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Mastia
Revista del Museo Arqueológico Municipal de Cartagena
Geología y Paleontología de Cueva Victoria
2012-2014 Segunda ÉpocaNúmeros 11-12-13
L. Gibert y C. Ferràndez-Cañadell
(Editores Científicos)
Mastia
Revista del Museo Arqueológico
Municipal de Cartagena
«Enrique Escudero de Castro»
Segunda Época
Cartagena, 2015
Números 11-12-13 / Años 2012-2014
AYUNTAMIENTO
DE CARTAGENA
Mastia
CONSEJO DE REDACCIÓN
Director, Miguel Martín Camino
Secretario, Dr. Miguel Martínez Andreu
Museo Arqueológico Municipal de Cartagena
«Enrique Escudero de Castro»
CONSEJO ASESOR
Prof. Dr. Lorenzo Abad (Universidad de Alicante)
Prof. Dr. Juan Manuel Abascal (Universidad de Alicante)
Prof. Dr. José Miguel Noguera Celdrán (Universidad de Murcia)
Prof. Dr. Sebastián F. Ramallo Asensio (Universidad de Murcia)
Prof. Dr. Jaime Vizcaíno Sánchez (Universidad de Murcia)
Carlos García Cano, Manuel Lechuga Galindo (Dirección General de Bienes Culturales, CARM)
Dr. Cayetano Tornel Cobacho (Archivo Municipal de Cartagena)
CORRESPONDENCIA E INTERCAMBIO
Museo Arqueológico Municipal de Cartagena «Enrique Escudero de Castro»
C/ Ramón y Cajal, nº 45 · 30205 Cartagena
Telf.: 968 128 967/128 968 · e-mail: museoarqueologico@ayto-cartagena.es
ISSN: 1579-3303
Depósito Legal: MU-798-2002
© De esta edición:
Museo Arqueológico Municipal de Cartagena
«Enrique Escudero de Castro»
© De los textos:
Sus autores
© De las ilustraciones:
Sus autores
© Imagen de la cubierta:
Excavación en Cueva Victoria.
Gestión editorial:
Gráficas Álamo, S.L.
graficasalamo@gmail.com
www.graficasalamo.com
1: Excavación en Cueva Victoria (Andamio Superior A), 20 de julio de 2010.
2: Tercer molar inferior izquierdo de Theropithecus (CV-MC-400), vista oclusal.
3: Cuarto premolar inferior izquierdo de Theropithecus (CV-T2), vistas bucal y lingual.
4: Falange intermedia del quinto dedo de la mano derecha de Homo sp. (CV-0), vista dorsal.
(Fotos: Carles Ferràndez-Cañadell).
Portada (Explicación)
Índice
Prólogo 9
Prologue
EMILIANO AGUIRRE
Presentación 11
Foreword
L. GIBERT y C. FERRÀNDEZ-CAÑADELL
Introducción. Cueva Victoria, un yacimiento de vertebrados del Pleistoceno Inferior 17
Introduction. Cueva Victoria, an early Pleistocene vertebrate site
C. FERRÀNDEZ-CAÑADELL y L. GIBERT
Historia de la minería de Cueva Victoria 47
Mining history of Cueva Victoria
M. A. PÉREZ DE PERCEVAL, J. I., MANTECA MARTÍNEZ y M.A. LÓPEZ-MORELL
Las mineralizaciones ferro-manganesíferas de la mina-cueva Victoria 59
y su contexto geológico
Fe-Mn mineralizations of the mine-cave Victoria and their geological context
J. I. MANTECA y R. PIÑA
Microscopía electrónica de las mineralizaciones cársticas de óxidos de hierro y 75
manganeso de Cueva Victoria (Cartagena, Murcia)
Electron microscopy of the karstic mineralizations of Fe and Mn oxydes of Cueva Victoria (Cartagena, Murcia)
D. ARTIAGA, L. GIBERT y J. GARCÍA-VEIGAS
Edad del yacimiento de Cueva Victoria y su relación con otros yacimientos de la 85
Península Ibérica
Age of Cueva Victoria site and its relationship with other sites in the Iberian peninsula
L. GIBERT L. y G. SCOTT
230Th/U-dating of the Cueva Victoria flowstone sequence: Preliminary results and 101
palaeoclimatic implications
Datación mediante 230Th/U de la secuencia de espeleotemas de Cueva Victoria: Resultados preliminares e implicaciones
paleoclimáticas
A. BUDSKY, D. SCHOLZ, L. GIBERT y R. MERTZ-KRAUS
Reconstrucción y génesis del karst de Cueva Victoria 111
Reconstruction and genesis of the Cueva Victoria karst
A. ROS y J. L. LLAMUSÍ
Modelización tridimensional mediante escáner 3D y tomografía eléctrica de alta 127
resolución, en Cueva Victoria I
Three-dimentional modelization by means of 3D Scanner and High-Resolution Electric Tomography in Cueva Victoria I
A. ESPÍN DE GEA, A. GIL ABELLÁN y M. REYES URQUIZA
Contexto sedimentario y tafonomía de Cueva Victoria 139
Sedimentary context and taphonomy of Cueva Victoria
C. FERRÀNDEZ-CAÑADELL
Génesis de una acumulación osífera excepcional en Cueva Victoria (Cartagena, 163
Murcia, España)
Genesis on an exceptional bone accumulation at Cueva Victoria (Cartagena, Murcia, Spain)
J. VILÀ-VINYET, Í. SORIGUERA-GELLIDA y C. FERRÀNDEZ-CAÑADELL
Anfibios y escamosos de Cueva Victoria 175
Amphibians and squamate reptiles from Cueva Victoria
H. A. BLAIN
Las tortugas del yacimiento del Pleistoceno inferior de Cueva Victoria (Murcia, España) 199
Turtles from the early Pleistocene site of Cueva Victoria (Murcia, Spain)
A. PÉREZ-GARCÍA, I. BONETA, X. MURELAGA, C. FERRÀNDEZ-CAÑADELL y L. GIBERT
A brief review of the Spanish archaic Pleistocene arhizodont voles 207
Breve revisión de los topillos arrizodontos arcaicos de España
R. A. MARTIN
Estado de conocimiento de los Insectívoros (Soricidae, Erinaceidae) de Cueva Victoria 227
The Insectivores (Soricidae, Erinaceidae) from Cueva Victoria: state of the art
M. FURIÓ
The Lower Pleistocene Bats from Cueva Victoria 239
Los murciélagos del Pleistoceno inferior de Cueva Victoria
P. SEVILLA
Aves del Pleistoceno inferior de Cueva Victoria (costa sudoriental mediterránea de 253
la península Ibérica)
Aves from the early Pleistocene of Cueva Victoria (southeastern mediterranean coast of the Iberian peninsula)
A. SÁNCHEZ MARCO
The latest Early Pleistocene giant deer Megaloceros novocarthaginiensis n. sp. and the 269
fallow deer Dama cf. vallonnetensis from Cueva Victoria (Murcia, Spain)
El ciervo gigante Megaloceros novocarthaginiensis n. sp. y el gamo Dama cf. vallonnetensis del Pleistoceno inferior de
Cueva Victoria (Murcia, Spain)
J. VAN DER MADE
Estudio de los caballos del yacimiento de Cueva Victoria, Pleistoceno Inferior (Murcia) 325
Study of the horses from Cueva Victoria, early Pleistocene (Murcia)
M. T. ALBERDI y P. PIÑERO
The rhinoceros Stephanorhinus aff. etruscus from the latest Early Pleistocene of Cueva 359
Victoria (Murcia, Spain)
El rinoceronte Stephanorhinus aff. etruscus del final del Pleistoceno inferior de Cueva Victoria (Murcia, España)
J. VAN DER MADE
Elephant remains from Cueva Victoria 385
Fósiles de elefante de Cueva Victoria
M. R. PALOMBO y M. T. ALBERDI.
Canid remains from Cueva Victoria. Specific attribution and biochronological implications 393
Fósiles de cánidos de Cueva Victoria. Asignación específica e implicaciones biocronológicas
M. BOUDADI-MALIGNE
Úrsidos, hiénidos y félidos del Pleistoceno inferior de Cueva Victoria (Cartagena, Murcia) 401
Early Pleistocene ursids, hyaenids and felids from Cueva Victoria (Cartagena, Murcia)
J. MADURELL-MALAPEIRA, J. MORALES, V. VINUESA y A. BOSCAINI
Los primates de Cueva Victoria 433
Primates from Cueva Victoria
F. RIBOT, C. FERRÀNDEZ-CAÑADELL y L. GIBERT
Grupos pendientes de estudio o revisión 453
Groups needing study or revision
C. FERRÀNDEZ-CAÑADELL
Preparación de restos fósiles de Cueva Victoria, Cartagena 463
Preparation of fossil remains from Cueva Victoria, Cartagena
A. GALLARDO
9
Por las montañas quebradas, que llegan a la costa mediterránea entre Alicante y Cartagena, se puede ver una historia
kárstica compleja, además de los restos de antiguas minas de galena argentífera en torno a La Unión. También se ob-
servan en esta región algunas series sedimentarias, incluso en complicadas cavidades abiertas al exterior como es el
caso de Cueva Victoria.
Cueva Victoria fue estudiada por José Gibert Clols, desde primeros de 1980 hasta su prematura muerte en el 2007.
José Gibert fue un eminente científico y una gran y ejemplar persona. Insigne en una ciencia particularmente difícil,
como es la Paleoantropología, ciencia que estudia las particularidades del ser humano y su evolución a través de hallaz-
gos en residuos sedimentarios de remotos tiempos prehistóricos,
Cueva Victoria es una cavidad en la que se conservan parte de los sedimentos que la rellenaron y de los que se infieren
sucesivos cambios climáticos y ambientales. Algunos de estos sedimentos contienen fósiles que ilustran más estas
condiciones, además de la evolución de grupos biológicos. En Cueva Victoria se han podido estudiar muchos fósiles
de vertebrados grandes y pequeños, algunos de ellos muy singulares como un primate del género de los “gelada”,
Theropithecus.
Tales restos fósiles se encuentran en puntos muy diversos de Cueva Victoria, pero en un mismo repetido material sedi-
mentario: una brecha fosilífera que presenta fósiles de vertebrados entre pequeños cantos o detritus rocosos, todo ello
en ocasiones muy cementado y duro. Esta brecha se encuentra pegada en partes de la actual pared y techos de la cue-
va, también en forma de bloques caídos por la actividad minera que se desarrolló en la cueva durante parte del siglo XX.
Lo más atractivo de este yacimiento fue una falange 2ª de la mano derecha (CV-0). Fue preciso examinar su distinción
de la de otros primates, sobre todo del gelada Theropithecus, bien representado en Cueva Victoria y que tiene una
talla parecida aunque algo más pequeña que la de los humanos. Fue José Gibert quien estudió en detalle no sólo esa
falange sino otras de humanos y primates no humanos, asignándola a los primeros, con fundamento, conclusión que
fue reafirmada con nuevas técnicas por otros especialistas, como los doctores Pérez Claros y Palmqvist, de la Universi-
dad de Málaga. Su antigüedad fue una de las cosas más discutidas habiéndose demostrado recientemente una edad
próxima al millón de años.
Esta monografía está dedicada a la memoria del Dr. José Gibert Clols quien dirigió las investigaciones en este yacimiento
durante veintitrés años. El volumen nos ofrece veinticinco capítulos sobre Cueva Victoria que nos permitirán conocer y
aprender mucho más sobre la Paleontología y Geología de este yacimiento emblemático. Vale la pena leer los trabajos
que siguen, aunque no es pena saber más sino tiempo bien empleado, y mucho mejor cuando podáis ir por Cartagena
y que os guíen en una visita a Cueva Victoria.
Emiliano Aguirre
Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales
Prólogo
Prologue
11
Cueva Victoria es un yacimiento kárstico con vertebrados fósiles del Pleistoceno Inferior. Fue excavado inicialmente no
como un yacimiento fosilífero, sino como mina de manganeso, incluyendo métodos tan expeditivos como el uso de ex-
plosivos. Los mineros explotaron las mineralizaciones de hierro y manganeso, pero Cueva Victoria también es conocida
por especialistas y coleccionistas, por la presencia de otros minerales como baritina, rodocrosita, romanechita, goethita,
hollandita, calcofanita, coronadita, etc. A pesar de que la acción minera excavó alrededor del 80 % de los sedimentos
fosilíferos, dejando sólo testimonios de la brecha en techo y paredes, Cueva Victoria ha suministrado miles de restos
fósiles que han revelado una diversidad extraordinaria. Con las contribuciones de este volumen monográfico, la lista
de especies de vertebrados identificadas en Cueva Victoria se acerca al centenar, algo extraordinario en un yacimiento.
Cueva Victoria es el único yacimiento en Europa con restos fósiles del cercopitécido africano Theropithecus oswaldi,
pariente cercano del babuino actual gelada. La presencia de esta especie africana en el sureste de la península ibérica
aporta datos para entender los modelos de dispersión de mamíferos en el Pleistoceno. Por último, los restos fósiles
de Cueva Victoria incluyen una falange humana, lo que la convierten en uno de los pocos yacimientos europeos con
restos humanos del Pleistoceno Inferior.
Cueva Victoria fue dada a conocer a la comunidad científica en 1970 por Arturo Valenzuela, quien la presentó en el I
Congreso Nacional de Espeología como un karst fósil, destacando sus minerales, pero describiendo también los restos
de vertebrados fósiles. A finales de los 70 y principios de los 80, Joan Pons investigó su fauna fósil, en colaboración
con miembros del Institut de Paleontologia de Sabadell, publicando una serie de trabajos sobre carnívoros fósiles. En
estos años se presenta públicamente el primer resto humano, una falange, junto con una serie de supuestas industrias
líticas sobre hueso que despiertan un interés añadido al yacimiento. En 1984 se inician campañas de excavación con
cierta regularidad, dirigidas por el Dr. José Gibert, que año a año van incrementando la colección de vertebrados fósiles.
En los años 1985 a 1999 se publican varios estudios sobre la fauna de Cueva Victoria, interpretaciones de su edad,
estudios anatómicos de la falange humana y el descubrimiento de Theropithecus. También se publican nuevos mode-
los sobre la dispersión de mamíferos en el Pleistoceno inferior que destacan la importancia del estrecho de Gibraltar
como ruta alternativa a la dispersión de África a Europa, sustentados por la fauna fósil de Cueva Victoria y también de
los yacimientos de Orce, situados a unos escasos 150 km. A partir de 2008, gracias a la financiación de la Consejería
de Cultura, el Consorcio Sierra Minera y el Ayuntamiento de Cartagena, las excavaciones dan un salto cualitativo, ya que
se instala un andamio con el que se puede acceder a la parte superior de la brecha de relleno, la más rica en fósiles,
pero situada a varios metros del suelo. El andamio permite por primera vez un trabajo completo y detallado, iniciándose
una excavación sistemática y metodológica, cartografiando los fósiles para obtener también información tafonómica. A
partir de ese momento se añaden piezas importantes a la colección situadas en un contexto estratigráfico y tafonómico,
entre ellas nuevos restos de Theropithecus, que se publican en el Journal of Human Evolution. Gracias al andamio se
puede también muestrear la pared a diferentes niveles estratigráficos para llevar a cabo un estudio paleomagnético,
así como realizar dataciones radiométricas en el espeleotema superior. Los resultados permiten refinar la edad de la
Luís Gibert Beotas y Carles Ferràndez Cañadell
Presentación
Foreword
12
asociación fósil, situándola entre 850.000 y 900.000 años, coincidiendo con la primera gran caída del nivel del mar
que tiene lugar en el Cuaternario, hecho que refuerza las hipótesis de una dispersión de fauna de África a Europa a
través de Gibraltar. A partir de 2009 se invita a paleontólogos especialistas en diversos grupos de vertebrados fósiles, así
como a geólogos de distintas disciplinas, a visitar la cueva y a participar en el estudio del yacimiento y su fauna. De esta
colaboración surge una serie de estudios que amplían notablemente el conocimiento de la asociación de vertebrados
fósiles de Cueva Victoria, así como de la formación y la edad del yacimiento. Este volumen reúne los trabajos fruto de
esta colaboración y pretende ser una actualización del conocimiento sobre Cueva Victoria en los diversos ámbitos de
la geología y la paleontología.
Esta monografía está dividida en dos partes, en una primera parte se tratan temas de la geología de Cueva Victoria: la
historia de las labores mineras (M. A. Pérez de Perceval, J. I. Manteca y M. A. López-Morell), las mineralizaciones de
hierro y manganeso (J. I. Manteca y R. Piña; D. Artiaga, L. Gibert y J. García-Veigas); la datación de los espeleotemas
y su interpretación paleoclimática (A. Budsky, D. Scholz, L. Gibert y R. Mertz); la espeología (A. Ros y J. L. Llamusí); la
edad del yacimiento a partir de datos paleomagnéticos (L. Gibert y G. R. Scott), y los estudios geofísicos para modelizar
tridimensionalmente la cueva y para descubrir nuevas cavidades (A. Espín de Gea, A. Gil Abellán y M. Reyes Urquiza).
A continuación, dos capítulos enlazan la geología con la paleontología, con estudios sobre la formación del yacimiento
y de las acumulaciones de restos fósiles (C. Ferràndez-Cañadell, J. Vilà Vinyet e Í. Soriguera). Los siguientes capítulos
están dedicados a los diferentes grupos fósiles. Se estudian los anfibios y reptiles (H.-A- Blain; A. Pérez-García, I. Boneta,
X. Murelaga, C. Ferràndez-Cañadell y L. Gibert), los arvicólidos (R. A. Martin), los quirópteros (P. Sevilla), los insectívoros
(M. Furió), las aves (A. Sánchez Marco), los cérvidos (J. Van der Made), los caballos (M. T. Alberdi y P. Piñero), los rino-
cerontes (J. Van der Made), los elefantes (M. R. Palombo y M. T. Alberdi), los cánidos (M. Boudadi-Maligne), los úrsidos,
hiénidos y félidos (J. Madurell-Malapeira, J. Morales, V. Vinuesa y A. Boscaini), los primates (F. Ribot, C. Ferràndez-Caña-
dell y L. Gibert), y se acaba con un repaso a los grupos pendientes de estudio o revisión (C. Ferràndez-Cañadell) y un
trabajo sobre la preparación y restauración de los restos fósiles (A. Gallardo).
13
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos, en primer lugar, a todos los autores su esfuerzo y dedicación para aportar capítulos de calidad a esta
monografía y les pedimos disculpas por el retraso sufrido en la publicación. En segundo lugar, agradecemos a todas
aquellas personas e instituciones que han colaborado de forma directa o indirecta para que esta monografía sea una
realidad: a todo el personal del Museo Arqueológico de Cartagena y especialmente a María Comas Gabarrón, Directora
del Museo Arqueológico Municipal Enrique Escudero de Castro durante los últimos años y ahora Directora General
de Bienes Culturales; a Miguel Martínez Andreu, quien siempre nos mostró su apoyo, tanto en su etapa de Director del
Museo Arqueológico como en la de investigador, y a Miquel Martín Camino, investigador del Museo de Arqueológico de
Cartagena y miembro del consejo de redacción de MASTIA, que nos ha prestado su ayuda en la etapa de edición de
este volumen. Nuestra sincera gratitud al Ayuntamiento de Cartagena, especialmente a Pilar Barreiro Álvarez, alcaldesa
de Cartagena; a los concejales del Ayuntamiento de Cartagena que se han implicado en el proyecto de Cueva Victoria,
María Rosario Montero Rodríguez, Nicolás Ángel Bernal y Carolina Beatriz Palazón. Expresamos nuestro agradecimiento
a los técnicos y responsables de la Dirección General de Bienes Culturales, Miguel San Nicolás del Toro, Manuel Lechu-
ga Galindo, Jefe de Servicio de Museos y Exposiciones y especialmente a Gregorio Romero Sánchez, paleontólogo y
técnico del Servicio de Patrimonio, por animarnos desde el primer momento en esta iniciativa.
A los miembros del Centro de Estudios de la Naturaleza y el Mar de Cartagena (CENM), nuestra más sincera gratitud
a Andrés Ros y José Luis Llamusí, que nos han apoyado y dado asesoramiento técnico sobre cuestiones de seguridad
en la cavidad y han colaborado de forma muy activa en las diferentes jornadas de puertas abiertas celebradas en los
últimos años. Nuestra especial agradecimiento a Ignacio Manteca Martínez de la Universidad Politécnica de Cartagena
y compañeros de Departamento de Ingeniería Minera, Geológica y Cartográfica por su interés y apoyo en todos los
aspectos geológicos y patrimoniales de Cueva Victoria, así como a Mariano Mateo y los miembros de la Asociación de
Vecinos del Llano del Beal, por su ayuda y apoyo al proyecto de investigación. También a todos los colegas y voluntarios
que han participado de forma altruista en las excavaciones a lo largo de estos años, especialmente a Alfredo Iglesias,
Julià Gonzàlez, Florentina Sánchez, Fernando González y a nuestras compañeras Emma La Salle y María Lería por su
ayuda y paciencia durante tanto tiempo. A Pepa Beotas, Patxu Gibert y Blanca Gibert por ayudarnos y compartir tantas
campañas en Cueva Victoria.
Finalmente, queremos dar las gracias a todas aquellas instituciones que han apoyado las investigaciones de Cueva Vic-
toria en estos últimos 30 años: Consejería de Cultura de la Región de Murcia, Ayuntamiento de Cartagena, Universidad
de Barcelona, Universidad Politécnica de Cartagena, EarthWatch Institute y Diputación de Barcelona.
Este trabajo es una contribución al Grup de Recerca Consolidat 2014 SGR 251 Geologia Sedimentària de la Generalitat
de Catalunya y al Programa Ramón y Cajal del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España.
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DEDICATORIA
“Success is not final, failure is not fatal: it is the courage to continue that counts”
(El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar)
Winston Churchill
Dedicamos este volumen al Dr. José Gibert Clols, director de las investigaciones en Cueva Victoria desde 1984 hasta
su prematura muerte en 2007. José Gibert es para nosotros un ejemplo de pasión por el conocimiento, tenacidad, ho-
nestidad y profesionalidad. Realizó su última campaña en Cueva Victoria en verano de 2007, pero no la pudo terminar.
Después de ser atendido en el Hospital de Cartagena ese verano fue finalmente ingresado en un hospital de Barcelona,
delegando en nosotros la responsabilidad de continuar el trabajo y cerrar la campaña en la fecha prevista del 31 de
septiembre, así lo hicimos. Moriría una semana después, el 7 de octubre de 2007, dejándonos un gran legado y una
gran responsabilidad.
Cueva Victoria fue un lugar donde José Gibert trabajó con pocos recursos pero con mucha dedicación y libertad. Duran-
te los 23 años que estuvo al frente de las investigaciones se sintió querido y apoyado por la sociedad civil, académica
y administrativa del conjunto de la Región de Murcia. Los que tuvimos el privilegio de trabajar junto a él sabemos que
fue una persona excepcional, con una gran vocación y calidad humana. A principios de los años ochenta, su trabajo y
descubrimientos en el Sureste de la Península Ibérica, en Orce y Cueva Victoria, le permitieron establecer nuevas teorías
que quebrantaban el viejo paradigma de la ocupación tardía de Europa por el Hombre. José Gibert propuso, de manera
pionera, que la humanidad llegó a Europa cerca de un millón de años antes de lo establecido en aquel momento,
proponiendo además que esa migración se hizo por Gibraltar en lugar de rodeando el Mediterráneo. Después de una
euforia inicial generalizada, su trabajo fue duramente criticado de forma poco rigurosa. No obstante, la presencia de
fauna africana en Cueva Victoria junto a homínidos avalan esa idea, y nuevos hallazgos en Orce y en otros yacimientos
han supuesto que, 30 años después, nadie dude de que la ocupación de Europa fue muy temprana. Por otro lado,
nuevos hallazgos y las mejoras en las técnicas de datación han determinado que las primeras evidencias de presencia
humana en Europa con industria lítica de tipo olduvaiense y los primeros vestigios también en Europa de industria
achelense se hallan en el sureste de la Península Ibérica (en Orce y en Cueva Negra del Río Quípar, Caravaca). Estos
hechos, junto a la presencia de primate africano Theropithecus en Cueva Victoria, única en Europa, apoyan de manera
más convincente la hipótesis de que durante el Pleistoceno inferior se dieron varias dispersiones desde África hacia
Europa a través de Gibraltar.
Sin duda, José Gibert estaría hoy muy satisfecho no sólo por ver que sus ideas se van consolidando sino también por
ver editado este volumen especial de MASTIA dedicado a Cueva Victoria, donde se integran y actualizan todos los re-
sultados de las investigaciones realizadas en este lugar excepcional. Creemos que este volumen es parte de su legado
pues sin su dedicación a Cueva Victoria, esta monografía no existiría.
15
DR. JOSÉ GIBERT CLOLS (1941-2007)
La trayectoria profesional y figura humana de José Gibert Clols destacan desde muy pronto y en diferentes aspectos.
Durante el bachillerato fue un estudiante brillante, obteniendo 23 matrículas de honor en el colegio de los Agustinos
de Zaragoza. Su carrera universitaria en Ciencias Geológicas en la Universidad de Barcelona se vio truncada por la
muerte de su padre a mitad de los estudios, teniéndose que responsabilizar de la familia y del negocio familiar. Aun así,
consiguió Matrícula de Honor en Paleontología, disciplina que siempre le interesó especialmente. Una vez licenciado
en 1968, inició su tesis doctoral, bajo la dirección del Dr. Miquel Crusafont, sobre los insectívoros fósiles de España.
Consiguió una beca para realizar el doctorado de la Fundación Juan March, que le facilitó colaborar con centros ex-
tranjeros, especialmente franceses y holandeses. De esta colaboración aprendió nuevas técnicas, que se aplicaron por
primera vez en España en la investigación de micromamíferos y publicó varios estudios en revistas internacionales. En
1971 fue profesor ayudante de Paleontología Humana en la Universidad de Barcelona. Una vez doctorado en 1973,
compaginó su labor investigadora en el Instituto de Paleontología de Sabadell con la docencia de enseñanza media, en
la que alcanzó el grado de Catedrático de Ciencias Naturales. En 1976 vio la necesidad de desarrollar la investigación
en paleontología del Cuaternario Ibérico. Para ello organizó, desde el Instituto de Paleontología, una campaña de pros-
pección en la cuenca de Guadix-Baza en Granada, donde consideró que existía un gran potencial fosilífero. Después
de planificar esa prospección por los sectores que juzgó con mayores posibilidades para la localización de yacimientos
fosilíferos, descubrió el yacimiento de Venta Micena, probablemente el yacimiento del Pleistoceno Inferior europeo
José Gibert Clols en 2005
16
más rico y extenso que se conoce. Durante 1982 organizó una campaña de excavaciones e identificó un fragmento de
cráneo que clasificó como humano. Este hallazgo rompió el paradigma establecido, al proponer la presencia humana
en el Sur de Europa cerca de un millón de años antes de lo establecido. Como todos los hallazgos revolucionarios, este
fósil generó una polémica que se inició al morir el Dr. Crusafont, la mayor autoridad en paleontología de vertebrados en
España y avalador de la humanidad del fósil.
José Gibert afrontó el problema basándose en el poder resolutivo del método científico y enfocándolo desde una pers-
pectiva pluridisciplinar, estableciendo colaboraciones con distintos especialistas, incluyendo científicos en el innovador
campo de la bioquímica aplicada a la paleontología. Los resultados fueron concluyentes, al detectarse, en laboratorios
de España y Estados Unidos, proteínas humanas en los fósiles cuestionados y encontrar, en cráneos humanos infanti-
les actuales, los caracteres anatómicos cuestionados en el cráneo fósil. De forma paralela, fueron identificados nuevos
fósiles humanos, así como industrias líticas, que aportaron evidencias complementarias de la presencia de homínidos
en el Pleistoceno inferior de Orce. El descubrimiento de la falange de Cueva Victoria en 1984 por Juan Pons supuso
un apoyo importante a la teoría de una ocupación humana antigua de la Península y la asociación de ese fósil con
primates africanos avaló la idea de una dispersión por Gibraltar. Entre 1986 y 1993, José Gibert publicó y divulgó los
resultados de estas investigaciones por todo el mundo, dando a conocer Orce y Cueva Victoria a la comunidad científica
internacional. Este ejercicio le permitió organizar un Congreso Internacional de Paleontología Humana en Orce en 1995,
en el que participaron más de 300 especialistas de 18 países y que incluyó una visita a Cueva Victoria, generándose un
debate fructífero sobre las vías de colonización y las edades de las primeras ocupaciones humanas en Europa. Orce y
Cueva Victoria pasaron a ser lugares de referencia en el mundo de la paleontología humana. Habían pasado 13 años
desde el descubrimiento y los datos y la comunidad científica le daba al fin la razón. A partir de ese momento álgido,
su carrera en Orce entra la etapa más difícil, al ser excluido de la excavación e investigación de los yacimientos por él
descubiertos. Sin embargo, lejos de abandonar Orce, José Gibert se interesó por otras localidades fosilíferas de la zona,
como Barranco del Paso y Fuentenueva-1, estableciendo nuevas colaboraciones que le permitieron resolver la edad del
conjunto de yacimientos de Orce. Al mismo tiempo, intensificó sus investigaciones en Cueva Victoria hasta el momento
que fueron interrumpidas por su prematura muerte.
El Dr. José Gibert publicó 181 artículos (52 de ellos en revistas internacionales), 2 libros y ha sido editor o coeditor de 6
monografías. La hipótesis de que la presencia humana más antigua de Europa se sitúa en el Sur de la Península Ibérica
hace 1,3 millones de años fue provocadora y revolucionaria en 1982, pero gracias a sus investigaciones y perseverancia
ha sido suficientemente demostrada y está plenamente establecida y aceptada en la actualidad.
Durante su carrera, el Dr. José Gibert Clols recibió los siguientes premios y distinciones por su trabajo:
• 1983 Premio de la Generalitat de Catalunya a la innovación pedagógica en Ciencias Naturales.
• 1985 Premio al Vallesano del año, modalidad Ciencia.
• 1986 Concesión por el Excmo. Ayuntamiento de Orce del título “Hijo Adoptivo”
• 1998 Premio Narciso Monturiol a la Investigación Científica (Colectivo al Inst. Crusafont) de la Generalitat de Ca-
talunya.
• 2000 Insignia de Oro del Colegio de Ingenieros Técnicos de Minas de Cartagena.
• 2001 Cartagenero del siglo XX, Excmo. Ayuntamiento de Cartagena.
• 2005 Medalla Narciso Munturiol al Mérito Científico y Técnico concedida, a título personal, por la Generalitat de
Catalunya.
• 2007 Insignia de Plata del Colegio de Ingenieros de Minas de Cartagena.
• 2007 Premio nacional El Vallenc (Ayuntamiento de Valls), modalidad Ciencia.
• 2010 Medalla de la Vila a título póstumo, Castellar del Vallés.
• 2013 El ayuntamiento de Mora d’Ebre le dedica la Semana Cultural.
• 2014 Medalla de Oro de la provincia de Granada, Diputación de Granada.
MASTIA 11-12-13, 2012-14, PP. 139-162
ISSN: 1579-3303
Carles Ferràndez-Cañadell*
Contexto sedimentario y Tafonomía del yacimiento de Cueva
Victoria
Sedimentary context and taphonomy of Cueva Victoria
* Department d’Estratigrafia, Paleontologia i Geociències Marines, Facultat de Geologia, Universitat de Barcelona. Martí Franquès s/n, 08028
Barcelona (Spain). carlesferrandez@ub.edu
Resumen
Los restos fósiles de Cueva Victoria se encuentran en el sedimento de relleno de un karst, que se abrió al exterior en el
Pleistoceno Inferior. El sedimento, procedente de un abanico aluvial que se formó en la ladera del Cerro de San Ginés,
entró por al menos tres entradas subverticales. El relleno fue relativamente rápido y continuo, hasta colmatar las cavida-
des. Posteriormente se produjo una compactación diferencial, así como la cementación de la parte superior de la brecha
y la formación del espeleotema que la cubre. Se discuten los procesos tafonómicos. Los restos de macromamíferos
fueron introducidos por hienas (Pachycrocuta brevirostris) que usaron la cueva como cubil, como indican las fracturas y
marcas de dientes en los restos óseos, la presencia de huesos mordisqueados y digeridos, la proporción de individuos
juveniles de hiena, la abundancia de coprolitos de hiena, la presencia de restos de mamíferos marinos en la brecha de
relleno, así como la proporción relativa de las partes esqueléticas de los restos de macromamíferos.
Palabras Clave
Tafonomía, hienas, karst, sedimentología, estratigrafía.
Summary
The vertebrate fossils from Cueva Victoria are found in the sediment that infilled karstic cavities during the Early Pleisto-
cene. The sediment, part of an alluvial fan developed on the slopes of San Ginés Hill, penetrated through at least three
subvertical entrances. The infilling was relatively rapid and continuous until it filled up the cave. Later, the sediment
underwent differential compactation and percolation of saturated CaCO3 waters cemented the upper part of the breccia
and formed a capping flowstone. The taphonomic processes affecting the fossils are discussed. The macromammal re-
mains were accumulated by hienas (Pachycrocuta brevirostris) using the cave as a den, as shown by fractures and tooth
marks in the bone remains, including pitting, the presence of digested bone fragments, the number of hiena juvenile
individuals, the abundance of hiena coprolites, the presence of marine mammal remains in the breccia, and the ratio of
skeletal parts of macromammal remains.
Key Words
Taphonomy, hyaenas, karst, sedimentology, estratigraphy
140
CARLES FERRÀNDEZ-CAÑADELL
INTRODUCCIÓN
Cueva Victoria es un yacimiento de relleno cárstico. Los
abundantes restos fósiles de vertebrados se encuentran
en el sedimento que rellenó las cavidades de un karst
formado en las calizas triásicas del Complejo Alpujárride
del Cerro de San Ginés de la Jara (Fig. 1) (ver Manteca y
Piña, este volumen). La minería desarrollada durante el
pasado siglo en el yacimiento (ver Pérez de Perceval et
al., este volumen) provocó la excavación y destrucción
de la mayor parte del sedimento fosilífero para extraer
el mineral de manganeso que contenía o para acceder
a las vetas en las calizas. Como resultado de la acción
minera, que incluyó el uso de explosivos, el yacimiento
presenta un aspecto caótico, con una acumulación de
bloques desprendidos, tanto de calizas triásicas como
de brecha fosilífera, acumulados en los suelos de la
cavidad principal entre depósitos resedimentados pro-
cedentes tanto de la brecha fosilífera como de aluvio-
nes que entraron en la cueva una vez fue abandonada
como mina.
Los estudios previos sobre la estratigrafía de los sedi-
mentos fosilíferos (Ferràndez et al., 1989; Gibert et al.,
2006) se centraron en demostrar que el relleno de la
cueva fue un proceso continuo y que la asociación de
fósiles era la misma a lo largo de toda la serie. Esta
homogeneidad del contenido fosilífero era importan-
te, dado que la mayoría de los restos fósiles se han
recuperado del sedimento removilizado por la acción
minera. La serie de relleno tiene su potencia máxima
bajo las entradas originales de la cueva (unos 18 m en
la entrada norte de la Sala Unión) y disminuye lateral-
mente, variando la potencia en función de la topografía
de la cueva. Bajo las aberturas originales la brecha no
presenta discontinuidades. Las pocas discontinuidades
que se encuentran en la sucesión de relleno se sitúan
siempre en cavidades secundarias, lejos de las entradas
naturales. Se interpretan como debidas a interrupciones
temporales de la comunicación entre la sala principal
por donde entraba el sedimento y las cavidades secun-
darias interiores, producidas por el propio sedimento
que obturó temporalmente la comunicación.
FORMACIÓN Y RELLENO DE LA CUEVA
El karst se desarrolló principalmente durante el Plioceno,
en un proceso de disolución que posiblemente se viera
acelerado por una particular acidez de las aguas, debida
a las mineralizaciones de sulfuros presentes en las zona,
formadas por procesos hidrotermales derivados de la
actividad volcánica durante el evento metalogenético
que originó las concentraciones metálicas (siderita, óxi-
dos de Fe y Mn, barita, blenda, galena, casiteria, etc., ver
Manteca y Piña y Artiaga et al., este volumen), que tuvo
lugar, bajo control estructural, durante un corto periodo
próximo al límite Tortoniense-Mesiniense (Montenat et
al., 1990)
Durante el Plioceno, mientras se formaba el carst, en
las cavidades sólo se acumularon arcillas de descalcifi-
cación (el residuo insoluble de las calizas, weathering
detritus en la clasificación de White, 2007), que en al-
gunas cavidades internas, donde el karst atraviesa capas
más margosas alcanzan los 3 metros de espesor. Local-
mente, en la arcilla se encuentran nódulos o fragmentos
de óxidos de manganeso, procedentes de las minera-
lizaciones incluidas en la caliza triásica. Las cavidades
del karst presentan direcciones preferentes siguiendo
estructuras en la caliza triásica NNW-SSE o NW-SW, que-
dando algunas cavidades parcialmente compartimenta-
das por salientes verticales y resaltos del techo alinea-
dos según esta dirección (Fig. 2B). Los filones ricos en
manganeso muestran orientaciones aproximadamente
NW-SE, como puede observarse en las fotos de satélite
al estar excavados por los mineros desde la superficie
(Fig. 2A).
En el Pleistoceno inferior la evolución del karst produjo
que las cavidades se ampliaran, por disolución y colap-
so, hasta abrirse al exterior y se iniciara la entrada de
sedimento alóctono, formándose la brecha que con-
tiene los fósiles. Estos sedimentos clásticos alóctonos
constituirían la segunda unidad en la serie estratigráfica,
correspondiendo a depósitos de talud de entrada y alu-
viales según la clasificación de White (2007).
El proceso de relleno sedimentario de la cueva a partir
de las aberturas subverticales condujo a la colmatación
de las cavidades conectadas directamente al exterior y
al relleno más o menos completo de las cavidades co-
nectadas indirectamente. El sedimento inicial de relleno
es lutítico y se dispone directamente sobre las arcillas
de descalcificación, en ocasiones removidas, de manera
que se incorporan clastos blandos de arcilla en las luti-
tas. Los limos y arcillas pasan en una rápida sucesión
granocreciente a una brecha heterométrica, constituida
por clastos de calizas y dolomías triásicas, que sigue has-
141
CONTEXTO SEDIMENTARIO Y TAFONOMÍA DEL YACIMIENTO DE CUEVA VICTORIA
Fig. 1. Situación del yacimiento de Cueva Victoria, en foto de satélite y en el mapa geológico. Cueva Victoria es un yacimiento de relleno de un
karst desarrollado en las calizas triásicas del Complejo Alpujárride del Cerro de San Ginés de la Jara. (de Google Earth, foto de 2007; de la hoja
978-Llano del Beal del Mapa Geológico 50.000 del IGME, modificado).
142
CARLES FERRÀNDEZ-CAÑADELL
ta el techo. Es en esta brecha donde se encuentran los
fósiles.
La brecha no presenta discontinuidades, lo que indi-
ca un relleno continuo y relativamente rápido, (posi-
blemente <80 ka). Sólo a techo se pueden apreciar,
localmente, niveles con distinta granulometría corres-
pondientes a diferentes regímenes hídricos, producidos
principalmente por la variación del tamaño de las entra-
das y las cavidades, obturadas por el mismo sedimento
o por desplomes.
El material de relleno fue aportado por los abanicos alu-
viales que se desarrollaron en las laderas del cerro de
San Ginés y los relieves cercanos (Fig. 3A). El abanico
que se desarrolló en el Cerro de San Ginés está ac-
tualmente parcial o totalmente erosionado en su parte
proximal, encontrándose testigos de su presencia en ca-
vidades y grietas de la caliza triásica (Fig. 3B-D). Su color
rojizo puede interpretarse como debido a una pedogé-
nesis intensa, representativa de los materiales Pleisto-
ceno inferior del sudeste ibérico, desde Granada hasta
Alicante y Almería, (siendo los depósitos del Pleistoceno
medio y superior de color más amarillento), que corres-
pondería a las condiciones climáticas del Pleistoceno in-
ferior caracterizadas por estacionalidad y humedad más
marcadas (e.g. Schulte, 2002).
Durante el Plioceno superior, un mar somero se exten-
día hasta el pie de los relieves circundantes (Sierras de
Cartagena, Crevillente y Carrascoy, Macizo del Segura),
depositándose calcarenitas amarillentas marinas progra-
dantes hacia el sureste. La elevación de estos relieves
durante el Pleistoceno Inferior y principalmente durante
el Pleistoceno Medio, provocó una regresión generali-
zada, situándose la línea costa cercana a la actual y fa-
voreciendo la formación de abanicos aluviales (Dabrio
et al., 1991; Goy et al., 1990; Zazo et al., 2003), con
una unidad de transición intermedia (unidad Moncayo-El
Molan de Somoza, 1989; Goy et. al., 1989a) constituida
por facies mixtas de islas barrera-lagoon.
En el norte del Campo de Cartagena, el límite Plioce-
no-Pleistoceno se sitúa en la llamada Formación Sucina
(Montenat, 1973), constituida por limos rojos con gaste-
rópodos continentales con una costra calcárea múltiple a
techo de hasta 10 m de potencia, que correspondería a
facies generalmente distales de abanicos aluviales solapa-
dos (Somoza et al., 1989). El límite Plioceno-Pleistoceno
se sitúa entre los tramos limoso y calcáreo, indicado por
un cambio en la fauna de gasterópodos (Cuenca Payá y
Walker, 1985) y por una inversión magnetoestratigráfica
interpretada como el límite Matuyama-Brunhes (Bardají
et al., 1997; Goy et al., 1989; Somoza et al., 1989).
Ocasionalmente, entre estos dos tramos generalizados,
se encuentra un nivel de suelos calcáreos que indicarían
un clima más frío respecto a las temperaturas inmedia-
tamente anteriores y posteriores (Sánchez Fernández,
1974) y que podría corresponder al estadio isotópico
MIS 19, coincidente con el límite Matuyama-Brunhes y
con la formación del espeleotema de Cueva Victoria. En
otras partes de la región, el límite Matuyama-Brunhes
se ha localizado en facies marinas o de transición, por
ejemplo en la seción de Casa de Renco, cerca del Cabo
Cope, a 60 km ESE de Cueva Victoria (Zazo et al., 2003).
El sedimento que penetró en las cavidades kársticas se
acumuló en conos de deyección bajo las aberturas. Las
Fig. 2. A: Vista aérea del Cerro de San Ginés mostrando la orientación aproximadamente NW-SE de los filones de óxidos de manganeso
excavados por los mineros. Las flechas indican las dos entradas actuales, Victoria I al sur y Vitoria II al Norte, (Fuente: Google Earth). B: Pared
parcial de caliza triásica (ST) que separa la Sala Unión de la Galería La Manga, en una foto mirando hacia el Norte aproximadamente.
143
CONTEXTO SEDIMENTARIO Y TAFONOMÍA DEL YACIMIENTO DE CUEVA VICTORIA
aguas de escorrentía lo distribuyeron hacia cavidades
adyacentes o inferiores, haciendo lo mismo con los res-
tos óseos y coprolitos repartidos sobre la superficie del
cono de deyección. En las zonas próximas a las entradas
naturales pueden encontrarse grandes bloques produci-
dos por colapso, mientras que las zonas interiores y las
cavidades secundarias presentan granulometrías más
finas. En algunas secciones puede observarse una gra-
nodecrecencia hacia el interior de la cavidad (Ferràndez
et al., 1989). El proceso de relleno prosiguió hasta que
el sedimento acumulado alcanzó y obturó las entradas.
Los últimos sedimentos que entraron en la cueva al-
ternan materiales de distinta granulometría siendo en
general más finos debido a la reducción de las entra-
das. Sobre el material que obturó las entradas se siguió
acumulando sedimento del abanico aluvial, de manera
que en algunos puntos de las aberturas originales, aho-
ra erosionadas o excavadas por los mineros, se puede
seguir la brecha desde el interior hasta el exterior de la
cueva sin que se aprecie ninguna discontinuidad. Una
vez sellada la cueva, el carbonato cálcico de las aguas de
Fig. 3. A:
Reconstrucción aproximada del abanico aluvial desarrollado en las laderas del Cerro de San Ginés de la Jara durante el Pleistoceno
Inferior. En la actualidad, aunque muy cementado, está parcialmente erosionado y muestra una extensión menor, especialmente en las partes
altas donde tenía menor potencia. Las flechas indican las entradas naturales de Cueva Victoria, coetáneas a la sedimentación del cono aluvial,
1: entrada Sala Unión Sur; 2: entrada Sala Unión Norte; 3: entrada Victoria 2, las entradas 1 y 3 coinciden con las entradas artificiales actuales,
Victoria I y Victoria II respectivamente. Se representa sólo el abanico aluvial, la vegetación sería más abundante. (Modificado de Google Earth).
B-C: Brecha del abanico aluvial rellenando fisuras y grietas en la caliza triásica. D: Relicto de la brecha del abanico aluvial en una cavidad de la
caliza (vista en planta) de una superficie erosionada de la ladera del cerro de San Ginés a una cota ligeramente superior a la que se sitúa la cueva.
144
CARLES FERRÀNDEZ-CAÑADELL
escorrentía cementó la brecha y formó el espeleotema
superior.
En la parte de la cueva donde se encuentran los restos
fósiles, el proceso de relleno se efectuó a partir de tres
entradas naturales, dos situadas en la Sala Unión (en-
tradas Norte y Sur) y la tercera en la parte sur de la Sala
Victoria II (Figs. 3A, 4). Las entradas actuales, por las que
se accede a la Sala Unión y a la Sala Victoria II (Fig. 2A),
fueron producidas por los mineros. Las entradas origi-
nales por las que se efectuó el relleno de la cueva se
sitúan en una cota relativamente elevada y por tanto en
la parte proximal del abanico aluvial (Fig. 3A). Esta situa-
ción de las entradas en el contexto del abanico aluvial
tiene relevancia para la interpretación de la procedencia
de los restos de macrovertebrados, que se discute más
adelante.
El yacimiento se descubrió por la acción de los mine-
ros, quienes excavando los filones de mineralizaciones,
principalmente óxidos de manganeso presentes en las
calizas, llegaron a las cavidades cársticas parcial o total-
mente rellenas de sedimento. El sedimento de relleno
incluye tanto clastos de mineralizaciones procedentes
tanto del exterior como fragmentos de mineralizacio-
nes del interior que quedaron aisladas al disolverse la
caliza encajante. Si bien la abundancia de mineral es
menor en este sedimento, localmente se encuentran
acumulaciones importantes. Los mineros lo excavaron
sistemáticamente debido a su consistencia, mucho me-
nor que la de la caliza triásica, como también lo hicieron
localmente con las arcillas de descalcificación. Aunque
esta excavación llevó al descubrimiento del yacimiento,
la acción de los mineros conllevó la destrucción de la
mayor parte del sedimento fosilífero. Al parecer, el uso
de explosivos para abrir un pozo de ventilación provocó
el derrumbe de la Sala Unión, que colapsó sobre una
cavidad inferior de manera que actualmente la base de
la sala es una acumulación caótica de grandes bloques
(de hasta 18 m de longitud) de caliza triásica, de bre-
cha de relleno, o de caliza con brecha adosada. Entre
los bloques se distribuye el sedimento retrabajado de
la excavación minera de la brecha fosilífera e incluso,
localmente, sedimentos más modernos arrastrados por
aguas de escorrentía (Fig. 5). Estos últimos se distin-
guen fácilmente por su color y litología, pues los clastos
son básicamente de rocas metamórficas. El resultado
de la excavación minera es que ha quedado muy poco
sedimento fosilífero in situ, la mayoría como una capa
de espesor variable en las paredes y el techo de las
cavidades, que localmente se engrosa allí donde se en-
cuentran oquedades protegidas. Además, estos relictos
de la brecha de relleno acostumbran a ser la parte más
cementada de la brecha y, por tanto, la más difícil de
excavar.
En el exterior de la cueva, sobre el abanico aluvial del
Pleistoceno Inferior se disponen materiales de edad
mucho más moderna. Los dos depósitos se diferencian
claramente: mientras que los materiales del Pleistoceno
inferior son brechas muy cementadas de clastos exclu-
sivamente de calizas y dolomías triásicas, los materiales
que los cubren son conglomerados poco cementados
formados casi exclusivamente por clastos de rocas me-
tamórficas (micasquistos, gneises, anfibolitas, cuarzo),
correspondientes a terrazas fluviales de edad más re-
ciente (Pleistoceno superior?). La superposición de los
dos depósitos puede verse claramente en las secciones
que forman las entradas actuales (Fig. 6). También se
ilustra en el corte de la Figura 7. Es importante diferen-
ciarlas porque es en estos conglomerados modernos
donde se encontraron cuarzos interpretados como in-
dustria lítica (Carbonell et al., 1981).
En definitiva, el proceso de relleno fue rápido y continuo
desde la formación de las entradas hasta la colmatación
de las cavidades y tuvo lugar en el Pleistoceno inferior,
como indican dos tipos de evidencia: (1) No hay dis-
continuidades en el sedimento de relleno (Ferrández et
al, 1989), y (2) Todo el sedimento alóctono que llena la
cueva corresponde a un mismo magnetocrón negativo
(Gibert et al., 2006; Gibert et al. este volumen; Gibert
et al., in press)
Compactación y cementación
Posteriormente a la colmatación de la cueva tuvieron
lugar los procesos de compactación y de cementación y
formación de un espeleotema.
El espeleotema es una costra calcítica de grosor variable
que cubre la superficie superior del sedimento de relle-
no allí donde, debido a la topografía de la cueva, éste
no llega al techo de la cavidad (Fig. 7). El espeleotema
se originó por la precipitación del carbonato cálcico de
las aguas de escorrentía (sedimento químico de tipo
flowstone, según la clasificación de White, 2007). Estas
aguas también penetraron en el sedimento de relleno
145
CONTEXTO SEDIMENTARIO Y TAFONOMÍA DEL YACIMIENTO DE CUEVA VICTORIA
Fig. 4. Reconstrucción de las entradas originales de sedimento durante el Pleistoceno Inferior
en la Sala Unión. En gris más claro se indican las galerías situadas en niveles inferiores, las
flechas indican la dirección de sedimentación. 1: Entrada Sur; 2: Entrada Norte. A: Andamio
Superior A; B: Andamio Superior B.
146
CARLES FERRÀNDEZ-CAÑADELL
Fig. 5. Riada al pie del Cerro de San Ginés en otoño de 1989, año de máximo de precipitación en el Campo de Cartagena (Amestoy y Amestoy,
2009). Parte del flujo de la rambla que circula paralela a la carretera se desvió hacia el norte, penetrando en la cueva por la entrada actual
Victoria 2 e introduciendo sedimento (clastos metamórficos rodados).
Fig. 6. Izquierda: Entrada principal a Cueva Victoria (Sala Unión), donde se aprecia la superposición de la terraza moderna (Q), poco cementada
y de clastos de rocas metamórficas, discordante sobre la brecha del Pleistoceno inferior (B), muy cementada y con clastos de caliza triásica,
yaciendo sobre el substrato triásico (T). Derecha: Detalle de la terraza.
147
CONTEXTO SEDIMENTARIO Y TAFONOMÍA DEL YACIMIENTO DE CUEVA VICTORIA
en distinto grado, en función de su saturación y permea-
bilidad, y el carbonato que precipitó provocó su cemen-
tación diferencial, mayor en su parte superior o en la
franja de contacto con las paredes de la cueva. También
tuvo lugar una continua disolución y reprecipitación de
los óxidos de manganeso, que formaron desde minera-
lizaciones puntuales hasta costras milimétricas sobre los
restos óseos, siendo esta presencia ubicua de manga-
neso una característica de los fósiles de Cueva Victoria.
Al mismo tiempo tuvo lugar la compactación del sedi-
mento, también de manera diferencial, en este caso en
función de la cantidad de material superpuesto según
la topografía irregular de la cueva. En la Sala Unión, la
potencia máxima del sedimento alóctono se calcula en
unos 10 m en la parte de la entrada Sur, siendo mayor
en la entrada Norte, donde pudo alcanzar el doble, y mí-
nima en la parte media donde los dos conos de deyec-
ción convergieron (Fig. 4). La compactación por pérdida
de fluidos fue por tanto diferencial, siendo mayor en la
parte central de lo conos de deyección y decreciendo
hacia los márgenes, donde la columna de sedimento
superpuesto era menor, o allí donde el sedimento que-
daba protegido por las concavidades u oquedades se-
cundarias.
Este proceso de compactación tuvo lugar de manera
simultánea al inicio de la cementación. Una cementa-
ción incipiente afectó la superficie del sedimento, pero
también, localmente al menos, la interficie entre el sedi-
Fig. 7. Corte N-S de la Sala Unión, cercano a la pared Este, mostrando el andamio instalado en 2009 y la relación estratigráfica entre las distintas
unidades: caliza triásica (T), brecha fosilífera continuación del cono aluvial del Pleistoceno inferior (B); espeleotema (E); terraza exterior del
Pleistoceno Superior-Holoceno Q), y sedimento removido procedente de la excavación de la brecha por los mineros (R).
148
CARLES FERRÀNDEZ-CAÑADELL
mento y las paredes calizas de la cueva. De esta manera,
parte del sedimento de relleno en contacto con las pa-
redes quedó cementado a éstas. Mientras tanto, la com-
pactación por pérdida de agua provocó el hundimiento
o compresión del cono de sedimento, mayor en su par-
te central. Al estar las partes marginales cementadas a
la pared y hundirse la parte central por compactación,
se produjeron grietas de dirección paralela a las paredes
(Fig. 8), que han quedado preservadas debido a que
su superficie se cementó, al circular por ellas las aguas
cargadas con carbonato cálcico. Posteriormente, alguna
de estas cavidades fue rellenada parcial o totalmente
por sedimento muy fino de una edad más moderna
(con polaridad normal aunque se encuentra rodeado
de brecha con polaridad inversa (Gibert et al., este vo-
lumen, Gibert et al., in press). Este sedimento también
se encuentra localmente, con una potencia centimétrica
y sin compactar, por encima del espeleotema. La for-
mación de estas grietas por compactación (Fig. 8) se
puede observar en la parte superior de la brecha de la
Sala Unión (sector Andamio Superior B, bajo el pozo de
ventilación, Fig. 7), donde se observa la brecha separada
unos centímetros de la pared, cubierta una costra calcíti-
ca (Fig. 9). Un examen detallado muestra que bajo esta
costra calcítica no se encuentra directamente la pared
caliza, sino una parte de la brecha, que incluye restos
óseos (Fig. 10).
El proceso de cementación siguió después de la com-
pactación del sedimento y, una vez cementado e imper-
meabilizado el sedimento superior, la calcita precipitó
formando el espeleotema que lo cubre, de un grosor
centimétrico, localmente superando los 10 cm en las
partes inferiores del cono de deyección adyacentes a
las paredes de la cavidad. Dentro de este espeleote-
ma se sitúa un cambio de polaridad magnética, de in-
Fig. 8. Esquema de la sección transversal (E-W) de la Sala Unión ilustrando la formación de grietas por compactación diferencial del sedimento.
Las grietas se preservaron por estar la brecha próxima a la pared parcialmente cementada cuando se produjo el hundimiento de la parte
central por compactación (flecha blanca). La superficie de las grietas está cubierta de una costra calcítica, localmente en continuidad con el
espeleotema. B: brecha; E: espeleotema; T: caliza triásica.
149
CONTEXTO SEDIMENTARIO Y TAFONOMÍA DEL YACIMIENTO DE CUEVA VICTORIA
Fig. 9. Separación de la brecha de relleno de la pared de la cueva debido a la compactación en la pared Este de la
Sala Unión. A: La superficie del espeleotema es paralela a la de la pared de la cueva (que en este punto coincide
con la estratificación de las calizas triásicas) y no con la de la brecha. Las flechas negras indican la separación
de la brecha de la pared de la cueva debido a la compactación. B-C: Grieta (flechas) dentro de la brecha (Br),
paralela a la pared de la cueva (T) y cubierta por el espeleotema. Parte de la brecha está adherida y cementada
a la pared de la cueva.
150
CARLES FERRÀNDEZ-CAÑADELL
versa a normal, que se interpreta como el límite Matu-
yama-Brunhes, por lo que puede acotarse la edad del
relleno como anterior a 0,781 Ma (Gibert et al., este
volumen, Gibert et al.,in press).
La compactación también se evidencia por la dirección
e inclinación del espeleotema que cubre la brecha, que
en la parte SE de la Sala Unión coincide con la del pared
de la cueva y, aproximadamente, con la dirección de las
capas de calizas triásicas, presentando un ángulo con la
estratificación de los sedimentos del cono de deyección
(brecha) (Fig. 9).
TAFONOMÍA
Sin pretender ser una revisión exhaustiva de los pro-
cesos tafonómicos, en este apartado se tratan aquellos
más relevantes o significativos para la interpretación de
los restos óseos de la brecha de Cueva Victoria.
La mayoría de los restos óseos de la brecha correspon-
den a microvertebrados que habitaban la cueva (e.g.
quirópteros, Sevilla, este volumen) o de macrovertebra-
dos que llegaron al interior de la cueva transportados
por las hienas que la habitaban. La disposición subverti-
cal de las entradas pudo provocar también que actuaran
como trampas, especialmente en los últimos momen-
tos de relleno, en que las hienas ya no habitaban la cue-
va, como se refleja en la ausencia de fracturas o marcas
de dientes y la articulación de algunos de los restos de
los niveles a techo de la Sala Unión Sur (Andamio Su-
perior B).
En la acumulación de restos de microvertebrados inter-
vinieron tanto la ocupación de la cueva por los distintos
grupos (e.g. quirópteros) como la acción de aves ra-
paces. Asimismo, el aporte de restos de mamíferos de
tamaño medio (< 40 kg) puede deberse a la acción
de carnívoros menores, como los cánidos (Gibert et al.,
1992, 1993a, b).
Originalmente repartidos sobre la superfície del cono
de deyección, los restos óseos fueron removidos y acu-
mulados por las aguas en las partes inferiores cercanas
a las paredes de la cueva (ver Vilà-Vinyet et al., este
volumen). Asimismo, los niveles de coprolitos de hiena
corresponden a acumulaciones producidas por el agua
contra las paredes de la cueva y no implican un intervalo
de no sedimentación. Una caso aparte es la capa rica en
coprolitos de Tarancón (sector NW de la Sala Unión),
donde éstos se encuentran dispersos en el sedimento
limoso, no concentrados en un horizonte. Corresponde
a una zona marginal protegida, cerca de la entrada Norte
de la Sala Unión, donde las hienas debieron de habitar.
La riqueza en restos de microvertebrados de algunas
localidades puede deberse a la concentración local de
egagrópilas, o a su posterior acumulación por las aguas
de escorrentía (Gibert et al., 1992, 1993a, b).
Al hallarse los restos óseos mezclados con clastos y blo-
ques de caliza, su interacción mecánica durante la se-
dimentación o durante el transporte o movilización por
las aguas de escorrentía produjeron la fracturación de al-
gunos huesos, como la diáfisis ilustrada en la Figura 11.
Fig. 10. Separación de la brecha de relleno de la pared de la cueva debido a la compactación en la pared Este de la Sala Unión. Vista de la
brecha separada de la pared (Andamio Superior B), con ambas superficies cubiertas por espeleotema (flechas). El espeleotema de la pared
cubre un pequeño grosor de brecha, que incluye un hueso largo (recuadro, ampliado a la derecha) que sobresalía de la brecha y no fue
cubierto por el espeleotema.
151
CONTEXTO SEDIMENTARIO Y TAFONOMÍA DEL YACIMIENTO DE CUEVA VICTORIA
También se produjeron fracturas durante la fase fosildia-
genética por la compactación, al producirse presiones
puntuales sobre algunos restos. Un ejemplo se ilustra
en la Figura 12, donde se puede observar una fractura
incipiente en un fémur causada por la presión ejercida
por una astilla emplazada su cavidad medular. En otro
ejemplo (Fig. 13) se observa cómo, durante la compac-
tación, la presión puntual ejercida por un clasto sobre
uno de los molares de una mandíbula de Equus pro-
vocó su desplazamiento, de manera que el molar está
desalineado respecto a la serie dental de la mandíbula.
También se han observado puntualmente procesos de
deformación plástica, en los que la morfología de los
restos óseos se ha visto distorsionada sin producirse
fracturas. Un ejemplo de deformación plástica se en-
Fig. 11. Ejemplo de fractura en los restos óseos: diáfisis fracturada
por el impacto con un bloque de caliza (en gris) o, por la presión
ejercida por el bloque durante la compactación, Sala Unión E.
Escala: 5 cm.
Fig. 12. Ejemplo de fractura en los restos óseos debido a la
compactación: Diáfisis fracturada parcialmente por la presión
ejercida por una astilla en la cavidad medular. (CV-2010-034a-b,
Andamio Superior A, Sala Unión). Escala: 5 cm.
Fig. 13.
Ejemplo de alteración de los restos óseos debido a la compactación. El clasto de caliza sedimentado sobre una hemimandíbula de
Equus sp. (CV-2011-053) presionó selectivamente sobre uno de los molares, desplazándolo. (Andamio Superior B-C, Sala Unión). Escala: 5 cm.
152
CARLES FERRÀNDEZ-CAÑADELL
cuentra en la mandíbula de rinoceronte CV-MC-300 de
la Sala Unión (Fig. 14, ver también Gallardo, este volu-
men, Van der Made, este volumen), en la que las dos
ramas de la mandíbula se encuentran inclinadas hacia
la izquierda respecto al plano medio anteroposterior. La
deformación es en general dúctil, si bien la deformación
provocó alguna fractura en las partes más débiles.
Esta mandíbula de rinoceronte muestra también otro
proceso fosildiagenético: debido a cambios de hume-
dad, la expansión de la arcilla del sedimento en los al-
veolos provocó que la rama derecha se abriera unos
dos centímetros (Fig. 14A, C). Este tipo de fracturación
se puede observar en otros fósiles, especialmente en
huesos largos cuya cavidad medular se rellenó de sedi-
mento arcilloso.
Manganeso
Todos los restos óseos de Cueva Victoria muestran
mineralizaciones de óxidos de manganeso, que varían
desde pequeñas manchas superficiales hasta costras
milimétricas que cubren toda la superficie exterior y, en
algunos casos, también la interior (Fig. 15). El aspecto
más típico es el de manchas más o menos densas de
morfología dendrítica. En otros casos el manganeso im-
pregna totalmente el resto óseo, confiriéndole un color
negro uniforme. El grado de impregnación depende de
su posición relativa en la brecha y en la cueva y su proxi-
midad a nódulos o vetas del mineral, no de su posición
estratigráfica. Los óxidos de manganeso son abundantes
en toda la cueva (ver Manteca y Piña, este volumen;
Artiaga et al., este volumen). Provienen de mineraliza-
ciones que se encuentran como filones en la caliza triá-
sica, pero también como clastos y bloques en las arcillas
de descalcificación y también en la brecha. Estos óxidos
muestran una gran facilidad de disolución y reprecipi-
tacion como costras cubriendo cualquier superficie. En
una cavidad interior (Sala Afortunada, Ferràndez et al.,
1989) se pueden observar lineaciones horizontales de
óxidos de manganeso en la brecha, que registran distin-
tos niveles del agua.
En definitiva, el tipo de preservación de los restos está
en función de su situación en el complejo kárstico (e.g.
Bocherens et al., 2008), el tipo de sedimento en que
están incluidos (incluyendo granulometría y abundan-
cia de manganeso) y la proximidad a las oberturas y la
paredes (donde están más expuestos a flujos de agua).
Estos factores, que pueden variar considerablemente
en distancias reducidas, determinan unas condiciones
fisicoquímicas particulares que pueden someter restos
óseos relativamente próximos a procesos fosildiagenéti-
cos significativamente distintos.
Acción de carnívoros
La mayoría de restos esqueléticos de macromamíferos
de la brecha proceden de la acción de los carnívoros,
concretamente de las hienas Pachycrocuta brevirostris,
como se infiere de la gran cantidad de restos con mar-
cas de dientes y fracturas atribuibles a las hienas (Fig.
16), así como por la abundancia relativa de las partes
esqueléticas conservadas (Gibert et al., 1993a, b). Las
evidencias de la acción de carnívoros incluyen también
huesos mordisqueados (“pitting”, Figs. 16 F, J) y restos
Fig. 14. Ejemplo de alteración fosildiagenética de los restos óseos. La mandíbula de rinoceronte (CV-MC-300) muestra diversas fracturas,
pero también se deformó de manera plástica, de manera que las dos hemimandíbulas están inclinadas hacia la izquierda respecto al plano
anteroposterior (A, B). Además, la expansión de la arcilla provocó que se abriera una la rama izquierda de la mandíbula, desplazando uno de
los molares (C). Escala: 10 cm en A y C, 5 cm en B.
153
CONTEXTO SEDIMENTARIO Y TAFONOMÍA DEL YACIMIENTO DE CUEVA VICTORIA
Fig. 15. Impregnación de óxidos de manganeso. A: Ejemplos del distinto grado de impregnación en restos óseos. B: Detalle de una astilla con
encostramiento de óxidos de manganeso. C: Mandíbula de cánido (CV-MC-260) y detalle mostrando el patrón dendrítico típico de los óxidos
de manganeso que impregnan los restos óseos. D: Molar de Equus sp. en dos mitades, mostrando la impregnación en el interior. E: Metàpodo
de obivovino con costras de manganeso en la superficie. Escalas: divisiones mayores: centimétricas, menores: milimétricas.
Fig. 16.
Ejemplos de acción de carnívoros sobre los huesos. A-D: Huesos fracturados por carnívoros. E-J: Marcas de dientes. Los fragmentos en
F y J corresponden a huesos mordisqueados (pitting). A: CV-MC-582 (Andamio Superior B); B: CV-2010-139 (Sondeo 3); C: CV-2010-016
(Andamio Superior A); D: CV-MC-579, Andamio Superior B (2008); H: CV-2011-384 (Sondeo 3); I: CV-2010-219 (Precaución); J: CV-2010-
215 (Precaución). Escalas: divisiones mayores: centimétricas, menores: milimétricas.
154
CARLES FERRÀNDEZ-CAÑADELL
óseos digeridos de tamaño centimétrico (Ferràndez-Ca-
ñadell et al., 2011) (Fig. 17).
Aunque hay restos de varios grupos de carnívoros, in-
cluyendo osos, y distintas especies de félidos y cáni-
dos (Pons-Moyà, 1981, 1982, 1985a; Pons-Moyà y
Moyà-Solà, 1978; Madurell et al., este volumen, Bou-
dadi-Maligne, este volumen), la principal actividad sobre
los huesos puede atribuirse a las hienas, Pachycrocuta
brevirostris que son los carnívoros que más modifican
los huesos de sus presas (e.g. Lyman, 1994). La pre-
sencia de Hystrix sp. (ver Ferràndez-Cañadell, Grupos
pendientes de estudio o revisión, este volumen) podría
implicar su participación en parte de la acumulación de
restos óseos, un comportamiento bien conocido en los
puercoespines (e.g., Brain, 1980). Sin embargo, el redu-
cido número de restos óseos y la ausencia de marcas
de dientes atribuibles a este género lo descarta como
un agente significativo.
Cabe destacar que, aunque tradicionalmente se consi-
deraban las hienas manchadas (Crocuta crocuta) como
carroñeros, estudios recientes han mostrado que son
cazadores activos, matando un 70-80 % de sus pre-
sas (Cooper, 1990; Gasaway et al., 1991; Henschel &
Skinner, 1990; Kruuk, 1972; Mills, 1990 en Yirga Abay,
2013) y pudiendo llegar a cazar hasta el 95 % (Cooper
et al., 1999) o el 98 % (Gasaway et al., 1991) de su
alimento. El peso preferido de sus presas se sitúa en un
rango de 56-182 kg (102 kg de media), aunque entre
las presas se cuentan búfalos cafres (Syncerus caffer)
adultos, así como crías de jirafa, rinoceronte negro e in-
cluso elefante, de manera que su nicho dietario se so-
brepone en un 58,6 % con el del león (Panthera leo),
y hasta un 68,8 % en las presas preferidas (Hayward,
2006). Son depredadores oportunistas, para los que, se-
gún Hayward (2006, p. 606), “virtually any animate and
inanimate object is potential food”. Se la ha observado
alimentándose de insectos, pescando o comiendo hue-
vos de avestruz (Holekamp y Dloniak, 2010; Pienaar,
1969). Se puede inferir un comportamiento similar en
Pachycrocuta brevirostris, extrapolando el tamaño de
sus presas al de su masa corporal, considerablemente
superior al de la hiena manchada actual. Por otro lado y
relevante para la tafonomía de Cueva Victoria, las hienas
manchadas actuales (Crocuta crocuta) no regurgitan co-
mida para sus crías (Kruuk, 1972) sino que llevan res-
tos de sus presas a la madriguera. Si bien las hembras
paren en pequeños cuevas o madrigueras, a las pocas
semanas llevan los cachorros al cubil comunitario, don-
de éstos permanecen durante 8-9 meses (Holekamp y
Dloniak, 2010).
En 1992 se realizó un estudio tafonómico sobre la ac-
ción de los carnívoros en Cueva Victoria (Gibert et al.,
1992, 1993a, b; Gibert, 1999a, b). El trabajo consistió
en el estudio de 650 restos óseos de macrovertebrados
fósiles de varias localidades (Bloque I, Peñarroya, Des-
cargador), de los que se consideró el taxón y su tamaño,
el tipo de hueso, su posición en el esqueleto, el tipo de
rotura y la presencia de marcas de dientes. Del estudio
cuantitativo y su comparación con datos publicados de
otros yacimientos y de estudios en carnívoros actuales
(Behrensmeyer y Boaz, 1979; Skinner et al., 1980) se
Fig. 17.
Ejemplos de astillas digeridas de Precaución (Sala Unión norte). A: CV-2010-217; B: CV-2010-214. Escala 5 cm.
155
CONTEXTO SEDIMENTARIO Y TAFONOMÍA DEL YACIMIENTO DE CUEVA VICTORIA
llegó a la conclusión que los datos concordaban con los
de cubiles de hiena, aunque sin descartar la posibilidad
de acumulación de huesos de mamíferos inferiores a
40 kg por otro tipo de carnívoros, en especial cánidos.
Existen, por tanto, distintas líneas de evidencia que se-
ñalan que la cueva actuó como cubil de hienas mientras
se depositaba la brecha:
Evidencias de la acción de carnívoros en general y de
hienas en particular, como el tipo de fracturas de los
huesos, las marcas de dientes y los huesos digeridos
(Figs. 16, 17).
Evidencias en la distribución de los restos: no hay restos
óseos en la brecha exterior, en la que sólo se han en-
contrado escasos gasterópodos, mientras que son muy
abundantes en la brecha que rellena la cueva.
Evidencias de la presencia continuada de hienas en la
cueva, mostrada por la abundancia de coprolitos (Fig.
18), así como por la abundancia de ejemplares juveni-
les, como indica la gran proporción de dientes decidua-
Fig. 18.
A: Distintos ejemplos de coprolitos de Pachycrocuta brevirostris de Cueva Victoria. B: Uno de los niveles de acumulación de coprolitos
(de color blanco) en la parte inferior de la brecha de pared Este de la Sala Unión. Escalas: 10 cm.
156
CARLES FERRÀNDEZ-CAÑADELL
les (ver Madurell et al., este volumen) o la presencia de
huesos con marcas de mordisqueo, actividad caracterís-
tica de las crías (Figs. 16 F, J).
La proporción relativa de las partes esqueléticas es simi-
lar a la que se encuentra en los cubiles de hiena actua-
les y muestra patrones característicos de estas acumula-
ciones, como la reducción en el proporción de vértebras
(Gibert et al., 1993a, b; Lyman, 1994).
La presencia de restos de mamíferos marinos: una he-
mimandíbula y parte de un maxilar de foca monje, Mo-
nachus sp., y cuatro cuerpos vertebrales de un cetáceo
pequeño (ver Ferrández-Cañadell Grupos pendientes de
estudio o revisión, este volumen). Actualmente la cueva
está situada a 3,2 km en línea recta de la costa (Mar
Menor). Durante el Pleistoceno Inferior, la línea de costa
se encontraba aproximadamente a la misma distancia
en la zona adyacente a Cueva Victoria, si bien penetraba
mucho más al interior hacia el Este y el Norte (Goy et
al., 1990; Montenat, 1977). Estos 3-3,5 km suponen
una distancia que las hienas cubren fácilmente al llevar
restos de sus presas a su cubil, a diferencia de otros car-
nívoros. Las hienas manchadas actuales (C. crocuta) tie-
nen territorios de extensión variable en función del tipo
de paisaje y la abundancia de presas, no con el tamaño
del grupo (Mills, 1984). El territorio puede abarcar sólo
30-60 km2 en zonas forestales (Boydston et al., 2001;
Sillero y Gottelli, 1992, Varela, 2001) o 130 km2 en
zonas de savana (Kruger National Park, Henschel y Skin-
ner, 1991), aunque en el Kalahari la media del territorio
de seis grupos se calculó en 330 km2 y en ocasiones
pueden alcanzar 1000 km2 (Mills 1984), debido tam-
bién a que siguen la migración de sus presas (Trinkel
et al., 2004). Por otro lado, las hienas recorren grandes
distancias, de hasta 80 km (Mills et al., 1998), despla-
zándose hasta más de 50 km en una sola noche (Kruuk,
1991). En la Figura 19 se representa aproximadamente
Fig. 19.
Proyección sobre la zona del Campo de Cartagena de la extensión aproximada que tendrían territorios de hienas de 60 km
2
(A) y 120
km2 (B). Los territorios de la hiena manchada actual (Crocuta crocuta) pueden superar los 300 km
2
.
157
CONTEXTO SEDIMENTARIO Y TAFONOMÍA DEL YACIMIENTO DE CUEVA VICTORIA
el terreno que abarcarían alrededor de Cueva Victoria
dos territorios de 60 y 120 km2 aproximadamente, que
incluirían al norte parte de la costa del Pleistoceno Me-
dio. En una cueva actual en Qatar situada a unos 4 km
de la costa, Andrews (2008) encontró restos de mar-
sopa (Neophocaena phocaenoides) correspondientes a
un mínimo de 14 individuos. Los restos fueron llevados
a la cueva por hienas rayada (Hyaena hyaena), menor
que la hiena manchada (Crocuta crocuta) y mucho me-
nor que la hiena de Cueva Victoria, P. brevirostris.
Por último, aunque no una evidencia, el exiguo porcen-
taje de restos óseos con evidencias de meteorización en
Cueva Victoria coincide con los observados de cubiles
de hiena manchada actuales (e.g., el 93.2 % de hue-
sos con estadio de meteorización 0 de Behrensmeyer,
1978, señalado por Pokines y Peterhans, 2007 en la
Masai Mara Cave en Kenia).
En los últimos estadios de relleno de la cueva las hienas
dejaron de utilizarla como cubil, como se deduce de la
presencia de huesos sin fracturas o marcas de dientes
de hiena, algunos de ellos parcialmente articulados (Fig.
20). En estos niveles superiores de la Sala Unión, la ex-
cavación minuciosa llevada a cabo por Julià González en
Andamio Superior A durante la campaña de 2011 per-
mitió descubrir una madriguera de un animal de tamaño
pequeño a medio, que se preservó al ser rellenada pos-
teriormente por sedimentos de granulometría muy fina
(Fig. 21). La presencia de esta madriguera concuerda
con el abandono de la cueva por las hienas. El origen de
los escasos restos de primates, Theropithecus y Homo
(Ferràndez-Cañadell et al., 2014; Gibert y Pons-Moyà,
1985; Gibert y Pérez-Pérez, 1989; Gibert et al., 1995,
1999, 2002, 2006, 2008, Pons-Moyà, 1985b) se remi-
te también a la acción depredadora de las hienas, de las
que serían víctimas ocasionales.
Fig. 20.
Vértebras de macromamífero articuladas en la parte superior de la brecha (Andamio Superior B, 2011). Escala: 5 cm.
158
CARLES FERRÀNDEZ-CAÑADELL
Fig. 21.
Madriguera de un animal de tamaño pequeño-medio preservada en la parte superior de
la brecha en una oquedad de la pared de la cueva (Andamio Superior A), que se rellenó con dos
capas de material arcilloso que han preservado grietas de desecación (excavación: Julià González,
2011). Escala: 5 cm.
159
CONTEXTO SEDIMENTARIO Y TAFONOMÍA DEL YACIMIENTO DE CUEVA VICTORIA
CONCLUSIONES
Los restos fósiles de Cueva Victoria se encuentran en
sedimento procedente de abanicos aluviales desarrolla-
dos en la laderas del cerro de San Ginés que rellenó las
cavidades de la cueva durante el Pleistoceno Inferior. El
proceso de relleno fue continuo hasta colmatar la cueva,
mientras que la sedimentación del abanico siguió en
el exterior. Posteriormente se produjo una compacta-
ción y cementación diferencial y la formación del espe-
leotema superior que registra el cambio de polaridad
Matuyama-Brunhes (0,781 Ma). Los restos de macro-
mamíferos, incluyendo Theropithecus y Homo, fueron
aportados por hienas (Pachycrocuta brevirostris), que
utilizaron la cueva como cubil.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo es el resultado de varios años de trabajo en
Cueva Victoria, iniciado en 1987 gracias a José Gibert,
y compartido con él y con Luis Gibert. Quiero expresar
mi agradecimiento a todos los que han facilitado y par-
ticipado en la excavación y estudio del yacimiento, en
especial a José Luis Pérez-Cuadrado, Julià González, Jor-
di Vilà, Ingrid Soriguera, Andrés Ros, José Luis Llamusí
y otros excavadores y miembros del CENM (Centro de
Estudios de la Naturaleza y el Mar) de Cartagena. El Con-
sorcio Sierra Minera financió la instalación del andamio y
las campañas fueron financiadas por el Ayuntamiento de
Cartagena, con la participación del Servicio de Patrimonio
de la Comunidad de Murcia. Este trabajo es una con-
tribución del Grup de Investigació Consolidat Geologia
Sedimentària (2014 SGR 251).
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Prólogo
Emiliano Aguirre
Presentación
L. Gibert y C. Ferràndez-Cañadell
Introducción. Cueva Victoria, un yacimiento de vertebrados del Pleistoceno Inferior
C. Ferràndez-Cañadell y L. Gibert
Historia de la minería de Cueva Victoria
M. A. Pérez de Perceval, J. I. Manteca Martínez y M.A. López-Morell
Las mineralizaciones ferro-manganesíferas de la mina-cueva Victoria y su contexto geológico
J. I. Manteca y R. Piña
Microscopía electrónica de las mineralizaciones cársticas de óxidos de hierro y manganeso de Cueva Victoria
(Cartagena, Murcia)
D. Artiaga, L. Gibert y J. García-Veigas
Edad del yacimiento de Cueva Victoria y su relación con otros yacimientos de la Península Ibérica
L. Gibert L. y G. Scott
230Th/U-dating of the Cueva Victoria flowstone sequence: Preliminary results and palaeoclimatic implications
A. Budsky, D. Scholz, L. Gibert y R. Mertz-kraus
Reconstrucción y génesis del karst de Cueva Victoria
A. Ros y J. L. Llamusí
Modelización tridimensional mediante escáner 3D y tomografía eléctrica de alta resolución, en Cueva Victoria I
A. Espín de Gea, A. Gil Abellán y M. Reyes Urquiza
Contexto sedimentario y tafonomía de Cueva Victoria
C. Ferràndez-Cañadell
Génesis de una acumulación osífera excepcional en Cueva Victoria (Cartagena, Murcia, España)
J. Vilà-Vinyet, Í. Soriguera-Gellida y C. Ferràndez-Cañadell
Anfibios y escamosos de Cueva Victoria
H. A. Blain
Las tortugas del yacimiento del Pleistoceno inferior de Cueva Victoria (Murcia, España)
A. Pérez-García, I. Boneta, X. Murelaga, C. Ferràndez-Cañadell y L. Gibert
A brief review of the Spanish archaic Pleistocene arhizodont voles
R. A. Martin
Estado de conocimiento de los Insectívoros (Soricidae, Erinaceidae) de Cueva Victoria
M. Furió
The Lower Pleistocene Bats from Cueva Victoria
P. Sevilla
Aves del Pleistoceno inferior de Cueva Victoria (costa sudoriental mediterránea de la península Ibérica)
A. Sánchez Marco
The latest Early Pleistocene giant deer Megaloceros novocarthaginiensis n. sp. and the fallow deer Dama cf.
vallonnetensis from Cueva Victoria (Murcia, Spain)
J. van der Made
Estudio de los caballos del yacimiento de Cueva Victoria, Pleistoceno Inferior (Murcia)
M. T. Alberdi y P. Piñero
The rhinoceros Stephanorhinus aff. etruscus from the latest Early Pleistocene of Cueva Victoria (Murcia, Spain)
J. van der Made
Elephant remains from Cueva Victoria
M. R. Palombo y M. T. Alberdi
Canid remains from Cueva Victoria. Specific attribution and biochronological implications
M. Boudadi-Maligne
Úrsidos, hiénidos y félidos del Pleistoceno inferior de Cueva Victoria (Cartagena, Murcia)
J. Madurell-Malapeira, J. Morales, V. Vinuesa y A. Boscaini
Los primates de Cueva Victoria
F. Ribot, C. Ferràndez-Cañadell y L. Gibert
Grupos pendientes de estudio o revisión
C. Ferràndez-Cañadell
Preparación de restos fósiles de Cueva Victoria, Cartagena
A. Gallardo
ARTÍCULOS
AYUNTAMIENTO
DE CARTAGENA