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Inversión pública y crecimiento económico. Una revisión crítica con propuesta de futuro

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Abstract

La relación entre inversión pública y actividad económica ha sido una de las cuestiones más ampliamente analizadas en los últimos años en el ámbito de la política económica. El tema se ha abordado desde diferentes enfoques, tanto a nivel teórico como empírico. El objetivo de este trabajo es ordenar los principales resultados de la literatura, prestando especial atención a aquellos trabajos que estudian las relaciones entre gasto público productivo y crecimiento económico. Al mismo tiempo, se introduce un sencillo modelo de crecimiento con capital público que pone de manifiesto las peculiaridades de la dimensión regional en los procesos de desarrollo económico.
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Las opiniones publicadas por los autores en
esta colección son de su exclusiva responsabilidad
© 2005. Fundación Centro de Estudios Andaluces
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1
Documento de Trabajo
Serie Economía E2005/10
Inversión pública y crecimiento económico. Una
revisión crítica con propuesta de futuro#
Carmen Díaz Roldán
Universidad de Castilla-La Mancha
Diego Martínez López
Centro de Estudios Andaluces y Universidad Pablo de Olavide
RESUMEN
La relación entre inversión pública y actividad económica ha sido una de las cuestiones
más ampliamente analizadas en los últimos años en el ámbito de la política económica.
El tema se ha abordado desde diferentes enfoques, tanto a nivel teórico como
empírico. El objetivo de este trabajo es ordenar los principales resultados de la
literatura, prestando especial atención a aquellos trabajos que estudian las relaciones
entre gasto público productivo y crecimiento económico. Al mismo tiempo, se introduce
un sencillo modelo de crecimiento con capital público que pone de manifiesto las
peculiaridades de la dimensión regional en los procesos de desarrollo económico.
Palabras clave: Crecimiento, infraestructuras, política regional.
ABSTRACT
The relationship between public investment and economic performance has received a
substantial attention by economists and policy-makers over the recent few years. In
such a way, several approaches have been followed, from different theoretical and
empirical points of view. The aim of this paper is to survey the main results found in the
literature, especially those concerning productive public spending and economic growth.
Moreover, we present a simple growth model in which regional characteristics are
explicitly taken into account
Keywords: Growth, infrastructures, regional policy.
JEL classification: 047, E62, H54.
# Los autores agradecen los comentarios recibidos de Javier Rodero a una versión anterior y la asistencia técnica de Carmen
García. En cualquier caso, todos los errores que pudieran permanecer son de nuestra exclusiva responsabilidad. Carmen Díaz
agradece la financiación del Ministerio de Ciencia y Tecnología a través del Proyecto SEC2002-01892, así como la de la
Fundación BBVA, y Diego Martínez la financiación del Ministerio de Ciencia y Tecnología a través del Proyecto SEC2003-
04028/C. Correspondencia: Diego Martínez López. Fundación Centro de Estudios Andaluces. C/ Bailén, 50. 41001 Sevilla. Telf.:
955 055 217; Fax: 955 055 211; Email: diego.martinez@centrodeestudiosandaluces.es.
Centro de Estudios Andaluces
1. INTRODUCCIÓN
La inversión pública se configura hoy en día como una importante partida de gasto
público en las economías modernas. Y ello sucede no tanto por su magnitud, situada por lo
general en niveles inferiores a las cuantías alcanzadas por los gastos vinculados al Estado
de Bienestar, sino más bien por la trascendencia de sus efectos sobre la actividad
económica. Además, el gasto público productivo ocupa un lugar destacado entre los
instrumentos que las llamadas políticas de oferta tienen a su disposición para influir sobre
la generación de renta, máxime cuando las autoridades nacionales de los países de la Unión
Europea han perdido posibilidades de estabilización a través de la política monetaria.
En otro orden de cosas, la política regional orientada a la provisión de capital
público es actualmente la alternativa más utilizada para resolver disparidades territoriales.
En este contexto, el debate sobre la política regional disfruta hoy en día de una renovada
vigencia por varias circunstancias. La primera alude al mantenimiento de muchas
desigualdades territoriales, con un estancamiento de la convergencia durante la década de
los ochenta y noventa, que cuestiona la eficacia de las políticas de infraestructuras para
acortar distancias económicas (Boldrin y Canova, 2001). La segunda se refiere al debate
que la ampliación de la UE va a provocar en torno a la distribución de unos fondos
estructurales y de cohesión cada vez más escasos.
Las aproximaciones metodológicas para estudiar las relaciones entre inversión
pública y actividad económica han sido varias. Algunos trabajos que ofrecen una visión
panorámica de esta literatura son los de Draper y Herce (1994), Gramlich (1994), De la
Fuente (1996) o Sturm (1998). En ellos se pone de manifiesto que el principal enfoque ha
sido la estimación de funciones de producción con capital público, con sus diferentes
variaciones en términos de estimación econométrica.
Sin embargo, podemos convenir que la sencillez del marco teórico que ampara las
estimaciones de funciones de producción presenta limitaciones en cuanto a la generalidad
de sus resultados. De otra forma, al trabajar con relaciones técnicas entre inputs y outputs,
la estimación de funciones de producción obvia el comportamiento de los agentes, al
tiempo que ignora las consecuencias de equilibrio general que se derivan de la provisión de
inversión pública.
Centro de Estudios Andaluces
En este trabajo estamos interesados no tanto en repasar la literatura sobre
estimaciones de funciones de producción y sus derivaciones, donde se perciben síntomas de
agotamiento, sino que nuestra atención se centrará más bien sobre marcos teóricos más
elaborados, en los que el comportamiento de los agentes sea recogido de forma más o
menos explícita. Realizaremos también una valoración crítica de los principales resultados
empíricos alcanzados bajo el paraguas teórico de los modelos de crecimiento, sugiriendo un
modelo de crecimiento regional con inversión pública y redistribución territorial.
En este sentido, consideramos que el presente trabajo supone una contribución a
estudios anteriores por varios motivos. En primer lugar, se actualiza una parte de las
revisiones sobre esta literatura existentes hasta el momento, con nuevas referencias sobre
los principales enfoques metodológicos. En segundo lugar, se hace especial hincapié en la
trascendencia del esfuerzo inversor público en un marco de crecimiento regional,
subrayando los costes que la redistribución territorial lleva consigo. En tercer lugar, se
constata explícitamente la variedad de resultados que se desprende de los principales
trabajos empíricos que contrastan el efecto del capital público sobre la tasa de crecimiento.
Y, por último, se desarrolla un modelo de crecimiento que trata de hacer explícitas algunas
de las peculiaridades del contexto regional ignoradas en aportaciones anteriores.
La estructura del trabajo es como sigue. En la sección 2 se muestra una síntesis de
los principales enfoques desde los que se ha explicado el efecto del capital público sobre la
actividad económica. A continuación, en la sección 3, se presenta una somera aproximación
al marco teórico que está detrás de los efectos del gasto público en capital sobre el
crecimiento. En la sección 4 se expone una visión crítica de los principales trabajos
empíricos sobre este tema. La sección 5 presenta un sencillo modelo de crecimiento con
capital público que pone de manifiesto las implicaciones de proveer infraestructuras sobre
el crecimiento regional, apuntándose las peculiaridades que la dimensión regional
introduce. Finalmente, en la sección 6 se resumen las principales conclusiones.
2. EFECTOS DEL CAPITAL PÚBLICO SOBRE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA
Los fundamentos teóricos sobre los que se apoyan los trabajos empíricos que
contrastan el efecto de las políticas regionales sobre la actividad económica presentan una
notable heterogeneidad. Dentro de esta variedad queda considerablemente ilustrada una
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circunstancia común a otros temas de estudio: el dilema entre el rigor y el grado de
formalidad analítica por un lado, y la relevancia empírica y adaptabilidad a una realidad
económica concreta por otro. A continuación, vamos a realizar una caracterización genérica
de los principales enfoques teóricos y aplicaciones empíricas sobre la cuestión, así como de
sus principales limitaciones.
Quizás el planteamiento más efímero haya sido el del Enfoque del Potencial del
Desarrollo Regional (EPDR), que tuvo su punto álgido en el llamado Informe Biehl (1986)
y con extensiones en el tiempo hacia atrás (Biehl, 1979) y hacia delante (Biehl, 1988,
1991). Desde la perspectiva del EPDR, las regiones disponen de un nivel potencial de
desarrollo económico que se sería el alcanzado si todos sus recursos se utilizan de forma
óptima, tanto desde un punto de vista individual como en términos de su combinación
conjunta. Los recursos con los que habitualmente trabajan este tipo de estudios suelen ser el
capital humano y productivo privado, la localización geográfica del territorio, el grado de
aglomeración de los agentes económicos, las características de su población y estructura
sectorial, y las infraestructuras públicas. Definido el nivel de renta per cápita máximo que
podría alcanzar una región, el análisis del EPDR compara éste con el nivel efectivo, a fin de
identificar aquellos factores que suponen un lastre en la consecución del nivel potencial; en
esta comparación se presta especial atención al papel desempeñado por el capital público,
con la derivación de evidentes implicaciones normativas.
Sin embargo, el EPDR presenta una serie de limitaciones difíciles de soslayar que
no lo han convertido en una de las metodologías más populares entre los académicos.
Como se comenta en Caramés y Lago (2002), los problemas van desde la debilidad de los
criterios de selección de los factores de desarrollo hasta el deficiente tratamiento de los
problemas de endogeneidad de las variables implicadas. Dichos autores señalan además que
el principal punto débil de este enfoque reside en su carácter estático, que obliga a trabajar
con datos de sección cruzada y que violenta notablemente la naturaleza dinámica de los
procesos de crecimiento. Sin embargo, es preciso reconocer que este planteamiento incluye
una dimensión espacial en su análisis que no siempre ha estado suficientemente ponderada
en la literatura empírica, al tiempo que introduce la idea de complementariedad en la
combinación de factores necesarios para el crecimiento.
2
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Posiblemente el enfoque del que más trabajos se han derivado, en parte por la
sencillez de su implementación empírica, en parte por la versatilidad de su especificación a
distintas metodologías econométricas, es el de la función de producción con capital público.
Las variantes que este planteamiento presenta difieren entre sí no en el fundamento teórico
sino en el procedimiento econométrico, que estima la importancia de los factores
productivos sobre el output. A partir de una sencilla especificación de la función de
producción con capital privado y trabajo, la literatura ha añadido capital público para
evaluar el efecto de las infraestructuras sobre la actividad económica. La forma funcional
elegida en la inmensa mayoría de los casos es la conocida Cobb-Douglas, que además ha
visto cómo se ampliaban sus argumentos para incluir capital humano y tecnológico,
progreso técnico, diversas externalidades, etc.
Realmente en este caso no debiera hablarse de un enfoque teórico per se si no más
bien de las distintas aproximaciones econométricas que la estimación de funciones de
producción con capital público ha generado. Aunque esta rama de la literatura se desvía del
interés principal de este trabajo, quizás merezca la pena dedicar una líneas a exponer sus
aspectos más reseñables. Como es sabido, aunque existe algún antecedente (Ratner, 1983),
es a partir del artículo de Aschauer (1989a) cuando se inicia el interés acerca del efecto del
capital público sobre la producción agregada; los resultados de éste fueron contundentes: la
renta nacional de EE.UU. presentaba una elasticidad de 0.39 respecto al stock de capital
público. Al tiempo que se fueron sucediendo trabajos que coincidían en señalar los efectos
positivos de las infraestructuras sobre la actividad económica a partir de estimaciones de
funciones de producción para distintas muestras (Munnell, 1990a, 1993; Ford y Poret,
1991; Bajo-Rubio y Sosvilla-Rivero, 1993; Otto y Voss, 1994; Mas et al., 1996), desde otra
perspectiva se pusieron de manifiesto las limitaciones que estos mismos análisis adolecían.
Una primera crítica vino dada por la posible existencia de un problema de
simultaneidad entre el capital público y la producción agregada; los estudios que
contemplan esta circunstancia mantienen en general los resultados de un efecto positivo de
las infraestructuras sobre la actividad económica cuando se realiza una aproximación con
variables instrumentales (Finn, 1993; Ai y Cassou, 1995) pero ofrecen evidencia ambigua
cuando se trata de estimar modelos vectoriales autorregresivos (VAR): Clarida (1993),
Cullison (1993), Batina (1998), Flores de Frutos et al. (1998) y Everaert y Hielen (2001)
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Centro de Estudios Andaluces
con un efecto positivo, y McMillin y Smyth (1994), Otto y Voss (1996) y Voss (2002) con
una influencia negativa.
Una segunda crítica procedía de la posible contaminación espúrea que sufrían las
estimaciones iniciales debido al carácter no estacionario de las series empleadas. De nuevo,
el considerar la existencia de posibles relaciones de cointegración entre las variables
condujo a resultados tanto favorables a la presencia de una elasticidad positiva y
significativa de la producción agregada respecto al stock de capital público (Bajo-Rubio y
Sosvilla-Rivero, 1993; González-Páramo, 1995; Otto y Voss, 1996; Batina, 1998; Stephan,
2002) como en sentido contrario (Sturm y De Haan, 1995; García-Milá et al., 1996).
Un tercer grupo de críticas que se generaron en torno a las estimaciones de
funciones de producción agregadas que ofrecían valores positivos y elevados de las
elasticidades del output respecto a las infraestructuras, aludía a la notable sensibilidad de
los resultados a cambios en la especificación del modelo subyacente, el método de
estimación seguido (dejando de lado los ya comentados problemas de exogeneidad y no
estacionariedad) o el nivel de agregación elegido.
Así, puede constatarse que el capital público no ejerce efectos apreciables sobre la
productividad cuando se consideran explícitamente el grado de utilización de los factores y
los precios de la energía para relativizar los stocks de ambos tipos de capital (Tatom, 1991;
Batina, 1999); en ocasiones cuando la disposición de las variables en la estimación sigue
una estructura de datos de panel (Holtz-Eakin, 1992; Evans y Karras, 1994a; Baltagi y
Pinnoi, 1995; García-Milá et al., 1996); o a veces en los casos en que el ámbito geográfico
objeto de estudio es inferior al nacional (Eberts, 1986; García-Milá y McGuire, 1992;
Pinnoi, 1994; Crihfield y Panggabean, 1995).
Esta abundancia de referencias muestra hasta qué punto los trabajos que consistían
en estimaciones de funciones de producción con capital público se convirtieron en una de
las ramas más atractivas de la investigación económica aplicada durante la pasada década.
Hoy en día, sin embargo, este tipo de estudios parece haber agotado su recorrido.
En cierta medida como una extensión de los análisis anteriores, aparece una tercera
aproximación al fenómeno del capital público y su efecto sobre la actividad económica: el
denominado enfoque dual. Éste parte de la estimación de sistemas de ecuaciones formados
por funciones de costes o beneficios y demandas de factores de producción privados. Bajo
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semejante planteamiento no solo se tiene en cuenta el comportamiento optimizador de las
empresas sino que permite el estudio de factores adicionales implicados en la discusión
sobre los efectos del capital público en la actividad económica, como son las elasticidades
de la demanda de factores a las infraestructuras, la incorporación de una mayor flexibilidad
tecnológica a la hora de relacionar output e inputs o la posibilidad de contrastar si los
factores de producción (cuasi)fijos se encuentran en sus valores de equilibrio.
A grandes rasgos, la casi generalidad de los trabajos publicados que siguen esta
metodología confirman el efecto positivo del capital público sobre la actividad económica
vía reducción de costes empresariales, aunque debe reconocerse que el impacto de las
infraestructuras estimado es sensiblemente inferior a las elevadas cifras proporcionadas por
los estudios pioneros que tomaban como base funciones producción agregadas. Entre los
trabajos publicados en esta línea pueden citarse los de Berndt y Hansson (1991), Conrad y
Seitz (1992, 1994), Lynde y Richmond (1992, 1993a, 1993b), Morrison y Schwartz (1992,
1996), Avilés et al. (2001), Boscá et al. (2002), o Moreno et al. (2002).
Una cuarta aproximación es la llevada a cabo desde postulados propios de economía
urbana (Martín y Rogers; 1995; Alonso, 2001). Como se destaca en Caramés y Lago
(2002), en estos modelos los equilibrios estáticos que se alcanzan están determinados por la
confluencia de tres tipos de fuerzas: i) rendimientos a escala crecientes, que favorecen la
concentración de factores productivos; ii) el tamaño de los mercados, que propicia un
acercamiento de los productores a los consumidores; y iii) la existencia de costes de
transporte, por los que la producción tiende a dispersarse. Dados estos puntos, las políticas
públicas pueden ejercer sus efectos a través de dos vías: por un lado, con políticas de rentas
susceptibles de modificar el tamaño de los mercados y, por otra parte, con provisión de
infraestructuras que afectan a los costes de transporte. Este último punto supone una
innovación respecto al grueso de la literatura anterior dado que admite la posibilidad de que
la política regional afecte negativamente a la convergencia al favorecer la aglomeración de
actividades productivas vía reducción en los costes de transporte.
Esta línea de trabajo es eminentemente teórica. El rigor analítico de los mismos
impide un inmediato contraste empírico, y a lo más que estos trabajos llegan es a ofrecer
simulaciones numéricas sobre los resultados del modelo en base a parámetros definidos al
margen de la realidad. No obstante, dichas simulaciones proporcionan conclusiones
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interesantes acerca del efecto de las infraestructuras sobre la localización espacial de la
actividad, una circunstancia ésta que debe ser considerada por los agentes de política
económica.
Desde otra perspectiva distinta a la de la economía urbana, surgen también a lo
largo de la década de los noventa aportaciones novedosas que estudian los efectos
económicos de la provisión de infraestructuras empleando técnicas de econometría espacial
(Rephann e Isserman, 1994; Kopp, 1995; Moreno et al., 1997; Kelejian y Robinson, 1997;
Boarnet, 1998; Gómez de Antonio, 2001), análisis de frontera (Maudos et al., 1998; Pedraja
et al., 1999; Delgado y Álvarez, 2003; Salinas, 2004) o economía del transporte (Ginés de
Rus, 2001; Chandra y Thompson, 2000; Shirley y Winston, 2004). En general, todas ellas
ofrecen evidencia a favor del efecto positivo del capital público sobre la actividad
económica, aunque alguna de estas aportaciones matiza considerablemente dicho impacto.
Quizás donde la síntesis entre análisis teórico con ecuaciones de comportamiento
para los agentes y aplicabilidad empírica es mayor, sea en el marco de modelos de
crecimiento. En la siguiente sección se realiza una introducción al marco teórico que
muestra cómo fluyen los efectos del capital público sobre el crecimiento.
3. INVERSIÓN PÚBLICA Y CRECIMIENTO: TEORÍA
En este apartado se introduce la justificación teórica que respalda la utilización del
gasto público en capital como herramienta de políticas de desarrollo económico. En
particular, se mostrará que la tasa de crecimiento de una economía puede depender
positivamente de las infraestructuras instaladas, al tiempo que se pondrán de manifiesto que
existen argumentos de eficiencia que apoyan la intervención pública en este terreno. Por
tanto, cabe afirmar que la inversión pública no solo permite redistribuir renta entre
territorios de desigual nivel de desarrollo sino que también está ligada a la corrección de
ineficiencias.
Siguiendo a Barro (1990), sea una economía habitada por un agente representativo
que persigue maximizar la siguiente función de utilidad entre el instante 0 y el infinito:
dte
c
Ut
t
ρ
σ
σ
=0
1
11, (3.1)
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donde ct es el consumo per cápita,
σ
es la inversa de la elasticidad de sustitución
intertemporal y
ρ
la tasa de descuento. Por simplicidad, supondremos que no existe
crecimiento demográfico y que cada individuo ofrece inelásticamente una unidad de
trabajo. Sea la siguiente función de producción en términos per cápita:
αα
ψ
ttt gky
=1, (3.2)
donde yt es el output,
ψ
es un indicador de eficiencia tecnológica, kt es el capital privado y
gt es el gasto público productivo. Se establece que
α
es positivo pero menor que 1. La
financiación del gasto público se lleva a cabo a través de un impuesto sobre la renta con
arreglo a la siguiente expresión:
tt yg
τ
=
, (3.3)
siendo
τ
el tipo impositivo (constante). Esta expresión implica un presupuesto público
equilibrado en todos los momentos de tiempo. Además, lo que es más importante, dado que
el sector público acomoda el crecimiento de gt al de yt, y éste en definitiva viene dado por
kt, la función de producción (3.2) presenta rendimientos constantes a escala y es posible el
crecimiento endógeno. Por su parte, la ecuación de movimiento para el capital privado se
define del siguiente modo:
()
ttt kcyk
δτ
=
1, (3.4)
donde un punto sobre una variable denota su derivada respecto al tiempo y
δ
es la tasa de
depreciación del capital privado. Cuando nuestro agente representativo maximiza (3.1)
sujeto a (3.4), y después de algunas manipulaciones, se obtiene la tasa de crecimiento del
consumo que -puede demostrarse- coincide con la del capital privado y la renta:
()( )
[]
.11
1
δρψατ
σ
γα
====
g
y
y
k
k
c
c (3.5)
La expresión (3.5) pone de manifiesto que la tasa de crecimiento mantendrá una relación
ambigua con la intervención pública. Por una parte, la provisión de gasto en capital afecta
positivamente a la tasa de crecimiento en la medida en que el sector público está facilitando
un input público que entra en la función de producción como un argumento más y permite
sostener la tasa de crecimiento. Por otra parte, los impuestos necesarios para financiar la
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inversión pública reducen la rentabilidad del capital privado y desincentivan su
acumulación, ejerciendo un efecto negativo sobre la tasa crecimiento.
En este punto conviene preguntarse cuál es el grado de intervención pública que
permite maximizar la tasa de crecimiento. El tipo impositivo sobre la renta (y, por ende, el
nivel de inversión pública) que hace máxima la tasa de crecimiento se obtiene cuando
α
τ
=, es decir, cuando el tipo impositivo coincide con la elasticidad del output per cápita
al gasto público en capital. Para valores inferiores de
τ
, la dotación de inversión pública que
se provee es lo suficientemente pequeña como para que una mayor intervención pública
conduzca a una mayor tasa de crecimiento. Por el contrario, cuando el tipo impositivo sobre
la renta supera a
α
, los efectos negativos que conlleva la imposición distorsionante son
mayores que la influencia positiva que el gasto público en capital pudiera ejercer.
Otro aspecto que conviene apuntar aquí es que la solución descentralizada alcanzada
por el consumidor representativo no coincide con la tasa de crecimiento que se definiría
bajo las directrices de un dictador benevolente. En efecto, si un planificador social
maximizase (3.1) sujeto la siguiente restricción:
tttt gkcyk =
δ
, (3.6)
la tasa de crecimiento que se obtendría sería:
()
[
]
.1
1
δρψα
σ
γ
α
= g (3.7)
Comparando (3.5) y (3.7) queda claro que el equilibrio competitivo no es eficiente: un
planificador lograría una tasa de crecimiento superior. Ello es debido a que, dada la
restricción (3.6), el planificador no interpreta el impuesto sobre la renta exclusivamente
como una cuña entre las rentabilidades antes y después de impuestos del capital privado,
sino que establece un vínculo entre los impuestos recaudados y el gasto público productivo
financiado con ellos. De otra forma, mientras que en un marco descentralizado los agentes
privados no son conscientes de que una parte de los incrementos de renta que generan se
convierte en inversión pública vía impuestos, el planificador benevolente sí capta ese
vínculo entre ambas variables; así, en este contexto se internaliza el efecto externo derivado
de que los agentes competitivos no observan la rentabilidad social de sus impuestos.
La provisión pública de capital surge, pues, como un importante elemento de
política para elevar la tasa de crecimiento de la economía, al tiempo que se configura como
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una externalidad positiva que los agentes privados no suelen considerar en sus decisiones.
Sobre la base de estas dos ideas, la literatura teórica posterior ha ido elaborando modelos
más complejos que amplían el trabajo de Barro (1990) en varias direcciones.
Una primera línea insiste en algo ya apuntado por Barro (1990): el tipo impositivo
empleado para financiar gastos públicos productivos que maximiza la tasa de crecimiento
también puede ser el que haga máxima la utilidad. Baier y Glomm (2001) vinculan las
ganancias en bienestar asociadas a la inversión pública con el cumplimiento de
determinadas condiciones sobre la elasticidad de sustitución de los factores de producción.
Por su parte, Tanaka (2002) extiende el análisis de Barro a un marco de generaciones
solapadas, donde el efecto del capital público trasciende a las generaciones actuales.
Kalaitzidakis y Kalyvitis (2004) añaden a esta discusión los gastos asociados al
mantenimiento de las infraestructuras, y el tipo impositivo óptimo se eleva por encima de α.
Sin embargo, Greiner y Hanusch (1998) encuentran que en un modelo con inversión
pública, subsidios a la inversión privada y transferencias, no es equivalente maximizar la
tasa de crecimiento y el bienestar social. Rioja (1999) también demuestra que elevados
niveles de inversión pública pueden afectar negativamente al bienestar. Tsoukis y Miller
(2003) alcanzan resultados en los que la inversión pública puede ser definida para
maximizar el crecimiento y el bienestar, aunque en este último caso bajo condiciones
bastante restrictivas. Rosselló (2003), por su parte, discute el efecto de las transferencias
interregionales sobre las disparidades en renta y bienestar social; sobre la base de un
modelo de crecimiento endógeno, pone de manifiesto que el dilema entre eficiencia y
equidad en la redistribución regional no solo puede afectar a las tasas de crecimiento
(nacional y regionales) sino también a los niveles de bienestar, incluso en los territorios
receptores de ayudas.
Otra extensión de los trabajos sobre crecimiento e inversión pública trata las
implicaciones que se derivan de la posible congestión del capital público. Barro y Sala-i-
Martin (1992) llegan a la conclusión de que ante bienes de capital de uso rival, un impuesto
proporcional sobre la renta puede facilitar el logro del óptimo social mejor incluso que un
impuesto de suma fija. Glomm y Ravikumar (1994) muestran que con impuestos sobre el
capital y el trabajo el tipo impositivo óptimo es independiente del grado de congestión. Van
Tuijl et al. (1997) amplían el marco del modelo con congestión a una economía abierta, y
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los efectos positivos de las infraestructuras se mantienen, con extensiones sobre la
acumulación de capital privado y la existencia de efectos desbordamiento allende las
fronteras. Fisher y Turnovsky (1998), por su parte, advierten de la presencia de un trade-off
entre inversión pública y privada en presencia de congestión del capital público.
En otro grupo de trabajos se insiste en las novedades que introduce la dinámica de
transición generada por un gasto público productivo susceptible de ser acumulado
(Futagami y otros, 1993; Fisher y Turnovsky, 1998; Sarte y Soares, 2003), en la existencia
de ciclos económicos (Lansing, 1998; Judd, 1997; Turnovsky, 1999) o en la movilidad del
capital privado (Van de Klundert, 1993; Van Tuijl et al., 1997).
4. LAS APLICACIONES EMPÍRICAS: LA REALIDAD Y SUS LIMITACIONES
De una buena parte de la literatura anterior se desprende que el crecimiento
económico es un objetivo deseable per se. La primera cuestión clave del análisis es, por
tanto, cómo podemos contribuir a dicho aumento y para responder a dicha cuestión es
necesario conocer los factores capaces de generar o favorecer el crecimiento.
Son diversas las teorías que señalan algunos de esos factores, y de ahí surge una
amplia literatura empírica que trata de determinarlos. La forma de abordar dicha cuestión
consiste principalmente en estimar y contrastar ecuaciones de crecimiento o, de forma más
ambiciosa, calibrar modelos de crecimiento. La metodología empleada es tan diversa como
pueden serlo las características del factor determinante, de las ecuaciones o del modelo. Por
ello, los resultados no siempre son concluyentes debido a la variedad de factores analizados
y a las diferencias metodológicas, de ámbito espacial (regional o nacional) y del periodo
muestral utilizado.
La otra cuestión clave es la de si existe o no convergencia en los procesos de
crecimiento, de singular trascendencia en contextos regionales. Para abordarla se suele
estimar una ecuación de convergencia (véase Bajo, 2000, para una derivación de la misma)
que permite calcular la velocidad de aproximación al estado estacionario. Obviamente, este
enfoque adolece de las mismas dificultades que las comentadas en el párrafo anterior. Sin
embargo, cabe señalar que existe un proceso de retroalimentación entre estas dos vertientes
del análisis. Al analizar los procesos de convergencia, pueden ponerse de manifiesto los
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factores determinantes de dicha convergencia y, por lo tanto, cuál sería la forma de incidir
en los mismos para favorecer el crecimiento.
Entre los factores que pueden contribuir al crecimiento económico cabe destacar la
política fiscal, particularmente la inversión pública productiva. Y en línea con lo que
acabamos de señalar, a pesar de la numerosa variedad de enfoques teóricos que tratan de
fundamentar la relación de causalidad entre inversión pública (o política fiscal en un
sentido más amplio) y crecimiento económico, las aplicaciones empíricas que intentan
contrastarla no ofrecen resultados concluyentes al respecto.
Una de las razones podría ser que todas las aplicaciones acaban simplificando el
marco teórico, dadas las restricciones impuestas por la falta de datos. Así, encontramos que
la mayoría de los trabajos se centran en estudiar sólo algunos de los aspectos relacionados
con el crecimiento. Y, en la mayoría de las ocasiones, cada uno de los aspectos que han
tratado de analizarse en el marco teórico, se acaban contrastando utilizando diferentes
técnicas econométricas; lo cual, multiplica el abanico de resultados, no siempre
comparables entre sí. En Gramlich (1994) podemos encontrar una revisión de la literatura
que aborda la cuestión desde enfoques distintos al econométrico. Otra línea de trabajo es la
seguida por Sturm et al. (1996). Dichos autores agrupan en cinco categorías las formas más
frecuentes de abordar empíricamente la cuestión: la estimación de una función de
producción (a nivel nacional o regional), la de una función de costes o beneficios, los
modelos VAR, los que hacen uso de datos de corte transversal y, por último, los modelos
estructurales. A partir de una revisión de los trabajos empíricos de cada enfoque, en ambos
trabajos se acaba concluyendo que el capital público “probablemente” favorece el
crecimiento, pero que no hay acuerdo sobre la magnitud de sus efectos. Del mismo modo,
Musolesi (2002) revisa los estudios empíricos acerca de los efectos del capital público en
infraestructuras sobre el crecimiento, agrupándolos según el método que utilizan:
estimación de funciones de producción, enfoque dual, metodología VAR y regresiones con
datos de corte transversal. También concluye que “probablemente” las infraestructuras
contribuyen al crecimiento; pero dado que la magnitud de sus efectos resulta incierta,
habría que seguir investigando tratando de homogeneizar el concepto de capital en
infraestructuras, la metodología empleada y el periodo muestral considerado.
11
Centro de Estudios Andaluces
Otra óptica diferente es la que emplean Zagler y Dürnecker (2003). Ellos establecen,
en primer lugar, un marco analítico general para analizar las implicaciones a largo plazo de
los gastos e ingresos públicos sobre el crecimiento. En segundo lugar, clasifican la
literatura relacionada con las variables consideradas en el modelo y con las diferentes
formas de financiación de la deuda pública. Acaban concluyendo que las implicaciones de
los diferentes regímenes de política fiscal no resultan triviales a la hora de evaluar sus
efectos sobre el crecimiento.
Más recientemente, Romp y de Haan (2005) revisan los estudios de los últimos años
tratando de responder a dos cuestiones. La primera es si el capital público contribuye al
crecimiento y la segunda es cuáles son los efectos de un aumento de las infraestructuras,
dado el coste de oportunidad de no invertir dicho capital en otros recursos. Concluyen que
si bien no existe consenso respecto a la primera cuestión, éste es mayor en la literatura más
reciente. Y de forma similar, en cuanto a la determinación del nivel óptimo de capital
público los resultados también son heterogéneos. Una de las razones que apuntan es el
hecho de que incorporar las infraestructuras o el capital público simplemente como una
variable adicional en la función de producción, impide recoger las complejas interacciones
y las consiguientes relaciones no-lineales entre el capital público y el resto de las variables
explicativas.
Un ejemplo de las interacciones existentes entre el capital público y otras variables
explicativas lo encontramos en Rodero, Martínez y Pérez (2004), que estimando funciones
de producción, muestran cómo la dotación de capital privado condiciona la eficacia de las
infraestructuras. Más aún, mediante la elaboración de índices de productividad, Salinas
(2004) obtiene que las regiones más pobres sufren un déficit en capital privado que limita el
efecto de las infraestructuras. Estos resultados estarían en la línea del obtenido por Wang
(2002) que, estimando ecuaciones de crecimiento, confirmaba la existencia de mayores
efectos desbordamiento del sector privado sobre el sector público.
Los estudios realizados en los últimos años ofrecen la misma panorámica, de la que
mostramos una recopilación no exhaustiva en las Tablas 1 y 2. En general tratan de
contrastar empíricamente algún modelo o supuesto teórico concreto a la luz de los datos
disponibles e intentando hacer uso de las técnicas econométricas más avanzadas. Ante
12
Centro de Estudios Andaluces
semejante perspectiva, cabría pensar que el interés del análisis de la relación empírica entre
inversión pública y crecimiento puede estar agotándose.
Sin embargo, hay un aspecto subyacente que le confiere actualidad: el uso de la
inversión pública como instrumento de política regional orientado a conseguir los objetivos
de crecimiento y convergencia. Tal y como se apuntó en la Introducción, esta dimensión
goza de actualidad en el contexto actual, con dudas sobre la eficacia de las políticas
regionales convencionales y los retos a los que tendrán que enfrentarse países como España
con el recorte de los fondos europeos. A continuación, repasamos algunos de los
principales trabajos empíricos sobre este tema.
Insertar Tablas 1 y 2
En la Tabla 1 mostramos algunas contribuciones para el caso de las regiones
españolas y en la Tabla 2 para las muestras no españolas. A pesar de la diversidad de
enfoques y de la heterogeneidad de los resultados obtenidos, se podría extraer una
conclusión que consideramos importante: el efecto positivo de la inversión pública cuando
aquella se basa en un esquema adecuado de financiación. Dicha conclusión estaría en
consonancia con el marco analítico que mostrábamos en la sección 3 y en la línea apuntada
por Hulten (1996) de que el uso ineficiente del capital público condiciona su efecto sobre el
crecimiento.
De otro lado, el apunte anterior debería matizarse pues, sintetizando los resultados
de los trabajos empíricos, no siempre queda claro que exista un efecto positivo del gasto
público sobre el crecimiento. Como señalan González-Páramo y Martínez (2003),
estimando una ecuación de convergencia con datos de panel, es posible que exista un trade-
off entre eficiencia y equidad en el reparto regional de la inversión pública.
La distribución actual está dirigida a las regiones más pobres, pero habría que
prestar mayor atención a criterios de eficiencia (De la Fuente, 2002); ya que las ganancias
de eficiencia representan una fuente importante de crecimiento (Pedraja, Salinas y Salinas,
2002). De hecho, estimando una ecuación de crecimiento para las regiones españolas, se
observa un efecto más intenso del capital público en las regiones más productivas y de las
transferencias sociales en las menos productivas (Bajo y Díaz, 2003). No obstante, la
13
Centro de Estudios Andaluces
provisión de capital público se ha realizado por debajo del nivel óptimo en las regiones más
productivas (Bajo y Díaz, 2005). Tratando de buscar una explicación teórica a la
subprovisión, Bougheas, Demetriades y Morgenroth (2001) encuentran que, a nivel
europeo, la subprovisión parece tener sus causas en fallos de coordinación a la hora de
tomar decisiones sobre inversión.
Por otra parte, la convergencia ha sido lenta. Aunque, particularmente, entre las
regiones españolas se observa que aquellas calificadas como Objetivo 1 y receptoras de los
Fondos Estructurales, han visto favorecido el proceso de convergencia (María-Dolores y
García Solanes, 2002, y De la Fuente, 2003). Los Fondos han contribuido al crecimiento y
a la convergencia; pero a pesar de ello, no han creado una mayor cohesión económica y
social que hayan frenado el aumento de disparidades (Rodríguez-Pose y Fratesi, 2004, en
Tabla 2). No siempre resulta óptima una distribución dirigida a las regiones más pobres o
atrasadas (De la Fuente, 2003); y dado que la convergencia requiere la aproximación de las
estructuras económicas, la inversión en infraestructuras debe dirigirse a los puntos más
débiles del tejido productivo (Gil, Pascual y Rapún, 2002), con lo que la contradicción está
planteada. A título de ejemplo, para las regiones de Italia, Mazziota (1999) encuentra que
los desequilibrios estructurales en la dotación de capital destinado a infraestructuras pueden
explicar que la convergencia no haya sido satisfactoria.
Este breve recorrido por los principales trabajos empíricos, tanto a nivel nacional
como regional, pone de manifiesto las limitaciones que las aproximaciones aplicadas
imponen al marco teórico a fin de hacerlo compatible con la realidad. En general, las
diferencias más sustanciales entre las aportaciones teóricas a este tema y los estudios
empíricos son varias. La primera alude a que el marco de agentes optimizadores utilizado
en los modelos teóricos no permanece en los análisis empíricos, donde tanto las tasas de
ahorro como de inversión se consideran exógenas.
En segundo lugar, los estudios empíricos suelen moverse en un marco de
rendimientos decrecientes a escala en los factores acumulables, lo que prácticamente
conlleva introducir progreso técnico exógeno a fin de mantener el crecimiento. Además, los
rendimientos decrecientes a escala implícitamente generan un proceso de convergencia
entre economías que, en definitiva, desemboca en la estimación de ecuaciones de
14
Centro de Estudios Andaluces
convergencia más que en medición de los efectos de las variables condicionantes sobre la
tasa de crecimiento.
Otra limitación fundamental de los estudios empíricos predominantes en la literatura
es la no consideración explícita de la solidaridad interregional y la movilidad del capital
privado. Los marcos teóricos que sustentan los estudios empíricos establecen economías
autárquicas en el binomio ahorro-inversión y limitan el gasto público a lo recaudado en
dicha economía. No obstante, debe admitirse que la posterior implementación empírica de
estos trabajos, al emplear cifras reales de inversión pública y privada, reconoce la
existencia de flujos interregionales de capital y la existencia de saldos fiscales no nulos. Sin
embargo, no permite una discusión detallada de los efectos de la redistribución territorial ni
de las incidencias que las alteraciones de los restrictivos supuestos de partida pueden
generar en un contexto de crecimiento nacional.
Por todo ello, a continuación se sugiere un planteamiento teórico alternativo que
recoge de un modo más ajustado las peculiaridades del crecimiento regional, y el encaje de
la inversión pública en el mismo.
5. UN MARCO TEÓRICO ALTERNATIVO PARA EL CRECIMIENTO
REGIONAL
El grueso del modelo que aquí se presenta es una adaptación de Funke y Strulik (2002), en
el que además se han modificado algunos de sus supuestos de partida y extraído resultados
adicionales1. Así, vamos a suponer un país formado por dos regiones A y B. La función de
producción en cada región viene dada por la siguiente expresión:
,
1
αα
ψ
=titititi LKY (5.1)
con ,
1
α
ψψ
=
ti
ti
ti L
G siendo
ψ
un indicador de eficiencia tecnológica, Git es el stock de
infraestructuras existente en i en el momento t, Lit el volumen de trabajadores existente en
dicha región en t y Kit es el capital privado en i durante t, i = A, B. De aquí en adelante
prescindiremos del subíndice t a fin de simplificar la notación. Por otra parte,
1 En algunos aspectos, nuestro modelo guarda ciertas semejanzas con el de Rosselló (2003).
15
Centro de Estudios Andaluces
estableceremos que dada una dotación inicial de factores la región A dispondrá de una renta
per cápita YA/LA superior a la de B.
Obsérvese que, dados los exponentes de los factores susceptibles de ser acumulados,
la economía generará crecimiento endógeno. Además, esta especificación de la función de
producción elimina efectos de escala no deseados asociados al tamaño de la economía2. Las
empresas de cada región fabrican un bien homogéneo que puede ser utilizado como bien de
consumo o como bien de inversión pública o privada sobre una base de uno a uno. Estas
empresas participan en mercados de factores competitivos por lo que las condiciones de
equilibrio en dichos mercados se caracterizan por:
()
i
i
i
iL
K
ωψα
α
=
1
(5.2)
,
1
i
i
i
ir
K
L=
δψα
α
(5.3)
donde i
ω
es la tasa salarial en la economía i,
δ
es la tasa de depreciación del capital privado
y ri el tipo de interés en dicha economía. Se establece que existe movilidad perfecta del
capital, circunstancia ésta que no se cumple para el factor trabajo; los flujos interregionales
de capital privado dan lugar a que, por la paridad de intereses, pueda escribirse:
δψαδψα
αααα
=
1111
A
A
A
A
B
B
B
BK
L
L
G
K
L
L
G (5.4)
Después de algunas sencillas manipulaciones algebraicas, la igualdad (5.4) puede
expresarse de las dos siguientes formas:
A
B
A
BK
K
G
G= y
B
B
A
AG
K
G
K=. (5.5)
Supondremos, por simplicidad, que no existe crecimiento demográfico alguno de tal forma
que la cantidad de L empleada en una y otra región permanece constante3. Por su parte, las
ecuaciones de movimiento para el capital privado y público, respectivamente, vienen dadas
por
2 Una interpretación alternativa sería admitir la posibilidad de que el capital público estuviese sometido a congestión en el
volumen de población.
3 La incorporación de crecimiento demográfico no altera la esencia de los resultados que obtendremos pero complica las
expresiones del modelo; en cualquier caso, más adelante permitiremos la existencia de flujos migratorios entre las
regiones que funcionarán de facto como tasas demográficas distintas de cero.
16
Centro de Estudios Andaluces
iii KIK
δ
=
(5.6)
iiii GYqG
δτ
=
, (5.7)
donde un punto sobre una variable denota su derivada respecto al tiempo y ambos tipos de
capitales se encuentran sometidos a la misma tasa de depreciación δ. Ii es la inversión bruta
realizada en i,
τ
es el tipo impositivo que grava la renta de las regiones y qi es la proporción
de los recursos impositivos recaudados en i que se emplea en la acumulación de capital
público. Nótese que el sistema fiscal es común a ambas regiones, lo que dada la
proporcionalidad del mismo ello se traduce en una mayor recaudación en la región rica A.
Por otra parte, el resto de la actuación pública en la economía se completa con gasto
público no productivo y flujos de solidaridad interregional:
(
)
AAA YxqZ
τ
=
1 (5.8)
(
)
.1 BBBB YxYqZ
τ
τ
+
= (5.9)
Como puede observarse, en la región rica A existe un gasto público no productivo
ZA que se corresponde con los recursos impositivos disponibles una vez realizada la
inversión pública y una transferencia de renta hacia la región pobre B en una proporción x
de los ingresos públicos de A. De forma complementaria, la región B dispone de unos
recursos públicos que exceden a su propia capacidad fiscal y que le permiten no solo
ofrecer a sus habitantes un mayor gasto público no productivo sino también, o de un modo
alternativo, elevar la proporción de renta dedicada a la construcción de infraestructuras, que
será la circunstancia examinada en este artículo. En el momento inicial supondremos que la
proporción de renta transferida es cero (x = 0), esto es, no existe mecanismo de solidaridad
interregional alguno.
En cada región existe un consumidor representativo cuya función de utilidad entre
un periodo inicial 0 e infinito está definida, como suele ser habitual, según la siguiente
expresión:
dte
c
Ut
i
i
ρ
σ
σ
=0
1
1
1. (5.10)
El consumo realizado por el agente es ci, la inversa de la elasticidad de sustitución
intertemporal es
σ
y la tasa de descuento está representada por
ρ
. Éstos dos últimos
parámetros son positivos y satisfacen los requisitos habituales para que el problema de
17
Centro de Estudios Andaluces
optimización dinámica al que se enfrentará a continuación el consumidor tenga una
solución acotada. Además, este consumidor ofrece una unidad de trabajo de manera
inelástica. Por su parte, la restricción presupuestaria a la que se enfrenta este individuo
aparece recogida en la siguiente expresión:
()( )
iiii
i
izarac ++=+
ωτ
1, (5.11)
donde es la variación en el tiempo de la riqueza financiera poseída por el agente
representativo y z
i
a
i es el gasto público no productivo per cápita. Dada la libre movilidad
interregional de K, puede escribirse que
BA
BA
BA LL KK
aa +
+
=+
, esto es, los individuos
pueden poseer activos financieros que se corresponden con capital físico instalado en
cualquier otra región. La maximización de (5.10) sujeta a (5.11) genera la senda de
consumo óptima que se expone a continuación4:
()
.1
11
=
ρδψατ
σ
α
i
i
i
iK
G
c
c (5.12)
En la medida en que τ es constante, al igual que qi y x,
i
i
K
G también es constante,
por lo que la tasa de crecimiento del consumo privado
i
i
cc
c
=
γ
evoluciona también a una
tasa constante. Como se muestra en Barro (1990) para un modelo similar a éste, todas las
variables relevantes crecen al mismo ritmo por lo que puede escribirse que nos
encontramos en estado estacionario y iiii yYGK
i
c
=
=
=
=
, donde yi es la renta per
cápita de la región i y γx denota la tasa de crecimiento de x.
Llegados a este punto, y a fin de ilustrar más adelante las implicaciones de las políticas
regionales sobre el sector privado, conviene determinar la tasa de crecimiento del capital
privado en la economía nacional así como la de la renta nacional. Dado nuestro modelo, la
variación en el tiempo de K viene dada por la expresión:
4 Las condiciones de primer orden van acompañadas de la condición de transversalidad que impide un endeudamiento
ilimitado a una tasa igual o superior al tipo de interés.
18
Centro de Estudios Andaluces
()()
,11 KCYqYqK BBAA
δττ
+=
(5.13)
siendo C es consumo agregado nacional. Teniendo en cuenta la especificación elegida para
la función de producción (5.1) y las relaciones que se derivan de la paridad de intereses
(5.5) puede escribirse que
()
,1
1
δχτψγ
α
==
i
i
i
Kq
K
G
K
K (5.14)
donde hemos supuesto que el esfuerzo inversor público es idéntico en ambas regiones
( y χ simboliza )
BA qq =K
C.
Para el caso de la renta nacional y manteniendo el supuesto simplificador de que no
existe crecimiento demográfico, la tasa de crecimiento de la renta per cápita y viene dada
por la siguiente expresión:
+==
G
G
K
K
G
G
y
y
y
αγ
. (5.15)
Dado que K y G en el estado estacionario crecen a la misma tasa, la renta per cápita lo hará
igual que G y de un modo más preciso
δψτγ
α
==
G
K
q
G
Giy . (5.16)
En relación al nivel de desigualdad interregional que apuntábamos al principio de
este apartado, éste viene dado por
A
B
y
y
=
θ
que, por nuestro supuesto de partida sobre la
distinción entre las regiones A y B, es menor que 1. La tasa a la que evolucionará esta
desigualdad dependerá de las tasas de crecimiento de los factores productivos y, en
especial, del capital público regional dado que sin crecimiento demográfico y con libre
movilidad interregional del capital privado, las infraestructuras se configuran como el único
factor productivo diferencial y, por consiguiente, como el determinante último de la
convergencia o no de las economías regionales. De un modo más preciso,
19
Centro de Estudios Andaluces
()
B
B
A
A
A
A
B
B
A
A
B
B
L
L
L
L
K
K
K
K
G
G
G
G
+
+
==
αα
θ
θ
γ
θ
1.
(5.17)
Si consideramos la paridad de intereses de las expresiones (5.5) y las ecuaciones de
movimiento del capital público en cada región, llegamos a la siguiente expresión:
()
AB
i
iqq
G
K
=
α
θ
ψτγ
. (5.18)
Por tanto, en una situación de estado estacionario y en la que el esfuerzo inversor público
en ambas regiones es idéntico, la desigualdad interregional se mantiene en sus niveles
iniciales.
Considerando, pues, la existencia de una desigualdad inicial entre ambas regiones y con las
economías situadas en su senda de estado estacionario, se decide instrumentar una política
regional basada en la provisión de infraestructuras que acorte distancias entre las dos
regiones. Para ello se establece como regla de política que
(
)
(
)
θ
fqq AB
+
=
1, (5.19)
con y . En definitiva, se trata de un esfuerzo inversor público adicional
en la región pobre B y creciente en el grado de desigualdad
()
0
'<
θ
f
()
01 =f
5. Los recursos necesarios para
financiar dicha política proceden de la transferencia que A realiza a B en una proporción x.
La eficacia de esta medida en nuestro modelo es evidente: según (5.18), si qB > qA
entonces 0
>
θ
, esto es, se produce convergencia entre ambas economías. Nótese que la
equivalencia interregional de los ratios
i
i
G
Kse mantiene en el nuevo contexto en virtud de la
libre movilidad de K pero ello no debe impedirnos percibir una serie de cambios respecto a
la situación inicial y presentes hasta que se logre un nuevo equilibrio estacionario.
En primer lugar, las tasas de crecimiento del capital público entre ambas regiones
serán dispares y una consecuencia inmediata de la política regional puesta en marcha:
A
A
B
B
G
G
G
G
>. Un corolario que se deriva de ello es que la región B experimentará una tasa de
crecimiento de su renta per cápita superior a la de la región A, lo que obviamente conduce a
20
Centro de Estudios Andaluces
la convergencia. En segundo lugar, merece destacarse una circunstancia que suele ignorarse
en trabajos de este tipo: la solidaridad interregional tiene un coste no solo en términos del
menor crecimiento para la región rica que cede recursos sino también en el marco agregado
de la economía nacional. Para verlo con más detalle es preciso reformular la expresión
(5.14) de la tasa de crecimiento del capital privado nacional en el caso en que qA y qB no
coincidan:
()()
,11
1
δχττ
η
ψ
γ
α
+
==
A
B
BA
i
i
KG
G
qq
K
G
K
K (5.20)
donde
A
B
G
G
+= 1
η
. Dado que qA queda constante y qB ahora es superior, inequívocamente la
tasa de crecimiento del capital privado nacional es menor que cuando no existía política
regional alguna. Esta circunstancia puede ocasionar que la renta per cápita nacional crezca
a un ritmo inferior. En efecto, si la tasa de crecimiento de esta variable viene dada por la
ecuación (5.15), en el nuevo contexto no tenemos certeza de que este valor vaya a
mantenerse:
γ
K desciende mientras que
γ
G aumenta; el que predomine uno u otro efecto
dependerá de la intensidad de la política regional (dada por el grado de desigualdad
regional) y de la elasticidad del output nacional al capital privado
α
6. En cualquier caso, la
renta per cápita nacional crecerá a una tasa inferior a la del capital público nacional, al
contrario de lo que sucedía en un marco sin política regional. En definitiva, se ponen de
manifiesto desde una perspectiva regional los costes asociados a la redistribución de la
renta.
Cabe ahora preguntarse en qué medida el incumplimiento de alguno de los
supuestos anteriores puede afectar a la intensidad y eficacia de una política regional que
pretende reducir desequilibrios territoriales. En concreto, tres van a ser las variaciones que
introduciremos respecto a nuestro marco general: movilidad interregional del factor trabajo,
5 A fin de mantener la manejabilidad de nuestro modelo, se establece que en presencia de una política regional como la
descrita, la proporción de recursos empleados en inversión pública en la región rica A, qA, permanece constante.
6 Barro y Sala-i-Martin (1995) exponen bajo qué condiciones un modelo de crecimiento endógeno con dos sectores
presenta una tasa de crecimiento inferior en la dinámica de transición a la del estado estacionario. Sala-i-Martin (1997),
Bosch y Espasa (1999) y González-Páramo y Martínez (2003) ilustran este resultado teórico en el caso de las
infraestructuras españolas.
21
Centro de Estudios Andaluces
imperfecciones en el mercado de capital privado nacional y un acceso diferencial a la
tecnología7.
En cuanto a la movilidad del trabajo caben a su vez dos variantes. Bajo ambas los
trabajadores emigran desde la región con menos renta per cápita a la de mayor renta. En un
primer caso, esta movilidad es perfecta lo que conlleva una solución casi trivial: el flujo
masivo de trabajadores desde B a A produce una igualación instantánea de las rentas per
cápita ( 1=
θ
) y no existe espacio para la política regional. Un segundo caso, basado en
restricciones a la movilidad del factor trabajo, matiza este resultado. Si en la expresión
(5.17) encontramos ahora que
B
B
A
A
L
L
L
L
>, la propia dinámica del sistema ya empuja al
proceso de convergencia. Al contrario que antes, éste no será inmediato sino que su
velocidad dependerá de la magnitud de la imperfección a la libre movilidad de trabajadores.
En esta situación sí puede admitirse una política regional como la arriba esbozada a fin de
acelerar dicho proceso de convergencia. La intensidad de la política regional así como la
duración del periodo de transición hacia el nuevo estado estacionario queda minorada en
todo caso bajo este escenario de movilidad imperfecta. Este resultado no hace más que
poner de manifiesto la importancia de los fenómenos migratorios en los procesos de
convergencia, circunstancia ésta ya avalada por diversas experiencias históricas, entre ellas
la de nuestro país.
Respecto a la existencia de imperfecciones en el mercado de capital privado
nacional, el resultado es similar: cuanto más eficiente y rápida sea la asignación territorial
de este factor productivo menos lenta y gravosa será la política regional en la consecución
de su objetivo. En el caso extremo que venimos tratando en este apartado, sin fricciones en
los flujos interregionales de capital, una política de inversión pública que invierta más en la
región pobre B consigue iniciar un proceso de convergencia. Como veremos a
continuación, el mero hecho de que qB > qA ya no será garantía para que las desigualdades
se reduzcan cuando la rentabilidad K no es la misma en ambas regiones. Para verlo con
algo más de detalle supongamos que existe una penalización
ε
>0 por invertir en B; ello
puede interpretarse en términos de una prima de riesgo diferencial de la inversión en la
7 En los casos que a continuación trataremos se mantendrá una misma especificación de la función f(
θ
), con la misma
respuesta ante los desequilibrios que la regla de política fiscal vista con anterioridad.
22
Centro de Estudios Andaluces
región pobre B respecto a la A. Bajo esta circunstancia, la paridad de intereses generada por
un mercado de capitales común a ambas regiones –y expresada en (5.4)- da lugar a las
siguientes desigualdades:
A
B
A
BK
K
G
G> y
A
A
B
BG
K
G
K<. (5.21)
Ello significa que el capital privado debe ser más productivo en B para igualar la
rentabilidad que recibe en A. Este nuevo escenario obliga a reconsiderar la expresión que
muestra cómo evoluciona la desigualdad
θ
a lo largo del tiempo, que de la expresión (5.18)
se convierte en
=
αα
θ
ψτγ
A
A
A
B
B
BG
K
q
G
K
q. (5.22)
Fácilmente puede comprobarse que sin una política regional activa (esto es, qB = qA)
y por (5.21),
γθ
< 0, es decir, la desigualdad aumenta. El mero mantenimiento de la
desigualdad inicial ya exige una política regional que dedique más recursos públicos a la
inversión en B que en A. De otra forma, para que
γθ
= 0, qN debe ser igual a
µ
qA, siendo
1>=
B
B
A
A
G
KG
K
µ
. Por consiguiente, una política regional encaminada a reducir la desigualdad
territorial ha de plantearse en los siguientes términos:
()
(
)
θ
µ
fqq AB
+
=
. De este modo,
aunque la dinámica de transición presente la misma duración en este caso que cuando el
mercado de capitales funciona simétricamente en ambas regiones, la mayor intensidad
requerida para la política regional ejercerá un superior efecto contractivo sobre la
acumulación de capital privado a nivel nacional (menor
γ
K).
Una tercera posibilidad que consideraremos en nuestro modelo es un acceso
diferencial a la tecnología por parte de ambas regiones, lo que según la notación elegida
significa ψA > ψB, esto es, la región rica A dispone de un nivel de conocimientos técnicos
superior a B, lo que le permite emplear sus factores de un modo más productivo. Las
conclusiones a las que llegaremos serán similares a las del caso anterior.
Un acceso diferencial a la tecnología como el descrito conlleva que el nivel de
desigualdad inicial entre ambos territorios deba ampliarse a una expresión como
23
Centro de Estudios Andaluces
,
1
=
B
A
A
B
A
BL
L
K
K
G
G
a
αα
θ
. (5.23)
donde 1<=
A
B
a
ψ
ψ
. Así las cosas, la desigualdad inicial va más allá de la mera
disponibilidad de factores productivos. Las expresiones derivadas de la paridad
interregional de intereses también se ven modificadas de tal forma que, a los efectos que
nos interesan, podemos escribir que
A
A
B
BG
K
GaK=. Con esta expresión y estableciendo
nuevamente que no existe crecimiento demográfico, la evolución de la desigualdad en renta
per cápita (5.18) quedaría como sigue:
=
α
α
θ
τγ
a
q
q
G
KA
B
B
B. (5.24)
Puesto que a
α
< 1, en ausencia de política regional alguna, la desigualdad entre
ambas regiones continúa aumentando (
γθ
< 0). Solo un esfuerzo inversor público superior
en B y de una magnitud
α
a
q
qA
B= permitiría mantener las diferencias en renta per cápita en
el nivel inicial. Por ello, el diseño de una política fiscal que tenga por objeto la reducción de
dichos desequilibrios territoriales debe satisfacer
()
+=
θ
α
f
a
qq AB 1. Al igual que antes,
la política regional debe desempeñar un papel más activo en la corrección de los
desequilibrios territoriales lo que, indudablemente, afectará a la acumulación nacional de
capital privado en forma de una menor tasa de crecimiento.
Un aspecto que ha quedado relegado a un lugar secundario en esta discusión es el
relativo a la composición del gasto público. En efecto, la adopción de una política regional
más o menos activa sobre la base de un mayor gasto en infraestructuras conlleva menores
recursos para otro tipo de gastos públicos. En nuestro modelo, la variable Zi identificaba a
este tipo de gastos y su inclusión en el marco teórico aquí esbozado no es especialmente
relevante. Nótese que entra en la restricción presupuestaria del consumidor (5.11) como una
24
Centro de Estudios Andaluces
transferencia exógena de suma fija. De ello se desprende que no afecta a las condiciones de
primer orden de la elección del consumidor8.
6. CONCLUSIONES
Como se apuntó en la Introducción, el gasto público en inversión ocupa un lugar
relevante en la instrumentación de las políticas económicas actuales. Entre otros motivos,
ello se debe a la trascendencia de este gasto sobre la generación de renta, al destacado papel
que la inversión pública puede desempeñar entre las llamadas políticas de oferta y a las
ventajas que las políticas territoriales basadas en la provisión de infraestructuras presentan
respecto a otras herramientas de desarrollo regional. Estas circunstancias se ven realzadas
en un contexto como el de la Unión Europea, con una política monetaria diseñada por
autoridades supranacionales y en el que persisten las desigualdades regionales.
La literatura que estudia el efecto del capital público sobre la actividad económica
es considerablemente amplia, debido a la variedad de enfoques metodológicos desde los
que se ha aproximado este tema. Anteriores trabajos que revisaban esta literatura han
puesto de manifiesto que la principal aproximación al tema ha sido la estimación de
funciones de producción. Ello es así, en parte, por la sencillez del marco teórico subyacente
a este enfoque, al tiempo que su flexibilidad abre un amplio abanico para la utilización de
técnicas econométricas. En general, estos trabajos encuentran un efecto positivo de las
infraestructuras sobre la actividad económica, matizado según las muestras y el método de
estimación seguido. Es previsible también un menor interés de los investigadores por este
tipo de enfoque, después de haber alcanzado su cenit a mediados de los años noventa.
Otras metodologías alternativas a la estimación de funciones de producción son el
llamado enfoque dual basado en las funciones de costes y demandas de factores, y
extensiones desde el campo de la economía urbana, de la econometría espacial, de los
análisis de frontera y de la economía del transporte. En particular, el enfoque dual supone
una mejora cualitativa respecto al marco anterior en la medida en que usa funciones
procedentes de la optimización de los agentes, y ello permite realizar análisis de singular
trascendencia, como por ejemplo la cercanía del stock de capital a sus valores de equilibrio.
8 Otra cosa bien distinta sería que el gobierno pretendiese maximizar la utilidad del consumidor representativo y,
adicionalmente, zi apareciese como un argumento más de la función de utilidad. En este nuevo contexto, el conflicto entre
25
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Una línea de investigación que consideramos especialmente interesante es la que
analiza el efecto de la inversión pública a través de la acumulación de factores en un
horizonte dinámico. En este sentido, los trabajos sobre gasto público productivo y
crecimiento económico han ido proliferando. A la amplitud de los modelos teóricos de
equilibrio general dinámico, donde diversos escenarios sobre la participación de las
infraestructuras en la actividad pueden ser diseñados, se le añaden los contrastes empíricos
a partir de la estimación de ecuaciones de crecimiento o convergencia, además de la
calibración de dichos modelos, con notables implicaciones normativas. Las contribuciones
empíricas detectan en general un efecto positivo del capital público sobre la tasa de
crecimiento, aunque sujeto a la concurrencia de diversos condicionantes.
Una carencia que hemos detectado en este tipo de trabajos es su reducida adaptación
a un contexto de crecimiento regional. En particular, se observa la ausencia de un
tratamiento específico de la movilidad del capital privado entre regiones y de los flujos de
solidaridad interterritorial que, en las economías de nuestro entorno, suelen adoptar la
forma de inversión pública. Por ello, para concluir nuestro estudio, presentamos un sencillo
modelo de crecimiento endógeno que persigue cubrir las carencias anteriores. Al mismo
tiempo, ponemos de manifiesto el coste en términos de crecimiento que las políticas de
redistribución regional basadas en la inversión pública pueden tener sobre la tasa de
crecimiento nacional.
En este sentido, podríamos concluir que el estudio de los efectos de la inversión
pública sobre el crecimiento debería acomodar en sus análisis estas circunstancias
regionales y los costes de la redistribución territorial vía gasto en infraestructuras. Así, una
interesante extensión del tema consistiría en profundizar en la evaluación del trade-off que
puede establecerse entre eficiencia y equidad en el diseño de políticas regionales. De esta
forma, puede ocurrir que invertir en las regiones menos desarrolladas afecte negativamente
a la evolución de la renta nacional, al desviar recursos de la acumulación privada en las
regiones más dinámicas hacia las más pobres. Pero, por otra parte, la posible existencia de
rendimientos decrecientes en los factores de producción puede hacer conveniente desviar
recursos públicos destinados a inversión hacia las más desfavorecidas.
gasto público productivo y de consumo quedaría expuesto de un modo manifiesto y la concepción de la política regional
como instrumento para la convergencia en renta per cápita de las regiones debería abandonarse.
26
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Igualmente, el cumplimiento de algunos criterios de equidad puede consistir en
realizar un reparto de la inversión pública sesgado hacia las regiones más pobres, a fin de
que la convergencia entre economías no se lleve a cabo exclusivamente a través de
movimientos migratorios que reducen población en las más pobres. No obstante, también es
correcto cuestionar la eficacia de la inversión pública como instrumento redistributivo,
sobre todo ante herramientas de redistribución personal como los impuestos y las
transferencias.
En otro orden de cosas, futuras investigaciones sobre las relaciones entre gasto
público productivo y crecimiento deberían evaluar la importancia de las dotaciones de
capital privado para que la inversión privada manifieste sus efectos positivos. Ello conduce
a verificar si el supuesto de libre movilidad interregional del capital privado se cumple con
suficiente amplitud para acelerar la convergencia entre economías dispares9. Alteraciones
de esta condición conllevarían cualificar muchos de los efectos anticipados de la inversión
pública para acelerar el crecimiento de las regiones más pobres, al hilo de lo sugerido por el
marco teórico expuesto más arriba.
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Centro de Estudios Andaluces
TABLA 1: Regiones españolas
AUTORES OBJETIVO ÁMBITO DATOS METODOLOGÍA RESULTADOS
Mas, Maudos, Perez
y Uriel (1994) Estudiar los efectos del
capital público sobre la
convergencia regional
CC. AA.
españolas 1955-1991 Datos de panel - Efecto positivo de las infraestructuras sobre la
convergencia
- Este resultado no se mantiene por subperiodos
Dolado et al. (1994)
Evaluar los efectos sobre
la convergencia
provincial de diversos
factores condicionantes
Provincias
españolas 1955-1989 Mínimos Cuadrados No Lineales,
controlando endogeneidad - Las infraestructuras de carreteras no ejercen
un efecto significativo sobre la convergencia
Mas, Maudos, Perez
y Uriel (1995) Analizar los efectos de
las infraestructuras sobre
la convergencia
CC. AA.
españolas 1955-1991 Datos de corte transversal - Efecto favorable del gasto público en
infraestructuras
De la Fuente y Vives
(1995)
Estimar el impacto de
los inputs públicos sobre
la convergencia
CC. AA.
españolas 1980-1991 Modelo de producción en dos
etapas - El capital público es importante en la
determinación de los niveles de renta per cápita
regionales.
- Reducido impacto de las políticas regionales
en los ochenta.
Bajo, Díaz y
Montávez (1999) Evaluar los efectos de la
política fiscal sobre el
crecimiento
CC. AA.
españolas 1967-1991 Estimación de una ecuación de
crecimiento incluyendo capital
público y transferencias
- La inversión pública tiene efectos positivos
- Las transferencias, sólo para las regiones con
menor nivel de renta en el año inicial
Gorostiaga (1999) Estimar una ecuación de
convergencia CC. AA.
españolas 1969-1991 Estimación de una ecuación de
convergencia - La inversión pública no aparece significativa
De la Fuente (2002) Analizar el papel de la
inversión pública como
instrumento de política
regional
CCAA
españolas 1965-1995
1964-1993 Calibración de un modelo de
asignación óptima de
infraestructuras
- La distribución actual está dirigida a las
regiones más pobres: hay que prestar mayor
atención a criterios de eficiencia
María-Dolores y
García (2002) Cuantificar los efectos
de los fondos
estructurales sobre la
convergencia
CCAA
españolas 1955-1997
1955-1964
1964-1987
1987-1997
Contrastes de convergencia 
condicional
Modelos de selectividad
- La contribución de los Fondos es positiva pero
modesta y lenta
María-Dolores y
Puigcerver (2002) Contrastar la
exogeneidad del
crecimiento
CCAA
españolas 1965-1995 Modelos SUR y otros alternativos - Los datos españoles no se adaptan a los
modelos exógenos propuestos, sugiriendo así la
posibilidad de que las variables fiscales afecten
al crecimiento.
43
Centro de Estudios Andaluces
Pedraja, Salinas y
Salinas (2002) Analizar el crecimiento
de la PTF CCAA
españolas 1965-1995 Estimación no paramétrica
Indices de productividad
Función de producción
- Las ganancias de eficiencia representan una
fuente importante de crecimiento en la
distribución regional de la inversión pública.
De la Fuente (2003) Estimar la contribución
de los Fondos
Estructurales a las
regiones Objetivo 1
CCAA
españolas 1964-1993
1994-1999
2000-2006
Modelo que incluye función de
producción agregada, ecuación de
empleo y función de inversión
privada
- Los fondos han contribuido al crecimiento y a
la convergencia
- La concentración de recursos en regiones
atrasadas puede no ser un óptimo
Bajo y Díaz (2003)
Evaluar los efectos del
gasto público sobre el
crecimiento
CCAA
españolas 1967-1995 Estimación de una ecuación de
crecimiento - Efecto más intenso del capital público en las
regiones más productivas y de las transferencias
en las menos productivas
González-Páramo y
Martínez (2003)
Estimar los efectos del
gasto público productivo
sobre la tasa de
crecimiento y la
convergencia de las
regiones
CC. AA.
españolas 1965-1997 Modelo neoclásico del que se
deriva ecuación de convergencia,
estimada con datos de panel
- La inversión pública en infraestructuras no
presenta un efecto significativo sobre la tasa de
crecimiento.
- La inversión pública en educación y sanidad sí
parece ejercer una influencia positiva sobre el
crecimiento.
- Posible existencia de un trade-off entre
eficiencia y equidad en el reparto de regional de
la inversión pública
Salinas (2004)
Analizar los efectos de
las infraestructuras
públicas sobre la
productividad y la
eficiencia regional
CC. AA. 1965-1995 Indices de productividad - La inversión pública mejora el crecimiento de
la productividad.
- Las regiones más pobres sufren un déficit en
capital privado que limita el efecto de las
infraestructuras
Rodero, Martínez y
Pérez (2004)
Estudiar las causas que
están detrás de la
ausencia de
convergencia de
Andalucía con España
Andalucía
y España 1965-1995 Estimación de funciones de
producción con capital público.
Simulaciones de diversos
escenarios según marco neoclásico
- La dotación de infraestructuras no es la causa
del reducido nivel de renta de Andalucía.
- La dotación de capital privado condiciona la
eficacia de las infraestructuras.
Bajo y Díaz (2005) Obtener evidencia sobre
la provisión óptima de
capital público
CCAA
españolas 1967-1995 Modelo de optimización de
Ramsey, incorporando capital
público y generalizado para
cualquier rendimiento de escala
- El capital público ha estado subprovisto en las
regiones más productivas
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Centro de Estudios Andaluces
TABLA 2: Otras muestras
AUTORES OBJETIVO ÁMBITO DATOS METODOLOGÍA RESULTADOS
Barro (1991)
Evaluar el impacto de la
inversión pública sobre
la tasa de crecimiento
90 países 1965-1985 Estimaciones de sección cruzada
controlando por endogeneidad. - Débil relación negativa entre la inversión
pública como porcentaje de la inversión
privada y la tasa de crecimiento
Easterly y Rebelo
(1993)
Estudiar los efectos del
capital público sobre el
crecimiento
100 países 1970-1988 Regresiones con datos de corte
transversal - La inversión pública y la inversión en
transportes y comunicaciones tiene un efecto
positivo y significativo
Hulten y Schwab
(1993)
Comparar las hipótesis
del crecimiento regional:
- Hip. de convergencia
- Tª del crecimiento
endógeno
- Tª de la localización
EEUU 1970-1986 Estimaciones funciones de
producción - La principal causa del crecimiento regional
son los flujos interregionales de capital y
trabajo, en los sectores industrial y
manufacturero
Holtz-Eakin y
Schwartz (1995) Estudiar los efectos del
capital público sobre el
crecimiento
EEUU 1971-1986 Estimaciones funciones de
producción - Las infraestructuras no tienen un efecto
significativo hoy en día
Knight, Loayza y
Villanueva (1993) Contraste del modelo
neoclásico con variables
fiscales
Países de la
OCDE Datos de panel - Efecto positivo de la inversión pública sobre
el crecimiento
Cashin (1995) Estudiar el efecto de
variables fiscales sobre
el crecimiento
OCDE 1971-1988 Modelo de crecimiento endógeno.
Análisis de sección cruzada y series
temporales.
- Efecto positivo de la inversión pública sobre
el crecimiento
Evans y Karras
(1994a) Estudiar el efecto de las
variables fiscales sobre
el crecimiento regional
Estados de
Estados
Unidos
1970-1986 Datos de panel - Los efectos no aparecen significativos
Evans y Karras
(1994b)
Análisis de la actividad
económica pública sobre
el crecimiento
7 países de
la OCDE 1963-1983 Datos de panel - El capital público no ha afectado
positivamente a la tasa de crecimiento
Thomas (1996)
Evaluar la importancia
del stock de
infraestructuras sobre el
crecimiento
Regiones
europeas 1970-1991 Estimaciones una ecuación de
convergencia - Un indicador agregado de las infraestructuras
está positivamente correlacionado con el
crecimiento, mientras que considerados por
categorías no.
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Centro de Estudios Andaluces
Hulten (1996) Estimar el impacto del
uso ineficiente de las
infraestructuras públicas
sobre el crecimiento
42 países
de renta
media y
baja
1970-1990 Estimaciones una ecuación de
convergencia con una corrección
para controlar por el uso ineficiente
de las infraestructuras
- El uso ineficiente del capital público
condiciona su efecto sobre el crecimiento
- Se encuentran consecuencias sobre el
crecimiento de la PTF.
De la Fuente (1997a)
Analizar el efecto de la
política fiscal sobre el
crecimiento
OCDE Datos de panel - Efecto positivo de la inversión pública sobre
el crecimiento
- No obstante, se detectan rendimientos
decrecientes del gasto público en inversión
Kelly (1997)
Explorar las relaciones
entre inversión pública y
crecimiento
56 países
de renta
media y
baja
1980-1990 Estimación de una ecuación de
crecimiento con distintas variables
de gasto público
- Altos niveles de inversión pública afectan
negativamente al crecimiento.
- Se rechaza la hipótesis de no linealidad en los
efectos del capital público sobre el crecimiento
Cassou y Lansing
(1998)
Analizar si la provisión
de capital público ha
sido óptima
EE. UU. 1925-1995 Modelo de crecimiento endógeno
calibrado - El stock de capital público tiene un efecto
positivo sobre el crecimiento bajo ciertas
condiciones. Importancia del capital privado en
ello.
Mazziota (1999)
Analizar el proceso de
convergencia regional Italia
(NUTS 3) 1952-1992 - Los desequilibrios estructurales en la dotación
de capital en infraestructuras, pueden explicar
que la convergencia no haya sido satisfactoria
Kneller, Bleaney y
Gemmel (1999) Contrastar modelos de
crecimiento endógeno,
evitando el sesgo de
algunos supuestos sobre
la financiación de
impuestos
22 países
OCDE 1970-1995 Estiman de una ecuación en la que
el crecimiento depende de variables
fiscales y no fiscales
- El gasto público productivo mejora el
crecimiento, aunque no resulta indiferente el
modo de financiarlo.
- Los resultados son consistentes con el modelo
de Barro (1990).
Bougheas,
Demetriades y
Morgenroth (2001)
Ofrecer una explicación
teórica de la
subprovisión de
infraestructuras
16 países
europeos 1987-1995 Enfoque teórico: modelo de
equilibrio general
Aplicación empírica: estimación
econométrica con datos de panel
- La aplicación empírica confirma los
resultados del modelo: la subprovisión puede
deberse a fallos de coordinación
Bleaney, Kneller, y
Gemmel (2001)
Comprobar si el gasto
público y los impuestos
tienen efectos
temporales y
permanentes sobre el
crecimiento
Países
OCDE 1970-1995 Datos de panel - Confirman el modelo de crecimiento
endógeno, admitiendo así la posibilidad de que
las políticas fiscales tengan efectos sobre la tasa
de crecimiento.
46
Centro de Estudios Andaluces
Gil, Pascual y Rapún
(2002) Estudiar la convergencia
de las regiones europeas,
analizando la influencia
del cambio estructural y
de las infraestructuras
sobre el potencial de
desarrollo
Regiones
europeas 1980-1991
1988-1994 Análisis de cambio estructural,
convergencia σ y β, velocidad de
convergencia
Estimación de una ecuación de
convergencia
- La inversión en infraestructuras debe dirigirse
a los puntos débiles del tejido productivo
Wang (2002)
Analizar la interrelación
entre las infraestructuras
públicas y el crecimiento
de la producción
privada, así como sus
externalidades
7 países del
este
asiático
1979-1998 Estimación de ecuaciones de
crecimiento - Se confirma la existencia de mayores efectos
desbordamiento del sector privado sobre el
sector público
Milbourne, Otto y
Voss (2003)
Análisis de los efectos
del capital público sobre
el output por trabajador
74 países 1960-1985 Extensión del modelo neoclásico.
Estimaciones por MCO y por
variables instrumentales
- Efecto positivo de la inversión pública sobre
el output por trabajador en la dinámica de
transición. Este efecto desaparece cuando se
estima por variables instrumentales
- No se detecta ningún efecto en el estado
estacionario
Kalyvitis (2003) Examinar teórica y
empíricamente los
efectos de la inversión
pública sobre el
crecimiento
Canadá 1955-1999 Contrastar un modelo de
crecimiento endógeno - Se confirma la hipótesis de crecimiento
endógeno, admitiendo así la posibilidad de que
las políticas fiscales tengan efectos sobre la tasa
de crecimiento.
Romero de Ávila y
Strauch (2003)
Evaluar el efecto de las
variables fiscales sobre
la tasa de crecimiento
UE-15 1960-2001 Datos de panel, con contrastes de
raíces unitarias y cointegración - La inversión pública ejerce un efecto positivo
sobre la tasa de crecimiento a largo plazo.
Rodríguez-Pose y
Fratesi (2004) Analizar el impacto de
los Fondos Estructurales
sobre las regiones
Objetivo 1
Regiones
europeas Periodos de
programación
1989-1993
1994-1999
Análisis de:
- corte transversal de convergencia
 no condicionada
- datos de panel
- regresión
- Los Fondos han contribuido a prevenir el
aumento de disparidades, pero no han creado
una mayor cohesión económica y convergencia
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The impact of infrastructural investment on GDP, employment and private investment in Spain In this article we define a model which allows the evaluation of transport and communica- tion infrastructural investment on the Spanish economy. More specifically, a vector autore- gression model is proposed for the estimation of the impact of a public investment impulse on GDP, private capital and labor. Using Spanish economy data for the period 1970-1991, the model is estimated firstly for the whole economy and secondly for four different sec- tors corresponding to agriculture, manufacturing, construction and services. As a result, the sectoral distribution of the total effects is also measured.
Article
This paper examines the impact of public infrastructure on industrial location when increasing returns are present. Trade integration implies that firms tend to locate in countries with better domestic infrastructure. High levels of international infrastructure and strong returns to scale magnify industrial relocation due to differentials in domestic infrastructure or capital endowments. Regional policies which finance domestic infrastructure in a poor country lead firms to relocate in this country. Regional policies which finance international infrastructure in a poor country will lead firms to leave this country. We also analyze the incentives for countries to inhibit industrial relocation.
Article
There has been a long debate on the role which infrastructure plays in regional development. There is now enormous interest across Europe in large infrastructure projects, of which the Channel Tunnel is perhaps the leading example, but their impacts, both on their immediate regions and on the European economy generally, are still uncertain. Against this background, this volume collects together a wealth of experience from the leading researchers in Europe, presenting papers on the key issues in the research agenda and specific techniques to tackle these, as well as addressing some of the key policy questions. There are general papers on the role and measurement of infrastructure, and papers on the impacts of several of the major projects currently under construction or planned in Europe, including considerations relevant to Eastern Europe, impacts on individual sectors, on urban infrastructure, and on the role of "soft' infrastructure. -from Editor
Article
Estimates of unconditional input demand and output supply elasticities with respect to four categories of public capital are derived from the estimation of a manufacturing profit function. Moreover, elasticity estimates are derived for two subsamples of SMSA's - declining and growing. These estimates are especially relevant for regional policy decisions as: Firstly they will indicate if there are large differential effects on private production decisions across types of public capital and across types of regions. Secondly, these estimates are unconditional in the sense that they allow for adjustment in all of the other decision variables available to private industry (i.e., output and private inputs) in response to an expansion (or contraction) in the public capital stock. In contrast, estimation of a cost function allows for less economic response since output is assumed to be exogeneous. The same is true for a production function which holds the private inputs constant. Hence, the elasticity estimates derived from the estimation of a profit function will be especially useful to regional policy makers because of their richer economic content. -from Author
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Regional policy and Spain infrastructure and education as instruments of regional policy: evidence from Spain Governments have often tried to influence the regional distribution of economic activity through supply-side measures such as investment in training and infrastructure. Using evidence from Spain, we examine whether such policies can have an impact and whether they have done so in the past. Our results indicate that disparities in the stocks of human and public capital account for a third of observed regional inequality, about evenly split between the two factors. Hence public investment can in principle be used to reduce regional disparity. Its actual impact, however, will depend both on its overall volume and on the extent to which its regional allocation does indeed vary with regional need. In Spain, investment in infrastructure has made only a small contribution to regional convergence, primarily because it has not in practice been allocated to redistribute across regions to any great extent. In contrast, EFRD transfers have clearly been allocated among regions with redistribution in mind. The impact of the Fund has been significant, but it has been limited by the relatively small size of the programme. — Angel de la Fuente and Xavier Vives
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Este proyecto pretende sumarse al debate científico, materializando su aporte a través de dos campos del conocimiento que se presentan actualmente como líneas "activas". Por un lado, replantear, cuales son las posibilidades reales que se dan a escala territorial, de establecer prioridades y asignar recursos siguiendo una visión estratégica orientada a la construcción de un nuevo escenario de desa-rrollo regional Una segunda línea está definida en torno al debate de como se produce la asignación de recursos escasos e indagar en el orden de "causalidad" que se da entre inversión en infraestructura y crecimiento regional. Otra área de interés es la aplicación de conocimientos específicos al estudio de casos. El objetivo es esclarecer los criterios dominantes que intervienen en la toma de decisión y acompañan el proceso de puesta en ejecución de las grandes inversiones en infraestructura. Desde este enfoque de proyecto, el planteo es identificar cuáles son los criterios que guían la se-lección y ejecución de las infraestructuras. El objetivo central pasa por tratar de reconocer como se ha dado el proceso de toma de decisión en la región de Rosario donde se han llevado a cabo recientemen-te y están en cartera algunos grandes inversiones, identificando además, las deficiencias puestas de manifiesto en algunos casos en particular. Rosario , en particular, ha focalizado su estrategia de inserción en los nuevos escenarios a través de distintos lineamientos estratégicos; uno de ellos, al que sin duda se otorga gran relevancia, ha sido la construcción de grandes obras de infraestructuras de comunicación y transporte. Estas inversiones están consideradas como elementos claves, y se entiende que su sola ejecución puede actuar como desencadenante del desarrollo.
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Tax structure, public capital and business cycle. The aim of this paper is to analize the potential effects that different tax and public invest- ment policies would have on the business cycle features. We set a general equilibrium model, calibrated with Spanish economy data, where public capital stock is an additional input. The use of different taxes to fulfill the government budget constraint, induces an sto- chastic path for the tax rate, that affects the taxed good price, increasing the relative vola- tility of this good. So, distorting effects of taxes change business cycle properties. Consumption taxes reduce output fluctuations relative to direct taxation. We analize the welfare cost of the business cycle and the effect of the design of the public investment pol- icy over the business cycle on private investment.