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International Journal of Psychology and Psychological Therapy 2008, 8, 1, 63-72
*
La correspondencia sobre este artículo puede dirigirse a la primera autora: Departamento de Psicología, Universidad de
Córdoba, Avda. San Alberto Magno, s/n, 14004 Córdoba, España. E-mail: ed1orrur@uco.es. Este estudio se ha rea-
lizado con la ayuda de una Acción Integrada España-Italia, que facilitó, además del estudio preliminar aquí presentado,
el comienzo del proyecto Violencia y Cortejo Juvenil (SEJ-2007-60673-EDU) del Plan Nacional de I+D, Ministerio
de Educación y Ciencia.
Violencia sexual entre compañeros
y violencia en parejas adolescentes
Rosario Ortega*
1
, Francisco Javier Ortega Rivera
2
y Virginia Sánchez
2
1
Universidad de Córdoba, España
2
Universidad de Sevilla, España
RESUMEN
El presente estudio ha analizado la presencia de violencia sexual entre compañeros y en
las parejas adolescentes y jóvenes. Específicamente se han estudiado las diferencias por
sexo, edad y estadio de la relación sentimental tanto en violencia sexual entre iguales
como en las parejas, en una muestra de 490 adolescentes (55,7% chicos, 44,3% chicas,
edad media 16.08 años). Los resultados descriptivos mostraron la misma incidencia de
violencia sexual entre iguales y en las parejas. Respecto al sexo, los chicos presentaron
mayor implicación como agresores de sus iguales y de sus parejas, pero no se encontraron
diferencias con relación a los índices de victimización. Se encontró un efecto importante
del estadio de la relación: la violencia sexual entre iguales fue más frecuente entre los que
se encontraban en “relaciones casuales” y “grupos mixtos” mientras que la violencia
sexual entre parejas fue más frecuente entre los que se encontraban en “relaciones serias”.
Para la edad, solo se encontraron diferencias en la violencia sexual entre parejas, siendo
que los chicos y chicas más mayores resultaron más implicados que los más pequeños.
Palabras clave: cortejo, adolescentes, violencia sexual, violencia en la pareja, dominio-
sumisión.
ABSTRACT
Sexual harassment among peers and adolescent dating violence. This paper presents a
study about peer and dating sexual harassment among adolescents. Specifically, differences
by sex, age and the developmental stage of the romantic relationships were analyzed in
both, peer and dating sexual harassment in a sample of 490 adolescents (55,7% boys and
44,3% girls, mean age 16.08). Descriptive data showed that the presence of peer and
dating sexual harassment was similar. Boys were more perpetrators in both, peer and
dating contexts but no differences by sex were found for victimization indexes. An important
effect of the developmental-stage of the relationships was found: peer sexual harassment
were more frequent in “casual” and “mixed gender” stage whereas dating sexual harassment
was more frequent in “serious relationship”. For age, just differences in dating sexual
harassment were found: older adolescents were more involved than younger ones.
Key words: romantic relationships, adolescents, sexual harassment, dating violence, domain-
submission.
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© Intern. Jour. Psych. Psychol. Ther.
ORTEGA, ORTEGA Y SÁNCHEZ
Hasta el momento, los estudios sobre violencia escolar y juvenil (Olweus, 1999;
Smith, 2003; Ortega, 2000, 2003, 2005, 2007) han puesto de manifiesto que dicho
fenómeno puede presentarse en diversos contextos y relaciones de forma más o menos
grave. Sólo algunos trabajos exploratorios sobre bullying (Informe del Defensor del
Pueblo, 2000, 2006) han incluido preguntas sobre violencia sexual encontrando una
baja incidencia. Sin embargo, una línea de investigación específica sobre violencia en
las parejas comienza a atender en sus estudios a la violencia sexual en parejas jóvenes.
La tradición de estas investigaciones se justifica tanto en el avance de los estudios
sobre pareja (dating) como en la atención prestada a los fenómenos de violencia contra
la mujer en estudios de género y está, por tanto, algo alejada de los estudios psicoeducativos
en los que se enmarcan las investigaciones sobre bullying.
Por nuestra parte, hemos sugerido (Ortega, 2000) que un elemento esencial para
diferenciar la intimidación, la exclusión social, el acoso y en definitiva el maltrato entre
iguales (bullying) de otras formas de agresión es la presencia de un modelo de coerción
social en la red de iguales al que denominamos esquema dominio-sumisión. Mantene-
mos (Ortega, 2007) que es probable que dicho esquema esté presente también en el
tránsito de las relaciones de los iguales, desde las redes de compañeros/as (ver Ortega
y Mora-Merchán, en prensa) a las primeras relaciones de cortejo y formación incipiente
de las parejas juveniles (salir en grupo y parejas adolescentes). Es decir, en el tránsito
de las relaciones de iguales (en pandilla) a la pareja juvenil que tiene lugar fundamen-
talmente, a través de actividades de ocio. Asimismo, suponemos que formas de violen-
cia entre iguales escasamente presentes en los estudios sobre bullying, como son la
intimidación, el acoso y la agresión sexual (sexual harassment) están presentes tanto en
las relaciones violentas que establecen los iguales entre sí (bullying) como en las
primeras relaciones sentimentales (cortejo); así como en las parejas más o menos es-
tables o serias (dating). En definitiva, nos interesamos por el estudio del comporta-
miento violento de contenido y carácter sexual ligado a las relaciones sentimentales
más o menos incipientes de jóvenes y adolescentes, tanto en el interior de los grupos
de iguales como en las relaciones de pareja, sean éstas más o menos inestables o
formales.
Estudios como los de O’Donohue, Downs y Yeater (1998) indican que esta
violencia, como todas, se expresa en distintas formas: desde las simples molestias al
abuso sexual; desde insultos y miradas obscenas, comentarios sexuales, envío de men-
sajes pornográficos, exclusión por la orientación sexual, hasta el tocamiento y el ataque
físico abusivo más graves (besar contra la voluntad del besado, forzar, estrujarse con
intenciones sexuales, obligar a desnudarse, obligar a tener relaciones sexuales, etc.).
Esta multiplicidad de formas y niveles de gravedad, y muy especialmente el hecho de
que algunas de ellas puedan ser malinterpretadas como avances atrevidos en el cortejo
(Ortega y Moreno, 2005) dificulta su conceptuación.
Por otro lado, también el esquema relacional de dominio-sumisión adquiere for-
mas más o menos graves muy bien reconocidas y formas muy sutiles, especialmente las
psicológicas y relacionales (Ortega, 1994; 2003) que hacen vulnerable a la víctima en
la medida en que tiene dificultades para diferenciar el límite entre el interés profundo
y la coerción y dominio sobre sus gustos y deseos. Es conocido que tanto el bullying
© Intern. Jour. Psych. Psychol. Ther.
VIOLENCIA SEXUAL ENTRE COMPAÑEROS 65
como los fenómenos más graves de víctimización tienden a acontecer en el marco de
redes de relaciones interpersonales fuertemente apoyadas en vínculos afectivos inten-
sos, tanto de signo positivo (apego y atracción emocional intensa, amistad íntima,
amor) como negativos (odio, rechazo, exclusión, desamor).
Los estudios recientes sobre la incidencia tanto del cortejo y la pareja (dating)
como de la agresión sexual (sexual harassment) revelan resultados que varían desde el
10%-25% en algunos estudios (Hird, 2000; Silverman, Raj, Mucci y Hathaway, 2001;
Wekerle y Wolfe, 1999), hasta el 30%-80% encontrados en otros (AAUW, 1993; Jackson,
Cram y Seymour, 2000; McMaster, Connolly, Pepler y Craig, 2002; Menesini y Nocentini,
en prensa; Poitras y Lavoie, 1995).
Uno de los aspectos claves de estas investigaciones se refiere a las diferencias
de género. En este sentido, los datos relativos a ejercer violencia sexual nos presentan
que son los chicos quienes están más implicados en este rol. Sin embargo, con relación
a las víctimas, y aunque las chicas presentan niveles más altos que los chicos, algunas
investigaciones también nos muestran altos porcentajes de chicos victimizados. Una
posible interpretación de esta diferencia en los resultados puede encontrarse en la
diversa interpretación que chicos y chicas hacen de estos comportamientos. Mientras
que para las chicas éstos pueden considerarse un verdadero problema y lo viven de
forma intensa y personal, los chicos podrían subestimarlos, llegando incluso a no con-
siderarlos como conductas molestas (Jackson, 1999; Menesini y Nocentini, en prensa;
Timmerman, 2003).
Respecto a la incidencia del fenómeno en nuestro país, el estudio de González
Méndez y Santana Hernández (2001), utilizando una versión modificada del Conflict
Tactics Scale de Straus (1979), aunque no presentó índices específicos de violencia
sexual, mostró que el 7,5% de los chicos y el 7,1% de las chicas estaban implicados
en violencia física directa. Las formas más leves de agresión, violencia verbal, la
expresaron un 23,9% de los chicos y el 28,8% de las chicas. Utilizando esta misma
escala Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González (2007) han realizado un estudio con
una muestra de estudiantes de edades comprendidas entre los 16 y los 20 años. En su
trabajo encontraron que el 90% de los encuestados manifestaron que en algún momento
habían agredido verbalmente a su pareja, mientras que el 40% expuso hacerlo de forma
física. Las formas más severas de violencia física presentaban porcentajes del 4,6% en
los chicos y el 2% en las chicas. En otro estudio realizado por Fernández-Fuerte y
Fuertes Martín (2005), utilizando el Conflict in Adolescent Dating Relationships Inventory
(CADRI, Wolfe, Scott, Reitzel-Jaffe, Wekerle, Grasley y Pittman, 2001), encontraron
que la dimensión de violencia sexual presentaba unos porcentajes de implicación bas-
tante elevados. En concreto el 47,9% de la muestra manifestaba, al menos una vez,
haber sido agresor sexual de sus parejas, mientras que el 51,7% expuso haber sufrido
violencia sexual. Respecto de la implicación de chicos y chicas, éstos estaban más
implicados como agresores, pero no había diferencias con relación a la posición de
víctimas. Estos estudios nos muestran que el fenómeno de la violencia en las relaciones
de pareja está muy presente en los jóvenes españoles, mostrándonos una prevalencia
similar a la mayor parte de las investigaciones internacionales. Sin embargo, no existen
en nuestro país estudios que aporten información sobre la violencia sexual en las re-
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ORTEGA, ORTEGA Y SÁNCHEZ
laciones entre compañeros, y ninguno que relacione ambos problemas. El estudio pre-
tende abrir esta línea de investigación, al tiempo que continuar los interesantes trabajos
españoles de los equipos ya citados sobre violencia sexual en adolescentes. En concre-
to, pretendemos observar la presencia de fenómenos de violencia sexual en el contexto
de la red de iguales (compañeros y compañeras) así como en las parejas adolescentes
y jóvenes. El análisis y la profundización en las diferencias en función del sexo, la
edad, son de rigor, pero lo son, igualmente, el estudio de estos problemas en relación
a las distintas fases o momentos de las relaciones de pareja (desde el cortejo en el
interior del grupo de iguales o pandillas de salir, hasta la pareja estable).
MÉTODO
Participantes
La muestra del estudio está compuesta por 490 alumnos y alumnas de segundo
ciclo de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, con una edad media de 16.08
y un rango que va desde los 14 a los 20 años. Tres Institutos de Educación Secundaria
Obligatoria participaron en el estudio, dos de Sevilla (28% y 37,6% de la muestra) y
uno de Córdoba (34,5%). El 55,7% eran chicas y el 44,3% chicos.
Instrumentos
Cuestionario de las primeras relaciones de pareja. Este instrumento es la adap-
tación a la población española del Dating Questionnaire (Connolly, Pepler, Craig y
Taradash, 2000) que analiza dimensiones cuantitativas y cualitativas de las primeras
relaciones sentimentales de los jóvenes (cortejo). El instrumento, compuesto de dos
partes, incluye preguntas sobre la situación sentimental del adolescente-joven tanto
presente como pasada (10 ítems sobre cuantas relaciones ha tenido, duración de las
mismas, y grado de satisfacción con la relación actual, si la tiene) y una segunda parte
sobre experiencias de ruptura (6 ítems).
Violencia sexual. Para estudiar la violencia sexual (sexual harassment) tanto en
las relaciones del grupo de iguales como en las de pareja, hemos utilizado una versión
modificada del AAUW Sexual Harassment Survey (1993), realizada por McMaster,
Connolly, Pepler y Craig (2002), que consta de 14 ítems en los que se indaga sobre la
implicación como agresor/a y como víctima en acontecimientos de violencia sexual.
Las respuestas se miden mediante una escala Lickert de 5 puntos. Para este estudio
hemos analizado los resultados de los 5 ítems más frecuentes: “Te ha mirado o te ha
hecho comentarios, bromas o gestos guarros”; “Se ha apretado contra ti con intencio-
nes sexuales”; “Ha hecho bromas o creado falsos rumores sobre tu comportamiento
sexual”; “Te ha llamado marica, lesbiana u homosexual”; “Te ha enseñado el culo u
otras partes de su cuerpo”, y se han computado cuatro medidas: “violencia sexual
recibida por los iguales” (
α
= .709); “violencia sexual recibida por la pareja” (
α
= .705);
“violencia sexual ejercida a los iguales” (
α
= .713); y, por último, “violencia sexual
ejercida a la pareja” (
α
= .694). El porcentaje de datos perdidos es el 14%.
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VIOLENCIA SEXUAL ENTRE COMPAÑEROS 67
RESULTADOS
El análisis de violencia sexual (sexual harassment) se realizó, como se ha ex-
puesto, a partir de los cinco ítems más frecuentes de la escala y se han computado, de
acuerdo a tres valores correspondientes a las frecuencias de las respuestas: “nunca”,
“ocasionalmente”, “muy frecuentemente”. A fin de comparar la incidencia de violencia
sexual tanto entre compañeros como en la pareja, se han seleccionado de la muestra
original aquellos chicos y chicas que en el cuestionario Dating Questionnaire dijeron
que en aquel momento tenían pareja (41,2% de la muestra original) o la habían tenido
en el pasado (44,5%). Así la muestra utilizada para este estudio fue de 420 (182 -
43,3%-chicos y 238-56,7%-chicas); la media de edad era 16.28 años, siendo que el 31%
tenían 14-15 años, el 24,8% 16 años, y el 44,3% 17 años o más.
El estadio de la relación sentimental se obtuvo de la información contenida en
dos preguntas del instrumento Dating Questionnaire de acuerdo con las indicaciones de
Connolly, Craig, Goldberg y Pepler (2004). Los autores plantean los siguientes estadios
en la evolución de las relaciones de pareja adolescente: (a) Encuentros o citas casuales:
en este estadio se encuentran los chicos y chicas que responden afirmativamente a los
ítems “Raramente salgo con alguien”, “No salgo con nadie”, “No me permiten salir con
nadie”; (b) Grupos mixtos: “Salgo con alguien pero en pandilla” “Voy al cine, concier-
tos… donde hay chicos y chicas”; (c) Relaciones sentimentales casuales: “Salgo con
alguien nosotros dos solos”, “ Ocasionalmente salgo o veo a más de una persona”; (d)
Relaciones sentimentales serias: “Mi chico/a y yo estamos saliendo juntos”, “Mi chico/
a y yo tenemos algo serio”, “ Mi chico/a y yo estamos pensando en comprometernos,
casarnos o vivir juntos”, “ Estoy casado/a o convivo con mi pareja”. A partir de esta
combinación de ítems, el estadio en el que se encontraban los participantes de este
Nu nca Ocasion al
Mu y
fr ecuente
Nunca Ocasion al
Mu y
fr ecuente
Víctima
Sexual
Iguales
Chicos
Chicas
Media
28,4%
32,2%
30,6%
50,6%
54,5%
52,8%
21%
13,3%
16,6%
Víctima
Sexual
Pareja
Chicos
Chicas
Media
32,2%
36%
34,4%
39,6%
40,8%
40,3%
28,2%
23,2%
25,3%
Agresor
Sexual
Iguales
Chicos
Chicas
Media
26,1%
54,1%
47,1%
54,5%
39,1%
46%
19,4%
6,8 %
12,4%
Agresor
Sexual
Pareja
Chicos
Chicas
Media
44,9%
56,1%
51,5%
37,4%
34,1%
35,5%
17,7%
9,8 %
13%
Ed a d Nu nca Ocasion al
Mu y
fr ecuente
Edad Nunca Ocasion al
Mu y
fr ecuente
Víctima
Sexual
Iguales
14-15
16
+17
Media
27,5%
28%
34,4%
30,6%
57,5%
55,9%
47,5%
52,8%
15%
16,1%
18,1%
16,6%
Víctima
Sexual
Pareja
14-15
16
+17
Media
48,2%
26,7%
29,1%
34,4%
37,5%
36,7%
44,3%
40,3%
14,3%
36,7%
26,6%
25,3%
Agresor
Sexual
Iguales
14-15
16
+17
Media
42,2%
39,4%
42,6%
41,7%
50,9%
40,4%
45,7%
46%
6,9 %
20%
11,7
12,4%
Agresor
Sexual
Pareja
14-15
16
+17
Media
58,6%
44,3%
50,6%
51,5%
36,9%
40,9%
31,5%
35,5%
4,5 %
14,8%
17,9%
13%
Tabla 1. Distribución de respuestas de agresión y victimización sexual entre
compañeros y en la pareja en función del sexo y de la edad de los participantes.
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© Intern. Jour. Psych. Psychol. Ther.
ORTEGA, ORTEGA Y SÁNCHEZ
estudio fue: 2,1% estadio sentimental de encuentros casuales; 36% estadio de salir en
grupos mixtos, 11,9% estadio de relaciones sentimentales casuales; y el 49,9% que se
autoproclamaban en una situación de relaciones serias de pareja.
La tabla 1 muestra el descriptivo de violencia sexual cometida y sufrida entre
compañeros y en pareja en función del sexo y la edad de los participantes. Como puede
observarse, el 69,4% de los adolescentes y jóvenes (52,8% ocasionalmente, y el 16,6%
muy frecuentemente) afirma haber sido víctima de la violencia sexual de sus compa-
ñeros; mientras el 52,9% (46% ocasionalmente y 12,4% muy frecuentemente) afirma
haber agredido sexualmente a sus compañeros.
La incidencia de la violencia sexual en la pareja es muy semejante al cuadro
anterior. Sólo un 4% más baja aproximadamente tanto para las escalas victimización
como agresión. El 66,6% afirma haber sido agredido sexualmente por su pareja, (el
40,3% afirma que esto ha ocurrido ocasionalmente, mientras que, un 25,3% contesta
que estos episodios ocurren con mucha frecuencia). Por lo que a violencia sexual
ejercida a la pareja se refiere, el 35% de los casos afirma haberlo hecho ocasionalmen-
te, y un 13% muy frecuentemente.
El análisis de las correlaciones entre las diferentes subescalas de violencia sexual
muestra que ambos fenómenos (violencia sexual entre iguales y violencia sexual en la
pareja) se encuentran relacionados (ver tabla 2), aunque algunas correlaciones son solo
moderadas. Para analizar las diferencias por sexo, edad, y estadio de la relación sen-
timental, se realizaron diferentes análisis de la varianza de los tres factores sobre las
puntuaciones medias en agresión y victimización sexual tanto entre compañeros como
entre parejas. Los resultados de estos análisis mostraron un efecto del sexo en las
escalas de agresión entre compañeros (F(1,370)= 36,529; p< .0001) y en la escala de
agresión en la pareja (F(1,359)= 6,439, p< .05), presentando los chicos, en ambos casos
puntuaciones medias más altas que las chicas (0.93 frente a .052 para la escala agresor
sexual iguales y .72 frente a .53 para la agresión sexual en la pareja). La edad también
mostró diferencias significativas, pero en este caso para las escalas de agresión y
victimización en las relaciones de pareja adolescente (F(2,357)= 9,647; p< .0001 para
la violencia sexual ejercida, y F(2,358)= 4,010; p< .05 para violencia sexual recibida).
El análisis post-hoc utilizando el test de Tamhane señaló diferencias significa-
tivas entre chicos y chicas de 14-15 años respecto a los chicos de 16 y los mayores de
17 tanto en la escala de agresión como en la de victimización. En ambos casos, las
puntuaciones medias de los más pequeños fueron significativamente más bajas que las
de compañeros/as mayores (.66/v/1.1 y .97 para los de 16 años y +17 en la escala
victimización sexual en la pareja; .45/v/.70 y .67 para agresión sexual en la pareja).
Tabla 2. Correlaciones entre las subescalas de agresores/as y víctimas de
violencia sexual entre iguales y en la pareja.
Víctima sexual
iguales
Agresor sexual
pareja
Víctima sexual
pareja
Agresor sexual iguales .380** .559** .435**
Víctima sexual iguales .252** .304**
Agresor sexual pareja .620**
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VIOLENCIA SEXUAL ENTRE COMPAÑEROS 69
Para analizar la implicación en violencia sexual en función del estadio de la
relación, se han eliminado del análisis participantes que se encontraban en el estadio
de los encuentros casuales, ya que su incidencia en la muestra era muy baja (sólo 8).
Los resultados muestran un efecto del estadio de la relación sobre la victimización entre
compañeros (F(2,362)= 4,932; p< .01), la victimización entre parejas (F(2,350)=2,994;
p=.05), y sobre la agresión en la pareja (F(2,352)= 4,760; p< .01). Los análisis post-
hoc muestran cómo la victimización sexual entre iguales es más baja entre los que se
encuentran en el estadio de las relaciones serias en comparación con los que se encuen-
tran en relaciones casuales y grupos mixtos (.76/v/1.04 y .94 respectivamente) mientras
que la victimización y la agresión sexual en la pareja es más frecuente entre los que
se encuentran en relaciones serias que entre los que se encuentran en grupos mixtos (1
y .78 para la victimización; .71 y .47 para la agresión). Se realizaron los mismos
análisis controlando el efecto de la interacción edad-sexo, edad-estadio y sexo-estadio.
Los resultados no mostraron diferencias significativas del efecto de la interacción.
DISCUSIÓN
El primer objetivo de este estudio era analizar la prevalencia de la violencia
sexual en las relaciones de pareja y entre iguales, utilizando instrumentos reconocidos
y validados en los estudios internacionales sobre parejas y violencia sexual, a la bús-
queda de vislumbrar si podría pensarse en efecto de transferencia del esquema “domi-
nio-sumisión” bien reconocido en el fenómeno más estudiado de violencia interpersonal
entre iguales conocido como bullying (Ortega, 1994, 2000). Los resultados indican que
el 69,4% de los participantes manifestaron haber recibido violencia sexual por parte de
sus compañeros/as; mientras que el 52,9% afirmaron haber agredido sexualmente a sus
compañeros/as. Los datos relativos a la violencia sexual en la pareja son muy similares.
El 66% han sido agredidos o molestados sexualmente por su pareja, y el 48,5% afirman
haberla agredido. Estos datos corroboran los encontrados en la literatura internacional
(AAUW, 1993; Jackson et al., 2000; McMaster et al., 2002; Menesini y Nocentini, en
prensa; Poitras y Lavoie, 1995) y nacional (Fernández Fuerte y Fuertes Martín, 2005).
Los datos de violencia sexual entre iguales y en la pareja son similares y además
ambos fenómenos se encuentran relacionados, en especial las subescalas de agresor/a
entre iguales y agresor/a en la pareja y las subescalas de agresor/a y víctima en la
pareja. De estos datos se extraen dos conclusiones importantes en las que continuar
profundizando. Por un lado nos indican la posible transmisión de la violencia sexual
entre los dos contextos, siendo un dato más que apoya a las teorías que defienden la
transmisión de la violencia entre contextos (Capaldi y Patterson, 1994; Menesini y
Nocentini, en prensa; Ortega y Mora-Merchán, en prensa); por lo que ser agresor/a o
víctima de violencia, en sus diferentes manifestaciones y contextos, se convertiría en
factor de riesgo para serlo de otros tipos de violencia y contextos. Al mismo tiempo
estos datos, y aunque no son concluyentes, podrían estar apoyando la hipótesis de la
existencia de un esquema de dominio-sumisión que tendría una relevancia muy impor-
tante en las interacciones sociales de los y las adolescentes. Este esquema no solo se
transmitiría a diferentes contextos de interacción sino también a las diversas manifes-
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ORTEGA, ORTEGA Y SÁNCHEZ
taciones violentas (Ortega, 1994, 2000). Futuros análisis en los que contrastemos dife-
rentes tipos de violencia, nos permitirían confirmar, con mayor certeza, la tesis de la
transmisión del esquema de dominio-sumisión. Por otro lado, y dentro de la violencia
sexual en la pareja, nos encontramos con un alto porcentaje de adolescentes que pre-
sentan un “doble rol” siendo agresores/as y víctimas al mismo tiempo (Capaldi y
Crosby, 1997; Capaldi, Kim y Shortt, 2004; Fernández-Fuertes, Fuertes y Pulido, 2006;
Hird, 2000; Menesini y Nocentini, en prensa). Esta doble implicación en la violencia
podría conllevar el establecimiento de una dinámica estructural violenta entre los miembros
de pareja, con una mayor facilidad para perpetuarse en el tiempo.
Con relación al efecto del sexo, la edad y el estadio de la relación de pareja los
resultados muestran que los chicos están más implicados como agresores de sus iguales
y de sus parejas que las chicas. Sin embargo, no existen diferencias por sexo con
relación a ser víctimas; confirmando los resultados encontrados en otras investigacio-
nes (Fernández-Fuertes y Fuertes-Martín, 2005; Menesini y Nocentini, en prensa). Dos
pueden ser las explicaciones, que no son excluyentes entre sí: por un lado el tipo de
preguntas con las que se ha medido la violencia sexual; y por otra, chicos y chicas
pueden estar interpretando de forma diferente estos comportamientos (Jackson, 1999;
Menesini y Nocentini, en prensa; Timmerman, 2003).
Respecto de la edad los resultados muestran que los chicos y chicas más peque-
ños están menos implicados como agresores/as y víctimas de sus parejas, en compara-
ción con los mayores; al mismo tiempo sabemos que no hay un efecto de interacción
entre la edad y el estadio de la relación sentimental. Esto nos posiciona ante una
limitación de los instrumentos ya que puede que no estén siendo sensibles al grado de
intimidad que se establece en la relación sentimental, que suponemos será distinta en
los mayores en relación con los pequeños.
Por último, los resultados relativos al estadio de la relación sentimental mostra-
ron que la victimización entre iguales es más frecuente entre los que se encuentran en
el estadio “grupo mixto” y “relaciones casuales” que entre los chicos y chicas que
afirman tener una relación seria. Por el contrario, la agresión y victimización en la
pareja es más frecuente en aquellos/aquellas que tienen una relación seria. Estos datos
apoyan otros estudios en los se encontraron niveles más altos de conflictos y violencia
en la pareja en aquellas relaciones sentimentales más serias (Bethke y DeJoy, 1993;
Menesini y Nocentini, en prensa). La posible explicación a estas diferencias puede
deberse a que en los primeros estadios, aquellos caracterizados por el grupo de iguales,
los comportamientos violentos están relacionados con las situaciones de poder en el
grupo y los intentos por mantener un estatus dentro del mismo. Por el contrario, con-
forme avanza el desarrollo de las relaciones de pareja y se hacen más serias, se pasa
de estar más tiempo en el grupo a estar más tiempo con la pareja, por lo que surgirían
más situaciones de conflicto en la pareja e incluso de dominio por parte de uno de los
miembros de la misma (Menesini y Nocentini, en prensa).
En síntesis, estos resultados descriptivos muestran como el fenómeno de la vio-
lencia sexual entre iguales y en la pareja se encuentra muy presente entre los adoles-
centes. Al mismo tiempo, las diferencias por sexo, edad y estadio de la relación indican
la complejidad de este fenómeno, así como la necesidad de establecer metodologías
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VIOLENCIA SEXUAL ENTRE COMPAÑEROS 71
más exhaustivas y adecuadas a los comportamientos que se evaluan, que permitan
alcanzar una mayor comprensión de un fenómeno que posiblemente se encuentre muy
relacionado con otros problemas de violencia que acontecen en el ámbito escolar.
NOTAS
Ortega R (2007). Violencia y Cortejo Juvenil. Una investigación psicoeducativa. Proyecto de Investi-
gación presentado al Plan Nacional I+D, convocatoria 2007.
REFERENCIAS
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hington, DC: American Association of University Women Educational Foundation.
Capaldi DM y Crosby L (1997). Observed and reported psychological and physical aggression in
young, at-risk couples. Social Development, 6, 184-206.
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Recibido, 25 de octubre 2007
Aceptado, 9 de enero 2008