; además
aquí convergen, desde el punto de vista
científico, una variedad de fenómenos
que hacen de este lugar un ‘verdadero
laboratorio natural’. Las condiciones de
marcada semi-aridez determinan una
maximización de los procesos geomórfi-
cos; ello facilita el análisis de la dinámi-
ca y la definición de sus mecanismos.
La región permite definir los cambios
ocurridos a lo largo del Cuaternario, ya
que presenta una sucesión de depósi-
tos prácticamente únicos en los Andes
venezolanos. Por tratarse de un sector
esencialmente crítico a los movimientos
sísmicos, constituye un escenario para
los análisis tanto morfotectónicos como
estructurales. El objetivo fundamental
de este estudio es una evaluación de un
pequeño sector, en la cuenca media del
río Chama, situado a unos 10 km, en di-
rección sur-oeste de los centros poblados
de Mérida-Ejido. El área así selecciona-
da es el asiento del pequeño caserío La
González y de un proyecto de desarrollo
urbanístico, de mediana densidad, de-
nominado urbanización Conjunto Re-
sidencial/Urbanización Chama-Mérida,
también conocido como Villa Libertad
(Figura 1).
En el transcurso del año 1999, un pe-
queño abanico de detritos se depositó en
la margen izquierda del río Chama, frente
a La González y a muy poca distancia
de la urbanización Chama-Mérida; los
C. Ferrer y J. Laffaille
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Figura 1. Localización del área de estudio: (a) río La González. (b) Quebrada La Sucia. (c) Poblado La
González. (d) Urbanización Chama-Mérida. (e) Río Chama. (f) Ciudad de Mérida. (g) Ejido. (h) El Estanquillo.
(i) Deslizamiento La González. (j) Estanques. (k) Río Mocotíes. Localidades referenciadas en el texto.
(Figura Base: Petróleos de Venezuela. Levantamiento de Radar: semicontrolado. Hoja Nº NC 19-13. Imagen
cortesía de C. Schubert – 1992)
materiales provenían de un pequeño
torrente conocido en la localidad con el
nombre de zanjón El Paraíso. A dife-
rencia de oportunidades anteriores, la
fuerza del río no pudo arrastrar los sedi-
mentos y el abanico se mantuvo en el
lugar. Durante ese año, y los subsiguien-
tes, este depósito continuó su desarrollo
en forma de crecimientos sucesivos y
superposición de capas individuales que
representaban eventos particulares; es-
tos materiales obstruyeron parcialmente
(30-40% lo de sección de cauce) el río
Chama y generaron su desplazamiento
hacia la ribera derecha amenazando, de
esta forma, al poblado con la consecuente
situación de alarma e inquietud por par-
te de sus habitantes. En el transcurso de
los años 2000-2001 la cantidad de ma-
terial depositado en el abanico obligó al
río a adosarse hacia el sitio ocupado por
el caserío y socavó la parte posterior del
terreno de la escuela.
En el mes de abril del año 2003 la
situación se tornó crítica: la acumulación
de sedimentos adicionales provenientes
de la microcuenca El Paraíso, represó
parcialmente el río Chama y desvió una
parte significativa del caudal hacia el
caserío La González, inundado una de
Un estudio de amenazas múltiples en la cuenca media del rio Chama..., 93-117
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sus calles y causando pánico entre sus
habitantes. A partir de este momento se
percibió el verdadero nivel de amenaza
que implicaba la actividad de este to-
rrente. Durante varios días permaneció
en el lugar una pequeña laguna de obtu-
ración, lo que obligó a recurrir a la ayuda
de maquinaria pesada para despejar el
cauce del río Chama.
Ante la diversidad de comentarios,
muchas veces contradictorios, acerca
del posible origen de este fenómeno y
la necesidad de evaluar sus implicacio-
nes se tomó la decisión de realizar una
investigación de carácter geológico, geo-
morfológico e hidrológico que conllevase
a contrastar varios escenarios sobre los
niveles de ‘riesgo’ asociado con el en-
torno geográfico del zanjón El Paraíso.
Adicionalmente, por creerlo pertinente,
se amplió para incluir un examen del
posible significado de los grandes cuer-
pos de sedimentos aportados por los
sistemas fluviales del río La González y
la quebrada La Sucia. Finalmente, se in-
cluye un avance sobre la dinámica del río
Chama en el sitio La González y la con-
ducta de la red de torrentes.
Este trabajo, el cual puede ser con-
siderado una continuación del análisis
presentado por Laffaille et al. (2004),
se orienta a tratar de responder una pre-
gunta tan crucial como: ¿Qué condicio-
nes particulares presenta esta área que
amerite una evaluación detallada de las
condiciones de sitio? Variadas son las
razones: (i) presencia de un muy activo
deslizamiento en el torrente El Paraíso;
denominado deslizamiento El Paraíso
(Delgadillo et al., 2004; Laffaille et al.,
2004). Movimiento de masa que cons-
tituye una real amenaza tanto para el
poblado como para el desarrollo ur-
banístico. (ii) En este sector se da la muy
interesante circunstancia de contar con
dos cuencas de drenaje adyacentes, río
La González y quebrada La Sucia, con
unidades rocosas disímiles que originan
abanicos aluviales de diferentes conjun-
tos de facies que a su vez reflejan pro-
cesos sedimentarios contrastantes. (iii)
El comportamiento hidrológico y el nivel
de amenaza del sitio analizado, vincu-
lados con las posibilidades y probabi-
lidades de desborde del río Chama y sus
dos afluentes, constituye un aspecto que
es necesario tomar en cuenta.
Debido a la importancia que posee
todo este sector, el cual incluye la sec-
ción comprendida entre el deslizamiento
La González y Puente Real (Ferrer et al.,
2005; este Número), así como los graves
problemas que confrontan las instalacio-
nes de la Penitenciaria del estado Mérida
(situada a 2 km al NO), diversos proyec-
tos, orientados a profundizar algunos as-
pectos tratados en este estudio, se están
actualmente llevando a cabo.
Localización y breve descripción
de las condiciones físicas
El área de estudio se encuentra local-
izada en el municipio Sucre del estado
Mérida, además de ser asiento del po-
blado La González y la urbanización Cha-
ma-Mérida, incluye un segmento de la
vital carretera Mérida-Panamericana (El
Vigía), (Figura 1).
C. Ferrer y J. Laffaille
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El sector se ubica en un valle intra-
montano donde coinciden tres cursos
de drenaje: el más importante, el río
Chama; le sigue el río La González, cuyas
cabeceras se ubican al noreste y tiene su
origen a más de 4.000 msnm en el pára-
mo Los Conejos; la de menor tamaño,
quebrada La Sucia, cuya cuenca se lo-
caliza al noroeste y nace en el páramo El
Tambor. Este curso debe su nombre a la
alta cantidad de sedimentos que trans-
porta en suspensión. Topográficamente
el área coincide con uno de los extremos
de la cuenca de tracción La González; es-
tructura esta descrita originalmente por
Schubert (1980a; b; 1982a; b; 1984). El
valle así definido alcanza aquí un ancho
de 2,5 km y se encuentra limitado por
las dos fallas maestras que configuran
el corredor formado por la zona de fallas
de Boconó. Las vertientes son asimétri-
cas; aquellas situadas al sur poseen al-
turas que varían de 700 a 1900 msnm
y se caracterizan por el corto recorrido
de sus torrentes. En contraste, aquellas
vertientes situadas al norte, presentan
marcadas diferencias, tanto por su ex-
tensión, como por el pronunciado gra-
diente topográfico. Secuencias complejas
de grandes abanicos aluviales han tenido
sus respectivas fuentes de suministro en
estas amplias cuencas (Figura 2).
La vegetación, típicamente semi-
xerofítica, es consecuencia del control
climático ejercido por la orientación y
disposición de los macizos montaño-
sos. El profundo ‘cañón’ que se dispone
a partir del sector de Estanques, al otro
extremo de la cuenca de tracción y en
dirección oeste, canaliza los vientos pro-
venientes del sur del lago de Maracaibo
y mediante un mecanismo, asociado con
el efecto ‘Fhöen’ descarga gran parte de
su contenido de humedad y asciende a lo
largo del fondo del valle como un viento
seco. Ello determina que las precipi-
taciones alcancen promedios anuales de
509,8 mm (para el período 1971-1996)
y temperaturas de aproximadamente
22,5ºC (media anual) (datos tomados en
la estación San Juan de Lagunillas - se-
rial 3170). Es muy importante resaltar el
carácter altamente torrencial de las llu-
vias en toda esta región, donde el 71,5%
del total de precipitaciones en el año se
concentran en los meses de abril-junio,
y, septiembre-noviembre. La evapo-
ración refleja un valor medio (anual) de
2008 mm, alcanzando un máximo en los
meses de julio-agosto) (UFORGA, 1999;
Delgadillo et al., 2004).
Numerosas evidencias geomórficas
indican que el área ha sido afectada por
grandes rupturas superficiales originadas
por terremotos. La mayor concentración
de epicentros, medidos instrumental-
mente, se ha venido presentando hacia
el oeste, al norte del cerro San Felipe y
cuenca del río Onía; región esta donde
se estima la localización del epicentro
(macrosísmico) del Gran Terremoto de
Los Andes (1894) (Rengifo y Laffaille,
2000). La actividad sísmica de todo este
sector de Lagunillas de Urao constituye
un factor de serias preocupaciones.
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Figura 2. Plano geológico y geomorfológico del sector La González. Leyenda: (1) Cuaternario abanico aluvial
Nivel 4. (2) Cuaternario abanico aluvial Nivel 3. (3) Cuaternario abanico aluvial Nivel 2. (4) Cuaternario
abanico aluvial Nivel 1. (5) Cuaternario Complejo Aluvial Lagunillas (término informal). (6) Jurásico,
Formación La Quinta. (7) Paleozoico superior, Formación Sabaneta. (8) Paleozoico superior, Asociación
Tostós. (9) Rumbo y buzamiento de la estratificación. (10) Rumbo y buzamiento de la foliación. (11) Falla
(traza) observada. (12) Falla inferida. (13) Discordancia. (14) Masa deslizada. (15) Corona. (16) Grieta de
corte. (17) Tubificación (depresión). (18) Cárcava. (19) Escarpa de falla. (20) Abanicos de detritos. (21)
Deslizamiento rotacional. (22) Centros poblados y vialidad. (23) Ríos. (24) Quebradas. (Modificado de:
Ferrer, 1995)
Antecedentes: algunos elementos
históricos y sociales
Una exhaustiva revisión en fuentes he-
merográficas, así como entrevistas a po-
bladores, tanto del caserío La González
como de los pocos y dispersos habitantes
del zanjón El Paraíso, descartó la posible
intervención antrópica en la reactivación
del abanico, tal y como había sido su-
gerido inicialmente por Laffaille et al.
(2004). En el mismo sentido el análisis
de fotografías aéreas correspondiente a
diversos períodos de tiempo, incluso la
C. Ferrer y J. Laffaille
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Figura 3. Vista panorámica del sistema correspondiente al zanjón El Paraíso. El sector semiplano, tope
superior de la fotografía, se extiende, en espesores altamente irregulares, sedimentos granulares de
grava y arena, ocasionalmente cantos, correspondiente al Complejo Aluvial de Lagunillas (Qcal) (término
informal). En estos materiales se concentra una dinámica muy agresiva de lavado de finos: procesos estos
relacionados con tubificación y carcavamiento. Le infrayace los esquistos y cuarcitas de la Asociación Tostós
(Paleozoico superior) dispuestos al N15-20ºE y buzando en ángulos de 45-50º al SE; favorables al corte. El
zanjón El Paraíso es un curso de segundo orden con un volumen apreciable de materiales en tránsito. Se
destaca el deslizamiento planar de El Paraíso con sus múltiples coronas (para detalles la Figura 4). En
la sección inferior de este deslizamiento hasta la zona apical del abanico, se dispone una pronunciada
escarpa, cuya altura varía de 15 a 20 m. Los abanicos coalescentes correspondientes al zanjón El Paraíso y
el zanjón Tierra Negra, constituyen elementos muy activos. (Dirección de la fotografía: S45ºE)
Un estudio de amenazas múltiples en la cuenca media del rio Chama..., 93-117
Sedimentos de origen Cuaternario
Contacto aproximado con la roca
Derrumbes de roca
Escarpa vertical
Sección del abanico
Zanjón Tierra Negra
Cauce actual
Zanjón El Paraíso
Abanicos coalescentes Río Chama
La González
Quebrada La Sucia
Chama-Mérida
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Figura 4. Vista parcial de la sección media y superior del zanjón El Paraíso. Las rocas predominantes,
esquistos finamente foliados, buzan en ángulo alto (45 -50º) en dirección al torrente y generan importantes
volúmenes de materiales que se depositan en el fondo de los cauces. Abundan derrumbes de roca en
la sección superior, pero destaca en forma especial el deslizamiento El Paraíso (primer plano). Este
movimiento de masa, muy activo, de edad no precisada, presenta una serie de coronas escalonadas y con
un volumen estimado de 250.000 – 385.000m3. (Foto tomada desde un helicoptero por Jaime Laffaille)
C. Ferrer y J. Laffaille
101
Misión A34, del año 1952 (la más anti-
gua), no permiten definir con precisión el
origen exacto de los factores que dieron
inicio a los procesos de desestabilización
de esta microcuenca (Figuras 3 y 4).
Especial importancia adquiere el
análisis de la tormenta ocurrida el 12 y
13 de septiembre de 1988; este evento
destruyó o generó serios daños, en vi-
viendas y vialidad, produjo la reacti-
vación de los flujos de detritos de La
Vega de La González (Pérez, 1994), y
colapsó el puente Bailey que comuni-
ca con los pueblos del sur del estado.
Los daños en esta estructura fueron
reportados de la siguiente forma: “El
lunes (12 de septiembre) mientras llo-
vía fuertemente en el sitio una parte
del cerro se desplomó y cayó justa-
mente sobre la plataforma del puen-
te, de estructura de hierro, conocido
comúnmente como ‘puente de guerra’
(Diario El Vigilante; 14 septiembre de
1988: pag. 23). Esta información, algo
imprecisa, se complementa con lo afir-
mado por testigos presenciales en el
sentido que el zanjón El Paraíso jugó
un papel menor en el colapso de esta
estructura (Jorge Riera, comunicación
personal; 2004), (Figuras 5 y 6).
Figura 5. Vista aérea del caserío La González en 1980; los llamados ‘zanjones’: El Paraíso (izquierda) y
Cerro Negro (derecha) no habían reactivado sus respectivos abanicos, lo que se observan en la fotografía
son más antiguos. El cauce del río Chama se alejaba del poblado y se adosaba a su ribera izquierda,
separada por un amplio banco lateral. El puente tipo Bailey desapareció con el evento de 1988 (Figura 6)
(Fotografía tomada desde un helicóptero por C. Ferrer)
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Figura 6. Efectos de la tormenta del 12 de septiembre de 1988 sobre el puente Bailey. Esta estructura
sufrió severos daños e incomunicó durante varios días el acceso a los Pueblos del Sur. (Tomado del diario:
El Vigilante; 14 de septiembre de 1988: pag. 23)
La reactivación del zanjón El Paraíso
parece haberse iniciado en el año 1999;
varios factores intervinieron para de-
sestabilizar la ladera dando origen al
deslizamiento El Paraíso. Contribución
especial ha tenido el proceso de tubifi-
cación que afecta los sedimentos ubica-
dos en el tope del macizo, así como la
serie de derrumbes de roca que aportan
sedimentos a los cauces en las cabeceras
del torrente (Figuras 3 y 4). Situación
esta que llevó a Laffaille et al. (2004) a
sugerir ¿cambios climáticos?, o, ¿efectos
de la intervención antrópica? Descarta-
do el segundo argumento, con base en
los resultados de entrevistas y análisis
de fotografías aéreas, queda la primera
premisa. El tiempo de registros de pre-
cipitaciones es muy corto (1971-1996),
ello impide ahondar sobre el tema del
cambio climático, no obstante la evolu-
ción de algunos procesos geomorfológi-
cos observados en estos últimos años pa-
recen indicar un incremento apreciable
de los totales de precipitación (Ferrer et
al., 2005; este Número).
El monitoreo constante del zanjón El
Paraíso, la evolución del deslizamiento
C. Ferrer y J. Laffaille
103
y las faces del desarrollo del abanico de
detritos, pueden constituir magníficos
‘geoindicadores’ que permitan vigilar la
conducta de esta pequeña microcuenca y
recabar información que facilite ampliar
los márgenes de seguridad del sitio.
Características geológicas y
geomorfológicas del área ocupada
por La González-Urbanización
Chama-Mérida
La cuenca de tracción La González co-
rresponde con un importante cambio de
rumbo de la falla de Boconó y le permitió
a Schubert (1980a; b) establecer, como
criterio, la presencia de una curvatura de
alivio. Como había sido expresado con
anterioridad, el área de estudio se en-
cuentra definida por las fallas maestras
norte y sur, que marcan los límites de esta
depresión estructural. Tal y como puede
ser apreciado en el mapa de la figura 2, la
falla de Boconó define la geometría y ex-
tensión de los sistemas depositacionales
en todo este sector.
Rocas de la Asociación Tostós (Pa-
leozoico superior) afloran al sur, sector
Las Tapias, y se extienden al norte al
tapizar todo el fondo del valle. Predomi-
nan aquí los esquistos cloríticos, fina-
mente foliados, y en menor proporción
las cuarcitas. La disposición general de
estas rocas: rumbo general N 15-20ºE,
y, fuertes buzamientos (45-50º) al SE,
controlan, como se verá más adelante,
el desplazamiento del deslizamiento El
Paraíso (Figura 3). La falla de Boconó
define una nítida traza al norte, en lo que
parece el segmento sísmicamente más
activo, y pone en contacto las rocas de la
Asociación Tostós con los materiales de
la Formación La Quinta (Jurásico: con-
glomerados, brechas, areniscas y limoli-
tas). En la sección superior de la cuenca
del río La González, al norte, afloran los
gneises bandeados y augengneises de la
Asociación Sierra Nevada (Precámbri-
co superior). Menos uniformes son las
unidades que afloran en la cuenca de la
quebrada La Sucia; destacan aquí rocas
de textura fina, especialmente lutitas y
limolitas de las formaciones La Luna y
Colón (Cretácico superior), y, limolitas y
areniscas de la ya citada, Formación La
Quinta. Esta distribución determina el
comportamiento diferencial de ambas
cuencas: río La González y quebrada La
Sucia y definen el carácter de los depósi-
tos en el valle.
Al oeste destacan dos grandes rasgos:
el deslizamiento La González y la falla El
Estanquillo (Ferrer, 1991; 1995; 1999;
Ferrer et al., 1992; Ferrer y Laffaille,
1999; Laffaille et al., 2004; Ferrer et al.,
2005; este Número).
Constituye la falla El Estanquillo una
estructura notablemente interesante
para los aspectos que serán tratados a
continuación. Cartografiada original-
mente por Tricart y Michele (1965), ana-
lizada posteriormente por Ferrer (1991;
1995); autor este que evaluó el papel
jugado por esta falla como factor deto-
nante del deslizamiento La González.
La falla El Estanquillo es una superfi-
cie de ruptura ‘fresca’, con una escarpa
vertical que varía de 7-15 m; de rumbo
N23ºE, la cual tiende a formar una ligera
Un estudio de amenazas múltiples en la cuenca media del rio Chama..., 93-117
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flexura al contacto con la traza norte de
la falla de Boconó. Evidencias estratigrá-
ficas, dos colinas alargadas constituida
de sedimentos del Complejo Aluvial de
Lagunillas (Qcal), sugieren un posible
basculamiento del bloque levantado en
dirección suroeste (Figura 2). A esta falla
le parece corresponder un mecanismo
del tipo ‘normal’ y un plano de ruptura
de ángulo alto y con buzamiento al NO.
Sin quitarle la importancia que pue-
dan tener otras estructuras en la zona, el
año 2003 los instrumentos del Labora-
torio de Geofísica de la Universidad de
Los Andes, detectaron un sismo de 4,3
de Magnitud Richter a 2,5 km al NNO
del centro poblado La González (Figura
2). La cercanía a la superficie de ruptura
de El Estanquillo con el deslizamiento El
Paraíso, incrementa las probabilidades
de que este sector se vea afectado por
un evento cosísmico. Investigaciones a
corto plazo se orientan a contrastar esce-
narios sísmicos que permitan relacionar
Magnitud (M) con distancia a la zona de
ruptura (Keefer, 1984).
La secuencia de sedimentos del Cua-
ternario se encuentra bien representada
en toda esta área y ha sido parcialmente
ilustrado en la figura 2. Las profundas in-
cisiones que en estos depósitos han gene-
rado en ríos y quebradas locales, facilita un
detallado análisis. Facies predominante-
mente fluviales se extienden en ambas
riveras del río Chama y topográficamente
resulta sencillo reconstruir lo que consti-
tuyó un importante período de relleno de
valle. Extensos abanicos aluviales (identi-
ficados como Qaa3: Figura 2) se extienden
desde La González hasta la propia ciudad
de Mérida; un recorrido de aproximada-
mente 20-25 km en sentido NE. Los sedi-
mentos expuestos alcanzan alturas con-
siderables 40-60 m, y muestran el clásico
ciclo de corte y relleno.
El escalonamiento de estos grandes
sistemas de acumulación alcanzan una
magnifica expresión en este sector de
La González. Afloran por lo menos seis
(6) niveles bien definidos. A partir de la
posición topográfica, estado de preser-
vación, ley de corte y parcialmente por
el nivel de conservación de los cantos y
desarrollo de suelos, se puede asumir
una sucesión de edades, relativa, desde
los más antiguos aluviones viejos (Com-
plejo Lagunillas: Qcal) hasta los niveles
más modernos (Qaa6) (Figura 2), (Fe-
rrer, 1995). Los sistemas de abanicos
en este sector del río Chama pueden ser
separados por facies, lo que refleja la
constitución litológica predominante en
las fuentes y pueden tener un significado
práctico importante.
Aspectos menores, pero no por ello
menos importante, lo constituyen dos
procesos que alcanzan, en toda esta región,
su máxima expresión: los torren
tes y los
sistemas de cárcavas. Cauces de prime-
ro y segundo orden, de corto recorrido
y, por lo general, de régimen hídrico es-
porádico definen los torrentes. Dinámica
que en regímenes torrenciales, como el
predominante en esta región, se expre-
san mediante una fuerte erosión y la
transferencia de importantes volúmenes
de sedimento. En segundo lugar, la tubi-
ficación y sus efectos sobre la estabilidad
de las laderas y su conexión con la apa-
rición y posterior desarrollo de cárcavas.
C. Ferrer y J. Laffaille
105
Resultados y discusión
Características del ‘zanjón’ El
Paraíso: Análisis de escenarios
El sitio ocupado por el poblado La
González, y colateralmente la urba-
nización Chama-Mérida, presenta un
conjunto de limitantes físicas que se tra-
ducen en fuertes restricciones para su
seguridad: (i) el hecho de encontrarse
ubicado a las márgenes del río Chama y
la constante amenaza de los desbordes
periódicos y de la socavación lateral,
y (ii) el comportamiento del zanjón El
Paraíso.
El así llamado ‘zanjón’ o ‘torrente’ El
Paraíso es una microcuenca alargada, de
longitud no mayor a los 1,8 km, orientado
al SE y con cauces de segundo orden que
se encuentran parcialmente colmatados
por el constante aporte de detritos. Mate-
riales estos provenientes de las laderas y
mecanismos de transporte asociados con
derrumbes y deslizamientos de roca, tal
y como puede ser apreciado en la figura
3. Este zanjón El Paraíso, conjuntamente
con su vecino, zanjón Tierra Negra, han
desarrollado dos activos abanicos de de-
tritos cuya coalescencia se ubican muy
cerca del Puente Bailey, (Figura 4). Dos
aspectos resaltan en la microcuenca El
Paraíso: (i) el colapso de las laderas y la
erosión regresiva observada en sus ca-
beceras, y (ii) la acelerada evolución de
los dos abanicos, en especial el abanico
El Paraíso (Delgadillo et al., 2004; La-
ffaille et al., 2004).
La erosión regresiva, cuyas eviden-
cias testimonian una acción muy inten-
sa, se produce en la cabecera del zanjón
El Paraíso y se efectúa por influencia di-
recta de la tubificación. Remanentes de
sedimentos asociados con el aluvión vie-
jo (Complejo Aluvial de Lagunillas: Qcal;
Ferrer, 1995), cuyos espesores varían de
5 a 12 m y dispuestos en el tope del ma-
cizo, Las Tapias y Cerro Negro, facilitan,
mediante un gradiente hidráulico favo-
rable, la acción del drenaje subsuperfi-
cial. Pero el papel más importante lo está
jugando la baja calidad de la roca. Efec-
tivamente, los esquistos de la Asociación
Tostós controlan los movimientos de
masa y generan los graves problemas de
estabilidad observados en este sector.
En la figura 3 se observa una pano-
rámica del deslizamiento de roca El
Paraíso. Una estimación muy prelimi-
nar del posible volumen involucrado
por este movimiento fueron reportados
por Delgadillo et al. (2004), aplicando
el Programa Arc View 3.2, con valores
que fluctúan entre 250.000-385.000m3.
Este deslizamiento, de tipo planar, está
principalmente controlado por la dis-
posición de los planos (NNE) y buza-
mientos en dirección al corte (45-50º
SE); en la figura 3 se observa con nitidez
la corona y la masa deslizada. A pocos
metros debajo de este deslizamiento El
Paraíso se localiza un talud vertical en
la roca, cuya altura alcanza los 18-20 m;
situación esta que puede dar una elevada
energía potencial a todos estos materia-
les. Las consideraciones ya señaladas no
incluyen los sedimentos, dispuestos para
su tránsito, ubicados en la sección supe-
rior de la microcuenca. Finalmente, el
zanjón El Paraíso tiende a favorecer el
desarrollo de flujos de detritos, ello se
Un estudio de amenazas múltiples en la cuenca media del rio Chama..., 93-117
106
debe a las características de los esquistos
que favorecen la formación de matrices
más finas (arenas y limos).
Dos escenarios caben discutir en este
punto, ambos preocupantes: precipita-
ciones que excedan los límites críticos, y,
ruptura (sísmica) de algunas de las fallas
cercanas.
(i) Primer escenario
La microcuenca El Paraíso parece haber
entrado en una fase de ‘marcado dese-
quilibrio’ en fecha posterior al evento de
1999. El desarrollo de secuencias suce-
sivas de flujos de detritos, incluso mos-
trando capas superpuestas en el abanico,
se ha venido acentuando en estos últi-
mos años, al extremo que en el año 2003,
represó y desvió en dirección al poblado
de La González al poderoso río Chama
(Figuras 7 y 8). Se ha venido realizando
un monitoreo periódico de la conducta
de este torrente y se han encontrado tres
eventos particularmente violentos en los
años: 1999; 2001 y 2003. Lo que parece
una disminución notable de los períodos
de retorno, los que se suponían muchos
más largos. Evidencias geomorfológicas
parecen indicar un notable incremento
de los valores de precipitación en estos
últimos años (véase por ejemplo: Ferrer
et al., 2005; este Número), lo que resul-
taría concordante con algunos mode-
los de comportamiento en escenario de
cambio climático; estos tienden a seña-
lar una tendencia a mayor lluviosidad
para la región Andina (Roberto Duque;
Comunicación Personal; 2005). En el
mismo sentido, serie estadísticas de in-
tensidades y profundidades máximas de
precipitación en la región parecen sugerir
picos que se repiten con una regularidad
asombrosa (A. Delgadillo; Comunicación
Personal; 2005). Estas visiones macro
hay que contrastarlas con el análisis de
la frecuencia de lluvias extremas y sus
efectos sobre el potencial erosivo.
Pérez (1994), al analizar el sector
comprendido entre la desembocadura
del río Nuestra Señora en el río Chama
(3,5 km al noreste) y la quebrada La Viz-
caína-Puente Real (10,7 km al suroeste),
lo que incluye el área de estudio, elaboró
una curva limite que le permitió estimar
que lluvias cortas con intensidades su-
periores a I=10,01D-0,742, deberían gene-
rar flujos de detritos y deslizamientos
someros. Valores críticos estos que ex-
presan que con precipitaciones mayores
a 5,3 mm en 5 minutos y 6,3 mm en 10
minutos, sería suficiente para ‘detonar’
ambos procesos.
El umbral crítico, citado en la litera-
tura, a partir de la cual la intensidad ero-
siva actúa, es 25 mm/h. A partir de este
dato, y en base a lo obtenido en el estudio
de Delgadillo et al. (2004), (Cuadro 1),
se estima que lluvias con duración de 60
minutos, coinciden con valores de 37,80
mm; 44,29 mm; 58,55 mm y 64,58 mm
pueden ocurrir, teóricamente, cada 5, 10,
50 y 100 años, respectivamente. Valores
estos que sobrepasan holgadamente el
umbral ya señalado. En la actualidad
se adelantan algunas estimaciones (em-
pleando relaciones lluvia-escorrentía)
sobre los caudales máximos para dife-
rentes períodos de retorno de los torren-
tes El Paraíso y Tierra Negra.
C. Ferrer y J. Laffaille
107
Cuadro 1. Profundidades máximas de precipitación en mm para diferentes frecuencias y
duraciones. Estación San Juan de Lagunillas (serial 3170)
Duración en minutos
Periodo de retorno (Tr) 5 min 10 min 15 min 30 min 60 min
Tr= 1.10 años 4,25 6,65 9,85 13,62 17,30
Tr= 2 años 7,71 12,51 16,76 23,02 28,02
Tr= 5 años 10,87 17,87 23,08 31,60 37,80
Tr= 10 años 12,97 21,42 27,26 37,28 44,29
Tr= 20 años 14,97 24,82 31,27 42,73 50,50
Tr= 50 años 17,57 29,23 36,47 49,78 58,55
Tr= 100 años 19,52 32,53 40,36 55,07 64,58
Tomado de: Delgadillo et al., 2004
Figura 7. Vistas aguas abajo del río Chama en el sitio ocupado por el caserío La González. A raíz de una
tormenta ocurrida en abril del año 2003, el abanico de detritos de El Paraíso represó parcialmente al río
Chama y formó una pequeña laguna, tal como se observa en la imagen. Afortunadamente el río causó
pocos daños debido al carácter, más bien ‘moderado”, del evento. Es notoria la alta fragilidad de toda
esta área
Un estudio de amenazas múltiples en la cuenca media del rio Chama..., 93-117
108
Figura 8. Abanico de detritos El Paraíso. Se observa el amplio desarrollo del depósito y la superposición,
sección apical, de dos eventos diferentes. El empuje ejercido por los flujos de detritos, generados en este
torrente, ha obligado al río Chama a adosarse a su ribera derecha. En el primer plano se observa el abanico
de Tierra Negra. Imágenes tomadas desde el puente sobre el río Chama (mayo de 2003)
(ii) Segundo escenario
Un posible detonante sísmico tiene que
ser necesariamente analizado y tomado
como una posibilidad real. Los datos
históricos sobre eventos extraordina-
rios ocurridos en la región son escasos
y a veces dudosos (Ferrer et al.; este
Número). No obstante, existen suficientes
evidencias geomorfológicas de ‘rupturas
frescas’. Toda el área de estudio, como
parte del corredor de fallas de Boconó,
presenta una alta densidad de fallamien-
to. Dos estructuras requieren un estudio
detallado: la cercana falla El Estanquillo
y aquella situada a muy poca distancia
de rumbo N 67ºE y a menos de 300 m
de la urbanización Chama-Mérida, que
parece haber sido responsable del sismo
detectado el año pasado (Figura 2). Son
estrictamente necesarios estudios mucho
más detallados, preferiblemente mode-
los del tipo magnitud sísmica vs. distan-
cia al plano de ruptura, para precisar en
detalles algunos valores cuantitativos de
la amenaza real. Las condiciones dadas
en el zanjón El Paraíso, con un desliza-
C. Ferrer y J. Laffaille
109
Figura 9. Vista tomada desde el zanjón El Paraíso en dirección N50ºO; destacan: el caserío La González
(primer plano) y las edificaciones de la urbanización Villa Libertad (al fondo)
miento activo, de masa considerable
(250-385.000 m3), con valores de pen-
diente muy altos y poblaciones situada
a poca distancia de su radio de acción
(Figuras 3 y 9), configuran un cuadro de
alto riesgo.
Significado de los espesos sistemas
de abanicos aluviales: implicaciones
desde el punto de vista de amenazas
Tal y como ha sido expresado en párra-
fos precedentes, uno de los aspectos dig-
nos de destacar en el área de estudio es
la distribución de por lo menos seis (6)
diferentes unidades depositacionales
separadas por niveles topográficos. Las
fuentes de suministro más importantes
se ubican al norte: cuencas del río La
González y quebrada La Sucia (Figura 2).
En este estudio destacan dos grandes
niveles de acumulación: los abanicos
más altos correspondiente al Qaa1, iden-
tificados con colores rosados en la figura
2, y, el nivel Qaa3, de color marrón. El
primero de ellos, altamente complejo
y ubicado al extremo noroeste, debe
su origen a la acción de la quebrada La
Sucia y casi enteramente controlada su
depositación por procesos tipo flujos de
detritos. El segundo, a un nivel más bajo
Un estudio de amenazas múltiples en la cuenca media del rio Chama..., 93-117
110
y probablemente de un intervalo más jo-
ven, se relaciona con una dinámica más
fluvial. Resaltan en este último la pre-
sencia de estratos planares; no obstante
que la estratificación es cruda, origina-
das por crecidas torrenciales laminares
(sheetfloods) y numerosas estructuras
de corte y relleno seguidos por un no-
table afinamiento hacia arriba.
Es interesante que dos cuencas de
drenaje situadas una al lado de la otra
de tamaños diferentes pero de similar
clima y vegetación, igual orientación, y
densidades de drenaje análogas, pen-
diente media de los cauces principales y
en general para las cuencas y condicio-
nes neotectónica idénticas, fueran ca-
paces de generar depósitos de facies tan
disímiles y mediante procesos tan radi-
calmente dispares. Mientras los gneises
de la Asociación Sierra Nevada (Precám-
brico superior), que afloran extensamente
en la cuenca del río La González, fueron
capaces de generar volúmenes significati-
vos de sedimentos cuyas texturas varían
de arenas gruesas a muy gruesas, gránu-
los, guijarros, cantos y bloques, con frac-
ciones muy pequeñas de limo y arcilla. En
contraste la quebrada La Sucia expone, en
su cuenca superior, amplias extensiones
ocupadas por lutitas, limolitas, areniscas,
con amplio espectro de tamaños, y cali-
zas; rocas estas capaces de generar matri-
ces finas que le confieren un alto grado de
fluidez a los sedimentos transportados.
Vale la pena destacar que a pesar de que
la cuenca de la quebrada La Sucia es de
menor tamaño que su contraparte, los
volúmenes de sedimentos aportados son
significativamente mayores.
Son notables e históricamente docu-
mentadas, las deformaciones por rep-
tación progresiva, grandes y muy activos
deslizamientos como el de La Playa (am-
pliamente reportado por Singer et al.,
1983). La actividad de este movimiento
de masa se remonta al año 1693 y con-
forma complejos desplazamientos que
abarcan: flujos de lodo y tierra, aludes,
flujos deslizamientos y otros observados
en los alrededores del poblado de Jají. El
predominio de texturas limo arcillosas
facilita el colapso de las laderas, las cua-
les tienden a tener una respuesta rápida
al agregársele volúmenes adicionales de
agua. Estos materiales se saturan con
mayor rapidez debido a sus condiciones
de baja permeabilidad, situación que se
complica al disminuir la presión de po-
ros y que por lo general se traduce en la
generación de flujos de detritos. De las
observaciones de campo y análisis pre-
liminar de estos sedimentos, se puede
asegurar que la quebrada La Sucia, cuyo
nombre proviene de la alta cantidad de
materiales en suspensión que transita
a lo largo de su cauce, en escenarios de
alta precipitación se comporta como un
verdadero flujo de detritos. Esto puede
tener consecuencias negativas para el
sitio que ocupa la urbanización Chama-
Mérida. Un agravante adicional lo con-
stituye la aseveración de testigos que han
presenciado eventos de obturación de
esta quebrada en localidades muy cer-
canas; así mismo la preservación de un
puente de arco, construido de mampos-
tería, correspondiente a la antigua carre-
tera Trasandina, pudiera sugerir que la
quebrada La Sucia no ha experimentado
C. Ferrer y J. Laffaille
111
un evento extremo por lo menos desde el
año 1925 (?).
En fin, las implicaciones en la con-
ducta hidráulica de ambos cursos deben
ser analizadas cuidadosamente, de forma
de obtener una evaluación precisa de los
diferentes niveles de amenazas, así como
la vulnerabilidad física y social. Toda esta
información como base de un estudio in-
tegral de riesgo presente en este pequeño
sector, cuyos resultados puedan ser ex-
trapolados a otras regiones montañosas
con condiciones parecidas.
Dinámica del río Chama en La
González y comportamiento de la red
de torrentes ubicados al noroeste de
la urbanización Villa Libertad
Delgadillo et al. (2004) estimaron, de-
bido a la notoria ausencia de estaciones
fluviográficas, para el río Chama, sitio
ocupado por el poblado La González y
para un área de 1892,6 km2 (superficie
de la cuenca ante de la confluencia del
río La González), caudales de 1065,7
m3/s; 1179,0 m3/s, y, 1295,1 m3/s para
períodos de retorno de 50, 100 y 200
años, respectivamente. Estos valores no
incluyen aportes de sedimentos, lo que
no deja de ser significativo al tratarse de
cursos con comportamiento torrencial.
Jáuregui (1997), al analizar los paráme-
tros de diseños para algunas obras en la
urbanización Chama-Mérida, estimaron
crecidas para 100 años de 1108,59 m3/s
y 1814,15 m3/s, con una socavación por
parte del río Chama entre 1,16 y 2,80 m;
ello sin tomar en cuenta la erosión lateral
que este curso ha venido realizando a la
altura del poblado La González (antes
del puente Bailey) debido a la acción de
los flujos provenientes, principalmente,
del zanjón El Paraíso (Figuras 5 y 6).
Para el río La González las estima-
ciones varían de 279,2 m3/s a 310,2 m3/s
para períodos de retorno de 100 y 200
años, respectivamente. Para el caso de la
quebrada La Sucia las estimaciones para
100 años alcanzan caudales de 189,3
m3/s; valor este utilizado para el diseño
de las obras de protección de la urban-
ización Villa Libertad (Jáuregui, 1997).
Estas estimaciones no incluyen
aportes de sedimentos, que parecen al-
canzar volúmenes apreciables en el caso
de la quebrada La Sucia, tal y como fue
comentado en páginas precedentes, ni
la posibilidad de represamientos en el
sitio ocupado por el abanico de detritos
de El Paraíso (Figura 7). Ferrer et al.,
(2005; este Número) en base a observa-
ciones realizadas en el sector de Puente
Real, 10,6 km al suroeste del poblado
La González y a partir del estudio de
dos profundos paleocauces, llegaron a
estimar caudales máximos de: 4.203,7
m3/s y 8.966,98 m3/s. Valores estos muy
aproximados, debido a la técnica utiliza-
da, y que atribuyeron a represamientos
ocurridos aguas arriba al punto seleccio-
nado y en el río Chama. De estos represa-
mientos naturales se tiene certeza de que
por lo menos uno, en base a los testimo-
nios de testigos presenciales, ocurrió a
principio de la década de los treinta.
La presencia de un conjunto de
cárcavas situadas muy cerca de la ur-
banización Chama-Mérida, sitio cono-
cido como las curvas de Caparú, en la
hoy abandonada carretera Trasandina
Un estudio de amenazas múltiples en la cuenca media del rio Chama..., 93-117
112
(1925), llamó la atención de Delgadillo et
al. (2004); en especial el torrente Caparú
y la Cárcava Grande. Estimaciones reali-
zadas por UFORGA (1999), según un
período de retorno de 100 años, dieron
caudales máximos de 6,62 m3/s para una
microcuenca de 10,4 has correspondien-
te al torrente Caparú y 2,44 m3/s para la
Cárcava Grande (4,8 has). Estos valores
que pueden ser considerados conserva-
dores para el caso de cursos efímeros y
en una región altamente torrencial, pue-
den llegar a constituir una sería amenaza
para el conjunto residencial Chama-
Mérida debido a: (i) deficiente distri-
bución de las edificaciones (algunas de
ellas colocadas peligrosamente en el eje
de los torrentes); (ii) posible aceleración
del proceso de tubificación y problemas,
locales, de asentamientos diferenciales,
y, (iii) aportes de material sólido a partir
de las paredes de las cárcavas debido a
socavación lateral.
Conclusiones
La región semi-árida de Lagunillas de
Urao que se extiende desde aproximada-
mente la desembocadura del río Nuestra
Señora en el río Chama hasta el sector de
Estanques – Cerro San Felipe, y que tec-
tónicamente coincide con la cuenca de
tracción La González, constituye la zona
natural de expansión de los centros ur-
banos Mérida-Ejido.
La intensificación de este acelerado
proceso de ocupación se ha traducido
en un incremento de los proyectos ur-
banísticos, es el caso de las edificaciones
correspondientes a la urbanización Cha-
ma-Mérida, instalaciones como el Cen-
tro Penitenciario, hoy en día con graves
daños y la importante vía, altamente vul-
nerable, que comunica esta parte central
del estado Mérida con la ciudad de El
Vigía (carretera Mérida-Panamericana),
entre otras obras importantes de infraes-
tructura. En diversas oportunidades se ha
llamado la atención sobre las fuertes res-
tricciones que tiene todo el área para su
futuro desarrollo y lo imprescindible que
resulta adelantar proyectos que de forma
pertinente permitan definir una zonifi-
cación detallada y precisar los niveles de
susceptibilidad y vulnerabilidad (Ferrer,
1991a; 1995; Ferrer y Dugarte, 2004;
Ferrer y Laffaille, 1999; 2004; Ferrer et
al. 2005, este Número).
Lugar privilegiado para el estudio de
los mecanismos relacionados con amena-
zas naturales y evaluación de vulnerabi-
lidades (físicas y sociales) ocupa el con-
junto urbano conformado por el caserío
La González y la urbanización Chama-
Mérida. Con el objetivo de contestar par-
cialmente algunas de estas cuestiones,
este estudio se orientó a: (i) definir dos
hipótesis extremas para el caso del zan-
jón El Paraíso; (ii) plantear la necesidad
de un estudio sedimentológico que expli-
cara la dinámica, altamente disímil, de
los grandes espesores de abanicos aluvia-
les del sector y, (iii) una aproximación al
posible comportamiento del río Chama y
algunos torrentes del sector. Estudios en
detalle se están llevando a cabo en estos
momentos sobre los dos últimos puntos
señalados.
C. Ferrer y J. Laffaille
113
La dinámica del zanjón El Paraíso,
pequeño torrente ubicado en la margen
izquierda del río Chama y frente al case-
río La González, se ha venido acelerando
a partir de estos últimos años; eventos
especialmente significativos, tanto por la
intensidad de lluvias y los consecuentes
volúmenes de sedimentos acarreados, se
produjeron durante los años 1999, 2001
y 2003. Se desconoce la fecha exacta a
partir de la cual la microcuenca entró
en desequilibrio. El proceso más impor-
tante se relaciona con la presencia de un
deslizamiento de roca, de tipo planar,
cuyo desplazamiento está favorecido por
las bajas condiciones físicas de la roca
(esquistos finamente foliados) y la dis-
posición del macizo en dirección al corte.
Sucesivas coronas marcan nítidamente el
área de despegue y la masa deslizada (al-
tamente metaestable), cuyo volumen se
estimó inicialmente entre 250-385.000
m3 (Delgadillo et al., 2004). Adicional-
mente derrumbes de roca en la sección
superior contribuyen con la colmatación
parcial de los cauces; la acción de la tu-
bificación se restringe a los espesores,
más bien moderados, de una secuen-
cia de sedimentos ubicados en el tope y
cuya contribución debe ser considerada
más bien modesta. Elemento esencial
lo constituye un muy agresivo abanico
de detritos, que incluso llego a represar
parcialmente el río Chama el año 2003
(abril).
Dos escenarios se analizan en este
contexto: (i) totales de precipitación que
excedan los umbrales críticos y, (ii) las
posibilidades de un detonante sísmico y
sus consecuencias.
Estudios previos realizados por Pérez
(1994) expresan que volúmenes mayores
a 5,3 mm en un lapso de 5 minutos y 6,3
mm en 10 minutos, serían suficientes
para generar flujos de detritos o des-
lizamientos de poco espesor (someros).
Los resultados obtenidos por Delgadillo
et al. (2004) coinciden con estos datos
para períodos de retorno de 1 a 2 años
(Cuadro 1). Pero al tomar como umbral
crítico 25 mm/h, límite donde los me-
canismos asociados con la intensidad
erosiva se disparan, se tiene que los
períodos de retorno estimados para cinco
años y duración de la precipitación entre
30 y 60 minutos, serían: 31,60 y 37,80
mm, respectivamente. Datos estos que
indicarían, a corto plazo, una importante
activación del torrente El Paraíso. Un
peligro mayor sería el eventual represa-
miento del río Chama y la desaparición
del caserío La González.
Esta premisa, vertida en este escena-
rio, hace obligatorio una evaluación de la
conducta del llamado zanjón El Paraíso
orientado a: (1) instrumentar un moni-
toreo constante de todo este sector y en
especial bajo la ocurrencia de tormen-
tas. (2) Aplicación de modelos que de
forma cuantitativa permitan proyectar la
evolución del deslizamiento El Paraíso.
(3) Analizar en detalle el potencial de
represamiento, volúmenes implicados
e impacto aguas abajo a lo largo del río
Chama. Medir los niveles de percepción
y diseñar un programa comunicacional
dirigido a concientizar a los habitantes
de toda esta área.
La actividad sísmica, expresada por
temblores medidos en fecha reciente
Un estudio de amenazas múltiples en la cuenca media del rio Chama..., 93-117
114
(2003) y reforzada por la presencia de
numerosas superficies de rupturas, fres-
cas, a muy poca distancia del caserío La
González – urbanización Chama-Méri-
da, indudablemente que tendrá inciden-
cia sobre la estabilidad del deslizamiento
El Paraíso y las probabilidades que el
mismo pueda ser transformado en un
alud sísmico. Seria importante orientar
las investigaciones hacia dos aspectos
cruciales: precisar las posibles relaciones
entre magnitudes estimadas y distancias
a planos de ruptura de origen sísmico
(siguiendo el modelo planteado por Kee-
fer
, 1984) y, como premisa fundamental
establecer un enfoque modelístico para
aludes de roca (para una revisión Do-
rren, 2003). Esta posible línea de trabajo
debe incluir: (i) un estudio, cuyos alcan-
ces vayan más allá del aquí presentado,
donde se evalúe en detalle las caracterís-
ticas de la cuenca superior del torrente
El Paraíso, como fuente de suministro
y una ubicación de los materiales que
puedan ser desplazados. (ii) Determi-
nación de la ruta que podría ser seguida
por la masa en caso que se produjese el
alud. (iii) Una estimación de la velocidad
que podría alcanzar esta masa, longi-
tud de la zona recorrida y las áreas a ser
afectadas. El modelo debería ser capaz
de estimar la capacidad de formación y
posterior ruptura de la laguna que de-
bería formarse a partir de la obturación
del río Chama.
Sin alarmismos innecesarios, el esce-
nario de un alud sísmico luce como una
amenaza potencialmente real.
La presencia de espesos depósitos
relacionados con complejos sistemas de
abanicos aluviales, cuyos relictos se con-
servan al norte del río Chama, brindan
una magnifica oportunidad de analizar
dos grandes cuencas de drenaje adya-
centes, con unidades de roca altamente
disímiles y con capacidad de producir
sedimentos de litofacies altamente con-
trastantes: flujos de detritos y torrentes
de detritos (fluvial). El significado prác-
tico de estas condiciones y su posible
impacto en estas poblaciones, deben ser
analizados en detalle.
Como parte de esta visión sobre las
amenazas múltiples presentes en este
sector medio de la cuenca del río Chama,
es oportuno mencionar los niveles de
peligro por crecidas, socavación lateral
y desbordes generalizados. Se han esti-
mado caudales de 1065,7 m3/s y 1179,0
m3/s para períodos de retorno de 50 y
100 años, respectivamente (Delgadillo et
al., 2004). Cálculos estos que no inclu-
yen aportes de sedimentos que, como es
ampliamente conocido, puede tener una
influencia decisiva en la real conducta
de estos cursos. La dinámica de una se-
rie de pequeños torrentes puede tener un
impacto localizado, especialmente sobre
algunas edificaciones en la urbanización
Chama-Mérida peligrosamente localiza-
das.
Agradecimientos
Los autores dejan su especial testimonio
de agradecimiento al Geog. Juan Cris-
tóbal Rincón por los innumerables es-
fuerzos dedicados a la búsqueda de ma-
terial histórico y arqueo de las fuentes. Al
C. Ferrer y J. Laffaille
115
Ing. Geol. Patxi Viscarret por el valioso
apoyo en las tareas de exploración de
campo a lo largo del ‘zanjón’. Al TSU
Jorge Riera por los detalles relacionados
con el evento del 12/13 de septiembre del
año 1988; donde actuó como diligente
y abnegado rescatista. Las ideas verti-
das en el texto fueron beneficiadas por
las discusiones sostenidas con el Antro-
pólogo Rogelio Altez y la Geog. Marbella
Dugarte; un agradecimiento a ambos por
la exhaustiva revisión del manuscrito.
Muchas valiosas observaciones fueron
aportadas por los Brs. Alejandro Delga-
dillo y Daniel Ferrer. Las diagramacio-
nes se deben a Reina Albornoz, Consuelo
Vargas R. y a Reinaldo Sánchez. Le agra-
decemos a la Dra. Delfina Trinca Fighera
por los oportunos consejos dirigidos a
mejorar la calidad del texto. Un especial
agradecimiento a la Fundación para la
Prevención del Riesgo Sísmico del esta-
do Mérida (FUNDAPRIS) por el apoyo a
este trabajo.
Referencias citadas
DELGADILLO, A.; FERRER, C. y LAFFAI-
LLE, J. 2004. Caserío La González-ur-
banización Villa Libertad: un estudio de
amenazas múltiples y vulnerabilidad en
la cuenca media del río Chama (Andes
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