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Sistema agro-alimentario abierto y sustentable en Ecuador.

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A partir de la relevancia del sector agropecuario para hacer efectiva la transición hacia la economía social del conocimiento común y abierto en Ecuador, el presente documento analiza los límites del capitalismo cognitivo que se está impo-niendo en este sector, restringiendo las posibilidades de uso de un conocimiento tradicionalmente compartido en cuanto a insumos como semillas y a técnicas de producción y herramientas. En contraste, se propone un modelo alternativo de agricultura sustentable en la que los alimentos se consideran comunes y no pura mercancía, a la par que el conocimiento libre constituye un elemento fundamental para incrementar la productividad, reducir la dependencia de los pequeños agricultores y favorecer la participación y autoorganización de los pequeños productores. En concreto, se analiza el proceso de transición ocurrido en la región de Andhra Pradesh (India) y proyectos de producción de maquinaria agrícola con diseño abierto, con el fin de establecer lineamientos y recomendaciones para la política pública ecuatoriana
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Línea 2: Capacidades productivas materiales orientadas a los comunes
Documento de política pública 2.1
Agroalimentación
Sistema agroalimentario abierto y susten-
table en Ecuador
Buen Conocer - FLOK Society
1
v. 2.0
02/02/2015
Editor: David Vila-Viñas
2
.
Autores: George Dafermos
3
y Jose Luis Vivero-Pol
4
.
Contribuidores/as: Daniel Araya, Michel Bauwens, Dimitris Hoodakis, Richard Nel-
son, Juan Fernando VillaRomero, Stefano Golinelli y Selçuk Balamir.
Traductor: David Vila-Viñas.
Revisores/as: Felipe Ogaz Oviedo y Carolina Miquel Pérez.
Participantes: Vicente Córdova, Nathan Scheneider, Mario Andino, Jasenia Jaramillo,
Marcela Choloquinga, Carolina Miquel, Patrick Clark, Tatiana Olalla, Guido Fernando,
herwig y Xabier E. Barandiaran.
Resumen: A partir de la relevancia del sector agropecuario para hacer efectiva la
transición hacia la economía social del conocimiento común y abierto en Ecuador, el
presente documento analiza los límites del capitalismo cognitivo que se está impo-
niendo en este sector, restringiendo las posibilidades de uso de un conocimiento tra-
dicionalmente compartido en cuanto a insumos como semillas y a técnicas de pro-
1 Proyecto realizado bajo convenio con el Ministerio Coordinador del Conocimiento y Talento
Humano, la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación y el Instituto de
Altos Estudios Nacionales de el Ecuador.
2 Investigador principal proyecto Buen Conocer / FLOK Society. Instituto de Altos Estudios Nacio-
nales.
3 Investigador proyecto FLOK Society, IAEN. Responsable línea de investigación 2 sobre «Capaci-
dades productivas materiales orientadas a los comunes».
4 Universidad Católica de Lovaina. Contacto jose-luis.viveropol@uclouvain.be.
2.1 Agroalimentación 293
ducción y herramientas. En contraste, se propone un modelo alternativo de agricul-
tura sustentable en la que los alimentos se consideran comunes y no pura mercancía,
a la par que el conocimiento libre constituye un elemento fundamental para incre-
mentar la productividad, reducir la dependencia de los pequeños agricultores y favo-
recer la participación y autoorganización de los pequeños productores. En concreto,
se analiza el proceso de transición ocurrido en la región de Andhra Pradesh (India) y
proyectos de producción de maquinaria agrícola con diseño abierto, con el fin de es-
tablecer lineamientos y recomendaciones para la política pública ecuatoriana.
Palabras clave: agricultura sostenible, FLOK, bioconocimiento, semillas, soberanía
alimentaria, comunes, maquinaria agrícola de diseño abierto, organizaciones campe-
sinas.
Historia del documento: George Dafermos (2014) escribió una primera versión de
este documento (v.0.1) como parte del equipo de investigación del proyecto Buen Co-
nocer / FLOK Society en el IAEN. Dicho documento se discutió en la mesa de trabajo
sobre «agricultura abierta y sustentable», dentro de la Cumbre del Buen Conocer, ce-
lebrada en Quito entre el 27 y el 30 de mayo de 2014. En la mesa participaron Felipe
Ogaz (coord., Diabluma) Jose Luis Vivero Pol (sistematización, Univ. Católica de Lo-
vaina), Nathan Scheneider, Vicente Córdova (Univ. Técnica de Cotopaxi), Mario Andi-
no (Alcalde Sigchos), Jasenia Jaramillo (IAEN), Marcela Choloquinga (Infodesarrollo),
Carolina Miquel, Patrick Clark (FLACSO), Tatiana Olalla y Guido Fernando (Sigchos). A
partir de sus aportaciones, que queremos agradecer aq de nuevo, se realizó un tra-
bajo de sistematización e investigación que dio lugar a una nueva versión (v1.0)
5
. La
presente versión, editada por David Vila-Viñas, constituye una síntesis de aquélla.
También queremos agradecer las contribuciones de los participantes en la lista de co-
rreo electrónico sobre investigación del proyecto Buen Conocer / FLOK Society.
Como citar este documento: Dafermos, G. & Vivero-Pol, J.L. (2015). Agroalimenta-
ción: naturaleza y saberes autónomos frente al capitalismo biotech (v.2.0). Documen-
to de política pública 2.1. En Vila-Viñas, D. & Barandiaran, X.E. (Eds.) Buen Conocer -
FLOK Society, Quito, Ecuador: IAEN-CIESPAL, disponible en http://book.flokso-
ciety.org/ec/2/2-1-sistema-agroalimentario-abierto-y-sustentable-en-ecuador.
Copyright/Copyleft 2015 FLOK Society / Buen Conocer, George Dafermos y José Luis
Vivero-Pol bajo las licencias Creative Commons BY-SA (Reconocimiento compartir
Igual) Ecuatoriana (v.3.0) e Internacional (v.4.0) y GFDL (Licencia de Documentación
Libre de GNU):
5 Véase la versión en inglés en http://floksociety.org/docs/Ingles/2/2.1.pdf.
2.1 Agroalimentación 294
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licencia se puede encontrar en http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html
2.1 Agroalimentación 295
ÍNDICE
0. Resumen ejecutivo...........................................................................................297
1. Introducción y enfoque...................................................................................299
2. Crítica de la agricultura industrial y necesidad de transición.................302
2.1. El viejo paradigma: mayor cantidad de alimentos y más baratos a través del
sistema industrial.............................................................................................................303
2.2. Incapacidad para proporcionar una alimentación sostenible y equitativa.....305
2.3. Oligopolio de las semillas.........................................................................................307
2.4. Dependencia de los agroquímicos..........................................................................308
2.5. La ciencia agraria patentada y el cercamiento de los conocimientos
tradicionales.....................................................................................................................309
2.6. Subsidio de la agroindustria....................................................................................310
3. Modelos alternativos para un sistema agroalimentario abierto,
sostenible y basado en comunes........................................................................312
3.1. Ventajas......................................................................................................................315
3.2. Agricultura sostenible en India (caso de estudio 1)............................................317
3.3. Open Source Ecology. Diseño abierto de hardware agrícola (estudio de caso 2).
.............................................................................................................................................322
4. Principios generales de política pública......................................................325
5. Marco político-normativo ecuatoriano.......................................................330
6. Recomendaciones.............................................................................................331
7. Referencias........................................................................................................336
2.1 Agroalimentación 296
0. RESUMEN EJECUTIVO
El presente documento de política pública analiza la aplicación de los prin-
cipios de la economía social del conocimiento común y abierto (ESCCA) y
el marco de los comunes al sector agrícola, que implica considerar los ali-
mentos como comunes y no como una mera mercancía. Comunes describe
un recurso concreto que se tiene y se gestiona en común, de manera com-
partida y en beneficio de todos los miembros de la comunidad (Sandel,
2009), sin que quepa su cercamiento a través de privatizaciones, marcos
regulativos, sistemas de precios o barreras físicas. Además, los comunes
pueden proveerse a través del sector privado, del público y de acciones co-
lectivas autónomas, de modo que, como busca sostener este documento, la
consideración de los alimentos como comunes puede ayudar a la eficacia
del derecho a la alimentación, así como a reforzar la agricultura abierta y
sustentable o la soberanía alimentaria y con ello la transición hacia la eco-
nomía social del conocimiento.
Un sistema agrarioalimentario basado en los comunes, abierto y sostenible
en Ecuador será posible al término de una larga transición durante la que
coexistirán y se influenciarán mutuamente un sistema alimentario indus-
trializado y sistemas alimentarios abiertos y sustentables.
En las últimas décadas se ha agudizado la mercantilización de la produc-
ción agrícola y, con ello, el proceso de cercamiento sobre nuevos bienes
comunes agroalimentarios que se vivió antes con la tierra. A su vez, estos
procesos se han reforzado mediante el desarrollo de unos regímenes más
restrictivos de propiedad intelectual después de la Segunda Guerra Mun-
dial. La construcción de esa arquitectura regulativa, en un plano nacional
e internacional, a través de la expansión de los criterios de patentabilidad
y del espectro de determinadas instituciones jurídicas, como los modelos
de utilidad y los certificados de protección de obtenciones vegetales (PVP,
por sus siglas en inglés), han permitido proteger los derechos de propie-
dad intelectual. Esto ha resultado en el cercamiento de recursos tales
como las semillas, que han pasado en poco tiempo de considerarse una he-
2.1 Agroalimentación 297
rencia común de la humanidad a un objeto privativo que permite excluir
el derecho de los productores a guardar, replantar e intercambiar esas se-
millas. Este marco regulativo refuerza las dinámicas de explotación de los
Estados pobres por parte de los ricos y las grandes corporaciones, al insti-
tuir un marco de amplia protección de la propiedad intelectual sobre la
nueva bioproducción desarrollada a partir de recursos biogenéticos, a la
par que impiden que recursos biogenéticos muy similares (por ejemplo, las
materias primas para el desarrollo de tales productos) se acojan a esa pro-
tección. Todo ello promueve la explotación de tales recursos sin ninguna
compensación a las comunidades indígenas y a los territorios de donde se
extraen esos materiales. Dicho modelo de apropiación extractiva de los re-
cursos biogenéticos del mundo en desarrollo y de las formas autóctonas de
conocimiento tradicional por parte de los Estados y las corporaciones tec-
nológicamente más avanzadas constituye una forma de biopiratería y re-
fuerza las actuales jerarquías mundiales y la división internacional del tra-
bajo en el capitalismo cognitivo.
En último término, el desarrollo de este capitalismo cognitivo en el ámbito
agroindustrial ha producido efectos de degradación ambiental, aumento
de los riesgos alimentarios, un conjunto de enfermedades relacionadas con
pesticidas y agroquímicos y un sistema global de explotación de los recur-
sos y de los pequeños productores empobrecidos de los Estados emergen-
tes por parte de los países ricos. Así pues, dentro de un contexto marcado
por millones de muertes prematuras por problemas de hambre y malnutri-
ción, junto a los enormes problemas de salud causados por la obesidad, en
un mundo con plena abundancia de alimentos, es indiscutible la necesidad
de un cambio en el sistema agroalimentario, que en este documento se
aborda a la luz del rol que desempeña el conocimiento en el mismo.
Para dotar de mayor claridad a las recomendaciones, se exponen dos casos
de estudio significativos. El de la región de Andhra Pradesh (India) mues-
tra la transición hacia una producción agraria conforme al modelo de agri-
cultura sustentable, mientras que el segundo analiza cómo la red de pro-
ductores e ingenieros Open Source Ecology (OSE) ha creado una comuni-
dad capaz de desarrollar en abierto maquinaria agraria básica, como trac-
tores, adaptados a las necesidades de los pequeños productores y más ba-
2.1 Agroalimentación 298
ratos en su construcción y reparaciones que los modelos accesibles en el
mercado.
A partir de los análisis anteriores, de estos ejemplos y de los aportes reali-
zados en la mesa sobre agricultura sostenible durante la Cumbre del Buen
Conocer (Quito, 27 a 30 de mayo de 2014), se proponen medidas concretas
para facilitar la adopción de un gimen de agricultura sustentable como
medio para que el sector agrícola cumpla un papel preponderante en la
transición hacia la economía social del conocimiento común y abierto. En
dicho régimen, la aplicación de los principios agroecológicos asegura la
sostenibilidad, al integrar en la producción los procesos ecológicos y los
controles biológicos, así como hacer uso de los recursos disponibles a bajo
coste y a escala local. Por otro lado, este régimen intensifica el rol del co-
nocimiento, en la medida en que exige relanzar procesos de innovación
destinados a sustituir los insumos privativos, suministrados oligopólica-
mente y con merma de la soberanía alimentaria, por la articulación de las
técnicas y recursos tradicionales con los últimos avances de la investiga-
ción científica abierta y colaborativa, así como con un cambio profundo en
la cultura sobre la producción y el consumo agroalimentarios. Por último,
la eficacia de esta transición requiere el fortalecimiento del sector de pe-
queños productores-consumidores y de su institucionalidad propia. En
este sentido, la agricultura sustentable se autoorganiza mediante la ges-
tión cotidiana de las comunidades, a través de redes institucionales cre-
cientemente tupidas y compuestas por mercados locales, bancos y redes
de compartición de semillas y otros recursos, escuelas técnicas, empresas
de la economía popular y solidaria, instituciones de financiamiento y redes
de distribución participadas por productores y consumidores.
1. INTRODUCCIÓN Y ENFOQUE
Alimentación, aire y agua son las condiciones esenciales para el funciona-
miento de nuestro cuerpo. Se trata de recursos limitados pero producidos
por la naturaleza de manera renovable, cuyas condiciones de titularidad
2.1 Agroalimentación 299
son, en cualquier caso, diversas
6
. Por su parte, los alimentos se han consi-
derado tradicionalmente como un bien privado, de uso excluyente
7
y
rival
8
, con la excepción de la alimentación silvestre producida directamen-
te por la naturaleza. En la actualidad, el valor de los alimentos se ha ido
deslizando desde consideraciones basadas en la cultura, en la alimentación
como derecho o en su capacidad de aportar seguridad y salud (valor de
uso) hacia consideraciones mercantiles (valor de cambio)
9
.
El presente documento de política pública analiza la aplicación de los prin-
cipios de la ESCCA y de los discursos de los comunes al sistema agroali-
mentario. Este sector económico primario, basado en el conocimiento co-
lectivo y abierto, ha sufrido distintos procesos de cercamiento en las últi-
mas décadas. El documento aboga por un sistema agroalimentario más jus-
to y sostenible. Ello permitiría revalorizar sus dimensiones no-monetarias
6 El aire se sigue considerando un bien común, no excluyente ni rival en el consumo (Kaul y Men -
doza, 2003), aunque su proceso de mercantilización ha empezado a través de la valoración eco-
nómica y contable de determinados procesos ambientales. Llos marcos de comercio del carbón
y las cuotas de contaminación delimitados desde el Protocolo de Kyoto de 1997 ya suponen una
titularización privada de la contaminación del aire. El agua se encuentra en múltiples procesos
de enajenación desde el sector público hacia el privado, conforme a las agenda neoliberalizado-
ras del FMI y el BM, que no obstante se han contestado en muchas ciudades y que incluso se han
topado con procesos de remunicipalización en ciudades como París, Berlín, Budapest y Yakarta
(ver http://www.remunicipalisation.org).
7 El carácter excluyente de un bien implica la posibilidad de que una persona impida su uso por
parte de otra, algo que normalmente forma parte de las potestades de los derechos reales.
Según Ostrom y Ostrom (1977), detectando e impidiendo el uso de sus productos. Respecto a
nuestro caso, como a otros bienes considerados excluyentes, no se trata tanto de una condición
natural del bien, como de su consideración jurídico-política, dado que unos alimentos conside-
rados como bienes comunes podrían tener una regulación que no excluyera el uso por debajo
de un mínimo a través de los citados mecanismos de exclusión, los precios y otras dinámicas de
mercado.
8 La economía neoclásica (Samuelson, 1954) habla de rivalidad en el caso en que el uso de un bien
dado precluya o impida su uso por alguien s, de manera que los bienes públicos y comunes
tendrían como característica la no-rivalidad. En nuestro ámbito y en principio, los alimentos
son bienes rivales, ya que si alguien usa uno, tal alimento no puede usarlo otra persona. Sin
embargo tanto la producción de alimentos silvestre como la humana es renovable, de modo que
no hay un número determinado de tales en el planeta y que, siempre que la tasa de
restablecimiento supere a la de consumo, los alimentos pueden considerarse un bien renovable
y, hasta cierto punto, inagotable por el uso, como el aire. Obviamente esto se produce dentro de
unos límites biofísicos y de situaciones reales, más o menos artificiales, de escasez.
9 En este sentido, es conocida la polémica entre Hardin y Ostrom al hilo de la «tragedia de los co-
munes». Una ampliación de la misma, así como una consideración alternativa y actualizada de
estas categorías que han marcado nuestra comprensión de los bienes privados, públicos y co-
munes en virtud del trabajo de Kaul y Mendoza (2003) y de Hess y Ostrom (2007), puede verse
en la versión ampliada (v1.0) de este documento (http://floksociety.org/docs/Ingles/2/2.1.pdf,
table 1).
2.1 Agroalimentación 300
y haría posible que los sistemas locales y globales de producción y distri-
bución no se gobernaran exclusivamente bajo la lógica mercantil de la
oferta y la demanda. Asimismo apuesta por la oportuna consideración,
dentro de la política y la academia, de los marcos institucionales basados
en la acción y titularidad colectiva, que buscan dotar a la agricultura soste-
nible de financiación y apoyo suficientes. Las acciones aunomas por la
alimentación basadas en sistemas compartidos, orgánicos, locales o de co-
mercio justo, frente a las basadas en las dinámicas de mercado, constitu-
yen un pilar fundamental de la gobernanza de un sistema agroalimentario
integral, junto al Estado y a las empresas productoras. Estas últimas nece-
sitan readaptarse a la creciente fuerza ciudadana que reclama la conside-
ración de los alimentos como comunes: los alimentos pueden y deben
compartirse, proveerse gratuitamente y de manera garantizada por el Es-
tado, cultivados de manera distribuida a la vez que vendidos en el merca-
do, porque, en todo caso, el poder adquisitivo no puede ser el determinan-
te exclusivo de la eficacia del derecho a la alimentación.
Esta prioridad de la racionalidad de mercado en el gobierno del sector
agroalimentario se ha profundizado en las últimas décadas con su integra-
ción en el capitalismo cognitivo. Ello implica un mayor peso del factor co-
nocimiento en la producción, así como el desarrollo específico de nuevas
posibilidades de negocio relacionadas con el cercamiento y la producción
de escasez artificial en relación con saberes, técnicas, herramientas e insu-
mos que en regímenes anteriores eran comunes en su titularidad y ges-
tión: técnicas y sustancias para el control de plagas, semillas y fertilizan-
tes, herramientas y tecnología agrícola, etc.
10
Lo que se propone en este
documento son precisamente ejemplos alternativos y herramientas regu-
lativas para hacer jugar al conocimiento como un factor de democratiza-
ción de la producción y de equilibrio de sus efectos, mejorando la situación
económica de los pequeños productores, así como la sostenibilidad am-
biental, la soberanía alimentaria y el acceso a la alimentación para el con-
junto de la sociedad dentro de una economía social del conocimiento co-
mún y abierto.
10 Puede ampliarse el papel de las regulaciones restrictivas de la propiedad intelectual en Dafer-
mos (2015).
2.1 Agroalimentación 301
2. CRÍTICA DE LA AGRICULTURA INDUSTRIAL Y NECESIDAD DE
TRANSICIÓN
Los mecanismos de cercamiento, a través de privatizaciones, precios ex-
cluyentes o patentes, han adquirido un rol decisivo en la limitación del ac-
ceso a la alimentación como un común, transfiriendo su control desde las
mayorías hacia las élites. Dicho proceso de mercantilización detrae de los
alimentos los atributos que no sean compatibles con su estricta comercia-
lización, como la durabilidad, la apariencia externa y la homogeneización
de una producción diversa por naturaleza. A su vez, estas condiciones im-
plican más recorrido para los alimentos, un desperdicio inmoral, un empo-
brecimiento de la diversidad de nuestra alimentación y de la variedad de
los productos. Por supuesto, los alimentos generados bajos estas condicio-
nes suponen un mayor coste ambiental, así como para la salud humana y
el bienestar social, a la vez que menores retornos para los productores, lo
que fuerza la migración de muchos pequeños agricultores hacia las ciuda-
des (Carolan, 2013; Roberts, 2013).
En general, esta situación responde a una preponderancia del valor de
cambio de los productos agroalimentarios, de su valor de mercado sobre
su valor de uso, es decir, sobre sus múltiples beneficios biológicos y cultu-
rales, que el derecho humano a la alimentación trata de garantizar. La con-
sideración exclusiva de los alimentos como mercancía erosiona las demás
dimensiones de la alimentación, relevantes para nuestra supervivencia
pero también para nuestra identidad y vida comunitaria. Esta reducción
revela el carácter fallido del sistema agroalimentario mundial, un sistema
que produce alimentos en exceso para alimentar al conjunto del planeta
pero que es incapaz de garantizar el acceso universal a la alimentación
mediante la imposición exclusiva de las reglas del mercado
11
. En definitiva
y a pesar de la confianza de la industria en la autorregulación y en el par-
tenariado público-privado para mejorar la salud pública y la nutrición, no
hay pruebas que sostengan la eficacia de este modelo frente al hambre, la
11 Para profundizar sobre esta dinámica véase, Kotagama et al. (2008/9), Magdoff y Tokar (2010),
Clapp y Fuchs (2009), Rosset (2006), Wise y Murphy (2012).
2.1 Agroalimentación 302
obesidad y la inseguridad alimentaria (Hawkes y Buse, 2011; Moore-Lappe
et al., 1998).
En el ámbito del conocimiento, existe un conflicto de intereses entre el co-
nocimiento científico y el beneficio de la agroindustria (con episodios re-
cientes especialmente significativos
12
) que, en general, insta a reforzar la
comunicación acerca de estos problemas, así como a la regulación de su
producción y efectos, particularmente en relación a los ámbitos más vul-
nerables, como por ejemplo los correspondientes a la alimentación
escolar
13
.
2.1. El viejo paradigma: mayor cantidad de alimentos y más
baratos a través del sistema industrial
El sistema de producción agroalimentaria industrial logró notables resul-
tados durante la segunda mitad del siglo XX, al aumentar la producción de
alimentos y facilitar el acceso a millones de consumidores urbanos y rura-
les. Así pues, triplicar la producción global de los cultivos, aumentar las co-
sechas, reducir el precio de los alimentos y hacer avanzar los hábitos y las
técnicas hacia todos de producción más organizados y controlados son,
en general, logros encomiables para la humanidad (Bindraban y Rabbinge,
2012).
De hecho, entre 1960 y 1990, la desnutrición se redujo significativamente a
escala mundial debido a las mejoras en la disponibilidad de alimentos y a
la fuerte caída de sus precios, lo que se tradujo en un incremento de la
energía y proteínas consumidas por las poblaciones pobres (Hazell, 2010 y
FAO, 2013a). La FAO ha señalado una reducción del hambre, desde los 1.105
millones de personas hambrientas (19% población mundial) en 1990 a 848
millones (12%) en 2013, lo que supone un descenso de 7,5 millones al año
12 Entre otros, pueden señalarse la revelación de Marion Nestle del apoyo de Coca-Cola a determi-
nadas investigaciones para influir en la opinión pública acerca del contenido de sus productos
(ver http://www.foodpolitics.com/2013/10/annals-of-nutrition-science-coca-cola-1-nhanes-
0/) o, desde una perspectiva más general, la influencia sobre investigaciones financiadas por la
industria para enmascarar o relativizar la relación directa entre las bebidas edulcoradas ultra-
procesadas y la obesidad (Bes-Rastrollo et al., 2013).
13 Sobre el impacto de la comida basura y las bebidas azucaradas sobre la expansión de la obesidad
infantil, ver Moodie et al. (2013), Taber et al. (2012) y OMS (2013).
2.1 Agroalimentación 303
(FAO, 2013a). A su vez, la ONU confirma que, entre 1990 y 2010, 700 millo-
nes de personas salieron de la situación de extrema pobreza (ONU, 2013a).
De este modo, puede decirse que el incremento constante en la producción
mundial de alimentos supera al crecimiento demográfico y beneficia a los
consumidores más pobres, que gastan una mayor parte de sus ingresos en
alimentación. Por su parte, aunque los consumidores se suelen beneficiar
de la reducción de los precios de los alimentos, los productores solo se be-
nefician cuando la reducción de costes es mayor que la reducción de pre-
cios finales (Evenson y Gollin, 2003), algo que, como veremos más adelan-
te, no siempre ocurre.
La mecanización y la mejora de los saberes agrónomos han generado si-
nergias entre tecnologías innovadoras, lo que ha contribuido finalmente a
los citados incrementos de las cosechas. La mejora de variedades altamen-
te productivas desarrolladas por los centros nacionales e internacionales
de investigación también han colaborado en este incremento (Evans,
1998). A su vez, estas variedades se han beneficiado del desarrollo de com-
bustibles fósiles más baratos, así como de agroquímicos para luchar contra
las plagas y enfermedades, a lo que hay que unir la expansión de la canti-
dad de tierra cultivable y de los modelos de irrigación, con una intensifica-
ción general de los cultivos (FAO, 2013b y UNEP, 2009).
Tales incrementos en la productividad, sin embargo, no han sido homogé-
neos entre tipos de cultivos y regiones (Evenson y Gollin, 2003), de modo
que los incrementos globales se han limitado a un conjunto de cereales
(arroz, maíz y trigo), con menores incrementos en patata y soja (Godfray
et al., 2010). Este incremento en la producción de cereal ha sostenido el in-
cremento ocurrido en la producción de pollo y cerdo, pero también ha
provocado que las dietas sean menos diversas y estén más basadas en el
consumo de carne, con el consiguiente incremento de la huella ecológica.
Así, llegamos a producir un total de 4.600 kcal de comida por persona, sufi-
ciente para alimentar a una población mundial de entre doce y catorce mi-
llardos (UNCTAD, 2013) pero, tras desperdicios, alimentación animal y bio-
combustibles, no quedan más de 2.000 kcal por persona (Lundqvist et al.,
2008). Además, parece que los incrementos en las cosechas ya han alcanza-
do una meseta en las áreas más productivas (Cassman et al., 2010; Lobell et
2.1 Agroalimentación 304
al., 2009), lo que hace imposible doblar la producción para 2050 (Ray et al.,
2013). Ello explica que muchos científicos y empresas agroindustriales ha-
yan instado a una revolución más verde o a una revolución verde 2.0 (Pingali,
2012).
2.2. Incapacidad para proporcionar una alimentación soste-
nible y equitativa
La citada mecanización y mercantilización del sistema agroalimentario in-
dustrial no ha sido gratuita, sino que ha producido un conjunto de exter-
nalidades negativas relativas a las condiciones de vida y al uso de la comi-
da que hoy se hacen evidentes
14
. Además, en la última década, ha avanzado
la consideración de los alimentos como una pura mercancía, susceptible de
especulación, de traslado desde el consumo humano hacia la producción
de biocombustibles e, incluso, como un factor directo de desposesión de
tierras en los países más pobres pero ricos en tierras, por parte de los más
ricos pero carentes de ellas.
De hecho, los efectos asociados al sistema agroalimentario industrial se
muestran claramente con el hecho de que el 70% de las personas ham-
brientas son a su vez pequeñas productoras o trabajadoras agrícolas (UNC-
TAD, 2013). Por otra parte, la industria agroalimentaria reduce las propie-
dades nutritivas de algunos alimentos al almacenarlos en cámaras frigorí-
ficas, pelarlos, hervirlos y someterlos a otros procesos de transformación
(Sablani et al., 2006). A su vez, el excesivo énfasis en la producción de ali-
mentos de bajas calorías, destinados a paliar la epidemia global de obesi-
dad, convierte la producción de alimentos en un proceso cada vez más ine-
ficiente donde se requieren diez kcal para producir una (Pimental y Pi-
mental, 2008), a lo que se une la degradación de los suelos y la pérdida de
14 Se estima que la obesidad y la desnutrición afectan a unos 2.300 millones de personas, lo que
supone un tercio de la población mundial (GAIN, 2013). Por otra parte, el hambre es el principal
factor de mortalidad infantil, asociado a la muerte anual de 3.100 millones de niños/as (Black, et
al., 2013). A ello hay que añadir unas 2,8 millones de muertes asociadas al sobrepeso y la obesi-
dad (OMS, 2012) y que una cantidad creciente de comida no se destina al consumo humano, sino
a ganado o biocombustibles, a la par que se estima que un tercio de la producción total de comi -
da (el equivalente de la alimentación de seiscientos millones de personas) termina en la basura
(FAO, et all., 2011). Puede profundizarse sobre estas consideraciones en la versión ampliada
(v1.0) del presente documento (http://floksociety.org/docs/Ingles/2/2.1.pdf).
2.1 Agroalimentación 305
biodiversidad asociadas. Por lo tanto, con las actuales dinámicas de pro-
ducción y consumo, adoptando los estándares medios de los ciudadanos de
Estados Unidos, se necesitarían 5,2 planetas para cubrir todas las necesida-
des alimentarias (WWF, 2012). A ello se une que los 1.200 millones de ciu-
dadanos más pobres realizan solo el 1% del consumo mundial, en contraste
con el millardo más rico, que supone el 72% (ONU, 2013b).
Por otro lado, hay numerosas pruebas de que unas tasas altas de aplicación
de pesticidas químicos, fertilizantes sintéticos y defoliantes, característi-
cos de los monocultivos modernos, no solo provocan la desertificación de
la tierra (UNESCO, 2003), sino también alimentos más perjudiciales para la
salud, a la vez que inducen enfermedades por hongos (GTZ Sustainet, 2006;
Sherwood et al., 2005; Venkateswarlu et al., 2008). Por ejemplo, los envene-
namientos por pesticidas y las muertes entre los productores ecuatorianos
se encuentran entre las cifras más altas del mundo
15
. Al mismo tiempo, la
dependencia de los productores respecto de los agroquímicos no solo dis-
minuye su autonomía en relación con la industria agroalimentaria que los
produce y suministra, sino que socava el conjunto de su subsistencia, dado
que el gasto en esos insumos industriales a menudo constituye la mayor
parte de sus costes (Raidu y Ramanjaneyulu, 2008).
El rasgo distintivo de la agricultura industrial respecto a los regímenes an-
teriores de producción agrícola no es la ausencia de pequeños productores
y explotaciones de producción a pequeña escala, sino la dominación que
ejercen sobre ellos las empresas centradas en el beneficio a través del con-
trol de los inputs y los outputs del proceso agrícola (Lenin 1977; Venkates-
warlu et al., 2008). Hasta la mitad del siglo XX, era una práctica común en-
tre los productores la generación de determinados insumos como semillas
y fertilizantes, lo que además implicaba que conservaban la decisión final
sobre su uso en el proceso agrícola. Todo ello cambió desde la introduc-
ción de las semillas modificadas genéticamente y de los tratamientos con
químicos sintéticos, lo que inauguró una era de la producción agroalimen-
taria en la que tales insumos pasaban a adquirirse a las corporaciones
agroquímicas.
15 En este sentido, puede consultarse una investigación centrada en los productores andinos de
papa en el norte de Ecuador en Sherwood et al. (2005).
2.1 Agroalimentación 306
2.3. Oligopolio de las semillas
En ningún caso debe minusvalorarse la relevancia de quién tiene el control
sobre esos insumos. Si se toma el ejemplo de las semillas, elemento central
en todo ciclo agrícola, se observa que éstas tienen una característica parti-
cular: plantadas por el productor, las semillas producen plantas y nuevas
semillas, propiedad realmente útil para los productores. En contraste con
este modelo, la industria agroalimentaria ha considerado esta característi-
ca de autorreproducción como un límite a sus posibilidades de beneficio.
Ello explica la fuerte inversión de los últimos cien años en I+D dirigida a
desarrollar soluciones industriales respecto a este límite (Vanloqueren y
Baret, 2009). Debido a esta influencia decisiva de la industria agroalimen-
taria sobre la orientación de la investigación en ciencias y tecnologías
agrarias
16
, el desarrollo de métodos híbridos de cultivo emergió en la déca-
da de los 1930 como una solución histórica a los límites al desarrollo de
una agricultura capitalista. Este método supone la introducción de semi-
llas híbridas que intensifican la producción de los cultivos pero que no
pueden reproducirse en el proceso agrícola, lo que fuerza a los producto-
res a volver a adquirir esas semillas año tras año (Busch et al., 2004, p.105;
Kloppenburg, 1988), de modo que el control de este insumo fundamental
pasa de las manos de los productores a las de las compañías. Más reciente-
mente, se han realizado grandes inversiones en I+D sobre biotecnologías,
con el objetivo de extender este control del capital sobre el proceso de
producción agrícola, principalmente a través de métodos de manipulación
genética, que permitirían añadir a este control sobre las semillas, mapas
de ADN, control genómico y las llamadas tecnologías de restricción del uso
genético (GURTs, por sus siglas en inglés), que permiten a las corporacio-
nes controlar cómo usan los productores sus semillas (Kloppenburg, 2010
y Srinivasan y Thirtle, 2002). Esta dependencia de los agricultores respecto
a las corporaciones del agronegocio se consuma en los contratos que de-
ben suscribir para la adquisición de semillas, por los que ceden todos sus
16 Véanse Alston et al. (1998a y 1998b), Aoki (2009: 2298), Kloppenburg (2010, p.372), Russell (1999)
y Vanloqueren y Baret (2009). El sector privado supone un tercio del gasto global en investiga-
ción agraria, en concreto, entre un 10 y un 15% en los Estados emergentes y hasta el 50% en los
países de la OCDE (Alston, et al., 1998
a
, p.1066-1067).
2.1 Agroalimentación 307
derechos de propiedad por la nueva generación de semillas que produzcan
sus cultivos (Lewontin, 1998).
2.4. Dependencia de los agroquímicos
Del mismo modo que respecto a las semillas, también durante el siglo XX
los y las productoras han pasado a ser dependientes respecto a otros insu-
mos decisivos como pesticidas y fertilizantes. Y al igual que las semillas
GM, los pesticidas y fertilizantes químicos prometen un aumento de la
productividad y son objeto de campañas de promoción agresivas por parte
de la agroindustria. A resultas de todo ello, su expansión fue bastante rápi-
da y, lo que es más importante, ha permitido a la industria adquirir tam-
bién el control sobre los outputs. Desde luego, este cambio no solo ha sido
posible gracias a innovaciones técnicas como las semillas GM o los pestici-
das químicos, sino a través de prácticas comerciales y legales predatorias
por las que la adquisición de la producción agrícola se ha utilizado para to-
mar el control sobre el conjunto del proceso productivo, siendo el epítome
de todo el sistema contractual agroalimentario.
Un ejemplo de la naturaleza de este sistema, a través del que una empresa
provee los insumos para el proceso agrícola y recibe los outputs, mientras
el productor aporta el trabajo y la tierra, es Tyson Foods, la mayor sumi-
nistradora de pollos para los restaurantes de comida rápida y supermerca-
dos en Estados Unidos. La compañía no tiene explotaciones pero sus pollos
se producen por medio de un ejército de pequeños productores, compro-
metidos contractualmente a obtener todos los insumos (polluelos, alimen-
tación, medicinas, pesticidas, matarratas, insecticidas,...) de la empresa,
que por su parte obtiene los pollos criados a su elección. De este modo,
aunque los y las productoras conservan la propiedad de la tierra y de las
instalaciones donde se crían los pollos, es la compañía la que principal-
mente controla el proceso productivo. A través de estos regímenes con-
tractuales, por lo tanto, los productores dejan de ser autónomos, perdien-
do el control sobre la naturaleza y los ritmos de producción en los que se
encuentran involucrados y convirtiéndose en operarios de una cadena de
montaje. Es decir, son proletarizados (Lewontin, 1998).
2.1 Agroalimentación 308
2.5. La ciencia agraria patentada y el cercamiento de los co-
nocimientos tradicionales
Los cercamientos sobre las prácticas de los productores y sobre los comu-
nes agrícolas también se han reforzado a través del desarrollo de regíme-
nes más restrictivos de propiedad intelectual, ocurrido desde la Segunda
Guerra Mundial
17
. La construcción de esa arquitectura regulativa, en un
plano nacional e internacional, a través de la expansión de los criterios de
patentabilidad y del espectro de determinadas instituciones jurídicas,
como los modelos de utilidad y los certificados de protección de obtencio-
nes vegetales (PVP, por sus siglas en inglés) ha permitido afianzar un régi-
men de propiedad intelectual, con el resultado de cercar recursos tales
como las semillas, que han pasado en poco tiempo de considerarse una he-
rencia común de la humanidad (y por extensión, de las prácticas agrarias
que apostaban por un acceso libre a esos recursos comunes) a un objeto
privativo que permite excluir el derecho de los productores a guardar, re-
plantar e intercambiar esas semillas
18
. Este marco regulador refuerza las
dinámicas de explotación de los Estados pobres por parte de los ricos y de
las grandes corporaciones
19
, al instituir un estricto marco de propiedad in-
telectual sobre la nueva bioproducción desarrollada a partir de recursos
biogenéticos, al tiempo que excluyen de dicha protección precisamente a
los precursores biogenéticos de los que se nutre, por ejemplo, a la par que
impide que recursos biogenéticos muy similares (por ejemplo, las materias
17 Un análisis detallado de la transformación de la agricultura en el siglo XX excede de los
propósitos de este documento pero puede encontrarse una breve historia de la aplicación de la
propiedad intelectual a la agricultura en Bent (2003) y en Aoki (2009), y una más centrada en la
captura de las semillas para controlar las prácticas agrarias, en Kloppenburg (1988). Por último,
para un estudio más general de la expansión de los regímenes restrictivos de propiedad
intelectual en el sector, véase Drahos y Braithwaite (2002).
18 Véase Aoki (2009, pp.2279-2296) y Kloppenburg (2010, pp.370-372). Como resultado de esta
agresiva actividad de lobby de la agroindustria, la reunion de la UPOV (International Union for
the Protection of New Varieties of Plants), en 1991, eliminó este derecho de los productores, a la
vez que el International Treaty on Plant Genetic Resources (ITPGR), firmado por 101 países en
2001, ha restringido las protecciones de la propiedad intelectual para instituciones públicas y
privadas dedicadas a la producción agraria, lo que, por lo tanto, excluye de tales protecciones a
los productores individuales (Aoki, 2009, pp.2279-2287).
19 A pesar de la independencia de esos Estados, permanecen inalteradas ciertas dinámicas que
lleva a los flujos de germoplasma de estos Estados hacia los laboratorios, bancos genómicos y
campos de experimentación de los Estados desarrollados, que han emergido ahí bajo la
protección de regímenes de propiedad intelectual favorables (Aoki, 2009, p.2278). Véase
también el documento del proyecto FLOK Society sobre biodiversidad (Golinelli et al., 2015).
2.1 Agroalimentación 309
primas para el desarrollo de tales productos) se acojan a esa protección.
Todo ello promueve la explotación de tales recursos sin ninguna compen-
sación a las comunidades indígenas y a los territorios de donde se extraen
esos materiales
20
. No extraña, por lo tanto, que esta apropiación extractiva
de los recursos biogenéticos del mundo en vías de desarrollo y de las for-
mas autóctonas de conocimiento tradicional por parte de los Estados y las
corporaciones tecnológicamente más avanzadas se considere una forma de
biopiratería
21
. Al margen de que estos Estados son plenamente conscientes
del modo en que tales marcos reguladores les explotan, están obligados a
cumplirlos bajo la amenaza de sanciones comerciales por parte de los Esta-
dos hegemónicos: particularmente, Estados Unidos se ha servido de su es-
trategia de presión comercial una y otra vez para compeler a Estados en
vías de desarrollo como Ecuador, India o Pakistán a firmar tratados inter-
nacionales de propiedad intelectual (Russell, 1999, p.249; van de Waterin-
gen, 1997).
2.6. Subsidio de la agroindustria
Además, el sistema agroalimentario industrial tampoco es el más eficiente
en términos de coste-beneficio ni de sostenibilidad, al menos en relación
con los sistemas orgánicos o tradicionales. Ello se debe a que su viabilidad
depende de fortísimos subsidios y el favorecimiento de exenciones
fiscales
22
.
El mayor volumen de los subsidios hacia la agricultura en los países de la
OCDE está orientado al sostenimiento de esta macroindustria
agroalimentaria
23
, que hace un uso intensivo de los insumos químicos y la
20 «Las naciones del Tercer Mundo son conminadas a poner a disposición los recursos genéticos de
sus plantas (las materias primas para las nuevas tecnologías genéticas) como una herencia co-
mún. A cambio, se les ofrece la oportunidad de adquirir los productos de la biotecnología»
(Aoki, 2009, p.2281). Dicho de otro modo, los Estados en vías de desarrollo tienen que pagar re-
galías por los recursos genéticos que se han modificado en el Norte y han vuelto después a los
mercados del Sur (Russell, 1999, p.205).
21 Véanse Aoki (2009); Cluis (2013); Kloppenburg (2010); Russell (1999) y Wikipedia, (2014). Tam-
bién puede ampliarse el conocimiento de este tema en Ecuador en el documento sobre biodiver-
sidad del Proyecto FLOK Society (Golinelli et al., 2015).
22 Véanse los trabajos del grupo de investigación The Global Subsidies Initiative
(http://www.iisd.org/gsi/).
23 En los Estados de la OCDE, los subsidios en esta materia suponen un total de USD 400 millardos
2.1 Agroalimentación 310
energía (Nemes, 2013) y, de este modo, es capaz de ofrecer precios más ba-
jos para muchos productos transformados que para las frutas y verduras
frescas
24
. La alternativa del sistema orgánico es más productiva, agronómi-
ca y económicamente, así como más eficiente desde una perspectiva ener-
gética y menos variable entre temporadas (Smolik et al., 1995). Por último,
depende menos de los subsidios públicos para su viabilidad (Diebel et al.,
1995).
En resumen, el desarrollo del capitalismo cognitivo en el ámbito agroin-
dustrial ha producido la degradación ambiental, el aumento de los riesgos
alimentarios, un conjunto de enfermedades relacionadas con los pesticidas
y los agroquímicos y un sistema global de explotación de los recursos y de
los pequeños productores empobrecidos de los Estados emergentes por
parte de los países ricos. Así pues, dentro de un contexto marcado por mi-
llones de muertes prematuras por problemas de hambre y malnutrición,
junto a los enormes problemas de salud causados por la obesidad, en un
mundo con plena abundancia de alimentos, es indiscutible la necesidad de
un cambio en el sistema agroalimentario, que en este documento se abor-
da a la luz del rol que desempeña el conocimiento en el mismo. Existe, por
lo tanto, la necesidad de aportar perspectivas transformadoras, radicales y
heterodoxas, al debate sobre la transición hacia un sistema agroalimenta-
rio más justo y sustentable (Wright, 2010). A su vez, no debe subestimarse
el potencial de la alimentación para generar críticas y alternativas al neoli-
beralismo, tanto en lo referido al sistema agroalimentario en concreto
como al conjunto del capitalismo cognitivo, respecto al que un régimen
agroindustrial alternativo puede ser un factor principal de transformación
social. Por supuesto, no se trata de contraponer agricultura orgánica fren-
te a industrial de manera excluyente, sino de valorar las múltiples dimen-
al año. Por ejemplo, en 2005, la media del apoyo de los productores agrícolas en estos países su-
peraba el 30% del valor total de la producción agrícola, lo que equivale a un millardo USD al día
(UNCTAD, 2013). A ello hay que sumar un gasto mundial en subsidios a combustibles fósiles de
medio billón de USD al año. Por su parte y solo en 2011, el Gobierno de Estados Unidos entregó a
los agricultores mil millones USD en exenciones fiscales sobre combustibles. En el mismo año, la
media estimada de subsidios al biocombustible en la Unión Europea se situó entre los 5.500 y los
6.800 millones de euros (IISD, 2013; WWF, 2011).
24 Aquí resulta pertinente la noción de calorías baratas para designar a un conjunto de alimentos de
bajo coste y sabrosos, como cereales refinados, con azúcares y grasas añadidos, además de bas-
tante sal, que constituyen la base de la alimentación industrial ultraprocesada y cuyo precio
contrasta con el de la alimentación fresca, menos subsidiada (Monteiro et al., 2011).
2.1 Agroalimentación 311
siones de la alimentación y la artificialidad de sus bajos precios en el mer-
cado, así como la búsqueda de las condiciones en que el conocimiento y la
inteligencia colectiva pueda integrarse en la producción agroalimentaria y
sus retornos.
3. MODELOS ALTERNATIVOS PARA UN SISTEMA
AGROALIMENTARIO ABIERTO, SOSTENIBLE Y BASADO EN
COMUNES
La adopción de un modelo abierto, sostenible y basado en comunes ha
mostrado, allí donde se ha implementado, beneficios ambientales y socioe-
conómicos para los pequeños productores y el conjunto de la población.
Conway (1986) definió esta agricultura sostenible mediante las cualidades
de una alta productividad, sostenibilidad y resiliencia tanto respecto a su
ambiente como a sus contextos económicos, así como una mayor capaci-
dad de distribución de sus beneficios entre las comunidades participantes.
En síntesis, dicho modelo se basa en las siguientes características (Altieri,
1995; De Schutter, 2010; Pretty, 2008; Wikipedia, 2015b y 2015c):
Aplicación de los principios ecológicos y agroecológicos. Por ejem-
plo, integra los procesos ecológicos y los controles biológicos como
equilibrar el nitrógeno, completar el ciclo de nutrientes o el de re-
generación de suelos. A la vez, hace un uso de los recursos disponi-
bles a bajo coste y a escala local, como por ejemplo el compost reci-
clado de jardines y desperdicios de los hogares.
Intensificación del conocimiento, ya que la agricultura ecológica
requiere el desarrollo y la divulgación de prácticas y conocimientos
imprescindibles para sustituir los insumos de la agro-industria por
las técnicas más tradicionales articuladas en procesos de innova-
ción social. Conviene recordar que la investigación en materia agrí-
cola tiene «el mayor impacto en la producción agrícola y el segun-
do mayor en la reducción de la pobreza (tras la educación rural) en
China, y el segundo mayor en la reducción de la pobreza en la India
rural (tras la inversión en carreteras)» (Fan et al., 2009, p.2).
2.1 Agroalimentación 312
Gestión con base en la comunidad. Uno de los principios de esta
agricultura es la gestión de los recursos fundamentales para su de-
sarrollo, en relación con las plagas, los recursos hídricos, forestales
o la misma gestión financiera, a través de una participación activa
de la comunidad en la gestión cotidiana. Ello se alcanza, por ejem-
plo, a través de una institucionalidad compuesta por la organiza-
ción de mercados locales de sus productos, el establecimiento de
bancos y de redes de compartición de semillas y recursos, de escue-
las técnicas para productores y de instituciones empresariales
como cooperativas para una distribución directa al cliente o para
compartir servicios entre los productores miembros.
Como se ha indicado, el marco basado en los comunes constituye la condi-
ción habilitante para una agricultura sustentable, con la capacidad de con-
tribuir a la transición hacia la economía social del conocimiento, así como
a la garantía de una alimentación adecuada y sostenible. Conforme al mar-
co de gobernanza policéntrica de Elinor Ostrom (1990, 2009), participarían
en la regulación y en las acciones pertinentes las instituciones públicas, las
empresas de los productores privados y grupos autoorganizados. Dicho
marco de gobernanza tripartita desarrollaría
25
:
Acciones colectivas desde la sociedad civil favorables a la agricultu-
ra sostenible. Se desarrollarían inicialmente y de manera principal
en un plano local, con el objetivo de preservar y regenerar los co-
munes esenciales para la reproducción de la vida en las comunida-
des.
Acciones desde el gobierno, con el objetivo principal de maximizar
el buen vivir y asegurar un marco regulativo que garantice el disfru-
te y reproducción de los comunes.
25 Dentro del proyecto FLOK Society, pueden ampliarse los análisis sobre este marco regulativo en
el documento sobre institucionalidad de la economía social del conocimiento, dentro del
paradigma del partner state de John Restakis (2014).
2.1 Agroalimentación 313
De este modo, una adecuada combinación de acciones colectivas autorre-
guladas, marcos reguladores e incentivos desde el sector público y la parti-
cipación de las empresas privadas puede aportar buenos resultados. En
cualquier caso, el reto sigue siendo escalar esta gobernanza más allá de lo-
calidades y regiones concretas.
Además del desglose que se realiza a continuación, en la práctica, pueden
observarse características ventajosas en los dos casos de estudio seleccio-
nados. El de la región de Andhra Pradesh (India) muestra la transición ha-
cia una producción agraria conforme a este modelo de agricultura susten-
table. El segundo estudio de caso analiza cómo la red de productores e in-
genieros Open Source Ecology ha potenciado la relación entre el diseño
global basado en los comunes e Internet para agrupar a una comunidad
global de hackers y aficionados al hardware en el desarrollo de maquinaria
agraria, como tractores, adaptados a las necesidades de los pequeños pro-
ductores y más baratos en su construcción y reparaciones.
2.1 Agroalimentación 314
Fig. 1. Gobernanza tripartita del Sistema agroalimentario
basada en los comunes. Fuente: Vivero Pol (2013)
3.1. Ventajas
Alta productividad. En contra de la percepción más generalizada, esta agri-
cultura no es menos productiva que los modelos intensivos de monoculti-
vo. Más bien al contrario, la introducción de una biodiversidad agrícola, la
integración del bosque y los animales domésticos en la producción agríco-
la y la sustitución de los insumos basados en pesticidas químicos y sintéti-
cos por otros naturales
26
han permitido aumentos de la productividad. En
particular, el proyecto de Pretty et al. (2006) sobre el efecto de la adopción
de un modelo de agricultura sostenible en 286 proyectos a lo largo de 57
países en vías de desarrollo (la investigación más extensa en la materia,
con una superficie de 37 millones de hectáreas) mostró un aumento medio
de la productividad de los cultivos del 79%. Además, este incremento no se
tradujo en una reducción de la calidad, sino que el menor uso de agroq-
micos provocó una mejora de la calidad y, por extensión, de su potencial
nutritivo sobre el conjunto de las comunidades.
Reducción de la pobreza rural. La citada sustitución de los agroquímicos por
sustitutivos naturales, como legumbres reguladoras del nitrógeno y opo-
nentes naturales a las plagas, reduce la dependencia de los pequeños pro-
ductores respecto a los insumos industriales, que a menudo constituyen
una proporción principal de sus costes (De Schutter, 2010, pp.9-10; CSA,
2006).
Mejoras en la calidad, satisfacción y salubridad del trabajo. Distintas
investigaciones
27
han mostrado que esta agricultura resulta más atractiva
para los productores, al tener rasgos satisfactorios para quienes trabajan la
tierra (…), tales como la sombra de los árboles o la ausencia de los olores y
la toxicidad de los agroquímicos» (De Schutter, 2010, p.11; Sosa et al., 2010).
Mayor resistencia al cambio climático. Al introducir una variedad de cultivos,
los productores chinos de arroz han mejorado notablemente su resistencia
26 Por ejemplo, el Desmodium, que los productores del Este de África plantan para «mantener a
raya» a las plagas o el Faibherbia Albida, un árbol equilibrador del nitrógeno que puede usarse
como fertilizante natural.
27 Para nuestro contexto destaca la de Sherwood et al. (2005) sobre la producción orgánica de pa-
tatas en el Norte de Ecuador.
2.1 Agroalimentación 315
a plagas, a la par que sus cosechas han aumentado en un 89% (Zhu et al.,
2000). Desde una perspectiva más general, las características de bajo uso
de combustibles fósiles y de preservación de los recursos hacen que este
tipo de agricultura señale el camino de la sustitución general de agroquí-
micos por insumos naturales, necesaria para la lucha contra el cambio cli-
mático.
Apoyo de las comunidades y movimientos, lo que permite mejorar su capacidad in-
clusiva. La agricultura sostenible, emergida del corazón de los movimientos
campesinos y de algunas ONG, se ha difundido a través de escuelas técni-
cas y de determinadas organizaciones como el movimiento Campesino a
Campesino en Centroamérica (De Schutter, 2010, p.14; Sosa et al., 2010).
Gracias a este carácter comunitario y a los fuertes vínculos con movimien-
tos campesinos de base, este modelo agrario constituye también una pa-
lanca efectiva para la movilización comunitaria (Pretty, 2003).
En cuanto a la consideración de la alimentación como un común, la pro-
puesta de una cobertura alimentaria universal
28
podría materializar estos
planteamientos y favorecer la transición hacia una economía social del
conocimiento común y abierto. De forma similar a los sistemas universales
de educación y salud, cada ciudadano tendría derecho a una cantidad -
nima de alimentos diaria o a su equivalente monetario, de modo que la fal-
ta de poder adquisitivo no fuera un obstáculo insalvable para la satisfac-
ción de su derecho a la alimentación. Entre las características para imple-
mentar inicialemente esta cobertura alimentaria universal, pueden desta-
carse:
Derecho a una provisión básica alimentaria garantizada por el Esta-
do. Aunque inicialmente no sea de contenido muy relevante, sería
un inicio tangible.
Generación de empleo entre los pequeños productores y otros téc-
nicos dentro del sistema de provisión alimentaria.
28 Una primera exposición de esta idea puede verse en la propuesta de Amartya Sen (Mohanty,
2013). También puede verse un desarrollo en HLPE (2012, pp.58-59). Dicha cobertura también
podría implementarse a partir de un derecho a la alimentación básica (Van Parijs, 2005) o un
mínimo de seguridad alimentaria, al modo del mínimo de protección social (Deacon, 2012).
2.1 Agroalimentación 316
Direccionamiento de las compras públicas hacia los pequeños agri-
cultores, con el efecto añadido de fortalecer los mercados locales y
cercanos en condiciones justas.
Articulación con otras políticas sociales, como la indexación del sa-
lario mínimo con la canasta básica de alimentos o con el bono de
desarrollo humano, de modo que pueda avanzarse hacia un sistema
de renta básica universal, al menos con un modelo inicial de rentas
mínimas garantizadas, de manera monetaria o a través de servi-
cios.
3.2. Agricultura sostenible en India (caso de estudio 1)
Un ejemplo de la adopción a gran escala del modelo de agricultura susten-
table proviene de Andhra Pradesh, uno de los Estados más grandes de la
India, con más del 70% de la población dedicada a la actividad agrícola. A
lo largo de 2000, una ola de suicidios azotó al país: una cantidad creciente
de dueños de pequeñas granjas se suicidaban al no tener dinero para pagar
sus deudas, lo que se atribuía en gran medida al costo de insumos externos
tales como pesticidas químicos, fertilizantes sintéticos y semillas genética-
mente modificadas
29
. Esta crisis, que adquirió proporciones epidémicas en-
tre el 2004 y el 2005, hizo imprescindible el ensayo de alternativas. Las
ONG y los activistas agrícolas, como SECURE
30
y el Centre for Sustainable
Agriculture (CSA), con base en Hyberabad
31
, promovían modos de
agricultura sustentable que no emplearan pesticidas industriales y
29 Como indicaban activistas del Centre for Sustainable Agriculture (CSA): «Los agricultores (...)
tenían que pedir dinero prestado para poder comprar pesticidas. Obtenían líneas de crédito de
los negociantes «todo en uno», que les vendían semillas, fertilizantes y pesticidas. Los
negociantes vendían dichos artículos a crédito, luego les cobraban tasas de interés de entre 3%
y 5% mensual. Los granjeros no estaban en posición de cancelar estos préstamos, de modo que
debían aceptar vender su producción al negociante. A su vez, el negociante fijaba un precio
menor al valor del mercado del cultivo. Los granjeros no tenían otra opción que la de aceptar el
precio, con la esperanza de que el negociante les financiaran nuevamente su inversión en años
siguientes. Estaban atrapados en el círculo vicioso de coste elevado, precio bajo de producción y
deudas impagadas... El estigma social del endeudamiento, especialmente cuando el prestamista
de dinero presionaba la cancelación, era insoportable para muchos (CSA, 2006, p.41).
30 Socio-Economic and Cultural Upliftment in Rural Environment. Véase http://www.securen-
go.org.
31 Centre for Sustainable Agriculture. Véase http://csa-india.org.
2.1 Agroalimentación 317
semillas genéticamente modificadas. Aunque la mayoría de granjeros eran
muy escépticos en relación a los métodos de agricultura ecológica, unos
pocos, con la ayuda de los citados activistas, comenzaron a experimentar
con la gestión de sus campos de algodón libre de pesticidas. Los resultados
fueron admirables: su producción permaneció en las mismas cantidades
pero la calidad del cultivo era mayor y podía venderse a un precio más
elevado en el mercado. Al mismo tiempo, ahorraron el dinero que
hubieran gastado en la adquisición de pesticidas, fertilizantes y semillas
industriales
32
.
32 En general, véanse, la fig. 2 y 3, CSA (2006), Raidu y Ramanjaneyulu (2008). La disminución en el
uso de agroquímicos y su substitución por pesticidas y fertilizantes naturales en tres
comunidades de cultivadores de papa en el Carchi, Ecuador, derivó en los mismos resultados
(Sherwood et al., 2005, p.157).
2.1 Agroalimentación 318
Fig. 2. Comparación entre los resultados del algodón cultivado sin pesticidas y el
convencional. Fuente: CSA (2006, p.44)
Fig. 3: Costes de producción para los pequeños agricultores en AP (n,%). Fuente: CSA
(2013, p.3).
1.56 4301 3420
1.47 8596 -5201
Cultivo medio
(t/ha)
Coste de la protección de
plantaciones (Rs/ha)
Ingreso neto
(Rs/ha)
Gestión sin
pesticida
Gestión
convencional
1585, 11%
2057, 14%
3070, 21%
828, 6%
446, 3%
1662, 12%
3388, 24%
9%
Semillas
Pesticidas
Fertilizantes
Irrigacn
Intereses
Arriendo tierra
Trabajo
Otros
A partir de este éxito inicial, una localidad en Andhra Pradesh, llamada Pu-
nukula, se declaró en 2004 libre de pesticidas y manifestó que los comer-
ciantes de pesticidas no eran bienvenidos. Con este viraje hacia la agricul-
tura sustentable, los/as agricultores/as en esta comunidad rural consi-
guieron no solo cancelar sus deudas, sino también aumentar su beneficio,
mientras restauraban el equilibrio ecológico en sus campos. Como resulta-
do de todo ello, Punukula se convirtió en el símbolo del emergente movi-
miento agrícola sustentable: su éxito impulsaba a las aldeas vecinas a tran-
sitar hacia una gestión libre de pesticidas y hacia la agricultura ecológica,
alcanzando en 2004 a noventa y dos poblaciones con más de cinco mil
granjeros. Al mismo tiempo, el éxito de Punukula atrajo también la aten-
ción del gobierno estatal, que se comprometió, como proyecto piloto, a
apoyar la masificación de la agricultura libre de pesticidas en cinco mil lo-
calidades a partir de 2005. Con este fin, se estableció una iniciativa de coo-
peración a con el objetivo de proporcionar una plataforma organizacional
para la acción conjunta de las instituciones públicas (como la Sociedad
para la Eliminación de la Pobreza Rural
33
), cuadrillas de granjeros, repre-
sentantes rurales, ONG y organizaciones con base comunitaria como el
CSA. En el contexto de esta iniciativa, se establecierons de cuatrocien-
tas cincuenta escuelas técnicas, a fin de ofrecer formación en agricultura
sustentable a más de veinte mil agricultores. Al mismo tiempo se moviliza-
ba un crédito agrícola de varios bancos, incluyendo el Banco del Estado de
la India, con el objetivo de eliminar la dependencia que tenían los agricul-
tores de los comerciantes de servicios «todo en uno» y de los prestamistas
locales. En paralelo, se establecieron bancos comunitarios de semillas y re-
des de intercambio de semillas, de modo que los granjeros podían producir
y compartir sus propias semillas, al igual que cooperativas de granjeros
consumidores, con el objetivo de coordinar la producción y distribución de
productos agrícolas (CSA, 2006; Raidu y Ramanjaneyulu, 2008). Los resulta-
dos de este programa de intervención han sido extremadamente positivos:
en las aldeas que adoptaron la agricultura orgánica ya no ha habido más
suicidios ni casos de enfermedades inducidas por pesticidas, mientras que
los ingresos agrícolas han mejorado, junto a la salud y al sustento de los
granjeros (Figs. 4 y 5; CSA, 2013; Ratnakar y Mani, 2010).
33 Society for Elimination of Rural Poverty. Véase http://www.serp.ap.gov.in/SHGAP/.
2.1 Agroalimentación 319
Aunque el modelo de agricultura sustentable gestionado por la comunidad
puede entenderse mejor como un sistema unificado para la producción y
distribución de productos agrícolas, existen dos aspectos del modelo que
nos gustaría enfatizar. En primer lugar, el desarrollo de redes de intercam-
bio de semillas de código abierto y de bancos comunitarios de semillas y,
en segundo lugar, el establecimiento de cooperativas de productores-con-
sumidores con sus propias instalaciones.
En cuanto a las redes y bancos comunitarios de semillas, conviene recor-
dar que, durante siglos, las semillas se consideraron una herencia común
de la humanidad y así eran compartidas entre los agricultores. No obstan-
te, la introducción de varias restricciones relativas a la propiedad intelec-
tual a lo largo del siglo XX, que convirtieron a las semillas en objeto de
propiedad intelectual, tuvieron el efecto de desestabilizar gravemente esta
tradición de producir semillas y compartirlas, en tanto se forzaba a los
granjeros a mantener una relación de dependencia con respecto a las com-
pañías que ahora las fabricaban y vendían (Aoki, 2009; Brush, 2008; CSA,
2012; Kloppenburg, 2010). Como solución a este problema, la comunidad
2.1 Agroalimentación 320
Fig. 5. Comparación de la producción entre las zonas cubiertas por la plataforma
(2013). Fuente: CSA (2013, p.8)
Cosecha Cultivo (Q/Ac.) Retornos brutos (Rs.) Retornos Netos (Rs.)
Orgánico No Orgánico Orgánico No Orgánico Orgánico No Orgánico Orgánico No Orgánico
Arrozal 11950 14340 32 32,2 29340 29630 17390 15370
Maíz 7922 8314 21,8 19,6 19620 17640 11698 9326
Maní 9270 10340 9,8 9,8 24500 24500 15230 14160
Garbanzo 4800 56500 5,5 6,5 11270 12300 6475 6650
Chile 48918 72237 24,5 26,5 147000 117000 98082 47013
Cebolla 13200 15400 71,6 67,6 28800 26000 15600 10600
Algon 10980 10380 4,5 4 13500 11600 2520 1220
Coste de plantación
(Rs/Ac.)
Fig. 4. Productores y área cubierta por la plataforma (2004-2013).
Fuente: CSA (2013, p.13)
de agricultura sustentable en Andhra Pradesh estableció bancos comunita-
rios de semillas en varias aldeas, al igual que redes de intercambio de se-
millas de código abierto
34
, lo cual hizo de nuevo que los agricultores pro-
dujeran sus semillas y las compartieran (CSA, 2006; Raidu y Ramanjaneyu-
lu, 2008). De este modo, tales bancos comunitarios y redes de intercambio
de semillas de código abierto sirvieron para crear comunes del conoci-
miento para la conservación y la recuperación de las variedades existen-
tes, al igual que para las prácticas de fito-mejoramiento participativo, diri-
gidas a la evolución de variedades nuevas.
En segundo lugar, respecto a las cooperativas de productores-consumido-
res, conviene notar que un problema habitual de estos pequeños produc-
tores en todo el mundo es la falta de acceso directo a los mercados y a los
canales de distribución para sus productos, lo que los hace dependientes
de los intermediarios. Los granjeros en Andhra Pradesh abordaron este
problema mediante el establecimiento de la federación cooperativa de
agricultores-consumidores Sahaja Aharam
35
, que opera a través de la venta
directa al por menor en diez ciudades (mandals)
36
. Las instalaciones de
reunión de la cooperativa facilitaron que los granjeros vendieran sus pro-
ductos directamente al consumidor y que desarrollaran con él una rela-
ción de colaboración fundamentada en la confianza mutua. Tal forma de
organizar la producción y la distribución de los productos agrícolas a tra-
vés de cooperativas de productores-consumidores se convirtió en la piedra
angular de un modelo de agricultura sostenida por la comunidad (Wikipe-
dia, 2015a), que no es solo sustentable, sino también abierta y participati-
va. Este modelo de agricultura busca ampliar la participación de los consu-
midores en el proceso de explotación agrícola a través de estructuras co-
munitarias organizadas localmente, de abajo hacia arriba, y fundamenta-
das en la confianza y el intercambio de conocimiento.
34 Las semillas de código abierto se distribuyeron bajo licencias de código abierto como la licencia
pública general (GPL) de la GNU. La lógica es que «no habrá restricciones de uso para
desarrollar nuevas variedades o experimentar con ellas, a la vez que es fundamental que la
variedad derivada se encuentre también disponible sin reclamo o restricción monopólica
alguna en relación a su desarrollo posterior» (CSA, 2012).
35 Véase http://www.sahajaaharam.in.
36 Véase http://www.csa-india.org/institutions.
2.1 Agroalimentación 321
En síntesis, la evolución del Estado Andhra Pradesh en la India ilustra un
modelo de transformación del sector agrícola desde un sistema de mono-
cultivo, con pesticidas químicos y semillas GM, hacia otro, fundamentado
en la utilización de diversos cultivos, con semillas y técnicas tradicionales
libremente compartidas, conocido en la India como un sistema de agricul-
tura sustentable manejado por la comunidad. Además, demuestra que la
agricultura sustentable no es solo ambientalmente segura, sino viable
como modelo de negocio para los/as pequeños/as agricultores/as y aplica-
ble a una escala mucho mayor que la implementada actualmente en la ma-
yoría de lugares del mundo. De hecho, la adopción de dicho modelo de
agricultura sustentable tiene un efecto particularmente benéfico y de em-
poderamiento con respecto a los pequeños agricultores, puesto que elimi-
na su dependencia respecto a un solo suministrador de todos los insumos y
limita la extensión de los problemas relativos a la deuda, como aquellos
que plagaron la comunidad de granjeros de Andhra Pradesh.
3.3. Open Source Ecology. Diseño abierto de hardware agrí-
cola (estudio de caso 2).
Open Source Ecology (OSE)
37
es un proyecto de hardware de código
abierto
38
enfocado hacia la fabricación de un grupo de cincuenta máquinas
industriales, llamado el grupo de construcción de la aldea global (GVCS),
que la OSE considera suficiente para crear una civilización pequeña con
comodidades modernas, a partir de recursos disponibles localmente. El de-
sarrollo de las máquinas se distribuye a través de una red global de grupos
auto administrados de hackers de hardware y aficionados, de modo que
comparten información de diseño a través de Internet y elaboran prototi-
pos que se prueban en una granja de Missouri, Estados Unidos.
37 Véase http://opensourceecology.org.
38 Toda la información de diseño relacionada con las tecnologías desarrolladas por la OSE (por
ejemplo, esquemas, diseños de fabricación 2D, diagramas de circuito, archivos CAD 3D, archivos
CAN legibles por máquina, videos instructivos y manuales de usuario) se encuentra bajo OSE Li-
cense for Distributive Economics, que se ajusta a la licencia para hardware creative commons
CC-BY-SA 3.0. Puede profundizarse sobre la noción de hardware libre y su potencial innovador
para la transición hacia ESCCA en el documento 4.1 de FLOK Society (Lazalde et al., 2015).
2.1 Agroalimentación 322
El proyecto empieza cuando un joven Marcin Jakubowski, tras culminar su
PhD en física de la energía, decide iniciar una empresa de menor naturale-
za teórica: una granja sustentable en el Estado rural de Missouri, Estados
Unidos. No obstante, pronto descubrió que las máquinas comerciales dis-
ponibles no satisfacían sus necesidades. Los tractores, por ejemplo, no solo
eran costosos, sino también difíciles de modificar y reparar, pese al riesgo
de avería. Para Jakubowski, el problema era claro: esta clase de máquinas
no estaba diseñada para empoderar a los granjeros sino para mantenerlos
en una relación de dependencia con respecto a las compañías que los fa-
brican. Bajo la premisa de que los y las productoras agrícolas necesitan
máquinas de costos reducidos y fáciles de auto-fabricar (modelo DIY), se
rediseñó estas máquinas desde un comienzo. Empezó con un tractor nuevo
y colgó el diseño en el Internet bajo una licencia libre, de manera que
otros pudieran modificarlo y mejorarlo. Esto atrajo la atención de la comu-
nidad de Internet y de hackers de hardware y aficionados en todo el mundo,
quienes pronto comenzaron a contribuir con mejoras y a construir proto-
tipos. De este modo, en 2003, nació la red OSE. Con la ayuda de esta red, Ja-
kubowski identificó cincuenta máquinas (desde mezcladoras de cemento
hasta impresoras 3D y vehículos de remolque) necesarias en la construc-
ción de una comunidad rural moderna sustentable y se embarcó en un es-
fuerzo colectivo para fabricarlas. Dado el carácter de colaboración exten-
dida del proyecto, la OSE se lanzó oficialmente como una plataforma para
coordinar esta tarea y la granja de Jakubowski fue replanteada con el obje-
tivo de convertirse en un sitio de fabricación y evaluación de prototipos
desarrollados por miembros del proyecto en todo el mundo, muchos de los
cuales acudirían a la granja como contribuidores visitantes y ayudarían
con el proyecto (Thomson y Jakubowski, 2012).
Hasta la fecha, de las cincuenta máquinas que integran el conjunto, ocho
ya se han fabricado exitosamente, mientras que se encuentra en marcha el
desarrollo del resto
39
. Al aprovechar las contribuciones de una comunidad
global de hackers y aficionados, el proyecto OSE ha logrado una reducción
39 Se han fabricado una excavadora, rastrilladora giratoria, tractor multifunción, pala
retroexcavadora, rotor universal, prensa taladradora y forjadora multifunción, que incorpora la
funcionalidad de una perforadora, una esquiladora de placas, una esquiladora de sección, una
máquina perforadora y esquiladora y una biseladora de cobre.
2.1 Agroalimentación 323
considerable de costos. Por ejemplo, la construcción del tractor OSE cuesta
aproximadamente cinco mil USD, frente a un coste diez veces superior de
los tractores privativos. Lo mismo puede decirse de la prensa de adobe
comprimido de OSE, la pulverizadora de suelo y el resto de máquinas cu-
yos prototipos y pruebas han sido realizados por la red OSE (véanse Fig. 6;
OSE, 2014; Thomson y Jakubowski, 2012).
Aunque las contribuciones de la comunidad obtenidas a través de campa-
ñas masivas de crowdfounding han sido hasta ahora la fuente financiera
principal de la OSE (Jakubowski, 2011), los citados ahorros en el costo de
producción permiten que el proyecto OSE financie sus actividades comer-
cializando sus máquinas directamente entre los granjeros. A modo de
ejemplo, se estima que se obtienen unos ochenta mil USD mensuales con la
venta de tractores a un precio de diez mil USD (Jakubowski, 2013).
No obstante, la sostenibilidad de la empresa OSE se extiende bastante más
allá de su modelo de negocio: la OSE ofrece un ejemplo práctico de la for-
ma en que la agricultura y la fabricación de máquinas agrícolas en general
pueden ejecutarse no solo de manera más productiva, sino también de ma-
nera ambientalmente sustentable. Por ejemplo, la electricidad que consu-
me la granja, que comprende instalaciones de fabricación de 1,22 km
2
y
una área de vivienda de 0,91 km
2
, proviene de fuentes de energía renova-
ble, a través del empleo de métodos como el de fabricación en circuito ce-
rrado, por el que se reciclan materiales de desperdicio de la ganadería en
2.1 Agroalimentación 324
Fig. 6. Costes comparados de fabricación OSE y de
mercado (2012). Fuente: Thomson y Jakubowski (2012,
p.54).
otros procesos de producción
40
y tecnologías de elaboración propia de OSE,
como paneles fotovoltaicos y turbinas de viento (OSE, 2013). Del mismo
modo, es importante destacar que las máquinas fabricadas por OSE están
diseñadas conforme al principio de durabilidad, con un diseño fácilmente
reparable y modificable por parte de los y las usuarias finales. A ese res-
pecto, las máquinas OSE son paradigmáticas de lo que se llama diseño sus-
tentable: están diseñadas para durar de por vida, en vez de ser descartadas
y reemplazadas por otras más nuevas, «utilizan menos energía, menos re-
cursos limitados, no agotan los recursos naturales, no contaminan directa
o indirectamente el ambiente y pueden reutilizarse o reciclarse al final de
su vida útil» (Wikipedia 2015d).
En resumen, este caso muestra el modo en que un proyecto puede aprove-
char los comunes del conocimiento libre (en el caso de la OSE, ello incluye
todo, desde el diseño de la maquinaria hasta los manuales de los usuarios)
e Internet para un desarrollo distribuido a través de una comunidad global
de contribuidores voluntarios. Además, la OSE ofrece un ejemplo concreto
de cómo la tecnología adecuada de código abierto (Pearce, 2012) puede uti-
lizarse para mejorar la autonomía de los granjeros y transformar la pro-
ducción agrícola en la dirección de una ESCCA.
4. PRINCIPIOS GENERALES DE POLÍTICA PÚBLICA
A través de los estudios de caso y de las ventajas expuestas en el apartado
anterior, se han identificado un grupo de condiciones habilitantes, de las
cuales cabe extraer varios principios generales para guiar los esfuerzos de
elaboración de políticas públicas destinados a reforzar el desarrollo de la
agricultura sustentable y, con ello, la transición hacia la economía social
del conocimiento común y abierto.
1. Los comunes como un factor habilitante clave. En la sección segunda, se des-
tacó cómo el desarrollo de la agricultura capitalista ha corrido en paralelo
al cercamiento de los comunes agrícolas y la sustitución de recursos (por
ejemplo, semillas) y técnicas tradicionales libremente compartidos por in-
40 Para un análisis detallado, véase Kelly (1994, cap.10).
2.1 Agroalimentación 325
sumos industriales caros y privativos. Las experiencias de los pequeños
agricultores de Andhra Pradesh reflejan esta línea de desarrollo y mues-
tran claramente que la dependencia de insumos externos como pesticidas
químicos no es solo insostenible, sino también económicamente destructi-
va para los pequeños productores. Frente a este problema, los procesos de
la agricultura sustentable proponen el uso de recursos, conocimientos tra-
dicionales y métodos (agro)ecológicos, libremente compartidos, en lugar
de aquellos insumos privativos externos. Dicho de otro modo, la agricultu-
ra sustentable se fundamenta en comunes pujantes y multifacéticos que
emplean un conjunto de insumos en el proceso de producción: los comu-
nes del conocimiento tradicional, del conocimiento científico agroecológi-
co y de recursos concretos como las semillas o las plantas y animales re-
producidas en la naturaleza. De hecho, los comunes no solo constituyen la
condición habilitante más importante para el modelo de la agricultura sus-
tentable practicada en la India, sino también la piedra angular del modelo
de fabricación distribuida, desarrollado por la comunidad OSE para cons-
truir maquinaria básica. En consecuencia, es absolutamente decisivo desa-
rrollar políticas públicas que apoyen el desarrollo y la conservación de ta-
les comunes en auge en el sector agrario.
En particular, es necesario extender este discurso y esta racionalidad de
los comunes a la alimentación, en un plano global, nacional y local. El va-
lor de la alimentación debería reflejar correctamente su importancia para
la sociedad y sus múltiples dimensiones y no solo su valor de cambio. Por
fortuna, distintas dimensiones de la alimentación, así como las consecuen-
cias de una nutrición saludable y adecuada, ya se consideran comunes, al
margen de que no todo el mundo pueda pagar por su provisión. Por ello, es
necesario establecer regulaciones sobre los precios de los alimentos, redu-
ciendo las fuertes fluctuaciones, como las experimentadas en 2008 y 2011
en mercados nacionales e internacionales (Timmer, 2011).
2. Necesidad de inversión en conocimiento y educación. La transmisión del mo-
delo de agricultura sustentable supone costos considerables al requerir
que los/as agricultores/as inviertan en el desarrollo de habilidades y en el
perfeccionamiento de técnicas nuevas. Sin el desarrollo y difusión de una
suerte de «alfabetización ecológica» a través de las comunidades de agri-
2.1 Agroalimentación 326
cultores, los intentos de elevar la escala de las prácticas de la agricultura
sustentable están condenados al fracaso. Por ejemplo, las escuelas técnicas
han demostrado ser un vehículo efectivo para formar pequeños producto-
res en los métodos de la agricultura sustentable y para difundir esas habili-
dades y conocimientos. Tales escuelas ya existen en Ecuador, donde se han
utilizado exitosamente como plataformas organizacionales para la difu-
sión de la alfabetización ecológica
41
, de modo que cabe pensar en su poten-
cial expansión en áreas rurales. No obstante, aunque el desarrollo de es-
cuelas técnicas sea una condición necesaria para el arranque del proceso
de transición hacia la agricultura sustentable, no es suficiente para asegu-
rar su escalabilidad a largo plazo. En último término, todas estas acciones e
intervenciones de política pública no deben encaminarse únicamente ha-
cia los productores, sino hacia la necesidad de permitir que todos los
miembros de la sociedad desarrollen una relación de mayor compromiso
con la producción de alimentos y el cultivo de la tierra. Desde una perspec-
tiva realista, un cambio de este tipo en la cultura agroalimentaria solo pue-
de lograrse si la formación agrícola se convierte en parte integrante del
currículo de la escuela básica.
En este sentido, el Estado ecuatoriano debe garantizar el acceso universal
y gratuito a los conocimientos que hacen posibles los sistemas de agricul-
tura sostenible, a través del fomento de licencias libres y la prevención de
los posibles cercamientos relativos a la propiedad intelectual de estos pro-
ductos. Ello implica una atención específica a los siguientes componentes
de una ESCCA aplicados al fomento de una agricultura sostenible:
Conocimientos ancestrales y tradicionales. Fortalecer un conocimiento
basado en los comunes y libre de restricciones de propiedad inte-
lectual contribuye a escalar y articular en redes productivas los co-
nocimientos e innovaciones producidas por las comunidades de pe-
queños productores
42
.
41 Avalando la operación exitosa de las escuelas técnicas para granjeros en las sierras andinas en
todo el norte de Ecuador, el Ministerio de Agricultura incluye escuelas técnicas para granjeros
en su Programa de Seguridad Alimenticia nacional. Estas escuelas se han establecido también
en el Perú, Bolivia, Colombia, El Salvador, Honduras y Nicaragua (Sherwood, et al., 2005, p.157).
42 Véase Brush (2007), así como lo relacionado con el conocimiento tradicional en la agricultura
en el documento sobre saberes ancestrales y tradicionales del poryecto FLOK Society (Crespo y
2.1 Agroalimentación 327
Conocimientos encuadrados en la ciencia moderna. Estos conocimientos
producidos por centros de investigación en todo el mundo deberí-
an considerarse comunes del conocimiento (Gardner y Lesser,
2003).
Cultura gastronómica y recetas. Los hábitos alimentarios y la cocina
son parte de la cultura y de la creatividad humana. Las recetas mis-
mas son un ejemplo muy extendido de comunes, que funcionan en
la práctica como un ámbito libre de restricciones relacionadas con
la propiedad intelectual y con un predominio de la innovación (Ba-
rrere et al., 2012). También cabe señalar que esta dimensión culina-
ria y vivencial de los comunes ha recibido poca atención por parte
de los movimientos por la soberanía alimentaria, aunque está sien-
do crecientemente considerada dentro de las redes agroalimenta-
rias alternativas (Sumner et al., 2010).
Información genética. La biodiversidad agroalimentaria constituye
un continuo, desde la diversidad silvestre hasta la más domestica-
da, fundamental para la reproducción de la vida y que, por lo tanto,
debe considerarse también como un conocimiento común (Halewo-
od et al., 2013). Así, debe regularse libre de restricciones de propie-
dad intelectual en lo fundamental y vinculada con los sistemas de
innovación social
43
.
Conocimiento relacionado con la seguridad alimentaria. Este conjunto de
conocimientos sobre enfermedades epidémicas y mecanismos de
prevención deben considerarse comunes, incluso en atención al ca-
rácter transfronterizo de estas pandemias (Richards et al., 2009). En
la actualidad, estas cuestiones se gestionan mediante el sistema tri-
partito compuesto por la autorregulación del sector privado, los
marcos normativos nacionales y determinadas innovaciones insti-
Vila-Viñas, 2015).
43 Puede profundizarse en las propuestas del proyecto FLOK Society a este respecto en el
documento sobre biodiversidad (Golinelli et al., 2015).
2.1 Agroalimentación 328
tucionales en el plano internacional, como los estándares reconoci-
dos del Codex Alimentarius
44
.
3. La importancia del acceso al crédito y a los recursos de inversión. Las organiza-
ciones de agricultores necesitan acceso a recursos financieros con fines de
inversión. A ello respondió el sistema de microcréditos establecido en 2006
por el Banco del Estado de la India, a facilitar la transición hacia una agri-
cultura sin pesticidas (Raidu y Ramanjaneyulu, 2008; CSA, 2013, 2006; Rat-
nakar y Mani, 2010). El siguiente paso lógico es establecer un sistema cre-
diticio gestionado por la comunidad y un fondo de inversión comunitario
para el uso de las organizaciones miembros, como ha sido práctica común
de federaciones de cooperativas y organizaciones colectivistas en todo el
mundo
45
. A ello conviene añadir la importancia de proveer de incentivos
económicos especiales (por ejemplo, exenciones y bonificaciones fiscales)
para los proyectos de agricultura sustentable.
4. La importancia de la participación. Las prácticas de agricultura sustentable
«se adoptan mejor cuando no se las impone de arriba hacia abajo, sino que
se transmiten de un productor a otro» (De Schutter, 2010, p.18). En conse-
cuencia, es esencial asegurar su participación en el proceso de elaboración
de políticas públicas, transformándolas así en un «modo de aprendizaje so-
cial, más que en un ejercicio de autoridad política» (Pretty et al., 2002,
p.252). Dicha participación no solo otorga legitimidad a las políticas y pro-
gramas de transición, en la medida en que han sido codiseñados con los
pequeños productores, sino que también empodera a las capas pobres y
ayuda a garantizar que las políticas públicas respondan realmente a sus
necesidades. En síntesis, los pequeños agricultores deben considerarse ex-
pertos a quienes consultar y vincular dentro del proceso de elaboración de
políticas públicas, más que simples beneficiarios de la ayuda estatal.
Además, el fortalecimiento de la institucionalidad autoorganizada de los
pequeños productores permite mejorar el acceso a los mercados, como
mostró el caso indio. Naturalmente, para ser eficiente, el funcionamiento
44 Véase http://www.codexalimentarius.org/.
45 Un buen ejemplo es el llamado Fondo del 3% manejado por federaciones cooperativas en Italia,
donde los miembros de cooperativa contribuyen con el 3% de su beneficio anual al fondo, canti-
dad que se usa para nuevas inversiones (véase, por ejemplo, Mancino y Thomas, 2005).
2.1 Agroalimentación 329
de tales mercados y organizaciones debería ser sostenida por un marco
institucional adecuado. Por ejemplo, es fundamental el desarrollo de insti-
tuciones de base tales como bancos comunitarios de semillas y de redes de
intercambio de semillas de código abierto, implicadas en la compartición
del conocimiento para la producción agrícola.
5. MARCO POLÍTICO-NORMATIVO ECUATORIANO
El Plan Nacional del Buen Vivir 2013-2017 (PNBV), al igual que la propia
Constitución de 2008, instan explícitamente al desarrollo de la agricultura
sustentable. La Constitución, como parte de su obligación de promover la
soberanía alimentaria (art. 13.2º), prescribe como responsabilidad del Esta-
do ecuatoriano, «fortalecer la diversificación y la introducción de tecnolo-
gías ecológicas y orgánicas en la producción agropecuaria» (art. 281.3º) y
«promover la preservación y recuperación de la agrobiodiversidad y de los
saberes ancestrales vinculados a ella; así como el uso, la conservación e in-
tercambio libre de semillas» (art. 281.6º). Ello es coherente con el estable-
cimiento de un derecho «al acceso seguro y permanente a alimentos sa-
nos, suficientes y nutritivos; preferentemente producidos a nivel local y en
correspondencia con sus diversas identidades y tradiciones culturales»
(art. 13.1º)
46
. Por su parte, el PNBV 2013-2017 concreta este mandato y
pone énfasis en la transformación de la matriz productiva en dirección de
la sostenibilidad ambiental y la construcción de un sector agrícola
conforme a los postulados expuestos para la agricultura sustentable
47
.
46 Todo ello debe plasmarse en la norma llamada a desarrollar estos planteamientos: la Ley Orgá-
nica de Régimen de la Soberanía Alimentaria, de 27 de diciembre de 2010 (véase http://www.so-
beraniaalimentaria.gob.ec/?page_id=132). A su vez, conviene destacar que sigue pendiente una
norma destinada a la reforma agraria del mismo nivel.
47 Expresamente, pueden verse los siguientes análisis: «El énfasis en la producción de alimentos y
otros productos agroecológicos, y en la disminución de riesgos laborales relacionados con el uso
de químicos nocivos dentro y fuera del sector agrícola, permitirán alcanzar la soberanía
alimentaria y generar fuentes de trabajo de calidad, así como el decrecimiento de las
enfermedades relacionadas con el deterioro del hábitat y la mejora de las capacidades de las
personas, tanto para el trabajo y la producción como para el disfrute de las relaciones sociales y
con la naturaleza», (SENPLADES, 2013, p.69). Del mismo modo y con carácter general, se indica:
«La estrategia de acumulación de riqueza mediante actividades productivas sustentables
requiere que la transformación de la matriz productiva se enmarque en un contexto de respeto
a los derechos de la naturaleza y de justicia intergeneracional. Si bien la acumulación de la ri-
queza, en primera instancia, va a depender de procesos extractivos, la estrategia busca que el
2.1 Agroalimentación 330
Desde una perspectiva económica, la Constitución de 2008 impone un régi-
men agrario centrado en los comunes, en el que «se prohíbe el latifundio y
la concentración de la tierra, así como el acaparamiento o privatización
del agua y sus fuentes» (art. 282.2º) y el Estado es responsable de «estable-
cer mecanismos preferenciales de financiamiento para los pequeños y me-
dianos productores y productoras, facilitándoles la adquisición de medios
de producción» (art. 281.5º) y de «fortalecer el desarrollo de organizacio-
nes y redes de productores y de consumidores, así como las de comerciali-
zación y distribución de alimentos que promueva la equidad entre espa-
cios rurales y urbanos» (art. 281.10º). Por su parte, el PNBV 2013-2017 hace
explícito el apoyo a la actividad empresarial de los pequeños productores
y organizaciones agrícolas, al plantear que: «a largo plazo, el Ecuador lo-
grará un relativo nivel de autosuficiencia alimentaria, al importar cada vez
menos alimentos y garantizar la producción de los alimentos de la canasta
básica, en vinculación con la agricultura familiar campesina.» (SENPLA-
DES, 2013, p.65) y el objetivo 10.5 de «fortalecer la economía popular y so-
lidaria, y las micro, pequeñas y medianas empresas en la estructura pro-
ductiva» (p. 302).
A lo largo de la siguiente sección, se concretarán estos planteamientos ge-
nerales en una serie de recomendaciones para las políticas públicas dise-
ñadas con objeto de brindar apoyo y reforzar los objetivos y políticas cita-
dos dentro del marco ecuatoriano de políticas públicas.
6. RECOMENDACIONES
Las recomendaciones que siguen se encuadran en los principales linea-
mientos del marco jurídico-político ecuatoriano, señalados en la sección
anterior:
impulso de nuevas industrias no contaminantes y la diversificación de las exportaciones basa-
das en bioproductos y servicios ecológicos, disminuyan significativamente la presión sobre el
medio ambiente a largo plazo.» (SENPLADES, 2013, p.69).
2.1 Agroalimentación 331
El apoyo a la adopción y uso de métodos de agricultura sustentable
por parte de pequeños agricultores y organizaciones pequeñas y
medianas en el sector.
La transformación de la matriz productiva en dirección de la sus-
tentabilidad ambiental.
La construcción de la sociedad del conocimiento común y abierto.
Debido a la importancia señalada de los comunes como condición habili-
tante en el desarrollo, deben establecerse medidas de desarrollo de los co-
munes agrícolas y de protección frente al peligro del cercamiento privado.
En particular, se recomienda:
Desarrollar bancos comunitarios de semillas y redes de intercambio
de semillas de código abierto.
Implementar un marco legal articulado sobre la licencia pública
general (GPL) de la GNU
48
para la acreditación de (a) recursos
genéticos de la planta (tales como germoplasma y semilla) y (b)
maquinaria agrícola como protección contra el peligro de su
cooptación comercial y cercamiento privado
49
.
La difusión y financiación de estudios sobre variedades vegetales
bajo la GPL de la GNU
50
.
Municipalizar el conjunto de recursos hídricos y su gestión, de
modo que las costas, ríos, lagos y acuíferos se gestionen dentro de
marcos del común y previniendo los posible cercamientos priva-
dos.
48 Véase https://www.gnu.org/copyleft/gpl.html. Puede profundizarse en algunas cuestiones de
las licencias libres, en particular aplicadas al ámbito del software en el documento al respecto de
FLOK Society (Petrizzo y Torres, 2015).
49 Esta recomendación constituye la parte central de un número de propuestas recientes, como las
del CSA (2012), Kloppenburg (2010) y Srinivas (2002). En la práctica, la adopción de dicho marco
legal equivale a la abolición de facto de las patentes para enriquecimiento privado sobre recur-
sos fitogenéticos.
50 Para una discusión de la propuesta de difundir la I+D+i con financiamiento público bajo la
licencia GPL de la GNU, véase Boldrin y Levine (2013, p.19).
2.1 Agroalimentación 332
Prohibir los procesos de economía financiera especulativa que tie-
nen por objeto productos agroalimentarios básicos.
Dada la necesidad de que los productores de alimentos orgánicos desarro-
llen sus propios mercados y organizaciones locales, se recomienda, para
apoyar el desarrollo de nuevos mercados de alimentos orgánicos y de las
organizaciones de agricultores:
Fomentar la organización de pequeños productores orgánicos en
asociaciones de productores y consumidores, así como cooperati-
vas con sus propios mercados locales e instalaciones de reunión.
Establecer un marco legal que ofrezca autonomía organizacional y
facilidades a las cooperativas y organizaciones colectivistas del sec-
tor agrario, del mismo modo que el apoyo institucional que requie-
ren para su funcionamiento
51
.
Simultáneamente, para democratizar el acceso al crédito y a los recursos
de inversión, se recomienda:
Crear un fondo comunitario de inversión, gestionado por la comu-
nidad, para productores comprometidos con la agricultura
sustentable
52
.
Amén de lo indicado sobre la titularidad del conocimiento, se ha incidido
en la importancia de la inversión en conocimiento y formación. En concre-
to, se recomienda:
Extender las escuelas cnicas para agricultores a todas las áreas
rurales de Ecuador.
Introducir una formación agrícola en el currículo de la escuela -
sica.
51 Para una discusión más elaborada de lo que involucra esta tarea y de cómo abordarla, véase el
documento de síntesis de John Restakis (2015) para el proyecto Buen Conocer / FLOK society.
52 Como caso análogo a este fondo, véase el institucionalizado por las federaciones cooperativas
del norte de Italia («fondo del 3%»), a partir de las referencias de Raidu y Ramanjaneyulu (2008,
p.183) y Kleiner (2010, pp.23-25).
2.1 Agroalimentación 333
Fortalecer la investigación agrícola, principalmente con financia-
ción pública y énfasis en la agroecología
53
.
Fomentar proyectos de producción de maquinaria agrícola con
diseños abiertos y fomento de la soberanía tecnológica, como el
analizado de OSE o de Farm Hack
54
. Se trata de iniciativas locales
pero escalables. Además, en términos de innovación, la participa-
ción de nuevas capas sociales en el trabajo con tecnologías libres de
restricciones de propiedad intelectual y localmente adaptadas tie-
ne un alto potencial de mejorar las soluciones técnicas, incluso por
encima de los centros de investigación formalizados (Benkler,
2006).
Fomento de investigación coparticipadas entre los expertos y aca-
démicos y las comunidades como, por ejemplo, mingas agrocientí-
ficas transdisciplinares para recuperar y poner en valor la memoria
de conocimientos y técnicas agrarias.
Fomento de investigaciones que analicen georreferenciadamente
los sistemas agroalimentarios de producción y distribución
55
, como
medio de identificar vulnerabilidades y establecer políticas públi-
cas adecuadas.
Dada la centralidad que debe alcanzar la participación comunitaria, se pro-
pone:
Gestionar las infraestructuras de intercambio (como los bancos de
semillas) a través de entidades de base comunitaria.
Dotar de transparencia y supervisión ciudadana a la gobernanza y
administración cotidiana de los proyectos pilotos a escalar y las ini-
ciativas señaladas. Tales proyectos deben fundamentarse en la par-
53 Recuérdese el impacto citado de la inversión en investigación agrícola tanto sobre la
producción como sobre la reducción de la pobreza en otros contexto (ver sección 3).
54 Véase http://farmhack.net/home/.
55 Véase, por ejemplo, la investigación sobre reservas alimentarias desarrollada por la CUNY y el
MIT en Estados Unidos (http://www.urbandesignlab.columbia.edu/?pid=nyc_foodshed).
2.1 Agroalimentación 334
ticipación de delegados de las comunidades de aldeas, movimientos
de productores y activistas agrícolas.
A partir de la relevancia de las políticas públicas en el apoyo a la transición
hacia modelos de agricultura sustentable, se recomienda asimismo:
Implementar políticas públicas que ofrezcan incentivos económi-
cos especiales para proyectos de agricultura sustentable, como sis-
temas de microcrédito y beneficios tributarios.
En las políticas de inversión, dar prioridad a los bienes comunes,
tales como bancos comunitarios de semillas, infraestructuras rura-
les (comunicaciones, conexiones, energía), educación e investiga-
ción en desarrollo agrícola, con menor presencia de intereses pri-
vados (por ejemplo, mediante subsidios al modelo de agronegocio,
como a los agroquímicos, a los insumos patentados, etc.)
56
En las políticas de compras públicas, dar prioridad a los alimentos
orgánicos, en la línea del programa de alimentación de las escuelas
públicas del Brasil, por medio del cual los alimentos se adquieren
en explotaciones familiares
57
.
Fortalecer políticas de innovación en este ámbito, con estableci-
miento de estaciones agrícolas rurales, espacios para hackers y es-
pacios de coworking como partes de una red de infraestructuras te-
rritoriales para el intercambio de conocimientos y de transferencia
de tecnología. Como primer paso en esa dirección, proponemos que
se establezca una estación agrícola para la fabricación de maquina-
ria agrícola de código abierto como aquella diseñada y fabricada
por la OSE en las áreas rurales.
Dado que la transición hacia una agricultura sostenible constituye en bue-
na medida una transición de orden cultural, es necesario establecer medi-
56 La investigación demuestra que las políticas públicas que dan prioridad a los bienes públicos
son más efectivas en mejorar el rendimiento de los sistemas agrícolas que aquellas que
subvencionan los bienes privados (López y Galinato 2007, p.1085).
57 Para ilustrar la escala del programa de alimentacn de la escuela blica en Brasil, éste incluía
a 137.000 explotaciones familiares en el 2009 (De Schutter, 2010, p.20, nota 89).
2.1 Agroalimentación 335
das de socialización y divulgación de su importancia. En concreto, se reco-
mienda:
Impulsar proyectos como huertos y jardines urbanos, en las pro-
pias terrazas y patios, junto con redes de distribución y consumo
comunitario, como ferias y mercados. Ello tiene un pequeño com-
ponente productivo de autoabastecimiento pero sobre todo un ca-
rácter educativo en agroecología.
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