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Mortalidad en la ciudad de Madrid durante la ola de Calor del verano de 2003

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Abstract

Se analiza la mortalidad en la población de 65 años y más en la ciudad de Madrid durante la ola de calor de los meses de Junio a Agosto de 2003, con la atención puesta en la distribución espacial de la misma. Mediante el uso combinado de un Sistema de Información Geográfica y un paquete de análisis estadístico se realiza un análisis espacial de las tasas de mortalidad, que permite relacionar la distribución de mortalidad con las distintas variables explicativas. El objetivo es dar respuesta desde la planificación sanitaria a este tipo de fenómenos de sobre-mortalidad, mediante el desarrollo tanto de planes de intervención y gestión sanitaria como de prevención en las zonas de riesgo.
García Palomares, J. C. y Alberdi, J. C. (2005): “Mortalidad en la ciudad de Madrid durante la ola de calor del verano
de 2003”, GeoFocus (Artículos), 5, p. 19-39. ISSN: 1578-5157
Recibido: 23 / 7 / 2004 Los autores
Aceptada versión definitiva: 24 / 2 / 2005 www.geo-focus.org
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MORTALIDAD EN LA CIUDAD DE MADRID DURANTE LA OLA DE CALOR DEL
VERANO DE 2003
JUAN CARLOS GARCÍA PALOMARES1 y JUAN CARLOS ALBERDI2
1Departamento de Geografía Humana Universidad Complutense de Madrid. C/ Profesor
Aranguren, s/n, 28040. Madrid, España.
jcgarcia@ghis.ucm.es
2Servicio de Planificación Sanitaria. Consejería de Sanidad y Consumo. Comunidad de Madrid.
C/ Aduana, 29, 28013. Madrid. España.
juancarlos.alberdi@salud.madrid.org
RESUMEN
Se analiza la mortalidad en la población de 65 años y más en la ciudad de Madrid durante la
ola de calor de los meses de Junio a Agosto de 2003, con la atención puesta en la distribución
espacial de la misma. Mediante el uso combinado de un Sistema de Información Geográfica y un
paquete de análisis estadístico se realiza un análisis espacial de las tasas de mortalidad, que permite
relacionar la distribución de mortalidad con las distintas variables explicativas. El objetivo es dar
respuesta desde la planificación sanitaria a este tipo de fenómenos de sobre-mortalidad, mediante el
desarrollo tanto de planes de intervención y gestión sanitaria como de prevención en las zonas de
riesgo.
Palabras clave: Geografía de la Salud, ola de calor, mortalidad, desigualdad, servicios de
planificación sanitaria.
ABSTRACT
Elderly people (over 65 years) mortality in Madrid City during summer 2003 heat waves
was analyzed. Temporal and spatial patterns were included in the analysis. Mortality rates were
studied using a Geographical Information System (GIS) and a free software statistical package (R
software). The objective was to assess the relationship between temperature and mortality
controlling for the effects of other confounders. These results could be used to promote population
alerts and design prevention programs to cope with this emergent problem.
Keywords: Health Geography, heat wave, mortality, inequality, health services planning.
García Palomares, J. C. y Alberdi, J. C. (2005): “Mortalidad en la ciudad de Madrid durante la ola de calor del verano
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1. Introducción: Relaciones entre clima y mortalidad. Fenómenos de ola de calor y
planificación sanitaria
Los datos oficiales de mortalidad para los meses de junio a septiembre del verano de 2003,
publicados recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE), señalan un incremento de
las defunciones en España de más de 13.000 personas que en el mismo periodo del año anterior. En
Madrid las defunciones fueron 10.370 defunciones, 1.273 más que 2002. Estos incrementos son
compatibles con el papel desencadenante de la ola de calor sufrida durante este verano en la mayor
parte de Europa meridional1.
La influencia de factores ambientales externos, como variaciones climáticas o cambios en
los niveles de contaminación atmosférica, en la mortalidad de la población ha sido muy estudiada
en la bibliografía médica mediante la utilización de series temporales de mortalidad diaria. En
numerosos trabajos se ha constatado la aparición de periodos de sobremortalidad relacionados con
la componente climática estacional, componente que varía en función de la localización geográfica
y cuyo impacto está a la vez condicionado por determinados factores socioculturales, que pueden
ampliar o minimizar sus efectos. Las variaciones en las series de mortalidad y los análisis de
correlaciones estadísticas significativas indican una influencia de los factores meteorológicos en la
salud de la población y, por extensión, en la mortalidad de la misma. Los estudios de las relaciones
de la mortalidad y temperatura, contaminación atmosférica, humedad relativa, o con otros
parámetros como el wind chill (que tienen en cuenta los efectos combinados de la velocidad del
viento y de la temperatura), son ejemplos frecuentes en las fuentes bibliográficas consultadas.
En el caso de la relación entre temperatura y mortalidad, son numerosos los trabajos que
han detectado una relación en forma de “V” (con variaciones en la forma en función del peso tanto
de temperaturas frías como calurosas): bajas temperaturas se corresponden con mortalidad alta,
descendiendo según aumenta la temperatura hasta alcanzar un mínimo de mortalidad que dependerá
de las características propias de los distintos espacios, para volver a incrementarse con temperaturas
más altas Así, esta distribución de la mortalidad es similar en diversos países europeos (Kunts,
1993; Sáez et al., 1995; Ballester, 1996; Keatinge, 2000) o en otras zonas del globo (Rogot, 1976;
Wen-Harn et al., 1993), variando únicamente el umbral de temperatura donde se establece el
mínimo de mortalidad y la mayor incidencia en la mortalidad del frío o el calor. En áreas templadas,
como Holanda, el mínimo de mortalidad se sitúa en torno a los 16,5º C, mientras en zonas cálidas,
como Taiwán o Miami, la temperatura media de mínima mortalidad se establece entre los 26-29º C
y 26-32º C respectivamente.
Con esta relación de la mortalidad en función de la temperatura, en las latitudes medias,
vinculado a temperaturas bajas, aparece un pico de sobremortalidad durante los meses invernales,
que se acompaña en las regiones donde existe un verano caracterizado por temperaturas altas y muy
altas por un segundo pico de mortalidad en estos meses estivales. Es el caso de la ciudad de Madrid,
donde la distribución anual de la mortalidad presenta dos picos destacados, uno normalmente más
fuerte, en los meses invernales y otro menor, pero también importante, en los meses estivales. Con
una distribución anual de temperaturas tan extrema como la madrileña, mínimas por debajo de los
0º C en el invierno y máximas en el verano que superan los 35º C, no es de extrañar este tipo de
distribución de la mortalidad anual.
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Según el trabajo realizado por Alberdi et al. (1998) para el conjunto de la comunidad de
Madrid, con una serie temporal entre 1986 y 1991, la temperatura de mínima mortalidad se presenta
con una media de 23,9º C, una mínima de 15,6º C y una máxima de 31,9º C. Si estos son los datos
para el conjunto de la población madrileña, en la influencia de la temperatura en la mortalidad
existen diferencias entre los distintos grupos de población. La mayor mortalidad se produce, como
es de esperar, en la población de 65 años y más. El grupo de mayor edad no sólo es más vulnerable
a los efectos de bajas o altas temperaturas y a las patologías directamente asociadas a ellas, sino que
también en estos casos, cambios de temperatura y temperaturas extremas son responsables de la
descompensación de un importante número de enfermedades crónicas, especialmente respiratorias y
circulatorias (Alberdi et al., 1997; Montero et al., 1997; Alberdi et al., 1998).
Las diferencias no sólo se producen entre los grupos de edad, Sierra Pajares et al. (1997,
150) encuentran para el grupo de edad entre 45 y 65 años un comportamiento diferencial entre
sexos, siendo entre los hombres muy marcados los picos estacionales de mortalidad mientras son
menos perceptibles en el caso de las mujeres, algo que atribuyen a diferencias en la actividad
laboral y en los hábitos y estilos de vida. Al contrario, entre la población de 65 años y más la
mortalidad el efecto de altas temperaturas es mayor entre las mujeres, lo que puede asociarse a
personas que viven solas. Además las diferencias por sexo es necesario considerar la influencia de
variables relacionadas con características socioeconómicas de la población. Es evidente que
mayores niveles de vida permiten reducir los efectos de las temperaturas, tanto bajas como altas.
Medidas para la aclimatación del hogar tanto en invierno como en verano (Rogot, 1992), la
alimentación e ingesta de bebidas, la reducción de las exposiciones a temperaturas extremas, etc., se
relacionan con mayores niveles de calidad de vida, que, como se ha demostrado en otros trabajos,
puede llevar a la práctica desaparición de los picos de sobremortalidad, tanto invernales como
veraniegos (Sakamoto-Mominaya, 1988; Gemmell, I et al., 2000; Healy, 2003).
Centrando la atención en el pico veraniego de sobre-mortalidad, es necesario analizar la
mayor o menor incidencia que las variaciones anuales de la mortalidad tienen en relación con
episodios significativos de ola de calor. En la bibliografía los análisis de mortalidad por calor son
frecuentes: como los estudios de episodios sucedidos en Europa durante el verano de 2003
(Valleron, 2004; Conti, en prensa), en 2001 en Estados Unidos (Moore, 2002) o los numerosos
durante el siglo pasado (Mover, 1932; Jones, 1982; Greenberg, 1983; Katsouyanni, 1988; Ramlow,
1990; Kalkstein, 1995; Besancenot, 1995; Ellis, 1998; Rooney, 1998; Besancenot, 2002; Naughton,
2002; MMWR 2003). Lo primero a la hora de valorar episodios significativos es considerar el
carácter cíclico de los mismos y sobre todo la presencia o no de un año anterior también de
significativa mortalidad. En algunos casos se infravaloraran los datos de mortalidad por la
comparación entre dos años sucesivos de ola de calor. En el caso de la ola de calor de de 2003, la
mortalidad creció un 20% respecto a la mortalidad en 2002, pero lo hizo en un 40% respecto a
2001.
Podemos definir el fenómeno de ola de calor como el incremento de la mortalidad como
consecuencia de una sucesión de altas temperaturas durante dos o más días. De nuevo, se ha tratado
de establecer un umbral de temperatura a partir del cual podamos hablar de fenómeno de ola de
calor, umbral que será variable también entre unos espacios y otros. Como se ha señalado
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anteriormente la mortalidad aumenta a partir de una determinada temperatura, pero el incremento
no es lineal, inicialmente se produce un aumento suave, que presenta una ruptura fuerte y un
crecimiento mucho mayor a partir de una determinada temperatura. En Madrid, algunos autores han
definido las olas de calor como dos o más jornadas donde se superan los 36,5º C de temperatura
máxima y los 20º C de mínima al encontrar como la mortalidad por causas orgánicas se incrementa
de forma muy significativa a partir de dicho umbral (Montero et al., 1997; Díaz et al., 2002). No
obstante, este segundo punto de inflexión varía también según el sexo o del grupo de edad
analizado. Con los datos para el verano de 2003 y considerando tan sólo la población de 65 años y
más (los más susceptibles) en este trabajo hemos podido constatar como ese cambio brusco en la
mortalidad se produce en torno a los 34º C.
Tres son las patologías asociadas a las altas temperaturas: el golpe de calor, el agotamiento
por calor y los calambres musculares. Las tres tienden a reflejarse en incrementos de mortalidad
significativos en los 3 días siguientes a una jornada de temperaturas extremas. Sin embargo, el
impacto de la ola de calor se traduce no sólo en las muertes en las que el calor es la causa primaria
del fallecimiento (recogida como tal en el certificado de defunción) sino fundamentalmente al
recrudecer otro tipo de patologías (Naughton et al. 2002). Estos casos, que son los más numerosos,
introducen un efecto de las altas temperaturas con un plazo algo mayor, por lo que el incremento de
la mortalidad puede sentirse incluso hasta a los 10 días de la mismas (Lage et al., 1999). Además,
debemos considerar que la mortalidad no está condicionada sólo por la magnitud de las
temperaturas máximas, también por su duración, acrecentándose el efecto de altas temperaturas
cuando éstas se mantienen durante un periodo mayor (Díaz et al., 2002).
El estudio de las relaciones entre temperatura y salud se antoja fundamental en la
perspectiva de la planificación sanitaria. Desde conceptos epidemiológicos básicos (cuándo, dónde,
cómo y quién) tratamos de conocer el impacto de una ola de calor. Intentando predecir situaciones
de alarma, identificando cómo afecta el calor a la mortalidad, en qué momentos y en qué zonas los
efectos del calor son mayores (las más susceptibles en posibles situaciones futuras) o cuáles son las
variables explicativas de esas diferencias espaciales. Todo ello con vistas a la planificación, la
identificación de las zonas más afectadas y de las variables explicativas de los incrementos de la
mortalidad durante estos fenómenos nos permite establecer toda una cartografía de espacios de
riesgo y poblaciones de riesgo fundamentales en las actuaciones preventivas, y a la vez en la gestión
de los centros sanitarios que se pueden recibir el mayor número de afectados.
Hasta ahora, la mayor parte de los estudios realizados han puesto la atención en el análisis
temporal de la mortalidad. Pocos introducen la componente espacial y cuando lo hacen se limitan a
la comparación entre grandes ámbitos (provincias) o entre distintas ciudades. Falta por hacer un
análisis local de estos fenómenos y determinar el distinto impacto que las variaciones de
temperatura tienen en el interior de una gran ciudad.
La perspectiva territorial cobra vital importancia, la Geografía entronca con la planificación
sanitaria. Sin embargo, aunque en España en los últimos años la geografía tiene un creciente peso
entre los técnicos sanitarios, los trabajos se han centrado fundamentalmente en la ordenación
territorial de servicios y a la evaluación de la accesibilidad a los mismos, en tareas de zonificación y
nueva localización de recursos (ver Alventosa et al., 1993; González, 2000; Gutiérrez et al., 2002).
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Pero se ha hecho muy poco hasta ahora en la evaluación espacial de fenómenos de sobre-mortalidad
relacionados con variaciones atmosféricas o climáticas.
Eso a pesar de que pronto se relacionó desde la geografía de la salud la incidencia de
factores climáticos en la variación estacional (Martínez, 1989, Kovats, 1993) tanto de la morbilidad
como de la mortalidad de la población –basta recordar el esquema clásico donde el estado de salud
de la población está en relación con tres tipos de factores: biológicos, socioeconómicos y climático
naturales (Olivera, 1993: Katsouyanni, 1993; Kovats, 1999; Green, 1994). Los trabajos iniciales se
cristalizaban en la realización una cartografía sobre stress climático o índices biometereológicos,
que en los últimos años pueden tener su reflejo en los en los mapas de confort climático (Moreno y
Fernández, 2003). En el caso de olas de calor también se realizaron algunos trabajos iniciales como
el de P. Escourou (1973) en París, o los trabajos sobre el medio ambiente urbano de Douglas,
(1983) donde se hace referencia a la incidencia del llamado stress térmico, señalando como
situaciones temporales de “isla de calor” puede ser sinónimo de “isla de muerte” (Buechley, 1972;
citados en Olivera, 1993). En la última década, destacan los trabajos realizados desde la geografía
anglosajona, especialmente los dirigidos por el profesor L. Kalkstein (1993 y 1995).
La incorporación de sistemas de información geográfica (SIG) en la gestión y análisis de la
información sanitaria y en la planificación añade un valor nuevo a estos trabajos. Se incorpora una
herramienta que posibilita el tratamiento conjunto, dinámico, abierto y actualizable de gran cantidad
de información, tanto en lo referente a la distribución de las temperaturas, como de la mortalidad, de
los datos de usuarios (demográfico, epidemiológicos, socioeconómicos) o de la ubicación de los
recursos sanitarios y su utilización.
2. Objetivos del trabajo
El objetivo principal de este trabajo ha sido analizar la distribución espacio-temporal de la
mortalidad en la ciudad de Madrid durante el episodio de ola de calor del verano 2003, con fines a
la prevención y planificación sanitaria de estos fenómenos de sobre-mortalidad.
Para ello se han cumplido una serie de objetivos parciales:
Realizar un análisis espacial de la mortalidad tomando como referencia la zonificación
sanitaria2, trabajando a nivel de zona básica de salud (ZBS). El trabajo con estas unidades
espaciales, en función de las cuales se realiza la atención sanitaria, es fundamental a la hora de la
planificación.
Determinar las claves explicativas de la diferente distribución de la mortalidad en la
ciudad de Madrid durante un fenómeno de ola de calor. La dirección de los vientos dominantes, los
espacios verdes o las islas de calor introducen variaciones en la propia distribución espacial de la
temperatura que explican contrastes en la mortalidad de las distintas zonas. Además, la capacidad
de respuesta de la población a las altas temperaturas varía en función de sus características
sociodemográficas. Altos niveles de vida permiten mitigar los efectos de la sobremortalidad: el
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acondicionamiento del hogar, la alimentación, la propia información, la soledad, etc. son elementos
clave en las diferentes distribuciones de mortalidad
Utilizar nuevas fuentes de mortalidad y nuevas herramientas y metodologías de análisis, que
permitan un diagnóstico espacial de la misma con la inmediatez que la actuación durante estos
fenómenos demanda. Para ello se va a usar un SIG en el que se analiza la distribución tanto de
mortalidad como de variables sociodemográficas y de la vivienda para cada una de las ZBS.
3. La ola de calor 2003 en la ciudad de Madrid. Análisis espacio-temporal
3.1. Fuentes de datos y metodología de análisis
Si se quiere intervenir de forma inmediata ante situaciones de alarma es necesario
incorporar nuevas fuentes de datos que, sin alcanzar la calidad de los sistemas de información
oficiales, permitan detectar de forma rápida estos eventos con el fin de minimizar sus efectos en la
salud de la población. En los últimos años, los registros administrativos de las empresas funerarias
son una de las opciones más barajadas como fuentes alternativas de mortalidad. En este sentido, la
información proporcionada por la Empresa Mixta de Servicios Funerarios en Madrid ofrece la
posibilidad de trabajar con datos diarios de mortalidad, con apenas un día de retardo en la
información. Frente a esta inmediatez, los últimos datos oficiales disponibles de mortalidad a fecha
de Julio de 2004, apenas ofrecen la serie anual de mortalidad en el año 2003, sin desagregación
espacial en el interior del municipio (Instituto de Estadística de la CM).
Debido a la rapidez en la obtención de la información, los datos de la Empresa Mixta
presentan una serie de problemas que deben ser considerados. No todos los fallecimientos que se
producen en Madrid están recogidos en esta fuente pues algunas inhumaciones se realizan en otras
funerarias. La mortalidad está por tanto subestimada. No obstante, el volumen de fallecidos que
canaliza la Empresa Mixta en el Municipio de Madrid (27.074 en el año 2003, sobre 28.777
defunciones recogidas en 2003 para el municipio de Madrid por el Instituto Nacional de Estadística)
es suficiente para garantizar la detección de los efectos sistemáticos frente al ruido aleatorio que
puede introducir el efecto de la competencia.
Los datos recogidos por la Empresa Mixta incluyen para cada uno de los fallecidos además
de sus variables sociodemográficas básicas, la fecha y el lugar del fallecimiento y las causas
principal y básica del fallecimiento (en literal). En este trabajo no se ha podido disponer de una
codificación de las causas de mortalidad al requerir esta codificación gran cantidad de tiempo y
personal. A la vez, recoge la dirección postal del fallecido, con lo que ha sido posible geocodificar
la residencia de cada uno de los casos.
Se ha analizado la distribución espacial del total de fallecimientos y por grandes grupos de
edad. Por razones de espacio, se presentan los resultados obtenidos para la población de 65 años y
más, grupo de población donde el efecto de la ola de calor es más significativo. Dado el problema
de la inestabilidad de las tasas cuando se disponen de pocos casos en el numerador, el análisis
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espacial se realizó a partir de las ZBS agrupando los datos de mortalidad por semanas. Se calcularon
las tasas de mortalidad semanal para cada una de las ZBS utilizando como denominador la
población del censo del año 2001.
La georreferenciación de los registros de la funeraria se realizó a partir de la dirección
postal, adjudicando los fallecidos a las 130 Zonas Básicas de Salud (ZBS) del municipio de Madrid.
A partir dirección postal, mediante un proceso de geocodificación se pudo conocer la zona básica de
salud de residencia del 96.6% (6.708) de los fallecidos de 65 años y más durante los meses de junio,
agosto y septiembre. En este proceso se incorporaron en el SIG tres bases cartográficas para el
municipio de Madrid: el callejero a nivel de portal (capa de puntos con las direcciones de cada uno
de los portales), el callejero-tramero (capa de líneas con el viario y los distintos tramos en el mismo)
y la zonificación sanitaria de referencia (capa de polígonos con las ZBS)3. Así, de total de fallecidos
para los que se conoce la zona básica de salud, 92.8% (6.440) de los fallecidos fueron localizados
con coordenadas X-Y a través de un proceso de geocodificación utilizando los portales del
municipio de Madrid. Una vez localizado el portal de residencia, mediante un proceso de asignación
espacial es posible conocer la zona básica de salud. Por otro lado, un 3.8% de los fallecidos fueron
localizados por el tramo de vía de residencia en la información de tramero y de nuevo mediante
asignación espacial según zona básica. Han quedado sin localizar el 3.4% (235) fallecidos (porque
la dirección estaba incompleta o mal introducida,…), las estimaciones están subestimadas en esa
magnitud.
La representación y el análisis espacial de los datos se realizó a partir de superficies de
mortalidad. Estas superficies de mortalidad se crearon sobre una malla regular de celdas (con una
resolución de 100 metros) y para cada una de las celdas se ha calculado una razón de Kernels. En la
razón de kernels se utilizó tanto en el numerador (fallecidos) como en el denominador (población)
un ancho de banda adaptativo, con un span de 0.1. La función Kernel utilizada ha sido la normal
decreciendo los pesos hacia el infinito. El peso adjudicado a cada uno de los centroides de las
distintas ZBS fueron el numero de fallecidos en el numerador y la población de la ZBS en el
denominador. La razón de kernels tiene una interpretación parecida a la de tasa de mortalidad
puntual: es un alisamiento de la tasa de mortalidad calculando la tasa para cada una de las celdas de
la malla.
Por otro lado, se incorpora información referente a temperaturas, recurriendo a los datos de
la Red Automática de Medición del Departamento de Calidad Ambiental del Ayuntamiento de
Madrid. De las 26 estaciones que forman dicha red, 9 recogen de forma diaria la temperatura de la
capital. Las 9 se encuentran georreferenciadas por el Ayuntamiento en coordenadas geográficas, lo
que ha permitido introducirlas en el SIG y, mediante un proceso de transformación, proyectarlas en
coordenadas UTM (sistema de proyección con el que se trabaja en el resto de las bases
cartográficas). Para cada una de estas estaciones es posible obtener las temperaturas máximas,
mínimas y medias diarias a partir de las mediciones horarias realizadas en las mismas.
Con el fin de obtener interpolaciones de temperaturas en toda el área de la ciudad de Madrid
se utilizó un procedimiento de Kriging universal. La interpolación se obtiene a partir de dos
componentes: una tendencia modelizada mediante un polinomio de orden n (momento de primer
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orden) y un componente que tiene en cuenta la autocovarianza (momento de segundo orden) de los
valores de las estaciones de medición.
Para detectar la relación funcional entre el número de fallecimientos diarios y la mortalidad
se ha utilizado el método no paramétrico de alisamiento LOESS. En este método se ajusta un valor
de mortalidad para cada punto de temperatura a través de un procedimiento de regresión ponderado
local. El ancho de banda se fijó en el 0.2% de los puntos, la función de ponderación elegida fue la
tricubo. La función de regresión fue lineal. Modificando el ancho de banda o aumentando el grado
del polinomio ajustamos el grado de alisamiento obtenido.
Finalmente, para cada una de las ZBS se recogió la información sociodemográfica del
último censo (2001). Se dispone de información sobre las personas que viven en el hogar y de las
características de la vivienda. Estas variables se relacionaron con la mortalidad en cada una de las
ZBS para cada una de las semanas. Dado el pequeño numero de fallecidos en cada ZBS y cada
semana, se utilizó un procedimiento de regresión poisson (Schwartz et al., 1996). Como variables
independientes se introdujeron las características de la vivienda y de las personas que vivían en ella
(edad, renta disponible bruta, nivel educativo, estado de la vivienda, posesión de sistemas de
aclimatación, percepción de presencia de espacios verdes, edad de la vivienda, etc.). Además, se
utilizó la razón estandarizada de mortalidad (SMR) entre los años 2000 y 2002 como indicador del
estado de salud de cada una de las ZBS, y las variables de latitud y temperatura máxima para la
relación entre mortalidad y distribución de las temperaturas. Se utilizó un procedimiento “forward”
para la inclusión de variables. La inclusión de variables se basó en la razón de verosimilitud. En el
modelo se incluyen aquellas variables que presentan un nivel de significación menor de 0.05.
3.2. Análisis y resultados.
3.2.1. Temperaturas y distribución espacial de la mortalidad durante los meses de junio a
septiembre de 2003
La ola de calor durante estos meses estivales se caracterizó principalmente por su larga
duración. Como ha señalado el propio Instituto Nacional de Meteorología lo más significativo fue la
persistencia de altas temperaturas, por encima de los valores propios del clima, sin solución de
continuidad desde primeros de junio hasta mediados de agosto4. De hecho, las temperaturas
máximas del municipio superan los 30º C desde principios de junio hasta entrado septiembre, y
durante este mismo periodo las mínimas están siempre por encima de los 17º C.
No obstante, a pesar de la continuidad de temperaturas altas, la serie durante estos meses no
es homogénea. Al contrario, presenta momentos de “respiro”, con temperaturas entorno a los 30º C
de máxima, entre tres picos sucesivos de temperaturas más elevadas: tercera semana de junio,
segunda semana de julio y finalmente las primeras semanas del mes de agosto (figura 1).
Estos tres picos de altas temperaturas presentan diferencias entre ellos. Por un lado, la
intensidad de calor en los tres es creciente en el tiempo, si en junio se alcanzan los 35º C de máxima
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y los 22º C de mínima, en julio se superan esas temperaturas ligeramente y en agosto se llegan a
alcanzar 39º C de máxima y 25º C de mínima. Por otro, la duración de estos momentos de repunte
del calor es mucho mayor en los casos del primer y último de los picos –junio y agosto–, que se
alargan durante dos semanas, mientras es más breve en el mes de julio, donde las temperaturas
extremas se mantienen tan sólo una semana.
Las temperaturas del municipio presentan también diferencias en su distribución espacial.
Eliminando algunas estaciones de medición que introducen anomalías (por ejemplo el caso de I.
Peral), las series de temperatura de cada una de las estaciones de medición presentan un claro
gradiente noroeste-sureste, con diferencias entre las más calurosas –situadas al sur-sureste del
municipio como Usera o Santa Eugenia– y las menos calurosas –situadas en el norte-noroeste de la
ciudad, Casa de Campo, Plaza de España o Chamberí– de más de tres grados. No obstante,
eliminando este componente de tendencia, el cálculo del variograma empírico muestra como la
variación entre las estaciones es prácticamente aleatoria (figura 1).
Podemos hablar, por tanto, de tres olas de calor o tres momentos de espacial crudeza dentro
de una situación de altas temperaturas durante todo el verano, que presentan distintas intensidades y
duraciones (figuras 1 y figura 2). El análisis espacial a escala local de la mortalidad estará influido
por esta distribución temporal y por esa tendencia creciente norte-sur de las temperaturas.
La mortalidad en la población de 65 años y más en el municipio de Madrid, con los datos
del año 2003, comienza a crecer cuando la temperatura máxima se sitúa por encima de los 30º C.
Así se observa en la figura 3, donde se ha considerado la relación entre temperatura máxima y la
mortalidad al día siguiente de la misma. Este crecimiento es inicialmente pequeño y se mantiene
con bajas tasas de incremento entre los 30º y los 34º C. Es a partir de los 34º C cuando la mortalidad
de este grupo de población se dispara de forma brusca.
Como se ha señalado, aunque prácticamente de junio a septiembre se superan los 30º C de
máxima, es durante los tres momentos de especial virulencia de ola de calor cuando los incrementos
de mortalidad son realmente significativos, experimentándose durante los momentos de respiro en
las altas temperaturas descensos importantes de la mortalidad (figura 1)–es lógico que tras un
periodo de especial impacto en la mortalidad, el descenso de las temperaturas posibilite momentos
de bajas tasas de mortalidad, puesto que muchos de los susceptibles no han superado ese momento
de recrudecimiento, algo que, por ejemplo, puede explicar las bajas tasas de la tercera semana de
julio–. La serie de mortalidad reproduce fielmente la descrita en el caso de las temperaturas, y con
apenas 1 o dos días de retraso se repiten en la mortalidad los tres picos de temperaturas máximas,
que correlacionan de forma directa tanto en su intensidad como, sobre todo, en la forma y duración.
Si para el conjunto del municipio la relación entre temperatura y mortalidad es muy
marcada, un análisis espacial de la mortalidad refleja en parte las diferencias que se han encontrado
entre las distintas áreas de la ciudad en la intensidad de las temperaturas. El incremento de la
mortalidad se produce en todo el municipio, y así se traduce en la cartografía realizada para cada
una de las semanas durante estos tres meses (figura 4 a y b), sin embargo, los incrementos de
mortalidad no son homogéneos en el espacio. No obstante, las diferencias tienen que ver no sólo
con la distinta intensidad de las temperaturas en el espacio sino también, como se verá en el
García Palomares, J. C. y Alberdi, J. C. (2005): “Mortalidad en la ciudad de Madrid durante la ola de calor del verano
de 2003”, GeoFocus (Artículos), nº 5, p.19-39. ISSN: 1578-5157
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siguiente apartado, con otro tipo de factores relacionados con la mayor o menor capacidad de hacer
frente a esta situación de calor extremo.
Las características sociodemográficas introducen en la distribución de la tasa de mortalidad
durante una situación con escasa incidencia de la temperatura (se consideró la primera semana de
septiembre como semana de confort climático), diferencias espaciales entre el norte y este de la
ciudad, con tasas de mortalidad que se sitúan en torno a 5‰, y el sur y sobre todo en la zona central
del municipio –distritos de Arganzuela, Retiro o Puente de Vallecas– que casi alcanzan tasas de 7‰
(figura 4 a y b).
Frente a esta situación de normalidad, durante los tres meses estivales la mortalidad crece
en el municipio pero lo hace con distinta intensidad no sólo en el tiempo, también en el espacio,
reproduciendo en gran medida el gradiente norte-sur de diferencias en las temperaturas. Durante los
tres momentos de especial crudeza del calor, las mayores tasas de mortalidad se siguen situando en
espacios centrales de esta zona sur-sureste y es en este espacio donde, además, se dan los mayores
incrementos, acentuándose así las diferencias espaciales de mortalidad. Como adelantábamos
anteriormente, las diferencias de temperatura entre ambos espacios explican en parte estos distintos
impactos, especialmente cuando los 3-4º C de distancia entre el noroeste y el sureste, suponen
rebasar o no el umbral de rápido incremento de la mortalidad, que establecíamos en 34º C. De
hecho, mientras las estaciones del sureste sobrepasan significativamente esa temperatura máxima en
los dos primeros momentos de mayor impacto de calor –final de junio y mediados de julio–, con
temperaturas máximas de hasta 37º C, en el noroeste apenas se alcanzan los 34º C.
Pero el impacto de las altas temperaturas en la distribución espacial de la mortalidad no
depende solo de la intensidad de mismas, juega un papel importante también su persistencia
temporal. Así se refleja en el caso de las dos primeras olas de calor, que con temperaturas similares
pero duraciones distintas, tienen mapas de mortalidad con matices distintos: mayor incidencia en la
mortalidad en el caso de la ola de junio y un ligero desplazamiento de las mayores tasas del sur al
centro del municipio con la duración prolongada de altas temperaturas (figura 4 a y b). De hecho,
este ligero desplazamiento de las altas tasas de moralidad se repite durante la ola de calor del mes
de agosto en la segunda semana de altas temperaturas (figura 4 a y b).
En las tres olas de calor la tasa de mortalidad en el norte se mantiene entorno a 6,5‰, lo
cual induce a pensar que esta población es capaz de hacer frente mejor a las altas temperaturas, y
que existen por tanto otro tipo de factores a considerar, pues no hay diferencias en la mortalidad
entre las olas de calor de junio y julio donde estas zonas apenas alcanzan los 34º C y la ola de calor
de finales de agosto con 35-36º C. Mientras los incrementos de mortalidad en el noroeste son en las
tres olas entorno al 13%, en los espacios de mayor mortalidad son de 25%, 19% y 34% para cada
uno de los picos de mayor calor.
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3.2.2. Factores explicativos en las diferencias espaciales de mortalidad. Análisis de regresión.
El análisis de regresión (tabla 1) permite cuantificar el efecto de la temperatura máxima en
la mortalidad, controlando por otras variables que modifican su impacto. La relación entre la
temperatura y la mortalidad es de tipo polinomial cuadrático, con ambos términos estadísticamente
significativos. El componente cuadrático indica que la mortalidad en relación con la temperatura
alcanza un máximo a partir del cual aumentos de la temperatura no incrementan la mortalidad. El
modelo incluye un componente geográfico de latitud con signo negativo. A mayor latitud, menor
mortalidad. La variable latitud se relaciona con la distribución espacial de las temperaturas. En el
modelo de regresión se utiliza la temperatura media de todas las estaciones. La variable latitud
permite modelizar la sobremortalidad producida por las variaciones de las temperaturas de norte a
sur.
La razón estandarizada de mortalidad (SMR) y la proporción de personas mayores de 75
años presentan un coeficiente positivo estadísticamente significativo, indicando una relación
positiva entre la situación de salud de la población y la mortalidad por efecto del calor. La
mortalidad provocada por la ola de calor no está condicionada sólo por el efecto directo del calor en
el cuerpo humano, actúa también descompensando los pacientes con patologías crónicas
cardiovasculares, respiratorias, digestivas (Naughton M.P. et al. 2002). Los resultados obtenidos en
el estudio están en consonancia con los trabajos consultados. La razón estandarizada de mortalidad
es un indicador con una alta correlación con la situación de salud de la población en la zona. Zonas
con SMR altas son por lo tanto mas susceptibles al efecto de las altas temperaturas, como confirman
estos resultados.
El nivel socioeconómico también se relaciona de forma negativa con la mortalidad,
presentando efectos independientes el nivel de estudios y la renta bruta disponible (Gemmell et al.
2000). Las zonas con un porcentaje elevado de la población sin estudios presentan un riesgo mayor
de morir debido a las altas temperaturas. Este dato avala la necesidad de campañas educativas
básicas, haciendo énfasis en las medidas de prevención. Controlando por el nivel de renta, disponer
de medidas de refrigeración en la vivienda disminuye la mortalidad como indica el coeficiente
negativo de regresión. La literatura recoge el impacto que las medidas de refrigeración en el hogar
tiene en la disminución de la mortalidad (Kalkstein, 1995; Naughton et al. 2002). Este impacto no
se obtiene sin un coste económico y ambiental. Apoyando a estas medidas individuales es necesario
hacer énfasis en las medidas públicas de acondicionamiento urbano. El fenómeno de isla térmica en
Madrid se ubica en la zona centro sur. Sin embargo, ZBS del sur de la ciudad, en principio
sometidas al mismo riesgo, ubicadas cerca de o con mayor masa arbórea, como los alrededores de la
casa de campo o Santa Eugenia, presentan menor mortalidad. Así mismo, en la zona norte,
presentan menor mortalidad las zonas residenciales con un mayor nivel de arbolado. El nivel de
renta presenta además una interacción negativa con la temperatura máxima (Naughton, et al. 2002).
El crecimiento de la mortalidad es multiplicativo y no aditivo con respecto al efecto conjunto de la
renta y la temperatura.
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4. Consideraciones finales
El impacto en la mortalidad que supuso la ola de calor del verano de 2003 en la Europa
meridional, desencadenando incluso una crisis política en Francia con la dimisión del director
general de salud, y la atención puesta en las altas temperaturas con las que se ha abierto el verano de
2004, ha dado una gran relevancia a este tipo de fenómenos, tanto mediática como en la propia
administración sanitaria o en el mundo académico.
No obstante, una revisión bibliográfica exhaustiva permite constatar la escasez de trabajos
que incorporan el análisis a escala local (imprescindible en la planificación) de este tipo de
fenómenos. El estudio de los fenómenos de sobremortalidad en relación a variaciones extremas en
las variables atmosféricas y en especial su aplicación en la planificación sanitaria supone un campo
nuevo en una línea de antigua tradición geográfica. La incorporación de los SIG y su combinación
con herramientas de análisis estadístico permite dar un paso más, complemento importante a los
estudios temporales que se están realizando desde la medicina.
Para ello es necesario incorporar en el sistema de información sanitaria fuentes de datos
georreferenciadas y con la inmediatez que la detección de situaciones de alarma precisa. En unos
análisis en los que se parta de la zonificación sanitaria de referencia e incorpore no sólo la
información referente a temperaturas y las predicciones de las mismas, tal y como se ha realizado en
los planes de prevención de las distintas administraciones públicas, también la información de las
múltiples variables que condicionan los efectos del calor en la salud y que permiten definir y
localizar la población de riesgo en el interior de la ciudad.
Pero además es necesario conocer los efectos directos que la temperatura tiene en la
mortalidad en cada una de las zonas de salud. Con vistas a la toma de decisiones son necesarias
fuentes de datos de mortalidad y morbilidad que, si alcanzar la calidad de los sistemas de
información tradicionales, permitan el estudio, con uno o dos días de retardo, de los incrementos de
mortalidad y su distribución espacial.
Así, la aplicabilidad de este tipo de trabajos es doble. Por un lado, en materia de prevención,
por otro en la gestión sanitaria.
En materia preventiva muchas medidas eficaces tan sólo requieren la concienciación de la
población (la no exposición a altas temperaturas, la adecuada hidratación, etc.), pero en otras es
necesaria la atención activa de los servicios sociales y sanitarios, especialmente en grupos de riesgo
como la población de 65 años y más que vive sola, las zonas de bajos niveles socioeconómicos o
espacios con problemas en la vivienda. La localización de la población diana o de riesgo es
fundamental en el nivel territorial asistencial definido por las ZBS. Este trabajo permite identificar
en el municipio de Madrid la población de riesgo de cada según ZBS al identificar las variables
explicativas de la mortalidad durante el fenómeno de ola de calor de 2003.
Desde la gestión sanitaria, la localización de las ZBS con mayor impacto de la temperatura
en la mortalidad permite prever las medidas necesarias por los centros encargados de su asistencia.
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A nivel de atención primaria podemos saber los centros de salud que atienden las ZBS más
afectadas y la importancia del impacto, de manera que puedan establecer las medidas de
intervención necesarias (visitas a domicilio, actuación en grupos de riesgo, etc.). En la atención
especializada (hospitalaria) se pueden identificar los centros donde se deben concentrar los
refuerzos en los sistemas de urgencia.
Muchas son las variables ambientales que influyen en la mortalidad y la morbilidad de la
población. Aquí se ha puesto la atención en el fenómeno de la ola de calor y se ha realizado un
análisis espacial del mismo con miras a la planificación sanitaria. La importancia que cobra la
dimensión espacial, especialmente la escala local, y las posibilidades que se abren con el uso de los
SIG hace pensar en la necesidad de un SIG Sanitario-Ambiental, en el que se introduzcan tanto la
distribución de las variables ambientales a estudio (temperaturas, humedad, contaminación, etc.)
como la información que permita identificar espacios o poblaciones vulnerables (datos
sociodemográficos, de vivienda, etc.), además de la referencia la zonificación sanitaria y de la
localización de recursos.
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TABLAS
Tabla 1. Modelo de regresión
Coeficientes Std. Error t
Intercepto 5.916738e+001 2.178523e+001 2.715940
T. Máxima 7.529294e-001 1.043756e-001 7.213654 ***
T. Máxima^2 -1.004018e-002 1.515556e-003 -6.624752 ***
SMR 5.966472e-001 1.027558e-001 5.806456 ***
% no Refrig. -1.190151e+000 3.884178e-001 -3.064100 **
Latitud -1.791513e-005 4.872514e-006 -3.676774 **
% mas de 75 1.062556e+000 2.839772e-001 3.741695 **
% sin estudios -1.610430e-002 4.680243e-003 -3.440910 **
Renta * T Max -5.530332e-007 2.551167e-007 -2.167766 *
Residual Deviance: 2318.165 on 1811 degrees of freedom
*** <.001
** <.01
* <.05
FIGURAS
22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35
semana
24,00
26,00
28,00
30,00
32,00
34,00
36,00
38,00
40,00
42,00
44,00
46,00
Temperatura Máxima
Estaciones
CARABANCHEL
CHAMBERÍ
MONCLOA
RETIRO
TETUAN-CHAMARTÍN
USERA
VILLA VALLECAS
Figura 1. Temperaturas máximas. Estaciones de medición.
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8/6/2003 15/6/2003 22/6/2003 29/6/2003 6/7/2003 13/7/2003 20/7/2003 27/7/2003 3/8/2003 10/8/2003 17/8/2003 24/8/2003 31/8/200
3
Junio - Agosto 2003
20
30
40
50
60
70
80
Fallecidos mayores de 64 años
Semana
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
Figura 2. Fallecidos diarios entre la población de 65 años y más en el verano 2003 en el
municipio de Madrid. (Alisamiento mediante método LOESS.)
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36
24,00 27,00 30,00 33,00 36,00 39,00 42,00
Temperatura máxima dia anterior
20
30
40
50
60
70
80
Fallecidos mayores de 64 años
Figura 3. Relación entre temperatura y mortalidad en población de 65 años y más.
García Palomares, J. C. y Alberdi, J. C. (2005): “Mortalidad en la ciudad de Madrid durante la ola de calor del verano de 2003”, GeoFocus (Artículos), nº 5, p.19-39. ISSN: 1578-5157
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Figura 4 a. Distribución de las tasas de mortalidad de la población de 65 años y más en las semanas de ola de calor.
García Palomares, J. C. y Alberdi, J. C. (2005): “Mortalidad en la ciudad de Madrid durante la ola de calor del verano de 2003”, GeoFocus (Artículos), nº 5, p.19-39. ISSN: 1578-5157
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Figura 4 b. Distribución de las tasas de mortalidad de la población de 65 años y más en las semanas de ola de calor (continuación).
García Palomares, J. C. y Alberdi, J. C. (2005): “Mortalidad en la ciudad de Madrid durante la ola de calor del
verano de 2003, GeoFocus (Artículos), 5, p. 19-39. ISSN: 1578-5157
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1 En Francia más de 15.000 muertes fueron atribuidas a las elevadas temperaturas.
2 La zonificación sanitaria es la división territorial con fines asistenciales. En la Comunidad de Madrid se establecen
tres tipos de unidades espaciales jerarquizadas: las ZBS (para la atención primaria), los distritos de salud (atención
especializada extra-hospitalaria) y las áreas de salud (atención hospitalaria) La agrupación de ZBS da lugar a los
distritos sanitarios y la agrupación de distritos a las áreas de salud.
3 Los callejeros digitales, tanto a nivel de portal como de tramos de calle, son elaborados por el Instituto de
Estadística de la Comunidad de Madrid. La cartografía de ZBS es del Servicio de Planificación Sanitaria de la
Comunidad de Madrid.
4 http://www.inm.es/web/izq/noticias/meteonoti/ola_calor_ago_03.html
... La afección del cambio climático sobre la salud de las personas es una de las mayores preocupaciones en materia de salud pública en la actualidad (WHO y WMO, 2012;Tong et al., 2016;Linares et al., 2017), dado que el cambio climático además del calentamiento de las temperaturas medias conlleva una mayor frecuencia de episodios meteorológicos extremos como olas de calor, seguías o inundaciones. Las olas de calor aumentan directamente la mortalidad, en especial al agravar patologías de base de personas con enfermedades cardiovasculares o respiratorias (Robine et al., 2008;García-Palomares y Alberdi, 2005) y tienen efectos diferenciados también en función de características socioeconómicas de la población y de características del entorno urbano y constructivas de las viviendas (Xu et al., 2013). Otro factor de pérdida de salud es la frecuencia de noches con temperaturas mínimas superiores a los 20ºC, cada vez más numerosas debido al cambio climático, dado que afectan negativamente al descanso en las horas de sueño, favoreciendo el agravamiento del estado de personas con patologías de base Obradovich, Migliorini, Mednick y Fowler, 2017). ...
... A nivel de investigación, en los países anglosajones y también en otros lugares con distintas tradiciones académicas sobre la ciencia de la Geografía, como Portugal, Europa Central y del Este y América Latina, es relativamente frecuente que existan investigadores de Geografía especializados en Geografía de la Salud, trabajando en colaboración con investigadores de otras ramas del conocimiento (véanse las siguientes obras colectivas: Santana-Juárez et al., 2014;Dzúrová, Csémy, Spilková y Lustigová, 2015;Santana, 2015). En cambio, en España esto ocurre hasta el momento de una manera puntual, si bien hay un creciente número de investigadores españoles de Geografía trabajando sobre Geografía de la Salud (véase Fernández- Mayoralas et al., 1993;Gutiérrez-Puebla et al., 2002;García-Palomares y Alberdi, 2005;González-Pérez, 2005;Prat et al., 2009;Abellán-García et al., 2011;Sundström et al., 2011;Lardiés-Bosque et al., 2013;Tamayo-Uria et al., 2013;Fernández de Arróyabe et al., 2015;Barceló et al., 2016;Cebrecos et al., 2016;Díez et al., 2016;Moreno-Jiménez et al., 2016;Prieto-Flores et al., 2017;Rodríguez-Rodríguez et al., 2017;Llorente et al., 2018;Rojo-Pérez et al., 2018). La primera publicación sobre la materia en España fue realizada por Olivera (1986). ...
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SPANISH: Se realiza un análisis sobre los campos de estudio y las aplicaciones en la planificación territorial y urbana de la Geografía de la Salud, rama de la Geografía que analiza cómo las variables socioeconómicas, ambientales y urbanísticas afectan a la salud de la población a distintas escalas. La Geografía de la Salud puede ayudar a detectar ciertas causas de las desigualdades de salud de la población en el territorio y es útil para planificar entornos saludables y para establecer medidas adecuadas de prevención y atención sanitaria. La relevancia científica global de los estudios de Geografía de la Salud es cada vez mayor y se están dando una serie de condiciones para que destaque como una rama muy relevante de la Geografía aplicada. ENGLISH: An analysis on the study fields and applications of the Health geography in the regional and urban planning is made. Health Geography is a branch of Geography that analyzes how socioeconomic, environmental and urban variables affect the health of the population at different scales. Health Geography can help to detect certain causes of the health inequalities of the population in the territory and is useful for planning healthy environments and for establishing adequate prevention and health care measures. The global scientific relevance of the Heath Geography is increasing and a series of conditions are being given to stand out as a very relevant branch of the Applied Geography.
... Trabajos como el del Eurowinter Group (1997) ponen de manifiesto las relaciones entre el frío y mortalidad en determinadas enfermedades relacionadas con el sistema circulatorio humano en diferentes regiones de Europa. Por su parte, García y Alberdi (2006) analizan la mortalidad en Madrid durante la ola de calor del 2003 determinando una relación estadística significativa y positiva entre la situación de salud de la población y la mortalidad por efecto del calor Los impactos del calor y la mortalidad han sido ampliamente estudiados, entre otros, por (Kalkstein et al. 1996;Keatinge et al., 2000;Hajat, 2002y Kovats et al., 2005. Es conocido que la morbi-mortalidad presenta una dinámica estacional caracterizada por la aparición de un máximo invernal y un pico estival de menor amplitud, aunque a veces más intenso desde el punto de vista de sus efectos en salud que el exceso de morbi-mortalidad invernal (Mackenbach et al., 1992y Anderson, 1985. ...
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La presente reseña bibliográfica está referida al tema de los extremos bioclimáticos asociados al calor y su influencia en la salud. La misma forma parte del proyecto de investigación: "Efectos meteoro-trópicos peligrosos asociados a las sensaciones térmicas extremas en Cuba". La metodología empleada se enmarca dentro del análisis bibliográfico y documental sobre la base de la bibliografía disponible referente al tema objeto de estudio. Fue posible constatar la diversidad de acepciones, conceptos, criterios, índices e indicadores presentes en el ámbito nacional, y más aún a escala global, con respecto los extremos bioclimáticos relacionados con las temperaturas, específicamente por calor y su influencia en la salud. El trabajo realizado sirve de base para el estudio de los extremos térmicos por calor en Cuba y para ello se propone analizar el Índice de Calor Sofocante y el indicador de Condición de Calor Intenso además de los criterios de ola de calor que toman en cuenta umbrales basados en percentiles de manera que pueda ser definido un criterio para el país basado en el comportamiento de las sensaciones térmicas. De esta forma se podrá disponer en una primera aproximación las condiciones extremas por calor potencialmente capaces de producir efectos meteoro-trópicos peligrosos sobre la población vulnerable en Cuba. evento extremo, confort térmico, sensación térmica, estrés térmico, ola de calor.
... In the case of the catastrophic heat wave that hit Europe the summer of 2003, the consequences were terrible, especially for the older population. In Spain caused 5.440 deaths (García Palomares and Alberdi, 2005); in Madrid there were 1,273 killed more than in 2002; in Barcelona deaths grew 60% between July 1 and August 15, and in Seville 100% between 8 and 18 August compared to the previous year (Trejo et al, 2005). ...
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This paper describes the temperature extremes recorded in Spain since 1900 and analyzes the main episodes of heat and cold weather. It details also synoptic patterns that cause heat waves and cold waves, with direct consequences. Finally, the study describes a trend analysis from the annual frequency of extremely hot days (EHD) and extremely cold days (ECD). An EHD has been defined as one in which the maximum temperature exceeds the threshold of 95% of the distribution of daily maximum temperatures; an ECD is defined as a day whose minimum temperature is within the lowest 5% of the daily temperature series for each observatory.
... Los estudios de mortalidad en función de la temperatura se concentran en la población de 65 años y más, que es el tramo poblacional más afectado por las modificaciones de temperatura y que tiene mayor riesgo de mortalidad. Alberdi y Palomares (2005) realizan un estudio sobre la sobremortalidad causada por las olas de calor sobre Madrid (Alberdi and Palomares, 2005). La relación temperatura sobremortalidad señalada en los estudios enfatizan una gráfica en "V", esto quiere decir que a más baja o más alta temperatura hay más mortalidad y la menor mortalidad se encuentra en una temperatura entre la mínima y la máxima que bordea los 13 grados Celsius (Gómez Acebo, 2010). ...
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El proyecto se enfoca en el estudio, análisis e influencia de los elementos que intervienen en el fenómeno de la isla de calor atmosférica y superficial y su relación. El incremento de la temperatura local por el crecimiento del área urbana construida, del parque automotriz, la disminución del arbolado urbano y de los espacios de áreas verdes con sus efectos son algunos de los problemas en la elaboración del modelo, que a priori se aprecian en el sistema urbano de una ciudad. Los factores se relacionan con el balance energético del sistema urbano, junto con variables físicas propias del entorno (Tamini, 2010). Se desea relacionar los elementos de mayor influencia dentro de un modelo, que aspectos tienen en común la isla de calor atmosférica y superficial en el modelo para proponer estrategias de mitigación sostenibles sobre su efecto en un sistema urbano. Las islas de calor o UHI (Urban Heat Island) han sido estudiadas, desde 1818 hasta la fecha, con diversas metodologías y en distintas zonas geográficas (Carreras et al., 1990). Se reconoce desde esta base su repercusión en el aumento de la temperatura del sistema urbano, su relación directamente proporcional con el tamaño de la mancha urbana, y su efecto sobre el incremento del consumo de energía, de la emisión de contaminantes y gases efecto invernadero, lo que resulta en problemas de salud y problemas de confort (Tamini, 2010). La relevancia del estudio está relacionado con la mitigación de los efectos nocivos para la salud humana y el medio ambiente, considerando que se estima, según informe mundial sobre los asentamientos humanos 2009 ONU-HABITAT, que antes del año 2050 el 70% de la población vivirá en la zona urbana. Por lo que se considera necesario un estudio de esta índole para colaborar en la planificación estratégica del sistema urbano. El presente estudio se enfoca a elaborar un diagrama de flujo con los elementos de la UHI mediante la técnica de dinámica de sistema
... In the case of the catastrophic heat wave that hit Europe the summer of 2003, the consequences were terrible, especially for the older population. In Spain caused 5.440 deaths (García Palomares and Alberdi, 2005); in Madrid there were 1,273 killed more than in 2002; in Barcelona deaths grew 60% between July 1 and August 15, and in Seville 100% between 8 and 18 August compared to the previous year (Trejo et al., 2005). ...
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This paper describes the temperature extremes recorded in Spain since 1900 and analyzes the main episodes of heat and cold weather. It details also synoptic patterns that cause heat waves and cold waves, with direct consequences. Finally, the study describes a trend analysis from the annual frequency of extremely hot days (EHD) and extremely cold days (ECD). An EHD has been defined as one in which the maximum temperature exceeds the threshold of 95% of the distribution of daily maximum temperatures; an ECD is defined as a day whose minimum temperature is within the lowest 5% of the daily temperature series for each observatory.
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Los estudios de eventos meteorológicos urbanos permiten obtener información útil para diseñar planes de manejo del territorio. Ciertos eventos meteorológicos que no necesariamente son extremos afectan a la población, al arbolado urbano, a la infraestructura edilicia, al confort del habitante, etc. En este contexto, el objetivo de este trabajo fue estudiar los impactos de distintos eventos meteorológicos urbanos a escala local y micro-local en la ciudad de Bahía Blanca, Argentina. Para ello, se diseñaron e instalaron diez estaciones meteorológicas que registraron información en alta frecuencia en distintos vecindarios de la ciudad. Se identificaron eventos de vientos fuertes del norte y del sur, olas de calor, olas de frío, chubascos, nieblas y heladas. La relevancia de analizar las variaciones térmicas y de la humedad relativa en alta frecuencia es que permitieron identificar que las diferencias propias del paisaje urbano manifestaron comportamientos particulares. Las distintas coberturas del suelo determinadas por la cantidad de arbolado urbano, calles pavimentadas, parques y plazas definieron comportamientos meteorológicos diferentes a escala micro-local. Los resultados de esta investigación representan información indispensable para orientar los futuros planes de manejo del espacio urbano.
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El presente trabajo describe los extremos de temperatura registrados en España desde el año 1900 y analiza los principales episodios climáticos de calor y frío. Se detallan, asimismo, los patrones sinópticos que originan estas oleadas cálidas y frías, con sus consecuencias más directas. Finalmente, se realiza el estudio de su tendencia a partir de la frecuencia anual de días de calor extremo y días de frío extremo, definidas respectivamente por el percentil 95% de la distribución de las temperaturas máximas diarias, y el percentil 5% de la serie de temperaturas mínimas diarias de cuatro observatorios representativos del comportamiento térmico de la península Ibérica.
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A cohort of 72,740 persons for whom information on household air-conditioning was available was monitored for mortality via the National Death Index from April 1980 through December 1985. A total of 2, 275 deaths occurred among the members of this cohort. The basic question addressed was whether persons in households with air-conditioning experienced lower death rates during hot weather than persons in households without air-conditioning. This question was examined for both central and room air-conditioning. The analysis was based on a state-by-state approach, that cross-tabulated deaths by air-conditioning status (yes or no) and average temperature during the month of death (<21.2°C (<70°F) or >21.2°C (>70°F)). The Mantel-Haenszel and sign tests were used to summarize the data. For central air-conditioning versus no air-conditioning, statistically significant benefits (p < 0.05, Mantel-Haenszel test) were observed for the overall total, for females, for persons not in the labor force, and for persons living in fewer than six rooms. These groups had more exposure to air-conditioning. The relative risk for the total group was 0.58, implying that in hot weather, the death rate for persons who had central air-conditioning was 42 percent lower than the rate for persons who did not have air-conditioning, after confounding variables had been controlled for. For room air-conditioning versus no air-conditioning, the odds ratio for the total group was 0.96, which was not significantly different from 1.0, suggesting that no real benefit was derived from room air-conditioning. Some reasons for the lack of a demonstrable benefit for room air-conditioning are given.
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Objective To investigate the influence of environmental variables on daily mortality, due to respiratory and cardiovascular diseases, in the C.M. from 1986 to 1991. Methodology The environmental and mortality variables are correlated between cold and heat effects, checking the possible coincidence of models between temperature and mortality by Box-Jenkins models. The filtered mortality is correlated to the daily average temperatures, for 0-15 lags. Results The minimum daily mortality is produced in an average temperature of 23.9°. There exists a correlation (p < 0.001) between cold temperature and all the mortality causes in the 15 analized lags. A correlation (p < 0.01) to vascular diseases appears with hot temperature and, among them, with cerebrovascular accidents (ACVA) in women for 0-3 lags. Conclusions Cold temperatures increase the mortality for all the analized lags and causes. The heat produces immediate effects on the mortality by ACVA in women.
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The heat wave that struck France in 2003 has been accompanied with an estimated 15 000 excess deaths. This paper stresses the difficulties of the epidemiology of such an event. The relevant clinical and biological information is incomplete or even inaccessible and many of the deaths are due to multiple factors. The data presently available indicate that the deaths occurred in persons already vulnerable, and that the heat wave caused a five- to eight-month loss of lifetime for the affected individuals. There is a noteworthy similarity between the profiles of this exceptional summer mortality surge, and those of many past winters when similar or larger excess mortalities have occurred without as yet eliciting much public attention. To cite this article: A.-J. Valleron, A. Boumendil, C. R. Biologies 327 (2004).
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Most data on winter excess mortality from cardiovascular disease have been reported from countries with large seasonal temperature variations. In this study, the contribution of environmental temperature to ischaemic heart disease (IHD) and stroke mortality was evaluated in a country with relatively small variations in seasonal temperature. The association between monthly temperature and cause-specific monthly proportion of annual mortality was studied in the population of Israel aged 45 years and over for the period 1976-85. Population size in this group averaged nearly 1 million people during the study period, and about 40&percnt; of all deaths were due to IHD or stroke. For men, IHD mortality was 51&percnt; higher and stroke mortality 48&percnt; higher in mid-winter than in mid-summer; for women the respective figures were 48&percnt; and 40&percnt;. In cosinor analysis for months above and below the median minimum temperature, it was shown that excess mortality in winter was greater in years below the median minimum temperature in almost all age-sex categories. In partial correlation analysis, most of the variation in IHD and stroke mortality was explained by variation in minimum monthly temperature. These findings strongly support the role of environmental temperature in excess winter mortality from cardiovascular disease over a wide age range, and efforts should be directed at identifying intervention measures which could significantly reduce the incidence of premature mortality.