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For many, Latin American journalist education can be divided in a “pre” and “post” CIESPAL age. Through a
critical literature review, this article shows the fusion of journalism and communication in the Latin American
education, as well as the formal evolution of the field in the last decades, because of the influence that CIESPAL
had within the profession. According to the analysis, CIESPAL ended up radically modifying journalism
education models; this is reflected in the different occupational and professional cultures that exist up to today.
Indeed, the lack of consensus about the definition of the journalist, as well as problems of the institutionalization
of the communication field would have been provoked by the decontextualization still not solved with the
studies of communication that were established in the subcontinent.
Keywords: CIESPAL, journalism, communication, professional education, Latin America.
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Estudios sobre el Mensaje Periodístico
2010, 16 307-318 ISSN: 1134-1629
ABSTRACT
SUMARIO: 1. Introducción. 2. Influencias de CIESPAL. 3. Los “contras” de la intervención. 4.
Modelos de formación y evolución de los enfoques. 5. Discusión. 6. Referencias.
Para muchos, la educación latinoamericana de periodistas puede dividirse en una era “pre” y “post”
CIESPAL. A través de una revisión crítica de la literatura, este artículo examina cómo se generó la fusión
periodismo - comunicación en las universidades latinoamericanas y cómo evolucionó formalmente el
ejercicio profesional, producto de la influencia que CIESPAL tuvo dentro del área. De acuerdo con el
análisis, dicho organismo terminó por modificar los modelos de formación del periodista; situación que se
refleja en las diferentes culturas profesionales que perduran hasta hoy. Aún más, la falta de consenso sobre
la definición de periodista, así como los problemas de institucionalización del campo en Latinoamérica
habrían sido provocados, en parte, por la descontextualización aún no resuelta con la que se instauraron los
estudios de comunicación.
Palabras clave: CIESPAL, periodismo, comunicación, educación profesional, Latinoamérica.
RESUMEN
La influencia de CIESPAL en la formación del
periodista latinoamericano. Una revisión crítica
Claudia MELLADO RUIZ
claudiamellado@udec.cl
Universidad de Concepción (Chile)
Recibido: 2 de marzo de 2010
Aceptado: 26 de julio de 2010
The influence of CIESPAL in the Latin American Journalism
Education. A critic review
1. Introducción
En Latinoamérica, al igual que en Europa y Norteamérica, el oficio de reportero
existe desde tiempos remotos, cuando éstos aprendían a través de la práctica y de su
interacción dentro del negocio de la prensa, los “gajes del oficio”. No se estudiaba para
ser periodista y la influencia académica extranjera era prácticamente inexistente1.
Según reseña HOHENBERG (1962: 17), en los años 20s “era muy raro encontrar a un
titulado de universidad en la redacción de un periódico a nivel mundial, y aquellos que
se habían graduado en alguna de las pocas escuelas de periodismo que entonces
existían, generalmente guardaban ese tenebroso secreto. El periodista figuraba mas
bien en la categoría de foca amaestrada o escritor especial, que en la de reportero”.
PLANET (1981), recuerda que en aquellos días del siglo pasado la mayor parte de
los periodistas eran políticos o aspirantes políticos provincianos, y el reclutamiento se
hacía entre jóvenes con aspiraciones literarias2; aunque al término de la I Guerra
Mundial, la mayor parte proviene de la educación media y algunos incluso de la
formación universitaria externa al periodismo, al no haberse convertido éste aún en
carrera universitaria.
En Latinoamérica, la educación universitaria del periodismo comienza en
Argentina, Brasil y México a mediados de la década del 30 y se expande durante los
40s y 50s del siglo XX, a causa de un proceso de mayor industrialización (FERREIRA,
2006). Cuba, por ejemplo, fundó su primera escuela de Periodismo en 1942; México
en 1943; Ecuador, Colombia y Perú en 1945; Venezuela en 1947; Guatemala en 1952;
Chile y República Dominicana en 1953; y El Salvador en 1954.
Ante este florecimiento de la educación formal del periodismo, y considerando los
fuertes cambios políticos, sociales, económicos y estructurales sufridos en la región
(MELLADO, 2009), el Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo para
América Latina (CIESPAL)3- fundado por iniciativa de la UNESCO en 1959 - surge
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1NÚÑEZ DE PRADO (1999: 15 - 16), en su revisión sobre el nacimiento del profesional de la comunicación en el
mundo, recurre al diccionario de la Real Academia Española, en el cual se define como profesional a quien
practica habitualmente una actividad, incluso delictiva, y de la cual vive. “Por ello, no parece que en las
primeras civilizaciones antiguas pueda decirse que existían profesionales de la comunicación. Los escribas
egipcios, por ejemplo, realizaban una actividad ligada al mundo comunicativo, pero no pueden considerarse,
en puridad y sentido modernos, profesionales de la comunicación. Es en la Grecia clásica donde se produce
el primer salto cualitativo en materia comunicativa. Un sistema político como el griego, que permite la
participación de los ciudadanos en cuestiones públicas, conlleva la necesidad de que dichos ciudadanos
puedan expresar su opinión y, sobretodo, existan quienes con su arte de persuadir intenten conformarla hacia
un determinado camino (propaganda desde el poder y contrapropaganda o propaganda de oposición a dicho
poder)”. En este sentido, narra NÚÑEZ que la civilización romana sería testigo de los primeros profesionales
de la comunicación, llamados subostrani por aquella época. Una especie de pregoneros y profesionales del
rumor, que vivían de enterarse de las últimas noticias y de vender esta información”.
2Según HUMANES (1999: 43-44) a principios del siglo XX las empresas periodísticas valoraban más a los
escritores y políticos, que a los reporteros. Asimismo, ya se contaba con la colaboración gratuita. Al ser la
actividad periodística no un fin sino un medio para acceder a otros ámbitos de la vida pública, la
preocupación por mejorar los niveles sociales y profesionales de los periodistas era mínima en este periodo.
3.De acuerdo con MARQUES DE MELO (1993:38), a fines de los años 50, la UNESCO encuentra un “descompás
entre las estrategias de uso de los medios de comunicación y los programas de desarrollo de la región”, por
lo que, junto con la OEA y las fundaciones internacionales Ford y Friedrich Ebert, auspicia la creación de
CIESPAL.
con el objetivo explícito de subsanar el vacío existente entre las escuelas de
periodismo nacientes en la zona, y las necesidades teóricas y prácticas derivadas de los
medios electrónicos de comunicación emergentes.
Sus propuestas e influencias se extendieron rápidamente entre los países y centros
de formación latinoamericanos, y desde allí en adelante, el concepto original de
periodista que poseían estas escuelas y facultades, fue variando de acuerdo con la
postura de dicha organización, la cual amplió la lógica conceptual, así como la práctica
profesional del periodismo (MELLADO, 2010).
Aunque en un comienzo CIESPAL parece seguir el modelo de educación
americano vinculado a la formación y entrenamiento de habilidades prácticas, pronto
comienza a enfatizar el acercamiento académico, más que el profesional y de vocación
(más cercano al pensamiento de Schramm, entre otros), centrándose en la perspectiva
científica social de los estudios de comunicación, bajo influencias tanto
estadounidenses como europeas (ROGERS, 1997; HERNÁNDEZ, 2004)4.
Producto de la inexistencia de grupos sociales consolidados de cientistas sociales
y académicos que, antes de los 70s se dedicaran al estudio sistemático de la
comunicación en la mayoría de los países latinoamericanos, la región se vio mucho
más expuesta a la implantación y recepción de modelos foráneos que otros territorios,
y se mermaron desde un comienzo las posibilidades de un crecimiento “natural” de la
perspectiva latinoamericana de la comunicación.
Si bien países como Australia, por ejemplo, también fueron “impactados” por
influencias extranjeras a comienzos de la educación universitaria y el estudio del
periodismo y la comunicación (RAHKONEN, 2007), su desarrollo social, económico y
político les ayudó a lograr mayor independencia y capacidad para adaptar acorde a su
cultura los modelos inicialmente importados.
En los siguientes apartados se efectúa una revisión crítica de la influencia de
CIESPAL en la educación del periodista latinoamericano actual, a través de la
literatura y estudios disponibles. Posteriormente, se evalúan los distintos modelos de
formación que han emergido desde los 60s hasta la fecha.
2. Influencias de CIESPAL
CIESPAL fue la primera institución internacional vinculada a la educación que en
1964 propuso y materializó criterios sobre los que entonces no había consenso entre
las escuelas de periodismo latinoamericanas, tales como el grado académico, el
número mínimo de años de estudio, el contenido de los cursos y asignaturas, la
autonomía de las escuelas, su conversión en facultades de comunicación, y la
ampliación de la formación hacia especialidades más vinculadas dicho campo.
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4Si se revisan los planteamientos de CIESPAL en las difrentes reuniones que a través de las distintas décadas
auspició para el estudio de la enseñanza del periodismo, los conceptos varían, desde un periodismo
tradicional (Buenos Aires, 1965), a un concepto mayormente vinculado al desarrollo de las ciencias sociales
(San José de Costa Rica, 1974) , y posteriormente, vinculado otra vez a las técnicas profesionalizantes.
Entre las recomendaciones más importantes de CIESPAL se estipulaba que
(NIXON, 1978): las escuelas debían tener nivel universitario, el programa académico
constaría de no menos de cuatro años, el currículo debería incluir cursos humanísticos
y técnico – profesionales, y las escuelas tendrían que convertirse en facultades
autónomas dentro de la universidad. Asimismo, el perfil profesional del nuevo
periodista/comunicador se esbozaba como el de un científico social, estratega y
planificador (BALDIVIA, 1981).
Durante los años 70s, dos problemas adquirieron gran relevancia: los que giraron
en torno al debate mundial sobre el orden internacional de la información, y los que
se generaron desde la consciencia creciente de que la comunicación social, ni
conceptual ni profesionalmente, se agotaba en la práctica reporteril (MARTÍN
BARBERO, 1989: 26; MARTÍNEZ, 2003).
GARGUREVICH (2001: web) puntualiza que el periodismo comenzó a unirse así a la
publicidad, a la comunicación audiovisual y organizacional, y a las relaciones
públicas, naciendo el “comunicólogo”, profesional formado en base a estudios
comunes iniciales (propedéuticos) de comunicación y posteriormente con una
especialidad elegida. En efecto, muchas escuelas comenzaron a cambiar de nombre y
de aproximaciones curriculares, enfocando los estudios de comunicación a la teoría y
a la semiótica europea, donde se priorizaba el contexto más que la práctica.
A mediados los 80s la situación pareció distinta. En términos de MARTÍN BARBERO
(1989: 25) “la reacción de los Estados Unidos, y las menos escandalosas pero
significativas de algunos gobiernos latinoamericanos contra la UNESCO…. lograron
sembrar la sospecha y la confusión sobre el campo de la comunicación, bloqueando
muchos de los proyectos de renovación que por ahí se perfilaban. De otra parte, la
reacción de no pocas escuelas ante la degradada situación laboral se traduce en la
propuesta de un “nuevo” perfil de comunicador que, aunque conserva cierta retórica
social de los años setenta, lo define en verdad por su especificidad técnica y retoma las
seguridades que en el terreno profesional parece garantizar la figura del periodista”.
Aunque desde el final de la Guerra Fría CIESPAL pierde autoridad e influencia
dentro de la educación latinoamericana de periodistas, los criterios impuestos desde
mediados de los 60s ya habían marcado los estudios de comunicación y periodismo de
forma decisiva, quedando cristalizado en diferentes modelos curriculares (ANDIÓN,
1991) que subsisten hasta hoy. Dichos modelos han sido para muchos,
conceptualmente ambiguos y socialmente irresponsables, producto de las diferencias
de forma y fondo que existían desde el punto de vista social, político y por supuesto
académico, entre Latinoamérica, Europa y sobretodo Estados Unidos.
3. Los “contras” de la intervención
Pese al indudable impacto de CIESPAL en el desarrollo del campo académico de
la comunicación y la profesión periodística en Latinoamérica, su estudio teórico,
histórico y empírico ha sido escaso desde los 90s, generándose un desconocimiento
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generalizado entre los periodistas que hoy egresan de universidades latinoamericanas,
respecto a su real influencia y trascendencia.
Los autores que escribieron y analizaron la influencia de CIESPAL en décadas
precedentes, en tanto, han efectuado descargos mayoritariamente desfavorables sobre
su intervención.
JIMÉNEZ (1982) afirma que si de evaluar la obra de CIESPAL se trata, habría que
reconocer que ésta ha realizado una tarea de gran magnitud y eficiencia, implantando,
promoviendo y organizando las “ciencias de la información” en todo el continente
latinoamericano. Sin embargo, reconoce que los estudios de comunicación y el
periodismo - tal como hoy se conocen -habrían sido estructurados e impuestos por
CIESPAL, sin contar con ningún arraigo y/o tradición latinoamericana. En este
sentido, asegura que es más exacto hablar de “traslación de la ciencia de la
comunicación” que de una “formación”, en tanto no sería un proceso propio de
Latinoamérica, sino un resultado impulsado por las necesidades del capitalismo
mundial.
MARQUES DE MELO (1988:6) enfatiza que aunque CIESPAL fue una contribución
en términos de la conformación del campo de la comunicación en Latinoamérica,
influyó negativamente en el sentido social de la profesión a través de una
conceptualización ambigua de la actividad, por medio de la concepción del periodista
como “comunicador polivalente”. Es decir, un profesional apto para desempeñar
cualquier actividad dentro de la industria cultural; concepto, a su juicio, asimilado “en
forma distorsionada del modelo norteamericano de la School of Mass
Communication”.
Ello generaría a corto, mediano y largo plazo, que cada persona, país o institución
le otorgaran significados, significaciones, aplicaciones y espacios propios, pero al
mismo tiempo dispares, al campo del periodismo y de la comunicación. Asimismo,
dividiría las fuerzas de un campo de estudios que necesitaba institucionalizar su
quehacer y producir nuevo conocimiento. MARQUES DE MELO (1988: 6) subraya:
“la crisis de identidad vivida por las escuelas latinoamericanas de
comunicación tiene sus raíces en la estructura pedagógica gestada por
CIESPAL. La institución quiteña asimiló en forma distorsionada el modelo
norteamericano… albergando en un mismo espacio académico a diferentes
especializaciones profesionales -periodismo, publicidad, radio, televisión,
relaciones públicas, etc. Al implicar la ‘polivalencia’ la formación de un
profesional único, organizando un esquema curricular que intentaba hacer una
amalgama de los diversos instrumentos de trabajo peculiares de los media,
cimentados por una concepción positivista de la teoría de la comunicación
(atomizada en sociología de la comunicación, psicología de la comunicación,
antropología de la comunicación, etc.), la propuesta de CIESPAL empujó a las
escuelas de comunicación a un callejón sin salida”.
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El mismo autor reseñará más tarde que “cuando América Latina transplanta los
modelos europeos o norteamericanos de enseñanza de la comunicación, varios
obstáculos se interponen” (2001: 28). Uno de ellos fue creer que la figura generada del
“comunicador polivalente” podría ser aplicable a cualquier tipo de sociedad, sin
considerarse, por ejemplo, que existe una ausencia de tradición interdisciplinar en las
universidades latinoamericanas. Por otro lado, existe una reglamentación y rigidez
ejercida por los aparatos burocráticos del Estado, lo cual hace imposible la circulación
de los estudiantes por distintas áreas disciplinarias -como sí sucede en Estados Unidos
y en varios países de Europa- generándose una representación curricular estática, en
función de las disponibilidades existentes.
En un análisis sobre la historia de la formación de los periodistas en México,
BALDIVIA (1981) plantea que si el currículo constituye el conjunto de resultados
esperados del aprendizaje, hay que convenir que en el caso del modelo recomendado
por CIESPAL el currículo no existía o al menos no tenía la claridad necesaria. Y que
a pesar de las pretenciosas definiciones de objetivos, los resultados profesionales que
se esperaba obtener del egresado de las facultades de comunicación, eran mucho
menos claros que los que se esperaban lograr en las viejas escuelas de periodismo.
En esta línea, se advierte que la inexistencia de planificación local y específica
sobre el desarrollo de los estudios de periodismo, se ve influenciada por los modelos
formativos que CIESPAL propicia en Latinoamérica, los cuales terminaron por
moldear las distintas culturas ocupacionales y profesionales que hoy conviven dentro
del periodismo regional.
4. Modelos de formación y evolución de los enfoques
Es natural que después de las modificaciones rotundas sufridas en la concepción y
enseñanza del periodismo en Latinoamérica -potenciadas por los cambios políticos,
ideológicos, económicos y sociales de los últimos cincuenta años- las huellas de la
formación profesional fueran evidentes.
De acuerdo con la conocida clasificación de FUENTES NAVAR R O (1992), los cambios
ocurridos en las escuelas de periodismo y comunicación han desembocado en distintos
tipos de formación dentro del continente: el modelo de formación de periodistas o
modelo “mediático” de los años 50s, orientado netamente a la práctica en medios de
comunicación; el modelo del comunicador como intelectual humanista y crítico de los
años 60s - cuya estructura cognitiva sería más sólida y madura en torno a distintas
disciplinas de las ciencias sociales; y el de comunicólogo o científico social de la
comunicación de los 70s, donde el estudio de la comunicación se apoderaría de las
escuelas de periodismo.
La aparición de cada uno de estos modelos coincide con las orientaciones y
reorientaciones que CIESPAL propicia en la región.
FUENTES NAVAR R O explica que en la década de los 80s se logró solventar la fuerte
dicotomía entre las visiones prácticas y teóricas. Se desarrolló la comunicación
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alternativa, donde el progreso de los análisis sobre la cultura recuperó para los estudios
de la comunicación la investigación más acotada a campos intermedios y micro-
sociales5.
En la década de los 90s, en tanto, la formación universitaria en el campo de la
comunicación estuvo, según Fuentes, constituida por elementos difícilmente
integrados pero vigentes de esos tres modelos y, por lo tanto, de estos tres distintos
proyectos profesionales. De esta forma, la influencia de CIESPAL, aunque implícita,
aún permanecía vigente.
ROVEDA (2006) afirma que no existe un estudio histórico que registre
detalladamente las distintas variaciones, dinámicas e impactos de la evolución
conceptual y epistemológica que el periodismo y la comunicación han tenido en los
planes de estudio de las facultades latinoamericanas. Sin embargo, considera que junto
al esquema delineado por Fuentes, existen otros dos grandes momentos en los
rediseños curriculares de la región en los últimos años.
El primero, cuando las facultades de comunicación remodelaron sus principios de
formación básicos a causa del gran impacto que trajo en las estructuras sociales,
económicas y comerciales, la expansión y el crecimiento del sector financiero en el
continente latinoamericano. Desde fines del siglo XX, se comenzaría a vincular e
incluso apellidar al periodista, ubicándolo más en el ámbito de lo privado que de lo
social, científico e, inclusive mediático. Este “pasaría de ser aquel pequeño y modesto
primo de la antropología, la semiótica y la lingüística, ha constituirse en el hermano
menor de la administración, la ingeniería y, en algunos casos, de la propia contaduría
y de la contabilidad. Cambiaríamos de familia, de escenarios, de prácticas y, en
consecuencia, de identidad profesional, académica y de episteme” (p.11).
El segundo y último modelo de formación que ROVEDA adjudica a los proyectos
académicos en comunicación y periodismo es el vinculado a la sociedad de la
información y del conocimiento, donde los soportes tecnológicos y el ascenso de las
TICs exigen planes de estudio más versátiles, así como nuevas instituciones y
comunidades académicas.
KARAM (2005: web) describe a su vez un modelo llamado culturológico, con un
perfil de comunicólogo-comunicador como mediador, dando énfasis al diálogo entre
las ciencias de la cultura y la comunicación. Este perfil considera como centro de la
actividad profesional no a los medios ni las organizaciones, sino la cultura en el
contexto de las prácticas sociales.
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5ROTA (1980: 4), no obstante, plantea que aunque en los 80s prevalecieron tanto la corriente que especializa la
formación en prensa escrita, así como la que amplía el estudio de la comunicación a diversos medios y
técnicas, en ambos casos la enseñanza y la práctica se restringirían sólo al nivel de la comunicación masiva,
sin considerar la existencia de los niveles intrapersonal, interpersonal, grupal, institucional, colectiva e
intercultural, cada uno de los cuales representa un área diferenciada y compleja de conocimientos, y, por lo
tanto, la formación de un profesional distinto.
Desde una postura que vincula la formación con la influencia social, ANDIÓN
(1991: 61) se refiere a tres distintos tipos de perfiles de este profesional en la región,
concordando en gran medida con los modelos antes descritos.
En un primer caso apunta a una función comunicante, con una finalidad técnico -
instrumental, según la cual se pretende abastecer a la sociedad de agentes
especializados que ejerzan el poder simbólico desde cualquier posición y como
cualquier recurso, favoreciendo con ello la reproducción de la cultura massmediática.
En segundo lugar, perfila un fin educativo crítico, a través del cual el profesional se
transformaría en un intelectual comunicólogo, participando socialmente a través de la
generación de conocimientos sobre los procesos comunicativos. Ello supondría la
legitimidad de la práctica intelectual inmersa dentro del campo cultural y científico,
orientada a descubrir el sentido de la acción comunicativa en la sociedad contemporánea.
En tercer lugar, describe una finalidad educativa de índole estético - profesional, con
el sentido de formar profesionales capaces de recrear su propia cultura o la de los grupos
y sectores sociales a los que pertenecen. De esta forma, se estaría frente a un profesional
comunicador integrado al campo cultural, el cual produciría bienes y servicios culturales.
En cualquier de estos casos, el legado de CIESPAL ha permitido, sin lugar a dudas,
una mayor permeabilidad de las prácticas profesionales a las influencias del entorno,
donde los estudios de periodismo, en el contexto de la comunicación, han debido
readaptar camaleónicamente su identidad.
Y mientras voces latinoamericanas (PEREIRA, 2005, DEL VALLE, 2001, ROVEDA,
2005) defienden que el profesional actual debe ser capaz de diversificar su perfil y
explorar nuevas competencias dentro del campo; muchos autores europeos y
norteamericanos aseguran que dichas prácticas emergentes - desvinculadas del trabajo
directo con los medios de comunicación - se alejan completamente de la definición del
periodismo, y sólo perjudican su identidad profesional, así como el desarrollo
académico del sector (REAL, 2005; CEBRIÁN, 2003; DIEZHANDINO ET AL, 1994;
HANITZSCH, 2006; DEUZE, 2001, 2005).
En otras palabras, aunque la perspectiva europea y norteamericana hoy intentan
separar y distinguir los ámbitos de acción del periodismo y la comunicación, la
perspectiva Latinoamérica aún convive en medio de la fusión generada por CIESPAL,
tanto a nivel académico (mallas curriculares y líneas de investigación) como
profesional (campo laboral).
5. Discusión
Este trabajo buscó perfilar la influencia que CIESPAL ha tenido en la formación y
modelización profesional de los periodistas en el continente latinoamericano, a través
de los cambios promovidos en la educación universitaria desde la década de los 60s
hasta la fecha.
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De acuerdo con el análisis efectuado, el modelo impulsado por CIESPAL terminó
por modificar la formación entregada desde entonces en la mayor parte de las
entidades educativas, mediando decisivamente en la vinculación que, desde ese
minuto, se haría entre periodismo y comunicación.
El nombre dado a la asociación más grande y reconocida de los entes formadores
de periodistas de la zona (Federación Latinoamericana de Facultades de
Comunicación Social, FELAFACS) nos habla del enfoque y contexto que actualmente
Latinoamérica da a estos estudios en términos generales.
No obstante, dentro de todas las clasificaciones y de los perfiles profesionales que
se han ido generando a partir de la intervención de CIESPAL, no pareciera ser muy
claro si las escuelas y facultades de periodismo y comunicación latinoamericanas hoy
podrían ubicarse en un sólo grupo, o indistintamente en cada uno de ellos.
En efecto, muchos matices pudieran colaborar e influir en la aceptación o
prevalencia de uno o más de un modelo, como por ejemplo, los referentes históricos
y culturales que han afectado a la región en general, y a los países que la conforman,
en particular. Sobre esta base, se entiende que cada país presentara uno u otro modelo
específico, dependiendo del desarrollo político y económico de sus estructuras
sociales (MELLADO, 2009), así como de la permeabilidad específica que hayan
manifestado frente a la influencia extranjera.
Sin embargo, es un hecho que la falta de consenso que desde los 60s ha existido
sobre la definición profesional del periodista en toda Latinoamérica, – así como los
problemas de institucionalización del campo de la comunicación y del fortalecimiento
de la investigación local - han sido provocados por la descontextualización aún no
resuelta con la que fueron instaurados los estudios de comunicación. Esta situación
estaría impidiendo un desarrollo óptimo del campo académico, en el cual convivirían
culturas ocupacionales y académicas, distintas. A su vez, estaría dificultando el
desarrollo identitario del periodista y, con ello, su impacto en la construcción y
mediación social de la realidad.
Las implicaciones que esto genera a nivel de la investigación comparativa y
colaborativa - cada vez más presente en la academia a nivel mundial - son importantes,
pues en muchos contextos internacionales no se logra comprender (ni tampoco
aceptar) la fusión disciplinaria que Latinoamérica da al periodismo y la comunicación.
En este sentido, futuros esfuerzos deben ser hechos en torno a concretar propuestas
locales para repensar la formación del periodista, sin por ello perder el vínculo con los
debates conceptuales y metodológicos que se generan en el campo a nivel mundial.
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