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Los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo
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VOLUMEN: 6 NÚMERO: 13
LOS MIEDOS EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA:
UN ESTUDIO DESCRIPTIVO
F. Xavier Méndez
Cándido J. Inglés
Mª Dolores Hidalgo
José M. García-Fernández
Mª José Quiles
Universidad de Murcia (Spain)
Universidad de Murcia (Spain)
Universidad de Murcia (Spain)
Universidad de Murcia (Spain)
Universidad Miguel Hernández (Spain)
El miedo constituye un primitivo sistema de alarma que ayuda al niño a evitar situaciones potencialmente peligrosas.
Es una emoción que se experimenta a lo largo de la vida, aunque las situaciones temidas varían con la edad. El desarrollo
biológico, psicológico y social, propio de las diferentes etapas evolutivas (infancia, adolescencia, etc.), explica la
remisión de unos miedos y la aparición de otros nuevos para adaptarse a las cambiantes demandas del medio (Pelechano,
1981). Los miedos son muy frecuentes durante la infancia, de modo que prácticamente todos los niños refieren al menos
un temor importante (Sandín, 1997). Sin embargo, el miedo puede llegar a constituir un trastorno fóbico, generando
malestar clínicamente significativo y repercutiendo negativamente en el área personal, familiar, escolar y/o social.
Afortunadamente los miedos desproporcionados y desadaptativos son menos habituales, aceptándose que el índice de
fobias en la infancia no sobrepasa el 8% (King, Hamilton y Ollendick, 1994).
La prevalencia de los miedos y fobias en niños y adolescentes es un tema de interés en psicopatología del desarrollo,
habiéndose llevado a cabo numerosas investigaciones en este campo mediante la administración de pruebas de papel y
lápiz (Dong, Yang y Ollendick, 1994; Gullone y King, 1993; King et al, 1989; Ollendick, 1983; Ollendick, King y
Frary, 1991; Ollendick, Matson y Helsel, 1985; Ollendick, Yule y Ollier, 1991; Slee y Cross, 1989). Estos estudios
muestran que entre el 30% y el 50% de los niños presentan uno o varios miedos intensos. Consistentemente aparecen
diferencias de género y edad, encontrándose que las niñas puntúan por encima de los niños en los inventarios de miedo,
de la misma manera que los niños de ambos sexos obtienen puntuaciones superiores a los adolescentes. Así, Ollendick
(1983) encontró que la media de miedos excesivos era de 13 para las chicas y 9 para los chicos.
Los estudios longitudinales ponen de manifiesto los cambios evolutivos en este terreno. Durante el primer año son
más frecuentes los miedos relacionados con estímulos intensos o desconocidos, como ruidos fuertes y personas extrañas.
Hasta los seis años son comunes los temores relacionados con animales, tormentas, oscuridad, seres fantásticos como
brujas o fantasmas, catástrofes y separación de los padres. A partir de los seis años aparece el miedo al daño físico, al
ridículo y, algo más tarde, a las enfermedades y accidentes, al bajo rendimiento escolar y a las desaveniencias entre los
padres. De los 12 a los 18 años predominan los miedos que tienen que ve con las relaciones interpersonales y la pérdida
de la autoestima (Echeburúa, 1993; Méndez, Inglés e Hidalgo, 2002). En general, los miedos físicos (animales,
tormentas, daño, etc.,) disminuyen, mientras que se acentúan los miedos sociales (ridículo, rechazo, hablar en público,
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etc.) (Graziano, DeGeovanni y García, 1979).
También se han encontrado cambios en el número de miedos en función del desarrollo. En una revisión de la
investigación, Ferrari (1986) encontró un descenso consistente en el número de miedos con la edad, aunque de los 9 y 10
años hay una tendencia a aumentar el número de miedos.
Sin embargo, la relación entre edad y diversos tipos de miedos no es tan sencilla. Algunos resultados apuntan a un
rebrote de los miedos entre los 11-13 años, para descender posteriormente a partir de los 14-15 (Dong et al., 1994;
Miller, Barret y Hampe, 1974). También se ha constatado que algunos tipos de miedos, como al daño físico y a la
muerte, obtienen una mayor prevalencia independientemente del nivel de desarrollo (Báguena y Chisbert, 1998; Gullone
y King, 1993; Méndez, 1999; Ollendick et al, 1985).
Otro aspecto que influye en los patrones de psicopatología infantil y adolescente son los factores culturales (Elbedour,
Shulman y Kedem, 1997). Más específicamente, las creencias mediatizadas culturalmente, los valores y las tradiciones
asociadas con las prácticas de socialización juegan un papel destacado en la clase de problemas que padres, profesores y
los otros significativos perciben en niños y adolescentes problemáticos.
En general, los miedos pueden ser descritos como fenómenos normales y los asociados con la edad tienden a
considerarse transitorios y de corta duración (Morris y Kratochwill, 1983). Sin embargo, en una proporción de niños y
adolescentes pueden convertirse en crónicos debido al condicionamiento, modelamiento e información negativa (Báguena
y Chisbert, 1998). Por ello es necesaria más investigación que permita establecer las normas que permitan diferenciar los
distintos miedos "normales" de los clínicos en la infancia. Asimismo, es preciso determinar con mayor precisión qué
fases evolutivas se asocian más específicamente a distintos tipos de miedos (Sandín, Chorot, Valiente y Santed, 1998) y
mejorar la comprensión de los miedos considerados "normales" con el fin de mejorar la comprensión de los patológicos.
Este interés se une al hecho de que la adolescencia es una etapa crítica para el desarrollo de fobias y otros trastornos de
ansiedad. De hecho se considera que las fobias específicas y sociales tienen su entrada en la infancia y la adolescencia
(Bados, 2001; Essau, Conradt y Petermann, 1999; Inglés, Méndez e Hidalgo, 2001; Méndez, 1999; Monjas, 2000; Öst,
1987; Schneier, Johnson, Horning, Liebowitz y Weissman, 1992; Sheehan, Sheehan y Minichello, 1981; Thyer, Parrish,
Curtis, Nesse y Cameron, 1985; Wittchen, Essau, von Zerssen, Krieg y Zaudig, 1992). Asimismo, los trastornos de
ansiedad presentes durante la adolescencia, aparte de poder subsistir durante la edad adulta, son un factor de riesgo
importante para sufrir otros trastornos de ansiedad y, en general diferentes alteraciones psicopatológicas durante las
etapas adultas (Sandín y Chorot, 1995).
Los miedos infantiles reflejan algo de la concepción infantil del mundo y de su lugar en él (Slee y Cross, 1989). En
cuanto el niño va creciendo, las habilidades cognitivas permiten un mayor entendimiento de su ambiente y, en
consecuencia, un descenso o cambios en los temores. Este entendimiento está muy relacionado con el contexto en el que
vive el niño.
Se han estudiado los miedos en diferentes sociedades semejantes a la nuestra como la australiana o americana (King et
al., 1989; Ollendick et al., 1985). En nuestro país se han realizado, durante los últimos años, diversos estudios acerca de
la prevalencia e intensidad de los temores en la infancia y adolescencia (Báguena y Chisbert, 1998; Martínez y Monreal,
1982; Moreno, Párraga y Rodríguez, 1987; Pelechano, 1991; Pelechano, Báguena, Botella y Roldán, 1984; Peña, 1995;
Sandín y Chorot, 1998). La Tabla 1 muestra las principales características y resultados de estos estudios.
Tabla 1
Estudios epidemiológicos sobre miedos infantiles en población española
Estudio Sujetos Instrumento Resultados
Número Edad Nombre Informante Sexo Edad Principales miedos
Pelechano
(1981) 670 2-9
años Inventario de
Miedos Padres Niñas: Más miedos que
los niños. Diferencias
significativas en miedo
a animales y a peligro
imaginado
?? Volumen miedos.
Diferencias entre 4-5 a. /
6-9 a.
Daño corporal y
físico, situaciones
sociales agresivas
y/u hostiles y
percepción de
situaciones
peligrosas
Martínez y
Monreal (1982) 160 12-14
años Tres preguntas
abiertas Niños Sólo diferencias
sexuales en "mundo
extraño y misterioso"
más temido por los
chicos
?? A la oscuridad y a la
muerte Oscuridad, reptiles,
pesadillas y
muerte
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Pelechano,
Báguena,
Botella y
Roldán (1984)
582 4-9
años Inventario de
Miedos Padres ---
? Fenómenos
meteorológicos, sangre y
relatos terror
?? Resto temores
---
Móreno,
Párraga y
Rodríguez
(1987)
150 6-14
años Inventario de
Miedos Niños Todos los factores las
chicas por encima de
los chicos
? Fenómenos naturales,
lugares cerrados y a la
violencia física
Diferencias significativas
entre los niños del ciclo
inferior frente a los del
ciclo medio y superior
+: Muerte padres y
hermanos,
guerra, pérdida
cariño, muerte
propia y de amigos
-: Gatos, viajar
coche, escuela,
montar bicicleta,
viajar tren,
ranas, médicos
Peña (1995) 241 7, 10 y
13 Inventario de
Miedos Niños ---
? Todos los miedos - Miedo animales
Miedo a lugares
cerrados
Báguena y
Chisbert (1998) 837 10-14 Inventario de
Miedos Niños Chicos: Los miedos
específicos alcanzan su
nivel más bajo antes de
los 10 años, mientras
los sociales aumentan a
partir de los 12
Chicas: Miedo a la
muerte alto en todas las
edades
? Miedos específicos a
partir de los 10 años y
estabilidad a partir de los
12
+: Muerte seres
queridos, daño
físico y violencia
-: Fenómenos
naturales
Sandín, Chorot,
Valiente y
Santed (1998)
151 9-11 Fear Survey
Schedule for
Children-
Revised
(versión
española)
Niños Chicas: Miedos más
intensos y mayor
número de miedos.
Diferencias en
pequeños animales y
daños menores
--- +: Peligro, muerte,
fracaso, crítica,
desconocido,
pequeños animales
y médico.
Estas investigaciones se han realizado con cuestionarios, inventarios y/o escalas. Éstos, en comparación con otros
procedimientos de evaluación, son fáciles de administrar y conllevan un bajo coste de tiempo y dinero (Sandín y Chorot,
1998). Actualmente, la gama de instrumentos validados para población española es bastante amplia, algunos de estos se
comentarán en las líneas siguientes.
El pionero fue el Inventario de Miedos de Pelechano (1981; Pelechano et al., 1984). Consta de 103 ítems (100 versión
revisada) con tres alternativas de respuesta (mucho, algo, nada). Está destinado a niños pequeños, por lo que ha sido
diseñado para ser contestado por los padres (en su primera versión fue aplicado a progenitores de niños de 2 a 9 años).
Consta de 7 factores racionales: miedo a los animales, a los fenómenos meteorológicos, al daño corporal y
enfermedades, a la muerte, a situaciones personales hostiles y agresivas, a los lugares cerrados y a la violencia física real
o imaginada. Esta agrupación en factores lógicos ha sido empleada en trabajos posteriores (Moreno et al., 1987; Peña,
1995). En un segundo estudio (Pelechano et al, 1984) se realizó el análisis empírico del cuestionario que mostró 11
factores de primer orden: Miedo a los animales, a los fenómenos meteorológicos, a daño físico o amenaza de personas, a
la sangre, a símbolos-ritos de muerte, a muerte de seres queridos, miedo social I (fracaso y rechazo), miedo social II
(gente desconocida, gente numerosa), miedo social III (violencia entre personas), miedo lugares cerrados y miedo a la
imaginación conectada con relatos de miedos. Estas subescalas han dado lugar a 3 factores: Miedo social, miedos físicos
y miedo a la muerte (Pelechano et al, 1984), siendo utilizado posteriormente por Báguena y Chisbert (1998).
El Inventario de Miedos (Sosa, Capafóns, Conesa-Peraleja, Martorell, Silva y Navarro, 1993) está inspirado en el Fear
Inventory de Cautela, Cautela y Esonis (1983) y se encuentra formado por 74 ítems con tres alternativas de respuesta
(mucho, algo o nada). Evalúa a niños de 9 a 15 años. Las propiedades psicométricas son satisfactorias y ha sido el
primero de los mencionados anteriormente desarrollado y validado con población española.
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Por último, el Fear Survey Schedule for Children (FSSC-R) (Ollendick, 1983; Ollendick et al., 1991) consiste en una
forma revisada por del FSSC de Scherer y Nakamura (1968). Esta versión consta de 80 ítems con tres alternativas de
respuesta (nada, algo y mucho). Los estudios factoriales realizados con el instrumento concluyen la emergencia de cinco
factores: miedo a lo desconocido, miedo a las heridas y animales pequeños, miedo al peligro y a la muerte y miedos
médicos. Es el instrumento más ampliamente utilizado en la literatura de habla inglesa y ha sido administrado,
principalmente, a niños y adolescentes australianos normales y con enfermedades crónicas. Ha sido traducido
recientemente al español por Sandín y Chorot (1998) y se encuentra en proceso de validación psicométrica. El primer
estudio realizado con población española obtienen la misma estructura factorial propuesta por el autor de FSSC-R y
obteniendo un coeficiente de fiabilidad elevado (alpha=0,95) (Sandín y Chorot, 1998).
El objetivo de este estudio consistió en examinar la frecuencia e intensidad de los miedos en niños y adolescentes de 7
a 17 años, ampliando los estudios realizados hasta la fecha en varios aspectos:
Se utiliza por primera vez como instrumento de evaluación el Inventario de Miedos de Sosa y colaboradores,
desarrollado y adaptado con población española
Se incrementa de forma importante las muestras utilizadas hasta ahora tanto en el número total de sujetos como
en el rango de edad.
MÉTODO
Sujetos
Se reclutaron 3.089 sujetos, de los que 46 (1,49%) fueron excluidos del estudio debido a omisiones o errores en sus
respuestas o por no obtener el consentimiento informado de sus padres para participar en la investigación. La muestra se
compuso de 3.043 estudiantes, de segundo curso de Educación Primaria a segundo curso de Bachillerato, seleccionados
aleatoriamente en 16 centros, doce públicos y cuatro privados, de la provincias de Alicante y Murcia. El rango de edad
fue de 7 a 17 años (M = 11,88; DT
= 2,52). En la Tabla 2 se presenta la distribución de los sujetos de la muestra por
género y edad.
Tabla 2
Número (y porcentaje) de sujetos de la muestra clasificados por género y edad
7 años 8 años 9 años 10 años 11 años 12 años 13 años 14 años 15 años 16 años 17 años Total
Varones 71
(2,33%)
102
(3,35%)
115
(3,78%)
156
(5,13%)
213
(7,00%)
230
(7,56%)
223
(7,33%)
213
(7,00%)
109
(3,58%)
71
(2,33%)
59
(1,94%)
1562
(51,33%)
Mujeres 63
(2,07%)
122
(4,01%)
105
(3,45%)
168
(5,52%)
197
(6,47%)
221
(7,26%)
201
(6,61%)
199
(6,54%)
91
(2,99%)
64
(2,10%)
50
(1,64%)
1481
(48,67%)
Total 134
(4,40%)
224
(7,36%)
220
(7,23%)
324
(10,65%)
410
(13,47%)
451
(14,82%)
424
(13,93%)
412
(13,54%)
200
(6,57%)
135
(4,44%)
109
(3,58%)
3043
(100%)
Por medio de la prueba ? 2
de homogeneidad de la distribución de frecuencias, se comprobó que no existían
diferencias significativas entre los 22 grupos de género x edad, ? 2 = 6,16; p = 0,802. El tamaño del efecto (Phi = 0,04)
confirmó que la diferencia fue insignificante.
Instrumento
El Inventario de Miedos (Sosa et al., 1993) evalúa el grado de miedo experimentado por niños y adolescentes ante una
amplia gama de objetos y actividades. Consta de 74 ítems que se valoran mediante una escala Likert de tres puntos (0 =
Nada de miedo; 1 = Algo de miedo; 2 = Mucho miedo). Las respuestas de 1.237 sujetos se sometieron a análisis
factorial de componentes principales con rotación varimax, reteniéndose 54 ítems que saturaron por encima de 0,35,
agrupados en 10 factores que explicaron el 46,27% de la varianza: Miedo a la Muerte (MU), Miedo a la Soledad-
Fantasías (SF), Miedo a los Animales (AN), Miedo a los Fenómenos Naturales (FN), Miedo a los Médicos (ME), Miedo
a la Autoridad (AU), Miedo a lo Desconocido (DE), Miedo a la Evaluación del Rendimiento (ER), Miedo a Separarse de
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los Padres (SP), y Miedo al Contacto Físico (CF). Con estos diez factores se repitió el análisis de componentes
principales, obteniéndose tres factores de segundo orden que explicaron el 65,01% de la varianza: Miedos Físicos (MF),
que incluye los cinco primeros factores de primer orden, Miedos Sociales (MS), que comprende los cuatro segundos
factores de primer orden, y Miedo al Contacto Físico, que corresponde al factor de primer orden equivalente. En la
matriz sin rotación varimax los factores de primer orden saturaron por encima de 0,55 en el mismo factor, excepto el
Miedo al Contacto Físico, por lo que se denominó Miedos Infantiles (MI) al factor general resultante de agrupar los
Miedos Físicos y los Miedos Sociales excluyendo el mencionado Miedo al Contacto Físico. En la Figura 1 se ofrece la
estructura factorial propuesta por los autores.
Los factores de primer orden con coeficientes de consistencia interna (alpha de Cronbach) más bajo y más alto
respectivamente fueron el Miedo a la Evaluación del Rendimiento (0,61) y el Miedo al Contacto Físico (0,92). La
consistencia interna de los factores de segundo orden y del factor general fue elevada: Miedos Físicos (0,96), Miedos
Sociales (0,91), y Miedos Infantiles (0,97). La fiabilidad test-retest de los factores de primer orden, para un intervalo de
tres semanas, se situó entre 0,52 (Miedo a Separarse de los Padres) y 0,75 (Miedo al Contacto Físico). La estabilidad
temporal de los factores de segundo orden y del factor general fue aceptable: Miedos Físicos (0,75), Miedos Sociales
(0,63), y Miedos Infantiles (0,71).
La validez se calculó mediante el procedimiento de grupos contrastados (Sosa, 1985). El inventario discriminó a niños
y adolescentes sin y con diferentes problemas psicológicos, especialmente comportamientos internalizantes. Por otro
lado, el signo y la magnitud de las correlaciones con sinceridad, socialización, autoconcepto, depresión, refuerzos,
asertividad, pensamiento irracional y ansiedad, fueron los esperados.
Figura 1
Estructura factorial de los miedos infantiles según el Inventario de Miedos de Sosa et al. (1993)
FACTOR
GENERAL
MI
40,47%a
48 (0-96)b
FACTORES
ESPECÍFICOS DE
SEGUNDO ORDEN
MF
27,07%
30 (0-60)
MS
22,63%
18 (0-36)
CF
15,31%
6 (0-12)
FACTORES
ESPECÍFICOS DE
PRIMER ORDEN
MU
6,89%
9 (0-18)
SF
5,83%
8 (0-16)
AN
4,33%
5 (0-10)
FN
3,50%
5 (0-10)
ME
3,01%
3 (0-6)
AU
6,50%
6 (0-12)
DE
4,21%
5 (0-10)
ER
4,13%
4 (0-8)
SP
4,12%
3 (0-6)
CF
3,75%
6 (0-12)
a Porcentaje de varianza explicada
b Número de ítems (rango de puntuaciones)
Procedimiento
Se llevó a cabo una entrevista con los directores y los jefes de los departamentos de orientación de los centros
participantes para exponer los objetivos de la investigación, describir el instrumento de evaluación, solicitar permiso y
promover su colaboración. Posteriormente se celebró una reunión con los padres para explicarles el estudio y solicitar el
consentimiento informado por escrito autorizando a sus hijos a participar en la investigación. El inventario fue
contestado colectivamente en el aula en grupos aproximadamente de veinticinco escolares. Con los niños más pequeños
(7 y 8 años) la aplicación se realizó en grupos reducidos (5-10 sujetos). Se procedió a la entrega de los ejemplares con
las instrucciones y de las hojas de respuesta para su corrección mediante ordenador. A continuación se indicó que
cumplimentaran los datos de identificación y se leyó en voz alta las instrucciones, recalcando la importancia de no dejar
ninguna pregunta sin contestar. Finalmente se aclararon las dudas, procurando no influir en la respuesta de los sujetos.
Los investigadores estuvieron presentes durante la administración para proporcionar ayuda si era necesaria, para verificar
la cumplimentación correcta e independiente por parte de los sujetos y para asegurar que los datos de identificación
hubieran sido debidamente anotados. El tiempo medio de administración fue de 30-35 minutos aproximadamente para
los niños (7-11 años) y de 15-20 minutos adolescentes (12-17 años).
RESULTADOS
Los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo
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Prevalencia de miedos excesivos
Para estimar la prevalencia de los miedos fóbicos o de elevada intensidad, se estableció como criterio las puntuaciones
que superaron a la media en dos desviaciones típicas, excepto en la escala de Miedo a la Muerte donde se adoptó como
criterio una puntuación directa igual a 18, ya que la puntuación media y la desviación típica de la muestra en la escala
fueron muy elevadas (M = 10; DT = 4), lo que da lugar a un efecto techo con la utilización del primer criterio si
tenemos en cuenta que el rango de puntuaciones en la escala oscila de 0 a 18.
Ciento seis sujetos (3,5%) presentaron miedos fóbicos. Los miedos sociales excesivos fueron más frecuentes (4,01%)
que los miedos físicos excesivos (3,15%). Concretamente, el miedo a la evaluación del rendimiento (7,10%) y el miedo a
los animales (6,15%) fueron los miedos sociales y físicos más frecuentes, respectivamente.
Un mayor porcentaje de niñas presentan miedos fóbicos respecto a los niños, excepto en la escala de Miedo al
Contacto Físico donde se halló un porcentaje mayor de niños (ver Tabla 3). Las diferencias en los porcentajes, en
función de la variable género oscilan desde 0,68 (Miedo a la Autoridad) a 7,36 en (Miedo a los Animales).
Tabla 3
Prevalencia de los miedos excesivos en función del sexo
Escalas Niños
(n = 1562) Niñas
(n = 1481)
Miedo a la Muerte 21 (1,34%) 79 (5,33%)
Miedo a la Autoridad 40 (2,56%) 48 (3,24%)
Miedo a la Soledad-Fantasía 29 (1,86%) 85 (5,74%)
Miedo a los Animales 40 (2,56%) 147 (9,92%)
Miedo a lo Desconocido 64 (4,10%) 117 (7,90%)
Miedo a la Evaluación del Rendimiento 93 (5,95%) 123 (8,30%)
Miedo a Separarse de los Padres 61 (3,90%) 125 (8,44%)
Miedo al Contacto Físico 98 (6,27%) 61 (4,12%)
Miedo a los Fenómenos Naturales 44 (2,82%) 104 (7,02%)
Miedo a los Médicos 69 (4,42%) 109 (7,36%)
Escala General de Miedos Físicos 24 (1,54%) 72 (4,86%)
Escala General de Miedos Sociales 50 (3,20%) 72 (4,86%)
Escala General de Miedos 29 (1,86%) 77 (5,20%)
La distribución de los miedos excesivos por edades aparece en la Tabla 4. Globalmente, los miedos fóbicos son más
frecuentes en la infancia tardía (8 a 11 años), situándose la tasa de prevalencia más alta a los 10 años. Igualmente, los
miedos físicos y sociales excesivos son más frecuentes durante la infancia tardía, alcanzando un pico a los 8 (miedos
sociales) y 10 años (miedos físicos). Además, el análisis de las escalas primarias revela que el miedo a la muerte y a los
fenómenos naturales son más frecuentes a los 9 años, mientras que el miedo a lo desconocido y a la evaluación del
rendimiento son más frecuentes a los 8 y 15 años, respectivamente.
Tabla 4
Prevalencia de los miedos excesivos en función de la edad
EDAD MU AU SF AN DE ER SP CF FN ME MF MS MI
7 7
(5,22%) 4
(2,98%) 10
(7,46%) 2
(1,49%) 13
(9,70%) 5
(3,73%) 6
(4,48%) 5
(3,73%) 5
(3,73%) 5
(3,73%) 4
(2,98%) 5
(3,73%) 5
(3,73%)
8 14
(6,25%) 5
(2,23%) 14
(6,25%) 17
(7,59%) 27
(12,05%) 11
(4,91%) 24
(10,71%) 13
(5,80%) 12
(5,36%) 15
(6,70%) 15
(6,70%) 16
(7,14%) 15
(6,70%)
9 15 12 11 15 24 10 23 13 20 13 10 12 13
Los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo
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(6,82%) (5,45%) (5%) (6,82%) (10,91%) (4,54%) (10,45%) (5,91%) (9,09%) (5,91%) (4,54%) (5,45%) (5,91%)
10 16
(4,94%) 19
(5,86%) 26
(8,02%) 29
(8,95%) 27
(8,33%) 34
(10,49%) 36
(11,11%) 28
(8,64%) 23
(7,10%) 24
(7,41%) 21
(6,48%) 19
(5,86%) 22
(6,79%)
11 17
(4,15%) 14
(3,41%) 16
(3,90%) 32
(7,80%) 31
(7,56%) 23
(5,61%) 40
(9,76%) 21
(5,12%) 28
(6,82%) 29
(7,07%) 18
(4,39%) 20
(4,88%) 20
(4,88%)
12 13
(2,88%) 15
(3,32%) 12
(2,66%) 23
(5,10%) 17
(3,77%) 33
(7,32%) 23
(5,10%) 24
(5,32%) 18
(3,99%) 21
(4,66%) 8
(1,77%) 15
(3,32%) 13
(2,88%)
13 8
(1,89%) 10
(2,36%) 12
(2,83%) 21
(4,95%) 16
(3,77%) 26
(6,13%) 12
(2,83%) 16
(3,77%) 16
(3,77%) 26
(6,13%) 10
(2,36%) 9
(2,12%) 10
(2,36%)
14 6
(1,46) 6
(1,46%) 7
(1,70%) 14
(3,40%) 8
(1,94%) 27
(6,55%) 9
(2,18%) 13
(3,15%) 8
(1,94%) 12
(2,91%) 6
(1,46%) 9
(2,18%) 3
(0,73%)
15 2
(1%) 3
(1,5%) 2
(1%) 15
(7,5%) 8
(4%) 23
(11,5%) 6
(3%) 9
(4,5%) 5
(2,5%) 20
(10%) 1
(0,5%) 11
(5,5%) 3
(1,5%)
16 0
(0%) 0
(0%) 1
(0,74%) 12
(8,89%) 5
(3,70%) 13
(9,63%) 2
(1,48%) 8
(5,92%) 6
(4,44%) 6
(4,44%) 0
(0%) 3
(2,22%) 0
(0%)
17 2
(1,83%) 0
(0%) 3
(2,75%) 7
(6,42%) 5
(4,59%) 11
(10,09%) 5
(4,59%) 9
(8,25%) 7
(6,42%) 7
(6,42%) 3
(2,75%) 3
(2,75%) 2
(1,83%)
Total 100
(3.29%) 88
(2,89%) 114
(3,75%) 187
(6,15%) 181
(5,95%) 216
(7,10%) 186
(6,11%) 159
(5,23%) 148
(4,86%) 178
(5,85%) 96
(3,15%) 122
(4,01%) 106
(3,50%)
Miedos más comunes
Con el fin de conocer las situaciones específicas que causaban más y menos miedo a un mayor porcentaje de niños y
adolescentes, calculamos los porcentajes de sujetos de la muestra total, así como de chicos y chicas, que puntuaron con
los valores máximo (2) y nulo (0) en cada uno de los ítems. Al menos un 20% de sujetos indicó mucho miedo en 11
ítems relativos a eventos u objetos relacionados con la muerte, a situaciones donde los sujetos están solos y a la
confrontación con personas de autoridad. Los chicos tan solo rebasaron este porcentaje en cinco ítems, mientras que las
chicas lo superaron en todos los ítems (ver Tabla 5).
Tabla 5
Items que más del 20% de sujetos puntuó con 2 ("mucho miedo")
Factor Ítem Enunciado Porcentaje
Total Porcentaje
Chicos Porcentaje
Chicas
MU 35 Que se puedan morir mis padres 85,80% 82,14% 89,67%
MU 10 Que se pueda morir uno de mis amigos o hermanos 75,88% 70,17% 81,90%
MU 47 Morirme 73,87% 69,27% 78,73%
MU 58 Ver personas muertas 50,18% 40,01% 60,90%
AU 57 Sacar malas notas 38,38% 34,89% 42,07%
SF 8 Ver cosas raras como sombras en la noche 28,33% (19,01%)a38,15%
MU 74 Lugares donde ha muerto alguien 26,42% (17,80%)a35,52%
SF 4 Soñar cosas desagradables o tener pesadillas 23,04% (16,07%)a30,38%
-- 27 Las escopetas o los cuchillos 23,04% (13,83%)a32,75%
MU 70 Los entierros 21,79% (14,66%)a29,30%
MU 42 Los cementerios 20,67% (13,57%)a28,16%
Nota. Los guiones indican los ítems que no entran en la corrección cuantitativa, aunque si cualitativa, al no estar incluidos en
ninguna escala.
a No cumple el criterio de que más del 20% de los sujetos puntúen con 2 ("mucho miedo").
Más del 90% de los sujetos no presentó miedo en nueve ítems relacionados con muestras de cariño a los padres y con
ir a la escuela, ver a un amigo, ver basura y pedir permiso para ir al cuarto de baño. Los chicos excedieron esta
proporción en los mismos nueve ítems, mientras que las chicas lo sobrepasaron en ocho ítems (ver Tabla 6).
Los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo
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Tabla 6
Items que más del 90% de sujetos puntuó con 0 ("nada de miedo")
Factor Ítem Enunciado Porcentaje
Total Porcentaje
Chicos Porcentaje
Chicas
CF 14 Besar o acariciar a mi madre 94,81% 93,85% 95,81%
-- 37 Ir a ver a un amigo 94,81% 94,88% 94,73%
-- 41 Ver u oír pájaros 94,41% 95,13% 93,65%
CF 22 Recibir caricias o besos de mi madre 94,08% 92,77% 95,48%
-- 61 Ver basura 93,33% 93,66% 92,98%
CF 15 Besar o acariciar a mi padre 92,44% 91,23% 93,72%
CF 23 Recibir caricias o besos de mi padre 92,15% 90,46% 93,92%
-- 29 Pedir permiso para ir al cuarto de baño 91,92% 92,96% 90,82%
-- 67 Salir de casa para ir a la escuela 91,00% 92,77% (89,13%)a
Nota. Los guiones indican los ítems que no entran en la corrección cuantitativa, aunque si cualitativa, al no estar incluidos en
ninguna escala.
a No cumple el criterio de que más del 90% de los sujetos puntúen con 0 ("nada de miedo").
Diferencias de género y edad en miedos
Los valores de la escala de estimación medios (rango 0-2), resultantes de dividir la puntuación obtenida por el
correspondiente número de ítems fueron 0,38 (Escala General de Miedos), 0,69 (Miedos Físicos), 0,45 (Miedos
Sociales), 1,13 (Miedo a la Muerte), 0,67 (Miedo a la Autoridad), 0,65 (Miedo a la Soledad-Fantasía), 0,36 (Miedo a los
Animales), 0,41 (Miedo a lo Desconocido), 0,26 (Miedo a la Evaluación del Rendimiento), 0,30 (Miedo a Separarse de
los Padres), 0,19 (Miedo al Contacto Físico), 0,38 (Miedo a los Fenómenos Naturales) y 0,55 (Miedo a los Médicos), de
modo que todos los factores, excepto Miedo a la Muerte, se sitúan por debajo del grado leve de miedo. Para los niños y
los adolescentes las situaciones que generan mayor miedo son las relacionadas con la muerte, mientras que las referidas a
muestras de cariño de sus padres son las que generan menos miedo.
Se realizaron 13 análisis de varianza (ANOVA) inter-sujetos 2x11 (género x edad) con las puntuaciones de las 13
escalas del IM. Además, se calculó una medida del tamaño del efecto (Cohen, 1988), dado que con tamaños muestrales
grandes la razón F del ANOVA puede detectar erróneamente diferencias significativas entre los distintos niveles de un
factor, sin que estas diferencias sean clínicamente importantes. La medida de tamaño del efecto utilizada fue el índice d,
Cohen (1998) sugiere interpretar este índice de la siguiente manera: tamaño del efecto bajo (0,20 £ d £ 0,50), moderado
(0,51 £ d £ 0,79) y alto (d ³ 0,80).
En cuanto a la variable género, encontramos que las chicas presentaron más miedo en todas las escalas, excepto en
contacto físico donde los chicos puntuaron más alto (Tabla 7). Además, si tenemos en cuenta el tamaño del efecto, es
decir, la magnitud de las diferencias éstas fueron moderadas en general, altas en miedos físicos y bajas en miedos
sociales.
Tabla 7
Diferencias en miedos por género
Miedos
Chicos
Chicas
Significación estadística y magnitud
de las diferencias
M (DT) M (DT) F1, 3021 p d
1. Muerte
(rango: 0-18) 8,75 (4,08) 11,46 (3,90) 284,90 0,001 0,68
2. Autoridad
(rango: 0-12) 3,68 (2,72) 4,32 (2,69) 33,51 0,001 0,24
Los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo
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3. Soledad-Fantasía
(rango: 0-16) 4,07 (3,33) 6,44 (3,53) 303,63 0,001 0,57
4. Animales
(rango: 0-10) 1,17 (1,62) 2,51 (2,10) 311,45 0,001 0,75
5. Desconocido
(rango: 0-10) 1,76 (1,78) 2,46 (2,01) 84,98 0,001 0,39
6. Evaluación del Rendimiento
(rango: 0-8) 0,93 (1,35) 1,24 (1,45) 29,54 0,001 0,14
7. Separación de los Padres
(rango: 0-6) 0,65 (1,18) 1,11 (1,45) 76,24 0,001 0,47
8. Contacto Físico
(rango: 0-12) 1,22 (1,98) 1,06 (1,71) 4,42 0,001 0,15
9. Fenómenos Naturales
(rango: 0-10) 1,32 (1,86) 2,53 (2,29) 205,37 0,001 0,63
10. Médicos
(rango: 0-6) 1,35 (1,54) 1,99 (1,62) 98,82 0,001 0,34
11. Miedos Físicos
(rango: 0-60) 16,65 (9,56) 24,94 (10,21) 437,79 0,001 0,87
12. Miedos Sociales
(rango: 0-36) 7,02 (5,57) 9,13 (5,81) 83,99 0,001 0,45
13. Escala General de Miedos
(rango: 0-148) 23,67 (14,13) 34,06 (14,78) 322,01 0,001 0,72
Los miedos, físicos y sociales, variaron significativamente con la edad, de acuerdo con el siguiente patrón: incremento
hasta los 10 años y disminución progresiva a partir de esa edad (Tabla 8). En líneas generales, estas diferencias fueron de
tamaño medio (Tabla 9).
Tabla 8
Puntuaciones medias y (desviaciones típicas) en miedos por edad
Miedos 7 años 8 años 9 años 10 años 11 años 12 años 13 años 14
años 15 años 16 años 17 años
M (DT) M (DT) M (DT) M (DT) M (DT) M (DT) M (DT) M (DT) M (DT) M (DT) M (DT)
1. Muerte 10,72
(4,19)
10,97
(4,05)
11,10
(4,19)
11,32
(3,94)
10,65
(4,42)
10,09
(4,14)
10,02
(4,16)
9,47
(3,98)
9,16 (4,13) 8,82
(4,14)
8,84
(4,27)
2. Autoridad 3,81
(2,84)
4,13
(2,88)
4,50 (2,80) 4,59
(2,72)
4,22 (2,78) 3,95 (2,75) 3,70 (2,62) 3,84
(2,56)
3,97 (2,72) 3,74
(2,39)
3,51
(2,59)
3. Soledad-Fantasía 6,12
(4,10)
6,02
(4,00)
6,17 (3,84) 6,56
(3,74)
5,91 (3,60) 5,07 (3,52) 4,46 (3,45) 4,25
(3,07)
4,20 (3,05) 4,68
(3,08)
4,34
(3,28)
4. Animales 1,43
(1,59)
1,88
(2,13)
2,09 (2,02) 1,99
(2,23)
1,94 (2,10) 1,73 (1,97) 1,65 (1,88) 1,69
(1,75)
1,89 (2,03) 2,06
(2,07)
1,90
(1,91)
5. Desconocido 2,35
(2,09)
2,63
(2,22)
2,63 (2,11) 2,59
(2,06)
2,33 (2,00) 1,91 (1,81) 1,68 (1,77) 1,59
(1,59)
1,86 (1,74) 1,72
(1,65)
1,93
(1,91)
6. Evaluación del Rendimiento 0,66
(1,10)
0,87
(1,23)
0,99 (1,27) 1,21
(1,58)
1,04 (1,30) 1,00 (1,40) 0,99 (1,41) 1,09
(1,34)
1,45 (1,60) 1,28
(1,47)
1,34
(1,59)
7. Separación de los Padres 0,97
(1,25)
1,27
(1,50)
1,38 (1,49) 1,33
(1,50)
1,16 (1,54) 0,89 (1,32) 0,61 (1,06) 0,49
(0,97)
0,74 (1,20) 0,29
(0,88)
0,55
(1,34)
8. Contacto Físico 1,47
(1,63)
1,49
(2,10)
1,59 (1,91) 1,55
(2,12)
1,25 (1,79) 1,12 (1,93) 0,92 (1,78) 0,74
(1,44)
0,87 (1,80) 0,68
(1,63)
0,84
(1,97)
9. Fenómenos Naturales 1,90
(2,03)
2,29
(2,34)
2,49 (2,43) 2,39
(2,37)
2,19 (2,30) 1,82 (2,08) 1,64 (1,96) 1,41
(1,75)
1,73 (1,94) 1,68
(2,05)
1,64
(2,30)
10. Médicos 1,41
(1,52)
1,78
(1,68)
2,02 (1,62) 1,98
(1,70)
1,76 (1,68) 1,57 (1,54) 1,49 (1,54) 1,36
(1,48)
1,68 (1,75) 1,60
(1,54)
1,73
(1,64)
11. Miedos Físicos 21,57
(10,50)
22,93
(11,66)
23,87
(11,02)
24,24
(11,00)
22,46
(11,32)
20,27
(10,42)
19,26
(10,00)
18,18
(9,02)
18,67
(10,02)
18,84
(9,61)
18,45
(10,71)
12. Miedos Sociales 7,80 8,91 9,49 (5,92) 9,72 8,75 (5,97) 7,74 (5,74) 6,98 (5,47) 7,01 8,02 (5,75) 7,04 7,33
Los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo
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(5,58) (6,30) (6,05) (5,05) (4,74) (6,00)
13. Escala General de Miedos 29,38
(15,10)
31,84
(17,07)
33,36
(16,01)
33,96
(15,82)
31,21
(16,22)
28,02
(14,93)
26,05
(14,29)
25,19
(12,75)
26,69
(14,70)
25,87
(12,57)
25,77
(15,46)
Tabla 9
Diferencias en miedos por edad
Miedos Significación
estadística Magnitud de
las diferencias
F10, 3021 pd
1. Muerte 11,32 0,001 0,61
2. Autoridad 3,86 0,001 0,40
3. Soledad-Fantasía 19,84 0,001 0,68
4. Animales 2,49 0,006 0,34
5. Desconocido 13,30 0,001 0,55
6. Evaluación del Rendimiento 4,51 0,001 0,56
7. Separación de los Padres 20,77 0,001 0,84
8. Contacto Físico 8,48 0,001 0,50
9. Fenómenos Naturales 8,79 0,001 0,51
10. Médicos 5,28 0,001 0,41
11. Miedos Físicos 15,09 0,001 0,59
12. Miedos Sociales 9,17 0,001 0,48
13. Escala General de Miedos 14,53 0,001 0,60
Se apreciaron interacciones género x edad estadísticamente significativas en miedos sociales en general, así como en
miedo a la autoridad, a la muerte, a la evaluación del rendimiento y a lo desconocido (Figuras 2-5), debido a que el
patrón decreciente de miedo con la edad aumenta en los chicos de 12 años, excepto en el último caso, en donde aumenta
en los chicos de 16 años.
Figura 2
Miedos Sociales
Figura 3
Miedo a la autoridad
Los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo
file:///F|/ARTÍCULOS CÁNDIDO/Los miedos en la infancia y la adolescencia un estudio descriptivo.htm[14/08/2013 11:55:25]
Figura 4
Miedo a lo Desconocido
Figura 5
Miedo a la Evaluación del Rendimiento
Los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo
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DISCUSIÓN
El estudio de los miedos a partir del ciclo vital es importante ya que muchos de los miedos y fobias del adulto se
originan en edades tempranas. Todavía son escasos los trabajos dedicados al estudio evolutivo de las fobias y los miedos
intensos pero, a partir de los datos disponibles, se puede afirmar que muchos de ellos se agravan desde la infancia y/o la
adolescencia y pueden pervivir hasta edades adultas. Estos miedos, además de la interferencia que pueden causar en el
normal desarrollo del niño y adolescente, pueden permanecer durante la edad adulta y son un importante factor de riesgo
para experimentar otros trastornos de ansiedad y, en general, diferentes alteraciones psicopatológicas en la etapa adulta
(Sandín, 1997).
Los resultados de este trabajo, de acuerdo con otros realizados en nuestro país y con varios trabajos transculturales,
muestra que los miedos son relativamente frecuentes (Ollendick, 1983; Ollendick et al., 1985; 1991). La puntuación
media supera el valor central de la escala y más del 3% de los sujetos evaluados presentaron miedos fóbicos. Entre ellos,
cabe destacar que son más frecuentes los miedos sociales, debido probablemente a que el rango de edad evaluado abarca
la adolescencia, etapa en la que este tipo de temores son más intensos (Méndez, 1999). Sin embargo, y a diferencia de
otros estudios previos, el número de miedos excesivos fue menor. Así, por ejemplo, Sandín y Chorot encontraron en
1998 que la media de miedos excesivos era de 20, ligeramente superior a la encontrada en trabajos anteriores utilizando
el FSSC (Dong et al.,1994; Ollendick, King y Frary, 1989). En nuestro caso, el criterio de selección ha sido más estricto
(dos desviaciones típicas por encima de la media) lo que ha podido determinar estas diferencias en los resultados.
Consistentemente con otros estudios epidemiológicos previos (Essau, Conradt y Petermann, 1999; Schneier, Johnson,
Horning, Liebowitz y Weissman, 1992; Thyer, Parrish, Curtis, Nesse y Cameron, 1985; Wittchen, Essau, von Zerssen,
Krieg y Zaudig, 1992), el porcentaje de niñas que mostraron miedos fóbicos fue superior al de niños, excepto en el factor
de miedo al contacto físico, en el que son los chicos los que obtienen las mayores puntuaciones, lo cual podría estar
modulado por factores culturales.
Respecto a los temores fóbicos, las niñas muestran un mayor porcentaje de miedos ante aquellos ítems que más del
5% de la muestra valoraron como miedo excesivo. También encontramos diferencias en el tipo de estímulo temido ya
que, mientras las chicas temían más a los animales y a separarse de los padres, los niños tenían más miedo al contacto
físico y a la evaluación del rendimiento.
En este trabajo también se ha analizado los miedos excesivos en función de la edad. En general, se ha podido
corroborar el patrón evolutivo mostrado por estudios previos. Destaca el aumento de los miedos excesivos en el período
de 9-10 años, para empezar a descender a partir de los 11 años. En este rango de edad, más del 10% de la muestra
presenta temores excesivos relacionados con la separación de los padres y el miedo a lo desconocido, aunque también se
supera la media de la muestra evaluada (que se situaba en el 5%) en todas las escalas, excepto en la evaluación del
rendimiento. Este aumento brusco del número e intensidad en la preadolescencia se explica por el progresivo desarrollo
cognitivo que hace que el niño tome conciencia de los peligros que le rodean y que sus temores sean cada vez más
realistas.
Los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo
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A partir de los 11 años se observa un descenso generalizado, tanto en el número de miedos excesivos como en su
intensidad, que es especialmente acusado en el número de miedos excesivos de las escalas soledad-fantasía, evaluación
del rendimiento y contacto físico. Esta tendencia se mantiene constante hasta los 15 años en la que aumenta la intensidad
del miedo a los animales y a la evaluación del rendimiento. Respecto a los miedos excesivos, a partir de los 15 años se
observa un aumento de este porcentaje, destacando que el 10% de los adolescentes de esta edad presentaban un miedo
excesivo a los médicos. Un dato que, a nuestro juicio, resulta llamativo es el incremento observado a los 17 años en el
número de miedos excesivos respecto a las edades inmediatamente anteriores. Así, aumenta el porcentaje de miedos
excesivos en todas las escalas excepto en miedo a la autoridad y a los animales. Este pico también se refleja en la escala
general de miedos, destacando especialmente en la escala de miedos físicos. Consideramos que este dato puede reflejar
tanto la posible falta de adecuación del instrumento para esta edad, como las características propias del final de la etapa
adolescente, en la que el joven ha de tomar decisiones importantes en relación a su vida profesional y personal, lo que
puede aumentar su nivel de ansiedad (Méndez et al., 2002). Sin embargo, las puntuaciones medias no son elevadas
respecto a las obtenidas en otras edades, por lo que parece que este dato refleja la mayor variabilidad observada en este
rango de edad, de modo que el mayor numero de miedos excesivos puede estar referido a los jóvenes con mayor
ansiedad o mayor predisposición a presentar problemas psicopatológicos en la edad adulta.
Un porcentaje importante de la muestra presentaba mucho miedo en 11 ítems relativos a eventos relacionados con la
muerte, a situaciones donde los niños están solos y a la confrontación con personas de autoridad. Al estudiar los 11
miedos más comunes, observamos que siete de ellos (de éstos, cuatro son los más comunes) pertenecen a la dimensión
de miedo a la muerte. Así, más del 85% de la muestra puntuó con el máximo valor el ítem "que se puedan morir mis
padres", el 76% "que se pueda morir alguno de mis amigos o mis hermanos" y el 74% "me da miedo morirme". Estos
resultados se han obtenido en otros estudios referidos a miedos generales (Moreno et al., 1987; Ollendick et al., 1985) y
específicos (Méndez, Quiles e Hidalgo, 2002). Se trata de uno de los miedos más prepotentes en la especie humana, el
cual se mantiene a lo largo del desarrollo evolutivo y en la edad adulta.
Además de los miedos relacionados con la muerte, otros temores muy intensos se refieren al miedo a la autoridad
(sacar malas notas), a la soledad fantasía (ver cosas raras y tener pesadillas) y un ítem aislado referido a las escopetas y
los cuchillos, que también se podría relacionar con el miedo al daño físico. Estos datos permiten afirmar que los miedos
más intensos permanecen estables a lo largo de desarrollo pues, a pesar de que en nuestro estudio la edad de los sujetos
evaluados fue mayor que en investigaciones previas, los ítems que provocan más temor son similares.
Respecto a los miedos menos intensos, estos se refieren al contacto físico, como besar o acariciar a mi madre y una
serie de ítems aislados relacionados con situaciones cotidianas, como salir de casa para ir a la escuela o ver u oír pájaros.
De nuevo aquí se aprecian las diferencias entre niños y niñas, puesto que éstas presentan mayores porcentajes en los
ítems más temidos, mientras que estas diferencias no aparecen en los menos temidos.
Las principales explicaciones en relación con la mayor intensidad y frecuencia de los miedos en las niñas se refieren a
la deseabilidad social y a las pautas educativas familiares. La primera hipótesis sugiere que los niños manifiesten menos
miedos de los que sienten en realidad porque es lo que se espera de ellos. La segunda explicación se refiere a la
educación que reciben las niñas, ya que los padres suelen emplear con sus hijas estrategias que fomentan
comportamientos temerosos y dependientes, frente a los niños en los que se refuerza más la independencia y la seguridad
personal (Merrell y Gimpel, 1998).
En resumen, en este trabajo presentamos un análisis exhaustivo acerca de los miedos infantiles en la infancia y a la
adolescencia que permite confirmar en población española los principales datos obtenidos en estudios transculturales,
relativos a la frecuencia de los miedos infantiles, su evolución y las diferencias sexuales. En este sentido, el trabajo que
presentamos recoge los factores culturales como un elemento de especial relevancia en el estudio y comprensión del
origen de los miedos infantiles.
Consideramos que los resultados presentados aquí permiten obtener datos que se puedan aplicar en el estudio de las
manifestaciones psicopatológicas en la infancia, así como en el diseño de programas preventivo-educativos, que hagan
especial hincapié en estos aspectos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo
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