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1
Título de la ponencia: ¿PARA QUÉ SE LEE EN LAS UNIVERSIDADES DE
COLOMBIA?1
Autora: Violeta Molina Natera
Pontificia Universidad Javeriana, Cali, Colombia
RESUMEN
Esta ponencia muestra los resultados de encuestas realizadas a 3719 estudiantes
universitarios colombianos, en el marco de la investigación ¿PARA QUÉ SE LEE Y SE
ESCRIBE EN LAS UNIVERSIDADES DEL PAÍS? UN APORTE A LA
CONSOLIDACIÓN DE LA CULTURA ACADÉMICA. Esta investigación tiene como
objetivo caracterizar y analizar las prácticas de lectura y escritura a nivel de pregrado y
actualmente se lleva a cabo con la participación de 17 universidades públicas y
privadas. Aunque la encuesta también indaga por otros aspectos, sólo se presentan aquí
los resultados que tienen que ver con las concepciones y experiencias de la lectura en la
formación profesional. Los resultados muestran que los estudiantes principalmente leen
para las asignaturas y su principal propósito es leer para ser evaluados de distintas
maneras. Los tipos de texto que más se leen son los apuntes de clase. Además, se
encontró que un buen número de estudiantes leen textos en inglés. Estos resultados se
analizan a partir de la clasificación de las áreas del conocimiento propuestas por la
Unesco, con el fin de mostrar el comportamiento de los aspectos indagados en estas
áreas. En cada pregunta se discuten los resultados y se abren nuevas líneas de
investigación para indagar por aspectos que señalan dichos resultados.
Palabras clave: Lectura, Educación superior, Cultura académica.
Área temática para la que se propone el trabajo: Desde los sujetos: docentes y
estudiantes como usuarios de la cultura escrita y sujetos de evaluación
1 Ponencia presentada en el II Seminario Internacional de Lectura en la Universidad y I Congreso
Nacional de Expresiones de la Cultura Escrita en Instituciones de Educación Media Superior y Superior.
Aguascalientes, México, agosto de 2010. ISBN 978-607-7745-37-2
2
¿PARA QUÉ SE LEE EN LAS UNIVERSIDADES DE COLOMBIA?
La investigación
Actualmente en nuestro país se realiza la investigación ¿Para qué se lee y se escribe en
las universidades del país? Un aporte a la consolidación de la cultura académica. En esta
investigación participan 17 universidades, entre públicas y privadas, con equipos
interdisciplinarios que discuten y analizan el tema de la alfabetización académica. El
objetivo es caracterizar, analizar e interpretar las prácticas académicas de lectura y
escritura en programas de pregrado. Para este fin, se asumen como punto de partida los
siguientes interrogantes: ¿qué se pide leer y escribir al estudiante?, ¿para qué se pide
leer y escribir?, ¿qué se hace con lo que se lee y se escribe?, ¿cuáles son los
mecanismos de legitimación, valoración y evaluación de los productos de lectura y
escritura en la universidad? y ¿qué clase de apoyo reciben los estudiantes antes, durante
y después de la lectura y escritura de textos?
La encuesta
Este instrumento fue construido con la participación de las universidades involucradas.
Consta de 22 preguntas que hacen referencia a las actividades en las que están presentes
prácticas de lectura y escritura académica, algunas de respuesta abierta y otras de
selección múltiple con varias o una respuesta.
La encuesta se aplicó en cada universidad a una muestra determinada por un equipo de
estadísticos, que dio como resultado 3700 estudiantes matriculados en el período 2008-
2, en los semestres intermedios de una muestra de carreras establecida para cada
universidad. La aplicación fue en el semestre 2009-1. Para el análisis se organizó la
información según las áreas del conocimiento propuestas por Unesco, como lo muestra
la siguiente tabla:
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El análisis se realizó en cada universidad contrastando los resultados institucionales con
nacionales, tomándose los resultados con los promedios más altos y, en algunos casos,
los resultados más bajos o los intermedios, según fuera de interés para el análisis.
En esta ponencia se incluirán las preguntas que indagan por las concepciones y
experiencias sobre la lectura en la formación profesional. Las preguntas de esta
categoría fueron de selección múltiple con varias respuestas para indagar por las
actividades que motivan la lectura, los propósitos para los que se lee, los tipos de textos
que se leen y el uso de segundas lenguas para estos propósitos.
Los resultados
1. Actividades académicas para las que se lee
En las actividades académicas que más incitan la lectura de textos (pregunta 1)2, la
tendencia nacional es que la gran mayoría de los estudiantes (88.76%) leen para las
asignaturas.
2 ¿Para cuáles de las siguientes actividades académicas usted lee?
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Llama la atención la escasa participación que tiene la lectura, como actividad
académica, por fuera del contexto de una asignatura. Al parecer, los estudiantes están
motivados para acercarse a los textos académicos, preferiblemente si este ejercicio está
mediado por una evaluación, lo que muestra que son pocos los demás espacios
académicos que tienen los estudiantes para acercarse a los textos.
En segundo lugar aparece la lectura para grupos de estudio (46.73%). Es probable que
mientras para algunos estudiantes los grupos de estudio sean grupos consolidados con
horarios, propósitos y espacios establecidos, otros podrían entenderlos como espacios
informales que ocurren espontáneamente con personas diferentes, según la necesidad
específica. También se encontró que los estudiantes pueden tener otras motivaciones,
como leer para un evento académico (37.46%), leer para semilleros de investigación
(20.17%) y leer para un curso extracurricular (19.98%). Estos resultados cuestionan
frente a las actividades académicas que las universidades proponen para fomentar,
dentro y fuera de las asignaturas, la construcción del conocimiento a través de la lectura.
Al parecer, son pocas estas actividades o es muy escasa la acogida que tienen entre
nuestros estudiantes.
Resultados por áreas Unesco
Con respecto a las áreas del saber, la encuesta evidencia que las áreas de servicios y
salud tienen un mayor porcentaje (95.45% y 92.36%) de estudiantes que leen para las
asignaturas, frente al área de ingenierías (86.09%), en la que hay menor ocurrencia. En
segundo lugar está la lectura para grupos de estudio y se encontró una diferencia
significativa entre las áreas, siendo la de ciencias (62.81%) en la que más se lee con este
fin y en la de humanidades (32.68%) en la que menos, como se muestra a continuación.
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En cuanto a la participación en eventos académicos, la mitad de los estudiantes de salud
leen con este propósito (49.19%), mientras que sólo el 4.55% de los de servicios lo
hacen para este fin.
Por otra parte, en relación con la promoción de la cultura investigativa entre los
estudiantes, se encontró una alta participación de los estudiantes de agricultura en
semilleros de investigación (37.12%), mientras que en los de servicios no hubo ninguna
participación para estos grupos. En cuatro de las ocho áreas la participación es similar,
entre un 17 y 18%. En este aspecto se pueden tener dos interpretaciones: o bien que la
participación de los estudiantes en los semilleros de investigación es poca o que su
participación no implica necesariamente leer textos académicos sino realizar otro tipo
de funciones no académicas.
2. Propósitos para los que se leen textos académicos
En esta pregunta se indaga por los fines con los que se lee en las actividades ya
mencionadas (pregunta 3)3. Teniendo en cuenta que, como se vio en la pregunta
anterior, los estudiantes predominantemente leen para las asignaturas, el mayor
porcentaje muestra que leen para ser evaluados. Así, el 85.99% de los estudiantes leen
para presentar una evaluación escrita, mientras que el 86.39% lee para presentar una
exposición y el 69.51% para responder a una evaluación oral.
3 ¿Con qué propósitos lee en las actividades académicas seleccionadas en la pregunta 1?
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Resultados por áreas Unesco
En cuanto a los resultados por áreas del saber, dos ítems predominaron en las áreas: leer
para presentar una exposición y leer para presentar un examen escrito. La primera
opción ocurrió con más frecuencia entre los estudiantes de servicios (95.45%) y salud
(91.63%), y menos en los de humanidades (81.89%). La segunda opción muestra que
casi todos los estudiantes de salud (91.63%) lee para presentar un examen escrito, y los
que menos lo hacen son los de servicios y educación (81.82% y 82.67%). Estos
resultados sugieren que en la universidad los estudiantes se preparan para hacer sus
presentaciones y exámenes principalmente a partir de la lectura.
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Siguiendo con esta pregunta, el tercer ítem en ocurrencia es leer para presentar
exámenes orales. Esta práctica ocurre con más frecuencia entre los estudiantes de salud
(77.97%) y menos en los de servicios (54.55%) y en los de humanidades (60.24%).
Las estadísticas anteriores muestran que los estudiantes están motivados hacia la lectura
de textos con propósitos académicos si hay una calificación de por medio. Esto suscita
un interrogante en cuanto a si docentes y estudiantes comparten los mismos propósitos
frente a la lectura, porque es posible que, a pesar de que las actividades de lectura sean
objeto de un cuidadoso diseño y planeación, en la práctica los estudiantes se limiten a
repetir los contenidos encontrados en los textos. Además, es probable que la concepción
de los estudiantes en cuanto a que la lectura deba estar ligada a alguna de evaluación,
posiblemente sea reforzada por los docentes al calificar todas las actividades de lectura.
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3. Tipos de textos académicos que se leen
Los tipos de textos que más se leen para las actividades académicas (pregunta 5)4 están
en concordancia con la tendencia, ya señalada en la pregunta 1, de leer para las
asignaturas, pues los estudiantes leen principalmente sus propios apuntes de clase
(83.68%).
Esto tiene relación con lo señalado en el punto anterior, en cuanto a la tendencia de leer
para dar cuenta del contenido de los textos. En relación con este punto, resulta
interesante tener en cuenta el propósito con el que se leen los apuntes de clase, pues
muchas veces se leen para recordar los temas más importantes que se vieron en clase y,
en otros casos, también podrían tomarse como insumo para elaborar construcciones
académicas con otros fines, como redacción de reseñas, resúmenes, entre otros.
En segundo lugar, el 79.78% de los estudiantes manifiestan leer otro tipo de texto
relacionado con las asignaturas, como son los materiales elaborados por los profesores
(talleres, guías de trabajo, etc.). Si bien este tipo de textos se elaboran con fines de
4 Señale los documentos que más leyó en el semestre pasado para responder a sus compromisos
académicos.
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aprendizaje, no necesariamente inciden en la formación del conocimiento porque se
constituyen en instrumentos que generalmente están dirigidos a la realización de
actividades puntuales. Son pocos los casos de materiales teóricos, como artículos
científicos, que el profesor elabore y divulgue entre sus estudiantes en el contexto de
una asignatura.
En tercer lugar (76.82%) se encuentra la tendencia creciente de leer documentos de la
red (páginas web, blogs, etc.), y esto abre la discusión hacia los tipos de documentos
electrónicos que leen los estudiantes.
Resultados por áreas Unesco
Si se analiza la respuesta más recurrente por áreas, se observa una diferencia
significativa, pues entre los de servicios se leen sus apuntes de clase en un 95.45%,
mientras que los de educación los leen en un 74.89%.
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Ahora bien, la lectura de materiales elaborados por los profesores ocurre en la totalidad
de los estudiantes de servicios y en un 88.64% de los de agricultura, mientras que entre
los de humanidades se presenta en un 66.93%. Es probable que las actividades que los
estudiantes deben realizar en sus asignaturas requieran de este tipo de guías o
materiales, teniendo en cuenta que una proporción alta los lee.
En cuanto a la lectura de textos bajados de la red, la diferencia entre las áreas muestra
que los estudiantes de agricultura leen más textos de la red (84.09%) y los de educación
son los que menos se acercan a estos texto (72.39%). Lo anterior lleva a reflexionar
sobre quién asume la responsabilidad de escoger estos tipos de textos. Si la asumen los
profesores, habría que indagar con qué criterios se eligen y se asignan los textos de la
red. Pero si son los estudiantes quienes los eligen, habría que tener en cuenta qué
criterios siguen para escoger estos sitios, así como las competencias en el manejo de
información con que cuentan, cómo se han desarrollado y qué tipo de actividades se
hace en las asignaturas para promover su desarrollo. Es posible que los profesores
asuman que sus estudiantes “deben saber” cómo buscar en la red y, además, deben tener
criterios para seleccionar la información acorde con sus objetivos de búsqueda.
Otro resultado relevante es la lectura de los textos que se considerarían como los más
representativos de la formación disciplinar, en el que los estudiantes de ciencias
(82.23%) leen más libros o capítulos de libros propios de su carrera, en comparación
con los de servicios y de ciencias sociales que los leen en un 68%. Estos datos indican
que los profesores posiblemente no están fomentando en los estudiantes la lectura de
textos académicos propios de la carrera y la formación disciplinar se lleva a cabo por
medio de otros recursos, como clases magistrales, laboratorios, etc.
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4. Lectura en segunda lengua
Con relación a la lectura en segunda lengua, el porcentaje de estudiantes que dicen que
leyeron textos en inglés (61.98%) es significativamente más alto que el de los que sólo
leen en español (39.39%).
Es llamativo que también se lean textos en francés y portugués, idiomas en los que la
participación de los estudiantes de las universidades es evidentemente inferior, con
relación al inglés.
Resultados por áreas Unesco
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La lectura de textos en inglés tuvo un comportamiento bastante disímil entre las áreas
del saber. Por un lado el 83.33% de los estudiantes de agricultura leen textos completos,
mientras que en servicios lo hacen en un 40.91% y en ciencias sociales en un 50.94%.
Sin embargo, también pueden encontrarse diferencias en los promedios de los que sólo
leyeron textos en español, pues el 59.09% de los de servicios y el 49.16% de los de
ciencias sociales afirman sólo leer en lengua materna, mientras que esto ocurre sólo en
el 23.48% de los estudiantes de agricultura.
El área que tiene un mayor acercamiento a textos en segunda lengua es el área de
agricultura (excepto en alemán e italiano), pero en ciencias sociales se encontró que hay
menor lectura de textos en idiomas diferentes al español.
Los anteriores datos plantean la posibilidad de que se esté favoreciendo la lectura de
documentos en segunda lengua en las asignaturas diferentes a las clases de inglés.
Posiblemente en algunas carreras se promueva el uso de una segunda lengua como
medio de instrucción, tema que debe indagarse a fondo dado que la encuesta no
pretendía abordarlo. Igualmente resulta interesante conocer los tipos de texto que los
profesores asignan para leer en segunda lengua, porque hay tipologías que
probablemente sean típicas de las disciplinas y cuya estructura les es familiar a los
estudiantes en la lengua materna, lo que facilitaría su comprensión en una segunda
lengua. De la misma forma, es necesario conocer los fines por los que se asignan estos
textos, pues es posible que la razón sea sencillamente porque el texto no está en español
o porque el profesor realmente desea que los estudiantes desarrollen habilidades para
acceder al conocimiento usando las fuentes primarias para prepararlos al mundo laboral.
Conclusiones
En la educación superior se supone que se privilegia la construcción del conocimiento a
partir de lo que se encuentra en los textos académicos. Este proceso requiere una
mediación por parte del docente, quien debe proponer y orientar su lectura facilitando
estrategias como la investigación con unos criterios establecidos, la competencia en el
manejo de información, las estrategias para leer comprensivamente y el uso adecuado
de citas y referencias bibliográficas.
13
Sin embargo, a partir de las respuestas de los estudiantes se evidencia que son escasas
las actividades en las que se facilitan estas estrategias y que, por lo general, la lectura se
ve atravesada por procesos de evaluación, es decir, está circunscrita a una asignatura.
Actualmente no se está favoreciendo que los estudiantes, autónomamente, propongan
materiales para leer y que la lectura se utilice como herramienta para construir el
conocimiento. Resulta paradójico que, aunque la lectura siempre esté ligada al contexto
de una asignatura, se fomente por medio de calificación y no como la mejor forma de
construir el conocimiento, por encima del discurso del maestro.
Hace falta en las universidades una cultura de la lectura para la formación profesional,
razón por la que es escasa la lectura de artículos científicos, informes de investigación y
textos que den cuenta de cómo se construye el conocimiento en una disciplina. Es tarea
de todos reivindicar el lugar de la lectura como el mejor medio para apropiar el
conocimiento en la educación superior, para construir así una cultura académica que
favorezca la formación integral de profesionales más y mejor preparados para el mundo
laboral.